Kiss B [UA-Cami] +18

por Invitado Jue Feb 28, 2013 9:21 pm

"Tan caliente, tan genial, tan dulce. Oh! hacer el amor. Todo lo que necesito es un beso, ten una muestra de tu felicidad. Despertar la magia cuando tu y yo nos mezclamos, de la cama al piso, mas caliente que antes, no puedo dejar de verte."

Era como un fuego intenso el que me recorría de solo saber que ella estaría allí en unos momentos. Volver a ver a la gatita de mis sueños. Aquella dulce muchacha que desde aquel entonces en donde la había conocido no había podido sacarla de mi mente. Un sentimiento mutuo, pero traicionero, es que lo malo siempre es lo que a uno mas le atrae. Aquella perdición cuando te dicen "no, no lo hagas", pero tu cuerpo gime ardiente y te obliga a hacerlo. Ya pasaban varios meses de nuestros encuentros. Siempre en diferentes lugares y días, pero a la misma hora. Cuando el sol ya había caído y mi cuerpo podía salir a la vida. Resurgir de aquella muerte matutina que teníamos en el día los de mi especie. Y cuando eran "esos" días, todo era demasiado perfecto. Me bañaba apenas me levantaba, me preparaba y me tomaba el carruaje para esperarla. Con el traje mas suave que tenía. La tela que mas se podía deslizar, para poder quitarla, al encontrarme con su piel. Aquel día la llevaría a una fiesta de un empresario, iría como una "concubina". El lugar era al aire libre, donde había grandes lagunas de agua caliente. Sería un evento de los pocos y sabía que no había nadie conocido que nos pudiera ver. Me habían informado que había unas lagunas privadas, cubiertas por grandes matorrales y arbustos. Y una de ellas era la que había reservado. El agua mas caliente, con sales y burbujas. Para disfrutar de una bella y ardiente noche con aquella mujer. Con mi amante. Con aquella que me hacía delirar, cada vez que escapaba de su hombre.

-Mmm... Mon Mlle, Camila, Os habéis preparado para esta noche, será vuestra noche para recordar. Como las que siempre pasamos juntos...

Susurraba cuando la puerta del carruaje se abría y esperaba con ansias encontrarme con la hermosa peli rubia que me hacía dar mas de mil saltos al chocar mi ojos contra los suyos. Es que sus manos, su cuerpo. Tan escurridiza, que según lo que se pusiera, me darían ganas de tomarla ahí mismo. No podía contenerme, los días y noches que pasaba sin ella. Tenía que aguantarme hasta verla y aquello me volvía loco. Aparte de tener que controlar mi fuerza, pues a pesar de que ella era una cambia formas y bastante fuerte, aún así tenía temor de poder llegar a romperla en mil pedazos con un mal movimiento. Aquella gatita hermosa que no podía ser lastimada por nadie. Ni siquiera por mí.

"Aquí estas, mi bella gatita. Al fin volver a verte. Ámame mi amante traicionera. Mírame solo a mi. Piensa en mi cuando estas con tu novio, córrete gritando mi nombre en tu cabeza. Imagina que besas mis labios. Cuando besas los ajenos."

La miraba a los ojos, esperaba a bajar por su cuerpo. Se movía como una felina. Su cuerpo tan flexible, tan dominable. Me estaba incendiando con solo verla, pues todo me agradaba, su forma de hablar, las largas conversaciones. Era la amante perfecta, la mujer mas perfecta por sobre todas las que había conocido. Pero sabía que no era una relación que pudiésemos mantener abiertamente. Teníamos muchas cosas en contra. El mismo ámbito de trabajo, la inquisición podría tomar ventaja de aquello. Nos teníamos que mantener en un perfil bajo. Y por que no decirlo... Aquello era muchísimo mas excitante. Eramos como dos niños jugando a las escondidas, riéndonos de los demás. Nos mirábamos en la corporación y solo sonrisas nos dábamos, para luego encerrarnos en el primer armario que encontrábamos. Para poder besarnos intensamente y luego salía uno y una gata por detrás. Nadie podría imaginarlo, nos la habíamos ingeniado, para que nadie se enterara de nuestra relación "mas allá del trabajo".

por **Thalie De Rose** Miér Mar 06, 2013 7:16 pm

Podía notar que con cada nuevo paso que daba las personas con las que me topaba me observaban. Debía ser todo eso porque mi expresión reflejaba lo ansiosa y feliz que me sentía después de todas aquellas noches de martirio que día tras día maldije, esperando que la estúpida invención del hombre denominada tiempo me llevara lo más rápido posible de a vuelta a los brazos de aquel vampiro y que en esos momentos transcurriera de manera lenta para ver si de esa forma nuestro encuentro duraba por siempre.
Aunque también podría ser que mi peculiar vestimenta llamada demasiado la atención pues en este tiempo es bastante fuera de lo común y quizás hasta inapropiado ver a una mujer usar un vestido corto hecho con una tela color rojo que se deslizaba por mi cuerpo, parecía fluir de un lado a otro justo como mi andar; llevaba los cabellos sueltos como cada vez que me encontraba con él porque sentía que de esa manera lucía diferente a mi modo habitual, detalle que era importante debido a nuestra situación tanto de trabajo como un poco de la vida personal de cada uno.

Solamente me fue necesaria una casualidad del universo para encontrarme una primera vez con él y entonces sentir que no podía alejarme por mucho tiempo.
Me había negado a mi misma que aquello que él provocaba en mi ser era real diciendo un sin fin de ocasiones a mi misma que aquello era solo mi imaginación y mi nerviosismo por la boda con otro que no era más que un arreglo familiar, llevando a desear algo que en mi despertaba lo que mi prometido era incapaz. De verdad que intente ignorarlo, pero mis esfuerzos fueron en vano una vez que sucumbí por primera vez al placer de lo ilícito y lo no debido con Hero quien era capaz de despertar en mi las más inimaginables pasiones; de ese primer momento ya había pasado tiempo y muchos otros momentos que me llevaban a desearlo no con menor intensidad si no todo lo contrario.

Entre esos pensamientos llegué finalmente al lugar en donde nos encontraríamos según lo acordado. Miraba a otro sitio cuando frente a mi se detuvo un carruaje; cuando la puerta se abrió mire de reojo y hasta mis oídos llego de manera leve pero lo suficientemente audible para mi la voz de Hero.
- Para ti siempre estoy preparada y eso lo sabes de sobra - mencione cuando subí al carruaje para sentarme justo enfrente de él y sonreí sin poder dejar de mirarlo - luces tan galante y deseable como siempre - afirme mientras le guiñaba el ojo y el carruaje se ponía en marcha para llevarnos al lugar donde aquella "reunión" comenzaría.

Respire de manera profunda esperando calmarme, pues encontrarme con él como en ese momento me invitaba a lanzarme en su dirección y recorrer con mis cálidas manos cada parte de su fría y deseable anatomía.
Mire hacia afuera para ver si de esa manera mis latidos y mis pensamientos se tranquilizaban un poco más, ya que aunque mis deseos me llevaban a pedirle que me hiciera suya, que hiciera vibrar cada fibra de mi ser con sus caricias y sus besos antes debíamos llegar a aquella reunión.
- Te extrañe, me hacía falta verte y los días me parecieron eternos - deje escapar un suspiro y me volví en su dirección.

por Invitado Jue Mar 07, 2013 10:45 pm

“Llegas con tu paso de ceda. Me derrito ante aquella mirada de confidencialidad que me das. Eres una felina, tus movimientos son como el del viento rozando mi piel. Solo tú, sabes cómo tocar. Donde tocar. Solo tú me enciendes de esta manera”

Una sonrisita de lado se me escapaba ante sus palabras; siempre tan poco reservada, mi mano iba directo a su mejilla, la tocaba la palpaba y suavemente se deslizaba por sus hombros. Esa cuerpo, esa figura, delinearla como un dibujo en papel, era un cuadro sin imperfección alguna. Clavarme en su cuello, devorarla poco a poco. La deseaba tan intensamente, que me sentía derretir en sus brazos. Y sus palabras no cesaban de provocarme, de querer hacer mío ese cuerpo. Quitarle a mordiscones aquel perfume de hombre que podía olerle. Sabía que intentaba, muchas veces sacarlo, pero era imposible, lo seguía oliendo. Y eso extrañamente, o quizá no, me provocaba más. Era un escondite sabroso, algo que me hurgaba mis pasiones ocultas y procuraba hacer que me ponga más violento a la hora de tomar su cuerpo.

-Ah… Mon Amour, Mon Cher, si estáis tan preparada, dejadme hacerte mía ahora mismo. Pero os tengo preparado algo especial. La fiesta será lo de menos. Iremos directamente a unas aguas termales. Os cuidaré vuestro cuerpo como bien deseáis, mientras me ponéis al día de lo que queráis. Me encanta cuando me conversas en lo que te hago mía.

Con un susurro me acercaba a sus labios, le acariciaba los cabellos que estaban sueltos para mí. Aquel rubio que me encendía, que me volvía completamente loco. Era un cúmulo de sensaciones, amor, placer, delirio, desconcierto. No tenía idea que era lo que me pasaba cuando estaba en su presencia. Simplemente me derretía o más bien me hacía polvo, como si estuviese en medio del sol. Pero ella siempre quería ser educada y al mismo tiempo era torpe. Se le escapaba el deseo y aquello era encantador. La mano que no estaba en sus cabellos paseaba por sus piernas, el vestido era hermoso. Pero me preguntaba cuanto le duraría puesto. Era una calamidad, belleza irresistible que se ponía frente a mí, me volvía loco y la haría pagar por esas malditas sensaciones que me hacía sufrir.

-Pues digo lo mismo, estamos llegando, ah… Tapaos vuestra piel, mi entrepierna, ruge por estar entre vuestras piernas. Camila, mi bella gatita, os ves de maravilla hoy. Os invito a bajad, de ese lado están las aguas, meteros directamente allí, yo tardaré unos momentos en los que hago acto de presencia y voy por ti. Mon Amour, no os vayáis a escapar de mis garras. En seguida atenderé estos deseos… Mon Amour, no me daréis un beso?

Un susurro aplastante en lo que me acercaba antes de que se baje, mordía sus labios y la miraba fijo, sin moverme, solo mi mano divagaba por su cuerpo, lo apretaba y como para recordarle un poco mi tacto, mis dedos pasaban por los lados de su entre pierna, suavemente delineaban su ropa interior, metiéndose entre sus ropas, estiraba aquél elástico y luego lo dejaba, separándome tan rápido como el viento. Mirándola de reojo con intensidad, en lo que me retiraba unos momentos a saludar. No tardaría nada en llegar. Y realmente esperaba que ella me dé una buena vista cuando entre en aquellas aguas, cubiertas por grandes arbustos. Quería ver ese cuerpo desnudo, quería verla deseándome. Quería una seducción suave, ligeramente cubierta. Había unas prendas que había preparado en un banquillo dentro de las aguas. La quería ver con ello puesto, quería que me excite, para poder hacer de su cuerpo, un cúmulo infinito de placer.

"Te amo, amo tu cuerpo tu alma, me envenenas con tus ojos"

por **Thalie De Rose** Lun Mar 25, 2013 12:48 am

Cerré los ojos, mientras mi cabeza seguía de manera instintiva la mano que acariciaba mi mejilla, necesitaba esa sensación como si fuera lo único que podía mantener a mi cuerpo con vida; solo un ligero roce como aquel era necesario para que quisiera que me devorase entera, que no me dejara ir nunca y permaneciera a mi lado siempre.
¿Era posible sentir tanto por alguien? En un principio dudaba de que eso fuera posible pero ahora mi mente y mi cuerpo estaban llenos de él; nada de mi ser quería cederle algo a otro que no fuera él.
Abrí los ojos y sonreí, aquellos dedos perfectos recorrían mi hombro.
- ¿Aguas termales?- una risita se me escapo de los labios - ¿acaso deseas que termine ardiendo en llamas? - bromeaba con aquello, pero a la vez algo de verdad rodeaba en mis palabras. Mi cuerpo se sentía caliente con cada mirada que me daba, y las caricias quemaban mi piel a pesar de sus dedos fríos - te diré tanto como quieras… mientras sea capaz de hacerlo - tome su mano de mi hombro y la acerque a mis labios para besar cada uno de sus dedos.

