AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Buscando un criminal y quizas un negocio. [Brodrick Von Mer]
2 participantes
Página 1 de 1.
Buscando un criminal y quizas un negocio. [Brodrick Von Mer]
Una noche más en la ciudad de París, la ciudad donde el pecado nunca termina y no se sabe bien donde ha empezado, pero esas raíces eran extremadamentes duras de arrancar, mas mi fé se mantenía intacta. Dios me ponía a prueba, y yo respondería como lo había hecho hasta ahora, llevando su palabra y manteniendo su Ley.
De fondo quedaba el ruido de una taberna, lugar lleno de gente adicta a pecar donde los haya, pero el placer no era lo que movía a entrar en tan impío lugar, era el trabajo. No solo me dedicaba a ajusticiar a todo engendro del infierno que me encontrase, también el hombre era capaz de seguir la palabra de la Bestia, cometiendo los crímenes mas oscuros. Y precisamente un asesino y un violador era el sujeto en cuestión.
Había entrado en mal lugar, las miradas oscuras y lascivas de los hombres del lugar me examinaban, pensando en múltiples formas de alcanzar el pecado a mi costa, era repugnante. Por desgracia para mí, aquel asesino parecía ser popular entre la plebe del lugar, rodeándose de un circulo peligroso que sin duda podría matarme si me limitase a atacarlo sin más.
Mi paciencia pues tendría que ser puesta a prueba, me senté en una mesa mas o menos cercana observando la zona, haciendo como si esperase a alguien. Dejaría pasar el tiempo, el alcohol y las mujeres del lugar iniciarían tarde o temprano una pelea y podría aprovechar el alboroto para acercarme y apuñalarle, cumpliendo así mi deber con Dios. O en el peor de los casos tendría que esperar hasta que saliese de la taberna y matarlo en la oscuridad de la calle.
El tiempo empezaba a pasar, a un ritmo lento dado lo poco agradable que resultaba aquel ambiente para mí, pero algunas canciones alegres que entonaban grupos de amigos en las mesas me mantenían ligeramente entretenida. Viendo que el tiempo pasaba y nadie parecía acompañarme en la mesa un joven camarero se acercó a molestar.
-Disculpe señorita, pero si no va a comer nada debería mar...- el chaval se calló de golpe al ser agarrado por la muñeca por Evangeline, que con cara de pocos amigos y una irónica sonrisa le respondió casi susurrando - No interferirás en la obra del señor, ni alertaras al tabernero de mi acción, si para manteneros contentos y callados he de consumir algo trae ahora mismo una copa de vino - exigí poniendo un franco en su mano y haciéndole un gesto con la cabeza para que se fuese.
En menos de un minuto, el chaval volvía con una copa y la llenaba con una botella de vino de clara mala calidad, pero que podía esperar de una taberna de mala muerte, pero bueno, la sangre de cristo era la misma sangre fuese el vino que fuese. Junto al vino el chico trajo consigo un poco de pan, que no dudé en agradecer con un gesto amable. antes de tomar un trago o comer si quiera un poco oré:
Tomé un trozo de pan y comí, para luego dar el primer trago a la copa de vino, debía durarme todo el tiempo que fuera preciso.La noche comenzaba a tornarse movida, el alcohol comenzaba a inundar los cuerpos de los lugareños, sin duda dentro de poco pasaría algo nuevo, algo a destacar para actuar.
De fondo quedaba el ruido de una taberna, lugar lleno de gente adicta a pecar donde los haya, pero el placer no era lo que movía a entrar en tan impío lugar, era el trabajo. No solo me dedicaba a ajusticiar a todo engendro del infierno que me encontrase, también el hombre era capaz de seguir la palabra de la Bestia, cometiendo los crímenes mas oscuros. Y precisamente un asesino y un violador era el sujeto en cuestión.
Había entrado en mal lugar, las miradas oscuras y lascivas de los hombres del lugar me examinaban, pensando en múltiples formas de alcanzar el pecado a mi costa, era repugnante. Por desgracia para mí, aquel asesino parecía ser popular entre la plebe del lugar, rodeándose de un circulo peligroso que sin duda podría matarme si me limitase a atacarlo sin más.
Mi paciencia pues tendría que ser puesta a prueba, me senté en una mesa mas o menos cercana observando la zona, haciendo como si esperase a alguien. Dejaría pasar el tiempo, el alcohol y las mujeres del lugar iniciarían tarde o temprano una pelea y podría aprovechar el alboroto para acercarme y apuñalarle, cumpliendo así mi deber con Dios. O en el peor de los casos tendría que esperar hasta que saliese de la taberna y matarlo en la oscuridad de la calle.
El tiempo empezaba a pasar, a un ritmo lento dado lo poco agradable que resultaba aquel ambiente para mí, pero algunas canciones alegres que entonaban grupos de amigos en las mesas me mantenían ligeramente entretenida. Viendo que el tiempo pasaba y nadie parecía acompañarme en la mesa un joven camarero se acercó a molestar.
