AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Les yeux de la vérité -MATTEUS S. VON ZHARKAROV-
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Les yeux de la vérité -MATTEUS S. VON ZHARKAROV-
La noche era sumamente fría, la luna estaba en menguante, o la “Ancianita” con muchas brujas le llamaban, había dejado de nevar apenas hacía dos días, sin embargo, el viento helado podía colarse por la tela y helar hasta los huesos, además pequeños nubarrones se iban formando señalando qué en uno o a dos días volvería a nublarse para dejar caer la llovizna qué antecedería una de las últimas nevadas del temporal. La gente iba y venía por la calle apenas eran las seis de la tarde, muchas señoras y señores de la alta sociedad se daban cita en los mejores lugares de la bella París, algunos comercios como las confiterías y las panaderías permanecían abiertas pues muchos pasaban a comprar algo para la cena. Muchos otros como era mi caso recién salíamos de trabajar, esa semana particularmente había sido sumamente atareada, ya qué ese día era la fiesta de mascaras de la Condesa Vinessa Farell, una hermosa mujer Inglesa qué tenía como preferencia pasar los inviernos en París, no se le culpaba ya qué su natal Londres era sumamente lluvioso y no se podía tener los espectaculares paisajes qué la ciudad le brindaba.
Muchos carruajes iban rumbo a la gran mansión ubicada a la salida de la ciudad rodeada por un hermoso y frondoso bosque, tanto era el revuelo qué la policía había asignado a sus mejores agentes para los rondines cercanos a la finca y el cuidado de los qué asistirían. Al caminar por la calle me di cuenta de qué al final no era algo muy especial, sin embargo tenía como una misión, una meta de esa semana, me había dispuesto a colarme en la fiesta, no era qué fuera yo una mujer ambiciosa ni qué quisiera disfrutar de todos aquellos placeres qué la alta sociedad brindaba, en mi caso era eso, un reto, la búsqueda de emociones nuevas, mi vida había caído en un horrible monotonía, de no ser por mis conjuros, los hechizos, por mis estudios y mis andanzas nocturnas, sería sumamente aburrida y me habría convertido en una chica más del montón. Además había un tema qué me fascinaba, y era aquellos seres qué no queríamos ver…
Tras unos diez minutos me encontraba a las puertas de la casa, mi hermana había salido de viaje con la tía Felisa a España, el hecho de su ausencia y la marcada dependencia de mi madre para con mi padre, era como si no hubiese nadie en la casa, solo estaba mi nana sin embargo siempre se dormía luego de la merienda. Aproveché y fui a cambiarme, había tomado prestado un vestido de una joven clienta llamada Amelie Letuane, una joven de alta alcurnia y una máscara diseñada por mí misma. Estando frente al espejo, me veía a mí misma, estando más allá de mi, necesitaba espacio para mis deseos, para mi magia, pero sin tener que estar en soledad, quería saber qué o mejor dicho, quienes eran aquellos a los qué podía sentir, pero se ocultaban a la vista de los mortales comunes. Me cambié el vestido era verde esmeralda con negro el color hacía resaltar mis ojos. Sonreí tras arreglarme el cabello y ocultar mis sonrojadas mejillas con el polvo de arroz qué me hacía ver mucho más pálida. Tomé una parte de mis ahorros para llegar en un coche a la mansión, salí a escondidas por la puerta trasera y caminando un poco colocándome una capa negra conseguí el coche.
Me dejó en la puerta y antes de bajar me coloqué el antifaz, aprovechándome de un descuido de uno de los criados de la entrada, me colé junto a la familia Chavanel logrando entrar al salón, la decoración, la música, el calor del lugar, el ir y venir de las personas, el caos qué vivían los sirvientes, el aroma a vinos caros, perfumes especiales y tabaco lo invadía todo. Di un profundo respiro sonriendo, me gustaba superar pruebas como estas, saber qué mi trabajo era bueno no solo en la costura, deseaba ganarme un lugar, pero luchando y trabajando por ello, no por mi apellido o mi belleza.
