La vibora y la cobra (LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE

Vestida con el divino traje de Ceda traido de Francia, caminaba y corría por los callejones que tenía aquellas zonas alejadas donde su hija Devora le había citado.
En verdad una noche de vendavales y heladas pero ni siquiera el abrigo de Ming que portaba le quitaba el frío que llevaba en su piel blanqusina desde su infame transformación, pero si bien en aquel corazón que frío estaba desde hace siglos y muerto no hace mucho tiempo sentía esa necesidad de encontrar a Modrd el hijo predilecto y que ella misma transformo al no soportar la idea de que envejecría con el paso del tiempo.
Cada vez más lejos de la ciudad era el peligro que corría, las calles las aceras se deformaban en simples callejuelas descuidadas, olvidadas y abandonadas, quien sabía cuantas sabandijas no vivirian alli siendo esa guarida, quien sabe cuantos peligros correría pero se a los que fueren ella era una vampiresa que detrás de esa fachada cansada, maltratada y tuerta existía una amenaza, una asesina.
Era increible que Devora la citara en ese espantoso lugar, que según sus ideas era indigno por los linajes que portaba ya desde mucho antes que todo el mundo cambiase por el más odioso de todos, con la expresión llena de repugnancia al ver los insectos y las ratas que de vez en cuando encontraba más maldecia a la hija que muy en secreto seguía odiando con todas sus fuerzas, una joven que por el simple de haber nacido de un capricho de su madre era tratada como un animal o algo peor, sin embargo ese animal ahora tenía dientes y veneno, se arrastraba y mataba sigilosamente como si fueese una cobra o una serpiente de mala calaña y aunque se negase aceptarlo era su vivo retrato por dentro y por fuera después de que Mordred fuera rechazado cuando quiso para el poder y el mando de una tierra que hoy formaba parte entre los muertos.
-Más que aparezcas Devora- hablaba sola al aire con ese aire amenazante que ni siquiera con la alegría o la desgracia cambiaba, finalmente sus pasos se detuvieron en medio de un lugar más desolado, veía conel único ojo que tenía haber si su hija estaba escondida entre las penumbrasy pudo detectar una sombra acercandose a ella -¡Al fin llegas!- respondío molesta -¿En que posilga me has citado? ¡Esto no va conmigo!¡Mordred jamás hubeira hecho algo como esto!- protesto -¿Es para humillarme cierto?- frunció el ceño -para que mis ropajes y todo cuanto traigo se ensucie y se enlode, para que la realeza termine de mancharse- señalaba los zapatos de charol negro que llevaba puestos, esatab sucios y llenos de lodo de algun charco que seguramente por llevar la cabeza ergida no se fijo -Tu podras ser veneno pero yo querida mía soy la muerte andando, ten cuidado conmigo porque no por seas mi hija y me hayas sacado de donde vivía, vas a lograr que te perdone la vida- hizo una mueca de molestía comenzando a contrapuntear con el pie derecho -Bueno y...- vio altaremante a su alrededor -¿De que asunto tan importante querías hablarme para... citarme en esta elegante residencia- se mofaba de la situación mientras observa retante a quién tenía enfrente suyo, el odio desmido por esa criatura ya no tenía limite y podria aquella regalarme una barca de oro o el mundo entero, resurgir a Camelot como era su deseo, pero nada harái que le devolviera el cariño por ese mujer que como ella en la amargura viva se había convertido.

Ya había terminado el trato perpetuo en la taberna, hoy todo empezaba a ponerse en marcha y cada uno de nosotros sabíamos perfectamente lo que nos correspondía, yo coorrespondería a mi parte pero no si antes ir con mi madre y aclarar de una vez por todas todo cuanto se envovlvía en misterio, para bien o para mal Mordred andaba en algún sitio desaprovechando toda aquella riqueza y dominio desmedida que obtendríamos de todo cuanto habíamos planeado.
La había sitado en las callejuelas viejas, olvidadas y abandonadas de París y no porque quisiese que todo esto ocurriera a discreción sino en vengabza,para que empezará a sufrir todo lo que yo padeci en cuerpo y alma, que sus zapatos se ensuciaran que su finas pieles perdieran el brillo con todo ese polvo que el aire llevaba y traia, que el vuelo de su vestido se enlodará completamente.
Allí estaba adornada y renegando como si esa pared hecha pedazos realmente la escuchará, mis deseos se habían cumplido, toda ella estaba cubierta de lodo y tierra -Quedate aquí- le ordene a Nogma, si a ese demente, solo así la gente no se me acercaría, ni siquiera se atreverían a seguir mis pasos, parecía una persona decente pero con ese peinado y sus conductas anunciaba a los cuatro vientos que había perdido la razón.
-¿Sigues creyendo que a todo el mundo le importa lo que te suceda mamá?, captalo no eres el centro del universo,ni una pared ni tu propio hijo le importa lo que sufras- amenazaba entre las penumbras, mis tacones rozaban el piso anunciando mis pasos que se esboxaban a la luz de la luna -¡Más vale que vengas Devora!, si te oí- sonaba como una niña rebelde que gustosa estaba de refutarle a su madre las palabras que salían de su boca -Bien ya estoy aquí ¿Y ahora que me piensas hacer?¿matarme?- me acerque aún más has donde ella y comence rodearla com si fuera un serpiente, la más peligrosa de todas ellas -Sabes que no puedes quitarme la vida porque soy inmortal, porque sin mi te quedas de nuevo en las calles, sin un centavo- me acerque a su oido -Sin maestra y si hijos- rei discretamente separandome de ella.