-Disculpe señorita, pero si no va a comer nada debería mar...- el chaval se calló de golpe al ser agarrado por la muñeca por Evangeline, que con cara de pocos amigos y una irónica sonrisa le respondió casi susurrando - No interferirás en la obra del señor, ni alertaras al tabernero de mi acción, si para manteneros contentos y callados he de consumir algo trae ahora mismo una copa de vino - exigí poniendo un franco en su mano y haciéndole un gesto con la cabeza para que se fuese.
En menos de un minuto, el chaval volvía con una copa y la llenaba con una botella de vino de clara mala calidad, pero que podía esperar de una taberna de mala muerte, pero bueno, la sangre de cristo era la misma sangre fuese el vino que fuese. Junto al vino el chico trajo consigo un poco de pan, que no dudé en agradecer con un gesto amable. antes de tomar un trago o comer si quiera un poco oré:
Anima Christi, sanctifica me.
Corpus Christi, salve me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te
in saecula saeculorum.
Amen
Corpus Christi, salve me.
Sanguis Christi, inebria me.
Aqua lateris Christi, lava me.
Passio Christi, conforta me.
O bone Iesu, exaudi me.
Intra tua vulnera absconde me.
Ne permittas me separari a te.
Ab hoste maligno defende me.
In hora mortis meae voca me.
Et iube me venire ad te,
ut cum Sanctis tuis laudem te
in saecula saeculorum.
Amen
Tomé un trozo de pan y comí, para luego dar el primer trago a la copa de vino, debía durarme todo el tiempo que fuera preciso.La noche comenzaba a tornarse movida, el alcohol comenzaba a inundar los cuerpos de los lugareños, sin duda dentro de poco pasaría algo nuevo, algo a destacar para actuar.
Evangeline Colette- Inquisidor Clase Media
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 21/02/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Buscando un criminal y quizas un negocio. [Brodrick Von Mer]
Rodeado de los hombres más gañanes, feos y malolientes, con los que se había cruzado en su vida, jugaba al azar con los dados. Sabía que uno de ellos estaba haciendo trampa, desde el principio de la partida, lo había invitado al ver que le había metido a una de las chicas de la taberna, dos monedas de elevado valor. No era estúpido, todo lo contrario, poseía una inteligencia inhumana. Otorgada por el mismísimo demonio según algunos, y esos comentarios le agradaban. Se volvía eufórico cuando lo insultaban, porque eso le permitía partirle la cara al malnacido que tuviera las narices de insultarlo.
Tomando los dados que no estaban trucados, tiró y miró a los ojos al tramposo hijo de perra que le estaba estafando. La sonrisa arrogante se extendía por su rostro, sabiendo que uno de los dados caería al suelo, y se perdería entre los numerosos pares de pies de los que observaban la escena. El murmullo de excitación que corrió por el grupo cuando uno de los dados se cayó de la mesa, hizo que el cuerpo de Brodrick se sacudiese en un escalofrío de satisfacción. Pronto, muy pronto estrellaré mi puño contra tu cara, pensó con una mirada casi demoníaca. Algunos hombres retrocedieron ante la intimidante mirada que le había dirigido al haragán que comenzaba a recoger el dinero de la mesa.
Con un golpe certero y rápido, le golpeó la mano ambiciosa, quebrando uno de los huesos rechonchos con la fuerza del agarre. - Quieto, amigo. Aún no se ha decidido la partida, me falta un dado. - Quitándole uno de los dados que guardaba celosamente cerca de su cuerpo, lo tiró sobre la mesa, cayendo sobre esta con el número siete. El silencio se impuso en el local, todos sabían lo que se avecinaba.
Con otro golpe, hizo que el dado saltase sobre la mesa, balanceándose, pero volviendo a quedar sobre el siete. - Vaya, vaya, conque tenemos un tramposo.- Dijo con voz mortalmente suave.- No hay nada que me disguste más que un tramposo.- Sin darle tiempo para huir, se levantó rápidamente, dejando que sus casi dos metros de altura sirviesen de sombra para el tramposo y toda la horda de amigos que le rodeaban. Tomó la mesa con dos manos y la lanzó con fuerza hacia un lado, sin perder el tiempo, se abalanzó sobre el hombre y estrelló su puño en el rostro. El único golpe sirvió para que su oponente cayese hacia atrás con la silla aún a sus espaldas. El griterío y los vítores se alzaron cuando el oponente no se levantó, sino que fue arrastrado por la taberna bajo la mirada peligrosa de Brodrick.
Una tabernera temblorosa, recogió el dinero que había sido lanzado al suelo y se lo entregó con una disculpa en nombre del dueño. Tomando la barbilla de la mujer entre su mano, la levantó y le dirigió una mirada sensual- Tranquila ratoncita, nunca golpeo a una mujer.- Se inclinó sobre ella, y le susurró en el oído- Si no me lo pide.- Con una sonrisa, la soltó y se encaminó a la barra para pedir una copa con la que bajar el mal sabor de boca. Ése bastardo no había durado ni un asalto.
