MI nuevo destino [Dagmar]

por **Jameela Ronaele** Mar Dic 04, 2012 4:21 am

Espere en silencio mientras el resto iba y venia. Habia llegado temprano, lo sabia pero no podia evitarlo.... estaba ansiosa, intrigada, necesitada de saber mas de aquel rumor, de aquella utopia que la hizo viajar de Italia a Francia. Mi padre siempre fue quisquilloso al armar la "tapadera" y eso se me habia pegado... No fue facil ser transferida al Louvre recien salida de la carrera pero bueno... No conocian tampoco a nadie que hubiera terminado tan pronto, supongo que es porque no conocieron a mi padre y sus aficciones. Tenia su conocimiento, sus promesas, sus mas profundos deseos guardados bajo la piel, esperando para salir, para guiarme hasta el fin de mis pulsaciones sin mayor deseo que el de estar alejada del silencio que gobierna a las criaturas, los mounstruos.

Ese habia sido su deseo, que no me volviera una como ellos al cazarles y... esta sociedad, podria lograr eso, cambiar mi destino. Pero seria cierto? Habia averiguado y una invitacion anonima habia llegado a mi oficina una semana despues de instalarme en ella. Coincidencia? No lo creia...

La estacion se lleno de repente, sabia que me miraban ya que andaba vestida con lo que tenia... era dificil conseguir ropa de segunda mano llevando esta puesta pero era lo unico que podia usar mientras anduviera siendo la "Licenciada Ronaele"... Deje escapar un suspiro por lo bajo y mire el reloj de la estacion... uno de los ultimos trenes iba a salir. Habia comprado un asiento en el ultimo asi que tenia tiempo, podia esperar si llegaba tarde... si es que llegaba.

Tenia mis armas si era una trampa, tenia mi plan de escape... pero algo de mi queria que fuera verdad..."Si, iba a llegar...",pense dandome animos cuando, poco a poco, la estacion volvia a vaciarse.

por **Dagmar Biermann** Miér Dic 05, 2012 3:12 pm

El último año había sido demasiado turbulento para Dagmar, muchas cosas nuevas que habían surgido, se había vuelto una revolucionaria clave a escondidas de sus padres, había encontrado el amor, o eso creía, y ahora debía seguir con la academia antes de que las coas se vinieran abajo. Además de ser senadora, cosa que quería regresar de la muerte a Darcy para reclamarle, simplemente deseaba volver a ser ella. La Dagmar con aquel espíritu libre que iba y venía de un lugar a otro, la nómada en busca de hacer justicia, y de salvar a todos los necesitados, ayudar a quienes necesitaban ser rescatados de la mirada de las criaturas sobrenaturales. Por esa razón aquella tarde se tomaría el tiempo para poder ver a una nueva integrante de la sociedad. Había escuchado rumores de la joven, y le agradara que más mujeres se metieran a estás "profesiones", dejando en claro la igualdad de géneros. Algo que desde muy pequeña se había dedicado a promover.

Pero Dagmar no se dejaba guiar por simples rumores, ella siempre buscaba un trasfondo para poder invitar a alguien a defender a los humanos. Se había tomado el tiempo suficiente para estudiar a la joven, desde su fecha de nacimiento, hasta ese momento, todo lo tenía en una capeta de pergaminos, incluso un retraso de la supuesta joven, pues ella misma se encargaría de llevarla a la mansión, enseñarle las instalaciones y ponerle las reglas sobre la mesa, Lo bueno de eso es que nunca había tenido problemas con los cazadores que entraban, todos eran excesivamente disciplinados.

El lugar, la hora y la fecha se había fijado. Dagmar se vistió como una civil normal, no quiso ir en el carruaje porqué le parecía aburrido que hicieran esos detalles por ella, prefirió caminar, eso le serviría para ver más de cerca las necesidades de la ciudad, y poder tener un poco de interacción con las personas, pero sobre todo para poder pensar. Ya dentro del lugar, se dedicó al rededor de unos 10 minutos en visualizar a todas las damas que estaban a su alrededor, hasta poder encontrar a la correcta. Sonrió de oreja a oreja, emocionada, ella siempre era así, no necesitaba mucho para estar de buenas, aunque esa ocasión todo estaba saliendo mejor de lo que esperaba.