Me paseé entre los asistentes una vez qué una mucama recibió mi capa, tomé una copa y comencé a dar vueltas, mirándolo todo, intentando reconocer a quienes se hallaban tras las máscaras, sabiendo qué no me reconocerían a mí. Sin embargo hubo algo qué llamó mi atención, una gran terraza qué estaba justo frente a un pequeño lago, esa parte de la casa no tenía mucha iluminación, además todos estaban más ocupados esperando la cena qué vagando, y sobre todo, disfrutando de los maravillosos enigmas y momentos sublimes qué nos da la naturaleza, el ojo humano común, prefiere no ver más allá de su nariz e ignora casi todo a su alrededor. Caminé con la copa en la mano, cuidando de no caerme por el vestido, abrí un poco la puerta y salí, el frío erizó mi piel, pero poco me importó, la magia de la naturaleza me llamaba y lo disfrutaba. Sentí la presencia de alguien cerca de mí, era una presencia distinta a las qué había sentido antes, había seres qué me causaban mucho miedo, seres qué llamábamos Vampiros, sabía sobre la existencia de otros mortales con una cualidad mucho más natural y especial, más no quise voltear hacia donde sentía esa extraña fuerza, di un largo suspiro y bebí el contenido de la copa de un trago solo buscando de reojo a quien era poseedor de esa energía, de esa extraña aura…
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Sara Cecereu- Hechicero Clase Media
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Re: Les yeux de la vérité -MATTEUS S. VON ZHARKAROV-
Mil palabras puedo decir
Pero solo una será verdad.
La música será nuestro aliado
Solo una palabra, y nuestra historia
Comenzara.
Al abrir los ojos me di cuenta que ya había amanecido, los rayos del sol se colaba en la cueva donde estaba, tres días había pasado aquí, tres malditos días donde no podía irme a mi casa, extrañaba la tranquilidad, comodidad de mi cama, la buena comida y sobre todo extrañaba los berrinches de aquella niña llamada Diana, que solía ir a mi casa solo a molestarme, decirme de cosas pero era una niña que adoraba, que quería sobre todas las cosas, ella era mi razón de seguir adelante, era como la hija que nunca tuve, y no sé si tendré hijos, tampoco lo estoy buscando, o una esposa; pero dejando de lado esos pensamientos, solo faltaba que me decidiera retirarme de este lugar, cada vez sufría más con las transformaciones, no sufrir de que me duela, bueno me duele pero después se me pasa, pero sufrir al alejarme, al no poder controlar por completo mi estado Lycan, no me gustaba ¿Por qué? Porque no razonaba, tenía que alejarme de mi familia, que solamente era la pequeña Diana; la pequeña Diana, la niña de diez años, esa niña que me sacaba de quicio, al pensar eso, me di cuenta que era muy importante para mí, sonreí un poco, como hace tiempo no lo hacía; Con pesadez me levante del suelo, me quite mi ropa antes de transformarme sabia que la iba a romper y después como me iba a la ciudad desnudo, no, mejor me la quite y solo espere a que llegara el momento de la transformación -Bueno, es hora de retirarme a mis aposentos-Dije sin más, acomodándome bien la ropa, hace aproximadamente dos horas me había vestido, y ahora al salir a la luz de sol de aquella cueva, como si nada hubiera pasado, iba de regreso a mi casa, a dormir un rato, comer y leer, esperando que tenga que salir o algo parecido.Pero solo una será verdad.
La música será nuestro aliado
Solo una palabra, y nuestra historia
Comenzara.
Al caminar, miraba los arboles moverse, el camino eran largo, siempre se alejaba de más cuando era luna llena, no quería matar a un cristiano como la primera vez que se transformo mato a su maestro o al convertir aquella mujer, a la cual amo por un tiempo, pero al ver que ella no sentía nada tuvo que desistir y se hizo un hombre ermitaño, un hombre cerrado, que no solía salir de su casa, simplemente se quedaba postrado en su sillón, leyendo literatura o jugando ajedrez y cuando salía, salía vestido de negro y con una máscara en su rostro, el, él era asi y nadie podrá cambiarlo, nadie. Mientras seguía caminando, pensaba en que hace tiempo que no salía de noche, no salía como solía hacerlo, como un hombre misterioso, un hombre con la máscara y sin mostrar su rostro -Quisiera salir nuevamente, a lo mejor esta noche lo hago-Susurre, para que nadie me escuchara, y que mis palabras el viento se lo llevara; había ingresado a la ciudad así que no tuve más que quedarme callado para que no me escucharan, mis pensamientos empezaron a viajar anteriormente, al verla, la volví a recordar aquella mujer que transforme, que ame como un loco pero nunca me va a corresponder, así que la deje de buscar, la deje de…buscar y mejor cada quien por su camino.
