Será éste el juguete que buscaba? [Anuar]

Aquella misma noche no sabia bien que hacia en la calle, la necesidad de caminar y mover sus piernas lo habia embriagado desde el momento mismo en que habia pensado en ello, porque estaba harto de estar en su galería observando sus pinturas que parecían contarle historias al oído, historias que ahora no quería escuchar y de las cuales no quería saber nada, estaba harto, hastiado no de la vida sino de todo lo demás, sus pesadillas, aquellas que se esmeraba en superar y seguir adelante, aquellas que no le dejaban en paz sino que por el contrario le seguían dia y noche aunque ahora no temia ya de dormir y toparse con una, su aspecto habia mejorado desde la ultima salida que habia hecho, las ojeras no le surcaban ya el rostro de hito en hito y su delgadez no era tan extrema como en el pasado.

Y aun asi algo le acongojaba, como si la existencia misma no fuese motivo suficiente para verse frustrado, su vida era tan poco constante y elocuente como el mismo llegaba a serlo, unos días soleados y otros con un mar de grises nubes cubriéndole el firmamento, como si todo se esmerase en hacerle ver lo malo, como si la vida misma pretendiese verlo infeliz, pero nada estaba escrito hasta que uno mismo no lo hacia, cada segundo contaba y cada uno valia la pena, suicidio, habia pasado por su mente tantas veces ¿Por qué no hacerlo? Simple, tenia un criterio inflexible en muchos sentidos y aquel era uno de ellos, no existían problemas grandes sino gente débil y una sociedad que en lo absoluto ayudaba ¿Por qué la gente se suicidaba entonces? Porque era fácil, quizá demasiado y la simplicidad del asunto era muchas veces lo que nos llevaba al error.

Y al parecer no aprendía la lección, se encontraba nuevamente errante en las calles una noche con umbral, no vislumbraba mas alla de su propia mano y solo la luna alla en el cielo como un manantial de plata liquida le indicaba el camino por el cual debía andar, solo una vuelta, habia dicho al salir y ahora no tenia ni idea de donde se encontraba una lastima todo aquello, si supiese regresar lo habría hecho hacia mucho aveces se preguntaba que hacia en Paris, la ciudad no le trataba mejor que el peor de los humanos, menospreciándolo, tachándolo, encadándolo, pero volver a su antiguo Bran seria también un grave error, tantos años se vendrían abajo, recordaría y recordar en el jamás era bueno.

Un ruido ajeno le hizo detenerse en su andar y girar sobre sus talones fijando sus amielados iris en algun distante punto mientras sus pupilas parecían no lograr adecuarse a la falta de luz -¿si?- cuestiono al aire sin pisca alguna de gracia o incertidumbre, no estaba ya para inmiscuirse en los juegos de las demás personas, las experiencias hablaba por si solas.

Sus pasos retumbaban en sus tímpanos con un clap-clap que tanto asemejaba a los aplausos que le repulsivo, desearía no escuchar aquel ruido tan parecido a lo que el jamás recibiría por sus esfuerzos, y era difícil imaginar que un simple andar le recordarse aquello, no importaba ya trago en seco como si los pensamientos pudiesen también asi evadirse. Enarco una ceja con sutileza al escuchar su voz –la misma de la curiosidad y la incertidumbre- le cuestiono observándole, su voz a diferencia de la ajena era fresca y al mismo tiempo se notaba en ella los estragos que la vida habia hecho en el, recordaba a la fluidez de un rio, que lamiendo las paredes que tierra que le encerraban andaba hastiado un recorrido descrito para la eternidad –muchas veces uno no es atraído por lo que ve sino lo que esconden los demás, como una casa con las cortinas puestas para evitar cualquier curiosa mirada de los transeúntes las personas no observan por su fachada sino por descubrir lo que en su interior aguarda ser visto- aquello habia sido explicar demasiado y lo sabia pero el exponer ideas y entablar conversaciones era una necesidad en cualquier ser humano cuerdo y a no ser por aquellas hojas que habia estado escribiendo muy seguramente se habría vuelto loco ya por la soledad que parecía ser su compañera mas constante.

Observo sus rubios cabellos y azulados iris apenas y con esfuerzo, era una mujer perfecta aunque la perfección y la belleza eran sobrevaloradas siempre y en cada uno de sus ámbitos, por eso el mismo no se consideraba atractivo sino un hombre mas, de rojizos y opacos cabellos, su rostro hastiado y ausente mirada amielada, quizá era un poco atractivo pero jamás un adonis, su sonrisa le perturbo extrañamente aunque no se inmuto en demostrarlo, sino que por el contrario intentaba mostrarse educado, cosa que en los últimos días y semanas le habia sido excesivamente difícil de conseguir .

