La Cueva de las Maravillas

Treinta puestas de sol habían transcurrido desde la última reunión de aquél grupo de silenciosos Dragones que se deslizaban entre las brumas de niebla de las calles parisinas, entre los troncos blancos de los árboles franceses y ahora, esta noche que volvía a reinar la luna creciente volvían a encontrarse para mostrar los tesoros obtenidos por cada uno. La Casa de la Noche, como fuera bautizada sería sede y refugio para la Hermandad de ahora en adelante. Todos los arreglos se llevaron a cabo para que lo que antes fuera un pasaje de minas abandonadas desde principios del siglo pasado se convirtiera en una "mansión subterranea". Contaba con toda clase de lujos y una salida oculta aparte de la que daba a la caída de agua de la principal. Se iluminaban todas las paredes por medio de un artefacto que comunicaba y compartía el combustible a lo largo de las antorchas dispuestas ordenadamente en los pasillos y cámaras y salones del lugar. Además el salón principal ahora estaba exquisitamente adornado para la celebración que se llevaría a cabo en unos momentos.

Darcy había llegado desde poco antes de la puesta de sol para terminar de acomodar los detalles junto con Milo y Sybelle. Ahora se encontraban a la mesa bebiendo una copa de vino, excepto Milo que sostenía en su mano una copa de jerez y la joven cambia formas aún arreglaba algunos detalles de la decoración. Guirnaldas de flores blancas pendían a tramos entre las cortinas azules aterciopeladas que recubran gran parte de las paredes. En una de ellas caía naturalmente el agua sobre la piedra desnuda, dando un efecto de fuente. La barra de mármol tenía un tono claro que conforme llegaba a su base se iba oscureciendo dando el efecto de que había nacido de la roca misma. Los suelos estaban alfombrados con un color verde esmeralda. Y a cada lado del grabado en la piedra viva, del lado contrario de la entrada y detrás de la cabecera de la mesa donde se encontraba Darcy sentado, se encontraba un grabado en la piedra viva de un castillo sobre una montaña, a cada lado un dragón intercambiando miradas como si estuvieran a punto de enzarzarse en batalla. Arriba coronaba la imagen dos estandartes cruzados y sobre estos siete estrellas. Al pie de este se leía:

-No deben tardar en llegar.- miro a Milo y luego fijándose en Sybelle que daba vueltas de un lado a otros -Sybelle, deja isa todo y siéntate de una vez, me marean tantos ires y venires. A quedado perfecto todo.- Después de la reunión habría una pequeña fiesta para que todos socializaran y se distrajeran un rato porque quien sabe si probablemente fuera el último momento de tranquilidad que gozarían en mucho tiempo...

(* grandes alas blancas se extienden por el cielo sobrevolando un pristino manantial en medio del bosque)

Todas las señales estaban ahí, tal como Corax me describió, además del hecho de que en el aire se podía percibir aromas de gente viva y muerta. También el rastro de criaturas sobrenaturales - en particular el pulsar vibrante de una cambiaformas. ¡Tal como el Cuervo había dicho que sería! - lo hacia evidente. Este es el escondite; mas la prudencia me obligó a mantenerme a cierta distancia, luego de comprobar que no había forma de entrar, al menos no a la vista.

Mat debía haber llegado y su tardanza era motivo de los mas funestos presentimientos. Se supone que iría por Yoko, y luego nos enconrtaríamos en este punto. Solo él sabe como entrar a la madriguera de los Dragones.

Hay otro espíritu vibrando con intensidad familiar, al igual que yo merodea el cristalino claro de agua, solo que desde la tierra. Percibrlo cerca devuelve momentaneamente mi cabezaa su sito y me da paz. Sabíamos que vendría... de hecho contábamos con que lo hiciera, aunque el trate de ocultarse entre las sombras del bosque, el hermano Montaña esta aquí.

(* Epoch esta oculto entre la maleza espiando con sigilo)

Nadie me ha visto llegar todavía, pero una gran actividad estaba ocurriendo en esta zona - a pocos metros de donde perdí el rastro del cuervo, mas bien se que esta por aqui - pueden sentirse auras poderosas reuniendose en cierto punto del bosque. Mas la reunión debe tener lugar en una gruta subterránea. Con todo cuidado voy rodeando el lugar, atento el olfato a las pistas, a los detalles. Buscando algo asemeje a una puerta.

