La novia fue infiel a la muerte con un alma inocente [Salomé Ameris][+18]

por **Ionemarië** Sáb Mar 09, 2013 5:01 pm

Una tarde sin esa persona es como un martirio, pero ir arrastrada, no es que le gustara demasiado. ¿Por qué? Bueno, prácticamente te habías enterado de que quien es tu dueña ahora, dirige tu bienestar, te cuida y te da un techo en el cual cobijarte, supones que no será nada, pero no tienes más remedio que asistir como su ayudante ¿No eras su ayudante? O su asistente? Bien, pues ahora tienes que seguir con ello, no puedes llevarte la pena por más tiempo, debes de olvidar a quien un día querías.
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Estabas con vestido bien entallado, dejando ver tus mas bienes atributos y era de color negro, tenias un bonito moño en la cima de tu cabeza y un gorro negro con tul de red sobre este. Estabas matadora mente irresistible, hasta podrías ser novia de la muerte, pero no, ahora tenías que ocuparte de ayudar a tu nueva jefa, Salome Ameris, bien loca que estaba según tus sueños que tuviste la otra noche dentro de una cama bien acolchada y con muchas sabanas y tela por dentro.

Estabas quedándote sin habla cuando paso por tu lado exactamente igual que tu, de negro y de encaje y marcándole todo su cuerpo. Pusiste al verla una cara de decepción, después lo dejaste pasar con un suspiro y te sentaste a la mesa a desayunar. Hoy irías al cementerio pero ¿Y después? El funeral, si, pero ¿después? No lo sabías, no sabías el futuro. Estabas quedándote tendida de lo dormida que estabas a horas tan prematuras del día. Suspiraste terminando de desayunar y te levantaste de mala gana, tiraste el café sobre la mesa y nada te importo y salió de la sala del comedor donde dejaste a Salomé.

¿Pensaste lo que hiciste? Seguramente no lo pensaste, no, eras aun inexperta en aquel nuevo mundo sin...ya no te acuerdas de su nombre. Era increíble cuando alguien te hace daño le olvidas o le sigues recordando, pero tú la olvidaste y te extraño el haberla olvidado. Seguiste tu camino hacia el jardín donde hacia un día nublado y se avecinaban unas nubes negras.
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Ya habían pasado varias horas desde el desayuno y estabais en un funeral. Tu al lado de Salomé y te escocía la cara, la mejilla derecha y la sentías palpitar. Te habías llevado tu merecido con una advertencia de tu jefa seguramente. Ahora estabas en silencio. Escuchando las palabras de aquel cura.

por **Salomé Ameris** Dom Mar 24, 2013 3:53 pm

Para ella eran como fiestas en donde celebran algo que debía celebrarse. No las veía como algo triste, para ella era tan divertidas que debía acordarse que las personas comunes estaban pasando por una pena, pues si no lo hacía, llegaría a entrar en un trance por tantas carcajadas que se iba a echar, apostaba que iban a ser tantas que su costillas los lamentarían. Era una de las partes de su trabajo, que menos le emocionaba, le encantaba ser la mano artística que nunca seria vista, pero en ocasiones eran familias de buenos “amigos” y por simplemente cortesía iba a ese lugar. También lo había por trabajo, siempre se escuchaba más de lo que debía en lugares así y salome no se perdería la oportunidad de encontrar información importante que pudiera servir para otra persona, algún otro ser humano que estuviera interesado en algo y pagara un buen precio por la información.

Odiaba ir sola, pero por suerte había encontrado a alguien sumisa, era prácticamente tan perfecta que parecía sacada de sus sueños. Como siempre Ameris tenía su vestido negro en su cuerpo, un sombrero pequeño adornado con tul en su cabeza rubia. Su compañera estaba radiante con aquel color, el negro siempre hacia ver bien a las personas. Aquel mono, bañado y vestida con ropas finas se veía muy seductor, pero sabía que aun era una persona de poca clase, así que le ignoraba completamente. Desayunaron, como siempre salome estaba tranquila aquellas horas del día, pero rápidamente sintió que todo se había acabado, la paz se había esfumado cuando vio su mantel manchado de café. Dejo salir un gruñido bajo mientras terminaba su desayuno. Le dejo pasar unos segundos ¿Dónde estaba su mente? Se pregunto comenzándose a malhumorar, aquella mujercita no tenia descaro, había hecho algo malo y no se había disculpado.

Los otros empleados miraban a Salome preocupados, sabían cómo era ella y con lo que había hecho Io, se la iba a llevar mal, todos esperaban que la sujetara de los cabellos antes de que saliera del comedor, pero ella no hizo nada, solamente se quedo tomando su taza de café, luego se levanto caminando hacia donde se había ido la joven. Lo único que hizo fue llamarla, el chofer ya estaba esperándola, ella atendió algo distraída, pero lo hizo, Salome salió de su mansión junto con ella para adentrarse en el carruaje. Pasaron solamente unos minutos, los cuales se convirtieron en una hora hasta llegar a lo que sería el entierro, en donde darían el sermón para luego llegar a su parte favorita, cuando bajaban al muerto y todos chillaban y gimoteaban como cerdos. El chofer se detuvo, pero antes de que ella pudiera bajarse le sujeto la muñeca –Niña traviesa…- susurro apretándole con fuerza la muñeca –parece que no has sufrido lo suficiente de hambre como para saber que tan valioso es la comida- le gruño mientras poco a poco se acercaba cada vez más a su cuerpo, acordándola en aquel pequeño carruaje.

Le acaricio con su mano libre la mejilla, aquella linda y pálida mejilla que luego se volvió roja por la bofetada que le regalo como lección, ahora sabría que como debía comportarse, ella salió primero con una sonrisa amplia para sentarse en uno de los primeros puestos en donde también había un puesto libre para ella, alzo la mirada, parecía que el cielo quería llorar… que decepcionante, pensó, el cielo era débil como la persona que estaba junto a ella –Mona vestida de seda, mona se queda- susurro con un aire despreocupado mientras comenzaba a sentir que la mierda que el cura hablaba le estaba provocando mucho sueño antes de tiempo.

por **Ionemarië** Lun Abr 01, 2013 10:17 am

¿En qué momento pensaste en que te ibas a librar de su furia?

De reojo estabas frente a una misa que te estaba aburriendo a ti también pero tan solo mirabas hacia las afueras por las ventanas de la capilla. El tiempo se nublaba y ¿Cómo PODIA SER? Estaba ahí de nuevo, aquella mujer que estaba hace un buen tiempo contigo, y de nuevo agarrada de ese hombre. Miraste a Salome y solamente la miraste. Estabas temblando pero tomaste la mano de Salome y te uniste a las lagrimas de los demás, pero entonces dijiste “Esta ella afuera” en un susurro en el oído ajeno de Salome.

No sabias si te había entendido, pero después hiciste una señal hacia un lado para hacerla ver de lo que viste, miraste también hacia allá y después señalaste hacia la pareja que daba un paseo por las tumbas y se paraban en una de ellas. Jesús parecía que lo hacía aposta. Finalmente, la misa termino, los invitados al funeral se reían, otros seguían llorando. No entendías las risas. Alguien se había muerto, eso era triste de verdad, no era para que alguien comenzara a llorar.

