Fiesta teatral [Ginebra]

por Invitado Mar Dic 11, 2012 10:27 am

El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad.
Giovanni Papini

La complicidad de la noche me acompañaba con un suave susurro. Un tembloroso abrazo que me iba llevando entre sus brazos hasta hacerme chocar contra la mas vil de las paredes. Me acercaba y me susurraba compromisos sin sentido. Y de pronto, como si un rayo del sol me tocara, un grito desgarrador surgía de mi suave garganta. Ah, que ironía lo suave con lo áspero. Dos cosas que unidas me formaban entero. Un ser de una mirada tierna y un cuerpo suave. Pero una personalidad áspera e insulsa.

"No deseo levantarme de mi sueño. Deseo estar aquí por dos soles seguidos y que luego de ello abran mi tapa y me dejen volar por el mundo. Sin un rumbo fijo, lo quiero todo y nada a la vez. Las sensaciones son raras, pero confunden mi vuelvo con el de un ángel. Soy un ángel en el rostro. Un demonio con rostro angelical"

Esa noche debía asistir a un fiesta. Una gran y enorme fiesta. La razón? Tenía que empezar a ampliar mi campo social. Y con ello conocer a mas y mas personas; era algo que no me agradaba hacer, pues tenía que poner mi mejor cara de agrado a cada persona que me encontrara. Aunque ya me habían indicado que había varios vampiros y humanos con los que podría hablar con mas tranquilidad. Aquello era mejor, no es así? Al menos de ese modo, estaba seguro de que las luces del salón no provocarían que solo me miraran a mi. Sino que a un par de personas mas. Me había puesto mis ropas de gala, elegantes y hermosas. De color negro y crema. con pequeños detalles en dorado y unas mancuernillas blancas. Mi cabello estaba recogido, como nunca. La verdad odiaba ese peinado de la época, pero a una fiesta en el Palacio Royal, tenía que ir de ese modo. Mi rostro estaba blanco, pues apenas me había alimentado un poco antes de asistir. Pero poco a poco se me iba formando un suave rosado en las mejillas y mis labios se ponían mas rosados.

-Bonjour Monsieur.

Saludé con una reverencia a quienes me encontraba, ya había entrado por la escalera y me encontraba con un vaso de vino blanco en mi mano. Hubiese preferido whisky o vino tinto, pero al parecer no había en ese momento. Fui mirando a los lados y pronto, sentí mi nombre y me volteé. Era un grupo de vampiros del teatro que me saludaban. Me acerqué con una sonrisa algo tímida e hice un agache de cabeza para saludarles, quedando con mis dedos entrelazando la copa, mientras les escuchaba atentamente. La realidad es que ellos me aburrían demasiado, así que luego de un momento empecé a separarme, como buscando algo para beber, aunque en verdad solo quería alejarme de ellos y con soltura me fui dirigiendo hacía donde estaban bailando, esperando la oportunidad para tomar una dama en mis manos. Dejando la copa en el plato de uno de los meseros.

por **Erinye Dominique** Vie Ene 25, 2013 8:15 pm

Había salido de mi casa para que mis padres ya no me tuvieran que decir que hacer o que no estuvieran todo el tiempo sobreprotegiéndome de lo que me podía ocurrir en el mundo externo, quería saber a que sabía la libertad, pero parecía que todavía tardaría un poco más en disfrutarla. Mi tía Line, a pesar de que estaba enferma siempre tenía algo que hacer, aunque pensaba que algo raro escondía, no era normal que todas las tardes me echara de su casa cual perro a la calle y que cuando volviera ella ya estuviera dormida, tenía las órdenes de regresar a una hora en particular, ni más, ni menos, además de que los criados no me dejaban entrar si se me ocurría volver antes.

Ese día había dicho que tendríamos una fiesta, me le quedé viendo con un gesto horrorizado, a decir verdad es que eso de las fiestas y yo, no íbamos en la misma sintonía, además de que no tenía absolutamente nada para ponerme, pero eso lo solventó diciendo "Sube a tu cuarto, verás que sí hay muchas cosas para que quedes preciosa" resoplé haciendo que los cabellos que se querían caer por mi rostro volaran gracilmente sin peinarse, por el contrario quedando ligeramente alborotados.

Al subir al cuarto quedé perdidamente enamorada, era un vestido hermoso, un azul precioso con encaje en todo el corset... Al llegar a esa parte el enamoramiento se desvaneció, tendría que ir casi amarrada con esa cosa intentando respirar normalmente. Mi madre había intentado que los usara, pero eran tan incómodos que simplemente no podía, terminaba por quitarlo y dejarlo a un lado sin que se notara por debajo del vestido.

