AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
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Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
Eso de que el dinero no da la felicidad son voces que hacen correr los ricos para que no los envidien demasiado los pobres.
Jacinto Benavente
Jacinto Benavente
Bosque, un torrente de árboles, animales, musgo y tierra. El cielo oscuro en la inmensidad del continente. Eran apenas las ocho de la noche, el sol se había ido del país hacia no más de media hora. Despertando, me había acomodado y alistado para entrar a la vida nocturna una vez más. Saliendo al balcón para disfrutar la vista de los árboles y las flores de mi jardín más por delante, coloridas aún en la oscuridad, destellando aquella alegría que se había incrementado en mí, desde hacía ya un mes y medio. Tan hermosa la brisa que golpeaba mi frente; me hacía sonreír al tiempo que apoyaba mano y mano sobre la baranda. Entrecerrando los ojos dejaba los orbes perdidos en el horizonte.
“Deseo con inmensidad poder volar bien alto. Quiero ir hacia arriba, dejarme hacer por las nubes. Que los pájaros me lleven, que al fin mi cuerpo se haga uno con la energía. Es porque no soy parte del mundo. Estoy muerto y hoy, más muerto que nunca”
Pero como si fuese cosas del destino, un Lince se cruzó en mi visión. Muy a lo lejos, pude ver un felino grande y alargado, muy cerca de lo que sería mi residencia. Y solo una cosa pasó por mi mente “Camila”. No importaba que tan absurdo pareciera, solo el hecho de que fuese un lince, me hizo dar uno de los más grandes saltos que podía hacer. Dejándome ser por mi habilidad de planeación y vuelo, el salto me llevó a estar, casi en las afueras de mi hogar. Y empezando a correr y correr, iba tras aquel lince. Lo quería, quería hablar con la hermosa cambiaformas que había conocido hacía algún tiempo. No tenía mucha idea si ella me entendía en su forma animal, cuando la encontré transformada en gato, ella no hizo nada fuera de lo normal y luego de un tiempo se transformó en una hermosa mujer rubia; desnuda y asustada. Había quedado frente a mí de esa forma. Entonces! Cómo podía yo, notar si en su forma animal me entendía o no? Al no saberlo, solo quise encontrarla, agarrarla y esperar a que se transforme. Pero su forma lince era demasiado rápida, no podía alcanzarla! Corría y corría pero cada vez se iba más lejos y cada que miraba a un lado me alejaba más de donde vivía. Llegando al momento donde lo había perdido todo. Miraba a un costado y árboles, al otro y más árboles, mordía mis labios molesto y mirando hacia arriba me encontraba perdido. Completamente perdido en el medio del bosque. O quizá no era el medio, la realidad es que no sabía dónde estaba y abrazándome a mí mismo, empezaba a caminar, temiendo por los ruidos que hacían los animales, siendo incrementados por mis sentidos, que daba saltitos a un lado y al otro.
-A-ah! Que! Qué es eso…? Awnmmgh… Quiero mí casa… N-nicolás? Cami? Dónde estáis?
Hablaba solo mientras unos suaves gimoteos salían de mis labios y al sentir el crujir de una rama cerca, que no sabía quien había sido; quizá hasta había sido yo mismo, pero no lo sabía, estaba demasiado miedoso como para pensar, y empecé a correr, correr y correr que solo me importaba alejarme de allí. Tan rápido iba que mi cuerpo chocó contra varias ramas, tropezando y trastabillando que daba manotazos a un lado y al otro, buscando una salida. Que ya con los ojos húmedos de la frustración, empezaba a pegarle a los árboles, ya de pura ira. Y entre manotazo y manotazo y que cerraba mis ojos, terminé algo raspado en mi rostro, cayendo como saco de papas en el medio de un camino. Ensuciando mí rostro que mis ojos se aguaron mas y con una ira inexplicable, golpeé la tierra y luego la arañé, como si quisiera hacerle algún daño a aquella naturaleza muerta.
-D-dejadme en paz! SHU! SHU! Ah! … Quienes… Bonjour…?
Mirando hacia arriba, dos figuras se encontraban frente a mí. Les había propinado un buen espectáculo, por lo que mi rostro ya de por sí sucio y con lágrimas a los lados, tenía un bello sonrojo color rosado en las mejillas. Gimoteando, como para parar de llorar, empezaba a levantarme, despacito. Sonriendo con dulzura, feliz de haber encontrado a alguien en mi camino. Les miraba interesado, que poco a poco fui notando qué eran. Vampiros… Serían buenos? Odiarían a los neófitos? Tenía que empezar a escapar?
“No me lastimen, solo deseo un poco de paz, solo quiero dejar de sentirme solo. Compartan conmigo un poco de su tiempo. Déjenme estar con ustedes, una pequeñísima porción de esa eternidad que tienen por delante”
Invitado- Invitado
Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
"Nadie puede decirte quienes son los buenos o los malos.
Estás en el laberinto".
Estás en el laberinto".
En general, esta era una tarde de verano particularmente apacible, en la que Lestat y yo acordamos encontrarnos luego que el sol se extendiera en el ocaso, justo cuando el sol desapareciera con todo su melancólico esplendor detrás del horizonte. A diferencia de otras noches, esta no la pasaríamos en frente del piano, sino que abriríamos nuestros sentidos a lo profundo del bosque con todo lo que eso significaba.
Caminamos bajo la tenue luz de la luna sin medir los tiempos, nos entretuvimos haciendo cábalas sobre el posible sentido de las incoherentes y violentas afirmaciones que se hacían por este tiempo sobre los nuestros e incluso por momentos admirabamos el magnífico claro de luna. Frente a nosotros se extendía el prado por el cual nos habíamos paseado. A la izquierda, el camino discurría bajo unos vulnerables árboles y desaparecía en la espesura del bosque. A la derecha, una antigua y abandonada carretera pasaba sobre un puente severo y grotesco el cuál era motivo de temor debido a todos los humanos muertos en aquél lugar, junto al cual se erguía una torre en ruinas de las mismas características.
En aquel momento, el insólito rumor de un corazón sobrenatural y el sonido de sus pasos en medio del bosque, atrajo nuestra atención. Parecía aproximarse caminando con cierta torpeza. Muy pronto, unos sollozos, los suyos, se hicieron más audibles y casi que desembocó por aquel punto en el que nos encontrábamos. Parecía ser un vampiro joven, un neófito. Nuestra atención quedó prendida en aquel espectáculo inusitado, que no tardó en hacerse aún más interesante, porque, cuando apenas había tropezado, ya estaba a los manotazos y aruñazos a lo que podía, era como si estuviera entrando en pánico y reaccionaba de una manera bastante particular por esa misma causa.
Por aquellos minutos permanecimos en silencio mientras lo observabamos e intercambiamos unas leves miradas de reojo con Lestat, a causa de aquél pequeño vampiro.
Traté de explicarme. El rostro que tenía ante mí denotaba una clara ascendencia asiática y me pareció recordarlo de algún otro lugar, tal vez una noche común en París o en algún otro lugar del planeta, no lo recuerdo porque muy probablemente le di muy poca atención en su momento, si es que no erraba. Aquél joven tenía un rostro de cierto modo encantador, y su expresión conservaba la melancólica dulzura de la inocencia humana. De repente, se levantó y se iluminó con una sonrisa, como si también el joven acabara de reconocer a algún conocido o por lo menos como si ver a dos seres de su especie le produjera una especie de felicidad. Definitivamente, como cualquier neófito, era un incauto.
No sé con certeza que emoción predominó más en mí. No puedo negar que me causó gracia o más que gracia una especie de burla. Me crucé de brazos frente a él y le miré con altanería, yo no era una buena anfitriona con los desconocidos y menos si se movían por lo que yo consideraba mi zona, esto es, el bosque. Había algo además que le restaba la gracia al asunto, el motivo era simple: Los neófitos nunca me dieron confianza y acabé con muchos al menor movimiento en falso que daban. Eran la causa principal de dar a conocer a los bebedores de sangre ante el mundo, no prevenían nada, no razonaban como nos era necesario. Ante mí tenía un incauto y por supuesto que quería jugar con él, ya tenía varias cosas rondando en mi cabeza sobre lo que haría con este ser enfrente mío.
Pero, aquél tenía suerte, porque cuando di un paso amenazante hacia él, con gesto frío, fui conciente que no estaba sola de nuevo. Los pensamientos de muerte para él me distrajeron por un momento y fue entonces cuando abrí mi mente a Lestat para que supiera lo que en realidad tenía en mente, lo hice para que si el lo deseaba, interfiriera en ello de cualquier forma. Bien es cierto que pude moverme sin decirle nada, pero más que la molestia que pudiera causarme el neófito, él, Lestat, me merecía bastante respeto, por lo que preferí moverme con prudencia. Me quedé quieta un momento y rompí el silencio mientras mi compañero nocturno sacaba sus conclusiones.
-¿Qué se supone que hace aquí, joven vampiro. Acaso nadie le dijo que el bosque es peligroso?- No era necesario recordarselo, pero lo que quería que entendiera sería clave con ello. Lo miré sin expresión alguna, le hablé con un tono de voz sereno pero más que eso firme. Ya no podría correr, si él estaba perdido como creí, yo sí que conocía el bosque como la misma palma de mi mano.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
La noche cae cual velo de una novia en un cielo oscuro, silencioso, lleno de nada. Los frondosos árboles se alzan como ancianos llenos de sabiduría. Lo opaco llena todo y las criaturas guardan silencio ante tal belleza. Avance por el bosque con el corazón envuelto por el aire melancólico que viaja entre los árboles. Ya era hora de encontrar a Lara, la vampira que tuve el placer de conocer en Notre Dame. Camine por la hierba, mis pisadas no dejaban huella y el sendero se cernía majestuoso ante mí. Finalmente la encontré, su rostro iluminado por la vaporosa luz de la Luna y las estrellas, solo podría definirse como poesía. Al instante, ya estaba de pie frente a ella y la tenue sonrisa dibujada en sus labios, me corroboró que la noche era ideal para disfrutar de una conversación íntima bajo el susurro incesante de las hojas.
¿Qué dirás corazón marchito, a la bella criatura bajo cuya mirada floreciste nuevamente? Una curiosa sensación que desconozco invadió mi ser al volver a escuchar su voz alzarse en medio de la noche y la soledad. Nuestra conversación tomo un rumbo bastante peculiar; Las creencias de los mortales sobre nuestra especie, interesante sin lugar a dudas era descubrir todas las cabalidades que han existido sobre nosotros desde la antigüedad.
Ignoro el momento exacto en que aparto su vista de la mía, forzada, por la presencia de otro inmortal en el bosque. Nuestras almas curiosas nos guiaron hasta un vampiro neófito que en medio de la nada, contempla con mirada inundada de pánico todo a su alrededor. La duda lo rodea y el absurdo temor, diverso y detestable circulaba entorno a él. Capte la agitación, la ira incluso en su rostro y por un terrible instante note su desamparo.
Lara era mi cómplice. En cada sonrisa, en cada mirada, descifre lo que sus labios callaron. Toda actitud en ella le indicaba al vampiro que estaba en sus dominios, como si todo el bosque le perteneciera. Él pareció no sentir el aura autoritaria que rodeaba a Lara y con el rostro resplandeciente de ingenua felicidad, volvió a ponerse en pie. Mis labios se tensaron un poco al observar detenidamente al neófito, es innegable el nombre que le había oído pronunciar anteriormente, aquel nombre que me ha atormentado desde que volví a París. La incertidumbre me envolvió en sus brazos y al instante, cuando tentaría la mente del vampiro para obtener la información que anhelo, capte casi por costumbre lo que Lara tenía planeado para el intruso.