Con la copa en la mano, se viró y miró toda la taberna. Deslizando sus ojos hasta la joven que estaba sola en una mesa. Bonita, pensó mientras llevaba la copa a sus labios, quizás tenga algo de diversión esta noche. Con paso firme, se acercó a la mesa de la mujer, y se sentó con confianza, mirando el pan troceado y la copa de vino con curiosidad.- La única mujer que me llama la atención, y ésta me ignora.- Dijo con un suspiro, mientras su mano se acercaba a la copa de vino y le daba un sorbo para provocarla - Aunque por su mirada, me temo que eso va a cambiar. ¿Me equivoco, madame?.-Preguntó con una sonrisa pícara y traviesa extendiéndose por su rostro.
Tomando los dados que no estaban trucados, tiró y miró a los ojos al tramposo hijo de perra que le estaba estafando. La sonrisa arrogante se extendía por su rostro, sabiendo que uno de los dados caería al suelo, y se perdería entre los numerosos pares de pies de los que observaban la escena. El murmullo de excitación que corrió por el grupo cuando uno de los dados se cayó de la mesa, hizo que el cuerpo de Brodrick se sacudiese en un escalofrío de satisfacción. Pronto, muy pronto estrellaré mi puño contra tu cara, pensó con una mirada casi demoníaca. Algunos hombres retrocedieron ante la intimidante mirada que le había dirigido al haragán que comenzaba a recoger el dinero de la mesa.
Con un golpe certero y rápido, le golpeó la mano ambiciosa, quebrando uno de los huesos rechonchos con la fuerza del agarre. - Quieto, amigo. Aún no se ha decidido la partida, me falta un dado. - Quitándole uno de los dados que guardaba celosamente cerca de su cuerpo, lo tiró sobre la mesa, cayendo sobre esta con el número siete. El silencio se impuso en el local, todos sabían lo que se avecinaba.
Con otro golpe, hizo que el dado saltase sobre la mesa, balanceándose, pero volviendo a quedar sobre el siete. - Vaya, vaya, conque tenemos un tramposo.- Dijo con voz mortalmente suave.- No hay nada que me disguste más que un tramposo.- Sin darle tiempo para huir, se levantó rápidamente, dejando que sus casi dos metros de altura sirviesen de sombra para el tramposo y toda la horda de amigos que le rodeaban. Tomó la mesa con dos manos y la lanzó con fuerza hacia un lado, sin perder el tiempo, se abalanzó sobre el hombre y estrelló su puño en el rostro. El único golpe sirvió para que su oponente cayese hacia atrás con la silla aún a sus espaldas. El griterío y los vítores se alzaron cuando el oponente no se levantó, sino que fue arrastrado por la taberna bajo la mirada peligrosa de Brodrick.
Una tabernera temblorosa, recogió el dinero que había sido lanzado al suelo y se lo entregó con una disculpa en nombre del dueño. Tomando la barbilla de la mujer entre su mano, la levantó y le dirigió una mirada sensual- Tranquila ratoncita, nunca golpeo a una mujer.- Se inclinó sobre ella, y le susurró en el oído- Si no me lo pide.- Con una sonrisa, la soltó y se encaminó a la barra para pedir una copa con la que bajar el mal sabor de boca. Ése bastardo no había durado ni un asalto.
Con la copa en la mano, se viró y miró toda la taberna. Deslizando sus ojos hasta la joven que estaba sola en una mesa. Bonita, pensó mientras llevaba la copa a sus labios, quizás tenga algo de diversión esta noche. Con paso firme, se acercó a la mesa de la mujer, y se sentó con confianza, mirando el pan troceado y la copa de vino con curiosidad.- La única mujer que me llama la atención, y ésta me ignora.- Dijo con un suspiro, mientras su mano se acercaba a la copa de vino y le daba un sorbo para provocarla - Aunque por su mirada, me temo que eso va a cambiar. ¿Me equivoco, madame?.-Preguntó con una sonrisa pícara y traviesa extendiéndose por su rostro.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 25/01/2013
Localización : Cerca de los problemas
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Buscando un criminal y quizas un negocio. [Brodrick Von Mer]
El tiempo pasaba ahora a mayor velocidad, manteniéndose sin embargo casi intactos sobre mi mesa el cuerpo y sangre de Cristo. Pude observar como no muy lejos de mí, un grupo de jugadores comenzaba una pelea, pues el que parecía ganar era en realidad un tramposo. Era increíble como en un margen tan corto de tiempo un grupo tan pequeño de hombres podía enumerar tal cantidad de pecados capitales.
Pereza, que promueve el juego, la capacidad de conseguir mas dinero del ganado con el sudor de su frente, dinero fácil para el tramposo.Soberbia, la actitud arrogante y despreciable de los ganadores siempre muestra el pecado mas común y grave de la humanidad, creerse superior al resto de jugadores, al resto de la taberna.Envidia, consumiendo la mente de los jugadores ante la buena racha inexplicable del tramposo, deseando su capacidad de ganar.Avaricia, la que lleva a todos a jugar, conseguir mas y mas dinero, e incluso mas grave en el tramposo, que esta decidido a cometer mas pecado aún por una avaricia mayor.Ira, frenética y alocada al descubrir las trampas del jugador, llevándoles a una pelea estúpida y con el único objetivo de recuperar o incluso robar dinero.