Los zapatos hacían juego y había un tocado por fin para mi cabello, todo era hermoso, cosas que nunca hubiera podido tener en casa, pero que a decir verdad no me harían falta tampoco, ni que anhelaba, prefería tener a mi hermano jodiéndome la existencia que todos estos lujos, suspiré mientras iba al cuarto de baño para poder arreglarme, después de una hora yo estaba convertida en la viva imagen de mi tía cuando era joven. Negué con la cabeza observando mi reflejo en aquél espejo, las pestañas revoloteaban encima del turquesa de mis ojos y los labios apenas iluminados por un tono rosado hacían que me viera ligeramente más grande de lo que era.

Bajé y esperé a que nos llevaran a nuestro destino, a decir verdad el camino había sido tranquilo, sin preguntas, al menos no habladas, todo se había dicho en silencio. Al llegar al Palacio Royal bajé junto con mi tía y después de pasar la puerta principal ella simplemente me dejó a mi suerte, suspiré con fuerza mientras la veía mezclarse con los demás y yo me quedaba ahí parada.

Un ligero roce en la espalda me hizo voltear mientras que escuchaba a un chico invitarme a bailar, negué con la cabeza y dí un par de pasos rápidos hacia atrás -Yo no bailo, lo siento- asentí con la cabeza a modo de disculpa y me empecé a escabullir mientras caminaba sin rumbo fijo, y sin conocer a nadie.

por Invitado Dom Ene 27, 2013 2:41 pm

"En la oscuridad lunar, te vi y me obligué a mi mismo y ir tras tu cuerpo. Baila conmigo y siente el placer de los pasos andar"

Una muchacha se podía ver a lo lejos, estaba escapando de un señorito. Es que la habían acosado? No. No lo creía posible, estábamos en el Palacio Royal y no en algún lugar mediocre como par que pueda ocurrir una violación. Por lo que pestañeando me quedé pensando que es lo que le sucedería a la muchachita que en su rostro se podía ver que no estaba acostumbrado a este tipo de reuniones. Es que últimamente pocos eran los que tenían la suerte de asistir a este tipo de eventos. Y ella realmente parecía haber tenido suerte o quizá justamente, no tanta.

Al verla pasar cerca de mí, pude notarlo. Sus ojos pardos mas bien con brillo celeste me llamaron la atención. Me quedé atontado con su cabello y aquella forma de moverse. Es que las personas rubias de ojos claros me llamaban tanto la atención, eran gente demasiado rara para mí. Pues jamás las había visto antes de llegar a París, ni siquiera en el barco en el que vinimos. Todos eran de cabello oscuro y ojos negros. Pero cuando empecé a navegar por las calles parisienses, pude verlos. Hombres y mujeres de cabello claros, oscuros, rojos, rubios, castaños. Ojos azules, verdes, lilas, amarillos, marrones, negros. De todos los colores, de todos los tamaños y hasta de cualquier raza. Toda aquella mezcla, solo me provocó ganas de tomarla entre mis brazos. Y eso es lo que hice. Con la mismísima suavidad de un vampiro y un caballero me acerqué a ella, con dos copas me dirigía. Perdiendo aquellas ganas de bailar que antes me habían agarrado.

-Disculpad Mademoiselle, estáis sola? Podría darme el placer de acompañaros en esta velada?

Pregunté con extrema delicadeza, mientras miraba su vestido, sus curvas y todo lo que pusiese ser de atracción. Era una auténtica dama de clase. No podía distinguir su clase social, pero parecía venir de buena familia. Tenía un hermoso cuello, una piel delicada que seguramente daría escalofríos al morderla. Entonces me pregunté, si tendría la oportunidad de saborear, tan tentadora carne. Sus cabellos rizados en oro se sacudían ligeramente. Me preguntaba si estaba apurada; quizá la estaba molestando. Pero, preferible decir una disculpa a perder la oportunidad de tener una bella charla, hasta que la fiesta termine. O mas bien, hasta que el hambre me destroce y deba ir por mi comida "matutina". De una forma u otra, no había bebido nada de sangre antes de venir. Mis mejillas estaban pálidas. Mis labios rosados y mis ojos resplandecían en un negro profundo. Mis orbes, tan grandes como siempre, sobresaltaban de lo que era la cultura oriental. Ovalados, firmes e intensos. Solo por los ligeros rasgos, se podía observar que era extranjero. Y por supuesto, mi francés era bastante torpe. Algo apurado, como si no quisiera esperar por la respuesta.

"Te miro y te ofrezco la copa, con una mirada gatuna te sonrío. Te ves frágil, me llegas a los hombros. Me pregunto si tienes tacos. Tu mirada me matará? Tus ojos pardos de negros con celeste me estas engatusando. Ten cuidado o te los sacaré"

-Hero Jaejoong Mon Mlle; oh! La música ha cambiado, no me concedéis esta pieza? La he visto huir de un joven hace unos momentos. Os ha molestado?

por **Erinye Dominique** Mar Feb 05, 2013 10:55 pm

¿Mi tía? No sabía donde estaba, no la observaba por ningún lugar, es que no sabía donde demonios se había escabullido. Un mesero me ofreció una copa de champagne y simplemente negué con la cabeza mientras iba caminando hacia la nada y hacia todo al mismo tiempo, era como juego al azar.

