AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Never Again [Privado]
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Never Again [Privado]
¿Cómo es que había salido de ahí? Esa pregunta no es que fuese difícil de responder. Pero sus sentidos se habían disparado y su interior era como si se hubiese dividido en dos. La parte humana despierta por los recuerdos recientemente traídos de vuelta a él o bien porque todo lo que era parte de sí parecía estarse esfumando. Porque todo parecía ir tan mal… porque todo parecía estarse desmoronando y convirtiéndose en solo simples pedazos de lo que él habría deseado que fueran.
No quería una vida que fuese una mentira, pero se estaba negando a aceptar la realidad. No quería pensar siquiera que la persona que amaba se había alejado de él, aún no concebía la idea de querer asimilarlo o de pensar siquiera en la posibilidad que suponía que lo hubiese perdido. La carta que había encontrado, el hecho de que no pudiese ir hasta él en ese momento. El hecho de saber que lo necesitaba más que nunca en toda su existencia, le estaba matando por lo contradictorio que era el querer odiarlo por engañarle y el querer verle a toda costa por sentir un poco de calma.
Y ahora había ese dolor disfrazado, ese sufrimiento que no sabía cómo ignorar y cómo deshacerse de él. Negando lo que acababa de suceder a medias, puesto que su mente no podía dejarse llevar del todo, porque aún existía ese algo en él que quería tener esperanza en que eso no era verdad, que no estaba en ese momento lo más solo que había estado incluso en esas épocas en las que físicamente nadie pudo acercarse a su persona.
‘Nada… te lo dije, no debías tener nada que pudieses perder… Kei… estás pendiendo de un hilo… te estás desmoronando y la única persona que podría salvarte, no está aquí… Más aún, esa persona parece haberte dejado con algo más… con esa idea estúpida… Pero lo sabías desde el inicio, aunque te hagas el tonto…’
Escuchar una voz en tu cabeza no era un buen síntoma, lo sabía, pero también sabía que solo eran sus propios pensamientos. Lo gracioso era que tuviesen el sonido melodioso de aquella vampiresa que le había dado aquel ‘don’ de la inmortalidad, como solían referirse muchos a ello.
Observó sus manos, más pálidas que nunca, al menos para su recuerdo consciente de su propia mortalidad. Como si quien se viese no fuese el vampiro, sino el humano. En la forma en que su mente s estaba comportando era como si hubiese tenido una regresión a esos tiempos, y eso se combinaba con el presente por momentos. Por escasos instantes predominaba uno sobre otro. Ambos eran él, uno como si acabase de ser transformado y el otro con la experiencia de más de un milenio viviendo entre esa nueva forma.
Un sonido alertó sus sentidos y observó a su alrededor. Todo se veía tan diferente ahora. Su respiración y sus movimientos no tenían la precaución que hubiesen tenido si hubiese estado en sus cinco sentidos. Sus pasos eran pesados como los de un ser humano, la maleza, las ramas y hojas crujían ante sus movimientos y el peso inerte de su cuerpo. Se quedó de pie y en silencio observando el espacio entre los árboles, de donde seguramente estaba aquella presencia que parecía acercarse. Sus ojos tomaron ese color amatista que rara vez se veía en ellos mientras concentraba su mirada en aquella oscuridad que ya no le parecía tan impenetrable.
No quería una vida que fuese una mentira, pero se estaba negando a aceptar la realidad. No quería pensar siquiera que la persona que amaba se había alejado de él, aún no concebía la idea de querer asimilarlo o de pensar siquiera en la posibilidad que suponía que lo hubiese perdido. La carta que había encontrado, el hecho de que no pudiese ir hasta él en ese momento. El hecho de saber que lo necesitaba más que nunca en toda su existencia, le estaba matando por lo contradictorio que era el querer odiarlo por engañarle y el querer verle a toda costa por sentir un poco de calma.
Y ahora había ese dolor disfrazado, ese sufrimiento que no sabía cómo ignorar y cómo deshacerse de él. Negando lo que acababa de suceder a medias, puesto que su mente no podía dejarse llevar del todo, porque aún existía ese algo en él que quería tener esperanza en que eso no era verdad, que no estaba en ese momento lo más solo que había estado incluso en esas épocas en las que físicamente nadie pudo acercarse a su persona.