Mis sentidos no perciben en la cercanía mas que a algunos animales del bosque, pero se que por aqui han pasado brujos humanos, algun cadáver perfumado y ese lobo Trudeau. Ahora no me queda duda de que ese lobo esta detrás de esta conspiración. Me muevo con cautela, oculto entre los árboles, acechando la entrada de otro miembro de la orden; protegido por las sombras que...

- ¡Epoch!

- Maldición.... ¬¬

Los pensamientos de Darcy aunque fluyeran con ansia y sed fría en rededor de una misma idea, lo hacían de una manera un tanto más armoniosa, si no incluso se puede decir que más ordenada de lo usual. Supervisar cada una de las piezas de ajedrez para acomodarles en cierto orden en el tablero pude ser una tarea agotadora y que exige una atención dividida, aunque siempre se este pendiente de no perder de vista el objetivo al mismo tiempo.

Por ahora los diferentes riachuelos que corrían por diferentes parajes del bosque crepuscular se entrelazaban para nutrirse mutuamente unos de otros. Esto suponía un descanso mental de los agotadores días pasados para Darcy, una pausa, un respiro antes de iniciar el gran juego. Así que el ruido del agua que fluía ciñendose a la piedra como si fuera parte de ella desde tiempos inmemoriales, pues había labrado su propio camino, sólo reafirmaba la idea de unidad, al menos por el momento. Aunque esto solo durara hasta que llegaran todos los miembros de la Hermandad a narrar sobre cada una de sus aventuras, sus victorias y sus fracasos en las misiones que les habían sido otorgadas.

Observó a Milo detenerse frente al grabado que Darcy hubiese mandado a hacer en base a las descripciones de la historia de la que provenían tanto el poema como los mismos Dragones, cada una simbolizando una parte del plan.

-Dicen que la historia tiende a repetirse, no es extraño entonces que un antiguo relato que se convirtió en leyenda y luego en mito, refleje un suceso actual. Sólo hay que saber buscar... - sonrió a medias -Aunque esta historia en particular es más interesante aún en su totalidad... - agregó bajando el tono de voz gradualmente hasta que se convirtió en un susurro. Al momento siguiente Sybelle traía un par de copas en la mano. Tomó la propia haciendo a un lado la copa de vino. -Ahora esta en su modo "teniente", Sybelle. No suele beber whisky en horas de trabajo a menos que este en una reunión importante en alguna fiesta... - explicó riéndose por lo bajo. Tomó su mano jugando con sus dedos. -Más que animado, diría yo que expectante... - comenzó a decir cuando de repente llego Mareleine, la bruja que conocieran hacía algún tiempo en Italia, era de una naturaleza singular y con sed de noble aventura. Darcy la siguió con la mirada e hizo un asentimiento con la cabeza a modo de saludo -Bienvenida señorita Mareleine, una dama no llega tarde, si no con un elegante retraso- afirmó ofreciéndole asiento a su izquierda con un ademán. Entonces llegó casi de inmediato el otro brujo, Tyler. Todo en él lo presentaba como uno que sería buen guerrero, alguien determinado a quién no intimidarían las tareas difíciles o de alto riesgo. -Buenas noches caballero.- saludó haciendo otra reverencia con la cabeza, hizo presentación de cada uno antes de continuar -por favor tome asiento, aún no comenzamos. ¿Gustan algo de beber?- esa pregunta la extendió a Lyuba, que llegó justo después de Tyler, como si lo hubiera estado siguiendo apenas a unos metros. La miró ir hacia Sybelle y el respeto que asomaba en sus ojos cuando se posaban sobre Milo. Cada vez que Darcy la veía, contemplaba más a la mujer que a la cazadora, probablemente influía en gran medida el que Milo estuviera allí, quiza... -Sean todos bienvenidos al hogar de la Hermandad del Dragón Azul... señorita Doreen- le dedicó media sonrisa -también usted. Esta aquí en los momentos propicios, siempre, ni más ni menos.- cerró los ojos un momento al verla inclinarse para depositar un beso en la frente de él. Percibió primero el aroma y luego el sonido que dejaba la presencia de la vampiresa al irse acercando, así que cuando abrió los ojos nuevamente sus sentidos le dijeron a donde dirigirlos para encontrarla. Muy propio de Perséfone llegar de aquella manera. Era una mujer a temporal de alguna forma. De hecho quienes no conocieran en persona a la princesa, no pensarían que aquél espíritu salvaje de la naturaleza pudiera acomodarse graciosamente entre joyas y coronas, aunque en verdad así fuera. -No sería usted si no lo hubiera hecho así- le guiñó un ojo. ¿A propósito Persefone escondería su verdadera identidad a la Hermandad para ocultar la participación de la corona Griega en el movimiento? Muy astuta. También la invitó a sentarse con un gesto. Dagmar, la cazadora, fue tema a parte. Se notaba que le molestaba tanto protocolo para definir hacia donde se dirigirían de a partir de ahora y en que se especializaría cada Dragón. Darcy le dedicó una sonrisa divertida a Dagmar -Espero que el lugar sea de su agrado. Además de ser un lugar seguro y con algunos hechizos sencillos pero eficaces que tienen conjurados nuestros brujos aqui presentes y otros que aún no llegan, pensé que volver siempre a la naturaleza es grato hasta para el de más difícil carácter.- tomo un trago de su vaso -Ahora, mientras esperamos a los demás creo que Milo puede adelantarles un poco de lo que se tratará esta noche.- Darcy se fijo en el susodicho, cediéndole la palabra. Tenía un presentimiento de que esta reunión sería muy interesante...

