Descontento teatral (priv)

por **Calcabrina** Mar Nov 27, 2012 3:26 pm

Bajo el efecto de las drogas no te importa nada, sólo quieres aislarte del mundo y conseguir una paz interior que no se consigue en el estado normal
Kurt Cobain

Hermosa la expresión de una mujer en busca de placeres, la sonrisa de un hombre cuando recibe una paga. Que belleza era contemplar a las personas a mi alrededor, todos en una armonía imposible, algo irreal, fuera de este mundo. Todos felices, no veía a nadie triste o quizá era mi mente la que los anulaba a todos. Levanté mi rostro en ese momento, el cielo estaba color durazno entero, de punta a punta, exactamente igual al de la fruta. Por un momento, sentí como se me abría el apetito y miré a los lados, buscando un puesto de frutas, el hambre arrasaba con mi estomago. Pero ese día todo estaba tan lindo...que de repente dejé de pensar en comida, y solo "disfruté". Pero había un problema...

Yo estaba drogado.

El opio, hermosa y exquisita droga, que provocaba que cada parte de mi cuerpo flotara en fantasías divinas. Como si fuese un cálido invierno o un frio verano. Ni siquiera podía recordar exactamente en que temporada estábamos. Ni siquiera podía recordar por que razón estaba de esa manera. Había terminado de trabajar, me había ido a algún lugar y allí había empezado. Queriendo olvidarlo todo y cada una de las cosas que podía. No quería siquiera pensar en que al día siguiente tenía que volver a ese lugar, repleto de gente de clase alta, personas que disfrutan con ver a los demás bajo sus pies.
Pero ahora mismo, estaba disfrutando del mundo, los niños que con inocencia corrían, jugaban y disfrutaban, viviendo sin cargas, sin el pesar de nada. Tiré mis cabellos mojados hacia atrás. Por que estaban mojados? No tenía ni la mas remota idea.
Un grupo familiar a un lado, ah! Hermosa era esa fantasía para mí "padre, madre" buscaba entre mis pensamientos, pero solo veía el triste terror del abandono. Y luego como un rayo del cielo, a mis labios volvió la pipa y cerrando mis ojos dí una calada larga. Pero suerte la mía, que al tragar aquel humo, di contra alguien.

-Ah... Os pido que tenga el don de perdonaros Mademoiselle; Ah~

La frustración y la resaca se hicieron presentes, mientras trastabillaba y mi largo y enorme cuerpo caía como roca al piso, me tomé los cabellos y sujete un momento mi cabeza; no había visto realmente quien se había interpuesto entre el camino de la realidad y el de la ficción y solo segundos mas tarde levante mi rostro. Una mujer de divinos ojos claros y un cuerpo formado, grande. Me había sacado de mi mundo de ensueños. Ahora estaba con media pipa en la boca y sobre el piso. Suspiré. Parecía un roñoso gitano que había robado con la excusa de un golpe. No era la primera vez que me sucedía aquello y ya estaba esperando los alaridos de aquella mujer exclamando que le había robado. Pero créeme, si las personas tuviesen algo de sentido común, notarían que en aquel estado en el que me encontraba, poco y nada podía robar, mis manos ni siquiera calculaban la distancia del piso. Por lo que estuve un buen rato hasta levantarme entero del suelo de piedra y polvo.