AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
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Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Extrañaba el bosque, sus aires y su amplio firmamento que cada noche era mi techo, había abandonado mi amada libertad por una simple curiosidad.
Alguién a quién definitivamente jamás había conocido ahora me mandaba citar por medio de una carta dentro de uno de los camerinos del teatro de París, se hacia llamar "V" y rpoclama tener un plan que beneficiaría a todas las razas y a mi por ende si aceptaba las riendas del plan, mi puño cerrado contenía la carta que contenía letras escritas como si se tratase de un conocedor ¿Un vampiro? quizás pero si fuese un ser de esa naturaleza estaría del todo seguro que sería para su propio beneficio y no para los demas, ¿Un vampiro humanitario?, demasiado para ser verdad.
La noche en las principales calles de París se tornaban desoladas y interesantemente iluminadas por la mortecina luz natural de la gigantesca luna que todo contemplaba desde los horizontes, la birsa calida del vereno acariciaba mis manos descubiertas, mi rostro y mis cabellos rizados, longrando que mi paso cada vez fuera disminuyendo hasta la más lenta de mis caminatas. Observaba como la gente vivía en sociedad por las noches, muchas de ellas dormidas, otras más gozando de los pecados que se ocultaban tras una taberna o un burdel, ebrios cantando mientras peregrinaban perdidos por los callejones y otros cuantos viviendo en la humedad de las calles entre ropas viejas y comida tomada sin pagar, producto de la miseria, era ese efecto que yo le llamaba "Las voces de la noche".
Pero bien sabía que entre todos estas personas se ewcondían seres como yo o peores que yo, nadie podía quejarse de mí o sospechar, era un joven que cargaba su guitarra en la espalda, un joven de aspecto libertador, de estatura alta y de complexión media con facciones tipicas de los ingleses, si tan tipicas que la mayoria podía adivinar que se trataba de un trotamundos y no de un mago cualquiera, yo, ese joven que llevaba leyendas e historias iclusive alegrías a otros a lo largo de sus viajes hoy había llegado al sitio de la cita misteriosa.
Me detuve un momento contemplando con suma atención los detalles de la fachada, hermosos caballos y las representaciones del arte sobre ellos eran los encargados de vigilar desde los techos quien entraba a su recinto, las paredes hechas de marmol y la enorme puerta de madera similar a la de la catedral con miles de adornos labrados en la misma madera daban la bienvenida a propios y a extraños -La función va a comenzar- pensé y apresure el paso volviendome a detener a unos cuanto escalones de la puerta -Espera un momento Bryan- me dije a mi mismo -¿Y si es una trampa?, no es porque tengas enemigos pero te has puesto a pensar si es el anzuhelo lanzado por un cazador o un inquisidor?- negué con la cabeza al escuchar mi propia conciencia -No lo sé- le respondí lanzando un suspiro al aire.
Dirigí mi mirada hacia el abrigo verde que llevaba puesto sacando de uno de sus bolsillos la carta que había aparecido al lado del árbol donde dormía -¿Te has puesto a pensar como llegó ahí?- volvio a sonsacarme mis propias ideas -¡Ah!- proteste con voz baja y leí de nuevo la nota:
Su magia y la mia harán maravillas por sus razas, la guerra comienza y ustedes guiarán a mi ejercito, mis seguidores por el camino de la libertad... de la paz y la justicia.
Ayudenme a dibujar la "V" de victoria, si quieren más detalles los veré en el camerino más apartado del teatro...
El destino de un ideal esta en sus manos.
"V"
Captando el sentido plural mencionado en la carta me dio más confianza, no era el único citado en ese lugar, iría y si fuese una trampa seguramente los que fueran convocados no dejarían que sus vidas terminarán así y pelearían por salir bien librados de allí, me encogí en hombros y entre en el famoso recinto.
Había una leyenda latente en el teatro y la mayoría iba a comprobar si era cierta no tanto por las obras o las operas que en ese sitio se presentaban, suspire profundo adentrandome a los pasillos de los camerinos, quizás si con algo de incertidumbre por la leyenda pues decían que era por esos lares donde vagaba y mataba por placer y venganza.
Los pasillos estaban a media luz, los candelabros colgados en las paredes de ladrillo rojo sostenían velas ya algo gastadas provocando disminuyera la luminocidad, veía en ambas direcciones, puertas, puertas y puertas por todos lados todas cerradas menos la que se decía en la carta, camine a prisa respirando agitadamente por los suelos de madera antigua, debía seguir derecho hasta topar con aquella puerta a la que casi lauz no iluminiba. Me adentré en ella, asomandome con cuidado y con demasiado sigilo -Hola...- dije timidamente postrando mis manos a la orilla de la puerta, manía mia ante lo desconocido, observe el interior del cuarto y solo haye un tocador ya descuidado y con el espejo cubierto de algunas telarañas mientras que en el centro una pequeña mesa con una vela encendida a media luz -Hola- volvi a exclamar dudoso entrando titubeante al camerino -Uff esto no se ha usado en siglos- dije al aire -El intermedio esta por comenzar, seguro será allí cuando alguién vendrá- repase el oscuro lugar con mi vista -espero sea pronto- musite angustiado.
Alguién a quién definitivamente jamás había conocido ahora me mandaba citar por medio de una carta dentro de uno de los camerinos del teatro de París, se hacia llamar "V" y rpoclama tener un plan que beneficiaría a todas las razas y a mi por ende si aceptaba las riendas del plan, mi puño cerrado contenía la carta que contenía letras escritas como si se tratase de un conocedor ¿Un vampiro? quizás pero si fuese un ser de esa naturaleza estaría del todo seguro que sería para su propio beneficio y no para los demas, ¿Un vampiro humanitario?, demasiado para ser verdad.
La noche en las principales calles de París se tornaban desoladas y interesantemente iluminadas por la mortecina luz natural de la gigantesca luna que todo contemplaba desde los horizontes, la birsa calida del vereno acariciaba mis manos descubiertas, mi rostro y mis cabellos rizados, longrando que mi paso cada vez fuera disminuyendo hasta la más lenta de mis caminatas. Observaba como la gente vivía en sociedad por las noches, muchas de ellas dormidas, otras más gozando de los pecados que se ocultaban tras una taberna o un burdel, ebrios cantando mientras peregrinaban perdidos por los callejones y otros cuantos viviendo en la humedad de las calles entre ropas viejas y comida tomada sin pagar, producto de la miseria, era ese efecto que yo le llamaba "Las voces de la noche".
Pero bien sabía que entre todos estas personas se ewcondían seres como yo o peores que yo, nadie podía quejarse de mí o sospechar, era un joven que cargaba su guitarra en la espalda, un joven de aspecto libertador, de estatura alta y de complexión media con facciones tipicas de los ingleses, si tan tipicas que la mayoria podía adivinar que se trataba de un trotamundos y no de un mago cualquiera, yo, ese joven que llevaba leyendas e historias iclusive alegrías a otros a lo largo de sus viajes hoy había llegado al sitio de la cita misteriosa.
Me detuve un momento contemplando con suma atención los detalles de la fachada, hermosos caballos y las representaciones del arte sobre ellos eran los encargados de vigilar desde los techos quien entraba a su recinto, las paredes hechas de marmol y la enorme puerta de madera similar a la de la catedral con miles de adornos labrados en la misma madera daban la bienvenida a propios y a extraños -La función va a comenzar- pensé y apresure el paso volviendome a detener a unos cuanto escalones de la puerta -Espera un momento Bryan- me dije a mi mismo -¿Y si es una trampa?, no es porque tengas enemigos pero te has puesto a pensar si es el anzuhelo lanzado por un cazador o un inquisidor?- negué con la cabeza al escuchar mi propia conciencia -No lo sé- le respondí lanzando un suspiro al aire.
Dirigí mi mirada hacia el abrigo verde que llevaba puesto sacando de uno de sus bolsillos la carta que había aparecido al lado del árbol donde dormía -¿Te has puesto a pensar como llegó ahí?- volvio a sonsacarme mis propias ideas -¡Ah!- proteste con voz baja y leí de nuevo la nota:
Su magia y la mia harán maravillas por sus razas, la guerra comienza y ustedes guiarán a mi ejercito, mis seguidores por el camino de la libertad... de la paz y la justicia.
Ayudenme a dibujar la "V" de victoria, si quieren más detalles los veré en el camerino más apartado del teatro...
El destino de un ideal esta en sus manos.