El tiempo paso volando, llegue a mi casa en una hora, no quise apresurarme de todos modos, era de mañana y llegaría a descansar, al abrir el portón de mi casa, mire una nota, una invitación mejor dicho -Espero que no sea para hoy-Dije, son más la abrí, la leí, era una invitación hacia un baile, un baile de mascaras; deje de leer al ver la palabra Mascaras, era un baile, en mi rostro apareció una sonrisa, una enorme sonrisa -Si..-Susurre y termine de leer, era hoy, a este baile si voy, iré cueste lo que cueste. Cerré la carta y la metí al pequeño sobre, entrando por completo al jardín de mi hogar, llegue a la puerta, la abrí e ingrese a esta, cerrando tras mi espalda la puerta. Y no di dos pasos cuando la mire, mire a la pequeña Diana enfrente mío con el ceño ligeramente fruncido, como si de mi mama se tratara--Oye, tú tonto, ¿Dónde estabas?-Me pregunto, ladee mi rostro y la mire -Ya sabes-Dije, ella sabía de mi condición al mirarme una vez, me había seguido y no tuve más remedio que decirle y ella ha sido la segunda persona que me ha visto al transformarme, por poco la mato pero ella no se alejo, ella siguió a mi lado y eso me gustaba “mi hija” sigue a mi lado aunque no viva conmigo--Aaaah!, se me había olvidado-Menciono, y pase de largo pero me sujeto de mi brazo y me abrazo, le correspondí el abrazo--Estoy bien, y ahora, debo de descansar, me invitaron a una fiesta-Susurre, le di un beso en su nuca y me aleje de ella--Que te diviertas Matty-Reí, con ella podía hacerlo, me gustaba que me digiera “Matty” solo a ella le tenía permitido eso, subí las escaleras y en la primera puerta era mi alcoba, entre y cerré la puerta con llave.
Hace cinco horas que había ingresado a su alcoba, cuando llego se había bañando, el agua lo tranquilizaba, después de eso se puso su pijama y se metió a la cama, y sin más se quedo dormido. Al abrir mis ojos estaba desubicado por un momento, no sabía dónde estaba al principio pero al recordar que había llegado a mi casa, había dormido bastante horas, era mediodía, solo salí de mi cuarto para comer y regrese para descansar en la noche, a las ocho para ser exactos iba a ir aquella fiesta, estaba muy entusiasmado, mejor voy a preparar mis cosas. Al terminar se me hizo tarde, no pensaba que elegir vestuario me tomaría mucho tiempo, mande a calentar agua, lo que más me tarde fue en buscar una máscara correcta, hasta que me decidí por una; Mire que una de las sirvientas traía el agua, la vacio y salió del cuarto, me quite mi pijama y me metí en esta, bañándome lentamente, enjabonándome cada parte de mi cuerpo quería ir presentable, sobre todo a un baile que me gustaba. Al terminar de bañarme, salí de aquella tina, poniéndome una toalla sobre mi cintura, y tomando otra para secarme mi pelo, mi torso y mi espalda, me mire en el espejo y me eche espuma en la cara, y empecé afeitar con una navaja, quería verme bien presentado, aunque no mucha solo le di forma a mi barba; después de eso, me eche agua mirándome en espejo, ingrese a mi alcoba, que estaba al otro lado, solo tenía que cruzar una puerta y listo, mi ropa estaba sobre la cama, llegue quitándome la toalla y me puse un pantalón negro, una camisa azul, un chaleco negro y moño a aguo con el pantalón y chaleco y encima de moño tenía una pequeño diente de fierro.