Suspiraste y cuando pretendías salir con tu jefa, aquella mujer que te conocía, te vio y te llevo del brazo, te llevo hacia otro lado bien adentro de los bosques del cementerio, dejándote con ella y con tu alma quebrada. No la mirabas, querías que se pudriera y querías estar con Salome, pero la miraste y te volviste a enamorar de su mirada, de su cabello y de su rostro y lo que no llegaste a pensar es que ella te volviera a besar de nuevo, pero lo hizo de un modo apasionado, tomándote de la cintura, apegándote a ella y mordiéndote los labios, te puso en el suelo de la hierba de aquel sitio, suspiraste cuando te dejo respirar pero después te puso sobre el suelo, ella se puso sobre ti y comenzó prácticamente a violarte con sus caricias.

Te levanto el vestido negro de tus piernas, pero tú no sabias el porqué de tu estado neutro. No reaccionabas como antes y entonces la apartaste de un solo movimiento con tus manos y la miraste con la furia de las diez plagas de Egipto- ....No te vuelvas a acercarte a mi...-recrimino-...-no dijiste nada, te levantaste y suspiraste-...Olvídame...-la miraste y te recolocaste el sombrero de tu cabeza, pero te lo quitaste porque estabas incomoda y se caía todo el rato.

Después de un rato en que la dejaste a solas, volviste hasta donde creías que estaba Salome. Pero no había nadie alrededor, ni ya había invitados en el velatorio. Suspiraste y te quedaste quieta...No sabias a donde ir. Tu sabias en lo que te metías relacionándote, pero ella te salvo de una vida peor...al igual que Salome lo hizo contigo salvándote de aquellos hombres que querían tomar....tu....inocencia. Oh dios mío eres virgen aun! ¿Qué harás? Suspiraste y seguías buscando a Salome. Esa mujer terminaría con tu paciencia y bueno, te habías ido...o bueno, te habían arrastrado- ¿Salome?

por **Salomé Ameris** Dom Abr 21, 2013 3:18 pm

Los sentimientos de las personas llegaban a ser perturbantes, la cambiante chasqueo aburrida su lengua mientras ladeaba su cabeza hacia un lado mientras escuchaba las palabras de aquel viejo sacerdotes, ni el mismo creía lo que estaba diciendo, se le veía en su rostro lo poco que entendía sobre la biblia, Salome sentía que si ella llegaba a adentrarse a ese lugar, pronto llegaría a tener unas mejor explicación y eso sería solamente con palabras recordadas de cómo su padre daba las misas, muchos quedarían asombrados de aquella mujer y la llamarían una gran creyente, para luego ella reírse en sus caras. Algo la caso de sus fantasías, un extraño calor recorrió su mano –¿Lucia?- susurro sin pensarlo, cuando miro hacia abajo, pero solamente estaba la mano de su empleada, de su mascota, estaba llorando, la cambiante ladeo su rostro estaba un poco confundido, pero no aparto su mano, hasta que escucho el leve susurro de la chica… ahh… sentimientos, los sentimientos hacían débiles a las personas.

Había visto a aquella pareja, hace un rato, pero no dijo nada, asa que simplemente miro hacia el sacerdote mientras seguía tranquilamente la ceremonia, pronto acabaría, pronto el muerto seria enterrado y la noche caería y todos se irían corriendo hacia sus cazas con miedo de que algún ser malvado los atrapara. ¿Acaso no sabía que había seres a su alrededor? Podía oler otros cambiantes cerca, algunos cuantos licántropos regados por allí. Había terminado, Salome camino seguida por su pareja o eso pensaba, pronto fue invadida por algunos hombre que querían hablar con ella, sobre negocios y otras cosas, salome miro hacia los lados esperando ver a su sirviente, pero no la encontró, gruño por debajo y luego simplemente se hundió entre las conversaciones de aquellos hombres, era interesante, eran trabajos más bajos y divertidos, ella sonrió y siguió la conversación.

Luego de unas cuantas palabras más, Salome comenzó a caminar hacia donde se debería encontrar la joven mono, pronto la vio un poco desorientada, parecía desaliñada a lo mejor se había caído, pensó la cambiante alzándose los hombros, llego a donde estaba ella y le miro de reojo –Creo que te debo poner una correa, mono- dijo con cierto ronroneo en sus palabras. -¿Dónde habías estado?- pregunto. Un olor extraño estaba en su cuerpo. Podía oler la fragancia de la hierba, pero también de la presencia de otro ser, la dama, la socia de la muerte gruño por debajo, enfurecida, eso parecía en sus ojos que poco a poco recorrían el cuerpo de la joven.

-¿Crees que alguien te salvara de tu dolor?- pregunto Salome dando dos pasos fuertes hacia donde ella estaba, pero notablemente retrocedió, no quería hacerle daño a la muchacha, en ese momento no -de nada servirá que te revuelques en tu pesar, tu dolor seguirá así de vivo como esta- se alzo de hombros lográndose controlar. Alzo su mano y se la puso en la cabeza de la joven. No sabía lo que hacía, trato de dar algunas caricias, eran torpes, pues nunca había devuelto cariño, nunca había sentido la necesidad de arrullar a alguien cuando veía a sus ojos llorosos. Cuando veía ese tipo de ojos, solamente los sacaba de sus cuencas y ya no debía que mirarlos más, pero con ella solamente quería tranquilizarla y limpiar sus lagrimas. Por unos segundos se sintió como su hermana, ella era más comprensiva, más amable y cariñosa, Salome siempre había sido la más estricta y severa de todos. Acomodo sus cabellos, le quito cualquier suciedad que hubiera podido agarrar, acaricio su rostro, le quito las lagrimas que hubieran podido caer al suelo y luego beso sus labios, de forma lenta, nada apasionada, pero beso aquellas cositas carnosas que había en su rostro, beso también sus mejillas, las dos las lleno de besos.

por **Ionemarië** Miér Mayo 01, 2013 9:33 am

…………She wore blue velvet
Bluer than velvet was the night
Softer than satin was the light
From the stars………

Sus besos eran como terciopelo sobre los tuyos, suaves como el satín que el brillo de las estrellas que producían por la noche, de un oscuro sentimiento nacía un nuevo pensar sobre la novia de la muerte que le era infiel con sus besos en tus mejillas rosadas por el rubor de la tristeza y las lagrimas que eran causadas por el mismo calor que hacía en el mes de Mayo. Era un precioso y caluroso recuerdo que a través de los años te causarían alguna que otra risa.