"V"
Captando el sentido plural mencionado en la carta me dio más confianza, no era el único citado en ese lugar, iría y si fuese una trampa seguramente los que fueran convocados no dejarían que sus vidas terminarán así y pelearían por salir bien librados de allí, me encogí en hombros y entre en el famoso recinto.
Había una leyenda latente en el teatro y la mayoría iba a comprobar si era cierta no tanto por las obras o las operas que en ese sitio se presentaban, suspire profundo adentrandome a los pasillos de los camerinos, quizás si con algo de incertidumbre por la leyenda pues decían que era por esos lares donde vagaba y mataba por placer y venganza.
Los pasillos estaban a media luz, los candelabros colgados en las paredes de ladrillo rojo sostenían velas ya algo gastadas provocando disminuyera la luminocidad, veía en ambas direcciones, puertas, puertas y puertas por todos lados todas cerradas menos la que se decía en la carta, camine a prisa respirando agitadamente por los suelos de madera antigua, debía seguir derecho hasta topar con aquella puerta a la que casi lauz no iluminiba. Me adentré en ella, asomandome con cuidado y con demasiado sigilo -Hola...- dije timidamente postrando mis manos a la orilla de la puerta, manía mia ante lo desconocido, observe el interior del cuarto y solo haye un tocador ya descuidado y con el espejo cubierto de algunas telarañas mientras que en el centro una pequeña mesa con una vela encendida a media luz -Hola- volvi a exclamar dudoso entrando titubeante al camerino -Uff esto no se ha usado en siglos- dije al aire -El intermedio esta por comenzar, seguro será allí cuando alguién vendrá- repase el oscuro lugar con mi vista -espero sea pronto- musite angustiado.
Bryan Wilde- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 24/09/2011
Localización : En cualquier parte, quiza hasta en las estrellas...
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Re: Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Como cada noche en el teatro, el arpa y mi voz eran mis únicos compañeros, mi único abrigo en el escenario frente a un público enmudecido, expectante, un público que para mí, después de tanto tiempo, apenas era un concepto, una idea abstracta. Una luz fuerte iluminaba mi rostro y me impedía ver a los espectadores, pero de haber podido el resultado hubiera sido el mismo. Me sentía completamente sola en un teatro repleto de gente, sola contra mi melancolía y mi nostalgia. La desesperación convertida en sonido, en canción, un grito similar a un llanto sin lágrimas, y en las cuerdas del arpa podía palpar lo más profundo de mi ser.
Unos aplausos y de este modo acababa todo. Permanecí un par de segundos con la mirada fija en un horizonte inexistente, tratando de recuperar el control sobre mi cuerpo y especialmente sobre mis emociones. La dualidad en mí era algo tangible, vivía en dos mundos separados por voluntad propia, o más bien por necesidad. Si uno se mezclaba con el otro el resultado sería nefasto, por eso me mantenía ocupada la mayor parte del tiempo, por eso me aferraba a la música como única vía de escape. Me levanté de mi asiento y realicé una leve reverencia carente de significado. A esas alturas, pensar que cantaba para agradar al resto hubiera sido engañarme a mí mismo. ¿Era, pues, un acto egoísta?
Salí por las bambalinas a paso ligero, completamente repuesta y centrada en mi próximo objetivo: la carta. Escuchaba de fondo la música de la orquesta, más tenue a medida que avanzaba. Comenzaba la función y yo no sería requerida hasta el tercer acto, por lo que más me valía apresurarme y esperar que, fuera quien fuese aquél que me había citado, se diese prisa del mismo modo.
Bajé al piso inferior, recorrí los pasillos a oscuras guiándome únicamente por el tacto de las paredes y volví a subir un piso. Así llegué al pasillo de los camerinos más antiguos, donde, en el último de ellos, habíamos sido citados yo y alguien más, al parecer. Todo aquel asunto me intrigaba, me inquietaba y me fascinaba a un tiempo. No sabía qué me deparaba una vez cruzado el umbral de la puerta, pero, al fin y al cabo, no podía ser peor que volver a ver la misma obra que ya me había aprendido de memoria al menos catorce funciones atrás.
En efecto, no sería peor, pues no encontré nada, allí no había nadie. Escruté las sombras de la estancia con la mirada y la recorrí entera con sigilo. Sé paciente, me dije, al tiempo que me dejaba caer con la pared de detrás de la puerta con un resoplido. Eché la cabeza a un lado, dejándola reposar un poco, y me crucé de brazos.
Los minutos se hacían largos en la oscuridad y varias dudas empezaron a cobrar forma en mi mente. ¿Y si me estaban tomando el pelo? No sería la primera vez que algo así pasa en el teatro… O peor aún, ¿y si me habían tendido una trampa? ¿Algún inquisidor que hubiera descubierto mis habilidades? ¿Acaso tenía yo enemigos? Un escalofrío recorrió levemente mi médula espinal y me puse alerta. Si de eso se tratara, me dije, yo juego con ventaja. ¿A qué idiota se le ocurriría intentar atraparme en terreno conocido? A no ser que… No, no puede ser, no puede ser, no puede ser… Y repitiendo esto trataba de tranquilizarme a mí misma, dejando la mente en blanco.
De pronto escuché el crujido de unos pasos en la madera gastada. Se acercaban, de eso no cabía duda. Me erguí, manteniendo la posición y sin apenas emitir ruido alguno, con los músculos en tensión, casi acechando. Entonces una figura humana se abrió paso en la sala. Desconcertado clamó al supuesto vacío esperando una respuesta con una voz claramente masculina. Al parecer, el pobre hombre, estaba más desconcertado que yo.
— Me temo que no tendréis que esperar más. —Di un paso al frente, mostrándome ante la tenue luz.— Disculpe, no era mi intención asustaros. Mi nombre es Nói Runa, y por la forma en que habéis entrado, presupongo que vos no sois “V”, ¿me equivoco? ¿Alguna idea de qué estamos haciendo aquí?
(Off-rol: Siento mucho la tardanza)
Unos aplausos y de este modo acababa todo. Permanecí un par de segundos con la mirada fija en un horizonte inexistente, tratando de recuperar el control sobre mi cuerpo y especialmente sobre mis emociones. La dualidad en mí era algo tangible, vivía en dos mundos separados por voluntad propia, o más bien por necesidad. Si uno se mezclaba con el otro el resultado sería nefasto, por eso me mantenía ocupada la mayor parte del tiempo, por eso me aferraba a la música como única vía de escape. Me levanté de mi asiento y realicé una leve reverencia carente de significado. A esas alturas, pensar que cantaba para agradar al resto hubiera sido engañarme a mí mismo. ¿Era, pues, un acto egoísta?
Salí por las bambalinas a paso ligero, completamente repuesta y centrada en mi próximo objetivo: la carta. Escuchaba de fondo la música de la orquesta, más tenue a medida que avanzaba. Comenzaba la función y yo no sería requerida hasta el tercer acto, por lo que más me valía apresurarme y esperar que, fuera quien fuese aquél que me había citado, se diese prisa del mismo modo.
Bajé al piso inferior, recorrí los pasillos a oscuras guiándome únicamente por el tacto de las paredes y volví a subir un piso. Así llegué al pasillo de los camerinos más antiguos, donde, en el último de ellos, habíamos sido citados yo y alguien más, al parecer. Todo aquel asunto me intrigaba, me inquietaba y me fascinaba a un tiempo. No sabía qué me deparaba una vez cruzado el umbral de la puerta, pero, al fin y al cabo, no podía ser peor que volver a ver la misma obra que ya me había aprendido de memoria al menos catorce funciones atrás.
En efecto, no sería peor, pues no encontré nada, allí no había nadie. Escruté las sombras de la estancia con la mirada y la recorrí entera con sigilo. Sé paciente, me dije, al tiempo que me dejaba caer con la pared de detrás de la puerta con un resoplido. Eché la cabeza a un lado, dejándola reposar un poco, y me crucé de brazos.
Los minutos se hacían largos en la oscuridad y varias dudas empezaron a cobrar forma en mi mente. ¿Y si me estaban tomando el pelo? No sería la primera vez que algo así pasa en el teatro… O peor aún, ¿y si me habían tendido una trampa? ¿Algún inquisidor que hubiera descubierto mis habilidades? ¿Acaso tenía yo enemigos? Un escalofrío recorrió levemente mi médula espinal y me puse alerta. Si de eso se tratara, me dije, yo juego con ventaja. ¿A qué idiota se le ocurriría intentar atraparme en terreno conocido? A no ser que… No, no puede ser, no puede ser, no puede ser… Y repitiendo esto trataba de tranquilizarme a mí misma, dejando la mente en blanco.
