Atajos tenebrosos - Privado -

por **Inna Kozlov** Miér Ene 23, 2013 1:03 pm

La luz del sol se había desvanecido un poco dejando el cielo iluminado solo por colores rojizos y naranjas que en las lejanías se tornaban ya en oscuridad. Por aquellas calles que siempre mostraban actividad de gente ir y venir una figura pequeña corría, estaba escapando.
El sonido que sus pies creaban al correr era completamente tragado por el sonido de los pasos adultos y las voces de estos, la verdad es que nadie prestaba atención a la pequeña que lucía un vestido que una vez fue completamente blanco y hermoso pero que ahora por el tiempo en las calles se veía andrajoso.
La respiración de la pequeña era agitada, sus mejillas lucían como si en cualquier momento fuesen a reventar pero eso era lo último que a la pequeña le preocupaba, ella solo quería escapar de la oscuridad.

Eso era lo que hacía escapaba hasta encontrar un sitio seguro para permanecer ahí, hablando a la luna o a las estrellas hasta que el cansancio hacía de las suyas y se quedaba dormida hasta que un nuevo día aparecía. Era afortunada aunque no lo sabía, pues no había otra forma de explicar que ya llevara meses viviendo de esa manera; sin embargo su mente infantil veía todo de otra forma, aquello solo era otra parte de un cuento donde todo al final resulta en un final feliz.

La luz se agotaba a pasos agigantados y la pequeña Inna, con el corazón cada vez más acelerado y los ojos como platos corrió sin más al peor sitio por el que cualquier niña querría pasar sola, el cementerio.
Una vez de día paso por el lugar porque alguien le dijo que ese era un atajo para llegar a su sitió favorito, uno en el que las estrellas no paraban de mirarla y la luna lucía orgullosa y protectora sobre ella, pero esta vez sus intentos por pasar antes de que la luz se apagara por completo no se llevaron a cabo y cuando el último rayo de luz abandono el cielo detuvo su escape, porque ya no podía escapar… la oscuridad le había atrapado.
Miro a un lado y otro temerosa, rodeada de frías piedras y sin nadie a la vista. Lágrimas asomaron a sus ojos y recargando su infantil espalda un árbol que crecía cerca se sentó en el suelo, abrazando sus piernas y cerrando los ojos; comenzó a hablar para si misma, se contaba un cuento uno largo y entretenido, tanto que el sol saldría más rápido solo para escuchar el final.
Temblorosa y sola se quedo ahí con sus palabras esperando el nuevo abrazo del sol.

por **Melanya Boyarskaya** Miér Ene 23, 2013 2:26 pm

Nada más esconderse el sol en el horizonte, decidí salir a dar un paseo. Como de costumbre. Intentaba frecuentar los sitios poblados pues los creía más seguros. Sin embargo, hoy había decidido adentrarme por otro camino, que creía igual de poblado que los demás, pero a medida que me adentraba comprendía que cada vez menos personas caminaban por él, cabe destacar que de todos modos las que por allí caminaban eran personas bastante sospechosas y parecían ser de poca confianza.
Cuando iba a girarme para volver, me di cuenta que a mi derecha había algo parecido a un parque. Me extrañó que susodicho parque tuviera tan poca iluminación. Sin embargo, decidí adentrarme en él pues la curiosidad me picaba por investigar susodicho parque. Al entrar y caminar unos metros me di cuenta que lo que me rodeaba no era lo que yo creía. Montones de tumbas me rodeaban dándome a entender que lo que mis pies estaban pisando era un cementerio. Me estremecí. Tenía que irme de allí.
De pronto, mis oídos notaron una voz infantil. Últimamente me topaba con muchos infantes en lugares bastante extraños. Al principio me asusté, pensé que la que hablaba era un fantasma, pero me di cuenta que la entonación de la voz no era tenebrosa, sino más bien de tristeza. Decidí seguir la voz para encontrarme con la niña que probablemente estaba en apuros.
A medida que me iba acercando, me di cuenta que las palabras que la niña decía eran en ruso... ¿ruso en París? Al llegar cerca de un gran árbol, me fije que a los pies del mismo estaba sentada una niña con las rodillas abrazadas. Tenía un aspecto bastante dejado por lo que comprendí que la pequeña se había perdido y necesitaba ayuda. Por otra parte, parecía ser rusa por lo que estaba en la ciudad de pasada y tendría que ayudarla rápidamente en encontrar a sus padres para que la pobre pudiera volver sana y salva a su país natal.
Cuando me acerqué suficientemente a la niña me senté de cuclillas a su lado, sin importarme si manchaba de tierra el vestido, y apoyé ligeramente la mano en uno de sus hombros. No sabía como actuar para no asustarla más de lo que ya estaba.

-Tranquila, no llores. Todo estará bien – Le dije en ruso para confortarla – Te has perdido ¿cierto? Tenemos que buscar a tus papás – Dije con una sonrisa para transmitirle confianza.

Se me hacia ciertamente raro hablar en ruso. Era cierto que lo hablaba con mi querido primo. Sin embargo, se me hacia raro hablar con alguien mas que no fuera él. Muchos recuerdos se asomaron a mi alma como cuando tenía aproximadamente la edad de la niña y aún vivía en Rusia. Esperaba de todo corazón que a ella no le tocase vivir la misma suerte que me tocó vivir a mi.

por **Inna Kozlov** Vie Ene 25, 2013 11:25 pm

Sus palabras eran inútiles, la oscuridad poderosa y ella una niña perdida en un lugar por el que jamás debió cruzar.
Aquella historia que se contaba a si misma en su idioma natal que tanto la tranquilizaba, no estaba funcionando, si bien comenzaba la historia a tomar un curso que a la pequeña le daba seguridad aparecía de manera repentina en su imaginación la imagen de horribles monstruos, aquellos que su mami tanto le dijo que temiera con el fin de que nunca dejara su casa; pero aquello termino siendo inútil, ella estaba perdida.