- No hay señales de Corax... ¡Que la Diosa no le deje caer de su mano!

Pasaba el tiempo, una gran cantidad de energía emanaba de un brote de agua cercano. Estoy seguro que hay una entrada por ahí.

- En verdad ha tadado demasiado. ¿Dónde estas Cuervo?


Reconocía algunos de los aromas remanentes en el lugar de humanos, cuyas auras mágicas también dejaban una huella invisible, pero perceptible en la piel, como si el aire estuviera cargado de luz. Los miembros de la hermandad eran seres poderosos, puedo intuir, puedo oler, puedo pensar pero estando fuera de la reunión no podría saber nada.

- Debo entrar ahí... ¿Que harás tu Stellamaris?

Mi hermana no dudó mucho en responder que iría a buscar a Corax. El vínculo entre esos dos es mas fuerte que el de cualquiera entre los Stargazers, me atrevo a suponer.

- Ya deberían estar aquí. Yoko - la mujer lobo de quien te hablé - también debía encontrarnos en este sitio... espero no se hayan metido en otro lío esos dos...

Ya me había dado la espalda mi hermana y abierto las alas para emprender el vuelo cuando giró la cabeza 180° y me lanzó una mirada lapidaria.

- Ten mucho cuidado ahí dentro Epoch.

Suspiré mientras me quedaba sólo y me dirigí entonces a dónde mis sentidos creían que encontrarían la entrada.

Gianella había despertado con especial y particular ánimo. Ese día era una de las reuniones de la Hermandad, aquella institución clandestina destinada a cambiar la realidad de Francia para siempre; y las reuniones siempre implicaban verla a ella de manera segura: a ella, a su adorada Sybelle. Pero también implicaba una mezcla de esencias ajenas que su sensible y poco tolerante olfato no era capaz de soportar por mucho tiempo, lideradas por la esencia de ese lobo que sentía que hacía tambalear su relación con la cambiaformas que le había robado el alma. Sin embargo, le había prometido ayudar. Es más, se había ofrecido para contribuir a la causa que, independientemente de sus personalidades dispares, ambos compartían con la misma pasión e ilusión.

Su día fue “normal”, dentro de lo que era normal para ella, aunque sus actividades las realizó con una ansia inusual que casi le pasó la cuenta, sobretodo la última de ellas, una pequeña persecución en que por poco le atrapan, pero que supo valerse de sus habilidades sobrenaturales para salir airosa. Esos esfuerzos adicionales le valieron un retraso en la llegada al lugar de encuentro, a pesar de que usó su agilidad y su inteligencia para tomar los atajos más productivos para terminar llegando casi al mismo tiempo que un caballo que había entrado en su rango de presencia unos minutos atrás. Aterrizó de un último salto desde un árbol con una simple camisa y pantalones de tela además de unos zapatos algo desgastados, y se volteó a tiempo para ver a quien le hablaba.

