Otro trabajo sin remunerar [Libre]

-Los ojos de Lionel parecían acostumbrarse tempranamente a la oscuridad, no tenía problemas pues al ser un alma gitana perseguida por los hombres había ocasiones en las que habia tenido que huir de un improvisado campamento adecuandose a los diversos problemas que con ello se generaban pero no podía hacer nada, después de todo los gitanos siempre habian sido perseguidos por eso que los demás llamaban "brujeria" o en parte porque los creían de otra raza,era como si ahora se juzgase a cada extranjero porque no es humano y se piensa que puede ser otra cosa... tal estupidez de pensamientos generó en el gitano una sonrisa cálida, era como un chiste que se contaba a si mismo ahora que podia disfrutar de la tranquilidad incluso algunos hombres o mujeres le saludaban al pasar.

Había vuelto al trabajo, entre sus compañeros habia generado cierta envidia debido a que Lionel aun tenia dinero y no habia derrochado ni una sola moneda incluso cuando su ex-pareja le habia ofrecido de todo, lo hacia todo él mismo desde muebles hasta encargarse de otros asuntos y nunca dejandoa lado el amor que sentia por los libros ( donde quizás podríamos decir que sí habia derrochado un poco ). Había vuelto a su hogar en el campamento gitano, tenía algo más de polvo o parecía descuidado pero era normal... el caso es que a pesar de poder ser uno de los pocos gitanos que pudiera vivir en alguna casa en vez de la naturaleza ahí seguía, esperando a un hombre que le tenía que dar el dinero por haberle hecho unos muebles. Se acomodó en un banco escuchando la melodía de algunos trovadores nocturnos contemplando como sus ojos se perdían en la inmensidad del cielo-

No va a pagarme

-Resopló después. Lionel pecaba de confiar demasiado en quien no debía confiar asi le iba en ocasiones...no podía quejarse ni hechar la culpa a otros, se lo habian advertido de todas las maneras posibles, ¿Porque fiarse de una persona? él habia recibido señales que habia querido ignorar, evasiones, sonrisas nerviosas, en fín, digamoslo claro una vez mas lionel había trabajado para nada. El gitano a diferencia de otros no tenía costumbre de buscar pelea por eso solamente miró al cielo que parecía tener el poder de dejar lamente en blanco. Le dolían las manos por el frio, se le habían olvidado los guantes en alguna parte de su carpa que ahora mismo no podia recordar-

Bueno... podría ser peor

-Dejó su espalda acomodarse en el respaldo del banco, metiendo las manos en el bolsillo de sus pantalones con una sonrisa en los labios que se iba acentuando mientras pasaban los minutos, era como si se hubiese olvidado del asunto que le traía a ese lugar dejandose llevar por una velada romantica de violín o el tintineo de las estrellas vírgenes que jugueteaban entre ellas, incluso en su imaginacion parecia escuchar el sonido distante de una de ellas intentando furiosa que su brillo superase al de algunas de sus amigas desechando pronto la idea ¿Habría alguna rivalidad entre los astros? siempre habia tenido curiosidad de si en el cielo habian envidias u orgullos reprimidos por los dioses para evitar una furia de titanes-

Sería divertido

-Se levantó mientras musitaba aquellas palabras caminando hacia una fuente de agua, una vez que disminuyó la sed volvió a aquel banco, cruzando las piernas como solía hacer disfrutando de la soledad-

Caminaba por esa plaza, que tantas veces en ese año en Paris le había deparado momentos de alegría, curiosidad, tristeza, en fin esos instantes que hacen de la vida una sinfonía errática pero maravillosa. Pensó en todos aquellos seres que de un modo u otro fueron parte de su vida y suspiró, - ¿dónde estaría hoy Luca? – caviló mientras observaba un asiento vacío y en su mente se revivía el instante en que lo conoció, la pelea ingenua por un lugar en su asiento, las charlas, las sonrisas. La melancolía le apretó el corazón como una garra. Su cabeza voló recordando a Zayn, la huida de los cazadores, la tensión en los sentimientos, el comienzo de algo que al final no pudo ser. Christopher, con sus sueños y su manía de dormir en las ramas de los árboles en un bosque no muy pacifico, de su garganta se deslizó una risa cristalina y dulce, mientras los recordaba. Eran buenos recuerdos, inolvidables almas que tocaron y modificaron su vida.