Me quede atonita en cuanto menciono todo aquello, esas razones por las que le hbía citado, como había menionado efectivamente eran todas esas -Porque siempre me insultas y malinterpretas todo lo que hago o te digo- le mire con recelo -¿De donde sacas tanta tontería?, ya veo entonces de donde saco Mordred la estupidez- coloque las manos en mi ceñida cintura -¿Porque mamá?, ¿Porque siempre desprecias todo lo que te doy?. dramatizaba haciendome la victima, sería una tonta si admitiera que todo cuanto salio de su boca era cierto -No te quejes del lugar, cosas tan sucias y delicadas se deben tratar en este tipo de residencias fantasmales- me mofaba, arremedando su poses de persona importante -El plan para resurgir Camelot esta en marcha, todo se ha acomodado a mi favor y solo me falta saber si estarás conmigo o debo descarte como una liado más o quzas debo cuidarme de una cobra que bien puede traicionarme- fruncí el ceño -Alguién de mi pasado ha regresado a la ciudad en busca de algo indefinido, probablemente venganza, tal es su convicción que doy por heco que se barmará una revolución y es en esa penosa circunstancia- pronuncie con pesadez -que podremos manejar a los parisinos de todas las razas incluyendo la humana a nuestros pies- me volvía a acercar a ella -estarán tan apaicados que no tendrán tiempo para pensar quién les tienden la mano, y luego construiran para nosotros castillos y un tronopara tí, todo París y después toda Europa te revenciara y te proclamará su reina... y entonces después de esto tu magía volvera hasta ti- sonreí plenamente -¿Suena fácil no lo crees?- le tendí la mano -¿Aceptas querida?- le mire decidida y con una sonrisa que mi puño cerrado tapaba, esa er mi sonrisa triunfal.

-Como si no te conociera Devora- digo amenazante Morgana Le fay -Puedes hacerte la victima, de cualquier forma eso lo sacaste de quién haya sido tu padre- movia la cabeza de forma tan arrogante que de verdad parecía ser ella el peligro de quién debían tomar precauciones -Sé que finjes pero se que también que te duele, soy tu madre y siempre por encima de todo puedo saber lo que te incomoda, te estas vengando por todo lo que pasate en las calles pero...- sonrío maliciosa -Tu eres la única culpable de eso querida, tú y nadie más, yo nunca te ordene que te marcharás de la casa, que mendigaras en las calles ¿o sí queridita?- retiro sus las manos de su primogenita del cuerpo y ahora ella era la que la enredaba y la rodeaba -No menospreció todo lo que me das pero... tampoco puedo celebrar gustosa de que tu hayas sido mi protector, ¡Tardaste siglos, años en vinir a casa y ayudar a tú familia!, al pobre de Mordred que sufrio y padecio hambre, a mi hermoso hijo que solo los dioses saben donde esta- miro con la rabillo de el ojo que le quedaba descubierto al escuchar las infamias que su hija le proponía, asintio con la cabeza y se dio la vuelta quedando de frente a su hija -Si yo hubiera sido otra en estos momentos, con gusto habría aceptado el trono, ser yo la reina pero...Mordred... el es el que más a sufrido se lo merece Devora, así que si Camelot resurge el que será proclamado rey es él y no yo- se acerco hacía la arrogante Le fay que arremedaba sus movimientos y se ponía de forma intrigante y retante a la vez -Solo imaginate ¡Mordred, el rey del mundo!- brillaba su ojo con la intensidad que no se le había podido ver durante años -Ahora debe estar en algún sitio muriendo de frío, padeciendo hamnres, con el ropaje roto, durmiendo en el alcantarillado, sufriendo sin mí, pobre de mi hijo-agacho la cabeza, pensado en él niño que de un día a otro se hizo hombre, ese que huyo aterrado cuando decidio que fuera transformada y en un intento desesperado termino por convertirlo a él en vampiro, los gritos en su mente aún le nublaban las ideas, le torturaban el alma -Acepto el trato Devora- intento darle la mano pero ella, esa vampiresa que era su hija y sin embargo no la quería solo ella sabía porque había quitado su mano y ahora la veía dura y callada, lucía enojada, le miraba con ojo fatal encendido de carmesí y con los puños completamente cerrados -¿Dije algo malo o no era así como debía dirigirme a mi salvadora?- destilo veneno la bruja y volvio a sonreir maleficamente.

-¿Pobre?, ¡¿Pobre!?- dije esnfurecida -¿Y yo que mamá? ¿Dode quedo yo?- me acerque a ella -esto va más allá de un poder o de un asiento para poder ejercerlo, ¡Se trata de mí!- la agite tomandola por ambos brazos, estrujandola hasta el punto de casi romperla en mil pedazos -Mordred tiene con que defenderse, es un vampiro... ¡Un inmortal!, ha vivido siglos ya es demasiado anciano como para cuidarse solo- negue con la cabeza y empecé a dar vueltas como si fuese un león enjaulado, alborote mis cabellos, jugaba con ellos iban para tras y para delante con la mano cubriendome la cabeza -Me preguntó- tome una pausa -Me preguntó si alguna vez pensaste así csobre mí cuando me large de esa posilga, si me protegías con el pensamiento, con el corazón, si sufrías de insomnio por mi culpa pensando en que yo moría de frío, si alguna vez te sentiste culpable por que marche-agache la cabeza y suspire profundo.