La pelea fue rápida, un hombre enorme tumbó de un solo puñetazo al estafador de los dados, el mismo que descubrió la trampa había sido juez y verdugo, patético. Yo seguía a lo mio, observando al que fuese objetivo de mi justicia, que seguía sin problema alguno charlando con sus amigos, al parecer sería una noche tranquila para él en la taberna, tendría que esperar a que saliese para matarle.
Conforme seguía vigilando escuché unos pasos a mi lado y el ruido de la silla, seguida de una voz que no dudaba en hablarme y por la forma en la que lo hacía era de sobre conocida su intención. En mi interior maldecía mi rostro, pues era este el que había empujado a quien estuviese sentado en mi mesa a tratar de hablar conmigo.
Miré de reojo, descubriendo que aquel infeliz no era otro que el de la pelea de hacía un momento, llenando mi rostro de una expresión de desagrado, ahora añadía la lujuria a la lista del pecador, de haberme robado el pan y habérselo comido su gula hubiese sumado el ultimo pecado capital a la lista, siendo todos quebrantados en el plazo de unos simples minutos, es increíble lo bajo que podía caer el ser humano.
Me giré levemente hacía él, clavando mi mirada iracunda contra la suya. - Estoy segura de que el ir de listillo y hacerte el interesante te funciona con las fulanas a las que acostumbraras, pero si haces eso conmigo lo mejor que conseguirás será terminar moribundo y castrado sobre una mesa - amenacé a la vez que sacaba de la gabardina un cuchillo y lo clavaba con fuerza contra la mesa.- quizás así dejarías de guiarte con tu miembro.
Esta gente me ponía de los nervios, eran estúpidos y en su mayoría borrachos, por mi podían ir todos al infierno, pero la Santa Sede ya me había dejado claro que no debía ser tan extrema con pecados menores. Miré de reojo a la zona de mi objetivo, que seguía a lo suyo con sus amigos, no había problema de momento.
Pereza, que promueve el juego, la capacidad de conseguir mas dinero del ganado con el sudor de su frente, dinero fácil para el tramposo.Soberbia, la actitud arrogante y despreciable de los ganadores siempre muestra el pecado mas común y grave de la humanidad, creerse superior al resto de jugadores, al resto de la taberna.Envidia, consumiendo la mente de los jugadores ante la buena racha inexplicable del tramposo, deseando su capacidad de ganar.Avaricia, la que lleva a todos a jugar, conseguir mas y mas dinero, e incluso mas grave en el tramposo, que esta decidido a cometer mas pecado aún por una avaricia mayor.Ira, frenética y alocada al descubrir las trampas del jugador, llevándoles a una pelea estúpida y con el único objetivo de recuperar o incluso robar dinero.
La pelea fue rápida, un hombre enorme tumbó de un solo puñetazo al estafador de los dados, el mismo que descubrió la trampa había sido juez y verdugo, patético. Yo seguía a lo mio, observando al que fuese objetivo de mi justicia, que seguía sin problema alguno charlando con sus amigos, al parecer sería una noche tranquila para él en la taberna, tendría que esperar a que saliese para matarle.
Conforme seguía vigilando escuché unos pasos a mi lado y el ruido de la silla, seguida de una voz que no dudaba en hablarme y por la forma en la que lo hacía era de sobre conocida su intención. En mi interior maldecía mi rostro, pues era este el que había empujado a quien estuviese sentado en mi mesa a tratar de hablar conmigo.
Miré de reojo, descubriendo que aquel infeliz no era otro que el de la pelea de hacía un momento, llenando mi rostro de una expresión de desagrado, ahora añadía la lujuria a la lista del pecador, de haberme robado el pan y habérselo comido su gula hubiese sumado el ultimo pecado capital a la lista, siendo todos quebrantados en el plazo de unos simples minutos, es increíble lo bajo que podía caer el ser humano.
Me giré levemente hacía él, clavando mi mirada iracunda contra la suya. - Estoy segura de que el ir de listillo y hacerte el interesante te funciona con las fulanas a las que acostumbraras, pero si haces eso conmigo lo mejor que conseguirás será terminar moribundo y castrado sobre una mesa - amenacé a la vez que sacaba de la gabardina un cuchillo y lo clavaba con fuerza contra la mesa.- quizás así dejarías de guiarte con tu miembro.
Esta gente me ponía de los nervios, eran estúpidos y en su mayoría borrachos, por mi podían ir todos al infierno, pero la Santa Sede ya me había dejado claro que no debía ser tan extrema con pecados menores. Miré de reojo a la zona de mi objetivo, que seguía a lo suyo con sus amigos, no había problema de momento.
