AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Perturbaciones Nocturnas +18 (privado)
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Perturbaciones Nocturnas +18 (privado)
Si el cielo fuera el fin
Mi cielo sería tu infierno…
Mi cielo sería tu infierno…
Aquella noche no estaba de ánimos…me habían quitado una presa gorda de matar un gordo viejo baboso y asqueroso licántropo…lo habían matado antes de que llegara y eso me frustraba demasiado tanto que en mi casucha comencé a destruir todo a mi paso, la ropa la agitaba por toda mi habitación, de mi peinadora boté todo de esta perfumes, peines, maquillaje todo lo que tenía encima…la cama la deshice por completo…estaba furiosa y necesita un buen polvo para tranquilizarme, pero como siempre los maldito bastardos de los parisinos no son lo que busco, son o muy frígidos o solo piensan en ellos y en acabar pronto y eso hacen, acaban antes de que siquiera consiga un puto orgasmo…o simplemente se quedan en sus límites de humanos y no quebrantan los límites de la mente…pero los que lo hacen son los vampiros aunque no me daba la confianza ellos para meterme con ellos pues no se puede fiar de alguien que te puede chupar, y no el coño mojado, sino el cuello mientras te esta follando…
Hago una mueca y pongo los ojos en blanco pues mi ira estaba creciendo así que bueno para colmar quizás alguna pelea en un bar o en el mismo burdel quizás eso alivie mi tensión sexual de haber perdido mi encargo fastidiando a hombres y mujeres…me alisto poniéndome un pantalón y una camisa para ocultar mis senos, no uso corsé y las bragas son negras con un liguero del mismo color y una arma dentro de ella, me recojo el cabello en una media coleta y la oculto en un sombrero de muchacho, zapatos bajos y estoy lista, un verdadero mocito inexperto parezco…me doy una ultima mirada en el espejo y me decido a salir, por las calles las mujeres me miran y se abanican acaloradas, sin saber que soy mujer
Camino y camino por los callejones para acortar caminos y un hombre me hace corte a mis pasos –An tengo un encargo para ti, pero no te va a gustar, la iglesia quiere matar a un ser sobrenatural pero no quieren que se vea que a por parte de ellos, por lo que me pidieron a un mercenario y quien mejor que tu, su nombre es Davignon, es un vampiro algo viejo y mayor, ten cuidado, suele visitar los burdeles y darse paseos por las tabernas para joder a las mujeres, una vez terminado el trabajo la iglesia te sabrá gratificar, si sabes a lo que me refiero-
¿qué? Trabajar para la iglesia…no gracias, ni por todo el oro del mundo ni por el mejor polvazo sexual lo haría, me valía, así que solo agite mi mano hacia él en señal de que me negaba siguiendo mi camino por las callejas aun pensando en sus palabras…si me metía con la iglesia sería su maldita cazadora personal y haría solo los trabajos sucios y no podría trabajar par otros…pero por otro lado la iglesia es la iglesia…bah no importaba igual no sabían a quien le fue a pedir primero y además los otros mercenarios estarían dispuestos a meterse con un vampiro viejo y antiguo, yo paso, no es por miedo sino por raciocinio lógico, son muchos más poderosos y he visto algunas de sus habilidades…pueden matarme con su mente, pueden manipularme y hacerme que lance de precipicio abajo…quizás hasta me pueden manipular para matarme yo misma…no gracias la verdad que los antiguos me producían una cierta picazón en mi nuca ante la posibilidad de enfrentarlo…
-Como sería un enfrentamiento con un milenario…que podría hacer o mejor dicho que él podría hacerme…- susurré mientras me adentró a al taberna excitada por esas palabras, pues la sola idea me provocaba un erizar de mi cuerpo…me adentro a la taberna mirando a todos lados viendo las mesas de borrachos, jugadores y una que otra zorra que había estado acompañando a uno que otros…
-Ash la típica inmundicia y limitación de mentes…que asco..- susurro mientras me acerco a la barra y pido un ginebra pensando en lo excitante que sería enfrentarse a un milenario o mejor dicho chupársela a un vampiro antiguo aún con el riego que el me chupe la sangre pero….un pensamiento perverso atravesó mi mente… “tendrán las pollas grandes…” reí mientras tomaba mi bebida de un solo tajo y me limpiaba sensualmente los labios del resto de bebida…
