Mas de lo que esperaba [LIBRE]

La puerta trasera de la taberna se abrió de un solo golpe, mis pasos de adelantaron en el interior, era fuertes, era como si golpeara el suelo con los pies, , en las manos llevaba un par de cajas con licor, las botellas chocaban al chocar en el interior, sobra decir que odio mi trabajo, se me hace denigrante el hecho de servir a copas hombres mal olientes, ladear con ellos y muchas veces cargarlos hasta dejarlos en la calle, detestaba todas las tareas que tenía que realizar aquí. El lugar era decadente, de los peores de toda la ciudad, pero tarde o temprano tenía que resignarme al hecho de que era parte de mi trabajo, el tener un empleo cercano a los ciudadanos me ayudaba con mis labores de la iglesia, así, en medio de la ebriedad tendría la oportunidad de acercarme a aquellos de los que sospechara.
Deja caer las cajas al suelo junto a la barra, el cantinero me miro de mala manera, me ha dicho muchas veces que no lo haga, pero no me importar, él no sabe lo que soy realmente y si quiere descubrirlo le ira muy mal. Detrás de la barra se lograba una imagen perfecta de toda la taberna, veía a todos los presentes y los estudiaba a detalle, tratando de encontrar en cada uno rasgos que no coincidieran y si eran lo suficientemente sospechosos investigarlos para saber si eran criaturas de la oscuridad. El maldito cantinero me ordeno de inmediato la tarea de limpiar los vasos, a regañadientes seguí sus ordenes, eso era lo que mas detestaba, que un gordo con problemas mentales creyera en su ingenua cabeza que tenía problemas sobre mi.
Limpiaba y acomodaba los vasos cuando lo vi entrar, era de nuevo ese hombre, alto, rayaba en los dos metros, cabello largo y rizado, piel morena, un gran abrigo y la mirada imponente. él era uno de los sospechosos en mi lista, su cuerpo emanaba un calor abrazador, su aroma era desagradable, como el de un perro mojado, y en sus ropas siempre había rastros de pelos color café. Deje que la noche siguiera y al igual que a toda la multitud le dí el mismo trato, sin ser obvio.
Cuando el hombre se marcho, la madrugada ya nos alcanzaba, no debía dejarlo ir así, fui con el cantinero e hice algo que aborrezco, pedirle permiso de salir en ese momento alegando que no me sentía muy bien y él acepto después de escuchar mis suplicas, alego que a cambio los siguientes días tendría que llegar mas temprano. Acepte con tal de que ya me dejara ir, en ese momento deseaba clavarle una daga en el cuello y acabar con su vida, suspire y le pedí perdón a Dios por mis pensamientos.
Casi corriendo salí del lugar y aun par de calles distinguí la silueta de aquel hombre que caminaba en la oscuridad. Apresure el paso para reducir la distancia entre ambos. Cuando ya solo estuve a unos veinte metros de él, mi andar fue mas cauteloso, tratando de que no me notara por ningún motivo. La idea era averiguar en donde se alojaba o si tenía un hogar y así investigar mas sobre él.
La persecución se prolongo mas de lo que esperaba, hasta casi llegar a la laguna, él doblo en una esquina y segundos después yo hice lo mismo, pero al ver que ya no estaba me quede sin palabras-Maldito-Dije entre dientes mientras corría en dirección al lago, al parecer la tierra se lo había tragado, esta noche había fallado, en el interior no soportaba esa idea, la de haber fallado, eso era imperdonable, apreté los dientes mirando a todas partes por si lograba encontrarlo, pero nada, era un mala broma del destino. Suspire y contuve los deseos de golpear cualquier cosa.
El viento soplaba fuerte y la noche era cada vez mas fría, de mis labios se escapaba un vapor de color blanco y mi cabello rojizo era despeinado por el aire. Camine mas hacia la orilla y me senté en una de las bardas, aun no le encontraba una explicación a lo ocurrido, saque uno de mis cuchillos para jugar con el. No tenía sueño, estaba acostumbrado a dormir durante el día.

La pequeña sujetó a Lady más cerca de su pequeño cuerpo mientras caminaba sin rumbo fijo por la ciudad. Esa era una noche de caza, y podría decirse que había tenido éxito. Una par de hombres borrachos no habían corrido con suerte esa noche, pero claro, ¿quién pensaría que una nena como ella podía ser una depredadora feroz?

Ahora su cuerpo estaba saciado, aunque no duraría mucho más que unos cuantos días. No le importaba, matar humanos era muy divertido, e incluso lo hacía aunque no tuviera que beber su sangre después. Acariciando el cabello dorado de su amada muñeca, la niña se internó aún más en los callejones de aquel barrio. Tenía una "reunión", alguien se había creído lo suficientemente valiente como para contactarla, y no sólo eso, si no desafiarla. Un bebé, de eso estaba segura.

Lo único que podía superar la muerte de un ser humano, era la de otro ser sobrenatural, especialmente la de un vampiro.

―No te preocupes, Lady ―susurró la niña a su muñeca, con cierta alegría―, tal vez hoy matemos un vampirito, después de todo. ¿No te gustaría eso, querida Lady?