Rcorde lo amargo que fue mi pasado, los perfumes de la desdicha y del amor, del sufrimiento y de algo más -No tienes ni idea de cuanto he sufrido en las calles... ¿sabes que fui golpeada por un hombre que parecía amarme, sabes que estuve en el hospital entre la vida y la muerte gracias a la golpiza que me propino el tipo, sabes que un detective que acogio en su casa y termino muerto gracias a esa amenaza que me hubiera podido haber quitado de encima si tu magía y pensamiento hubieran estado protegiendo? ¿Sabías todo eso de mí?- mire mis manos adentrandome en el frenecí -Vendí mi alma para poder sobrevivir a las calles a las que tú y Mordred me condenaron, me convertí en un asesino, algo que mi protector jamás hubiera querido- temblaban mis manos -Estas manos se cubrieron de sangre y la sangre engendro odio en mí, la venganza nacio en mis entrañas y ¿sabes? disfruto siendo mala, tan mala como quiera ser porque la vida y tu misma no me enseñaron un panorama distinto- salieron las lagrimás transparentes de mis ojos rojos -Hasta tuve la desgracia de entregar mi virginidad a la fuerza... me violaron mamá, ¡Abusaron de mí- rompí en llanto -¿Y donde estabas tú?, así cuidando de Mordred, necesitaba de tus manos... de tus besos, de tu amor de madre y en vez de eso recibí más golpes venidos de las leyes salvajes de la calle y la miseria, de los barrios y de las pandillas de pervetidos hombres- soreí en medio de mi llanto -¿Y Mordred es el que más ha sufrido, es el pobre? ¡Claro Morgana!- me separe de ella con las lagrimás derramandose por mis mejillas, esas gotas eran de tristeza, de desepción, de odio y de coraje sobre todo de rabía, tenia el corazón roto -Sabes que me debes la vida... me tente el corazón para ver si así salvandote me querías un poquito... tenía la esperanza de que hubieras cambiado, de que... de que... me hubieras recibido con un abrazo en vez de ese despecho y frialdad, tal pareciera que tú...- sollocé un poco más sintiendo com él maquillaje se corria por debajo de mis ojos -Tal pareciera que tú no me quieres como tú hija- me calme un poco -Quería llegar al grado de discuñir el rostro de los dioses de nuestra época con tal de complacerte, de llenarte de orgullo, de obtener de tí una palabra amable, un fuerte abrazo, esos tus cansados brazos estrujandome contra tu pecho, para mi esos gestos hubieran sido los más consoladores durante mil años, hubieran permitido que en este corazón abundará la miel y el amor, en lugar del veneno que desprendo, de la rabia contenida que ahora ya no puedo detener y que ya no puedo y nadie me puede convencer de cambiar, por que esto - golpe mi pecho -Esto, mi alam, mi corazón estan podridos como la fruta que es tan dulce pero que si nadie la come y la desprecia, se marchita, y despues se amarga, se pudre y ya no puede volver a tener el mismo nectar azucarado que desprendia cuando nació de la rama del árbol- me acerque a ella de nuevo con las lagrimas frías ante su cara angustiosa y llena de melancolía -¡Que es lo que hay en mi y que tanto odias! - exclamé con la voz temblorosa, quebrantada.

Algo dentro de la bruja comenzó a despertar, no sabía con exactitud qué era eso que d repente le estrujaba el alma, que le apretaba el pecho asfixiándola, ¿Podría ser quizás que comenzaba a sentir remordimientos?, probablemente si, como hija estaba más que claro que no le quería, nadie que ame a un hijo deja que se marche siglos y siglos sin importarle o pensar tan siquiera que en las noches puede está pasando fríos o que por las tardes muere de hambre, eso podía ser sincera nunca le importo o por lo menos jamás hizo el mínimo de esfuerzo por buscarle para darle solución al problema que como madre siempre debió darle vueltas en la cabeza, sin embargo, era mujer y sabía perfectamente que una violación pese a todo era... la atrocidad más terrible que a una mujer le puede pasar, para después toparse común golpeador, ser entrenada y finalmente convertida en una máquina para asesinar eso no era digo para nadie no importa si le odias, dentro de todo Morgana sufrió las crueldades que la sociedad le impone al sexo femenino, lo que sucedió con Arturo, con el esposo con quién le casaron a la fuerza, ni que decir de lo que vivió con Alessandro Aznavour, que si bien no le violo si tuvo que entregarse a él sin amor...
-Fuiste demasiado lejos Devora- comentó herida -Yo no te odio, es solo que... en mí hay más cosas malas que buenas- negó con la cabeza -Lamento tanto lo que te sucedió, como mujer te comprendo pero como madre no siento nada...- vio sus manos viejas y algo ya arrugadas -Quizás fue porque nunca conviví contigo como se debe o porque tu hermano necesitaba cuidados- pensó agitadamente -O quizás estaba tan sumida en la miseria, que jamás me percaté de lo que sufrías- intento sonreír -Lo siento... quizás después de que el reino vuelva podríamos convivir como madre e hija darnos una posible oportunidad de conocernos, de entendernos, de poder recuperar lo dulce y llevar a ese hombre flores a su tumba, de ir con tu hermano y ser una gran familia- termino en silencio al sentir esa angustia tan grande al ver que ya nada se podía hacer, que su hija estaba tan perdida, que habían manchado tanto su alma que esta ya no respondía a sentimiento de perdón o de amor, entonces cerró sus ojos fuertemente, auto flagelándose en silencio muy en sus adentros.