Mi respiración se agito al verlo cerca de mi, era injusto conmigo al estar tan cerca sabiendo que estaba realizando un esfuerzo enorme por no arrojarme sobre él en esos momentos.
- Eres un malvado - susurre mientras besaba lentamente la comisura de sus labios y su mano recorría mis cabellos, mientras la que antes besaba estaba ahora en mis piernas. Rodee con mi mano su cuello, acariciando sus cabellos - ¿Te gusta como luzco? Sólo tú puedes verme de esta forma… nadie más que tú - susurre antes de soltarle y alejarme un poco.
Si sinceridad era encantadora, aquella ropa solo la usaba para él quería provocar precisamente la reacción que tenía, que su cuerpo quisiera estar en contacto con el mío lo más pronto posible. No supe si el camino me pareció muy corto o demasiado rápido, pero de lo que estaba segura porque Hero me lo decía es que habíamos llegado al lugar de la reunión.

Acomode mi vestido para bajar del carruaje, como si aquel viaje hubiera estado lleno de charlas aburridas y silencios incomodos; en presencia de Hero, nada de aquello existía.
- Ven por el be…- no había terminado de decir aquello cuando sus labios ya estaban sobre los míos, y sus manos recorrían mi cuerpo mostrando lo que me esperaba dentro de poco. Mis manos se deslizaron por su torso que para mi desgracia estaba cubierto.
- Regresa a mi pronto - susurre contra sus labios antes de que se alejara de mi, y le seguí con la mirada un momento antes de ir por donde me indico.

No me costo mucho llegar a donde se encontraban las aguas termales; el ambiente era cálido, perfecto para lo que se desencadenaría en el lugar. En un banquillo había unas prendas que supuse que eran para mi; hice una mueca, me pesaba sacarme el vestido tan pronto pero tampoco era como que duraría en mi mucho más. Camine en dirección al banquillo mientras mi vestido se deslizaba por mi cuerpo hasta caer al suelo y tomando lo que me había sido dejado regrese a recogerlo para ponerlo en el banquillo.
Suspire y me sente en la orilla de las aguas, metiendo mis pies dentro en lo que esperaba que llegara mi vampiro a hacerme compañía.

por Invitado Jue Mar 28, 2013 9:46 am

“Ardamos en llamas, ardamos los dos juntos. Si eso necesitas, podría meterme a una hoguera por ti”

Una sonrisa se escapó de mis labios cuando ella repitió el lugar y acotó que ardería. Eso deseaba, que mejor que verla arder? Delirar, al igual que lo hacía yo en su presencia. Era un fuego que recorría todo mi cuerpo. De arriba abajo y viceversa. Me ponía en sintonía con aquella piel, me volvía loco por besarla y tocarla hasta la parte más profunda que pudiese alcanzar. Asentía lento, observando aquellas ligeras curvas que ella mantenía. Deliciosa, era perfecta. Movía mis dedos sobre sus labios, los acariciaba, sonriendo por sus besos, que si fuese posible derretirme, lo haría como un hielo al sol. Pasando mis labios por sus mejillas y su cuello, me alejé solo cuando acotó que estaba haciendo actos de maldad. Y a decir verdad, lo estaba haciendo, pero es porque me era imposible resistirme a todo lo que era ella.

-Si soy así de malvado, es porque te lo mereces Mon cher. Y sí, me encanta como luces, la combinación de un ligero vestido, pero que muestra todo eso que deseo. Me sigo preguntando cuanto os durará puesto…

Susurraba en una sonrisa sobre sus labios, saboreándolos con placer, sintiendo esos dedos que pasaban por mi cabello, movía la cabeza buscando más, aquellas caricias era de las que más me gustaban. No quería separarme, pero luego de un suspiro de molestia, acepté que aún no podía besarla y poseerla por completo. Devorarla como mía que era. Ella era mi todo, mi amiga, mi mujer, mi amante, aquella que causaba más que mil emociones en mí. Lentamente, me quedé en un costado, mirándola le acariciaba aún la mejilla, riendo con dulzura, ayudaba a acomodar su vestido, para pronto salir del carruaje junto a ella, ayudándola con una mano para bajar los escalones. Su belleza relucía y más cuando sonreía y dejaba ver sus dientes, sus ojos felinos, su mirada de felicidad.

-Mmm… Ya vine por él, no te preocupes. Si… Iré enseguida, espérame allí, no te vayas a escapar. Estaré a tu lado en menos de un respiro…

Acariciaba sus labios con la yema de los dedos, sonreía y me empezaba a alejar, observándola de reojo, guiñándole un ojo, para ya ir a saludar a los demás de la fiesta, la mayoría eran personas que conocía de vista, por lo que los saludos habían sido pura formalidad, sonriendo y haciendo reverencias para ya luego disponerme a poner un poco de postre de crema y frutillas en una bandeja, disponía allí la gran copa. Apoyando al costado una botella de vino con las copillas para poder disfrutar un poco más la velada, al fin y al cabo, debía ser algo para no olvidar. Una reunión que estaba encantado por concretar. Y por supuesto, disfrutar al máximo. Quien sabía cuándo sería la próxima vez que nos volveríamos a encontrar de ese modo. Algunas veces, era muy difícil poder juntarnos, nuestros trabajos nos consumían demasiado tiempo, sin contar, que yo de por sí no tenía los días, solo las noches.

-Wow, ese cuerpo es para mí…? Espero no hayas esperado demasiado… Hace calor o es vuestra piel?

Mi sonrisa se tallaba como marfil sobre mi rostro, llegando con la bandeja en las manos, la apoyaba en una mesa que había al lado del banquito, y cruzaba mis brazos sobre el pecho, mirándola con devoción, fijamente, masacraba su figura en mis ojos, deseando tomarla me acercaba y buscaba levantarla, tomándola de la mano, para hacer que aquel cuerpo se apoyara sobre el mío. Besaba sus labios y luego sus mejillas, succionando, dejando ligeramente rojos aquellas cerezas que besaba una y otra vez.

-Desnúdame, mientras toco vuestro cuerpo. Quiero lamerte, hoy puedo ser yo el gato? Quiero deslizarme sobre ti, mientras robo tu esencia. Grita que me deseas cariño…

“Tocando tu piel, tocando tu cuerpo, quiero verte arder, quiero verte quemando mi cuerpo, mientras gritas que deseas más de mí”

por **Thalie De Rose** Dom Abr 14, 2013 12:36 am

Fuerzas misteriosas y desconocidas eran las que se mantenían en movimiento en esos momentos en los que estaba a su lado. Cuando su presencia estaba lejos de mi, los celos y pensamientos extraños hacían acto de presencia en mi, aunque la mayor parte del tiempo estuviera distrayendo mi mente en alguna cosa vana e inútil.
- Me durara puesto el tiempo que resistas a hacer algo, esa es la respuesta y lo sabes; y no me merezco esto… siempre soy una buena gatita contigo. - pase uno de mis dedos por sus labios.
La textura de su piel y su aroma peculiar me hipnotizaban, estaba completamente a su merced cuando su aroma llenaba mis sentidos. En algunos momentos me sentía celosa incluso de él mismo, capaz de tocar su rostro, sus manos, su cuerpo, siempre que lo quisiera. Yo en cambio debía esperar a los encuentros que teníamos para hacer algo sobre él.

Me trataba a ratos como si fuera una pequeña niña, algo valioso que en cualquier momento podía romperse o desaparecer de su presencia. Me sentía similar en ese acepto no quería que nada malo le pasara y que no se alejara de mi, por eso le había visto irse a saludar a todo en aquella reunión y yo me había alejado para ir a donde el me había indicado que fuera.
Sentada en la orilla de las aguas termales y moviendo mis pies dentro de esas cálidas aguas sonreí, recordando que me había pedido que no fuera a escapar, como si eso fuera posible a esas alturas de la situación.
Desde el momento en el que decidí aceptar esa clase de relación, supe que para mi ya no existía escapatoria, era algo con lo que debería vivir el resto de mi vida pero que contrario a muchas otras mujeres que sucumbían al encanto de los amantes, sabía que no tendría toda la clase de remordimientos que ellas sufrían, porque eso me hacia feliz y lo que yo añoraba era ser feliz con alguien que realmente me atrajera; incluso aunque fuera solo algo momentáneo como el brillo de una estrella que en tarde o temprano sabemos que terminara extinta.

Su voz me sobresalto ligeramente y me volví en su dirección con una sonrisa en mis labios. Hero era mi estrella, deseaba toda su luz para mi aunque ese era un deseo egoísta. Al menos en noches como aquella sabía que era completamente mío y que debía inundar mi cuerpo tanto como pudiese con su luz para brillar hasta que lo viera de nuevo.
- Claro que es para ti, toda yo soy para ti. Descuida que he tenido tiempo de admirar la belleza de este lugar y ponerme linda para ti - me mire sentada como estaba con la ropa que me habían dejado según sus indicaciones - Hace calor… y no es tanto mi piel, si no…. - le señale a él y luego a mi - esto es lo que genera calor también.
Espere a que viniera a mi, sin poder separar mis ojos de él. Con su forma de andar, de hablar de realizar cada acción hacía que mi cuerpo se tornara más cálido, en algún momento de verdad terminaría ardiendo en llamas, más considerando el lugar en el que nos encontrábamos. Sujete su mano y al levantarme pegue mi cuerpo al suyo, aunque la ropa era un completo impedimento era algo sumamente fácil de solucionarse.

De manera ansiosa bese sus labios y sonreí cuando sus besos recorrieron mis mejillas. Quería yo hacer lo mismo que él, pero no solo por sus labios o sus mejillas, ansiaba devorar con besos cada parte de su ser, dejar restos de mi calor por toda su fría piel; deseaba dejar con mi calor la marca de que era mío y solo mío.
- Puedes ser lo que quieras, siempre que sea conmigo. Deja sobre mi tu aroma y las marcas de tu deseo. Toma mi cuerpo y mi mente como pertenencias tuyas porque es justamente lo que son - deslizaba mis manos con lentitud mientras decía todo aquello, para poder despojarle del saco que llevaba. Era una lastima que tan bello traje terminara abandonado, pero lo que había debajo de toda esa ropa era mucho mejor que cualquier cosa que pudiera cubrirlo. Levante mi rostro y me puse algo de puntitas para poder alcanzar sus labios y besarle, algunos minutos habían pasado pero para mi era una eternidad.
Sin parar de besarlo comencé a desabotonar su camisa, mi cuerpo quería tener contacto con el suyo lo antes posible, tanto así que mi respiración comenzaba a agitarse - Tú en definitiva me pones mal, eres la completa perdición para mi - susurre contra sus labios con una amplia sonrisa en mis labios.

por Invitado Vie Abr 19, 2013 11:50 am

“Sentir tus dedos es el placer prohibido. Los alejas y muero por poseerte. Los acercas y me quemo de la excitación. Cualquiera de las dos, es un caso trivial”

Lamía aquellas extensiones en cuanto me las acercaba, sentir aquella textura divina, esos dedos eran el cielo, y ella, tan bella, tan suave. Apretarla entre mis brazos era como aplastar una nube. Mirarla, pequeña, suave, tersa, frágil -aunque sabía que en realidad no era aquello último-. Pero era mía, sabía que así era. Sus ojos, sus labios, su piel al contacto con el mío. Todo gritaba eso. La sonrisa brillaba intensamente en cuanto me iba separando, quería robarle un beso, pero también quería aguantarme, esperar un poco más. El cúmulo de sensaciones, me estremecía, todo me avisaba que debía abrazarla lo antes posible. Mantenerla entre mis brazos hasta que se me una a la propia piel. Desesperación era lo que hacía eco en todo mí ser y ya no aguantaba más por poseerla, suave, dulce y amablemente. Como loco, por Camila, porque ella era la mujer perfecta, la más hermosa de todas. Con todos aquellos defectos, nada se comparaba con sus lados positivos, inteligente, astuta, algo distraía. Pero siempre como una niña. Una bella mujer que quería proteger, hasta que la muerte nos separe. Aún sin importarme la vida que llevábamos.