Quería que la noche terminara, no recordaba cuando había sido la última vez que deseé con fuerzas que las horas pasaran lo más rápido posible, quería volver a casa, pero también la maldita libertad me estaba tentando, quería seguir saliendo de un lado a otro, conocer la vida y para mi desfortuna, tía Line me la estaba enseñando, aunque debía aceptar que eran más entusiastas las fiestas en casa que estas todas pomposas.

-Claro, monsieur, no tengo problema- contesté al chico de cabellos negros que se acercó a mí escondiendo las manos en su espalda, ya había visto las copas y yo no bebía alcohol, digamos que era mi colmo, sonrió para sí mientras que observaba ligeramente al joven, parecía muy elegante y bueno seguro que mucho más acostumbrado a este tipo de eventos seguro que sí estaba -¿Usted sabe de qué es esta fiesta?- pregunté con cierta timidez, necesitaba que alguien me diera las respuestas que mi tía no me había dado a su debido tiempo y bueno intentaría conseguirlas de la mejor manera posible.

-No, monsieur, es que justamente me había negado a bailar...- murmuré con una ligera sonrisa en los labios -Ginebra Dominique, mucho gusto...- hice una reverencia con la cabeza cuando terminé de presentarme, eran de las reglas de etiqueta que quedaban en la familia gracias a mi tía, aunque mi padre pensaba que te estabas vendiendo ante al que tuvieras delante -Pero si usted gusta podemos bailar...- contesté mientras daba un paso hacia la pista de baile, estaba huyendo de las bebidas alcohólicas y de cualquier contacto social, no me gustaba ninguna de las dos, pero el hombre había sido muy gentil.

Estiré mi mano hacia él esperando a que terminara la invitación que acababa de hacer -Sólo debo decir que no soy muy diestra en la labor- dije con un deje de vergüenza que acabó por dibujarse en las mejillas haciéndolas más rosadas que al principio, pero me daba apuro que fuera a pisarlo.

por Invitado Lun Feb 11, 2013 1:23 pm

"En la agonía de la noche, busca una acompañante que me seduzca hasta que aparezca el sol"

Sonriendo ligeramente le había ofrecido la copa, que con lamento la mujer parecía no gustar de este tipo de bebidas. A lo que solo pude sonreír asintiendo, despojado de mi típico semblante que con una pequeña frustración fui a dejar las copas a un lado, riendo por sus preguntas, que solamente le sonreía y asentía sin mas. Me preguntaba como podía ser que aquella muchacha no supiese en que fiesta estábamos. Aunque de seguro era una mujer que venía de compañía, pero sería para un hombre o simplemente la hija de alguien importante? La verdad era que muchas cosas más no se me ocurrían, pero por lo pronto, pasaría a explicarle con elegancia.

-Es una reunión de los integrantes o invitados de los diferentes teatros de París. Aunque creo que hay varios invitados de otros estilos, Mademoiselle. Sé que se ha hecho para que las relaciones sean mas estrechas, ya sabéis, las rivalidades entre los teatros cada día son mas persistentes. Al parecer, vosotros no sois de esas ramas. Comentadme, os gusta el teatro?

Con una sonrisa radiante la observaba y en un suave gesto, asentí cuando dio la posibilidad de bailar, aún con sus fallas. Ya había bailado con una mujer así antes, la verdad es que lo había llevado bastante bien. Aún siendo Neru, una hermosa asiática quien había bailado junto a mí. O mas bien solo había quedado arriba de mis pies y yo la había movido con mis pasos. Pero no sentía que podría tomar la misma confianza con aquella muchacha, era mas bien seria, de rasgos pausados. Aquello era algo extraño, no parecía ser alguien con quien pudiese desenvolverme demasiado bien. Pero por ahora, ella sería mi acompañante de noche.

-Mmm, Disculpadme si la he molestado, supongo que una pieza de este baile y la dejaré en paz. La verdad, parecía que ibas hacia algún lugar, mil disculpas Mon Mlle...

Tomando su cintura con una mano, pasaba a mover su cuerpo entre mis brazos, agarrando con mis garras sus delicados dedos, que la iba abanicando de lado a lado. Me movía como una hoja de papel volando en el viento, es que el canto y el baile eran una de mis mayores fortalezas, me despreocupaba de que me fuese a pisar, si lo hacía no lo notaría y de notarlo, no me dolería y en realidad, había muchas probabilidades de que la pueda esquivar.