-No me sigas diciendo más- se negó a verle a la cara -Cada palabra me hiere más que a la condena que me castigaron los dioses de nuestra época- se sentía impotente pues si fuera aquella talentosa hechicera haría un hechizo para regresar el tiempo e intentará enmendar su error -Tus defectos como hija son mis errores con madre- reparo abriendo los ojos y dirigiendo la vista hacia su hija -Si yo fuera la hechicera que fui, ahora haría lo que fuese por regresar el tiempo y componer lo que he roto pero... soy esto... una vieja vampiresa cansada y menos bella de lo que era cuando joven, ya no tengo poder... solo soy tu esclava y si con creces me debo pagar mi falta de amor lo haré, recuperaré lo dulce que aún guarda la fruta del árbol-entonces hizo lo que nunca haría si hubiese sido otra, se quito el parche del ojo -Tu tampoco fuiste la culpable de haberme hecho esto, estoy bien, siempre lo estuve- su ojo estaba sano, latente de vida y teñido de azul como el otro -Tenía tanto resentimiento contra ti cuando eras pequeña pues tu nacimiento me costó mucho más desprecio que alegrías que quería vengarme y no halle mejor forma que haciéndote sentir mal, responsable de algo que nunca estuvo mal y convenciendo a tu hermano de que fuiste la culpable, perdóname hija... perdóname- empezó a sollozar -Si esa verdad te reconforta y te devuelve un poco de la dulzura que perdiste me harás la más feliz de la tierra, lo único en mi vida que habré hecho bien-suspiro aliviada -Entonces tu hermano tomará el trono y serás la princesa, vivirás mimada y consentida como debió haber sido siempre, sobre todo junto a mí- sonrió amablemente -Ven- le invito con los brazos abiertos... y sus ojos llenos de ternura.

-¡Mentiras! ¡Todo cuanto me dices son más que mentiras!- dije con las lágrimas a flor de mi piel blanquecina y muerta -¡Como te atreves a decirme tanta tontería!- fruncí el ceño -No te creo ni media palabra- me acerque hasta ella arrebatándole de las manos aquel parche mal hecho de tela que más de una vez me restregó en mi propia cara haber sido yo la culpable de ese accidente -¿Como pretendes que te crea?- le mostré el parche -¡Como!- grite al no oír contestación alguna -Dices comprenderme por lo menos como mujer y ¡no fuiste capaz de comprender como niña!- trate de en contener mi furia -Como tu hija- termine apenas en sollozos...
-Mordred jamás lo supo ¿verdad?- arque la ceja y asentí con calma -Ante sus ojos quede siendo la bruja, la mala hija que se fue por no querer vivir con ustedes en medio de la miseria, la mocosa que dejo tuerta a su propia madre- suspire profundo -Lo peor es que dejaste que lo creyera- sonreí entendiendo todo -No me quieres porque siempre fui un estorbo entre tú y Mordred como entre Arturo y tú- negué rotundamente -Y yo pensé que quizás siendo quién eres, sufriendo lo que padeciste podía llegar como tu salvadora....- suspire viendo al piso y después a los alrededores, contemplando la soledad del lugar -Pero ya veo que ahora soy la culpable de que Mordred se haya ido y así te entregue París para ti nada hará que tu corazón me dé un poco de cariño maternal- me encogí de hombros -No tengo nada que perdonarte- agregue en cuanto me rogo disculpas-Madre, me tenías pero nunca te tenía ,te deseé pero no me deseaste,- me fui acercando de a poco hasta sus brazos abiertos- Que hubiera dado en otros momentos por estar asi como ahora te veo con los brazos estrechos y la mirada de ternura- fui hasta ella con una mirada despiadada -Pero el punto es que esos brazos fueron y siguen siendo de Mordred- asentí mientras reía -El punto de esta reunión era saber si me ayudarías a fundar un nuevo trono en París, pero viendo este sentimental momento- exagere las palabras -he decido ponerte en un mejor lugar, de esa manera podrás cuidar a tu hijo, como tanto lo deseas y yo tomar mi recompensa sin que tenga que compartirla obligadamente con ese bastardo- extendí los brazos -Se que ambas recordaremos este abrazo solo que una en el cielo y a gloria y otra en el infierno y la desdicha- finalmente la abrase comenzado a brotar de ella lágrimas-Vamos la gran Morgana llorando ¡Que dirían los dioses! ya paso todo- trate de darle consuelo -me dejaste pero nunca te dejé te necesité pero no me necesitaste tan es así que acabo de conseguir decirte adiós- le solté limpiando sus lágrimas con las yemas de mis dedos -Adiós madre- suspire dándole la espalda ignorando su llanto como el siglos hizo con el mío -Solo recuerda madre, quería estar a tu altura al grado de haber vendido mi alma al propi diablo- ni siquiera le mire y continúe mi andar hacia donde Nigma y Domino me esperaban -Acabas de firmar tu sentencia su majestad- pensé mientras sonreía malvada y triunfal, pues el plan ya esta trazado, nadie me iba quitar esta vez los créditos o mi recompensa ni siquiera mi propia madre o su hijo y para eso tome medidas drásticas.

Domino y Nigma aquel vampiro desquisiado habían acompañado a Devora hasta las zonas alejadas de parís, con certeza ella podía asegurar que estaban faltas de vida y de belleza, estos no eran lugares tipicos de la vampireza que más de una vez en la taberna se autoproclamo de la realeza.
Se les había ordenado esperar en las afueras pero que por precaución las armas estuvieran desfundadas y cargadas por si la situación nomaba un color de completa desesperación, Domino independientemente de ser ella la guardaespaldas de Devora, era su confidente, de ella lo sabía todo, un vampiro que ni siquiera la inquisición le prestaba atención, más de una ocasión Domino se pregunto quién sería la victima aquel día y por más que repasaba el catalogo de enemigos de su amiga ninguno concidía con las precauciones que Devora se había tomado la molestía de tomar.