-Toda!? Ah! Y por donde empiezo a comeros? Quizá por vuestros labios? Tan bellos, tan carnosos. Son míos… Y cuánto tiempo pueden aguantar siendo besados? Probamos?

Le robaba apenas un pequeño beso y me alejaba un poco. Aquel traje de encaje negro, con ligeros cortes a los costados y aquel escote que dejaba ver sus pechos contorneados… Le quedaba terriblemente bien. Le marcaba lo suficiente, pero no demasiado y era perfecto para meterse a las aguas termales. El solo hecho de imaginarla sin la parte inferior me volvía loco. Sentí que se me erizaba la piel al sentirla sobre mi cuerpo, aquel saltito que había dado cuando la había ayudado a levantarse, había provocado que sus pechos que se muevan arriba y abajo y con ello toda mi virilidad se había despertado, encantado por la visión de mis ojos. Sentía el desesperado deseo de lamerla, hasta no dejar más sonido que el de sus jadeos y gritos por mis toques. Pero ella estaba tan deseosa como yo. No falto mucho para sentirla despojarme de todo, yo la ayudaba, en tanto la agarraba de la cintura y la iba moviendo, hasta hacerla chocar con una caliente roca al filo de las aguas, apoyando mis manos allí, sintiendo como mi camisa terminaba por caer. Había un camino de ropas, hasta dejarme solo con la interior puesta. En ese momento, agitado, apoyaba mi entrepierna contra su pierna y mi rodilla contra su flor, empujándola suavemente hacía arriba. Sentía el roce maquiavélico. Narciso no era nadie a nuestro lado. Pues nos ahogaríamos en el placer eterno esa noche.

-Tú en definitiva, eres la única que me hace poner así. Sabéis como está ahí abajo? Creo que me estoy quemando. Me moriré, lo haré? Mmm, Mon Amour, dejadme probar vuestros labios, mientras te condeno al goce definitivo. Estas preparada para cantar?

Sobre su cuello, lo mordía, sacaba mis colmillos y la convertía en mi presa, la deslizaba hacia abajo, frotándola contra la roca y mi cuerpo, hasta quedar sobre el piso, apoyaba el puño en la piedra y empujaba como si estuviese penetrándola. Lamía toda su piel y con dulzura subía a su rostro. Mi sonrisa era radiante, se podían notar mis colmillos, la exquisita esencia ajena. Sangre no había bebido, solo había dejado las pequeñas marcas sobre su piel. Quería meterme al agua, fundirme en las sensaciones. Pasaba la mano por su abdomen y suavemente la iba subiendo, estaba cerca de sus pechos. Ah! Maldito placer aberrante! Que eran esos hermosos marfiles que se acercaban a mis dedos? Mis yemas estaban cerca de la gloria y sin poder aguantarme, pescaron esas cerezas rozadas, sujetándolas con los dedos, mis labios rosados, hinchados de placer se posaron sobre los ajenos y mirándola fijo a los ojos le sonreí.

-No puedo… No puedo dejar de sentiros, sois un veneno, una droga. Puedo hacerte mía, ahora aquí? Me haréis aguantar hasta donde tú queráis?

“Me sujeto a ti, eres todo, eres la pura existencia que me falta. Déjame sentirte y devorarte. Te haré sucumbir al placer más tenebroso. Te haré caer hasta que no sepas que es lo que está a tu alrededor”

1313:

por **Thalie De Rose** Sáb Abr 27, 2013 12:49 am

Existe una contradicción enorme en mis sensaciones, el cuerpo de Hero es frío, siempre frío pero cualquier roce que su piel tiene con la mía, deja en mi una sensación de calidez que llega incluso a quemarme. No hay nada mejor que jugar con un fuego que no puede extinguirse jamás porque su naturaleza es diferente a la usual, es algo exótico pero no menos deseable que las cosas conocidas antes, al contrario causa más curiosidad.
Tan cerca de él, pero a la vez tan lejos para mi gusto. Quería todo de él, que estuviera a mi lado y despertara en mi esos deseos siempre, que me hiciera sentir mujer. Solo con él era capaz de dar rienda suelta a mis deseos y sabía que él hacía lo mismo conmigo.

Mordí mi labio de manera juguetona cuando hablo sobre ellos, sus palabras parecían un reto; uno en el que estaba completamente dispuesta a participar y del cual no me interesaba resultar la perdedora, finalmente tendría algo de lo que deseaba así que no había posibilidad de perder en algo como eso.
- Puedes comenzar por donde quieras, te pertenezco esta noche y siempre… - sus roces solo lograban despertar en mi más deseo y algo de frustración, no quería que se alejara o se detuviera quería tenerlo cerca, ser una con él y desaparecer a su lado.
Entre aquellos besos que le daba, mordía de vez en cuando su labio; todo él era mío.
No me daba cuenta de que nos movíamos hasta que mi espalda se encontró con una roca caliente, el repentino encuentro de mi espalda con el calor de la piedra hizo que curveara la espalda pegando mi cuerpo cubierto solo por aquellas finas telas que eran ahora lo único que nos separaban.

El cuerpo de Hero era una burla a todos aquellos dioses que alguna vez los artistas hicieron, pues bien esos eran irreales y él era completamente real y perfecto; una obra de arte que solo yo podía contemplar y disfrutar cuanto quisiera. Cualquier artista me envidiaría, porque solo en mi cuerpo y mi mente quedaría por siempre grabada aquella perfección, y no la compartiría jamás con nadie.
Aquella posición en la que nos encontrábamos, hacía que le odiara por un leve instante; el roce de su rodilla contra mi me hacía comenzar a humedecerme y ronronee cual felino que era cuando encuentra algo que le gusta. Era capaz de sentir a la perfección su virilidad contra mi pierna, deseaba tocarlo, que me hiciera suya contra esa roca en ese preciso instante pero sabía que podíamos llegar a desearnos más y eso era lo que estaba buscando.
- No puedes morir - bromee mientras mordía ligeramente su hombro para después besar donde antes había mordido - y puedo imaginarme como estas, después de todo te siento a la perfección sobre mi cuerpo - levante el rostro de su hombro y lamí sus labios mientras deslizaba mis manos por su espalda hasta su cabello - Yo estoy preparada ¿y tú? mi querido vampiro… - y entonces una sonrisa lasciva se dibujo en mis labios.

La ligera mordida que le había dado yo no se comparaba a las suyas, maldecía el hecho de que mi cuerpo sanara más rápido de lo normal porque quería sobre mi cuerpo las marcas de que le pertenecía enteramente a él.
El calor de la espalda y el frío que quemaba del cuerpo de Hero eran mis compañeros mientras mi ser era deslizado hasta terminar en el suelo, con el aquel cuerpo que tanto deseaba sobre el mío, aquello era trampa, una vil trampa de su parte pues estaba a su entera disposición de esa manera.
Atraje su rostro hacía el mío y lo bese, exploraba lentamente su boca como él exploraba mi cuerpo; mi corazón latía acelerado con cada roce de sus dedos. Un gemido escapo de mis labios pero se ahogo en los suyos cuando sus dedos llegaron hasta mis pechos; le devolví la sonrisa.
- Soy tu veneno, bebe de mi tanto como quieras y de esa manera permanece siempre unido a mi existencia - negué lentamente a sus peticiones sin dejar de sonreír. Levante una pierna y como si fuera a enroscarla en su cadera hice que siguiera mis movimientos para poder quedar encima de él - quiero sentirte tanto como me sea posible, incluso aunque significase mi muerte.

Puse mis manos en su torso mientras me movía sobre el lentamente para provocarlo - ¿Qué tanto seremos capaces de soportar sin hacer lo que queremos? - pregunte al tiempo que me inclinaba sobre el y besaba de manera fugaz sus labios, su cuello, su clavícula y luego depositaba algunos besos en su torso desnudo - yo creo que no mucho ¿y tú? - mencione al tiempo que me levantaba dejando a él sobre el piso.
Me acerque entonces al borde de las aguas termales y sin dejar de mirarlo ni un segundo, deslice la parte de abajo de aquel traje especialmente elegido por él para mi hasta deshacerme de esa prenda - Aumentemos la temperatura... - dije haciendo referencia a las aguas termales y entre en ellas lentamente, esperando a que me siguiera.

por Invitado Dom Abr 28, 2013 9:21 pm

“Es porque me incendias desde adentro, estoy caliente, me siento enfermamente poseído por tu calor. Exótica, dulce, caliente, perfecta”

Sentir como se arqueaba me erectaba, era el roce con su piel, la tela que la cubría, la roca caliente. El morbo de sentirla contra mí y no poder penetrarla. Sentía los roces, el frote que se amansaba y me hacía derretir. Abría los labios y quería más, no era suficiente, no me bastaban sus palabras. Mía! Mía y solo mía, pero quería probarlo, tatuarla, dejarle el interior con mi forma y el exterior con mi aroma. Hacérselo hasta tenerla desmayada en mis brazos. Y cuando eso pase, seguir besándola y deleitándome con su rostro adormilado, adorarla mientras cubría su cuerpo con agua y me excitaba al limpiarla. Porque era inevitable, con ella, cada extremo de mi piel se volvía duro, caliente. Como bosque incendiado.
Verla morderse los labios provocaba que mi rodilla golpeé más contra su flor, frotando, buscando aquella hermosa parte en la que el capuchón de su clítoris se hallaba, aquel pequeño puente que se endurecía, moviéndolo, haciendo que se sienta aquel roce a un lado y al otro, la estaba provocando, estaba buscando verla mojarse, rogarme porque nos unamos, meter todo mi falo en ella y poder deleitarme en su hermosa cavidad. Pero yo quería succionarla, lamer aquel punto rosa con cuidado. Hacerlo de forma circular para que sienta toda el área. Probar su esencia, mientras mordisqueaba y obligaba a su cuerpo a que no se excite con nadie más que yo. Hacerlo de tal forma que nadie le pudiese darle más placer. Jugar en la preparación, hacerla llegar al límite, sin dejarla que lo traspase, una y otra vez hasta que grite.

- Ahh… Pero podría morir para ti Mon Amour… No queréis que te haga llegar a lo más profundo del placer? Os haré sentir mil y una cosas… No os dejaré excitar con nadie más. Gritaréis mi nombre con cualquiera que estéis, pero nadie como yo… No… No os permitiré que sintáis nada como esto.