Recorrió la distancia que la separaba de aquel banco y se sentó, no tenía miedo a que la asaltaran, bien sabía que el susto se lo llevarían ellos, pero la noche ameritaba un descanso, un momento de reflexiones y de recuento, - ¿será porque estamos a muy poco de las navidades?- dijo en vos alta y como una chispa que ilumina una habitación a oscuras, recordó un día como este, frío y destemplado en el que había decidido ir a visitar el orfanato y a un muchacho alto, delgado, de largos cabellos, Sonrió recordándole, - era parco y silencioso, pero dulce con los niños y generoso – recordó, se reacomodó en el asiento quedando de lado con una mano en el regazo y la otra en el respaldó sosteniendo con su mano el mentón – se es fácil ser generoso cuando sobra – razonó pensando en todos los ricos que ella conocía y que daban limosnas con desprecio y fastidio, cuanto los odiaba. Estiró su brazo y dejó que su cabeza descansara en su hombro.

Miró sin ver la fuente que fluía cantarina y las personas que recorrían la plaza. Entonces lo vio, al principio no se movió de su postura pero conforme lo re conocía se fue incorporando – ¿podría ser? – se dijo casi en un susurro – si es el muchacho del orfanato -, no podía confundirse, la forma de caminar, el porte, los cabellos, la delgadez y esa melancolía que emanaba su aura. Su corazón latió fuerte, encontrar a personas que la habían hecho sentir feliz, en estos momentos de su vida donde todo se estaba yendo al infierno, era un auténtico regalo de navidad. Se preguntó como podría presentarse ante él, sin que lo molestara. Buscó en su bolsito algo que la ayudara y su rostro se iluminó, había tomado de la mesa una fruta, una muy especial por las dudas tuviera hambre, aunque nunca cenaba, pero ahora ese fruto le permitiría que la recordara.

Lo siguió con la mirada hasta que descubrió el lugar que había elegido para sentarse. Maryeva se incorporó, despacio, en silencio, escuchando y disfrutando de la música que unos hombres interpretaban para el deleite de los visitantes. Se acercó a donde el joven se encontraba y cuando estuvo casi en frente de él, le sonrió, esperó que la reconociera, pero nada en él daba esa señal, - hola Lionel – volvió a fijar sus ojos en el rostro del muchacho – ¿te acuerdas de mí?

-Tenia tantos deseos de tocar el violin que sus dígitos a veces se mecían solos, incluso temía que en algun momento alguien le tomara por algun loco si en esos momentos se ponía a tocar alguna tonada invisible pero solo para susoidos, cuando recibia la visita de la musica era fácil olvidarse de lo que le rodeaba incluso para el propio Lionel, aunque no tuviese instrumento cual loco de la música su cuerpo se movia cono si hubiera escuchado la tonada o como si en su defecto sus dígitos al rozar el aire pronunciasen aquella musica que residia solamente en su cabeza. Con los niños era fácil poner ese juego debido a la creciente imaginación que poseían... bueno, unos mas que otros ¿Verdad? Algunos eran mas imaginativos que otros debido tambien a las circunstancias en las que se habia generado todo, algunos tenian todo y cuando querian podian tocar cualquier cosa impuesta en mil partituras pero jamas eran capaces de hacer otra cosa mas que eso en cambio a un niño de clase baja si le ponias un instrumento en sus manos en vez de seguir lo que decian las escrituras solo se dedicaba a seguir lo que su corazon le dictaminaba, probaria como sonaba si se movia de un modo, si se movia de otro, si raspaba una cuerda, si raspaba dos, como sonaria si le acariciaba o si usaba solamente sus dedos... lo habia experimentado con muchos chicos que al no tener dinero para un instrumento a veces incluso hacían el suyo propio tocándolo.

Salió de su ensoñamiento musical para contemplar la figura de una mujer para el conocida, asintio con una sonrisa ya que claramente le conocia, era una de las pocas mujeres que habia visto llegar al orfanato para dar no solo alegria sino tambien medicamentos en aquella epoca tan mala tanto para adultos como para niños pero especialmente a los niños pobres, no tenian nada ni siquiera un misero lugar donde caer ( aunque odiaba esa expresion ) muertos, por eso cuando el tenia dinero y podia permitirselo, hacia muebles, llevaba las mantas que las gitanas querian tirar o tejia el mismo algunas con los animales que cazaba para comer algo. Se inclino ante ella tal y como habia hecho las primeras veces o como el gitano tendia a hacer en todo momento-

Hace mucho tiempo que no nos hemos visto, desde la navidad del orfanato...desgraciadamente no he podido pasar todo lo que he querido por ese sitio, creo que por eso no hemos podido coincidir mucho mas Maryeva.

