Cazador... ¿cazado? *Privado*

por **Ackley Hinault** Sáb Ene 19, 2013 2:23 pm

Las zonas bajas, pobreza y miseria por donde se mire pero eso no significa que no pueda encontrar algo decente para saciar mi sed además había que ser equitativos o de esa forma lo veo. Es decir no siempre voy a estar alimentando mi inmortal cuerpo de sangre de gente rica o de clase media, de vez en cuando uno debe ir y buscar presas en condiciones no tan favorables.

Camino tranquilo por esos lugares todo porque se que parece que a nadie le interesan esas personas y de hacerlo no son comunes las personas que llegan hasta acá para ayudar, más bien llegan seres como yo, sedientos…
Que si mi ropas y mi porte me hacían notorio en esos lugares, si no debería negarlo pero nadie osaría atacarme y de hacerlo alguien no sabe a lo que se enfrenta. Mi andar y mis sentidos me llevaron hasta donde se encontraba una joven que debo decir a pesar de la ingratitud de su cuna pues lucía realmente humilde era sumamente bella. Mujeres como ella hacen que a mi mente venga una imagen en particular… un campo repleto de flores blancas pero sencillas y justamente al centro de todas una rosa con un rojo tan brillante que llama la atención de todos cuantos miren ese campo. Una rosa muy ingenua debo de decir que no sabe que llamar tanto la atención es malo.
Sin pensarlo mucho me acerque a ella que desconcertada abría sus ojos y una pregunta quiso fluir de sus labios muy tarde, pues rápidamente cuando estuve cerca de ella y le mordí, bebiendo aquel liquido vital tanto para ella como para mi que manaba del cuello donde le mordía.

El calor de su cuerpo, de su sangre, sus latidos, la debilidad que comenzaba a tener su cuerpo y entonces pasos… pasos que sonaban acompasados y seguros. Solté a la chica que cayo al suelo, parecía querer dormir, caer en un sueño eterno tal vez pero eso no me interesaba ya, ahora me intrigaban los pasos que se acercaban a mi ubicación. Un caminar tan seguro por calles oscuras como esa solo significaban pocas cosas; otros seres como yo o de alguna otra naturaleza, humanos muy seguros de si mismo (aunque debo decir que esos son realmente ingenuos y torpes), inquisidores pero ellos estaban muy ocupados con su iglesia y en otras cosas un tanto estúpidas para mi gusto o finalmente cazadores esos despreciables que por un motivo extraño se obsesionaban con nosotros y a mi forma de ver lo que pasa es que nos envidian.
Me plante justo al lado de la chica que ahora mantenía los ojos cerrados y sus latidos eran cada vez más débiles, permanecí ahí no por ella si no por la curiosidad de saber que venía igual y pasara algo que alegrara mi noche.

por **Océana de Aragón** Mar Ene 22, 2013 11:00 pm

Paredes desgastadas, fracturas externas que se expandían a lo largo de las viejas estructuras que se caían a pedazos con la poca pintura añeja que conservaba , dándole un aspecto olvidado, abandonado. De todos modos ¿Quién procuraría tratar de mantener la belleza de París hasta en los más escondidos callejones? La tarea no iba a ser tomada por la élite que gozaba de los más hermosos paisajes tan solo al asomarse a las ventanas, y, evidentemente, muchos menos por los habitantes que encontraban un refugio aquí. Aquellas pobres personas que apenas podían proporcionarse bocado alguno al menos una vez al día. No, lugares como este siempre quedarían en el olvido, razón misma por la cual ella se encontraba ahí.

Cada nuevo segundo en París se habían convertido en ansias por salir a realizar su labor, después de todo, no se encontraba ahí debido a ninguna otra razón que el cazar a las interminables criaturas que se rumoreaba revoloteaban por toda la ciudad, al igual que las palomas en las calles. El lugar más obvio en su búsqueda resulto ser los callejones de París, donde las desapariciones no serían tomadas en cuenta ni por las autoridades. Conocía como las cosas funcionaban, no era la primera vez que observaba situaciones como estás. Quienes pertenecían a las clases bajas, ignorados por la sociedad, resultaban ser las víctimas perfectas para un grupo de criaturas que sabían debían guardar las apariencias, en especial considerando la ciudad donde se encontraban.

Se detuvo por unos segundos a observar a su alrededor, sus sentidos, entrenados por los años, se encontraban alertas a cualquier actividad. Fue así como escucho los ligeros pasos llegando desde sus espaldas. El apresurado paso de una joven dama de ropas maltratadas, quien detuvo su andar dubitativa al observarla parada en medio de su camino, sin saber como reaccionar. Descansó su mirada por unos momentos sobre la esbelta figura de la muchacha, quien no se decidía a avanzar, desconcertada al observar a alguien como ella ahí, vestida con finas ropas, que sin embargo, no eran las de una típica doncella de adinerado origen. Rió para sus adentros, al entender que lo que debía haberla alertado debió ser la espada que llevaba en su cinturón. Volteo finalmente, animando a la menor a continuar su camino, escuchándola balbucear unas disculpas para poder continuar.

