AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
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Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
La cita había sido expresa y explícita. Once de la noche, Jueves. Saqué mi reloj de bolsillo impaciente, y eran casi y diez. Repiqueteé mi pie con impaciencia, haciendo que sonase contra el suelo del puerto. Estaba sentado en un banco, con aire preocupado, sin dejar de mirar mi reloj por momentos. Desde luego, era cierto que normalmente era la persona más paciente del mundo. Al fin y al cabo, era una criatura que poseía todo el tiempo del mundo; y cuando decía todo, me refería a todo. Aquella noche vestía un traje oscuro, como de costumbre, pero por una vez el chaleco de terciopelo que lucía sobre mi camisa impecablemente blanca no era color vino, sino azul oscuro. La pajarita me la había dejado en casa, y había aprovechado para desabotonarme el primer botón de la camisa que me oprimía el cuello. Mis zapatos estaban húmedos, hacía apenas una hora que había dejado de llover, y la suela de la cara envoltura que vestían mis pies estaba mojada, pues había llegado caminando desde mi maîson hasta el destino que habíamos acordado.
Me levanté del banco y me acerqué a una farola. El embarcadero aquella noche estaba vacío. Los pocos barcos que habían amarrados permanecían en el más quieto silencio, en el ambiente despejado de aquella noche irónicamente fría de verano. Rodée la farola un par de veces, cuya lámpara de aceite se estaba desgastando. Quedaban pocas horas para que la vela se apagase, y aquel lugar se sumiera en la profunda oscuridad. Entonces, sería perfecto. Observé la pequeña casa que había frente al embarcadero, una pequeña cabaña de madera abandonada que años atrás había servido de vigía para los contrabandistas que aguardaban a que sus cargamentos llegasen desde el otro lado del lago. Escruté el horizonte. El agua de aquel lugar se veía tan calmada. Parecía una balsa de aceite. Volví a mirar el reloj. Habían pasado un par de minutos desde la última vez que había consultado el reloj. Se estaba haciendo demasiado tarde. Empecé a dudar de si aquella señorita acudiría a nuestro encuentro. La nota que le había mandado era bastante convincente al menos para ella. Recordé las letras que había escrito sobre aquella pequeña hoja de papel. Rezaba así:
¿Se habría rajado a última hora? No tenía manera de saberlo. Le había hecho llegar aquella nota a la señorita Mia por medio de mi mayordomo. Le había pedido a él que no dijera mi nombre y que tan sólo le dijese a la mademoiselle que iba a ser una cita especial: teníamos cosas de que hablar. Ella no sabía quién era yo, pero yo sí sabía quién era ella. Esperaba que el hecho de haber escrito su nombre en la nota le haría sentir curiosidad por quién era ese hombre que decía tener algo suyo y que conocía su nombre. Al menos eso sí era un punto a mi favor. Y también había nombrado un misterioso "él", que estaba abierto a muchas espectativas. Otro punto a mi favor.
Sin embargo, ahí estaba yo. Ya pasaban casi quince minutos desde que nos habíamos citado, y aún no había aparecido. Desde luego, esperaba tener una noche divertida con aquella dama. No tenía ni idea de su físico, ni tampoco de su personalidad. Tan sólo la conocía por terceros, pero necesitaba darle una explicación a unas cuantas cosas que habían sucedido en su vida y a las que ella no encontraba explicación. Y además, sería divertido aterrar a una dama unos cuantos minutos. Tan sólo lo hacía por eso, por diversión, y por tener una noche diferente al resto, las cuales pasaba alimentándome la mayoría del tiempo, o festejando mi maravillosa inmortalidad en cócteles de alta cuna.
Aquella noche me apetecía algo diferente, y si la señorita Waldorf venía, tendría la oportunidad de que así fuera.
Decidí esperar un poco más, si no venía pronto, entonces me marcharía.
Me levanté del banco y me acerqué a una farola. El embarcadero aquella noche estaba vacío. Los pocos barcos que habían amarrados permanecían en el más quieto silencio, en el ambiente despejado de aquella noche irónicamente fría de verano. Rodée la farola un par de veces, cuya lámpara de aceite se estaba desgastando. Quedaban pocas horas para que la vela se apagase, y aquel lugar se sumiera en la profunda oscuridad. Entonces, sería perfecto. Observé la pequeña casa que había frente al embarcadero, una pequeña cabaña de madera abandonada que años atrás había servido de vigía para los contrabandistas que aguardaban a que sus cargamentos llegasen desde el otro lado del lago. Escruté el horizonte. El agua de aquel lugar se veía tan calmada. Parecía una balsa de aceite. Volví a mirar el reloj. Habían pasado un par de minutos desde la última vez que había consultado el reloj. Se estaba haciendo demasiado tarde. Empecé a dudar de si aquella señorita acudiría a nuestro encuentro. La nota que le había mandado era bastante convincente al menos para ella. Recordé las letras que había escrito sobre aquella pequeña hoja de papel. Rezaba así:
Tengo algo que os pertenece. Si queréis saber qué sucedió con él,
acudid a mi encuentro el jueves a las once de la noche en el embarcadero del lago.
Cuando lleguéis, no tardaréis en encontrarme: llevaré algo azul.
Espero vuestra visita, mademoiselle Waldorf.
acudid a mi encuentro el jueves a las once de la noche en el embarcadero del lago.
Cuando lleguéis, no tardaréis en encontrarme: llevaré algo azul.
Espero vuestra visita, mademoiselle Waldorf.
¿Se habría rajado a última hora? No tenía manera de saberlo. Le había hecho llegar aquella nota a la señorita Mia por medio de mi mayordomo. Le había pedido a él que no dijera mi nombre y que tan sólo le dijese a la mademoiselle que iba a ser una cita especial: teníamos cosas de que hablar. Ella no sabía quién era yo, pero yo sí sabía quién era ella. Esperaba que el hecho de haber escrito su nombre en la nota le haría sentir curiosidad por quién era ese hombre que decía tener algo suyo y que conocía su nombre. Al menos eso sí era un punto a mi favor. Y también había nombrado un misterioso "él", que estaba abierto a muchas espectativas. Otro punto a mi favor.
Sin embargo, ahí estaba yo. Ya pasaban casi quince minutos desde que nos habíamos citado, y aún no había aparecido. Desde luego, esperaba tener una noche divertida con aquella dama. No tenía ni idea de su físico, ni tampoco de su personalidad. Tan sólo la conocía por terceros, pero necesitaba darle una explicación a unas cuantas cosas que habían sucedido en su vida y a las que ella no encontraba explicación. Y además, sería divertido aterrar a una dama unos cuantos minutos. Tan sólo lo hacía por eso, por diversión, y por tener una noche diferente al resto, las cuales pasaba alimentándome la mayoría del tiempo, o festejando mi maravillosa inmortalidad en cócteles de alta cuna.
Aquella noche me apetecía algo diferente, y si la señorita Waldorf venía, tendría la oportunidad de que así fuera.
Decidí esperar un poco más, si no venía pronto, entonces me marcharía.
Última edición por Dimitri Lumière el Vie Ago 20, 2010 11:08 am, editado 1 vez
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Habia recibido una nota un dia antes, me habia parecido de lo más extraño puesto no conocia muchas personas aqui por no decir ninguna, agradecí al Señor que trajo la carta y segui con mi trabajo hasta acabar e irme a mi pequeña adquisición, una casa demasiado pequeña pero acogedora, tendría poco que la usaria o no sabia si quedarme o regresar después de un tiempo a mi lugar de origen.
Amanecio y segui mi dia como siempre, me arregle con mi cabello caido hasta abajo de los hombros, un pequeño prendedor de el lado izquierdo y el pelo risado como siempre lo habia tenido. Terminé de trabajar y habia olvidado la nota, la cual saque de mi bolsillo y la comencé a leer mientras la curiosidad tomaba poder de mi, eso era malo bien decian los refranes y demás, "La curiosidad mató al gato".
tengo algo que os pertenece. Si queréis saber qué sucedió con él,
acudid a mi encuentro el jueves a las once de la noche en el embarcadero del lago.
Cuando lleguéis, no tardaréis en encontrarme: llevaré algo azul.
Espero vuestra visita, mademoiselle Waldorf.
Terminé de leer la nota y aun no habia decidido ir, me quede un poco más de las nueve en el trabajo adelantando el de el día siguiente asi podría llegar más tarde, tome mi bolso y mi abrigo y me aventuré por las calles en busca de ese que habia dejado la nota, llegaría un poco tarde puesto de donde estaba al puerto era un tanto lejos y no tenía en que viajar puesto mis recursos no me permitían nada más.
Ya pasaban de las once, esperaba que no se fuera puesto quería saber más, la curiosidad me habia invadido más de lo normal y si el tenia algo mio, pero que cosa?, y de donde lo conocia?, ningun nombre o apellido me sonaba conocido debia tener cuidado puesto la oscuridad se apoderaba cada vez más de las calles cuando note una figura destacar un hombre con un chaleco azul, como habia dicho seria el?.
Eso esperaba puesto por aqui nunca habia andado y habia llegado gracias a que preguntaba aunque avergonzada, me acerqué un poco más ya podria distinguir, se notaba que era diferente a la clase social mia, puesto sus ropas se veian demasiado finas para mi, mis ropas las habia hecho yo misma con mis conocimientos de costura y habian quedado bien, algunas parecian ser elegantes pero no pasaban de una bonita tela.
Quede a unos cuantos pasos de aquel señor y la curiosidad inundaba mis ojos esperando fuese el quien envió la nota aunque no habia nadie alrededor.
-
De bonnes nuits.-Dije con un tono de voz dulce y tranquilo mientras lo observaba con detenimiento.
Amanecio y segui mi dia como siempre, me arregle con mi cabello caido hasta abajo de los hombros, un pequeño prendedor de el lado izquierdo y el pelo risado como siempre lo habia tenido. Terminé de trabajar y habia olvidado la nota, la cual saque de mi bolsillo y la comencé a leer mientras la curiosidad tomaba poder de mi, eso era malo bien decian los refranes y demás, "La curiosidad mató al gato".
tengo algo que os pertenece. Si queréis saber qué sucedió con él,
acudid a mi encuentro el jueves a las once de la noche en el embarcadero del lago.
Cuando lleguéis, no tardaréis en encontrarme: llevaré algo azul.
Espero vuestra visita, mademoiselle Waldorf.
Terminé de leer la nota y aun no habia decidido ir, me quede un poco más de las nueve en el trabajo adelantando el de el día siguiente asi podría llegar más tarde, tome mi bolso y mi abrigo y me aventuré por las calles en busca de ese que habia dejado la nota, llegaría un poco tarde puesto de donde estaba al puerto era un tanto lejos y no tenía en que viajar puesto mis recursos no me permitían nada más.
Ya pasaban de las once, esperaba que no se fuera puesto quería saber más, la curiosidad me habia invadido más de lo normal y si el tenia algo mio, pero que cosa?, y de donde lo conocia?, ningun nombre o apellido me sonaba conocido debia tener cuidado puesto la oscuridad se apoderaba cada vez más de las calles cuando note una figura destacar un hombre con un chaleco azul, como habia dicho seria el?.
Eso esperaba puesto por aqui nunca habia andado y habia llegado gracias a que preguntaba aunque avergonzada, me acerqué un poco más ya podria distinguir, se notaba que era diferente a la clase social mia, puesto sus ropas se veian demasiado finas para mi, mis ropas las habia hecho yo misma con mis conocimientos de costura y habian quedado bien, algunas parecian ser elegantes pero no pasaban de una bonita tela.
Quede a unos cuantos pasos de aquel señor y la curiosidad inundaba mis ojos esperando fuese el quien envió la nota aunque no habia nadie alrededor.
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De bonnes nuits.-Dije con un tono de voz dulce y tranquilo mientras lo observaba con detenimiento.
Invitado- Invitado
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Mademoiselle Waldorf apareció exactamente a las 21:19 de aquella noche. Aquello ya decía que esa mujer no era exactamente la clase de mujer a la que yo solía frecuentar; siempre atenta, detallista, y por supuesto, puntual. Debía ser ella, de eso no me cabía duda. Su aroma me llegó antes de que pudiera siquiera verla. Mis sentidos de vampiro estaban haciendo su trabajo. El dulce olor a sal del agua, mezclado con el olor propio de una humana aún inocente, hizo que me pusiese totalmente alerta. Sin mover ni un pelo sin embargo, y tratando de aparentar un aspecto levemente descuidado e informal, miré a la dama con aire despreocupado.
-Debéis ser vos. Mademoiselle Waldorf, ¿me equivoco?
No, no podía equivocarme. Vestía un ajustado vestido en tonos pálidos que hacían resaltar el cabello que caía sobre él, semirrecogido con un pasador. El vestido que llevaba tenía un bonito escote barco y recorría sus brazos hasta llegar al codo, donde terminaba. No portaba guantes, lo cual me hablaba de su condición social. No era de clase baja, desde luego que no, pero tampoco tenía tiempo ni dinero que gastar en guantes, perfumes y demasiado maquillaje. Sus labios y sus ojos eran lo que más resaltaban. Los primeros eran finos, pero portaban personalidad. Los segundos, en cambio, brillaban en la oscuridad con un aire temeroso.
Desde luego, aquella joven humana que tenía ante mis ojos había cambiado mucho desde la última vez que la ví. Ella era demasiado joven, apenas una niña que no termina de poseer conciencia enteramente propia. Su pelo estaba igual de negro que la última vez que la ví, pero había crecido considerablemente. Lo mismo sucedía con ella. Su cuerpo había estirado, y sus formas eran más femeninas ahora. Era obvio; probablemente porque cuando yo la ví no tenía más de seis años. Sin embargo, no olvidaba una cara jamás, así que podía ver la cara de niña que se ocultaba tras esos rasgos finos y crecidos. Era la misma niña cuyas personas que más quería habían ido desapareciendo misteriosamente a su alredor, sin dejar ni el más mínimo rastro. Y yo tenía respuesta a aquellos acontecimientos. Podía decirle qué había ocurrido, aunque no estaba seguro de que ella quisiese saberlo.
La miré un par de veces sin parecer un buscón, y me acerqué a saludarla. Tomé su mano, gesto que ella aceptó con timidez.
-Dimitri Lumière. -dije mientras rozaba mis labios por su suave mano. Al hacer este saludo, la dama se puso rígida, como si estuviese alerta-. Tranquila, mademoiselle. No muerdo.
Al menos, todavía no. Al pasar mis labios, repletos de terminaciones nerviosas que alertaban de cada roce humano, por su cálida mano, noté las venas palpitantes en tensión. Tuve que esforzarme para no demostrar el deseo que me corroía por dentro. Me hubiera gustado morder aquella vena que palpitaba pidiendo a gritos que destrozara sus vasos sanguíneos, siendo el único heredero de su sangre. Pas encore.
-Habéis sido muy valiente viniendo hasta aquí vos sola. Me temo que la curiosidad ha podido más que cualquier temor o rapto de conciencia. -esbocé una media sonrisa-. Pero eso va a mi favor, así que no voy a criticarla.
Esperé para continuar hablando, mirando con fijeza aquellos ojos que no tenían ni idea de los acontecimientos que próximamente podían desarrollarse. Sabía que ella no tenía manera de saber que yo era un vampiro, y por tanto que corría peligro, pero aún así me pareció demasiado débil, tan cerca mío y sin ningún tipo de protección.
-Tenemos mucho de qué hablar. Supongo que no me habréis reconocido.
Dejé caer aquella frase para que la captase. Casi podía sentir cada rincón de su cerebro moviéndose en busca de un recuerdo en el que estuviese yo. Pero sabía que sería difícil de encontrarlo, a pesar de que cabía una mínima posibilidad. Qué bello es el entendimiento humano.
