El gusano del País de las Maravillas {Priv. Isis Osweder}

por **Leonard G. Oldman** Mar Nov 13, 2012 11:51 am

El humo verdoso y denso recorría la sala con lentitud, mi cuerpo descansaba sobre uno de los dorados divanes de la pequeña cámara, en otro mundo mi mente flotaba entre nubes grises, las cortinas de terciopelo rojo cubrían la única ventana de la estancia, dejando entrar un fino rayo de luz de luna, no sabia cuanto tiempo llevaba allí, tampoco mi solía importar.

En la recepción del País de las Maravillas, como bien indicaba sobre su escondida puerta, algunos clientes esperaban su dosis de ambrosia y liberación, en aquel antro ofrecían el mejor opio de toda Paris, era un rumor mas que sabido por todos los habituales de la ciudad, incluso se decía que las autoridades eran sobornadas, con dinero y con amenazas por parte de los dos grandullones que protegían la entrada, por su aspecto y su olor seguramente eran licántropos.

El suelo que mis ojos vacíos miraban con el rostro compungido en una mueca de tristeza indescriptible estaban cubiertos por gruesas alfombras que en esas calurosas noches eran mas un estorbo, la joven sirvienta que había entrado a rellenar mi copa de absenta, mi amarga ninfa verde que me acompañaba en las noches de opio y alucinaciones.

En algún momento inconcreto de la noche me había desecho de los mocasines, la chaqueta y la camisa, el clima acompañaba a quitarse las prendas y las olorosas velas que parecían danzar como lujuriosas gitanas a mí alrededor calentaban incluso más el ambiente.

Desde los pasillos de fue me llegaban ruidos dispersos, algunas voces femeninas parecían discutir en la puerta entreabierta de mi cámara del delirio, volví a aspirar el verde opio y las voces desaparecieron repentinamente. Aquella solía ser mi única distracción, en mi noche libre del burdel venia allí donde ya me tenían reservada la cámara.

No recuerdo cuantos años hacia, pero si el rostro de aquel que me trajo hasta allí la primera vez, un cliente de rostro y sexo arrugados, se había encaprichado de mi juventud y se deleitaba viéndome perder mi inocencia en las salas de opio, sus juegos perversos eran de los mas extraños que me habían pedido hasta entonces, hoy en día nada me sorprendía ya. El anciano murió por auto asfixia erótica en un burdel de mala muerte, todo su dinero gastado en furcias… como me alegraba, fue como él había deseado siempre “morir frungiendo”.

por **Isis Osweder** Miér Nov 14, 2012 5:05 pm

Aquella noche se me había presentado una invitación para una especie de reunión “familiar”, sí, uno de los miembros del clan de mis hermanos me había citado con el pretexto de “querer hablar con los líderes”, patrañas…me conocía bien la mente de aquel sujeto, sabía que era un traidor, y ¿Qué le ocurre a los traidores?...son acabados de formas inexplicables y misteriosas.

El vestido negro acompañaba aquella velada con un liguero negro, las medias negras junto a los zapatos de tacones que llevaba ¿Armas?...bueno las armas las tenía ocultas ligueros en las piernas un par de dagas que si las cosas van mal estarían en el cuello de alguien más…

El labial rojo de mis labios mostraba una sonrisa algo muerta al bajar del carruaje el aroma a la putrefacción humana llego a mi excitando mis sentidos, ver su perdición y su completo estado de embriaguez me hizo sonreír más de la cuenta, uno de esos lugares solo traería líos si me veían entrar así que coloque la capucha sobre mí entrando levemente, unas miradas fueron a la puerta y otras se retiraban, amigos y enemigos estaban en aquel lugar…unos tan volados que quizás recordarían aquello como un sueño o como una pesadilla, sea cual sea lo que ellos escojan mis rojos labios de muerte estarían en su mente y eso ya era un premio ganado para mi.

Con paso seguro me adentro en las nubes de humo, hombres, mujeres, zorras, elegantes, baratas…sucias, despeinadas, perfumadas…toda la vida parisina estaba llenando el lugar, personas de alta alcurnia y de bajo estatus…ladrones, asesinos incluso nosotros los inmortales estaban llenando el lugar.

Unos pasos más y estaba cerca de la mesa que tenían preparada para mí y la persona que me citaba…el que estuvo ahí y cuando me vio no dudo en empujarme reclamando mi tardanza…aquella acción provocó que daga se clavara en su hombro lastimándolo gravemente mientras el me insultaba en ruso saliendo del lugar no sin antes volver a tumbarme pero esta vez caí sobre uno de los consumidores del lugar…inmediatamente me levanté haciendo una ligera reverencia…

-Ann Eazinak Sidi…no fue mi intención molestar y muchos menos irrumpir su viaje…Excuse moi- sonreí y limpiando la falda y acomodando los mechones de mi cabello con una sonrisa juguetona pero maliciosa en aquellos labios muertos.

por **Leonard G. Oldman** Jue Nov 15, 2012 10:50 am

Toda la ensoñación a mi alrededor se esfumó con un peso ligero que me caía encima, un cuerpo frio, pero lleno de vida, la cogí por los hombros ayudándola a ponerse en pie, la droga se había dispersado ya de mi interior, todo se volvía claro y unos sensuales labios rojos se empezaba a dibujar como dos pétalos de rosa rodeados de bruma.