Se mantuvo en la posición aquella durante un buen rato, cambiando el rumbo de la historia para que los monstruos no aparecieran más. Entonces, sonidos, pasos y la niña tembló como nunca antes lo había hecho pues los monstruos le habían encontrado. Cubrió sus labios con sus manitas en un intento por pasar desapercibida por lo que fuese que estuviera ahí al mismo momento que cerraba fuerte los ojos, pues si no le veía aquello no estaba ahí.
Una mano se poso sobre su hombro y las lagrimas corrieron de sus ojos cerrados, aquello era lo más horrible que una pequeña podría experimentar o al menos lo más horrible para esa pequeña.

Palabras flotaron en el frío aire hasta sus oídos, estaban cargadas de familiaridad y seguridad, eran palabras pronunciadas en ruso, su ruso. Destapo su boca y abrió lentamente los ojos para mirar a la mujer que le tomaba por el hombro, era nada más y nada menos que una mujer normal, no un monstruo horrible. Alguien más estaba en aquel sitio y con las lágrimas aun fluyendo de sus ojos azules se lanzo a los brazos de la mujer, nada salía de su boca más que sollozos, no tendría a sus padres junto a ella pero al menos no estaba sola.

Asintió a las palabras de la mujer misteriosa - No quiero estar sola - continuaba llorando pero cada vez se tranquilizaba más, ella encontraría a sus padres de eso estaba segura, pero por ahora no quería estar sola, no en la oscuridad.

por **Melanya Boyarskaya** Sáb Ene 26, 2013 5:13 pm

Cuando posé mi mano sobre la niña me di cuenta que la pobre estaba temblando como un pajarito asustado. Sin embargo, parecía ser que mis palabras tranquilizadoras tuvieron efecto, pues cuando las pronuncié la niña me miró, algo sorprendida. Su cara estaba llena de lágrimas al igual que sus ojos. Supuse que la infante estaba muy asustada, y la verdad no me extrañaba en demasía pues yo con mi edad estaba realmente asustada de este lugar.
Después de observarme unos segundos la niña se precipitó en mis brazos llorando entre sollozos. El corazón se me encogió. Pobre niña, estaba asustada de muerte, literalmente. Lo único que me pudo decir la pequeña es que no quería estar sola y que, en efecto, estaba perdida. Tenía que sacarla de ese lugar en cuanto antes.

-Vamos, te llevaré a un lugar mejor. Ya verás que allí estarás mejor – Le dije con una sonrisa aunque ella no me la viera pues tenía la cara escondida entre mis ropajes.

Me levanté con la niña en brazos. No me era difícil ni cansado sujetarla, pues entre que era pequeña y, por ende, pesaba poco y que yo poseía fuerza vampirica parecía que en realidad levantara una almohada o algo por el estilo. La niña seguía llorando, aunque me fije que menos que antes, eso me alegró, al menos había logrado transmitirle paz y confianza.
Me apresuré a la salida del cementerio. Por suerte, no nos habíamos alejado tanto de la entrada como para perdernos. Me precipité hacia ella casi corriendo. Una de las cosas que más me apenaba es ver a los niños, inocentes y puros, llorar sin compasión alguna. Me destrozaba realmente el corazón.
Salí del cementerio y me dirigí a un lugar que estuviera más poblado y, a ser posible, más iluminado. Caminando, llegué a lo que parecía ser un pequeño parque. Había un banco cerca nuestro y encima del banco había una farola que proporcionaba suficiente luz para poder ver tanto el banco entero, como lo que teníamos al rededor. Me acerqué al banco y senté a la niña en él. Necesitaba que se calmara pues sin ello, no podría ayudarla a encontrar a sus padres.

-Mira – Le dije – Aquí se esta mejor ¿verdad? Mira cuanta luz – Dije con una sonrisa para que la niña se diera cuenta que estaba en un lugar mejor que el anterior.

por **Inna Kozlov** Lun Ene 28, 2013 10:58 pm

Lloraba aún pero con cada nueva palabra, su espíritu infantil sanaba y las lágrimas fluían cada vez en menor cantidad. Ir a un lugar mejor, eso era justamente lo que quería, ir a un lugar donde no estuviera oscuro y no le atacara ningún monstruo ni a ella ni a la mujer que le había salvado.
Una niña agradecida siempre debe pedir por las personas que le ayudan, después de todo los rezos son escuchados con más claridad si estos provienen de un corazón puro, y el de aquella pequeña lo era aún.

La mujer le cargo e Inna le abrazo fuerte, sus manitas aún temblaban pero estaba a salvo en brazos de una mujer amable que conocía su idioma y que caminando la sacaba de aquel sitio frío y tenebroso. El cementerio no era lugar para un niño, no lo era para ella y no lo era tampoco para los niños que yacían dentro de las tumbas pero así era la vida humana, todos llegaban a aquel lugar que tanto miedo provocaba tarde… o temprano.
- Gracias - susurro la niña aún aferrada a la mujer, veía el cementerio aún pero poco a poco este se alejo de ellas, dando lugar a otros lugares donde existía más luz; una luz que reconfortaba su pequeño corazón.

