AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
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Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Esta mañana había vuelto locos a todos los miembros de mi servicio. Algunos me conocían desde que tenía 1 año y no entendían cómo "la señorita Ruslana" correteaba preocupada asegurándose de que las habitaciones de Zafiro hubiesen sido limpiadas y arregladas para su uso, así como que toda la Mansión estuviese perfecta.
Se había levantado al amanecer y había ayudado con las tareas de limpieza y de cocina. Lo que sólo provocó que fuera amonestada por su tía, sus palabras concretas fueron:
- ¡Mon Dieu, Ruslana, eres una dama!. Tú sólo debes dar las órdenes y asegurarte de que se cumplan.- La mirada dura y el encierro posterior de su tía le dejó claro que no estaba de acuerdo con su decisión, pero ésta era su casa, su dinero y ella ya era lo suficiente mayor como para llevar las riendas de su casa. Su palabra era ley en la Mansión del Mar, y ni siquiera los lazos de sangre de su tía podían impedir que se cumplieran sus deseos.
Una sonrisa traviesa se formó en su boca cuando pensó lo que diría Zafi sobre haberle hecho frente a su tía. Zafiro pocas veces se mordía la lengua, y siendo ya amigas, dudaba mucho que fuera a suavizar la opinión que le había causado su tía.
Sacudió la cabeza intentando controlar su largisimo cabello, asomada en la ventana más alta de su mansión el viento provocaba remolinos en éste, creando que su cabello comenzara a rizarse en suave ondas. Desde lo alto del torreón norte podría vislumbrar la entrada que separaba el final del bosque y la entrada a sus dominios. Las enormes hectáreas de prado verde y huertos que se abrían paso en los alrededores de su Mansión, hablaban de la riqueza de su familia y la prosperidad de estos terrenos.
Comenzó a reírse al pensar lo mucho que disfrutaría Zafiro corriendo descalza por el prado. Nadie podía ver lo que ocurría en sus enormes terrenos porque el bosque salvaje ocultaba a la Mansión del Mar de cualquiera que se adentrase por error en los exteriores de sus tierras. Quizás lo que más le gustaría después del prado será la playa privada de los Del Mar, que contaba con un puerto con dos embarcaciones atracadas en él. Sobraba decir que ambas eran de su familia.
Cuando observó el carruaje lleno de enseres dio un gritito de alegría, cerrando la ventana, se olvidó de que era una jovencita educada de alta clase y comenzó a correr hasta la entrada de la mansión. Cuando llegó a la entrada casi asfixiada por el corsé, su criada personal comenzó a maldecir en inglés por su aspecto. Con movimientos rápidos y profesionales le arregló el pelo, mientras que ella alisaba su vestido, arrugado por la carera.
- Señorita Ruslana, ese semirecogido la hace parecer una adorable niñita- Mientras todos sus sirvientes comenzaron a llegar a la entrada, preparándose para formar una larga fila y presentarse a la nueva huésped, le lanzaron miradas amorosas. Algunas sirvientes comenzaron a comentar lo bonita que era así con el pelo suelto hasta sus caderas, y algunos varones le recordaban lo hermosa que era de pequeña.
Madre de dios, la iban a abochornar. Sonrojándose, les dio una reverencia y salió a la entrada de la Mansión. Sus criados riendo formaron una fila, todos con una sonrisa profesional y una postura perfectamente erguida esperaban a que los lacayos ayudasen a bajarse a Zafiro.
Sus nervios iban en aumento mientras intentaba bajar hasta la mitad de la escalinata de su entrada. Con una sonrisa amorosa vio como Zafiro y otro hombre se bajaban del carruaje. La cara de su amiga estaba llena de sorpresa, mientras que el joven comenzaba a fruncir el ceño. Dando un suspiro, les dio la bienvenida:
- Es un placer darles la bienvenida a la Mansión del Mar.- Sus criados detrás de ella hicieron una reverencia perfecta al unísono, mientras decían: "Bienvenidos, señores Gómez".
Se había levantado al amanecer y había ayudado con las tareas de limpieza y de cocina. Lo que sólo provocó que fuera amonestada por su tía, sus palabras concretas fueron:
- ¡Mon Dieu, Ruslana, eres una dama!. Tú sólo debes dar las órdenes y asegurarte de que se cumplan.- La mirada dura y el encierro posterior de su tía le dejó claro que no estaba de acuerdo con su decisión, pero ésta era su casa, su dinero y ella ya era lo suficiente mayor como para llevar las riendas de su casa. Su palabra era ley en la Mansión del Mar, y ni siquiera los lazos de sangre de su tía podían impedir que se cumplieran sus deseos.
Una sonrisa traviesa se formó en su boca cuando pensó lo que diría Zafi sobre haberle hecho frente a su tía. Zafiro pocas veces se mordía la lengua, y siendo ya amigas, dudaba mucho que fuera a suavizar la opinión que le había causado su tía.
Sacudió la cabeza intentando controlar su largisimo cabello, asomada en la ventana más alta de su mansión el viento provocaba remolinos en éste, creando que su cabello comenzara a rizarse en suave ondas. Desde lo alto del torreón norte podría vislumbrar la entrada que separaba el final del bosque y la entrada a sus dominios. Las enormes hectáreas de prado verde y huertos que se abrían paso en los alrededores de su Mansión, hablaban de la riqueza de su familia y la prosperidad de estos terrenos.
Comenzó a reírse al pensar lo mucho que disfrutaría Zafiro corriendo descalza por el prado. Nadie podía ver lo que ocurría en sus enormes terrenos porque el bosque salvaje ocultaba a la Mansión del Mar de cualquiera que se adentrase por error en los exteriores de sus tierras. Quizás lo que más le gustaría después del prado será la playa privada de los Del Mar, que contaba con un puerto con dos embarcaciones atracadas en él. Sobraba decir que ambas eran de su familia.
Cuando observó el carruaje lleno de enseres dio un gritito de alegría, cerrando la ventana, se olvidó de que era una jovencita educada de alta clase y comenzó a correr hasta la entrada de la mansión. Cuando llegó a la entrada casi asfixiada por el corsé, su criada personal comenzó a maldecir en inglés por su aspecto. Con movimientos rápidos y profesionales le arregló el pelo, mientras que ella alisaba su vestido, arrugado por la carera.
- Señorita Ruslana, ese semirecogido la hace parecer una adorable niñita- Mientras todos sus sirvientes comenzaron a llegar a la entrada, preparándose para formar una larga fila y presentarse a la nueva huésped, le lanzaron miradas amorosas. Algunas sirvientes comenzaron a comentar lo bonita que era así con el pelo suelto hasta sus caderas, y algunos varones le recordaban lo hermosa que era de pequeña.
Madre de dios, la iban a abochornar. Sonrojándose, les dio una reverencia y salió a la entrada de la Mansión. Sus criados riendo formaron una fila, todos con una sonrisa profesional y una postura perfectamente erguida esperaban a que los lacayos ayudasen a bajarse a Zafiro.
Sus nervios iban en aumento mientras intentaba bajar hasta la mitad de la escalinata de su entrada. Con una sonrisa amorosa vio como Zafiro y otro hombre se bajaban del carruaje. La cara de su amiga estaba llena de sorpresa, mientras que el joven comenzaba a fruncir el ceño. Dando un suspiro, les dio la bienvenida:
- Es un placer darles la bienvenida a la Mansión del Mar.- Sus criados detrás de ella hicieron una reverencia perfecta al unísono, mientras decían: "Bienvenidos, señores Gómez".
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Localización : Mansión del Mar
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Había tardado dos horas en convencer a mi hermano para que me ayudara a llevar las cosas a casa de Ruslana. Se lo había tomado peor de lo que creía pero estaba segura de que cuando conociera a Ruslana se le quitarían cualquier enfado. Aunque sabía que realmente no estaba enfadado. Yo buscaba por todos los rincones del carromato mientras Ismael me seguía de aquí para alla. Siempre calgado con su espada a pesar de que estábamos en casa. Siempre que salía y volvía días después me quedaba mirandole el aura. Pero seguía siendo pura y eso me reconfortaba.
-¡Venga, venga!- apremié a mi hermano.- ¡Qué tengo muchas cosas que recoger!- lo esuché quejarse pero lo ignoré. Cuando tuve hecho mi equipaje me tiré en una de las sillas mientras esperaba el carruaje que me llevaría a mi nuevo hogar. Mi hermano se sentó a mi lado con cara serie.- No te cabreés. Ruslana te caerá bien y conociendote querrás conocerla a fondo.- reí.- pero como le toques un pelo te dejo sin tus preciosas bolas.- Me pegó un suave golpe en la nuca. Ya se estaba empezando a reir y eso me gustaba. Sabía que conseguiría hacer que se relajara. Escuchamos unos cascos de caballos. Él cogió todas mis cosas como si fueran plumas y nos montamos en el carruaje. La verdad que me resultaba encontrar a mi hermano en un carruaje tan glamuroso.
Miré por la ventana y no pude evitar quedarme asombrada al contemplar todo lo que teníamos al alrededor. Estabamos entrando en un hermoso bosque. ¿De verdad la casa de Ruslana estaba detrás de éste maravilloso bosque? Y después de atravesar ese maravilloso bosque vimos unos grandes y bellos jardines. Me quedé con la boca más abierta. En carruaje paró y yo bajé primero. Rus estaba allí esperandome. Amplié mi sonrisa ante sus palabras y tuve que contener una risa cuando contemplé a sus criados. Me acerqué a mi amiga y le di un abrazo breve. Me separé de ella y señalé a Ismael.- Ruslana, éste es mi hermano Ismael. Ismael esta es mi amiga Ruslana.- volví a mirar a Ruslana a los ojos.- Ha venido a ayudarme con algunas cosas. Me encontraba tan emocionada de que me fuera a vivir con él y de que Rus por fin conociera a Ismael. Solo esperaba que se llevaran bien.
-¡Venga, venga!- apremié a mi hermano.- ¡Qué tengo muchas cosas que recoger!- lo esuché quejarse pero lo ignoré. Cuando tuve hecho mi equipaje me tiré en una de las sillas mientras esperaba el carruaje que me llevaría a mi nuevo hogar. Mi hermano se sentó a mi lado con cara serie.- No te cabreés. Ruslana te caerá bien y conociendote querrás conocerla a fondo.- reí.- pero como le toques un pelo te dejo sin tus preciosas bolas.- Me pegó un suave golpe en la nuca. Ya se estaba empezando a reir y eso me gustaba. Sabía que conseguiría hacer que se relajara. Escuchamos unos cascos de caballos. Él cogió todas mis cosas como si fueran plumas y nos montamos en el carruaje. La verdad que me resultaba encontrar a mi hermano en un carruaje tan glamuroso.
Miré por la ventana y no pude evitar quedarme asombrada al contemplar todo lo que teníamos al alrededor. Estabamos entrando en un hermoso bosque. ¿De verdad la casa de Ruslana estaba detrás de éste maravilloso bosque? Y después de atravesar ese maravilloso bosque vimos unos grandes y bellos jardines. Me quedé con la boca más abierta. En carruaje paró y yo bajé primero. Rus estaba allí esperandome. Amplié mi sonrisa ante sus palabras y tuve que contener una risa cuando contemplé a sus criados. Me acerqué a mi amiga y le di un abrazo breve. Me separé de ella y señalé a Ismael.- Ruslana, éste es mi hermano Ismael. Ismael esta es mi amiga Ruslana.- volví a mirar a Ruslana a los ojos.- Ha venido a ayudarme con algunas cosas. Me encontraba tan emocionada de que me fuera a vivir con él y de que Rus por fin conociera a Ismael. Solo esperaba que se llevaran bien.
Zafiro Gómez- Gitano
- Mensajes : 119
Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Ismael tuvo que luchar mucho con el amor que sentía por su hermana. La idea de que se marchase de casa no le gustaba nada. No es que fuera alguien de ideas muy conservadoras pero sentía que la perdía. Era su hermana pequeña y ella casi siempre había estado con él. Pero al final su hermana consiguió convencerlo para que la ayudara a llevar sus cosas.
Ahora se encontraba caminando detrás de ella mientras le tiraba las cosas que él debía de guardar en un baúl viejo. Miraba a su pequeña hermana. Le sacaba dos cabezas y era el doble que ella. Eso hacía que la viera como si fuera más pequeña de lo que en realidad era. Su hermana empezó a pedirle un poco más de prisa. ¿Prisa para qué? Para que ella se fuera y le dejara solo en aquel loco lugar?- ¿No debería ser yo quien te pasara las cosas, enana?- "Enana" un calificativo que le decía dulcemente. Desde luego ella era más chica que él en todos los sentidos pero le gustaba meterse con ella.- Además, ¿desde cuando tienes tantas cosas?- Miraba un vestido azul que estaba seguro de que no se lo había comprado ella. Esa Ruslana era la quien la había llenado hasta arriba de todos esos vestidos. "Demasiado lujo" pensó preocupado. Cuando guardó sus últimas cosas se sentó al lado de su hermana. No pudo evitar sonreír ante aquel comentario. No podía negar que tenía curiosidad de conocer a esa mujer. Y sobre lo que más ganas tenía era de saber como era aquella mujer, si realmente era tan bella como Zafi decía.
El ruido de unos cascos llegaron hasta ellos. Zafiro parecía tan feliz y nerviosa que en el fondo se sintió aliviado. En realidad era lo mejor para ella. Así se libraría de la insistencia de su padre por casarla. Ya estaba cansado de espantar todo lo malo. Quería que ella conociera a un hombre que la amara tal y como era. Se montaron en aquel lujoso carruaje. Y a pesar de todo Ismael se llevó su katana. Sin ella no se sentía seguro y de todas manera parecía un palo en vez de un arma blanca. Ismael no miró ningún momento por la ventana. Prefería comprobar la cara de felicidad que tenía Zafi. Se le veía tan feliz... El viaje le resultó corto. Demasiado. No quería alejarse de su hermana. Entonces el carro paró y él se bajó detrás de su pequeña hermana. Vio, entonces, aquella mujer y todo el circo que tenía montado a su alrededor. Cuando los sirvientes saludaron no pudo evitar fruncir su ceño. "Demasiado lujo, la acabará cambiando". Se arrascó la cabeza y se acercó hasta la amiga de su hermana.-Buenas, señorita Ruslana.- A diferencia de su hermana, él sí había recibido una educación por parte de su maestro. Simplemente hizo una inclinación de cabeza. La mujer era realmente hermosa y si la hubiera conocido en otro momento hubiera intentado tirarle los tejos. Puede que más adelante lo hiciera cuando las cosas se relajaran entre ellos.
Ahora se encontraba caminando detrás de ella mientras le tiraba las cosas que él debía de guardar en un baúl viejo. Miraba a su pequeña hermana. Le sacaba dos cabezas y era el doble que ella. Eso hacía que la viera como si fuera más pequeña de lo que en realidad era. Su hermana empezó a pedirle un poco más de prisa. ¿Prisa para qué? Para que ella se fuera y le dejara solo en aquel loco lugar?- ¿No debería ser yo quien te pasara las cosas, enana?- "Enana" un calificativo que le decía dulcemente. Desde luego ella era más chica que él en todos los sentidos pero le gustaba meterse con ella.- Además, ¿desde cuando tienes tantas cosas?- Miraba un vestido azul que estaba seguro de que no se lo había comprado ella. Esa Ruslana era la quien la había llenado hasta arriba de todos esos vestidos. "Demasiado lujo" pensó preocupado. Cuando guardó sus últimas cosas se sentó al lado de su hermana. No pudo evitar sonreír ante aquel comentario. No podía negar que tenía curiosidad de conocer a esa mujer. Y sobre lo que más ganas tenía era de saber como era aquella mujer, si realmente era tan bella como Zafi decía.
El ruido de unos cascos llegaron hasta ellos. Zafiro parecía tan feliz y nerviosa que en el fondo se sintió aliviado. En realidad era lo mejor para ella. Así se libraría de la insistencia de su padre por casarla. Ya estaba cansado de espantar todo lo malo. Quería que ella conociera a un hombre que la amara tal y como era. Se montaron en aquel lujoso carruaje. Y a pesar de todo Ismael se llevó su katana. Sin ella no se sentía seguro y de todas manera parecía un palo en vez de un arma blanca. Ismael no miró ningún momento por la ventana. Prefería comprobar la cara de felicidad que tenía Zafi. Se le veía tan feliz... El viaje le resultó corto. Demasiado. No quería alejarse de su hermana. Entonces el carro paró y él se bajó detrás de su pequeña hermana. Vio, entonces, aquella mujer y todo el circo que tenía montado a su alrededor. Cuando los sirvientes saludaron no pudo evitar fruncir su ceño. "Demasiado lujo, la acabará cambiando". Se arrascó la cabeza y se acercó hasta la amiga de su hermana.-Buenas, señorita Ruslana.- A diferencia de su hermana, él sí había recibido una educación por parte de su maestro. Simplemente hizo una inclinación de cabeza. La mujer era realmente hermosa y si la hubiera conocido en otro momento hubiera intentado tirarle los tejos. Puede que más adelante lo hiciera cuando las cosas se relajaran entre ellos.
Ismael Gómez- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 29/10/2012
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Recibió el abrazo de su amiga como un regalo. Zafi siempre le mostraba libremente cuánto la quería, independientemente de las reglas de etiqueta. Riéndose disimuladamente se separó de ella.
Su mirada se cruzó con la del joven que suponía era su hermano. Aunque el color de sus cabellos eran diferentes, así como la fisionomía de su cuerpo, pudo ver que los ojos de aquél hombre eran iguales a los de Zafiro, azules brillantes. Pero dónde los ojos de Zafiro brillaban con felicidad, los de su hermano mostraban preocupación. Sin entretenerse en analizar sus sentimientos, ya que éstos se manifestaban perfectamente en su postura rígida y la cercanía de su cuerpo al de su hermana, casi reticente a abandonarla. Sonriéndole tímidamente, hizo una corta, pero elegante reverencia, inclinando su cabeza hacia él.
Irguiéndose le sonrió, mientras le tendía una mano:
- Usted debe ser el señor Gómez, el hermano de Zafiro. He podido apreciar que poseen la misma tonalidad de azul claro en sus ojos.- Haciendo una mueca tímida, desvió la mirada con cariño hacia Zafi, para después volverla a colocar en su hermano: Le agradezco que haya escoltado a su hermana hasta mi casa, pero sobretodo, le agradezco que me haya confiado el cuidado de su hermana durante su estancia en la Mansión del Mar.- Volviendo mi mirada seria le dije: Le prometo que cuidaré de su hermana, y que si necesita algo, puede obtener mi ayuda.- Riendo divertida continué- incluso si desea mudarse usted también.
Su mirada se cruzó con la del joven que suponía era su hermano. Aunque el color de sus cabellos eran diferentes, así como la fisionomía de su cuerpo, pudo ver que los ojos de aquél hombre eran iguales a los de Zafiro, azules brillantes. Pero dónde los ojos de Zafiro brillaban con felicidad, los de su hermano mostraban preocupación. Sin entretenerse en analizar sus sentimientos, ya que éstos se manifestaban perfectamente en su postura rígida y la cercanía de su cuerpo al de su hermana, casi reticente a abandonarla. Sonriéndole tímidamente, hizo una corta, pero elegante reverencia, inclinando su cabeza hacia él.
Irguiéndose le sonrió, mientras le tendía una mano:
- Usted debe ser el señor Gómez, el hermano de Zafiro. He podido apreciar que poseen la misma tonalidad de azul claro en sus ojos.- Haciendo una mueca tímida, desvió la mirada con cariño hacia Zafi, para después volverla a colocar en su hermano: Le agradezco que haya escoltado a su hermana hasta mi casa, pero sobretodo, le agradezco que me haya confiado el cuidado de su hermana durante su estancia en la Mansión del Mar.- Volviendo mi mirada seria le dije: Le prometo que cuidaré de su hermana, y que si necesita algo, puede obtener mi ayuda.- Riendo divertida continué- incluso si desea mudarse usted también.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 415
Fecha de inscripción : 07/10/2012
Localización : Mansión del Mar
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
A Ismael se le cruzaron muchas palabras bordes con respecto a la observación de la dama. Aunque supuso que lo que quería aparentar era amabilidad. No tenía sentido que ella buscara su enemistad si tanto quería a Zafiro y tan amiga era de ella. Ismael observó la mano de la mujer y finalmente la aceptó. Le dio un ligero beso en el dorso y se la soltó. Su invitación hizo que Ismael la mirara con recelo.- Espero que cuides a mi hermana más allá de lo material.- dijo cortantemente. Después bajó la voz para que solo Ruslana lo escuchara.- Si vuelvo a verla y no es la que era cuando la dejé aquí se arrepentirá de haberme quitado a Zafiro.- después Ismael tomó una pose bastante relajada.- pero si ella sigue siendo igual y es feliz usted será como una hermana para mí.
Miró a su hermana que le clavaba sus grandes ojos azules. Suspiró. Él sabía que ella sabía que él acababa de soltar una amenaza. Su hermana conocía cada expresión de su rostro como si fueran los de ella. Quizás se estaba pasando de protector pero era su hermana pequeña, debía serlo. Miró de nuevo a la bella mujer y deseó que Zafi no estuviera cometiendo ningún error. -¿Nos tendrá todo el día aquí fuera señorita Del Mar?- preguntó Ismael con una fingida inocencia. Al parecer aquella mujer reaccionó y los invitó a ambos a entrar. Como supuso la casa era enorme y lujosa, lo cual no le gustó mucho. Temía que su hermana se olvidara de quien era en realidad. Que provenía de una familia de gitanos y que no olvidará toda la educación que intentó darle su abuela. No soportaría ver a Zafiro mirar con frialdad mientras sonreía con una falsa sonrisa y mentía. Sería como matarle a él.- Si no le importa señorita Del Mar me gustaría conocerla un poco antes de marcharme.- esto lo dijo en voz alta. Le daba igual si su hermana le decía algo pero tenía que asegurarse. Ruslana debía convencerlo de que ella quería a su hermana antes de que él se marchara de aquella mansión. O si no volvería a por ella y me aseguraría de que no la volviese a ver. Zafiro comentó algo de té pero su hermano no el hecho cuenta. Él miraba la casa y la cara de cada uno de los sirvientes hombres. Entonces le condujeron hasta una sala donde había unos grandes y antiquismos butacones y una mesita. Cada uno nos sentamos en uno de esos butacones. Cuando el sirviente me ofreció té lo rechacé. No quería una bebida relajante.- Y bien, señorita Del Mar, convenceme.- Mi katana reposaba en mis rodillas aunque en realidad parecía un simple palo de madera.
Miró a su hermana que le clavaba sus grandes ojos azules. Suspiró. Él sabía que ella sabía que él acababa de soltar una amenaza. Su hermana conocía cada expresión de su rostro como si fueran los de ella. Quizás se estaba pasando de protector pero era su hermana pequeña, debía serlo. Miró de nuevo a la bella mujer y deseó que Zafi no estuviera cometiendo ningún error. -¿Nos tendrá todo el día aquí fuera señorita Del Mar?- preguntó Ismael con una fingida inocencia. Al parecer aquella mujer reaccionó y los invitó a ambos a entrar. Como supuso la casa era enorme y lujosa, lo cual no le gustó mucho. Temía que su hermana se olvidara de quien era en realidad. Que provenía de una familia de gitanos y que no olvidará toda la educación que intentó darle su abuela. No soportaría ver a Zafiro mirar con frialdad mientras sonreía con una falsa sonrisa y mentía. Sería como matarle a él.- Si no le importa señorita Del Mar me gustaría conocerla un poco antes de marcharme.- esto lo dijo en voz alta. Le daba igual si su hermana le decía algo pero tenía que asegurarse. Ruslana debía convencerlo de que ella quería a su hermana antes de que él se marchara de aquella mansión. O si no volvería a por ella y me aseguraría de que no la volviese a ver. Zafiro comentó algo de té pero su hermano no el hecho cuenta. Él miraba la casa y la cara de cada uno de los sirvientes hombres. Entonces le condujeron hasta una sala donde había unos grandes y antiquismos butacones y una mesita. Cada uno nos sentamos en uno de esos butacones. Cuando el sirviente me ofreció té lo rechacé. No quería una bebida relajante.- Y bien, señorita Del Mar, convenceme.- Mi katana reposaba en mis rodillas aunque en realidad parecía un simple palo de madera.
Ismael Gómez- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/10/2012
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Antes de que llegara la amenaza del señor Gómez, ella supo que sus palabras le habían ofendido de alguna forma. Aunque no era su intención, se quedó ensimismada estudiando los efluvios de sus sentimientos, al mismo tiempo que escuchaba las palabras de su amenaza.
Encaminándose hacia el interior de la mansión suspiró, al parecer no había causado muy buena impresión en el hermano de Zafiro. No le importaba que el señor Gómez pensara que era una niña mimada o malcriada, muchos ya lo daban por supuesto al saber que era una rica heredera y la señora de numerosos terrenos y comercios. Pero le entristecía pensar que el hermano de su mejor amiga no sólo sintiese recelo hacia ella, sino que su instinto protector le había hecho reaccionar ante los lujos de su hogar.
Sentándose en una de las tantas salas del té que poseía la mansión, observó cómo el señor Gómez la miraba fíjamente con los ojos entrecerrados, mientras que sostenía un extraño palo entre sus piernas. Cuando le dijo que lo convenciera miró a Zafiro con una mirada entre divertida y nerviosa. Ella ya le había advertido que su hermano era protector. Bueno, en realidad, le había dicho que era demasiado protector con ella, pero no se imaginó que tuviera que convencerlo de su honestidad. Bien, se dijo mientras suspiraba, deseabas sacar a Zafiro de las garras de un malnacido que la quería como esposa, es tu mejor amiga, así que sé sincera.
Fijando su mirada en su hermano, utilizó el mismo tono de voz que normalmente usaba al realizar negocios, educada y fría, una mera exposición de hechos sin que su poder pudiese mediar en el discurso.
- Espero señor Gómez que no le importe que sea franca con usted, y me permita utilizar algunas expresiones no muy adecuadas entre desconocidos.- Viendo como había captado la atención de éste, y la mirada preocupada de Zafiro, continué: La verdad señor Gómez es que podría convencerlo si quisiera de que saltase a la pata coja, pero,como el hermano de mi mejor amiga, no utilizaré meras expresiones educadas acerca de la amistad que le profeso a su hermana.
Notando cómo le había sorprendido la rudeza de mis palabras sonreí un poco avergonzada, mientras tomaba un sorbo de mi té. Dejando la taza entre mis manos, fijé mi mirada en la suya, intentando que comprendiera el porqué de mi proposición.
- No deseaba, ni deseo, cambiar a su hermana. La quiero tal cual es, con sus palabras rápidas y mordaces, con su imposibilidad de mentir o aligerar la verdad para aquél que la escuche. Su naturaleza salvaje, la felicidad que siempre brilla en sus ojos, la naturalidad con la que expresa sus sentimientos hacia los demás, la protección que dedica a sus amigos y la sonrisa traviesa que siempre realiza antes de hacer una locura, son para mí partes fundamentales de ella. Sin ellas no sería Zafiro.- endurecí mi voz y fruncí mis cejas enojada- Sé que nuestras clases sociales son diferentes, y que las normas por las que nos regimos censuran muchas veces las relaciones entre miembros de diferentes clases. Pero he tenido la suerte de conocer a alguien que me ha aceptado tal y como soy, independientemente de mi lastre como miembro íntegro de la alta clase. Ella me ha ofrecido su amistad y su protección, y cuanto menos, yo le daré lo mismo.- Dejándome llevar por el enojo dejé la frágil taza de té en la mesita, por miedo de lanzarla al suelo enojada. Y volviendo a mirar al hermano de Zafiro le dije el motivo por el que la había separado de su lado- Precisamente es mi amistad la que me impide quedarme de brazos cruzados viendo cómo la intentan casar con un hombre que no la merece. Si los hombres, ya sean gitanos o no, son unos.... unos... indeseables, no dejaré si quiera que le hagan perder el tiempo. Ambos sabemos que su hermana merece mucho más que un hombre que no la quiera sino para hacerle hijos.- Ante mis últimas palabras la sala quedó en completo silencio, mientras yo me sonrojaba completamente. ¡Maldita sea, he perdido la compostura!, pensé. Pero para mi sorpresa el señor Gómez, se mordió los labios intentando no reír, mientras que Zafiro comenzaba a reír ruidosamente, agarrándose el estómago. A los pocos segundos hermana y hermano rieron a carcajadas, balanceándose en las sillas, las cuales amenazaban con caerse.
Resoplé indignada,mientras una sonrisa tímida comenzaba a formarse. ¡realmente son hermanos!, pensé.
Encaminándose hacia el interior de la mansión suspiró, al parecer no había causado muy buena impresión en el hermano de Zafiro. No le importaba que el señor Gómez pensara que era una niña mimada o malcriada, muchos ya lo daban por supuesto al saber que era una rica heredera y la señora de numerosos terrenos y comercios. Pero le entristecía pensar que el hermano de su mejor amiga no sólo sintiese recelo hacia ella, sino que su instinto protector le había hecho reaccionar ante los lujos de su hogar.
Sentándose en una de las tantas salas del té que poseía la mansión, observó cómo el señor Gómez la miraba fíjamente con los ojos entrecerrados, mientras que sostenía un extraño palo entre sus piernas. Cuando le dijo que lo convenciera miró a Zafiro con una mirada entre divertida y nerviosa. Ella ya le había advertido que su hermano era protector. Bueno, en realidad, le había dicho que era demasiado protector con ella, pero no se imaginó que tuviera que convencerlo de su honestidad. Bien, se dijo mientras suspiraba, deseabas sacar a Zafiro de las garras de un malnacido que la quería como esposa, es tu mejor amiga, así que sé sincera.
Fijando su mirada en su hermano, utilizó el mismo tono de voz que normalmente usaba al realizar negocios, educada y fría, una mera exposición de hechos sin que su poder pudiese mediar en el discurso.
- Espero señor Gómez que no le importe que sea franca con usted, y me permita utilizar algunas expresiones no muy adecuadas entre desconocidos.- Viendo como había captado la atención de éste, y la mirada preocupada de Zafiro, continué: La verdad señor Gómez es que podría convencerlo si quisiera de que saltase a la pata coja, pero,como el hermano de mi mejor amiga, no utilizaré meras expresiones educadas acerca de la amistad que le profeso a su hermana.
Notando cómo le había sorprendido la rudeza de mis palabras sonreí un poco avergonzada, mientras tomaba un sorbo de mi té. Dejando la taza entre mis manos, fijé mi mirada en la suya, intentando que comprendiera el porqué de mi proposición.
- No deseaba, ni deseo, cambiar a su hermana. La quiero tal cual es, con sus palabras rápidas y mordaces, con su imposibilidad de mentir o aligerar la verdad para aquél que la escuche. Su naturaleza salvaje, la felicidad que siempre brilla en sus ojos, la naturalidad con la que expresa sus sentimientos hacia los demás, la protección que dedica a sus amigos y la sonrisa traviesa que siempre realiza antes de hacer una locura, son para mí partes fundamentales de ella. Sin ellas no sería Zafiro.- endurecí mi voz y fruncí mis cejas enojada- Sé que nuestras clases sociales son diferentes, y que las normas por las que nos regimos censuran muchas veces las relaciones entre miembros de diferentes clases. Pero he tenido la suerte de conocer a alguien que me ha aceptado tal y como soy, independientemente de mi lastre como miembro íntegro de la alta clase. Ella me ha ofrecido su amistad y su protección, y cuanto menos, yo le daré lo mismo.- Dejándome llevar por el enojo dejé la frágil taza de té en la mesita, por miedo de lanzarla al suelo enojada. Y volviendo a mirar al hermano de Zafiro le dije el motivo por el que la había separado de su lado- Precisamente es mi amistad la que me impide quedarme de brazos cruzados viendo cómo la intentan casar con un hombre que no la merece. Si los hombres, ya sean gitanos o no, son unos.... unos... indeseables, no dejaré si quiera que le hagan perder el tiempo. Ambos sabemos que su hermana merece mucho más que un hombre que no la quiera sino para hacerle hijos.- Ante mis últimas palabras la sala quedó en completo silencio, mientras yo me sonrojaba completamente. ¡Maldita sea, he perdido la compostura!, pensé. Pero para mi sorpresa el señor Gómez, se mordió los labios intentando no reír, mientras que Zafiro comenzaba a reír ruidosamente, agarrándose el estómago. A los pocos segundos hermana y hermano rieron a carcajadas, balanceándose en las sillas, las cuales amenazaban con caerse.
Resoplé indignada,mientras una sonrisa tímida comenzaba a formarse. ¡realmente son hermanos!, pensé.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Miré mal a mi hermano, lo conocía bastante bien y, a pesar de todo, estaba siendo educado pero peligrosamente. Sacudí la cabeza y le quité importancia. Entonces Rus nos indicó que pasáramos. Aunque ya había estado en aquella casa me seguía sorprendiendo por igual. Nos guió hasta una sala donde supuse tomaríamos algo de té. Uno de los sirvientes nos sirvió y yo me quedé observando la conversación de mi hermano y Ruslana. Le iba a dar una colleja a mi hermano cuando Rus empezó a hablar. La sonrisa se forjaba en mis labios con las palabras de Ruslana y su enfado evidente. Cuando terminó de hablar se le veía tan alterada que no pude evitar reír. Pero no fui la única en reír. Mi hermano también estalló entre carcajadas. Eso era buena señal. Me sequé las lágrimas que habían salid de la risa y le di un golpe a mi hermano en el brazo para que se callara.
-Ya la has escuchado, hermano. No tienes que preocuparte por mí. Y...- miré a Ruslana.- Gracias por ser tan apasionada cuando se es necesario.- dije entre risillas. La verdad que el comportamiento de Rus me había sorprendido, siempre se había mostrado correcta. ¿La estaría cambiando yo? Deseé que no fuera así. Aunque éramos dos polos opuesto, nos complementábamos bastante bien. Yo era su energía y ella era mi calma. Entre las dos encontrábamos el equilibrio. Bebí un poco de mi taza y miré a mi hermano y a su "palo" Odiaba que llevaba ese arma pero no dije anda. Supuestamente yo no debía saber que eso era un arma. Entonces se me ocurrió algo. Me levanté.- Si me disculpan, tengo que ir al baño.- salí de allí. Pensaba dejarlo un ratos a sola aunque puede que cuando volviera se estuvieran matando o... bueno. Con mi hermano nunca se sabía.
(Reapareceré cuando vea oportuno e.e)
-Ya la has escuchado, hermano. No tienes que preocuparte por mí. Y...- miré a Ruslana.- Gracias por ser tan apasionada cuando se es necesario.- dije entre risillas. La verdad que el comportamiento de Rus me había sorprendido, siempre se había mostrado correcta. ¿La estaría cambiando yo? Deseé que no fuera así. Aunque éramos dos polos opuesto, nos complementábamos bastante bien. Yo era su energía y ella era mi calma. Entre las dos encontrábamos el equilibrio. Bebí un poco de mi taza y miré a mi hermano y a su "palo" Odiaba que llevaba ese arma pero no dije anda. Supuestamente yo no debía saber que eso era un arma. Entonces se me ocurrió algo. Me levanté.- Si me disculpan, tengo que ir al baño.- salí de allí. Pensaba dejarlo un ratos a sola aunque puede que cuando volviera se estuvieran matando o... bueno. Con mi hermano nunca se sabía.
(Reapareceré cuando vea oportuno e.e)
Zafiro Gómez- Gitano
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Ismael había escuchado aguantando la risa hasta el final. Era impresionante como se había puesto y eso que solo pedía que la convenciera. El hecho de que hubiera "peleado" como una leona le daba buenas sensaciones a Ismael. Soltó la carcajada y no paró hasta que su hermana le dio un golpe en el brazo. Le sonrió y asintió cuando su hermana se fue. Se quedaron solos. Ismael clavó los ojos en los de Ruslana y le sonrió.- No me refería de esa manera. Si no que te comportarás conmigo como te comportas con mi hermana. Deja atrás toda formula de cortesía. Pero de todas maneras te diré que te has ganado puntos por tu discurso y por tu belleza.- un sonrisa pícara afloró a mis labios.
Dejé mi katana a un lado con cuidado y miré a Ruslana de nuevo- ¿Por qué crees que a mi hermana no la han casado todavía? He luchado contra viento y marea para que no se casara y me alegro que halla alguien de mi parte. Solo aceptaré que se case cuando ella encuentre al ideal y no cuando diga mi padre.- Puso una mueca al hablar pronunciar a su padre. Ismael nunca se había llevado bien con él. Entonces recordó algo, que era lo que verdaderamente había venido aunque en realidad era una tontería. Su hermana podía ver las auras y si era amiga de Rus era porque ésta tenía un aura limpia, entonces debía dar igual lo que fuera. Sacó de su bolsillo un anillo de plata. Se levantó y caminó hasta colocarse al lado de Ruslana. Antes, al besarle la mano, pudo comprobar que no era un vampiro y ahora podría descartar si era un hombre lobo. Le abrió la mano y le puso el anillo. Se quedó mirando la mano durante un rato-Ya veo...- después le quitó el anillo. Por desgracia no tenía forma de saber si era un cambia forma. Chaquesó la lengua y se volvió a sentar en su silla.
Dejé mi katana a un lado con cuidado y miré a Ruslana de nuevo- ¿Por qué crees que a mi hermana no la han casado todavía? He luchado contra viento y marea para que no se casara y me alegro que halla alguien de mi parte. Solo aceptaré que se case cuando ella encuentre al ideal y no cuando diga mi padre.- Puso una mueca al hablar pronunciar a su padre. Ismael nunca se había llevado bien con él. Entonces recordó algo, que era lo que verdaderamente había venido aunque en realidad era una tontería. Su hermana podía ver las auras y si era amiga de Rus era porque ésta tenía un aura limpia, entonces debía dar igual lo que fuera. Sacó de su bolsillo un anillo de plata. Se levantó y caminó hasta colocarse al lado de Ruslana. Antes, al besarle la mano, pudo comprobar que no era un vampiro y ahora podría descartar si era un hombre lobo. Le abrió la mano y le puso el anillo. Se quedó mirando la mano durante un rato-Ya veo...- después le quitó el anillo. Por desgracia no tenía forma de saber si era un cambia forma. Chaquesó la lengua y se volvió a sentar en su silla.
Ismael Gómez- Cazador Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Mientras inclinaba su cabeza suavemente en gesto de despedida hacia Zafiro, miró a su hermano. Estaba realmente avergonzada de haber transmitido su preocupación y fiereza en sus palabras, pero le costaba mantener la calma al saber que Zafiro podría terminar atada a alguien que sólo le haría daño.
Cuando el señor Gómez le dijo que lo que esperaba de ella era el mismo trato que el que le brindaba a su hermana gimió abochornada. Ella había realizado una defensa de sus acciones, cuando él sólo deseaba un trato cordial. Y el piropo final sólo había provocado en ella un aumento del rubor que ya cubría su rostro. Bajando su cabeza avergonzada se miró las manos mientras le susurraba.
- Disculpe, monsieur Gómez, no era mi intención perder los estribos. Pero ha de reconocer que la situación de la señorita Gómez era preocupante. Nunca me perdonaría el saber que es dañada, y que yo, quien digo ser su amiga, no haga nada para remediar la situación.- Elevando la mirada hacia él, le sonreí tímidamente- Al parecer ambos la protegeremos de un matrimonio infructuoso. Además, estoy firmemente segura de que la belleza y personalidad de la señorita Gómez sólo hará que reciba numerosas respuestas de matrimonio, y una de ellas será de su agrado.
Tras mis palabras, ambos nos mantuvimos en un silencio cómodo, observándonos mutuamente. Realmente su parecido con Zafiro es sorprendente, si bien sus cabellos eran de tonalidades contrapuestas, compartían la misma sonrisa traviesa, que prometían meterte en problemas,y los mismos ojos azules, brillantes y expresivos. Sus ropas eran sencillas y cómodas, y al parecer, tenía cierto aprecio al palo que mantenía, fielmente, a su lado.
Con curiosidad fijó su mirada en él, no era un palo muy grande o pesado. Tenía la apariencia de ser ligero y flexible, pero desde la distancia que los separaba no podía saber exactamente a que árbol pertenecería.
De repente, una expresión fugaz pasó por el rostro del señor Gómez, observándolo con atención, vi cómo sus ojos brillaban con determinación. ¿En qué pensará?, pensé. Seguí sus movimientos con cautela, ya sabía que no siempre los demás actuaban según lo que se podría esperar de ellos.
Sus manos buscaron un objeto en el bolsillo de la chaqueta, y despacio, se levantó, dirigiéndose hacia mí, su mirada aún fija en mis ojos, como si quisiese advertirme de que no me haría daño. Al llegar a la altura del cómodo sofá en el que estaba sentada, se inclinó tomando mi mano. No pude evitar notar, que sus manos tomaban la mía con suavidad, y colocando un anillo en la palma de mi mano, observó fijamente cómo descansaba en ella. Con curiosidad, incliné mi cabeza, mientras lo miraba interrogante. Sin embargo, el no apartó la mirada de mi mano.
Después de un tenso silenció dijo:
- Ya veo...- mientras fruncía el ceño ligeramente, y caminaba hacia el mismo sillón que había abandonado con anterioridad. Sentándose chasqueó la lengua molesto.
No podía evitar pensar que acababa de pasar algo realmente importante, y que ella, no lo había entendido. Curiosa observó cómo sus sentimientos se agitaban, aumentando el de curiosidad y protección.
Aún manteniendo la cabeza inclinada con curiosidad, fruncí ligeramente mis labios. ¿Había sido una prueba?, ¿quizás una costumbre gitana que desconocía?. Intentando evitar caer en la descortesía le pregunté:
- Señor gómez, disculpe mi ignorancia, pero, ¿colocar un anillo en la palma de otra persona es una de sus costumbres?- observando sus dedos finos y largos, en aquella mano pequeña y frágil en comparación con la mano grande que la había sostenido. En ellos un fino anillo con un brillo ámbar brillaba tenuemente. ¿Debería quitárselo y hacer lo mismo que él había hecho con ella?.
Cuando el señor Gómez le dijo que lo que esperaba de ella era el mismo trato que el que le brindaba a su hermana gimió abochornada. Ella había realizado una defensa de sus acciones, cuando él sólo deseaba un trato cordial. Y el piropo final sólo había provocado en ella un aumento del rubor que ya cubría su rostro. Bajando su cabeza avergonzada se miró las manos mientras le susurraba.
- Disculpe, monsieur Gómez, no era mi intención perder los estribos. Pero ha de reconocer que la situación de la señorita Gómez era preocupante. Nunca me perdonaría el saber que es dañada, y que yo, quien digo ser su amiga, no haga nada para remediar la situación.- Elevando la mirada hacia él, le sonreí tímidamente- Al parecer ambos la protegeremos de un matrimonio infructuoso. Además, estoy firmemente segura de que la belleza y personalidad de la señorita Gómez sólo hará que reciba numerosas respuestas de matrimonio, y una de ellas será de su agrado.
Tras mis palabras, ambos nos mantuvimos en un silencio cómodo, observándonos mutuamente. Realmente su parecido con Zafiro es sorprendente, si bien sus cabellos eran de tonalidades contrapuestas, compartían la misma sonrisa traviesa, que prometían meterte en problemas,y los mismos ojos azules, brillantes y expresivos. Sus ropas eran sencillas y cómodas, y al parecer, tenía cierto aprecio al palo que mantenía, fielmente, a su lado.
Con curiosidad fijó su mirada en él, no era un palo muy grande o pesado. Tenía la apariencia de ser ligero y flexible, pero desde la distancia que los separaba no podía saber exactamente a que árbol pertenecería.
De repente, una expresión fugaz pasó por el rostro del señor Gómez, observándolo con atención, vi cómo sus ojos brillaban con determinación. ¿En qué pensará?, pensé. Seguí sus movimientos con cautela, ya sabía que no siempre los demás actuaban según lo que se podría esperar de ellos.
Sus manos buscaron un objeto en el bolsillo de la chaqueta, y despacio, se levantó, dirigiéndose hacia mí, su mirada aún fija en mis ojos, como si quisiese advertirme de que no me haría daño. Al llegar a la altura del cómodo sofá en el que estaba sentada, se inclinó tomando mi mano. No pude evitar notar, que sus manos tomaban la mía con suavidad, y colocando un anillo en la palma de mi mano, observó fijamente cómo descansaba en ella. Con curiosidad, incliné mi cabeza, mientras lo miraba interrogante. Sin embargo, el no apartó la mirada de mi mano.
Después de un tenso silenció dijo:
- Ya veo...- mientras fruncía el ceño ligeramente, y caminaba hacia el mismo sillón que había abandonado con anterioridad. Sentándose chasqueó la lengua molesto.
No podía evitar pensar que acababa de pasar algo realmente importante, y que ella, no lo había entendido. Curiosa observó cómo sus sentimientos se agitaban, aumentando el de curiosidad y protección.
Aún manteniendo la cabeza inclinada con curiosidad, fruncí ligeramente mis labios. ¿Había sido una prueba?, ¿quizás una costumbre gitana que desconocía?. Intentando evitar caer en la descortesía le pregunté:
- Señor gómez, disculpe mi ignorancia, pero, ¿colocar un anillo en la palma de otra persona es una de sus costumbres?- observando sus dedos finos y largos, en aquella mano pequeña y frágil en comparación con la mano grande que la había sostenido. En ellos un fino anillo con un brillo ámbar brillaba tenuemente. ¿Debería quitárselo y hacer lo mismo que él había hecho con ella?.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Ismael soltó una ruidosa carcajada. Los gitanos tenían costumbres que podían llegar a ser realmente raras pero aquello... solo era una manía que había adquirido de su maestro. - Lo siento por la risa señorita Ruslana. Pero no, no es ninguna costumbre extraña solo una tonta manía. - Recordó el rubor que había acudido al rostro de Ruslana cuando le dijo que era bella. Seguramente sería una dama de clase alta de lo más inocente. Cómo le gustaban a Ismael, inocente. ¿Qué tenía de divertido ligarse a alguien que sabía más que él? Pero aquella chica era la amiga de su hermana y... tendría que aguantarse por mucho que no le gustara.
-Señorita Ruslana llámame Ismael, no soy ningún señor. Simplemente soy un humilde hombre de clase baja.- Se acomodó en su asiento que ya de por si era bastante cómodo.- Sé que eres una persona buena. Si mi hermana hubiera visto un aura oscura a tu alrededor no se hubiera acercado a ti. Y ya tienes que ser el doble de buena para que mi hermana decida ser tu amiga porque... digamos que ella no acepta muy bien a esas mujeres de clase alta que se pasan la vida metidas en corset mientra miran por encima del hombro a los demás. - Si estuvieran ambos de pie ya habría rodeado a Ruslana con alguno de sus grandes y musculosos brazos y si no fuera amiga de su hermana ya estaría... bueno como decía Zafi: "Debajo de su falda". Era curioso la forma que tenía su hermana de definir ese acto. Uno de los sirvientes se volvió acercar a Ismael y le volvió ofrecer Té, esta vez lo aceptó. Contempló el vapor que salía de la taza y le dio un sorbo. "Té caro". Pensó mientra dejaba la taza encima de la mesa.
-Señorita Ruslana llámame Ismael, no soy ningún señor. Simplemente soy un humilde hombre de clase baja.- Se acomodó en su asiento que ya de por si era bastante cómodo.- Sé que eres una persona buena. Si mi hermana hubiera visto un aura oscura a tu alrededor no se hubiera acercado a ti. Y ya tienes que ser el doble de buena para que mi hermana decida ser tu amiga porque... digamos que ella no acepta muy bien a esas mujeres de clase alta que se pasan la vida metidas en corset mientra miran por encima del hombro a los demás. - Si estuvieran ambos de pie ya habría rodeado a Ruslana con alguno de sus grandes y musculosos brazos y si no fuera amiga de su hermana ya estaría... bueno como decía Zafi: "Debajo de su falda". Era curioso la forma que tenía su hermana de definir ese acto. Uno de los sirvientes se volvió acercar a Ismael y le volvió ofrecer Té, esta vez lo aceptó. Contempló el vapor que salía de la taza y le dio un sorbo. "Té caro". Pensó mientra dejaba la taza encima de la mesa.
Ismael Gómez- Cazador Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Riendo suavemente ante la expresión que mostró el señor Gómez al tomar el té, decidió inclinar la cabeza para que el pelo ocultase su sonrisa. No quería ser descortés con él.
Haciéndole una seña discreta al lacayo, cuya expresión vacía hacía creer que no estaba atento a la conversación. Pero ella sabía perfectamente que sus ojos siempre estaban pendientes de ella, al igual que el otro sirviente que aguardaba en la puerta, vigilaba al señor Gómez.
- Señor Rembrant, tal vez al señ..., Ismael le gustaría algo más fuerte que el té.- El lacayo hizo una profunda reverencia hacia ella mientras le preguntaba al hermano de Zafiro qué deseaba tomar. Viendo la duda que cruzaba su rostro, le sonrió abiertamente.- No se preocupe, tenemos diferentes licores suaves sin mucho alcohol que se hacen con los productos de mis tierras. La mayoría de los hombres no toman té, aunque las mujeres que lo acompañen sí lo hagan. Sea libre de pedir lo que desee.
Le pareció ver cómo una expresión de alivio cruzaba el rostro de Ismael, para después desaparecer por otra mirada diferente. Inclinando su cabeza dubitativamente, se preguntó qué estaría pensando. Sin que pudiera analizar mucho sus sentimientos, desvió sus ojos para pedir algo al lacayo.
Encogiéndose ligeramente de hombros decidió que si fuera algo importante, seguramente él se lo diría. No creía que fuese un hombre que escondiera sus pensamientos.
- Le agradezco sus palabras...Ismael.- sonriendo tímidamente, sin evitar enrojecerme un poco ante la cercanía que mostraba el abandonar los formalismos con él.- Discúlpeme, seguramente en algún momento le volveré a decir señor Gómez. Es... difícil para mí abandonar ciertos formalismos, pero le prometo intentarlo.
Tomando un poco más de su té, suspiró ligeramente ante su sabor único. Su cocinera sabía que adoraba el té con trazas de vainilla y caramelo. Recordando la "extraña" costumbre del anillo del señor Gómez volvió a mirar el pequeño anillo que tenía puesto. Generalmente no solía llevar muchas joyas, y si las usaba, éstas eran sencillas. Hermosas sólo por su simplicidad.
- Ismael, ¿debería hacer yo también su ... "costumbre del anillo"?, no me gustaría disgustarlo en modo alguno. Y si su costumbre es sostener anillos en las manos de los demás...- sonriendo ante la idea de que tan extraña costumbre, se pusiera de moda, continuó con un ligero tono bromista en su voz- creo que podría hacerlo, si es una costumbre importante para usted. Aunque le advierto que es una costumbre peligrosa, hay demasiadas mujeres buscando.. tener un anillo en sus .. manos. - Sin poder evitarlo, mi voz se fue entrecortando, ante el acceso de risa que comenzaba a surgir. Mordiéndome el labio para no reír abiertamente, miré a mis lacayos, quienes parecían haber captado la broma oculta en mis palabras.
Haciéndole una seña discreta al lacayo, cuya expresión vacía hacía creer que no estaba atento a la conversación. Pero ella sabía perfectamente que sus ojos siempre estaban pendientes de ella, al igual que el otro sirviente que aguardaba en la puerta, vigilaba al señor Gómez.
- Señor Rembrant, tal vez al señ..., Ismael le gustaría algo más fuerte que el té.- El lacayo hizo una profunda reverencia hacia ella mientras le preguntaba al hermano de Zafiro qué deseaba tomar. Viendo la duda que cruzaba su rostro, le sonrió abiertamente.- No se preocupe, tenemos diferentes licores suaves sin mucho alcohol que se hacen con los productos de mis tierras. La mayoría de los hombres no toman té, aunque las mujeres que lo acompañen sí lo hagan. Sea libre de pedir lo que desee.
Le pareció ver cómo una expresión de alivio cruzaba el rostro de Ismael, para después desaparecer por otra mirada diferente. Inclinando su cabeza dubitativamente, se preguntó qué estaría pensando. Sin que pudiera analizar mucho sus sentimientos, desvió sus ojos para pedir algo al lacayo.
Encogiéndose ligeramente de hombros decidió que si fuera algo importante, seguramente él se lo diría. No creía que fuese un hombre que escondiera sus pensamientos.
- Le agradezco sus palabras...Ismael.- sonriendo tímidamente, sin evitar enrojecerme un poco ante la cercanía que mostraba el abandonar los formalismos con él.- Discúlpeme, seguramente en algún momento le volveré a decir señor Gómez. Es... difícil para mí abandonar ciertos formalismos, pero le prometo intentarlo.
Tomando un poco más de su té, suspiró ligeramente ante su sabor único. Su cocinera sabía que adoraba el té con trazas de vainilla y caramelo. Recordando la "extraña" costumbre del anillo del señor Gómez volvió a mirar el pequeño anillo que tenía puesto. Generalmente no solía llevar muchas joyas, y si las usaba, éstas eran sencillas. Hermosas sólo por su simplicidad.
- Ismael, ¿debería hacer yo también su ... "costumbre del anillo"?, no me gustaría disgustarlo en modo alguno. Y si su costumbre es sostener anillos en las manos de los demás...- sonriendo ante la idea de que tan extraña costumbre, se pusiera de moda, continuó con un ligero tono bromista en su voz- creo que podría hacerlo, si es una costumbre importante para usted. Aunque le advierto que es una costumbre peligrosa, hay demasiadas mujeres buscando.. tener un anillo en sus .. manos. - Sin poder evitarlo, mi voz se fue entrecortando, ante el acceso de risa que comenzaba a surgir. Mordiéndome el labio para no reír abiertamente, miré a mis lacayos, quienes parecían haber captado la broma oculta en mis palabras.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Si, algo más fuerte le vendría bien. El té no era para él. No lo dejaban suficientemente espabilado. Tras pensarlo por un momento finalmente se decidió.- Un buen wihsky.- Vio como el sirviente se daba la vuelta para acercarse a una minibar. Sacó una botella y sirvió una copa. Antes de retirar la botella le enseñó la copa.- Más.- le dijo. El sirviente llenó la copa más de la mitad. Ismael la cogió y pegó un trajo. El cálido liquido le quemó la garganta. Le encantaba esa sensación.
No pudo evitar soltar una carcajada.- ¿Y usted quiere uno en sus manos?- le sonrió picaramente.- No, Ruslana. No tiene que poner su anillo en mis manos.- La observé.- Y me extraña que una mujer tan bella como usted no halla encontrado un hombre adecuado. Seguro que muchos hombres llaman a esa puerta para ponerle un anillo en el dedo.- Volvió a beber.-Creo que nosotros dos podríamos tener una "amistad" bastante interesante. Nos tendríamos que ver cualquier otro día. Sin que mi hermana este pululando por aquí.- Dejó la copa encima de la mesilla que tenía delante y se inclinó un poco hacia delante, para tomar un aire de confidencia. Le hizo un gesto con los dedos a Ruslana para que ella se acercara.- Podría enseñarte la otra cara de esta ciudad. Librarte por unas horas de esto.- señaló a su alrededor. Después volvió a recostarse sobre el respaldar del sillón. Sonrió a la espera de la respuesta de la amiga de su hermana. Que aunque fuera amiga de ella no significaba que no podría ser ellos muy buenos amigos, o cualquier otra cosa.
No pudo evitar soltar una carcajada.- ¿Y usted quiere uno en sus manos?- le sonrió picaramente.- No, Ruslana. No tiene que poner su anillo en mis manos.- La observé.- Y me extraña que una mujer tan bella como usted no halla encontrado un hombre adecuado. Seguro que muchos hombres llaman a esa puerta para ponerle un anillo en el dedo.- Volvió a beber.-Creo que nosotros dos podríamos tener una "amistad" bastante interesante. Nos tendríamos que ver cualquier otro día. Sin que mi hermana este pululando por aquí.- Dejó la copa encima de la mesilla que tenía delante y se inclinó un poco hacia delante, para tomar un aire de confidencia. Le hizo un gesto con los dedos a Ruslana para que ella se acercara.- Podría enseñarte la otra cara de esta ciudad. Librarte por unas horas de esto.- señaló a su alrededor. Después volvió a recostarse sobre el respaldar del sillón. Sonrió a la espera de la respuesta de la amiga de su hermana. Que aunque fuera amiga de ella no significaba que no podría ser ellos muy buenos amigos, o cualquier otra cosa.
Ismael Gómez- Cazador Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Había escuchado las palabras del hermano de Zafiro con una sonrisa cada vez más grande. Su querida amiga le había advertido que su hermano solía verse con... ciertos problemas de faldas. Aunque ella no entendía muy bien todavía lo que quería decir "metido entre las faldas de una mujer", la mirada intensa y la sonrisa traviesa del señor Gómez le daban una ligera idea de qué se trataba. Sacudió su cabeza riendo suavemente, si Zafiro llegaba a escucharle en algún intento de flirteo , estaba segura de que tomaría a su hermano de la oreja, como un niño, y lo alejaría de ella.
Mirando cómo esperaba su respuesta con una postura relajada en el diván, entendió que aquel joven estaba acostumbrado a estos temas. Seguramente el lisonjear a una dama era algo natural en él, lógicamente lo hacía por educación, en su caso. Ella no era una gran belleza, ni tenía ninguna experiencia en esos temas, así que: ¿qué podría tener ella de llamativo?
Dando un suspiro lento y silencioso, le sonrió con cierta tristeza:
-Oh, sí que he recibido algunas visitas. Pero la mitad de ellas deseaban conseguir todo lo que poseo con el anillo, y la otra mitad sólo desea mi cuerpo. Ya sabe, una esposa algo agraciada, que le dé hijos y con la unión de riquezas pueda aumentar el estatus de su familia.- Sintiendo cómo volvía a ella la preocupación por los pretendientes no deseados, se levantó con un movimiento fluido y elegante.
Dejando el té en la mesita, se acercó a la ventana que quedaba a unos pasos de su diván, y colocándose de perfil hacia ella, para no darle la espalda al señor Gómez, acarició con sus dedos el suave y limpio cristal. Fuera había tanta belleza, alegría y movimiento que se sintió enfurecida por su sino. Ésta era una cárcel de oro para ella, donde sería entregada a algún hombre que no la amaría. La clase alta jamás se casa por amor, el amor es sólo para algunos pocos afortunados, y muy pocos de ellos pertenecen a su estatus.
- No tengo deseos de ningún anillo, Ismael. Para mí, cuanto más lejos mejor, porque hasta entonces tendré libertad para ser lo que soy. Una mera mujer tímida y educada de la alta sociedad.- Desvió su mirada hacia la azul suya, que se había vuelto pensativa.
Asintió hacia él- Mis deseos de salvar a Zafiro de un mal matrimonio son basados en lo que he visto, y a lo que, por ser de alta clase, estoy destinada. Nada de amor, demasiados deberes, y ningún derecho que merezca la pena ese sacrificio.
Sacudiendo mi cabeza de lado a lado, para despejar mis lúgubres pensamientos, le dirigí una sonrisa amable: - Me agradaría ser ilustrada en un paseo por la ciudad sobre cosas que no haya visto, pero,- haciendo un gesto de confusión le dijo:- ¿Por qué deberíamos dejar de lado a Zafi?.
Su gesto de inocente perplejidad se vio golpeado cuando recordó tres de sus palabras anteriores. Volviendo su mirada perspicaz, le preguntó- En cuanto a su propuesta, ¿qué significado tiene para usted una " amistad bastante interesante"?. - Notando cómo la mirada de Ismael se deslizaba por el camino que trazaba mi pelo, mientras yo le decía esto, me sentí confusa. Su mirada había pasado lentamente desde mi cuello, para detenerse poco a poco en mis caderas.
Fruncí el ceño al ver que el señor Gómez parecía fascinado por el final de mi pelo. ¿Qué habría llamado tanto su atención?,¿quizás estaba despeinada o le disgustaría el largo tamaño de mi pelo? pensé- Ismael, ¿ocurre algo malo con mi pelo?. Sé que no es conveniente dejarlo casi suelto, pero pensé que no le importaría que lo llevase con un semirecogido.- Dijo con preocupación y decepción. Al parecer, su idea de parecer "menos formal" con su pelo casi suelto, salvo por un lazo verde que separaba el pelo de su rostro, no fue lo que había pensado.
Con tristeza recordó que su tía le había dicho que su cabello largo ya no estaba de moda. Tal vez era eso. Con una sonrisa inocente dejó que sus dedos tocasen la punta de su pelo.- Mi tía dice que debería cortármelo, porque ya no está de moda.- Escuchando un gruñido sordo por parte de uno de los lacayos sonrió- Pero mi servicio considera lo contrario. ¿qué opina usted?- Escuchando otro ruido bajo, casi como un gruñido de advertencia, rió disimuladamente.
Definitivamente al viejo Rembrandt la propuesta se salir con él a solas y que la hiciera pensar en cortarse el pelo, habían hecho que se ganara su disgusto. Ese viejo lacayo era tan fiel como un perro de caza.
Mirando cómo esperaba su respuesta con una postura relajada en el diván, entendió que aquel joven estaba acostumbrado a estos temas. Seguramente el lisonjear a una dama era algo natural en él, lógicamente lo hacía por educación, en su caso. Ella no era una gran belleza, ni tenía ninguna experiencia en esos temas, así que: ¿qué podría tener ella de llamativo?
Dando un suspiro lento y silencioso, le sonrió con cierta tristeza:
-Oh, sí que he recibido algunas visitas. Pero la mitad de ellas deseaban conseguir todo lo que poseo con el anillo, y la otra mitad sólo desea mi cuerpo. Ya sabe, una esposa algo agraciada, que le dé hijos y con la unión de riquezas pueda aumentar el estatus de su familia.- Sintiendo cómo volvía a ella la preocupación por los pretendientes no deseados, se levantó con un movimiento fluido y elegante.
Dejando el té en la mesita, se acercó a la ventana que quedaba a unos pasos de su diván, y colocándose de perfil hacia ella, para no darle la espalda al señor Gómez, acarició con sus dedos el suave y limpio cristal. Fuera había tanta belleza, alegría y movimiento que se sintió enfurecida por su sino. Ésta era una cárcel de oro para ella, donde sería entregada a algún hombre que no la amaría. La clase alta jamás se casa por amor, el amor es sólo para algunos pocos afortunados, y muy pocos de ellos pertenecen a su estatus.
- No tengo deseos de ningún anillo, Ismael. Para mí, cuanto más lejos mejor, porque hasta entonces tendré libertad para ser lo que soy. Una mera mujer tímida y educada de la alta sociedad.- Desvió su mirada hacia la azul suya, que se había vuelto pensativa.
Asintió hacia él- Mis deseos de salvar a Zafiro de un mal matrimonio son basados en lo que he visto, y a lo que, por ser de alta clase, estoy destinada. Nada de amor, demasiados deberes, y ningún derecho que merezca la pena ese sacrificio.
Sacudiendo mi cabeza de lado a lado, para despejar mis lúgubres pensamientos, le dirigí una sonrisa amable: - Me agradaría ser ilustrada en un paseo por la ciudad sobre cosas que no haya visto, pero,- haciendo un gesto de confusión le dijo:- ¿Por qué deberíamos dejar de lado a Zafi?.
Su gesto de inocente perplejidad se vio golpeado cuando recordó tres de sus palabras anteriores. Volviendo su mirada perspicaz, le preguntó- En cuanto a su propuesta, ¿qué significado tiene para usted una " amistad bastante interesante"?. - Notando cómo la mirada de Ismael se deslizaba por el camino que trazaba mi pelo, mientras yo le decía esto, me sentí confusa. Su mirada había pasado lentamente desde mi cuello, para detenerse poco a poco en mis caderas.
Fruncí el ceño al ver que el señor Gómez parecía fascinado por el final de mi pelo. ¿Qué habría llamado tanto su atención?,¿quizás estaba despeinada o le disgustaría el largo tamaño de mi pelo? pensé- Ismael, ¿ocurre algo malo con mi pelo?. Sé que no es conveniente dejarlo casi suelto, pero pensé que no le importaría que lo llevase con un semirecogido.- Dijo con preocupación y decepción. Al parecer, su idea de parecer "menos formal" con su pelo casi suelto, salvo por un lazo verde que separaba el pelo de su rostro, no fue lo que había pensado.
Con tristeza recordó que su tía le había dicho que su cabello largo ya no estaba de moda. Tal vez era eso. Con una sonrisa inocente dejó que sus dedos tocasen la punta de su pelo.- Mi tía dice que debería cortármelo, porque ya no está de moda.- Escuchando un gruñido sordo por parte de uno de los lacayos sonrió- Pero mi servicio considera lo contrario. ¿qué opina usted?- Escuchando otro ruido bajo, casi como un gruñido de advertencia, rió disimuladamente.
Definitivamente al viejo Rembrandt la propuesta se salir con él a solas y que la hiciera pensar en cortarse el pelo, habían hecho que se ganara su disgusto. Ese viejo lacayo era tan fiel como un perro de caza.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Observó como Ruslana se levantó del sofá y le mostró un perfecto plano de todo su cuerpo al pasar junto a él para colocarse delante de un gran ventanal. Ismael miró su figura, recortada por la luz del día. Sonrió. Ella preguntaba, quizás no inocentemente, por qué no podía venir Zafiro.- Fácil es la respuesta.- Ismael seguía sentado en el gran sillón, auqnue estaba vuelto hacia ella.- Es mi afán de protección hacia mi hermana. Que hay cosas que no quiero que vea. Quiero que siga siendo una niña.- Ismael se levantó pero no andó hasta la ventana.- Pero le prometo que a usted no le pasará nada. Muy poco se atreven a meterse conmigo.- sonrió misteriosamente.
No le dio tiempo a contestar, por lo visto había percibido su mirada sobre ella y ahora le preguntaba sobre el pelo. Ismael andó hasta colocarse al lado de ella. Codo con codo.- Ruslana, si me permite llamarla así, lo que está de moda y deja estar de moda es solo una falsa para que las que son feas en una moda sean bellas en otras.- se encogió de hombro.- Sinceramente, usted estará hermosa de las dos maneras a sí que no debe regirse por eso de la moda. Su pelo largo es precioso.- le sonrió amablemente. Ismael se asomó por la ventana.
-El signidifcado de "amistad bastante interesante" deberá descubrirlo usted sola. Los grandes sabios se forman solos.- Se puso en plan misterioro. Echó una ojeada a uno de los sirvientes. Que parecía que iba a matar a Ismael con la mirada.- Entonces, ¿aceptaría mi oferta? Sería sumamente interesante ¿no? Ver algo más que no sean las zonas lujosas. Sino aquellas que son exóticas y misteriosas.- Esuchó unos pasos acelerados que reconoció al instante y dió un paso hacia la derecha. Dejando un hueco entre ambos.- Ya viene la leona.- anunció por lo bajo.- Cuando me contesté si dice sí dime: "El ruiseñor canta hermoso por estas fechas". Si me dices no: "Le he oído a mi tía que va a llover, ¿esta loca verdad?"- Le giñó un ojo y se enderezó, al instante apareció su hermana.
No le dio tiempo a contestar, por lo visto había percibido su mirada sobre ella y ahora le preguntaba sobre el pelo. Ismael andó hasta colocarse al lado de ella. Codo con codo.- Ruslana, si me permite llamarla así, lo que está de moda y deja estar de moda es solo una falsa para que las que son feas en una moda sean bellas en otras.- se encogió de hombro.- Sinceramente, usted estará hermosa de las dos maneras a sí que no debe regirse por eso de la moda. Su pelo largo es precioso.- le sonrió amablemente. Ismael se asomó por la ventana.
-El signidifcado de "amistad bastante interesante" deberá descubrirlo usted sola. Los grandes sabios se forman solos.- Se puso en plan misterioro. Echó una ojeada a uno de los sirvientes. Que parecía que iba a matar a Ismael con la mirada.- Entonces, ¿aceptaría mi oferta? Sería sumamente interesante ¿no? Ver algo más que no sean las zonas lujosas. Sino aquellas que son exóticas y misteriosas.- Esuchó unos pasos acelerados que reconoció al instante y dió un paso hacia la derecha. Dejando un hueco entre ambos.- Ya viene la leona.- anunció por lo bajo.- Cuando me contesté si dice sí dime: "El ruiseñor canta hermoso por estas fechas". Si me dices no: "Le he oído a mi tía que va a llover, ¿esta loca verdad?"- Le giñó un ojo y se enderezó, al instante apareció su hermana.
Ismael Gómez- Cazador Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Tengo que admitir que me fui preocupada. No me gustaba la idea de dejar a mi hermano solo. No porque a él le pasara algo si no por lo que podía decirle a mi inocente amiga. Caminé con paso rápido en busque de los servicios. Intenté encontrarlos yo misma pero tenia que admitir que no conocía nada de ésto. A si que al final me resigné. Me acerqué a uno de los sirvientes y le pregunté. Él me acompañó amablemente hasta los servicios.
Tras salir de ellos empece a vagar por los alrededores. Me dejé guiar por un dulce olor. Tras salir y entrar varias estancias llegué a una. Era una enorme cocina y dentro había varios cocineros. El olor venía del horno. Algunos me miraron extrañados pero el que parecía el jefe se acercó a mi con los brazos abiertos.
-¡Bienvenue, señorita Zafiro! ¡Soy el jefe de la cocina! A partir de ahora yo seré quien la alimente. Espero que mis platos sean de su agrado.- Asentí un poco cohibida por tanta felicidad. Me entregó un pastelito recién salido del horno. Cogí el pastel y salí de allí. Le pegué un bocado, estaba realmente bueno.
Conseguí orientarme bien y en nada ya estaba en la sala. Mientras me acercaba escuchaba la voz de mi hermano y de Ruslana pero no sabía que decían. Cuando entre ambos estaban en la ventana, mirando por ella. Y en silencio... Alcé una ceja y miré incrédula. Después para mi grata sorpresa vi que la espada de mi hermano estaba en el sillón y no al lado de él. Seguramente estaría ya más relajado. Caminé hasta colocarme entre ambos. Y los cogí a los dos del brazo. Miré a mi hermano muy seriamente.- Espero que no hayas dicho nada malo.- Miré a mi amiga.- Si te dice cosas feas tú dímelo. Por cierto he pasado por la cocina. El jefe es muy agradable, me ha dado hasta un pastelito. Tengo que decirle que haga pasteles de limón.- Le guiñé el ojo a mi amiga. Recordando el día en que nos conocimos.
Tras salir de ellos empece a vagar por los alrededores. Me dejé guiar por un dulce olor. Tras salir y entrar varias estancias llegué a una. Era una enorme cocina y dentro había varios cocineros. El olor venía del horno. Algunos me miraron extrañados pero el que parecía el jefe se acercó a mi con los brazos abiertos.
-¡Bienvenue, señorita Zafiro! ¡Soy el jefe de la cocina! A partir de ahora yo seré quien la alimente. Espero que mis platos sean de su agrado.- Asentí un poco cohibida por tanta felicidad. Me entregó un pastelito recién salido del horno. Cogí el pastel y salí de allí. Le pegué un bocado, estaba realmente bueno.
Conseguí orientarme bien y en nada ya estaba en la sala. Mientras me acercaba escuchaba la voz de mi hermano y de Ruslana pero no sabía que decían. Cuando entre ambos estaban en la ventana, mirando por ella. Y en silencio... Alcé una ceja y miré incrédula. Después para mi grata sorpresa vi que la espada de mi hermano estaba en el sillón y no al lado de él. Seguramente estaría ya más relajado. Caminé hasta colocarme entre ambos. Y los cogí a los dos del brazo. Miré a mi hermano muy seriamente.- Espero que no hayas dicho nada malo.- Miré a mi amiga.- Si te dice cosas feas tú dímelo. Por cierto he pasado por la cocina. El jefe es muy agradable, me ha dado hasta un pastelito. Tengo que decirle que haga pasteles de limón.- Le guiñé el ojo a mi amiga. Recordando el día en que nos conocimos.
Zafiro Gómez- Gitano
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Con sorpresa escuché la explicación que me daba el señor Gómez sobre el significado de "amistad bastante interesante", aunque a decir verdad, lo único interesante era el sentimiento que se enredaba con la curiosidad. No sabía cómo interpretarlo correctamente, puesto que no se matizaba de la misma forma que en otros hombres. Si hubiese visto un sentimiento firme de lujuria no sólo le habría dirigido una fría mirada, sino que por su parte, "su tía no sólo habría dicho que iba a llover, sino a nevar también".
Inclinando la cabeza hacia él con curiosidad, supo que no habría otra forma de averiguar sus intenciones que acudir a su cita. Además, era el hermano de Zafiro, su mejor amiga, si había alguien con quien él no querría estar era ella. No sólo por su relación con su hermana, sino por su físico, demasiado delgado y su timidez e inexperiencia. Sintiendo cómo se relajaba con esa autoexplicación, sonrió a Zafiro, quien entraba con gesto preocupado.
