Arribo -Dagmar Bierman-

por **Argus Berthaneon** Lun Jun 20, 2011 12:43 pm

El destino de dios solo me aguardaba el llegar a nuevas tierras, perseguir mi objetivo y obedecer a las ordenes del rey para el que servía, del que ya no sabía demasiado, sobre todo luego de ser perseguido por cuatro estados y a caballo la mayoría de ellos, pero allí estaba llegando ahora, era un nuevo sitio, Paris, o algo así lo llamaban los lugareños, pero para un italiano como yo que recién arribaba de Rumania, era un lugar más de trabajo, después de todo el lugar apestaba…
Apestaba a muerto, a perro mojado, y a incienso viejo y quemado muchas veces…olor de sobrenaturales…

Pero las apariencias deben de ser bien guardadas, es por ese motivo que Argus Berthaneon, cazador, asesino despiadado y cura párroco, ahora bajaba por la barandilla de aquel barco, de manera encorvada y tosiendo, todos le daban una pequeña reverencia al ver a ese tan particular cura, incluso con un perro negro bajando a su lado que luego, ante una mirada de su amo, echo a correr por el puerto perdiéndose en lo lejos…el sabia que hacer…luego le diría todo al padre. Y mientras este caminaba avanzando, con unas pocas pertenencias, su barba rala crecía de su rostro quedando en punta, de color negro al igual que su largo pelo, era debe propio ocultar su fiera expresión mientras avanzaba por aquel puerto escondido en sombras, el no se perdía…simulaba estar perdido, sabía exactamente bien donde debía de ir y a que sitio; Entonces los ruidos de lo que él esperaba suenan rompiendo la noche, quebrando el silencio, y sin embargo debía de ser alguno incauto o no…el no podía esperarse que no sea algún viejo amigo rumano que ya le conocía y que se había salvado, entonces caigo al suelo, tosiendo con fuerza, disimulando una aparente debilidad y vejez…todo era para guardar las apariencias, porque mientras hacía esto, escuchaba como se acercaban cada vez mas…

Uno o dos pares de pies y si mal no se equivocaba, había un ruido de patas también, era una buena noticia ya que con su resplandeciente armadura bien cuidada bajo su capa negra como la noche, la cual era cruzada por la espalda con la cruz blanca de franja roja, lo dejaría ciego, en cuanto a las patas…prácticamente ni siquiera podría acercársele, y tendría suficiente tiempo como para disparar y…acabar su miserable existencia…
Sigo tosiendo entonces, pero escucho algo mas, no intento prestarle atención, pero era un tercer par de pies caminando, quizás definitivamente eran los rumanos, y no tenía problemas con los rumanos desde que me había fugado de Rumania…creía eso o más o menos era lo que realmente pasaba…

por **Dagmar Biermann** Jue Jun 30, 2011 2:18 am

Volver a casa. Siempre había pensado que el volver a casa sería algo demasiado ligero, donde todos se pondrían de fiesta por el regreso de la única hija en la casa. En realidad estaba teniendo una lucha interna sobre si de verdad pisar los terrenos de mis padres o pasar desapercibida para ellos en París. Tenía una que otra misión, en realidad no eran grandes cosas. Controlar a un no vivo recién transformado era un poco pesado por su torpeza al controlar sus movimientos pero muy fácil si sabias como manejar la situación y distraerlos. Por eso no me preocupaba del trabajo que tenía me preocupaba más ser vista por algún conocido. Pude escuchar un "Tierra a la vista" por un marinero que estaba en la vela más alta. Formé una sonrisa torcida en los labios mientras me acomodaba de manera despreocupada en una de las sillas de una de las zonas del barco. Solo faltaría media hora para llegar al lugar. Me levanté rápidamente del asiento recordando que tenía que estar atenta al bajar. Gente que trabajaba para mi se encargaría de llevar las cosas a la residencia mientras me iba a investigar. Me caminé hasta llegar al barandal del barco. Mis manos se aferraron al metal frío. Disfrutaba demasiado la brisa del mar y el aire que corría contra mis mejillas. Una sensación tan pura, tan natural que me tranquilizaba por completo.

Me quede pensando mucho tiempo. Tanto que cuando volví a la realidad el barco ya se había quedado parado en el puerto. Comencé a caminar con calma bajando del lugar. Un grupo de hombres me estaba esperando para llevarme al lugar requerido. Se habían encontrado más de 10 cuerpos con marcas en el cuerpo. Cada día esos seres me sorprendían de sobremanera. Cada día sus técnicas eran más crueles, despiadadas. Pero no era para menos si mencionamos el hecho de que se alimentaban de sangre humana y que no no estaban vivos no podías obtener algo bueno. Giré mi rostro curiosa para poder observar los rostros de mi ciudad natal. En realidad ni siquiera sabía ya apreciar esos rasgos finos que tenían las personas de ese lugar y las hacía distinguirse del resto del mundo. Volví a girar mi rostro para prestar atención a las personas que me hablaban pero esa presencia llamo mi atención por completo. Un hombre ya más grande que yo, pero no viejo. Tenía una capa alrededor del cuerpo, no podía distinguirlo del todo por la escasa luz y la distancia, pero con todo y la lejanía podía sentir respeto por aquella persona que imponía. Las voces que se hacían presentes a mi alrededor habían desaparecido. Mi total atención se encontraba en aquella criatura. Me parecía... Conocida.

La falta de respeto que estaba cometiendo se había hecho notar cuando las personas se habían quedado callada - Me disculpan un momento por favor - Susurré a los presentes siguiendo de lejos y con cautela los pasos de la persona que había llamado por completo mi atención. Era raro que alguien llamara de tal manera mi atención pero algo... Algo tenía aquel hombre que sentía la necesidad de colocarme frente a él, y así fue. No tardé más de cinco minutos cuando mi voz salía de manera suave de mis labios - Disculpe usted la interrupción - Más vale decir verdades a medias que mentiras completas. Siempre decía y recordaba eso en la mente por eso era mejor decirle las cosas de un principio - Mi cabeza puede estarme jugando malos momentos, pero en este momento he de decirle que ha robado mi atención... Me parece alguien conocido. - Ladeé un poco el rostro para poder apreciar aquel gran par de ojos expresivos. Un vago recuerdo de ese hombre era lo que tenía y por más que mi mente estaba dando vueltas no llegaba a comprender de donde es que sentía que lo conocía, era una especie de conexión que seguramente y esperaba que no se lo tomara de manera mala estaba teniendo. - Si cree esto una falta de respeto le ruego me disculpe - Hice una reverencia pequeña, suave, grácil con un toque de sensualidad mientras le dedicaba una de mis mejores sonrisas.

Arribo -Dagmar Bierman-

Arribo -Dagmar Bierman-

Re: Arribo -Dagmar Bierman-