Un lobo como ella, y que le llamó extrañamente la atención. Su normalidad dictaba actuar de forma agresiva, pero aquel joven no se veía como un hipotético enemigo que descubrió la Hermandad, sino que como un integrante más de ella. – Sí. También llegas tarde, por lo que veo. Al menos podrán regañarte a ti, porque a mí me da igual. – dijo sonriendo de lado, con esa clásica actitud despectiva y desafiante al mismo tiempo contra los que parecían mejor posicionados que ella. Y por las ropas de él, parecía ser de los tipos que le desagradaban: aristocracia.

Cruzé el umbral de piedra marcado con una estrella. Era una bóveda tallada en el corazón de la montaña, tras recorrer toda la pared, solo encontré una sola salida, del lado derecho que conducía a una cueva mucho mas grande, esta ultima llena de interconecciones. Al parecer había dentro de la montaña toda una serie de bóvedas en distintos niveles conectadas por largos tuneles como pude comprobar despues de un rato de estar deambulando, con el ademán del ciego por algunos de esos conductos.

El lugar estaba impregnado de una escencia mágica. Había escencias de personas... mas mis ojos no veían mas que salas vacías. ¿Acaso estaba bajo el influjo de algun hechizo?

Decidí desistir mientras aun recordaba como regresar, mientras el rastro de mi propio aroma me llevase de vuelta al arco de piedra. Cuando la estrella quedó lejos y pude escuchar de nuevo el tranquilizador sonido de la cascada comprendí que debía tener algun tipo de seguridad el secreto complejo de los Dragones Azules.

Salí al aire libre y el viento me trajo el aroma de mi hermano, el cuervo... debía estar ya muy cerca de aqui. Mas el viento tambien me trajo noticias de dos Lobos que se acercaban tambien hacia acá. ¿Más lobos conspiradores?

- Aparece... aparece...

No hay rastro de Yoko... en cambio percibo a otros dos Lycan acercándose. Epoch y Stella ya debían estar en el lugar de reunión pues podía percibir el las cercanías sus pulsos vitales. La reunión ya lleva algun tiempo de iniciada y aun se siguen llegando Dragones a al centro de la Hermandad. Había estado observando cautelosamente desde las ramas de los árboles, registrando quienes entraban, sus rostros y sus aromas. Guardar cada detalle en la memoria de modo que pudiese recordarlos... Mas ahora se allegaban grupos de vampiros acompañados de algunos humanos, pero no llegaban directo, mas bien rodeando el bosque... ¿Soldados del Rey?

Desciendo a toda velocidad hasta donde el agua brama su canción ahogando los rumores que acechan en la distancia. Bañado ya por el espíritu del agua que flota sobre las rocas donde rompe la cascada esta mi hermano Epoch. Mas no hay señales de Stella, a no ser por una ligera reminicencia del perfume de su piel que aun puedo percibir; prueba de que estuvo aqui...

- ¿Stellamaris?... ¿A dónde ha ido?

- Yo también me alegro de verte Cuervo...

- No estoy bromeando Montaña, creo que alguien mas ha vendido a los Dragones... Debes irte cuanto antes de aqui. Corremos peligro.

- Stella salio a buscarte, no debe estar lejos de aqui.


Le sentía efectivamente cerca, pero no podía encontrarle. Terra, ¿Dónde estas?

- Intenté entrar en la guarida de los dragones...

- No podías... no sabes con que palabra abrir el umbral. Hermano, ha sido un error que vinieras. Te arriesgas demasiado y arriesgas a tu familia. Vuelve a tu casa mientras aun esté ahí...

- Hago esto pensando en ellos, mis hijos... en su seguridad. Bien sé que hemos llegado a un lugar de donde no hay retorno.

- Bollocks!

- Beg your pardon? Ö

- Tu al igual que yo estas aqui por Kelpie.