De pronto escuché el crujido de unos pasos en la madera gastada. Se acercaban, de eso no cabía duda. Me erguí, manteniendo la posición y sin apenas emitir ruido alguno, con los músculos en tensión, casi acechando. Entonces una figura humana se abrió paso en la sala. Desconcertado clamó al supuesto vacío esperando una respuesta con una voz claramente masculina. Al parecer, el pobre hombre, estaba más desconcertado que yo.
— Me temo que no tendréis que esperar más. —Di un paso al frente, mostrándome ante la tenue luz.— Disculpe, no era mi intención asustaros. Mi nombre es Nói Runa, y por la forma en que habéis entrado, presupongo que vos no sois “V”, ¿me equivoco? ¿Alguna idea de qué estamos haciendo aquí?
(Off-rol: Siento mucho la tardanza)
Nói Runa Hauksdóttir- Hechicero Clase Media
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Re: Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Qué más se podía esperar de un hombre como yo en medio de la oscuridad al escuchar una voz femenina salida de algun lugar dentro de ese tenebroso y viejo camerino más que un sobresalto y un buen respingo que hasta mi cabellera hizo alborotar aún más de normal.
Suspire cerrando mis orbes un par de segundos - Me has asustado- puse mis manos en el pecho y entre abri mis ojos para verle bien, las coincidencias en mi destino volvían a estar presentes, seguramente y por su forma tan bohemia de vestir de aquella chica se trataba de un músico como yo, quizás parte de la orquesta de este famoso y gigantesco teatro del que casi sino es porque completo desconocía.
De un momento a otro tipicos en vida, reaccione ante tanto complejo pensamiento sobre quién era ella, percatandome que mi mirada perdida y penetrante sobre ella quizás había llegado a incomodarle -Lo siento- me disculpe agitando la cabeza -No me esperaba que hubiera alguién más aquí, la carta hablaba en plural- eleve el papel mostrandoselo para que me creyese en caso de que mi mirada fuera mal entendida -am...- titubie -Mucho gusto mademoiselle Runa- hable con respeto y alegria, probablemente sintiendo cierto alivio ante tan misteriosa situación -Yo soy Bryan... Bryan Wide, músico y trotamudos postrado a sus pies y ordenes- realice una reverencia, propia y educada de la epóca, no por ser un liberal debía acarecer de morales -Creo que mi nombre empieza con la "V" equivocada- de nuevo regrese a mi postura ergida -A decir verdad y respondiendo a tu pregunta no lo sé, el escrito en la nota llamó mi atención y despertó mi curiosidad- me encogí en hombros -No creo que pueda ser una trampa puesto que nunca nos hemos visto o cruzado en el camino- camine hacia donde ella se encontraba -No, definitivamente nunca te he visto, siempre recuerdo con nitidez los rostros de las personas que conozco en cada viaje- reí apenado podría incluso afirmar que hasta algo nervioso -Además soy recién llegado a París y normalemte ando en los limites de esta ciudad como para que un inquisidor supiera prontamente de mi estancia indefinida- torci los labios haciendo divertidas muecas, es que me era tan extraño y por todas las posibles respuestas lógicas que encontraba niniguna encajaba en la situación en la que me encontraba.
Intentaba vislumbrar ante la oscuridad, pero nada veía con claridad, ni un rostro o alguna sombra, el tocador seguía alli con sus respectivas telarañas y su polilla, la mesa cubierta de polvo con una silla donde no había nadie sentado más que el silencio que reinaba en el momento en que callé mis palabras como si se tratase de un velorio o un bosque casi desierto que pocas veces encontraba durante mis caminatas, mi mirada traviesa de nuevo observo al acompañante que tenía a mi lado -Si no eres tú ni soy yo- rompi de nuevo el silencio -entonces ¿Quién es el hombre llamado "V"?- pregunte angustiado pero si en algo hay que ser honestos es en que aquella desconocida estaba más tranquila que yo ante este aparente misterio.
(Off- rol: No te preocupes, entiendo y podemos esperarte, no corre prisa)
Suspire cerrando mis orbes un par de segundos - Me has asustado- puse mis manos en el pecho y entre abri mis ojos para verle bien, las coincidencias en mi destino volvían a estar presentes, seguramente y por su forma tan bohemia de vestir de aquella chica se trataba de un músico como yo, quizás parte de la orquesta de este famoso y gigantesco teatro del que casi sino es porque completo desconocía.
De un momento a otro tipicos en vida, reaccione ante tanto complejo pensamiento sobre quién era ella, percatandome que mi mirada perdida y penetrante sobre ella quizás había llegado a incomodarle -Lo siento- me disculpe agitando la cabeza -No me esperaba que hubiera alguién más aquí, la carta hablaba en plural- eleve el papel mostrandoselo para que me creyese en caso de que mi mirada fuera mal entendida -am...- titubie -Mucho gusto mademoiselle Runa- hable con respeto y alegria, probablemente sintiendo cierto alivio ante tan misteriosa situación -Yo soy Bryan... Bryan Wide, músico y trotamudos postrado a sus pies y ordenes- realice una reverencia, propia y educada de la epóca, no por ser un liberal debía acarecer de morales -Creo que mi nombre empieza con la "V" equivocada- de nuevo regrese a mi postura ergida -A decir verdad y respondiendo a tu pregunta no lo sé, el escrito en la nota llamó mi atención y despertó mi curiosidad- me encogí en hombros -No creo que pueda ser una trampa puesto que nunca nos hemos visto o cruzado en el camino- camine hacia donde ella se encontraba -No, definitivamente nunca te he visto, siempre recuerdo con nitidez los rostros de las personas que conozco en cada viaje- reí apenado podría incluso afirmar que hasta algo nervioso -Además soy recién llegado a París y normalemte ando en los limites de esta ciudad como para que un inquisidor supiera prontamente de mi estancia indefinida- torci los labios haciendo divertidas muecas, es que me era tan extraño y por todas las posibles respuestas lógicas que encontraba niniguna encajaba en la situación en la que me encontraba.
Intentaba vislumbrar ante la oscuridad, pero nada veía con claridad, ni un rostro o alguna sombra, el tocador seguía alli con sus respectivas telarañas y su polilla, la mesa cubierta de polvo con una silla donde no había nadie sentado más que el silencio que reinaba en el momento en que callé mis palabras como si se tratase de un velorio o un bosque casi desierto que pocas veces encontraba durante mis caminatas, mi mirada traviesa de nuevo observo al acompañante que tenía a mi lado -Si no eres tú ni soy yo- rompi de nuevo el silencio -entonces ¿Quién es el hombre llamado "V"?- pregunte angustiado pero si en algo hay que ser honestos es en que aquella desconocida estaba más tranquila que yo ante este aparente misterio.
(Off- rol: No te preocupes, entiendo y podemos esperarte, no corre prisa)
Bryan Wilde- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 24/09/2011
Localización : En cualquier parte, quiza hasta en las estrellas...
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Re: Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Aquella noche helada y fría o por lo menos era como mi cuerpo podía percibirla sería la última en la cual toda seguridad y tranquilidad estarían en santa paz, fue justo en aquel día en que a la joven vampiresa que vi hotras atrás retornó a casa asegurandome de que no hubiese peligros para su propia integridad, esa simple y sencilla tarea había logrado que demorará en el objetivo en que aquella noche observaba con ojo fijo... dos personas más debían ser reclutadas para dar por concluido la primera parte de mi plan que había sido puesto en marcha.
Dos brujos que eran fielmente recomendados por mis cazadores, aquellos que tenía por bien entendido de seres bohemios y soñadores hoy conocerian la razón por la cual dos cartas les habían citado en el teatro trás bastidores, sabrían entonces que los intrumentos y paisajes serían cambiado por valor y coraje para que su raza no cayera en los engaños que seguramente ya a essas horas eran planeados por el sanguinario y maldecido fantasma. Así que entre pasos rapidos desde la residencia de la vampiresa hasta el famoso recinto fui preparando las palabras adecuadas para que las ideas no fueran malinterpretadas, aquella estructura que magicamente había sido sanada de las quemaduras y de los derrumbes que fueron producto de mi enfrentamiento con el enemigo traidor se presentaba ante mi con aires de triunfador, la música podía escucharse en su interior, sabía que la demora valió la pena pues mi enemigo ahora disfrutaba de la obra como todo el mundo sabía desde aquel palco enigmatico y oscuro marcado con el número 5.
