Relaciones de la señorita Miranda Prishcop

Bien por donde empezar… ¡Bueno pues por el comienzo claro esta! Podemos decir que desde chica fue una niña bastante concienzuda, una pequeña señorita que no creía en los cuentos de hadas, podría decirse que para la corta edad de seis años ya se encontraba parcialmente amargada, nada mas habría que recordar su reacción al llegar el momento de abrir los regalos después de su fiesta de cumpleaños. Los niños y los adultos ya se habían ido, así que Miranda inspeccionó los paquetes abriéndolos con sumo cuidado ¡Un vestido!...No,no,no, muy poco practico para correr en las colinas, ¡Un collar!... Que seguramente se me enredara en el cuello cuando corra. Todo aquello que llegaba a sus manos recibía una municiona inspección de su parte antes de que decidiese si le resultaba de utilidad o no.

Su carácter en este aspecto sigue siendo mas o menos el mismo, la diferencia reside en la manera extremista en que anteriormente hacia las cosas !Un vestido!...Poco practico pero podría servirme en algún momento, ¡Un collar!... Que seguramente se me enredara en el cuello cuando corra, pero que podría vender a un buen precio en el mercado si me lo propongo. La mentalidad de una persona crece, y después de las malas experiencias que a pasado a través de su vida aprendió a nunca sentirse segura en ningún sitio que no sea el cementerio donde vive.
Puede parecer calmada, sin embargo cuando algo le molesta no duda en dar su opinión acerca de ello, tiene un carácter bastante equilibrado en apariencia, sabe dar buenos concejos y no le cuesta hablar con la gente aun cuando no la conoce, pero eso no quiere decir que sea precisamente una chica sociable, de hecho es mas del tipo de personas que mantiene un perfil bajo gustosa de quedarse en sus propios asuntos.

Los recuerdos de los cuatro años que paso en cautiverio aun la atormentan en sueños e incluso cuando esta despierta, pues siente una terrible aversión hacia las armas blancas o cualquier cosa que pueda cortarla, cosa que debe tratar diariamente. A pesar de lo que uno podría llegar a pensar el contacto físico no le molesta, su problema es que no confía en nadie, de modo que montar a las yeguas de su patrón o cuidar del ganado hacen que reciba la dosis de calor corporal que necesita para sentirse segura consigo misma, generalmente se mantiene alejada de la cocina la cual es la representación de todos sus miedos.

A pesar de que no le interesa para nada el romance comúnmente siempre se encuentra rodeada de él, pues debido a que es buena tratando los problemas de los demás cuando en realidad desearía poder hacerlo con los suyos, a menudo el resto de la servidumbre se le acerca para preguntarle sobre tal o cual cuestión, generalmente sus respuestas son muy poco pensabas, pero bastante sinceras y con la dosis justa de sentido común como para hacerlas sonar convincentes. Ama su actual hogar, ama a la gente con la que trabaja, ama a todos los que la rodean, pero aun tiene que tratar con sus propios fantasmas para poder conectarse totalmente con el mundo real.

Pide, sugiere y juntos llegamos a un buen acuerdo