- Pero querida Jameela, no tengas cara de espanto, si es un día para celebrar - Le sonrió de forma amplia. Hizo una reverencia educada, sólo por que el protocolo lo exigía donde estaba repleto de civiles - Mi nombre es Dagmar Biermann - Estiró si mano, sólo para enseñarle el pequeño símbolo de la sociedad que tenía en parte de la tela del vestido - Un placer por fin conocerte querida - Suspiró y desvió su mirada a su alrededor, nadie podría sospechar de ellas, por eso estaba tan atenta.

por **Jameela Ronaele** Mar Dic 11, 2012 2:52 pm

- Pero querida Jameela, no tengas cara de espanto, si es un día para celebrar - dijo con una sonrisa.

Debo admitir que no soy de las que sonríen con facilidad, aunque nadie lo sepa por mi boca, es una de esas cosas que salían de personas más risueñas, capaces de creer en un mundo sin mounstruos o brujas,capaces de elegir parte del destino que a todos nos entregaban... para que, asì, hasta los más perezosos pudieran culparle. Mi padre solía decir que me había vuelto una niña seria con la edad, incapaz de sorprenderle con esa mirada dulce que podía atrapar de alguien cuya meta era casarse.... o tener algo con que llenar más la panza. No, yo era de esas que creyeron hasta hacerse mayores que no sonreir te hacía ver mayor... Podría decir que me habia olvidado porque... cuando le devolví la sonrisa fue algo raro, no sabía sí era por reflejo o porque sí pero me sorprendió.

Entonces hizo una reverencia y yo le imité antes de volver a mirarle

- Mi nombre es Dagmar Biermann - al ver su movimiento, miré su mano de reojo y me erguí

- Y usted sabe quièn soy- dije con mi acento aún fresco. Prefería decir menos mientras hubiera tanta gente alrededor.

- Un placer por fin conocerte querida - suspiró mientras miraba alrededor.

- ¿Me acompañaría a dar un breve paseo?- pregunté moviéndome a su alrededor hasta ponerme a su derecha- Al fin y al cabo, he llevado sentada demasiado tiempo... Y los doctores recomiendan el moverse de un sentido a otro - le sonreí antes de mirar de reojo- Y, a pesar de mi juventud, creo que es bueno cuidar del corazón...

por **Dagmar Biermann** Mar Dic 11, 2012 8:43 pm

Dagmar era una mujer que no se andaba con rodeos, si lo que quería era sonreír, lo hacía, si se quería burlar, lo hacía, y si quería llorar, simplemente alzaba su orgullo y volvía a sonreír, pocas veces lloraba, pocas personas la habían visto llorar, sino es que solo sus padres, poseía un gran corazón, aquello era muy cierto, pero también era orgullosa, y perfeccionista como ninguno. Quizás por eso estaba haciendo ese trabajo en aquel momento, debía saber si la joven que estaba por entrar a la academia era apta, de no ser así algún pretexto buscaría para no dejarla entrar a su residencia, de confundirla. La cazadora no era una racista, no despreciaba a quien estaba con el corazón en la causa, pero comprendía que algunos no estaban preparados, que les faltaba madurez para esa profesión, y prefería esperar un tiempo para tenerlos listos. Nunca creía que perdía el tiempo en esas cosas, de hecho conocer a una persona era el mejor tiempo invertido.

La joven cazadora observó de nueva cuenta a su ahora compañera de profesión. Se notaba era cuidadosa en sus movimientos, sin ni siquiera estar en un campo de batalla tenía la habilidad para poder estudiar las técnicas de los cazadores. Lo sabía bien porque incluso en las palabras dichas se sabe la forma en que pueden luchar con rudeza, o no. Suspiró profundamente, era demasiado analítica, más de lo que quería ser, pero por más que intentara dejar ese detalle no se podía, quizás en algún momento dejaría que su corazón fuera el guía, en algún momento que no fuera lejano, eso sería una verdadera buena noticia.

Hablando del corazón, un recuerdo volvió a su memoria, un recuerdo que hacía recordar a un hombre, uno que mentía, que no decía la verdad, que buscaba su cabeza, y aunque ambos se habían enamorado, no tendrían un buen final. Dagmar amplió su sonrisa al tener el rostro de Hunter al abrir y cerrar de ojos, pero luego ladeo el rostro buscando volver a concentrarse, ese no era el momento ni el lugar para pensar en un amor, que se trataba de negocios, y nada más que eso, después quizás iría a ver a ese hombre, para discutir un rato, y esas cosas.