Las entradas estaban cerradas más no los pasadizos tenebrosos y escodidos que estaban en los techos, aquellos me llevarían directamente hacía mi cita sin retraso o por lo menos más rapido si tuviese que caminado por la sala entre propios y extraños, ya unos pasos antes de entrar podía escucharlos y tal como yo lo supuse estaban desconcertados y quizás demasiado asustados, detrás de ese falso muro donde me postraba había relarañas, oscuridad y corrientes de aire que era por demás imposibles de imaginar su origen y procedencia, esperaba atento a que alguna pregunta o alguna palabra fuera la más propicia para hacer mi entrada sin que fuese del todo tenobrosa o vanal.
La ocasión se dio parte de aquel mago que para mi sorpresa estaba más asustado que aquella de misma raza que motraba más tranquilidad y paciencia, suspire mientras con las manos enguantadas empujaba el muro hecho de materiales para las escenografías -V es el nombre de un ideal no de un hombre- conteste en aquel muro oscuro mientras se escuchaba un rechinido de la puerta del pasadizo -Me alegra que puntuales haya venido a la cita, soy yo el que se disculpa por tan noteble retraso- disculpandome ante ellos, seguía escodido entre las penumbras, no creo que estuvieran preparados para ver la máscara de quien les estaba dirigiendo la palabra -No se preocupen que mi inteción no es hacerles daño sino más bien informarlos pues ustedes han sido eligidos por este humilde veterano para detener un guerra que al parecer se esta avecinando, una guerra en que inmortales y humanos se verán afectados, donde París entero se vera desamparado si nosotros como representantes de cada raza no ponemos un alto pero para ello...- guarde silencio diambulado en el misterio -Debemos terminar con la raíz más grande que ha maldecido este teatro, y que muy probablemente han escuchado ¿No es así mademoiselle Runa Hauksdóttir?- cuestione a la joven bruja -Usted mejor nadie conoce la leyenda que aquí se cuenta, el fantasma que ronda y que mata por diversión y venganza- caminaba entre las sombras -Ustedes tienen dudas, puedo sentirlas, quién quiere empezar a hablar, creo y por cuestión de caballerismo que sea la dama quién tenga la primera palabra-.
Dos brujos que eran fielmente recomendados por mis cazadores, aquellos que tenía por bien entendido de seres bohemios y soñadores hoy conocerian la razón por la cual dos cartas les habían citado en el teatro trás bastidores, sabrían entonces que los intrumentos y paisajes serían cambiado por valor y coraje para que su raza no cayera en los engaños que seguramente ya a essas horas eran planeados por el sanguinario y maldecido fantasma. Así que entre pasos rapidos desde la residencia de la vampiresa hasta el famoso recinto fui preparando las palabras adecuadas para que las ideas no fueran malinterpretadas, aquella estructura que magicamente había sido sanada de las quemaduras y de los derrumbes que fueron producto de mi enfrentamiento con el enemigo traidor se presentaba ante mi con aires de triunfador, la música podía escucharse en su interior, sabía que la demora valió la pena pues mi enemigo ahora disfrutaba de la obra como todo el mundo sabía desde aquel palco enigmatico y oscuro marcado con el número 5.
Las entradas estaban cerradas más no los pasadizos tenebrosos y escodidos que estaban en los techos, aquellos me llevarían directamente hacía mi cita sin retraso o por lo menos más rapido si tuviese que caminado por la sala entre propios y extraños, ya unos pasos antes de entrar podía escucharlos y tal como yo lo supuse estaban desconcertados y quizás demasiado asustados, detrás de ese falso muro donde me postraba había relarañas, oscuridad y corrientes de aire que era por demás imposibles de imaginar su origen y procedencia, esperaba atento a que alguna pregunta o alguna palabra fuera la más propicia para hacer mi entrada sin que fuese del todo tenobrosa o vanal.
La ocasión se dio parte de aquel mago que para mi sorpresa estaba más asustado que aquella de misma raza que motraba más tranquilidad y paciencia, suspire mientras con las manos enguantadas empujaba el muro hecho de materiales para las escenografías -V es el nombre de un ideal no de un hombre- conteste en aquel muro oscuro mientras se escuchaba un rechinido de la puerta del pasadizo -Me alegra que puntuales haya venido a la cita, soy yo el que se disculpa por tan noteble retraso- disculpandome ante ellos, seguía escodido entre las penumbras, no creo que estuvieran preparados para ver la máscara de quien les estaba dirigiendo la palabra -No se preocupen que mi inteción no es hacerles daño sino más bien informarlos pues ustedes han sido eligidos por este humilde veterano para detener un guerra que al parecer se esta avecinando, una guerra en que inmortales y humanos se verán afectados, donde París entero se vera desamparado si nosotros como representantes de cada raza no ponemos un alto pero para ello...- guarde silencio diambulado en el misterio -Debemos terminar con la raíz más grande que ha maldecido este teatro, y que muy probablemente han escuchado ¿No es así mademoiselle Runa Hauksdóttir?- cuestione a la joven bruja -Usted mejor nadie conoce la leyenda que aquí se cuenta, el fantasma que ronda y que mata por diversión y venganza- caminaba entre las sombras -Ustedes tienen dudas, puedo sentirlas, quién quiere empezar a hablar, creo y por cuestión de caballerismo que sea la dama quién tenga la primera palabra-.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Mentiría si dijera que la entrada triunfal de aquel siniestro personaje no me había sobresaltado, al menos un poco. Lo suficiente para dar un leve brinco debido a la sorpresa, que para el resto fue imperceptible, pero que a mí me hizo centrarme en la figura que se abría paso entre las sombras, iluminada únicamente por la tenue luz de una vela.
Instintivamente di un paso al frente para ver mejor su rostro. Cuál fue mi sorpresa cuando éste se ocultaba en su totalidad tras una máscara pálida, de rasgos marcados y humanamente exagerados. Una mueca, una sonrisa eterna. Si se estaba riendo de nosotros, no me hacía gracia alguna. ¿Dónde estaba la igualdad de condiciones en aquellos momentos? ¿Por qué él ocultaba su identidad y nosotros no? Le dediqué una mirada escéptica según se acercaba a nuestra posición que juraría que nunca percibió.
Sin embargo, por muy extraño que pareciera, aquel hombre no me inspiraba peligro, al contrario. Su voz era relajante y su presencia, liviana. Tenía un porte particular que me resultaba agradable. Era un personaje enigmático, de eso no cabía duda, pero quizás por esa razón despertaba en mí cierta simpatía, la cual tampoco me convenía demostrar de buenas a primeras. En cualquier caso, venía “en son de paz” y sus palabras no hicieron más que confirmarlo.
Le escuché con detenimiento, tratando de descifrar su enrevesada prosa según hablaba para poder seguir el discurso con facilidad. En un momento dado cambié el peso de mi cuerpo de una pierna a otra y situé las manos sobre mi cadera, los brazos en jarra, en actitud receptiva y despreocupada. Así me encontraba cuando el caballero se dirigió a mí, invitándome a hablar. Fue entonces cuando me di cuenta de que no había entendido nada, ni quién era él ni qué estábamos haciendo allí, y no llegaba a averiguar si era un problema de incomprensión por mi parte, o es que, en su ambigüedad, aún no había dicho nada relevante. Demasiadas preguntas, demasiado misterio.
Me rasqué la nariz, procurando poner en orden mis ideas.
— Bueno… —me aventuré titubeante y pensativa, en tono grave.— Hay una extraña leyenda acerca de este teatro que ya circulaba antes de que yo ingresara en él. Se dice que hay un fantasma que vive aquí, bajo este edificio, alimentado por el odio y la sed de venganza, un ser con medio rostro que asesina cruelmente a sus víctimas. Nadie sabe cuál es su criterio a la hora de elegir, aunque el resultado siempre es el mismo: la persona escogida aparece colgada, completamente desangrada, y con monedas de oro en los ojos. Mis compañeros, unos más que otros, temen que algún día se les aparezca, pero a decir verdad, desde que estoy aquí, nunca ha ocurrido un asesinato parecido. Las leyendas, leyendas son, aunque no niego que, de ser cierto, me gustaría encontrarme cara a cara con él algún día y ver de lo que es capaz. —sonreí con cierta picardía— Los más supersticiosos dicen que el individuo en cuestión lleva una máscara que oculta su rostro y que por eso nadie ha sido capaz de recordarlo. Es por ello que nunca se ha testificado en su contra… Aún.
Y según decía esto, le dediqué una mirada fulminante, que le hiciera pensar que, quizás, sospechaba de él, a pesar de que no era así realmente, pues mi intuición me decía que no se trataba de un ser sobrenatural y eso le eximía de cualquier tipo de duda. Tan sólo quería que se defendiera, que nos diera pruebas claras de que no se trataba de “el fantasma”. De otro modo no podría confiar enteramente en su persona y menos aún en su causa, fuera la que fuese.
