AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Uno como yo... (privado)
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Uno como yo... (privado)
Había tenido que salir de su guarida, parecía ratonera, apenas si se colaba la luz del sol a través de las ventanas que en esta casa existían, pero era suficiente para que Heaven se diera cuenta de que había amanecido, no hacía falta nada más, al menos para ella, se encontraba tranquila, excepto cuando la noche caía, no era posible que temiera más a sus interminables pesadillas que a sus realidades, su día a día nunca era tan tormentoso como lo era tener que cerrar los ojos para dormir, era un secreto de la bruja, pero esperaba que nadie lo supiera, no quería que se burlaran de ella.
Respiró profundo mientras se ponía los zapatos, eran apenas una bailarinas de color negro, una falda larga y amplia que le cubría las piernas junto con una blusa del mismo tono, desde la muerte de su padre había conservado toda la vida el luto, siempre iba de negro, tomo la chalina y se cubrió el cabello, no quería que nadie pudiera identificarla bien, se podía confundir con una gitana o alguien que pide limosna, ninguna de las dos era cierta, pero era mucho mejor a que conocieran su verdadera naturaleza.
Una canasta de mimbre fue lo que hizo su atuendo perfecto, ella necesitaba ir por algo pero no a un sitio muy común, tendría que ir a los lugares más oscuros de París o cuando menos unos de los más oscuros, no era para que una señorita de clase alta intentara mezclarse o que de alguna manera se encontrara con el Rey en turno, pero eso era lo más intrigante, así que mejor cubrir las apariencias, para eso usó su don, necesitaría ir rápido si quería que todo saliera bien, se había concentrado lo más que podía para que su cabello se tornara en claro al igual que sus ojos, esto de cambiar de apariencia le podía llegar a doler en el alma, pero todo era por su maldito miedo a alguien que sólo tenía el valor de hacerse presente en sueños, a veces pensaba que su madre era inteligente y que por ello lo hacía.
En cuanto abandonó el bosque se sintió desprotegida, era como si miles de ojos cayeran sobre ella, pero sabía que no era así y trataba de que sus nervios y su maldito cerebro lo comprendieran, aunque al final, no podían, era como… Extraño, sin embargo se repitió mentalmente que su madre sólo podía vencerla en sueños, pero no sabía que tan capaz sería ella de enfrentarse con aquella mujer ¿Sería capaz de atacarla con tal de defender su propia vida? Quizá ella ganaría porque tenía más poderes que ella y podía manipularla como le viniera la gana, pero no, no quería convertirse en lo que ella era, no podía ser como el ser que tanto odiaba en la vida.
La gente iba haciendo acto de presencia mientras Heaven iba caminando por las calles parisinas, era como si de una maldita plaga se tratara, muchos se la quedaban viendo, otros más le pegaban en los brazos o en los hombros para quitarla de su paso, pero nadie se fijaba realmente en ella y estaba muy al pendiente de que las auras cercanas fueran puramente humanas y que tampoco tuvieran magia, iba con los sentidos alerta pero la mirada serena.
Comenzó a vagar por los oscuros rincones de París empezando a adentrarse por los callejones que este escondía, era tan extraño que el silencio era casi sepulcral, tanto que pudo bajar la chalina que cubría su lacia cabellera que ahora se tornaba en tonos castaños claros, su tez morena y los ojos de un color gris, nada natural pero que quizá en su aspecto podía ser un distractor, todos se fijarían en unos ojos claros sobre aquella piel oscura, pero no recordarían nada más, eso para Heaven era un punto a favor.
Respiró profundo mientras se ponía los zapatos, eran apenas una bailarinas de color negro, una falda larga y amplia que le cubría las piernas junto con una blusa del mismo tono, desde la muerte de su padre había conservado toda la vida el luto, siempre iba de negro, tomo la chalina y se cubrió el cabello, no quería que nadie pudiera identificarla bien, se podía confundir con una gitana o alguien que pide limosna, ninguna de las dos era cierta, pero era mucho mejor a que conocieran su verdadera naturaleza.
Una canasta de mimbre fue lo que hizo su atuendo perfecto, ella necesitaba ir por algo pero no a un sitio muy común, tendría que ir a los lugares más oscuros de París o cuando menos unos de los más oscuros, no era para que una señorita de clase alta intentara mezclarse o que de alguna manera se encontrara con el Rey en turno, pero eso era lo más intrigante, así que mejor cubrir las apariencias, para eso usó su don, necesitaría ir rápido si quería que todo saliera bien, se había concentrado lo más que podía para que su cabello se tornara en claro al igual que sus ojos, esto de cambiar de apariencia le podía llegar a doler en el alma, pero todo era por su maldito miedo a alguien que sólo tenía el valor de hacerse presente en sueños, a veces pensaba que su madre era inteligente y que por ello lo hacía.
En cuanto abandonó el bosque se sintió desprotegida, era como si miles de ojos cayeran sobre ella, pero sabía que no era así y trataba de que sus nervios y su maldito cerebro lo comprendieran, aunque al final, no podían, era como… Extraño, sin embargo se repitió mentalmente que su madre sólo podía vencerla en sueños, pero no sabía que tan capaz sería ella de enfrentarse con aquella mujer ¿Sería capaz de atacarla con tal de defender su propia vida? Quizá ella ganaría porque tenía más poderes que ella y podía manipularla como le viniera la gana, pero no, no quería convertirse en lo que ella era, no podía ser como el ser que tanto odiaba en la vida.
La gente iba haciendo acto de presencia mientras Heaven iba caminando por las calles parisinas, era como si de una maldita plaga se tratara, muchos se la quedaban viendo, otros más le pegaban en los brazos o en los hombros para quitarla de su paso, pero nadie se fijaba realmente en ella y estaba muy al pendiente de que las auras cercanas fueran puramente humanas y que tampoco tuvieran magia, iba con los sentidos alerta pero la mirada serena.
Comenzó a vagar por los oscuros rincones de París empezando a adentrarse por los callejones que este escondía, era tan extraño que el silencio era casi sepulcral, tanto que pudo bajar la chalina que cubría su lacia cabellera que ahora se tornaba en tonos castaños claros, su tez morena y los ojos de un color gris, nada natural pero que quizá en su aspecto podía ser un distractor, todos se fijarían en unos ojos claros sobre aquella piel oscura, pero no recordarían nada más, eso para Heaven era un punto a favor.
Heaven Gibbs- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 09/03/2013
Re: Uno como yo... (privado)
Leonardo sentía deseos de explorar, de buscar algo nuevo, alimentar su curiosidad, ver algo distinto esta vez. Era un poco más de la media noche…el ya había terminado sus labores y algunas prácticas mágicas que tenía planeada, así que tuvo el deseo de merodear por ahí como un desconocido que aun era en dicha ciudad. Guardo los gruesos libros que le aconsejaban y le instruían en aquella importante sesión de lo oculto, recogió sus velas, inciensos, campanas y demás, no sé disponía a otra cosa que ir sin rumbo fijo.
Recogiéndose el cabello para amarrarlo con cualquier cosa que encontrase; si por él fuera saliera en ropa interior, pero no quería empezar a levantar comentarios venenosos, se coloco su clásico pantalón de gabardina negro, la fresca manga larga blanca completamente desabrochada con su particular calzado de cuero, no le gustaba mucho la elegancia, a pesar de pertenecer a dicha sociedad asquerosa, como compañía decidió llevarse una botella de aquel suculento vino que tanto degustaba.
Emprendió su andar sin rumbo entre la noche silenciosa, con su caminar distraído por la belleza de la luna y las estrellas, entre sombras y tragos, entre misterios y simplezas caminaba sin miedo alguno, pues ¿a que le podía temer?, las miradas especuladoras de las personas que se encontraban en aquellos sitios donde iban a estar con una usuaria de la profesión antigua le desagradaban un poco. Una joven se acerco posando su mano en el hombro derecho de aquel solitario hombre mientras jugaba con sus rulos, él le sonrió de manera cálida – Sir… ¿por qué estas tan solo, caminando por ahí en esta oscura noche?, si quieres ven conmigo… te puedo acoger de una buena manera- decía aquella mujer provocativa ofreciendo a Leonardo de manera obvia algo más que hospedaje. –Lo siento preciosa soy pobre, no poseo dinero, el que tenia lo gaste en esto- observo su botella mientras la batía de un lado a otro, luego con una intención totalmente desinteresada acaricio el ceno izquierdo de la mujer apretándolo con firmeza recibiendo el inmediato repudio de aquella joven, quizá fuese querido pasar la noche con ella, pero algo le decía que no.
El amanecer se acercaba…ya no había vino, se encontraba completamente sobrio y feliz por todo lo que había hecho, por la soledad que lo había llenado, estaba en un lugar retirado y pensó: -y ¿Por qué no curiosear en el plano astral?-, antes que nada bajo sus vibraciones para ser totalmente imperceptible, disfrazando su energía para no llamar la atención.
El sol ya saludaba, mientras lograba su cometido, quizá quería ayudar a alguien o tener alguna conversación con una persona “especial”, y así fue…estando flotando, ya en su cuerpo astral, percibió a aquella mujer que cambiaba su forma para ocultarse de los demás, andaba con cierto desespero huyendo de algo o eso parecía.
Husmeó solo lo que pudo en sus pensamientos, lo suficiente para ver que le pasaba sin ser pillado, pues ella solo se percataba de las energías del plano físico más no del espiritual. Regreso a su cuerpo físico, ya tenía la ubicación de la joven, la observaba desde un rincón cuando ella acomodaba sus vestimentas mientras sobaba su cabeza, tranquila pero atormentada. Se acerco despacio sin ser detectado, estando a unos 10 metros distante, observandola con profundidad...rompió el silencio y dijo, -¿De qué huyes?; ¿a que le temes?-.
Recogiéndose el cabello para amarrarlo con cualquier cosa que encontrase; si por él fuera saliera en ropa interior, pero no quería empezar a levantar comentarios venenosos, se coloco su clásico pantalón de gabardina negro, la fresca manga larga blanca completamente desabrochada con su particular calzado de cuero, no le gustaba mucho la elegancia, a pesar de pertenecer a dicha sociedad asquerosa, como compañía decidió llevarse una botella de aquel suculento vino que tanto degustaba.
Emprendió su andar sin rumbo entre la noche silenciosa, con su caminar distraído por la belleza de la luna y las estrellas, entre sombras y tragos, entre misterios y simplezas caminaba sin miedo alguno, pues ¿a que le podía temer?, las miradas especuladoras de las personas que se encontraban en aquellos sitios donde iban a estar con una usuaria de la profesión antigua le desagradaban un poco. Una joven se acerco posando su mano en el hombro derecho de aquel solitario hombre mientras jugaba con sus rulos, él le sonrió de manera cálida – Sir… ¿por qué estas tan solo, caminando por ahí en esta oscura noche?, si quieres ven conmigo… te puedo acoger de una buena manera- decía aquella mujer provocativa ofreciendo a Leonardo de manera obvia algo más que hospedaje. –Lo siento preciosa soy pobre, no poseo dinero, el que tenia lo gaste en esto- observo su botella mientras la batía de un lado a otro, luego con una intención totalmente desinteresada acaricio el ceno izquierdo de la mujer apretándolo con firmeza recibiendo el inmediato repudio de aquella joven, quizá fuese querido pasar la noche con ella, pero algo le decía que no.
El amanecer se acercaba…ya no había vino, se encontraba completamente sobrio y feliz por todo lo que había hecho, por la soledad que lo había llenado, estaba en un lugar retirado y pensó: -y ¿Por qué no curiosear en el plano astral?-, antes que nada bajo sus vibraciones para ser totalmente imperceptible, disfrazando su energía para no llamar la atención.
El sol ya saludaba, mientras lograba su cometido, quizá quería ayudar a alguien o tener alguna conversación con una persona “especial”, y así fue…estando flotando, ya en su cuerpo astral, percibió a aquella mujer que cambiaba su forma para ocultarse de los demás, andaba con cierto desespero huyendo de algo o eso parecía.