Decidio dejar el tema por la paz y entonces vio a su amado transtornado, allí estaba como un niño jugando con el gatillo y su pensamiento se transformo en la pregunta que se hacía a cada momento ¿Porque ese vampiro podía ser tan peligroso?, hasta el momento y viondolo o tratandole había visto su buen humor, asesino era, pero ella estaba segura que era en nombre de su ciencia...
Miradas timidas o apenadas eran las que aquel vampiro le lanzaban y que a ella cada vez más le conquistaban, suspiraba y finalmente saco esa sonrisa que tenía a pesar de la tragedía de cada día, entonces recordo tener una pequeña galleta que le había robado a una niña que nunca dejo de hacer rabietas, estaba fresca, su única intención era ofrecerle a ese demente el alimento para cambiar su faz de tristeza -Hola señor Nigma- movia la galleta jugueteando con ella -Miré soy Devora- sonrio complacida -Comame, comame, comame- le rogo con la voz agudisma, imitando a una niña -Ten- finalmente reparo al ver que nada funciono -¿Nogma? corazón- intento llamar su atención -¿todo esta bien?- termino con la desilución que su sonrisa le destruyo.

¿Donde estaba?, ¿Donde me encontraba?, enfrente tenía una chica hermosa y estaba en una zona completamente solitaria, ni un alma había allí...
-¿Una cortesana?- pensé -¡Y para mi solo!- seguia analizando, las palmas de mis manos enguantadas se tocaban una a la otra dandose una vuelta tras otra, en mi mente pensaba que cosas le haría por el bien de mi existencia... es decir de mi.... de la ciencia -Ya se la meto en acido verde, no muy convencional- torcia la boca haciendo muecas, como me encantaban hacer caras divertidas -Quizás un asesinato por la espalda, no , su espalda esta arropada, puede que tenga ojos o alas- abrí los ojos lo más que pude -Y si es una de esas cosas que desafían la ciencia...¡Un ángel!- suspire con ternuras -¡Horripilantes seres como la puedo insultar de ese modo, si esta es una monstruosidad!- lanzaba miradas discretas y a veces traviesas -¿O era al revés? ¿Angelical es bonito y monstruosidad es feo- me interrogue en el interior poniendome la mano y sobandome la barbilla, de pronto vi como aquella saco algo de de su bolso -¿Que me quiere usted hacer?- pregunte con preocupación y luego la tome a loco -Una galleta que peligrosa arma muñeca- y al decir arma todo lo que había sucedido me vino a la cabeza -¡Ah si!- respondí espontaneamente -Domine- Domino- suspire con amor -Domine-Domino- suspire aún con más ternura -¿Devora?- negue con la cabeza -¡Es cierto! ¡Devora!- me pegue en la frente recordando el negocio fallido mientras ella intentaba levantarme el animo con la galleta -Apreció mucho que trates de alegrarme Domine- Domino- conteste con amabilidad -Pero ahora que recupere la memoria recuerdo que arruine un negocio importante- me cruce de brazos -Y cada vez que arruino un negocio de un millón de libras esterlinas....¡Realmente- me fui acercando mas a su rostro -Pierdo- cada vez más -El- finalmente quede muy a dos centrimetros de ella -¡APETITO!- dije con una voz fantasmagorica y graciosa.
Sonreí -¿Te vas a comer eso?- pregunte arrebatandole la comida de las mamos -Una galleta ¡No he comido eso durante siglos!- comence a mordisquearla como un ratoncillo, los pasos de alguién se acercaba -¡Domine- Domino escondete yo te protejeré!- dije valiente poniendola tras mi espalda y así la silueta femenia se fue acercando cada vez más y paso veloz, tan veloz como podía -¡La medusa!- exclame al ver sus ojos a contra luz, el revolver estaba apuntado a su pecho y tire el gatillo, un letrero de papel antiguo salió del tubo principal "¡BANG!", decia el papelillo -Diablos odio confundir las bormas de la ralidad siempre arruinan la diversión- de pronto Devora se asomo viendome con autoridad y recelo -Ah eres tu, yo pense que deberas era la medusa, ¿Cuantos siglos tienes?- pregunte -Porque los griegos seguro te vieron de noche y sacaron de ahí el mito de la medusa, son identicas o no ¿Domine-Domino?- rei encantado y entonces me pidio un arma de verdad -Ten te la alquilo- contesté feliz y quitado de la pena.

Domine y Nigma seguín allí esperandome afuera aunque con certeza podía adivinar que a Riddler se le olvido por completo el como había llegado hasta lo más olvidado de la ciudad, ¡Vaya tarea que le deje a Domine! pero tanto era su amor por ese demente que mi pedido para ella era el sueño de toda su vida...
Sabría que mi madre pronto saldría de es agujero donde la deje con la palabra en el aire y con el llanto a todo lo qque podía y debía entregarme como pago por el sufrimiento que aún me seguía provocando, así que me di más prisa, sentia su escencia salir detrás de la mía y de aquí no salía sin su sentencia cumplida.
No muy lejos encontré a esos dos locos, uno más cuerdo que el otro me de igual manera quién se fijará en alguién como Nigma solo me idicaba que estaba menos dañada que él o quizás no le quedaba otro remedio más que fingir ser lo que no era -¡Pobre ilusa- pense con una sonrisa dibujada en la cara.
Se hacía más dificil caminar y peor aun correr en tacones, el piso estaba humedecido y no hacía falta señalar culpables el frío de las madrugada estaba descendiendo y era inevitable que de esa frescura fria del verano no soltará la brisa tan famosa de la que todo el mundo hablaba, aproveche las sombras del sendreo por si ella se me adelantaba, era una neofita apenas aprendía a vivir y no sabía nada sobre la naturaleza que poseía, matar y beber sangre no es el único ofico de un vampiro, así fue como llegue hacia Riddler que para mi sorpresa comía sin más una galleta, negue con la cabezay preferi ignorar lo que hacía....