-Volvio a mirar hacia el violinista que al parecer se habia dado cuenta de lo tarde que era porque estaba empacando todo para irse finalmente a su casa o a tomar algo caliente para remediar el frio que estaba pasando, Lionel finalmente se puso en marcha mirando a la joven con una sonrisa amplia, la tomo con suavidad de la mano como siempre hacia ya que muchas veces cuando lo hacia la gente se asustaba, le tomaba por un pervertido inclusive habia ocasiones en las que corrian de el pensando que queria algo mas que simple amistad, las mujeres eran mas calmadas pero los hombres siempre tendian a pensar lo contrario. Sonrio pues bajando el rostro mirando sus propios pasos, estaba empezando a nevar y era gracioso ver como caian los copos de nieve al suelo, aunque tambien alzo el rostro dejando que algun que otro copo acariciase su nariz, sus mejillas volviendo aquestas un poco mas frias y enrojecidas de lo que estaban, volvio su atencion a la muchacha mostrandole a donde le llevaba, hacian los pobres una pequeña fiesta para dar cobijo a las personas que no tenian nada y de ese modo tambien paratomar algo caliente, divertirse y pasar un dia lejos de las penosidades diarias-

¿Serias mi pareja en esta fiesta?

-.Dijo divertido mientras se inclinaba hacia ella teatralmente cual si le estuviera pidiendo un baile, sonrio suavemente, no era de ir a muchas fiestas nunca se le habia olvidado que era casi todo lo contrario, le gustaba observar y contemplar a la gente feliz pero en el momento de disfrutar era todo lo contrario, podia decirse que incluso le habian dicho "raro" en mas de una ocasion debido a su negativa a participar en las fiestas, pero por un dia acompañado de un ser tan hermoso como la mujer que tenia a su lado ¿porque no disfrutar?-

Sonrió dulcemente, no podía negar que se sorprendiera al saber que le había reconocido, cuanto hacía que no se veían, pensó mientras trataba de calcular el paso del tiempo, teniendo en cuenta todo lo vivido hasta ese momento, entonces él volvió a sorprenderla, -Hace mucho tiempo que no nos hemos visto, desde la navidad del orfanato...- había dicho y continuado su frase sobre los porqué de su ausencia. Sonrió nuevamente pero con un dejo de tristeza, porque ella tampoco había vuelto a ese lugar. Pero, ¿cuál era su excusa? Que se había enamorado de quien no debía y que luego de tanto tiempo volvía a estar sola, o mejor dicho aún más sola que antes. En ese momento sintió un pequeño movimiento en su vientre y sonrió – es cierto bebé, sola no – apoyó su mano en su estómago disimuladamente.

-En verdad no pude ir tantas veces, solo algunas más – se excusó – pero siempre pienso en ellos y trato de ayudar – se sintió muy desanimada, en verdad podría haber hecho mucho más y ahora se sentía egoísta y avara peor que los ricos que Rosa Negra castigaba - esos pequeñuelos se han vuelto una parte importante del corazón – dijo recordando sus caritas y sus ojos alegres a pesar de la situación que les tocaba vivir. Lo miró y pensó en todos los pequeños que en ese momento estarían pasando frio, observó las ropas de Lionel, parecía que no le cubrían del frio que estaba enseñoreándose de aquel lugar. Apenas terminó de pensar eso cuando un copo de nieve quedó suspendido en la punta de su nariz, intentó verlo pero sus ojos se cruzaron en una cómica expresión que hasta a ella misma le dio gracia.

Lionel se incorporó y ella especuló que seguramente se iría y que aquel grato y fugaz encuentro llegaba a su fin, él la miró a los ojos – eso es algo que me agrada, las personas que miran a los ojos, son seres que no ocultan sus almas – caviló mientras observaba como le tomaba una mano, se inclinó y pareció darse cuenta que los copos comenzaban a tapizar el suelo, lo vio levantar el rostro al cielo y sentir esos bellos copos de nieve, ella rió con una risa clara, cristalina y lo imitó, haciendo algo que le fascinaba de pequeña, sus ojos miraron al cielo y con la boca abierta buscó un copo y lo atrapó, sonrió complacida con algo tan simple. Luego como si se acordara que no estaba sola, miró a Lionel, le sonrió algo cohibida por haber caído bajo la tentación de un juego tan infantil.

Aun lo observaba, cuando él con una voz seria y decidida le preguntó - ¿Serias mi pareja en esta fiesta? – haciendo una reverencia que la hizo sonreír. Ella, estaba asombrada, no por el pedido sino, porque nunca había pensado que la invitaría a un evento tan grato y especial. Justamente cuando hoy llegara a sus manos una invitación, para esa noche, a un baile de navidad para la nobleza y que había decidido no ir por que no estaba de humor para ningún baile o fiesta, pero con aquella compañía hubiera ido a cualquier parte. No dudó, ni siquiera tuvo que pensarlo, le devolvió la sonrisa - sí, sería para mí todo un placer y un honor ser vuestra pareja -, tomó el brazo que le ofreciera y se dispuso a caminar junto a él hasta el baile.