AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recorriendo el mercado (Yunuete de Rothschild)
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Recorriendo el mercado (Yunuete de Rothschild)
Por algún motivo raro la caza me había llevado a parar al mercado ambulante, ya sin sus cotidianos allí, era algo raro en mi pero tenia sed de la peor escoria en el mundo esa noche. Lo había encontrado robando a una mujer sola y desprotegida que estaba caminando por los alrededores del centro de París, el mercado estaba a unas pocas cuadras de allí y ahí fue donde lo maté, donde le di fin a su vida de escorias.
Lo seguí apenas terminada de robarle a una mujer tirando de su cartera y amenazándola con un cuchillo, salió corriendo apenas la mujer quedo tirada en el suelo con un corte de poca gravedad en su brazo derecho, que era donde llevaba la cartera, me llamo el gusto a sangre que brotó de esa herida espontanea. Persiguiendo rastros de adrenalina por las calles de París andaba buscando algo de acción, que mejor que correr tras la presa cual si de un venado se tratase. Era feliz haciéndolo tanto como era cuando me presentaban a una joven criatura con pocos años de vida y un corazón rebosante de latidos que batalla por la vida. Me llaman asesino pero no lo considero así, mas bien los vampiros somos como ángeles en la tierra cumpliendo con la misión principal, la de terminar con algunas vidas, darle fin solo a algunas de ellas.
La mayoría de los nuestros se desbocaban por un corazón malicioso con el cual acabar de forma delicada y tranquila. A este lo vi correr hasta las abandonadas calles del mercado que allí se desataba de día, el aire estaba viciado con olor a podrido de frutas que se cocieron al sol del día y ahora eran comidas por las ratas mas que satisfechas de la basura que allí se juntaba.
Lo encontré en una especie de carromato ambulante que servia de exhibidora de mercadería. Porque no todo era solo tablones y caballetes aquí. Estaba dentro revisando con avidez la cartera robada, tirando lo que no servia para la venta.
Lo toque en el hombro para que supiera que estaba allí, se dio vuelta con un sobresalto porque imagine que esperaría visitas?
-Ay ay ay ... te crees que sobrevivirás con eso por mucho tiempo mas idiota? Olvídalo! -
Me miro y se corrió del lugar hacia atrás y poniendo su mano en el bolsillo saco nuevamente el cuchillo y me amenazó con éste.
-Me molesta de sobremanera los bufones como usted caballero, y la verdad pocas ganas tengo de esperar hoy, la paciencia es poca. No sabe como lo lamento por usted, se perderá la diversión-
Con lentos pasos me fui acercando hasta reducirlo no sin antes ser tocado por la navaja que llevaba en sus manos, lo tomé por el cuello y lo elevé apenas del piso donde quedo colgando su inerte cuerpo mientras rasgaba su cuello en busca de ese elixir sagrado el cual fue cayendo poco a poco y trasladándose de mi boca a mi garganta apaciguando la quemazón, su vida corría ahora por mis venas confundiéndose con mis latidos, su miserable vida de ratero, sus brazos arañándome sin sentido la piel para que lo soltara, violaciones, robos a mujeres, un idiota sin remedio, una lacra en el mundo, sin terminar de beber su sangre y ya colmado por las cosas que veía rompí su cuello hasta el punto que quedó desfigurada su forma normal. Lo dejé tirado en el infestado piso con un hilo de sangre corriendo por la boca a forma de saliva y sus ojos vacíos como lo que era. Una nada mas. Las ratas se encargarían de sus restos como de la basura del lugar.
Mi rostro cobro calor ahora, las mejillas volvían a arrebolarse por la sangre al igual que la piel que tomaba un color mas definido y no tan blanco como estaba hasta entonces, tomé la cartera de la dama junto con las pertenencias que habían quedado desparramadas por el suelo y salí a la calle donde había sido atacaba instantes antes a ver si la encontraba y podía dejarle su bolso
Lo seguí apenas terminada de robarle a una mujer tirando de su cartera y amenazándola con un cuchillo, salió corriendo apenas la mujer quedo tirada en el suelo con un corte de poca gravedad en su brazo derecho, que era donde llevaba la cartera, me llamo el gusto a sangre que brotó de esa herida espontanea. Persiguiendo rastros de adrenalina por las calles de París andaba buscando algo de acción, que mejor que correr tras la presa cual si de un venado se tratase. Era feliz haciéndolo tanto como era cuando me presentaban a una joven criatura con pocos años de vida y un corazón rebosante de latidos que batalla por la vida. Me llaman asesino pero no lo considero así, mas bien los vampiros somos como ángeles en la tierra cumpliendo con la misión principal, la de terminar con algunas vidas, darle fin solo a algunas de ellas.