Su cuerpo fue alejado de aquel al que se sujetaba para verse después sentada en una banca. Miro primero a la mujer y después al sitio en general, existía luz y eso era suficiente para estar tranquila sin mencionar que la amable mujer estaba frente a ella sonriendo.
Inna asintió a sus palabras y estiro su mano para acariciar la mejilla de su salvadora, cuando la toco sintió fríos los dedos, pero era de noche y eso era normal cuando la noche caía; alejo su manita entonces aquella era otra forma de dar las gracias para ella. Se limpió las lágrimas restantes en sus ojos y sonrío.
- Me llamo Inna. ¿Cómo te llamas tú? - le miraba y olvidando completamente el terror vivido momentos antes, movió sus piernitas adelante y atrás; ahora la curiosidad ganaba.

por **Melanya Boyarskaya** Lun Feb 04, 2013 7:05 pm

Cuando senté a la pequeña en el banco esta, después de mirarme brevemente, observo los alrededores. Se dio cuenta que, realmente, estaba rodeada de luz y que el oscuro y tenebroso lugar en el que había ido a parar, se había desvanecido por completo.
Cuando le mencioné a la niña que aquí se estaba mejor pues había mucha luz, la niña asintió y estiró su manita para luego acariciarme la mejilla. Sonreí. Aún siento vampiresa tenía la habilidad y posibilidad de hacer algo bueno. Eso me alegraba sobremanera. Desde siempre me habían enseñado, tanto las nodrizas como en la propia iglesia, de que todo lo relacionado con la noche, incluidos en esta lista los vampiros, eran seres malvados carentes de humildad.
Tenía dos suposiciones a mi carencia de maldad. O bien había pasado poco tiempo después de mi transformación o bien eran todo mentiras que las personas desconocían al ser los vampiros y otras razas reprimidas por la santa inquisición.
La pequeña infante se limpio la cara de las lágrimas. Ya no lloraba más, era un alivio para mi. La niña se presento como Inna y se interesó por mi nombre esta vez.

-Me llamo Melanya, encantada de conocerte Inna – Le dije sonriente - ¿Donde viste a tus papás por última vez?

Inna parecía estar más animada pues movía alegremente sus piernecillas hacia adelante y hacia atrás mientras seguía en el banco. Tenía que encontrar a los padres de la chiquilla en breve pues aún me quedaban algunas horas de noche, pero prefería zanjar el asunto rápidamente para poder lograr que Inna volviera con sus progenitores y yo pudiera volver a mi vivienda antes de que los rayos de sol eliminaran mi existencia de la faz de la tierra.

por **Inna Kozlov** Mar Feb 05, 2013 11:13 pm

Su pequeña sonrisa se desvaneció, sentía que le dolía el pecho cada vez que debía hablar de sus padres pero igual lo hacía, e igual e informaba que tenía mucho sin verlos y cuanto pudiera de ellos, pues de aquella manera quizás cuando ellos regresaran a buscarle y si no le encontraban inmediatamente, ellos preguntarían y las personas que conocío podrían estar lo suficientemente cerca como para informarles que estaba bien y hasta podrían llevarles a los sitios en los que ella estaba; de esa manera ocurriría su ansiado reencuentro.
Esos eran los inocentes pensamientos de la niña, su esperanza no moriría… al menos no por ahora. Quizás el tiempo y el pasar de las circunstancias le hicieran cambiar en algún momento su forma de pensar tan inocente aún, pero también podía ser que los encuentros con buenas almas como ella siempre mantuviesen en Inna la esperanza.

Continuo moviendo sus piernas y mirando a Melanya, no recordaba el lugar exacto donde vio por última vez a sus padres, de hacerlo era seguro que no estaría perdida en París.
- Estábamos en el centro, es todo lo que me acuerdo - eso, las confusiones, las lágrimas y la soledad, pero aquellas eran cosas que la pequeña aún no podía comprender del todo por eso no decía nada más, solo que se sentía triste y le dolía el pecho - pero fue hace mucho, así que no creo que ellos aún estén ahí - decir mucho tiempo era poco para lo que ella había sentido, era simplemente una eternidad sobre todo de noche.

Volvió a sonreír, no debía porque poner caras que preocuparan a otros por ella y menos a personas tan buenas como aquella mujer.
- Gracias por sacarme de ese lugar tan feo, tenía mucho miedo - estiro de nuevo sus manitas para tomar aquel frió rostro entre ellas - pensé que eras uno de esos monstruos feos que salen de noche, pero eres muy bonita como para ser uno de ellos - la pequeña no sabía que había otra clase de seres que poseían forma humana pero que no lo eran, de hecho ellos eran los monstruos que tanto se mencionaban solo que ella esperaba, algo mucho más terrorífico que eso.

En la mente de la niña no cabía más que agradecimiento para ella, no cualquiera a su modo de ver hubiera entrado en aquel horrible lugar solo para sacarla y a parte llevarla a un sitio con luz como aquel.

por **Melanya Boyarskaya** Miér Feb 06, 2013 4:24 pm

Me fije que cuando mencioné los padres de la pequeña, esta cambió de expresión drásticamente. Di por hecho que probablemente eso era así debido a que la pobre chiquilla se había perdido y eso le causaba mucha tristeza, solo eso. Pero no tenía nada de que preocuparse pues en breve la ayudaría a encontrar a sus papás y se volverían a reunir pronto. Sin embargo, sus pies se seguían moviendo hacia adelante y hacia atrás enérgicamente.
Inna me confesó que la última vez que vio a sus padres fue en el centro, pero que no se acordaba nada más que eso. Cuando me iba a encaminar con la muchacha al centro y buscar rápidamente a sus progenitores. Sin embargo, la niña comentó que eso fue hace mucho tiempo y que dudaba de que ellos estuvieran allí. ¿Hace mucho? ¿Significaba eso que Inna llevaba perdida mucho tiempo o bien su inocente imaginación y percepción del tiempo la hacia ver unas horas como miles de años? Tenía que averiguarlo.