— Sin embargo, pecaríamos de ingenuos si creyéramos en esta leyenda tal y como se cuenta. —proseguí tras la breve pausa, ensimismada de nuevo en mis cavilaciones.— Es más que evidente que no se trata de un fantasma como tal, sino de otro tipo de criatura sobrenatural. Para un humano corriente que necesita creer en lo que sus ojos pueden ver, sería más sencillo ver a este personaje como un “ángel de la muerte”, pero sus supuestas artes para matar denotan claramente que es un vampiro. Mata por placer y no deja sangre en el cuerpo de sus víctimas. Necesita esa sangre para alimentarse, y me temo que es su único propósito, no castigar a nadie por sus pecados como algunos quieren creer. Es por ello que veo bastante posible su existencia, y en esto se fundamenta la leyenda, aunque sigo sin ver muy claro en qué nos atañe este asunto. —le miré de nuevo— Sea claro, por favor, ¿cuál es la razón que nos ha traído hasta aquí? —pregunté con educación, en un tono amable y sincero, que, entre líneas, expresaba la incertidumbre reinante en mi corazón.
Instintivamente di un paso al frente para ver mejor su rostro. Cuál fue mi sorpresa cuando éste se ocultaba en su totalidad tras una máscara pálida, de rasgos marcados y humanamente exagerados. Una mueca, una sonrisa eterna. Si se estaba riendo de nosotros, no me hacía gracia alguna. ¿Dónde estaba la igualdad de condiciones en aquellos momentos? ¿Por qué él ocultaba su identidad y nosotros no? Le dediqué una mirada escéptica según se acercaba a nuestra posición que juraría que nunca percibió.
Sin embargo, por muy extraño que pareciera, aquel hombre no me inspiraba peligro, al contrario. Su voz era relajante y su presencia, liviana. Tenía un porte particular que me resultaba agradable. Era un personaje enigmático, de eso no cabía duda, pero quizás por esa razón despertaba en mí cierta simpatía, la cual tampoco me convenía demostrar de buenas a primeras. En cualquier caso, venía “en son de paz” y sus palabras no hicieron más que confirmarlo.
Le escuché con detenimiento, tratando de descifrar su enrevesada prosa según hablaba para poder seguir el discurso con facilidad. En un momento dado cambié el peso de mi cuerpo de una pierna a otra y situé las manos sobre mi cadera, los brazos en jarra, en actitud receptiva y despreocupada. Así me encontraba cuando el caballero se dirigió a mí, invitándome a hablar. Fue entonces cuando me di cuenta de que no había entendido nada, ni quién era él ni qué estábamos haciendo allí, y no llegaba a averiguar si era un problema de incomprensión por mi parte, o es que, en su ambigüedad, aún no había dicho nada relevante. Demasiadas preguntas, demasiado misterio.
Me rasqué la nariz, procurando poner en orden mis ideas.
— Bueno… —me aventuré titubeante y pensativa, en tono grave.— Hay una extraña leyenda acerca de este teatro que ya circulaba antes de que yo ingresara en él. Se dice que hay un fantasma que vive aquí, bajo este edificio, alimentado por el odio y la sed de venganza, un ser con medio rostro que asesina cruelmente a sus víctimas. Nadie sabe cuál es su criterio a la hora de elegir, aunque el resultado siempre es el mismo: la persona escogida aparece colgada, completamente desangrada, y con monedas de oro en los ojos. Mis compañeros, unos más que otros, temen que algún día se les aparezca, pero a decir verdad, desde que estoy aquí, nunca ha ocurrido un asesinato parecido. Las leyendas, leyendas son, aunque no niego que, de ser cierto, me gustaría encontrarme cara a cara con él algún día y ver de lo que es capaz. —sonreí con cierta picardía— Los más supersticiosos dicen que el individuo en cuestión lleva una máscara que oculta su rostro y que por eso nadie ha sido capaz de recordarlo. Es por ello que nunca se ha testificado en su contra… Aún.
Y según decía esto, le dediqué una mirada fulminante, que le hiciera pensar que, quizás, sospechaba de él, a pesar de que no era así realmente, pues mi intuición me decía que no se trataba de un ser sobrenatural y eso le eximía de cualquier tipo de duda. Tan sólo quería que se defendiera, que nos diera pruebas claras de que no se trataba de “el fantasma”. De otro modo no podría confiar enteramente en su persona y menos aún en su causa, fuera la que fuese.
— Sin embargo, pecaríamos de ingenuos si creyéramos en esta leyenda tal y como se cuenta. —proseguí tras la breve pausa, ensimismada de nuevo en mis cavilaciones.— Es más que evidente que no se trata de un fantasma como tal, sino de otro tipo de criatura sobrenatural. Para un humano corriente que necesita creer en lo que sus ojos pueden ver, sería más sencillo ver a este personaje como un “ángel de la muerte”, pero sus supuestas artes para matar denotan claramente que es un vampiro. Mata por placer y no deja sangre en el cuerpo de sus víctimas. Necesita esa sangre para alimentarse, y me temo que es su único propósito, no castigar a nadie por sus pecados como algunos quieren creer. Es por ello que veo bastante posible su existencia, y en esto se fundamenta la leyenda, aunque sigo sin ver muy claro en qué nos atañe este asunto. —le miré de nuevo— Sea claro, por favor, ¿cuál es la razón que nos ha traído hasta aquí? —pregunté con educación, en un tono amable y sincero, que, entre líneas, expresaba la incertidumbre reinante en mi corazón.
Nói Runa Hauksdóttir- Hechicero Clase Media
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Re: Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Mis fuentes para reclutarlos no me habían fallado, tenía ante mi dos seres de extraños poderes que sin duda eran los más valientes entre su especie, sin embargo y por extraño que suene este altibajo, no sabía como covencerles o como ante ellos poder ser claro...
Deje que aquella que trabajaba en el teatro relatara en viva voz ante el otro brujo lo que más de una vez había vivido y escuchado, mientras en mi cabeza formularia una idea para que pudiera tenrlos como aliados y fue alli que camine unos pasos, uno, dos, tres era dificil contarlos al ir incrementando su velocidad producto de mi ansiedad, si bien había dejado estos dos jovenes para el final no sabía que en tan complicadas cuestiones me iba a involucrar.
-Seré lo más claro que pueda madame- respondí con el elgancía hacia aquella pregunta directa y vivaz, los pasos de un lado a otro se detuvieron permitiendo que en ese lugar no hubiera ruido que interrupiera la paz -Deje que hablara usted primero para de ese modo pudiera introducir a su compañero en misterio que encierra a este lugar a lo largo de la antiguedad- deje que mi voz se aclarara para que de esa forma no tutibeara al contar la verdad -Este joven no es de la ciudad, su vida esta en las afueras entre bosques y naturaleza- guarde silencio escasos minutos en que tome la fuerza -La leyenda es cierta- afirme con segura certeza - Y nos compete a cada raza que habita París, a cada uno de los que sabemos que clase de mounstruos se ocultan en este país- suspire tratando de antener la calma, miles de espinas se clavaban en mi alma con el simple hecho de recordar que clase de alimañas de sangre se alimentaban y cuantas vidas por esa injusta causa se robaban, quienes tenía ante mis ojos eran de otra clase pero de igual manera para mí representaban un alta amenaza - Este famoso fantama cree que la sociedad tiene una deuda pendiente, es un demente que era hasta lo imposible para que todo el el que le teme termine muerto o dominado por un imperio en el que piensa someter a cada humano existente- deje de lado los pensamientos que hacían dar vueltas a mi mente como aquellos que tenía anteriormente respecto a los dos sujetos que tenia en enfrente, concentrandome en el objetivo que importaba unicamente -Hace unos instantes provoque un incendio en parte de la sala y su guarida y en el deje multiples heridas que no son nada comparadas con las mías- mostre los bazos completamente curados, con los ropajes medio parchados -Era cuestión de tiempo para que su plan partiera de cero, nuestro pleito y el siniestro fue el motivo perfecto, se dedicará a separar razas, a ponerlas encontra una de otras, hara una guerra entre todas y al final las almas humanas quedarán en medio muertas y rotas- gurde silencio por breves espacios de tiempos -Entonces habrá cumplido su cometido, la sangre será la recompensa de un sadico triunfante que quiere gobernar y aterrorizar a aquellos mortales que sobrevivan al ataque- asenti -Y los que sobren de cada raza les dará un lugar exclusivo para la caza cotidiana pero solo a los que tengan una mentalidad cerrada, aquellos que estan de acuerdo en que son superiores que los humanos indefensos, mientras los bienhechores, como tu y como él por su mano o por sus complices acabaran muertos a manos de vampiros y perros- suspire finalmente retomando el aliento que perdí largo rato -Como razas debemos terminar con esta amenaza fatal, imaginese mademoiselle si tal miedo provoca en un pequeño nido como este... ¿Que se puede esperar de hacerlo a gran escala?- pregunte poniendo por segundos la mano sobre la máscara -Somos los únicos que tenemos en las manos el futuro de miles de humanos- finalice con un suspiro rápido.