Me acerque de apoco hasta ellos y como lo temía Nigma me confundía pero con la ¡Medusa!, los ojos se me terminaron por encender al ya no poder contener mi coraje y entonces me deje ver a su vista, después de esa ridicula broma de mal gusto, un engaño muy útil pero no era para morirse menos de risa -¡Maldito maniaco! ¡idiota!- exclame tomandolo por el cuello de su camisa -Deberías agradecer que fue el arma falsa, porque no creo que fuese muy divertido llevarte conmigo con el arma de inquisidor que estupidamente te reagle- conteste enojada -¡Medusa, Medusa!, más respeto con tu proxima reina!- le di una bofetada -Ahora dame un arma de verdad- le extendí la mano con urgencia -¡El arma que te regale pronto!- me la dio al instante -¡Alquilar! si claro...¡Di que te doy una última oportunidad y todavía te voy a pagar! ¡Ja!- le arrebate la pistola y vi a los alrededores principalmente al cielo, temiendo que V no viniera a intrerpretar al abogado defensor -Domine- llame a la inquisidora -Cuando salga una dama de aquí dispara,¡me entendiste!- ordene enojada -Sin importar quién sea- murmure.

Todo había ocurrido tan rápido aquella noche, estaba con su amado demente, había hecho untrato para condenar a persoas quizás inocentes a muerte y ahora entre sus manos tenía el revolver que le daba Devora, para matar a alguién que del todo desconocía...
¿Quién era la infortunada victima? ¿Quién sería el siguiente en la lista?, ella, Domine, había mato cientos de personas que para Devora eran...comunistas o poer aún cosas que no deben salir a la luz, pues aquella podía para ser zana pero estaba más loco que una cabra, dicho por Domine en sus picaras palabras.
Pronto se puso a pensar la lista de los enemigos que Devora quería exterminar, pero ya la lista se encnontraba vacía gracias a la ayuda de Chasse, pero una mujer ¿Quién podía ser?, recorodo entonces que para esa vampiresa de ideas maltrechas un enemigo tenía a su derecha :Su hermano a quién culpaba de su desgracia y de su desdichado pasado, pero el era hombre y se encontraba tan lejos de su alcance que Devora ni siquiera sabía que su hermano trabaja ya con los humanos en una fabrica de armas para destruir a los de la misma condición que todos los condenados ella lo sabía, estaba demasiado involucrada en las matanzas que su ama había ordenado y si queria ser salvada en cuanto lo requiriera no podía más que acudir con un buen aliado Mordred Le fay, entonces solo quedó un camino, el imposible pero más seguro destino que sufriria la única persona en el mindo a quién Devora solo pedía una oportunidad de poder amar....Su madre, quella bruja llamada Morgana, aquella mujer que durante siglos en las leyendas fue alabada, aclamada y odiada por muchos o por todos los que de esas historias abandonadas aportaban a un universo mitologico que ahora ella sabía era tan verdadero como el suelo que humedo tenia de bajo del calzado.
Sin darse cuenta habí pasado largo rato pensando todo aquello, tanto tiempo que la futura victima venía caminando de prisa, los tacones se oían y la sonrisa de Devora de lado a lado se veía, era como si el frenesí la tuviera sometida, después miro a Nigma y el solo se reía, ¿De que? solo en su mente se decifraría, su elleción era de esa joven que si bien no estaba condenada por su amor ya estaba encadenada, intento tener valor, pero un miedo entodo su cuerpo la sacudió -¿Y que tal si termino siendo victima de una maldición?- penso, la mano le comenzo a temblar, los escalofrios por nervios se le notaban cada vez más -Decir si o no y que ella decida si quedo en traición o perdón... es el única salida que me quedó- y entonces en susurro apenas audible -No lo haré- se dirigio a Devora bajando la guardía y el arma -Podré llevar la muerte de muchos en mi conciencia pero la muerte de Morgana manchará esa poco limpieza que me queda- vio a Nigma adolorida -Ni por el lo haría- y entonces volvio su sonrisa -Aún podemos marcharnos- insistió -Dejala ya, a ella y a tu hermano estoy segura que no molestarán en el proyecto que traes entre manos, no se que haya pasado más allá donde todo se ve muerto y apagado pero tu madre es tu madre solo dejala comadre y vamonos por favor te lo suplico- en vano pidio compasión, ella estaba decidida que con palabras la forzo pero ella todas esas veces se nego, entonces cuando la neofita se acerco, la gran Morgana se detuvo sin que supiera allí se estaba planeando su deceso, un disparo, dos, tres, cuatro y cinco se escucharon en aquel lugar desconocido, Morgana cayó al piso.
Domine quedo atonita, todo volvio a currir tan rápido que no sabía describir lo que había visto, se doblo de rodillas en el piso y la sonrisa se borro de sus labios al ver el cuerpo de Morgana en el piso -¿Que hicimos?- pregunto en un susurro atrapada por ese susto.