Todo lo que querías lo tenias pero el dinero y la notoriedad la cegaron y eligió esa vida en vez de a ti. Ahora te esperaba otro futuro quizás al lado de Salomé, quizás no, pero no tenias nada en este instante que su compañía, que a pesar de que no te gustaba estar a su lado, ahora deseabas algo impuro con ella, pero.. ¿Ya lo habías hecho? ¿No? Entonces te diste cuenta de que quizás querrías luchar por Salomé, pero entonces querías responderle al beso lento que te dio hace unos momentos, te acercabas a sus labios pero viste de reojo como un hombre se acercaba por detrás de Salomé y este oso a darle una palmada en el trasero a Salomé, estaba ebrio, seguramente alguien del funeral, no sabías que hacer, y tu no evitaste nada, pero no evitaste en quedarte cerca para acercarte al hombre y darle un puñetazo en aquel rostro con una barba abundante, rubia y poblada con tonos cobrizos y rubios. Era extraña mezcla pero te enfadaste y lo mirabas de pie, mirando como había el hombre caído al suelo tras haberle ofrecido un saludo bastante soez....que te hizo sentir bastante bien, respirabas agitadamente pero conseguiste regular la respiración tras coger un poco de estabilidad- ...toque el de su mujer....-Tomaste el brazo de Salomé y te acurrucaste en el.

Estabas agusto y finalmente le rodeaste el cuello con ambos brazos, los tacones te ayudaban a ser más alta y por eso llegaste a acercarte más a Salomé para brindarle una muestra de cariño, pusiste tus labios sobre los de ella para comenzar un ligero movimiento de ambos labios, que estuvieran ambos rozándose, sintiendo como su cuerpo se estremecía al igual que tu cuerpo, pero el tuyo experimento un escalofrió mucho mayor que hizo que llegara al vértice de tu sexo, sentir como si algo se rozara contra tu clítoris pero era una sensación ilusionaría, sentiste placer, querías mas, quizás disfrutarías estando con Salomé durante alguna temporada. Llevabas ya bastante tiempo sin sentirte así. ¿Cómo te sentiste cuando te atrapo Zarmiër entre los matorrales? Fatal, querías pudrirte, parecía como si un violador te fuese a meter su falo en tu interior de una sola arremetida, pero no, nada de eso paso y solamente te quedabas cerca de ella, viendo cómo te intentaba besar, pero decidiste corta de raíz. No querías volver a verla. Querías empezar un nuevo futuro y lo querías hacer al lado de Salomé.

¿Qué cosas tiene la vida, no?

por **Salomé Ameris** Miér Mayo 15, 2013 5:26 pm

Qué joven tan interesante era aquella, no dejaba de impresionar a salome a cada momento, eso era una buena señal, cuando el hombre interrumpió aquel acto lleno de cierta pasión que parecía ajena a la mujer, pero no lo era, ella sabía que no era así y pronto la contraria descubriría otra faceta de ella. Sonrió complacida, el hombre parecía aturdido luego del golpe, Salome rio, debía darle gracias a Io que fuera ella la que había reaccionado y no Salome, pues si lo hubiera hecho, el pobre no se hubiera levantado del piso para salir y dejar ya el lugar. El escenario era solamente de ellas, nadie parecía estar en un buen radio de metros. La cambiante parecía complacida con el leve inicio de coqueteo entre sus labios con los de ella, la sujeto rápidamente por la cintura… olía otra persona, su cuerpo, su cuerpo había sido contaminado por otro olor que no era el de ella, dejo salir un leve gruñido mientras podía sentir como su lengua purificaba aquella cavidad, sintiendo la textura de sus dientes, la humedad del lugar.

Comenzaba a sentir un picoteo en la parte baja, valla eso le recordaba que era humano, después de todo, aunque tenía una fachada de loca desquiciada, su cuerpo le recordaba que era humano, un humano que le gustaba mucho las relaciones sexuales. ¿Ella también estaba reaccionando como Salome? Deseaba verificarlo, deseaba sentir la humedad del sexo, sentir su viscosidad y su calor en su palma de su mano. No se dio cuenta cuando la había sujetado del brazo y arrastrado como felino al ratón con el que juega. Encontró la catacumba abierta, aquella misma que había sido utilizada hace unas horas para enterrar al viejo desdichado.

Cerro la reja, encerrándose en aquella oscuridad, aun se podía oler las flores que estaban en aquella tumba, y las de alrededor que indicaban que había un muerto reciente. Para Salome era común aquel olor, refrescante y hasta algo embriagador, pero en esos momentos no le interesaba saber cuántas flores habían en ese lugar, estaba interesada en algo aun mejor, en una flor escondida entre unas vestimentas negras. No podía evitarlo era un felino, una mujer que se movía con la elegancia y el instinto animal, la acorralo en una esquina, en lo más profundo de aquella pared en donde habían algunos huecos que pronto serian utilizados por las personas que llevaran el apellido del desdichado difunto, se relamió los labios mientras con sus ojos podía ver tranquilamente todo el cuerpo de ella, sin dificultad por la oscuridad que la abrazaba.

Su mano se deslizo por el muslo de ella, pronto entro a aquel lugar en que debería estar escondido, estaba buscando, buscando la humedad y el calor que tanto deseaba sentir, estaba encaprichada con eso, tanto que cuando sintió aquel pedazo de tela que utilizaba como ropa interior se emociono mucho. –Estas húmeda…- le susurro a su oído en un tono burlón y a la vez lujurioso –y solamente por un beso…- pero pronto su tono burlón desapareció de su tono de voz, su rostro también se deformo un poco, se lleno de ira al pensar que esa humedad no fuera provocada por ella, si no que fuera un residuo de su anterior aventura –Tks…- chasqueo su lengua alejando su mano de aquel lugar, dando un paso hacia atrás –Debo limpiarte, eres de mi propiedad, solamente debes oler a mi… ¿acaso aun no lo has entendido?- y así fue como luego se acerco para arrancarle, prácticamente, su vestimenta, mientras ella recorría su cuerpo, rozando su nariz por su piel, que comenzaba a estar desnuda y lamiendo lascivamente para parte que sentía que estaba un olor extraño, así poco a poco bajo su vestido hasta dejarlo en las caderas, le era muy fácil quitar vestimentas féminas, ya era experta en eso y no por quitar las de ellas. Los suaves y dulces pezones estaban duros y al aire libre, olio uno para luego con su lengua humedecerlo, lamerlo, molestarlo con mordidas pequeñas y chupones, que iban de todas las intensidades, se separo cuando con la punta de su lengua noto que había alcanzado su dureza máxima, la saco de su boca para atraparlo entre sus dedos mientras su boca iba a limpiar el otro seno con la misma intensidad.
Ahora los muertos, serian testigos de aquella purificación…

por **Ionemarië** Miér Mayo 15, 2013 7:02 pm

-Ahgg dios santo...dios mío...-te quedabas bien quietecita un rato, sintiendo que tu cuerpo como el hielo se derretía sin que tu pudieras evitarlo, gemías sin poder evitarlo, no tenias por donde cogerlo y solamente te sujetaste al borde de una mesa de mármol que había cerca de aquel rincón de aquel lugar en donde olía a muerto. Tu respiración estaba bien agitada, no podías mas, te sujetaste en salome, la miraste sofocada, débil, dócil, sumisa ante las lametones de aquella mujer, tu cuerpo se encorvaba cual pincel que pintaba sus gemidos sobre un lienzo de una pasión que iba desarrollándose poco a poco, sentía que sus bragas estaban húmedas, más que antes.