Evangeline Colette- Inquisidor Clase Media
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 21/02/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Buscando un criminal y quizas un negocio. [Brodrick Von Mer]
Rió con fuerza mientras agitaba su cabeza negativamente.- Ah, mujer hermosa con garras de gata, espero que no uses esa lengua afilada siempre. Pero te alegrará saber, que la mayoría de las mujeres que caen a mis pies son jóvenes cristianas y devotas. - Se encogió de hombros mientras dejaba de lado la copa de vino rancio, últimamente no había alcohol de calidad en ninguna parte. Salvo en su casa, allí habían las mejores armas, licores y... compañías. Sonrió ante sus pensamientos y analizó a la mujer que había clavado el puñal en la mesa. Rostro hermoso, cuerpo casi perfecto, y un lenguaje digno de un corsario. Estaba claro que no era una delicada flor, sino una rosa con dolorosas espinas. Lo curioso, es que la rosa en cuestión, no dejaba de mirar a un individuo desagradable. Él ya lo conocía porque cuando bebía, no dejaba de comentar las atrocidades que cometía contra algunas mujeres. Algunas veces, imitaba los gritos que soltaban las muchachas, antes de yacer, las más afortunadas, bajo la furia de su cuerpo. - Espero que no tengas interés en un hombre como él. - Dejó que su rostro se volviese serio por unos segundos, y la miró con atención.- Puedo ser un listillo desagradable, pero créeme, ése no le conviene a ninguna mujer.- Se encogió de hombros para aliviar sus palabras, no sabía qué le estaba ocurriendo. Ya fuera por la edad, o por la existencia de una hermana pequeña que no había conocido, pero no deseaba que se mezclara con el canalla que agitaba la jarra de cerveza con bravuconería.
Para evitar que se pensase que era un hombre adorable. Que el diablo se lleve al estúpido, que pensase que tenía un fondo positivo en su duro corazón. Se recostó en la silla con seguridad, y le sonrió - Bonito cuchillo, ¿guardas más juguetes dentro de esa gabardina?. Te recomiendo uno más grande y con filo de sierra para castrarme. El corte es más doloroso, y harás que sangre muchísimo más.- Tomó un corto sorbo de whisky y pensó en los cuchillos que había fabricado esa mañana.- Puedes fiarte de mi opinión, se podría decir que soy un entendido en armamento.- Sonrió de nuevo al escuchar la modestia de sus palabras. No sólo era un entendido, sino que las fabricaba, diseñaba y afilaba él mismo. Además, se aseguraba de estudiar a sus clientes, y creaba un arma perfecta para cada cual. Algunas mejoraban el equilibrio, otros la efectividad del golpe, y algunas rarezas de incalculable valor para él, eran mortíferas en las manos adecuadas.
Por supuesto, llevaba encima algunas armas, lo suficientemente pequeñas y afiladas para que ejercieran el mismo poder que otras más grandes. En cuestión de armas, el tamaño no determinaba siempre una mayor efectividad de resultado. Tomó una, de las ocho armas que llevaba ocultas en el cuerpo, de la cintura de su pantalón y le retiró la pequeña funda de cuero con cuidado. Brillando en la semi oscuridad que dominaba la taberna, dejó caer la daga, clavándose cerca del cuchillo que tenía la inquisidora.- Ésa es perfecta para cortar orejas, aunque el espectáculo es horrible, la efectividad con los ladrones o violadores es perfecta.- Alzó una de sus cejas con pose arrogante, y cabeceó hacia el hombre que había estado estudiando la desconocida.
Para evitar que se pensase que era un hombre adorable. Que el diablo se lleve al estúpido, que pensase que tenía un fondo positivo en su duro corazón. Se recostó en la silla con seguridad, y le sonrió - Bonito cuchillo, ¿guardas más juguetes dentro de esa gabardina?. Te recomiendo uno más grande y con filo de sierra para castrarme. El corte es más doloroso, y harás que sangre muchísimo más.- Tomó un corto sorbo de whisky y pensó en los cuchillos que había fabricado esa mañana.- Puedes fiarte de mi opinión, se podría decir que soy un entendido en armamento.- Sonrió de nuevo al escuchar la modestia de sus palabras. No sólo era un entendido, sino que las fabricaba, diseñaba y afilaba él mismo. Además, se aseguraba de estudiar a sus clientes, y creaba un arma perfecta para cada cual. Algunas mejoraban el equilibrio, otros la efectividad del golpe, y algunas rarezas de incalculable valor para él, eran mortíferas en las manos adecuadas.