‘Nada… te lo dije, no debías tener nada que pudieses perder… Kei… estás pendiendo de un hilo… te estás desmoronando y la única persona que podría salvarte, no está aquí… Más aún, esa persona parece haberte dejado con algo más… con esa idea estúpida… Pero lo sabías desde el inicio, aunque te hagas el tonto…’
Escuchar una voz en tu cabeza no era un buen síntoma, lo sabía, pero también sabía que solo eran sus propios pensamientos. Lo gracioso era que tuviesen el sonido melodioso de aquella vampiresa que le había dado aquel ‘don’ de la inmortalidad, como solían referirse muchos a ello.
Observó sus manos, más pálidas que nunca, al menos para su recuerdo consciente de su propia mortalidad. Como si quien se viese no fuese el vampiro, sino el humano. En la forma en que su mente s estaba comportando era como si hubiese tenido una regresión a esos tiempos, y eso se combinaba con el presente por momentos. Por escasos instantes predominaba uno sobre otro. Ambos eran él, uno como si acabase de ser transformado y el otro con la experiencia de más de un milenio viviendo entre esa nueva forma.
Un sonido alertó sus sentidos y observó a su alrededor. Todo se veía tan diferente ahora. Su respiración y sus movimientos no tenían la precaución que hubiesen tenido si hubiese estado en sus cinco sentidos. Sus pasos eran pesados como los de un ser humano, la maleza, las ramas y hojas crujían ante sus movimientos y el peso inerte de su cuerpo. Se quedó de pie y en silencio observando el espacio entre los árboles, de donde seguramente estaba aquella presencia que parecía acercarse. Sus ojos tomaron ese color amatista que rara vez se veía en ellos mientras concentraba su mirada en aquella oscuridad que ya no le parecía tan impenetrable.
Última edición por Kei Koizumi el Vie Abr 26, 2013 10:27 pm, editado 1 vez
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Un nuevo sueño perturbaba la paz de mi descanso, y justo como venía pasando de un tiempo en adelante era incapaz de recordar que era lo que pasaba en el sueño, por mi era mejor no saberlo, de esa manera no me torturaba a mi misma pensando en que algo que debía saber o prevenir podría suceder. Si no sabía que era lo que los sueños traían a mi mente no debía temer por cada paso que daba o por cada acción que realizaba o no, era casi como ser una persona normal después de tantos años deseando justamente eso.
El inconveniente de todo ese asunto era que a pesar de haber sido incapaz de recordar mi sueño, no podía recuperar las ganas de dormir; lo había intentado por un buen rato después de mi abrupto despertar pero no conseguí nada intentando, solo frustración.
Con un suspiro me levante de la cama y usando el vestido que estuvo más a mi alcance comencé a cambiarme. El vestido era sencillo y de color perla, al menos de esa manera no pasaría por desapercibida en la noche y no luciría peligrosa a la vista de nadie, esa era mi percepción sobre las cosas que estaban aconteciendo.
Una vez que estuve cambiada y llevando los cabellos sueltos salí a la oscuridad de la noche. Estoy acostumbrada a ella, es una buena compañera cuando los sueños atacan, pero a la vez es algo a lo que hay que temer porque nunca se sabe que existe más allá de lo que vemos.
Vague por mucho tiempo, más del que alguna vez lo hice, pero algo impedía que me detuviera o si quiera intentara regresar a casa, simplemente continúe mi camino por lugares a los que nunca antes fui, ni pensé ir.
Lentamente llegue hasta lo que los habitantes de París solían llamar las zonas alejadas, y vaya que estaban alejadas además de que poseían un aspecto lúgrube que indicaba a cualquiera que era un lugar de peligro y de tener cuidado.
Sin importar que mi mente dijera que debía irme, que ese era el momento preciso para abandonar aquel lugar y volver a la tranquilidad y relativa calma que existía en mi hogar, en un lugar conocido en el que creía que nada malo me sucedería; contrario a lo que yo esperaba mi cuerpo se guío a sí mismo, adentrando mi ser entre las malezas del lugar.