-...ahg...lo siento..Estoy mas húmeda que antes...-dijo entre gemidos sin poder evitarlo, sentía que su vestido estaba por sus caderas, pero ahora estaba tocando el suelo, te sentiste desnuda, ¿Tampoco estaba tu ropa interior inferior? –Ahg...mi ropa interior...-dijo al darse cuenta de cierta ausencia, entonces sujetaste los senos de Salome con tus dos manos, comenzando a masajearlos lentamente, pero entonces te topaste que estaban muy ajustados y decidiste desatar un poco el corsé de Salome,, un poco para tener más salidas, desabotonaste el frontal de su vestido, mostrando un canalillo que enseguida comenzaste a lamer desesperadamente, pero te alejaste, espera ¿Por qué? Estabas haciéndolo tan bien que ahora te dio cosa ...

Volviste a hacerlo, a acariciarle los senos, pero tus manos ahora fueron para su rostro, acariciándolo lentamente, querías besarlo y así lo hiciste, besabas sus labios lentamente, metías las manos dentro de su vestido, subiendo por el muslo lentamente, ah, si te gustaba rozar tu piel contra la ropa de encaje de ella-....Me gusta la igualdad...-Dijiste pues querías estar igual que ella, todos y todas del mismo modo, sin desigualdades, querías que estuvierais desnudas ambas, entonces con la mano que estaba en el interior de su ropa, seguiste hacia arriba, le subiste la falda y ahora eras tú la que diste la vuelta y pusiste a Salome sobre la pared, mirándola lentamente, subiendo su falda y llevando tus manos dentro de su entrepierna, comenzando un leve masaje ahí, pegando tu cuerpo al ajeno y respirando entrecortadamente.

-Salome....-la miraste con lujuria en los ojos, suspiraste y le abriste la parte frontal de su vestido, de su escote, mostrando o viendo un gran paisaje que te hizo querer lamerlos una y otra vez. Le quitaste todo el escote, dejándole al descubierto los hombros de su cuerpo, acariciándolos y de nuevo volviendo a sus senos-...ahg...quiero..todo...

por **Salomé Ameris** Vie Mayo 24, 2013 9:20 pm

El mono travieso buscaba seguir el paso de aquella novia de la muerte, pero esta pensaba que no conseguiría su objetivo, era simplemente imposible, aunque se esforzara lo que se esforzara, siempre iba a quedar debajo de ella. Pero aun asi le deseaba dar créditos por su iniciativa de sujetar comenzar a llevar sus manos a aquellas partes que delataban a Salome de su femineidad, luego de pronto un alivio llego al cuerpo de la cambiante, la joven le quitaba poco a poco su ropajes, y ante aquello solamente sonrió, dejo que ella hiciera lo que quisiera, así está bien, acaríciame dulce niña, besa cada centímetro de mi piel, hazme desearte más de lo que lo hago. Sus besos eran dulces, su lengua entraba a su cavidad para dar comienzo a una deliciosa lucha entre los dos músculos y mientras el felino estaba ocupado jugando con su presa, esta se escabullía como reptil por el vestido de esta.

-No sabías que eras tan traviesa- susurro Salome mientras sentía como su falda era levantada y pronto ella era el gato acorralado por el ratón, pero en vez de enojarse o frustrarse porque las riendas la había agarrado otro, sonrió de medio lado satisfecha. Y vio su cuerpo pegado al de ella, sus jadeos llegaron a su oído, su corazón latía a millón mientras aquella manito buscaba el sexo húmedo de Salome. La italiana volvió a besarla, beso sus labios con lentitud y necesidad, mientras sus manos recorrían cada parte de su cuerpo, detuviendose en los senos para apretarlos juguetonamente. Pronto toda ella estaba desnuda, las dos estaban iguales, con solamente una piel que mostrar, la cambiante tenía una piel más tersa y pálida, la otra joven tenía una piel más tostada por culpa del sol, un amigo de ella y muy conocido.

Dejo salir un leve jadeo, mientras sentía como las ráfagas de viento tocaban su cuerpo, pero estaba acostumbrada a la desnudez, aquello no le afectaba, es mas la calentaba aun más, sabiendo en el lugar en donde estaban. Era una dulce y maravillosa tortura que deseaba experimentar a cada segundo. Pero el tiempo parecía haberse detenido para ellas. ¿Había caído la noche?, al diablo con el ocaso que daba a paso a la oscuridad nocturna, esta había perdido la magia, una piel oscura pero aun así perfecta le había ganado en belleza. Tiro todas sus ropas al suelo, mezclándose con las de su sirviente, su esclava, su “mono” como la había apodado el día que se conocieron y como su predicción, ahora ella debía bailar sobre sus caderas hasta dejarla complacida totalmente.

¿Cómo había llegado a esto? Lo sentía, tenía una parte humana y animal, primitiva, pero que a la vez estaba retorcida, pues ella no estaba interesada en procrear más de ella, solamente buscaba descargarse, relajarse y que un buen orgasmo recorriera su cuerpo. La detuvo, ya había sido suficiente para que ella explorara el cuerpo maduro de la cambiante, ella sonrió levemente mientras sus manos estaban por la cintura de la otra –Deseo probar tu caliz…- le susurro mientras se arrodillaba y sus manos sujetaban firmemente sus caderas, aunque sabía que no iba a escapar, su naturaleza autoritaria le decía que debía sostenerla de tal modo.

Llevo su boca entre las piernas de la joven, la cual se abrieron instintivamente al sentir el calor de los labios de la cambiante, pronto la lengua paso por aquella humedad saboreándola y deleitándose con ella. Abrió un poco más las piernas para ella poder introducir su lengua hasta donde pudiera llegar, con esta luego recorrió los labios hasta llegar a aquel lugar critico escondido entre apenas una lamina de piel, a cual descubrió con su lengua, para poder atrapar aquel botoncito y comenzar a torturarlo como ella deseara.

por **Ionemarië** Vie Mayo 31, 2013 12:59 pm

Mas no placer comenzaba a sentí en aquel instante mientras veías que tu dueña comenzaba a robarte parte de tu inocencia – AAAhhh…yo ser algo pura Salomé…-Dijiste entre jadeos que no pudiste evitar soltar, bien oíste murmuros, estos se fueron, y tu seguías gimiendo sin evitarlo, sin saber muy bien que hacer, ¿te apoyaste en algún lugar? Si, te sujetaste en sus hombros para después tomar el broche de su peinado y deshacérselo de golpe, dejando que esa cabellera rubia de la persona con la que estabas en ese momento fluyera sin timidez, salvaje e indomable, bufado como los murmuros de un felino, si, tu estabas siempre en boca de todos y ahora estabas en boca de ella, nunca mejor dicho, te estaba follando enterita con su lengua.