La mayoría de los nuestros se desbocaban por un corazón malicioso con el cual acabar de forma delicada y tranquila. A este lo vi correr hasta las abandonadas calles del mercado que allí se desataba de día, el aire estaba viciado con olor a podrido de frutas que se cocieron al sol del día y ahora eran comidas por las ratas mas que satisfechas de la basura que allí se juntaba.
Lo encontré en una especie de carromato ambulante que servia de exhibidora de mercadería. Porque no todo era solo tablones y caballetes aquí. Estaba dentro revisando con avidez la cartera robada, tirando lo que no servia para la venta.
Lo toque en el hombro para que supiera que estaba allí, se dio vuelta con un sobresalto porque imagine que esperaría visitas?
-Ay ay ay ... te crees que sobrevivirás con eso por mucho tiempo mas idiota? Olvídalo! -
Me miro y se corrió del lugar hacia atrás y poniendo su mano en el bolsillo saco nuevamente el cuchillo y me amenazó con éste.
-Me molesta de sobremanera los bufones como usted caballero, y la verdad pocas ganas tengo de esperar hoy, la paciencia es poca. No sabe como lo lamento por usted, se perderá la diversión-
Con lentos pasos me fui acercando hasta reducirlo no sin antes ser tocado por la navaja que llevaba en sus manos, lo tomé por el cuello y lo elevé apenas del piso donde quedo colgando su inerte cuerpo mientras rasgaba su cuello en busca de ese elixir sagrado el cual fue cayendo poco a poco y trasladándose de mi boca a mi garganta apaciguando la quemazón, su vida corría ahora por mis venas confundiéndose con mis latidos, su miserable vida de ratero, sus brazos arañándome sin sentido la piel para que lo soltara, violaciones, robos a mujeres, un idiota sin remedio, una lacra en el mundo, sin terminar de beber su sangre y ya colmado por las cosas que veía rompí su cuello hasta el punto que quedó desfigurada su forma normal. Lo dejé tirado en el infestado piso con un hilo de sangre corriendo por la boca a forma de saliva y sus ojos vacíos como lo que era. Una nada mas. Las ratas se encargarían de sus restos como de la basura del lugar.
Mi rostro cobro calor ahora, las mejillas volvían a arrebolarse por la sangre al igual que la piel que tomaba un color mas definido y no tan blanco como estaba hasta entonces, tomé la cartera de la dama junto con las pertenencias que habían quedado desparramadas por el suelo y salí a la calle donde había sido atacaba instantes antes a ver si la encontraba y podía dejarle su bolso
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: Recorriendo el mercado (Yunuete de Rothschild)
Estaba caminando por las calles de Paris, aquel día había ido a ver a mis hermanos a casa de mis padres. Se habían alegrado mucho de verme, me habían preguntado por James y por nuestro matrimonio. Yo les dije la verdad, que éramos muy felices juntos y que nos gustaría estar siempre el uno con el otro, pero no les dije nada de la idea de tener un heredero que rondaba por las mentes de nosotros dos. Cuando me quedara embarazada, quería que fuera una sorpresa. ¿Demasiado joven para ser madre? No lo creo, ya estaba preparada. Me había casado con 18 años y con 19 años ya estaba totalmente preparada para tener mi primer hijo. Iba a paso ligero, deseando llegar a casa donde esperaba que ya estuviera mi marido esperándome, aquel que me alegraba el día con solo una sonrisa y un abrazo. Pero la noche no quería dejarme llegar a casa sana y salva, cuando iba caminando a paso rápido por una calle, un chico me ataco, me amenazo con un cuchillo y me robo la cartera. Quede tirada en el suelo, con el brazo llenándose de sangre, me levante y camine hacia la zona de la calle que había mas gente, alguna gente del mercado me reconoció y corrieron rápidamente a auxiliarme. Entre algunas personas me curaron el brazo y me ayudaron a limpiarme el vestido que se había manchado, todo estaban preocupados por mí, yo solo necesitaba serenarme un poco, la verdad es que nunca me habían atacado para robarme y eso provocaba algo de shock en mí, lo que me provoco que llorara un poco, el abrazo reconfortante de los que me rodeaban, me calmo. Me obligaron a quedarme allí unos minutos, mientras que unos tres chicos jóvenes, mas jóvenes que yo, hijos de algunos mercaderes, salieron corriendo para sí con suerte encontraban al ladrón y de paso mi cartera.