Husmeó solo lo que pudo en sus pensamientos, lo suficiente para ver que le pasaba sin ser pillado, pues ella solo se percataba de las energías del plano físico más no del espiritual. Regreso a su cuerpo físico, ya tenía la ubicación de la joven, la observaba desde un rincón cuando ella acomodaba sus vestimentas mientras sobaba su cabeza, tranquila pero atormentada. Se acerco despacio sin ser detectado, estando a unos 10 metros distante, observandola con profundidad...rompió el silencio y dijo, -¿De qué huyes?; ¿a que le temes?-.
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/01/2013
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Re: Uno como yo... (privado)
Heaven quería obtener lo que buscaba de manera apresurada, tenerlo cuanto antes para que después todo se esfumara, para que ella pudiera regresar a la normalidad de sus días, para que sin más ella pudiera seguir con su vida, escondida del mundo, pero había cosas que hacer antes de aquello así que simplemente era hacerlas lo más a prisa que se pudiera, no podía evitarlo, tenía miedo, necesitaba que alguien le dijera que las cosas iban a estar bien y también creerlas porque las malditas pesadillas cada vez eran mucho más reales, tanto que pensaba que a lo mejor su madre estaba haciendo con su inconsciente, pero también seguía creciendo dentro de ella la necesidad de ir con ella y ver que es lo que tenía que decirle, pero seguro sólo saldría un "Te odio" por parte de ambas y eso le rompería el corazón a la bruja, aunque ella quisiera hacer que todo iba bien, no era así pues muy en el fondo tenía sentimientos.
Comenzó a sentir esas malditas vibras cada vez más fuertes pero no sabía exactamente por donde era que provenían, ¿Por qué? ¿Por qué justo le tenía que pasar a ella eso ahora? ¿No podía ser en otro momento? ¿Qué tal cuando tuviera los cinco sentidos puestos en su entorno? Pero no, parecía que el destino quería jugarle una maldita broma macabra haciendo que se diera cuenta de que no podía estar atenta a todo y que esos puntos eran los que sus enemigos podían usar para acercarse, pero ¿Cómo sabría que el peligro estaba cerca si ni siquiera podía verlo? El maldito miedo la estaba cegando y no podía darse ese lujo, no debía darse ese lujo, porque le saldría muy caro, el precio era su vida.
-¿Huir?- dijo de manera casi automática como si con aquello comenzara a ganar ventaja de las palabras del hombre, como si al pronunciar esa sencilla palabra buscara obtener tiempo para responder de forma coherente y agradecía que su inconsciente estuviera mucho más despierta que ella -No huyo, ya ha visto que el sitio no es muy agradable para visitar y simplemente tengo prisa por salir de aquí, pero no huyo de nadie- era media verdad y media mentira, pero ya sabía de quien eran las vibrar que estaba recibiendo, era un hombre alto, musculoso, con una cabellera mucho más larga que la de ella y eso le daba un aspecto bastante peculiar, algo diferente a los demás.
-¿Usted se dedica a espiar a las mujeres? ¿O cómo es que se ha dado cuenta de que "estoy huyendo?- preguntó con la mayor naturalidad que podía aunque los nervios le estaban empezando a comer de a poco en poco, era que la respiración se había vuelto un poco acelerada mientras sus ojos seguían ojos en los del caballero que le había interrumpido, tenía un aspecto bastante peculiar y eso hacía que Heaven se imaginara si en verdad era brujo o quizá un gitano, todo podía ser.
Comenzó a sentir esas malditas vibras cada vez más fuertes pero no sabía exactamente por donde era que provenían, ¿Por qué? ¿Por qué justo le tenía que pasar a ella eso ahora? ¿No podía ser en otro momento? ¿Qué tal cuando tuviera los cinco sentidos puestos en su entorno? Pero no, parecía que el destino quería jugarle una maldita broma macabra haciendo que se diera cuenta de que no podía estar atenta a todo y que esos puntos eran los que sus enemigos podían usar para acercarse, pero ¿Cómo sabría que el peligro estaba cerca si ni siquiera podía verlo? El maldito miedo la estaba cegando y no podía darse ese lujo, no debía darse ese lujo, porque le saldría muy caro, el precio era su vida.
-¿Huir?- dijo de manera casi automática como si con aquello comenzara a ganar ventaja de las palabras del hombre, como si al pronunciar esa sencilla palabra buscara obtener tiempo para responder de forma coherente y agradecía que su inconsciente estuviera mucho más despierta que ella -No huyo, ya ha visto que el sitio no es muy agradable para visitar y simplemente tengo prisa por salir de aquí, pero no huyo de nadie- era media verdad y media mentira, pero ya sabía de quien eran las vibrar que estaba recibiendo, era un hombre alto, musculoso, con una cabellera mucho más larga que la de ella y eso le daba un aspecto bastante peculiar, algo diferente a los demás.
-¿Usted se dedica a espiar a las mujeres? ¿O cómo es que se ha dado cuenta de que "estoy huyendo?- preguntó con la mayor naturalidad que podía aunque los nervios le estaban empezando a comer de a poco en poco, era que la respiración se había vuelto un poco acelerada mientras sus ojos seguían ojos en los del caballero que le había interrumpido, tenía un aspecto bastante peculiar y eso hacía que Heaven se imaginara si en verdad era brujo o quizá un gitano, todo podía ser.
Heaven Gibbs- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/03/2013
Re: Uno como yo... (privado)
No le nacía otra cosa más que observar a la insegura mujer que en momentos le miraba fijamente y en otros posaba sus ojos en el vacío… Escucharla le daba un poco de risa, a la vez melancolía, parecía tener un conflicto interno fuerte, a decir verdad Leonardo no empezaba a usar aun sus habilidades, a excepción de esa proyección astral, era fácil deducir por lo que podía estar pasando pues a la joven la delataba lo contradictorio de sus palabras, su inseguridad al decirlas y de repente entraba en calma; estaba seguro que no sufría de algún tipo de esquizofrenia, bueno casi seguro.
Al escuchar las preguntas que le había hecho la mujer se cursó de brazos mientras en su rostro sus labios hicieron un gesto entre sonrisa y puchero, una de sus cejas se alzo concluyendo con una suave risilla falsa que salió a flote. –Que contradictoria… pero puede ser que me dedique a ello, buscando algo positivo claro- Dejaba fluir las palabras, haciendo espontáneos gestos con sus manos y rostro en general. –Cualquiera que estuviese viendo desde las alturas fuese notado que huías, que algo te incomodaba, te aturdía; cualquiera que observara detalladamente y se sensibilizara a las energías y vibraciones hubiese sabido que cambiabas tu forma para parecer distinta con el objetivo de no ser reconocida o recordada, aunque debiste trabajar mejor en el color de tus ojos. Cualquier ser capaz de hacer una proyección astral podía ver tu tormento y los entes negativos que te encadenan, y la energía que tienes-
Hizo una pequeña pausa, dio una inhalación profunda para dejar su ser completamente sereno y calmado, la miro fijamente -creo que te has dado cuenta que soy…alguien como tu…no sé si sea debido, pero me presento, mi nombre es Leonardo- Leonardo estuvo a punto de decirle “¿te puedo ayudar en algo?”, pero no quería arropar a la mujer con más problemas, era mejor que ella se serenara, a pesar de que sus palabras podrían causar una mala reacción pues ella se protegía de cualquiera que dominase la magia, aunque claro estaba que las intenciones de el mago no eran esas.
Al escuchar las preguntas que le había hecho la mujer se cursó de brazos mientras en su rostro sus labios hicieron un gesto entre sonrisa y puchero, una de sus cejas se alzo concluyendo con una suave risilla falsa que salió a flote. –Que contradictoria… pero puede ser que me dedique a ello, buscando algo positivo claro- Dejaba fluir las palabras, haciendo espontáneos gestos con sus manos y rostro en general. –Cualquiera que estuviese viendo desde las alturas fuese notado que huías, que algo te incomodaba, te aturdía; cualquiera que observara detalladamente y se sensibilizara a las energías y vibraciones hubiese sabido que cambiabas tu forma para parecer distinta con el objetivo de no ser reconocida o recordada, aunque debiste trabajar mejor en el color de tus ojos. Cualquier ser capaz de hacer una proyección astral podía ver tu tormento y los entes negativos que te encadenan, y la energía que tienes-
Hizo una pequeña pausa, dio una inhalación profunda para dejar su ser completamente sereno y calmado, la miro fijamente -creo que te has dado cuenta que soy…alguien como tu…no sé si sea debido, pero me presento, mi nombre es Leonardo- Leonardo estuvo a punto de decirle “¿te puedo ayudar en algo?”, pero no quería arropar a la mujer con más problemas, era mejor que ella se serenara, a pesar de que sus palabras podrían causar una mala reacción pues ella se protegía de cualquiera que dominase la magia, aunque claro estaba que las intenciones de el mago no eran esas.
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
No podía decir que iba tranquila y tampoco podía culpar al joven porque pensara que estaba huyendo, cualquiera que la viera caminar de aquella forma pensaría exactamente lo mismo, además de que sus palabras atropelladas no ayudaban en nada a quitar aquellos pensamientos del joven, frunció el ceño mientras escuchaba lo que decía, sí, se le había olvidado también estar revisando en otros sitios, no sólo el físico y en ese momento se maldecía por haber sido tan distraída, pero no podía cambiarlo.
-¿Buscando algo positivo? ¿Cómo qué?- a pesar de todo Heaven no podía dejar de ser agresiva, era su manera de hacer notar que no era alguien que se dejara de los demás, por el contrario siempre enfrentaba con la cabeza en alto todo lo que le pudiera atormentar -Vaya, pero que ha tenido tiempo de ver todo lo que hacía- torció el gesto un poco, no sabía si en verdad ella era muy obvio o es que quizá el chico simplemente se la pasaba molestando a quien se dejara, había descartado la tercera porque simplemente así lo quería, no podía pensar ahora que su madre de nuevo la estaba vigilando en algún lugar de París aunque suponía que así era, ya suficientes tormentos nocturnos tenía como para también hacerlo mientras estaba despierta.
-Pues parece que en vez de "descansar" mientras estabas en tu viaje te pasaste averiguando la vida de los demás- estaba un poco molesta, pero sólo un poco y ni siquiera era con él, era con ella por haber sido tan tonta de no percatarse de todo su entorno, se había fiado de todos y bueno, tenía que tener en cuanta que su madre era una hechicera, que también podía hacer muchas cosas, se estaba maldiciendo ella misma mientras intentaba recriminar a los demás sus propias ineptitudes, no estaba aceptando por completo sus culpas.
-Ah vaya...- dijo con sarcasmo mientras sonreía de lado -Pensé que también habías podido averiguar mi nombre mientras husmeabas en mi vida- frunció el ceño intentando relajar su humor, parecía que se había disparado apenas con una pequeña chispa, pero es que tenía tantas cosas en la cabeza que no reaccionaba de la mejor de las formas, tendría que relajarse, debería buscar la manera. Cruzó los brazos por debajo de su pecho y miró al hombre -Heaven- dijo de forma seca sin quitar ese semblante de malestar que tenía en el rostro, ella odiaba que las cosas se salieran de su control y no había podido hacer nada para evitarlo -¿Algo más que estés averiguando de mí? ¿Algo que no hayas visto y que quieras que te diga por mis propias palabras?- dijo haciendo una mueca con los labios en espera de una respuesta.
-¿Buscando algo positivo? ¿Cómo qué?- a pesar de todo Heaven no podía dejar de ser agresiva, era su manera de hacer notar que no era alguien que se dejara de los demás, por el contrario siempre enfrentaba con la cabeza en alto todo lo que le pudiera atormentar -Vaya, pero que ha tenido tiempo de ver todo lo que hacía- torció el gesto un poco, no sabía si en verdad ella era muy obvio o es que quizá el chico simplemente se la pasaba molestando a quien se dejara, había descartado la tercera porque simplemente así lo quería, no podía pensar ahora que su madre de nuevo la estaba vigilando en algún lugar de París aunque suponía que así era, ya suficientes tormentos nocturnos tenía como para también hacerlo mientras estaba despierta.
-Pues parece que en vez de "descansar" mientras estabas en tu viaje te pasaste averiguando la vida de los demás- estaba un poco molesta, pero sólo un poco y ni siquiera era con él, era con ella por haber sido tan tonta de no percatarse de todo su entorno, se había fiado de todos y bueno, tenía que tener en cuanta que su madre era una hechicera, que también podía hacer muchas cosas, se estaba maldiciendo ella misma mientras intentaba recriminar a los demás sus propias ineptitudes, no estaba aceptando por completo sus culpas.