-¿Cuando fue que viste por ultima vez a tus padres, Inna? - Le pregunté con una sonrisa, para reconfortarla.

La niña volvió a sonreír. Era extraño. Hace un momento hablábamos de algo trágico para ella. Sin embargo, había cambiando su expresión facial por una de alegría. No me podía creer que una niña tan pequeña como Inna tuviera un corazón tan valiente como para poder disimular su tristeza ante los demás.
De pronto, Inna me volvió a agradecer por haberla sacado de ese lugar que según ella era tan feo. Le sonreí para mostrarle que ya estaba en un lugar seguro. Sin embargo, cuando la pequeña volvió a tocar mi rostro con sus pequeñas manitas y mencionó que al principio pensaba que yo era un monstruo que suele salir únicamente de noche, pero al ver mi belleza se dio cuenta que no lo era.
Si Inna supiera que en realidad no estaba lejos de la verdad. Si me ponía a pensar realmente era un monstruo de la noche. Probablemente, si no me hubiese topado conmigo y se hubiese topado con otro vampiro, este la hubiese matado para alimentarse de su sangre... quien sabía si yo con el tiempo me volvería en un ser como ese. Le sonreí mientras esos pensamientos seguían rondando mi cabeza. Creo que Inna y yo eramos parecidas, ambas escondíamos nuestra tristeza tras una sonrisa. Ambas intentábamos hacer creer a los demás que estábamos bien cuando en realidad mil puñaladas penetraban nuestra alma y le arrancaba trozos dejando únicamente tristeza y soledad en su lugar.

por **Inna Kozlov** Vie Feb 08, 2013 1:12 am

Era difícil para la niña decir cuando fue la ultima vez que vio a sus padres… muchas noches y muchos das habían pasado desde la ultima vez que su manita estaba sujeta fuertemente a la de su madre, tantas que no había podido contarlas, había llegado al número 10 y de ahí en adelante habían pasado muchos más número que ella aún no conocía.
Se encogió de hombros e hizo una pequeña mueca, tal vez Melanya la consideraría una niña torpe por no saberlo pero esa era la verdad.

- Fue hace muchos días, muchos, muchos - abrió sus manitas mientras decía aquello, intentaba mostrar cual mucho era aquello - tanto que mira - señalo su vestido - esta sucio y roto, y mira también - tomo un mechoncito de sus cabellos - mi cabello también esta sucio, solo que no se ve tanto porque abuelita lo peina siempre que me ve.
En efecto su ropa y sus cabellos estaban en una condición no muy buena, pero había una buena anciana que siempre la peinaba y le daba algo de comida, le decía que incluso si su cabello no estaba tan limpio con un buen peinado todo estaría bien. Solo que no le veía siempre y muchas veces debía de andar unos días con uno que otro mechón rebelde.

Quito las manos del rostro de Melanya, y de manera curiosa comenzó también ella a preguntar cosas… bueno en realidad una cosa, algo que ella no podía hacer en aquellos momentos pero que su corazóncito ansiaba tanto.
- ¿Vas a tu casa? - ladeo el rostro son dejar de mirar a la mujer, debía ser lindo poder ir uno solo hasta su casa, conocer el camino de regreso y no importar donde estés, siempre acabar de regreso en el hogar. Aquel lugar en el que sin importar lo que fuera y como fuera todos solían sentirse tarnquilos.
El hogar de Inna ahora eran las calles pero a pesar de eso y de ya llevar bastante en esos lugares, seguía temiendo mucho como para denominarle como otros lo hacían, su hogar. La niña no se acostumbraría jamás a eso, pues en su mente siempre estaba el recuerdo de su hogar en Rusia.

por **Melanya Boyarskaya** Vie Feb 08, 2013 5:39 pm

Cuando le cuestioné a Inna cuantos días habían pasado después del último día en que vio a sus padres la pobre chiquilla se encogió de hombros. Añadió a ese gesto que habían pasado muchísimos días, abrió mucho las manos y todo para mostrarme al menos con ellas cuanto tiempo había pasado. Eso no era nada bueno.
La niña prosiguió a mostrarme sus ropas desgarrado y maltrecho a la par que señalaba uno de sus mechones para demostrarme que el pelo también lo tenía sucio y si no fuera por una buena anciana que se lo peinaba, probablemente estaría despeinado. Lo cierto es que me extrañé de mi misma por no haberme fijado antes de que las pintas de la pequeña eran mas que deplorables. Me había fijado que no estaba en sus mejores condiciones, pero apenas se podía llamar vestido a aquello.
¿Qué podríamos hacer? ¿Como encontrar a los padres de la pequeña Inna? Podría ir por el centro y preguntar si la gente se había topado con alguna pareja o alguien que buscase a su pequeña hija perdida en París. No entendía por qué pero tenía una ligera sensación que los padres querían dejar a Inna perdida en París.
Desvanecí esos pensamientos de mi mente. No. Melanya no. Si tu has tenido una infancia que se podría calificar como deplorable, no significa que todos iban a tener una igual. De pronto, Inna me pregunto, y gracias a ello pude desviar mis pensamientos, si iba a mi casa.
Mi casa... ¿podía considerar aquello como una casa? Era cierto que desde que me habían cansado con ese hombre, empecé a vivir en su casa pues hacia el papel de su esposa... Sin embargo, no sabría decir si podría considerar ese lugar como mi hogar. En realidad jamás tuve hogar. En mi casa, en Rusia con mi padre, me sentía innecesaria pues era lo que mi padre me daba a entender. Ahora, pasaba algo parecido. Sin embargo, si llegaba la mañana y no conseguía encontrar algún paradero para Inna, la tendría que llevar a mi nueva casa, aunque no fuese mía del todo.

