AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
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Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
Estaba enfadad, frustrada por todo aquello que superaba mi mente. En esos momentos todo era distinto a lo que conocía, incluso el lugar en el que habitaba: Ya no era humana, el sol me dañaba, era más rápida y fuerte, podía hacer cosas inimaginables para mi y, encima, estaba siendo utilizada y esclavizada por alguien que solo conseguía hacerme enfadar constantemente. ¿Pero que iba a hacer? Él era más fuerte, él era mi creador y, aunque le hiciera frente alguna vez, siempre hacía lo que quería sin poder evitarlo y con unas grandes consecuencias.
Aquella noche, había salido volando todo lo rápido que pude. ¿Qué igual me llevaba consecuencias? Probablemente, pero ya las sufriría después y no en esos momentos de insaciable libertad que tanto ansiaba mi cuerpo difunto. Mi forma de vida era extraña y el lugar en el que me encontré después de mi caída era extraño, diferente... Jamás había estado en un sitio, pero bien sabía el idioma gracias a mis clases para ser una auténtica princesa real. No me costó mucho adivinar el lugar en el que me hallaba, pero no sabría decir si me gustaba o no.
Volaba alto, evitando el olor a sangre de los humanos para no hacer alguna especie de desgracia. Hacía poco que tenía esa naturaleza malvada y el control a la sed de sangre no era precisamente mi fuerte. Intentaba morder incluso a mi creador cada dos por tres y sentía como la garganta y nariz me ardían. Porque ese líquido carmesí conseguía ponerme frenética, pero necesitaba alimentarme... Bajé al suelo, siguiendo el olor de alguien realmente delicioso. Una sangre que jamás me había atraído tanto como en esos instantes así que, cerrando los ojos, me dejé llevar por el aroma, acercándome por detrás a un hombre de cabellera rubia. Me quedé a su espalda, deseando abalanzarme sobre él en cuanto se diera la vuelta.
Aquella noche, había salido volando todo lo rápido que pude. ¿Qué igual me llevaba consecuencias? Probablemente, pero ya las sufriría después y no en esos momentos de insaciable libertad que tanto ansiaba mi cuerpo difunto. Mi forma de vida era extraña y el lugar en el que me encontré después de mi caída era extraño, diferente... Jamás había estado en un sitio, pero bien sabía el idioma gracias a mis clases para ser una auténtica princesa real. No me costó mucho adivinar el lugar en el que me hallaba, pero no sabría decir si me gustaba o no.
Volaba alto, evitando el olor a sangre de los humanos para no hacer alguna especie de desgracia. Hacía poco que tenía esa naturaleza malvada y el control a la sed de sangre no era precisamente mi fuerte. Intentaba morder incluso a mi creador cada dos por tres y sentía como la garganta y nariz me ardían. Porque ese líquido carmesí conseguía ponerme frenética, pero necesitaba alimentarme... Bajé al suelo, siguiendo el olor de alguien realmente delicioso. Una sangre que jamás me había atraído tanto como en esos instantes así que, cerrando los ojos, me dejé llevar por el aroma, acercándome por detrás a un hombre de cabellera rubia. Me quedé a su espalda, deseando abalanzarme sobre él en cuanto se diera la vuelta.
Zyra- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 13/11/2012
Re: Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
No había nada más peligroso que unos callejones por la noche. No era moco de pavo que te lo dijeran desde que eras pequeño, incluso veinte años después, pues más de una vez me había encontrado con peligros en la noche en los oscuros callejones. Incluso una vez había visto a la mismísima muerte acechando. Por decirlo de una forma suave. Aunque había cosas aún más peligrosas que la mismísima muerte.
Pero aquella noche...necesitaba aventurarme por las calles más ocultas de París. Había algo que me empujaba irremediablemente a ello. No sabía qué era, aunque probablemente fuera el deseo de aventura, de conocer algo más de esta ciudad tan maravillosa o simplemente de encontrar algunas de las antigüedades que me había encontrado por allí alguna vez. Sobre todo por este último motivo. Y también para buscar a alguno de esos viejos conocidos que había hecho en París. Tenía diversos motivos para andar a aquellas horas por allí. Me bajé del caballo y le até en un poste que encontré. No intentarían robármelo. La última vez que lo habían intentado habían acabado de una forma bastante divertida. Sonreí con cierta malicia al recordarlo.