Invitado- Invitado
Re: Perturbaciones Nocturnas +18 (privado)
-¡Muérdeme!- Los ojos de la puta destellaron al escuchar la sugerencia, no, más bien exigencia, del vampiro ante el acalorado sexo oral que esta le ofrecía desinhibidamente. A los hombres no les gusta que su miembro sea expuesto de tal forma en la que el dolor sea la única sensación a la que puedan evocar sus pensamientos, algunos golpean a las mujeres que osan rosar siquiera la punta de sus dientes contra el venoso y erecto falo, otros las preferían sin dientes para que sólo se dedicasen a succionar lo que es debido sin metérseles por la cabeza la absurda idea de dar más placer con una pequeña mordida, él no. Lejos de ser un hombre convencional, es un vampiro martirizado por sus retorcidos pensamientos, ergo, la indicación no podía ser otra más que esa. La mujerzuela abrió la boca deslizando el trozo de carne en sus labios, la humedad lo acaricio y jadeo levantando la cabeza hacia atrás. Sujetó a la chica de los cabellos y la levantó con furia hasta él -¡Que me muerdas!- La soltó girándose sobre los talones para agarrarla fuertemente por el cuello y colocarla a la altura de su pelvis. Una vez allí, le importó un carajo que su boca estuviese abierta o cerrada, él necesitaba encallar en algo y lo más cercano que tenía era su rostro. Clavó su miembro hasta lo más profundo de su garganta y sintió como la joven era asfixiada por el tamaño de su falo en pleno trabajo. Una sonrisa curvó sus labios al sentir los arañones en sus piernas y la amenaza de la mujer deseando que él retrocediera y la dejase respirar. Era una idiota. Las embestidas fueron más fuertes con el transcurso de los segundos, más brutales, más rápidas y por supuesto con más deseo que las anteriores. Gilles rugía cada vez que sentía los dientes de la muchacha raspar las venas de su falo, arrancar parte de su carne y exponer la sangre de su sexo. Se enloquecía y pedía más, iba por más. Los ojos de la ramera derraparon lágrimas sobre las mejillas, no soportaba el ultraje y estaba a punto de morir, el problema es que él no la dejaría partir antes de que acabase dentro de ella.
La sometió un par de veces más, se salió de su boca y comenzó a sodomizarla. Sus manos se movían por lo largo y ancho de su espalda, acariciando sus pechos, rosando la palma contra el pezón estimulado, perfecto, erecto. Él sabía como tocar a las mujeres para que su cuerpo reaccionara como sólo a Gilles puede gustarle. No necesita ser romántico, no requiere de la introducción al coito, sólo conocer lo que se quiere y ofrecerlo sin ningún termo. Su miembro rozaba fuertemente contra las paredes de la chica, golpeó sus glúteos contra sus manos hasta que estas quedaron marcadas en la enrojecida piel. Los dedos del varón se entrometieron sin ningún cuidado dentro de su cáliz. No fue nada caballeroso al meter cuatro de un solo tirón y después la mano completa. La mujer sólo pudo arrojar un grito ahogado en pos de su dolor, se suponía que era la más zorra de todas, la que podría manejar a un montón de hombres con sus falos en posición y hacerlos correrse del placer, pero a Gilles… sólo le había servido para la entrada. ¡No lo podía creer! La muy idiota se atrevió a dejarlo en plena excitación. Ya se sentía venir, como un torrente de agua en el río, como un maldito relámpago bajando a la tierra, como una majestuosa explosión. Murió. Gilles no se dio cuenta que su mano había atravesado desde su cavidad hasta su vientre y salido por este. Los órganos de la muchacha se cayeron al suelo una vez que el hombre retiró su mano del agujero que perforó. La odiaba, odiaba a los hombres por su jodida fragilidad y a las mujeres por el calor que le hacían sentir con ese lamento de romperse con apenas una caricia. Hizo una mueca de disgusto. Se salió de ella lamiéndose la mano ensangrentada. –¡Puta de mierda!- Exclamó observando su falo al aire, amenazando con dejar ciego a quien lo mirase fijamente. –¡Mira como me dejas!- La golpeó en las costillas con la fuerza suficiente para que sus huesos se asomaran por encima de la piel. Suspiró. Tendría que buscarse un nuevo juguete, pero antes deseaba ir por un trago. Así funcionan las cosas en su cabeza, en un segundo quiere, desea hago hasta rabiar y al otro algo se atraviesa y le dicta ser más importante.
