Como el mar a la luna, yo bailare sólo para ti (Privado)

por **Isobel Lincon** Mar Mar 19, 2013 7:42 pm

La nalgada que recibió le obligo a sonreír al individuo que había ocasionado que su cuerpo diera un saltito de sorpresa. Ya hacía algo de tiempo que la cortesana no recibía aquella peculiar muestra de agrado hacía su persona; después de la sonrisa no se detuvo a ver si algo se le ofrecía al sujeto si no que reanudo su andar, bamboleando su cuerpo de un lado a otro con seductora lentitud.

Aquella noche no estaba lejos de ser como cualquier otro normal, común y hasta corriente en el burdel. Solo existía en aquel sitio un montón de personas buscando compañía y otro montón dispuesto a brindarla a cambio de una "pequeña" transacción; al final del asunto tanto unos como otro no parecían ser más que almas solitarias y necesitadas.
El aroma tampoco era muy diferente; cuerpos que transpiraban, perfumes baratos y uno que otro más caro todo llevaba a una mescolanza tal que volvía a cualquiera incapaz de reconocer de donde era la procedencia de los mismos. Tantos olores eran los aglomerados en aquel espacio que el aire se sentía pesado y difícil de inhalar en algunos momentos.

Mientras caminaba abriendo paso entre una y otra persona que le impedía continuar haciendo a la joven sentirse asfixiada pensó en que lo mejor sería salir de aquel lugar y buscar un sitio más despejado para estar, después de todo no podía encontrar alguien que sintiera pudiera llenar su alma solitaria y necesitada esa noche.
Su vista iba de un lado a otro, examinando a quienes aquella noche habían llegado hasta las puertas de su lugar de trabajo antes de retirarse y entre todos aquellos asistentes diviso un rostro que le atrajo e inconscientemente camino en su dirección.
Le era difícil poder decir que de ese hombre llamaba su atención; tenía buen porte, un rostro atractivo, una presencia que era imposible no notar, ella era capaz de decir que prácticamente tenía todo.

Su mirada busco encontrarse con la ajena hasta que su caminata se vio interrumpida por una mano que le tomo del brazo. Era un hombre que balbuceo palabras que ella fue incapaz de comprender.
- Disculpe señor, pero tengo algo más que hacer alguna de mis compañeras estarán sumamente felices de atenderle - intento reanudar su andar pero el hombre la jalo pegando sus cuerpos, mientras ella luchaba por alejarse de él sin conseguir resultado alguno.