-Ah vaya...- dijo con sarcasmo mientras sonreía de lado -Pensé que también habías podido averiguar mi nombre mientras husmeabas en mi vida- frunció el ceño intentando relajar su humor, parecía que se había disparado apenas con una pequeña chispa, pero es que tenía tantas cosas en la cabeza que no reaccionaba de la mejor de las formas, tendría que relajarse, debería buscar la manera. Cruzó los brazos por debajo de su pecho y miró al hombre -Heaven- dijo de forma seca sin quitar ese semblante de malestar que tenía en el rostro, ella odiaba que las cosas se salieran de su control y no había podido hacer nada para evitarlo -¿Algo más que estés averiguando de mí? ¿Algo que no hayas visto y que quieras que te diga por mis propias palabras?- dijo haciendo una mueca con los labios en espera de una respuesta.
Heaven Gibbs- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
Como era de esperar la reacción de la mujer no fue agradable del todo, Rosa Negra respondía con silencio el estado de la joven, pues ahí se hallaba el fuerte contraste de polaridades y sentimientos distintos. La intercepción espontanea del caballero buscando lo que no se le ha perdido y la posición defensiva y agresiva de la dama buscando solucionar los problemas que tiene por su cuenta…encima encuentra lo que no deseaba hallar, o eso parecía, ambos en un matiz distinto, pero por alguna razón ese momento, ese interactuar los unía, de alguna u otra forma cruzaron caminos, Leonardo afirma el proverbio de que ningún encuentro es simple casualidad.
Las palabras de ella eran picosas en parte pero a pesar de ello no lo suficiente para que él se molestase, o hiciera otra cosa que quedarse plantado mirando su rostro que se veía hermosamente molesto, con aquella viva y candente tez morena luciendo aquella perfecta cabellera lisa; en el momento no había otra forma de decirle que era bella que no fuera mirándole, escuchándole, con eso bastaba. Pero ahora Leonardo no encontraba palabra alguna para no ser interpretado de tal manera, fácil no sería pues como se sabe Heaven no estaba agradada.
-Para amarlas y consentirlas, a veces están faltas de amor- respondió un poco cabizbajo no fue oíble del todo su tono de vos. Los ánimos del mago empezaban decaer un poco, quizá no fue bueno del todo hacer ese cruce, pero al menos la bruja había dado a conocer su nombre e hizo una última pregunta esperando su debida respuesta, eso le daba un tono diferente a aquel asunto. –Agradezco que me haya dejado saber su nombre, y sé que no esta agradada del todo, no sé como excusarme con usted, pero debo decirle que no planeaba cruzarme en su camino, aunque lo hice por voluntad propia, vengo de pasar una fantástica noche solitaria, esto estaba solo se me prestaba una oportunidad para hacer un viaje astral no muy lejano- realizo una pequeña pausa y continuo.
-Ciertamente parezco un entrometido, o un acosador… pero si así fuese y estuviera de verdad averiguando, como usted dice la vida de las demás personas, no me fuese limitado con usted señorita Heaven… a mi me encanta observar la vida este donde este; usted, y su situación me atrajeron y por ello me atravesé en vuestro camino porque sentí que usted necesitaba algún tipo de ayuda…eso es todo- Fueron las palabras de Rosa Negra, palabras serenas, con gesto sincero cargadas de un leve matiz melancólico; vacía estaba su mente.
Las palabras de ella eran picosas en parte pero a pesar de ello no lo suficiente para que él se molestase, o hiciera otra cosa que quedarse plantado mirando su rostro que se veía hermosamente molesto, con aquella viva y candente tez morena luciendo aquella perfecta cabellera lisa; en el momento no había otra forma de decirle que era bella que no fuera mirándole, escuchándole, con eso bastaba. Pero ahora Leonardo no encontraba palabra alguna para no ser interpretado de tal manera, fácil no sería pues como se sabe Heaven no estaba agradada.
-Para amarlas y consentirlas, a veces están faltas de amor- respondió un poco cabizbajo no fue oíble del todo su tono de vos. Los ánimos del mago empezaban decaer un poco, quizá no fue bueno del todo hacer ese cruce, pero al menos la bruja había dado a conocer su nombre e hizo una última pregunta esperando su debida respuesta, eso le daba un tono diferente a aquel asunto. –Agradezco que me haya dejado saber su nombre, y sé que no esta agradada del todo, no sé como excusarme con usted, pero debo decirle que no planeaba cruzarme en su camino, aunque lo hice por voluntad propia, vengo de pasar una fantástica noche solitaria, esto estaba solo se me prestaba una oportunidad para hacer un viaje astral no muy lejano- realizo una pequeña pausa y continuo.
-Ciertamente parezco un entrometido, o un acosador… pero si así fuese y estuviera de verdad averiguando, como usted dice la vida de las demás personas, no me fuese limitado con usted señorita Heaven… a mi me encanta observar la vida este donde este; usted, y su situación me atrajeron y por ello me atravesé en vuestro camino porque sentí que usted necesitaba algún tipo de ayuda…eso es todo- Fueron las palabras de Rosa Negra, palabras serenas, con gesto sincero cargadas de un leve matiz melancólico; vacía estaba su mente.
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/01/2013
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Re: Uno como yo... (privado)
¿Él quería que ella se enojara? Esperaba que no aunque para ser sincera debía aceptar que comenzaba a exasperarse a pasos agigantados, quizá era el miedo que llevaba, quizá era la parte donde ella había sigo descubierta o quizá darse cuenta de que no estaba siendo todo lo precavida que necesitaba, sin embargo poco faltaba para que de su cabeza comenzaran a salir pequeños hilos de humo que fueran haciendo que su cabeza explotara lentamente hasta calcinar al que tenía delante, pero era lógico que no podía hacer aquello, al menos no de momento.
-¿Me dijiste que te llamas?- preguntó mientras rebuscaba de nuevo en su cabeza, al parecer estaba tan cabreada que no había logrado conservar el nombre de aquél en su cabeza por más de cinco minutos o es que sólo estaba escuchando lo que quería desechando todo aquello que para su criterio no necesitaba, de nuevo estaba haciendo mal las cosas -Cierto... Leonardo, ya he recordado- dijo con toda calma cuando su memoria tuvo a bien darle la gracia de no dejarla en ridículo frente a lo que todavía seguía siendo un desconocido -Entonces mi vida es tan interesante que invita a los demás para que entren en ella a placer ¿Eso es lo que debo entender?- preguntó pero esta vez con un poco más de calma, estar alterada la estaba haciendo desatinar demasiado cosa que para los ojos de la castaña estaba estrictamente prohibido.
-No quiero ser grosera ni mucho menos, pero se supone que para estar en un viaje astral con uno mismo se necesita concentración y sobre todo conexión consigo mismo, no con los demás, así que de todas maneras... Debo decir algo... No es que parezca un entrometido...- hizo una pausa y lo miró de forma atenta mientras ladeaba la cabeza en un movimiento lento y sutil -Es que usted es un entrometido- dijo firmemente sin embargo en sus labios se había dibujado una curva que apenas era perceptible pero que existía sin motivo real aparente, estaba sonriendo porque ahora lo veía de forma cómica y quizá él pensara que estaba loca, pero por sus tonterías ahora ella ya sabía como no comportarse y quizá lo pusiera en práctica -Ahora el punto de como va a compensarme por haberme hecho lo que me hizo- suspiró largamente y encogió los hombros, su primera frase le había hecho revolver el estómago -Usted quiere el perdón... Sorpréndame- la sonrisa que se había dibujado en sus labios era forzada por no decir cínica.
-¿Me dijiste que te llamas?- preguntó mientras rebuscaba de nuevo en su cabeza, al parecer estaba tan cabreada que no había logrado conservar el nombre de aquél en su cabeza por más de cinco minutos o es que sólo estaba escuchando lo que quería desechando todo aquello que para su criterio no necesitaba, de nuevo estaba haciendo mal las cosas -Cierto... Leonardo, ya he recordado- dijo con toda calma cuando su memoria tuvo a bien darle la gracia de no dejarla en ridículo frente a lo que todavía seguía siendo un desconocido -Entonces mi vida es tan interesante que invita a los demás para que entren en ella a placer ¿Eso es lo que debo entender?- preguntó pero esta vez con un poco más de calma, estar alterada la estaba haciendo desatinar demasiado cosa que para los ojos de la castaña estaba estrictamente prohibido.
-No quiero ser grosera ni mucho menos, pero se supone que para estar en un viaje astral con uno mismo se necesita concentración y sobre todo conexión consigo mismo, no con los demás, así que de todas maneras... Debo decir algo... No es que parezca un entrometido...- hizo una pausa y lo miró de forma atenta mientras ladeaba la cabeza en un movimiento lento y sutil -Es que usted es un entrometido- dijo firmemente sin embargo en sus labios se había dibujado una curva que apenas era perceptible pero que existía sin motivo real aparente, estaba sonriendo porque ahora lo veía de forma cómica y quizá él pensara que estaba loca, pero por sus tonterías ahora ella ya sabía como no comportarse y quizá lo pusiera en práctica -Ahora el punto de como va a compensarme por haberme hecho lo que me hizo- suspiró largamente y encogió los hombros, su primera frase le había hecho revolver el estómago -Usted quiere el perdón... Sorpréndame- la sonrisa que se había dibujado en sus labios era forzada por no decir cínica.
Heaven Gibbs- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
La esencia de Rosa negra es de cual filántropo, un ser total y por su variada experiencia, muy espiritual, había aprendido un poco de cada cosa, de cada lugar, resumiendo palabras tenía algo de sabiduría. Cuestión de la que Heaven aparentemente era carente, pues sus especulaciones eran netamente superficiales, sin embargo era completamente comprensible, lo que aplicaba para protegerse en aquellos momentos no le permitía estar en plenos cabales, mucho menos darle paso a la sabiduría, empezaba a ser dominada por sus sentimientos…los cuales no eran positivos del todo.
Dicha energía empezaba a manifestarse en expresiones y palabras, llegando a al receptor que no era causante original de dicho acontecimiento; por las acciones cometidas de quien anhelaba ayudar, pero ciertamente no lo hacía de forma correcta. Por ello se hacía responsable reciproco de lo que pasaba. Una palabra mal comprendida y todo podía dar un giro total e incluso convertirse en una contienda entre dos fuerte magos, pues la paciencia de Leonardo tenia cierto límite y la joven no cooperaba con la paz.
Leonardo suspiro profundamente para calmarse, debía reforzar su tolerancia, -Un entrometido ¿no?- fue lo que dijo mientras se sentaba cruzando sus piernas hacia adentro. Si el mago seguía comportándose de esa manera tarde o temprano se vería completamente vulnerable ante quien tenía al frente y no es que le temiese, si no que sabía que no era para nada conveniente. No retrocedería si ella lo atacase, pero necesario que se expresara con sinceridad.
-Hace tiempo que no me encontraba con alguien que mal interpretase tanto como usted, con otras palabras le digo que me sentí preocupado, yo vi levemente lo que te sucedía ya lo sabes- sus ojos se dejaron ocultar por sus parpados y continuo hablando –Pero ciertamente eres una bruja novata, con un ego insólito como protección, si lo desease hiciese una proyección astral en este preciso momento, no necesito tanta mierda para lograrlo, es simplemente despegarte y des-identificarte de todo, entrar en un vibra mucho más sutil. En ningún momento busque su perdón, simplemente quería que me comprendiese-
Seguía sentado de esa forma con los ojos cerrados por unos diez segundos se limito solo a estar en silencio y respirar –estas atada al pasado, a ilusiones, te proteges con tu ego de los demás y de ti misma, al ser retado te enfadas tal como ahora. A pesar de estar consciente de ello le sigues permitiendo al rencor y al miedo envenenar tu alma, que crees ya perdida; encima no cooperas por liberarte, solo huyes.- Fueron las trascendentes palabras de Leonardo quien ya estaba preparado para cualquier cosa que sucediese, dejándose regocijar por el silencio interior que tenia ahora.