-Entiendo, y decidme, como habéis llegado a este fiesta? No parecéis ser una colada, si me permitís el chiste.

Riendo con un suave semblante que sacaba mi lengua de forma juguetona, simplemente moviéndome en la pista, que buscaba la relajación de ambos cuerpos, hacer un ambiente mas tranquilo y menos tenso. Tampoco era como si quisiera comerla. O al menos no aún...

por **Erinye Dominique** Sáb Feb 16, 2013 11:00 pm

El hombre parecía demasiado amable, muy tranquilo, hasta alegre, la verdad es que temía demasiado que él se aburriera de mi carácter tan seco y serio, mi hermano me decía que no parecía una chica de veinte años, si no una vieja de poco más de sesenta, ya que ni mi madre era así, pero es que esto de las relaciones personales nunca se me había dado con facilidad, y al sentirme rechazada temía que todos hicieran lo mismo así que simplemente desistía de la tarea de conocer más gente, incluso tener amigos era algo parecido a un lujo que yo no podría darme por mucho que quisiera, la verdad nadie estaba interesado en conocer a alguien tan "grosera" como yo, pues mi falta de sonrisas en momentos como aquellos lo llegaban a tomar como una descortesía.

Escuché con atención la explicación del joven y negué con la cabeza -Pues vengo con mi tía, pero que yo sepa ella no es del Teatro, tiene un viñedo a las afueras, pero ¿Teatro? No tengo idea, así que no entiendo- suspiré y encogí los hombros, había muchas cosas que no sabía de tía Line, ella se dedicaba exclusivamente a realizar champagne, así que no sabía tampoco que hacía en París cuando no era el lugar adecuado para su cosecha, pero ella dejaba todo en manos de sus trabajadores, decía que por eso les pagaba y quizá tenía razón -Me gusta el teatro, aunque casi no asisto, monsieur...- contesté de forma amable, resultaba que en casa necesitábamos el dinero para otras cosas y no precisamente para divertirnos así que mejor usarlo en comida o algo más benéfico.

Una de mis manos se colocó en el hombro del caballero mientras mis dedos se perdían entre los de él, no quería perder de vista mis pies para no perderme pero tenía que ver también los gestos del hombre así que sólo alternaba lo menos posible y de ese modo evitar pisarle o hacer que se equivocara, mi madre siempre decía que me debía dejar llevar y eso intentaba así que relajé mi cuerpo dejando que él lo guiara dejando que sus movimientos fueran suaves pero acompasados -No me molesta, monsieur, la realidad es que le dije que no al otro caballero porque tenía aliento alcohólico, el cual se notaba sin que se acercara demasiado, así que no quería correr riesgos, pero si a usted no le molesta mi falta de destreza... yo no tengo problema- contesté mientras seguía su ritmo, de nuevo miré mis pies y parecían adaptarse a aquellos movimientos ligeros que él hacía, logrando que danzara.

-No soy colada, y claro que le permito el chiste- reí negando con la cabeza -Aunque bien parezco una, además de ignorante- le dije mientras dejaba de reír -Pues mi tía, quería que le acompañara para que...- me quedé callada unos segundos mientras pensaba una respuesta que no fuera la verdadera, ¿Cómo decirle que mi tía pensaba en buscarme marido? Eso me daba demasiada vergüenza, además de que estaba en desacuerdo -Está un poco delicada de salud y no quiere salir sola por miedo a una recaída- en parte era verdad, aunque cada vez dudaba más de la enfermedad de mi tía Line -¿Y usted? ¿Es dueño de algún teatro?- parecía que al fin había dejado de pensar en que estaba bailando pues me movía sin siquiera hacer algún esfuerzo -Déjeme decirle que es usted un gran bailarín, ha logrado que me mueva sin pisarlo- dije como si aquello fuera uno de los triunfos más grandes nunca antes logrados.

por Invitado Mar Feb 19, 2013 8:52 pm

Asentía suavemente a sus palabras en lo que una sonrisa se dibujaba nuevamente en mi rostro. La realidad era que no tenía idea por que estaba allí de ser eso. Pero seguramente era cosa del destino. Siempre creía que cuando hablaba con alguien era por que así tenía que ser y hasta ahora, siempre me había encontrado con gente realmente buena en esos momentos. Y esperaba que aquella no fuese la excepción. Mis labios se abrieron cual una "O" sorprendida cuando dijo que no asistía al teatro y negando la mire como reprimenda. El teatro, era una de las cosas, por no decir la única, cosa del mundo que realmente llenaba el alma. Teatro en las calles o en los edificios. Ver el arte de tocar una instrumento, ya sea por la garganta o con los dedos o todo el cuerpo! Que sensación tan maravillosa era la que me recordaba. Como el eco del mar que no conocía.