Entre el camino de malezas mi cuerpo recibió pequeños raspones pero nada que me alarmara o me doliera así que deje que mi cuerpo y mis pasos me guiaran.
Conforme avanzaba en la oscuridad y las malezas continuaban rozando mi cuerpo, sonidos que no eran producidos por mi comenzaron a oirse y mi corazón aumento el ritmo de sus latidos; y con un movimiento más salí de entre aquel lugar para encontrarme con un hombre que tenía un aspecto un tanto desorientado y me detuve.
-…Buenas noches - mire al hombre sintiendo un gran nerviosismo, lo ultimo que quería era toparme con alguien en un lugar alejado como aquel - con… con permiso - pero a pesar de haber dicho eso, me mantuve inmóvil, ahora, después de que seguí a mi cuerpo este se negaba a llevarme a otro lugar, estaba obligada momentáneamente a permanecer ahí.
El inconveniente de todo ese asunto era que a pesar de haber sido incapaz de recordar mi sueño, no podía recuperar las ganas de dormir; lo había intentado por un buen rato después de mi abrupto despertar pero no conseguí nada intentando, solo frustración.
Con un suspiro me levante de la cama y usando el vestido que estuvo más a mi alcance comencé a cambiarme. El vestido era sencillo y de color perla, al menos de esa manera no pasaría por desapercibida en la noche y no luciría peligrosa a la vista de nadie, esa era mi percepción sobre las cosas que estaban aconteciendo.
Una vez que estuve cambiada y llevando los cabellos sueltos salí a la oscuridad de la noche. Estoy acostumbrada a ella, es una buena compañera cuando los sueños atacan, pero a la vez es algo a lo que hay que temer porque nunca se sabe que existe más allá de lo que vemos.
Vague por mucho tiempo, más del que alguna vez lo hice, pero algo impedía que me detuviera o si quiera intentara regresar a casa, simplemente continúe mi camino por lugares a los que nunca antes fui, ni pensé ir.
Lentamente llegue hasta lo que los habitantes de París solían llamar las zonas alejadas, y vaya que estaban alejadas además de que poseían un aspecto lúgrube que indicaba a cualquiera que era un lugar de peligro y de tener cuidado.
Sin importar que mi mente dijera que debía irme, que ese era el momento preciso para abandonar aquel lugar y volver a la tranquilidad y relativa calma que existía en mi hogar, en un lugar conocido en el que creía que nada malo me sucedería; contrario a lo que yo esperaba mi cuerpo se guío a sí mismo, adentrando mi ser entre las malezas del lugar.
Entre el camino de malezas mi cuerpo recibió pequeños raspones pero nada que me alarmara o me doliera así que deje que mi cuerpo y mis pasos me guiaran.
Conforme avanzaba en la oscuridad y las malezas continuaban rozando mi cuerpo, sonidos que no eran producidos por mi comenzaron a oirse y mi corazón aumento el ritmo de sus latidos; y con un movimiento más salí de entre aquel lugar para encontrarme con un hombre que tenía un aspecto un tanto desorientado y me detuve.
-…Buenas noches - mire al hombre sintiendo un gran nerviosismo, lo ultimo que quería era toparme con alguien en un lugar alejado como aquel - con… con permiso - pero a pesar de haber dicho eso, me mantuve inmóvil, ahora, después de que seguí a mi cuerpo este se negaba a llevarme a otro lugar, estaba obligada momentáneamente a permanecer ahí.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Never Again [Privado]
Se quedó observando la figura de la mujer que apareció frente a él, sus ojos, acostumbrados a la oscuridad de la noche no hicieron caso a la confusión en su mente, con una claridad como si aún estuviese un sol en lo alto, su mirada le recorrió. El latido apresurado de su corazón le dijo que estaba nerviosa, pensar eso fue más instintivo, lo único que notaba conscientemente era que sus sentidos podían captar más de lo que hubiese esperado, como si se hubiesen disparado de un momento a otro.