Colocándose el abrigo sobre los hombros y ocultando erecto falo dentro de su pantalón, viajó hasta la taberna donde seguramente la estúpida de Lorraine tendría alguna ramera trabajando como camarera. Estaba cansado de ir a los burdeles a buscar víctimas, siempre hay alguien que lo ve y, aunque eso le prende enormemente, lo menos que deseaba es a una parvada de buitres tras su cabeza, como lo son los estultos soldados de la inquisición. Así que la opción era tragarse a una indigente o meter a la Condesa en problemas, lo segundo resultó mucho más tentador, sobretodo porque ella formaba parte de su juego con los Argeneau y el conde. Ah, la vida es tan corta, el mundo tan pequeño y los enfermos tan desgraciados que todo puede pasar. Pateando las puertas de dicho lugar, se adentró en él solicitando una botella de Absenta. Observó a su alrededor, ebrios… y la gorda camarera de al fondo. ¡Joder! ¡Ese lugar se denigra cada vez más! Su excitaciçon iba disminuyendo con el paso del tiempo hasta que ¡Oh, oh! Posó su mirada en aquella melena azabache cerca de la barra. Sus ojos azules, sus labios rojos. ¡Maldición! Toda una tentación a dormir con el diablo esta noche, pero ¿Quién era el diablo, ella o él? La sonrisa torcida de Gilles, sus ojos malditos y sus intenciones oscuras, se acercaron hasta ella. No la cortejaría como tratan los hombres, no le invitaría un trago y mucho menos usaría la sutileza de su nombre para llevarla fuera y dejarle la oportunidad de que él se corriese en ella, lo que no pudo con la otra. Respiró sobre el hombro de la mujer –Me gusta como hueles, me gustas tú y si no aceptas chupármela ahora, será después mientras suplicas por tu jodida vida, pero de igual forma lo harás. ¿Qué dices?-
La sometió un par de veces más, se salió de su boca y comenzó a sodomizarla. Sus manos se movían por lo largo y ancho de su espalda, acariciando sus pechos, rosando la palma contra el pezón estimulado, perfecto, erecto. Él sabía como tocar a las mujeres para que su cuerpo reaccionara como sólo a Gilles puede gustarle. No necesita ser romántico, no requiere de la introducción al coito, sólo conocer lo que se quiere y ofrecerlo sin ningún termo. Su miembro rozaba fuertemente contra las paredes de la chica, golpeó sus glúteos contra sus manos hasta que estas quedaron marcadas en la enrojecida piel. Los dedos del varón se entrometieron sin ningún cuidado dentro de su cáliz. No fue nada caballeroso al meter cuatro de un solo tirón y después la mano completa. La mujer sólo pudo arrojar un grito ahogado en pos de su dolor, se suponía que era la más zorra de todas, la que podría manejar a un montón de hombres con sus falos en posición y hacerlos correrse del placer, pero a Gilles… sólo le había servido para la entrada. ¡No lo podía creer! La muy idiota se atrevió a dejarlo en plena excitación. Ya se sentía venir, como un torrente de agua en el río, como un maldito relámpago bajando a la tierra, como una majestuosa explosión. Murió. Gilles no se dio cuenta que su mano había atravesado desde su cavidad hasta su vientre y salido por este. Los órganos de la muchacha se cayeron al suelo una vez que el hombre retiró su mano del agujero que perforó. La odiaba, odiaba a los hombres por su jodida fragilidad y a las mujeres por el calor que le hacían sentir con ese lamento de romperse con apenas una caricia. Hizo una mueca de disgusto. Se salió de ella lamiéndose la mano ensangrentada. –¡Puta de mierda!- Exclamó observando su falo al aire, amenazando con dejar ciego a quien lo mirase fijamente. –¡Mira como me dejas!- La golpeó en las costillas con la fuerza suficiente para que sus huesos se asomaran por encima de la piel. Suspiró. Tendría que buscarse un nuevo juguete, pero antes deseaba ir por un trago. Así funcionan las cosas en su cabeza, en un segundo quiere, desea hago hasta rabiar y al otro algo se atraviesa y le dicta ser más importante.