Lara – Moduló su nombre casi como un susurro, pero que apenas pude oír yo mismo. Desconozco si fueron mis palabras el motivo, pero se detuvo y advertí cuando libero para mí su mente. Lo que descubrí a continuación, reafirmo el primer mensaje, sus propósitos eran indudables; Muerte, siempre muerte…
La advertencia estaba hecha, fue expresada en una simple pregunta. Me volteo nuevamente y odie la curiosidad que me obligo a fijar los ojos en la mirada del vampiro. La criatura contemplo los impasibles rostros de sus anfitriones. Para mí él significo una intempestiva visita y después que pronunciara aquel nombre, era simple curiosidad lo que enredaba mi mente.
Vi como el miedo, de quien transita sus horas bajo la presión de sus lívidas garras se refleja en sus pupilas. Un instante, nuestras miradas se cruzaron. Asentí, a una pregunta jamás pronunciada. Precaución, fue el mensaje que desee enviar y es que a veces lo incierto nos obliga a sucumbir ante los caprichos del destino.
Finalmente sentencie; lo necesitaba con vida, ese era mi capricho.
¿Qué dirás corazón marchito, a la bella criatura bajo cuya mirada floreciste nuevamente? Una curiosa sensación que desconozco invadió mi ser al volver a escuchar su voz alzarse en medio de la noche y la soledad. Nuestra conversación tomo un rumbo bastante peculiar; Las creencias de los mortales sobre nuestra especie, interesante sin lugar a dudas era descubrir todas las cabalidades que han existido sobre nosotros desde la antigüedad.
Ignoro el momento exacto en que aparto su vista de la mía, forzada, por la presencia de otro inmortal en el bosque. Nuestras almas curiosas nos guiaron hasta un vampiro neófito que en medio de la nada, contempla con mirada inundada de pánico todo a su alrededor. La duda lo rodea y el absurdo temor, diverso y detestable circulaba entorno a él. Capte la agitación, la ira incluso en su rostro y por un terrible instante note su desamparo.
Lara era mi cómplice. En cada sonrisa, en cada mirada, descifre lo que sus labios callaron. Toda actitud en ella le indicaba al vampiro que estaba en sus dominios, como si todo el bosque le perteneciera. Él pareció no sentir el aura autoritaria que rodeaba a Lara y con el rostro resplandeciente de ingenua felicidad, volvió a ponerse en pie. Mis labios se tensaron un poco al observar detenidamente al neófito, es innegable el nombre que le había oído pronunciar anteriormente, aquel nombre que me ha atormentado desde que volví a París. La incertidumbre me envolvió en sus brazos y al instante, cuando tentaría la mente del vampiro para obtener la información que anhelo, capte casi por costumbre lo que Lara tenía planeado para el intruso.
Lara – Moduló su nombre casi como un susurro, pero que apenas pude oír yo mismo. Desconozco si fueron mis palabras el motivo, pero se detuvo y advertí cuando libero para mí su mente. Lo que descubrí a continuación, reafirmo el primer mensaje, sus propósitos eran indudables; Muerte, siempre muerte…
La advertencia estaba hecha, fue expresada en una simple pregunta. Me volteo nuevamente y odie la curiosidad que me obligo a fijar los ojos en la mirada del vampiro. La criatura contemplo los impasibles rostros de sus anfitriones. Para mí él significo una intempestiva visita y después que pronunciara aquel nombre, era simple curiosidad lo que enredaba mi mente.
Vi como el miedo, de quien transita sus horas bajo la presión de sus lívidas garras se refleja en sus pupilas. Un instante, nuestras miradas se cruzaron. Asentí, a una pregunta jamás pronunciada. Precaución, fue el mensaje que desee enviar y es que a veces lo incierto nos obliga a sucumbir ante los caprichos del destino.
Finalmente sentencie; lo necesitaba con vida, ese era mi capricho.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/01/2011
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
“Es el bosque peligroso? Por qué la naturaleza en la que vivimos sería algo de temer? Ningún animal, ni árbol, ni flor es mala. Solo los humanos, o los pensantes son los malos. Eso significa que tú eres una mujer mala, una mujer de temer? Es peligrosa?”
Sus ojos y su cabello, yo la recordaba de algún lugar. Pero de dónde? Mi mente era un diluvio, pocas cosas me acordaba, mi memoria solo era perfecta cuando del cuervo se trataba. Pero para el resto era un simple asiático sin memoria. Aquello era bueno, muchas veces me servía para no hacer distinción entre las personas, no importaba qué me hubieran hecho, mientras yo no lo recordase, no me importaría ser amable con esa persona. En tanto ella me hablaba yo solo me disponía a limpiar mi rostro con un pañuelo que iba sacando de mi bolsillo. Cerrando los ojos para luego en un ladeo de cabeza poner una cara entre caprichosa e inocente. No era que quisiera estar realmente en ese lugar. Yo solo había pensado que mi bella gatita estaba jugando conmigo, pero resultó ser que no era ella.
-Por qué? Yo no veo que sea peligroso, a menos que vosotros seáis peligrosos. Me haréis daño? Yo no os he hecho nada, os juro! Hubiese preferido encontrarme con Monsieur Nicolás, pero él se fue de viaje. Igual no me lo hubiese encontraaado… Ehh soy Hero, mi nombre es ese, quizá alguno escuchó de mí nombre por el theatre des vampire! No les gusta el teatro?
Compararme con un loro hubiese sido un deprecio al animal verde. Pero estaba algo nervioso, así que solo atinaba a hablar. Juntando mis manos, aún frente a la pareja. Miraba al otro y agachaba apenas la cabeza, como en un ligero saludo, acompañado por una sonrisa y luego un movimiento de manos. Sentía que me miraba demasiado fijo, tanto que se me helaba la espalda. Me estaría leyendo algún pensamiento? Pero no había nada amenazante; tampoco era demasiado estúpido. Y por suerte mi padre, mi creador, me había enseñado lo suficiente como para pasar ligeramente desapercibido. Los viejos vampiros solían fijarse en eso, los viejos… Ellos, me contaba mi padre, que siempre buscaban matar a los neófitos que hacían cosas contra producentes. Pero por lo contrario, yo ni siquiera me hacía notar cuando me alimentaba. Lo hacía de personas dormidas y luego borraba la evidencia. En esos diez años jamás había matado a nadie. Ni siquiera aún, siendo parte de La Alianza, había asesinado a alguien. Solo había lastimado, algo que me había hecho sufrir y entristecer por bastante tiempo. Tan malo era seguir teniendo aquel deje de compasión por la vida humana? Era quizá porque los veía como algo que yo nunca podría ser?
“En la encrucijada de la vida, los caminos de las personas muchas veces giran en un círculo infinito hasta encontrar su rumbo. Tienen un rumbo armado?”
-Disculpadme Monsieur, tenía tierra en el rostro, por eso me estabais mirando? Nunca estoy sucio, os pido perdón. Aunque, en realidad sentí que solo me mirabais a los ojos. Es que os recuerdo a alguien? Ah! Eso, recordad, yo a os he visto en algún otro lugar Mademoiselle! Pero, quizá fue un sueño. Es solo que no recuerdo bien… Tengo una mala memoria. Me ayudaríais a encontrar el camino a mi residencia? Yo venía por allí y ya luego no sé cómo rastrear mi hogar. Puedo rastrear personas algunas veces; pero ahora que me asusté y no me puedo concentrar ni un poquito, ya no sé cómo hacer!
Entre un bufido de desilusión y una molestia por ser yo mismo el causante de todo carraspeaba el pie contra el piso, mirando a la pareja nuevamente. Ellos parecía que se pasaban información en silencio. Eran esas cosas que yo no podía hacer y que me hubiese encantado aprender. Comunicarme sin el habla… Aunque sería mucho más molesto. Al menos de este modo me podían poner algo en la boca y no hablaría. Me gustaba la comunicación y por suerte tenía la “habilidad”, o al menos en mi caso pensaba que era así, de no decir ciertas cosas que sabía que tenían que ocultarse. El hecho de ser vampiro y de pertenecer a una compañía contra la inquisición era lo más importante. Y lo que principalmente tenía cerrado para mí mismo. Lo demás, no me importaba contarlo. Siempre y cuando no me hubiesen dicho que lo mantenga en secreto. Era muy bueno para los secretos!
“Y entre miradas espero la respuesta deseada. Seres antiguos, seres que me sacan vidas. La curiosidad me deja perplejo, como alguien puede vivir por tanto tiempo? Yo jamás podría, simplemente, moriré con la edad de un humano y no más”
Invitado- Invitado
Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
"No soy tu igual"
Mi nombre fue un susurro en los labios de Lestat, pero no un susurro cualquiera, tenía una petición en ello ¿Qué tan fuerte puede ser un capricho como para echar atrás un delicioso plan de muerte? En ocasiones odiaba esto que había adquirido, esta habilidad para leer la mente y no tener así secretos con algún otro. Llegaba a despreciar ese don en situaciones como estas, en las que no podía fingir que la petición de mi compañero había llegado con claridad a mi mente. Sus palabras, sin necesidad de ser habladas, llegaron a mi de forma tan audible que casi me detuve en seco y tras ello le eché una mirada inquisitiva al neófito frente a mí, como si le culpara por eso. Le observé con cuidado, lo analicé con el mayor detalle que me fue posible y me mantuve así un rato esperando algo, que no sé con certeza que pudo ser.
-"Sobre muertos caminas, oh belleza, entre burlas, el horror de tus joyas no es la menos luciente y entre tus aderezos más queridos el crimen baila con complacencia bajo tus colmillos orgullosos."-
Esto pude decir a mi compañero dejándole mi mente abierta, al tiempo que caminé alrededor del neófito en mi plan observador, aunque, era probable que él se sintiera acechado y no sólo visto con una curiosidad superficial. Levanté por un segundo la mirada y me encontré con los ojos de Lestat. Creí al verlo que tal vez mis palabras anteriores tenían cierto aire de reclamo, pero era más bien la ironía la que preguntaba de forma socarrona el porqué de su capricho, el porqué lo quería vivo cuando no parecía en absoluto útil, o al menos esa era mi impresión de él. No le encontraba utilidad aunque lo pensara varias veces. Pudo ser que mi razón estuviera enceguecida por el anhelo frecuente de matar, por ese deseo latente que no se apartaba de mí ni un sólo día, o tal vez deba decir, ni una sola noche.
Mi mirada volvió al neófito, a aquél que decía llamarse Hero. ¿Cuántos años tendría como vampiro? ¿Le habría costado sobrevivir aquél tiempo? No parecía ser un neófito demente y esto dio cabida a las preguntas que yo misma intentaba sofocar. Me puse de nuevo frente a él y junto a Lestat con el mismo gesto frío. No chisté nada por su sonrisa tranquila y no me inmuté por los movimientos que pudiera hacer Lestat. Intenté mirarle de reojo, pero me detuve por el simple hecho de tener que encontrarme con alguna sonrisa burlona a causa del neófito mientras yo tenía todo un instinto asesino. Sin duda era muy diferente a mí en varios aspectos. Pero era bueno, tal vez aquél joven vampiro no mereciera la muerte, pero si me daba pie, yo iba a destrozarlo aunque el mismo Lestat se opusiera a ello.