Lo único que escucho a través del silencio por unos segundos fueron los pasos alejándose de la joven. Continuó su camino en dirección contraría hasta que sus oídos no percibieron ningún otro sonido y un olor desagradable inundó sus sentidos. Decir que ella misma poseía algún tipo de habilidad sobrenatural era una burla a su apellido, pero un mal presentimiento se había apoderado de ella en el mismo momento donde la nada calló al ruido y un olor metálico se paseó alrededor de ella. Sin dudarlo se encontraba tomando el camino contrario al suyo, su mano se encontraba segura sobre la empuñadura de su arma, la cual se encontraba preparada, como ella, para la ocasión. Nunca salía de "casa" sin estar preparada.

-Justo cuando pensaba la noche sería aburrida- pensó deteniéndose frente a una escena que no le resultaba ajena, muchos menos extraña. Pobre muchacha, no le debía quedar mucho tiempo. La sangre fluía libremente por su cuello, y su experiencia le decía que tal perdida de sangre no era posible de ser aguantada por un ser humano normal. Solo fueron instantes en los que la observo a los pies de un hombre bien vestido. No, de hombre tenía poco, el título de bestia le encajaba perfecto. No necesito más señales, aunque eran claras, como la blanca piel que poseía, la cual lucía casi congelada, o la extrema belleza de la cual era portador. La sangre resbalando por su mandíbula era evidencia suficiente.- Sería una hipocresía mía el decir que lamento haber arruinado su cena. - Le habló sarcásticamente al momento que desenfundaba su espada.

por **Ackley Hinault** Miér Ene 23, 2013 4:16 pm

Los pasos me trajeron nada más y nada menos que una mujer de cabellos castaños que miraba la gloriosa escena que yo había creado con una expresión no muy contenta. Era una lastima pues de haber llevado otra expresión en su rostro nuestro encuentro me hubiera gustado mucho más.
Cargaba una espada, así que estaba seguro de que aquel peculiar encuentro me serviría de entretenimiento, llevaba ya mucho tiempo sin enfrentar a nadie aunque particularmente debería agregar que prefiero tener altercados con vampiros que con humanos y sobre todo preferiblemente hombres que hermosas mujeres como la que se encontraba plantada frente a mi con suma decisión sobre lo que haría. Pero aquella mujer no era una simple mujer… era una cazadora.
Su voz llena de sarcasmo se dirigió a mi existencia y la espada salió de la funda, no se andaba con rodeos y sonreí de medio lado mirando a la mujer para lentamente levantar una de mis manos y limpiar con uno de mis finos, blancos y fríos dedos la sangre que aún quedaba en mi mandíbula.

- Que grosero de su parte, las mujeres así de mal educadas no lucen bien - chasquee la lengua mientras negaba con la cabeza - y no se preocupe que no ha arruinado mi cena, de hecho ya había terminado antes de que usted apareciera - me agache hacía la mujer que yacía en el suelo y la levante por el cuello, ya no había necesidad de tratarla con cuidado y no es que antes pensara en hacerlo pero ahora que su corazón ya no latía más, mucho menos razones existían. La joven no era más que una vasija vacía ahora, pero continuaba conservando su belleza… una belleza teñida de rojo.
Con un movimiento veloz arroje el cuerpo para donde se encontraba la cazadora y cayo cerca de los pies de esta -¿Puede verlo? nuestra cena- señale el cadáver y después a mi mismo - ya se termino - y sin poder contenerme más reí.

¿Qué clase de vida tenía la cazadora? Por que no todos se atreven a enfrentarse a seres sobrenaturales pero ella si parecía dispuesta. ¿Ansiaría tanto la muerte? que ahora quería acabar que acabara con ella como con la joven de antes. Relamí mis labios, de ser de aquella manera le daría fin a su existencia y de paso degustaría el sabor de su sangre que me invitaba con cada nuevo latido de su corazón a beber de ella.
Mi mirada se poso en la espada y después en ella.
- ¿Qué piensa hacer cazadora? - el tono de mi voz se burlaba de ella, y de los que eran como ella - Deja que adivine - di dos pasos para acortar la distancia entre nosotros, que tampoco era mucha y lucía mucho menor estando en aquellos callejones hogar de los pobres y desamparados - vas a matarme, justo como todos dicen que lo harán, y si es así vamos, ¿Qué esperas?

Tengo tanta seguridad en mi mismo que suelo hacer cosas que otros de mi raza considerarían estupideces, pero no es como si fuera a morir tan fácil y si los simples humanos se atrevían a desafiarnos con nada más que sus frágiles existencias, nosotros no debíamos temer de nada.
Aquello pintaba para ser excepcionalmente entretenido, un vampiro y una cazadora en aquellos callejones frente a frente, una escena digna de ser recordada por mucho tiempo.

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