Colocándose el abrigo sobre los hombros y ocultando erecto falo dentro de su pantalón, viajó hasta la taberna donde seguramente la estúpida de Lorraine tendría alguna ramera trabajando como camarera. Estaba cansado de ir a los burdeles a buscar víctimas, siempre hay alguien que lo ve y, aunque eso le prende enormemente, lo menos que deseaba es a una parvada de buitres tras su cabeza, como lo son los estultos soldados de la inquisición. Así que la opción era tragarse a una indigente o meter a la Condesa en problemas, lo segundo resultó mucho más tentador, sobretodo porque ella formaba parte de su juego con los Argeneau y el conde. Ah, la vida es tan corta, el mundo tan pequeño y los enfermos tan desgraciados que todo puede pasar. Pateando las puertas de dicho lugar, se adentró en él solicitando una botella de Absenta. Observó a su alrededor, ebrios… y la gorda camarera de al fondo. ¡Joder! ¡Ese lugar se denigra cada vez más! Su excitaciçon iba disminuyendo con el paso del tiempo hasta que ¡Oh, oh! Posó su mirada en aquella melena azabache cerca de la barra. Sus ojos azules, sus labios rojos. ¡Maldición! Toda una tentación a dormir con el diablo esta noche, pero ¿Quién era el diablo, ella o él? La sonrisa torcida de Gilles, sus ojos malditos y sus intenciones oscuras, se acercaron hasta ella. No la cortejaría como tratan los hombres, no le invitaría un trago y mucho menos usaría la sutileza de su nombre para llevarla fuera y dejarle la oportunidad de que él se corriese en ella, lo que no pudo con la otra. Respiró sobre el hombro de la mujer –Me gusta como hueles, me gustas tú y si no aceptas chupármela ahora, será después mientras suplicas por tu jodida vida, pero de igual forma lo harás. ¿Qué dices?-
Gilles Davignon- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/11/2010
Re: Perturbaciones Nocturnas +18 (privado)
La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse.
-Oscar Wilde-
-Oscar Wilde-
Entre el vaso vacío llenándose de nuevo y mi lengua tocando el contenido de aquel líquido transparente y caliente un susurro a mi cuello que a cualquier jovencita haría erizar y desmayar incluso con suspiros ver a quien le habla…pero en esta gitana fue todo lo contrario, provocó una sonrisa lasciva sobre todo que el sexo se humedeciera más que sentía como corría aquellos fluidos por su entrepierna…con ojos cerrado pedí otro trago mientras sopesaba sus palabras y sobre todo pensando en la respuesta, sí, era uno de esos vampiros y sobre todo tenía una polla grande y excitada lo que me excitó más.
Un vampiro antiguo con una polla de lujo…se me hizo agua la boca y no solo la boca sino también mi sexo se humedeció más de lo común…hasta podía sentir mis fluidos correr por mis muslos internos mojando mis bragas y esa voz de autoridad hizo que mi piel se estremeciera…explotaría en un orgasmo con ese tono de autoridad… ¡que dominante! Pensé mientras me mordía el labio inferior tomando la copa en mano y bebiéndola de una… ¡que me folle aquí y ahora! Luego me mordí la lengua… ¡que carajos estoy pensando…! Negué con la cabeza y me senté derecha…tenía que jugar y encender más la brecha sexual entre los dos…
-Jamás suplico nada a nadie al contrario…pido siempre más y más- eso ultimo fue con un tono sensual, gire y le miré de frente abriendo mis piernas subiendo mi diestra por sus piernas tocándolo…encendiéndonos hasta llegar a su falo… –Duro- estaba duro y quería ponerlo mucho más tenerlo tan hinchado como mis labios vaginales -lo abres tu o lo abro con mi boca, eh- le tomé con fuerza apretando tan duro su sexo que a cualquier mortal le haría gritar… y luego de ello vino el juego…aquel jueguillo de egos de picar hasta que ninguno de los dos aguantemos más la calentura y follemos hasta la noche siguiente
-Creo que no tienes lo que busco y necesito soy muy exigente en lo que me haga gritar y más si es mi boca la que lo va a probar primero y claro mi…- acerque mis rojos labios a su oído derecho lamiendo su lóbulo derecho –Mi coño y mi boca siempre piden algo más a la altura…- regrese poniéndome derecha lamiendo sus labios lentamente sin dejar de apretujar su falo -así que no creo que tengas lo que pido- un beso fugaz y me levanto de mi asiento dejando unas monedas sacadas de mi escote para dejarlas sobre la barra…saliendo del lugar –Cuando tengas algo más grande y jugoso entre tus…- mi lengua se escapo de mi boca para tocar mis labios mojándolos con mis ojos justo en su miembro… -Entre tus manos- el sarcasmo y el eufemismo salió sin pedir permiso…aun a sabiendas que aquel sujeto no se quedaría tan tranquilo y menos después de haber jugado con su excitación y su ego de macho –Quizás ahí debas buscarme mientras mira, ahí hay unas putitas que te pueden ayudar con tu pequeño amigo…- lance un beso y me encamine hasta la puerta aun sabiendo que podía habérsela chupado de la mejor manera…hubiera sido gustoso pero, había que calentar mucho los cuerpos antes de lanzarme y chuparle hasta la última gota de su néctar blanquecino.