-A veces la gente muere sin hacer nada, o tal vez muere por hacer tonterías- Solté luego de mirarle unos minutos luego que hablaba y nos miraba a uno y a otro. -Pero, Hero, dígame ¿Cómo es que no sabe regresar? ¿Acaso tan joven es como para no seguir sus instintos y sentidos?- La pregunta emergió de mis labios en busca de la respuesta que quería. Intentaba tantear el terreno de su mente y encontrar que escondía tras esa faceta de inocencia pero de sujeción. Eso último me permitió no poner mis manos en su cuello y obligarlo a hablar. Aunque, había algo más, un nombre que me sonaba familiar. -Nicolás, dijo? ¿De qué Nicolás habla?- Pregunté frunciendo el ceño y escrutándolo con la mirada. ¿Que más diría? ¿Qué más acotaría Lestat. Acaso todo me era un completo misterio?.
-"Sobre muertos caminas, oh belleza, entre burlas, el horror de tus joyas no es la menos luciente y entre tus aderezos más queridos el crimen baila con complacencia bajo tus colmillos orgullosos."-
Esto pude decir a mi compañero dejándole mi mente abierta, al tiempo que caminé alrededor del neófito en mi plan observador, aunque, era probable que él se sintiera acechado y no sólo visto con una curiosidad superficial. Levanté por un segundo la mirada y me encontré con los ojos de Lestat. Creí al verlo que tal vez mis palabras anteriores tenían cierto aire de reclamo, pero era más bien la ironía la que preguntaba de forma socarrona el porqué de su capricho, el porqué lo quería vivo cuando no parecía en absoluto útil, o al menos esa era mi impresión de él. No le encontraba utilidad aunque lo pensara varias veces. Pudo ser que mi razón estuviera enceguecida por el anhelo frecuente de matar, por ese deseo latente que no se apartaba de mí ni un sólo día, o tal vez deba decir, ni una sola noche.
Mi mirada volvió al neófito, a aquél que decía llamarse Hero. ¿Cuántos años tendría como vampiro? ¿Le habría costado sobrevivir aquél tiempo? No parecía ser un neófito demente y esto dio cabida a las preguntas que yo misma intentaba sofocar. Me puse de nuevo frente a él y junto a Lestat con el mismo gesto frío. No chisté nada por su sonrisa tranquila y no me inmuté por los movimientos que pudiera hacer Lestat. Intenté mirarle de reojo, pero me detuve por el simple hecho de tener que encontrarme con alguna sonrisa burlona a causa del neófito mientras yo tenía todo un instinto asesino. Sin duda era muy diferente a mí en varios aspectos. Pero era bueno, tal vez aquél joven vampiro no mereciera la muerte, pero si me daba pie, yo iba a destrozarlo aunque el mismo Lestat se opusiera a ello.
-A veces la gente muere sin hacer nada, o tal vez muere por hacer tonterías- Solté luego de mirarle unos minutos luego que hablaba y nos miraba a uno y a otro. -Pero, Hero, dígame ¿Cómo es que no sabe regresar? ¿Acaso tan joven es como para no seguir sus instintos y sentidos?- La pregunta emergió de mis labios en busca de la respuesta que quería. Intentaba tantear el terreno de su mente y encontrar que escondía tras esa faceta de inocencia pero de sujeción. Eso último me permitió no poner mis manos en su cuello y obligarlo a hablar. Aunque, había algo más, un nombre que me sonaba familiar. -Nicolás, dijo? ¿De qué Nicolás habla?- Pregunté frunciendo el ceño y escrutándolo con la mirada. ¿Que más diría? ¿Qué más acotaría Lestat. Acaso todo me era un completo misterio?.
Última edición por Lara Karstein el Sáb Mayo 04, 2013 7:58 pm, editado 1 vez
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
Mi rostro seguía sin mostrar la menor emoción, como si la carne sobrenatural estuviera hecha de máscaras. A continuación, recibí una sorpresa como nunca había imaginado, el nombre de Nicolás en los labios de un neófito y su esbelta imagen grabada en su memoria. Menciono el Teatro de los vampiros, según entendí trabaja en ese lugar. Quise preguntarle sobre Nicolás y porque él lo conocía, sin embargo, que sentimental, que mortal sonaría aquello. Que absolutamente estúpido. ¿Por qué molestarme en pensar en él un solo instante más?
Sonreí al verla rondar a Hero, comprendí el gran esfuerzo que hacía por controlar su anhelo latente de acabar con él. Incline el rostro y la contemple con dulzura, agradecí que en ese instante, fuese capaz de complacerme. Desee explicarle el motivo de aquel capricho, pero no halle las palabras para hacerlo. Ahora tenía la ocasión de utilizar mis poderes telepáticos y trasmitir un mensaje para ella, si bien era uno bastante trivial.
“Curiosidad. Permíteme obtener de él lo que deseo”
Cuando el muchacho me hablo, viaje desde Lara hacia él y volví a posar la mirada en sus ojos. Por un momento no supe qué decir. Realmente no me dio tiempo de responder, sólo de negar con un ligero movimiento de cabeza. Su hablar rápido no me permitió entender todo lo que contaba y mientras miraba a Lara nuevamente, vi que en ella, las palabras no produjeron ningún efecto visible, pero su mente permanecía abierta para mí y por ello no me era difícil saber lo que pensaba; Si Hero la provocaba, ni siquiera yo podría detenerla.
Escuche con atención las preguntas que ella formulaba a Hero y durante un largo momento permanecí en rígido silencio. Era emocionante descubrir cuan territorial podría ser mi dulce compañera. Pero, ah… Nicolás otra vez. Me impresione al ver que aquel nombre ahora era pronunciado por Lara, con cierta familiaridad, como si a alguien le recordará. ¿Acaso ella también le conocía?
Respiré hondo y cerré los ojos por un instante. Finalmente hablé apretando los dientes. – Nicolás D’ Lenfent – susurré y casi sin darme cuenta tome de la mano a Lara. No voltee a verla, no quería admitir que extrañamente en ella, siempre podía hallar la paz que necesitaba. Sin embargo, estoy seguro que gracias a su don de la mente, Lara advirtió mis intenciones y por qué tuve esa reacción. No pretendía ofenderla. Tampoco qué pensará si quiera por un momento, que pretendía detenerla si el neófito resultaba ser una amenaza o le faltaba el respeto. – Se refiere a Nicolás D’ Lenfent, el violinista. ¿Cierto? – pregunté y lo contemple con una mirada penetrante que podía avasallar a cualquiera.
Una ligera imagen de Nicolás. Agitación sin orden ni concierto. ¿Era aquel joven quien trasmitía ese mensaje? Permanecí inmóvil, esperando y mirando atentamente.
Hubo un estremecimiento en el aire. Quise decir algo más, pero las palabras se secaron en mi garganta. Y de nuevo se adueñó de mí la sensación de pesadumbre.
Sonreí al verla rondar a Hero, comprendí el gran esfuerzo que hacía por controlar su anhelo latente de acabar con él. Incline el rostro y la contemple con dulzura, agradecí que en ese instante, fuese capaz de complacerme. Desee explicarle el motivo de aquel capricho, pero no halle las palabras para hacerlo. Ahora tenía la ocasión de utilizar mis poderes telepáticos y trasmitir un mensaje para ella, si bien era uno bastante trivial.
“Curiosidad. Permíteme obtener de él lo que deseo”
Cuando el muchacho me hablo, viaje desde Lara hacia él y volví a posar la mirada en sus ojos. Por un momento no supe qué decir. Realmente no me dio tiempo de responder, sólo de negar con un ligero movimiento de cabeza. Su hablar rápido no me permitió entender todo lo que contaba y mientras miraba a Lara nuevamente, vi que en ella, las palabras no produjeron ningún efecto visible, pero su mente permanecía abierta para mí y por ello no me era difícil saber lo que pensaba; Si Hero la provocaba, ni siquiera yo podría detenerla.
Escuche con atención las preguntas que ella formulaba a Hero y durante un largo momento permanecí en rígido silencio. Era emocionante descubrir cuan territorial podría ser mi dulce compañera. Pero, ah… Nicolás otra vez. Me impresione al ver que aquel nombre ahora era pronunciado por Lara, con cierta familiaridad, como si a alguien le recordará. ¿Acaso ella también le conocía?
Respiré hondo y cerré los ojos por un instante. Finalmente hablé apretando los dientes. – Nicolás D’ Lenfent – susurré y casi sin darme cuenta tome de la mano a Lara. No voltee a verla, no quería admitir que extrañamente en ella, siempre podía hallar la paz que necesitaba. Sin embargo, estoy seguro que gracias a su don de la mente, Lara advirtió mis intenciones y por qué tuve esa reacción. No pretendía ofenderla. Tampoco qué pensará si quiera por un momento, que pretendía detenerla si el neófito resultaba ser una amenaza o le faltaba el respeto. – Se refiere a Nicolás D’ Lenfent, el violinista. ¿Cierto? – pregunté y lo contemple con una mirada penetrante que podía avasallar a cualquiera.
Una ligera imagen de Nicolás. Agitación sin orden ni concierto. ¿Era aquel joven quien trasmitía ese mensaje? Permanecí inmóvil, esperando y mirando atentamente.
Hubo un estremecimiento en el aire. Quise decir algo más, pero las palabras se secaron en mi garganta. Y de nuevo se adueñó de mí la sensación de pesadumbre.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
“La mirada inquisidora, me siento como un ratón acorralado por dos gatos. Por qué el fuego no se aplaca con un intenso sentir, con un terrible dulzura a la hora de conocer a alguien?”
Mis ojos estaban abiertos, como dos pequeñas lunas. Sorprendido por las palabras, por la sensación de peligro que recorría mi espalda. Realmente había hecho algo tan malo? Fue solo la desesperación, el intento de encontrar a un ser que adoro por entre el bosque. Pero nuevamente mi idiotez me había fallado. Aun teniendo diez años como un vampiro, parecía que me había convertido hacía un día. Siempre me llamaban neófito, pero lo era realmente? No tenía idea, no estaba seguro de esas cosas y tampoco me interesaba, yo simplemente deseaba estar tranquilo en lo que era mi vida. Deseaba encontrar al ave que se había escapado hacía más de un año y medio. Aquel ser que había quedado como un sueño en mi vida. Aquel hombre que como un príncipe de cuento había sido creado por mi mente. Aun sabiendo todo aquello que me había hecho. Los meses encerrado, todo el sufrimiento que había pasado. Aún con eso, le seguía amando, aquella figura, aquellos cabellos largos, esos ojos celestes intensos. Era como el cielo plasmado en vida. El cuervo que nunca podría dejar de amar.
-Debería poder regresar… Sí, creo que debería poder. Estoy seguro que si lo intento lo logro! Pero si me ayudáis es más fácil para mí, no? Claro que si no deseáis ayudarme, bueno… No importa. Igual! Os he interrumpido no es así? Ah! Que torpe, seguro estaban cazando, yo no me alimento por aquí, pero mucho sí. Ay! Y-yaahh lo siento… Mmm? Disculpadme?