Le regresaba los besos, las lamidas, moviéndola más contra la roca, arqueándome al sentir sus manos. Ah! Esas garras que como gato me arañaban, esos ojos, esos ronroneos. Me estaba poniendo tan caliente, que mi falo se sentía como una roca. Más duro que el hierro, era un bastón que tardaría más de lo imaginado en volverse a su tamaño y textura. Pues por ahora, se sentía hasta la última vena marcada, era demasiado tiempo el que había esperado para poseerla. Esa sonrisa socarrona, me envolvía y procuraba perderse entre beso y beso que dábamos. Tironeando sus labios, danzando junto a su lengua, sin desperdiciar una gota de saliva, la succionaba, le apretaba la cabeza contra la mía y ambas contra el piso. Y entre aquel beso y el frenesí de mi rodilla estaba mi mano. Ah~ aquella mano se acercaba a zona sensible, estaba tan suave, la aureola se presentaba en mis yemas y el delicado puntillo rosa se metía entre mis dedos, precipitadamente erecto. Y allí! Las tijeras hicieron acto de presencia y gustosas por jugar con aquel pezón lo tironearon. Dos extremidades hacía arriba y una sobre el techito de su punto rosado. En la otra mano, el botón era torturado de forma circular, con un solo dedo recorriéndolo pinchándolo y golpeándolo con suavidad. Se sentía tan bien, demasiado, el calor iba por mis dedos hasta mi corazón y de allí, la sangre bombeaba para hacer la espada más puntiaguda.

-A-ah! Mrghj… Esto… No se considera trampa? Ah~ Creo que estoy cegado… Entre vuestra belleza y juegos… Ah~ No, no soportaré demasiado…

Acepté como ya dándome por vencido y me arqueé por la parte de abajo al sentir el frote, maldiciendo el mundo entero al sentir que se levantaba. Aquellos besos, aquellos toques que habían sido fugaces me pusieron como loco y la seguí con los ojos, casi rogándole que me dejara hacerla mía en ese mismo lugar, penetrarla allí, hasta sentir que me corrí y volverlo hacer, así al menos unas cuatro veces. Pero no me podía mover, todo mi cuerpo estaba enfocado en la prenda interior de la gatita. Se estaba deslizando, se iba… Bajaba por sus piernas hasta caer al piso. Y allí sucumbí a la tentación, apoyando las garras sobre la roca empecé a levantarme y cual galán tiré mis cabellos hacía atrás, caminando hacia las aguas. La veía meterse, aquellas posaderas blancas de marfil que había visto. Aquel encaje que se mojaba y se pegaba a su piel, marcaba la línea de su horizonte y cual perro borracho me dirigí a ella. Estaba envenenado, sentía que ella podría matarme allí mismo y yo estaría feliz. En el borde de las termas retiré mis interiores, dejando al descubierto aquel miembro que quería como un loco meterse en ella. Y sin dar tiempo a inspecciones me metí, mis pezones se notaban duros por el cambio de temperatura, mis labios rozados se marcaban como siempre, volviéndose en ese momento ligeramente más rojos.

-Y-yaahh… Caliente… Me quemo cariño, sálvame, necesito de ti para sentirme vivo. Puedo quebraros? Lo haré demasiado fuerte? Suave? Lento? Profundo? Lo que sea, pero ya.

Me acercaba y buscaba acorralarla nuevamente, tocando sus cabellos, ella me tenía como un sirviente a sus pies. Entrelazando los dedos en esas hebras rubias. Pasando la otra mano por su espalda… Ah! La piel extraordinariamente suave y caliente, intentaba girarla, que me vea a los ojos, ojos ligeramente rojos por la sensación extrema que estaba viviendo. Pero aquella acción quedó en la nada y simplemente me apoyé contra su espalda, todo mi cuerpo contra el ajeno, mi miembro al descubierto se apoyaba sobre su piel y se marcaba como queriendo decir “esto aquí y bien dispuesto”, mis manos pasaban por alrededor de su cintura y con cuidado, cada una se iba a un pecho predestinado y lo amasaba en forma circular. Mi cabeza se estiraba y buscaba su cuello y oreja, mis colmillos salían, grandes, tanto como me era posible y rozaban aquel lóbulo. Empezando a mirarla de reojo, dejando ver la sonrisa impecable sobre mis labios.

“Haz cavado tu propia tumba, pero este entierro, será más profundo de lo que piensas. Lo que entra, no va a salir sin dejar rastro”

por **Thalie De Rose** Sáb Mayo 04, 2013 2:03 am

A su lado no existe la vergüenza, la represión, el temor ni los limites; por él soy capaz de sobrepasar cualquier cosa y sucumbir al deseo, a los instintos más básicos de mi ser como una gata en celo, pero solo por él y para él.
Entre abrí los labios para que el aire escapara por mi boca, su poder conmigo era tal que en más de una ocasión olvidaba que a diferencia suya yo si necesitaba de aire para continuar viviendo; aquellos movimientos de su rodilla eran injustos, pero no podía decirle nada porque conocía que la injusticia en esa clase de movimientos radicaba en el mero hecho de que me deseaba y eso lo veía en sus ojos. Gruñí bajito haciendo que sonara más como un gemido; me sentía frustrada mientras mi cadera se movía buscando los roces de una manera más intensa y directa pero su rodilla no era suficiente para mi; quería en mi interior su falo y poder perderme a su lado en el mar de gloriosas sensaciones que siempre provocaba en mi.
Sus palabras eran crueles, hacerme no desear a nadie más que a él y llamarlo siempre en mis sueños más perversos, buscarlo para poder sentir de aquella manera… todo eso era otra injusticia, una muy cruel y a la vez dulce porque de esa manera estaríamos atados por siempre. No era como si yo buscara sentir aquello con alguien más, solo deseaba enloquecer por él, llegar a uno y mil orgasmos a su lado.
- No mueras por mi si piensas hacerlo mataré a tu lado, pero no me dejes sin ti - su pregunta era una completa perdida de tiempo porque conocía la respuesta, quería llegar a lo más profundo del placer de la mano de su perfecta figura.

Con todo aquel jugueteo que lucía tan "inocente" su falo se endurecía más y más contra mi pierna; la idea de tenerlo dentro de mi hizo que un escalofrío recorriera mi espalda a pesar de la aumentada temperatura y desde lo más profundo de mi garganta sonó un ronroneo.
Respire agitada cuando sus manos jugaban con mis pezones y tanto nuestras lenguas como nuestros labios no daban tregua a que tomara aire y en contra de mis deseos lleve hacía atrás su cabeza, deslizando mi lengua por su blanco cuello comenzando a mover mi pierna de lado a lado para que su excitado miembro rozara contra ella, de esa manera al menos parecería que estábamos más parejos.
- Trampa… ¿yo? - susurre inocente - si siempre me porto bien cuando estoy contigo y no he hecho nada de lo que crea que puedes quejarte así que no me digas tramposa.
Su mirada me devoraba entera, parecía estar grabando cada uno de los detalles de mi piel para en algún momento utilizar algo en mi contra, aprovecharse de todo lo que podía ver y que yo gustosa le mostraba.

- Vamos, siguemé ¿qué estas esperando?, si la invitación ya esta hecha - reía cuando estaba por fin dentro de las aguas y con un dedo señalaba la prenda en el suelo. Me aleje de la orilla sin dejar de mirarlo ni un instante mientras se levantaba, la excitación por la que pasa era notoria y sonreí complacida de saber que por mi era que estaba de esa manera.
Maldije la rapidez con que se deshizo de su ultima prenda y entro en las aguas puesto que deseaba contemplarlo antes de todo, antes de sentirlo.
Caminaba en mi dirección y a la vez yo daba pasos cortos hacía atrás alejando mi cuerpo del suyo, quizás yo era más injusta que él en momentos como aquel pero no me importaba, ya nada importaba en aquellos momentos.
- Quebrame - dije con tono firme deteniendo mis pasos al fin y deslice mis manos por mi cuerpo lenta y seductoramente; primero por la cadera, mi cintura, pasando por mis pechos y hasta detenerse una vez que los habían pasado - Hazlo fuerte y profundo deja tus marcas en mi, marcas que no puedan desaparecer con le paso del tiempo ni la distancia entre nosotros.
Le di la espalda dando pasos lentos hasta que finalmente fui acorralada por él, tampoco era que deseara huir por siempre ¿Cómo huir de él?… mejor aun ¿Quién desearía huir de él?
- Hero… - susurre mientras su cuerpo se pegaba al mío y su virilidad llenaba mi ser de estremecimiento ante la expectativa.

Ladee la cabeza, dejando más espació para que hiciera con mi cuello lo que quisiera unos instantes y después lleve mis manos hasta aquellas que se encargaban de mis senos y las tome para alejarlas y de un soltandolas me gire para quedar de frente a él con una sonrisa en los labios y mi cuerpo pegado al suyo. El contacto directo de esa manera era lo que había estado buscando desde antes, solo que ahora mis pechos estaban completamente pegados a su torso al igual que las demás partes de mi cuerpo y las de él.
- Me gusta más como nos vemos así, porque de esta manera puedo verte a la perfección y hacer más cosas - dije antes de atraer su cabeza un poco para alcanzar a besarlo y la otra recorrió primero su espalda, grabando cada parte de su ser en ella; del mismo modo recorría sus costados, su trasero y finalmente termino entre nosotros moviendose para sentir y dar placer a aquel miembro que tanto quería ya en mi interior.

por Invitado Lun Mayo 06, 2013 2:00 pm

“Matarte sería un tormento de pasiones. Te deseo viva, caliente, intensa. No puedo pensar que tu corazón puede llegar a dejar de latir. No sientes el pecado que eres? Me derrito a tus pies, soy tu esclavo en esta guerra de pasiones”

Sus ronroneos eran música para mis oídos, provocaban estremecimientos que nunca antes había sentido, eran como fuego que me recorría para matarme, me quemaba, me excitaba más de lo necesario para que mi entrepierna se quede dura, como las piedras a nuestro alrededor, sentía que explotaría en cuestión de segundos cuando estuviese en su interior. Pero no. No lo permitiría, usaría toda mi fuerza para hacer perdurar el momento tanto como pudiese. Me torturaría, nos torturaría. Haría que el aire se tiña de su canto soprano. Aquella lengua por mi piel me hacía pozos, mi columna se tensaba, mis dedos se incrustaban en su piel, estaba demasiado excitado, no podía dejar de pensar en lo hermosa que era, la suavidad de su piel, el aroma que desprendía. Mis dedos que como tenazas se encargaban de sus pezones, era un delirio, pero ella lo había detenido, lo había parado todo para hacerlo mucho mejor.

-Si lo vuelves a decir, te destrozaré. Haré de ti la funda de mi alma. Gime mi bella gata, gime y grita lo mucho que me deseas, sientes lo caliente que estoy? Aseguro por mi vida que puedo hacértelo por noches enteras, sin parar, sin dejarte descansar ni un solo segundo. Respira profundo cariño…

Apoyado en su espalda me frotaba, en tanto mis manos aplastaban esos pechos, los amasaban con fuerzas, los tironeaban, no me perdía nada de ella, pero sentía que la lastimaría, las yemas de mis dedos se incrustaban sin dañar su piel, poniendo esos pezones tan duros como fuera posible, jadeando sobre su cuello, empezaba a incrustarme, mis colmillos dejaban marcas en cada lugar y sin darme cuenta ella sacaba mis manos de sus hermosos senos curvos y se giraba. Me quedé mirándola, bajando la cabeza para poder estar con los ojos fijos a los de ella. Tan pequeña, frágil en mis pensamientos. Era lo más hermoso que existía sobre la faz de la tierra, de solo imaginarme en su interior, sentía que podía correrme. Una risa divertida salió de mis labios por sus palabras y enarqué una ceja, pensativo en lo que proponía. Manteniendo la curva en mis labios de emoción y diversión, disfrutando de sus manos en tanto besaba una y otra vez esos bellos labios, los mordisqueaba, y succionaba, disfrutando del sabor que emanaba, la dulzura implacable que demostraba su ser. Tan puro, tan vital.

-Hacer más cosas? Que cosas…ah~ Ten cuidado con eso, pide a gritos poseerte. Tiemblas como un saco de huesos, debería pedir que el agua este más caliente? No había diferencia de temperatura al meternos, no?