-No se disculpe madame…- dije mientras me colocaba algunos mechones que me caían por la frente.-soy yo quien debería disculparme, no la vi caer…

En ese instante me fijé en una pequeña mancha rojiza que brillaba en uno de los vuelos de su oscuro vestido, me acerque para limpiársela con una sonrisa picarona, pase la mano por debajo de ese pliegue y con tranquilidad busque en mi americana un pañuelo de seda que solía llevar conmigo, frote la mancha de sangre con delicadeza y le mostré el resultado a la joven.

-¿Seria muy impertinente preguntarle por eso madame?- desde esa prospectiva podía ver los incisivos especialmente largos y afilados que asomaban tras sus bien pintados labios.- Le petit vampire ha estado jugando…

Solté una carcajada tranquilizadora, muchos vampiros creían ser casi invisibles a los ojos humanos, tal vez los mas incrédulos y estúpidos, pero había visto muchas cosas en mi vida como para no reconocer a una vampira cuando la veía, incluso serví como alimento a un par de ellas, les gustaba chupar…

-Siéntese por favor, estará cansada después de la pelea, ese hombre merecía sin duda lo que le hizo… nadie debería tratar de manera tan ruda a una bella mujer inmortal.- la mire fijamente a los ojos mientras besaba su mano con suavidad- Leonard Gabriel Oldman, para servirle.

Me retire algunos centímetros de la butaca en la que descansaba, dejándole espacio a la dama, chasquee los dedos mientras se acomodaba y una se las camareras del lugar se acercó con un aire triste y despistado, le pedí un par de copas de vino y se retiro sin decir palabra.

No sentía demasiado miedo hacia la chupa sangre, había tenido el dudoso placer de encontrarme con muchos de su raza, algunos de lo más salvaje y violento, pero en el fondo solo eran personas con más poder del que deberían. Podrían dominar el mundo… si quisieran, los envidiaba más de lo que desearía.

por **Isis Osweder** Mar Nov 20, 2012 4:26 pm

Aun entre el humo y las risas de los sueños ya sean eróticos o solo sueños irreales de la transformación del ambiente por uno más psicodélico, aún dentro de tanto caos mental, había un caballero que quizás más que caballero en un buen hombre que solo buscaba disipar sus propios problemas, sea cual sea el caso…provoco una sonrisa confidente al ver que aquel hombre sabía su procedencia natural.

Y aun con el descaro de tocarla solo pudo sonreír y poner en su rostro un gesto de sorpresa por lo hallado por sus pliegues…aunque claro sus colmillos la delataron no tuvo más que con sus manos frías tomar las manos del joven para cerrar aquel pañuelo lentamente acercándose a él para dejar unos ligeros susurros

-Lo impertinente sería no preguntar y luego averiguar…o será que es mejor averiguar de buena tinta lo que puede ser- pregunté riéndome un poco para luego hacer un gesto de que no sabía como se había dado las cosas, pero claro que lo sabía…pero que mejor que jugar un poco a la inocencia… -oh cherrie no me delates mucho mi juego…que quizás no puedas ver otros o quizás si…pero vamos que luego te puede dar miedo jugar conmigo…- reí pues sabía que aquello era una mentira a aquel hombre se le notaba que no temía de los vampiros y eso, eso era mejor pues así no se tiene que andar uno escondiendo como una vil rata…al contrario los juegos se ponen más excitantes…

-Oh Cherrie que amable eres al dejarme sentar contigo…al menos para dejar pasar aquel mal rato con aquel infame y ahora solo toca buscar quitar ese mal sabor por uno mejor…pero ¿Quién podría darme un mejor trato? Creo que nadie…podría darme un juego peligroso y atrevido a la vez...que mal que no quieran jugar con una muñeca brava...- sonrío dejando que aquel caballero tome su mano para dejar un beso sobre su dorso y dar su nombre… -Un dulce nombre para un bocadito francés eh…te queda perfecto Leonard…me llamo Isis Osweder un gusto conocerte…y quizás…podamos conocernos en otras formas…- reí más y me senté subiendo mis piernas a la pequeña mesa del centro haciendo que mi cuerpo dibuje un ángulo más relajado

La mujer que se acercó parecía triste al final quizás sea por que no tenía mucha acción…así que antes de que se retiré le miré y busque en sus recuerdos de su perturbada mente…el recuerdo de sus padres estaba en ella…así que miré a mi acompañante y con una sonrisa cruce sobre la mesa las piernas

-Pobre infeliz, atormentada por los recuerdos de sus padres…que es lo que más te atormenta Leo querido…claro si es que me permites llamarte Leo y sobretodo querido…- le guiñe un ojo con una sonrisa juguetona.

por **Leonard G. Oldman** Jue Nov 22, 2012 11:43 am

Su voz era dulce, sensual, con un toque picante… se notaba su seguridad que le proporcionaba ser siempre más fuerte, más hermosa, más inmortal. Todos sus hermanos tenían ese defecto que tanto me gustaba, la soberbia, no me molestaba, me fascinaba, adoraba estar con ellos, rodearme de ellos, su no-vida, su magia, todo en ellos era fascinante.