Hizo un gesto de cierto modo despectivo, aunque no era hacia ella. Era porque cuando bajó la mirada un poco, vio en sus ropas las manchas de hollín provocadas hacia tal vez un par de horas. Su piel, sensible por la cercanía del fuego durante aquel momento que ya se había desvanecido, era algo a lo que no le estaba tomando importancia ahora. Sus ojos oscuros se tornaron de color ámbar, tal cual gato cuando las pupilas se le dilatan, como si ese ligero cambio pudiese hacerle ver las cosas de diferente manera. Pero era algo imperceptible para si mismo. Su propia apariencia en ese instante era algo que no podía saber del todo. El brillo sobrenatural que mostraron sus ojos o si había rastros del incendio no solo en sus ropas sino los ligeros manchones en su mejilla o sus manos.
-Buenas Noches –Su voz resonó tras un breve silencio. Tranquila y suave como no se sentía. Una expresión que no decía nada en ese instante. El palpitar que escuchaba claramente invadiendo sus sentidos. Casi podía oír el rumor de la sangre corriendo por sus venas. Finalmente sonrió. El vampiro dio un par de pasos hacia ella en un movimiento demasiado rápido ara los ojos comunes de los humanos. Sangre… no la necesitaba, justo antes le habían alimentado a base de la sangre de los seres más antiguos que al menos él había conocido.
Yudea ¿estaba muerto? No se había quedado a ver como aquella mansión se derrumbaba. No había intentado salvar a nadie. De hecho, apenas y había reaccionado, se había quedado viendo aquella escena como si fuese lo más irreal del mundo. El crepitar que provocaba el fuego en todo lo que se consumía por sus llamas. No escuchó gritos ni vio que nadie intentara salir de la casa. Pero había podido oler la esencia de violetas de su mayordomo antes de que el incendio comenzara. ¿Tal vez estaban muertos antes de ello? No, su subordinado no había logrado crear aún algo tan poderoso como para eliminar a uno de los suyos. Y creía, entre sueños, haber escuchado una conversación y esa había sido una orden del vampiro caprichoso que él odiaba, por arrebatarle lo más preciado que tenía y que consideraba debía proteger. Pero sabía que él mismo no era mejor, actuando por capricho. Alejándose cuando su alumno más lo necesitaba, pero viéndolo en manos de ese ser que apareció para reclamarlo como suyo, entre todo eso, pensó que estaría bien. Eso era lo que había en su cabeza, tal vez era un ligero arrepentimiento, no es que lo hubiese sentido antes para averiguarlo.
El aroma que despedía esa mujer era agradable, pero se alejó hasta quedar de espaldas contra uno de aquellos grandes árboles –No encontrarás nada si sigues ese rumbo – Dijo como quien informa el clima. Claro que encontraría algo, probablemente una casa incendiándose, dudaba que hubiese sido consumida tan rápidamente. Una sonrisa torcida, tan poco propia de su persona fue lo único que se dibujó en sus labios.
-¿Qué haces aquí? – Ladeó el rostro entrecerrando los ojos como si eso fuese a dejarle ver en su mente. En ese momento no tomó en cuenta que podía realmente intentar eso –Estos bosques… nadie en su sano juicio vendría aquí en las noches… - Se rio porque estaba a punto de decir algo que simplemente le causó demasiada gracia –Nunca sabes que puedes encontrarte - ¿no era esa una frase como para espantar a los niños? Pero era verdad. Después de todo, si alguien como él estaba ahí ¿Qué más no podía ocultarse entre las sombras?
Miró el cielo como asegurándose de que aún era de noche antes de volver su atención a ella –Tu nombre… -susurró con el tono de su voz sobrenatural aterciopelada haciendo énfasis al pronunciar cada palabra, más que preguntar amablemente, aquello parecía no ser exactamente una petición –Dime tu nombre… - Sin despegar sus ojos de ella se dejó caer en el suelo, sus ropas ya estaban hechas un desastre, no tenía demasiado porque tenerlas en consideración. Su aspecto no era exactamente el mejor, no podía verse pero le daba esa impresión. El vestido claro sobre su esbelta figura, los detalles en las costuras, el color de sus cabellos y sus ojos, se quedó viéndole, como solía hacer con los objetos, buscando los detalles, entreteniéndose antes de recibir una respuesta y tener que centrarse.
