Pride and Love [Libre]

por **Is M. Montgomery** Sáb Feb 23, 2013 2:22 am

¿Cuál era el regalo perfecto para una mujer con la que ibas a casarte? No solo eso... uno perfeto para que te perdonara lo que ibas a decirle al llegar y decirle que le habías mentido en cuanto a lo que hacías ahora. Decir que ya no era un cazador y peor aún, no solo revelar que cuando la conoció era un duque, sino que su títul había pasado a ser algo mayor que eso.

Primero pensó que sería fácil, ser un duque, podía explicarle eso. Lo que no podía explicarle era como había pasado a ser un príncipe y mucho menos, podía decirle ahora que había heredado el trono por factores de los que apenas se había enterado cuando fue a su tierra natal la última vez, pensando que tendría que atender asuntos de su nuevo cargo y habían terminado diciéndole, que la que sería su coronación, sería para ocupar el lugar que tenía un rey. Eso estaba mal. Realmente mal. Y aunque no consideraba que un regalo fuese a arreglar algo, necesitaba entre otras cosas, comprar el anillo para ella, esperando que no mandara toda la boda por la borda cuando se enterara de todo.

Era la primera vez que estaba en una situación como esa. Estaba allí y se daba cuenta, que ni elegir un regalo ni un anillo eran cosas que comprendiera, por eso terminó sentándose y suspirando en el primer lugar que pilló con la suficiente tranquilidad. No le gustaba estar por el centro de París atestado de gente, pero al ir a Inglaterra debía tener ambas cosas, un presente y una sortija. Pero esas cosas no eran lo suyo, el habría podido elegir lo primero que viese y es que realmente con joyas, no veía la diferencia. ¿De qué servía un anillo demasiado elaborada? En utilidad, era lo mismo usar uno simple y sin nada. Pero le habían dicho que no podía hacer eso, que debía pensar en ella y eso le hizo reaccionar, arqueando una ceja mientras pensaba qué hacer.

Tal vez debía volver y llevara Lena con él o a alguien que pudiese ayudarle con eso. De momento se quedó ahí, en una banca cualquiera, no el costaba decidir, pero le habían repetido ultimamente tantas veces que debía ser más detallista auqnue no comprendía porqué se lo decían o qué significaba eso exactamente. Era una de las pocas veces que se vería a Isley rompiéndose la cabeza por algo que resultaba verdaderamente simple. Una sombra cayó sobre él y alzó la mirada para observar de qué se trataba. Estaba distraído, lo suficiente, como pocas veces, para no esta tan atento a su entorno. Pero por esa causa volvió a poner su atención en su rededor. No debía bajar la guardia nunca, así era como solía ser, sin importar si era cazador o no.