Además no quería follar en aquella taberna o mejor dicho quería follar tras la taberna en aquella callejuela junto a la taberna ahí follar hasta que tengamos que ir a otro lugar con una cama y que mejor que tener aquel antro cerca para de ahí no más pasar a otra diversión más profunda y pervertida…pensar en ello hizo que se humedeciera más mi coño, mis pezones erectos a más no poder…si aquel me tocaba estallaría en un orgasmo y vaya que me había encendido aquel vampiro engreído…pero quería ver hasta donde llegaría la excitación de ambos…ver hasta donde romperían las vestiduras de la sociedad para saciar sus impulsos primarios.
Invitado- Invitado
Re: Perturbaciones Nocturnas +18 (privado)
¡Estúpidas! No hay otra forma de describirlas. Son todas iguales, son todas tan jodiamente patéticas y sólo sirven para una cosa. La mueca de Gilles se extendió por sus labios hasta formar aquella sonrisa aterradora en su rostro. La mujer no lo sabía pero su pedantería ya había instado en él todas y cada una de las formas en las que ella se retorcería debajo de su cuerpo pidiendo, aclamando, implorando. No se trata de quien folla mejor y cuan grotesco es, si no del dolor que es capaz de producir con una simple caricia, de eso se trata y para un hombre como él, es épicamente sencillo hacerlo. Incluso, con el sólo pensamiento podía producir un ataque de sensaciones varias en el cuerpo de los humanos, disparar el deseo, aumentar el sopor y dejar que la combinación abstracta convulsione en cada hueso, en cada músculo y en cada arteria de su ser… En efecto, ella no lo sabía porque parte de ella se paseó por el cuerpo de Gilles hasta tocar su miembro. «Oh, sí nena… ¿Duro? ¿Eso es todo?» El hombre arqueó una de sus cejas al escuchar sus palabras. Se negó un par de veces, notó a la perfección el juego al que la pelinegra deseaba arrastrarlo, pero se equivocaba. Él no es otro de sus chulos, no es el chulo de nadie. Suspiró decepcionado.
-Es una pena- Logró articular observando como ella se ponía de pie dejándolo atrás. Realmente era una pena, no porque ella se lo fuese a perder, no, si no porque ahora las cosas se habían pintado de rojo, un rojo sangre. Gilles es un hombre como todos los demás, que carece de paciencia cuando de sexo se trata, pero también es aquel que se atreve a hacer cosas que ninguno de los ebrios del rincón podría jamás imaginar. La observó alejarse, perderse en la puerta, per nunca dejó de seguirla. No había prisa por perseguir su cuerpo esbelto y hacerla explotar en un grotesco y sangriento orgasmo. Pidió un trago. –Esa mujer- Dijo el hombre tras la barra. –Es una perra. Nadie se le hace suficiente- En ese instante Gilles estalló en carcajadas, escupiendo el licor de su boca. Había escuchado hablar de mujeres indomables, de esas que se alzan por encima de los hombres y se creen las más cabronas del mundo. Sí, como ellas ha habido durante siglos y no duda que habrá más, siempre una más imbécil que la otra, pero claro, en su fuero interno eran todas unas amazonas conquistando el corazón del hombre y despedazándolo a su antojo. ¡Ilusas! Lanzó una moneda de plata a los aires, limpió su boca y se retiró del lugar. Afuera, ella lo esperaba.