Mi corazón muerto se agitaba, la sangre empezaba a hacer tumulto en mi carne. Mis piernas temblaban, mis orbes se cristalizaban como si fuese a romper a llorar. Por qué?! Por qué aquel hombre decía el nombre de mi bella ave?! Apoyé el dorso de mi mano sobre mis ojos y los froté, haciendo alusión a que me terminaba de quitar la tierra. Tragaba una bocanada de aire e intentaba volver a sonreír con la dulzura que me caracterizaba. Asintiendo empezaba a reír, intentando obviar todo aquel daño que me estaba produciendo aquella conversación. Es que de todas las personas sobre la faz de la tierra tenía que encontrarme con alguien que lo conocía? Quizá eran sus amantes! Quizá tenía gente como yo por todos lados! Quizá ellos también habían sido como yo! O eran los nuevos! Mi mente estaba maquinando a mil por hora, mis ojos se desorbitaban, mi autocontrol se salía de mis manos y las pupilas de la locura que tenía se hacían notar un poco. Pero en cuestión de segundos, cuando la pregunta del rubio salió a la intemperie, todo se volvió como antes. Y la calma me volvió a embriagar. Haciendo que mí cambio de ánimo se haga bastante notorio. Ya que de hablar mucho, pasé a quedarme en silencio unos instantes, perdido en cualquier plano, para luego de un saque volver a la realidad.
-Sí! El violinista… D’Lenfent~ Hace taaannnntooo que no le veo, él se fue, por que se enojó conmigo. Me dijo que no servía para lo que quería y bueno, desde allí no le puedo encontrar en ningún lugaaarr. Pero eso no tiene nada que ver con vosotros! Yo no os preguntaré si lo conocéis… O sí? Ehhh… Mmmmmm Lo conocéis o solo sabéis quién es? Noo! No me digáis! O mejor sí. Si quiero saber. Pero me va a doler, no? Bueno, no importa. Decidme!
Contradicciones. Estaba entrando en mi estado mental más crítico, uno de esos momentos en los que empezaba a hablar solo, a imaginar a Nicolás por algún lugar. Pero esa, era la primera vez que me ocurría con alguien más a mí alrededor. Ya que dentro de todo, siempre me pasaba solo. Me cubrí los labios rápidamente y sentí como una lágrima caía ahogadamente por la comisura de mis rasgados ojos. Miré de reojo a la mujer que me veía de aquella manera tan molesta, como di fuese una basura y en realidad. Lo era. El propio Nicolás me había dicho que era solo una basura y así lo había creído y hasta el día de hoy. Aquel pensamiento no era negado. Yo era solo basura, pero solo podía ser destruido por aquel cuervo negro. Nadie más podría matarme. No lo permitiría. Dejé salir un pequeño suspiro y me limpié la lágrima. Empezando a reír con algo de vergüenza y decepción. Mordiendo mis carnosos labios, en tanto me quedaba deleitado por la belleza vampírica de la muchacha y el rubio. Ambos eran bellísimos, me preguntaba si aquel era el principal don de los inmortales viejos.
-Me ayudaréis? Me gustaría saber vuestros nombres, digo, si no es una molestia…
“Me estremece pensar que realmente solo era una basura para ti. Es que el camino siempre es tan patinoso? Cuantas veces tengo que caerme para llegar al otro lado? Es necesario que sea barro con pinches? Y por qué veo una estaca al final del camino? Nunca hay salvación para esta vida?”
Invitado- Invitado
Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
"La curiosidad, finalmente, es un comportamiento inquisitivo natural"
¿Las palabras de tal forma eran acaso muestra de su nerviosismo? Parecía tan inocente por momentos que se me hacía contradictorio por ello mismo, no me alcanzaba a convencer sobre el hecho que midiera sus palabras con otros y no delatara a nuestra especie; pero ¿Quién soy yo para determinar qué es contradictorio y que no? La existencia misma está llena de todo y él tenía derecho a ser una excepción aunque a mi carácter no se le diera la gana y aunque estuviera pendiente del más mínimo detalle para agarrarme de ello y luego echarle mano con más causa. Sin embargo no busqué más su caída con mis preguntas porque la voz de Lestat -Telepáticamente hablando- parecía tenderse como un manto helado pero suave sobre la piel quemada: Dolorosa por interrumpirme, pero refrescante en la manera que lo hacía.
Hero, en mi mente le llamé por su nombre porque ya no lo podía ver o matar como a cualquiera, ya no le podía herir si es que acaso deseaba mantenerme en paz con Lestat; ya no podría hacer oídos sordos a ese nombre pronunciado de sus labios y que a Lestat le sonaba tan familiar y fuerte.
Mis pasos parecieron ir en reversa para tomar posición nuevamente junto a mi primer compañero de la noche, junto a ese que me pedía en delicadas palabras que no tocase al objeto de su curiosidad, al joven oriental de parecer inocente y del que yo dudaba cada tanto. De pronto los pensamientos de ambos con respecto al nombre de Nicolás fueron sumamente fuertes, ninguno de los dos había cerrado su mente y yo en silencio tuve acceso a ambas, entonces, mi mirada hacia Hero cambio, sus pensamientos se volvieron punzantes para sí mismo y su estado nervioso fue más caótico que el inicial. Y en cuanto a Lestat... fue como si cierta pena tocara a su puerta ya cerrada y olvidada, me tomó de la mano y eso me obligó a mantener aún más mi silencio y respetar el choque que ese nombre había tenido en ambos. Apreté levemente la mano de Lestat de tal forma que primero pareció una caricia y luego un sostener más firme.
Mi mirada estaba en Hero, no me atrevía a ver a Lestat y encontrar su rostro sumido en algún estado menor del inicial. ¿Quién era Nicolás De Lenfent para producir tal efecto en dos seres tan diferentes? tuve una intriga enorme de conocerle y de saber por mi cuenta como era, pues, yo apenas le había visto y escuchado su nombre, apenas le vi en las mentes de otros.
Ahora él, Hero, quería ayuda... y rompí mi silencio tras asentir mientras buscaba dentro de mí el estado tranquilo en el que permanecía la mayoría de tiempo, al menos, mientras Lestat obtenía de él lo que buscaba. Preferí que mi mente se abriera movida por la curiosidad a que se cerrara movida por una convicción que podía ser errónea.
-Te indicaré el camino, Hero. Mi nombre no importa...- seguramente notaría el tono más calmo en mi voz, pero esperaba que de todas formas no se confiara de ello, quería que tuviera claro que seguía en pie no por decisión mía; aunque, eso tampoco importaba, él estaba "vivo" y ese era todo el asunto.
Mi cuestión real, es que tenía dos opciones, la primera: actuar con la hostilidad inicial y la segunda satisfacer dos curiosidades, quizás tres. Desde cualquier punto de vista, la segunda opción era más viable o efectiva, porque, de todas formas, podría unir la primera en cualquier punto, en cualquier momento de quiebre. Más me valía aguardar, pues ahora, ellos habían abierto una duda más grande en mí, un nombre, un vampiro con el poder de llegar a someter las emociones de ambos hasta tal punto de llegar a dar marcha atrás y limitarme a observalos.
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
En su mirar advertí que logro comprender qué el lugar más seguro, no era precisamente junto a nosotros. Por un momento el ambiente fue demasiado hostil y el miedo se reflejó con fervor en sus ojos. Nuevamente hablo. Sus palabras volvían a brotar de sus labios con rapidez. Suposiciones varias, excepto una. Si, había interrumpido mi velada junto a Lara. Debería estar furioso, pero aquel nombre, nuevamente ese nombre rasgando el pasado, y el sabor de su sangre a pesar de los años, ardía como un eterno veneno en mis venas.
Hero, algo en él me pareció divertido. Tal vez su forma de hablar; Tan impetuoso y a veces casi incomprensible. Escuché en sus pensamientos un vendaval de preguntas. Me enteraba de todas sus dudas, sus miedos y note como perdía el control lentamente tan solo cuando pronuncie el nombre de Nicolás. Absorbí esto de su mente, podría decir que muy en contra de su voluntad, aunque bien pensado es posible que el vampiro ni siquiera percibiera mi indagación en sus recuerdos.
Al referirme a Nicolás y preguntar sobre él, vi como la expresión en Hero se suavizaba. Después de escuchar sus respuestas balbucientes, y de ver el miedo en sus ojos, me atreví a girar el rostro y voltear para ver a Lara. Ella mantenía su mirada fija en Hero, me deleite contemplando aquella hermosa mascara fría que era su rostro y que sutilmente cambiaba de vez en cuando. Aprecie un gesto pequeño y casi imperceptible. Sus ojos se abrieron un poco más para entrecerrarse luego mientras observaba al vampiro, admiré en sus labios un leve movimiento, como si estuviera hablando consigo misma. Quise decir algo pero la realidad es que permanecí en silencio y no fui capaz de pronunciar una palabra.
Que su mano apretara la mía con más fuerza fue un gesto que me conmovió. Finalmente volví a mirar a nuestra nueva compañía. Por supuesto que conocía a Nicolás. ¿Cómo olvidarlo? El muchacho se debatía entre una cosa y otra. Parecía tener ese tipo de contracciones a menudo.
Es muy probable —asentí en un susurro-
Entonces el vampiro, se echó a reír de la manera más extraña. No supe si era a causa de mi respuesta, a que sabía algo que yo ignoraba o simple y llanamente nerviosismo. Por un instante, no le comprendí.
Escuche como Lara accedió a mostrarle el camino y opto por no revelar su nombre. Supe el motivo por el cual lo hacía. Me dio la impresión que no permitiría que aquella criatura, depositara su confianza en ella a pesar de la ayuda que le ofreció. Alce nuestras manos hasta posarlas sobre mi pecho en un gesto para captar su atención, por un escaso tiempo ignore a la criatura junto a nosotros y levante la mirada para fijarla en sus ojos. Con una silenciosa comunicación le confesé que yo había creado a aquel vampiro llamado Nicolás D’ Lenfent. Y no solo eso, sino lo que él había significado para mí y que aún no ha pasado mucho tiempo desde nuestro último encuentro. Fue hace un mes más o menos, que lo vi en este mismo bosque luego de haber pensado que estaba muerto. Tantos años que me culpe por ello. Volví mi rostro nuevamente donde estaba Hero quien nos contemplaba con cierta curiosidad.
Mi nombre es Lestat –dije y avance un poco hacía él, liberando delicadamente con cierta ternura la mano de Lara- En cuanto a Nicolás, lo conozco mejor de lo que cree. Soy su creador, yo lo maté y lo convertí en ese vampiro. – solté sin expresión alguna que pudiese delatar el dolor que traía aquel recuerdo.
Pasé junto a él y me volteé para mirar a ambos. Pose la palma de mi mano contra el tronco de un árbol, estaba seguro que el camino que nos llevaría al hogar de Hero, era este.
Hero, algo en él me pareció divertido. Tal vez su forma de hablar; Tan impetuoso y a veces casi incomprensible. Escuché en sus pensamientos un vendaval de preguntas. Me enteraba de todas sus dudas, sus miedos y note como perdía el control lentamente tan solo cuando pronuncie el nombre de Nicolás. Absorbí esto de su mente, podría decir que muy en contra de su voluntad, aunque bien pensado es posible que el vampiro ni siquiera percibiera mi indagación en sus recuerdos.