Hizo un gesto de cierto modo despectivo, aunque no era hacia ella. Era porque cuando bajó la mirada un poco, vio en sus ropas las manchas de hollín provocadas hacia tal vez un par de horas. Su piel, sensible por la cercanía del fuego durante aquel momento que ya se había desvanecido, era algo a lo que no le estaba tomando importancia ahora. Sus ojos oscuros se tornaron de color ámbar, tal cual gato cuando las pupilas se le dilatan, como si ese ligero cambio pudiese hacerle ver las cosas de diferente manera. Pero era algo imperceptible para si mismo. Su propia apariencia en ese instante era algo que no podía saber del todo. El brillo sobrenatural que mostraron sus ojos o si había rastros del incendio no solo en sus ropas sino los ligeros manchones en su mejilla o sus manos.
-Buenas Noches –Su voz resonó tras un breve silencio. Tranquila y suave como no se sentía. Una expresión que no decía nada en ese instante. El palpitar que escuchaba claramente invadiendo sus sentidos. Casi podía oír el rumor de la sangre corriendo por sus venas. Finalmente sonrió. El vampiro dio un par de pasos hacia ella en un movimiento demasiado rápido ara los ojos comunes de los humanos. Sangre… no la necesitaba, justo antes le habían alimentado a base de la sangre de los seres más antiguos que al menos él había conocido.
Yudea ¿estaba muerto? No se había quedado a ver como aquella mansión se derrumbaba. No había intentado salvar a nadie. De hecho, apenas y había reaccionado, se había quedado viendo aquella escena como si fuese lo más irreal del mundo. El crepitar que provocaba el fuego en todo lo que se consumía por sus llamas. No escuchó gritos ni vio que nadie intentara salir de la casa. Pero había podido oler la esencia de violetas de su mayordomo antes de que el incendio comenzara. ¿Tal vez estaban muertos antes de ello? No, su subordinado no había logrado crear aún algo tan poderoso como para eliminar a uno de los suyos. Y creía, entre sueños, haber escuchado una conversación y esa había sido una orden del vampiro caprichoso que él odiaba, por arrebatarle lo más preciado que tenía y que consideraba debía proteger. Pero sabía que él mismo no era mejor, actuando por capricho. Alejándose cuando su alumno más lo necesitaba, pero viéndolo en manos de ese ser que apareció para reclamarlo como suyo, entre todo eso, pensó que estaría bien. Eso era lo que había en su cabeza, tal vez era un ligero arrepentimiento, no es que lo hubiese sentido antes para averiguarlo.
El aroma que despedía esa mujer era agradable, pero se alejó hasta quedar de espaldas contra uno de aquellos grandes árboles –No encontrarás nada si sigues ese rumbo – Dijo como quien informa el clima. Claro que encontraría algo, probablemente una casa incendiándose, dudaba que hubiese sido consumida tan rápidamente. Una sonrisa torcida, tan poco propia de su persona fue lo único que se dibujó en sus labios.
-¿Qué haces aquí? – Ladeó el rostro entrecerrando los ojos como si eso fuese a dejarle ver en su mente. En ese momento no tomó en cuenta que podía realmente intentar eso –Estos bosques… nadie en su sano juicio vendría aquí en las noches… - Se rio porque estaba a punto de decir algo que simplemente le causó demasiada gracia –Nunca sabes que puedes encontrarte - ¿no era esa una frase como para espantar a los niños? Pero era verdad. Después de todo, si alguien como él estaba ahí ¿Qué más no podía ocultarse entre las sombras?
Miró el cielo como asegurándose de que aún era de noche antes de volver su atención a ella –Tu nombre… -susurró con el tono de su voz sobrenatural aterciopelada haciendo énfasis al pronunciar cada palabra, más que preguntar amablemente, aquello parecía no ser exactamente una petición –Dime tu nombre… - Sin despegar sus ojos de ella se dejó caer en el suelo, sus ropas ya estaban hechas un desastre, no tenía demasiado porque tenerlas en consideración. Su aspecto no era exactamente el mejor, no podía verse pero le daba esa impresión. El vestido claro sobre su esbelta figura, los detalles en las costuras, el color de sus cabellos y sus ojos, se quedó viéndole, como solía hacer con los objetos, buscando los detalles, entreteniéndose antes de recibir una respuesta y tener que centrarse.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Vaya momento tan poco oportuno para toparme con alguien y no solo el momento si no el lugar en si no pintaba para ser lo más apto. Sin mencionar que el sujeto hacía que el escalofrío recorriera mi cuerpo entero.