Regrese al cuarto de baño, cambiado, solo quería darme unos cuantos toques, mire mi cabello y me lo peine hacia tras, acomode bien mi corbata, al mirar mis anillos me los puse dos en cada manos, en total eran cuatro. Cuando note que estaba listo, salí por completo de mi alcoba, baje las escaleras, al pedir mi carruaje hace una hora, al abrir la puerta ahí estaba en mi mano derecha estaba mi mascara y en la izquierda mi sobrero gris, y en mi antebrazo mi capa, me puse mi sobrero y mi capa, la máscara me la iba a poner antes de llegar, todo listo, viendo el cielo, oscuro con estrellas, sin la luna, camine hasta el carruaje viendo que lo abrían me subí en él y en poco tiempo di la orden de arrancar. En poco tiempo llegamos, el carruaje se paro justo enfrente de la casona, no estaba tan lejos de mi casa pero no me apetecía caminar, al notar que se abrió la puerta me puse la máscara, la acomode bien y salí de esta, asintiendo y empezando a caminar hacia la puerta, mire a muchas personas, las salude amablemente y por fin había entrado aquella casona, donde me quite mi capa y mi sombrero y simplemente tenia aquella mascara que cubría mi rostro. Y la fiesta había comenzando, las arpas, los violines, las flautas se escuchan, la canción era excitante para mis oídos, mientras tomaba una copa de vino tinto, mire a cada persona, mirándolas, viendo como estaban vestidas, mis ojos miraban a cada una de ellas como si de una depredador fuera. De repente mis ojos captaron a una mujer que miraba las cosa seguí que yo, pero ella salió hacia la terraza, sin pensarlo mis pies caminaron hacia aquel camino, este lugar estaba aislado, cuando llegue me oculte en la oscuridad, tome un poco de mi vino, mirando, notado su nerviosismo, sonreí un poco, sin quitarme la máscara, me acerque a ella, poniéndome atrás suyo pero a unos metros atrás, jugué con mi copa y mis palabras solos salieron - Bonjour…-Dije, mirándola, y tomando un poco de vino.
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Matteus S. Von Zharkarov- Licántropo Clase Alta
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Re: Les yeux de la vérité -MATTEUS S. VON ZHARKAROV-
La intuición en las mujeres, muchas veces son más precisas qué la seguridad de un hombre, en mi caso era así, en la corta distancia podía sentir el espejo el lago y a la misma madre naturaleza llamándome, nunca pude entenderme con las paradojas más que viéndolas cara a cara, a veces las reglas me parecían tontas, solo debía abrir mi corazón, cerrar los ojos y dejar qué la intuición me hablase. Podía sentirlo, quien estaba cerca de mi no era un humano común, su energía, su aroma, no era la mejor de las brujas, sin embargo era lo suficientemente buena como para llegar a ser una de los cuatro guías de la hermandad, aquello siempre me representaba un reto, tenía qué sobrepasar los límites del cuerpo y dejarme llevar por el espíritu y la naturaleza. Pude escuchar sus pasos justo tras de mí, en ese momento la hermosa canción qué se entonaba llegaba a una especie de clímax, al punto donde la belleza y lo sublime de las notas pueden hacer qué el corazón se detenga, mi corazón palpitó con fuerza, estaba nerviosa temí qué me hubiesen descubierto y qué pudieran incluso entregarme a las autoridades. –“Calmante Sara… respira, traes un antifaz por amor a Dios, relájate y finge demencia, saca tus mejores modales.”- pensé para mí misma. Sin embargo no me atreví a dar la vuelta para verle de frente, sentí el fuerte aroma a vino el cual embelesó mis sentidos por un instante, estaba acostumbrada a cosas más fuertes, sin embargo me recordó aquel delicioso experimento qué hice, metiéndole unas varas de canela a una botella de vino, junto a un poco de ginzen y unas gotas de mandrágora, todo para qué una vecina pudiera estar con su marido. Sonreí ligeramente antes de volver a congelar mi expresión pues su voz resonó en mis oídos sacándome de todo pensamiento.