-Debéis ser vos. Mademoiselle Waldorf, ¿me equivoco?
No, no podía equivocarme. Vestía un ajustado vestido en tonos pálidos que hacían resaltar el cabello que caía sobre él, semirrecogido con un pasador. El vestido que llevaba tenía un bonito escote barco y recorría sus brazos hasta llegar al codo, donde terminaba. No portaba guantes, lo cual me hablaba de su condición social. No era de clase baja, desde luego que no, pero tampoco tenía tiempo ni dinero que gastar en guantes, perfumes y demasiado maquillaje. Sus labios y sus ojos eran lo que más resaltaban. Los primeros eran finos, pero portaban personalidad. Los segundos, en cambio, brillaban en la oscuridad con un aire temeroso.
Desde luego, aquella joven humana que tenía ante mis ojos había cambiado mucho desde la última vez que la ví. Ella era demasiado joven, apenas una niña que no termina de poseer conciencia enteramente propia. Su pelo estaba igual de negro que la última vez que la ví, pero había crecido considerablemente. Lo mismo sucedía con ella. Su cuerpo había estirado, y sus formas eran más femeninas ahora. Era obvio; probablemente porque cuando yo la ví no tenía más de seis años. Sin embargo, no olvidaba una cara jamás, así que podía ver la cara de niña que se ocultaba tras esos rasgos finos y crecidos. Era la misma niña cuyas personas que más quería habían ido desapareciendo misteriosamente a su alredor, sin dejar ni el más mínimo rastro. Y yo tenía respuesta a aquellos acontecimientos. Podía decirle qué había ocurrido, aunque no estaba seguro de que ella quisiese saberlo.
La miré un par de veces sin parecer un buscón, y me acerqué a saludarla. Tomé su mano, gesto que ella aceptó con timidez.
-Dimitri Lumière. -dije mientras rozaba mis labios por su suave mano. Al hacer este saludo, la dama se puso rígida, como si estuviese alerta-. Tranquila, mademoiselle. No muerdo.
Al menos, todavía no. Al pasar mis labios, repletos de terminaciones nerviosas que alertaban de cada roce humano, por su cálida mano, noté las venas palpitantes en tensión. Tuve que esforzarme para no demostrar el deseo que me corroía por dentro. Me hubiera gustado morder aquella vena que palpitaba pidiendo a gritos que destrozara sus vasos sanguíneos, siendo el único heredero de su sangre. Pas encore.
-Habéis sido muy valiente viniendo hasta aquí vos sola. Me temo que la curiosidad ha podido más que cualquier temor o rapto de conciencia. -esbocé una media sonrisa-. Pero eso va a mi favor, así que no voy a criticarla.
Esperé para continuar hablando, mirando con fijeza aquellos ojos que no tenían ni idea de los acontecimientos que próximamente podían desarrollarse. Sabía que ella no tenía manera de saber que yo era un vampiro, y por tanto que corría peligro, pero aún así me pareció demasiado débil, tan cerca mío y sin ningún tipo de protección.
-Tenemos mucho de qué hablar. Supongo que no me habréis reconocido.
Dejé caer aquella frase para que la captase. Casi podía sentir cada rincón de su cerebro moviéndose en busca de un recuerdo en el que estuviese yo. Pero sabía que sería difícil de encontrarlo, a pesar de que cabía una mínima posibilidad. Qué bello es el entendimiento humano.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Espere a que el chico dijera algo, su vestimenta era demasiado elegante no era nada de lo que hubiera visto al menos donde yo andaba no habia gente asi, seguro alguien de una clase alta incluso realeza algunos que habian visitado donde trabajaba eran asi, escuche con atencion lo que decia mientras asentia levemente sin quitar la vista de el puesto no tenia mala pinta pero nunca se sabia, las apariencias engañaban. Me apresuré a contestar puesto no queria dar a notar que me moria de la curiosidad por saber quien era y el porque de la nota.
Asi es monsieur, yo soy Mia Waldorf.-Dije con seguridad en la voz y dandole la razon puesto habia adivinado quien era yo, después comence una busqueda en mi memoria para dar con el lo cual no estaba saliendo como queria puesto no podria recordar su cara ni siquiera su voz, era tan extraño que el si me conociese y yo no me acordaba ni que habiamos cruzado caminos o algo asi, talvez me estaba apresurando demasiado espere con ansias a que dijera algo puesto empezaba a ponerme nerviosa, y si habia sido una mala idea venir sola?, nunca sabias que podrias encontrar por las calles o incluso con conocidos no sabes como terminaran las cosas asi que debia poner mi instinto de supervivencia más activo puesto asi terminaria muerta en muy poco tiempo, por confiar demasiado en las personas la gente sale herida algo asi habia dicho mi madre y en buena hora lo recordaba.
Me estremeci un poco cuando tomó mi mano, se presento muy propio de lo que me suponia su clase social, aqui todo mundo se manejaba por eso, el dinero si no tenias suficiente eras alguien que no merecia estar en tan buen lugar.
Le dediqué una media sonrisa mientras decia lo demás, no estaba nerviosa si mordia o no estaba un poco confundida y frustrada al no entender muchas cosas como la cita que habia programado el joven para decirme o darme alguna cosa que habia perdido.
Habéis sido muy valiente viniendo hasta aquí vos sola. Me temo que la curiosidad ha podido más que cualquier temor o rapto de conciencia. -Dijo con una sonrisa en sus labios dibujada.- Pero eso va a mi favor, así que no voy a criticarla.
Le escuché con atencion y mordi debilmente mi labio inferior, algo tipico de cuando habian descubierto algo en mi, talvez habia sido una imprudencia y bien venia pensando...La curiosidad mató al gato.-
Le sonrei a medias mientras el chico decia su nombre.
Dimitri Lumière.-Dijo el chico y busqué en mi memoria algo que me recordara que lo habia conocido o que habia tenido algun trato con el, incluso mi padre pero nada, ni el nombre se me hacia conocido.
Mucho gusto Monsieur Lumière...creo que no necesito presentarme puesto que usted ya sabes quien soy.-Le dije con una sonrisa amable en mi rostro y con la voz suave, mis ojos debia notarse un ligero brillo de curiosidad mientras escuchaba lo demás que decia.
Empece a fruncir un poco el ceño sin comprender mucho, no recordaba nada de este chico, ni su cara ni voz, nada en absoluto, mi memoria era mala eso todos los que me conocian se daban cuenta, era demasiado distraida para recordar, no tenia idea de que queria hablar, ¿Que podría saber el de mi?, ¿De que me habia perdido?.
Perdone, no recuerdo haberlo visto antes, disculpe mi mala memoria...y bueno que es eso que tenemos que hablar?, de que se trata?.-Dije entredientes, a veces solia hablar demasiado, talvez debia morder mi lengua asi no se me escaparía una tonteria más y llegar a ser imprudente.
Asi es monsieur, yo soy Mia Waldorf.-Dije con seguridad en la voz y dandole la razon puesto habia adivinado quien era yo, después comence una busqueda en mi memoria para dar con el lo cual no estaba saliendo como queria puesto no podria recordar su cara ni siquiera su voz, era tan extraño que el si me conociese y yo no me acordaba ni que habiamos cruzado caminos o algo asi, talvez me estaba apresurando demasiado espere con ansias a que dijera algo puesto empezaba a ponerme nerviosa, y si habia sido una mala idea venir sola?, nunca sabias que podrias encontrar por las calles o incluso con conocidos no sabes como terminaran las cosas asi que debia poner mi instinto de supervivencia más activo puesto asi terminaria muerta en muy poco tiempo, por confiar demasiado en las personas la gente sale herida algo asi habia dicho mi madre y en buena hora lo recordaba.
Me estremeci un poco cuando tomó mi mano, se presento muy propio de lo que me suponia su clase social, aqui todo mundo se manejaba por eso, el dinero si no tenias suficiente eras alguien que no merecia estar en tan buen lugar.
Le dediqué una media sonrisa mientras decia lo demás, no estaba nerviosa si mordia o no estaba un poco confundida y frustrada al no entender muchas cosas como la cita que habia programado el joven para decirme o darme alguna cosa que habia perdido.
Habéis sido muy valiente viniendo hasta aquí vos sola. Me temo que la curiosidad ha podido más que cualquier temor o rapto de conciencia. -Dijo con una sonrisa en sus labios dibujada.- Pero eso va a mi favor, así que no voy a criticarla.
Le escuché con atencion y mordi debilmente mi labio inferior, algo tipico de cuando habian descubierto algo en mi, talvez habia sido una imprudencia y bien venia pensando...La curiosidad mató al gato.-
Le sonrei a medias mientras el chico decia su nombre.
Dimitri Lumière.-Dijo el chico y busqué en mi memoria algo que me recordara que lo habia conocido o que habia tenido algun trato con el, incluso mi padre pero nada, ni el nombre se me hacia conocido.
Mucho gusto Monsieur Lumière...creo que no necesito presentarme puesto que usted ya sabes quien soy.-Le dije con una sonrisa amable en mi rostro y con la voz suave, mis ojos debia notarse un ligero brillo de curiosidad mientras escuchaba lo demás que decia.
Empece a fruncir un poco el ceño sin comprender mucho, no recordaba nada de este chico, ni su cara ni voz, nada en absoluto, mi memoria era mala eso todos los que me conocian se daban cuenta, era demasiado distraida para recordar, no tenia idea de que queria hablar, ¿Que podría saber el de mi?, ¿De que me habia perdido?.
Perdone, no recuerdo haberlo visto antes, disculpe mi mala memoria...y bueno que es eso que tenemos que hablar?, de que se trata?.-Dije entredientes, a veces solia hablar demasiado, talvez debia morder mi lengua asi no se me escaparía una tonteria más y llegar a ser imprudente.
Invitado- Invitado
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Ella dijo no haberme visto nunca. Justo lo que pensaba. Sus nervios se iban desvaneciendo poco a poco, aunque sabía que se mantenía en una posición alerta. Siempre causaba ese tipo de sensación en humanos, a pesar de que éstos ni siquiera supieran mi condición, y mucho menos, lo mortífero que podía llegar a ser si quería. Me mantuve un poco alejado de ella mientras hablaba, evitando la cercanía con su olor, que me incitaba a morder el blanco cuello que poseía.
-Imaginaba que así sería, mademoiselle. -le dije aún con la sonrisa-. La última vez que nos vimos eráis apenas una niña.
Sin más dilación, me pruguntó qué era lo que había hecho que viniera, qué era lo que tenía que darle.
-Bueno, lo cierto es que sí, tengo algo que os pertenece. Quizás debí dároslo en su momento, pero no me apetecía. La persona que me lo dio al fin y al cabo tan sólo fue una persona más en aquella noche -dije recordando.- Pero guardé algo que me pidió que os entregara. Nunca lo hice, y ahora me apetecía hacerlo, por mera diversión.
Ella seguía atónita, sin entender bien mis palabras. No quise desvelarle el objeto que guardaba en el bolsillo interior de mi chaqueta; aún no. Necesitaba hacerla recordar un poco más.
-No me parecería cortés abordar el tema sin antes conocernos, mademoiselle. Tan sólo le pido que demos un paseo. El agua esta noche está calmada y podemos vernos con claridad aún, ya que todavía las luces están titilando.
Sus ojos aún brillaban sin saber bien qué sucedía, ni por qué había acudido a una cita. Podía ser un loco o podía tener cosas importantes que decirle. Oh, la curiosité. En realidad, era ambas cosas.
Comenzamos a caminar con pasos lentos y pausados por el paseo del puerto. Ella caminaba ligeramente tras de mí, esperando a que comenzase a hablar.
-En cuanto supe que estábais en París quise hablar con vos, pero me fue difícil encontraros, ¿sabéis? Quizá hagáis memoria. Tan sólo os diré que la última vez que nos vimos vuestro padre aún vivía.
Esperé que la mera mención de aquel hombre, que tanto años atrás la había dejado, surtiese un deseado efecto de aumentar el interés que podía tener ella en escucharme.
-Recuerdo a monsieur Waldorf. Extranjero, de clase media. Era una buena persona, eso sin duda. Pero también era un poco transigente. No sabía bien cuándo había que actuar y cuándo había que dejar que las circunstancias se meciesen a su mero antojo.
La joven me miró y se paró en seco. Supe que había tocado diana. Cuando ví a su padre por última vez, junto a ella, parecían tener una buena relación. Supuse que ella lo había echado de menos, y el hecho de haber hablado de él ahora, tantos años después, la había pillado por sorpresa.
-No os preocupéis. Tan sólo quiero charlar un poco sobre él. Fuimos... socios, más o menos. Nos conocíamos bastante bien. Por aquellos entonces yo vivía allí, en España, donde vuestro padre tenía instalado su negocio. Siempre fue discreto. Supongo que vos pensábais que tan sólo tenía un mero comercio en una localidad normal y corriente
.
Supe que aquello que había dicho ella no lo sabía. No habría sospechado jamás que su padre, además de comerciante, tenía otros negocios. Ni siquiera su mujer lo sabía, dudaba que una niña de seis años pudiese sospechar algo así. Esperé a que llegasen las acusaciones, que me llamase mentiroso y su incredulidad. Mientras, fui dirigiendo nuestros pasos hacia aquella cabaña de madera que tanto captaba mi atención.
-Imaginaba que así sería, mademoiselle. -le dije aún con la sonrisa-. La última vez que nos vimos eráis apenas una niña.
Sin más dilación, me pruguntó qué era lo que había hecho que viniera, qué era lo que tenía que darle.
-Bueno, lo cierto es que sí, tengo algo que os pertenece. Quizás debí dároslo en su momento, pero no me apetecía. La persona que me lo dio al fin y al cabo tan sólo fue una persona más en aquella noche -dije recordando.- Pero guardé algo que me pidió que os entregara. Nunca lo hice, y ahora me apetecía hacerlo, por mera diversión.
Ella seguía atónita, sin entender bien mis palabras. No quise desvelarle el objeto que guardaba en el bolsillo interior de mi chaqueta; aún no. Necesitaba hacerla recordar un poco más.
-No me parecería cortés abordar el tema sin antes conocernos, mademoiselle. Tan sólo le pido que demos un paseo. El agua esta noche está calmada y podemos vernos con claridad aún, ya que todavía las luces están titilando.
Sus ojos aún brillaban sin saber bien qué sucedía, ni por qué había acudido a una cita. Podía ser un loco o podía tener cosas importantes que decirle. Oh, la curiosité. En realidad, era ambas cosas.
Comenzamos a caminar con pasos lentos y pausados por el paseo del puerto. Ella caminaba ligeramente tras de mí, esperando a que comenzase a hablar.
-En cuanto supe que estábais en París quise hablar con vos, pero me fue difícil encontraros, ¿sabéis? Quizá hagáis memoria. Tan sólo os diré que la última vez que nos vimos vuestro padre aún vivía.
Esperé que la mera mención de aquel hombre, que tanto años atrás la había dejado, surtiese un deseado efecto de aumentar el interés que podía tener ella en escucharme.
-Recuerdo a monsieur Waldorf. Extranjero, de clase media. Era una buena persona, eso sin duda. Pero también era un poco transigente. No sabía bien cuándo había que actuar y cuándo había que dejar que las circunstancias se meciesen a su mero antojo.
La joven me miró y se paró en seco. Supe que había tocado diana. Cuando ví a su padre por última vez, junto a ella, parecían tener una buena relación. Supuse que ella lo había echado de menos, y el hecho de haber hablado de él ahora, tantos años después, la había pillado por sorpresa.
