AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un poco de ayuda para esta pobre niña [Libre]
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Un poco de ayuda para esta pobre niña [Libre]
Venia de la corte de los milagros, había alcanzado algo de la cena en realidad esos días no tenía tanta hambre como de costumbre tal vez era por el encuentro con ese animal medio muerto que me había encontrado en el bosque, como fuera no andaba de ánimos para comer ni siquiera para idear alguna historia para los pequeños, Jeanne me había notado extraña y por más que intente contarle lo que había realmente ocurrido no podía. ¿Pero qué había pasado en realidad? Seguí caminando con mi traje de niño que me habían regalado, era mas cómodo que aquellos vestidos que ocupaban las niñas adineradas, me senté sobre el escalón de una casa, o tienda en realidad solo me senté y me puse a pensar… recordar… cerré mis ojos…
¡NO! Te dije que NO! – el grito de la mujer sonó decidido, yo oculta tras unos troncos permanecí en silencio mientras el hombre llegaba y le acariciaba el rostro, ella parecía disfrutar de aquello pero… se resistía – Vamos… que nadie se enterara – dijo la voz del hombre y en eso un pequeño animal hizo crujir las ramas bajo su peso, mis ojos se abrieron bien grandes al notar, que el hombre había cambiado de semblante y sin mas había tomado un arma y había disparado a sangre fría a la pequeña liebre, que quedo echa pedazos, le… había reventado la cabeza mi grito al escuchar el disparo se oyó en todo el bosque y ahora el venia por mi….
Hasta ahí era lo que recordaba… no sabía cómo pero cuando vuelvo a recordar solo me encuentro sentad en las escaleras de la cocina de Jeanne esperando que me dé de comer, aquello causo un revoltijo en mi interior, no podía explicarlo, en realidad no le encontraba explicación alguna. Suspire mientras miraba como unas damas se bajaban de un carruaje, de seguro iban a un gran baile, claro, estaba sentada cerca del palacio con todos esos brillos, luces, y gente bien vestida y del buen vivir, todos tenían una máscara cubriendo su rostro mostrando solo sus ojos de muchos apagados de otros llenos de vida. Me levante de un salto y me puse a caminar, dirección hacia la multitud donde todos se saludaban de manera extraña que según decían era elegante, los policías aguardaban cerca, mi cuerpo delgado y pequeño pasaría desapercibida entre los grandes vestidos, me tome el cabello y camine con el pecho erguido sonriendo a las damas y caballeros, hasta que vi esa hermosa mascara, que según note tenia incrustaciones de oro, algunos brillantes rubíes y de bello color negro que hacían resaltar el antifaz en sí. Lo quería para mi colección de, cosas brillantes y mientras me acercaba a la tan elegante mujer espere que los polizontes no estuvieran mirando y se lo arrebate de las manos y tan solo corrí, escuchando como los gritos se hacían escuchar por cuadras, dos policías me perseguían lentos como ellos mismos, gordos por dejarse estar, corrí, corrí con todas mis fuerzas como si escapara del mismo demonio, pero no dejaría que me llevaran de nuevo a los calabozos.