Respiré profundamente llenando mis pulmones de ese fresco y limpio aire, no podía imaginarme qué al darme la vuelta para saludar como toda una jovencita de alta alcurnia, la vida me enseñaría qué un par de ojos mostraba mucho más de lo qué un rostro podrían describir, apenas podía ver al caballero qué estaba frente a mí, su rostro como el mío cubierto por un antifaz, una máscara qué siempre permitía mucha más libertad, el ocultar nuestro rostro nos permitía sacar de nosotros aquella parte que normalmente nunca mostramos, para mí era ver más allá de lo visible era la oportunidad de ser más libre, de poder ver el prisma de la vida, de dejar a mi yo interior fluir sin preocuparme por tener qué quedar bien o por el hecho de tener qué subyugarme por ser de una clase inferior, no debía bajar la mirada.
Sin embargo, la voz de aquel qué tenía frente a mí, su presencia era casi magnética para mí, el corazón me latió con fuerza, tuve qué aclararme la garganta pues a primeras la voz no me saldría, sonreí apenas inclinando la cabeza a modo de saludo –Bonjour Monsieur.- respondí de forma educada intentando pensar en algo para no salir corriendo y ser mucho más evidente de lo qué ya era. –La noche es hermosa, no pude contenerme a salir para respirar algo de aire fresco.- expresé al tiempo qué la música dentro del salón se callaba, las risas comenzaban a sonar, señal de qué el alcohol empezaba a hacer efecto entre los invitados, el ritmo cambió, la siguiente pieza era un poco más rápida y cadenciosa por llamarla de cierta manera. Volví a voltearme dándole la espalda –Es curioso como muchos prefieren disfrutar de eventos vánales en vez de gozar de lo qué la naturaleza nos brinda, completamente gratis y en libertad.- dije casi sin pensarlo, me gustaban esas fiestas, adoraba colarme a las galas de ópera o al teatro, sin embargo no dejaría de disfrutar de todo aquello a lo qué sí tenía acceso sin tener qué romper las reglas o con la zozobra de ser descubierta y castigada por mi atrevimiento.
No podía dejar de sentir curiosidad por aquel hombre, se su porte era elegante sonreí en silencio pensando en qué él si pertenecía a ese mundo, guardé silencio recargándome en el barandal de mármol, estaba helado y el frío comenzaba a arreciar, más no me sentía incomoda, por el contrario, sentía qué el ligero viento acariciaba mi piel. No faltaría mucho para irme pues ya de madrugada por lo regular aquellas fiestas terminaban siendo verdaderos bacanales, cuando los hombres y las mujeres se dejaban llevar por el alcohol y las pasiones, aprovechando qué los rostros no se ven, las luces se apagan y era curioso ver como hombres correteaban a las más jóvenes, o las mujeres aún qué casadas, buscaban a aquellos amigos o conocidos de sus maridos qué les parecieran buen mozos. –Pensé qué nadie más saldría, todo se ve muy entretenido en el salón.- expresé intentando romper el hielo y mi nerviosismo qué era más qué evidente…
Respiré profundamente llenando mis pulmones de ese fresco y limpio aire, no podía imaginarme qué al darme la vuelta para saludar como toda una jovencita de alta alcurnia, la vida me enseñaría qué un par de ojos mostraba mucho más de lo qué un rostro podrían describir, apenas podía ver al caballero qué estaba frente a mí, su rostro como el mío cubierto por un antifaz, una máscara qué siempre permitía mucha más libertad, el ocultar nuestro rostro nos permitía sacar de nosotros aquella parte que normalmente nunca mostramos, para mí era ver más allá de lo visible era la oportunidad de ser más libre, de poder ver el prisma de la vida, de dejar a mi yo interior fluir sin preocuparme por tener qué quedar bien o por el hecho de tener qué subyugarme por ser de una clase inferior, no debía bajar la mirada.