Deje que aquella que trabajaba en el teatro relatara en viva voz ante el otro brujo lo que más de una vez había vivido y escuchado, mientras en mi cabeza formularia una idea para que pudiera tenrlos como aliados y fue alli que camine unos pasos, uno, dos, tres era dificil contarlos al ir incrementando su velocidad producto de mi ansiedad, si bien había dejado estos dos jovenes para el final no sabía que en tan complicadas cuestiones me iba a involucrar.
-Seré lo más claro que pueda madame- respondí con el elgancía hacia aquella pregunta directa y vivaz, los pasos de un lado a otro se detuvieron permitiendo que en ese lugar no hubiera ruido que interrupiera la paz -Deje que hablara usted primero para de ese modo pudiera introducir a su compañero en misterio que encierra a este lugar a lo largo de la antiguedad- deje que mi voz se aclarara para que de esa forma no tutibeara al contar la verdad -Este joven no es de la ciudad, su vida esta en las afueras entre bosques y naturaleza- guarde silencio escasos minutos en que tome la fuerza -La leyenda es cierta- afirme con segura certeza - Y nos compete a cada raza que habita París, a cada uno de los que sabemos que clase de mounstruos se ocultan en este país- suspire tratando de antener la calma, miles de espinas se clavaban en mi alma con el simple hecho de recordar que clase de alimañas de sangre se alimentaban y cuantas vidas por esa injusta causa se robaban, quienes tenía ante mis ojos eran de otra clase pero de igual manera para mí representaban un alta amenaza - Este famoso fantama cree que la sociedad tiene una deuda pendiente, es un demente que era hasta lo imposible para que todo el el que le teme termine muerto o dominado por un imperio en el que piensa someter a cada humano existente- deje de lado los pensamientos que hacían dar vueltas a mi mente como aquellos que tenía anteriormente respecto a los dos sujetos que tenia en enfrente, concentrandome en el objetivo que importaba unicamente -Hace unos instantes provoque un incendio en parte de la sala y su guarida y en el deje multiples heridas que no son nada comparadas con las mías- mostre los bazos completamente curados, con los ropajes medio parchados -Era cuestión de tiempo para que su plan partiera de cero, nuestro pleito y el siniestro fue el motivo perfecto, se dedicará a separar razas, a ponerlas encontra una de otras, hara una guerra entre todas y al final las almas humanas quedarán en medio muertas y rotas- gurde silencio por breves espacios de tiempos -Entonces habrá cumplido su cometido, la sangre será la recompensa de un sadico triunfante que quiere gobernar y aterrorizar a aquellos mortales que sobrevivan al ataque- asenti -Y los que sobren de cada raza les dará un lugar exclusivo para la caza cotidiana pero solo a los que tengan una mentalidad cerrada, aquellos que estan de acuerdo en que son superiores que los humanos indefensos, mientras los bienhechores, como tu y como él por su mano o por sus complices acabaran muertos a manos de vampiros y perros- suspire finalmente retomando el aliento que perdí largo rato -Como razas debemos terminar con esta amenaza fatal, imaginese mademoiselle si tal miedo provoca en un pequeño nido como este... ¿Que se puede esperar de hacerlo a gran escala?- pregunte poniendo por segundos la mano sobre la máscara -Somos los únicos que tenemos en las manos el futuro de miles de humanos- finalice con un suspiro rápido.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Antes de continuar debía asimilar o por lo menos darme o unarespuesta lógica de lo que pasaba en aquellos momentos, no sabía que pensar o que decir esa máscara realmente me perturbaba, esa sonrisa tan marcada, esos ojos completamente oscuros no me daban la confianza suficiente y mientras ese joven hablaba yo veía al sujeto de arriba a abajo y fue cuando mis inquietudes acrecenteron, allí en su cintura llevaba unas enormes dagas de plata.
-¡Si claro!- finalmente le interrumpi burlon, con una sonrisa despreocupada en mi rostro -De ella puedo creer lo que dice puesto que trabaja aquí- asenti firmemente -Se que existe esa antigua leyenda, de esas historias, incluso que sé que el palco número cinco es solamente para el uso de esa..esa... esa... cosa... ¡Lo sé!- no se porque razón estaba a la defensiva, quizás porque veía el peligro cerca, quizás por el misterio de ese hombre o por las dagas de los costados -Sé perfectamente que quién tenga la osadía de ocupar el lugar llega a salir de allí pero muerto, monseuir me juzga usted mal- reí aparentando ocultarlos nervios que se conraían al verle de nuevo, era como ver una sombra con cuerpo, un espectro salido del inframundo -Que este siempre a las afueras, recoriendo el mundo de día y de noche- continúe -¡Vamos! lejos de París no impide conocer en que líos anda metido-suspire cerrando los ojos para encontrar de nuevo la calma.
Intente escuchar entonces el ruido que porvenía del escenerio, de los camerinos, de las risas de las bailarinas y llegando hasta mi el aroma bohemio que podía penetrar las puertas cerradas y llegar hasta mi presencia, fue ese mismo aire el que me hizo recordar que yo suelo mantener la calma pese a la desconfianza, frente al peligro y supe entonces que lo que me daba mala espina era todo eso que había confesado, ¿Como era posible que supiera lo que ese asesino traìa entre manos? y... ¿Como había dado con nuestro paradero?, eran cuestiones que al abrir los ojos no evite preguntar.
-¿Una guerra ah?- pregunte más tranquilo - ¿Y como sabe todo aquello? digame, estoy ancioso...- dije sonsacandole -¡ah si! por una pelea ¿no es cierto? pero hace unos momentos entre al teatro, no hay nada extraño, señas de violencia- sospechaba, si, era eso lo que me había alterado -Y no sé pero desmienteme si no es así Nói, pero si no me equivoco una obra esta siendo presentada... no es acaso que de haber sido destrozado el teatro... ¿Nada estaría siendo presentado o sí?- sonreia victorioso como si ya le hubiese develado la vverad sobre él, como si fuese un loco inventando cuentos quién sabe con que fin -Puede que sea un vampiro- mire por un momento a Nói - Pero dime- me dirigi a ella -¿No crees que un enmascarado también podría ser un buen asesino?- dirigi mis orbes de nuevo esa oscura sombra -Porque también un enmascarado puede tener motivos para aterrorizar a la gente y matarla sin compasión y con esas dagas- señale a su costado encogiendome en hombros -Además tu nos citaste en este lugar, El teatro- enmarque es esta última en una frase de elegancia y majestuosidad -El famoso fantasma entiende esto como suyo ¿No? ¡Que decir del seudonimo!, así como se a puesto "El fantasma" puede también ponerse "V", usar una máscara en vez de tela y ¡Listo!-incline mi cabeza dando por acertadas mis conclusiones -De acuerdo fuiste claro como ella te pidó, dijiste según tú las razones pero... creeme ahora transformas las dudas en sospechas- di media vuelta volviendo a paso lento y precabido a la silla donde estaba minutos antes, arrastrnadola por aquel viejo piso olvidado y polvoso quede más lejos de donde ese tipo ese hallaba, me deje caer en ese cansado asiento y cruce manos y piernas en aire victorioso, después volvía hacía la joven -¿Tu que piensas Nói?- le pregunte pues al verla algo me decía que no tenía la menor sospecha del sujeto, que mi argumento no le había convencido o algo de ese tipo ¿Que ocurría? -¡Vamos chica no creeras en esas historias que nos cuenta alguién que ni siquiera conocemos!- desvue la mirada hacía los muros indiferente y soprendidos -Una guerra entre razas y todo por un "vampiro asesino",qque desea dominio sobre todos los humanos- negue con la cabeza -¡Por dios! son mentiras...- proteste y guarde silencio no quería seguir con el tema, creo que la joven se convencio por el argumento de ese hombre o quizás por lo que ha escuchado sobre ese monstruo pero yo...yo Bryan estaba incredulo, sospechado que el verdadero asesino lo teníamos delante nuestro.