Dicha energía empezaba a manifestarse en expresiones y palabras, llegando a al receptor que no era causante original de dicho acontecimiento; por las acciones cometidas de quien anhelaba ayudar, pero ciertamente no lo hacía de forma correcta. Por ello se hacía responsable reciproco de lo que pasaba. Una palabra mal comprendida y todo podía dar un giro total e incluso convertirse en una contienda entre dos fuerte magos, pues la paciencia de Leonardo tenia cierto límite y la joven no cooperaba con la paz.
Leonardo suspiro profundamente para calmarse, debía reforzar su tolerancia, -Un entrometido ¿no?- fue lo que dijo mientras se sentaba cruzando sus piernas hacia adentro. Si el mago seguía comportándose de esa manera tarde o temprano se vería completamente vulnerable ante quien tenía al frente y no es que le temiese, si no que sabía que no era para nada conveniente. No retrocedería si ella lo atacase, pero necesario que se expresara con sinceridad.
-Hace tiempo que no me encontraba con alguien que mal interpretase tanto como usted, con otras palabras le digo que me sentí preocupado, yo vi levemente lo que te sucedía ya lo sabes- sus ojos se dejaron ocultar por sus parpados y continuo hablando –Pero ciertamente eres una bruja novata, con un ego insólito como protección, si lo desease hiciese una proyección astral en este preciso momento, no necesito tanta mierda para lograrlo, es simplemente despegarte y des-identificarte de todo, entrar en un vibra mucho más sutil. En ningún momento busque su perdón, simplemente quería que me comprendiese-
Seguía sentado de esa forma con los ojos cerrados por unos diez segundos se limito solo a estar en silencio y respirar –estas atada al pasado, a ilusiones, te proteges con tu ego de los demás y de ti misma, al ser retado te enfadas tal como ahora. A pesar de estar consciente de ello le sigues permitiendo al rencor y al miedo envenenar tu alma, que crees ya perdida; encima no cooperas por liberarte, solo huyes.- Fueron las trascendentes palabras de Leonardo quien ya estaba preparado para cualquier cosa que sucediese, dejándose regocijar por el silencio interior que tenia ahora.
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
Sentía las vibraciones del hombre, pero no podía hacer nada realmente para que su enojo bajara, sin embargo no estaba enojada con él, sólo era un relejo de la rabia que sentía contra ella misma, había olvidado que las cosas no sólo son en un plano físico, parecía que no quería recordar que su madre era más peligrosa que aquél que ahora tenía delante, en vez de enojarse, tenía que haber dado las gracias para no haberse visto expuesta, al menos ya estaba con alguien más, aunque no sabía si podría ser para bien o para mal, simplemente respiró profundo y se le quedó viendo frunciendo el ceño ligeramente.
-Eso he dicho, "caballero" o ¿Es que también está un poco sordo? Además de todo lo demás, digo... Puede ser, hay veces que el destino se ensaña con una sola persona-de nuevo usaba ese tono incisivo que iba con el único fin de hacer sentir mal al otro pero que de verdad era el rencor puro hacia su propia persona, el odio que se tenía así misma porque por mucho que practicara nunca sería tan buena como para poder sobrevivir, necesitaba la protección de alguien y eso le quemaba por dentro como la peor ofensa que alguien pudiera hacerle.
Las palabras que aquél le estaba diciendo le estaban calando a Heaven, la hacían rechinar los dientes con furia, pero también había existido una palabra entre todo aquello "preocupación" ¿Él se había preocupado por una perfecta desconocida? ¿Todavía existían ese tipo de personas en el mundo? Parecía que se quería burlar de ella, pero simplemente se le quedó viendo, transmitía cierta paz aquél hombre que la hacía pensar un poco las cosas aunque no lo pareciera -Comprendo, supongo que lo hago... Sólo que me cuesta un poco de trabajo...- confesó mientras sabía que de alguna forma la estaba haciendo que se tragara sus propias palabras, pero suponía que Heaven sabía cuando debía callarse o quizá no, por lo menos cuando su vida estaba en peligro podía llegar a hacerlo -Tampoco es que lo estoy perdonando, sólo estoy aceptando la parte donde usted ha dicho que tengo mucho ego, quizá sea novata, pero no soy idiota si es lo que pretende decir- parecía que la bruja siempre estaba a la defensiva aunque no se le podía acusar de aquello si es que se sabía su historia.
-¿Huir? Claro que no... Aquí sigo, de pie delante de ti que has venido a interrumpir mi camino, sin saber que es lo que pretendes en realidad, pero queriendo averiguarlo, así que no me puedes culpar de cobarde, porque no lo soy...- se dejó caer sentándose delante de él adoptando la posición de flor de loto y se le quedó viendo -No soy cobarde... Y mi alma... Esa sí está perdida en lo más profundo de mi ser, tal como mi seguridad, tal como lo está mi tranquilidad, así mismo se ha perdido en un recoveco de mi interior y no sé donde quedó...- cerró los ojos bajando un poco la cabeza dejando que sus dientes martirizaran su labio inferior pues verse de ese modo también la hacía sufrir -Estoy atada al pasado pero es porque si no lo recuerdo caeré en él y en ese momento puedo morir... ¿Entiendes que es temer por tu vida? ¿No saber en quién confiar? ¿Sabes lo que es ver morir a tu padre en manos de tu madre?- por fin, la bruja se había desmoronado, ni siquiera delante de Kenner lo había hecho, pero ahora estaba ahí, confesándose y aterrada, sintiendo que su debilidad la podía hacer caer en un abismo donde sólo la muerte la esperaba.
-Eso he dicho, "caballero" o ¿Es que también está un poco sordo? Además de todo lo demás, digo... Puede ser, hay veces que el destino se ensaña con una sola persona-de nuevo usaba ese tono incisivo que iba con el único fin de hacer sentir mal al otro pero que de verdad era el rencor puro hacia su propia persona, el odio que se tenía así misma porque por mucho que practicara nunca sería tan buena como para poder sobrevivir, necesitaba la protección de alguien y eso le quemaba por dentro como la peor ofensa que alguien pudiera hacerle.
Las palabras que aquél le estaba diciendo le estaban calando a Heaven, la hacían rechinar los dientes con furia, pero también había existido una palabra entre todo aquello "preocupación" ¿Él se había preocupado por una perfecta desconocida? ¿Todavía existían ese tipo de personas en el mundo? Parecía que se quería burlar de ella, pero simplemente se le quedó viendo, transmitía cierta paz aquél hombre que la hacía pensar un poco las cosas aunque no lo pareciera -Comprendo, supongo que lo hago... Sólo que me cuesta un poco de trabajo...- confesó mientras sabía que de alguna forma la estaba haciendo que se tragara sus propias palabras, pero suponía que Heaven sabía cuando debía callarse o quizá no, por lo menos cuando su vida estaba en peligro podía llegar a hacerlo -Tampoco es que lo estoy perdonando, sólo estoy aceptando la parte donde usted ha dicho que tengo mucho ego, quizá sea novata, pero no soy idiota si es lo que pretende decir- parecía que la bruja siempre estaba a la defensiva aunque no se le podía acusar de aquello si es que se sabía su historia.
-¿Huir? Claro que no... Aquí sigo, de pie delante de ti que has venido a interrumpir mi camino, sin saber que es lo que pretendes en realidad, pero queriendo averiguarlo, así que no me puedes culpar de cobarde, porque no lo soy...- se dejó caer sentándose delante de él adoptando la posición de flor de loto y se le quedó viendo -No soy cobarde... Y mi alma... Esa sí está perdida en lo más profundo de mi ser, tal como mi seguridad, tal como lo está mi tranquilidad, así mismo se ha perdido en un recoveco de mi interior y no sé donde quedó...- cerró los ojos bajando un poco la cabeza dejando que sus dientes martirizaran su labio inferior pues verse de ese modo también la hacía sufrir -Estoy atada al pasado pero es porque si no lo recuerdo caeré en él y en ese momento puedo morir... ¿Entiendes que es temer por tu vida? ¿No saber en quién confiar? ¿Sabes lo que es ver morir a tu padre en manos de tu madre?- por fin, la bruja se había desmoronado, ni siquiera delante de Kenner lo había hecho, pero ahora estaba ahí, confesándose y aterrada, sintiendo que su debilidad la podía hacer caer en un abismo donde sólo la muerte la esperaba.
Heaven Gibbs- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
La paz invadía el ser de aquel hombre de larga cabellera…Y al parecer la exótica mujer que tenia al frente también se contagiaba de ello, en realidad así era. Ya no estaba tanto a la defensiva, expreso sus sentimientos, se defendió pero con el corazón, no con el miedo, aquel miedo totalmente comprensible que tuviese cualquiera al ser interceptado por un greñudo que parecía querer averiguar o tal vez saber algo lo que le sucedía. Aquel miedo que sentiría cualquiera que estuviese en los zapatos de la hermosa Heaven…
Leonardo quedo encantado con el gesto que hizo la muchacha, incluso a pesar de que lo mal entendiera sonrió mientras la veía hablar sentada en la misma posición que él estaba, como emitiendo un gesto, algo simbólico con el simple hecho de sentarse igual que él, se veía melancólica, tierna y enfurecida adornada de aquella vestimenta negra fúnebre. En palabras termino de expresarse, el mago se limito a ser silencioso y escucharla, debes en cuando posaba su rostro sobre su mano, sin dejar de mirarla, quizá no directamente, pero le observaba ha final de cuentas.
Un grueso tragar fue lo último que expreso, dejando notar la impactada mirada disimulada a su vez en una cabizbaja posición de su rostro enseñando sin pena alguna el sacudón que le envolvía. De su interior querían fluir emociones distintas, variadas, incluso contradictorias. Vergüenza, dolor, y tristeza; tendría que formar un alboroto innecesario, pero solo era una estupidez, no lograría nada con ello, simples sentimentalismo que empeoraría todo. No sabía la magnitud del evento que sucedía, era poco que había percibido, por ello estaba confundido con lo que vio en aquella muchacha estando en el astral.
-A ver Heaven… las cosas empiezan a marchar mejor- parecía triste su mirada – pero este lugar es horrible- el ya sabía lo que se ponía a hacer, quizá después de esto podía caer desmayado y no sabría de sí mismo al concluir el tiempo que tenia “calculado” –aprecio tus palabras y me las trago con gusto- le sonrió, teniendo esperanza que acabaran los conflictos. –Heaven…mírame- la joven le miro extrañamente ¿Por qué le había pedido aquello?, de seguro eso era lo que pasaba el pensamiento de la dama.
Un pillido cada vez más intenso se dejaba escuchar, era como un timbre o una alarma de campana, pero en un grado muy fino, Heaven debía estar empezando a sentir mareos involuntarios obviamente provocados por el trabajo energético que realizaba Leonardo silenciosamente, debía ser rápido antes que ella malentienda todo y le hiriera.
Se notaba el esfuerzo que realizaba el mago… En un momento una luz blanca incandescente empezaba a emanara de sus manos, el abrió los ojos las observo mientras veía a la mujer, sonrió de manera placida, como la sonrisa de un niño que logra algo, luego dicha luz empezó a reflejarse en sus ojos, boca y plexo solar. Mientras sucedía esto en el cuerpo del brujo todo el ambiente empezaba desboronarse de manera inmediata y rápida, el cuerpo de Leonardo se quebraba y de él salía solo aquella luz, todo perdía la forma e iba quedando a oscuras, la mujer soltaba maldiciones eufóricamente, de pie se coloco para hacer algo por ella, para escapar de ese tormento, lamentablemente todo se convertía en nada, en vacío, era como si el espacio desapareciese, del cuerpo de Leonardo solo quedaban abstractos trozos que poco a poco se iban junto con las esporas que soltaba de toda la materia que era consumida en aquel lugar.
La mujer quedo sola en aquel pedazo de suelo, el miedo le invadía… a su complacencia una llamarada de fuego empezaba ascender desde el suelo, se movió, captando la sorpresa de que lo que parecía vacío aun era tangible. Las llamaradas la siguieron; en un instante pareció hacer combustión yendo cuesta arriba por su cuerpo de manera rápida consumiendo cada parte de sí. Heaven se veía envuelta en llamas a totalidad. Sus gritos fueron calmados al notar que no sentía dolor alguno a pesar que se desvanecía… así fue al punto que todo quedo oscuro y nada más era percibido.
