No te dejes atrapar, ups... has sido atrapado [Privado]

por **Valentin Zukovski** Dom Abr 07, 2013 12:20 pm

No podía creer lo abarrotado que estaba ese día el mercado, solo deseaba ir por unas frutas el mismo, pero la gente lo empujaba y hasta le pisaba los pies aquel día; siempre iba de incognito para no causarle problemas a nadie, vestía una levita blanca con unos pantalones marrones holgados, unas botas negras y un sombrero de cuero que le cubría su cabeza del sol y era muy bueno para esconder su cabeza, parecía otra persona normal, aunque sus ropas en ocasiones parecía delatarlo, siempre trataba de vestirse lo menos llamativo posible, no le había dicho a sus empleados a donde iba, solamente salió de su mansión, sin que ellos se dieran cuenta, algo que ya era un logro.

Su acento delataba que no era un parisino mas, lo que lo hacía propenso al ataque de bandidos y ladrones que podrían estar merodeando por eso lugar en busca de personas distraídas o perdidas. Por eso siempre buscaba no verse adinerado, pero las ropas que tenia, aunque eran viejas, siempre tenían un toque fino, que alguna persona con buen ojo podía distinguir. Pero siempre estaba aquella duda. ¿sería alguien importante? O tal vez un simple forastero, si era alguien importante le podrían sacar buen dinero, pero si era un desconocido, no habría ninguna recompensa, por eso los ladrones se frenaban al verlo, además de que no tenía nada valioso a la vista, era mejor intentar con alguna dama que tuviera joyas visibles

Valentín era muy astuto, sabía que su apariencia, elegancia y acento lo hacían muy llamativo, muy pocas veces dejaba que otras personas encontraran una pequeña oportunidad de saber quién era. Cuando iba a ese tipo de lugares, en donde había un peligro potencial de ser robado, atrapado y secuestrado, buscaba oportunidades para burlar a los interesados en el, conociendo a parís como la conocía podía escabullirse como un pequeño ratón en las grietas. Parecía que esta vez debía hacer lo mismo, advirtió que tres hombres de aspecto robusto y mal olientes lo perseguían por aquel mercado ambulante tan abarrotado, dejo salir una pequeña sonrisa mientras entre la gente se quitaba discretamente el sombrero y se lo posaba en la cabeza de un pequeño que pasaba, se sentía como uno de esos forasteros que siempre andan en problemas.

Se había escabullido de ellos, o eso pensaba él, miro a los lados para entrar a un callejón, si recordaba bien la última vez que vino lo llevaría a una de las calles centrales de parís, unas cuadras mas allá y estaría en el centro, allí podría encontrar una carroza que lo llevara hasta la mansión. Todo estaba planeado, más o menos, lo que no esperaba era que al final del callejón dos hombres estuvieran esperándolo –Esto no es bueno- murmuro reconociendo al instante uno de los hombres malolientes del mercado ambulante quien le señalaba a la nueva cara. Valentín retrocedió tratando de llegar al otro tramo del callejón pero ya había otros tres hombres en aquel lugar. ¿Defenderse? No pudo uno de ellos le había puesto una toalla asquerosa en la boca que tenía una poción para hacerlo dormitar, el pobre hombre cayó desplomado en el piso mientras los ladrones lo metían en una carreta para llevarlo a dar un paseo y si no podían sacarle algo, al menos se divertirían con él.