Tropecé con varias personas hasta que me hicieron una cerrada otros dos polizontes me guardaban por la otra dirección, me devolví y venían los otros, sentí como mi cuerpo volvía a sentir esa adrenalina, ese miedo, esa angustia, ¿Dónde estaba Gianella para socorrerme? Ahí fue cuando pensé que no, que tenía que valerme por mi misma. Me detuve mirando a los cuatro polizontes mi cabellera larga se había soltado y mientras entre risas reconocí a una de las voces, Douglas, dije en mi mente y me vinieron esas ganad de vomitar, ese asqueroso hombre había intentado… intentado… abusar de mi. –¡Esto…. Esto es lo que quieren! – dije gritando de miedo, porque en realidad le temía a ese hombre, me había tratado muy mal, entre manoseo, forcejeo, y… cosas que no quería recordar saque el antifaz , los polizontes se acercaron mas y mas – Les entrego esto y todos quedamos felices – mi voz temblaba y viendo que seguían acercándose lance la máscara hacia arriba e intentando salir corriendo la mano de Douglas tomaba mi frágil brazo – Déjame… déjame… - dije angustiada mientras el polizonte posaba su nariz por mi cabellera, por mi cuello, - ¡Mugriento! – le grite y uno de los otros policías me pegaba una bofetada –¡ Déjenme! Les di lo que querían – y entre risas, sarcásticas y entre palabras morbosas me jalaron entre los cuatro a un callejón oscuro… Mis gritos fueron omitidos por gran parte de los pocos transeúntes, y entre el desespero, uno me quito el saco que cubría mi cuerpo, dos vigilaban mientras Douglas con el otro intentaban… Violarme… - ¡Ayuda! – dije entre llanto, desespero, ira forcejeando como podía… pero todo… era en vano…
¡NO! Te dije que NO! – el grito de la mujer sonó decidido, yo oculta tras unos troncos permanecí en silencio mientras el hombre llegaba y le acariciaba el rostro, ella parecía disfrutar de aquello pero… se resistía – Vamos… que nadie se enterara – dijo la voz del hombre y en eso un pequeño animal hizo crujir las ramas bajo su peso, mis ojos se abrieron bien grandes al notar, que el hombre había cambiado de semblante y sin mas había tomado un arma y había disparado a sangre fría a la pequeña liebre, que quedo echa pedazos, le… había reventado la cabeza mi grito al escuchar el disparo se oyó en todo el bosque y ahora el venia por mi….
Hasta ahí era lo que recordaba… no sabía cómo pero cuando vuelvo a recordar solo me encuentro sentad en las escaleras de la cocina de Jeanne esperando que me dé de comer, aquello causo un revoltijo en mi interior, no podía explicarlo, en realidad no le encontraba explicación alguna. Suspire mientras miraba como unas damas se bajaban de un carruaje, de seguro iban a un gran baile, claro, estaba sentada cerca del palacio con todos esos brillos, luces, y gente bien vestida y del buen vivir, todos tenían una máscara cubriendo su rostro mostrando solo sus ojos de muchos apagados de otros llenos de vida. Me levante de un salto y me puse a caminar, dirección hacia la multitud donde todos se saludaban de manera extraña que según decían era elegante, los policías aguardaban cerca, mi cuerpo delgado y pequeño pasaría desapercibida entre los grandes vestidos, me tome el cabello y camine con el pecho erguido sonriendo a las damas y caballeros, hasta que vi esa hermosa mascara, que según note tenia incrustaciones de oro, algunos brillantes rubíes y de bello color negro que hacían resaltar el antifaz en sí. Lo quería para mi colección de, cosas brillantes y mientras me acercaba a la tan elegante mujer espere que los polizontes no estuvieran mirando y se lo arrebate de las manos y tan solo corrí, escuchando como los gritos se hacían escuchar por cuadras, dos policías me perseguían lentos como ellos mismos, gordos por dejarse estar, corrí, corrí con todas mis fuerzas como si escapara del mismo demonio, pero no dejaría que me llevaran de nuevo a los calabozos.