Después de pocos minutos volvieron, habían perdido de vista al ladrón. Me pidieron perdón con la cabeza gacha, no pude evitar el sonreír con ternura y darles un beso en la frente con dulzura, después de ello, muchos mercaderes y sus mujeres me dijeron que sería una perfecta madre, si yo y mi marido nos decidíamos a traer una vida nueva a este mundo, tuve que morderme de nuevo la lengua para no decir que ya lo teníamos pensado. Pero pensé que si tardaba mucho más en ponerme en marcha de nuevo, James se preocuparía por mí y saldría a buscarme. Lo último que quería es que saliese herido, sabía que no llevaba la cartera, pero prefería estar en casa con mi marido antes de que él saliese y también le hirieran. Así que me despedí y empecé a caminar hacia casa, ahora por calles más iluminadas, mirando el brazo herido y pensando que le diría a James para que no se preocupara demasiado, pero después deseche el hecho de mentirle. En nuestro matrimonio no había mentiras, no lo contábamos todo por lo que le contaría la verdad de lo que me había ocurrido. Mientras caminaba, me dio por girarme, gracias a eso vi a un chico, no parecía mucho mayor que yo, pero si unos años. Pero en la mano llevaba algo, eso era…
-¿Eso es mi cartera?
Dije en un susurro, mirando la cartera que ese chico llevaba en la mano. Parecía que estaba buscando a la dueña porque no era el mismo chico que me había robado, no sabía cómo decirle que era mío, me mordí el labio mirándole a los ojos, no sabía si me había visto bien cuando me habían atacado.
Después de pocos minutos volvieron, habían perdido de vista al ladrón. Me pidieron perdón con la cabeza gacha, no pude evitar el sonreír con ternura y darles un beso en la frente con dulzura, después de ello, muchos mercaderes y sus mujeres me dijeron que sería una perfecta madre, si yo y mi marido nos decidíamos a traer una vida nueva a este mundo, tuve que morderme de nuevo la lengua para no decir que ya lo teníamos pensado. Pero pensé que si tardaba mucho más en ponerme en marcha de nuevo, James se preocuparía por mí y saldría a buscarme. Lo último que quería es que saliese herido, sabía que no llevaba la cartera, pero prefería estar en casa con mi marido antes de que él saliese y también le hirieran. Así que me despedí y empecé a caminar hacia casa, ahora por calles más iluminadas, mirando el brazo herido y pensando que le diría a James para que no se preocupara demasiado, pero después deseche el hecho de mentirle. En nuestro matrimonio no había mentiras, no lo contábamos todo por lo que le contaría la verdad de lo que me había ocurrido. Mientras caminaba, me dio por girarme, gracias a eso vi a un chico, no parecía mucho mayor que yo, pero si unos años. Pero en la mano llevaba algo, eso era…
-¿Eso es mi cartera?
Dije en un susurro, mirando la cartera que ese chico llevaba en la mano. Parecía que estaba buscando a la dueña porque no era el mismo chico que me había robado, no sabía cómo decirle que era mío, me mordí el labio mirándole a los ojos, no sabía si me había visto bien cuando me habían atacado.
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Re: Recorriendo el mercado (Yunuete de Rothschild)
- Mi lady espero que se encuentre bien, si imagino que será usted la dueña de la cartera, tomé todo lo que encontré en el piso...-
Se frenó, al parecer ya se estaba llendo del lugar y entendía porque, no eran horas para que una dama estuviera sola, a considerar por como se sostenía y miraba el brazo, el maleante le había dejado una herida en el brazo que seguía sangrando, aunque menos que antes de seguro.