Heaven hasta ahora no tenía cuerpo, ni nada que se le parezca, ella ahora era solo consciencia vagante en el vacío. La misma luz blanca apareció en lo que se supone lo que era el firmamento, fue expandiéndose en forma de esfera por lo infinito, Heaven se sintió cubierta por ella. La luz aturdía todo el lugar, todo brillaba y no había ahora más que incandescencia. Empezó a decaer poco a poco ese brillar, la visibilidad de algunas siluetas deformes eran reflejadas; decadente fue todo aquello hasta que ambos brujos se vieron sentados uno frente al otro con la paz inmensa que emanaba de ambos, el lugar hacia honor al nombre de la muchacha, se encontraban en un campo inmenso, el cual tenía un brillar esplendido, majestuoso donde se le observase, había sol, luna, estrellas fugaces y estáticas… Creaturas extrañas que nunca había pensado ella ver estaban por aquel lugar, como quien anda en su hogar de originalidad.
Todo un mundo de fantasía les rodeaba, incluso lo que quisieran ellos imaginar ahí se reflejaba; sus actuales cuerpos despedían algo parecido a la gloria, como a la divinidad. –Ahora si se te place cuéntame... Hermosa Heaven- fueron las pronunciadas por Leonardo que observaba a la mujer aun intrigada.
Leonardo quedo encantado con el gesto que hizo la muchacha, incluso a pesar de que lo mal entendiera sonrió mientras la veía hablar sentada en la misma posición que él estaba, como emitiendo un gesto, algo simbólico con el simple hecho de sentarse igual que él, se veía melancólica, tierna y enfurecida adornada de aquella vestimenta negra fúnebre. En palabras termino de expresarse, el mago se limito a ser silencioso y escucharla, debes en cuando posaba su rostro sobre su mano, sin dejar de mirarla, quizá no directamente, pero le observaba ha final de cuentas.
Un grueso tragar fue lo último que expreso, dejando notar la impactada mirada disimulada a su vez en una cabizbaja posición de su rostro enseñando sin pena alguna el sacudón que le envolvía. De su interior querían fluir emociones distintas, variadas, incluso contradictorias. Vergüenza, dolor, y tristeza; tendría que formar un alboroto innecesario, pero solo era una estupidez, no lograría nada con ello, simples sentimentalismo que empeoraría todo. No sabía la magnitud del evento que sucedía, era poco que había percibido, por ello estaba confundido con lo que vio en aquella muchacha estando en el astral.
-A ver Heaven… las cosas empiezan a marchar mejor- parecía triste su mirada – pero este lugar es horrible- el ya sabía lo que se ponía a hacer, quizá después de esto podía caer desmayado y no sabría de sí mismo al concluir el tiempo que tenia “calculado” –aprecio tus palabras y me las trago con gusto- le sonrió, teniendo esperanza que acabaran los conflictos. –Heaven…mírame- la joven le miro extrañamente ¿Por qué le había pedido aquello?, de seguro eso era lo que pasaba el pensamiento de la dama.
Un pillido cada vez más intenso se dejaba escuchar, era como un timbre o una alarma de campana, pero en un grado muy fino, Heaven debía estar empezando a sentir mareos involuntarios obviamente provocados por el trabajo energético que realizaba Leonardo silenciosamente, debía ser rápido antes que ella malentienda todo y le hiriera.
Se notaba el esfuerzo que realizaba el mago… En un momento una luz blanca incandescente empezaba a emanara de sus manos, el abrió los ojos las observo mientras veía a la mujer, sonrió de manera placida, como la sonrisa de un niño que logra algo, luego dicha luz empezó a reflejarse en sus ojos, boca y plexo solar. Mientras sucedía esto en el cuerpo del brujo todo el ambiente empezaba desboronarse de manera inmediata y rápida, el cuerpo de Leonardo se quebraba y de él salía solo aquella luz, todo perdía la forma e iba quedando a oscuras, la mujer soltaba maldiciones eufóricamente, de pie se coloco para hacer algo por ella, para escapar de ese tormento, lamentablemente todo se convertía en nada, en vacío, era como si el espacio desapareciese, del cuerpo de Leonardo solo quedaban abstractos trozos que poco a poco se iban junto con las esporas que soltaba de toda la materia que era consumida en aquel lugar.
La mujer quedo sola en aquel pedazo de suelo, el miedo le invadía… a su complacencia una llamarada de fuego empezaba ascender desde el suelo, se movió, captando la sorpresa de que lo que parecía vacío aun era tangible. Las llamaradas la siguieron; en un instante pareció hacer combustión yendo cuesta arriba por su cuerpo de manera rápida consumiendo cada parte de sí. Heaven se veía envuelta en llamas a totalidad. Sus gritos fueron calmados al notar que no sentía dolor alguno a pesar que se desvanecía… así fue al punto que todo quedo oscuro y nada más era percibido.
Heaven hasta ahora no tenía cuerpo, ni nada que se le parezca, ella ahora era solo consciencia vagante en el vacío. La misma luz blanca apareció en lo que se supone lo que era el firmamento, fue expandiéndose en forma de esfera por lo infinito, Heaven se sintió cubierta por ella. La luz aturdía todo el lugar, todo brillaba y no había ahora más que incandescencia. Empezó a decaer poco a poco ese brillar, la visibilidad de algunas siluetas deformes eran reflejadas; decadente fue todo aquello hasta que ambos brujos se vieron sentados uno frente al otro con la paz inmensa que emanaba de ambos, el lugar hacia honor al nombre de la muchacha, se encontraban en un campo inmenso, el cual tenía un brillar esplendido, majestuoso donde se le observase, había sol, luna, estrellas fugaces y estáticas… Creaturas extrañas que nunca había pensado ella ver estaban por aquel lugar, como quien anda en su hogar de originalidad.
Todo un mundo de fantasía les rodeaba, incluso lo que quisieran ellos imaginar ahí se reflejaba; sus actuales cuerpos despedían algo parecido a la gloria, como a la divinidad. –Ahora si se te place cuéntame... Hermosa Heaven- fueron las pronunciadas por Leonardo que observaba a la mujer aun intrigada.
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Re: Uno como yo... (privado)
No quería, tampoco podía imaginar la manera de como todo aquello había pasado, había visto tantas cosas pero muchas otras que su mentor no había querido enseñarle, sólo porque decía que no podía, ni debía, que además de todo, ella era una bruja oscura, eso no le permitía mover ciertas cosas, no podía darle más poder del que tenía, ya que primero necesitaba que controlara este... Tenía razón y Heaven de algún modo se lo agradecía, pero en su cabeza ahora sólo estaban soltando maldiciones ¿Y si este la llevaba con su madre? ¿Y si había caído en un maldito engaño? Además de asombro la bruja manifestaba bastante temor en su semblante, no sabía lo que estaba pasando y quería averiguarlo, necesitaba averiguarlo, antes de que fuera demasiado tarde y lo que tuviera que descifrar fuera su epitafio ¿Por qué había bajado la guardia de forma tan sencilla? Frunció el ceño intentando salir de aquella luz que la había envuelto, quería ver algo pero no podía, ni siquiera a su acompañante.
¿Por qué lo había visto? Sus malditos ojos la habían llevado a esto y ¿Si todo era un sueño? Sí, tal vez, miraba a cualquier sitio confundida, pero de pronto su propio empezó a quemarse, ¿Era una hoguera? No, no podía ella movía los brazos desesperada pero no le quemaba ¿Qué demonios? Quería gritar pero no podía parecía que el miedo de nuevo se había apoderado de nuevo de ella ¿Cuándo había sido la última vez que había sentido toda aquella ansiedad que ahora presentaba? Justo cuando miraba la muerte en los ojos de su padre, hace ya más de quince años, pero ahora estaba segura de que la muerte se reflejaba en sus propios ojos castaños mientras que empezaba a rogar que alguien viera, pero ¿Quién? No había nadie ¡Maldita sea! Maldecía con todas sus fuerzas, pero aquellos gritos sólo estaban en su cabeza, sólo ahí.
Después... Pareció que se había desmayado, ella no existía pero tampoco existía nada a su alrededor, sólo estaba consciente de su presencia, pero de nada más así que se quedó quieta esperando que algo pasara pero ¿Qué mover? No había nada, sólo "algo" y no sabía que era eso hasta que todo se volvió a iluminar y de nuevo su miedo se acrecentaba, cuando pudo sus manos recorrieron su cuerpo, estaba completamente nerviosa, pero de a poco aquello empezaba a desvanecerse dejando a la mujer tranquila hasta que de nuevo vio al hombre delante de ella, esos ojos castaños, su negra cabellera, era él pero ¿Qué había pasado? -Pudiste haberme advertido antes de que hicieras esto, yo no te permití que me trajeras aquí- mencionó aunque no podía enojarse, no, estaba temerosa y poco a poco la paz iba invadiendo más sus sentidos aunque ella misma la repelía, quería gritarle pero no podía.
-¿Por qué aquí? Pudimos estar en el callejón... No iba a pasar nada...- ella no estaba segura de que algo así pudiera ser verdad, pero siempre tenía la maña de quejarse más cuando se sentía completamente vulnerable, aquello no podía ser en ningún sentido -Ya te dije, vi a mi madre matar a mi padre y ahora me está buscando para hacerme lo mismo- pronunció de forma lenta mientras bajaba la mirada y un suspiro pesado salía de sus labios, al fin su cuerpo se encontraba relajado, pero parecía como si le doliera todo, aunque no sabía el qué pues su cuerpo no lograba sentirlo del todo como siempre, era todo tan diferente -¿Para qué quieres saber? Ya te dije lo que pasó... Dejemos las cosas así... Creo que será lo mejor...- murmuró mientras se quedaba viendo al hombre, le daba confianza... Sí, pero ella no podía dejarlo pasar a su vida así como así... Pero algo le obligaba -Sólo déjame ir...- su voz se quebraba, no quería irse, aquello la había dejado intrigada y asustada, si él podía hacer eso, su madre también podría y ella no sabría lo que estaba pasando -Necesito cuidarme, ya lo sabes, yo seré una novata...- aquella última frase iba cargada de reproche -Pero ella no lo es y si tú hiciste esto ella hará cosas peores... Necesito cuidarme- parecía que sólo podía repetir eso -Y tú no estarás seguro si estás conmigo así que mejor déjame ir...- se le quedó viendo aunque sus ojos no exigían, al contrario... Suplicaban y quizá no que la soltara, pero sí protección.
¿Por qué lo había visto? Sus malditos ojos la habían llevado a esto y ¿Si todo era un sueño? Sí, tal vez, miraba a cualquier sitio confundida, pero de pronto su propio empezó a quemarse, ¿Era una hoguera? No, no podía ella movía los brazos desesperada pero no le quemaba ¿Qué demonios? Quería gritar pero no podía parecía que el miedo de nuevo se había apoderado de nuevo de ella ¿Cuándo había sido la última vez que había sentido toda aquella ansiedad que ahora presentaba? Justo cuando miraba la muerte en los ojos de su padre, hace ya más de quince años, pero ahora estaba segura de que la muerte se reflejaba en sus propios ojos castaños mientras que empezaba a rogar que alguien viera, pero ¿Quién? No había nadie ¡Maldita sea! Maldecía con todas sus fuerzas, pero aquellos gritos sólo estaban en su cabeza, sólo ahí.
Después... Pareció que se había desmayado, ella no existía pero tampoco existía nada a su alrededor, sólo estaba consciente de su presencia, pero de nada más así que se quedó quieta esperando que algo pasara pero ¿Qué mover? No había nada, sólo "algo" y no sabía que era eso hasta que todo se volvió a iluminar y de nuevo su miedo se acrecentaba, cuando pudo sus manos recorrieron su cuerpo, estaba completamente nerviosa, pero de a poco aquello empezaba a desvanecerse dejando a la mujer tranquila hasta que de nuevo vio al hombre delante de ella, esos ojos castaños, su negra cabellera, era él pero ¿Qué había pasado? -Pudiste haberme advertido antes de que hicieras esto, yo no te permití que me trajeras aquí- mencionó aunque no podía enojarse, no, estaba temerosa y poco a poco la paz iba invadiendo más sus sentidos aunque ella misma la repelía, quería gritarle pero no podía.