-No os preocupéis. Tan sólo quiero charlar un poco sobre él. Fuimos... socios, más o menos. Nos conocíamos bastante bien. Por aquellos entonces yo vivía allí, en España, donde vuestro padre tenía instalado su negocio. Siempre fue discreto. Supongo que vos pensábais que tan sólo tenía un mero comercio en una localidad normal y corriente
.
Supe que aquello que había dicho ella no lo sabía. No habría sospechado jamás que su padre, además de comerciante, tenía otros negocios. Ni siquiera su mujer lo sabía, dudaba que una niña de seis años pudiese sospechar algo así. Esperé a que llegasen las acusaciones, que me llamase mentiroso y su incredulidad. Mientras, fui dirigiendo nuestros pasos hacia aquella cabaña de madera que tanto captaba mi atención.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Espere a que dijera algo, mis nervios estaban pasandose, cuando comenzo a hablar preste mucha atencion no queria perderme de nada puesto ahi con una sola palabra podria recordar quien era él.
Asi que habia sido eso, por eso no lo recordaba cuando era una niña no prestaba demasiada atencion a los que conocia, me dedicaba a jugar y aprender lo que mi madre consideraba que utilizaria después, y claro a ser una señorita y en un futuro una esposa con responsabilidades y poder con absolutamente todas las responsabilidades que implicaba eso.
Una cosa?, bueno si por eso habia venido aqui pero que era eso tan importante que debia darme? y quien era esa persona?, la unica que podia conocerlo era mi padre puesto el en su trabajo conocia a todo mundo y era un hombre muy bueno, trataba a mi madre como una reina y a mi como su princesita, asi era como el mismo me llamaba.
Eso del paseo sonaba muy bien asi podria distraerme un poco y no estar tan tensa como ahora puesto asi podria tener más cosas en mente sin que se diese cuenta de lo que hacia, camine a pasos un poco lentos, lo suficiente para que pudiera verlo sin hacer más, y además escucharlo con absoluta atencion algo atras de el para mantener la distancia, siempre cuidando detalles, cosa muy de mi.
El paseo...suena bien y es muy amable al hacerlo de esta forma tomandose el tiempo para ir con calma, noto que le interesa darme lo que dice puesto si no fuese asi no desearia haberme conocido.-Eso era extraño, no parecia dar entendimiento o algún sentido a sus acciones, que punto seria el conocerme y darmelo en persona? debia ser algo demasiado importante porque si no fuese asi otra persona habria mandado a alguien a darme eso o talvez ni siquiera eso y jamás me hubiese enterado de nada.
Escuché lo demás si asi lo habia supuesto, fue cuando vivia mi padre puesto cuando el habia muerto no estaba muy cerca de casa, siempre estaba en la biblioteca o haciendo demás cosas pero nunca salia puesto aun dolia mucho no tener a mi padre, quien por su puesto habia sido todo para mi, me habia llevado mejor con el que con mi madre y cuando el murió me repuse demasiado lento aunque ahora aun guardaba algo de sentimientos sobre el tema puesto cuando nombro a mi padre no habia notado como habia parado de caminar, me sorprendio lo que dijo, lo describia muy bien puesto exactamente asi era, pero aun asi seguia sin recordarlo bien, talvez mi memoria de niña no era muy buena y al crecer se habia estropeado un poco.
Escuché lo demás y ladee un poco la cabeza, ¿Un negocio, pero que tipo de negocio?.
Tenia mucho en la cabeza y esto me habia dejado paralizada, mil preguntas vinieron a mi mente pero ninguna tenia sentido y mucho menos lo que acababa de decir, decia la verdad o solo era un mentiroso?.
Negocio?, aparte del comercio....pero que tipo de negocio tenia con usted?.-Dije entre un susurro más para mi que para el intentando hacer memoria y aun seguia sin saber bien quien era el, no saberlo me frustraba y me ponia mal no seguir el hilo de la conversacion me habia perdido de algo que ni siquiera sabia que debia estar ahi, no tenia sentido nada y esperaba que el pudiese aclararme todo.
Asi que habia sido eso, por eso no lo recordaba cuando era una niña no prestaba demasiada atencion a los que conocia, me dedicaba a jugar y aprender lo que mi madre consideraba que utilizaria después, y claro a ser una señorita y en un futuro una esposa con responsabilidades y poder con absolutamente todas las responsabilidades que implicaba eso.
Una cosa?, bueno si por eso habia venido aqui pero que era eso tan importante que debia darme? y quien era esa persona?, la unica que podia conocerlo era mi padre puesto el en su trabajo conocia a todo mundo y era un hombre muy bueno, trataba a mi madre como una reina y a mi como su princesita, asi era como el mismo me llamaba.
Eso del paseo sonaba muy bien asi podria distraerme un poco y no estar tan tensa como ahora puesto asi podria tener más cosas en mente sin que se diese cuenta de lo que hacia, camine a pasos un poco lentos, lo suficiente para que pudiera verlo sin hacer más, y además escucharlo con absoluta atencion algo atras de el para mantener la distancia, siempre cuidando detalles, cosa muy de mi.
El paseo...suena bien y es muy amable al hacerlo de esta forma tomandose el tiempo para ir con calma, noto que le interesa darme lo que dice puesto si no fuese asi no desearia haberme conocido.-Eso era extraño, no parecia dar entendimiento o algún sentido a sus acciones, que punto seria el conocerme y darmelo en persona? debia ser algo demasiado importante porque si no fuese asi otra persona habria mandado a alguien a darme eso o talvez ni siquiera eso y jamás me hubiese enterado de nada.
Escuché lo demás si asi lo habia supuesto, fue cuando vivia mi padre puesto cuando el habia muerto no estaba muy cerca de casa, siempre estaba en la biblioteca o haciendo demás cosas pero nunca salia puesto aun dolia mucho no tener a mi padre, quien por su puesto habia sido todo para mi, me habia llevado mejor con el que con mi madre y cuando el murió me repuse demasiado lento aunque ahora aun guardaba algo de sentimientos sobre el tema puesto cuando nombro a mi padre no habia notado como habia parado de caminar, me sorprendio lo que dijo, lo describia muy bien puesto exactamente asi era, pero aun asi seguia sin recordarlo bien, talvez mi memoria de niña no era muy buena y al crecer se habia estropeado un poco.
Escuché lo demás y ladee un poco la cabeza, ¿Un negocio, pero que tipo de negocio?.
Tenia mucho en la cabeza y esto me habia dejado paralizada, mil preguntas vinieron a mi mente pero ninguna tenia sentido y mucho menos lo que acababa de decir, decia la verdad o solo era un mentiroso?.
Negocio?, aparte del comercio....pero que tipo de negocio tenia con usted?.-Dije entre un susurro más para mi que para el intentando hacer memoria y aun seguia sin saber bien quien era el, no saberlo me frustraba y me ponia mal no seguir el hilo de la conversacion me habia perdido de algo que ni siquiera sabia que debia estar ahi, no tenia sentido nada y esperaba que el pudiese aclararme todo.
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Explicarle todo lo que tenía en mente no sería fácil. El torbellino de ideas, y el vago amago de lo que quería hacerle sufrir aquella noche, dibujado en mi cabeza, sumían mi mente en una especie de mezcla irregular que no me dejaba pensar con claridad.
Supe que no le gustaría, pero al fin y al cabo ella tenía derecho a saberlo, aunque yo no lo hacía por eso.
-Bueno, digamos que él me propuso un trato. Sí, es la mejor manera de explicarlo; hicimos un pacto en el cual él salía mucho más perjudicado que yo. Desde su punto de vista, él obtendría muchísimos beneficios, y yo tan sólo era su lacayo, pero no fue así.
Me giré hacia ella, frenando en seco. Estábamos justo delante de la cabaña de madera, de unos veinte metros cuadrados, que estaba cerrada con un enorme candado. Las tablachas de madera estaban colocadas casi al azar, dándole a aquella pequeña construcción un aire siniestro e ilógico.
-No te puedo explicar exactamente en qué consistía nuestro trato. Cuando me conozcas un poco más, entonces podré hablarte de qué era lo que sucedió.
Me mantuve en silencio unos segundos, mirando a aquella chiquilla. No sabía si era el momento de entrar a la cabaña y comenzar con mi característica tortura verbal, o aún era pronto para asustarla. Preferí esperar, aunque cuando llegase el momento, utilizaría todas mis artes para convencerla, sin ningún tipo de duda.
-El caso es que -continué, dejando de caminar- el negocio que teníamos entre manos se truncó, al menos para él, y eso hizo que tu padre enfermara de rabia. Su corazón era frágil, como bien sabéis, y se sumió en una profunda depresión. Creo recordar que estuvo varios años enfermo; casi tres, y finalmente desapareció de vuestras vidas. Un ataque al corazón, ¿no? Al menos, esa es la versión oficial. Pero creo que tienes derecho a saber lo que le sucedió de verdad. A menos que prefieras seguir viviendo en un mundo plagado de mentiras, lo cual, sinceramente, me parecería muy inteligente por tu parte.
Usé mi retórica para que aquella mujer quisiera saber más sobre el tema. Estaba soltando todo lo que sabía bruscamente, a grandes cantidades, pero no podía ser de otra manera. Era la única forma de ganarme su confianza, una confianza que después utilizaría para tratarla a mi antojo, hasta que obtuviera suficiente diversión por aquella noche.
-¿Qué me decís? ¿Queréis saber la verdad? -le pregunté empleando mi mejor sonrisa.
Supe que no le gustaría, pero al fin y al cabo ella tenía derecho a saberlo, aunque yo no lo hacía por eso.
-Bueno, digamos que él me propuso un trato. Sí, es la mejor manera de explicarlo; hicimos un pacto en el cual él salía mucho más perjudicado que yo. Desde su punto de vista, él obtendría muchísimos beneficios, y yo tan sólo era su lacayo, pero no fue así.
Me giré hacia ella, frenando en seco. Estábamos justo delante de la cabaña de madera, de unos veinte metros cuadrados, que estaba cerrada con un enorme candado. Las tablachas de madera estaban colocadas casi al azar, dándole a aquella pequeña construcción un aire siniestro e ilógico.
-No te puedo explicar exactamente en qué consistía nuestro trato. Cuando me conozcas un poco más, entonces podré hablarte de qué era lo que sucedió.
Me mantuve en silencio unos segundos, mirando a aquella chiquilla. No sabía si era el momento de entrar a la cabaña y comenzar con mi característica tortura verbal, o aún era pronto para asustarla. Preferí esperar, aunque cuando llegase el momento, utilizaría todas mis artes para convencerla, sin ningún tipo de duda.
-El caso es que -continué, dejando de caminar- el negocio que teníamos entre manos se truncó, al menos para él, y eso hizo que tu padre enfermara de rabia. Su corazón era frágil, como bien sabéis, y se sumió en una profunda depresión. Creo recordar que estuvo varios años enfermo; casi tres, y finalmente desapareció de vuestras vidas. Un ataque al corazón, ¿no? Al menos, esa es la versión oficial. Pero creo que tienes derecho a saber lo que le sucedió de verdad. A menos que prefieras seguir viviendo en un mundo plagado de mentiras, lo cual, sinceramente, me parecería muy inteligente por tu parte.
Usé mi retórica para que aquella mujer quisiera saber más sobre el tema. Estaba soltando todo lo que sabía bruscamente, a grandes cantidades, pero no podía ser de otra manera. Era la única forma de ganarme su confianza, una confianza que después utilizaría para tratarla a mi antojo, hasta que obtuviera suficiente diversión por aquella noche.
-¿Qué me decís? ¿Queréis saber la verdad? -le pregunté empleando mi mejor sonrisa.
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Espere con ansias a que continuara, aun no podria creer lo que mi padre habia hecho, un negocio no podría más que ser sucio puesto no veia que fuese algo bueno si hubiera sido asi no lo habria ocultado y al menos mi madre me hubiera dicho algo...y si no era asi? y si mi madre sabia algo?, cruzaria un par de palabritas con ella después de esto y queria la verdad aunque al menos el chico se notaba que me daria la historia o al menos un tanto de ella.
Empezo a hablar y ladee un poco la cabeza escuchandolo con atencion, seguia sin entender nada, claro el negocio era el problema pero de aqui que trato? a que se referia el trato o al menos de que era?.
Cuando se detuvo hizo que me sobresaltara un poco puesto estaba tan metida en la conversacion que lo que hizo me tomo por sorpresa, un escalofrio recorrio mi cuerpo cuando sin querer fije la vista en la cabaña abandonada que estaba cerca de nosotros, mis nervios y demás estaban fuera de servicio puesto estaba demasiado concentrada en la historia que contaba.
Frunsi un poco el ceño, no sabria por ahora a que se debia ese trato, eso iba mal puesto si fuera algo bueno no creia que dudara en decirme, tendría que esperar y atar cabos después.
Escuché lo demás confundiendome más si es que se podia, no sabia si el estaba mintiendo aunque no tendria porque, aun asi me andaria por las ramas y no confiaria demasiado, ya veria como confirmar lo que el me dijese.
Bueno en eso tiene razón no sería bueno que siga una historia que no fue verdad, supongo que usted me dará mas detalles de lo sucedido., y por supuesto que quiero saber más, aunque me parece curioso algo.Dije casi entredientes, las palabras salian de mi boca sin que pudiera detenerlas.
Porque me ha buscado?, es por el negocio?, mi padre quedo a deberle algo a usted?¿.-Pregunté fijando la vista en el esperando lo que contestara.
Empezo a hablar y ladee un poco la cabeza escuchandolo con atencion, seguia sin entender nada, claro el negocio era el problema pero de aqui que trato? a que se referia el trato o al menos de que era?.
Cuando se detuvo hizo que me sobresaltara un poco puesto estaba tan metida en la conversacion que lo que hizo me tomo por sorpresa, un escalofrio recorrio mi cuerpo cuando sin querer fije la vista en la cabaña abandonada que estaba cerca de nosotros, mis nervios y demás estaban fuera de servicio puesto estaba demasiado concentrada en la historia que contaba.
Frunsi un poco el ceño, no sabria por ahora a que se debia ese trato, eso iba mal puesto si fuera algo bueno no creia que dudara en decirme, tendría que esperar y atar cabos después.
Escuché lo demás confundiendome más si es que se podia, no sabia si el estaba mintiendo aunque no tendria porque, aun asi me andaria por las ramas y no confiaria demasiado, ya veria como confirmar lo que el me dijese.
Bueno en eso tiene razón no sería bueno que siga una historia que no fue verdad, supongo que usted me dará mas detalles de lo sucedido., y por supuesto que quiero saber más, aunque me parece curioso algo.Dije casi entredientes, las palabras salian de mi boca sin que pudiera detenerlas.
Porque me ha buscado?, es por el negocio?, mi padre quedo a deberle algo a usted?¿.-Pregunté fijando la vista en el esperando lo que contestara.
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Sonreí famélicamente hacia ella.
-No, querida. No he venido a buscaros porque me faltase dinero. Aunque ahora que lo decís, sí que me dejó a deber dinero. -suspiré, no sabía si era justo decirle esto ahora, pero dedicí continuar- Pero ya saldamos esa deuda. Además, el no está aquí, y vos no tenéis por qué pagar por los pecados de vuestro progenitor.
El cúmulo de ideas que venían a mi mente me pedía a gritos que le contase la verdad aquella humana de aspecto frágil y vulnerable. Me encantaría pervertir su inocencia; pero aún era demasiado pronto. Tenía que hacerla sufrir contándole todos los detalles de mi paso por su vida, que ahora ella no recordaba.
-Lo cierto es, mademoiselle -dije continuando mi relato- que como he dicho la versión oficial de su muerte fue un ataque al corazón. Pero no fue así. -la miré con ojos expectantes, no sabía cómo reaccionaría a lo siguiente- No sé si creéis o no en criaturas sobrenaturales, señorita Waldorf... Pero lo que yo os voy a contar ahora trata de eso mismo. Así que espero que os dejéis el escepticismo para otro momento, porque es importante que creáis todas y cada una de mis palabras.