"Pequeño querubín que escondes miedo en lo profundo de tus ojos, déjame envolverte en luz, intensidad y curiosidad. Te llenaré del mas profundo amor"

-Oh, pues no os debéis preocuparse entonces. Mi cuerpo no tiene ningún aroma, mas que el perfume de las ropas de gala, que hoy me vi obligado a usar. Pero debéis venir, la invitaré al teatro, queréis? Lamentablemente no podré acompañaros en el asiento, pero luego podríamos cenar, por no decir beber una copa de algo, quizá os guste el jugo de manzanas?

Preguntaba con una sonrisa, danzando ligeramente en la pista, moviendo el cuerpo suavemente, mientras sentía el calor de la mano ajena. Ella notaría el frío de mi piel? De ser así, diría algo? La verdad es que no parecía, pero mejor de ese modo. No quería que se preocupara, como muchos humanos solían hacer ante el rostro pálido de nosotros, los inmortales. Pero solo una risa fue lo que recorrió en el ambiente, risa que me hizo relajar, acompañando a su risilla con dulzura. Al menos ella tenía sentido del humor. Probablemente de decirle a otra muchacha aquello, me pegaría una cachetada y saldría corriendo del lugar. Pero ella era, extrañamente, diferente. No parecía rebelde, tampoco estúpida. Mas bien parecía alguien muy calmado. Sereno, sin travesura, pero al mismo tiempo para nada aburrida. Sería algo muy interesante de ver. Era la primera vez lidiando con ese tipo de personalidad.

-Oh! No os digáis ignorante, lamentablemente como están los tiempos, ya saber hablar hace que no sea una ignorante. Saber escribir, casi es cosa de ricos. No saber de que se trata una fiesta, es simplemente falta de atención Mon Mlle.

"Lastimosamente veo en vuestros ojos una hermosa mentira. Que es lo que me estáis ocultando hermosa dama de ojos de bello color? Eres como una luciérnaga, brilla y se apaga en menos de un segundo"

Todo mi cuerpo estaba enfocado a lo que me decía, al tiempo que empezaba a bailar hacia el lado del jardín, con tranquilidad y fluidez la llevaba, pasando por los demás, con mucha sincronización, mi cuerpo, realmente era muy habilidoso en el baile, aunque en mas del 70% de las demás cosas no lo era... Un vampiro torpe, un inmortal que para pocas cosas servía.
Buscaba escapar un poco de los ruidos, para al final de todo, ya cuando estábamos cerca de la puerta, terminar por soltarla. Sonriéndole con tranquilidad, seguía escuchando y pensando lo que me decía, aceptando sin titubeos sus palabras.

-Oh, sois una buena sobrina, pero deberíais estar con ella ahora, no creéis? Estaba por invitaros a observar un poco la luz de la luna, en lo que la ceremonia da comienzo. Pues hablarán de nuevas alianzas entre los teatros y deseo escucharlas cuando se dé. Mmm no, solo soy un simple cantante y compositor Mon Mlle. Hahaha, solo hay dos teatros Mademoiselle, el teatro de "los vampiros" y el teatro común. Y no soy dueño de ninguno, pero trabajo en el primero.

Le explicaba en lo que le abría la puerta al jardín, haciendo una leve reverencia, como invitándola a pasar. Después de todo era todo un caballero la mayor parte del tiempo.

por **Erinye Dominique** Sáb Mar 02, 2013 3:40 pm

Bailar no era mi mejor habilidad, de hecho todavía me preguntaba si existía alguna y sí, claro que sí... Meterme en problemas, pero no debería de considerarse una habilidad si no una profunda torpeza, suponía que ya en algún momento las cosas cambiarían o al menos eso era lo que esperaba con sinceridad, ya no quería seguir padeciendo los estragos de su tontería o tener que mentir, eso sí que le dolía, más cuando lo hacía con Gabriel.

-Sería un placer poder acompañarle, monsieur, y bueno... La copa de vino de verdad que no se la aceptaría, lamento mi grosería, pero el jugo de manzanas en verdad me encanta, podría decir que es mi favorito- sonreí mientras seguía dejando que mi cuerpo bailara al compás que se le encomendaba mientras le miraba un poco, no recordaba haberlo visto antes, así que desvié la mirada de nuevo -Y no se preocupe por el asiento, yo tengo que acompañar a mi tía, donde quiera que esté, si la encuentro antes de que todo ocurra- encogí los hombros, necesitaba encontrarla, pero no lo diría ahorita, sería una grosería de mi parte o quizá el pensaría que estaba huyendo y no era así.