-¡Vaya que puntería!- comencé a reírme en el instante en que le di a una rata en su peludo cuerpo con la galleta que me había desagradado al borde de que mi cuerpo hiciera un…. Bueno para que lo describo –Esta chica es dulce pero tiene mal sazón-seguía hablando solo cuando un disparo se escucho en todo lo ancho del lugar -¡Al ataque mis valientes!- exclame –Pensé que la guerra comenzaría mañana por la noche- dije confundido y entonces vi hacia el piso Domine estaba sin palabras -¿Domine-Domino todo está bien?- le pregunte con una gran sonrisa dibujada en el rostro -¡DOMINE NO ME DIGAS QUE TE HAS VOLADO EL OIDO CON EL ARMA!-le grite desesperado en oido y ella se quejo al instante sin dejar de mirar hacia el frente -¡opas! Creo que yo ya te rompí el tímpano- le sobe su oido –Discúlpame querida, pero ve el lado positivo Beethoven así se hizo famoso- le guiñe el ojo pero ella seguía perpleja observando el frente –A ver dime mujer ¿que tiene de atractiva la pared que no tenga yo?- definitivamente estaba loco o quizás el amor hace que pierda la razón, ¡Estaba celoso de un muro! ¡Que diversión! –Yo estoy igual de frio que el muro, estoy tan plano como él, mi cuerpo es más duro que el ladrillo y le llevo la ventaja por ser un poco más… colorido- me cruce de brazos esperando que me dijera algo y seguía en las mismas –Conste que yo no metí mano- aclaré –Si estas muerta yo no fui- me encogí en hombros -Y si fui no me acuerdo, debo confesarte que cuando mató lo hago sin la más mínima noción de lo que estoy haciendo, simplemente despierto de mi trancé y así como ahorita ya están muertos- de pronto me acorde que se había quejado sobre el oido –Espera… los muertos no se ¿Quejan o sí?- pregunte al aire y entonces vi allí tendida en piso a una mujer ya algo grande -¡Miren! ¡Ahora llueven cadáveres del cielo!- hice un sonido con la boca -¡Chispas y centellas y yo sin traer paraguas!- reí divertido.
Me quede viendo fijamente el cuerpo desde donde nos encontrábamos –Oye Devora, no es por espantarte ni nada pero esa señora se parece mucho a tu madre- advertí señalándola con los ojos entrecerrados -¡Que gracioso! Y ¿Por qué abraza el piso he?- le vi curioso -¿Qué no le dabas amor Devora?, mira hasta tiene herido el corazón- le dije al ver las heridas en el pecho de una… pistola entonces toda sonrisa se me borro del rostro –Esa mujer está muerta ¿Fueron ustedes verdad?- atragante saliva –Hay que irnos de aquí, las paredes siempre ven y oyen- dije asustado -¡Caballeras! Es decir… ¡Damas vámonos!- advertí cuando escuche el seguro del revolver volver a su sitio.

-Se lo merecía Domine, no vengas con lamentaciones ahora- baje el arma, firme y recta en cuanto Nigma dio cuenta de que debíamos huir –Esta mujer ya no es la sombra de lo que fue, ni siquiera una maldición podía condenarte y menos si Dios esta de tu lado- puse expresión de sorpresa -¡Ah pero si es cierto que tonta soy!- exclame con veneno en mis palabras –Pero si Dios ya se olvido de ti por cambiarlo de esa manera tan cruel por… bueno tú ya sabes- no mostraba señales de arrepentimiento por lo que hice, Morgana se lo tenía muy bien merecido, toda su vida intento opacarme con su falsedad y hasta el último momento defendió a su hijo preferido para que fuese dueño del trono ¡Que ilusa al pensar que con lágrimas y verdades me iba a comprar!, definitivamente no era la que fue, si así fuera se hubiera tomado las precauciones correspondientes . –Nigma, cariño- le mire molesto –No es alguien parecido a mi madre ¡Es ella!- le grite en el rostro –Y no cayó del cielo y no llueven cadáveres tampoco ¡Yo la mate contento y feliz!- fruncí el ceño –En realidad tu cuando no estás así- negué con la cabeza –Y no esta abrazando el piso, ese es el lecho de muerte que merecía, está a la altura de su clase, la de las ratas...- volví mi mirada a su cuerpo –Le advertí que le enviaría a un lugar desde donde cuidaría a su hijo, aunque no sé si del infierno se puede ver tan claro hacía la tierra- tome el parche que tenía aún en las manos –Ahora si se quedará ciega y por mi culpa, después de todo yo la mande a las llamas del infierno, puedes culparme con provecho…. Madre- susurre.
–Y no te preocupes Domine, quizás su alma vaya a otro cuerpo, improbable pero es para que te levantes y dejes de lloriquear como si nunca hubieses visto un muerto- le regrese el arma a Nigma –Me lucí con este obsequio, mata al instante a los vampiros y neófitos, una leccicón que acaba de aprender muy bien sin olvidar que le quedo más que claro que una hechicera inmortal ya no, perdió privilegios con los dioses, menos màs que se lo dì a mal entender- suspire con las cejas levantadas y ligeramente arqueadas –Nigma tiene razón, vámonos en los lugares desolados las paredes oyen y hablan también, nunca se sabe, no quiero que nadie más me arruine la fiesta mañana- sonreí gustosa –Quitando a los estorbos del camino el trono y todo París será nuestro- celebre entre susurros.
– Devora y… ¿Tu madre?- me pregunto Chasse una vez que se puso en pie, mire de nuevo el cuerpo tendido con el rabillo del ojo –Ya que su hijo le amaba tanto si la encuentra que la lleve a enterrar o en su caso arrojar al lago, el cuerpo con esas balas especiales quedará completamente dañado- incline la cabeza – o en su caso que se alimenten los gusanos con él… aunque apuesto que les hará daño, lo lamento por ellos ¡Probecillos!- empecé a reír a carcajadas abiertas tomando la delantera y mis guaruras se fueron cuidándome la espalda, aún Domine con la angustia a flor de piel y Riddler metido en su locura de siempre.

Mordred había enviado el aviso de lo que se planeaba hacer al día siguiente en el estreno de la opera con su compañero de trabajo Anthony G. Ferrari y poco después les alcanzo casi a la entrada de ese lugar misterioso y desolado.