Susurré sobre sus labios, dando alusión a que nuestros cuerpos estaban demasiado calientes, tanto como el agua y por ello no sentíamos calor. Nos podríamos hacer vapor en cualquier momento, el solo hecho de sentir esa mano sobre mi miembro recto era demasiado, esa suave piel, provocó que me acercara más a ella, que la termine por apoyar en una piedra, dejando un brazo a un costado. Moviendo mis caderas en busca de placer, en tanto la otra mano masajeaba sus muslos, mis dedos se metían por entre medio, acariciaban lentamente la entrada anal, la recorrían y seguían paso hacía su pequeña flor que estaba esperándome. Apreté con fuerzas la posadera y con un ligero golpe me retiré de esa zona, mis dedos pasearon por su pecho y abdomen, bajando hasta el inicio de su vulva, la acariciaron y se dirigieron con cuidado al medio, allí donde una capa escondía un punto rozado importante. En dos movimientos mis dedos tenían esa piel hacia arriba, dejando el puntito de goce al descubierto. Mi mirada curiosa buscó ir hacía allí y de reojo pude verlo, tan rosado y brillante. Me lamí los labios y la miré directamente a los ojos, sonriendo en lo que mordía mis cerezas, diciéndole en silencio lo que estaba por venir.

-Quédate quietita… Déjame ver hasta cuanto puedes soportar mi lengua…

De mis labios se escapó y sin dudarlo la besé rápidamente, sin soltar esa piel que recubría su clítoris, empecé a bajar a base de besos y lamidas, derritiéndome cuando besaba sus pezones, apoyaba mi mano en la ajena y la retiraba de mi entrepierna, para poder dirigirme más plácidamente a la de la gatita. Y allí estaba, en el origen de su entrada, frente a aquel dulce néctar y aquel estigma que buscaba ser atendido. Mi lengua se estiró con cuidado y solo la punta se encariñó con el brillo, moviéndola rápidamente, buscaba darle espasmos de placer, sentía el movimiento suave, como si lengua se deslizaba por la superficie, una y otra vez, solo eso, no hacía nada más, no tocaba otra cosa, quería ver el poder de aquella raíz sobre su cuerpo.

“Eres la doncella más bella, de punta a punta, quiero saborearte sin dejar lugar donde mi cuerpo no haya estado”

por **Thalie De Rose** Lun Mayo 27, 2013 9:46 pm

No hay algo mejor que dos cuerpos que se acoplan de esta manera, que se sienten y se desean del modo en el que él y yo lo hacemos; existirán puntos parecidos a estos deseos, pero dudo que en algún momento pueda creer que alguien posee la misma intensidad de nosotros.
Hero conocía cada rincón de mi cuerpo y por eso sabía exactamente como moverse por mi piel, que zonas tocar y volverme loca; pero al igual que él conmigo, yo sabía sus debilidades. En algunos momentos nuestros roces y actos no eran más que una guerra por ver sucumbir al otro, doblegarse ante los deseos del otro y poseerle por siempre.

- ¿Eso es una amenaza? - Baje el tono de mi voz y entonces me reí - Pues entonces lo diré muchas veces más para que me destroces, después de todo si quieres que grite y gima eso es justamente lo que debes hacer - me removí contra él porque me parecía irresistible hacerlo, esos instintos de gata que deseaba ser domada salian a flote en el momento menos esperado pero al parecer los más oportunos - pues no descansemos esta noche, llena mi cuerpo, mis pensamientos y deseos solo de ti - No podía pensar en una mejor forma de pasar las noches que estando a su lado, disfrutando de cada parte de su cuerpo en contacto con las zonas más sensibles del mío.

Sus perfectos labios dejaban al descubierto sus colmillos cuando reía, esos colmillos que perforaban cada parte de mi piel que encontraban, reclamando como suyo el cuerpo que en esos momentos no me pertenecía en absoluto. Sus ojos se mantenían fijos en mi pero desconocía por completo la clase de cosas que pasaban por su mente, pero el simple hecho de imaginar lo que pudiera pensar hacía que mi entrepierna cosquilleara de deseo.
Sin dejar de tocar su miembro me aleje de sus labios que seguían sin querer darme tregua y le mordí el mentón.
- Y yo pido a gritos que me posea - sonreí lasciva antes de que un escalofrío recorriera mi espalda, no porque tuviera frío si no porque cuando de Hero se trataba mi cuerpo hacía todo lo posible por implorarle que lo tocara y esa era una simple muestra de mis propias exigencias inconscientes - Para que necesitamos agua más caliente, si con tu simple contacto puedes hacer que me derrita del calor que siento - ronronee de nuevo pegando mi cara a su torso y deslizando mis labios por cada parte que era capaz de alcanzar de manera lenta.

De nueva cuenta fui apoyada contra una roca, mientras sus caderas se movían y su rostro quedaba muy cerca al mío, adoraba las expresiones que realizaba, desde las que denotaban la perversidad que planeaba hasta aquellas que le hacían ver como alguien sumamente inocente y que en algunas ocasiones me hacían sentir como si corrompiera su existencia con mis deseos.
Sus dedos comenzaron a recorrer mi sexo y mordí mi labio inferior, mientras mis caderas se movían en búsqueda de que aquel toque fuera más profundo, pero por más que lo intentaba mis esfuerzos eran frustrados, o lo fueron hasta que sus ojos transmitieron hasta mi su deseo y contuve la respiración.
- Vamos Hero… muestra esas expresiones que tanto me gustan - aquella dureza entre mi mano me provocaba a hacerle de todo para poder contemplar su rostro, quería al menos por unos minutos tener el control sobre la situación antes de que se le ocurriera hacer algo para doblegar mis intenciones y hacerme ceder.

Ante sus palabras me mantuve inmóvil y su beso fue la distracción perfecta para hacer que dejara la labor que antes llevaban a cabo con mis manos. De manera instintiva lleve las manos a la roca. No dije nada, pero estaba segura de que mi resistencia no sería tanta; con los simples besos que depositaba en pezones mi entrepierna se había humedecido más de lo que esperaba, pero eso ya él debería de haberlo notado.
Me estremecí ante el primer contacto de su lengua y lleve una mano hasta sus cabellos, mientras la otra seguía apoyada en la roca, como si eso fuera garantía alguna para resistir más y no terminar sucumbiendo. Mi respiración se acelero y cerrando los ojos mordí mi labio inferior mientras elevaba el rostro al cielo. El cielo… ese parecía ser justamente el lugar al que Hero deseaba llevarme, eso claro si tal lugar existe.
Sin darme cuenta levante una pierna y la pase por su hombro a manera de atraerlo más hacía mi, que su lengua explorara mi interior llevando mi ser a enloquecer, quería explotar de pasión por él y que después de eso sin darme tregua alguna me hiciera suya.
Gruñi bajito y separando la mano que estaba en la roca acaricie mis senos. Mi respiración se torno entonces entrecortada y de esa manera le llame.
- Hero… eso es... injusto...-

por Invitado Mar Jun 04, 2013 12:19 pm

“Desde el punto más profundo hasta el suspiro más agudo. Esa sensación de esclavitud que tengo hacia ti se hace cada día más fuerte, tan imposible de quebrar que simplemente nadie podría separarnos”

Esas palabras me hacían derretir, estaba como un chocolate al fuego, dulce y listo para ser comido. Preparado para hacerla desfallecer. Sus pensamientos eran demasiado claros para mí. No hacía falta más nada. Solo nuestros cuerpos al fin unidos el uno con el otro. Y eso es lo que haría, primero devoraría su ser y luego la uniría a mí con fuerza, como si necesitara que la otra parte de mi cuerpo se encastrara. Duro, profundo, sus ropas ya no estaban, el agua parecía hervir al tenernos a ambos en sus cavidades. Qué es lo que estaba esperando? Quizá que nuestro néctar se compartiera? A decir verdad, eso era lo que yo mismo estaba deseando, pero al mismo tiempo aguantando, para alargar ese placer que estaba siendo convocado. El fruto del pecado.

-A-ahh… Vuestras plegarias están siendo escuchadas, pero aún deliberadas, primero necesito abusar de todo este cuerpo antes de dejarme seducir por esta carne que quiere que la rompa. Déjame llevarte a hacerte gritar. Será tan intenso, buscaré que ya no puedas pronunciar palabras… Ninguna parte de tu piel saldrá viva de esto…

Susurraba en lo que sentía aquellos dientes sobre mi mentón y con una dulce sonrisa la aplastaba entre mis brazos, moviendo mis caderas para sentir un poco más esos dedos sobre mi falo que estaba tan despierto como una roca, pero al fin cediendo a mis propios deseos, a aquel cariño que quería hacerle en toda esa cobertura rosa que tenía por debajo, empecé a bajar. La devoraría, succionaría todo aquel líquido. Todo aquel néctar que estaba de ese modo por mi culpa. Ella parecía derretirse literalmente y eso me excitaba. El hecho de tenerla en mis manos, cual dulce gatita que era, me hacía delirar. Querer corromperla todo el tiempo. Pero era algo más que eso, el simple deseo de mantenerla a mi lado me desesperaba y me hacía hacer cosas impensables. Sus pezones sufrieron un lento mordisqueo y toqueteo. Luego de aquel infernal beso en el cual devoré toda su lengua y labios. Pero las otras partes parecían celosas, las miraba y al ver temblar todo ese cuerpo, solo podía pensar en que querían un poco de mi boca y dedos por todas las coberturas suaves. Aquellas partes rosadas, brillantes y sumamente deslizantes. Donde al apoyar un dedo y moverlo, este patinaba como sobre caramelo.

-Mostrare todas las expresiones que desees, luego de hacerte gritar hasta que los de afuera te escuchen… Que crees que piensen? Eres una gata mala… Te dije que no podías hacerte escuchar tanto… Castigaré todo tu cuerpo por ello…

Mis dientes se deslizaron por aquel clítoris que amistosamente se hinchaba. Incitándome a que deposite cálidos besos sobre él. Y me contestaba formando más y más lubricante, lo hacía muy suave, limitándome, para no lastimar ni hacer doler aquellas partes tan fáciles de romper. Yo dejaba caer el líquido, que recorra aquellos labios y luego lamía el costado. Sentía aquel golpe con su pierna y de repente mis labios se apoyaban sobre toda aquella entrepierna y un suave sonrojo se formaba. De mis labios salían delicados jadeos y sin queja alguna empecé a lamer. Mordisqueando, tironeando, aquel prepucio, metiendo la lengua en lo que me era posible para poco a poco empezar a salir. Tomando un poco de agua con mi boca, empezaba a subir entre besos por su cuerpo, dejando caer el agua tomada. Mis dedos se cercioraban de que las caricias no se detengan. Yo me acercaba a sus caderas, las mordía y mis dedos se ponían a jugar con su entrada, acariciando con el índice aquel hoyo y con el pulgar aplastaban la parte superior del clítoris, moviéndolo de un lado al otro, hasta que mis labios al fin se toparon con un pezón y vieron al otro que estaba siendo estimulado por la mano de la gata y lo empezaron a succionar con suavidad lubricándolo con la lengua. En lo que mi mano desocupada acariciaba esa espalda y la apretaba contra mí.

-Cariño… Me sientes? Ya no puedo, me declaro perdedor, pero ahora mismo me meteré en tu interior.

Susurrando entre jadeos mi miembro que botaba pre semen se acercaba a aquella entrada y se acariciaba en lo que mis caderas peleaban para retenerse y no meterme de una estampida. Poco a poco, lentamente me quería meter, para poder sentir toda aquella piel interior estirarse. Y así lo fui haciendo, de esa manera tan dulce, mientras la miraba fijamente y le sonreía, pasaba mis labios por su cuello y lo estimulaba, la abrazaba y con delicadeza la mantenía pegada a mí. Susurrando sobre su piel palabras de amor, de dulzura. LE prometía que no la lastimaría. Pues a pesar de lo mucho que me gustaba jugar al amo y la gata, yo sabía que era ella quien siempre me dominaba, pues todo lo que quisiera yo se lo daría. De alguna forma y otra, siempre terminaba perdiendo.