Al referirme a Nicolás y preguntar sobre él, vi como la expresión en Hero se suavizaba. Después de escuchar sus respuestas balbucientes, y de ver el miedo en sus ojos, me atreví a girar el rostro y voltear para ver a Lara. Ella mantenía su mirada fija en Hero, me deleite contemplando aquella hermosa mascara fría que era su rostro y que sutilmente cambiaba de vez en cuando. Aprecie un gesto pequeño y casi imperceptible. Sus ojos se abrieron un poco más para entrecerrarse luego mientras observaba al vampiro, admiré en sus labios un leve movimiento, como si estuviera hablando consigo misma. Quise decir algo pero la realidad es que permanecí en silencio y no fui capaz de pronunciar una palabra.
Que su mano apretara la mía con más fuerza fue un gesto que me conmovió. Finalmente volví a mirar a nuestra nueva compañía. Por supuesto que conocía a Nicolás. ¿Cómo olvidarlo? El muchacho se debatía entre una cosa y otra. Parecía tener ese tipo de contracciones a menudo.
Es muy probable —asentí en un susurro-
Entonces el vampiro, se echó a reír de la manera más extraña. No supe si era a causa de mi respuesta, a que sabía algo que yo ignoraba o simple y llanamente nerviosismo. Por un instante, no le comprendí.
Escuche como Lara accedió a mostrarle el camino y opto por no revelar su nombre. Supe el motivo por el cual lo hacía. Me dio la impresión que no permitiría que aquella criatura, depositara su confianza en ella a pesar de la ayuda que le ofreció. Alce nuestras manos hasta posarlas sobre mi pecho en un gesto para captar su atención, por un escaso tiempo ignore a la criatura junto a nosotros y levante la mirada para fijarla en sus ojos. Con una silenciosa comunicación le confesé que yo había creado a aquel vampiro llamado Nicolás D’ Lenfent. Y no solo eso, sino lo que él había significado para mí y que aún no ha pasado mucho tiempo desde nuestro último encuentro. Fue hace un mes más o menos, que lo vi en este mismo bosque luego de haber pensado que estaba muerto. Tantos años que me culpe por ello. Volví mi rostro nuevamente donde estaba Hero quien nos contemplaba con cierta curiosidad.
Mi nombre es Lestat –dije y avance un poco hacía él, liberando delicadamente con cierta ternura la mano de Lara- En cuanto a Nicolás, lo conozco mejor de lo que cree. Soy su creador, yo lo maté y lo convertí en ese vampiro. – solté sin expresión alguna que pudiese delatar el dolor que traía aquel recuerdo.
Pasé junto a él y me volteé para mirar a ambos. Pose la palma de mi mano contra el tronco de un árbol, estaba seguro que el camino que nos llevaría al hogar de Hero, era este.
- Spoiler:
- Disculpen la tardanza y si notan alguna incoherencia, comprendan, es la gripe.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
“Tú eres el que creó a aquel monstruo alado? Al dueño de toda mi tristeza? Tu eres al que debo odiar por obligarme a amar a alguien que debería estar muerto hace muchos años? Te detesto. Y no hay nada que pueda hacer para evitarlo”
La situación se volvía vertiginosa, pasaba mis manos por la espalda, agarrándolas con suavidad por detrás, en lo que esperaba a que la situación diera algún giro. Esperaba que todo se calmara. Ah! La desesperación que tenía por estar tanto tiempo quieto! Si, simplemente tenía hormigas en los pies. Pero era algo peor que lo que normalmente me sucedía, esta vez quería salir corriendo a perderme más. Pues volver a mi hogar sería encontrarme con los recuerdos de Nicolás más firmemente. Allí tenía escritas las melodías que había compuesto para él, la primera canción que le había cantado. Tenía partituras de piano para tocar junto a un violín. Todo pensado para él… Y yo… Yo había dejado de existir en mi mundo. Con una sonrisa despejé aquellos pensamientos un momento y tomé un pañuelo de mi traje, limpiándome el rostro una vez más, en lo que la pareja parecía estar en su mundo. Serían ellos amantes? Como fuese hacían una excepcional pareja. Él tan galante y superficial, ella tan tenebrosa y sensual. Me quedé observándoles, estaba como en otro plano, apartado de ellos. Pero así estaba bien, necesitaba entender y tomar relajación para las palabras que estaban por proseguir. Y allí la estaca se clavó en mi pecho y solo el silencio se hizo presente, por que seguía allí? Parado frente a aquel desgraciado ser que era el creador de todo mi dolor? Pero yo no podía… No podía moverme, necesitaba preguntarle. Sabía dónde estaba? Necesitaba encontrarlo…
-L-lestat, yah… Lo recordaré… Emm, habéis visto a Sr Nicolás? Hace ya emm dos meses más o menos que no le he visto. Él se enojó, pero yo podría hacer que se desenoje, no? Seguro que sí~ A él le encanta escucharme cantar mientras esta en el sillón, se molesta cuando me detengo, pero si no lo hago se queda contento. Eso servirá, no?
Le miraba como buscando una respuesta, pero era eso lógico? No. Para nada lo era, cada noche que pasaba me volvía más demente, mi comportamiento cambiaba bruscamente, las sensaciones nunca estaban en un punto intermedio, la prudencia no era algo que estuviese en mi vocabulario cuando sabía que estaba con gente de mi misma especie. Gente con la cual no era necesario aparentar ser un humano. Y por ello me dejaba en libertad excesivamente, al punto que no podía volver a encerrarme con la máscara de un muchacho rico, hasta sentir la venidera del sol a dormirme. Pero al fin, al ver a la muchacha moverse hacia un lado, como empezando por guiarme a mi lugar de origen, la seguí, observándola con dulzura, su habla era más suave que antes, su voz, su exquisita y sensual voz. Ella me había despertado de un golpe frío de aquel infortunio que estaba pasando. Acomodé mis cabellos rojizos por detrás de mí oreja y cerrando los ojos proseguí a caminar, ahora me sentía desorientado, miraba a los lados y no entendía siquiera donde estaba parado, era aquel sufrimiento que empezaba a emerger como un volcán.
-Por ahí, eh… Entiendo. No os molestaré más, lo siento, si? Mmm Es porque tengo una amiga que se convierte en lynce, pensé haberla visto… Ya sabéis los cambiaformas… Como solo tengo diez años de esta forma y unos pocos de esta vida aquí en Paris no estoy acostumbrado a nada. Y y … Mademoiselle parecéis vos de marfil, mi padre me ha contado, que cuando un vampiro parece una estatua es porque tiene muchos años de inmortalidad. Es eso verdad? No suelo encontrarme vampiros viejos, en el theatre des vampires son todos jóvenes. Cuantos años tenéis vos… Lestat? Sabéis no parecéis tan antiguo. No como ella.
Comentaba mirando hacia el cielo, sonriendo, recordando las noches en las que contaba las estrellas en el jardín de Lenfent. Me abanicaba a los lados, intentaba pensar en otras cosas, escucharlos hablar quizá me distraería. “Lo que sea con tal de terminar esta terrible pesadilla que no pensé que me seguiría” Pero mis esfuerzos fueron en vano. Allí estaba él. A mi lado podía ver la silueta del ave negra, los gimoteos se hicieron presentes, sentía la gota roja deslizarse por mi mejilla, pero no hacía ningún comentario, obviaba aquella sombra que me perseguía cuando entraba en aquellos momentos de completa inestabilidad. Con el dorso de mi mano me frotaba la nariz, me hacía el que no entendía. Pero yo lo sabía. Era sencillo, mi mente volvía a jugarme la treta de que el cuervo estaba junto a mí. Pero no era de ese modo, ya me había ocurrido, cuando lo intentaba abrazar, desaparecía, se esfumaba entre mis manos y así siempre que hacía presencia. Pero esperaba que aquellos seres no lo notasen. No quería que ellos lo supieran, que era un vampiro que estaba en el límite, aquellos que no sobrevivían por la demencia que llevaban. Yo aún tenía salvación! Estaba seguro de ello! Y de no ser así, solo aquel ser, Nicolás, debía matarme.
“No quiero ser aquel que destroce el flujo de la existencia sobrenatural. Pero no soy un niño, he matado y me siento culpable de ello. He amado y aborrezco el sentimiento. He hecho poco a poco, lentamente, un círculo en el cual me siento acompañado. Y no puedo permitir que el mismo se vea interferido por ustedes”
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
"Y no, no quiero oírte pero tus pensamientos me gritan. Tus ideas me lasceran."
¿Qué tantas opciones tenía yo en medio de esta situación? No podía acotar nada extra, aparte claro, de indicarle el camino de regreso a nuestra nueva e improvista compañía. Me di cuenta como de la nada me convertí en un testigo silencioso de los pensamientos de ambos, e intenté adivinar sus emociones a partir de sus movimientos. Lo que hablaban me era desconocido sólo a mí y por ello mismo no tenía otra opción más que esa. Sin embargo, como si lo hubiese presentido, Lestat llamó mi atención al afianzar mi mano con la suya y, al acercarla a su pecho, comprendí que lo que iba a decirme iba a aclararlo todo o por lo menos a darme luz para aquella penumbra que significaba mi ignorancia sobre el asunto. Finalmente, así fue, su confesión sobre quién era Nicolás D’ Lenfent fue lo suficientemente clara como para atar cabos en mi mente.
Una creación suya, eso era él; incluso parecía estar demasiado cerca. Por un momento corto le miré sin siquiera parpadear, con un gesto de disimulada sorpresa asomándose en mi rostro, pero que fue tan corto que pronto volvió a tornarse en la frialdad absoluta de hace unos minutos. ¿Le amaba, él a Nicolás? Esa pregunta asomó entonces en mis pensamientos pero no le permití conocerlos. Asentí de modo tranquilo y esperé que él comprendiera lo que quería transmitirle con algo tan simple: Le comprendía, entendía la situación y a pesar de mi apoyo para él pese a lo que fuera, me mantendría al margen como creí que debiera ser. Sus pensamientos de nuevo presentes para mí respondieron sin querer a mi pregunta, él le amaba, claro que lo hacía, de lo contrario no le hubiese dolido de la forma en que lo hacía. Le había visto y perdido de nuevo y ahora, su recuerdo aparecía con fuerza de la mano de un extraño.
Cuando se apartó de mí, me crucé de brazos tras él pero sin dejar de observarlos. Lestat se dirigió a Hero explicándole lo que hace segundos me había dicho a mí, pero ¿Cómo reaccionaría él a aquella confesión de tal peso? Incluso, y tal vez sin querer, Lestat parecía intimidante desde el momento mismo en que caminó hacia él.
De pronto la respuesta de Hero a ello, logró que yo dejara de mirarlos a ambos. Hablaba como si ese tal Nicolás le hubiese abandonado luego de ser, por un tiempo, su compañero. Aquél joven vampiro se expresaba como si le amara. Hablaba como si se hubiese devanado la cabeza pensando cómo hacer para obtener su perdón y su regreso. Sin querer, eso me dolió. Sentí como si una mano fuerte hubiese oprimido mi corazón sin piedad alguna. Recordé que yo una vez abandoné a alguien. ¿Habría Nicolás dejado a Hero como yo dejé a Anker? ¿Me habría buscado él de la misma forma? Incluso en la fuerza inmortal de ambos me parecieron frágiles víctimas de la maldad de los más viejos y fríos.