En un parpadeo la figura del hombre estaba más cerca de mi de lo que antes estaba y los latidos de mi corazón aumentaron su intensidad, tenía miedo, el medio que solía tener a las pesadillas como a la que antes me había llevado hasta aquel lugar tan alejado de los demás y con alguien de dudosas intenciones y procedencia. La sonrisa anterior más que tranquilizarme me altero, detestaba sentirme tan vulnerable y tonta como en esos segundos; para que era entonces para lo que servia mi magia y las enseñanzas de mi abuelo si era incapaz de cuidarme a mi misma muchas veces.
En cuanto le vi alejarse le sonreí en contra de mis deseos conscientes y avance en dirección al lado opuesto por el que había llegado hasta que mis pasos fueron interrumpidos por la voz del hombre que me aseguraba que no había nada. Yo no buscaba algo en especifico, solo había seguido mi instinto y mi cuerpo hasta aquel lugar.
- Yo no espero encontrar nada - mencione sin girarme para ver donde estaba su figura, el temor de girarme y tenerlo frente a mi era inmenso y por eso decidí ignorar aquel deseo, dando simplemente la espalda a todo.
- No tengo porque dar explicaciones del motivo por el que haya decidido venir hasta aquí, este bosque es un lugar libre para cualquiera que tenga el deseo de venir - para mi fortuna soné más firme de lo que me sentía. ¿Sano juicio?… Me reí ante aquellas palabras, con la falta de descanso y los sueños ya seguramente había perdido parte de lo que se llamaba sano juicio. Con un movimiento brusco me gire en dirección a él; en otros casos habría creído que mi imaginación me jugaba malas pasadas, pero en estos momentos alerta como estaba por el temor era complicado que eso fuera posible y lo que aquel desconocido decía sonaba más a amenaza que advertencia - Exacto… uno nunca sabe que puede encontrarse y que clase de cosas peligrosas con aspecto inofensivo existan por ahí - no estaba segura de si mis palabras causarían alguna clase de efecto pero tampoco era que pudiera permanecer como la damisela en peligro por más temor que tuviera - y si estar en este lugar es peligroso, como lo insinúa usted ¿Qué es lo que hace en ellos, vagando y solitario? justo como yo.
Con pasos inseguros camine de espaldas hasta topar con un árbol, el soporte brindado por aquel tronco me daba seguridad aunque no tanta como la que yo esperaba. Di un respingo al escuchar aquella petición.
- Mi nombre es Maya… tu nombre es… - dije a la vez. Era más justo que ambos supiéramos con quien tratábamos por si alguna otra cosa llegaba a suceder.
Y de un momento a otro un pensamiento desconocido e incoherente a mi forma de ver llego a mi… ¿Y si mi sueño estaba relacionado de alguna extraña manera con él?, era demasiada coincidencia que no podría existir el hecho de toparme con él allá y que antes de eso me cuerpo me hubiera guiado hasta exactamente esa ubicación, de todos los lugares posibles a los que pudo haberme llevado.
Con curiosidad lo mire, no podía saber mucho de él ya que la luna no iluminaba lo suficiente como para que notara todos los detalles existentes en su perdona, pero lo poco que pudiera captar.
Fue entonces cuando se tiro al suelo, sentado y de alguna manera agotado.
- ¿Se encuentra bien? es que luce algo… cansado y perdido… - como si yo tuviera algo que decir sobre la gente perdida, después de todo yo estaba exactamente igual que él - ¿necesita ayuda? - pregunte sin moverme de la seguridad del tronco… si me decía que sí la necesitaba, igual y yo no sabría que hacer.