-puedo ayudarle en algo- le cuestiono con la tranquilidad de quien tiene todo a su antojo, como si supiera que vendría mas adelante y anticipándolo podría evadirlo, relamió sus labios pensando en la sed que sentía, sed que agobiaba no solo su cuerpo sino su alma, le hacia delirar un poco mas, pensar de forma mas absurda, hablar con menor elocuencia, el agua tan vital como la comida, era algo claro, su rojizo flequillo se movia débilmente ante cada pestañeo porque lo llevaba ya tan largo que rozaba con sus pestañas causando aquel movimiento, desvió la mirada unos instantes ¿y si aquella joven no era tan normal como el creía? Vaya suerte tenia últimamente de meterse en lios, casi como un iman, su vida habia perdido toda monotonía y no sabia si era aquello del todo bueno, tres veces habia estado en peligro de muerte y tres veces la suerte lo habia amparado ¿seria aquella una cuarta? Lo que el caprichoso destino deparase.

La cercanía no le era ya irreprochable no se sentía incomodo con aquel cuerpo cercano al suyo porque no se sentía intimidado ni atraído, sencillamente curioso de aquel ser pero era ya la curiosidad, un sentimiento constante en el , mas progreso seria hacerle sentir felicidad, angustia, el mismo sufrimiento, quien reflejase aquellos en su rostro seria merecedor de su eterno respeto.

-preocuparnos…creo que esta equivocada, no me preocupa que busca en mi quizá…me cuestiona mas que posiblemente no encuentre lo que busca- le indico con una seriedad tal que le demostraba lo poco que los rodeos le gustaban, porque a cada palabra y segundo avanzado la curiosidad se habia paso dentro de si, como un animal furioso, errático, indomable e imparable, lograba detenerlo un tiempo, saciarlo si conseguía lo que quería pero siempre volvia por mas, era insaciable.

Se percato de la manera en que parecía examinarlo para descubrir su valor, no se inmuto en moverse o alejarse de ella, conocía bien su precio y era tan alto que no valia la pena –ayudarme a mi mismo ayudándola- le cuestiono enarcando suavemente una de sus bien definidas cejas, una de aquellas que el flequillo le cubría dejando aquel gesto invisible a ojos de la mujer –y si no tengo afán de ayudarla- le cuestiono secamente arrugando el puente de la nariz, los juegos no eran de su total agrado, amenos que ganase algo –si tanto necesita de mi quien desea entonces el nombre es usted y no alreves- le dijo asintiendo, ladeo el rostro a modo de saludo, no planeaba besarle una mejilla ni una mano, siquiera blandir su palma hacia ella para que la estrechase, demasiado incomodo se sentía y sin embargo no asi intimidado –Anuar Dutuescu- entono su nombre con una propiedad que cualquier dama de estirpe y sangre azul podría envidiarle, haciendo evidente su procedencia solo en el modo en que se presentaba, su natal Rumania, nacido en tierra de vampiros y sin embargo no asi perteneciendo a ellos.

-que espera que sea esto entonces…¿pretende que se vuelva una charla amena?- crispo los labios en una retorcida sonrisa demedio lado al tiempo que miraba de soslayo la bóveda estrellada porque no comprendía y no hacia falta comprender para saber que ninguna buena intención debía traer entre manos aquella mujer, negó alejando tales y cuales pensamientos, prejuzgar no era algo digno de el y en la medida no lo haría de modo que esperaría a escuchar su proposición, amenazada o cuestión que la habia llevado hasta el y entonces decidiría que hacer.

-tan inútil como pretender que su corazón sigue latiendo…y creo que no estoy en lo erróneo- le dijo murmurándole de una forma mas sutil que simplemente aseverar que sabia lo que era, no un humano sino uno de aquellos seres hijos de la noche, se preguntaba entonces ¿Qué hacia hablando con ella? Entrecerró los parpados recordando aquella única mordida, habia sido una mezcla de sensaciones encontradas pero no dolor y aun asi no estaba dispuesto a ser mordido nuevamente amenos que lograsen seducirlo, porque no era un simple contenedor de sangre y no dejaría que nadie pensase lo contrario.

-como confiar de alguien que me ha dicho solo su nombre- le cuestiono con firmeza no queriendo asi admitir que sus palabras levantaban en el la curiosidad insaciable que se alzaba constantemente en su interior, debía hacer algo para domarla de una buena vez o terminaría costándole demasiado –de que me sirve eso, una simple referencia, el nombre no define al hombre y yo no se quien sea usted- le indico claramente y sin tapujos porque era asi, franco y frívolo, porque no temia de herir con sus palabras asi como la sociedad no habia temido de herirlo con sus acciones, su educación comenzaba a ser olvidado por lo que sacudió la cabeza pensando que debía comportarse mejor fuese o no tenia a una dama frente a el.

Miro de soslayo al hombre, casi prepotente era su actitud no hizo amago de saludarle o mostrarse respetuoso sencillamente le ignoro pasando de largo su existencia –como sabe usted aquello- le cuestiono enarcando una ceja de una manera obvia, comenzaba a sentirse desprotegido ante la mujer, no asi aun intimidado sino solo como si poco a poco le despojase de toda prenda –si no he hablado de ello con nadie en una vida porque supone que se lo dire a una extraña, doamna me esta pidiendo demasiado- asevero con tranquilidad desviando la mirada.