“Eres mi condena”

por **Thalie De Rose** Dom Jun 16, 2013 7:50 pm

Tan complicado de convencer, Hero planeaba no dar tregua alguna a ninguna parte de mi cuerpo por mínima que esta fuera y aunque no negare que esa idea me parecía sumamente tentadora mis ganas de sentirlo dentro de mi eran mayores y por eso gruñí bajito. Me odiaba y me amaba en momentos como aquel en los que deseaba detenerle de esos juegos injustos para ambos y fuéramos a lo que deseábamos, pero a la vez sabía que eso aumentaría nuestro deseo por el otro y el momento en que nos conectáramos para ser uno sería mejor.
- Pues que estas esperando entonces, porque aún soy capaz de hablar muy claro - le mire, sonriendo de manera seductora. Esas palabras eran un arma de doble filo para mi, porque sabía de lo que él era capaz y que con ellas solo le tentaba a que ese juego continuara.

El agua se mecía con cada movimiento de nosotros, danzando a nuestro ritmo y envolviendo partes de nuestro cuerpo en ella misma pero jamas oponiendo resistencia y dejando que nos tocáramos el uno al otro. Mi cuerpo se comportaba como el de un animal en celo, haciendo todo lo posible por tener a alguien en su interior, claro que la gran diferencia radicaba en que contrario a los animales yo solo quería que alguien estuviera dentro de mi y me hiciera olvidar el tiempo, el lugar y las palabras.
- ¿Qué me escuchen otros? - reía por esas palabras - No me interesa lo que piensen si me escuchan y claro que soy mala, pero solo contigo y lo sabes… - guarde silencio contemplando su torso, su cuello, sus labios y finalmente sus ojos que me absorbían sin importar cuantas veces antes les mirara - Castigame, porque yo se que me he portado mal aunque si esperas un poco puedo portarme peor y entonces el castigo será más conveniente aunque… antes quiero ver las expresiones que dices me mostraras - y sonreí mientras se deslizaba por mi cuerpo entero - además no te gustaría que los demás se dieran cuenta de lo bien que la estamos pasando aquí… o ¿qué piensas de eso?

Abrí mis ojos que se enfocaban tanto como podían en el cielo pues si bajaba la mirada encontrarme con Hero y lo que hacía solo provocaría en mi un sonrojo mayor al que ahora se alojaba en mis mejillas. Mi respiración se entrecortaba y los jadeos comenzaban a salir de mis labios. El calor que provenía de mi sexo se extendía por todo mi cuerpo lentamente haciendo que temblara; su lengua recorría mi sexo con el cuidado suficiente para no dañarme pero si para que mis pensamientos se nublaran por momentos.
- Hero… - susurre entre los jadeos, cuando mi pierna se deslizo por su costado y sus labios fueron guiados por él a recorrer mi cuerpo de nuevo. Aleje mi mano de sus cabellos para tocar cada parte de él que estuviera a mi alcance, sus brazos, su mejilla, su torso, sus costados, todo lo que tuviera la oportunidad de toparme.

Mi cuerpo quedo pegado al suyo y asentí a sus palabras. No era capaz de comprender el porque se declaraba perdedor de algo así, pues si alguien debía perder esa era yo que desde el primer momento en que lo vi en el carruaje lo quería dentro de mi.
- Claro que te siento, firme y deseoso - le mordí el labio inferior y tire un poco de el - pero deseosos estamos ambos así que creo que no has perdido, esto termina como empate así que vayamos al round importante - acerque mis labios a su oído - que entres en mi es lo que he estado esperando todo el tiempo.

Mi pierna le rodeo, atrayendo su cuerpo hacía mi. Contuve la respiración sonriendo mientras su miembro comenzaba a abrirse paso dentro de mi sexo que ya le esperaba de manera ansiosa. Entraba cada vez más lo que hizo soltara un gemido y le tomara por los hombros. Sus labios depositaban besos por mi cuello y me tomaba entre sus brazos diciendo que todo estaría bien… ¿Cómo si algo pudiera salir mal en esos instantes?
Con calma y entre palabras dulces fue como llegó al fondo de mi ser. De manera meramente corporal mis caderas comenzaron a moverse lentamente; cosas como esa me era imposible evitarlas así que solo debía disfrutarlas y eso hacía pues conforme me movía un poco jadeaba con el rostro pegado a su cuello el cual besaba y mordisqueaba de vez en cuando. Eso no era suficiente para mi, quería que me hiciera gritar su nombre y no desear detenerme jamás.
- Vamos Hero, quiero que juguemos más que esto se siente…. muy bien - ronronee cerca de su oído y mordí su lóbulo.

por Invitado Lun Jun 24, 2013 12:37 am

“Me desafías, me haces temblar con tus palabras, estás haciendo que una bestia se despierte, una bestia que terminará destrozando cada pétalo de tu flor en un insistente trabajo de mano de obra. Lento, profundo, te desgarraré hasta escucharte gritar, ‘basta’”

Escucharla hablar provocaba que mi piel se tense como un hilo enroscado en una gran roca. Estaba deseoso. Sí, claro que sí, necesitaba estar dentro de ella a como dé lugar y eso es lo que haría. En ese preciso instante donde solo estábamos nosotros dos envueltos en el vacío. En ese mismo instante quería agarrarla por las caderas, penetrarla de un golpe, y hacerla cabalgar sobre mi hasta dar la vuelta completa al mundo. Una y otra vez hasta que nuestros cuerpos se sequen. De esa forma la deseaba, tan intensamente que me ahogaba en mi propia lujuria. Pero allí estaba ella, con sus ojos tan felinos mirándome, con esa sonrisa que simplemente me derretía y devolvía los besos con dulzura, una y otra vez, estirando sus labios entre mordidas, riendo por su forma de ver las cosas, ella me sorprendía todo el tiempo. Mis colmillos estaban deseosos por penetrar su piel, al igual que mi falo estaba ansioso por destrozar su entrada que se veía completamente húmeda por el pre juego que habíamos tenido, en el cual mi boca se había visto envuelta y completamente excitada. — Señorita Rose, me parece que vuestro interior quiere que lo rompa, vuestros labios no gritan, hablan bastante bien…Mas vuestro cuerpo gime por ti…Todo esto… Todo esto sale de ti…— Susurraba divertido, en lo que dos de mis dedos iban a su entrada y acariciaban la humedad y la otra mano tomaba su nalga, la apretaba, la retorcía y daba una rápida nalgada. Haciendo con los dedos remolinos contra su clítoris para darle una corriente un poco más profunda, buscando darle un pequeño castigo por el placer que no me estaba dando, de escucharla gemir y suplicar. Ella sabía jugar mi juego.

—Si… Me gusta que estéis consiente del castigo que os estáis mereciendo… Por no cumplir mis pedidos, eres una gata mala señorita Rose. Estaba buscando ser reprendida? Porque no tengo pensado retenerme ante lo que os merecéis— Susurraba encantado por sus palabras y una nueva nalgada era propinada en su trasero, tomando una de sus piernas, la subía a mis caderas, al fin, la tenía como quería. Estaba metiéndome en sus profundidades, sí, lo sentía crujir y allí me quedaba, quieto por unos instantes, sintiendo aquel abdomen ajeno moverse. Maldita gata en celo que me ponía como un fuego ardiente y sin detenerla, dejaba que ella disfrute, pues pronto se lo quitaría todo, dejé que mi cuerpo siguiera sus instintos y a la roca la subí, con cuidado de no golpear nada de su cuerpo, simplemente acostándola. Apoyé ambos brazos a los costados de su rostro e insistí en una fuerte y nueva penetración, la haría sufrir, quería ver su rostro suplicándome una vez más, el límite, eso era lo que estaba buscando y lo comenzaba a hacer moviendo mis caderas.

Uno. Dos. Tres embestidas y me salí de su interior de un golpe seco. Secuencia que repetí por al menos cinco veces. Dejando salir pequeños jadeos, impidiendo que la gata desviara la vista de mí. Sentía mi falo hinchado, mi mástil estaba ardiendo y podía escuchar el escozor de esa entrada ajena que me insultaba por lo bajo. Apoyé con una fingida inocencia mi dedo en el puente que cubría su clítoris, aquella parte estaba hinchada, tal como yo y por ello la tomé sin ninguna clase de cuidado, apretándola, subiéndola con diversión hacia el cielo, en lo que miraba fijamente los ojos de la gata. Estaba vez no permitiría que se escape mirando a las estrellas, pues quería que ella misma las imaginara sobre nuestro lecho. Mis ojos estaban plantados en los suyos y mis colmillos relucían, jadeando por la excitación, me mordí los labios y tomé mi falo con una mano, moviéndolo para golpear con él la flor ajena. Un par de golpes y adentro nuevamente, lo más profundo que se podía y de un tirón salía de allí. —Se siente muy bien cariño, no? Tus mejillas tienen un color increíble… Quieres que te haga explotar? Aquí? Ahora? — Preguntaba sobre sus labios y los mordía violentamente, succionando su lengua, tironeaba como si no tuviese fin y de una estocada me metía en su interior y empezaba un vaivén de penetraciones que no se podían contar, insistiendo una y otra vez y cuando sentí que podríamos llegar a corrernos alguno de los dos, me salí por completo y quede postrado contra su entrada, dejando que mi glande se acaricie la punta sensible de ella. Enrojeciéndola un poco más, haciendo que ambos explotemos por dentro. —Suplícame que te haga correr, o dime, quieres que tus pezones lo hagan por mí?— Mi pregunta salía con una sonrisa triunfante y mis dedos fueron a sus pezones y empezaron a retorcerlos, masajeándolos con la fuerza suficiente para que se pongan más rojos y nítidos. Los retorcía con el pulgar y el índice, como si de mí dependiera que se prendan fuego. Mirándola fijamente, esperando a encontrar en su rostro el pequeño estirón que me diga que se estaba por correr y de encontrar ese instante, soltaría aquellos botones, volviendo a cancelar la intención de que se corra.

“Aguanta, aguanta hasta que sientas que te desmayas. Porque hasta ese instante, no permitiré que salga una sola gota del más exquisito placer. Mantenlo acorralado y cuando yo te diga, te lo haré expulsar todo junto.”

por **Thalie De Rose** Lun Jul 22, 2013 2:09 am

Borra todo en mi...
llena mi cuerpo, mi mente y mi esencia de ti.

Me conocía casi de la misma manera en la que yo misma lo hacía, sus roces, sus besos, todo lo que hacía sobre mi cuerpo lo hacía en el lugar y en el momento correcto. Cada palabra que salía de sus perfectos labios tenía una finalidad oculta y tentadora en mi contra, y todo lo que le respondía eran cosas que antes había planeado escuchar. Injusticia, eso era todo eso porque en momentos en los que pensaba que él podía ser completamente mío, con cosas como esas me recordaban que estaba enteramente a su merced y que mis deseos solo serían saciados si él lo quería, pero yo no tenía nada verdaderamente valioso que perder.

No me gustaba que hablara, pero creía que debía sentirse de la misma manera cuando yo lo hacía. Las palabras solo saturaban huecos que estaban ya llenos del deseo y de las cosas que nuestros cuerpos eran perfectamente capaces de transmitir al otro. Para mi al menos era de esa forma, aunque puedo decir que quizás sea así por la naturaleza animal que poseo, no lo sé.
- Como no habría de estar mi cuerpo así, teniendo tu aroma y tu cuerpo tan cerca de mi - Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero cuando sus dedos rozaron mi entrada, haciendo más notorio lo que ambos ya sabíamos de mi misma, estaba por decir algo más cuando un gritito salió de mi boca por la sorpresa que me provocaba su nalgada sin dar tregua aún a mis puntos sensibles. El vampiro jugaba demasiado bien en mi contra.