– Aagghh!!! ¡NO! ¡ahí no!!-Gritaste cuando te encontró el punto que deslizaría tu cáliz a sus labios, suspirabas y temías gritar más, pero era inevitable no poder hacerlo. Simplemente te era imposible, tu seguías, finalmente te agarraste con mas fuerza a sus hombros y para cuando pensabas que todo estaba perdido, te deslizaste por la pared, te rendiste ya, estabas a sus pies maldita! -–Sa…salome…soy tuya…-tragaste saliva, habías acabado ¿Así era tu mal genio? No vales nada Ionemarie! – ah…-Te quedaste recostada sobre la pared, tu pecho hiperventilaba haciendo que tus gotas prematuras de sudor subieran y bajasen una y otra vez, te retiraste el pelo haciendo que se pusiera en tu espalda, mirabas a Salome y tus piernas ya temblaban por que si, por la excitación que estabas sintiendo, las sombras te acariciaban tu cuerpo desnudo, imaginándote a ti misma y a Salome entre ropajes caros de seda, rojos pasionales, hiedras alrededor de un dosel de cortinas negras, oscuras como la muerte. Ahí, dentro de esa cama Salome te esta haciendo el amor salvajemente, pero ahora estáis en un cementerio, grita, haz que los muertos se levanten con tus gritos pero no hay que preocuparse...o si.

¿ que dirían?¿No sabes? A lo mejor ellos también quieren probar del cáliz de tu santo grial, de tu escondite secreto que desliza licores exóticos del antiguo y exótico Egipto. No, ahora era una felina, una mujer mayor pero con buenas aptitudes físicas, si, ella era a la que tu cuerpo se moría por ser acariciado- Mas…Maas…-Gemiste con un mordisco leve en tu labio inferior, adquiriendo mas y mas placer, movías las caderas para obtener mas, para llegar al éxtasis-….Qui…quizás no me quede otra que ser tuya…quiero ser tuya…Salome…ama…-te apretaste tus senos, esto era un espectáculo que estaba a punto de empezar, tu ahora te masajeabas los senos mientras la mirabas de reojo, ella estaba ahí y tu con tus pies la apartaste apoyándote en sus hombros, separándola-…ah…eso estuvo bien…-se quedo mirándola fijamente-…Quiero ahora…yo probar ahora….-se … ¿Te ocurrió ir tu después de que ella tomara de ti...? Aun no acabaste, cobarde, niña insolente….pero ibas a probar un cáliz distinto.

Tomaste entonces de los senos de Salome y comenzaste viajes en círculos con las manos, los movías una y otra vez, mueve y mueve, te metiste un pezón dentro de tu cálida boca, la llenaste de tu propia saliva, escupiste para crear una pizca de excitación mientras que liberas un seno, llevas esa mano hacia abajo, acaricias su vientre lentamente e indagas en su entrepierna- …Más mojada que yo estas….-susurro maliciosamente en su oído, se lo lamio de un solo lamenton y volvió su boca al seno de Salome, y su mano indago con dos dedos en el interior de su sexo mientras que tenia la boca en el seno, su mano fue a su propio sexo para masturbarse a si misma- …Aagh…ag,..dios…mio…-Susurraste, gemiste sobre aquel pezón erecto que después mordiste un poco, para ver si iba al otro.

-Espero complaceros…-Susurraste de nuevo, cerca de sus senos, susurrando con aire gélido sobre estos y te deslizaste con la boca hasta hacer el mismo proceso con el otro seno, de nuevo erecto, te costó menos que el otro, metiste otro dedo más y otro en el tuyo propio- … .Aahh…Sabes a trigo…me encanta el trigo…-Susurro, le lamio sus senos para deslizarse por el canalillo hacia arriba, lamiste su cuello, con lentitud, no había prisa y finalmente la atrapaste entre tus labios, capturando los rosados de ella-..mm.-Volviste a gemir, esta noche, seria una bellacada, un espectáculo que tendría un final interesante.

por **Salomé Ameris** Miér Jun 19, 2013 8:35 pm

La cabellera danzaba con la muerte que había en el lugar, sin tapujos llegaba al rostro de la cambiante, pegándose a su rostro sudoroso y jadeante, que mostraba muchas más expresiones de las que estaba acostumbrada, no porque su rostro fuera inexpresivo, era lo contrario, pero en esa ocasión, pocas veces habían logrado que su miraba detonara tanta maldita lujuria y deseos carnales como lo estaba haciendo aquella mujer. ¿Sería tal vez aquella lucha que mantenían? Pues sus cuerpos parecían que estuvieran en una lucha de territorio y dominación, aquella joven que parecía sumisa, también podía sacar las garrar y dientes, los cuales sabiamente hincaba en los lugares que a la contraria podría ser domada, pero ella era una bestia que no se controlaría fácilmente, pero estaba en buen camino, le faltaría por recorrer, pero comenzaba tal vez con buen pie.

Relamió sus labios, disfrutando cada jugo que salía de aquel coño sucio, mojado y tan excitado que la hacía desear más, como si fuera un minino toman la leche de su madre. Malvada era, su lengua filosa jugaba con los ritmos, llevándola al cielo y trayéndola de un golpe a la tierra. Como se podía ver aun le faltaba mucho por recorrer, la experiencia de la cambiante le daba mucha ventaja, sintió como la joven se rindió, la presión de sus hombres desapareció y al alzar su vista vio el cuerpo rendido a sus pies. Sonrió tan victoriosa, al verla y escuchar aquel susurro que le hizo elevar considerablemente su ego. -¿hasta ahora te das cuenta?- susurro en un hilito de voz mientras veía extasiada el cuerpo cansado y jadeante de su amante. Puso sus manos en sus rodillas mientras como felino le veía tranquilamente, cada respiro, sus labios entre abiertos, invitándola a besarle hasta cansarse.

Tal vez ella se podría volver adicta a la felino, esta escuchaba encantada como la Io que conocía antes comenzaba a ser moldeada a los deseos de Ameris, ronroneo, se mordió los labios para no arruinar el momento con algún comentario que no veía al cabo. Que vista tan hermosa, no podía apartar la mirada de cada uno de sus movimientos, pero la fiesta comenzaba a acabarse o eso pensaba ella cuando sintió que la apartaban de aquella bolita de lujuria que se había encontrado, pero no era eso… era algo mejor. La niña quería ver mujer, todo los senos del felino, buscando alguna iniciativa, pero no solamente fue eso, pronto sintió la corriente de placer que recorrió cada célula de su cuerpo, cuando la calidez y humedad de la boca llego a su pezón.