Utilicé mi persuasión natural para convencerla de que lo que iba a decir era absolutamente cierto.
-A vuestro padre, mademoiselle Waldorf; a mi querido socio, lo mató un vampiro.
Esperé su reacción. Probablemente tan sólo habría oído hablar de mi raza en las historias de miedo para niños o en algún que otro libro. Pero su cara de incredulidad me lo decía todo. Pensaba que me estaba riendo de ella, y en realidad le estaba contando la más importante historia de su vida, que no sólo tenía que ver con su padre, sino con todos los hombres importantes que habían pasado por su vida.
Ella profirió un gemido de incredulidad, o más bien de dolor. No sabía bien lo que era. Me acerqué hasta ella y la sujeté por los brazos, evitando que cayera al suelo del mareo que le habían provocado mis palabras.
-Tranquila, mademoiselle. Ya le advertí que la realidad era dolorosa, y que no estaba seguro de que usted quisiera conocerlo todo.
Esperé unos segundos, hasta que ella me miró, en busca de más respuestas.
-Sí, querida. Una bestia de la noche poseída por el más cruel y mortífero don, la inmortalidad, asesinó vilmente a vuestro querido padre.
Esperé a que me preguntara cómo sabía eso, o cómo estaba seguro de lo que decía. Igual había llegado el momento de mostrarme en todo mi esplendor. Su dolor me llegaba intacto, un dolor causado con sutileza y descaro. Bebía de él como si fuese auténtica sangre. Pero no lo era; eso ya llegaría después. Ahora era cuando podía disfrutar de manipular los sentimientos de aquella muchachita. Utilizaba su dolor como el más intento placer para mí; cada vez que sentía en ella esa marca de nerviosismo, furia, dolor o duda, un inmenso calor me recorría el cuerpo. Estaba resultando demasiado fácil.
-No, querida. No he venido a buscaros porque me faltase dinero. Aunque ahora que lo decís, sí que me dejó a deber dinero. -suspiré, no sabía si era justo decirle esto ahora, pero dedicí continuar- Pero ya saldamos esa deuda. Además, el no está aquí, y vos no tenéis por qué pagar por los pecados de vuestro progenitor.
El cúmulo de ideas que venían a mi mente me pedía a gritos que le contase la verdad aquella humana de aspecto frágil y vulnerable. Me encantaría pervertir su inocencia; pero aún era demasiado pronto. Tenía que hacerla sufrir contándole todos los detalles de mi paso por su vida, que ahora ella no recordaba.
-Lo cierto es, mademoiselle -dije continuando mi relato- que como he dicho la versión oficial de su muerte fue un ataque al corazón. Pero no fue así. -la miré con ojos expectantes, no sabía cómo reaccionaría a lo siguiente- No sé si creéis o no en criaturas sobrenaturales, señorita Waldorf... Pero lo que yo os voy a contar ahora trata de eso mismo. Así que espero que os dejéis el escepticismo para otro momento, porque es importante que creáis todas y cada una de mis palabras.
Utilicé mi persuasión natural para convencerla de que lo que iba a decir era absolutamente cierto.
-A vuestro padre, mademoiselle Waldorf; a mi querido socio, lo mató un vampiro.
Esperé su reacción. Probablemente tan sólo habría oído hablar de mi raza en las historias de miedo para niños o en algún que otro libro. Pero su cara de incredulidad me lo decía todo. Pensaba que me estaba riendo de ella, y en realidad le estaba contando la más importante historia de su vida, que no sólo tenía que ver con su padre, sino con todos los hombres importantes que habían pasado por su vida.
Ella profirió un gemido de incredulidad, o más bien de dolor. No sabía bien lo que era. Me acerqué hasta ella y la sujeté por los brazos, evitando que cayera al suelo del mareo que le habían provocado mis palabras.
-Tranquila, mademoiselle. Ya le advertí que la realidad era dolorosa, y que no estaba seguro de que usted quisiera conocerlo todo.
Esperé unos segundos, hasta que ella me miró, en busca de más respuestas.
-Sí, querida. Una bestia de la noche poseída por el más cruel y mortífero don, la inmortalidad, asesinó vilmente a vuestro querido padre.
Esperé a que me preguntara cómo sabía eso, o cómo estaba seguro de lo que decía. Igual había llegado el momento de mostrarme en todo mi esplendor. Su dolor me llegaba intacto, un dolor causado con sutileza y descaro. Bebía de él como si fuese auténtica sangre. Pero no lo era; eso ya llegaría después. Ahora era cuando podía disfrutar de manipular los sentimientos de aquella muchachita. Utilizaba su dolor como el más intento placer para mí; cada vez que sentía en ella esa marca de nerviosismo, furia, dolor o duda, un inmenso calor me recorría el cuerpo. Estaba resultando demasiado fácil.
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Estaba atonica no podia creer nada de lo que el me decia, me tenia por completo congelada, todo lo que habia dicho me tomaba por sorpresa mi padre no habia dicho nada y mucho menos mi madre, todo esto era increible no podia entender como mi padre habia sido totalmente distinto a lo que yo creia y eso me empezaba a molestar, me hacia creer que nada de lo que el me habia dicho antes era cierto.
Segui escuchandolo con atencion sintiendo mis musculos tensarse más si es que se podia.
Cuando empezó a hablar de la muerte de mi padre escalofrios pasaron por mi cuerpo, si no habia sido eso entonces que?.
Antes que pudiera decir más el contestó mi pregunta, criaturas sobrenaturales?, encerio?, de verdad empezaba a creer que esta era una terrible pesadilla de la cual no podia despertar, todo me parecia una farsa y aun más eso de lo sobrenatural.
No era que no creyera pero es que era dificil empezar a pensar en otra cosa aparte de los problemas en los que mi padre se habia metido, todo habia sido obra de el, el sufrimiento de mi madre no habia sido mucho desde que el murio, sus razones debio tener aunque sentia que algo faltaba puesto no habia momento que no estuviese con mi padre más que cuando tenia clases con mi madre o iba con ella para comprar la despensa y demás.
Cuando escuché lo ultimo tape mi boca escondiendo un gemido, estaba aterrada ahora si y no sabia si era que seguia pensando que era un sueño o solamente porque todo esto sonaba cada vez peor.
Pero...como sabe usted todo esto?, como se ha enterado?.-Dije entre susurros intentando respirar bien y tratando de no perder la cordura ahora, el miedo podia apoderarse de todo lo que tu dejaras y eso era algo que no podia permitirme.
Todo lo que usted dice ha empeorado y eso de criaturas sobrenaturales como es que usted sabe de eso? no entiendo como....-Deje la frase inconclusa intentando encontrar de nuevo el hilo de la conversacion, regresando a las palabras que el me habia dicho intentando encontrarle sentido lo cual no tuvo mucho exito.
Segui escuchandolo con atencion sintiendo mis musculos tensarse más si es que se podia.
Cuando empezó a hablar de la muerte de mi padre escalofrios pasaron por mi cuerpo, si no habia sido eso entonces que?.
Antes que pudiera decir más el contestó mi pregunta, criaturas sobrenaturales?, encerio?, de verdad empezaba a creer que esta era una terrible pesadilla de la cual no podia despertar, todo me parecia una farsa y aun más eso de lo sobrenatural.
No era que no creyera pero es que era dificil empezar a pensar en otra cosa aparte de los problemas en los que mi padre se habia metido, todo habia sido obra de el, el sufrimiento de mi madre no habia sido mucho desde que el murio, sus razones debio tener aunque sentia que algo faltaba puesto no habia momento que no estuviese con mi padre más que cuando tenia clases con mi madre o iba con ella para comprar la despensa y demás.
Cuando escuché lo ultimo tape mi boca escondiendo un gemido, estaba aterrada ahora si y no sabia si era que seguia pensando que era un sueño o solamente porque todo esto sonaba cada vez peor.
Pero...como sabe usted todo esto?, como se ha enterado?.-Dije entre susurros intentando respirar bien y tratando de no perder la cordura ahora, el miedo podia apoderarse de todo lo que tu dejaras y eso era algo que no podia permitirme.
Todo lo que usted dice ha empeorado y eso de criaturas sobrenaturales como es que usted sabe de eso? no entiendo como....-Deje la frase inconclusa intentando encontrar de nuevo el hilo de la conversacion, regresando a las palabras que el me habia dicho intentando encontrarle sentido lo cual no tuvo mucho exito.
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Las palabras de aquella joven no hicieron más que regodearme en mi lecho de placer, disfrutando del sufrimiento y la duda ajena. La expresión de su cara empezaba a ser cada vez más atónita, y su carácter cambió levemente. Si antes me había tratado bien y había tenido mucha paciencia aguardando todas y cada una de mis palabras, ahora lo único que podía hacer era sorprenderse ante lo que le estaba desvelando.
Lo cierto es que todo estaba yendo demasiado rápido. Le había desvelado demasiado en poco tiempo, y tan sólo había abarcado la mitad de su vida. La otra mitad, quizás si cabe más cruel, me la mantendría guardada de momento. Ahora mismo, con que supiera la verdad sobre su padre ya estaba bien. Los ojos de mademoiselle Waldorf, de un azúl gélido y grisáceo, se encendían a cada palabra mía. Supe que era el momento de terminar con aquella historia. A pesar de que sabía que no estaba siendo un buen gentleman, el jugo de la impaciencia, la soledad en la que aquella joven se encontraba aquella noche, podían con cualquier duda que se me presentase.
Cuando no pudo más, cuando el torbellino de ideas que atormentaban su pequeña cabeza estalló, decidió acabar con las dudas y me preguntó cómo era que yo sabía todo eso. Touché. ¿Era ya el momento? Volví a mirar hacia aquella cabaña estrecha y medio vacía. Sabía que ella ya se había percatado, y nuestra presencia cercana a ese edificio medio en ruinas no hacía otra cosa que ponerla aún más nerviosa de lo que estaba. Noté que sudaba, y era normal. La estaba irritando. Decidí que sí, que finalmente acabaría con aquel paseo y haría algo un poco más interesante. Seguimos andando un par de metros más, hasta llegar justo a la puerta de aquella caseta. Miré hacia el lago, queriendo parecer desinteresado.
-¿Que cómo lo sé? -le pregunté acercándome a ella. - Porque yo era ese vampiro.
Cuando estuve tan cerca que podía sentir su aliento, la rodeé con un solo brazo inmovilizándola, rodeando por completo su cuerpo, y con una pierna, dí una patada a la puerta de la cabaña. Entre la fuerza sobrenatural característica de mi raza y el estado moribundo en que se encontraba la madera de la puerta, se abrió sin más dilación.
Metí a mademoiselle Waldorf en aquel lugar soltándola en el suelo, y yo crucé tras ella. Cerré la puerta y me coloqué tapándola, para evitar que pudiera escaparse. El sitio estaba completamente en penumbra, ya que no poseía ninguna ventana. Mi visión nocturna me permitió percatarme de la mesita de madera, tapada con un pequeño mantelito negro, y un candelabro encima. Yo mismo había llevado aquella vela a ese lugar, hacía meses. No era la primera víctima que tenía ahí, aunque sí sería la primera que saldría con vida. Me metí una mano en el bolsillo, escuchando las súplicas de mademoiselle Waldorf para que la dejara ir. Saqué un paquete de cerillas, y encendí la vela. Tiré la cerilla al suelo, oliendo el humo de aquel fósforo cuya vida había terminado. Cogí el candelabro y me lo llevé a la cara, para que ella pudiera verme. Mostré mis colmillos, sedientos de dolor y agonía.
-Ahora, vas a mantenerte en silencio hasta que salgas de aquí, a no ser que prefieras quedarte el resto de tu miserable y fugaz vida dentro de estas cuatro paredes moribundas, ¿de acuerdo?
Lo cierto es que todo estaba yendo demasiado rápido. Le había desvelado demasiado en poco tiempo, y tan sólo había abarcado la mitad de su vida. La otra mitad, quizás si cabe más cruel, me la mantendría guardada de momento. Ahora mismo, con que supiera la verdad sobre su padre ya estaba bien. Los ojos de mademoiselle Waldorf, de un azúl gélido y grisáceo, se encendían a cada palabra mía. Supe que era el momento de terminar con aquella historia. A pesar de que sabía que no estaba siendo un buen gentleman, el jugo de la impaciencia, la soledad en la que aquella joven se encontraba aquella noche, podían con cualquier duda que se me presentase.
Cuando no pudo más, cuando el torbellino de ideas que atormentaban su pequeña cabeza estalló, decidió acabar con las dudas y me preguntó cómo era que yo sabía todo eso. Touché. ¿Era ya el momento? Volví a mirar hacia aquella cabaña estrecha y medio vacía. Sabía que ella ya se había percatado, y nuestra presencia cercana a ese edificio medio en ruinas no hacía otra cosa que ponerla aún más nerviosa de lo que estaba. Noté que sudaba, y era normal. La estaba irritando. Decidí que sí, que finalmente acabaría con aquel paseo y haría algo un poco más interesante. Seguimos andando un par de metros más, hasta llegar justo a la puerta de aquella caseta. Miré hacia el lago, queriendo parecer desinteresado.
-¿Que cómo lo sé? -le pregunté acercándome a ella. - Porque yo era ese vampiro.
Cuando estuve tan cerca que podía sentir su aliento, la rodeé con un solo brazo inmovilizándola, rodeando por completo su cuerpo, y con una pierna, dí una patada a la puerta de la cabaña. Entre la fuerza sobrenatural característica de mi raza y el estado moribundo en que se encontraba la madera de la puerta, se abrió sin más dilación.
Metí a mademoiselle Waldorf en aquel lugar soltándola en el suelo, y yo crucé tras ella. Cerré la puerta y me coloqué tapándola, para evitar que pudiera escaparse. El sitio estaba completamente en penumbra, ya que no poseía ninguna ventana. Mi visión nocturna me permitió percatarme de la mesita de madera, tapada con un pequeño mantelito negro, y un candelabro encima. Yo mismo había llevado aquella vela a ese lugar, hacía meses. No era la primera víctima que tenía ahí, aunque sí sería la primera que saldría con vida. Me metí una mano en el bolsillo, escuchando las súplicas de mademoiselle Waldorf para que la dejara ir. Saqué un paquete de cerillas, y encendí la vela. Tiré la cerilla al suelo, oliendo el humo de aquel fósforo cuya vida había terminado. Cogí el candelabro y me lo llevé a la cara, para que ella pudiera verme. Mostré mis colmillos, sedientos de dolor y agonía.
-Ahora, vas a mantenerte en silencio hasta que salgas de aquí, a no ser que prefieras quedarte el resto de tu miserable y fugaz vida dentro de estas cuatro paredes moribundas, ¿de acuerdo?
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Me empezaba a poner más nerviosa y las cosas empezaban a empeorar algo me decia que saliera de ahi corriendo y me fuera donde habia gente, lo mismo que hizo que mi piel se erizara tras las palabras de aquel chico que habia vuelto mi vida de cabeza y me habia metido tantas ideas que no sabia cual habia pasado y cual no, mi imaginacion y las imagenes en mi cabeza eran borrosas todo mi pasado se habia vuelto una pesadilla y nada de lo que habia pasado me parecia real, con las palabras de aquel chico habia hecho que mi mundo cambiase por completo mi padre ahora que ya estaba muy lejos de este mundo me parecia una persona completamente desconcida, espere con ansias a que contestara y me disculparia con el puesto ya queria volver no podia saber más, cuando oi lo que dijo me quede paralizada sabia que el color habia huido de mi rostro y nada estaba bien, debia haber seguido mis instintos y escapar cuando debia.