-Tu vagina podría estar tan abierta como para ser frígida ante esto- Dijo agarrándose la entrepierna. No existe nada más vulgar que una mujer que se expresa de esa manera, pero al diablo con todo eso y a la mierda las apariencias, él adora cuando ellas se comportan tan suciamente. –Tu boca puede ser un poso sin fondo para no atragantarse igual- Se encogió de hombros sin dejar de lado esa estúpida pero siniestra sonrisa de sus labios –Pero ¿Sabes?- Se aproximó hasta ella con la pericia de cualquier gato acomodándose en su silla favorita. –Dije que te follaría y eso haré- Soltó posicionándose detrás de ella en una milésima de segundos. No escondería su naturaleza porque al final de su escupitajo sexual, arrojaría su cadáver al lago más cercano. La jala del cabello y la obliga a arrodillarse frente a él. –Con los dientes cariño y no olvides en morderla. Si quieres arráncala, da igual… sólo métela en tu boca- Dijo galopeadamente sin dejar de sujetarla de su larga cabellera de ébano. La arrimó a su miembro y antes de que esta pudiese hacer algo más con él, la levantó con fuerza hasta sus labios. Robó de ellos un beso ensangrentado, pues sus colmillos se encontraron expuestos y preparados para rasgar no solo su lengua o comisuras, sino también el interior de sus fauces. La separa con brusquedad, los hilos rojos cuelgan por ambos lados de su mentón. Sigue manteniendo aquella sonrisa maquiavela. . –Puedo meterte el puño por el culo, si mi falo no te satisface- Susurró en su oído mordisqueando una parte del mismo y, al final, la arroja al suelo con brutalidad.
-Es una pena- Logró articular observando como ella se ponía de pie dejándolo atrás. Realmente era una pena, no porque ella se lo fuese a perder, no, si no porque ahora las cosas se habían pintado de rojo, un rojo sangre. Gilles es un hombre como todos los demás, que carece de paciencia cuando de sexo se trata, pero también es aquel que se atreve a hacer cosas que ninguno de los ebrios del rincón podría jamás imaginar. La observó alejarse, perderse en la puerta, per nunca dejó de seguirla. No había prisa por perseguir su cuerpo esbelto y hacerla explotar en un grotesco y sangriento orgasmo. Pidió un trago. –Esa mujer- Dijo el hombre tras la barra. –Es una perra. Nadie se le hace suficiente- En ese instante Gilles estalló en carcajadas, escupiendo el licor de su boca. Había escuchado hablar de mujeres indomables, de esas que se alzan por encima de los hombres y se creen las más cabronas del mundo. Sí, como ellas ha habido durante siglos y no duda que habrá más, siempre una más imbécil que la otra, pero claro, en su fuero interno eran todas unas amazonas conquistando el corazón del hombre y despedazándolo a su antojo. ¡Ilusas! Lanzó una moneda de plata a los aires, limpió su boca y se retiró del lugar. Afuera, ella lo esperaba.
-Tu vagina podría estar tan abierta como para ser frígida ante esto- Dijo agarrándose la entrepierna. No existe nada más vulgar que una mujer que se expresa de esa manera, pero al diablo con todo eso y a la mierda las apariencias, él adora cuando ellas se comportan tan suciamente. –Tu boca puede ser un poso sin fondo para no atragantarse igual- Se encogió de hombros sin dejar de lado esa estúpida pero siniestra sonrisa de sus labios –Pero ¿Sabes?- Se aproximó hasta ella con la pericia de cualquier gato acomodándose en su silla favorita. –Dije que te follaría y eso haré- Soltó posicionándose detrás de ella en una milésima de segundos. No escondería su naturaleza porque al final de su escupitajo sexual, arrojaría su cadáver al lago más cercano. La jala del cabello y la obliga a arrodillarse frente a él. –Con los dientes cariño y no olvides en morderla. Si quieres arráncala, da igual… sólo métela en tu boca- Dijo galopeadamente sin dejar de sujetarla de su larga cabellera de ébano. La arrimó a su miembro y antes de que esta pudiese hacer algo más con él, la levantó con fuerza hasta sus labios. Robó de ellos un beso ensangrentado, pues sus colmillos se encontraron expuestos y preparados para rasgar no solo su lengua o comisuras, sino también el interior de sus fauces. La separa con brusquedad, los hilos rojos cuelgan por ambos lados de su mentón. Sigue manteniendo aquella sonrisa maquiavela. . –Puedo meterte el puño por el culo, si mi falo no te satisface- Susurró en su oído mordisqueando una parte del mismo y, al final, la arroja al suelo con brutalidad.