Por supuesto, llevaba encima algunas armas, lo suficientemente pequeñas y afiladas para que ejercieran el mismo poder que otras más grandes. En cuestión de armas, el tamaño no determinaba siempre una mayor efectividad de resultado. Tomó una, de las ocho armas que llevaba ocultas en el cuerpo, de la cintura de su pantalón y le retiró la pequeña funda de cuero con cuidado. Brillando en la semi oscuridad que dominaba la taberna, dejó caer la daga, clavándose cerca del cuchillo que tenía la inquisidora.- Ésa es perfecta para cortar orejas, aunque el espectáculo es horrible, la efectividad con los ladrones o violadores es perfecta.- Alzó una de sus cejas con pose arrogante, y cabeceó hacia el hombre que había estado estudiando la desconocida.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 25/01/2013
Localización : Cerca de los problemas
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Buscando un criminal y quizas un negocio. [Brodrick Von Mer]
Escuché sus palabras llevando a mi rostro la ira que me recorría por el interior ante tal blasfemia ante su supuesta lujuria con siervas devotas del señor, mi mente proyectaba la imagen de mi agarrando el cuchillo clavado sobre la mesa y dándole uso, pero no podía hacerlo, todavía no, eso empezaría una grave trifulca en la taberna y podría perder el objetivo.
-Tchsss - una leve queja con cara de asco y mirando hacía otro lado fue la única respuesta que aquel pecador obtuvo ante su muestra de fanfarronería, hasta que sus palabras sobre el tipo que quería matar hicieron que le volviese a dirigir la mirada, esta vez una mirada cargada de picardía y una sonrisa arrogante. - Ohh...¿ahora te preocupo?...que tierno para ser un miembro con piernas, pero sabré yo mejor que tu con quien juntarme, ¿no? -contesté arrancando un trozo diminuto de pan del que me quedaba, para juguetear con el en mi mano.
Aquellas palabras demostraban su "debilidad", todos teníamos alguna debilidad y el por muy mujeriego que fuese no quería ver realmente sufrir a nadie ante tan despreciable criminal como al que acechaba, al cual sin duda conocía directa o indirectamente, ya que parecía bastante metido en este mundo barriobajero, eso compensaba un poco su total desprecio por las leyes de Dios, era tan solo un pecador menor, no llegaba a los grandes delitos como el asesinato y demás instrumentos del Demonio que corrompen al ser humano.
-Llevo muchas cosas bajo mi gabardina, pero te tendrás que quedar con las ganas- le desafié con la mirada y tras una breve pausa continué hablándole - cuanto ego, sin duda para castrarte me bastaría con una diminuta navaja, hasta un experto en armamento como tu deberia reconocerlo - contesté con sarcasmo.
Observé sin sorpresa alguna el cuchillo que clavaba junto al mio en la mesa cuando entonces me pasaba una idea por la mente, no era la forma tradicional de trabajar, pero podía resultar divertido probar algo nuevo, al fin y al cabo, lo importante era completar la misión. Sonreí y llevé mi mano para tomar el cuchillo de aquel extraño sinvergüenza que se había sentado conmigo, y estando a punto de llevarlo simplemente dejé que cayese sobre la mesa. Así dejé las cosas sin mas, mi cuchillo clavado en la mesa y el suyo tirado sobre la misma.
Sin decir palabra alguna me levanté, cogí mi copa de vino y me marché dándole la espalda y comencé a andar hacía mi objetivo y su par de amigos, que rápidamente posaron sus miradas lascivas sobre mí.
-Vaya vaya, ¿busca compañía señorita?, mis amigos y yo somos buenos compañeros, se lo pasaría muy bien con nosotros - rieron los tres casi al unisono, notandose la maldad tras esas palabras.
-En realidad vengo por otra cosa - contesté con cara sonriente a pesar del asco que me producían - mi amigo de ahí se ha apostado unos francos a que puede con tus dos camaradas - indiqué con la cabeza al hombre que se había sentado en mi mesa.
Comenzaron a andar los tres en dirección a la mesa para rendir cuentas con él, siendo sin embargo el asesino frenado por mi con rapidez, rodeando su cintura con mi brazo mientras con la otra le ofrecía la copa de vino, "es mejor observar" le dije mientras comenzaba a beberse mi vino, liberando mi mano de la copa, que ahora buscaba un segundo cuchillo en la gabardina.
Los dos amigos del tipo estaban ya frente al desconocido de mi mesa, dispuestos a pelearse sin mediar palabra o hacer pregunta, estúpidos sin lugar a dudas. En cuanto la pelea empezase usaría el nuevo cuchillo para matar disimuladamente al sucio hombre que tenía el triste placer de estar junto a mi, que acabaría su existencia cual simple borracho que cae desplomado al suelo después de tanto beber. Yo volvería a mi mesa como si la cosa no fuese conmigo.
-Tchsss - una leve queja con cara de asco y mirando hacía otro lado fue la única respuesta que aquel pecador obtuvo ante su muestra de fanfarronería, hasta que sus palabras sobre el tipo que quería matar hicieron que le volviese a dirigir la mirada, esta vez una mirada cargada de picardía y una sonrisa arrogante. - Ohh...¿ahora te preocupo?...que tierno para ser un miembro con piernas, pero sabré yo mejor que tu con quien juntarme, ¿no? -contesté arrancando un trozo diminuto de pan del que me quedaba, para juguetear con el en mi mano.