Hero entraba en mi, mientras yo ronroneaba por las sensaciones que me provocaba. Era deliciosa la manera lenta en la que se deslizaba en mi interior mientras que mi cuerpo rogaba por que se moviera y no solamente se mantuviera estático, me hacía sufrir de manera monumental y por eso mis caderas habían tomado la decisión de moverse. Claro que aunque disfrutaba yo, era inevitable que el disfrutara también de lo que hacía y por eso continúe con los movimientos. Mi cuerpo fue movido por Hero, quien me coloco con cuidado doble la roca y justo antes de que volviera entrar profundo en mi le mordí el brazo que quedaba más cercano a mi rostro, justo cuando las cosas se ponían interesantes y él tomaba el control sobre lo que me hacía, como si en algún otro momento yo hubiera tenido el control.

Mirarlo mientras me tenía de aquella manera, se estaba aprovechando de mi. La forma de Hero pasaba de la oscuridad a la luz, de la suavidad a la rudeza; esos cambios, a pesar de que llevábamos tiempo haciendo lo nuestro, aún era incapaz de notar cuando sucederían esos cambios. Una gata que no podía notar esa clase de cosas… mis sentidos se nublaban por él y eso era lo único importante.
El cielo podía colapsar si quería, pero mi mirada no se apartaría de él. De esos ojos que me devolvían mi propia figura pero más que nada me transmitían calidez, seguridad y deseo.

De mi boca salían jadeos ante sus embestidas y mi espalda se curveaba cuando mi interior quedaba vació por apenas unos segundos, aún así no tenía suficiente y mis piernas intentaban traerlo de nuevo a mi. Mordía fuerte mi labio inferior sin darme mucho cuenta de eso, mi atención radicaba en otros sitios.
- Demasiado bien … pero eso deberías saberlo bien ¿no? - mi voz salía entrecortada pero no por eso dudaba en hablar y más cuando estaba segura de lo que decía. Sus jadeos, su mirara, sus movimientos y su miembro dentro de mi una y otra vez confirmaban mis palabras; por eso no encontraba la necesidad de que me preguntara algo así. Pensaba volver a responder a sus palabras hasta que sus labios acallaron mi voz y su cercanía en combinación que todo perdieron mis pensamientos en un mar profundo de sensaciones cada vez más placenteras.

Mi respiración se agito más, los jadeos eran contenidos por sus labios, mis caderas se movían y todo mi ser se estremecía. Gruñí de frustración cuando salió de mi, no quería que eso pasara y no me importaba si se detenía pero no deseaba que saliera de mi así que le arañe los brazos.
- No hagas eso, dentro… te quiero dentro - levantaba mi cuerpo levemente, buscando esa cercanía que tanto necesitaba, quería fundirme con él y desaparecer del mundo - ¡no!… deja…tramposo… - mis pezones reaccionaban apenas al mínimo roce que tuviera con ellos, pero eso no le era suficiente, quería que suplicara y yo por mi parte estaba dispuesta a resistir cuando pudiera por no hacerlo - dije deja… - su sonrisa me derretía incluso más y ante su tacto me estremecí de manera leve. Mi resistencia era muy poca a como yo deseaba que fuera - Vamos Hero… haré lo que quieras… pero, por favor - mi voz salió débil y mis ojos no se apartaron de él. Mis manos recorrieron mi cuerpo lento y también las partes que podía alcanzar bien de él - por favor… - volví a decir esta vez esperando que no se detuviera más, aunque eso terminara por partirme o matarme.

por Invitado Dom Jul 28, 2013 5:47 pm

“Me gustas así, tan perfectamente moldeable a mis deseos, eres la magnífica esfinge que me hace el acertijo. Eres un crucigrama que deseo terminar, mover las fichas hasta desbloquear tu cuerpo, meter la llave profundamente en ti, abrirte de par en par para sumergirme en tu todo”

Sus ligeras palabras eran astillas de placer clavadas en mi espalda, aquel gritillo que provocó un volcán en mi cuerpo. Maldita aquella gata que desataba mis más oscuros deseos. Maldita aquella forma de ronronearme, que ponía mis motores a funcionar a máxima potencia. Dejarla exhausta hasta que ya no pudiese hablar. Pues aún yo, sin necesitar de respirar, sentía que me faltaba el aire y más cuando entraba en ella, aquel fue el momento culmine donde solo podía escucharla y mis labios quedaron sellados por jadeos imperceptibles, pero constantes. Mis manos cuidadosas iban a su busto, lo acariciaban y luego lo apretaban, mientras mis caderas se hundían cuidadosamente en las ajenas. Hasta llegar a toda esa profundidad carnosa que estaba devorándome. Sentía aquella textura lustrada en su interior. Me llamaba, me gritaba. La roca hacía lo suyo con sus cambios de temperatura y la felina buscaba aprovecharse de aquella situación en la cual me veía obligado a fijarme donde estaba apoyándola. Y esos colmillitos se hundían un poco y un ligero jadeo salió rasposo de mi garganta. La observé y negué en forma de reprobación, lo que me llevó a penalizarla. – No juegues sucio… O será peor… - Mi amenaza se cumplió cuando dos de mis dedos se apoyaron rápidamente en su pezón y lo torturaron en forma de giro y empuje hacia arriba. Soltándolo rápidamente para ahora apoyar mi mano entera en aquel busto, dejando el punto rojo entre dos de mis dedos, que se jactaban en masajearle, bombeándolo como si algo buscara sacar de allí.

Y nuevamente me movía, mi mano libre hacía subir una de sus piernas, la sujetaba desde la pantorrilla, me daba más espacio, me metía y empujaba con fuerzas. La observaba tan fijamente que todo a mí alrededor parecía estar vacío. Aquellos labios que se estaban mordiendo, eran los celos infinitos. Y por ello fui allí y los devoré como bien se lo merecía, tironeando el inferior, jadeando sobre ellos, mientras mis caderas se movían y el constante sube y baja en mi miembro me hacía temblar. – Esos labios son míos… No me provoquéis mordiéndolos. – Susurraba sacando mi miembro por completo de ella, dejándolo sobre su clítoris frotando un poco mi erección allí, que necesitaba prontamente que haya una nueva intromisión en su cavidad. Pues la sentía explotar, necesitada como hacía mucho no estaba. La extensión estaba dura, recta y cuando la volví a meter en aquella hermosa cueva me jacté de moverla a un costado, agrandando un poco el área recorrida, que de poder llegar más al fondo lo haría, pero mantenía el cuidado exacto, para que solo el placer hurgara en aquel cuerpo gatuno. – Dentro, dentro~ que gatita más deseosa… - Me burlaba, aunque yo también lo necesitaba y por ello la volvía a penetrar después de la pronta salida. Y jadeando pausadamente insistía en los empujes. Frotando su punto exacto, cuando llegaba a él lo notaba, pues aquel cuerpo ajeno retumbaba entre mis manos, declarando que estaba en el lugar indicado, pero me retiraba al instante, me iba a los costados, para no dejarla correrse.

- Que así sea entonces… Cabálgame. – Declaré y la subí a mis piernas, apoyando ambas manos en sus nalgas para poder atraerla a mí. Masajeando un poco aquella parte, moviéndola para así sentir también el movimiento en sus labios exteriores. Succionaban mi falo sin deseo alguno de que me escapara de aquella cueva, que parecía querer que me mudara allí dentro y yo no estaba dispuesto a hacerlo, no hasta escucharla rogarme que me quede. Sentirla tan cerca me dio hambre y mis labios fueron a esos pezones que me estaban buscando, tan parados y rosados que no tardé un segundo en ponerme a amamantarme de ellos. Mi lengua bailaba con aquel eje, danzaba a su alrededor y mis caderas se movían mis dedos iban por toda su espalda, empujaban contra mi cuerpo y cuando mi boca se detuvo la miré y le sonreí, nuevamente mis dientes quedaron todos expuestos y golpeé una de sus nalgas, buscando que sus caderas empiecen la danza sobre mí. – Baila, baila sobre mi cuerpo, quiero que me demostréis lo mucho que vuestro cuerpo se puede mover. – Mis manos sujetaron su cintura y empezaron de arriba abajo, tan tan profundo que la punta de mi miembro no paraba de dar contra el final de su interior, en aquel lugar tan maravilloso. Estaba viendo las estrellas, ni siquiera sus rasguños podían sacarme del trance. Tan sumido en el placer que no me daba cuenta lo rápido que iban mis inmortales músculos. Una máquina que no se detenía y esperaba a que ella misma diera más movimiento, la aplastaba y la alejaba, mordiendo mis labios por la sensación tan al límite que estaba provocando. Me correría. No había dudas que pronto lo haría y la llenaría por completo. La dejaría sin la más remota posibilidad de movimiento, estaba descarado por hacerla tener el mejor orgasmo de su vida. Que jamás se pueda olvidar de quien era ese cuerpo. - Me perteneces. – Le hice recordar, observándola en lo que seguía moviéndola sobre mí, desenfrenadamente que estaba seguro de que no podría hablar. De solo ver el movimiento de sus bustos, notaba que siquiera podría respirar demasiado. Era el placer absoluto.

“No tengo intención de detenerme, no está que declares que ese cuerpo es mío y solo mío.”

por **Thalie De Rose** Miér Ago 21, 2013 3:14 am

Cada acción y cada movimiento formaba parte de un perfecto juego en el que ninguno quería perder pero al mismo tiempo ninguno deseaba ganar, los juegos sucios eran permitidos sin ningún limite más que las reprimendas que el otro pudiera tomar dependiendo de los deseos que esos actos aparentemente inocentes fueran capaces de generar en el otro.
Mis caderas buscaban que aquel miembro entrara más profundo en mi interior, que moldeara mi interior a su antojo y que solo él pudiera entrar en mi después de todas esas noches que pasábamos juntos, que nadie más que él pudiera ejercer en mi este hechizo que tarde o temprano hará que pierda la cabeza gritando su nombre y anhelando sus caricias que algunas veces eran dulces y otras salvajes.

Sus dedos jugaban injustamente con mis pezones, que con cada nuevo toque, roce y presión de su parte se tornaban más y más sensibles al punto que su el mínimo contacto con ellos generaba que mis caderas se movieran más violentamente, la excitación que sentía se encontraba en los limites y solo quería que no se detuviera nunca.
- Aah ~ no juego sucio, juego como se debe… - jadee y le mire creyendo que esa amenaza no se vería cumplida pero mis ya de por si sensibles pezones sufrieron de su castigo y eso me llevo a morder fuertemente mi labio inferior hasta que de manera inconsciente le hice un corte y entre abrí los labios ante el placer que esa forma en la que me tocaba provocaba.

Había vuelto a morder mi labio y eso provoco de nuevo una reacción en él, no estaba muy segura de lo que había sido en esa ocasión pues sus embestidas eran cada vez más rápidas y fuertes lo que nublaba gran parte de mis sentidos. Tenerle cerca de mi era lo que necesitaba, sentir su toque que arrancaba el aire de mi alcance deseaba poder gritar su nombre en la oscuridad de la noche pero me era sencillamente imposible, nuestros cuerpos se movían en completa armonía como si siempre hubiéramos sido uno solo y no dos cuerpos diferentes.
Mi cuerpo ya no se encontraba bajo mi control sino que estaba enteramente al servicio de cualquier movimiento que realizara Hero, dispuesto a reaccionar en busca de más ya fuera acercando mis caderas, jadeando, acercando su cuerpo al mío deslizando mis manos deseosas por su torso.
Su pequeña burla más que hacerme rabiar me incendio por dentro.
- Si… - le sonreí - soy lo que deseas…. soy lo que necesitas… - me tome de sus hombros entonces para levantarme un poco y pegar mi cuerpo a él, manteniendo nuestras caderas en aquella danza que tanto requeríamos. Cuando mi cuerpo se pegaba a él le bese el mentón y después el cuello para de ahí lamer su hombro.
Existían instantes en los que creía ya no poder resistir pero mi cuerpo era bien conocido por Hero y de alguna manera frustraba a mi cuerpo.
- Malo~… - más que una palabra fue una especie de ronroneo, como un gato que busca que lo consientan y le den lo que tanto esta esperando, justamente así me encontraba yo en esos momentos.

