Paria [Privado]

por **Joséphine de Beauharnais** Mar Feb 12, 2013 6:37 pm

Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad.
Guy de Maupassant

¿Quién diría que una mujer como ella, una desfachatada a los ojos de la sociedad de turno, estaría casi en un palco especial mirando la última ópera? Bueno, no era algo extraño para Marie-Josèphe, pero al parecer la gente a su alrededor no lo encontraba muy agradable. Para ellos, era simplemente la mujer divorciada del Vizconde de Beauharnais, una mujer totalmente reprochable en todo sentido. Y es que, ¿desde cuándo una divorciada, una renuente al sagrado vínculo del matrimonio podía convivir con las gentes normales y bien atadas a sus maridos y mujeres por el lazo eterno de Dios? Además, había que sumarle todos esos chismes que la vinculaban con la actual Cónsul de Francia. Totalmente indecente.

Pero la mujer en cuestión apenas parecía inmutarse de todas las miradas de desdén que iban dirigidas a su persona. Aunque la vida no le sonriera del todo, parecía que su hado se había suavizado un poco. Luego de todas esas mortificaciones recibidas a lo largo de los años, ¿no era lo más natural del mundo un período de descanso, por muy corto que fuera? Lo merecía. Había aguantado las risas de la nobleza local ante sus maneras de provinciana caribeña. Había aguantado todas las infidelidades del que fuera su marido, y también había aguantado su repudio, a pesar de que ella no había hecho nada más que tener a una niña prematura.

No tenía faltas. O al menos no las había tenido antes. Ahora se había convertido en una mercenaria de dinero, en una mujer relativamente codiciosa que buscaba al mejor postor. Aunque luego de haber conocido a la mismísima Cónsul, incluso aquella parte de ella se había suavizado un tanto.

Un intento de ver la ópera la hizo darse cuenta de que, estúpidamente, había olvidado los binoculares en alguna parte. Y una tentativa de pedir un par prestado la hizo darse cuenta de su actual situación de paria. Se mordió los labios con fuerza. Quería ver la Ópera, pero esas miradas insistentes le decían que corriera del lugar. Y a pesar de que esa opción le parecía relativamente buena, tenía la suficiente dignidad para no huir como una cobarde.

¿Y si algún alma caritativa le ayudara a salir de aquella situación? No lo sabía.

por **Orland** Miér Feb 13, 2013 3:09 pm

" La soledad. Profunda, implacable, humillante y desprovista de toda dignidad. No importa si vives en la choza o en el palacio. Todos no disfrazamos de felices para que nadie sepa que al final estamos solos."

El teatro era mi lugar favorito en Paris: La musica, el drama, los actores, la sensacion de ver un mundo paralelo y de olvidarme de mi problema, de ella y sus imprudencias. Desde que Galaxure vivia en mi, la verguenza me seguia aunque no supiera bien porque. Senti las miradas de ciertas personas, como si me pareciese a alguien y no lo fuera. Y no se equivocaban, sabia que vivia las verguenzas de Galaxure.

Vestida elegantemente, con un traje de seda azul, con los bordes de la tela en muselina blanca, los guantes de encajes blanco perla, y el cabello recogido en una moña, envuelta en una cinta azul. Cambie de palco, sentia repulsion por que el que siempre usaba, y no sabia bien por que.

Cuando llegue dos mujeres, hermosamente vestidas, pero sobrecargadas como lo hacen los nuevos ricos, comentaban entre risitas. Descubri entonces delante de la puerta del palco, que alli estaba una mujer. Recorde que era indigna por ser divorciada, destrozaron su vida con sus palabras. Me contuve ¿ quien tiene el derecho de juzgar a una mujer? ¿ por que no hablan igual de los hombres ladinos y casanovas? Todos tenemos secretos, inclusive aquellas mordaces mujeres que hablaban sin respeto.

Entre al regio palco para ver en una de las butacas a una mujer solitaria, con una expresion indigna mirando al vacio. Su piel de muñeca de porcelana resplandecia ante la luz de los candelabros. Note que la miraban indiscretamente y me paralize. Me sentia identificada con ella. Tambien note que el mozo estaba incomodo detras de mi, gire y le sonrei cordialmente. Le murmure algo y fue presto. Descubri el por que de la mirada perdida de la mujer: No tenia binoculares. La incomodidad de hablar con aquellos vecinos en los otros palcos, separados por las densas cortinas terracotas. Sola, y señalda. El mozo me entrego mi pedido.