Aquellas palabras demostraban su "debilidad", todos teníamos alguna debilidad y el por muy mujeriego que fuese no quería ver realmente sufrir a nadie ante tan despreciable criminal como al que acechaba, al cual sin duda conocía directa o indirectamente, ya que parecía bastante metido en este mundo barriobajero, eso compensaba un poco su total desprecio por las leyes de Dios, era tan solo un pecador menor, no llegaba a los grandes delitos como el asesinato y demás instrumentos del Demonio que corrompen al ser humano.
-Llevo muchas cosas bajo mi gabardina, pero te tendrás que quedar con las ganas- le desafié con la mirada y tras una breve pausa continué hablándole - cuanto ego, sin duda para castrarte me bastaría con una diminuta navaja, hasta un experto en armamento como tu deberia reconocerlo - contesté con sarcasmo.
Observé sin sorpresa alguna el cuchillo que clavaba junto al mio en la mesa cuando entonces me pasaba una idea por la mente, no era la forma tradicional de trabajar, pero podía resultar divertido probar algo nuevo, al fin y al cabo, lo importante era completar la misión. Sonreí y llevé mi mano para tomar el cuchillo de aquel extraño sinvergüenza que se había sentado conmigo, y estando a punto de llevarlo simplemente dejé que cayese sobre la mesa. Así dejé las cosas sin mas, mi cuchillo clavado en la mesa y el suyo tirado sobre la misma.
Sin decir palabra alguna me levanté, cogí mi copa de vino y me marché dándole la espalda y comencé a andar hacía mi objetivo y su par de amigos, que rápidamente posaron sus miradas lascivas sobre mí.
-Vaya vaya, ¿busca compañía señorita?, mis amigos y yo somos buenos compañeros, se lo pasaría muy bien con nosotros - rieron los tres casi al unisono, notandose la maldad tras esas palabras.
-En realidad vengo por otra cosa - contesté con cara sonriente a pesar del asco que me producían - mi amigo de ahí se ha apostado unos francos a que puede con tus dos camaradas - indiqué con la cabeza al hombre que se había sentado en mi mesa.
Comenzaron a andar los tres en dirección a la mesa para rendir cuentas con él, siendo sin embargo el asesino frenado por mi con rapidez, rodeando su cintura con mi brazo mientras con la otra le ofrecía la copa de vino, "es mejor observar" le dije mientras comenzaba a beberse mi vino, liberando mi mano de la copa, que ahora buscaba un segundo cuchillo en la gabardina.
Los dos amigos del tipo estaban ya frente al desconocido de mi mesa, dispuestos a pelearse sin mediar palabra o hacer pregunta, estúpidos sin lugar a dudas. En cuanto la pelea empezase usaría el nuevo cuchillo para matar disimuladamente al sucio hombre que tenía el triste placer de estar junto a mi, que acabaría su existencia cual simple borracho que cae desplomado al suelo después de tanto beber. Yo volvería a mi mesa como si la cosa no fuese conmigo.
Evangeline Colette- Inquisidor Clase Media
- Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 21/02/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Buscando un criminal y quizas un negocio. [Brodrick Von Mer]
Sus ojos persiguieron el trasero de la mujer, el camino que trazaban sus caderas mientras se acercaba al único hombre que podría hacerle competencia en cuestión de maldad. Él era asesino a sueldo, pero elegía siempre sus pedidos, se aseguraba de la complejidad, de la historia de la víctima y el cliente, y sólo cuando la historia le gustaba se metía en el negocio. Lo suo era mezclarse con las clases bajas, porque éso era lo que era, el fruto de un brujo poderoso y de una cambiaformas con suficiente carácter como para hacer detener el tiempo de un gruñido. No tenía tierra, ni nacionalidad, su familia había desaparecido y sólo le quedaba algo que quería proteger. Lo que ocurriese con el resto del mundo le daba igual.
Tomó el resto de la copa, y se dió cuenta de que la maldita mujer lo señalaba con la cabeza mientras conservaba con los hombres. Había mencionado que no le hacía falta un cuchillo muy grande para caparlo, y tal vez fuera cierto, la cuchilla de su lengua sería capaz de hacerlo perfectamente. Chica lista, pensó cuando dos estúpidos hombres se acercaban a él con cara de pocos amigos. Los pantalones de los bribones colgaban sobre sus piernas con la textura tan estropeada, que desde la lejanía era capaz de advertir la suciedad y desgaste que poseían. La camisa semiabierta, mal cerrada y con manchas amarillentas a juego con la dentadura podrida.
- ¿Qué es lo que dices de nosotros?. Maldito alemán, puedes pelear como un irlandés pero tengo una medicina rápida - Dijo el más gordo de los dos mientras el otro compinche se reía con él aliento fétido cerca de su rostro. La mano gruesa golpeó la culata de un revólver viejo y probablemente cargado y con las iniciales del dueño muerto en ella.