Y luego me aventuré por aquellos callejones oscuros.
Había tanto silencio que se podría oír cada uno de mis pasos, y también el más mínimo sonido que alterase aquel silencio tan extraño. El más mínimo ruido podría desequilibrar y romper de golpe ese silencio.
Entrecerré los ojos para ver mejor en la oscuridad. Pisaba tierra, mucha tierra, más que la cera de las calles.
Abrirse paso era fácil. Demasiado. Tanto que casi podría decirse que era un trabajo un poco aburrido, casi como si fuera rutinario. Pero entonces recordé que allí cerca había un pequeño edificio abandonado. Allí podría haber alguna que otra de esas reliquias antiguas que andaba buscando.
Así que traté de recordar dónde estaba y me dispuse a buscarlo, deseando haber cogido la dirección correcta.
Pero entonces ocurrió algo inesperado. O más bien podría decirse que sentí algo inesperado. No sé por qué, pero algo extraño recorrió mi cuerpo, como si mis instintos intentaran advertirme de algo. Que huyera, que saliera de allí cuanto antes. Era lo más sensato. Pero yo no tenía por costumbre seguir lo más sensato.
Aún..
Miré hacia arriba y luego a los lados. Esa sensación que me invadía era extraña. Y entonces miré hacia atrás y vi algo que casi me asustó, más por la sorpresa que por otra cosa. Pero no lo hizo.
¿Cómo podía asustarme una dama?
-¡Mademoiselle!-exclamé. Me extrañaba que hubiera una mujer sola por aquellos lares. Una mujer que no parecía una campesina, al contrario, era bastante bella, con aquella cabellera negra, esa palidez y esos ojos. Eso era algo extraño. Muy pero que muy extraño. Seguramente se habría perdido. Aunque había algo en ella que parecía que... -¿Se ha perdido por aquí?
Pero aquella noche...necesitaba aventurarme por las calles más ocultas de París. Había algo que me empujaba irremediablemente a ello. No sabía qué era, aunque probablemente fuera el deseo de aventura, de conocer algo más de esta ciudad tan maravillosa o simplemente de encontrar algunas de las antigüedades que me había encontrado por allí alguna vez. Sobre todo por este último motivo. Y también para buscar a alguno de esos viejos conocidos que había hecho en París. Tenía diversos motivos para andar a aquellas horas por allí. Me bajé del caballo y le até en un poste que encontré. No intentarían robármelo. La última vez que lo habían intentado habían acabado de una forma bastante divertida. Sonreí con cierta malicia al recordarlo.
Y luego me aventuré por aquellos callejones oscuros.
Había tanto silencio que se podría oír cada uno de mis pasos, y también el más mínimo sonido que alterase aquel silencio tan extraño. El más mínimo ruido podría desequilibrar y romper de golpe ese silencio.
Entrecerré los ojos para ver mejor en la oscuridad. Pisaba tierra, mucha tierra, más que la cera de las calles.
Abrirse paso era fácil. Demasiado. Tanto que casi podría decirse que era un trabajo un poco aburrido, casi como si fuera rutinario. Pero entonces recordé que allí cerca había un pequeño edificio abandonado. Allí podría haber alguna que otra de esas reliquias antiguas que andaba buscando.
Así que traté de recordar dónde estaba y me dispuse a buscarlo, deseando haber cogido la dirección correcta.
Pero entonces ocurrió algo inesperado. O más bien podría decirse que sentí algo inesperado. No sé por qué, pero algo extraño recorrió mi cuerpo, como si mis instintos intentaran advertirme de algo. Que huyera, que saliera de allí cuanto antes. Era lo más sensato. Pero yo no tenía por costumbre seguir lo más sensato.
Aún..
Miré hacia arriba y luego a los lados. Esa sensación que me invadía era extraña. Y entonces miré hacia atrás y vi algo que casi me asustó, más por la sorpresa que por otra cosa. Pero no lo hizo.
¿Cómo podía asustarme una dama?
-¡Mademoiselle!-exclamé. Me extrañaba que hubiera una mujer sola por aquellos lares. Una mujer que no parecía una campesina, al contrario, era bastante bella, con aquella cabellera negra, esa palidez y esos ojos. Eso era algo extraño. Muy pero que muy extraño. Seguramente se habría perdido. Aunque había algo en ella que parecía que... -¿Se ha perdido por aquí?