Notaba apenas como era que nos íbamos moviendo o como era que él nos iba moviendo, mejor dicho, yo sabía que esto no era mi fuerte y era mejor dejar a los expertos -Creo que sí he oído del Teatro de los Vampiros y nunca he ido, debo confesarlo, esta es mi primer vez visitando un teatro parisino, así que mi conocimiento no es demasiado- de nuevo estaba mostrando mi ignorancia y suspiré.

Dí un paso hacia afuera cuando abrió la puerta -Ella no sé donde está, ya la buscaré o ella me buscará a mí, como sea, no necesita que le cuide veinticuatro horas, digamos que sólo es un poco por la edad...- si bien mi tía no era tan grande no creía que tuviera otra cosa porque realmente nunca la había visto en cama, no sabía bien que era lo que sucedía que necesitaba de mis cuidados, pero si ella decía que me necesitaba, lo había.

-Podemos ir a ver la luna antes de que el evento comience si usted así lo desea, de verdad- le sonreí amablemente mientras daba un paso hacia afuera sintiendo como el aire me erizaba la piel de los brazos, pero se sentía bastante bien aquello. Levanté la mirada viendo el cielo mientras daba un par de pasos más -Realmente es hermoso...Todo despejado...- suspiré y me giré para ver donde se encontraba mi acompañante.

por Invitado Jue Mar 07, 2013 9:21 pm

Asentía con cordialidad en lo que se negaba a la copa, era raro encontrar a una mujer que no aceptase algo con alcohol. Usualmente las damas no podían beber por ellas mismas más que champaña y cuando un hombre les ofrecía vino era la gloria. Cosas machistas de la época que no terminaba de entender, pero que al fin y al cabo aceptaba. Mis pasos se mantenían ligeros y tranquilos, sonriéndole, escuchando sus palabras que con alegría me llenaban. Sería bello invitar a alguien al teatro, principalmente porque algunas veces los humanos no conocían el teatro de los vampiros y por ello había menos presas para devorar, aunque claro, no dejaría que nada le suceda a ella, al menos no tenía la intención de dejar que sea devorada por vampiros.

-Sois vos una buena sobrina al parecer. Últimamente veo que muchos no cuidan de sus familiares. Es vuestra tía de mayor edad? Y no os preocupéis, será un placer enviaros dos invitaciones. Para que tengan buenos asientos.

Mi ceja se enarco dudoso por su comentario, la muchacha realmente no parecía saber ni donde estaba parada. A pesar de que se daría una mini demostración, estábamos en una fiesta de los teatros, más no en un teatro. Como sea, solo le sonreí y luego dejé salir una pequeña risa, negando con sinceridad por aquellas palabras, pero sin hacer mucho efecto a sus palabras. No quería espantarla, me sentía algo solo en el lugar, los vampiros compañeros estaban por los rincones, pero solían hablar de a quien de la fiesta se comerían luego o de cosas más bien triviales, que no me interesaba comentar. Tampoco es que fuese a alimentarme de alguno de aquel lugar, solía ser más discreto a la hora de alimentarme. La miraba de reojo en lo que ella empezaba a salir y asentía a sus palabras, mirando el cielo con una sonrisa de lado a lado. La noche era hermosa, era una lástima que en poco tiempo tendría que irme por el compromiso que guardaba en el teatro. Aparte tenía que alimentarme. Pero todo se veía tan hermoso desde ese jardín que todas mis molestias se atenuaron considerablemente.

-Oh… Ya veo, de verdad me agrada que cuidéis a los mayores. Da buenas vibras sobre que pensar de vosotros. Ah! Tenéis frío? Momento…

Me sacaba el saco con cuidado, el saco de plush color negro opacado, era suave y bordado en los lados con color crema y un pequeño adorno en la parte del hombro. Lo dejaba apoyado en sus hombros, sin que se lo termine de poner. La verdad era que el frío era agradable, aunque yo no lo sentía realmente, solo era un leve viento, pero no sentía frío, pues mi cuerpo de por sí estaba congelado… Muerto y para pasar esa temperatura, deberíamos estar en algún lugar nevado y aquello solo era brisa veraniega. Algo fácil de disfrutar. Apoya apenas una mano en su hombro, asintiendo cuando me buscaba, sonriendo de lado para empezar a caminar un poco por aquel jardín, la luna estaba hermosa y brillante y las pequeñas estrellas adornaban el panorama.

“Es la dulce tentación de la luna. La que nos incita al pecado. Que tu cuello sea una agradable sensación. Me pregunto qué sucedería si clavo los colmillos en aquella tersa piel?”