Se atrevió a dejar que fuera mas allá, mientras ella solamente disfrutaba con los ojos entrecerrados y sus manos aferrada a su cuello, para solamente buscar algún apoyo, la mano que se deslizaba de forma traviesa a su monte de Venus y la traviesa niña busco más abajo y encontró la humedad de su cuerpo. Al final era una mujer que sentía los placeres de la carne, pues gimió sin poder evitarlo cuando los dos dedos entraron para explorar unas de las cuevas menos concurridas y peligrosas. Dejo tranquilamente que su cuerpo se comportara instintivamente, sus caderas se movían, deseando chocar con el calor del la otra, sus gemidos nunca habían sido escandalosos pero con el simple hecho de oírlos se podía sentir el placer que estaba sintiendo. Podía sentir como sus pechos se hinchaban y endurecían con las caricias del contrario, la niña hacia un buen trabajo, podía sentir su húmedas escurrirse entre sus piernas, llevo su mano a su cabellos, entrelazando sus dedos con estos, perdiéndose y finalmente rindiéndose a las lamidas y mordiscos que a su cuello llegaban, atrapo aquellos labios con desesperación, mientras los gemidos de las dos se entremezclaban hasta llegar a los oídos sordos y descompuestos de los muertos.

Se separo a regañadientes, apretando un poco los cabellos entre sus dedos, y apartándola de ella –Vamos… no desperdicies mi licor, dime si eso también tiene sabor a trigo- le susurro mientras mantenía su cabeza a su gusto y sus dientes se acercaban hasta llegar a su labio inferior y morderla suavemente, la soltó, indicándole que fuera hasta abajo, que se volviera a arrodillar ante ella y lamiera todo lo que se comenzaba a escurrir por el sexo de la cambiante –Mira lo que has provocado, es tu culpa por ser jodidamente sexosa- dijo mientras abría lentamente sus piernas, invitándola a lamer y degustarse también con sus fluidos.

por **Ionemarië** Sáb Jun 29, 2013 12:44 pm

Aunque fuera lo último que quería que le hicieras, tú aun querías hacerla consentir con la esperanza de no sentir su ira sobre tu esbelto y delicado cuerpo de tersa y bronceada piel. Ahora te arrodillabas y estabas ya en el suelo, mirando aquella cavidad vaginal que ella te mostraba con sus fluidos colgando de sus muslos, que venían de un coño bien depilado esperando a que fueran lamidos.

Pero no, tu, Ionemarië solo estabas de rodillas esperando a que algo pasara, metiste tres dedos de golpe mirando con lujuria a la pirámide invertida que tenía pálida por la falta del sol, metías y movías los dedos sin piedad dentro de la cavidad vaginal de Salome, a lo que con cuidado te pusiste detrás de ella, justo con su culo en tu cara, lo comenzaste a tocar lentamente y le abriste una nalga, sonreíste y le mordiste una nalga con cierto juego, pero después acercaste a soplar aquel lugar escondido de ella, de seguido, lo lamiste con tu lengua una vez, después de nuevo lo lamiste para hacerla temblar que seguro lo conseguiste, los movimientos de tus dedos no cesaban y metiste un dedo de la otra mano tan solo para poder mojarlo con sus fluidos, sacaste la mano cesando los movimientos y solamente le abriste las nalgas, sonreíste y la miraste.

-….Creo que empezare por aquí…-Dijiste con un tono pícaro, sublime y sensual que sonó demasiado tentador para ser ignorado, estabas con esa visión de su ano y comenzaste a rozar un dedo por aquella zona sensible de ella, dos dedos rozaban su ano mientras tú estabas aun mirándola a ver que reacción tendría de tus roces.

Parecía querer más, bien, tú se lo darías, te inclinaste lentamente a su ano y una mano fue a su vagina de nuevo, pero no, no los metiste aun. Miraste su ano y metiste un dedo aun sin ser dilatado, comenzaste a moverlo con suavidad pero te resultaba fácil porque lo humedeciste anteriormente con sus fluidos así que te era más fácil los movimientos, y ahora si comenzaste a meter los dedos nuevamente en su vagina para después “poder” rozar con otros dedos restantes su clítoris al que lo habías dejado abandonado por mera atención de su ano.

-Temo no complacerte…¿Lo hago bien? –Y el mismo juego estaba en tus palabras, con ternura, pero con ese juego con el que te ibas desenvolviendo poco a poco en el acto-…agh…estoy tan mojada por ti…Salome…que ni el Nilo podría excitarme tanto….- ¿Confesaste? No, dijiste algo directo y que pasaba en ese instante, pero de algún modo sentiste que no estabais solas, te apegaste al cuerpo de Salome desnudo, pegaste tus senos a la espalda de ella, sacaste los dedos de su vagina y los metiste por delante de nuevo, rodeando un poco de su cintura con un brazo y la mano seguía en su mano, si, la otra seguía intentando moverse con fluidez, pero sabía que podría agradarle, así que seguiste hasta que se acostumbró a tus toscas caricias, como violando un lugar al que no tendrías que haber sobrepasado los límites.

¿No hay que arriesgar para llegar o para probar al menos la victoria?

por **Salomé Ameris** Dom Ago 18, 2013 10:20 am

{…Despierto al susurro de tus palabras
Dichas a años luz o años sombra
Como si mi propia voz hablara.
Pero tenemos voces diferentes, aún en sueños,
Y nuestros cuerpos, tan parecidos, son sin embargo diferentes…}

La muerte era la única testigo presente de aquel momento, que tal vez sería inolvidable, estaría en la mente de las personas involucradas. Sus cuerpos se movían hacia el calor que el momento proporcionaba. Era la locura repartida en pequeñas corrientes, estremeciendo a sus inocentes cuerpos, que solamente se estremecían de manera instintiva y de forma tan primitiva. No le sorprendía las reacciones mutuas, eran normales, comunes para aquel cuerpo en donde el interior se encontraban bestias capaces de quitarle la vida, de solo un zarpazo, pero eso no es lo que quiere, eso no es lo que desea, aunque a lo mejor podría provocarle una satisfacción, tal vez mayor que el mismo acto lleno de fluidos prohibidos, como frutos del edén.

Era como una exploradora, buscando vida en otro lugar inexistente, pero que, como buena emprendedora, no se rendía fácilmente. Su trabajo rendía frutos, el cuerpo de Salome comenzaba a estremecer, sus caderas realizaban un movimiento, el cual buscaba intensificar la profundidad en que llegaban aquellos intrusos, que se humedecían, cada vez más, con sus mismo fluidos, que recorrían sus muslos. Pudo jadear de placer, le comenzaba a encantar como aquella niña traviesa busca ser creativa para llegar a su altura. No se necesitaba ser un gran experto en la materia, el cuerpo hacia casi todo por ellas. Sus nalgas se levantaban, al sentir el roce de su piel en ellas, de la humedad bucal y su lengua zarpando por lugares antes inexplorados.

Tal vez un “Good Girl” saliera de sus labios y la recompensaría de buena manera, solamente por no ser convencional. Creía que poco a poco comenzaba a entenderla, aunque Ionemarië no lo deseara, comenzaba a encontrar en ella la comprensión que necesitaba, la compañera que había estado deseando durante muchos años, pero no habían terminado, se necesitaba mucho más para antes la italiana poder sentir que ella era perfecta para joderle la vida, hasta que se cansara de ella o encontrara algo mejor que hacer con su eternidad limitada. La mirada felina le miro de reojo mientras notaba la picardía en que la otra también llegaba a mirarla. Salome sonrió levemente, mientas un leve jadeo salía de sus labios.