Me fui acercando de a poco observándola note que llevaba prisa así que aclaré de inmediato
-Permítame que la acompañe madamme, no son horas para andar sola por la calle, menos por estos lugares-
Llevaba un terno simple puesto, unos guantes, no llevaba restos de sangre por la matanza porque no había sido nada sanguinario, me acompañaba mi sombrero habitual que apagaba el brillo normal de mis ojos. Como de costumbre llevaba los habanos en el bolsillo para no llevar cartera que no solía mas que estorbarme
-Discúlpeme, me permite ver la herida? Le duele? -
Tomé instantáneamente su brazo hasta ver la herida causada por el cuchillo, debería ver un medico para realizar las curaciones pertinentes o podría terminar sin cicatrizar por una mala curación. La herida no sulfuraba ya pero la tentación era fuerte así que contuve la respiración como pude y la solté despacio hasta el lugar donde estaba. Mientras continué con la charla preguntándole si era de por las cercanías para escoltarla o si deseaba que llamara una carroza. Su mirada era intensa y se notaba que era una dama con clase, de gran educación y buenos modales, ademas se la notaba sumisa y tímida pero a veces demostraba lo contrario.
Se frenó, al parecer ya se estaba llendo del lugar y entendía porque, no eran horas para que una dama estuviera sola, a considerar por como se sostenía y miraba el brazo, el maleante le había dejado una herida en el brazo que seguía sangrando, aunque menos que antes de seguro.
Me fui acercando de a poco observándola note que llevaba prisa así que aclaré de inmediato
-Permítame que la acompañe madamme, no son horas para andar sola por la calle, menos por estos lugares-
Llevaba un terno simple puesto, unos guantes, no llevaba restos de sangre por la matanza porque no había sido nada sanguinario, me acompañaba mi sombrero habitual que apagaba el brillo normal de mis ojos. Como de costumbre llevaba los habanos en el bolsillo para no llevar cartera que no solía mas que estorbarme
-Discúlpeme, me permite ver la herida? Le duele? -
Tomé instantáneamente su brazo hasta ver la herida causada por el cuchillo, debería ver un medico para realizar las curaciones pertinentes o podría terminar sin cicatrizar por una mala curación. La herida no sulfuraba ya pero la tentación era fuerte así que contuve la respiración como pude y la solté despacio hasta el lugar donde estaba. Mientras continué con la charla preguntándole si era de por las cercanías para escoltarla o si deseaba que llamara una carroza. Su mirada era intensa y se notaba que era una dama con clase, de gran educación y buenos modales, ademas se la notaba sumisa y tímida pero a veces demostraba lo contrario.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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Re: Recorriendo el mercado (Yunuete de Rothschild)
El chico se acerco a mi poco después de que yo lo viese, la verdad es que sabía que James ya se preocuparía por la herida, y se hubiese preocupado mucho más si me viese aparecer sin mi cartera. Nunca salía con más dinero del que necesitaba, sabía que perteneciendo a la familia a la que pertenecía tenía todo el dinero que quería y mas, pero jamás quería llevar más dinero del que necesitaría, era un peligro para una mujer sola ir con demasiado dinero encima. Pero estaba claro que cuando eras de clase alta, daba igual que llevaras poco o mucho dinero encima siempre acababan atracándote, como me había pasado a mí. El chico se acerca lentamente a mí y eso no sabía porque pero me tranquilizaba, sonreí tiernamente cuando me devolvió mi cartera, gracias a dios parecía una persona honrada y confiaba en mi primera impresión de las personas, además me había devuelto la cartera y eso decía mucho de alguien. Cuando le escuche, sonreí de nuevo.
-Monsieur, gracias por devolverme mi cartera, mi marido se habría preocupado al verme aparecer sin ella. Y le agradecería mucho que me acompañara, después de lo que me ha pasado hace escasos minutos, no me siento demasiado tranquila yendo sola hasta casa.