Cuando me inmovilizo estaba temblando queria irme y empecé a sollozar que me dejase ir que no diria nada de el y que haria como si nunca lo hubiera conocido pero ya ni yo misma me escuchaba solo escuchaba mi corazon latir aceleradamente casi perdiendo el control de todo y asi debia ser el miedo por fin habia aparecido y se apoderaba de cada parte de mi cuerpo.
Entramos a esa cabaña que estaba muy cerca de nosotros cuando me dejo libre pude verlo bien aunque con la penumbra que habia no lograba ver mucho, suspiré algo pesadamente era un suspiro frio ya que todo mi cuerpo lo sintió, trate de caminar para buscar otra salida pero me quede helada cuando puso el candelabro en su cara y comenzo a hablar, no me movi ni un centimetro y empecé a rezar porque esto fuera una terrible pesadilla de la cual despertaria pronto.
Por favor dejeme ir...porfavor.-Sollozaba mientras lagrimas corrian por mis mejillas y dejaba de sentir mi cuerpo.
Cuando me inmovilizo estaba temblando queria irme y empecé a sollozar que me dejase ir que no diria nada de el y que haria como si nunca lo hubiera conocido pero ya ni yo misma me escuchaba solo escuchaba mi corazon latir aceleradamente casi perdiendo el control de todo y asi debia ser el miedo por fin habia aparecido y se apoderaba de cada parte de mi cuerpo.
Entramos a esa cabaña que estaba muy cerca de nosotros cuando me dejo libre pude verlo bien aunque con la penumbra que habia no lograba ver mucho, suspiré algo pesadamente era un suspiro frio ya que todo mi cuerpo lo sintió, trate de caminar para buscar otra salida pero me quede helada cuando puso el candelabro en su cara y comenzo a hablar, no me movi ni un centimetro y empecé a rezar porque esto fuera una terrible pesadilla de la cual despertaria pronto.
Por favor dejeme ir...porfavor.-Sollozaba mientras lagrimas corrian por mis mejillas y dejaba de sentir mi cuerpo.
Invitado- Invitado
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Cada segundo que pasaba, era uno más para que mi sed aumentara. Era la primera vez que torturaba a alguien así, de esa manera tan fría y sin provocar ningún placer en la víctima. Siempre cuidaba cada detalle, cada mínima mota de arena que formaba el conjunto de los preliminares a la muerte para que la víctima se sintiese en el mismo cielo antes de arrastrarse hasta los confines del infierno. Pero esta vez estaba siendo distinto. Adoraba el cúmulo de preguntas y dudas que habían formado un caparazón dentro de aquella mujer, tan débil y frágil ante mis ojos. Y sin embargo, ese caparazón se había roto de golpe en cuanto mi semblante se tornó hostil, y mis palabras mostraban mi más cruda realidad; la de un depredador insaciable que buscaba el dolor ajeno para convertirlo en un canal de placer propio.
Ella suplicó con voz suave y ojos de cordero degollado que la dejase ir. Oh, la pauvre... Ella no tenía ni idea de que cuanto más me suplicara, cuanto más se arrastrara por el suelo y mostrase su dolor, más ínfimas serían las ganas que tendría de hacerle daño. Lágrimas saladas empezaron a caer por su rostro.
-Oh, tranquila. Saldrás de aquí; voy a dejarte marchar, eso te lo prometo. A no ser que hagas ninguna tontería o intentes huir o herirme, lo cual, por cierto, no conseguirás, antes de que amanezca serás libre. Lo único que quiero es que me escuches atentamente y prestes atención a lo que voy a decirte.
Cerró los ojos, quizá pensando en que esto no era real. Me gustaba verla sufrir. Sonreí. Me agaché junto a ella, y me coloqué muy cerca, con una media sonrisa, mirándola fijamente a los ojos. Cada vez tenía más miedo, y cada vez era más el placer que había en mí cuando sentía su pánico aumentar.
Alargué una mano y con un dedo retiré suavemente una de sus lágrimas.
-Tranquila, Mia, tranquila. No temas.
Había dejado de tratarla de vos, puesto que ya había quedado consabida mi hostilidad. Ya no tendría que fingir, al menos durante aquella noche.
-Déjame seguir con esta conversación, preciosa, y todo saldrá bien.
Aún no me había levantado, y sujeté sus brazos con mis manos, con fuerza pero sin hacerle daño. Mi firmeza la sostuvo mientras acercaba mi nariz a su cuello, y lo recorría con avidez. Inhalé su olor, tan humano y corruptible.
-Oh, querida. No deberías haber venido sola. -repasé de nuevo el perfil de su cuello con la lengua, pero no quise rozarlo con los dientes. De haberlo hecho, no hubiera aguantado mi instinto y habría devorado aquella piel blanquecina y mortal en un instante-. Ahora escúchame. Aún no he terminado.
Me senté frente a ella, en la otra pared, observando cómo sus lágrimas acompañaban la máscara de pena que recubría su interior plagado de miedo y terror ante la inseguridad de los acontecimientos que seguirían a la noche.
-Hay otro hombre en tu vida que también cruzó la mía -le dije sin pensarlo, sin dejar a un lado la suavidad y cortesía de mi voz.- No sé su nombre, suelo olvidarlos, como ya te he dicho. Pero sí recuerdo su rostro. Y también recuerdo la expresión de su cara antes de partir en aquel barco de pasajeros hacia Francia, una noche de invierno, ante el miedo de que te pasara algo.
Esperé a que me preguntara por él, a que supiera de quién estaba hablando. Aún nos quedaba noche por delante, y yo la estaba disfrutando al máximo.
Ella suplicó con voz suave y ojos de cordero degollado que la dejase ir. Oh, la pauvre... Ella no tenía ni idea de que cuanto más me suplicara, cuanto más se arrastrara por el suelo y mostrase su dolor, más ínfimas serían las ganas que tendría de hacerle daño. Lágrimas saladas empezaron a caer por su rostro.
-Oh, tranquila. Saldrás de aquí; voy a dejarte marchar, eso te lo prometo. A no ser que hagas ninguna tontería o intentes huir o herirme, lo cual, por cierto, no conseguirás, antes de que amanezca serás libre. Lo único que quiero es que me escuches atentamente y prestes atención a lo que voy a decirte.
Cerró los ojos, quizá pensando en que esto no era real. Me gustaba verla sufrir. Sonreí. Me agaché junto a ella, y me coloqué muy cerca, con una media sonrisa, mirándola fijamente a los ojos. Cada vez tenía más miedo, y cada vez era más el placer que había en mí cuando sentía su pánico aumentar.
Alargué una mano y con un dedo retiré suavemente una de sus lágrimas.
-Tranquila, Mia, tranquila. No temas.
Había dejado de tratarla de vos, puesto que ya había quedado consabida mi hostilidad. Ya no tendría que fingir, al menos durante aquella noche.
-Déjame seguir con esta conversación, preciosa, y todo saldrá bien.
Aún no me había levantado, y sujeté sus brazos con mis manos, con fuerza pero sin hacerle daño. Mi firmeza la sostuvo mientras acercaba mi nariz a su cuello, y lo recorría con avidez. Inhalé su olor, tan humano y corruptible.
-Oh, querida. No deberías haber venido sola. -repasé de nuevo el perfil de su cuello con la lengua, pero no quise rozarlo con los dientes. De haberlo hecho, no hubiera aguantado mi instinto y habría devorado aquella piel blanquecina y mortal en un instante-. Ahora escúchame. Aún no he terminado.
Me senté frente a ella, en la otra pared, observando cómo sus lágrimas acompañaban la máscara de pena que recubría su interior plagado de miedo y terror ante la inseguridad de los acontecimientos que seguirían a la noche.
-Hay otro hombre en tu vida que también cruzó la mía -le dije sin pensarlo, sin dejar a un lado la suavidad y cortesía de mi voz.- No sé su nombre, suelo olvidarlos, como ya te he dicho. Pero sí recuerdo su rostro. Y también recuerdo la expresión de su cara antes de partir en aquel barco de pasajeros hacia Francia, una noche de invierno, ante el miedo de que te pasara algo.
Esperé a que me preguntara por él, a que supiera de quién estaba hablando. Aún nos quedaba noche por delante, y yo la estaba disfrutando al máximo.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
El miedo empezaba a apoderarse pero debia pensar en frio ver las posibilidades de escapar sin decir más, podria buscar algo o talvez fingir que me tenia en su poder, claro si algo habia aprendido hace poco con madame Sara era eso teatro el cual habia dicho que salia muy bien, empece a pegarme a la pared para alejarme de el mientras hablaba necesitaba salir de ahi lo antes posible, no queria ser su presa eso no lo iba a permitir esta vez se trataba de mi y no dejaría que nadie me hiciera daño aunque esta vez no se trataba de un humano cualquiera si no de un vampiro seres que habia leido en mis libros que me compraba cerca del bazar de mi casa los leia a escondidas pues después tenia pesadillas aunque ninguna se acercaba a esta, simplemente mi imaginacion no iba tan lejos pero la realidad la paso por completo.
Me retiré mas cuando su dedo toco mi mejilla su tacto ahora lo sentia asqueroso era un ser despreciable ahora, nunca habia sentido tanto odio en mi, pero que más pensar?, esto habia matado a mi padre y estaba dispuesto a hacerme daño a mi, empece a controlarme y a respirar ya que lo habia olvidado y mis pulmones me pedian a gritos que lo hiciera.
Cuando sujeto mis manos fue el detonante a mi llanto de nuevo no queria sentirlo cerca no queria si quiera que me mirara todo de el me provocaba miedo y si seguia asi no aguantaria tanto.-Porfavor no..-Susurré entre llanto mientras se acercaba a mi cuello y lo olia con detenimiento para después pasar su lengua cosa que me provoco repulsion, estaba empezando a reaccionar de todo el miedo aun estaba ahi pero no importaba todo lo demás debia irme antes que algo sucediera.
Porfavor basta...no siga.-Pedi antes de que se fuera a la otra pared y empezara a hablar, otro chico el unico chico que venia a mi mejoria era de quien me habia enamorado, entrecerre un poco los ojos intentando entrar en el hilo de la conversacion... mi cara de inocente lo diria todo pero que queria con el?.
No recuerdo a alguien más, lo lamento.-Dije con la voz quebrandose al salir, talvez no era quien pensaba el no podria estar involucrado con vampiros era tan bueno y perfecto que no podria parecerse a esos seres viles y crueles.
De quién esta hablando?.-Dije mientras rodeaba mis piernas con mis brazos poniendo mi chaqueta bien, el frio acompabñaba el miedo.
Me retiré mas cuando su dedo toco mi mejilla su tacto ahora lo sentia asqueroso era un ser despreciable ahora, nunca habia sentido tanto odio en mi, pero que más pensar?, esto habia matado a mi padre y estaba dispuesto a hacerme daño a mi, empece a controlarme y a respirar ya que lo habia olvidado y mis pulmones me pedian a gritos que lo hiciera.
Cuando sujeto mis manos fue el detonante a mi llanto de nuevo no queria sentirlo cerca no queria si quiera que me mirara todo de el me provocaba miedo y si seguia asi no aguantaria tanto.-Porfavor no..-Susurré entre llanto mientras se acercaba a mi cuello y lo olia con detenimiento para después pasar su lengua cosa que me provoco repulsion, estaba empezando a reaccionar de todo el miedo aun estaba ahi pero no importaba todo lo demás debia irme antes que algo sucediera.
Porfavor basta...no siga.-Pedi antes de que se fuera a la otra pared y empezara a hablar, otro chico el unico chico que venia a mi mejoria era de quien me habia enamorado, entrecerre un poco los ojos intentando entrar en el hilo de la conversacion... mi cara de inocente lo diria todo pero que queria con el?.
No recuerdo a alguien más, lo lamento.-Dije con la voz quebrandose al salir, talvez no era quien pensaba el no podria estar involucrado con vampiros era tan bueno y perfecto que no podria parecerse a esos seres viles y crueles.
De quién esta hablando?.-Dije mientras rodeaba mis piernas con mis brazos poniendo mi chaqueta bien, el frio acompabñaba el miedo.
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Se rodeó las piernas con los brazos, quedando hecha un ovillo. Comencé a preguntarme si tenía miedo o si sólo era duda, más bien temor a lo que podía pasar, a lo que podía decir, que a mí mismo. La recorrí con la mirada un par de veces más, antes de continuar hablando.
Solté una carcajada ante su respuesta, que fue una negativa. Dijo que no lo conocía.
-¿Ya lo has olvidado? Eso mismo le dije yo, ojalá él me hubiera hecho caso. Cómo sois los humanos, maldita sea.
Me agaché frente a ella, en cuclillas, y extraje del bolsillo de mi chaqueta una pequeña cajita de terciopelo blanco, del tamaño de seis granos de café. La miré un par de veces, pero no la abrí. Seguí hablando mientras lanzaba la cajita a poca altura una y otra vez para volver a recogerla.
-Vosotros, los humanos, pensáis que cuando estáis enamorados nada podrá separaros. Ni siquiera la distancia, y mucho menos el tiempo. Qué ingenuos sois -dije profiriendo otra carcajada.- Si de verdad sintiéseis la mitad de las cosas que decís, quizás el mundo sería un poco menos cruel. Pero no es así.
Me acerqué a ella más, y acaricié una de sus manos lentamente.
-Ya os he dicho que no recuerdo su nombre, pero sí su rostro. Pero aún no he llegado a esa parte de la historia, ahora entraré en detalle. Sólo puedo deciros que esto -dije señalando a la cajita - os lo dejó esa persona. Más bien, se lo robé yo.
Me levanté y dejé la cajita junto al candelabro, restándole importancia y anticipando que aún quedaba un trecho para llegar a esa parte.
-Como os decía -continué hablando-, vuestro padre tenía negocios sucios. Traficaba sangre de vampiro. -comencé a dar vueltas alrededor de la pequeña habitación. Volví a tratarla de vos, con educación, puesto que mi sed había disminuido al pensar que tenía que seguir hablando-. Al parecer, si un humano bebe nuestra sangre puede disfrutar de una mínima parte de los beneficios que nosotros tenemos; por ejemplo, aumenta su capacidad auditiva, su fuerza, su perspicacia, y desde luego, su visión nocturna. Pero no sólo eso. Lo que más desea un humano y lo que más odia un vampiro, éso es lo que realmente querían tu padre y su socio -un hombre corriente, como él- de la sangre de una bestia nocturna: la inmortalidad. Si un humano bebe de nuestra sangre, no obtiene ni por asomo la inmortalidad, pero sí consigue alargar considerablemente su vida. Quizá unos diez años, quizá un poco menos.
Me senté junto a ella, y miré hacia la puerta cerrada.
-Estúpidos humanos. Sois capaces de sacrificar a vuestra familia, vuestra humanidad, tan sólo por unos cuantos años más de vida. Qué débiles sois, y qué corruptibles.
Cerré los ojos y permanecí callado unos segundos. Tenía la espalda apollada en la pared, y estaba sentado en el suelo justo al lado de Mia, con las piernas recogidas y los brazos sobre las rodillas. Seguí hablando sin abrir los ojos.
-Vuestro padre y su socio, cuyo nombre tampoco recuerdo, contrataron a una pequeña parte del ejército valenciano, haciendo tratos con el capitán del ejército, ofreciéndole un 12% de los beneficios, para que los militares hiciesen el trabajo sucio; es decir, cazar a los vampiros. Pocos fueron los inmortales que no pudieron resistirse a sus ataques y terminaron exterminados y postrados sobre una camilla ofreciendo su sangre a este par de inhumanos.