Sin embargo, la voz de aquel qué tenía frente a mí, su presencia era casi magnética para mí, el corazón me latió con fuerza, tuve qué aclararme la garganta pues a primeras la voz no me saldría, sonreí apenas inclinando la cabeza a modo de saludo –Bonjour Monsieur.- respondí de forma educada intentando pensar en algo para no salir corriendo y ser mucho más evidente de lo qué ya era. –La noche es hermosa, no pude contenerme a salir para respirar algo de aire fresco.- expresé al tiempo qué la música dentro del salón se callaba, las risas comenzaban a sonar, señal de qué el alcohol empezaba a hacer efecto entre los invitados, el ritmo cambió, la siguiente pieza era un poco más rápida y cadenciosa por llamarla de cierta manera. Volví a voltearme dándole la espalda –Es curioso como muchos prefieren disfrutar de eventos vánales en vez de gozar de lo qué la naturaleza nos brinda, completamente gratis y en libertad.- dije casi sin pensarlo, me gustaban esas fiestas, adoraba colarme a las galas de ópera o al teatro, sin embargo no dejaría de disfrutar de todo aquello a lo qué sí tenía acceso sin tener qué romper las reglas o con la zozobra de ser descubierta y castigada por mi atrevimiento.
No podía dejar de sentir curiosidad por aquel hombre, se su porte era elegante sonreí en silencio pensando en qué él si pertenecía a ese mundo, guardé silencio recargándome en el barandal de mármol, estaba helado y el frío comenzaba a arreciar, más no me sentía incomoda, por el contrario, sentía qué el ligero viento acariciaba mi piel. No faltaría mucho para irme pues ya de madrugada por lo regular aquellas fiestas terminaban siendo verdaderos bacanales, cuando los hombres y las mujeres se dejaban llevar por el alcohol y las pasiones, aprovechando qué los rostros no se ven, las luces se apagan y era curioso ver como hombres correteaban a las más jóvenes, o las mujeres aún qué casadas, buscaban a aquellos amigos o conocidos de sus maridos qué les parecieran buen mozos. –Pensé qué nadie más saldría, todo se ve muy entretenido en el salón.- expresé intentando romper el hielo y mi nerviosismo qué era más qué evidente…
Sara Cecereu- Hechicero Clase Media
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Re: Les yeux de la vérité -MATTEUS S. VON ZHARKAROV-
Acomode bien mi mascara, la copa se movía y formaba pequeñas ondas en el vino; me encontraba mirando a la dama que se encontraba enfrente de mí, pero alejada, a unos metros, no me volví a mover, mis pies se encontraban clavados en el piso como si de clavos se tratara, mi garganta se volvió a secar muy rápido, nadie, pero nadie me había llamado la atención, ninguna mujer hasta ahora, ella, esa mujer que estaba a unos metros de mi, su vestido fino, su piel blanca, su rostro, que no se podía ver con claridad por estar cubierto con esa mascara, quisiera moverme quisiera, pero solo quisiera hacer cosas que nunca me he atrevido hacer desde hace mucho tiempo. Pase saliva, cerrando por un momento mis ojos y mordiéndome ligeramente mi labio inferior y suspirando profundamente, he olvidado cómo tratar a una mujer, no esque nunca haya estado enfrente de una, pero la diferencia esque ella, desde que la mire, es extraño, desde que la mire sentí una cosa en mi pecho, como si palpitara rápidamente al estar con ella, pero ¿Cómo? So no la conozco, no se su rostro, no se su nombre, no sé nada, dios santo esta noche, esta noche es de locos, especialmente para mí.
