Una dama y una Bestia

por **Jean Baptiste Fontaine** Mar Dic 11, 2012 1:49 am

Los arboles se veían pasar a través del vidrio del auto, ese día no tenía ningún compromiso sin embargo había salido, lo había hecho por el simple placer de no estar en su casa, no quería dar la impresión de estar esperando.

Sonrió para sus adentros, hacía una semana había ido a ver a uno de sus socios, el hombre tenía un buen corazón lo que era un defecto fatal en el mundo de las finanzas, había intentado ayudar a un par de personas y eso había resultado en su propia ruina. El había visto la oportunidad y la había aprovechado. Había terminado quedándose con todas sus posesiones, ese día había ido a informarle la situación. Había ido en persona por el simple deseo de ver una de sus próximas propiedades en persona. Oh… pero su socio había tenido suerte. Había tenido suerte de que su hija menor saliera a recibir a los invitados, de que aquella muchacha le pareciere terriblemente hermosa, de que el fuese generoso al proponer tratos… definitivamente había tenido suerte. Desgraciadamente su socio no se había sentido así, cuando le propuso regresarle sus riquezas a cambio de la joven se había puesto furico… y a el simplemente le había causado gracia. Aquella digna había sido como la de tantos otros que habían intentado parecer buenos y honrados frente a él, al final, todos caían.

El coche arribo a su mansión y bajo del auto notando que había uno ajeno en la puerta. Al parecer ya habían llegado, la tarde anterior había recibido una llamada que confirmaba lo que ya sabía. Al final su propuesta había sido aceptada.

Las relaciones para el eran una verdadera pesadez, salía con mujeres hermosas pero al final todas terminaban siendo un fastidio, pedían atención muestras de amor, querían ser tratadas como frágiles rosas ante el resto del mundo. El des daba lujos comodidades y las sacaba a los mejores sitios que mas querían? Después de su ultima amante, la cual se había puesto a llorar gritando que lo amaba había decidido que no se relacionaría mas con aquel tipo de mujeres. Cuando había visto a aquella jovencita había tenido una idea perfecta, para que conseguir compañía si se podía comprar una? Una hermosa joven que le acompañara a eventos, se quedara en su casa y no le exigiera más de lo que le daba… una bonita pieza más de arte en su interminable colección.