Volví a abrir los ojos para continuar con la historia. Ví que Mia estaba repugnada por lo que le estaba contando. Traficar con sangre de vampiro era algo que me repugnaba hasta a mí.
-Incluso se llegó a rumorear que la Iglesia tenía algo que ver con ellos, pero nunca lo llegué a confirmar. El caso es... que tu padre y su socio se enriquecieron y consiguieron hacer feliz a mucha gente. Vendían como locos, todo, por supuesto, de forma clandestina y completamente ilegal.
Inspiré hondo, esperando ver su reacción.
-Hasta que un día, yo y un par de vampiros más nos enteramos de lo sucedido, y decidimos acabar con esta matanza. Decidí hacerme pasar por un cliente que pedía la mercancía, y así lo hice. Con los otros dos vampiros en la puerta, me adentré en el comercio de tu padre y le dije que quería hablar con él en privado. Le comenté lo que quería, y él aceptó. Cuando vi aquello... la sangre empaquetada en frascos de medio litro y sepultada en cajas de madera... Todo un almacén repleto de esta asquerosidad... No pude evitarlo, y me pudo la furia. Degollé a tu padre sin pensarlo, y me bebí toda su sangre. Bueno, en realidad toda no. Dejé una buena parte que sustituyó la sangre de vampiros en los botes y la vendí a la gente haciéndola pasar por sangre de inmortal.
Suspiré.
-Era el cazador cazado. Juro que fue uno de los días más felices de mi vida, uno de los momentos que no podré dejar de recordar. Maté a aquel individuo cruel y frío que había destrozado a tantos hermanos míos y había vendido su sangre como si de caviar se tratase. Escupí sobre su nombre.
Me levanté de nuevo, incómodo. Sabía que le estaba haciendo daño a aquella chiquilla, que volvió a romper a llorar cuando conoció cómo había muerto su padre. Me gustó aquella actitud, temerosa y frágil ante mí. Me relamí antes de continuar hablando, ya de pie.
-Entonces... hicimos que el crimen no lo pareciera. Enterramos a tu padre y enviamos una nota a tu madre, diciendo que había fallecido de un ataque al corazón y que su cuerpo se había perdido en un río español. No sé si lo creyó del todo, pero por lo menos, nunca investigó el caso.
Cogí la cajita que había dejado junto al candelabro.
-Pero hubo alguien que sí investigó. Un joven apuesto y simpático para las humanas. Un chiquillo demasiado curioso que se estaba acercando a tí por momentos. Os enamorásteis, y él sabía que tú sufrías. Años después, más de diez años después, él te conoció y caísteis en la red del amor, preso uno del otro. Un amor normal y joven, pasional y feliz.
Entonces supe, por la expresión de su cara, que sí sabía de quién hablaba.
-¿Me dices su nombre? Quiero saberlo antes de contarte qué papel desempeñó él en todo esto.
Aguardé impaciente a oír aquel nombre que pronunciaría con miedo, recuerdo y dolor, quizás nostalgia. Esperé para verla sufrir aún más y poder saciar mi ansia de sadismo.
Solté una carcajada ante su respuesta, que fue una negativa. Dijo que no lo conocía.
-¿Ya lo has olvidado? Eso mismo le dije yo, ojalá él me hubiera hecho caso. Cómo sois los humanos, maldita sea.
Me agaché frente a ella, en cuclillas, y extraje del bolsillo de mi chaqueta una pequeña cajita de terciopelo blanco, del tamaño de seis granos de café. La miré un par de veces, pero no la abrí. Seguí hablando mientras lanzaba la cajita a poca altura una y otra vez para volver a recogerla.
-Vosotros, los humanos, pensáis que cuando estáis enamorados nada podrá separaros. Ni siquiera la distancia, y mucho menos el tiempo. Qué ingenuos sois -dije profiriendo otra carcajada.- Si de verdad sintiéseis la mitad de las cosas que decís, quizás el mundo sería un poco menos cruel. Pero no es así.
Me acerqué a ella más, y acaricié una de sus manos lentamente.
-Ya os he dicho que no recuerdo su nombre, pero sí su rostro. Pero aún no he llegado a esa parte de la historia, ahora entraré en detalle. Sólo puedo deciros que esto -dije señalando a la cajita - os lo dejó esa persona. Más bien, se lo robé yo.
Me levanté y dejé la cajita junto al candelabro, restándole importancia y anticipando que aún quedaba un trecho para llegar a esa parte.
-Como os decía -continué hablando-, vuestro padre tenía negocios sucios. Traficaba sangre de vampiro. -comencé a dar vueltas alrededor de la pequeña habitación. Volví a tratarla de vos, con educación, puesto que mi sed había disminuido al pensar que tenía que seguir hablando-. Al parecer, si un humano bebe nuestra sangre puede disfrutar de una mínima parte de los beneficios que nosotros tenemos; por ejemplo, aumenta su capacidad auditiva, su fuerza, su perspicacia, y desde luego, su visión nocturna. Pero no sólo eso. Lo que más desea un humano y lo que más odia un vampiro, éso es lo que realmente querían tu padre y su socio -un hombre corriente, como él- de la sangre de una bestia nocturna: la inmortalidad. Si un humano bebe de nuestra sangre, no obtiene ni por asomo la inmortalidad, pero sí consigue alargar considerablemente su vida. Quizá unos diez años, quizá un poco menos.
Me senté junto a ella, y miré hacia la puerta cerrada.
-Estúpidos humanos. Sois capaces de sacrificar a vuestra familia, vuestra humanidad, tan sólo por unos cuantos años más de vida. Qué débiles sois, y qué corruptibles.
Cerré los ojos y permanecí callado unos segundos. Tenía la espalda apollada en la pared, y estaba sentado en el suelo justo al lado de Mia, con las piernas recogidas y los brazos sobre las rodillas. Seguí hablando sin abrir los ojos.
-Vuestro padre y su socio, cuyo nombre tampoco recuerdo, contrataron a una pequeña parte del ejército valenciano, haciendo tratos con el capitán del ejército, ofreciéndole un 12% de los beneficios, para que los militares hiciesen el trabajo sucio; es decir, cazar a los vampiros. Pocos fueron los inmortales que no pudieron resistirse a sus ataques y terminaron exterminados y postrados sobre una camilla ofreciendo su sangre a este par de inhumanos.
Volví a abrir los ojos para continuar con la historia. Ví que Mia estaba repugnada por lo que le estaba contando. Traficar con sangre de vampiro era algo que me repugnaba hasta a mí.
-Incluso se llegó a rumorear que la Iglesia tenía algo que ver con ellos, pero nunca lo llegué a confirmar. El caso es... que tu padre y su socio se enriquecieron y consiguieron hacer feliz a mucha gente. Vendían como locos, todo, por supuesto, de forma clandestina y completamente ilegal.
Inspiré hondo, esperando ver su reacción.
-Hasta que un día, yo y un par de vampiros más nos enteramos de lo sucedido, y decidimos acabar con esta matanza. Decidí hacerme pasar por un cliente que pedía la mercancía, y así lo hice. Con los otros dos vampiros en la puerta, me adentré en el comercio de tu padre y le dije que quería hablar con él en privado. Le comenté lo que quería, y él aceptó. Cuando vi aquello... la sangre empaquetada en frascos de medio litro y sepultada en cajas de madera... Todo un almacén repleto de esta asquerosidad... No pude evitarlo, y me pudo la furia. Degollé a tu padre sin pensarlo, y me bebí toda su sangre. Bueno, en realidad toda no. Dejé una buena parte que sustituyó la sangre de vampiros en los botes y la vendí a la gente haciéndola pasar por sangre de inmortal.
Suspiré.
-Era el cazador cazado. Juro que fue uno de los días más felices de mi vida, uno de los momentos que no podré dejar de recordar. Maté a aquel individuo cruel y frío que había destrozado a tantos hermanos míos y había vendido su sangre como si de caviar se tratase. Escupí sobre su nombre.
Me levanté de nuevo, incómodo. Sabía que le estaba haciendo daño a aquella chiquilla, que volvió a romper a llorar cuando conoció cómo había muerto su padre. Me gustó aquella actitud, temerosa y frágil ante mí. Me relamí antes de continuar hablando, ya de pie.
-Entonces... hicimos que el crimen no lo pareciera. Enterramos a tu padre y enviamos una nota a tu madre, diciendo que había fallecido de un ataque al corazón y que su cuerpo se había perdido en un río español. No sé si lo creyó del todo, pero por lo menos, nunca investigó el caso.
Cogí la cajita que había dejado junto al candelabro.
-Pero hubo alguien que sí investigó. Un joven apuesto y simpático para las humanas. Un chiquillo demasiado curioso que se estaba acercando a tí por momentos. Os enamorásteis, y él sabía que tú sufrías. Años después, más de diez años después, él te conoció y caísteis en la red del amor, preso uno del otro. Un amor normal y joven, pasional y feliz.
Entonces supe, por la expresión de su cara, que sí sabía de quién hablaba.
-¿Me dices su nombre? Quiero saberlo antes de contarte qué papel desempeñó él en todo esto.
Aguardé impaciente a oír aquel nombre que pronunciaría con miedo, recuerdo y dolor, quizás nostalgia. Esperé para verla sufrir aún más y poder saciar mi ansia de sadismo.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Senti su mirada fija en mi, seguro estaba mirando cada uno de mis movimientos los cuales eran cautelosos aun no tenia nada de confianza en ese sujeto y con sobradas razones habia arruinado parte de mi vida por algo que ni yo misma entendia, estaba arta de sus juegos eso era lo que queria, jugar con mi mente hacerme temer más, de lo contrario jamás hubiera hecho eso, que no tenia alguien a quien molestar?, o tal vez beber?, estaba con miedo aun pero empecé a controlarlo si queria salir viva de ahi debia buscar la manera de hacer tal cosa sin sentirme atemorizada, el miedo solo estropeaba las cosas y ni siquiera podias pensar con claridad.
Cuando comenzó a hablar mis musculos se tensaron, mi respiracion se tranquilizo más que antes y lo escuché con atención mientras quitaba mis lagrimas de mis mejillas y lo miraba casi intentando no parpadear para no perderme nada de lo que decia.
-¿Ya lo has olvidado? Eso mismo le dije yo, ojalá él me hubiera hecho caso. Cómo sois los humanos, maldita sea..-Empezó a decir mientras se acercaba más a mi quedando enfrente con una pequeña caja la cual llamo mi atencion por unos segundos.
Me pegue más a la pared intentando que no me tocara le temia demasiado para mi propia seguridad y no estaba dispuesta a ser una victima más, habñar de el me trajo recuerdos gratos pero si debia salvarlo a costa mia lo haría aunque jamás lo volviera a ver pero eso si no estaba dispuesta a creerle esta vez, queria contestarle las cosas que decia del amor eran mentira talvez el no lo huviera sentido jamás pero yo si o al menos lo tenia cuando conoci a... el no me atrevia ni a pensar en su nombre por temor a que el lo encontrara y le hiciera daño, aunque fuera parte de eso no podia permitir otra cosa asi, su carcajada daba miedo todo en si de el daba temor.
Esta diciendo que esa caja la ha robado?, porque razón?.-Dije con la voz normal sin sentir más miedo pero si precaucion.
Al sentarse cerca de mi me aleje un poco, el debia entender por miedo a que me hiciera algo pero daba igual no queria tener contacto con el y su historia empezaba a sacarme de mis casillas de nuevo, me atemorizaba todo lo que decia y hacia que el miedo pareciera ya un sentimiento comun en mi.
-Vuestro padre y su socio, cuyo nombre tampoco recuerdo, contrataron a una pequeña parte del ejército valenciano, haciendo tratos con el capitán del ejército, ofreciéndole un 12% de los beneficios, para que los militares hiciesen el trabajo sucio; es decir, cazar a los vampiros. Pocos fueron los inmortales que no pudieron resistirse a sus ataques y terminaron exterminados y postrados sobre una camilla ofreciendo su sangre a este par de inhumanos. .-Terminó de decir antes de mirarme.
Esta diciendo que mi padre hizo todo lo que dice?, eso no puedo creerlo siempre estaba en casa... eso lo recuerdo bien.-Dije algo molesta, y lo mire frunciendo el ceño su historia parecia de fantasia y mi padre no era malo si bien era todo lo que habia dicho antes no entendia como no me habia dado cuenta.
Lagrimas comenzaron a salir cuando volvió a hablar de el, de lo que habia hecho, mi padre no habia muerto más que por ese ser?, eso estaba terriblemente mal no podia contenerme más todo parecia ir peor como pasaba el tiempo.
No iba a aguantarme más estaba arta de sus historias que destruian todo lo que habia en mi interior y arruinaba los recuerdos que tenia sobre mi padre.
Como pudo?, Es usted un ser despreciable, talvez mi padre debió hacer eso, matar seres tan repugnantes como lo es usted.-Dije entre sollozos, sabia que esto empeoraria todo pero no me importaba como pudo hacerle eso a mi padre?, no habia podido ni despedirme de el.
Cuando empezó el relato del joven que me habia enamorado mis sentidos se pusieron en guardia si bien ya no podia hacer nada por mi padre por el si lo haría asi me costase algo más que la cordura la cual ya no quedaba mucho.
Recuerdo muy poco de el pero su nombre no lo recuerdo...creo que... se llamaba Max.-Dije con lagrimas en los ojos esperando que no pensara que era una mentira y lo mire fijamente para comprobarlo y entender que tenia que ver en esto.
Cuando comenzó a hablar mis musculos se tensaron, mi respiracion se tranquilizo más que antes y lo escuché con atención mientras quitaba mis lagrimas de mis mejillas y lo miraba casi intentando no parpadear para no perderme nada de lo que decia.
-¿Ya lo has olvidado? Eso mismo le dije yo, ojalá él me hubiera hecho caso. Cómo sois los humanos, maldita sea..-Empezó a decir mientras se acercaba más a mi quedando enfrente con una pequeña caja la cual llamo mi atencion por unos segundos.
Me pegue más a la pared intentando que no me tocara le temia demasiado para mi propia seguridad y no estaba dispuesta a ser una victima más, habñar de el me trajo recuerdos gratos pero si debia salvarlo a costa mia lo haría aunque jamás lo volviera a ver pero eso si no estaba dispuesta a creerle esta vez, queria contestarle las cosas que decia del amor eran mentira talvez el no lo huviera sentido jamás pero yo si o al menos lo tenia cuando conoci a... el no me atrevia ni a pensar en su nombre por temor a que el lo encontrara y le hiciera daño, aunque fuera parte de eso no podia permitir otra cosa asi, su carcajada daba miedo todo en si de el daba temor.
Esta diciendo que esa caja la ha robado?, porque razón?.-Dije con la voz normal sin sentir más miedo pero si precaucion.
Al sentarse cerca de mi me aleje un poco, el debia entender por miedo a que me hiciera algo pero daba igual no queria tener contacto con el y su historia empezaba a sacarme de mis casillas de nuevo, me atemorizaba todo lo que decia y hacia que el miedo pareciera ya un sentimiento comun en mi.
-Vuestro padre y su socio, cuyo nombre tampoco recuerdo, contrataron a una pequeña parte del ejército valenciano, haciendo tratos con el capitán del ejército, ofreciéndole un 12% de los beneficios, para que los militares hiciesen el trabajo sucio; es decir, cazar a los vampiros. Pocos fueron los inmortales que no pudieron resistirse a sus ataques y terminaron exterminados y postrados sobre una camilla ofreciendo su sangre a este par de inhumanos. .-Terminó de decir antes de mirarme.
Esta diciendo que mi padre hizo todo lo que dice?, eso no puedo creerlo siempre estaba en casa... eso lo recuerdo bien.-Dije algo molesta, y lo mire frunciendo el ceño su historia parecia de fantasia y mi padre no era malo si bien era todo lo que habia dicho antes no entendia como no me habia dado cuenta.