Negó suavemente, lo hacía bien, pero ella no lo admitiría tan fácilmente. ¿Acaso pensaba que lo haría? Entonces no la conocía bien, que decepción… nadie podría llegar a ganarle a Salome, ella simplemente no lo permitiría. Sintió su cuerpo cerca de ella, sus manos buscaron atraparla para no dejarla ir, sonrió levemente para luego atrapar sus labios con una leve mordida –Lo siento… nunca te dejaría ganar- dijo siendo sincera en lo que pensaba. Sus manos se encontraron más arriba, traviesos atrapando sus senos entre sus dedos para masajearlos lentamente, sin intensiones de dejarlo libre fácilmente.

{….Y resuena el pasado a través de nuestras venas
Cargado con lenguajes diferentes, sentidos diferentes,
Pero cualquier crónica del mundo compartida
Podría ser escrita con un sentido nuevo…}

por **Ionemarië** Vie Ago 23, 2013 7:04 pm

Ya estaba decidido. Osiris se había elevado en lo alto para contemplarlas a las dos. Ionemarië acabo en el suelo, tumbada boca arriba sobre el suelo de piedra gris de aquella pequeña capilla, pero termino por elevarse con esfuerzo, dio la vuelta a Salome en el sitio y esta solamente se volvió a arrodillar en el suelo, clavando sus rodillas en la frialdad del suelo, sonriendo levemente entre lo excitada y desnuda que estaba, metió sus dedos de nuevo para poder masturbarse a ella misma mientras se acercaba con su boca al clitoris de ella, de quien ahora era su nueva ama y de quien le salvo la vida aquella vez, aquella mujer que le dio un vestido, comida, un techo y ella seria su confidente hasta que las cosas cambiasen por completo. Había pasado un tiempo desde que ya no estabas a su lado de esta manera tan intima. Solo esta mañana te habia dado un bofeton en la cara y tu nada.

La odiabas por eso, solamente por que no sabias como parar el sentimiento que estaba creciendo en ti tan a temprana temperatura, aun estabas en proceso de excitarte más, seguias dando placer a una gata muy salvaje y solamente te basto unos segundos mas para indagar mas adentro, seguias moviendo la mano, y ya, por fin te diste cuenta de que habías olvidado el pasado y que habías pasado pagina, ya no le dabas placer a tu ama de una manera involuntaria, si no, ya lo hacias voluntariamente y enseguida subiste a su ano, lamiendolo de su clitoris a su ano lentamente, despues comenzaste o intentaste a dilatar aquella zona con un dedo mientras cogias aire para tus pulmones.

-Seguro que seá mas placentero por aqui...-sonrio susurrandole aquello en su oido, se le quedo mirando su espalda, la que comenzo a besar poco a poco, clavando lentamente los dientes sin mucho esfuerzo, solo para que se excitara mucho más, mientras ella seguia moviendo dedos y hacia mas movimientos de su mano dentro y fuera de su vagina, de su ano y finalmente metio dos dedos, tres dentro de su ano para su mayor gozo, y el de ella. Tu entonces, ahora ibas llegando a que tus piernas comenzaban a temblar por si solas, te sujetaste cerca de ella, apoyada sobre su espalda mientras seguias trabajando con tu mano dentro de su ano, le besabas la piel, lentamente, a pesar del lugar en donde estaban, ella seguia moviendo los dedos, una y otra vez para el mayor gozo de Salomé.

por **Salomé Ameris** Jue Sep 26, 2013 5:03 pm

¿Podrían llegar a ser aquellas amantes amorosas que se mostraban en ese momento? Le llegaba a parecer imposible tener ante sus ojos, cada mañana, cada minuto que ella quisiera a una mujer, que de forma servicial –quisiera o no- estaría a su merced, se preguntaba, como podría soportarla, como amar a un ser viviente, sin sentir la necesidad de tener ese cuerpo mas frio de lo normal. Se debería morder las manos, para no hacerle daño, para no llevar más allá su amor, deseaba que aquel juguete durara un poco más de lo esperado.

Se movía como si estuviera conectada a su mente, encontrando los puntos que ella deseaba que tocara con su lengua y su delicada mano, que como intruso que era, tanteaba el lugar para poder seguir en su exploración masiva, por ese cuerpo, que pocas veces había sido tocado de manera fogosa y pervertida, pues aunque ese cuerpo siempre lo pudiera necesitar, su mente se había centrado en cosas más importantes, dejando a un lado el placer carnal, que había conocido de forma tardía, gracias a las monjas con las que había vivido tanto tiempo.

Pero ahora estaba disfrutado, el placer de lo carnal, de el orgasmo que invadía cada célula de su cuerpo, aquello que siempre le habían enseñado que era pecado, algo malo y oscuro, pero desde hace mucho tiempo, Salome había dejado esas creencias, abandonándolas por completo. Sus movimientos eran bien recibidos, Salome buscaba aun mas contacto, del que parecía no haber escapatoria, varios jadeos habían salido de sus labios, hasta que encontró los labios de la mujer, los atrapo con ferocidad, deseando que estos nunca se fueran de ese lugar, sujeto su cuello en busca de soporte, veía como ella temblaba, con tan solo unos besos.

-Oh mi Ionemarië- dejo salir, mientras sus manos buscaban apretar sus senos, sin dejarlos salir de entre sus dedos –Mi bella del Nilo…- susurro en sus labios. Su mano bajo hasta volver a tocar aquel botoncito que parecía ya como piedra de lo duro que llegaba a estar, se movió con lentitud, para que todo el placer llegara de forma tortuosa, se relamió los labios, mostrando una amplia sonrisa, mientras sus caderas precian moverse por sí sola –Córrete conmigo mi bella mujer- recito con cierta ternura, mientras podía sentir como cada movimiento que hacía, se intensificaban, para resumirse en una cosa: estaba llegando a un orgasmo, provocado por los dedos traviesos de su compañera.

por **Ionemarië** Vie Nov 01, 2013 7:28 pm

Obviamente no sentía lo que estaba a punto de ocurrir. Después de tantos minutos en esas poses tan terrenales pero que estaban a punto de llevarlas al cielo, Io solamente sacudió sus cabellos hacia atrás, haciendo sentir su cuerpo libre de algún cabello, ofreciendo su cuerpo al de Salome, se movía rápidamente contra aquella mano que la masturbaba hasta que en un momento, simplemente no pudo aguantar, pensó que se estaba orinando, pero no, su fluido que descendía por su pierna, su liquido preseminal se deslizaba por su tersa piel indicando que poco a poco llegaría al orgasmo.