- Madame, es mucho mas facil disfrutar el espectaculo...- extendi un binocular y sonrei .

por **Joséphine de Beauharnais** Mar Feb 26, 2013 9:01 pm

La mujer escuchó una voz al lado suyo, y vio con sorpresa unos binoculares, alargados por una mano amiga. La mano pertenecía a otra mujer, una elegante señora de clase alta que al parecer se había apiadado de ella, quizá sin saber demasiado a quién se dirigía. Las miradas de los vecinos de palco se cernieron sobre ellas. Y escuchó los comentarios, que cómo era posible que alguien se dignara a ayudarla, que lo mejor era que la echaran del teatro a patadas. También vio las miradas de desprecio que algunos le dirigían a su salvadora, y comprendió que, de alguna forma, ella también era una Paria de la sociedad.

-Muchas gracias- comenzó por agradecer, siempre se debía dar las gracias-. Veo que hay gente que siempre conserva la buena voluntad- eso era claramente una indirecta para los demás, que, sorprendidos, voltearon sus cabezas y se dedicaron a farfullar en su pequeña burbuja de privacidad.

De alguna manera, Marie-Joséphe se sintió identificada con aquella mujer anónima y quiso entablar una conversación. Dos Parias hablando de seguro atraerían las habladurías de los demás, pero ¿Desde cuándo habían importado los demás? ¿Por qué tanto ahínco en destruir una reputación intachable con malos comentarios? Con un gesto, le señaló un espacio cerca suyo y la invitó a sentarse.

-¿Puedo preguntar el nombre de mi salvadora, si no es mucha molestia?- tomó un poco de aire para seguir-. Mi nombre es Marie-Josèphe de Beauharnais y, como verá, no soy muy popular por estos lugares- la sonrisa que siguió a esta afirmación era despreocupada, casi picaresca.

por **Orland** Jue Feb 28, 2013 8:39 am

- Aûrora Montobello, madame, y no podre negarle que me causa algo de hilaridad que me llame su salvadora- tome el lugar a su lado- un placer.

Mire con atencion, las miradas imprudentes, crueles, curiosas, despreciativas, miradas de señalamiento. Gentilmente incline mi cabeza ante aquellas miradas indiscretas, quienes giraron altivas. Ya estaba acostumbrada a esto, no participaria en su sentir cruel hacia el projimo. Mire con dulzura a mi vecina, mientras tomaba mis binoculares y esperaba la obertura del espectaculo.

- No ponga mucha atencion a las personas que asisten al teatro, solo se ven reflejadas en aquellas personas que no poseen secretos, se ven desnudas a si mismas...

Sonrei amablemente.

por **Joséphine de Beauharnais** Vie Mar 29, 2013 4:57 pm

Para la mujer, era bueno que no prestara atención a las personas del teatro, esas que lo único que hacían era destruir reputaciones en menos de lo que dura una opereta. ¡Y pensar que hace mucho tiempo ella había estado en lo mismo! La vida daba vueltas impredecibles, extrañas a su manera. Y era curioso verse desde el otro lado del espejo, como aquella que alimentaba todos esos rumores infundados y sin sentido alguno.

-Las personas que no tienen nada que hacer suelen divertirse usando a los demás para crear historias extrañas y de por sí falsas, pero eso no es algo que nos incumba, ¿No es verdad?- le guiñó un ojo en actitud cómplice. Su desfachatez nunca cambiaría, pero usualmente le daba cierto encanto- Puedo decir incluso que es mucho más interesante ser parte de las historias. A veces hasta podría llegar a sorprenderse ante cosas que ni siquiera hizo.

Era algo que le pasaba a menudo. ¡Cómo se sorprendía de oír que había destruido familias a las que ni siquiera conocía! La gente asociaba su nombre con desgracias, inmoralidad y todas esas cosas censurables de la sociedad de turno. Con una sonrisa jugueteándole en los labios, miró por los binoculares un momento. De un rato a otro la Ópera había dejado de ser tan interesante.

-¿Viene aquí a menudo? Debe estar enterada de la vida de todos los presentes, si es así- una sonrisa de mofa se formó en su rostro. Las habladurías se escuchaban de todas partes, era imposible que no supiera de todas las censuras de las sociedad parisina.

Spoiler:

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