-¿Por qué aquí? Pudimos estar en el callejón... No iba a pasar nada...- ella no estaba segura de que algo así pudiera ser verdad, pero siempre tenía la maña de quejarse más cuando se sentía completamente vulnerable, aquello no podía ser en ningún sentido -Ya te dije, vi a mi madre matar a mi padre y ahora me está buscando para hacerme lo mismo- pronunció de forma lenta mientras bajaba la mirada y un suspiro pesado salía de sus labios, al fin su cuerpo se encontraba relajado, pero parecía como si le doliera todo, aunque no sabía el qué pues su cuerpo no lograba sentirlo del todo como siempre, era todo tan diferente -¿Para qué quieres saber? Ya te dije lo que pasó... Dejemos las cosas así... Creo que será lo mejor...- murmuró mientras se quedaba viendo al hombre, le daba confianza... Sí, pero ella no podía dejarlo pasar a su vida así como así... Pero algo le obligaba -Sólo déjame ir...- su voz se quebraba, no quería irse, aquello la había dejado intrigada y asustada, si él podía hacer eso, su madre también podría y ella no sabría lo que estaba pasando -Necesito cuidarme, ya lo sabes, yo seré una novata...- aquella última frase iba cargada de reproche -Pero ella no lo es y si tú hiciste esto ella hará cosas peores... Necesito cuidarme- parecía que sólo podía repetir eso -Y tú no estarás seguro si estás conmigo así que mejor déjame ir...- se le quedó viendo aunque sus ojos no exigían, al contrario... Suplicaban y quizá no que la soltara, pero sí protección.
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Re: Uno como yo... (privado)
Una conexión mental entre 2 almas, proyectando con mayor fuerza la visualización plástica y materializada hacia la mente ajena con el objetivo de cegarla y envolverla en una ilusión, la que Leonardo había creado era una de las más complicadas y obviamente que desgastaba rápidamente sus fuerzas. Estaban en un lugar fuera de la imaginación. Rosa Negra bien sabia que le quedaba poco tiempo.
El tiempo pasaba Leonardo y Heaven discutían o quizá dialogaban sobre toda la locura que estaban viviendo, Heaven argumentaba sobre cuál era la maldita insistencia de un extraño en querer brindarle una mano, que ni siquiera estaba segura si era amiga o no, ¿por qué carajos la había llevado a ese lugar?, repudiaba todo eso, aun así su mirada dejaba decir otra cosa, su corazón la contradecía una y otra vez, Leonardo lo notaba.
El brujo respondía a cada reproche, queriendo quizá tener razón en lo que había pasado, o porque lo había hecho, había una razón detrás de todo esto pero aun no se manifestaba, ¿porque simplemente no la expresaba? La intriga era algo que consumía, a pesar de que la energía pacifica los invadía ellos aun seguían ahí, sin salir del mismo circulo.
Silencio y malas caras afloraban, pero Leonardo aun tenía su haz bajo la manga su sonrisilla lo delataba, después de todo no lo quería ocultar. Un círculo ridículo estaba a punto romperse la incomodidad azotaban la tranquilidad del proyector de la ilusión, en su interior había algo de miedo… Quizá fuese la decisión más estúpida que hubiese tomado, pero no veía otra salida. Fácilmente podría mandar a Heaven al carajo, con sus miedos y demás cosas, ir por caminos distintos y luego atormentarse por el remordimiento de que le pudo haber pasado a la mujer desesperada y nerviosa con la que un día cruzo caminos y discutió. Asesinarla (…) eso nunca le pasó por la cabeza.
Hubo un momento de silencio, Heaven empezó alertar pues las cosas de repente, en un momento a otro querían salirse de sintonía, el entorno era raro esta vez. Un tragar grueso y dudoso anticipo las palabras del hombre, ya había pasado aproximadamente 20 minutos en ese lugar una mirada de entrega penetro a la hermosa mujer. –Escúchame… por estas calles la compasión ya no aparece, y no quiero decir con compasión lastima, todo lo adverso a ese significado. La piedad hace rato se fue de viaje, en pocos lados se encuentran rastros de valentía (…) Si esto se propaga más no será nada bueno para mí, cuando vuelvas a la realidad me veras caer desmayado ya no podre hacer nada; te propondré algo, que determinara todo esto y tu veras que decides, si me resguardas y me proteges mientras yo esté inutilizado prometo protegerte, cuidarte como recompensa, ya que te gusta negociar. Si me dejas a la deriva y vivo luego, te olvidare y no cruzare nuevamente tu morada, si quieres desacerté de mí… Pues será más fácil aun.-
La mujer iba a reaccionar cuando sintió como si le halaran hacia otro lugar, todo parecía que bajase debía estar sintiendo como se despegaba esa fuerza que se unía a su cabeza, se encontraba nuevamente en el callejón y a lo mejor con ganas de vomitar. Solo aprecio al Leonardo tirado en el piso totalmente desvalido.
El tiempo pasaba Leonardo y Heaven discutían o quizá dialogaban sobre toda la locura que estaban viviendo, Heaven argumentaba sobre cuál era la maldita insistencia de un extraño en querer brindarle una mano, que ni siquiera estaba segura si era amiga o no, ¿por qué carajos la había llevado a ese lugar?, repudiaba todo eso, aun así su mirada dejaba decir otra cosa, su corazón la contradecía una y otra vez, Leonardo lo notaba.
El brujo respondía a cada reproche, queriendo quizá tener razón en lo que había pasado, o porque lo había hecho, había una razón detrás de todo esto pero aun no se manifestaba, ¿porque simplemente no la expresaba? La intriga era algo que consumía, a pesar de que la energía pacifica los invadía ellos aun seguían ahí, sin salir del mismo circulo.
Silencio y malas caras afloraban, pero Leonardo aun tenía su haz bajo la manga su sonrisilla lo delataba, después de todo no lo quería ocultar. Un círculo ridículo estaba a punto romperse la incomodidad azotaban la tranquilidad del proyector de la ilusión, en su interior había algo de miedo… Quizá fuese la decisión más estúpida que hubiese tomado, pero no veía otra salida. Fácilmente podría mandar a Heaven al carajo, con sus miedos y demás cosas, ir por caminos distintos y luego atormentarse por el remordimiento de que le pudo haber pasado a la mujer desesperada y nerviosa con la que un día cruzo caminos y discutió. Asesinarla (…) eso nunca le pasó por la cabeza.
Hubo un momento de silencio, Heaven empezó alertar pues las cosas de repente, en un momento a otro querían salirse de sintonía, el entorno era raro esta vez. Un tragar grueso y dudoso anticipo las palabras del hombre, ya había pasado aproximadamente 20 minutos en ese lugar una mirada de entrega penetro a la hermosa mujer. –Escúchame… por estas calles la compasión ya no aparece, y no quiero decir con compasión lastima, todo lo adverso a ese significado. La piedad hace rato se fue de viaje, en pocos lados se encuentran rastros de valentía (…) Si esto se propaga más no será nada bueno para mí, cuando vuelvas a la realidad me veras caer desmayado ya no podre hacer nada; te propondré algo, que determinara todo esto y tu veras que decides, si me resguardas y me proteges mientras yo esté inutilizado prometo protegerte, cuidarte como recompensa, ya que te gusta negociar. Si me dejas a la deriva y vivo luego, te olvidare y no cruzare nuevamente tu morada, si quieres desacerté de mí… Pues será más fácil aun.-
La mujer iba a reaccionar cuando sintió como si le halaran hacia otro lugar, todo parecía que bajase debía estar sintiendo como se despegaba esa fuerza que se unía a su cabeza, se encontraba nuevamente en el callejón y a lo mejor con ganas de vomitar. Solo aprecio al Leonardo tirado en el piso totalmente desvalido.
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
Ella quería calmarse, pero más que otra cosa debía de hacerlo, aunque el miedo seguía ahí, latente como si en ningún momento pudiera ser libre, respiró profundo y observó a aquél hombre, le había confesado cual era su mayor miedo ¿Por qué lo había hecho? Por estúpida quizá, pero en un momento pensó que podía confiar y así lo había hecho aunque ahora se estaba arrepintiendo de haber hecho tal cosa, Alejandro siempre le había dicho que desconfiara de la misma sombra que poseía pues hasta esa la abandonaba cuando más oscuro se encontraba el camino.
Ella empezó a estar un poco más tranquila, las cosas iban invadiéndola, podía llegar a pensar que estaba un poco más serena mientras observaba a aquél hombre, respiró profundo antes de seguir hablando, no sabía exactamente que más podía decir, de hecho ni siquiera sabía exactamente que era lo que quería que sus labios externaran pero ya lo estaba buscando en su mente. Leonardo le daba confianza de cierto modo, pero también la hacía enojar por no sabía que motivo.
De pronto la paz, la poca paz que había conseguido en su interior se estaba viendo mermada y esta vez no era por ella si no que algo de afuera era lo que le estaba obligando a sentirse de ese modo, la luz estaba desvaneciéndose y apenas si pudo escuchar lo que él dijo, estaba bastante desconcentrada y se preguntaba cuando el hombre sería capaz de dejarla libre de aquello, siguiera su camino y ella el propio aunque todo acabó en un momento y fue como si a Heaven la arrollara un camión dejando todo alrededor con bastante confusión sin saber donde estaba.
Miró de un lado a otro y encontró el callejón de donde habían salido para después verlo a él y se quedó paralizada un momento trayendo a sus recuerdos las palabras que hace pocos minutos le habían dicho ¿Quedarse? ¿Por qué lo cuidaría? Se arrodilló y tocó su cuello de forma suave, además sintió su respiración, estaba vivo, no le pasaría nada... ¿O sí? -Eres un idiota- musitó y se levantó, su falda quedó acomodada en sus piernas y ella simplemente empezó a caminar como si nunca lo hubiera visto ahí tumbado pero en la mente no se le olvidaba, al llegar al final del callejón dio una mirada hacia atrás, quería percatarse de que el cuerpo ahí seguía y obviamente así era sin embargo no pudo moverse más.
Regresó de nueva cuenta -Apenas te conozco y ya te odio- lo movió como pudo hasta dejarlo en un lugar seguro, corrió hasta el inicio del callejón y usando sus poderes logró que dos hombres hicieran lo que ella les pedía, lo cual era simple, ayudarla a llevar al hombre a su casa, el camino fue tranquilo y al finalizar ella les dio un par de francos por su amabilidad, después soltó su mente y voluntad.
En la casa le quitó los zapatos del hombre y fue por paños calientes acomodando su cabello -Eres detestable, y yo una imbécil por quedarme aquí, por traerte, todo puede ser una maldita trampa...- murmuró frunciendo el ceño y se le quedó viendo mientras lo arropaba, suponía que ahora estaría mejor.
Ella empezó a estar un poco más tranquila, las cosas iban invadiéndola, podía llegar a pensar que estaba un poco más serena mientras observaba a aquél hombre, respiró profundo antes de seguir hablando, no sabía exactamente que más podía decir, de hecho ni siquiera sabía exactamente que era lo que quería que sus labios externaran pero ya lo estaba buscando en su mente. Leonardo le daba confianza de cierto modo, pero también la hacía enojar por no sabía que motivo.
De pronto la paz, la poca paz que había conseguido en su interior se estaba viendo mermada y esta vez no era por ella si no que algo de afuera era lo que le estaba obligando a sentirse de ese modo, la luz estaba desvaneciéndose y apenas si pudo escuchar lo que él dijo, estaba bastante desconcentrada y se preguntaba cuando el hombre sería capaz de dejarla libre de aquello, siguiera su camino y ella el propio aunque todo acabó en un momento y fue como si a Heaven la arrollara un camión dejando todo alrededor con bastante confusión sin saber donde estaba.
Miró de un lado a otro y encontró el callejón de donde habían salido para después verlo a él y se quedó paralizada un momento trayendo a sus recuerdos las palabras que hace pocos minutos le habían dicho ¿Quedarse? ¿Por qué lo cuidaría? Se arrodilló y tocó su cuello de forma suave, además sintió su respiración, estaba vivo, no le pasaría nada... ¿O sí? -Eres un idiota- musitó y se levantó, su falda quedó acomodada en sus piernas y ella simplemente empezó a caminar como si nunca lo hubiera visto ahí tumbado pero en la mente no se le olvidaba, al llegar al final del callejón dio una mirada hacia atrás, quería percatarse de que el cuerpo ahí seguía y obviamente así era sin embargo no pudo moverse más.