Tropecé con varias personas hasta que me hicieron una cerrada otros dos polizontes me guardaban por la otra dirección, me devolví y venían los otros, sentí como mi cuerpo volvía a sentir esa adrenalina, ese miedo, esa angustia, ¿Dónde estaba Gianella para socorrerme? Ahí fue cuando pensé que no, que tenía que valerme por mi misma. Me detuve mirando a los cuatro polizontes mi cabellera larga se había soltado y mientras entre risas reconocí a una de las voces, Douglas, dije en mi mente y me vinieron esas ganad de vomitar, ese asqueroso hombre había intentado… intentado… abusar de mi. –¡Esto…. Esto es lo que quieren! – dije gritando de miedo, porque en realidad le temía a ese hombre, me había tratado muy mal, entre manoseo, forcejeo, y… cosas que no quería recordar saque el antifaz , los polizontes se acercaron mas y mas – Les entrego esto y todos quedamos felices – mi voz temblaba y viendo que seguían acercándose lance la máscara hacia arriba e intentando salir corriendo la mano de Douglas tomaba mi frágil brazo – Déjame… déjame… - dije angustiada mientras el polizonte posaba su nariz por mi cabellera, por mi cuello, - ¡Mugriento! – le grite y uno de los otros policías me pegaba una bofetada –¡ Déjenme! Les di lo que querían – y entre risas, sarcásticas y entre palabras morbosas me jalaron entre los cuatro a un callejón oscuro… Mis gritos fueron omitidos por gran parte de los pocos transeúntes, y entre el desespero, uno me quito el saco que cubría mi cuerpo, dos vigilaban mientras Douglas con el otro intentaban… Violarme… - ¡Ayuda! – dije entre llanto, desespero, ira forcejeando como podía… pero todo… era en vano…
Amy Defoe- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 13/03/2012
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Re: Un poco de ayuda para esta pobre niña [Libre]
La duquesa Zuiverheid se presentaría en un importante evento, un baile se máscaras. La belleza de Keyla fue cubierta al bajar del carruaje. Estaba bien arreglada y perfectamente ataviada con gemas y piedras preciosas. La máscara en sí era majestuosa, cons incrustaciones de oro, algunos rubís y de bello color negro, el antifaz más exuberante y hermoso hasta ahora.
La duquesa lo retiró al caersele un riso rebelde y antes de volverlo a llevárselo al rostro una ladrona lo tomó y corrió tan rápido como pudo. La policia fue tras ella mientras los hipócritas burócratas y demás sociedad de clase alta se escándalizaban.
—No se preocupe Duquesa traeremos la máscara y el ladrón pagará— dijo el jefe de policias, pero Keyla entró dentro de la mente del corrupto y despiadado jefe. –Te atraparemos de una vez por todas niña y esta vez no habrá salvación–.
Keyla se sentía incomoda, no fue el hecho de que le robaran y no lo haya prevenido, era una niña, sangre joven, dulce. La duquesa comenzó su andar hacía donde los policías y la ladrona tomaran rumbo. —Espere no se marche duquesa— advirtió el jefe pero Keyla no obedeció, apresuró el paso.
–¡Otra ladrona espero que la atrapen y la lleven ante la justicia!– leyó en la mente de una transeúnte que hablaba de economía y política.
–¡Qué bueno que ya la atraparon, deberían de matarla y terminar con su sufrimiento!– leyó en la mente de otra mujer.
Keyla aceleró el paso, escuchó los gritos desesperados de la niña y leyó los pervertidos y lujuriosos pensamientos de los policias.
–Vamos Douglas, hazlo de una vez, violala y después la matas– pensó uno de los complices, la duquesa estalló en molestía, nunca había sufrido una violación, pero en la época Romana vio varias con la impotencia de no poder actuar. —¡Esta vez no!— exclamó Keyla, se puso un nuevo antifaz, corriente si era comparado con el primero e hizo uso de su super velocidad, entró dentro del callejón y comenzó a actuar. Primero tomó al más cercano por el hombro, le destrozó la clavicula y lo mandó a volar, el segundo alcanzó a girar para encontrarse a la mano de la duquesa, ésta tomó el cuello del policía, lo alzó del suelo y luego le rompió el cuello. El tercero dejó a la niña y trató de sacar su pistola, la duquesa saltó hacía él y lo golpeó en el pecho provocándole un derrame interno y estrellándolo contra la pared. Y quedó Douglas, el pervertido que había osado intentar violar a la niña. Keyla lo miró con sus ojos brillantes y sin permitirle a nada se abalanzó sobre su cuello, bebió con rápidez y cuando dejó vacío el cuerpo, lamió las heridas sanando los orificios nacidos por sus colmillos y lo arrojó junto al montón de basura.
La adolescente la miraba... ¿Con terror? Keyla se fue acercando a ella, decidió respetar su mente pero si llevó sus manos al cuello, ladeándolo como si pretendiése beber de Emily, nombre que leyó de la mente de Douglas.