-Ahora no, ahora voy a ayudarte a ti – Le dije con una sonrisa – Eso es primordial para mi ahora – Le confesé.

por **Inna Kozlov** Jue Feb 14, 2013 6:09 pm

Sonrío al escuchar a la mujer decirle que lo importante era ayudarla a ella, pero no parecía haber mucho en lo que pudiera ayudarla. Inna había caminado por muchas calles, muchos días esperando encontrar a sus padres, pero eso no paso en ningún momento aún y dudaba que de noche fueran capaces de encontrarlos.
- Gracias - dijo de manera amable, no quería sonar como una niña molesta que no se dejaba ayudar cuando alguien tenía buena voluntad pero sus padres de verdad que no solían salir de noche, por eso también a ella le dijeron que jamás saliera a esas horas y la aterrorizaron con monstruos - pero mis papás no andan de noche por las calles y… - le daba miedo mencionar lo que seguía, a pesar incluso de que estaba segura de que se habían quedado a buscarla - tal vez ya se fueron a Rusia.

Inna se había soltado de aquella mano a pesar de que le dijeron que se quedara cerca, estaban a punto de irse y ella se fue a otro lado porque era una niña grande que sabía lo que hacía; todo aquello le mostró que no era grande y que no sabía lo que hacía.
- Es que - comenzó a explicar - ya nos íbamos y yo… solté a mi mami - se quedo viendo a Melanya con expresión triste y un atisbo de culpa, pues toda aquella situación fue causada únicamente porque ella se alejo aunque no debía - luego ya no les encontré.

Un simple e inocente acto a su forma de ver le había dejado en aquellas calles, vagando en busca de aquellos a quienes había perdido y tanto deseaba encontrar.

por **Melanya Boyarskaya** Jue Feb 14, 2013 7:14 pm

Después de escuchar mis palabras respecto a que lo primordial para mi era ayudarla y intentar encontrar a los padres de la pequeña esta me lo agradeció amablemente, pero añadió que sus padres no solían pasear por las calles tan de noche. Lo cierto es que era lógico. Lo más seguro es que, como humanos normales que eran, la buscaban de día y de noche descansaban, pues también tenían que descansar como humanos que eran. Suspiré. Esta búsqueda iba a ser muy difícil.
Después de dudar unos instantes la niña comentó que quizás sus padres ya habían vuelto a Rusia y que no los podría encontrar jamás. No. Ella no podía correr una desgracia de tal calibre. Ella no se lo merecía. La pequeña y dulce Inna tenía que vivir un futuro prospero y lleno de amor familiar. Tenía que decírselo para que no perdiera la esperanza, pero en es mismo momento no podía emitir ningún sonido, no podía emitir ninguna palabra. El destino de Inna se estaba pareciendo demasiado al mío, se estaba convirtiendo en uno incluso peor. Tenía que ponerla a salvo, y conmigo no estaba a salvo.
Mientras pensaba aquello Inna me informó de que estaban a punto de irse, presupuse que se refería a que se estaban a punto de marchar de la ciudad, pero que la pequeña se separó de su madre por un momento y los perdió de vista. Inna se mostraba altamente triste y se notaba tono de culpa en sus palabras, ero ella no tenía la culpa. Era pequeña y no sabía lo que hacía. Tenía que ayudarla, tenía que salvarla.

-Tranquila – Dije con una sonrisa mientras le acariciaba la cabecita algo despeinada y por fin encontraba fuerzas y palabras que podrían reconfortarla – No es tu culpa bonita. Seguro que tus papás siguen aquí. No se podrían ir sin ti, te quieren mucho. Pronto los encontraremos.

El único problema es que tendríamos que buscar sus padres por la mañana y no podía salir. Me sería altamente imposible. ¿Qué podía hacer? La casa de la esperanza se cruzó por mi mente. Podría dejarla allí de día mientras intentaba buscar información de noche... Sin embargo la información que encontraría sería misera... o esa era la idea que tenía. Tendría que pedirle consejo a Maks, quizás él sabía que hacer. Ahora lo primordial era poner a Inna a salvo.

-Inna, que te parece estar en un lugar con mucha gente que están en una situación parecida a ti. Quizás encuentres algún niño con quien jugar – Le dije con una sonrisa – Yo intentaría buscar a tus padres por la ciudad preguntando. Prometo venirte a visitar... cada noche. ¿Qué te parece?

por **Inna Kozlov** Sáb Feb 16, 2013 11:03 pm

No era su culpa, y escuchar que Melanya se lo decía tranquilizo su mente un poco; ella no había tenido mala intención al soltarse de la mano de su madre e ir a ver las cosas que existían en aquel lugar llamado París, después de todo quizás nunca volviera a esos lugares pero ahora las probabilidades habían cambiado y era más probable que ya no regresara a Rusia.
- Sí, yo sé que me están buscando y pronto van a encontrarme - sonrió alegre, se sentía acompañada y comprendida por las palabras que salían de la boca de Melanya. No todos los adultos estaban de acuerdo con lo que los niños decían pero cuando lo estaban significaba que sus pensamientos y las cosas que decían eran correctas.