Regresó de nueva cuenta -Apenas te conozco y ya te odio- lo movió como pudo hasta dejarlo en un lugar seguro, corrió hasta el inicio del callejón y usando sus poderes logró que dos hombres hicieran lo que ella les pedía, lo cual era simple, ayudarla a llevar al hombre a su casa, el camino fue tranquilo y al finalizar ella les dio un par de francos por su amabilidad, después soltó su mente y voluntad.
En la casa le quitó los zapatos del hombre y fue por paños calientes acomodando su cabello -Eres detestable, y yo una imbécil por quedarme aquí, por traerte, todo puede ser una maldita trampa...- murmuró frunciendo el ceño y se le quedó viendo mientras lo arropaba, suponía que ahora estaría mejor.
Heaven Gibbs- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
Así como lo había predicho sucedió, sus fuerzas eran mínimas, apenas termino su ilusión y el mareo y la debilidad le invadieron, todo se torno oscuro y Leonardo de un instante a otro no sabía de él. Entornos de oscuridad sin conciencia, el palpitar aun existía, pero él estaba completamente fuera de sí. Si al menos tuviese capacidad para hablar estaría llorando de agradecimiento al ver que aquella mujer de negro no le dejo ahí después de todo en eso si se había equivocado, cada acción tenía su efecto, por alguna razón se le ocurrió todo aquello, por algún motivo dejo que sus energías se consumieran al punto de agotarse, por algo Heaven lo cuidaba a pesar de la rabia que sentía por aquel intruso.
No todo sucede por mera casualidad… la vida cada día no enseña como cual sabio milenario, lo hace distintas formas y la más inesperadas esta en nosotros el comprender. Dos hombres llevaban el cuerpo del mago desplomado, la mujer los había inducido puesto que no tenía la fuerza física para lograr aquello, llegaron a la casa de aquella bruja cabello negro que aun con mera repugnancia atendía a Rosa Negra a pesara de que lo detestaba le resguardaba; “te sigues contradiciendo Heaven” fue lo que a lo mejor hubiese dicho.
Ya se hallaba en la casa de la mujer su psiquis no estaba en esos lares. La vista a un cielo despejado, pero el cual pasaba más rápido el tiempo de lo normal pues el sol transcurrió de esta a o este en cuestión de segundos hasta que apareció una noche sin luz de luna, fría y solitaria, no había estrellas pues las nubes las ocultaban, se levanto y se encontraba en un brisado desierto, con vegetación muerta y quemada, llantos desesperados se escuchaban a lo lejos; al fin apareció señal de vida, era buitre proporcionado y de gruesos plumajes, miro hacia donde estaba el hombre y dijo.
-Entrometido aléjese de ella, no es buena mujer, no le conviene, ella morirá a causa de la maldición que arrastra y usted también por estar entrometiéndose en mi camino. Yo prevaleceré, ella nunca.-
En un momento a otro Leonardo empezó a observar cómo se podría su cuerpo a pedazos y no podía hacer nada, no podía gritar, pues su voz estaba muda, no podía moverse tampoco. Pedazos negros de tejidos en olores putrefactos que eran tragados por la arena del desierto, dolía como nada el desespero era una cosa fuera de lo común. Seguramente su cuerpo manifestaba lo que el sucedía en aquel “sueño”, Leonardo soltaba algunas palabras, balbuceaba sin poder reaccionar, no sabía ni siquiera donde se encontraba.
El buitre descendió en densos aleteos, entre sombras se manifestó una figura que a lo que parecía era de un hombre el cual se alejaba sin expresión alguna, así lo hizo hasta hacerse uno con la oscuridad.
No todo sucede por mera casualidad… la vida cada día no enseña como cual sabio milenario, lo hace distintas formas y la más inesperadas esta en nosotros el comprender. Dos hombres llevaban el cuerpo del mago desplomado, la mujer los había inducido puesto que no tenía la fuerza física para lograr aquello, llegaron a la casa de aquella bruja cabello negro que aun con mera repugnancia atendía a Rosa Negra a pesara de que lo detestaba le resguardaba; “te sigues contradiciendo Heaven” fue lo que a lo mejor hubiese dicho.
Ya se hallaba en la casa de la mujer su psiquis no estaba en esos lares. La vista a un cielo despejado, pero el cual pasaba más rápido el tiempo de lo normal pues el sol transcurrió de esta a o este en cuestión de segundos hasta que apareció una noche sin luz de luna, fría y solitaria, no había estrellas pues las nubes las ocultaban, se levanto y se encontraba en un brisado desierto, con vegetación muerta y quemada, llantos desesperados se escuchaban a lo lejos; al fin apareció señal de vida, era buitre proporcionado y de gruesos plumajes, miro hacia donde estaba el hombre y dijo.
-Entrometido aléjese de ella, no es buena mujer, no le conviene, ella morirá a causa de la maldición que arrastra y usted también por estar entrometiéndose en mi camino. Yo prevaleceré, ella nunca.-
En un momento a otro Leonardo empezó a observar cómo se podría su cuerpo a pedazos y no podía hacer nada, no podía gritar, pues su voz estaba muda, no podía moverse tampoco. Pedazos negros de tejidos en olores putrefactos que eran tragados por la arena del desierto, dolía como nada el desespero era una cosa fuera de lo común. Seguramente su cuerpo manifestaba lo que el sucedía en aquel “sueño”, Leonardo soltaba algunas palabras, balbuceaba sin poder reaccionar, no sabía ni siquiera donde se encontraba.
El buitre descendió en densos aleteos, entre sombras se manifestó una figura que a lo que parecía era de un hombre el cual se alejaba sin expresión alguna, así lo hizo hasta hacerse uno con la oscuridad.
Eliphas Leví- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
Sí, no se sentía a gusto con lo que estaba haciendo, ella era algo “especial” por decirlo de algún modo, pero en ese momento tenía que cuidarlo, después de todo si Heaven necesitara ayuda le gustaría que alguien se la brindara aunque no estaba del todo segura si eso podía ser verdad ¿Y si la dejaban a la deriva? Quizá… Sonrió para sí y se levantó de la silla que había postrado a un lado de la cama –Claro, ahora estás en deuda conmigo así que si eres agradecido deberás hacer lo mismo, por eso te cuido, nada más- contestó segura aunque no sabía que tan cierto o que tan falso era, por el momento era su más brillante respuesta ante sus actitudes con aquél del que sólo conocía el nombre y un poco de su brillante poder.
Suspiró y se alejó del cuarto, fue hacia donde se encontraba el tocador y colocó un poco de agua, tomaría un baño caliente para poder relajarse sin embargo algo en ella le obligaba a volver a aquella habitación y muy a regañadientes se acercó de nuevo a la cama, algunos movimientos casi imperceptibles eran visibles en el cuerpo del brujo –Ey… Estás soñando… Tranquilo- murmuró al tiempo que llevaba una mano hacia la frente del hombre esperando encontrar temperatura elevada o algo por el estilo, sin embargo no había nada –Estás loco… Si sigues así no me dejarás dormir en toda la noche y una cosa es que te cuide y otra que vele hasta tus sueños- frunció de nuevo el ceño de manera pronunciada mientras que observaba al hombre, parecía dormido… Pero no dejaba de hacer esos movimientos que sugerían alguna pesadilla.
Acarició los cabellos rizados del hombre y respiró profundo –Yo no quiero hacer esto… Pero necesito que te calmes- murmuró y cerró los ojos empezando a rezar palabras ininteligibles mientras iba intentando domar la voluntad del brujo, aunque realmente le estaba costando demasiado trabajo, no podía, era como si algo la repeliera de su mente mientras ella hacía esfuerzos casi sobre humanos por hacerle alguna ilusión.
Por el contrario ella alcanzó a visualizar un cuervo entre las alucinaciones del hombre, soltó su cuerpo y negó con la cabeza mientras quedaba con la sensación de haber visto algo que conocía pero sin conocerlo –Eres más enigmático de lo que pareces y me urge que te vayas de mi casa- pronunció casi con molestia mientras la mano que le había tomado sentía que le hormigueaba, no podía quitarse la idea de que aquél animal la miraba de forma perversa mientras daba la espalda para salir de nueva cuenta de ese cuarto.
Al final logró tomar la ducha, aunque no la relajó tanto como ella quería, volvió envuelta en toallas para sacar su ropa e irse a otro lado a cambiar, miró de reojo al hombre esperando ver algo, tanto como si ya estaba dormido como si seguía con sus pesadillas ¿Qué quería él de ella? ¿En verdad la ayudaría? No estaba segura pero sí que se estaba arriesgando más de la cuenta en aquellos momentos y no sabía si no velar por su seguridad estaba en las cosas inteligentes por hacer cuando luchas por sobrevivir.
Suspiró y se alejó del cuarto, fue hacia donde se encontraba el tocador y colocó un poco de agua, tomaría un baño caliente para poder relajarse sin embargo algo en ella le obligaba a volver a aquella habitación y muy a regañadientes se acercó de nuevo a la cama, algunos movimientos casi imperceptibles eran visibles en el cuerpo del brujo –Ey… Estás soñando… Tranquilo- murmuró al tiempo que llevaba una mano hacia la frente del hombre esperando encontrar temperatura elevada o algo por el estilo, sin embargo no había nada –Estás loco… Si sigues así no me dejarás dormir en toda la noche y una cosa es que te cuide y otra que vele hasta tus sueños- frunció de nuevo el ceño de manera pronunciada mientras que observaba al hombre, parecía dormido… Pero no dejaba de hacer esos movimientos que sugerían alguna pesadilla.
Acarició los cabellos rizados del hombre y respiró profundo –Yo no quiero hacer esto… Pero necesito que te calmes- murmuró y cerró los ojos empezando a rezar palabras ininteligibles mientras iba intentando domar la voluntad del brujo, aunque realmente le estaba costando demasiado trabajo, no podía, era como si algo la repeliera de su mente mientras ella hacía esfuerzos casi sobre humanos por hacerle alguna ilusión.
Por el contrario ella alcanzó a visualizar un cuervo entre las alucinaciones del hombre, soltó su cuerpo y negó con la cabeza mientras quedaba con la sensación de haber visto algo que conocía pero sin conocerlo –Eres más enigmático de lo que pareces y me urge que te vayas de mi casa- pronunció casi con molestia mientras la mano que le había tomado sentía que le hormigueaba, no podía quitarse la idea de que aquél animal la miraba de forma perversa mientras daba la espalda para salir de nueva cuenta de ese cuarto.
Al final logró tomar la ducha, aunque no la relajó tanto como ella quería, volvió envuelta en toallas para sacar su ropa e irse a otro lado a cambiar, miró de reojo al hombre esperando ver algo, tanto como si ya estaba dormido como si seguía con sus pesadillas ¿Qué quería él de ella? ¿En verdad la ayudaría? No estaba segura pero sí que se estaba arriesgando más de la cuenta en aquellos momentos y no sabía si no velar por su seguridad estaba en las cosas inteligentes por hacer cuando luchas por sobrevivir.
Heaven Gibbs- Hechicero Clase Alta
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Re: Uno como yo... (privado)
El sonido de su respirar era decadente al punto de estar calificado como “relajado”, incluso era aun más notable posterior a la intervención energética y mental que había hecho la bruja Gibbs, el recuerdo de aquel lugar y el extraño animal que se transformaba en hombre seria cuestión que pondrá a Leonardo pensativo; los simbolismos eran muchos y se referían a cierta persona en especifico, las incógnitas e hipótesis eran un sinfín… si algo se puede asegurar es que el mago permanecería en silencio respecto a esto. Claramente se convertiría en un lio.
Silencio, consciencia recobrada, el hombre estaba experimentando la sensación de sentirse como un extraño, sus recuerdos estaban empezando a surgir en pequeños fragmentos hasta formar una cadena, todo lo referente desde que salió a su hogar, a la idiotez de desgastar sus fuerzas sin un motivo concreto, todo lo que había hablado en ese momento con la joven que se presento con el nombre de “Heaven” y toda la palabrería que cruzaron. Violentas ráfagas de recuerdos y pensamientos invadían su consciencia, una escena hizo incluso lograr que se moviera un poco, lo que le permitía empezar a tener una idea del ambiente en el cual se encontraba.