Avancé por el camino en silencio, sin apartar esos pensamientos de mi mente y haciendo caso omiso de mis compañeros. ¿Habrían sido tan fuertes como para que Lestat los conociera? Realmente lo desconozco porque el dolor que sentí fue más fuerte que mi concentración y mi fuerza de voluntad para ocultar mis pensamientos.
Debo decir que por fortuna, el mismo que me sumió en aquellos pensamientos, me sacó de ellos con la misma facilidad, apenas usando ese tono inocentón al hablar y al emitir cualquier pregunta. Por supuesto él, Hero, no parecía peligroso e incluso su mención de un cambiaformas en su círculo de amistades era también prueba de ello. Al respecto, yo sabía apenas que la especie andaba por ahí como cualquier humano pero hasta ahora no me había cruzado con ninguno. Noté también lo observador que era, pues había notado la gran diferencia que había entre Lestat y yo en cuanto a años se refiere. Su acotación hacía Lestat incluso me cayó en gracia, aunque ni mi tono de voz ni mi rostro delataron tal cosa.
-Su padre no ha errado. Tengo 1200 años.- Ocultar mi nombre era una cosa, pero no tenía problemas en cuanto a la edad, porque a diferencia de los humanos, a nosotros, los vampiros, nos hace más fuertes. ¿Revelaría Lestat su edad? Suponía su respuesta pero guardé silencio de nuevo y continué sin mirar a ninguno de los dos en tanto avanzaba.
Y ahí estaba de nuevo él con sus pensamientos como aguijones. Desee que dejara de pensar en su perdido Nicolás, desee decirle “¡Basta! No pienses más en él porque tus pensamientos me duelen por remover los míos propios.”
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
Cuando finalmente la verdad fría se revelo, el pobre diablo inolvidable volvía a presentarse en los pensamientos y grandes pesares de aquel vampiro. Me abruma con su recuerdo, pero la tortura ahora es más áspera y deliciosa. – Lestat – Repito con acento francés modulando cada letra perfectamente al verlo balbucear mi nombre con cierta confusión. Acepté ayudarle, solo porque conocía a Nicolás, además Hero simplemente parecía ser una criatura amorosa, tétrica, rebelde, desesperada e imprudente. – Hace un mes, en este mismo bosque – dije con el mismo tono serio de antes. Hablar de Nicolás me irritaba. Aquellos sentimientos que aún conservo hacía él me llevan a ver mi corazón con repugnancia. – ¿Por qué me hace ese tipo de preguntas? – Inquiero y por el rabillo del ojo advierto un sutil gesto en Lara. El mismo gesto que uno realiza cuando intenta apartar y ocultar un inmenso pesar. – Desconozco que hace ahora feliz a Nicolás.
Solo el sonido de nuestras pisadas y la voz de Hero competían con el murmullo del bosque. Y mientras continuamos hacia adelante, ahí estaba nuevamente la criatura desahogándose en su inmenso dolor. Tan infame es su sufrimiento que siento como se funde la mente de Lara con la suya y como sus recuerdos también la amenazan. ¿Quién era aquel que la atormentaba?
Así estaba ella, abandonada en sus pensamientos, sumida en el sufrimiento, en la culpa. Ahogándose en un mar de dudas. De alguna manera estaba conociendo su corazón, pero todo eso turba el reposo que me fuerzo tener en el alma. ¿Por qué? Mantenía los ojos fijos en el camino, con un aire vago y soñador; Ah! Si tan solo aquella vampira no me causara cierta emoción su dolor me sería tan indiferente como el de muchos. Estaba endiabladamente afligido que sin evitarlo apoyé mi mano con demasiada fuerza contra el tronco de un viejo árbol. Pretendí con ello acallar mi enloquecida mente. Agradecí silenciosamente a Hero realizar aquel tipo de pregunta que hizo a mi gesto pasar desapercibido, o eso era lo que esperaba. – Soy inmortal desde 1572, no tengo edad. – Pensé en Gabrielle, pensé en Nicolás, Louis, Claudia, incluso en Armand y Marius. Unos corren, los otros se ocultan y a uno de ellos lo abandone. ¿Quedarse? Por mucho tiempo jamás resulta ser la mejor opción. Es decir, un vampiro nunca tolera tantos años la compañía de otros de su misma especie. – Pero por mucho, soy más joven que Lara. – Declaró y una sutil sonrisa traviesa se oculta en mis labios.
¡Oh, nuestros corazones! Me detuve abruptamente, sintiéndome desorientado por un momento. Ese dolor ajeno que tanto nos abraza el cerebro y nos obliga a sumergirnos en el fondo de un abismo. Infierno o Cielo ¿Qué importa ya? No me permitiría desfallecer bajo la infame tristeza de ambos. ¡Yo lo recuerdo! Ese lamento jamás lo olvidaré. – Hero – Alcé nuevamente la voz para captar su atención. – Es probable que Nicolás jamás regrese. – Sentí sus ojos apagados sobre mí y me volví hacía él. Las perezosas lágrimas se asomaban otra vez y los pesados terrores volvían a fundirse con él. – Dado el caso que ocurra lo contrario, demostraría lo mucho que significas para él. – Puedo saber cuánto sufre y lo inquieto que esta. – Ve tú, si quieres, tras él. – deje correr las palabras cual monstruo indolente.
La nube horrenda del pasado parece desvanecerse. – Yo sé que tu corazón sufre, pero no puedes vivir eternamente en una pesadilla sin tregua. – Despacio giré mi cuerpo y volví a mirar el camino. Recordé su apariencia al oír el nombre de Nicolás en mis labios, se asemeja a la de un hombre moribundo acariciando la tumba de su amada. Sonreí. Hero lo amaba. Continúe avanzando. Más allá de las florestas se encuentra el hogar de aquel vampiro.
Solo el sonido de nuestras pisadas y la voz de Hero competían con el murmullo del bosque. Y mientras continuamos hacia adelante, ahí estaba nuevamente la criatura desahogándose en su inmenso dolor. Tan infame es su sufrimiento que siento como se funde la mente de Lara con la suya y como sus recuerdos también la amenazan. ¿Quién era aquel que la atormentaba?
Así estaba ella, abandonada en sus pensamientos, sumida en el sufrimiento, en la culpa. Ahogándose en un mar de dudas. De alguna manera estaba conociendo su corazón, pero todo eso turba el reposo que me fuerzo tener en el alma. ¿Por qué? Mantenía los ojos fijos en el camino, con un aire vago y soñador; Ah! Si tan solo aquella vampira no me causara cierta emoción su dolor me sería tan indiferente como el de muchos. Estaba endiabladamente afligido que sin evitarlo apoyé mi mano con demasiada fuerza contra el tronco de un viejo árbol. Pretendí con ello acallar mi enloquecida mente. Agradecí silenciosamente a Hero realizar aquel tipo de pregunta que hizo a mi gesto pasar desapercibido, o eso era lo que esperaba. – Soy inmortal desde 1572, no tengo edad. – Pensé en Gabrielle, pensé en Nicolás, Louis, Claudia, incluso en Armand y Marius. Unos corren, los otros se ocultan y a uno de ellos lo abandone. ¿Quedarse? Por mucho tiempo jamás resulta ser la mejor opción. Es decir, un vampiro nunca tolera tantos años la compañía de otros de su misma especie. – Pero por mucho, soy más joven que Lara. – Declaró y una sutil sonrisa traviesa se oculta en mis labios.
¡Oh, nuestros corazones! Me detuve abruptamente, sintiéndome desorientado por un momento. Ese dolor ajeno que tanto nos abraza el cerebro y nos obliga a sumergirnos en el fondo de un abismo. Infierno o Cielo ¿Qué importa ya? No me permitiría desfallecer bajo la infame tristeza de ambos. ¡Yo lo recuerdo! Ese lamento jamás lo olvidaré. – Hero – Alcé nuevamente la voz para captar su atención. – Es probable que Nicolás jamás regrese. – Sentí sus ojos apagados sobre mí y me volví hacía él. Las perezosas lágrimas se asomaban otra vez y los pesados terrores volvían a fundirse con él. – Dado el caso que ocurra lo contrario, demostraría lo mucho que significas para él. – Puedo saber cuánto sufre y lo inquieto que esta. – Ve tú, si quieres, tras él. – deje correr las palabras cual monstruo indolente.
La nube horrenda del pasado parece desvanecerse. – Yo sé que tu corazón sufre, pero no puedes vivir eternamente en una pesadilla sin tregua. – Despacio giré mi cuerpo y volví a mirar el camino. Recordé su apariencia al oír el nombre de Nicolás en mis labios, se asemeja a la de un hombre moribundo acariciando la tumba de su amada. Sonreí. Hero lo amaba. Continúe avanzando. Más allá de las florestas se encuentra el hogar de aquel vampiro.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
“Qué inolvidables son los recuerdos de sentimientos fuertes. Es como si te sacaran un pedazo del alma! Cosas que se guardan en tu memoria y que solo recuerdas eso y nada de lo demás. Así es como yo te recuerdo a ti. Caminando derecho hacía mí, con una copa de vino. Todo lo otro, es puro relleno.”
Esa mujer! Esa mujer era perfecta! Con su cabello negro bordeando su espalda, sus labios ovalados y la mirada distante. Yo conocía esa mirada! Era la misma que había visto en Nicolás la primera vez. Unos orbes faltos del amor que ella necesita, pero con excesivos sentimientos de los que no desea. Una radiante opacidad que refleja la frialdad. Y todo eso me encantaba, me derretía por solo escucharla hablar y sentir. Eran pocas sus palabras, pero suficientes. Mi sonrisa se ensanchaba, seguía el paso ajeno con algo de torpeza, estábamos cerca, era evidente que ya me podía ubicar. Pero no… No quería irme… Tenía al creador de mi cuervo negro al lado! Y él me estaba diciendo cosas… Aunque eran mínimas, mi corazón parecía latir como si estuviese tan vivo como un humano corriendo una maratón. Deseaba decirle “Cuéntame! Cuéntamelo todo de él! Necesito saber, necesito enterarme de todas las cosas”. Pero no podía, me temblaba la mandíbula de solo intentarlo y por ello me quedé en silencio solo dos segundos, prestando atención a sus palabras. Y no pude evitarlo, me giré 360 grados, observé cada rincón en busca del real, del Nicolás real. Y no. No estaba allí.