En un parpadeo la figura del hombre estaba más cerca de mi de lo que antes estaba y los latidos de mi corazón aumentaron su intensidad, tenía miedo, el medio que solía tener a las pesadillas como a la que antes me había llevado hasta aquel lugar tan alejado de los demás y con alguien de dudosas intenciones y procedencia. La sonrisa anterior más que tranquilizarme me altero, detestaba sentirme tan vulnerable y tonta como en esos segundos; para que era entonces para lo que servia mi magia y las enseñanzas de mi abuelo si era incapaz de cuidarme a mi misma muchas veces.
En cuanto le vi alejarse le sonreí en contra de mis deseos conscientes y avance en dirección al lado opuesto por el que había llegado hasta que mis pasos fueron interrumpidos por la voz del hombre que me aseguraba que no había nada. Yo no buscaba algo en especifico, solo había seguido mi instinto y mi cuerpo hasta aquel lugar.
- Yo no espero encontrar nada - mencione sin girarme para ver donde estaba su figura, el temor de girarme y tenerlo frente a mi era inmenso y por eso decidí ignorar aquel deseo, dando simplemente la espalda a todo.
- No tengo porque dar explicaciones del motivo por el que haya decidido venir hasta aquí, este bosque es un lugar libre para cualquiera que tenga el deseo de venir - para mi fortuna soné más firme de lo que me sentía. ¿Sano juicio?… Me reí ante aquellas palabras, con la falta de descanso y los sueños ya seguramente había perdido parte de lo que se llamaba sano juicio. Con un movimiento brusco me gire en dirección a él; en otros casos habría creído que mi imaginación me jugaba malas pasadas, pero en estos momentos alerta como estaba por el temor era complicado que eso fuera posible y lo que aquel desconocido decía sonaba más a amenaza que advertencia - Exacto… uno nunca sabe que puede encontrarse y que clase de cosas peligrosas con aspecto inofensivo existan por ahí - no estaba segura de si mis palabras causarían alguna clase de efecto pero tampoco era que pudiera permanecer como la damisela en peligro por más temor que tuviera - y si estar en este lugar es peligroso, como lo insinúa usted ¿Qué es lo que hace en ellos, vagando y solitario? justo como yo.
Con pasos inseguros camine de espaldas hasta topar con un árbol, el soporte brindado por aquel tronco me daba seguridad aunque no tanta como la que yo esperaba. Di un respingo al escuchar aquella petición.
- Mi nombre es Maya… tu nombre es… - dije a la vez. Era más justo que ambos supiéramos con quien tratábamos por si alguna otra cosa llegaba a suceder.
Y de un momento a otro un pensamiento desconocido e incoherente a mi forma de ver llego a mi… ¿Y si mi sueño estaba relacionado de alguna extraña manera con él?, era demasiada coincidencia que no podría existir el hecho de toparme con él allá y que antes de eso me cuerpo me hubiera guiado hasta exactamente esa ubicación, de todos los lugares posibles a los que pudo haberme llevado.
Con curiosidad lo mire, no podía saber mucho de él ya que la luna no iluminaba lo suficiente como para que notara todos los detalles existentes en su perdona, pero lo poco que pudiera captar.
Fue entonces cuando se tiro al suelo, sentado y de alguna manera agotado.
- ¿Se encuentra bien? es que luce algo… cansado y perdido… - como si yo tuviera algo que decir sobre la gente perdida, después de todo yo estaba exactamente igual que él - ¿necesita ayuda? - pregunte sin moverme de la seguridad del tronco… si me decía que sí la necesitaba, igual y yo no sabría que hacer.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Never Again [Privado]
Se soltó a reír, lo cual era solo un símbolo de la incoherencia entre todo lo que había en él. No eran nervios ni mucho menos y su sonrisa tenía ese aire tétrico porque no estaba feliz, reía porque todo le parecía que no tenía sentido. Cuando ella dijo aquello a su respuesta solo le miró, la tenue luz le dejaba verla de un modo que podría haber sido algo bastante llamativo, tan irreal, tan lejano...