Lagrimas comenzaron a salir cuando volvió a hablar de el, de lo que habia hecho, mi padre no habia muerto más que por ese ser?, eso estaba terriblemente mal no podia contenerme más todo parecia ir peor como pasaba el tiempo.
No iba a aguantarme más estaba arta de sus historias que destruian todo lo que habia en mi interior y arruinaba los recuerdos que tenia sobre mi padre.
Como pudo?, Es usted un ser despreciable, talvez mi padre debió hacer eso, matar seres tan repugnantes como lo es usted.-Dije entre sollozos, sabia que esto empeoraria todo pero no me importaba como pudo hacerle eso a mi padre?, no habia podido ni despedirme de el.
Cuando empezó el relato del joven que me habia enamorado mis sentidos se pusieron en guardia si bien ya no podia hacer nada por mi padre por el si lo haría asi me costase algo más que la cordura la cual ya no quedaba mucho.
Recuerdo muy poco de el pero su nombre no lo recuerdo...creo que... se llamaba Max.-Dije con lagrimas en los ojos esperando que no pensara que era una mentira y lo mire fijamente para comprobarlo y entender que tenia que ver en esto.
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Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Ella parecía escupirme con cada palabra que me dedicaba. Sabía que me odiaba, a pesar de que hacía tan sólo un rato no era más que un desconocido para ella, un ser que no merece nada, que es ignorado por completo en la vida de una persona. Y sin embargo, ahí la tenía, completamente furiosa conmigo, incapaz de creer lo que me decía. Me acusaba de mentiroso una y otra vez, intentando fingir que todo lo que yo le decía no era verdad.
-En el fondo tú y yo sabemos que todo esto es cierto. ¿Por qué si no iba a venir hasta aquí a gastar mi precioso tiempo contigo? Para mí tan sólo es una noche más, pero para tí supondrá muchas más cosas. Tienes suerte de que haya querido venir hasta aquí y devolverte esto -dije señalando a la cajita. Empecé a elevar la voz, me estaba poniendo furioso-, y además te explique todas las mentiras y patrañas que hay en tu vida. Podrías agradacerme que te cuente la verdad, maldita humana. Al menos no estarás viviendo una asquerosa y feliz mentira.
Me situé de espaldas a ella, y abrí la cajita, sin que ella pudiera verla.
-Te advertí de que no te iba a gustar, Mia.
Cerré los ojos e inspiré hondo. Iba a abarcar la segunda parte de la historia, y no sabía si aún estaba preparado. Ella hizo sonar el nombre de aquel individuo por la cabaña. No sabía si sería ese o no, ya que lo desconocía por completo, pero no me importaba. Tan sólo se lo había pedido para provocar el dolor en su interior, el fracaso de oíro nombrar una vez más.
Cerré la cajita de golpe y volví a mirarla. Me senté de nuevo frente a ella, esta vez en la pared opuesta, apoyando la espalda en las maderas.
-Hubo un joven, ese del que me hablas, que por lo que sé comenzó a quedar contigo. No me interesa lo más mínimo qué tipo de relación teníais, ni cómo llegó a tu vida. El caso es que lo hizo, y se enamoró perdidamente de tí. Una noche me alimenté de alguien que él conocía, quizás demasiado bien. Un familiar, no te diré quien, puesto que carece de importancia. Me juró que se vengaría de mí, y así lo intentó. Volvimos a vernos pero él salió perdiendo. Lo quise torturar, pero decidí que no merecía la pena. Sin embargo, él cometió el terrible error de mostrarme sus debilidades. Me dijo que un vampiro como yo nunca amaría a nadie, así que supe por esas palabras que él sí que amaba a alguien. Me habló de tí, y cuando supe tu apellido, no pude sino regocijarme en mi alegría. Le conté que yo había matado a tu padre, y él se volvió loco de ira. Recuerdo que me lanzó un candelabro a la cabeza, y me dolió bastante. Pero mi huella en él fue más dolorosa. Le advertí de que se marchara si no quería perderte. Lo amenacé con matarte y vender tu sangre como hice con la de tu padre, y él no tuvo otra opción que marcharse. Sabía que yo era capaz de eso. Decidí dejarlo vivo puesto que así sufriría más, tanto él como tú. Tú sufrirías al verlo partir sin ninguna respuesta, más que la prisa de tener que abandonar un lugar. Y él sufriría sabiendo que te olvidarías de él y amarías a otra persona.
Saqué la cajita de nuevo y se la puse muy cerca de sus pupilas, que se dilataron al verla.
-Sin embargo, antes de partir y marcharse fuera de España, se dejó algo que llevaba en un bolsillo de la chaqueta. Se le cayó y no pude evitar tomarlo por prestado. No me tomes por cleptómano, simplemente quise comprobar que era lo que pensaba.
Abrí la cajita de golpe, dejando a la vista de ambos un objeto que relucía en la oscuridad de la cabaña. Era un aro de oro viejo coronado por una circonita en forma de tríada.
-Al parecer, el individuo en cuestión te iba a pedir matrimonio. Y yo rompí esa unión.
Solté una carcajada al aire, y saqué el anillo de la cajita.
-Tan sólo te he traído hasta aquí para devolverte lo que es tuyo, querida. Este anillo te pertenece, o al menos te perteneció. Quién sabe si sigue vivo, si ha muerto, o si está con otra persona. Ahora te lo devolveré; tú has pagado un buen precio a cambio: me has dado una noche distinta y divertida y me has hecho pasar un buen rato.
Tomé una de sus manos, que ella apartó inmediatamente de mí.
-Estate quieta, Mia. No juegues con fuego. Hasta ahora está saliendo todo muy bien, no lo estropees. Aún puedo cambiar de opinión y dejarte aquí dentro el resto de tus días.
Volví a tomar su mano y esta vez no puso resistencia. Coloqué el anillo en su dedo anular y volví a reírme, dejando entrever mis colmillos.
-Es bastante sencillo, una joya barata pero puede que cargada de significado. Eso es lo que os gusta a los humanos. Tonterías a las que os empeñáis en darles valor.
Dejé su mano con el anillo colocado, y me levanté. Observé la escena con una media sonrisa en mis labios, satisfecho del dolor que había causado a aquella joven que no sabía dónde se había metido.
-Te queda bien, querida. Es una lástima que todo haya terminado. Serás una novia furtiva.
-En el fondo tú y yo sabemos que todo esto es cierto. ¿Por qué si no iba a venir hasta aquí a gastar mi precioso tiempo contigo? Para mí tan sólo es una noche más, pero para tí supondrá muchas más cosas. Tienes suerte de que haya querido venir hasta aquí y devolverte esto -dije señalando a la cajita. Empecé a elevar la voz, me estaba poniendo furioso-, y además te explique todas las mentiras y patrañas que hay en tu vida. Podrías agradacerme que te cuente la verdad, maldita humana. Al menos no estarás viviendo una asquerosa y feliz mentira.
Me situé de espaldas a ella, y abrí la cajita, sin que ella pudiera verla.
-Te advertí de que no te iba a gustar, Mia.
Cerré los ojos e inspiré hondo. Iba a abarcar la segunda parte de la historia, y no sabía si aún estaba preparado. Ella hizo sonar el nombre de aquel individuo por la cabaña. No sabía si sería ese o no, ya que lo desconocía por completo, pero no me importaba. Tan sólo se lo había pedido para provocar el dolor en su interior, el fracaso de oíro nombrar una vez más.
Cerré la cajita de golpe y volví a mirarla. Me senté de nuevo frente a ella, esta vez en la pared opuesta, apoyando la espalda en las maderas.
-Hubo un joven, ese del que me hablas, que por lo que sé comenzó a quedar contigo. No me interesa lo más mínimo qué tipo de relación teníais, ni cómo llegó a tu vida. El caso es que lo hizo, y se enamoró perdidamente de tí. Una noche me alimenté de alguien que él conocía, quizás demasiado bien. Un familiar, no te diré quien, puesto que carece de importancia. Me juró que se vengaría de mí, y así lo intentó. Volvimos a vernos pero él salió perdiendo. Lo quise torturar, pero decidí que no merecía la pena. Sin embargo, él cometió el terrible error de mostrarme sus debilidades. Me dijo que un vampiro como yo nunca amaría a nadie, así que supe por esas palabras que él sí que amaba a alguien. Me habló de tí, y cuando supe tu apellido, no pude sino regocijarme en mi alegría. Le conté que yo había matado a tu padre, y él se volvió loco de ira. Recuerdo que me lanzó un candelabro a la cabeza, y me dolió bastante. Pero mi huella en él fue más dolorosa. Le advertí de que se marchara si no quería perderte. Lo amenacé con matarte y vender tu sangre como hice con la de tu padre, y él no tuvo otra opción que marcharse. Sabía que yo era capaz de eso. Decidí dejarlo vivo puesto que así sufriría más, tanto él como tú. Tú sufrirías al verlo partir sin ninguna respuesta, más que la prisa de tener que abandonar un lugar. Y él sufriría sabiendo que te olvidarías de él y amarías a otra persona.
Saqué la cajita de nuevo y se la puse muy cerca de sus pupilas, que se dilataron al verla.
-Sin embargo, antes de partir y marcharse fuera de España, se dejó algo que llevaba en un bolsillo de la chaqueta. Se le cayó y no pude evitar tomarlo por prestado. No me tomes por cleptómano, simplemente quise comprobar que era lo que pensaba.
Abrí la cajita de golpe, dejando a la vista de ambos un objeto que relucía en la oscuridad de la cabaña. Era un aro de oro viejo coronado por una circonita en forma de tríada.
-Al parecer, el individuo en cuestión te iba a pedir matrimonio. Y yo rompí esa unión.
Solté una carcajada al aire, y saqué el anillo de la cajita.
-Tan sólo te he traído hasta aquí para devolverte lo que es tuyo, querida. Este anillo te pertenece, o al menos te perteneció. Quién sabe si sigue vivo, si ha muerto, o si está con otra persona. Ahora te lo devolveré; tú has pagado un buen precio a cambio: me has dado una noche distinta y divertida y me has hecho pasar un buen rato.
Tomé una de sus manos, que ella apartó inmediatamente de mí.
-Estate quieta, Mia. No juegues con fuego. Hasta ahora está saliendo todo muy bien, no lo estropees. Aún puedo cambiar de opinión y dejarte aquí dentro el resto de tus días.
Volví a tomar su mano y esta vez no puso resistencia. Coloqué el anillo en su dedo anular y volví a reírme, dejando entrever mis colmillos.
-Es bastante sencillo, una joya barata pero puede que cargada de significado. Eso es lo que os gusta a los humanos. Tonterías a las que os empeñáis en darles valor.
Dejé su mano con el anillo colocado, y me levanté. Observé la escena con una media sonrisa en mis labios, satisfecho del dolor que había causado a aquella joven que no sabía dónde se había metido.
-Te queda bien, querida. Es una lástima que todo haya terminado. Serás una novia furtiva.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Empece frunciendo el ceño cerrando los puños todo esto de la sinceridad de su parte me irritaba todo lo que hacia era destruir lo que mis padres habian creado y me hacia infeliz, claro que debia agradecerle por darme a conocer lo que eran los vampiros, seres despreciables sin sentidos por nadie ni por ellos mismos, seres que pasaban encima de quien fuera para lograr su cometido pero empezaba a entender su juego queria hacerme sufrir que otra cosa.-Le agradesco que halla venido hasta aqui para darme lo que me pertenece y claro también para decirme la verdad de mi vida pero asi como usted ha dicho soy una maldita humana, usted es un asqueroso ser, el cual no vino más que a destruir lo que mi padre creo en mi y si bien vivia en una mentira no fui más que feliz cosa que alguien como usted no concerá en toda la eternidad.-Dije las palabras arrastrandolas si el debia hablar porque yo no lo hacia?, si debia dañarme no importaba lo que hiciera lo haria sin pensarlo y al menos
valdria la pena porque yo también podia hacerlo sufrir cuando menos un poco.
Cuando se situo atras de mi me puse más tensa cualquier movimiento de el era calculado eso lo sabia pero debia conocer más de ese sujeto si queria encontrar su debilidad el ya habia jugado con las mias al punto de no poder moverme.
Mire como se sentaba frente a mi y comenzaba a hablar de nuevo, relaje los puños sintiendo las uñas marcadas en las palmas de mis manos y escuché con atencion lo que decia.
Mientras hablaba la repulsion volvio a mis ojos el habia hecho que mi amado se fuera creyendome muerta cosa que no habia sido asi ahora entendia porque ninguna carta habia llegado y vine a esta ciudad esperanzada de encontrarlo pronto por aqui.
Un ser tan ruin tenia mucho que perder talvez más de lo que yo, porque si bien ami me molestaban los recuerdos que el tenia de mi supuesta vida y de mi padre a el también le molestaba que tocaran sus cosas, se irritaba eso habia hecho aquel chico, irritarlo darle donde siempre ha tenido la razon, sonrei de medio lado después de todo el ya habria hecho su vida lejos de mi y estaria a salvo sin mi.
Empezaba a ponerme furiosa si bien el iba a pedirme matrimonio podia vivir con eso pero no con el recuerdo de su partida que aun seguia doliendo y después los meses que pase llorando por tal hecho cosa que aun sentia en el pecho como un hueco.
Al poner el anillo en mi dedo todo empezo a derrumbarse más de lo que ya estaba se sentia pesado lleve la mano a mi pecho del lado del corazon intentando contenerme para no gritarle más.
Ya tiene lo que queria Monsieur, vino a eso a destruir lo que se supone es una mentira en mi vida, pero ahora veo que el hizo bien al decirle tal cosa, usted es un ser ruin que bien o mal ha vivido gracias a lo que es, pero que me dice?, no ha conocido el amor como yo, y puede mantenerme aqui cautiva pero a mi vendrán a buscarme y a usted que?, si desaparece nadie lamentaria su perdida y nadie lamentaria que le pasara algo, le agradesco su franquesa, destruyo lo que quiso y usted mismo lo vio que más quiere?.-Dije enojada mirandolo con puro odio saliendo de mis ojos aun con lagrimas en ellos.
valdria la pena porque yo también podia hacerlo sufrir cuando menos un poco.
Cuando se situo atras de mi me puse más tensa cualquier movimiento de el era calculado eso lo sabia pero debia conocer más de ese sujeto si queria encontrar su debilidad el ya habia jugado con las mias al punto de no poder moverme.
Mire como se sentaba frente a mi y comenzaba a hablar de nuevo, relaje los puños sintiendo las uñas marcadas en las palmas de mis manos y escuché con atencion lo que decia.
Mientras hablaba la repulsion volvio a mis ojos el habia hecho que mi amado se fuera creyendome muerta cosa que no habia sido asi ahora entendia porque ninguna carta habia llegado y vine a esta ciudad esperanzada de encontrarlo pronto por aqui.
Un ser tan ruin tenia mucho que perder talvez más de lo que yo, porque si bien ami me molestaban los recuerdos que el tenia de mi supuesta vida y de mi padre a el también le molestaba que tocaran sus cosas, se irritaba eso habia hecho aquel chico, irritarlo darle donde siempre ha tenido la razon, sonrei de medio lado después de todo el ya habria hecho su vida lejos de mi y estaria a salvo sin mi.
Empezaba a ponerme furiosa si bien el iba a pedirme matrimonio podia vivir con eso pero no con el recuerdo de su partida que aun seguia doliendo y después los meses que pase llorando por tal hecho cosa que aun sentia en el pecho como un hueco.
Al poner el anillo en mi dedo todo empezo a derrumbarse más de lo que ya estaba se sentia pesado lleve la mano a mi pecho del lado del corazon intentando contenerme para no gritarle más.