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 243
Localización : En la taberna o a caballo por ahí
Re: Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
Mis ojos se cerraron mientras inspiraba aquel olor que me estaba haciendo la boca agua. Esa sangre parecía muchísimo más deliciosa que la del resto de humanos que se encontraban cerca de mí... Me mordí el labio inferior mientras intentaba controlar mis ansias. Una cosa era alimentarme y otra matar a la gente por ello... O más bien, hacerla sufrir, porque algo me decía que, si empezaba, jamás pararía hasta que no quedara ni una gotita en ese cuerpo que tenía ante mi.
Volví a respirar hondo, notando como la garganta me abrasaba, pidiendo a gritos la sangre que corría por sus venas. La quería, la ansiaba, la deseaba... Abrí los ojos, sonriendo, mientras escuchaba su última frase la cual iba a responder hasta que me quedé completamente helada. Sus ojos, su rostro,... El corazón me dio un vuelco en el acto al recordar aquel amigo que había perdido hacía unos míseros años, la pérdida que mas había conseguido afectarme en vida y muerte.
Inmediatamente dejé de respirar y mi cuerpo se tensó para contener que saltara sobre él. Era incapaz, por mucho que me hiciera la boca agua, él se parecía tanto a esa persona que no podía matarle, no podía estropear aquel recuerdo viviente que tenía ante mí. Bajé la mirada unos instantes, pensando que debía hacer. Si me iba estaría más seguro que en mi presencia, eso estaba claro, pero...
-Se podría decir que... si.- mejor que eligiera él, así que sonreí enseñando mis colmillos de vampiro y me acerqué con lentitud a él para no asustarle.- ¿Y usted? Creo que es peligroso andar por lares tan desérticos... ¿no cree?
Volví a respirar hondo, notando como la garganta me abrasaba, pidiendo a gritos la sangre que corría por sus venas. La quería, la ansiaba, la deseaba... Abrí los ojos, sonriendo, mientras escuchaba su última frase la cual iba a responder hasta que me quedé completamente helada. Sus ojos, su rostro,... El corazón me dio un vuelco en el acto al recordar aquel amigo que había perdido hacía unos míseros años, la pérdida que mas había conseguido afectarme en vida y muerte.
Inmediatamente dejé de respirar y mi cuerpo se tensó para contener que saltara sobre él. Era incapaz, por mucho que me hiciera la boca agua, él se parecía tanto a esa persona que no podía matarle, no podía estropear aquel recuerdo viviente que tenía ante mí. Bajé la mirada unos instantes, pensando que debía hacer. Si me iba estaría más seguro que en mi presencia, eso estaba claro, pero...
-Se podría decir que... si.- mejor que eligiera él, así que sonreí enseñando mis colmillos de vampiro y me acerqué con lentitud a él para no asustarle.- ¿Y usted? Creo que es peligroso andar por lares tan desérticos... ¿no cree?
Zyra- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 13/11/2012
Re: Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
La dama parecía tensa, y eso me preocupó un poco. ¿Sería acaso por algo que había dicho? Le miré con cierta preocupación. A lo mejor se creía que yo era uno de esos bandidos que tarde o temprano te terminan haciendo algo muy pero que muy malo. No sería raro que lo creyera, por las calles de París, y por el mundo en general, tenías que andar con mucho cuidado porque el peligro acechaba en cada esquina. Había que saber defenderse. Pero yo no era ninguno de ellos, así que mi deber de caballero era preocuparme por cómo estaba, o ayudarla si era posible.
-Si quiere puedo ayudarla-¿Cómo ayudarla? Guiarla hacia la ciudad, llamar a un viejo amigo...había muchas formas. Pero ella seguía pareciendo muy tensa, así que me comí la cabeza durante un par de minutos para encontrar una solución adecuada. Así que sonreí levemente cuando dijo lo que dijo y le comenté lo siguiente:
-No me he perdido...andaba buscando un pequeño trasto...-reí levemente. Un pequeño trasto. Una cosa antigüa que quería encontrar por el mero hecho de que se hallaba en un lugar sumamente lleno de posibles peligros. Ese mero hecho era una poderosa razón que me lanzaba a la aventura. Y...¿qué me había encontrado? A una pálida dama perdida.