- Hágamos un paseo entonces, que necesito conocer un poco más de ti, me han dicho que estás interesada en mi academia, y eso me pone de buen humor, necesitamos más mujeres valientes, necesitamos más mujeres que disfruten defendiendo a nuestra humanidad, espero sepas a lo que me refiero - La volteó a ver de reojo ampliando la sonrisa. Se mordisqueó el labio inferior, y esperando a que nadie las viera comenzaron el camino.

por **Jameela Ronaele** Sáb Dic 15, 2012 7:42 am

- Hágamos un paseo entonces, que necesito conocer un poco más de ti, me han dicho que estás interesada en mi academia, y eso me pone de buen humor, necesitamos más mujeres valientes, necesitamos más mujeres que disfruten defendiendo a nuestra humanidad, espero sepas a lo que me refiero - le sonreí mientras me miraba y la saqué afuera del lugar.

- No es que esté interesada simplemente en ingresar, creo que una debe perfeccionarse en el arte de cada uno.. y mejorar cada flaqueza...-susurré mientras miraba alrededor- Y me alegra oír que les agrade más mujeres estudiando, pocas academias las aceptan o comprenden que Napoleóne ha hecho un gran progreso sólo estando en su lugar- comenté tratando de hacer que la conversación parezca distinta a lo que era- pero entenderá usted que mis deseos más sinceros, no se podrán resolver en público.- me volteé a verla- Pero le aseguro que una muchacha como yo puede servirle, sí le permite demostrarselo.

Las palabras se agolpaban en mi cabeza y yo tenía que cuidarme de cada una de ellas, detestaba hacerlo en realidad pero la necesidad del secreto y mis labios málditos podrían hacer estragos en ésa oportunidad única. Es decir... ¿Acaso no sería lógico el interesarme en ello? ¿O el sentirme nerviosa? Mis miradas nos rodeaban, intentaba saber qué pensaba cuando mis ojos se posaban en el alrededor de vez en cuando... esperando lo que sea. No quería poner en peligro a la cazadora ni a mí, por otro lado... tampoco quería parecer inútil.

por **Dagmar Biermann** Mar Ene 08, 2013 11:44 pm

Dagmar estudiaba con suma atención los rostros de cada una de las personas, para su buena suerte poseía una memoria fotográfica muy especial, que le permitía tener ciertos detalles de aquellos que se cruzaban frente a sus ojos, gracias a eso había descubierto asesinos, ladrones e incluso temidas criaturas de la noche. Todo lo tenía bien calculado, y también se tenía bien entrenada. Dagmar no podía perder un poco de la concentración. Miraba por el rabillo del ojo a Jameela, pero seguía con su estudio del lugar, todo la mantenía muy entretenida, daba las gracias así no pensaba demasiado en él, aquel hombre de rubios cabellos que la tenía enamorada. Si, Dagmar Biermann, quien amaba su libertad e ignoraba a todos aquellos que querían hacerse pasar como pretendientes, se sentía demasiado enamorada de una persona.

- He ahí la clave del éxito, a mi parecer por supuesto, mi querida guerrera, el éxito proviene del conocimiento, de la superación personal, de la búsqueda constante de mejores perfecciones en lo conocido, pero no todos lo comprenden, el ser humano viene con ese chip automático de grandeza, que no le permite ver que todo conocimiento que llega a su vida es para bien - Se encogió de hombros, terminando el rastro de la zona, y ahora solo enfocándose en la que estaba segura, se convertiría su amiga. La cazadora Biermann avanzó, pero salió de aquel lugar que había sido nombrado como su punto de reunión.

- Dejemos de lado un poco los formalismos, por qué no empezamos como si fuera esto una presentación común y corriente, nunca nos viene demás, por ejemplo, tu edad, el nombre de tus padres, de donde vienes, ya sabes, esas cosas formales, pero al mismo tiempo fascinantes - Le sonrió, y entonces enredó su brazo en el ajeno, avanzando de manera lenta, tranquila, y alegre, le animaba demasiado tener a una mujer en sus filas, pero sobretodo saber que podría contar con alguien, Dagmar tenía un gran problema, no tenía amigas, desde pequeña se había relacionado con hombres, de cualquier tipo, pero a fin de cuenta hombres, por esa razón tener a la chica castaña del brazo le era una especie de esperanza.

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