Choque mi copa contra la suya y le di un trago largo, mi cabeza acabo por despejarse, sus palabras eran sensuales y atrevidas, no conocía el pudor y sabía que conseguía lo que quería.
-Por vos… lo que sea- dije ante su proposición de un “trato” mejor, aunque aún sentía curiosidad sobre el accidente del momento anterior.- Bebamos, olvidemos las malas compañías, porque ahora estoy con la mejor de Paris…

Mi voz se vio interrumpida por un brusco ataque de tos incontrolada, me levante de un salto apartándome unos metros de la dama para no molestar, secándome los labios con un pañuelo descubrí en el unas pocas gotas de sangre que oculte inmediatamente, no solo por el miedo de que la vampira se excitara con su olor antes de tiempo… sino porque a mí mismo me asustaba esa visión.

-Disculpa madame Osweder… debe ser la corriente de aire- seguramente eso no la convenció, ya que las ventanas estaban cerradas a conciencia, pero mostré la mejor de mis sonrisas para compensar.- lo que me atormenta ahora mismo seria perderte de vista sin conocernos más… a fondo.

Con las mujeres hermosas y misteriosas siempre me emocionaba más de la cuenta y acababa acostándome con ellas sin pedirles mis honorarios habituales a cambio, pero la diversión siempre era buena.

-Amo como mi nombre sale de tus labios…- otro ataque de tos quiso salir de mi interior pero lo retuve con la consecuencia de que mi rostro se enrojeció y mi sonrisa se vio forzada, apuré hasta el final la copa de vino y mi cuerpo pareció tranquilizarse.

por **Isis Osweder** Vie Nov 30, 2012 6:57 pm

Entre sonrisas cómplices y gestos amables aquel hombre con sutil movimientos supo mostrar lo que la mujer quería, con su galantería y esos ojos claros cual gotas de cielos olvidados sus manos toman la copa y la hacen sonar contra la del hombre entre sonrisas coquetas y algo prohibidas que solo van haciendo mella en los presentes de aquel lugar de encuentro…que solo los miran y susurran cosas inadecuadas pero acertadas…quizás…o quizás no.

Con una mirada más y sus piernas cruzándose subiendo la tela de la falda para mostrar sus piernas, sus muslos se mordió el labio inferior mientras enarcaba una ceja… -Lo que sea por mi…ummm tentador y halagador…quizás hasta sea yo la que ceda un poco…- miró aquellos ojos y sonrió guiñándole un poco no sin antes ver su mente como un libro abierto…algo que le hizo reír abiertamente…dejando que un gota de su vino rodará por su mentón hasta el inicio de su escote… tomándolo entre sus dedos para luego lamerlo y sentir como se mojaban sus dedos con el vino en su boca… -Si la mejor de París e inigualable debo decir…o me equivoco…pues no creo que haya otra compañía como la que tengo delante…- sonríe picara y lujuriosa relamiéndose los labios lentamente.

Más cuando el brindis venía en camino, algo pareció interrumpirlo algo fisiológicamente humano por lo que solo hizo una reverencia con su cabeza ladeándola hacia delante mientras sonreía, a veces los humanos creían que los vampiros no podían saber ciertas cosas…que muchos compartían las mismas habilidades… y lo cierto es que muchos tenemos iguales habilidades pero con un extra la edad en la que vas desarrollando tus habilidades hasta ser un antiguo de mil años y tener una gran fuerza de control y voluntad…por lo que me hice la convencida por la brisa de aire y evite percibir la sangre cosa que era imposible, cuando el aroma a hierra de sangre llega a un vampiro es imposible dejarlo pasar pero bueno, no estaba por alimentarme…ya estaba bien bien alimentada tanto que mis mejillas tenían el color rozagante de la sangre consumida.

Entre sonrisas y despejos de la mente se acomodó más aquellos pliegues de su falda para mostrar más sus piernas susurrando –Y no solo así…en otras formas quizás también te guste como digo tu nombre…- le guiña un ojo y sonríe picaramente –Cherrie no me llames madame…estamos en confianza Leonard…- le mira acercándose a sentar justo a su lado… -Leo- susurra levemente… -Puedes llamarme Isis no más…nada me daría más placer que escuchar mi nombre salir de aquellos labios de vida…- sonríe más la mujer moviendo sus piernas de forma provocativa.

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