Gilles Davignon- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/11/2010
Re: Perturbaciones Nocturnas +18 (privado)
Hombres, todos son iguales, solo el sexo les llama, sus pollas no pueden estar más hinchadas de tanto dolor sexual que no saben cómo desfogar…y esa retención los vuelve brutos y burdos, pero ¿acaso no hay algo más excitante que ser cínico, directo y burdo en el sexo? Si lo hay pues que me lo enseñen porque hasta ahora solo conozco ese método de excitación y de deseo prohibido, y que deseo, era el que despertaba aquel vampiro su voz era tan dominante como su imponente presencia, su sonrisa de aquellas que hace que la ropa salga volando e invite el cuerpo a que me folle de la forma más ruda y vil, esos ojos que hacen que por toda mi entrepierna baje aquellos fluidos, esa manos que hacen que mis pezones griten en dureza por que los pellizque y por ultimo pero no menos importante…su erección a la que mi boca desea, probar y calmar entre dos o tres torrentes de orgasmos intensos.
Sus palabras me hicieron reír socarronamente pues era solo tentaciones y más por su impericia en la voz por follarme hasta matarme ¡bah no es el primero y no será el último que me lo diga! Relamí mis labios mientras miraba mis uñas con un deje de “que me importismo” a sus palabras, como si ya las hubiera escuchado, como si fueran delo más común para mi oír esa clase de verborrea…lo era pero no con la intensidad con la que aquel ser me lo decía, con los hombros alzados le di a entender que sus palabras solo eran un maldito eco al viento, un eco lejano que no llegaba a calentare…mentira, vil mentiras estaba más caliente que un lobo en luna llena, ¡te deseo, deseo montarte y gritar tu nombre cuando me corra! Mi mente hablaba con deseo pero mi cuerpo expresaba otra cosa, como si no estuviera ni al 10% de la calentura, otra mentira más.
-No sé con qué clase de puta barata estás acostumbrado a tratar, pero sé que son de esas putillas que son se abren de piernas para que te la folles, bien, si a eso estás acostumbrado a que te den mamadas y luego te abran las piernas las zorras, mira ahí hay un burdel de cuarta, vete y búscate a esas zorrillas- apunte al burdel más cercano y antes de darme media vuelta, aquella presencia estaba a mi espalda susurrando palabras que hacían que mis piernas temblaran, sus manos agarrando con fuerza mi cabello y un jadeo que no pudo escapar de mi garganta por miedo a delatarme ¿pero será que ya era tarde para ello?, su sexo erecto y delicioso ¿será que lo probaría?¿será que podría morderlo y saciarme de él hasta tener orgasmos múltiples? Solo había una forma de encontrar las respuestas.
Mi mano fue a su entrepierna y la apreté con fuerza sintiendo como se llenaba mi mano de su polla y su olor a sexo henchido y desesperado por desfogarse fuertemente, -entonces deja las cursilerías a un lado para mejor ir por el plato fuerte…- antes de culminar su boca y la mía estaban juntas, su lengua buscaba la mía y la mía tocaba la de él en un baile incesante de lujuria y calentura, la sangre comenzó a brotar de aquel beso, el hierro de esta se olía mientras las lenguas dejaban un hilo de saliva al alejarse pero sin dejar de tocarse y esa sangre en el mentón y sobre mis escote pintando la parte de mis senos, invitando a cualquiera a probar aquel vitae y por ende probar uno nuevo.
La respiración se agita y la sonrisas no se hacen esperar al menos para mí, esta vez haría algo más que solo excitar, sería la prostituta que era en raras ocasiones, tomé su mentón y subí mi pierna derecha a la cintura de él empujando su pelvis con mi talón justo a que ambos sexos se froten, mi lengua jugaba en la parte lateral central de su cuello con ligeros soplidos y mordiscos algo fuerte en él ¡se notaba que era un macho de aquellos que le gusta lo rudo y fuerte, que excitante! Lamiéndolo luego para volver con caminos de besos tiernos y succiones de su fría pero ardiente piel –para saber si tu falo me satisfacerla deberías primero dejármela probar y no solo hablo de que me la dejes ver, y apreciar cómo te masturbas para mí, sino que luego me dejes probar a que sabe y como se siente su dureza y suavidad- en ese momento empuje su pelvis más a mi sexo para que notarla lo húmeda que estaba, no podía disimularlo más y menos con aquel beso y aquellas palabras.
