¿Donde estoy? [Libre]

por **Miguel Cuevas** Lun Mar 21, 2011 4:25 am

Era una tarde cálida y tranquila, podía observar por la ventana como algunos chicos de más o menos mi edad jugaban en la calle y por las expresiones de sus rostros parecian estar pasandoselo muy bien. Me acerqué a uno de los chicos mayores con los que estaba en el edificio y les pregunté si me dejaban salir un rato a jugar. Estos me dijeron que no, pero que podía acercarme a la biblioteca que había, según ellos, cerca.

Después de unos minutos me había vestido para ir hasta aquel grandioso edificio al cual, en algunos libros llamaban "templo del conocimiento". Mi madre me dijo que tuviese cuidado y me portase bien, ya que esa misma tarde partía de viaje y no sabía cuando volvería, pero insistió en que me dejaba en buenas manos. Seguí las indicaciones que me dieron para llegar hasta la biblioteca, pero cuando llegué a una plaza enorme me quedé mirando un escaparate más tiempo del que debía y se me olvidó el resto del camino.

Miré de un lado a otro para orientarme...pero no recordaba por donde había llegado. Me puse nerviosito y me acerqué al primer señor que pasaba.

- Disculpe señor, ¿sabe por donde...

No me dio tiempo a terminar la pregunta, aquel hombre ni se molestó en mirarme y como iba caminando deprisa no pude alcanzarle, probé suerte con otros dos señores y una dama, pero nadie me prestaba atención. Un poco desesperado me senté en un banco con la cabeza agallada intentando recordar el camino.

por **Duna Di Bello** Lun Mar 21, 2011 3:46 pm

Había ido sola a la plaza, dejando a el cochero en el castillo al igual que a mis damas de compañía.Me apetecía disfrutar de aquella hermosa ciudad envuelta entre la multitud sin aparentar que era más que cualquiera de esos hombres que compraban fruta en el mercado.

Había llevado a mi pastor alemán, Zor conmigo para sentirme acompañada cuando se paró en seco mirando algo en medio de aquella plaza.
Observé la dirección de su mirada y pude percatarme de que estaba mirando a un niño que parecía perdido, o al menos era eso lo que me decía su mirada.
Observé como preguntaba algo a un hombre con sombrero que le ignoraba y seguía su camino sin percatarse si quiera del pobre chico.
Fulminé con la mirada a ese hombre y caminé en dirección al pequeño, sus ropas no parecían ser de alguien de clase baja por lo que se me hacía muy raro que estuviese solo sin ningún tipo de vigilancia.

- Hola pequeño, ¿se ha perdido? - le pregunté alzando una ceja manteniendo a Zor sentado para que el niño no se asustara. Sonreí para que se sintiese seguro y no pensara que podía hacerle daño.

por **Miguel Cuevas** Mar Mar 22, 2011 3:33 am

Estaba en el banco balanceando los pies aburrido y cansado ya que nadie me prestaba un instante de atención para indicarme el camino, cuando se me acercó una señorita bien vestida, con porte distinguido y un perro muy bonito y grande. Me sonrió transmitiendome tranquilidad, aunque con el perro no sucedía lo mismo...me quedé un pequeño rato con desconfianza, observando sus patas, orejas grandes y grandes grandes colmillos, me recordo a un cuento que leí de chico. Pero sonreí aliviado un poco más cuando el perro se sentó, me gustaba mucho...aunque daba un poquito de susto.

- Hola señorita...pues si, creo que me perdí cuando iba camino de la biblioteca -el rostro se me iluminó con ilusión, esperanza y esperaba que pronto de alivio también- ¿sabe por donde se llega allá? señorita...¿como debo llamarla?

Sonreí un poco más mientras me bajaba de un saltito del banco y le acariciaba un poco la cabeza al perro antes de levantar la vista hacia su dueña una vez más.

- Se me olvidaba que es de mala educación preguntar por el nombre de alguien sin dar primero el de uno mismo -sonreí e hice una pequeña reverencia- Mi nombre es Miguel.

por **Duna Di Bello** Mar Mar 22, 2011 11:16 am

Me quedé asombrada por la educación y la forma de hablar de aquel chiquillo, un sentimiento de ternura se encendió en mi interior. Sonreí amplia mente al ver que no temía a Zor.
Me di cuenta de que estaba tan perdida como él pues no llevaba más de dos días en París. Pero no debía ser tan complicado encontrar una biblioteca ¿ no ?
Le respondí en perfecto francés aunque seguía sin poder ocultar el acento italiano de mi voz, aunque tampoco me importaba mostrarlo.