La verdad es que era bastante sincera, no me gustaba mentir y eso lo había aprendido desde pequeña. Mis hermanos y yo habíamos tenido una buena educación donde nos habían enseñado que la mentira no llevaba a ningún sitio, además eso había crecido al casarme con James, ya que queríamos un matrimonio perfecto, sin mentiras y lo estábamos consiguiendo además de que confiábamos ciegamente el uno en el otro. Cuando me pregunto por la herida negué suavemente.
-Ahora mismo no me duele, pero creo que la cura principal que los mercaderes me han hecho no es suficiente. Creo que debería visitar a un medico… ¿no cree?
Dije después de ver cómo me observaba la herida, además era la segunda hija de una familia de tres hijos, había curado muchas veces las heridas de Coraline, por eso pensaba que quizás si iba bien que fuera al médico, esas cosas nunca iban mal… ¿no? Pero de pronto, me di cuenta de que no había caído en la cuenta de que quizás él se había encarado con el ladrón, me mordí el labio y le mire.
-Monsieur, perdóneme por no decir esto antes, pero… si ha sido usted el que se ha encarado con el ladrón que me había robado la cartera. Espero que no haya salido herido…
Si había salido herido entonces le haría ir al médico, la verdad es que no era de obligar a las personas, pero si esa persona había salido herida por recuperar mi cartera entonces sentía como si también me importara. Espere su respuesta.
-Monsieur, gracias por devolverme mi cartera, mi marido se habría preocupado al verme aparecer sin ella. Y le agradecería mucho que me acompañara, después de lo que me ha pasado hace escasos minutos, no me siento demasiado tranquila yendo sola hasta casa.
La verdad es que era bastante sincera, no me gustaba mentir y eso lo había aprendido desde pequeña. Mis hermanos y yo habíamos tenido una buena educación donde nos habían enseñado que la mentira no llevaba a ningún sitio, además eso había crecido al casarme con James, ya que queríamos un matrimonio perfecto, sin mentiras y lo estábamos consiguiendo además de que confiábamos ciegamente el uno en el otro. Cuando me pregunto por la herida negué suavemente.
-Ahora mismo no me duele, pero creo que la cura principal que los mercaderes me han hecho no es suficiente. Creo que debería visitar a un medico… ¿no cree?
Dije después de ver cómo me observaba la herida, además era la segunda hija de una familia de tres hijos, había curado muchas veces las heridas de Coraline, por eso pensaba que quizás si iba bien que fuera al médico, esas cosas nunca iban mal… ¿no? Pero de pronto, me di cuenta de que no había caído en la cuenta de que quizás él se había encarado con el ladrón, me mordí el labio y le mire.
-Monsieur, perdóneme por no decir esto antes, pero… si ha sido usted el que se ha encarado con el ladrón que me había robado la cartera. Espero que no haya salido herido…
Si había salido herido entonces le haría ir al médico, la verdad es que no era de obligar a las personas, pero si esa persona había salido herida por recuperar mi cartera entonces sentía como si también me importara. Espere su respuesta.
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Re: Recorriendo el mercado (Yunuete de Rothschild)
Con su simple contextura y su suave tez la contemplé en su totalidad, gozaba de buena salud y su mente solo me daba una idea de vida perfecta, matrimonio perfecto y familia ejemplar. Era lo que suelo llamar un alma limpia, un cordero blanco de la pradera, no tenia ni un ápice de maldad en su ser.
Era difícil encontrar mujeres como ella, normalmente, las damas de clase alta eran de las que buscan casarse con un hombre adinerado que las mantenga cuando abandonen a su familia, sus familias por lo general arreglaban estos matrimonios con el fin de incrementar las ganancias del lado de la dama generalmente. Esta, por el contrario, tendría un matrimonio por amor, algo que se veía pocas veces, o se veía solo opacado por la falsa sensación de amor, la cual acababa apenas el dinero escaseaba en la pareja.