—¿Cuál es tu nombre pequeña?— dijo aunque ya lo sabía.
La duquesa lo retiró al caersele un riso rebelde y antes de volverlo a llevárselo al rostro una ladrona lo tomó y corrió tan rápido como pudo. La policia fue tras ella mientras los hipócritas burócratas y demás sociedad de clase alta se escándalizaban.
—No se preocupe Duquesa traeremos la máscara y el ladrón pagará— dijo el jefe de policias, pero Keyla entró dentro de la mente del corrupto y despiadado jefe. –Te atraparemos de una vez por todas niña y esta vez no habrá salvación–.
Keyla se sentía incomoda, no fue el hecho de que le robaran y no lo haya prevenido, era una niña, sangre joven, dulce. La duquesa comenzó su andar hacía donde los policías y la ladrona tomaran rumbo. —Espere no se marche duquesa— advirtió el jefe pero Keyla no obedeció, apresuró el paso.
–¡Otra ladrona espero que la atrapen y la lleven ante la justicia!– leyó en la mente de una transeúnte que hablaba de economía y política.
–¡Qué bueno que ya la atraparon, deberían de matarla y terminar con su sufrimiento!– leyó en la mente de otra mujer.
Keyla aceleró el paso, escuchó los gritos desesperados de la niña y leyó los pervertidos y lujuriosos pensamientos de los policias.
–Vamos Douglas, hazlo de una vez, violala y después la matas– pensó uno de los complices, la duquesa estalló en molestía, nunca había sufrido una violación, pero en la época Romana vio varias con la impotencia de no poder actuar. —¡Esta vez no!— exclamó Keyla, se puso un nuevo antifaz, corriente si era comparado con el primero e hizo uso de su super velocidad, entró dentro del callejón y comenzó a actuar. Primero tomó al más cercano por el hombro, le destrozó la clavicula y lo mandó a volar, el segundo alcanzó a girar para encontrarse a la mano de la duquesa, ésta tomó el cuello del policía, lo alzó del suelo y luego le rompió el cuello. El tercero dejó a la niña y trató de sacar su pistola, la duquesa saltó hacía él y lo golpeó en el pecho provocándole un derrame interno y estrellándolo contra la pared. Y quedó Douglas, el pervertido que había osado intentar violar a la niña. Keyla lo miró con sus ojos brillantes y sin permitirle a nada se abalanzó sobre su cuello, bebió con rápidez y cuando dejó vacío el cuerpo, lamió las heridas sanando los orificios nacidos por sus colmillos y lo arrojó junto al montón de basura.
La adolescente la miraba... ¿Con terror? Keyla se fue acercando a ella, decidió respetar su mente pero si llevó sus manos al cuello, ladeándolo como si pretendiése beber de Emily, nombre que leyó de la mente de Douglas.
—¿Cuál es tu nombre pequeña?— dijo aunque ya lo sabía.
Keyla Van Zuiverheid- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 21/11/2012
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Re: Un poco de ayuda para esta pobre niña [Libre]
Killer Bee trabajaba de encubierto aquella noche, en la que celebridades y alta sociedad realizarían un baile de máscaras. Y allí estaba ella como si de un policía más se tratara. No llevaba un vestido de gala, ni mucho menos, por que ella no estaba para entrar a la boda.
La gente que realizaría la fiesta temían de seres malignos que decían rondaban y se le había mandado una semana antes del evento una carta a los representantes de la iglesia del Vaticano en París pidiendo la presencia de inquisidores.
La casualidad de que estuviera ahí fue el factor de que en esa noche fuera asignada. Tendría refuerzos... ¿quienes? No se sabía, lo que esperaba Killer Bee era que no se tratara del arrogante Hayden.
Mientras divagaba en sus propios pensamientos un robo se generó frente a sus narices. La delincuente salió disparada, en un acto reflejo Killer Bee hizo un movimiento para ir tras ella, pero se detuvo, no era asunto de ella.
Todos parecían escandalizados y Killer Bee sintió estar ahí más un castigo que otra cosa, odiaba la clase alta, pese a que ella pertenecía a una familia muy importante en Londres. Pero algo la atrajo, la belleza de la Dama a quien le habían robado, una belleza abrumadora... Sobrenatural. Y Killer Bee sonrió.
La duquesa como le llamó el jefe de policías siguió a los policías que ya iban detrás de la jovencita. Killer Bee esperó y después también corrió tras ellos.
—Espere señorita White— alcanzó a escuchar pero eso no la detuvo.
Pasaban traúsentes metidos en sus propios asuntos como si momentos antes no hubieren visto una persecución y una dama de alta sociedad, con elegante vestido y joyas preciosas correr, eso si tenía que ser sospechoso.
Y la duquesa dio la vuelta en un callejón, Killer Bee disminuyó el paso y se acercó despacio, dejando que el corazón agitado por el ejercicio regresara a latir a su ritmo normal. Cuando el corazón se estabilizó echó una mirada y vio a la duquesa terminar al último de los policías, una vampiro, eso era ella.
Killer Bee desenfundó uno de sus revólver y sacó una de sus estacas ocultándola en su espalda y se acercó con sigilo sabiendo que la duquesa la detectaría antes de que ella pudiese atacar.
La duquesa se fue acercando a la niña y Killer Bee escuchó como la vampiro le preguntaba su nombre. Killer Bee estaba cada vez más cercas y entonces dijo, —Mujer, señora de los siglos, bebedora de sangre apartarte de esa inocente joven y sométase a la justicia de Dios—.
La gente que realizaría la fiesta temían de seres malignos que decían rondaban y se le había mandado una semana antes del evento una carta a los representantes de la iglesia del Vaticano en París pidiendo la presencia de inquisidores.
La casualidad de que estuviera ahí fue el factor de que en esa noche fuera asignada. Tendría refuerzos... ¿quienes? No se sabía, lo que esperaba Killer Bee era que no se tratara del arrogante Hayden.
Mientras divagaba en sus propios pensamientos un robo se generó frente a sus narices. La delincuente salió disparada, en un acto reflejo Killer Bee hizo un movimiento para ir tras ella, pero se detuvo, no era asunto de ella.
Todos parecían escandalizados y Killer Bee sintió estar ahí más un castigo que otra cosa, odiaba la clase alta, pese a que ella pertenecía a una familia muy importante en Londres. Pero algo la atrajo, la belleza de la Dama a quien le habían robado, una belleza abrumadora... Sobrenatural. Y Killer Bee sonrió.
La duquesa como le llamó el jefe de policías siguió a los policías que ya iban detrás de la jovencita. Killer Bee esperó y después también corrió tras ellos.
—Espere señorita White— alcanzó a escuchar pero eso no la detuvo.
Pasaban traúsentes metidos en sus propios asuntos como si momentos antes no hubieren visto una persecución y una dama de alta sociedad, con elegante vestido y joyas preciosas correr, eso si tenía que ser sospechoso.
Y la duquesa dio la vuelta en un callejón, Killer Bee disminuyó el paso y se acercó despacio, dejando que el corazón agitado por el ejercicio regresara a latir a su ritmo normal. Cuando el corazón se estabilizó echó una mirada y vio a la duquesa terminar al último de los policías, una vampiro, eso era ella.
Killer Bee desenfundó uno de sus revólver y sacó una de sus estacas ocultándola en su espalda y se acercó con sigilo sabiendo que la duquesa la detectaría antes de que ella pudiese atacar.
La duquesa se fue acercando a la niña y Killer Bee escuchó como la vampiro le preguntaba su nombre. Killer Bee estaba cada vez más cercas y entonces dijo, —Mujer, señora de los siglos, bebedora de sangre apartarte de esa inocente joven y sométase a la justicia de Dios—.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/09/2012
Localización : Europa
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Re: Un poco de ayuda para esta pobre niña [Libre]
Como odiaba a esos polizontes, cuál de todos era más asqueroso, arrogantes, imbéciles, odiaba en ese momento a todo el mundo por dejar que aquello ocurriera en sus narices y no hicieran nada, malditos elegantones que creían que por tener dinero usar ropa carísima y joyas les hacía más importantes no era así… su miseria interna era aun mas grande que la mía… no hacían nada y tenían de todo ¿y yo? ¿Y los pobres? Por más que quisiéramos un trabajo abusaban de nuestras cualidades pagándonos la nada. Dios como odiaba a todo quien no se había ensuciado las manos por una vez… Mis gritos eran fuertes pero no oídos por nadie -¡Ayuda! - repetí con fuerzas, sintiendo como el mismo grito desgarraba mi garganta, mis lagrimas brotaban ferozmente no podía ver con claridad, sentía como el maldito intentaba usurpar mi cuerpo, moví mi cuerpo intentando impedir lo que él deseaba, no serbia… era una simple niña, débil.
Se reían de mi, podía sentir el sudor y hedor que emanaba de ellos, las risas opacaban mis gritos cerré mis ojos con fuerzas, escupí, y grite barbaridades, mientras el silencio comenzaba a reinar en aquel callejón, dos menos fue lo que vi al instante que mis ojos se abrieron y aquella mujer bien arreglada acababa con ellos como si fueran un trozo de papel, caí al suelo mis manos se aferraron a la nada. Impresión, sangre, silencio, belleza, muerte, gritos, risas... oscuridad aquello pasaba por mi cabeza mientras intentaba pensar con calma, recordar lo que Gia me había dicho, mantener la calma, ¡NO PUEDO! No podía en ese momento, aquella mujer bien arreglada era de la oscuridad y mucho peor era a quien había robado tan magnífica mascara. Apreté mi mandíbula con fuerzas y mis ojos se agrandaron aun mas cuando sus manos rodeaban mi cuello el miedo recorría por mis venas, no estaba mi tutora para salvarme, no había quien pudiera hacer algo, de los labios de aquel condenada a la oscuridad salió una pregunta apreté mi puño con fuerzas, queriendo llorar con desesperación, estaba perdida – Emily – salió secamente de mis labios, con terror agradecí que mi labio no tembló a final de cuentas estaba acostumbrada a esos tratos y encuentros.
La saliva paso por mi garganta que áspera estaba en ese momento, no bajaba la cabeza delante de nadie y no lo haría ante ella, la mire a los ojos, el miedo reinaba en mi cuerpo y las preguntas comenzaron aparecer ¿Cómo un ser tan bello podía ser tan macabro? ¿En qué mundo… un pobre podía salir adelante? Y como caído del cielo escuche las palabras de aquella que según preví era un policía o alguien importante, o tal vez un cazador… ¿Justicia de Dios? El no es justo… apreté mi mandíbula con fuerzas… Inquisidor. Había oído de ellos mas nunca los había visto, la noche prometía… ¿Qué hacía yo ahí? Era el punto de la noche que nadie quería ver, todos me pasaban por alto. No pedía salvación si no un poco de ayuda, la había tenido cierto era en manos de aquella mujer bella ¿y ahora? ¿Testigo de otra lucha? ¿Qué hacía yo ahí? – Ella… ella… me ayudo – en esa situación mis palabras parecían sobrar, pero la ley del pobre era clara… “Favor con Favor, se paga”.
¿Emily en que te has metido? Me dije para mi, mientras mis ojos se iban de una mujer a otra, yo intentando hacer algo que seguro seria en vano, nadie tenía el perdón, ni la culpa… claro era que solo YO era la culpable de lo que había ocurrido y lo que iba a ocurrid, pero no me retractaría, algo había aprendido a mis cortos dieciséis años, era una esclava de mis palabras…
FDR: Primero Gracias por pasar por el tema a las dos! , Segundo, lamento la tardanza andaba con ausencia y ahora me ando poniendo al dia.... y tercero esto debe continuar
Se reían de mi, podía sentir el sudor y hedor que emanaba de ellos, las risas opacaban mis gritos cerré mis ojos con fuerzas, escupí, y grite barbaridades, mientras el silencio comenzaba a reinar en aquel callejón, dos menos fue lo que vi al instante que mis ojos se abrieron y aquella mujer bien arreglada acababa con ellos como si fueran un trozo de papel, caí al suelo mis manos se aferraron a la nada. Impresión, sangre, silencio, belleza, muerte, gritos, risas... oscuridad aquello pasaba por mi cabeza mientras intentaba pensar con calma, recordar lo que Gia me había dicho, mantener la calma, ¡NO PUEDO! No podía en ese momento, aquella mujer bien arreglada era de la oscuridad y mucho peor era a quien había robado tan magnífica mascara. Apreté mi mandíbula con fuerzas y mis ojos se agrandaron aun mas cuando sus manos rodeaban mi cuello el miedo recorría por mis venas, no estaba mi tutora para salvarme, no había quien pudiera hacer algo, de los labios de aquel condenada a la oscuridad salió una pregunta apreté mi puño con fuerzas, queriendo llorar con desesperación, estaba perdida – Emily – salió secamente de mis labios, con terror agradecí que mi labio no tembló a final de cuentas estaba acostumbrada a esos tratos y encuentros.
La saliva paso por mi garganta que áspera estaba en ese momento, no bajaba la cabeza delante de nadie y no lo haría ante ella, la mire a los ojos, el miedo reinaba en mi cuerpo y las preguntas comenzaron aparecer ¿Cómo un ser tan bello podía ser tan macabro? ¿En qué mundo… un pobre podía salir adelante? Y como caído del cielo escuche las palabras de aquella que según preví era un policía o alguien importante, o tal vez un cazador… ¿Justicia de Dios? El no es justo… apreté mi mandíbula con fuerzas… Inquisidor. Había oído de ellos mas nunca los había visto, la noche prometía… ¿Qué hacía yo ahí? Era el punto de la noche que nadie quería ver, todos me pasaban por alto. No pedía salvación si no un poco de ayuda, la había tenido cierto era en manos de aquella mujer bella ¿y ahora? ¿Testigo de otra lucha? ¿Qué hacía yo ahí? – Ella… ella… me ayudo – en esa situación mis palabras parecían sobrar, pero la ley del pobre era clara… “Favor con Favor, se paga”.
¿Emily en que te has metido? Me dije para mi, mientras mis ojos se iban de una mujer a otra, yo intentando hacer algo que seguro seria en vano, nadie tenía el perdón, ni la culpa… claro era que solo YO era la culpable de lo que había ocurrido y lo que iba a ocurrid, pero no me retractaría, algo había aprendido a mis cortos dieciséis años, era una esclava de mis palabras…
FDR: Primero Gracias por pasar por el tema a las dos! , Segundo, lamento la tardanza andaba con ausencia y ahora me ando poniendo al dia.... y tercero esto debe continuar
Amy Defoe- Humano Clase Baja
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Re: Un poco de ayuda para esta pobre niña [Libre]
La duquesa se sorprendió al escuchar las palabras a su espalda. No la había escuchado, estaba tan dedicada a Emely, tan fascinada a ese rostro que deseaba para ella que bajo la guardia ante esos despreciables seres... "Los inquisidores".
Keyla se reincorporó viendo a la inquisidora, era una mujer atractiva. Tenía la menta absolutamente en blanco por lo que Keyla no pudo obtener información. Pero aquella mujer tenía un semblante de determinación envidiable.
Mas la duquesa ya sabía que hacer, la sometería con el poder infrigir dolor por medio de la mente. Si, haría que se retorciera en el suelo y tomaría a Emely, se la llevaría y le ofrecería una nueva vida, claro, no una vida inmortal, era demasiado joven para que lo fuera.
Emely dio un paso decidida, defendiendo a la duquesa con el argumento de ser su salvadora. Y Keyla sintió curiosidad en ella, ¿qué le hizo actuar de esa forma? Y aunque la duquesa se había dicho que no lo haría, entró en la mente de Emely... –¿Una ley, una ley entre los pobres?– y Keyla quiso echarse a reír, era verdad, alguna vez Keyla había vivido como una mujer pobre en Paises Bajos, al menos simulado ser una, después de todo la mejor educación de como era la cultura de la época la aprendería en la calles, Emely era cada vez más interesante.