Ya tiene lo que queria Monsieur, vino a eso a destruir lo que se supone es una mentira en mi vida, pero ahora veo que el hizo bien al decirle tal cosa, usted es un ser ruin que bien o mal ha vivido gracias a lo que es, pero que me dice?, no ha conocido el amor como yo, y puede mantenerme aqui cautiva pero a mi vendrán a buscarme y a usted que?, si desaparece nadie lamentaria su perdida y nadie lamentaria que le pasara algo, le agradesco su franquesa, destruyo lo que quiso y usted mismo lo vio que más quiere?.-Dije enojada mirandolo con puro odio saliendo de mis ojos aun con lagrimas en ellos.
Invitado- Invitado
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Notaba perfectaente cómo le dolía, y sobre todo, cuánto. Sentía su corazón palpitante una y otra vez. Las acusaciones que me hacía no hacían más que regodearme. Me gritaba, casi escupiendo su alma en cada insulto que me profería, pero ella no entendía que no podía hacerme daño. Un humano no era quién para dañarme, y menos cuando me estaba divirtiendo con ella.
-Tranquila, Mia. Ya está terminando. Estás aguantando muy bien, no lo estropees ahora. Recuerda que no te he tocado un pelo. El daño que te he causado es sólo psíquico, aunque duela mil veces más que el físico.
Ella no hizo caso de mis palabras, y me dijo que ella fue feliz antes de que yo le hablara. Oh, quoi bien.
-¿Crees que eras feliz? -reí- Tienes razón, puede que yo no sea feliz ahora, porque eso es algo que no existe, querida. Crees haber sido feliz, y ni siquiera sabes qué es eso, qué significa. No se es feliz con dinero, ni tampoco con amor, y mucho menos con ambas cosas. ¿Sabes por qué? Porque no se es feliz con nada cuando no hay un final, y mucho menos cuando lo hay. Es imposible.
Las últimas palabras las dije gritando, perdiendo el control. Aquella mujercita engreída me estaba cansando. Ya no tenía ganas de seguir torturándola, de seguir hablándole. Le había dicho todo lo que tenía que decirle y le había dado lo que le pertenecía, sin motivo alguno. Y ella, lejos de agradecérmelo, me acusaba de vampiro infeliz y cruel. Sí, lo era, pero estaba jugando con fuego. E iba a quemarse.
Finalmente se calmó, y conseguí que sus ojos dejasen de destellar furia. Ella sólo quería terminar, y yo estaba de acuerdo en ese punto. De nuevo, volvió a gritarme, y esta vez lo hizo defendiéndose alegando que a ella la esperaba alguien en casa y a mí no.
Solté una carcajada sonora, no pude evitarlo.
-Por eso mismo, Mia. Por eso mismo a tí te han timado esta noche y te han traído hasta aquí y van a hacer contigo lo que quieras. Por eso te han cogido a tí y a mí no. Porque tú eres una estúpida humana con debilidades, y yo carezco de ellas. O al menos, si las tengo, no las dejo al vuelo, y a vista de todos. Ten más cuidado y no confíes en nadie, no seas tan inocente como lo has sido hoy. Yo sólo quería divertirme un rato pero si cualquier otra noche te llego a encontrar, hubieras sido mi cena.
Inspiré hondo, cerrando los ojos y apretando con fuerza.
-Ya está, querida. Ya tienes lo que es tuyo. Si vuelves a encontrarte con ese hombre, dile de mi parte que nuestro asunto ya está cerrado. Él me hirió, y yo ahora lo he herido a él. Fin de la partida. Nadie gana, sólo hay dos vencedores y vencidos.
Ayudé a Mia a levantarse, aunque ella rechazaba que la tocase.
-Espero que seas suficientemente inteligente como para no hablarle de este encuentro a nadie. Mi juego con tu familia ha terminado; no quiero volver a escuchar el apellido Waldorf en el resto de mi vida. Y recuerda, que si alguien sospecha de mi condición sobrehumana, serás la única culpable y acudiré en tu busca, y por supuesto en la de las personas que quieres.
Apagué las velas del candelabro con un soplido y lo tiré al suelo, haciendo un escandaloso ruido.
-Esta noche has estado charlando con un viejo conocido de tu padre. Esa será la versión oficial, ¿de acuerdo? Ya está, no hay más. Yo me he divertido y tú tienes lo que te pertenece. No me importa lo que hagas el resto de tu miserable y pútrida vida, tan sólo quiero que desaparezcas y que no te atrevas a volver a verme.
Posé una mano sobre el pomo de la cabaña de madera, dispuesto a abrirlo.
-No me odies por matar a tu padre, él también era un asesino; Ódiame por lo que hago cada noche, pero no por ese crimen que cometí, pues es el más justo de toda mi vida.
Abrí la puerta, y pasé antes que ella, para después dejarla marchar. El aire fresco de la noche veraniega me azotó en la cara, y supe que a ella le vendría bien.
-Agradéceme que te haya dejado con vida, Mia. Te aseguro que no ha sido fácil.
-Tranquila, Mia. Ya está terminando. Estás aguantando muy bien, no lo estropees ahora. Recuerda que no te he tocado un pelo. El daño que te he causado es sólo psíquico, aunque duela mil veces más que el físico.
Ella no hizo caso de mis palabras, y me dijo que ella fue feliz antes de que yo le hablara. Oh, quoi bien.
-¿Crees que eras feliz? -reí- Tienes razón, puede que yo no sea feliz ahora, porque eso es algo que no existe, querida. Crees haber sido feliz, y ni siquiera sabes qué es eso, qué significa. No se es feliz con dinero, ni tampoco con amor, y mucho menos con ambas cosas. ¿Sabes por qué? Porque no se es feliz con nada cuando no hay un final, y mucho menos cuando lo hay. Es imposible.
Las últimas palabras las dije gritando, perdiendo el control. Aquella mujercita engreída me estaba cansando. Ya no tenía ganas de seguir torturándola, de seguir hablándole. Le había dicho todo lo que tenía que decirle y le había dado lo que le pertenecía, sin motivo alguno. Y ella, lejos de agradecérmelo, me acusaba de vampiro infeliz y cruel. Sí, lo era, pero estaba jugando con fuego. E iba a quemarse.
Finalmente se calmó, y conseguí que sus ojos dejasen de destellar furia. Ella sólo quería terminar, y yo estaba de acuerdo en ese punto. De nuevo, volvió a gritarme, y esta vez lo hizo defendiéndose alegando que a ella la esperaba alguien en casa y a mí no.
Solté una carcajada sonora, no pude evitarlo.
-Por eso mismo, Mia. Por eso mismo a tí te han timado esta noche y te han traído hasta aquí y van a hacer contigo lo que quieras. Por eso te han cogido a tí y a mí no. Porque tú eres una estúpida humana con debilidades, y yo carezco de ellas. O al menos, si las tengo, no las dejo al vuelo, y a vista de todos. Ten más cuidado y no confíes en nadie, no seas tan inocente como lo has sido hoy. Yo sólo quería divertirme un rato pero si cualquier otra noche te llego a encontrar, hubieras sido mi cena.
Inspiré hondo, cerrando los ojos y apretando con fuerza.
-Ya está, querida. Ya tienes lo que es tuyo. Si vuelves a encontrarte con ese hombre, dile de mi parte que nuestro asunto ya está cerrado. Él me hirió, y yo ahora lo he herido a él. Fin de la partida. Nadie gana, sólo hay dos vencedores y vencidos.
Ayudé a Mia a levantarse, aunque ella rechazaba que la tocase.
-Espero que seas suficientemente inteligente como para no hablarle de este encuentro a nadie. Mi juego con tu familia ha terminado; no quiero volver a escuchar el apellido Waldorf en el resto de mi vida. Y recuerda, que si alguien sospecha de mi condición sobrehumana, serás la única culpable y acudiré en tu busca, y por supuesto en la de las personas que quieres.
Apagué las velas del candelabro con un soplido y lo tiré al suelo, haciendo un escandaloso ruido.
-Esta noche has estado charlando con un viejo conocido de tu padre. Esa será la versión oficial, ¿de acuerdo? Ya está, no hay más. Yo me he divertido y tú tienes lo que te pertenece. No me importa lo que hagas el resto de tu miserable y pútrida vida, tan sólo quiero que desaparezcas y que no te atrevas a volver a verme.
Posé una mano sobre el pomo de la cabaña de madera, dispuesto a abrirlo.
-No me odies por matar a tu padre, él también era un asesino; Ódiame por lo que hago cada noche, pero no por ese crimen que cometí, pues es el más justo de toda mi vida.
Abrí la puerta, y pasé antes que ella, para después dejarla marchar. El aire fresco de la noche veraniega me azotó en la cara, y supe que a ella le vendría bien.
-Agradéceme que te haya dejado con vida, Mia. Te aseguro que no ha sido fácil.
Dimitri Lumière- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/07/2010
Re: Tant d'années après... (Mia) [Terminado]
Empece a calmarme estaba llevando las cosas demasiado lejos y no queria seguir estaba cansada y perdida en tantos pensamientos que tenia, mis dudas seguian ahi no sabia si todo lo que el habia dicho habia sido cierto y me alegraba que dijera que habia acabado porque si el habia acabado pero conmigo, y no de una manera que pudiera reponerme de nuevo si no una manera la cual dejaria marca en mi y esa seguiria abierta hasta que no supiese la verdad y la buscaria donde fuese.
Sus palabras hacian que me enfadará más, estaba arta de el de sus juegos mentales y bien sabia que jugaba con mis sentimientos y mi mente.
Y sus palabras solo hacian que me doliera todo más, que sintiera mi corazón desgarrandose y los recuerdo que tenia quemarse junto con todo lo demás.
-¿Crees que eras feliz? -reí- Tienes razón, puede que yo no sea feliz ahora, porque eso es algo que no existe, querida. Crees haber sido feliz, y ni siquiera sabes qué es eso, qué significa. No se es feliz con dinero, ni tampoco con amor, y mucho menos con ambas cosas. ¿Sabes por qué? Porque no se es feliz con nada cuando no hay un final, y mucho menos cuando lo hay. Es imposible..-Me escupió todo eso tan rapido que no estaba segura de lo que estaba oyendo sus palabras llenas de odio como las mias impresionaban con tan solo retumbar en mis oidos pero si tenia razón en algo la felicidad no existe, pero es algo que debias buscar.
Bien Monsieur, me alegro que todo esto termine, gracias por su sinceridad y le recuerdo que la felicidad verdadera no se basa solo en eso, claro que usted que puede saber incluso yo con todos los sentimientos que pasan por mi y que usted ni siquiera recuerda podría decir que fui feliz pero al menos estaba plena y tenia lo que quiera, a diferencia de usted no necesito de sangre o demás para vivir, el sufrimiento mio ya lo lleva en su memoria y espero le sea placentero.-Dije intentando calmarme, estabamos saliendonos de las casillas cada uno y no importaba mucho el hecho de querer dañar al otro, lo que no sabia era de donde habia sacado yo coraje para enfrentarlo?, que tenia en la cabeza para hacer algo asi, por lo regular yo era alguien temeroso y timido pero esta vez no, tal vez se debería a que era mi padre el que tenia la acusacion alguien que habia sido lo más importante que habia tenido jamás.
Mientras pensaba eso el siguio hablando y esperé lo demás con precaucion, no sabia si queria atacarme más pero debia tener cuidado.
Cuando ayudo a levantarme intente quitar sus manos de mi, sentia mi cuerpo flojo aun por el miedo que me habia hecho sentir y lo demás pero debia aguantar al menos hasta estar segura que el me dejaría ir.
Espere Monsieur Dimitri, que no es el unico que no quiere volver a saber del otro espero no volver a toparme con una criatura asi, pero tenga seguro que si el destino me juega mal de nuevo y lo vuelvo a encontrar sabré como acabar con usted aun siendo una humana... sus amenazas han sido escuchadas y las mias igual, le agradesco lo que ha hecho por mi hoy, experiencia como hoy espero no volver a tener y aunque no me crea espero que su vida mejore.-Dije haciendo una reverecia despues de todo estaba agradecida que me dejara ir sin más.
Noté como abria la puerta de la cabaña y entraba aire extremadamente frio el cual hizo que titiritara un poco pero supe componerme para escucharlo, sabia que le debia estar viva aunque no quisiera al menos esta noche no moriria a causa de ese vampiro.
Gracias Monsieur, pero os aseguro que se va con el placer de haberme visto tan mal.-Dije saliendo después de el alejandome al otro extremo sin darle la espalda.
Sus palabras hacian que me enfadará más, estaba arta de el de sus juegos mentales y bien sabia que jugaba con mis sentimientos y mi mente.
Y sus palabras solo hacian que me doliera todo más, que sintiera mi corazón desgarrandose y los recuerdo que tenia quemarse junto con todo lo demás.
-¿Crees que eras feliz? -reí- Tienes razón, puede que yo no sea feliz ahora, porque eso es algo que no existe, querida. Crees haber sido feliz, y ni siquiera sabes qué es eso, qué significa. No se es feliz con dinero, ni tampoco con amor, y mucho menos con ambas cosas. ¿Sabes por qué? Porque no se es feliz con nada cuando no hay un final, y mucho menos cuando lo hay. Es imposible..-Me escupió todo eso tan rapido que no estaba segura de lo que estaba oyendo sus palabras llenas de odio como las mias impresionaban con tan solo retumbar en mis oidos pero si tenia razón en algo la felicidad no existe, pero es algo que debias buscar.
Bien Monsieur, me alegro que todo esto termine, gracias por su sinceridad y le recuerdo que la felicidad verdadera no se basa solo en eso, claro que usted que puede saber incluso yo con todos los sentimientos que pasan por mi y que usted ni siquiera recuerda podría decir que fui feliz pero al menos estaba plena y tenia lo que quiera, a diferencia de usted no necesito de sangre o demás para vivir, el sufrimiento mio ya lo lleva en su memoria y espero le sea placentero.-Dije intentando calmarme, estabamos saliendonos de las casillas cada uno y no importaba mucho el hecho de querer dañar al otro, lo que no sabia era de donde habia sacado yo coraje para enfrentarlo?, que tenia en la cabeza para hacer algo asi, por lo regular yo era alguien temeroso y timido pero esta vez no, tal vez se debería a que era mi padre el que tenia la acusacion alguien que habia sido lo más importante que habia tenido jamás.
Mientras pensaba eso el siguio hablando y esperé lo demás con precaucion, no sabia si queria atacarme más pero debia tener cuidado.
Cuando ayudo a levantarme intente quitar sus manos de mi, sentia mi cuerpo flojo aun por el miedo que me habia hecho sentir y lo demás pero debia aguantar al menos hasta estar segura que el me dejaría ir.
Espere Monsieur Dimitri, que no es el unico que no quiere volver a saber del otro espero no volver a toparme con una criatura asi, pero tenga seguro que si el destino me juega mal de nuevo y lo vuelvo a encontrar sabré como acabar con usted aun siendo una humana... sus amenazas han sido escuchadas y las mias igual, le agradesco lo que ha hecho por mi hoy, experiencia como hoy espero no volver a tener y aunque no me crea espero que su vida mejore.-Dije haciendo una reverecia despues de todo estaba agradecida que me dejara ir sin más.
Noté como abria la puerta de la cabaña y entraba aire extremadamente frio el cual hizo que titiritara un poco pero supe componerme para escucharlo, sabia que le debia estar viva aunque no quisiera al menos esta noche no moriria a causa de ese vampiro.
Gracias Monsieur, pero os aseguro que se va con el placer de haberme visto tan mal.-Dije saliendo después de el alejandome al otro extremo sin darle la espalda.
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