- Somewhere there's a reason...

Si, en algún lugar...


- Sal cuanto antes del bosque; yo me encargo de lo demás.

- ¿que harás?

- Encontrar a Stella y salir de aqui.

(*En un lugar no muy lejos de la Cueva de las Maravillas, descansa un Shapeshifter)

Aspiro el helado viento de la madrugada, la humedad del ambiente rodea mi piel desnuda como un manto mientras inhalo lentamente. Me impregno de frio por dentro que alivia apenas un poco la llama que ahora arde en mi pecho. Como un volcán estalla desde el vientre subiendo por la garganta, poblándola de gritos ahogádos.

- What makes this so good? that I would kill or lie just to lick a bit.

He devorado el cuerpo; inclusive los huesos, Carne y alma de mi hermana.

- Nibble by nibble... Take, enlage, became.

Cuando probé por primera vez la carne de una cambiformas asimilar su energía me transformó. No podía entonces controlar las nuevas formas que se sucedían unas a otras.

Cuando mi boca probó sagrado alimento por segunda vez, el poder vino acompañado de control. Ojos nuevos para una naturaleza nueva. Entraba en las formas que antaño fueron mis
hermanos y ahora ya formaban parte de mi escencia, entraba y salía de sus pieles a voluntad.

Caminé en los pies del Caballo y miré por los ojos del perro.

Aplastante fuerza inflamaba mis músculos,
pero sobre todo una velocidad de la que nunca me soñe capaz.

Asi seguí entregando mi vida al camino de la muerte, creciendo en vigor. Devorando uno a uno a mis hermanos, mas tuve curiosidad de conocer el límite de mi poder. Busqué un Vampiro antiguo, pues de entre todas las criaturas que moran en el mundo no he conocido seres mas poderosos. Busque y encontré a una hija de Caín y le provoque a la pelea.

Durante aquella batalla entendí cual era mi mayor debilidad. El estar pegado a la tierra. Por eso he decidido reunir las ultimas piezas del rompecabezas... ¡el resto del clan Stargazer! Mientras mi corazón va llenando el pulso de la vida que se apaga tengo la certeza de que no será necesario buscar a todos mis hermanos. Por su propio pie vendrán ellos

a mi.

Exhalo suavemente el aliento que forma una tenue nube al chocar con la negra noche en las afueras de París. A lo lejos la ciudad late con fuerza como otro gran animal del cual una raza de liendres se alimenta. Detentando el poder en cada esquina esos seres se enseñorean de la tierra, esclavizando a los hombres en sus mentiras.

Mientras la prole de Caín se extendía por toda la tierra, yo vagaba de un lado a otro junto a hombres sin nación, aumentando mi espiritu, en silencio. Hoy he decidido detenerme aqui, en la ciudad que ante mis ojos se levanta. ¡De ella haré mi morada para siempre!

Temblor, dolor, el poder viene acompañado tambien de dolor, pero lo trago igual. Con orgullo me sostengo sobre mis pies consciente de que estoy asimilando las alas. Tras haber devorado a StellaMaris podré extender mis propias alas y asi obtendré la habilidad de volar...

- Alguien viene...

Mis intuiciones no estaban erradas... de hecho siento como si se hubiesen afinado tras beber de la sangre de la lechuza. Percibo el pulso ardiente de uno de los Stargazer, como viene acercándose a toda velocidad. Esa misma certeza que nació de mi pecho me revela su identidad. ¡Es el cuervo!

- ¡MAT!

ESTA HISTORIA CONTINUA POR ESTE CAMINO:
https://victorianvampires.foroes.org/t12358-el-camino-mas-dificil-libre

Con una respetuosa inclinación de cabeza el moreno recibe a hombres y mujeres de rangos desiguales y nacionalidades varias, todos tratados con igualdad bajo la madriguera de conspiraciones. Recargado contra la barra, abandona su copa de Jerez y atiende con una sonrisa torcida, un beso en el dorso de la mano y el ofrecimiento de un asiento vacío a su lado a su dama, Doreen Caracciolo. Omite palabras y así permite que el intercambio de saludos y comentarios continúe. Su mirar siempre periférico, convierte a su catadura sospechosa. Parecía recapacitar cual sería el orden de los argumentos a tratar en esta importante noche. Aun es hora temprana y cada Dragón de aire, tierra y fuego hacen acto de presencia. Con cada llegada de un nuevo residente a la obertura detrás de la cascada, la copa sobre la barra vibra anunciando con antelación la presencia de uno más. Después de la señorita Biermann, la copa vibra una vez más, pero nadie acude detrás suyo.