-Creo que debería encontrar la salida. Puedo acompañarla...¿dónde vive?No parece encontrarse muy bien...la veo un poco nerviosa. Si es por mí no se preocupe, no soy un bandido ni una de esas sombras de la noche que esperan para atracar a alguien...-vale, sí, eso sonaba un poco raro, pero así quizás podría ayudarla a encontrar el lugar. O ayudarla a salir de aquella zona tan peligrosa por lo menos. Pero estas últimas palabras me hicieron gracia. Hasta reí levemente.
-Si quiere puedo ayudarla-¿Cómo ayudarla? Guiarla hacia la ciudad, llamar a un viejo amigo...había muchas formas. Pero ella seguía pareciendo muy tensa, así que me comí la cabeza durante un par de minutos para encontrar una solución adecuada. Así que sonreí levemente cuando dijo lo que dijo y le comenté lo siguiente:
-No me he perdido...andaba buscando un pequeño trasto...-reí levemente. Un pequeño trasto. Una cosa antigüa que quería encontrar por el mero hecho de que se hallaba en un lugar sumamente lleno de posibles peligros. Ese mero hecho era una poderosa razón que me lanzaba a la aventura. Y...¿qué me había encontrado? A una pálida dama perdida.
-Creo que debería encontrar la salida. Puedo acompañarla...¿dónde vive?No parece encontrarse muy bien...la veo un poco nerviosa. Si es por mí no se preocupe, no soy un bandido ni una de esas sombras de la noche que esperan para atracar a alguien...-vale, sí, eso sonaba un poco raro, pero así quizás podría ayudarla a encontrar el lugar. O ayudarla a salir de aquella zona tan peligrosa por lo menos. Pero estas últimas palabras me hicieron gracia. Hasta reí levemente.
- Spoiler:
- Siento la tardanza, deveras
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 243
Localización : En la taberna o a caballo por ahí
Re: Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
En esos instantes no podía estar más tensa. Sentía todo el cuerpo agarrotado y con ganas de saltar de inmediato a su cuello, pero mentalmente no podía permitírmelo. Se parecía demasiado a él y, aunque fuera un leve recuerdo, no quería perderle otra vez. Era estúpido, algo que realmente no tenía nada de sentido, y mi cuerpo me odiaba por no poder lanzarse de inmediato.
-¿Ayudarme?-mis ojos no se apartaban de los suyos mientras seguía acercándome, aun con la sonrisa en el rostro. Quería que viera los colmillos, que se asustara y saliera huyendo para que estuviera a salvo.- Buscar trastos a estas horas no es algo precisamente normal.
Escuchaba sus palabras con atención mientras alzaba una ceja. Aquel hombre era extraño, ¿no tenía miedo? ¿Acaso no sería lo normal estando frente a un vampiro? Parecía un ser diferente y eso me causó curiosidad... ¿Quizá por ese motivo su sangre me atraía como si fuera una droga? Negué con la cabeza con velocidad, tenía que quitarme ese pensamiento de la mente o no podría contenerme. Realmente poco me importaba que fuera un bandido o algo así, basicamente porque podría convertirlo en mi cena en cuestión de meros segundos...
-Usted no, pero yo por el contrario sí.- volvía a sonreirle y me crucé de brazos.- No veo motivo para volver al lugar justo del que acaba de salir volando... Sería estúpido, ¿no cree?
-¿Ayudarme?-mis ojos no se apartaban de los suyos mientras seguía acercándome, aun con la sonrisa en el rostro. Quería que viera los colmillos, que se asustara y saliera huyendo para que estuviera a salvo.- Buscar trastos a estas horas no es algo precisamente normal.
Escuchaba sus palabras con atención mientras alzaba una ceja. Aquel hombre era extraño, ¿no tenía miedo? ¿Acaso no sería lo normal estando frente a un vampiro? Parecía un ser diferente y eso me causó curiosidad... ¿Quizá por ese motivo su sangre me atraía como si fuera una droga? Negué con la cabeza con velocidad, tenía que quitarme ese pensamiento de la mente o no podría contenerme. Realmente poco me importaba que fuera un bandido o algo así, basicamente porque podría convertirlo en mi cena en cuestión de meros segundos...
-Usted no, pero yo por el contrario sí.- volvía a sonreirle y me crucé de brazos.- No veo motivo para volver al lugar justo del que acaba de salir volando... Sería estúpido, ¿no cree?
Zyra- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 13/11/2012
Re: Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
Claro que no era normal andar a éstas horas por ahí buscando antigüedades y viejos trastos, y aquella dama no era ni por asomo la primera que me lo decía. Probablemente ni siquiera sería la última en hacerlo, pero eso me importaba bien poco, en parte porque me lo habían dicho demasiadas veces, y porque con demasiada frecuencia había desobedecido las advertencias que iban seguidas de esas palabras, pero aún así ni siquiera me molestó que me lo dijera aquella dama. Le sonreí de lado, un poco divertido, pero amable.
-Me lo imagino, pero a veces se encuentran cosas interesantes a éstas horas, ocultas por el tiempo, por el pasado o simplemente por la noche...lo sé, es raro, pero es lo que tiene ser un viejo coleccionista de antigüedades..-sí,eso era cierto. Más de una vez me había pasado que había encoantrado alguna vieja reliquia cuándo era de noche, en lugares dónde nadie podía verlas. Lo había sabido desde que habóa encoantrado una reliquia bastante interesante hacía un par de añitos.
Pero entonces ocurrió algo. Se acercó a mí mostrándome los colmillos. Mis ojos se abrieron por la sorpresa. ¡Un vampiro! Una vampiresa. Me acababa de encoantrar con un vampiro. Vale, Helios, andemos con cuidado...no queremos acabar la noche mal. Di un respingo y retrocedí un par de pasos, con mucho cuidado. La verdad es que sí que debía de ser algo insensato que te descubriera un vampiro. Había oído hablar de ellos, pero nunca había creído de veras en su existencia, a pesar de que manejo bien mis poderes, ni siquiera cuándo...
-¿Volando?-bueno, al menos podría defenderme si intentaba atacarme, eso era lo que tenía ser brujo aparte de humano. Ojo, defenderse, porque nunca le haría daño a una dama, ni aunque sea un vampiro. Si intentaba atacarme la despistaría un poco, pero nada más. Lo cierto es que aparte del miedo que tenía sentía cierta cierta curiosidad, por eso no salía corriendo cómo debería hacer, lo cual sería lo más sensato. Pero todo el mumdp sabe que lo sensato es lo más aburrido de todo.
-Debe de estar bien...pero dígame por favor que también acaba de venir de cenar. El buen...vino deja marca para un tiempo, ¿no cree usted? Es mejor el vino añejo, el tinto blanco...-ale, qué viva las buenas referencias.
-Me lo imagino, pero a veces se encuentran cosas interesantes a éstas horas, ocultas por el tiempo, por el pasado o simplemente por la noche...lo sé, es raro, pero es lo que tiene ser un viejo coleccionista de antigüedades..-sí,eso era cierto. Más de una vez me había pasado que había encoantrado alguna vieja reliquia cuándo era de noche, en lugares dónde nadie podía verlas. Lo había sabido desde que habóa encoantrado una reliquia bastante interesante hacía un par de añitos.
Pero entonces ocurrió algo. Se acercó a mí mostrándome los colmillos. Mis ojos se abrieron por la sorpresa. ¡Un vampiro! Una vampiresa. Me acababa de encoantrar con un vampiro. Vale, Helios, andemos con cuidado...no queremos acabar la noche mal. Di un respingo y retrocedí un par de pasos, con mucho cuidado. La verdad es que sí que debía de ser algo insensato que te descubriera un vampiro. Había oído hablar de ellos, pero nunca había creído de veras en su existencia, a pesar de que manejo bien mis poderes, ni siquiera cuándo...
-¿Volando?-bueno, al menos podría defenderme si intentaba atacarme, eso era lo que tenía ser brujo aparte de humano. Ojo, defenderse, porque nunca le haría daño a una dama, ni aunque sea un vampiro. Si intentaba atacarme la despistaría un poco, pero nada más. Lo cierto es que aparte del miedo que tenía sentía cierta cierta curiosidad, por eso no salía corriendo cómo debería hacer, lo cual sería lo más sensato. Pero todo el mumdp sabe que lo sensato es lo más aburrido de todo.
-Debe de estar bien...pero dígame por favor que también acaba de venir de cenar. El buen...vino deja marca para un tiempo, ¿no cree usted? Es mejor el vino añejo, el tinto blanco...-ale, qué viva las buenas referencias.
- Spoiler:
- Off: Vale, lo sé, he tardado mucho. Perdóname, perdóname perdóname... si quieres darme un mordisquito para perdonarme te dejaré, please...
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 27/10/2012
Edad : 243
Localización : En la taberna o a caballo por ahí
Re: Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
Me parecía un oficio curioso eso de coleccionar antigüedades. Quizá porque estaba acostumbrada a verlas en mi casa, admirando todas y cada una de las grandiosas cosas de Egipto o... Simplemente porque él también era así. Ladeé el rostro, cada vez más sorprendida y replanteándome sino era un fantasma. Pero no. Olía aquella sangre tan exquisita que llamaba por mí. ¡Desde mi conversión no había sangre que me llamara más! Y justo tenía que ser la de ese chico.
Miré sus ojos, clavando mis pupilas en las suyas y sonriendo más al darme cuenta de la sorpresa que se producía en rostro. Con sus pasos hacia atrás, el respingo... Sí, eso quería. Que se alejara de mí, que huyera de la vampiresa para no salir herido, pero, ¿iba a dejar marchar a alguien que se le parecía tanto? No era él, pero aun así me sentía incapaz. Era como si una parte de mi humanidad pudiera irse tras sus pasos.
-No me parece raro en absoluto, tan solo un tanto peligroso dado las criaturas que nos encontramos a estas horas por las calles.-Fruncí el ceño levemente, en esos instantes, no olía a ninguno de los míos cerca y eso era bueno.-Volando exactamente no, pero más o menos.
En si yo tampoco entendía del todo ese poder, pero me ayudaba para escaparme así que no era momento para ponerle trabas. Entonces le escuché, haciendo que una sonrisa poblara mi rostro, soltando una carcajada. En realidad, ojalá hubiera venido de cenar algo, porque así no estaría tan tensa, apretando los puños para poder controlarme ligeramente.
-En realidad no sabes cuanta razón tienes... Metafóricamente hablando de vinos, digamos que tienes la sangre del que se podría decir más me gusta. Como si fueras uno de estos en reserva de hace muchísimo tiempo.-Susurré, acercándome un paso hacía él, sedienta, sintiendo el control ligeramente desbordado.- Sorprendentemente no quiero hacerle daño... ¿Pero acaso tú podrías contenerte?
Miré sus ojos, clavando mis pupilas en las suyas y sonriendo más al darme cuenta de la sorpresa que se producía en rostro. Con sus pasos hacia atrás, el respingo... Sí, eso quería. Que se alejara de mí, que huyera de la vampiresa para no salir herido, pero, ¿iba a dejar marchar a alguien que se le parecía tanto? No era él, pero aun así me sentía incapaz. Era como si una parte de mi humanidad pudiera irse tras sus pasos.
-No me parece raro en absoluto, tan solo un tanto peligroso dado las criaturas que nos encontramos a estas horas por las calles.-Fruncí el ceño levemente, en esos instantes, no olía a ninguno de los míos cerca y eso era bueno.-Volando exactamente no, pero más o menos.
En si yo tampoco entendía del todo ese poder, pero me ayudaba para escaparme así que no era momento para ponerle trabas. Entonces le escuché, haciendo que una sonrisa poblara mi rostro, soltando una carcajada. En realidad, ojalá hubiera venido de cenar algo, porque así no estaría tan tensa, apretando los puños para poder controlarme ligeramente.
-En realidad no sabes cuanta razón tienes... Metafóricamente hablando de vinos, digamos que tienes la sangre del que se podría decir más me gusta. Como si fueras uno de estos en reserva de hace muchísimo tiempo.-Susurré, acercándome un paso hacía él, sedienta, sintiendo el control ligeramente desbordado.- Sorprendentemente no quiero hacerle daño... ¿Pero acaso tú podrías contenerte?
Zyra- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 13/11/2012
Re: Algo ligeramente conocido entre una marea de extrañezas {Helios&Zyra}
Peligroso, por supuesto. Eso era lo que atraía a muchos por éstos lares. Aunque siempre había alguien que abogaba por la sensatez, o por lo que sencillamente no debía de ser. Mi hermano, por ejemplo. ¿Y cómo había acabado? Sin saber qué hacer con su vida, aparte de seguir el camino que le habían dictado. Se creía valiente, pero luego a la hora de la verdad no sería capaz de dar un paso adelante para defender lo que de veras había que defender. Y solía ser muy difícil encontrar aquello que se debía defender de veras. Aunque era algo que estaba desde siempre delante de las narices de todo el mundo.
-Eso es lo que nos lleva a muchos a coquetear con lo desconocido...al menos los que nos atrevemos a ello-a buscar cosas nuevas, sencillamente, pero eso era algo muy largo de explicar. Podría llevarme horas haciéndolo, en realidad, ¿para qué negarlo?
El miedo y la curiosidad eran emociones curiosas, que se entremezclaban de un modo bastante interesante, ¿para qué negarlo? Nunca había estado delante de una vampiresa. Aunque hasta hacía poco no había estado tampoco verdaderamente consciente de algunas de las cosas más interesantes que pasaban en el mundo cada día desde el principio de los tiempos.
-Vaya, pues debería sentirme halagado...-de hecho podría decirse que lo estaba. Pero no quería admitirlo, ni por asomo. La sangre, el vino. En cierto modo se parecían...¿no?Hay algunos vinos que tienen el mismo color que la sangre. Escuché con curiosidad lo que me decía, y me pregunté también si era cierto, si yo mismo sería capaz de contenerme. Era algo en lo que podría pensar durante horas. Aunque me imaginaba que sería algo parecido a pensar en emociones, en sentimientos, o en tentaciones. ¿Y era capaz de resistirme a las tentaciones?
No sabía la respuesta. O quizás sí...
Se acercó a mí. Dijo que mi sangre le atraía. Quise retroceder, pero me obligué a no hacerlo, a mantenerme bien quietecito en el sitio. No era lo más sensato. Pero ya sabía que podría defenderme en el caso de ser necesario. Siempre hay motivos para hacerlo. En parte también porque sospechaba cuál era el motivo por el cuál mi sangre le atraía. No era nada seguro, por cierto.
-Es una pregunta interesante, y he de decirle que no sabría decirle la respuesta. Supongo que para los vampiros la sangre es una tentación demasiado poderosa, cómo para los humanos el vino, las fiestas y toda esa clase de cosas que se supone que no debería hacer pero que hace a escondidas del resto del mundo...-ésto implicaba toda clase de cosas, la verdad-pero supongo que no, que no sería capaz de hacerlo. ¿Tan poderosa es la tentación?
-Eso es lo que nos lleva a muchos a coquetear con lo desconocido...al menos los que nos atrevemos a ello-a buscar cosas nuevas, sencillamente, pero eso era algo muy largo de explicar. Podría llevarme horas haciéndolo, en realidad, ¿para qué negarlo?
El miedo y la curiosidad eran emociones curiosas, que se entremezclaban de un modo bastante interesante, ¿para qué negarlo? Nunca había estado delante de una vampiresa. Aunque hasta hacía poco no había estado tampoco verdaderamente consciente de algunas de las cosas más interesantes que pasaban en el mundo cada día desde el principio de los tiempos.
-Vaya, pues debería sentirme halagado...-de hecho podría decirse que lo estaba. Pero no quería admitirlo, ni por asomo. La sangre, el vino. En cierto modo se parecían...¿no?Hay algunos vinos que tienen el mismo color que la sangre. Escuché con curiosidad lo que me decía, y me pregunté también si era cierto, si yo mismo sería capaz de contenerme. Era algo en lo que podría pensar durante horas. Aunque me imaginaba que sería algo parecido a pensar en emociones, en sentimientos, o en tentaciones. ¿Y era capaz de resistirme a las tentaciones?
No sabía la respuesta. O quizás sí...
Se acercó a mí. Dijo que mi sangre le atraía. Quise retroceder, pero me obligué a no hacerlo, a mantenerme bien quietecito en el sitio. No era lo más sensato. Pero ya sabía que podría defenderme en el caso de ser necesario. Siempre hay motivos para hacerlo. En parte también porque sospechaba cuál era el motivo por el cuál mi sangre le atraía. No era nada seguro, por cierto.
-Es una pregunta interesante, y he de decirle que no sabría decirle la respuesta. Supongo que para los vampiros la sangre es una tentación demasiado poderosa, cómo para los humanos el vino, las fiestas y toda esa clase de cosas que se supone que no debería hacer pero que hace a escondidas del resto del mundo...-ésto implicaba toda clase de cosas, la verdad-pero supongo que no, que no sería capaz de hacerlo. ¿Tan poderosa es la tentación?
Helios Pirandello- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/10/2012
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