Inna miraba con atención el rostro de la mujer frente a ella, parecía estar sumida en su mundo así que no dijo nada mientras la miraba pues no quería interrumpirla y resultar una molestia. En cuanto más palabras salieron de los labios de Melanya dirigidas completamente a ella sonrió.
Estar con gente perdida justo como ella debía ser divertido, y de esa manera el tiempo debería pasarse volando y entre más gente le ayudara a buscar a sus padres más pronto les encontraría.
- Sí, yo quiero ir a un lugar así y más si hay más niños con quienes jugar - en parte esa era otra de las grandes preocupaciones de la niña, tener con quienes pasar el rato e inventar historias y juegos divertidos.

Saltó de la pequeña banca en la que se encontraba y corrió alrededor de esta feliz ante la idea de tener con quienes jugar y donde estar todo el día, además de que contaría con la ayuda de Melanya para buscar a sus papás y fue entonces cuando su mente que se había dejado llevar por los juegos, la diversión y la felicidad descubrió algo. Sí ella se quedaba en un solo lugar entonces no podría buscar a sus padres ella misma y Melanya solo la visitaría de noche. Se detuvo entonces para mirar a quien tan amablemente le ofrecía su ayuda.
- No puedo ir, porque yo tengo que buscar a mis papis de día también - agacho la mirada y tomo la orilla de su vestido, pues no quería molestar a nadie con sus terquedades de infante.

por **Melanya Boyarskaya** Dom Feb 17, 2013 12:08 pm

Cuando le ofrecí a la pequeña Inna asistir a la casa de la esperanza esta pareció aceptar la idea. Incluso más que eso, parecía muy contenta y feliz con mi propuesta. Suspiré tranquila. Pensaba que quizás se opondría, que no le gustaría compartir su vida con personas que veía por primera vez, pero al parecer Inna mostraba tal congoja debido a que echaba en falta la posibilidad de jugar con algún niño. Desconocía si la pequeña tenía hermanos, sería rudo preguntárselo y sumirla en la tristeza cuando ahora estaba tan emocionada y alegre. Sin embargo, su comportamiento y la alegría que le daba poder jugar con algún infante me indicaba que algún hermano, o primo, podía vivir cerca suyo y jugar con ella.
Yo también tuve la posibilidad de una infancia llena de juegos, aunque el tiempo de aquello fue corto. Cuando Maks, mi primo, vivía relativamente cerca nuestro me venía a visitar cada semana e intentaba jugar conmigo. Era algo más mayor que yo, pero no le parecía molestar jugar con una niña o entretenerme mientras los mayores hacían sus cosas. Sin embargo, me tuve que limitar a jugar con las nodrizas o niñeras pues mi primo se tuvo que mudar a París y nuestro contacto fue nulo hasta que mi padre me desposo con mi señor marido, pues fue Maks quien me escoltó hasta París.
Inna saltó de la banca y empezó a correr contenta alrededor de esta. Me reí. Me sentía bien por haberle otorgado momentos de tanta felicidad a la pequeña Inna pues verla llorar, me destrozaba el alma, si es que aún poseía una.
De pronto, algo en la mente de Inna cambió y esta optó por no ir al lugar pues afirmaba que si se quedaba allí, no podría buscar y encontrar a sus padres. Parecía como si no quisiera molestarme con ello, pero lo cierto es que no me molestaba. La verdad es que entendía su preocupación.

-No te preocupes, pequeña – Le dije con una sonrisa – Los trabajadores de esa casa, a parte de vigilar que estés bien, se encargaran de ayudarte a buscar a tus papás.

Nunca había ido a la casa de la esperanza, pero por lo que había escuchado, era una organización que ayudaba a las personas sin techo. Algo me decía que también podrían ayudar a Inna en la búsqueda de sus padres. Rezaba por ello.

por **Inna Kozlov** Vie Feb 22, 2013 1:11 pm

No era que ella no quisiera ir y aceptar la amable ayuda de Melanya, si no que al igual que como ella se había perdido de un momento a otro era probable que sus padres aparecieran y entonces ella no los vería por estar divirtiendo o siendo cuidada en aquella casa a la que la querían llevar. Por supuesto que quería que la ayudaran y tener quien la cuidara por eso seguía buscando a sus papas.

- ¿La gente no es mala ahí? - los niños no eran malos de manera intencional, pero los adultos si solían hacer daño o ser crueles con otros solo porque se les antojaba. Inna había tenido la suerte de toparse con muchas buenas personas pero también se encontró con gente que no quería ayudar a nadie.
La pequeña niña sentía pena por esas personas que no sabían que Dios vigilaba todos los actos y que por no ser buenos no se irían con él al cielo o no serían cuidados por los ángeles de este - y ¿Si no me ayudan a buscar a mis papás? - esa era otra posibilidad, porque los demás también tienen cosas que hacer y no siempre pueden estar ayudando a otros. Inna ayudaba a los demás porque eso era lo que se había prometido y porque no tenía nada de eso que los adultos llamaban responsabilidades por hacer.

La niña pensaba en que podía hacer con eso que Melanya le había dicho, así que movía su piecito contra el suelo mientras pensaba en algo que dejara a su salvadora contenta y a ella misma más tranquila.
Repentinamente Inna sonrió, porque algo había llegado hasta su mente y era momento de compartir esa idea con Melanya.
- Puedo dormir algunas veces ahí, y después en la mañana seguir buscando a mis papis - dijo aquello como si eso fuera la solución a todos sus problemas y espero a escuchar lo que la mujer tenía que decir.

por **Melanya Boyarskaya** Vie Feb 22, 2013 1:38 pm

Después de escuchar mis palabras, Inna me preguntó dudosa de si las personas allí eran realmente buenas. Solté una ligera risa.