Jamás se había aventurado a entrar por esos lugares, no eran de su agrado pues siempre que los veía recordaba el hambre y la miseria en que madre y él vivieron sometidos durante largo tiempo, siglos y siglos donde todo cambio menos ellos y su pobreza, recorrió sigilosamente los muros dañados, descuidado y polvorientos de aquel lugar, estaba plagado de sombras, de oscuridad y de peligro, de aquí se podía pensar que las ratas de la sociedad hacían sus madrigueras y las hurracas sus nidos , cada vez su hermana se portaba más extraña, escogía lugares que no parecían ser de su gusto ni tampoco de la talla que ella misma se consideraba, si bien estaba justificada su presencia en esa sucia taberna debido a sus invitados matones y poco educados no comprendía el porqué ahora andaba entre el lodo, la humedad y el aroma de los desperdicios fecales que dejaban los humanos de por allí. Finalmente después de mucho caminar, su hermana ordeno que esos dos locos permanecieran a la entrada de una vereda, la más abandonada y sucia del lugar… Mordred se preguntaba ¿A quién o a quienes había citado ahora en ese lugar?, debía ser alguien parecido a las cobras o las serpientes para tomar tantas precauciones, le siguió guardando su distancia y entonces la vio…Ese parche en el ojo, esa elegancia antigua y esa amargura que distinguía a esa dama era… su madre.
Era inevitable no sentir pena y dolor al escuchar aquella pelea por algo que a él ya no le interesaba, en muchas veces detrás de ese muro trato de gritar para intervenir pero no pudo, desde que vio a Devora en la taberna sabía que ahora ella era una mujer de cuidado y que de cualquier forma podía llegara a matar a su madre al culparla de haber infiltrado al enemigo más oscuro que su mente creo gracias a las ideas de su madre, ser favorito nunca fue fácil y menos ahora que Devora se enveneno con el despecho y la falsedad de las palabras de su madre.
Esas palabras le fueron hiriendo en su corazón muerto, al grado de que llego de rodillas al piso mojado, sus ropajes se ensuciaron y traspaso el agua por allí, pero su sentimiento le bloqueaba de todo sensación y más aún cuando se entero que su madre jamás perdió el ojo, la única causa que Mordred tenía como excusa al desprecio que le tenía a su hermana –Madre que has hecho- se lamento entre susurros –Dios que he hecho, busque culpables y no quise ver más allá… así como busque una excusa para odiarla debí haber buscado la causa por la que fugo de nuestro hogar, debí haberla defendido….-se lamento.
Muy pronto termino la plática y las amenazas de Devora comenzaron a inquietarle -¿Y si la mata?- pensó alarmado pero nada sucedió al contrario y pareció que todo que todo en paz, cada cual seguiría su camino, su hermana tomaría París y se lo daría a él, de todos modos sus planes esperaba fueran frustrados.
Cuando se marchaba tranquilo, varios disparos se escucharon a lo lejos, dio media vuelta y regreso a paso presuroso… cuando llego su madre ya estaba muerta, los disparos fueron para ella y más culpas se agregaron a su alma, Alcanzo a ver marcharse a Devora y sus cómplices -¿Por qué lo hiciste Devora?- espero a que se alejaran cada vez más y entonces grito de desesperación -¡¿Por qué mataste a nuestra madre?!- se hinco frente al cuerpo que de a poco comenzaba a convertirse en esqueleto -¿Mamá?- le hablo a ese cuerpo inerte -¿Mami?, ¿Mamita?- cuestiono un poco infantil pero no obtuvo respuesta -¡Vamos despierta tenemos que regresar a casa!- la movió y le trato de dar aliento pero nada funciono.
En medio de ese inmenso silencio en vano intento pedir ayuda, allí no había ningún alma…. Ninguna de esas ratas o hurracas humanas que le brindarán auxilio… allí de nuevo en el exilio finalmente la gran Morgana Le Fay había muerto. Tal y como dijo su hermana la fue a tirar en un rio con todo el dolor que eso conlleva, el no verla sonreír de nuevo o ver esos lindos ojos azules en cada momento tierno y ya no escuchar su voz por las mañanas o ahora por su condición en las noches ¡Cuánto hubiera dado Mordred por el orgullo que le alejo meses de su madre, los últimos meses de su vida, más algo le consolaba aquella bruja era tan astuta que quizás su alma se engendraría en algún nuevo ser quizás un licántropo o volvería a tratar de recuperar sus poderes por medio de un descendiente de brujo –Algún día nos volveremos a ver- juro mientras el cuerpo se iba hundiendo –Pero mientras debo ahora detener a Devora por tu muerte y la que muchos pueden tener mañana- vio hacia el horizonte contemplando la luz de esa luna llena –Ayudare de alguna manera a esa causa que ahora involucra a un puñado de seres y nosotros gracias a Devora- se encogió de hombros -¿Cómo? Por lo mientras iré al llamado de la tragedia- suspiro con dolor, mirando hacia las estrellas del cielo que estaban tapadas por algunos árboles enormes –Quiero que sepas que a pesar de todas las mentiras y el daño que has ocasionado entre yo, Devora y el mundo no te guardo rencor u odio y la prueba será deteniendo al error que anda vagando ahora sin
remordimiento rumbo al teatro- asintió –Mañana en el teatro limpiare nuestro nombre- juro con el puño cerrado y comenzó a caminar del lago de París hacía el pequeño hotel donde se hospedaba y entonces pensó –Quizás esta noche sea la última luna para todos- continuo su andar sin mirar atrás.