-¡Si claro!- finalmente le interrumpi burlon, con una sonrisa despreocupada en mi rostro -De ella puedo creer lo que dice puesto que trabaja aquí- asenti firmemente -Se que existe esa antigua leyenda, de esas historias, incluso que sé que el palco número cinco es solamente para el uso de esa..esa... esa... cosa... ¡Lo sé!- no se porque razón estaba a la defensiva, quizás porque veía el peligro cerca, quizás por el misterio de ese hombre o por las dagas de los costados -Sé perfectamente que quién tenga la osadía de ocupar el lugar llega a salir de allí pero muerto, monseuir me juzga usted mal- reí aparentando ocultarlos nervios que se conraían al verle de nuevo, era como ver una sombra con cuerpo, un espectro salido del inframundo -Que este siempre a las afueras, recoriendo el mundo de día y de noche- continúe -¡Vamos! lejos de París no impide conocer en que líos anda metido-suspire cerrando los ojos para encontrar de nuevo la calma.
Intente escuchar entonces el ruido que porvenía del escenerio, de los camerinos, de las risas de las bailarinas y llegando hasta mi el aroma bohemio que podía penetrar las puertas cerradas y llegar hasta mi presencia, fue ese mismo aire el que me hizo recordar que yo suelo mantener la calma pese a la desconfianza, frente al peligro y supe entonces que lo que me daba mala espina era todo eso que había confesado, ¿Como era posible que supiera lo que ese asesino traìa entre manos? y... ¿Como había dado con nuestro paradero?, eran cuestiones que al abrir los ojos no evite preguntar.
-¿Una guerra ah?- pregunte más tranquilo - ¿Y como sabe todo aquello? digame, estoy ancioso...- dije sonsacandole -¡ah si! por una pelea ¿no es cierto? pero hace unos momentos entre al teatro, no hay nada extraño, señas de violencia- sospechaba, si, era eso lo que me había alterado -Y no sé pero desmienteme si no es así Nói, pero si no me equivoco una obra esta siendo presentada... no es acaso que de haber sido destrozado el teatro... ¿Nada estaría siendo presentado o sí?- sonreia victorioso como si ya le hubiese develado la vverad sobre él, como si fuese un loco inventando cuentos quién sabe con que fin -Puede que sea un vampiro- mire por un momento a Nói - Pero dime- me dirigi a ella -¿No crees que un enmascarado también podría ser un buen asesino?- dirigi mis orbes de nuevo esa oscura sombra -Porque también un enmascarado puede tener motivos para aterrorizar a la gente y matarla sin compasión y con esas dagas- señale a su costado encogiendome en hombros -Además tu nos citaste en este lugar, El teatro- enmarque es esta última en una frase de elegancia y majestuosidad -El famoso fantasma entiende esto como suyo ¿No? ¡Que decir del seudonimo!, así como se a puesto "El fantasma" puede también ponerse "V", usar una máscara en vez de tela y ¡Listo!-incline mi cabeza dando por acertadas mis conclusiones -De acuerdo fuiste claro como ella te pidó, dijiste según tú las razones pero... creeme ahora transformas las dudas en sospechas- di media vuelta volviendo a paso lento y precabido a la silla donde estaba minutos antes, arrastrnadola por aquel viejo piso olvidado y polvoso quede más lejos de donde ese tipo ese hallaba, me deje caer en ese cansado asiento y cruce manos y piernas en aire victorioso, después volvía hacía la joven -¿Tu que piensas Nói?- le pregunte pues al verla algo me decía que no tenía la menor sospecha del sujeto, que mi argumento no le había convencido o algo de ese tipo ¿Que ocurría? -¡Vamos chica no creeras en esas historias que nos cuenta alguién que ni siquiera conocemos!- desvue la mirada hacía los muros indiferente y soprendidos -Una guerra entre razas y todo por un "vampiro asesino",qque desea dominio sobre todos los humanos- negue con la cabeza -¡Por dios! son mentiras...- proteste y guarde silencio no quería seguir con el tema, creo que la joven se convencio por el argumento de ese hombre o quizás por lo que ha escuchado sobre ese monstruo pero yo...yo Bryan estaba incredulo, sospechado que el verdadero asesino lo teníamos delante nuestro.
Bryan Wilde- Hechicero Clase Media
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Re: Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Contemplé con cara de circunstancias cómo el brujo se revolvía en su fuero interno, incapaz de aceptar lo que aquel desconocido nos relataba. Una reacción perfectamente normal, pensé: alguien que no muestra su rostro, que no dice su nombre, que nos envía un anónimo para citarnos en aquel lugar y nos cuenta una “historia de fantasmas” para hacernos partícipes de una guerra que no es directamente nuestra, no proporciona un escenario propicio a la confianza. Sus dudas trataban de hacer mella en mi interior también, arrastrándome a esa incertidumbre de no saber si debíamos ponernos alerta o luchar a su lado. Me mantenía en silencio, observando con atención los ojos de Bryan que apelaban a mi sensatez, indecisa, confusa, pero mostrándome firme.
Exigía una respuesta que no poseía. Dirigí una mirada intensa a la máscara que V. usaba para ocultar su rostro, con los ojos entrecerrados y concentrada en su persona. Siempre me dejo guiar por mis instintos y había algo en él que me instaba a creerle. No era un vampiro, estaba claro. Durante varios años amé a uno y desde entonces me volví muy perceptiva a los inmortales. Aquella sensación de confianza no se debía a una influencia que ejerciera él sobre mí, sino más bien a unos de mis presentimientos. Las premoniciones nunca fallan y muchas veces es en lo único en lo que puedo creer.
Sólo me hizo falta tirar un poco del hilo para saber que aquel extraño personaje se merecía una oportunidad.
— Yo le creo —anuncié finalmente ante la mirada estupefacta del brujo.— Sé que dice la verdad y si ha acudido a nosotros es porque realmente necesita nuestra ayuda. Lo que no me termina de cuadrar es por qué un cazador necesita la colaboración de dos brujos. ¿Cómo podemos aseguramos de que no es una trampa? Ya he tenido más de un encontronazo con inquisidores y aunque mi instinto me dice que no hay peligro, comprenderá usted que no puedo fiarme ni de mi sombra.
Exigía una respuesta que no poseía. Dirigí una mirada intensa a la máscara que V. usaba para ocultar su rostro, con los ojos entrecerrados y concentrada en su persona. Siempre me dejo guiar por mis instintos y había algo en él que me instaba a creerle. No era un vampiro, estaba claro. Durante varios años amé a uno y desde entonces me volví muy perceptiva a los inmortales. Aquella sensación de confianza no se debía a una influencia que ejerciera él sobre mí, sino más bien a unos de mis presentimientos. Las premoniciones nunca fallan y muchas veces es en lo único en lo que puedo creer.
Sólo me hizo falta tirar un poco del hilo para saber que aquel extraño personaje se merecía una oportunidad.
— Yo le creo —anuncié finalmente ante la mirada estupefacta del brujo.— Sé que dice la verdad y si ha acudido a nosotros es porque realmente necesita nuestra ayuda. Lo que no me termina de cuadrar es por qué un cazador necesita la colaboración de dos brujos. ¿Cómo podemos aseguramos de que no es una trampa? Ya he tenido más de un encontronazo con inquisidores y aunque mi instinto me dice que no hay peligro, comprenderá usted que no puedo fiarme ni de mi sombra.
Nói Runa Hauksdóttir- Hechicero Clase Media
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Re: Los últimos elegidos ( LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
Que más podía decir que en esta escena no hubiese de describir, dos jovenes brujos tenía al frente mí, ambos contrariados, ambos confudidos, seguramente cuestionando al propio destino.
El tiempo era valioso, convencerlos en segundos era laborioso, ¿Que más era lo que podía yo dar para que a la causa pudieran ayudar y en mi confiar?, miles de ideas en mi cabeza, pero todas llevaban a la misma respuesta, desenmascararme parecía el camino más viable, más algo hizo cambiar el rumbo de los planes, parecía la chica era más lista que el joven o quizás había comprendido que el objeto de la lucha era noble y que los recursos con los que contaba eran limitados y pobres.
Detrás de la máscara y aunque sabía no se notaba, una sonrisa de esperanza brotaba, allí en medio de las sombras caminaba a paso lento y pensaba con esto un nuevo argumento, algo que ya no los hiciese basilar, algo que sostuviera el paso que iban a dar.