Note que la muchacha estaba bien, en un primer momento la había confundido con una dama, pero era muy joven para considerarla como tal, era mas una cuestión de educación que me refiriera a ella de esa manera. Repliqué de inmediato ante su pregunta
-Me alegro que se encuentre en buenas condiciones Madamme, creo que la acompañare en mi coche hasta el hospital mientras me realizan una revisión a mi también, porque creo que me dí un fuerte golpe en la cabeza y creo que su herida requiere alguna otra curación mas pertinente.- Palpé un poco mi cabeza e hice un gesto de breve dolor con un rictus en la boca y continué
-Concédame la posibilidad de acercarla hasta su domicilio si es necesario antes de pasar por el hospital mas cercano o bien llevarla allí directamente para ahorrarme un dolor de cabeza mañana cuando recuerde que no me comporte como un caballero-
Me acerqué al borde de la acera y miré hacia el otro lado de la calle, a lo lejos estaba el cochero leyendo el periódico contra la puerta del coche. Con una breve señal capté su atención y dejó la actividad para volver a subirse al automóvil y acercarlo hasta nosotros. En poco tiempo estaba frente a nosotros con la puerta en sus manos e inclinándose para saludarlos habilitándonos la entrada. Le ofrecí la mano a la dama para que suba al mismo.
Era difícil encontrar mujeres como ella, normalmente, las damas de clase alta eran de las que buscan casarse con un hombre adinerado que las mantenga cuando abandonen a su familia, sus familias por lo general arreglaban estos matrimonios con el fin de incrementar las ganancias del lado de la dama generalmente. Esta, por el contrario, tendría un matrimonio por amor, algo que se veía pocas veces, o se veía solo opacado por la falsa sensación de amor, la cual acababa apenas el dinero escaseaba en la pareja.
Note que la muchacha estaba bien, en un primer momento la había confundido con una dama, pero era muy joven para considerarla como tal, era mas una cuestión de educación que me refiriera a ella de esa manera. Repliqué de inmediato ante su pregunta
-Me alegro que se encuentre en buenas condiciones Madamme, creo que la acompañare en mi coche hasta el hospital mientras me realizan una revisión a mi también, porque creo que me dí un fuerte golpe en la cabeza y creo que su herida requiere alguna otra curación mas pertinente.- Palpé un poco mi cabeza e hice un gesto de breve dolor con un rictus en la boca y continué
-Concédame la posibilidad de acercarla hasta su domicilio si es necesario antes de pasar por el hospital mas cercano o bien llevarla allí directamente para ahorrarme un dolor de cabeza mañana cuando recuerde que no me comporte como un caballero-
Me acerqué al borde de la acera y miré hacia el otro lado de la calle, a lo lejos estaba el cochero leyendo el periódico contra la puerta del coche. Con una breve señal capté su atención y dejó la actividad para volver a subirse al automóvil y acercarlo hasta nosotros. En poco tiempo estaba frente a nosotros con la puerta en sus manos e inclinándose para saludarlos habilitándonos la entrada. Le ofrecí la mano a la dama para que suba al mismo.
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Re: Recorriendo el mercado (Yunuete de Rothschild)
Cuando me dijo que tendríamos que ir al hospital, la verdad es que estaba de acuerdo. Mi herida no parecía demasiado aparatosa, pero siempre era mejor que me viera un medico, el saber que él también se había hecho daño, al intentar recuperar mi cartera, me hizo morderme el labio. La verdad es que le agradecía que la hubiera recuperado para mí sin ni siquiera conocerme, ya que eso no lo hacía nadie en aquel tiempo, en aquel tiempo en el que vivíamos, nadie ayudaba a nadie a no ser que fuera por algo a cambio. La mayoría de la gente era egoísta y solo miraba por su propio bien, por lo menos yo había sido educada para ayudar a los demás y no mirar solo por mi bien, de lo cual estaba más que orgullosa. Al oírle, asentí y me toque levemente con la punta de los dedos el vendaje que los mercaderes me habían hecho, era provisional, pero bien hecho al fin y al cabo. Pero estaba segura que estaría mejor si me lo viese un medico, quizás por eso estaba pensando en aceptar su invitación. La verdad es que la forma de tratarme, me hizo sonreír. Desde luego aquel hombre era un verdadero caballero, o más bien aquel chico porque de nuevo decía que no parecía ser mayor que yo. -Entonces, es mejor que ambos vayamos al hospital, si no, no podre estar tranquila. Porque no me sentiría bien sabiendo que usted puede estar herido, por recuperar mi cartera. Así que hasta que no sepa que usted está bien, no me quedare tranquila.- Dije sonriendo, decía la verdad no me quedaría tranquila hasta que no supiera que él estaba bien. Así que si teníamos que ir al hospital, iríamos.