—Ya veo… Ohhh, deberíais saber igual! Uno no se olvida de esas cosas tan fácilmente! Yo sé algunas cosas, le gusta la música, el violín, le perturban las cosas de brujas, le encanta el vino. Si, el vino es buena idea. Aunque no me la habéis dicho vos, pero no importa, gracias.— Dije en una pequeña muestra de gratitud hacia todo en general, y de repente me sentí excluido de una pequeña conversación mental o eso me parecía que era. Nicolás también podía hacer de aquellas cosas, hablarme por medio de la mente. Parecía bastante útil, yo en cambio, no tenía aquellas habilidades. Solo podía volar, rastrear a las personas y de alguna forma, seducirlas. No podía protegerme contra aquella lectura de mentes, ni tampoco podía hacerla, estaba excluido totalmente de esas cosas, menos cuando mi sangre se intercambiaba con alguien que sí podía leer los pensamientos, en ese momento la conversación se volvía fluida. Pero no era algo que pasara demasiado y yo apenas sabía por pocas ajenas de ese tipo de cosas. — Por que habéis dicho desde cuándo? Yo pregunté cuanto… Os gusta hacerme usar las matemáticas. O es que a vosotros os ha gustado decir un número más grande, para no quedar mal con ella? Pero yo estoy seguro que ella sabe contar Monsieur~ —
Y una estaca era clavada en mi corazón. Cielo! Cielo! Cielo eterno, ven, ven a buscarme pues estoy esperando a que por fin el infierno me lleve. Porque con estas palabras que me están siendo dadas no tengo nada por hacer. Es hora de morir, déjame morir por que esas palabras me dañan mucho, me dañan al grado de la locura y por eso intento escaparme, doy pasos hacia atrás, luego a un costado, al otro. Cualquier cosa que haga me vuelve a él, simplemente porque mi cuerpo, mi mente, de alguna forma no quiere irse, no quiere huir de sus compañeros muertos, quiere seguir escuchando aunque las palabras le destrocen. — Mentiras! Habéis dicho que no sabéis que hace feliz al cuervo en este momento! Como es que podéis decir tales cosas? Lo hacéis apropósito! Muchos creadores se vuelven dependientes de sus vástagos, pero no es vuestro caso, no tiene sentido que lo sea… Per- mmm? Hace meses que lo estoy buscando, no le puedo encontrar… — Al final de todo acepté y me quedé callado ante aquellas palabras tan dolorosas que me había dado, quedé en silencio totalmente y empecé a caminar, buscando llegar más rápido que ellos. Quería subir a mi hogar, tirarme a llorar allí hasta que me haga agua.
—Vos solo sabéis eso, no tenéis idea de cómo me siento. Por favor, no os comparéis conmigo. Lestat… Lestat… Os recordaré. Vampiresa, hermosa inmortal sin nombre. Vuestros rasgos son tan extraños… Los recuerdo de algún lado… Pero ahora mismo haré un retrato de vosotros, porque vuestro nombre no me ha sido regalado y por ello pretendo tener vuestro rostro allí, en un cuatro. Os llamaré reina inmortal. No os pediré permiso, de alguna forma necesito recordaros y esa es la más fácil.— Declaré y al final noté la mansión prácticamente frente a nosotros. Allí estaba, esplendorosa como ninguna, esperando a que vaya a ella, a tirarme, a no comer una noche más. Porque hacía ya más de siete días no lo hacía, moriría de hambre si no empezaba a beber algo más que sangre de las de las ratas o pájaros que se acercaban a mi mansión. Pero eso sería mañana, cuando mis pensamientos estén un poco más cercanos a la realidad. — Seres de la noche, me retiraré a mí… pesadilla sin tregua… Mademoiselle… Monsieur. Mi hogar está disponible para vosotros cuando se vean en la necesidad de estar por aquí… Con ambos me gustaría poder charlar un poco más… Cuando mis lágrimas no estén por hacer de mí, un niño caprichoso. Aunque vosotros sois gente de poco habla, Reina…— Mientras me despedía, esperando al menos una mínima respuesta por sus partes, aunque me empezaba a alejar, como si quisiera huir de la realidad en la que me habían envuelto.
“Maldigo la noche en la que ya no pude soportar más el dolor”.
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
No puedo negar que por momentos deseé renunciar a estar allí y que quise retirarme sin que lo advirtieran. Sin embargo no pude hacerlo, permanecí como si algún imán invisible lograra mantenerme aferrada a Lestat por gusto y a Hero por curiosidad.
Ese joven vampiro me causaba una intriga que no quería reconocer; era capaz de ser el dedo en la yaga ignorada y segundos después lograba causarme gracia con sus ocurrencias teñidas de cierto tono inocentón que él podría usar para engañar a cualquiera. Yo avanzaba, o al menos eso hacían mis pasos, pero mi mente permanecía en un vaivén insano incluso para el vampiro más viejo y todo era por causa de un desconocido, de ese desconocido llamado Hero.
"-Es probable que Nicolás jamás regrese.-" las palabras de Lestat fueron certeras, tal vez crueles, incluso era posible que su sinceridad lograra un pesar mayor en Hero aunque él hubiese contemplado antes la idea que había mencionado Lestat. Nicolás, Nicolás, su historia me sonaba conocida y levanté la mirada decidiendo no demostrar más pesar. Tal vez Nicolás también tuvo razones de peso para dejar a Hero. Tal vez eramos monstruos ocultos tras una belleza inmortal que se convertía en una poderosa arma. ¿Había muerto acaso ese monstruo que habitaba dentro de mí y de cierto modo disfrutaba con el dolor? La respuesta es no. El monstruo nunca muere. Hombre lobo, vampiro, espíritu demoniaco, criatura innominable de los yermos. El monstruo nunca muere. El monstruo no se había ido, no había muerto y cuando despertara podría volver a querer lo mismo, podría lastimar de nuevo con gusto, sin culpa al momento, pero... ese pero es mi secreto.
¿Qué pasaría si el tal Nicolás se apareciera justo ahora? me resultaría interesante pero tal vez a Lestat no le resultara de la misma forma. En cuanto a Hero, algo me decía que se arrojaría a sus brazos y con sus lágrimas de alegría enjugaría cualquier culpa; la sonrisa de su verdugo acallaría cualquier reproche y nada del tiempo pasado en soledad tendría importancia ya. Me di cuenta que en pocos minutos tejí en mi cabeza una teoría sobre cuanto era capaz de amar aquél desconocido. Se pondría al frente de su querido Nicolás y daría la vida por él de ser necesario. ¿Haría él, Nicolás, lo mismo? ¿Haría yo alguna vez aquello? Detesto la complejidad del intruso, me cuestiono demasiado desde que apareció y debería irme, dejarlo ir o lo que sea. Pero de nuevo aparece su gracia, ese humor dulzón que juega con la paciencia de Lestat con ciertas pautas y que me hace sonreír apenas en silencio.
¿Creadores dependientes de sus vástagos? escuchaba todo por partes y esa frase en particular despertó un deseo de lastimarlo. De nuevo provocaba algo así como una bipolaridad que me hacía creer que mi silencio sería cortado con eso. Mis pocas y necesarias palabras tal vez empezaran a fluir de una manera distinta. Cortante, vengativa... quise decirle: "Págame por interrumpirme y por perturbarme. Págame por influir en mí tan negativamente."
Pero antes de decir nada, él se despidió con elegancia, enmudecio de nueva cuenta mi malicia y lo miré con los ojos perdidos buscando más allá de lo que veía... Maldito, mil veces maldito por dar tales giros y casi obligarnos a nosotros al mismo suplicio.
-Tal vez nos veamos de nuevo, tal vez tus lágrimas vuelvan, tal vez esa felicidad de tu cuervo de la que te cuestionas por ahora signifique su vuelo, su partida...- esa fue mi despedida. No le hablé con odio, no le hablé fuerte. Mi voz era como un susurro que ambos serían capaces de escuchar y con la suficiente sutileza como para que cuando entendiera mi mensaje, quisiera reclamarme por ello. Sé también, que en el fondo de mi corazón disfruté del sufrimiento de ambos, del mío que me arañaba por dentro en silencio con total egoísmo. ¿Quería más? sí, porque esa es una de las más hermosas caras que le encuentro a la belleza. Tengo la mente insana, los pensamientos deformes y el corazón casi marchito. Mi bestia interior no sólo se alimenta de sangre, aunque nadie más lo sepa.
Suspiré y casi tarareé en mi mente el resto de la despedida que pretendía alargar: "Vuela también, pequeño, porque a las aves no se les alcanza cuando se tienen los pies en la tierra. Y, la tierra, es a donde descenderá aquél cuervo cuando quiera reposar de nuevo al lado de su creador."
Ah, si Lestat supiera lo que callo... Si el intruso supiera que deseo verle de nuevo porque me recuerda lo peor de mí, que es lo que más amo. Si ambos supieran verdades me verían con otros ojos. Si yo pensara diferente no les vería como hermosas víctimas de las circunstancias, pero... es su culpa, ellos mismos son de esos que son capaces de crear esos monstruos de los que hablo. "Diganme lo contrario, no dejen que mi bestia me carcoma la mente. No dejen que luego nos comamos la suya."
Ese joven vampiro me causaba una intriga que no quería reconocer; era capaz de ser el dedo en la yaga ignorada y segundos después lograba causarme gracia con sus ocurrencias teñidas de cierto tono inocentón que él podría usar para engañar a cualquiera. Yo avanzaba, o al menos eso hacían mis pasos, pero mi mente permanecía en un vaivén insano incluso para el vampiro más viejo y todo era por causa de un desconocido, de ese desconocido llamado Hero.
"-Es probable que Nicolás jamás regrese.-" las palabras de Lestat fueron certeras, tal vez crueles, incluso era posible que su sinceridad lograra un pesar mayor en Hero aunque él hubiese contemplado antes la idea que había mencionado Lestat. Nicolás, Nicolás, su historia me sonaba conocida y levanté la mirada decidiendo no demostrar más pesar. Tal vez Nicolás también tuvo razones de peso para dejar a Hero. Tal vez eramos monstruos ocultos tras una belleza inmortal que se convertía en una poderosa arma. ¿Había muerto acaso ese monstruo que habitaba dentro de mí y de cierto modo disfrutaba con el dolor? La respuesta es no. El monstruo nunca muere. Hombre lobo, vampiro, espíritu demoniaco, criatura innominable de los yermos. El monstruo nunca muere. El monstruo no se había ido, no había muerto y cuando despertara podría volver a querer lo mismo, podría lastimar de nuevo con gusto, sin culpa al momento, pero... ese pero es mi secreto.
¿Qué pasaría si el tal Nicolás se apareciera justo ahora? me resultaría interesante pero tal vez a Lestat no le resultara de la misma forma. En cuanto a Hero, algo me decía que se arrojaría a sus brazos y con sus lágrimas de alegría enjugaría cualquier culpa; la sonrisa de su verdugo acallaría cualquier reproche y nada del tiempo pasado en soledad tendría importancia ya. Me di cuenta que en pocos minutos tejí en mi cabeza una teoría sobre cuanto era capaz de amar aquél desconocido. Se pondría al frente de su querido Nicolás y daría la vida por él de ser necesario. ¿Haría él, Nicolás, lo mismo? ¿Haría yo alguna vez aquello? Detesto la complejidad del intruso, me cuestiono demasiado desde que apareció y debería irme, dejarlo ir o lo que sea. Pero de nuevo aparece su gracia, ese humor dulzón que juega con la paciencia de Lestat con ciertas pautas y que me hace sonreír apenas en silencio.
¿Creadores dependientes de sus vástagos? escuchaba todo por partes y esa frase en particular despertó un deseo de lastimarlo. De nuevo provocaba algo así como una bipolaridad que me hacía creer que mi silencio sería cortado con eso. Mis pocas y necesarias palabras tal vez empezaran a fluir de una manera distinta. Cortante, vengativa... quise decirle: "Págame por interrumpirme y por perturbarme. Págame por influir en mí tan negativamente."
Pero antes de decir nada, él se despidió con elegancia, enmudecio de nueva cuenta mi malicia y lo miré con los ojos perdidos buscando más allá de lo que veía... Maldito, mil veces maldito por dar tales giros y casi obligarnos a nosotros al mismo suplicio.