-se desean muchas cosas, tantas que seria imposible enumerar y se temen de aun mas, pero ni unas ni otras son dignas de contar…intriga es lo ultimo que debería sentir hacia un humano como yo, soy un libro abierto…- asevero encogiéndose de hombros, un libro que nadie habia logrado descifrar por su lenguaje basto y complejo aunque el dia en que alguien lo lograse seria transparente ante esa persona era obvio por su actitud que no habia pasado una buena vida y sin embargo todos desconocían que era lo que habia sucedido y pretendía que siguiera de aquel modo, que débil se sentiría de alguien saber, era mejor callar, porque cuando algo dolia realmente no habia palabras para hablar de ello –que es lo que usted desea- le cuestiono observándole con aquella mirada sosegada.

Entrecerró los parpados al sentir su frio tacto rozar su rostro, aquel tan cálido a diferencia del ajeno, tan lleno y a la vez tan falto de vida, estaba mas sosegado que el de la joven frente a el siendo que su corazón aun latía y con fervor, al parecer la vida misma le quería aun latente, porque muchas oportunidades habia tenido de perecer -amante del arte- repitió con un destello inusual en su mirada como si por un segundo alguien hubiese prendido una hoguera detrás de aquel mar de miel resplandeciendo con la intensidad de mil soles y extinguiéndose al instante sin rastro alguno–de modo que es usted escritora- le cuestiono esta vez intrigado, cualquier arte era digno de elogiarse inclusive el mas aberrado–yo soy pintor…si se me puede dar ese titulo- acallo al sentir sus labios tan cerca de los propios aunque no intento asi besarlos, porque no le gustaba dejarse llevar por las apariencia la belleza radicaba no en el exterior sino en lo que las personas solían guardar y callar “conoce a alguien no por lo que dice sino por lo que calla”.

-cualquier cuerdo no lo haría, vera usted no se que de mi que tanto le fascine pero aceptare su invitación, para que se percate del error que pretende cometer…no soy ni en el peor de los casos alguien interesante- se encogió de hombros restándose importancia el mismo, porque además de un carácter variable, unos pensamientos impropios, un arte estrafalario y un pasado sombrío era como cualquier otra persona de aquel extenso y basto mundo y ella, teniendo una eternidad por delante y detrás podia elegir a cualquier otro que en su camino se cruzase, un gran pensador, un ilustre poeta, un guerrero no solo de sangre sino de pensamiento,cualquiera.

-agradecería también que se abstuviese de acercarse tanto- le pidió con calma esperando a que le indíquese a donde pretendia llevarlo, porque ella habia dado la propuesta y ella debía elegir el lugar, le pedia su espacio porque pese a aberrar la lujuria se habia percatado que era débil ante ella, o quiza habia querido ser débil...no se habia cuestionado aquello de esa manera–no es la primera vez que me lo dice- murmuro frunciendo el ceño de una forma grácil, porque no era la primera vez que alguien le decía que le tentaba aunque en aquella ocasión las circunstancias habían sido otras.

-temo entonces que preferiría que no las viese, porque tiene toda la razón cada una cuenta una historia y si alguien lograse oírlas todas…sin duda seria como si me conociera de toda la vida- hablaba de forma franca sin tapujos ni rodeos porque el mismo los aborrecía aunque no cavia duda aveces hacia lo que tanto aberraba -con palabras no entenderla nada, porque mis labios no profesaran lo que usted tanto hacia escuchar- asevero con firmeza y casi un deje altivo, porque le tomaba por lo que no era y se esmeraba en lo que jamás seria, no se creía capaz de contarle su pasado a nadie.

-tendra que hacerlo doamna si no vere obligado a alejarme- aseguro andando con paso lento a un lado de ella el umbral no le era ya algo incomodo, se habia adecuado a el sabiendo que en este habitaban sus pesadillas aquellas que días atrás no le habían permitido conciliar sueño aunque después del ultimo encuentro, creía que habia superado su miedo, un miedo inexistente sino mas bien causado por los instintos humanos, la supervivencia y las ansias de no fallecer en un momento no acordado con el destino pero el destino era caprichoso.

Alzo la mirada al escuchar el barbullo y ver la tenue luz incrementar de tamaño y consistencia, iluminando lo que antes habia estado escondido, observo de soslayo el rostro de la mujer pensando en la perfección que parecían tener todos los de su estirpe, una perfeccion que seguramente estaba ligada a lo que eran, cazadores y no de cualquier cosa sino de humanos.

Observaba las miradas que los hombres le reglaban a la dama con lasciva e insinuosas palabras que si bien no pronunciadas eran audibles a oídos de otro hombre y seguramente también de la vampireza –no frecuento estos sitios…pero supongo que buscaba privacidad- aseguro con tranquilidad indicándole que podia tomar asiento aunque lo tomo el al mismo tiempo, no era tiempo de empezar a usar su educación sino mas bien sus conocimientos y dejar aflorar su curiosidad.

-y de que desea hablar señorita Anabelle- le pregunto observando atraves del ventanal, le gustaba su balcón porque desde alla arriba podia observar a los transeúntes sin que estos se atreviesen a verle a el por ser una acción muy obvia la de echar la nuca sobre la espalda.