Riendo suavemente ante el comentario del cocinero, dejé que la calidez de su cercanía me llenase, mientras que me tomaba del brazo al mismo tiempo que hacía lo mismo con su hermano.
Miré a Ismael con una sonrisa divertida y mirada conspiradora- No tienes nada de qué preocuparte Zafiro, tu hermano me estaba diciendo el hermoso cantar que tiene el ruiseñor por estas fechas, y también me ha aconsejado no dejarme llevar por las modas actuales.- Desviando mi mirada hacia Zafiro, continué diciendo- Creo que deberías preocuparte más por el cocinero. Lleva años intentando hacer que engorde a base de guisos y tartas, así que si ves numerosas fuentes llenas de pasteles, ten piedad de mí, y coge algunos.
Inclinando la cabeza hacia él con curiosidad, supo que no habría otra forma de averiguar sus intenciones que acudir a su cita. Además, era el hermano de Zafiro, su mejor amiga, si había alguien con quien él no querría estar era ella. No sólo por su relación con su hermana, sino por su físico, demasiado delgado y su timidez e inexperiencia. Sintiendo cómo se relajaba con esa autoexplicación, sonrió a Zafiro, quien entraba con gesto preocupado.
Riendo suavemente ante el comentario del cocinero, dejé que la calidez de su cercanía me llenase, mientras que me tomaba del brazo al mismo tiempo que hacía lo mismo con su hermano.
Miré a Ismael con una sonrisa divertida y mirada conspiradora- No tienes nada de qué preocuparte Zafiro, tu hermano me estaba diciendo el hermoso cantar que tiene el ruiseñor por estas fechas, y también me ha aconsejado no dejarme llevar por las modas actuales.- Desviando mi mirada hacia Zafiro, continué diciendo- Creo que deberías preocuparte más por el cocinero. Lleva años intentando hacer que engorde a base de guisos y tartas, así que si ves numerosas fuentes llenas de pasteles, ten piedad de mí, y coge algunos.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Las palabras de Ruslana me dejaron un tanto desconcertada. También me extrañaba que mi hermano dijera eso pero supuse que intentaba ser amable con ella. O al menos eso esperaba. Así que le quité hierro al asuntos.- ¡No me tienes que pedir que haga eso! Lo malo es que yo sí puedo acabar engordando.- reí.
Miré a mi hermano.- Siempre te puedes venir a merendar... bueno si Ruslana quiere.- Desde luego iba a echar bastante de menos a mi hermano, aunque él siempre andaba fuera de casa y raramente pasaba más de dos noches seguidas en el mismo lugar. Era demasiado libre. Algo me decía que no iba a volver a verlo hasta dentro de mucho. Era por culpa de su maldito trabajo.
Miré por la ventana. Se notaba que era verano y al acercar la mano al cristal se podría notar el calor del exterior. La mansión era fresca. Entonces escuché algo que me encantó. El mar. Sonreí ante la paradoja. Ruslana del Mar vivía al dado del mar.
-¡Bañémonos!- dije animadamente a Ruslana.- Es mar está aquí al lado ¿no? ¿podemos ir?- Yo tenía allí mi ropa de baño aunque mi hermano no. Miré a mi hermano y contemplé su rostro.- Bueno... quizás no sea buena idea.
Miré a mi hermano.- Siempre te puedes venir a merendar... bueno si Ruslana quiere.- Desde luego iba a echar bastante de menos a mi hermano, aunque él siempre andaba fuera de casa y raramente pasaba más de dos noches seguidas en el mismo lugar. Era demasiado libre. Algo me decía que no iba a volver a verlo hasta dentro de mucho. Era por culpa de su maldito trabajo.
Miré por la ventana. Se notaba que era verano y al acercar la mano al cristal se podría notar el calor del exterior. La mansión era fresca. Entonces escuché algo que me encantó. El mar. Sonreí ante la paradoja. Ruslana del Mar vivía al dado del mar.
-¡Bañémonos!- dije animadamente a Ruslana.- Es mar está aquí al lado ¿no? ¿podemos ir?- Yo tenía allí mi ropa de baño aunque mi hermano no. Miré a mi hermano y contemplé su rostro.- Bueno... quizás no sea buena idea.
Zafiro Gómez- Gitano
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Ismael sonrió triunfante antes las palabras de Ruslana. Era una chica con agalla y no tenía pinta de ser la típica chica rica que no quiere salir nunca de su mundo feliz. Puede que ya halla salido a dar una vuelta por la ciudad. Escuchaba a su hermana mientras ella hablaba.- Creo que la próxima vez que te vea no cabrás por la puerta.- dijo burlonamente. Le puso la mano en la cabeza y la acarició. Era un gesto que siempre le había hecho desde que eran pequeños.- Será un placer volver siempre y cuando la señorita Ruslana lo deseé.- le dedicó una mirada intensa.
Desvió su atención de su hermana a Ruslana. Pero tuvo que volver a mirar a su hermana cuando dijo aquello último. Nunca se lo había dicho a su hermana pero... le daba miedo el mar.- Creo que es mejor que vayáis a nadar cuando yo no este ¿no? Ya sabes no tengo ropa de baño y no tengo ganas tampoco.- se encogió de hombros.- Si quieres puedo marcharme ahora- Señaló a donde se suponía que debía estar la salida. Miró ambas mujeres esperando una repuesta. Le hubiera gustado hablar más con Ruslana.- O os puedo acompañar pero no bañarme.- se volvió a encoger de hombros.
Desvió su atención de su hermana a Ruslana. Pero tuvo que volver a mirar a su hermana cuando dijo aquello último. Nunca se lo había dicho a su hermana pero... le daba miedo el mar.- Creo que es mejor que vayáis a nadar cuando yo no este ¿no? Ya sabes no tengo ropa de baño y no tengo ganas tampoco.- se encogió de hombros.- Si quieres puedo marcharme ahora- Señaló a donde se suponía que debía estar la salida. Miró ambas mujeres esperando una repuesta. Le hubiera gustado hablar más con Ruslana.- O os puedo acompañar pero no bañarme.- se volvió a encoger de hombros.
Ismael Gómez- Cazador Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Sonríe a ambos completamente feliz. - Si os esperáis un poco me iré a cambiar. Estoy segura de que no tardaré mucho- Abraza a Zafiro con entusiasmo y al separarse de ella le guiña un ojo a Ismael.
Haciéndole una seña a uno de sus lacayos para que se acercara, le susurró: Atiéndeles en lo que yo me voy a cambiar, por favor.
Caminando con rapidez hacia la puerta, se rió cuando su lacayo sacudió la cabeza negativamente. Todos sabían que cuando se trataba de ir a navegar, o nadar, perdía toda la compostura que tenía. El mar era mi pasión. Si alguien quería que fuera yo misma, completamente, debía llevarme al mar.
Cerré la puerta tras de mí, y con una sonrisa comencé a corretear por la mansión. Tenía que darme prisa, sino, terminarían marchándose sin mi. Y eso, me dije divertida, no iba a ocurrir.
Haciéndole una seña a uno de sus lacayos para que se acercara, le susurró: Atiéndeles en lo que yo me voy a cambiar, por favor.
Caminando con rapidez hacia la puerta, se rió cuando su lacayo sacudió la cabeza negativamente. Todos sabían que cuando se trataba de ir a navegar, o nadar, perdía toda la compostura que tenía. El mar era mi pasión. Si alguien quería que fuera yo misma, completamente, debía llevarme al mar.
Cerré la puerta tras de mí, y con una sonrisa comencé a corretear por la mansión. Tenía que darme prisa, sino, terminarían marchándose sin mi. Y eso, me dije divertida, no iba a ocurrir.
Ruslana Del Mar- Hechicero Clase Alta
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Re: Todas las mudanzas conllevan un principio y un fin (privado)
Ver el rostro de felicidad que mostraba Rus ante la idea me hizo ser feliz yo también. El entusiasmo que había demostrado era contagioso aunque no pasé desapercibido el guiño que le dedicó a mi hermano. Contemplé como Rus se perdía por la puerta y como los sirvientes se giraban hacia nosotros. Desde luego no estaba acostumbrada a que me mirarán constantemente, pendientes de mi palabra.
Me giré intentando hacer que no se me notara incómoda. Mi hermano seguía mirando hacia la puerta. Le di un toque en el hombro para que me hiciera caso y crucé los brazos. -Espero que no le hayas dicho cosas malas. No quiero que me la perviertas y menos que acabes mirando donde no debes mirar.- le amenacé.
Le contemplé el rostro y lo abracé.- Bromas aparte, ¿vendrás? Por lo meno quiero volver a verte las mismas veces que te veía en casa, aunque fueran pocas.- Contemplé el eje de tristeza que se asomaba en los ojos de mi hermano.- ¡Pero tranquilo! ¡Si no viene iré yo! ¿De acuerdo?- Miré a mi hermano.- ¿La has "examinado"?- Él asintió.- ¿Quieres que te diga que es? Sé que no dirás nada. Simplemente porque no está dentro de tus "se busca"- sonreí de medio lado y algo de alivio apareció en el rostro de mi hermano. Vale, Rus se lo acababa de ganar.
-Creo que yo también debo cambiarme, ahora vengo ¿de acuerdo?- Me acerqué a uno de los sirvientes y le pedí que llevaran a mis aposentos para poder cambiarme. Tenía muchas ganas de irme a nadar.
Me giré intentando hacer que no se me notara incómoda. Mi hermano seguía mirando hacia la puerta. Le di un toque en el hombro para que me hiciera caso y crucé los brazos. -Espero que no le hayas dicho cosas malas. No quiero que me la perviertas y menos que acabes mirando donde no debes mirar.- le amenacé.
Le contemplé el rostro y lo abracé.- Bromas aparte, ¿vendrás? Por lo meno quiero volver a verte las mismas veces que te veía en casa, aunque fueran pocas.- Contemplé el eje de tristeza que se asomaba en los ojos de mi hermano.- ¡Pero tranquilo! ¡Si no viene iré yo! ¿De acuerdo?- Miré a mi hermano.- ¿La has "examinado"?- Él asintió.- ¿Quieres que te diga que es? Sé que no dirás nada. Simplemente porque no está dentro de tus "se busca"- sonreí de medio lado y algo de alivio apareció en el rostro de mi hermano. Vale, Rus se lo acababa de ganar.
-Creo que yo también debo cambiarme, ahora vengo ¿de acuerdo?- Me acerqué a uno de los sirvientes y le pedí que llevaran a mis aposentos para poder cambiarme. Tenía muchas ganas de irme a nadar.
Zafiro Gómez- Gitano
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Fecha de inscripción : 07/10/2012
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