Su vestido hacia cierto sonido gracioso al arrastrase sobre las piedras del suelo, y una dulce melodía salió de sus labios en forma de tarareo. No estaba muy lejos del lugar de reunión, aunque tal vez podría buscar a un humano de camino al lugar, un pequeño tentempié de media noche, o madrugada, en este caso. A punto estaba de girar en una esquina cuando una extraña sensación se apoderó de ella, erizándole el cabello de su nuca.

Alguien la seguía.

Descaradamente se volteó, con una enorme sonrisa, dispuesta a enfrentarse a quien osara seguir sus pasos, y aunque estaba completamente segura de poder aniquilar a quien fuera, otra sombra llamó su atención. Alguien seguía a su extraño valiente. Los pasos decididos del primer hombre hacia ella, le hicieron darse cuenta del gran error que había cometido. Le habían tendido una emboscada y ella fue directo al matadero.

Pero, ¿quién? Y lo más importante, ¿por qué? Últimamente se había comportado excelente, Lady era testigo de ello. Pero incluso cuando te olvidabas del mundo, las personas en él no se olvidaban de ti. Y una vampiresa de más de 3000 años era algo difícil de obviar.

Decidió jurar al gato y al ratón, caminando por intrincados callejones y doblando esquinas casi sin proponérselo, sólo para distraer a su contrincante, y si tenía algo más de suerte, a quien estuviera siguiéndolo a él.

Finalmente, en la laguna logró perder al hombre, y aunque por un momento pensó que seguiría tras ella, desapareció entre las sombras. Pero el chiquillo, que según debía estar siguiendo al hombre, llegó hasta el lugar sin problemas. ¿Que estaría haciendo? O mejor, ¿quién sería? Probablemente un Inquisidor, era lo único que encajaba con su perfil y actuación de aquella noche.

Una pequeña sonrisa apareció en los labios de la nena, y sin pensarlo demasiado, salió de las sombras abrazando fuertemente a Lady. ―Hola ―susurró con su voz cantarina.

El ser un inquisidor era mi motivo en la vida, cumplir con mi trabajo y así salvar a las almas de los condenados y entregárselas al creador para que el él encuentren el perdón por sus pecados, me gusta pensar que soy el instrumento de Dios, un arma que indirectamente el controla para hacer de este mundo un lugar mejor para los que merecemos gozar de su gloria infinita. Pero, ¿Quien podría pensar que bajo la imagen de un simple muchacho, flaco y aparentemente débil se esconde un arma especializada en acabar con la vida de los que se creen inmortales?. Esa era una de mis ventajas, mis victimas nunca pasarían de mi, siempre me veían como uno mas en el plano, sin saber que en mi ropaje se esconden las armas que pueden acabar con sus vidas. Dios es el único que puede otorgar la vida eterna, no ellos y su magia profana.

Mi mente me atormentaba con lo que acababa de suceder, ver a ese hombre frente a mi y un segundo después ya no estaba, era como una ilusión, una broma. Pero si algo he aprendido de estos seres del averno es que siempre dan segundas oportunidades, sé que ya lo encontrare y llevare acabo el deseo del creador y le daré muerte. Mi cabello rojizo se movía al compás del viento que parecía traer con el un susurro muy suave que me decía algo al oído, era como una advertencia aun que no lograba descifrar de que o por que. Solo hacía que el metal de mi cuchillo chocara contra la piedra rugosa de la barda donde me encontraba sentado, dejaba que el aroma de la laguna me alejara del mundo del que vivía y me llevara a uno mas tranquilo. Busque en el bolsillo de mi abrigo el viejo rosario que siempre llevaba con migo, me gustaba sentir como las cuentas de este pasaban entre mis dedos una y otra vez. Pero fue cuando lo sentí, era algo a mis espaldas, frío, casi helado, ajeno a la noche y su voz fue como un grito que me decía: Voltea.

Gire rápidamente y me encontré con lo que parecía ser una niña. Mi ágil mente comenzó a maquinar y ha hacerse las preguntas de rutina cuando algo no andaba bien. ¿Que hace una niña tan pequeña caminando en la noche? ¿Es solo una niña? ¿En verdad esta sola? ¿Debo desconfiar o no? Sólo es una niña, aun que su piel sea tan blanca, tal vez esta perdida. ¡No! no eres de los que deja nada al azar, es mejor desconfiar de ella y tomar las debidas precauciones. Con disimulo oculte el cuchillo en la manga de mi abrigo y apegue mi brazo a mi costado-¿Quien eres y que es lo que quieres?-Mis ojos azules clavaron su mirada directamente en la niña, esto era cada vez mas seguro, algo andaba mal con ella y yo lo averiguaría.

Los años que dedique a mi adiestramiento y las experiencias vividas me había hecho así, completamente paranoico de cualquier situación, nunca se sabe lo que se puede ocultar bajo una sonrisa o tras una mirada dulce. Me puse de pie mientras esperaba su respuesta, sabía que en mi pantalón se ocultaba un revólver con seis balas de plata y en mi abrigo dos estacas ademas de algunos cuchillos, no era un arsenal pero suficiente para matar cualquier cosa. Di un paso hacia ella-¿Que no sabes que andar sola por las calles de noches es peligroso?....y mas para una niña-Dije con mi voz severa y firme, el comentario era para indagar mas en ella.


off:Lamento haber tardado tanto, pero me quede sin internet :/