- Es para mí un honor encontrarme con cada uno de vosotros una vez más – Generalizo Milo, hablando a la audiencia con cortesía y centralidad. Aun así el Teniente no dejaba de tener encuentra la entrada del salón, esperando a saber quién era el último en acudir a la reunión y cuestionándose las razones que lo mantuvieran sin hacerlo. – mas honroso resulta el hecho de tenerlos conmigo para anunciar los avances de las misiones pasadas y escuchar aquellas que faltan por ser atendidas. – Los ojos azules de Milo recayeron paulatinamente en Lyubba, su pupila, quien lideraba a los dragones de Tierra, después a la señorita Biermann quien representaba el sector de batalla: Los Dragones de fuego y finalmente a la señorita Loud, perteneciente a los dragones de Aire – Para aquellos que aun no estaban totalmente involucrados, algunos de los presentes podrán compartirnos sus experiencias, conclusiones y en la medida de lo posible: sus sugerencias.

El moreno se acerca a la entrada principal, pasando frente al escudo de la hermandad que irgue con orgullo en la pared. Su gesto se torna más serio a medida que se prepara para proseguir, deja caer sus atenciones en Darcy y luego en todo el resto de los presentes. No puede evitar de considerar interesante la presencia de Fausten y la enigmática Loud.

- Algunos como la señorita Mareleine Wasenbell – Con un ademan de su mano señala con cortesía a la señorita – Nos han acompañado desde el principio y solo hasta ahora han podido viajar de sus lejanas tierras hasta Francia para volver nuestra lucha como propia. Querrán saber entonces los resultados. Son los siguientes: hemos enviado infiltrados al ejército Francés, debido a antiguas influencias de su servidor. Si bien no van a inmovilizar al enemigo, podrán mantenernos al tanto de cualquier movimiento y se podrán prevenir muchos ataques. Los dragones de Aire, que como sabrán pertenecen a la división de espionaje, se han infiltrado de igual forma en la casa Real. Monitorean el horario, actividad y responsable de cada actividad, como la señorita Loud sabrá afirmar. Entre los descubrimientos que se han obtenido, están los siguientes - Milo torna su voz más tensa, del saco de su chaqueta extiende una carta que entrega primeramente al Conde Trudeau - En esta hoja podrán ver todos un aviso de nuestro compañero Brad Stanford hace unos momentos, quien valiéndose de sus habilidades mentales detecto la traición de uno de nuestros antiguos compañeros. – Arruga el ceño. – Matthew Corax llevo información de gran valor a una integrante de la familia real, Dominique Fontaine. Dio nombres de algunos de los miembros, intenciones de la hermandad y la localidad de esta guarida. Según lo que logro descubrir, el incidente fue hace menos de 24 horas y la informada está en trámites de volver a Corax un redimido presentable para hacer declaración ante los tribunales reales. Los hechiceros han hecho un gran esfuerzo para crear ilusiones y barreras en este lugar. Y a partir de hoy, en todos sus alrededores ninguna persona que no sea miembro podrá encontrar el camino correcto a este lugar. Así también, se mantendrá vigilado por rondas el bosque en su totalidad. La entrada de la cascada quedara sellada a partir de hoy y se tomara la siguiente – Señalo en sendero de habitaciones, la aparente serenidad del teniente a la hora de dar los avisos, contrastaba con la peligrosidad de los anuncios. – El conde Trudeau les explicara más delante ello. Mantendremos refugiados y protegidos a aquellos que han sido acusados y no está de más aclarar que se busca a Corax, vivo o muerto. Por el bien de este movimiento.

Hombre de pocas palabras era Van Dyck, sin embargo la situación meritaba de una explicación de los detalles. Milo aguardo entonces, esperando la reacción de los demás antes de proseguir con el resto.