-Matteus, como puedes fijarte en alguien así, no sabes nada ¿Qué tal si es una pobretona-Hace tiempo que no escuchaba esa voz, esa voz era mi peor enemigo, mi enemigo contra mí mismo, el que quería que hiciera cosas malditas, el que quiera que mirara a las personas como si no valiera nada, como algunos lo llamarían “El subconsciente” si, así era, pero hace tiempo que no me escuchaba decir eso, desde que deje de amar aquella licántropo que lo mismo convertir, esa mujer-Ram….-Me morid la lengua, iba a decir su nombre, no, jure que no iba a mencionarla, ni decir su nombre-Aléjate de esa, aléjate, no, asi te pusiste cuando te fijaste en esa mujer que nunca te hizo caso ¿Quieres volver a sufrir? Eres tan patético Satchel, sí que lo eres, estas cayendo-Apreté mis labios y baje la mirada, no, no iba pasar, no…cuando ella dijo algo, me quede callado, no pude decir más y deje caer la copa, de un movimiento deje caer la máscara, y yo caí como las dos cosas, poniéndome de rodillas y agarrándome la cabeza, estaba , esto estaba doliendo mi cabeza-Aléjate,….aléjate de mi….-Grite, apretando mi quijada
-Matteus, como puedes fijarte en alguien así, no sabes nada ¿Qué tal si es una pobretona-Hace tiempo que no escuchaba esa voz, esa voz era mi peor enemigo, mi enemigo contra mí mismo, el que quería que hiciera cosas malditas, el que quiera que mirara a las personas como si no valiera nada, como algunos lo llamarían “El subconsciente” si, así era, pero hace tiempo que no me escuchaba decir eso, desde que deje de amar aquella licántropo que lo mismo convertir, esa mujer-Ram….-Me morid la lengua, iba a decir su nombre, no, jure que no iba a mencionarla, ni decir su nombre-Aléjate de esa, aléjate, no, asi te pusiste cuando te fijaste en esa mujer que nunca te hizo caso ¿Quieres volver a sufrir? Eres tan patético Satchel, sí que lo eres, estas cayendo-Apreté mis labios y baje la mirada, no, no iba pasar, no…cuando ella dijo algo, me quede callado, no pude decir más y deje caer la copa, de un movimiento deje caer la máscara, y yo caí como las dos cosas, poniéndome de rodillas y agarrándome la cabeza, estaba , esto estaba doliendo mi cabeza-Aléjate,….aléjate de mi….-Grite, apretando mi quijada
Matteus S. Von Zharkarov- Licántropo Clase Alta
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Re: Les yeux de la vérité -MATTEUS S. VON ZHARKAROV-
La noche avanzaba y el frío aumentaba sin embargo el tiempo pareció detenerse en ese momento, no estaba segura de qué pasaba sin embargo en mi interior había una gran confusión sentía ganas de echarme a correr sin saber por qué, más a la vez quería quedarme la presencia de aquel joven era más que magnética para mí, me negaba a verle a los ojos por ello mantenía la mirada fija en la pequeña laguna que mantenía el silencio de sus aguas mansas las cuales irónicamente en el fondo hervían de vida y de movimientos que para la simple mirada era imperceptible. Mi corazón latía con fuerza y francamente no estaba segura de cómo reaccionar, no era la primera vez que me entrometía en una reunión lujosa, mucho menos la primera vez que me codeaba con alguien de la alta sociedad, sin embargo sí era la primera vez que sentía ese remolino de emociones que desconcertaban mi alma. Por fin me giré para verle sonriéndole con amabilidad sin embargo nunca fijé la mirada en sus ojos, simplemente temía hacerlo y no sé por qué.
Estaba algo cansada de aparentar lo que no era, esa iba a ser la última noche que lo hiciera apenas iba a voltear a verlo cuando lo escuché decir alguna palabra que no entendí, mas se guardó las últimas letras, en cosa de segundos todo cambió, la copa resbaló de sus dedos haciéndose añicos en el suelo, al tiempo que se quitó la máscara no quise ver su rostro no quería verlo, sin embargo cuando cayó de rodillas reaccioné y corrí a su lado, intenté abrazarle apretándolo contra mi pecho, era obvio qué era mucho más fuerte qué yo, intentaba comprenderlo y calmarlo, sentía su dolor, oh maldita empatía la mía a veces odiaba ese don que más bien a veces parecía una maldición.
-No no me iré.- expresé esperando que nadie nos oyese, por fortuna la fiesta seguía y la música era lo suficientemente fuerte para que su voz no se escuchara –Shhh… tranquilo está bien, no me alejaré hasta que esté bien.- expresé intentando contenerlo, sentí como la piel se me erizó y el corazón me latía con fuerza, sabía que ese sonido él podría escucharlo –Que pasa?.- pregunté mas para mí que para él…
Estaba algo cansada de aparentar lo que no era, esa iba a ser la última noche que lo hiciera apenas iba a voltear a verlo cuando lo escuché decir alguna palabra que no entendí, mas se guardó las últimas letras, en cosa de segundos todo cambió, la copa resbaló de sus dedos haciéndose añicos en el suelo, al tiempo que se quitó la máscara no quise ver su rostro no quería verlo, sin embargo cuando cayó de rodillas reaccioné y corrí a su lado, intenté abrazarle apretándolo contra mi pecho, era obvio qué era mucho más fuerte qué yo, intentaba comprenderlo y calmarlo, sentía su dolor, oh maldita empatía la mía a veces odiaba ese don que más bien a veces parecía una maldición.