-La casa de la esperanza se dedica a ayudar a personas que se encuentran en una situación poco favorable. No creo que traten mal a los niños perdidos – Le dije con una sonrisa.

La casa de la esperanza tenía muy buena fama. Solo por el hecho de que me habían llegado noticias de ella era una señal. Aún no estaba muy entendida de las novedades o lugares famosos de París, pero la casa de la esperanza fue la organización que descubrí nada más llegar a París, pera impresionante. Inna me preguntó si esas personas se negaban a ayudarla a buscar sus padres, que podría hacer en esa situación. Lo cierto es que ni yo lo sabia.
Estaba claro que yo la ayudaría. Buscaría noticias de sus padres cada noche que saliese a las calles de París. Interrogaría cualquier viandante que me encontrase, cualquier transeúnte, cualquier fuente de información. Me partía el alma ver a infantes abandonados. Conocía la existencia de los orfanatos, pero era un lugar que evitaba visitar. Los niños allí eran muy desgraciados, habían perdido a sus padres o peor aún, sus propios padres los abandonaban. Lo cierto es que mi padre tenía la posibilidad de abandonarme en un orfanato pues le era altamente inútil, pero si lo hacia, siendo barón de Rusia, le traería una fama nefasta y era lo que menos deseaba. Por otra parte, no quería que Inna jamás conociera un lugar como ese, solo cuando fuese mayor y no por sentirlo en su propia piel, sino por historias que las demás personas le contasen.
No quería obligar a la pequeña permanecer allí a la fuerza, en la casa de la esperanza, pero por otra parte no sabía donde más podía habitar la pequeña, esa era la mejor opción que veía. De pronto, Inna, con una sonrisa, me anunció que podría dormir allí algunas veces y por la mañana podría salir a buscar a sus padres. Creía que esa era la única solución que podría darle. Sin embargo, esa decisión no me mantenía del todo tranquila, quería que la niña estuviera a salvo y deambular sola por las calles de París, aún siendo de día, no sabía si era una buena elección.

-De acuerdo – Dije resentida pues no había otra alternativa – Sin embargo, prométeme de que por la noche no andarás sola por las calles. Es peligroso, ya me dedicaré a buscar a tus papás yo por la noche.

por **Inna Kozlov** Miér Feb 27, 2013 6:34 pm

Si la trataban bien era definitivamente una excelente opción para poder quedarse en las noches, aquello sería mucho mejor que pasar las oscuras y frías noches sola en las calles, arriesgando a que algún malvado monstruo la atacara y entonces jamás podría encontrarse con sus padres de nuevo.
Asintió a las palabras de Melanya, si en aquel lugar ayudaban otra gente todos debían ser muy bueno quizás fueran incluso más buenos que ella y sus obras.
- Bueno pues si me ayudaran aceptare entonces ir, pero solo en las noches - repitio la pequeña para que aquello fuese algo que quedara claro, durante el día no le verían por allá solo en las noches.

La mujer no parecía muy de acuerdo con las palabras que salían de la boca infantil, pero claro como era posible que ella estuviese de acuerdo en mandar a una pequeña a las calles sola; Inna ya estaba bastante acostumbrada al asunto pero no era lo que los adultos esperan. Ellos querían ver a los niños con sus padres o en orfanatos, lugares en los que relativamente estarían a salvo pero aquella pequeña no estaba en un sitio así y he ahí otra de las cuestiones en las que tenía suerte, pues nadie aún le había enviado a un sitio así.

La niña sonrió de saber que Melanya no se olvidaría de ayudarla y que mejor que ella lo hiciera por las noches, los adultos eran más valientes que los niños y seguramente a ella no le pasaría nada o tendría quien la protegiera de las cosas malas, así que dejo escapar un suspiro un tanto más relajada y contenta por todo aquello.
Perderse en el cementerio no había sido tan malo después de todo.
- Lo prometo, estaré en esa casa de noche y solo de día saldré a buscar a mis papis - puso la mano sobre su pecho y de manera firme y solemne dijo aquello.

Soltó después una pequeña risita.
- Melanya - dijo el nombre con algo de dificultad - ¿tus papás no se preocupan por que salgas de noche?

por **Melanya Boyarskaya** Miér Feb 27, 2013 9:44 pm

Al escuchar mis palabras sobre como era la casa de la esperanza a la par que las personas que en ella habitaban, la pequeña Inna primero asintió y luego dijo que si ellos decidían ayudarla entonces ella aceptaría ir allí solo por las noches. Encontré aquel trato justo. Al menos me aseguraba que la pequeña estaba segura por las noches que es cuando más seres con sed de sangre salían de sus cobijos para alimentarse.
Cuando le expliqué a la pequeñita de que la ayudaría en su búsqueda, que no la dejaría sola y acabaría encontrando a sus padres, la niña sonrió. Me encantaba verla sonreír. Daba la impresión de que un ángel, pues Inna era uno, estaba feliz y que un ser como yo había conseguido esa felicidad. Finalmente, la jovencita remarcó, con un gesto absolutamente solemne, que me prometía que se quedaría en la casa de la esperanza por la noche pasara lo que pasara. Suspiré aliviada. Inna por su parte soltó una risita.
Estaba dispuesta a decirle a Inna que debíamos partir en dirección del centro de París, podríamos buscar sus padres hasta que quedasen pocas horas hasta el amanecer, pues debía tener suficiente tiempo para llevar a Inna a la casa de la esperanza, avisarles de sus condiciones y volver a mi hogar... aunque por otra parte, quizás deberíamos encaminarnos ya hacia el lugar, no sabía a ciencia cierta cuanto tiempo me ocuparía registrar a Inna en la casa de la esperanza... tampoco sabía si tenían habitaciones para invitados para que yo me pueda quedar allí durante el día. Sin embargo, la pequeña Inna interrumpió mis actos llamándome la atención con mi nombre. Era evidente que le costaba pronunciarlo, no me extrañaba en demasía pues era un nombre poco común hasta en Rusia. La miré para dejarle claro que la estaba escuchando, la niña me preguntó si mis padres no se preocupaban de que saliera tan tarde. Reí ligeramente.