-Si me dejas hacerte a mi gusto lo que más deseo, entonces veré si tu polla es lo suficientemente satisfactoria a mis deseos inacabados, sino entonces me iré a tocarme en mi habitación pensando en ti y en lo que pudo quizás ser en una noche sangrienta de sexo rudo y salvaje- tome entre mis dientes el lóbulo de su oreja derecha y tiré de esta con fuerza mientras una risita maliciosa y lujuriosa salía de mi boca.
Pecado, pecado, quiero ser tu pecadora y rezarte de rodillas con mi boca llena de una gran delicia…
Sus palabras me hicieron reír socarronamente pues era solo tentaciones y más por su impericia en la voz por follarme hasta matarme ¡bah no es el primero y no será el último que me lo diga! Relamí mis labios mientras miraba mis uñas con un deje de “que me importismo” a sus palabras, como si ya las hubiera escuchado, como si fueran delo más común para mi oír esa clase de verborrea…lo era pero no con la intensidad con la que aquel ser me lo decía, con los hombros alzados le di a entender que sus palabras solo eran un maldito eco al viento, un eco lejano que no llegaba a calentare…mentira, vil mentiras estaba más caliente que un lobo en luna llena, ¡te deseo, deseo montarte y gritar tu nombre cuando me corra! Mi mente hablaba con deseo pero mi cuerpo expresaba otra cosa, como si no estuviera ni al 10% de la calentura, otra mentira más.
-No sé con qué clase de puta barata estás acostumbrado a tratar, pero sé que son de esas putillas que son se abren de piernas para que te la folles, bien, si a eso estás acostumbrado a que te den mamadas y luego te abran las piernas las zorras, mira ahí hay un burdel de cuarta, vete y búscate a esas zorrillas- apunte al burdel más cercano y antes de darme media vuelta, aquella presencia estaba a mi espalda susurrando palabras que hacían que mis piernas temblaran, sus manos agarrando con fuerza mi cabello y un jadeo que no pudo escapar de mi garganta por miedo a delatarme ¿pero será que ya era tarde para ello?, su sexo erecto y delicioso ¿será que lo probaría?¿será que podría morderlo y saciarme de él hasta tener orgasmos múltiples? Solo había una forma de encontrar las respuestas.
Mi mano fue a su entrepierna y la apreté con fuerza sintiendo como se llenaba mi mano de su polla y su olor a sexo henchido y desesperado por desfogarse fuertemente, -entonces deja las cursilerías a un lado para mejor ir por el plato fuerte…- antes de culminar su boca y la mía estaban juntas, su lengua buscaba la mía y la mía tocaba la de él en un baile incesante de lujuria y calentura, la sangre comenzó a brotar de aquel beso, el hierro de esta se olía mientras las lenguas dejaban un hilo de saliva al alejarse pero sin dejar de tocarse y esa sangre en el mentón y sobre mis escote pintando la parte de mis senos, invitando a cualquiera a probar aquel vitae y por ende probar uno nuevo.
La respiración se agita y la sonrisas no se hacen esperar al menos para mí, esta vez haría algo más que solo excitar, sería la prostituta que era en raras ocasiones, tomé su mentón y subí mi pierna derecha a la cintura de él empujando su pelvis con mi talón justo a que ambos sexos se froten, mi lengua jugaba en la parte lateral central de su cuello con ligeros soplidos y mordiscos algo fuerte en él ¡se notaba que era un macho de aquellos que le gusta lo rudo y fuerte, que excitante! Lamiéndolo luego para volver con caminos de besos tiernos y succiones de su fría pero ardiente piel –para saber si tu falo me satisfacerla deberías primero dejármela probar y no solo hablo de que me la dejes ver, y apreciar cómo te masturbas para mí, sino que luego me dejes probar a que sabe y como se siente su dureza y suavidad- en ese momento empuje su pelvis más a mi sexo para que notarla lo húmeda que estaba, no podía disimularlo más y menos con aquel beso y aquellas palabras.
-Si me dejas hacerte a mi gusto lo que más deseo, entonces veré si tu polla es lo suficientemente satisfactoria a mis deseos inacabados, sino entonces me iré a tocarme en mi habitación pensando en ti y en lo que pudo quizás ser en una noche sangrienta de sexo rudo y salvaje- tome entre mis dientes el lóbulo de su oreja derecha y tiré de esta con fuerza mientras una risita maliciosa y lujuriosa salía de mi boca.
Pecado, pecado, quiero ser tu pecadora y rezarte de rodillas con mi boca llena de una gran delicia…
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