-Tal vez nos veamos de nuevo, tal vez tus lágrimas vuelvan, tal vez esa felicidad de tu cuervo de la que te cuestionas por ahora signifique su vuelo, su partida...- esa fue mi despedida. No le hablé con odio, no le hablé fuerte. Mi voz era como un susurro que ambos serían capaces de escuchar y con la suficiente sutileza como para que cuando entendiera mi mensaje, quisiera reclamarme por ello. Sé también, que en el fondo de mi corazón disfruté del sufrimiento de ambos, del mío que me arañaba por dentro en silencio con total egoísmo. ¿Quería más? sí, porque esa es una de las más hermosas caras que le encuentro a la belleza. Tengo la mente insana, los pensamientos deformes y el corazón casi marchito. Mi bestia interior no sólo se alimenta de sangre, aunque nadie más lo sepa.
Suspiré y casi tarareé en mi mente el resto de la despedida que pretendía alargar: "Vuela también, pequeño, porque a las aves no se les alcanza cuando se tienen los pies en la tierra. Y, la tierra, es a donde descenderá aquél cuervo cuando quiera reposar de nuevo al lado de su creador."
Ah, si Lestat supiera lo que callo... Si el intruso supiera que deseo verle de nuevo porque me recuerda lo peor de mí, que es lo que más amo. Si ambos supieran verdades me verían con otros ojos. Si yo pensara diferente no les vería como hermosas víctimas de las circunstancias, pero... es su culpa, ellos mismos son de esos que son capaces de crear esos monstruos de los que hablo. "Diganme lo contrario, no dejen que mi bestia me carcoma la mente. No dejen que luego nos comamos la suya."
Lara Karstein- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
¡Lo olvidaré si puedo! Todos y cada uno de los recuerdos sobre Nicolás los he echado al fondo de un pozo. En nombre de los buenos tiempos de nuestra embriaguez, de las palabras impregnadas de ternura, momentos de los que nadie nos puede desligar, le imploré en el teatro aquella noche antes que abandonara esta existencia. Con los ojos oscurecidos y estos pensamientos gritando en mi cabeza, contemple nuevamente el ingenuo rostro del peculiar e incondicional vampiro. – No lo puedes comprender – espeto y antes de iniciar otra vez el oscuro camino que arrastra inexplicablemente mi alma junto a los dolorosos sentimientos de Lara, la observo y ella levanta su mirada. Sólo es una máscara iluminada por una exquisita mueca. Su rostro sincero está oculto al abrigo tras la cara que miente. Pobre gran belleza, vampiresa hermosa, tus lágrimas no derramadas se vuelcan en mi corazón receloso. Tu mentira me embriaga y mi alma se abreva ante el dolor que jamás brotará de tus ojos.
Hero otra vez y sus imprudentes palabras dibujan también una mueca en mis labios que poco falto para culminar en una sonora carcajada. Lo reprendí mentalmente al fruncir el ceño y observarlo con los ojos encerrados. ¡Loca Criatura!
Pero tan rápido como el humor llega se desvanece al nombrar nuevamente a Nicolás – ¡Heme aquí! – Exclamo un tanto exaltado – ¡Libre! Jamás, ni en verano ni invierno… – Arrastro cada palabra como si estas trajeran consigo un horrendo pesar – Ni siquiera las noches en que me sentí perdido inundado de miedos y resentimientos. – Mi mirada vuelve a adquirir un tono oscuro – He tenido que depender de Nicolás… ¿Crees que realmente me comparo contigo? – Murmuro cuando avanza en silencio y apresura sus pasos para luego escuchar como se dirige a Lara.
¡Oh Lara! ¿Qué mal misterioso corroe nuestros corazones? Noto tu mirada infernal y divina caer sobre aquel vampiro.
En lo profundo del bosque diviso las luces de una gran mansión. Hero se voltea hacia nosotros y gentilmente se despide junto a un juramento de no olvidarnos jamás o por lo menos lo intentaría. – Adieu monsieur Jaejoong – Me despido sin nada más que decir, sin una promesa de volver a vernos porque ello puede significar otro reencuentro con Nicolás. Regreso junto a Lara y un suspiro apenas audible agarra su garganta.
Hero parece correr hasta su hogar como si negros batallones de fantasmas quisieran fundirse con él. Me instalo frente a Lara y sus grandes ojos aún permanecen inquietos, perdidos en el oscuro bosque de esta noche cruel. Finalmente mis pensamientos expresados en palabras vuelven a ella – Oh, querida mía… – susurro dejando de lado un poco del orgullo de los condenados al alzar mi mano y rozar su mejilla con los nudillos. “No sucumbas ante aquel pasado tiempo donde los grandes muros ennegrecidos en tristezas abundan.” Quiso decir mi alma en gritos desbordantes, implorando que no se dirigiera más a aquellas mudas imágenes.
Hero otra vez y sus imprudentes palabras dibujan también una mueca en mis labios que poco falto para culminar en una sonora carcajada. Lo reprendí mentalmente al fruncir el ceño y observarlo con los ojos encerrados. ¡Loca Criatura!
Pero tan rápido como el humor llega se desvanece al nombrar nuevamente a Nicolás – ¡Heme aquí! – Exclamo un tanto exaltado – ¡Libre! Jamás, ni en verano ni invierno… – Arrastro cada palabra como si estas trajeran consigo un horrendo pesar – Ni siquiera las noches en que me sentí perdido inundado de miedos y resentimientos. – Mi mirada vuelve a adquirir un tono oscuro – He tenido que depender de Nicolás… ¿Crees que realmente me comparo contigo? – Murmuro cuando avanza en silencio y apresura sus pasos para luego escuchar como se dirige a Lara.
¡Oh Lara! ¿Qué mal misterioso corroe nuestros corazones? Noto tu mirada infernal y divina caer sobre aquel vampiro.
En lo profundo del bosque diviso las luces de una gran mansión. Hero se voltea hacia nosotros y gentilmente se despide junto a un juramento de no olvidarnos jamás o por lo menos lo intentaría. – Adieu monsieur Jaejoong – Me despido sin nada más que decir, sin una promesa de volver a vernos porque ello puede significar otro reencuentro con Nicolás. Regreso junto a Lara y un suspiro apenas audible agarra su garganta.
Hero parece correr hasta su hogar como si negros batallones de fantasmas quisieran fundirse con él. Me instalo frente a Lara y sus grandes ojos aún permanecen inquietos, perdidos en el oscuro bosque de esta noche cruel. Finalmente mis pensamientos expresados en palabras vuelven a ella – Oh, querida mía… – susurro dejando de lado un poco del orgullo de los condenados al alzar mi mano y rozar su mejilla con los nudillos. “No sucumbas ante aquel pasado tiempo donde los grandes muros ennegrecidos en tristezas abundan.” Quiso decir mi alma en gritos desbordantes, implorando que no se dirigiera más a aquellas mudas imágenes.
Lestat De Lioncourt- Vampiro Clase Alta
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Re: Tú y tú! Dónde estoy?![Lestat y Lara)
“No quiero entender aquello que me lastima. Déjame olvidar mis pesares, aquellos que encadeno con fuego en mi interior. Provocando que cuando quieran salir, cuando se quieran relucir, se quemen y desaparezcan de la faz de mi cabeza, para siempre y por siempre.”
La belleza de la vampiresa era casi un desprecio hacia cualquier tipo de paisaje natural. Sus ojos oscuros me recordaban a los profundos ojos celestes de mi cuervo negro. Aquella emoción cargada de placer cuando veía a alguien sufrir. Me erizaba la piel, me hacía salir las lágrimas. Pero sin querer aceptarlo, solo me derretí en mis pensamientos. Inundado por las sombras de los árboles que se hacían más espesas a cada segundo que pasaba. Sí, era la hora de la despedida, me volvería a mi habitación, me enjugaría en un baño lleno de espuma para luego hacerme un pequeño bolo en la cama, sufriendo por todo lo que había a nuestro alrededor, llorando como quien no puede escapar de la muerte. Me trituraban las sensaciones mentales, me habían tocado allí donde más me atormenta. Habían provocado que mis distorsionados sentires se hagan una burbuja que puede ser explotada. Y ahora, como si la vida misma fuese un pesar, me hallaba solo, triste y decepcionado. Miraba a la mujer con extrañeza, sus palabras que rebotaban dolorosamente contra mi pecho. De verdad no la entendía, estaba diciendo, tal vez… Que Nicolás nunca volvería? No quise siquiera entenderlo, moví mi cabeza eufóricamente a un lado y al otro, moviendo mis dedos, apretándolos los unos con los ojos. Mis hombros se descolocaban y se volvían a acomodar y con un movimiento de cabeza no se halló respuesta para las palabras de la mujer de pelo negro, azabache, oscuro como su alma, la mía y la de todos los inmortales.
— To…maré eso. Como algo bueno y lo olvidaré. — Escupí con un susurro abrumador a la mujer longeva, mirando pronto al rubio molesto, fijo a los ojos, pestañeando un poco, intentando reconocer aquellos pedazos de historia que se tatuaban en su cabeza. Me cubría los labios para reír insanamente y negaba, sacando la lengua de forma imprudente para luego volver a esconderla, tapando junto a ella mis labios. — Yo no sé… Yo solo digo lo que me ha parecido. Sí, adiós. Tengan cuidado, que no os agarre el sol! — Una broma de mal gusto se coló entre mis dientes y el trote comenzó a marchar. Sabía que detrás dejaba a dos personas maravillosamente extrañas. Sabía que ambos dos vampiros estaban conectados, estaban entre ellos y conmigo entrelazados. Nuestras historias volverían a unirse en algún punto. Son cosas que no entiendo bien como suceden. Pero no hay razón para no pensar que es una mentira o una confunción. Ya que el solo hecho de haberme encontrado, justo, de entre las millones de personas, al creador de mi único y más preciado amor. Eso era algo, algo realmente fuerte. No lo podía comparar con encontrarme una moneda en la calle. Esto era algo que debía escribir… Lo anotaría en mi diario, en aquella parte que solo yo puedo abrir, aquellos renglones que solo se muestran con la caída de mi sangre. Mantendría este secreto oculto, por siempre, hasta encontrar el momento apropiado para decirlo.
— Os recordaré como las sombras de mi pesar. La dama que aborrece mi destino, el orgullo que oscurece mi camino. Dos males que acarreo desde siempre y que aún ahora no parecen querer irse de mi lado. — A muchos metros de distancia proliferaba mis palabras, mirando mi hogar, observando la segunda torre a la derecha, allí era donde estaba mi habitación y con unos cuantos saltos pasaba los arbustos, me tropezaba apenas, pero debía seguir corriendo, tenía miedo de la oscuridad, de esa que estaba persiguiéndome. Me penetraba la piel. El frío y la soledad. Y cuando el último salto se otorgó me encontré con la hermosa luz de la vela. Allí en medio de la habitación, me estaba esperando, aún flameante. Le sonreí y me giré, observando a los dos vampiros, alejados por muchísimos metros de mi terreno. Estaban envueltos en un aura hermosa y cálida y los celos me embriagaron. Las lágrimas cayeron de mis ojos como chaparrones y solo el piano y un vaso de whisky fueron suficientes para hacerme terminar de caer a una tristeza infinita que no terminaría hasta que el cuervo aparezca y tome lo que le pertenece. Yo mismo.
“El canto de las estrellas está cercano. Me dicen que él volverá y para cuando se den cuenta. Estaré bailando en mi felicidad absoluta.”
[CERRADO]
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