-Mi papá vive en Rusia, si viviera aquí lo más seguro es que se escandalizara por mi mala conducta – Le expliqué – Pero ahora vivo con mi marido – Le dije sin saber bien si la niña sabía que era un marido - ¿Verdad que tu papá y mamá viven juntos? Pues mi marido y yo también vivimos juntos, de la misma manera y el sí que me deja salir por la noche ya que no puedo salir de día – Dije con una sonrisa.

por **Inna Kozlov** Jue Mar 14, 2013 10:24 am

Escuchar lo que decía Melanya la animaba, y cuando dijo que su papá estaba en Rusia su mentecita infantil viajo de manera veloz a aquel lugar, con sus olores, sus personas, su idioma; era todo tan hermoso y tan lejano…
Sus padres también debían estar ya en Rusia, con sus perros, en su casa, con las muñecas de Inna; o estarían quizás en París… sí, eso debía ser ellos estaban en París; con ayuda de Melanya y las personas de la casa de la esperanza los encontraría.

- ¿Estás casada?- Inna sabía de eso, porque su papá siempre le decía que cuando fuera grande como su mamá, se casaría y sería feliz como ellos. La niña imagino de nuevo rápidamente como sería el esposo de Melanya, así que comenzó a hacer preguntas al respecto - ¿Cómo es tu esposo?, ¿Cuantos años tiene?, ¿Te gusta? - la mirada de la infante estaba llena de esperanza, aquello era lo más cercano que tenía en aquellos momentos a las palabras de su padre y a sus esperanzas e ideas para el futuro de Inna.
Asintió a las palabras siguientes, sus papás vivían juntos, claro… ¿Existía alguna otra forma? - Sí, vivimos juntos… o vivíamos, los tres. - hizo una pausa mirando de manera profunda a Melanya, la mujer le comentaba que no podía salir de día, y eso era extraño porque de día todo era mejor. No había monstruos y la gente caminaba por todos sitios, en la noche había muchos peligros y casi nada de gente así que la niña no podía concebir como era no vivir en la luz de día y solo salir en la oscuridad - Melanya.. ¿estas enferma? - se acerco a ella - ya fuiste al doctor para ver que tienes porque salir solo de noche no es bueno - estiro su mano tomando la de la mujer; si estaba enferma Inna pediría porque se curara pronto y de esa manera saldrían las dos juntas en el día a pasear.

OFF: Perdón por la tardanza

por **Melanya Boyarskaya** Jue Mar 14, 2013 3:11 pm

Al parecer la joven Inna conocía de sobra que era estar casada. Lo cierto es que no era de extrañar. A las niñas se nos suele instruir desde pequeñas para que seamos las esposas perfectas, o al menos lo intentemos ser como es mi caso. La miré con cierta melancolía en los ojos. Era tan pequeña... y ya sabía cual sería su futuro.
Sin embargo, la pequeña no parecía estar afectada para nada. Era más, había mostrado mucho entusiasmo por saber como era mi señor esposo. Reí por la avalancha de preguntas que la jovencilla me estaba haciendo.

-Es un señor muy ocupado – Decidí responder a la primera. No nos conocíamos lo suficiente para que yo lograra comprender como era su manera de ser. Tampoco habíamos tenido la oportunidad de hablar por lo que era una pregunta demasiado difícil para mi – Tiene cincuenta y seis años – Le dije con una sonrisa. Era bastante más mayor que yo, pero podía ser peor ¿no? Lo que más me preocupaba era la última pregunta de todas. No podía afirmar que me gustase, era demasiado pronto para ello, quizás nunca llegaríamos a tener una relación sentimental como tal, él parecía ser un hombre demasiado ocupado para esas cosas... - Es mi esposo, y debería de gustarme – Fue lo único que decidí explicar. No quería confundir la ya confusa mente de la pequeña Inna. Sus preocupaciones debían ser la de encontrar a sus padres, no pensar en su futura boda.

Cuando comenté que mi señor esposo me dejaba salir de noche pues de día me era imposible la joven se extrañó y me cuestionó si estaba enferma y si había logrado visitar un doctor para que este me diga que mal padezco pues salir de noche era nefasto. Al parecer la pobre niña estaba muy preocupada por mi bienestar... pero mi mal no era uno que se pudiera curar. No había cura más que la muerte. Suspiré pesadamente.

-Sí, estoy enferma – Le confirmé pues a todo humano le decía las mismas palabras, para que estos no sospecharan de mi – Si no saliera de noche me vería obligada a vivir recluida entre cuatro paredes de mi casa – Le dije con una tenue sonrisa – Por otra parte la enfermedad que padezco es bastante rara... siempre que salgo a la luz del sol me salen salpullidos que luego duelen mucho, por eso no puedo salir al sol... - Hice una breve pausa - ¡¡Pero no te preocupes!! - Le dije con una gran sonrisa para alegrarla – Es realmente extraño padecer dicha enfermedad por lo que tu no creo que la llegues a tener jamás. Así que no tienes de que preocuparte bonita.

OFF: Tranquila, seguro que la causa es justificada.

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