-…Salome…voy a correrme….-se sujetó de los hombros de Salome, acurrucando su oscura cabellera sobre el cuello de la cambiaformas, sus jadeos eran más que notorios, se orgasmearia inmediatamente, lo hizo, jadeo y grito de placer al sentir que su cuerpo se tensó, e inmediatamente se corrió en la mano de Salome, pero…no sin antes, Ionemarie, tomo un crucifijo, de oro y cobre, de joyas preciosas y sonrió cuando lo tomo para después mirar a Salome – Córrete anda…-Y de inmediato, Io penetro el crucifijo dentro de la vagina de Salomé-…Para que Dios sepa que te corres por él y que eres infiel a la muerte…-susurro sobre sus labios para después demostrarle en un beso pasional, el afecto que tenía hacia la gata- Yo también quiero oírte gemir…-continuaba moviendo el crucifijo dentro de su vagina, se arrodillo un poco echa un flan, se quedó de rodillas y seguía moviendo ese artefacto religioso.

La gente del entierro ahora estaba dando vueltas por el cementerio. Los unos a los otros se daban el pésame los unos a los otros. Había un pequeño café, una barra que servía cafés para calentar el alma, pero que con ello no hacían demasiado. Unos niños jugaban al escondite entre las lápidas, otros más jugaban a la pelota. La pelota se había extraviado, se había encaminado hacia la capilla secreta en donde habían dos personas que habían cometido un acto salvaje, jadeantes, bellas y sudorosas se encontraban desnudas la una sobre la otra, intentando recuperar la respiración.

-Unos niños Salomé….-murmuro mirando a un niño de ojos azules que las miraba boca-abierto-…¿Qué pasa niño?-Ionemarië salió gateando, desnuda y sensual hacia el rostro de aquel niño de 10 años aproximadamente-…¿Quieres tú también unirte? ….-Aquello le hizo reír demasiado, miro de reojo a Salomé y de nuevo fue gateando hasta Salome, se puso entremedias de ella y comenzó a besarla lentamente, con demasiada sensualidad para después ir deslizándose hacia abajo, por su cuello, mirando de reojo al infante poco a poco, seguía bajando, sí...ahora iba por su ombligo, metió su lengua para jugar en ese botoncito de su estómago, rio y finalmente, llego al crucifijo que se lo metió en la boca y con ello, fue tirando hacia afuera, sacándolo de la vagina de Salome a vistas del infante, pero cuando lo miró, el niño solamente se había quedado demasiado contento – Sabia que te iba a gustar….-Vio como el niño salió corriendo, gritando, pero solamente volvió por si se habían ido, pero no, Ionemarië seguía mirando a Salome mientras se quitaba el cristo de la boca, tirándolo por allí.

-Oh querida Salomé….Espero que os hayáis quedado satisfecha…-se acurruco en el cuerpo de la gata, acariciando sus clavículas con suma lentitud-…Hará frio para ambas…y menos intimidad cuando el infante se chive…-susurro mirándola de reojo, la miro entera y sonrió-…y vuestro maquillaje se corrió un poco…-llevo su índice al parpado ajeno, se lo arreglo lentamente-…mejor…-susurro para ir separándose, ir vistiéndose lentamente.

por **Salomé Ameris** Mar Nov 05, 2013 1:54 pm

"¡Aprende que estoy hecho enteramente, que estoy hecho con algo muerto... de la cabeza a los pies... y que es un cadáver quien te ama, quien te adora y que no se apartará de ti jamás!"
Gastón Leroux

El sacrificio de una virgen, al demonio, siempre atraía la vista de almas curiosas, que serian demasiado ignorantes como para entender tal acto. Pero ya nada importaba, nada nunca había importado, luego del momento en que sus cuerpos comenzaron a recibir aquellos espasmo, signos claros que detonaban el orgasmo. El ver que su mano comenzaba a sentirse el líquido de la joven, la hizo sonreír ampliamente, no podía evitar sentirse orgullosa de tal logro. Pero el dulce súcubo que tenía al frente no la dejaría retorcerse en su victoria. ¿Eso era lo que comenzaba a gustarle de ella? no estaba claro eso, pero no importaba, después de todo, cada acto que esta hiciera, que significara una aberración para la sociedad, seria para Salome, una nueva razón para amarla.

Así que fue ahora ella, que se vio aun más humana y vulnerable, mientras aquel crucifijo le daba el placer necesario para terminar de llegar, dejo suavemente, mientras sus ojos se entrecerraban y sus pechos se hincaban un poco más, volviéndose algo rojos por el mar de placer que recibían , su cuerpo pálido tomo color, sus mejillas igual. Sostenía, uno de los pechos de Io, como si temiera que esta se fuera a retirar de ella, buscaba ser posesiva, que su calor y humedad no se fueran de ella, que esta no se moviera ni un centímetro, buscando la salvación perdida, la quería junto a ella, junto a su infierno latente.

El placer nubla mentes, Salome dejo salir algunos suaves gemidos, que trataba de evitar, pero ya era muy tarde, pronto logro correrse y sentirse más relajada, al tal punto que se dejo caer sin muchos escrúpulos, para que la joven egipcia aun siguiera encima de ella, mientras las dos buscaban volver a su estado normal, ella se mantenía en silencio, con sus ojos cerrados, notando que su respiración comenzaba a ser normal, pero sus ojos se abrieron repentinamente y su cuerpo se tenso, como animal salvaje, estaba solo a segundo de abalanzarse a lo que se aproximaría pronto, por suerte fue la calmada de Ionemarië que impidió eso, moviéndose antes para mirar a los niños que quedarían tal vez con aquella incógnita, que sus padres no responderían por vergüenza.

Dejo que la egipcia manejara la situación, mientras ella se quedaba mirando como el trasero se movía sensual, al frente de sus ojos, se relamió sus labios, sintiendo deseos de seguirla para lamerle aquel coño tentador, mientras seguía en aquella posición, pero solamente entrecerró sus ojos, para sonreír con la ocurrencia de la atrevida de su joven mono. Abrió los ojos cuando la sintió cerca, dejo que ella fuera la que buscara sus labios, para comenzar a besarse, Salome la sujeto por la cintura, mientras dejaba que sus lenguas jugaran al gato y al ratón, reconociéndose nuevamente y dejando que el sabor mutuo quedara en la boca de la otra. Ahora comenzaba a sentir que habría moldeado bien a aquella joven, sonreía satisfecha por lo atrevida que era, pero no se sabía cómo iba a reaccionar Salome, en ese momento le gustaba, pero... ¿la próxima vez? Eso se tendría que ver.

— Patrañas — gruño mientras dejaba que la tocara para arreglarle el maquillaje, quiso retenerla un poco más, pero dejo que comenzara a vestirse, era lo mejor, luego tendrían más tiempo para jugar y si le antojaba con algún infante más dócil. Se levanto, caminando hasta quedar detrás de ella y sujetarle el trasero con firmeza — parece que has entendido que lugar te toca — rio suavemente, para ser ella la que comenzara a vestirse. Con un simple gesto le indico que le ayudara con el corsé. Pronto todo estuvo listo, sus cuerpos, nuevamente estaban cubiertos por aquella tela negra, Salome comenzó a caminar con su normal aire de superioridad, mientras a su lado, unos pasos más atrás, pero siempre cerca, la seguiría Ionemarië.

TEMA FINALIZADO

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