-Te doy gracias por la oportunidad- dije a la joven bruja,con voz tranqulia y compasiva -Empezaré por decir que un enmascarado yo soy, un hombre que a la demencia de ese vampiro asesino sobrevivió- hable en tono melancolico y in dolor, solo con fuerza, firmeza y profundo clamor como quién canta y declama por las mañanas al sol y su resplandor -Esta máscara no es más que el vestigio de un fallido intento que hizo ese hombre por exterminar a ese vampiro incorrecto, detrás de eso no haya más que un rostro horrendo- señale con misterio y negación al lamento que en ocasiones sentía al añorar mi antiguo aspecto.
-La guerra bien sé, no es suya-advertí -Sin embargo por obvias razones ahora saben que esa llama infernal yo solo no la puedo extinguir- guarde silencio por minutos o quizás fueron segundos hasta poder continuar confiado y seguro -Pero ese desdichado ha planeado algo que va más allá del pecado, algo que pone en peligro la existencia suya y de los seres humanos... ¡Y que decir de aquellos seres de cada raza existente en París que sin saberlo, alguién atenta con su vivir!- en ese discurso profundo lgo más desee incluir -Además ¿no quieren por un momento dejar de ser ante los ojos de los cazadores y los inquisidores simples monstruos llenos de falsos demonios e inumerables rencores?- pregunte a los jovenes -No quieren decirles, dejarles en claro que ustedes no son malvados, que no son unos endemoniados, demuestrenles que ustedes son lo contrario, que son capaces de de dar su vida por mortalesindefensos que en mnos de ese fantasma falso, tienen un futuro asegurado: La muerte- termine con tinte fatal en la voz, pero incluso para mí aún me era complicado confiar en todos ellos, era inedito pensar que en especies que tanto iba a odiar ahora junto a ellos iba a luchar, que en esos días en que su opaca luz empañaba mi exitencia, hoy en ese lugar veía a dos brujos que dispuestos estaba a todo, que eran aún humanos en el fondo, que de ellos ninguna maldad emanaba, que ningún instinto les ganaba la batalla -Bondad parece que la hay en todos vosotros- concluí reflexivo, viendo a la joven a los ojos.
De nuevo comence a caminar de un lado a otro, como el león que se mantiene enjaulado, más en mi caso libre era de moverme por donde quisiesese pero en mi mente era un esclao que en aquellos momentos estaba debatiente en si dar o no el paso siguiente -Además en estos momentos pero en otro lugar hay personas de todas las razas que junto a ustedes van a luchar, ellos en estos momentos seguramente ya abandonaron la catedral- señale con la cabeza la puerta, indicandoles que más gente allá fuera ya de mi lado estaba para derrotar a esa fiera -Aquellos que estarán en la guerra son representantes de cada raza que en París existe, licantropos, vampiros, inquisidores, cambiaformas, cazadores y humanos se reunen y se unen-con dedo acusador les señale pero debo aclar sin amenaza o rencor -¿Para que necesito brujos?, para que ustedess tambien formen parte de esto y entonces completo este el ejercito- dije con clmado convencido acento -Mañana en este teatro se desatara un tormento, el fantasma ya tiene a muchos dispuestos para darle el golpe final a los virtuosos e insurrectos, solo imagen la candidad de inocentes muertos, de muchos sometidos y de un reino que prende sea resurgido, bien sabemos todos que aún hay vampiros y especies que preferirian que todo fuese tradicionalmente, matar sin limtes, divertirse hasta aburrirse, el mundo se convertira en el infierno, en un limbo para los vivos- suspire profundamente -De haber sido una trampa no hubiera tomado este tiempo para intentar convencerles, los hubiera matado directo y sin precedentes, sinn rodeos, ni discursos como este- les mire fijamente -¿Estan conmigo Bryan y Nói o debo buscar alguién diferente?- de las sombras salió un compendio de hojas antiguas, eran partiturs por mí escritas, yo se las ofrecía, si aceptaban les explicaría el fin que con ellas perseguiría.
El tiempo era valioso, convencerlos en segundos era laborioso, ¿Que más era lo que podía yo dar para que a la causa pudieran ayudar y en mi confiar?, miles de ideas en mi cabeza, pero todas llevaban a la misma respuesta, desenmascararme parecía el camino más viable, más algo hizo cambiar el rumbo de los planes, parecía la chica era más lista que el joven o quizás había comprendido que el objeto de la lucha era noble y que los recursos con los que contaba eran limitados y pobres.
Detrás de la máscara y aunque sabía no se notaba, una sonrisa de esperanza brotaba, allí en medio de las sombras caminaba a paso lento y pensaba con esto un nuevo argumento, algo que ya no los hiciese basilar, algo que sostuviera el paso que iban a dar.
-Te doy gracias por la oportunidad- dije a la joven bruja,con voz tranqulia y compasiva -Empezaré por decir que un enmascarado yo soy, un hombre que a la demencia de ese vampiro asesino sobrevivió- hable en tono melancolico y in dolor, solo con fuerza, firmeza y profundo clamor como quién canta y declama por las mañanas al sol y su resplandor -Esta máscara no es más que el vestigio de un fallido intento que hizo ese hombre por exterminar a ese vampiro incorrecto, detrás de eso no haya más que un rostro horrendo- señale con misterio y negación al lamento que en ocasiones sentía al añorar mi antiguo aspecto.
-La guerra bien sé, no es suya-advertí -Sin embargo por obvias razones ahora saben que esa llama infernal yo solo no la puedo extinguir- guarde silencio por minutos o quizás fueron segundos hasta poder continuar confiado y seguro -Pero ese desdichado ha planeado algo que va más allá del pecado, algo que pone en peligro la existencia suya y de los seres humanos... ¡Y que decir de aquellos seres de cada raza existente en París que sin saberlo, alguién atenta con su vivir!- en ese discurso profundo lgo más desee incluir -Además ¿no quieren por un momento dejar de ser ante los ojos de los cazadores y los inquisidores simples monstruos llenos de falsos demonios e inumerables rencores?- pregunte a los jovenes -No quieren decirles, dejarles en claro que ustedes no son malvados, que no son unos endemoniados, demuestrenles que ustedes son lo contrario, que son capaces de de dar su vida por mortalesindefensos que en mnos de ese fantasma falso, tienen un futuro asegurado: La muerte- termine con tinte fatal en la voz, pero incluso para mí aún me era complicado confiar en todos ellos, era inedito pensar que en especies que tanto iba a odiar ahora junto a ellos iba a luchar, que en esos días en que su opaca luz empañaba mi exitencia, hoy en ese lugar veía a dos brujos que dispuestos estaba a todo, que eran aún humanos en el fondo, que de ellos ninguna maldad emanaba, que ningún instinto les ganaba la batalla -Bondad parece que la hay en todos vosotros- concluí reflexivo, viendo a la joven a los ojos.
De nuevo comence a caminar de un lado a otro, como el león que se mantiene enjaulado, más en mi caso libre era de moverme por donde quisiesese pero en mi mente era un esclao que en aquellos momentos estaba debatiente en si dar o no el paso siguiente -Además en estos momentos pero en otro lugar hay personas de todas las razas que junto a ustedes van a luchar, ellos en estos momentos seguramente ya abandonaron la catedral- señale con la cabeza la puerta, indicandoles que más gente allá fuera ya de mi lado estaba para derrotar a esa fiera -Aquellos que estarán en la guerra son representantes de cada raza que en París existe, licantropos, vampiros, inquisidores, cambiaformas, cazadores y humanos se reunen y se unen-con dedo acusador les señale pero debo aclar sin amenaza o rencor -¿Para que necesito brujos?, para que ustedess tambien formen parte de esto y entonces completo este el ejercito- dije con clmado convencido acento -Mañana en este teatro se desatara un tormento, el fantasma ya tiene a muchos dispuestos para darle el golpe final a los virtuosos e insurrectos, solo imagen la candidad de inocentes muertos, de muchos sometidos y de un reino que prende sea resurgido, bien sabemos todos que aún hay vampiros y especies que preferirian que todo fuese tradicionalmente, matar sin limtes, divertirse hasta aburrirse, el mundo se convertira en el infierno, en un limbo para los vivos- suspire profundamente -De haber sido una trampa no hubiera tomado este tiempo para intentar convencerles, los hubiera matado directo y sin precedentes, sinn rodeos, ni discursos como este- les mire fijamente -¿Estan conmigo Bryan y Nói o debo buscar alguién diferente?- de las sombras salió un compendio de hojas antiguas, eran partiturs por mí escritas, yo se las ofrecía, si aceptaban les explicaría el fin que con ellas perseguiría.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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