Con un movimiento rápido, tomó la cabellera grasienta del hombre que se reía en su rostro y golpeó su cabeza con la mesa, creando un sonoro crack, que retumbó por la taberna.- Será mejor que te alejes de mi vista y te lleves al cerdo contigo. - Le contestó cuando soltó el pelo del hombre que sangraba con tanta rapidez, que su rostro se estaba convirtiendo en una mancha roja.
El gordinflón retrocedió varios pasos y dejó que su compañero se tambalease sólo hasta la salida de la taberna. La lealtad entre ambos quedaría mermada para siempre, pues uno recordaría con una fea cicatriz, el día que su "amigo" le dejó solo junto a Brodrick, y el otro sólo sentiría la verguenza de saber que toda la taberna hablaría durante meses de su falta de valentía. Presionando más al hombre, miró el rastro que dejó en el suelo el hombre que lo había molestado con su aliento fétido, y le miró de nuevo con una expresión de odio.- ¿Aún sigues ahí?. Márchate o limpia lo que ha dejado tu amigo y tráeme una copa. - Viendo cómo sus labios temblaban con furia, gruñó y le dijo en tono gélido- Ahora, cerdito. No me enfurezcas. - Con un sí, señor, agachó su cabeza y se marchó a la barra en busca de su copa.
La taberna seguía su vida como si nada hubiese ocurrido. Las conversaciones habían seguido su curso sin interrupciones, las camareras se acercaban para limpiar el suelo o coquetear con otros clientes en busca de un servicio especial. Pero sabía que en el fondo los ojos de todos se desviaban paraa mirarlo. Era la segunda vez que tumbaba a un hombre esta noche, y sabía que a la tercera, terminaría explotando con fuerza, arrastrando todo con él.
Tomó el resto de la copa, y se dió cuenta de que la maldita mujer lo señalaba con la cabeza mientras conservaba con los hombres. Había mencionado que no le hacía falta un cuchillo muy grande para caparlo, y tal vez fuera cierto, la cuchilla de su lengua sería capaz de hacerlo perfectamente. Chica lista, pensó cuando dos estúpidos hombres se acercaban a él con cara de pocos amigos. Los pantalones de los bribones colgaban sobre sus piernas con la textura tan estropeada, que desde la lejanía era capaz de advertir la suciedad y desgaste que poseían. La camisa semiabierta, mal cerrada y con manchas amarillentas a juego con la dentadura podrida.
- ¿Qué es lo que dices de nosotros?. Maldito alemán, puedes pelear como un irlandés pero tengo una medicina rápida - Dijo el más gordo de los dos mientras el otro compinche se reía con él aliento fétido cerca de su rostro. La mano gruesa golpeó la culata de un revólver viejo y probablemente cargado y con las iniciales del dueño muerto en ella.
Con un movimiento rápido, tomó la cabellera grasienta del hombre que se reía en su rostro y golpeó su cabeza con la mesa, creando un sonoro crack, que retumbó por la taberna.- Será mejor que te alejes de mi vista y te lleves al cerdo contigo. - Le contestó cuando soltó el pelo del hombre que sangraba con tanta rapidez, que su rostro se estaba convirtiendo en una mancha roja.
El gordinflón retrocedió varios pasos y dejó que su compañero se tambalease sólo hasta la salida de la taberna. La lealtad entre ambos quedaría mermada para siempre, pues uno recordaría con una fea cicatriz, el día que su "amigo" le dejó solo junto a Brodrick, y el otro sólo sentiría la verguenza de saber que toda la taberna hablaría durante meses de su falta de valentía. Presionando más al hombre, miró el rastro que dejó en el suelo el hombre que lo había molestado con su aliento fétido, y le miró de nuevo con una expresión de odio.- ¿Aún sigues ahí?. Márchate o limpia lo que ha dejado tu amigo y tráeme una copa. - Viendo cómo sus labios temblaban con furia, gruñó y le dijo en tono gélido- Ahora, cerdito. No me enfurezcas. - Con un sí, señor, agachó su cabeza y se marchó a la barra en busca de su copa.
La taberna seguía su vida como si nada hubiese ocurrido. Las conversaciones habían seguido su curso sin interrupciones, las camareras se acercaban para limpiar el suelo o coquetear con otros clientes en busca de un servicio especial. Pero sabía que en el fondo los ojos de todos se desviaban paraa mirarlo. Era la segunda vez que tumbaba a un hombre esta noche, y sabía que a la tercera, terminaría explotando con fuerza, arrastrando todo con él.
Brodrick Von Meer- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 25/01/2013
Localización : Cerca de los problemas
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» El baile de las mil caras [Priv. Brodrick] +18
» “What I need is a good defense ‘cause I’m feeling like a criminal”
» Negocio de caninos [Rurik]
» Otro baile interesante [Priv. Brodrick]
» ››Estoy buscando tener trama…buscando estas personas‹‹
» “What I need is a good defense ‘cause I’m feeling like a criminal”
» Negocio de caninos [Rurik]
» Otro baile interesante [Priv. Brodrick]
» ››Estoy buscando tener trama…buscando estas personas‹‹
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour