Yo solo buscaba hacer negocios [Sirenia]

por **Guy Reynard** Lun Dic 10, 2012 3:51 pm

Era una mañana soleada y cálida, típica del verano parisino, aquella en la que me acerqué al campamento gitano de la ciudad. Hacía algún tiempo que no honraba a aquel lugar con mi presencia, y también hacía tiempo que no veía un clima tan bueno como aquel. No podía evitar pensar en lo perfecto que sería para navegar, en especial si se levantaba un poco más de viento, pero aún no podía volver al barco. Apenas llevaba unos días en tierra firme, y aún tenía asuntos de los que ocuparme en la ciudad. Como el que me traía por allí hoy. El último barco que habíamos atracado era una galera mercante del que habíamos obtenido una buena cantidad de mercancía, pero para obtener algún beneficio tenía que venderla cuanto antes. Suerte que tenía los contactos necesarios para colocar casi cualquier cosa en el mercado negro con rapidez.

Me adentré en el asentamiento seguido por las miradas suspicaces de muchos. No me extrañaba; A pesar de que sólo llevaba una camisa blanca de lino y unos pantalones de gruesa tela marrón, ropa que cualquier marinero podría haber lucido, mi aspecto seguía siendo temible. Que fuera un extraño para la mayoría de ellos y aun así caminara con tanta confianza por el lugar sólo hacía que su atención se centrara aún más en mí. Perfecto. Eso significaba que mi contacto se enteraría de que estaba allí muy pronto y vendría a mi encuentro. Entonces podríamos hablar de negocios.

por **Sirenia Vídgîr** Lun Dic 10, 2012 6:26 pm

Que Gilbert me prohibiera el no dejarme visitar los campos de nuevo, me enervaba y no me gustaba que me dejara tan prisionera en la tienda. Bueno, teniendo cosas que hacer también, quizás adelantaría algo. Las astillas de la madera estaban saliendo y otras no. Un montón de cosas no pasaron aquí en esta tienda, pero la tela de quien fue mi amada Mamma tiempos atrás, ahora cubrían mi cabeza con un alto techo turquesa y a tonos verdes apagados.

Habría retales que yo misma tuve que arreglar para impedir del frio, pero aun el frio nos atormentaba en demasía, bien menos mal que no tardábamos en volver del lago tras un baño delicioso en sus aguas, el colgante, si, el colgante de tridente que entregue pero me devolvieron enseguida. Bien hizo aquel al que ya no recuerdo su nombre. Fueron tantos a los que conocí que pensé que les volvería a ver algún día...pero el destino es tan caprichoso que muchas veces te lleva a lugares desconocidos.

Desconocía mis labores en estos instantes entonces, algo capto mi atención. Voces, si...voces. Una era la reconocible voz de Gilbert, nuestro mayor del campamento y al que todos temíamos hablar con él, pero diablos, conmigo tenía un afecto extraño hacia mí y a saber hacia que mas. Con el paso de los minutos, escuchaba una conversación que la tenía con un hombre alto, moreno y de mucha barba...Entrecerré los ojos para después intentar saber si le había visto de otro campamento, pero no, su rostro en si me era familiar, pero no le ubicaba.

Me rasque la sien sin saber que pensar. Me senté de espaldas a la tienda sobre el suelo de tierra que lo tenía cubierto por varias capas de tela rugosa que me protegía del frio y mucho mejor si estaba adornado con esponjosos decorados y cojines esparcidos por el suelo, repartiendo comodidad. Estaba segura de que le había visto en alguna parte...pero no caía de donde.

por **Guy Reynard** Mar Dic 11, 2012 3:37 pm

Saludé a mi contacto con un asentimiento algo brusco cuando se acercó a mí. Gilbert, se llamaba, y era prácticamente el líder de aquel lugar. Era una de las pocas personas con las que había mantenido un contacto estable con los años, pues me resultaba muy útil. De hecho, nuestros negocios solían ser muy beneficiosos para ambos.

Estaba explicándole la situación y el tipo de mercancía de la que me interesaba deshacerme cuando me di cuenta de que una de las chicas gitanas, sentada entre cojines de espaldas a una tienda que debía servirle de vivienda, estaba mirándome. ¿Cómo se atrevía a mantener la mirada tan fija en nosotros? El resto de habitantes del lugar, al ver con quien me reunía, habían dejado de entrometerse y se habían ido a seguir ocupándose de sus asuntos. No esta chica. ¿Porqué?

Gilbert me dijo que debía ir a hablar con alguno de sus muchachos y que al rato volvería para que acabáramos de discutir los detalles. Asentí y le despedí con un gesto de la mano, aun mirando a aquella chica. Tan pronto como él se hubo alejado, me acerqué hacia ella con una expresión muy seria en el rostro.

—¿Nunca te han dicho que no debes interesarte por los asuntos de tus mayores, pequeña gitana?

por **Sirenia Vídgîr** Dom Mar 24, 2013 6:17 am

Mirándole me quede de pie en cuanto se acerco hasta mí. No tenía miedo, para nada, había pasado por causas mayores, por tropiezos distantes y solo le miraba a los ojos de una manera extraña a la que intentaba localizarle, pero no, no sabía-Temo conocerte de algún rincón del mundo, pero no puedo ubicarte....-suspire mirándolo por última vez antes de darme media vuelta, dándole la espalda y lograr una sensación enorme de temor por lo que habría hecho. Oh dios mío.

Suspire mas pausadamente, suspire de nuevo y pensé en querer echar a correr pero me detuve para mirarle nuevamente, girarme sobre mis pies y empezar un camino de vuelta hacia donde estaba el. Seguí mirándole fijamente-...¿Que habéis venido a hacer aquí? –Ya que estábamos ambos, le diría unas cuantas cosas, mire a mi derecha por donde se fue Gilbert y tan solo suspire por qué no volviera. Algo en el hombre que tenía delante era algo para mí...aunque no lo podía saber con exactitud. Sabia de aquel muchacho al que salve la otra vez. Tras la invasión de los lobos al campamento. Solo suspire y volví a mirar al hombre que tenía delante con un gesto ceñudo en mi rostro.

-Estimo que Gilbert se tardara en volver....-cruce los brazos, mirándole de abajo arriba, con determinación y solamente supuse que el hombre este no me agradaba. Ay, que desorden tenía en la cabeza. Necesitaba ver esta noche a ese muchacho que me dijo que vivía en una mansión a las afueras de Paris. ¿Por qué tan lejos? Espero que me esperara o que algún día me viniera a buscar. Entristecí mi rostro de puro aburrimiento, me eche el pelo hacia atrás y mire al hombre-...Así que...podéis iros...supongo...-Con esto dicho. Tome mis pies y me puse a caminar hacia mi tienda.

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