La vista nublada en sombras y la mujer de vestimenta negra quejándose por lo que él había hecho cayó desplomado y… Un suspiro despavorido invadió la habitación en la que se encontraba, logro ver el sitio donde yacía, su parpadear fue continuo por unos segundos, empezó a observarse así mismo detallando cada parte de si, buscando incluso donde observar su reflejo, la confusión apenas asomaba su rostro. Dispuso a sentarse con dirección del lado derecho de la cama en la que había estado durmiendo. Su rostro se inclino un poco hacia el piso para que luego ambas manos taparan lo cubriesen e hicieran presión sobre este mientras bostezaba y sacudía lo soñoliento.
Era obvio que estaba en el hogar de alguien, ¿pero de quien?, dudaba bastante que hubiese sido el hogar de aquella joven –No puede ser, tiene que haber sido otra persona, no le agrade para nada, a fin de cuentas no la culpo-, sus pies descalzos se posaron sobre el piso que estaba impregnado de una temperatura fría y agradable; Leonardo se dedico a observar la habitación, era un simple y acogedor cuarto de descanso, algunos detalles indicaban que era de una mujer. Vacilo por todo el lugar tocando y moviendo cada cosa que veía, observando el tejado, esquinas y rincones del lugar. Por la ventana única que ahí había noto que ya estaba a punto de anochecer, o quizá un amanecer se asomaba, la oscuridad estaba naciendo entre el bosque era claro que eran horas nocturnas, moviéndose a la puerta de luz comprendió que se encontraba en medio de un bosque lo cual fue de mucho agrado pues le traía recuerdos de cuando estuvo en Finlandia, sí… muy parecido a aquella cabaña congelada echa en el medio de la “nada” rodeada por los nevados bosques de frondosos pinos y arboles, todo pintado de aquel blanco hermoso, abrazador, frio pero acogedor.
La mano izquierda sostenía su rostro mientras observaba el bosque, evoco la magia de la aurora boreal en los despejados cielos estrellados cerca y después de la media noche finlandesa, tenía un nudo en la garganta el cual sin resistencia hizo correr una lagrima por su mejilla -La simplicidad enlazada con la magia que está presente en todo el universo- dijo en muy baja voz disponiéndose a ir al tocador y dejar de fantasear por un momento, era hora de centrarse para saber si alguien habitaba en el lugar que se encontraba, antes de disponerse a tocar la puerta que lo mantenía ahí, cuestión que sería el inicio de encontrar una respuesta; observo por fin su rostro de inmediato acomodo el greñudo y alborotado cabello que tanto le gustaba no quería espantar a nadie y la imagen podría importar.
No se escucharon sus pasos pues estaba descalzo, se poso al lado y no al frente de la puerta para empezar a dar toques con el puño, la habitación lo observaba igual que ella a él, lo que provocaba más interés en esta, el olor de esas sabanas y de todo el entorno pero lo que más aprecio fue lo silencioso y tranquilo que por ahora era así. Su curiosidad la podía ilustrase como la rata que anda husmeando para hacer su día mezclado con el niño inocente asustado y motivado a la vez. El choque de la mano de Leonardo y la puerta maderada se hacía más fuerte algún sonido se escuchaba pero no logro distinguirlo bien; no abriría la puerta permanecería ahí aunque posiblemente sorprendiese a quien le viera. -¿Alguien está aquí?- dijo en voz un poco elevada pero de tono neutral.
Silencio, consciencia recobrada, el hombre estaba experimentando la sensación de sentirse como un extraño, sus recuerdos estaban empezando a surgir en pequeños fragmentos hasta formar una cadena, todo lo referente desde que salió a su hogar, a la idiotez de desgastar sus fuerzas sin un motivo concreto, todo lo que había hablado en ese momento con la joven que se presento con el nombre de “Heaven” y toda la palabrería que cruzaron. Violentas ráfagas de recuerdos y pensamientos invadían su consciencia, una escena hizo incluso lograr que se moviera un poco, lo que le permitía empezar a tener una idea del ambiente en el cual se encontraba.
La vista nublada en sombras y la mujer de vestimenta negra quejándose por lo que él había hecho cayó desplomado y… Un suspiro despavorido invadió la habitación en la que se encontraba, logro ver el sitio donde yacía, su parpadear fue continuo por unos segundos, empezó a observarse así mismo detallando cada parte de si, buscando incluso donde observar su reflejo, la confusión apenas asomaba su rostro. Dispuso a sentarse con dirección del lado derecho de la cama en la que había estado durmiendo. Su rostro se inclino un poco hacia el piso para que luego ambas manos taparan lo cubriesen e hicieran presión sobre este mientras bostezaba y sacudía lo soñoliento.
Era obvio que estaba en el hogar de alguien, ¿pero de quien?, dudaba bastante que hubiese sido el hogar de aquella joven –No puede ser, tiene que haber sido otra persona, no le agrade para nada, a fin de cuentas no la culpo-, sus pies descalzos se posaron sobre el piso que estaba impregnado de una temperatura fría y agradable; Leonardo se dedico a observar la habitación, era un simple y acogedor cuarto de descanso, algunos detalles indicaban que era de una mujer. Vacilo por todo el lugar tocando y moviendo cada cosa que veía, observando el tejado, esquinas y rincones del lugar. Por la ventana única que ahí había noto que ya estaba a punto de anochecer, o quizá un amanecer se asomaba, la oscuridad estaba naciendo entre el bosque era claro que eran horas nocturnas, moviéndose a la puerta de luz comprendió que se encontraba en medio de un bosque lo cual fue de mucho agrado pues le traía recuerdos de cuando estuvo en Finlandia, sí… muy parecido a aquella cabaña congelada echa en el medio de la “nada” rodeada por los nevados bosques de frondosos pinos y arboles, todo pintado de aquel blanco hermoso, abrazador, frio pero acogedor.
La mano izquierda sostenía su rostro mientras observaba el bosque, evoco la magia de la aurora boreal en los despejados cielos estrellados cerca y después de la media noche finlandesa, tenía un nudo en la garganta el cual sin resistencia hizo correr una lagrima por su mejilla -La simplicidad enlazada con la magia que está presente en todo el universo- dijo en muy baja voz disponiéndose a ir al tocador y dejar de fantasear por un momento, era hora de centrarse para saber si alguien habitaba en el lugar que se encontraba, antes de disponerse a tocar la puerta que lo mantenía ahí, cuestión que sería el inicio de encontrar una respuesta; observo por fin su rostro de inmediato acomodo el greñudo y alborotado cabello que tanto le gustaba no quería espantar a nadie y la imagen podría importar.
No se escucharon sus pasos pues estaba descalzo, se poso al lado y no al frente de la puerta para empezar a dar toques con el puño, la habitación lo observaba igual que ella a él, lo que provocaba más interés en esta, el olor de esas sabanas y de todo el entorno pero lo que más aprecio fue lo silencioso y tranquilo que por ahora era así. Su curiosidad la podía ilustrase como la rata que anda husmeando para hacer su día mezclado con el niño inocente asustado y motivado a la vez. El choque de la mano de Leonardo y la puerta maderada se hacía más fuerte algún sonido se escuchaba pero no logro distinguirlo bien; no abriría la puerta permanecería ahí aunque posiblemente sorprendiese a quien le viera. -¿Alguien está aquí?- dijo en voz un poco elevada pero de tono neutral.
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Re: Uno como yo... (privado)
Los pensamientos se le amontonaban en la cabeza, ¿Qué era aquello que había visto en aquél sueño que ni siquiera le pertenecía? No lo sabía, y tampoco estaba segura de querer saberlo, pero la curiosidad estaba completamente latente, le hacía temblar, aquél cuervo que bellamente emplumado le dirigía esa mirada mortal, no era más que el reflejo de su temor, pero ¿Por qué lo estaba soñando el que yacía en su cuarto? No lo sabía, tal vez si era mandado por su madre, tensó la mandíbula y comenzó a vestirse, después de unos segundos en el cuarto de baño se quedó ahí, viendo su reflejo en el espejo, quería respuestas pero la mirada que le regresaba aquella mujer era desesperada, desesperanzada, no había respuestas en ella tampoco, así que un suspiro se escapó de sus labios, era algo que no había podido evitar hacer, el miedo se había apoderado de ella, de sus recuerdos los cuales le estaban revoloteando a tal forma que el estómago parecía que se había cambiado de lugar, a pesar de haberse duchado hacía poco se mojó el rostro, intentaba refrescar sus ideas, pero también camuflar las lágrimas con algunas gotas de agua.
Tomó un largo suspiro, se limpió la cara con una suave toalla de manos para limpiarse las lágrimas del rostro, y finalmente decidió salir. Caminó lenta y sigilosa para no hacer el menor ruido, sin embargo, una vez estuvo en la estancia donde descansaba aquel hombre misterioso, detuvo su andar, sólo para darse cuenta de que al fin había recuperado el sentido. Todavía se le notaba pálido y cansado, pero con mucho mejor semblante que las horas anteriores. Dudó en hablarle, e importunarlo, pero necesitaba hacerlo, quizás algo de comida y bebida podrían restaurar sus energías y de éste modo abandonar su hogar con prontitud.
Ahora ya sabía que el hombre no quería hacerle ningún daño y no representaba amenaza por el momento. Pero se sentía como una extraña en su propia casa. No había tenido visitas en un tiempo considerable y ahora mismo había un hombre descansando en su propia cama. Se llevó las manos a los brazos para frotarlos un poco. No porque tuviera frío sino porque se sentía vulnerable ante la mirada de aquel que ahora le observaba.
Abrí la puerta de donde salían unos cuantos golpes y me topé con aquél, era mucho más alto que yo, pero al parecer sus fuerzas todavía no eran demasiadas, suspiré y esperé que así siguiera, al menos hasta que abandonara aquél sitio o estuviera lo suficiente lejos de mí como para no hacerme nada, quizá era tiempo de cambiar de guarida -Debes tener hambre, prepararé algo de comer– Fue lo único que atinó a decir y abandonó la estancia para dirigirse hacia la cocina, misma en donde revolvió algunas cosas, sin tener en claro aún sus ideas. Actuaba por inercia y molestia. Generalmente solo debía ocuparse de sí misma y no de alguien más. Ahora mismo estaba pensando que llevarlo a casa fue una mala idea.
Tomó un largo suspiro, se limpió la cara con una suave toalla de manos para limpiarse las lágrimas del rostro, y finalmente decidió salir. Caminó lenta y sigilosa para no hacer el menor ruido, sin embargo, una vez estuvo en la estancia donde descansaba aquel hombre misterioso, detuvo su andar, sólo para darse cuenta de que al fin había recuperado el sentido. Todavía se le notaba pálido y cansado, pero con mucho mejor semblante que las horas anteriores. Dudó en hablarle, e importunarlo, pero necesitaba hacerlo, quizás algo de comida y bebida podrían restaurar sus energías y de éste modo abandonar su hogar con prontitud.
Ahora ya sabía que el hombre no quería hacerle ningún daño y no representaba amenaza por el momento. Pero se sentía como una extraña en su propia casa. No había tenido visitas en un tiempo considerable y ahora mismo había un hombre descansando en su propia cama. Se llevó las manos a los brazos para frotarlos un poco. No porque tuviera frío sino porque se sentía vulnerable ante la mirada de aquel que ahora le observaba.
Abrí la puerta de donde salían unos cuantos golpes y me topé con aquél, era mucho más alto que yo, pero al parecer sus fuerzas todavía no eran demasiadas, suspiré y esperé que así siguiera, al menos hasta que abandonara aquél sitio o estuviera lo suficiente lejos de mí como para no hacerme nada, quizá era tiempo de cambiar de guarida -Debes tener hambre, prepararé algo de comer– Fue lo único que atinó a decir y abandonó la estancia para dirigirse hacia la cocina, misma en donde revolvió algunas cosas, sin tener en claro aún sus ideas. Actuaba por inercia y molestia. Generalmente solo debía ocuparse de sí misma y no de alguien más. Ahora mismo estaba pensando que llevarlo a casa fue una mala idea.
Heaven Gibbs- Hechicero Clase Alta
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