Keyla se acercó al cuerpo de Emely, era más alta que ella por lo que sus brazos rodearon el cuello de la niña. La duquesa descansó el mentón en el cabello de Emily y con malicia miró a la inquisidora... —La has escuchado, ¿qué piensas hacer?—
Keyla se reincorporó viendo a la inquisidora, era una mujer atractiva. Tenía la menta absolutamente en blanco por lo que Keyla no pudo obtener información. Pero aquella mujer tenía un semblante de determinación envidiable.
Mas la duquesa ya sabía que hacer, la sometería con el poder infrigir dolor por medio de la mente. Si, haría que se retorciera en el suelo y tomaría a Emely, se la llevaría y le ofrecería una nueva vida, claro, no una vida inmortal, era demasiado joven para que lo fuera.
Emely dio un paso decidida, defendiendo a la duquesa con el argumento de ser su salvadora. Y Keyla sintió curiosidad en ella, ¿qué le hizo actuar de esa forma? Y aunque la duquesa se había dicho que no lo haría, entró en la mente de Emely... –¿Una ley, una ley entre los pobres?– y Keyla quiso echarse a reír, era verdad, alguna vez Keyla había vivido como una mujer pobre en Paises Bajos, al menos simulado ser una, después de todo la mejor educación de como era la cultura de la época la aprendería en la calles, Emely era cada vez más interesante.
Keyla se acercó al cuerpo de Emely, era más alta que ella por lo que sus brazos rodearon el cuello de la niña. La duquesa descansó el mentón en el cabello de Emily y con malicia miró a la inquisidora... —La has escuchado, ¿qué piensas hacer?—
Keyla Van Zuiverheid- Vampiro/Realeza
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Re: Un poco de ayuda para esta pobre niña [Libre]
Una brisa fría se introdujo en el callejón, un silencio se había apoderado del lugar. Killer Bee vio a la niña acercarse, decidida a algo, diría algo y la inquisidora tenía interés en saber qué.
—¿Te ha ayudado?— ironizó la inquisidora con un gesto burlón, luego de las inseguras palabras de la adolescente. —Niña, yo he venido a salvarte, aléjate de ese demonio. No los conoces, seguramente te quiere para ella. No te dejes engañar por su belleza— aconsejó sin ver los ojos de la vampiro que la retó después, pero la niña seguía ahí, sin inmutarse.
Killer Bee no perdió su concentración, mantenía su mente en blanco para no quedar en desventaja por sí ella poseía telepatía. Killer Bee afianzó la estaca en su mano, asegurándose de que la sujetaba con firmeza.
—Suéltala he dicho, bebedora de sangre— volvió a amenazar y esta vez disparó, el mortal aguijón se dirigió a la vampiro que no se movió. Killer Bee en cambio se perdió en la oscuridad y reapareció a un costado de ambas, con la estaca en mano se dirigía a perforar el corazón de la duquesa.
—¿Te ha ayudado?— ironizó la inquisidora con un gesto burlón, luego de las inseguras palabras de la adolescente. —Niña, yo he venido a salvarte, aléjate de ese demonio. No los conoces, seguramente te quiere para ella. No te dejes engañar por su belleza— aconsejó sin ver los ojos de la vampiro que la retó después, pero la niña seguía ahí, sin inmutarse.
Killer Bee no perdió su concentración, mantenía su mente en blanco para no quedar en desventaja por sí ella poseía telepatía. Killer Bee afianzó la estaca en su mano, asegurándose de que la sujetaba con firmeza.
—Suéltala he dicho, bebedora de sangre— volvió a amenazar y esta vez disparó, el mortal aguijón se dirigió a la vampiro que no se movió. Killer Bee en cambio se perdió en la oscuridad y reapareció a un costado de ambas, con la estaca en mano se dirigía a perforar el corazón de la duquesa.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/09/2012
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