En un inesperado giro de eventos termine sobre él, admirando su cuerpo debajo del mío; incluso aunque en esta ocasión al estar yo en esa posición parecía que tendría un poco de control eso estaba muy lejos de ser la verdad. Sus manos se apropiaban de mis nalgas y me llevaban a moverme aunque aún no pensaba en eso pues recién me acoplaba a la nueva posición en la que nos encontrábamos y a la cual no paso mucho tiempo antes de que de manera involuntaria comenzara a moverme, sin la necesidad de que sus manos me movieran mientras yo colocaba las mías en su torso.
De la forma en la que estábamos llegaba mucho más profundo dentro de mi, que era decir demasiado pues dudaba que eso hubiera sido posible en algún momento pero ahí estábamos, y de mis labios ya no podían salir palabras solo jadeos y gemidos, estaba en el cielo y en el infierno en el mismo instante y no quería dejar de sentirme de esa manera ni un instante. La afirmación que salió de sus labios solo provoco un estremecimiento en todo mi cuerpo, era imposible negarlo, ninguna parte de mi ser diría que no… yo era completamente suya.

Los músculos de mi cuerpo se estremecían y mis uñas se clavaban en el frío y perfecto torso del vampiro, mi cuerpo ya se estaba preparando para lo inminente, para lo inevitable; el final de la danza que venía desde tiempos antiguos estaba por llegar a su fin. Su miembro se sentía caliente en mi interior pero también me decía en el silencio de palabras de nuestro acto que estaba en su limite y que ya casi era el momento de volver a la realidad, una realidad en la que no brillaba el sol cuando no estaba y el calor no llegaba a mi cuerpo pero aún no llegábamos a esa despedida inminente, y por esos momentos finales disfrutaría.

por Invitado Lun Ago 26, 2013 3:19 pm

“Corrompe mi alma, al unísono con la propia. Devuélveme todo aquel placer que te he dado, en mil gemidos de placer. Desviste tu interior, deja que solo yo pueda entrar en ti.”

Siendo seducido por su musa, me tambaleaba en el abismo del placer. Entre una frontera y otra, sin saber que es realmente lo que quería. ¿Detener aquella estantería de gritos que se estaba cayendo o hacerla explotar contra el piso, dejando que los libros se rompan y que solo queden hojas sueltas en el limbo? Sus pulposas piernas se entrelazaban en mí, le ponían un punto final a aquel juego del que era protagonista su entrada. Me proponía divagar más profundo en sus cavidades, sin dejar ni un pequeño nido de aire en su interior. Sonriéndole con calma, aplastando sus bustos con ambas manos y con el debido cuidado, manteniendo la sintonía que habíamos marcado, sujetando con la otra mano aquella cintura, haciéndola revolotear de un lado a otro. Descubriendo lo mucho que yo me quería correr. Estaba casi sintiendo que me desmoronaba. Pero yo no perdería, la batalla se hacía más severa y me ponía serio en jugar sucio. Pasando muy suavemente una mano por aquel hueso de la pelvis que la haría saltar por el suave cosquilleo. Relamiendo sus labios y luego los míos, al tanto negaba y jadeaba, acariciando su nuca, deseando no soltarla jamás. Era una increíble droga que hacía poco había conocido. Sus palabras provocaban que mi libido suba y yo me preguntaba si había algo más sabroso que lo que estaba sintiendo ahora mismo. Con mi cuello estirado, dejándolo expuesto para ella. Que lamiera, que recorriera mi piel como bien sabía, mientras se escuchaba el golpeteo de ambas zonas consumadas la una contra la otra. Aquel frote que existía al final y el suave zumbido que se recorría por nuestro interior, como si se cargara más combustible para nuestros sistemas.

— Jamás tan malo… — Respondí apenas con un beso rodeando sus mejillas, sintiendo aquellas manos en mis hombros que hacían que mis bellos se apuntes hacía afuera, como la piel de un pollo sin plumas. Jadeando muy suavemente, dejando la boca entre abierta, como si necesitara con urgencia un poco de aire. Pues se estaba yendo, ella al igual que yo, necesitaba consumirnos, pues se estaba yendo todo. Estábamos quedando en el vacío. Las sacudidas que su cuerpo gatuno empezaba a dar me volvían loco, me estaba por correr, me mordía los labios hasta hacerlos sangrar para contenerme, siguiendo con ambas manos sus movimientos. Estirando mi cabeza hacía atrás, mis músculos se tensaban, se marcaban completamente por la fuerza que estaba ejerciendo. Pero mi boca deliraba por tener aquellos péndulos que se movían en la boca. Y así me acerqué, los amanse en mi boca, las sacudidas hacían que ella se vaya hacía atrás y por ende se estire su piel, pero yo me seguía acercando, acorralando su pezón entre mis labios, abrazándola por la cintura, mientras las sacudidas se hacían casi invisibles, jadeando bajo, exigiendo a esa musa que me dejara respirar, pero en el menor descuido me correría del todo. Así que machacaba mis ganas en sus hermosos pechos. Apretando la boca y la nariz contra ellos, siguiendo el movimiento animal de mis caderas, insistiendo en ir más profundo. Pero ya no había más nada a lo que pegar, estaba en el final, y quería seguir el bombeo, seguirlo hasta que ambos nos corramos en una sacudida próxima, cercana… En ese mismísimo instante.

Me estiré, me contorsioné, sentí un apretón por dentro y mis dientes se juntaron dando un rechinado sonido. Mis dedos al igual que los ajenos se clavaron en sus caderas, procurando no lastimarla, solo sujetarla. Moviéndome un poco más, buscando que todo mi cuerpo entre en el clímax. Mirándola fijamente, mis ojos estaban aguado, mis labios rosados, estaba tan agitado que apenas reconocía le mucho tiempo que había pasado. Empezaba a dejar que todo salga dentro de mí, la movía para poder abrazarla, para poder darle las últimas estocadas, quedando pegado a su interior, sin salirme, como si me hubiese quedado pegado, la estrujaba y de un sonoro jadeo dejé salir todo. Empezaba a llenar aquel interior que tanto adoraba, sujetándola para que no pudiese escapar, insistiendo en que disfrute de la sensación de mi semilla entrando en ella. — Me gustaría poder dejarte embarazada, para tener mil hijos contigo… — Susurré en su oreja de forma más que provocadora. Saliendo y entrando en su interior una vez más, para volver a botar más de mis líquidos, buscando sentir aquel apretón que su vulva me regalaba. Golpeando como si no quisiera que aquello finalice. Y cuando ya mi cuerpo no pudo más, me abracé, me sujeté con fuerza y encanto a ella. Le besé y torturé con sonrisas dulces, acariciando sus cabellos, acomodándolos, pues habían quedado a los lados por aquel desenfreno que habíamos tenido. — Estas bien? Cami… Mmm... Te quiero... Te amo~— Volví a regalarle otra sonrisa, mordiendo su labio inferior, ingiriendo un poco de aquella sangre que tanto me seducía, perdiéndome en sus ojos, quedando simplemente atontado por la belleza que ella tenía, por cómo me había cautivado como ninguna mujer antes había podido.

“El sol tarda en acercarse, solo para que ambos dos nos podemos besar infinitamente bajo el cielo.”

por **Thalie De Rose** Dom Sep 22, 2013 6:41 pm

He decidido que solo tú puedes jugar conmigo,
así que amame y alimenta la flama para quemarnos hasta el cielo.

Nada dura lo suficiente como para mantenernos en el sueño que se encuentra tan lejano a la realidad y que como el cuerpo de Hero era perfecto. El reloj que desee que se detuviera no lo hizo en ningún instante y nuestros cuerpos imploraban ya por encontrar el final de aquel sueño, en una explosión tan maravillosa que sería difícil que alguno le olvidara pronto o al menos le recordaríamos hasta que nuestros cuerpos exigieran de nueva cuenta un encuentro como aquel. Tenía la esperanza de que ese nuevo encuentro fuera pronto, quizás más pronto de lo que si quiera podía imaginarlo.

Una de mis manos subió para limpiar de su labio la sangre que corría de él mismo. Me contuve a mi misma de inclinarme y probar un poco de ella, pues sabía que podía volverse una adicción para mi, tanto como lo era ya su cuerpo y eso sería malo para ambos. Malo pero divertido, por lo que después de aquel acto mi mano volvió de nuevo a su torso el cual recorrió lentamente manchando un poco de su misma sangre sin que en algún momento los movimientos de aquel encuentro se detuvieran.
Su boca tomo preso un de mis pezones de nueva cuenta y un quejido salió de mis labios mientras que mi interior aprisionaba cada vez más su miembro, anunciando finalmente lo que ambos sabíamos que estaba por ocurrir. Mis manos tomaron sus cabello e incline la cabeza para que su olor no se escapara de mi, que todo lo que él era llenara mis sentidos en esos momentos finales y que nada de él me dejara nunca más.
La combinación de lo todas sus potencialidades era lo que lo volvía tan perfecto para mi, no encontrar alguien mejor que él para consentir esa parte felina de mi, que se negaba a otros pero era dócil y siempre dispuesta solo por su existencia.

Descendió mi agarre por su espalda, mi mirada le buscaba a él. Mi respiración era agitada, el aire no alcanzaba a llegar hasta mis pulmones de la manera en la que debía pero con aquellos movimientos que realizaban nuestros cuerpos no era de extrañarse que fuera complicado que respirara de una manera adecuada.
En un segundo que no pude prever mis uñas se clavaron a su espalda, al tiempo que la mía se curveaba algo así atrás; de mis labios salió un gemido más intenso, más prolongado que los anteriores. Un escalofrío que era siempre complicado describir con palabras corrió por mi cuerpo entero y mi femineidad palpito recibiendo todo lo que de él fluía.
- Yo lo sé… - susurre con dificultad. Yo se lo había comentado ocasiones anteriores, no habría podido ser más feliz si pudiera tener los hijos de Hero, pero debido a su naturaleza eso era sencillamente imposible.
Con las ultimas embestidas me abrace fuertemente a su cuerpo, buscaba sus labios para besarle, para decirme a mi misma que no había sido simplemente un sueño maravilloso si no la realidad misma.
- Demasiado bien… - respondí a su pregunta mientras buscaba su mirada alejando mi cuerpo de él un poco - Sabes muy bien que también te amo, aunque seas cruel conmigo - sonreí por esa mentira que le decía, mientras esperaba que mis latidos volvieran a armonizarse y mi respiración se calmara.

Bese su hombro y su cuello para después cerrar los ojos y relajarme un poco entre sus brazos. Para que los rayos del sol hicieran acto de presencia aún faltaba bastante tiempo.
- Quedemonos aquí un poco… - insistí entre sus brazos. No teníamos razones para irnos, no aún y por ese sencillo motivo fue que permanecimos ahí aguardando a que mi cuerpo se normalizara un poco más, para después, regresar al mundo que estaba más allá de ese lugar sin importar que tanto nos negáramos a ir hasta el.
Al menos solo un poco más, estaría con quien más lo deseaba bajo el cielo nocturno.

CERRADO

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