Mis pensamientos eran sustituidos. Pues al ir caminando, pude sentir un grupo de gente que se nos acercaba, no sabía bien quienes eran, no eran del teatro, había una mujer mayor y unos cuantos humanos que sonreían. Al parecer no estaban en pos de interrumpir nuestra conversación, más bien buscaban chismosear. Es que quizá era la tía de aquella muchacha? Pues no me parecía nada raro, que buscaran matrimonio o algo así y me estuvieran mirando de aquel modo. Al fin y al cabo, las personas en el teatro me conocían y sabían que era de buenos bienes. Nunca podía disfrutar una charla de ese tipo en “paz”. Pero estaba acostumbrado y solo miré hacia abajo y en una sonrisa torcida negué y me encaminé a un costado, pasando mis dedos por la cabellera, tirándolos hacía atrás lentamente, volviendo a recogerlos en aquel peinado de época que llevaba.

-Tu tía y sus secuaces o quien Mon Mlle? No sé si está espiando, si os está buscando o que… Pero pronto empezará la función, no hay de qué preocuparos.

por **Erinye Dominique** Mar Mar 12, 2013 11:49 pm

Aquél sitio parecía demasiado rimbombante, era como si todo fuera de otro mundo, al menos para mí, es que nunca había ido a un sitio como aquél, era la primera vez y esperaba que fuera la última mientras que escuchaba las palabras del caballero que me acompañaba -Pues no es muy grande, pero usted sabe que hay enfermedades que más vale atender antes de que se compliquen- me sentía una reverenda mentirosa pero es que no sabía que más decir, ella era lo que decía, siempre se quejaba de algunos malestares aunque ninguno había podido ser comprobado ¿Qué buscaba? ¿En serio era capaz de hacer esto simplemente por molestar a mi padre? No sabía que tenía que ver yo en todos sus problemas pero parecía que ella se empeñaba en demostrar que su dinero podría mucho más que el cariño paterno, y yo esperaba no defraudar a mi padre.

-Muchas gracias caballero, no era necesario- dije al sentir su saco, no tenía frío, aunque ahora podía cambiar esa afirmación pues la tela de su saco no tenía el calor corporal normal, no sabía a qué se debía aquello pero quizá era que no estaba acostumbrada aquello. Parecía que él se había perdido en sus pensamientos así que simplemente sonrió, agradecía no ser la única que se iba mientras su cuerpo estaba en un sitio y su mente parecía no querer compartir el mismo lugar así que se quedó callada.

-No creo que yo sea muy buena, tal vez lo hago por obligación... O algo así- encogí los hombros, no me sentía obligada a hacerlo, quería cuidarla, no me gustaba que la gente estuviera sola, aunque ahora me sentía completamente rara y no quería aceptar eso, además de que había venido también porque estaría sin la presión de mi hermano y de mi papá, no los tendría cuidándome todo el tiempo y eso sería en demasía un alivio para mí, pero ahora eso ya no importaba, o al menos eso era lo que creía.

-Sí, monsieur...- murmuré al ver a mi tía y después le miré intentando seguir con aquella sonrisa -¿Quiere que se la presente? ¿O la conoce?- pregunté aunque la verdad es que prefería que él no se acercara, no quería que mi tía empezara con sus malos comentarios acerca de que ya estaba comenzando a perder edad para ser una señorita casadera, me daría demasiada vergüenza porque la verdad es que había estado pensando en huir de la manera más tonta y esa sería meterme a la iglesia y servir al señor, todo con tal de no ser objeto de una burda compra -Seguro que ha sido coincidencia, monsieur, mi tía anda siempre muy activa y conoce a demasiada gente aquí en París, después de diez años supongo que es lo más normal- comenté intentando ignorar los movimientos alentadores que me daba mi tía, no era posible aquello, así que me moví despacio hasta terminar por darle la espalda.

-Si el evento ya va a empezar si gusta usted podemos regresar- comenté sonriéndole sin que notara que era por querer huir de su tía -¿Usted tiene familia aquí,monsieur?- necesitaba seguir hablando o cualquier cosa, el asunto es que su tía no la hiciera quedar en vergüenza.

por Invitado Lun Mar 18, 2013 10:50 am

Asentía ante sus palabras, la verdad es que no me interesaba del todo si ella me estaba mintiendo o no. El hecho era que aún y con todo, parecía ocuparse de su familiar y aquello era tan humano que me daba ternura. Era el hecho de no poder hacer esas cosas lo que me llamaba la atención. Mi padre nunca necesitaría mis cuidados. No tenía nadie más que a mis amigos que lo necesitaran y ellos probablemente tendrían familia o pareja para ello… Y yo siquiera eso, mi hermoso y bello cuervo no necesitaría jamás que lo cuide de esa forma. Aunque lo cuidaba de los inquisidores y cazadores. Me había alistado en una corporación solo para proteger a mi hermoso amante. Aquel que tantos problemas me daba, pero aun así yo estaba tan enamorado que no pensaba en los problemas, en el porvenir desastroso que quizá tendríamos. Aunque era el destino lo que nos había unido y no nos separaría.
Como fuera, le dirigí una hermosa sonrisa a la muchacha, mirando hacia arriba mientras me cruzaba de brazos, subiendo los hombros sin importancia cuando ella agradeció. En realidad deseaba desocupar mi cuerpo y de paso hacer una buena acción. Mi mirada fue de reojo a la ajena y una pequeña risa salió de mis labios, cubriéndola con el dorso de la mano, negaba de forma dulce, mordiendo mi labio sin saber que decir ante sus sinceras palabras.

“La humildad solo existe en los que tienen mucho o lo suficiente. La bondad solo existe para los que quieren algo a cambio. O al menos, eso es lo que pienso”

-Bueno, no me sorprenderíais, si fuese así. A mí me gustaría cuidar de alguien así, pero de mi sangre, lamentablemente no tengo a nadie como para hacer eso. Mi padre es mucho más fuerte que yo, no necesita de mis cuidados y luego no tengo a nadie más familiar… Mmm? Pues será vuestra decisión presentarla o no. No es que nos conozcamos demasiado Mon Mlle.

Murmuraba en lo que una sonrisa cómplice se dirigía a ella y hacía una pequeña reverencia, moviéndome junto a la muchacha que parecía no querer dar mucha tregua a lo que sucedía. Con satisfacción hacia una mueca y negando subía lo hombros. No estaba de acuerdo con parecer un mal educado. Pero no había problemas, siempre que fuesen pocas personas, luego podría arreglar mi reputación. Pero la chica de repente empezaba a hablar más de la cuenta y me provocaba pestañear algo desconcertado, pues no sabía cómo reaccionar, sería que ella quería huir de su tía? Pero no estaba allí para cuidarle? Fruncí el entrecejo y con un deje de molestia empecé a guiarla hacia el interior, no demasiado convencido. La muchacha era una caja de sorpresas algo negativas. Primero que la quería, luego que no. Sería que de verdad lo hacía por algún arreglo familia?

-Tengo a mi padre, que vive conmigo. Me temo que aquí me despido de vosotros. Tengo que ir junto a los demás cantantes, os deseo suerte con su tía. Debo deciros que ha sido encantador hablar con vos. Si me disculpa…

Le sonreía en tanto observaba como mis compañeros empezaban a mirarme algo enojados. Era tarde para la función, pero yo solía llegar justo a tiempo, en este caso, me había desviado por las palabras de la muchacha. Pero ya era hora de retirarme. Con cuidado tomé su mano y apoyé los labios sobre la piel e hice una de las reverencias típicas de la época. Mirando a los lados para que nadie vea. Reía y negaba. Yo realmente odiaba hacer esas cosas, pero tenía que mantener el porte.

-Espero veros en otro momento. Me despido aquí, Mademoiselle. Os deseo mucha salud, a vosotros y a vuestra tía.

“La espera a llegado a su fin.”

para usser:

por **Erinye Dominique** Lun Mar 18, 2013 2:44 pm

Estaba nerviosa y no lo iba a negar, de hecho creía que no podía negarlo, no había manera de hacerlo, su tía siempre sabía cosas que ella no le había contado y la verdad es que quería saber como es que ella lograba saber todo de ella, pero era demasiado complicado a decir verdad así que simplemente sonrió al hombre de finas vestiduras.

Al menos el hombre captó que realmente era todo incómodo aunque parecía que algo le había molestado y quizá había sido mi actitud, suponía que en otro momento podría hablar con él de nuevo para decirle que las cosas no eran como yo creía que él las pensaba, pero aún así no podía al menos de momento, dejé que me guiara de nuevo al interior mirando por encima del hombro para ver que hacía mi tía y esta me guiñó el ojo, a veces detestaba cuando me trataba como un pedazo de carne de cañón, mientras no sabía si yo tenía otros planes para mi vida, a ella le importaba eso demasiado poco y a mí me iba a dar un infarto o algo por el estilo.

-Es usted muy amable y será todo un placer verle de nuevo- hice una ligera reverencia mientras me quedaba quieta en aquél sitio, ahora que había localizado a mi tía seguro que debía volver con ella para ver si se le ofrecía algo aunque seguramente que empezaría a preguntarme quien era aquél hombre y porque "lo había dejado escapar", recordaba que ni siquiera le había preguntado si estaba con alguien pero ¿Qué más daba? realmente a mí no me interesaba ese dato de las personas que conocía, porque no buscaba como meterme en sus vidas, eso lo tenía muy claro.

-Que le vaya bien, caballero, que tenga muy buena fortuna- hizo una reverencia en cortesía y esperó a que él se fuera mientras daba media vuelta y se comenzaba a alejar, iría en busca de su tía a quien todavía lograba mirar a lo lejos mientras escuchaba su risa y se acercaba un poco también con miedo porque había hombres, pero suponía que durante el evento ella no tendría tiempo de hablar con nadie.

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