-No no me iré.- expresé esperando que nadie nos oyese, por fortuna la fiesta seguía y la música era lo suficientemente fuerte para que su voz no se escuchara –Shhh… tranquilo está bien, no me alejaré hasta que esté bien.- expresé intentando contenerlo, sentí como la piel se me erizó y el corazón me latía con fuerza, sabía que ese sonido él podría escucharlo –Que pasa?.- pregunté mas para mí que para él…
Sara Cecereu- Hechicero Clase Media
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Re: Les yeux de la vérité -MATTEUS S. VON ZHARKAROV-
La voz de una mujer es la melodía más excitante para uno, que lo cura todo, hasta calma a la bestia incontrolable
El dolor de la cabeza no podía ser más fuerte, no comprendía, nunca comprendo porque me dan estos dolores en la cabeza, cuando hablo con mi “Yo interior” o como muchos lo dicen “La voz interior de uno” Detesto eso, pero cuando, cuando sucederá, no se en que momento llegara esto, ¿Por qué me tuvo que pasar en la fiesta? ¿Por qué? Y sobre todo con una persona desconocida para mi. Sí, aunque estuviera peleándome conmigo mismo, se que estaba alguien, porque yo le hable, porque yo fui quien hablo, ahora pase un verdadero ridículo con ella ¿Qué pensara de mi? ¿Qué estoy loco? ¿Qué me estoy mal de la cabeza? ¿Aunque no es lo mismo a estar loco? Tantas preguntas, tantas preguntas en mi cabeza sin respuestas, me dolía más si pensaba, cerré mis ojos fuertes, deseando que me pasara este maldito dolor de cabeza. -Maldita sea, porque me pasa esto a mi, porque-Pensé, escondiendo mi rostro en mis manos, ignorando las cosas, clamando, mejor dicho queriendo hacerlo para que la mujer que no se que esta pasando, se asustara, es lo que menos quiero para ella, no me conoce y de repente ver esto, soy un completo estúpido, sí, estúpido. -Por favor, para, te pido que lo hagas, que lo hagas, no yo lo hago, lo haré aunque me cueste, no quiero volver a sentirme así con esta maldita crisis, no puede ser, ya comprendí, ya pensé, ya se porque me pasa esta cosa…-Gruñí cuando logre pensar con claridad.
Hace tiempo que no me pasaba, hace tiempo que no sufría estas malditas crisis, solían darme dos días antes de transformarme en licántropo, apreté más mi mandíbula, casi pegue pro completo mi cuerpo al piso, sin evitar cortarme los brazos que estaban descubiertos por la camisa de manga larga. Cerré los ojos más fuerte, aunque sentía que si no los apretaban se me iban a salir, doy gracias a dios que no estoy adentro de la fiesta donde la música sigue, las personas bailan, ríen, gritan en fin, ahora me encuentro con una persona desconocida que escucho su voz, pero lejano, mientras mi bestia interior me desgarra el cuerpo, lo siento caliente, lo siento sudoroso, sí, mi cuerpo esta sudado, me siento muy caliente, más caliente de lo que debería de estar un semi hombre semi bestia. -Matteus, respira hondo, respira por favor, cálmate, todo esta bien, no debes de perder el control, no ahora-Volví a pensar, la voz de mi otro yo no estaba eso me tranquilizaba más, mucho mejor porque no peleaba contra mi.
Escuche sus palabras, con más claridad, aunque eso de “Aléjate” no era para ella, pensaba eso, comencé a tranquilizarme, su voz me daba un poco de paz, una voz tierna, sin presión una voz como un canto mejor dicho, mi cuerpo comenzó a calmarse, mis manos destaparon un poco mi rostro, lo eleve y mi encontré con el rostro de ella, aunque traía la mascara, pude ver aquellos ojos, y sin responder me desmaye.
Matteus S. Von Zharkarov- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/05/2012
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