- No se preocupe, señorito Miguel. Cualquiera se percataría de que es usted un niño muy bien educado.-me quedé pensativa.- Y eso me hace preguntarme, si no es entrometido por mi parte... ¿dónde está su mamá? Es peligroso caminar solo por estas calles tan atestadas de gente. Incluso para mí, por eso vine acompañada.- bromeé señalando a Zor con un movimiento de cabeza.

- Me puede llamar señorita Duna o Di Bello, como guste- le devolví la reverencia con una sonrisita.- Tengo una mala y una buena noticia para usted. No se donde está esa biblioteca pero puedo ayudarle a encontrarla si me permita gozar de su pequeña y agradable compañía.

por **Miguel Cuevas** Miér Mar 23, 2011 7:48 am

Me quedé un ratito pensativo y luego asentí.

- Entre los dos será más facil encontrarla.

Comenzamos la caminata por los alrededores de la plaza y comencé una conversación basada en los comentarios que dijo anteriormente.

- Mi madre acaba de partir de viaje con destino al lugar que me vio nacer, Suiza...y creo que luego irá a los hogares de mis antepasados, Egipto e Italia. Mientras ella no está me quedaré en la casa de unos amigos de la familia que me estan cuidando muy bien...hasta me indicaron el camino, aunque ya no recuerdo por donde ir.

Sonreí un poco avergonzado cuando pasamos cerca del escaparate en el que me distraje antes de encontrarme con la señorita Duna. Entonces me llegó la inspiración.

- Señorita Duna...creo que es por allí.

Señalé en dirección a una callejuela estrecha que había cerca tras la cual se veía otra plaza aparentemente más espaciosa que la otra en la que creía que estaba la biblioteca.

por **Duna Di Bello** Miér Mar 23, 2011 11:26 am

Sonreí mientras caminaba al lado de aquel señorito tan adorable.

- ¿Sabe? En estos momentos todas esas mujeres me envidiarán por ir acompañada por un señorito tan apuesto. -le dije en susurros con una sonrisa para agradar al chico mientras caminábamos en busca de la biblioteca.

Escuché su explicación asintiendo aunque no aprobaba del todo que le dejasen solo por allí, podría ser peligroso de un modo u otro.

-Bueno, no se preocupe seguramente lo encontraremos.- le animé para que no se sintiese mal.

Sonreí ampliamente al ver que recordaba .

- ¡Eso es fantástico, ha recordado! - exclamé mientras le seguía. - ¿ Y para qué desea llegar a la biblioteca? ¿Le gusta leer? - pregunté curiosa , pues no acostumbraba a tratar con niños y creí que no les gustaban esas cosas a su edad.

por **Miguel Cuevas** Vie Mar 25, 2011 6:49 am

Sonreí un poquitin sonrojado por su comentario sobre que la miraban con envidia. No sabía lo que significaba del todo, pero parecía un cumplido.

- Pues sinceramente señorita Duna me encanta la lectura...me gustan casi todos los generos y me gustaría que me dejasen algunos libros. Creo que tienen un ejemplar del Quijote y otro de Romeo y Julieta...madre me habló mucho de ellos y ahora me preguntaba cuan interesantes son.

Subimos las escaleras y abrí la puerta con una gran sonrisa y bastante emoción. Contemplé todas aquellas estanterias llenas de volumenes, algunos de más de un siglo, incluso estaba seguro de que podría encontrar alguna primera edición. A poca distancia de nosotros había una mesa grande llena de papeles y una señora con el pelo blanco sentada cerca de ella.

por **Duna Di Bello** Vie Mar 25, 2011 7:09 am

Sonreí asombrada por la cultura del chiquillo y su emoción por la lectura. Personalmente a mi me apasionaba leer, sobre todo historias de aventuras o historias románticas con finales trágicos donde la cosa nunca acababa bien.
-Si me permite opinar, prefiero la literatura de Shakespeare a la de mis vecinos españoles. El Quijote no es muy de mi agrado, la verdad. Se acaba haciendo pesado.- le reconocí recordando lo que me costó terminar aquella obra de Cervantes.
Entramos en la biblioteca mientras ambos obserbábamos atónitos aquella cantidad de libros.
Me acerqué a la bibliotecaria con una agradable sonrisa.
-Buenos días señora, queríamos echar un vistazo por aquí .- la informé mientras observaba a Miguel.
- No hay problema, señoritos.- nos dijo la mujer con voz agradable invitándonos a echar un vistazo.
Esperé a ver a donde quería ir Miguel para seguirle.

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