Vi como el cochero se acercaba y cuando llego a nuestra altura, nos aguanto la puerta y yo sonreí, haciendo una leve reverencia como hacíamos las mujeres, para después cogerme a la mano de mi acompañante y subir al vehículo. Sonreí con ternura y le mire. -Me gustaría poder saber su nombre, Monsieur.- Dije sonriendo pero siempre educada, porque siempre me gustaba saber el nombre de la gente que nos ayudaba.
Vi como el cochero se acercaba y cuando llego a nuestra altura, nos aguanto la puerta y yo sonreí, haciendo una leve reverencia como hacíamos las mujeres, para después cogerme a la mano de mi acompañante y subir al vehículo. Sonreí con ternura y le mire. -Me gustaría poder saber su nombre, Monsieur.- Dije sonriendo pero siempre educada, porque siempre me gustaba saber el nombre de la gente que nos ayudaba.
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Re: Recorriendo el mercado (Yunuete de Rothschild)
La dama se notaba mas que complacida y conforme por el trato recibido. Al parecer no recibía buenas acciones de parte de la gente del lugar, o eso parecía. La realidad es que yo tampoco sabía como era el comportamiento de esta sociedad, mi estadía en el lugar era solo nocturna desde hacia varios años, y en el tiempo que estaba por Francia no tuve ni la remota posibilidad de cruzarme con gente en general: decente y no decente.
Era una incógnita, en realidad yo trataba a la gente según los usos que recordaba desde el momento en el que nací donde parecía haber maldad a nivel remoto y si bien la sociedad era dominada por hombres, se tenía gran respeto por las mujeres en general porque de ellas dependía nuestra vida y la de los herederos de la familia.
En la sociedad actual ya comenzaban a aparecer titulares sobre violencia y robos atribuidos principalmente al consumo de alcohol. Esto, hasta el momento no se había leído en los diarios locales, pero si en los traídos de Inglaterra donde se hablaba principalmente de Whitechapel como uno de los lugares con mas burdeles por esa época debido a la situación económica frente a la inmigración.
Volviendo a la realidad, la muchacha tenia un aspecto maravilloso que pude notar al contemplar su rostro a la luz que irradiaba la lampara del coche. Reí sin sonido alguno ante su comentario preocupado sobre mi salud, mi salud... perdida hace ya 300 años una noche tan bella como esta que estaba sucediéndose.
-Mi llamo Chris mademoiselle, seria un placer conocer el suyo también ahora que la situación esta mas tranquila.-
Terminé esta frase mientras el chofer terminaba de cerrar con un golpe la puerta después de terminar de subir y acomodarme la ropa dentro del mismo.
Era una incógnita, en realidad yo trataba a la gente según los usos que recordaba desde el momento en el que nací donde parecía haber maldad a nivel remoto y si bien la sociedad era dominada por hombres, se tenía gran respeto por las mujeres en general porque de ellas dependía nuestra vida y la de los herederos de la familia.
En la sociedad actual ya comenzaban a aparecer titulares sobre violencia y robos atribuidos principalmente al consumo de alcohol. Esto, hasta el momento no se había leído en los diarios locales, pero si en los traídos de Inglaterra donde se hablaba principalmente de Whitechapel como uno de los lugares con mas burdeles por esa época debido a la situación económica frente a la inmigración.
Volviendo a la realidad, la muchacha tenia un aspecto maravilloso que pude notar al contemplar su rostro a la luz que irradiaba la lampara del coche. Reí sin sonido alguno ante su comentario preocupado sobre mi salud, mi salud... perdida hace ya 300 años una noche tan bella como esta que estaba sucediéndose.
-Mi llamo Chris mademoiselle, seria un placer conocer el suyo también ahora que la situación esta mas tranquila.-
Terminé esta frase mientras el chofer terminaba de cerrar con un golpe la puerta después de terminar de subir y acomodarme la ropa dentro del mismo.
Sean O'Rouke- Humano Clase Media
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