-Decía que no encontrarás nada, salvo destrucción en el mejor de los casos- Porque eso era lo que él había dejado atrás. En su interior algo se había removido, cuando le vio asustada, por un lado sintió esas ganas de hacerle caer en algo incuso más intenso que el simple miedo provocado por uno de sus movimientos. Porque estaba tan abrumado que desquitarse de ese modo le parecía una salida fácil. Pero no lo hizo, permaneció ahí observándole de reojo mientras intentaba inútilmente de quitar una de las manchas de la camisa, que antes de aquello estaba impecable, sin un atisbo de polvo siquiera. Pero ahora solo era aquel desastre. Su mente, algo obsesiva en ocasiones, le hacía centrarse en ello por momentos, en detalles que aunque no tenían ningún significado le distraían y consumían su atención, lo suficiente para no pensar demasiado en las cosas que no quería.
De nuevo su risa -No tiene que darme explicaciones, no cuando no me servirán de nada, solo decía, mademoiselle... La diferencia a la que alude, creo que puede verla. Es más peligroso para usted que para mi el estar aqui- Su mirada con ese toque de frialdad y sus palabras con ese tono seguro y sereno poseían esa cualidad de simular una caricia y sin embargo, causar un efecto contrario como el saber que no eran más que una felonía.
'No hay nada que pueda dañarte más ahora, por eso dices esas cosas' e incluso en su mente escuchó esa risa inundando cada rincón interno al que nada ni nadie podría acceder por ahora. Y en su rostro una mueca ligera se formó en sus labios 'Eres débil, pero tienes la fuerza que te da tu naturaleza, con eso tienes ¿No es cierto? Hasta que encuentres a quien es tu dueño, no tendrás nada salvo la inseguridad que intentas esconderle a esta mortal'
-Mi nombre es Kei- Contestó como si no quisiera hacerlo, pero algo recóndito en su cerebro aún le obligaba a seguir ciertas normas de conducta así estuviese con todos los pensamientos retenidos amenazando con inundarle y ahogarle en cualquier instante. Simple, llano, ambos nombres eran fáciles de recordar a su propio parecer.
Le sonrió como lo haría un niño -La ayuda que necesito... No puedes brindármela- Necesitaba a esa persona, pero hasta que no pudiese alcanzarla estaba perdido sin más. Se levantó sacudiendo sus ropas, sabiendo que no estarían mejor haciendo eso -Puede sin embargo... dejarme acompañarle - Dijo como si hablara de algo sumamente adecuado y común.
'Cobarde, solo temes quedarte solo con tus pensamientos' -Justamente- pensó y sin querer en un movimiento ligero asintió a esa voz en su cabeza. Además, había algo que no podía ignorar, independientemente de aquel hecho. Tenía suerte, de que él estuviese sin esa sed de sangre porque probablemente se habría derramado más de la que él hubiese querido, pero además, de que aún pudiese controlar esos impulsos que quería dejar salir por la frustración -Puedo acompañarle de regreso a la ciudad - Observó en la dirección en la que estaba la mansión. No quería ver todo calcinado, o peor aún, todavía en llamas. No estaba seguro del tiempo que había pasado dsde que vio la imagen, todo se había vuelto confuso, lo único que tendría seguro, sería cuando el sol amenazara con apoderarse del cielo ahora oscuro. Lo que si le quedaba claro, es que sobrevivientes probablemente no los había. De algún modo no quería o temía comprobarlo. Era como si borraran una parte de su existencia de tajo -¿Me permitiría tal atrevimiento? -Enfocarse, evitar cualquier cosa que le hiciese sentir fuese desesperación o ansias. Necesitaba calmarse, si no podía hacerlo, no sabía las consecuencias a sus propios actos.
-Decía que no encontrarás nada, salvo destrucción en el mejor de los casos- Porque eso era lo que él había dejado atrás. En su interior algo se había removido, cuando le vio asustada, por un lado sintió esas ganas de hacerle caer en algo incuso más intenso que el simple miedo provocado por uno de sus movimientos. Porque estaba tan abrumado que desquitarse de ese modo le parecía una salida fácil. Pero no lo hizo, permaneció ahí observándole de reojo mientras intentaba inútilmente de quitar una de las manchas de la camisa, que antes de aquello estaba impecable, sin un atisbo de polvo siquiera. Pero ahora solo era aquel desastre. Su mente, algo obsesiva en ocasiones, le hacía centrarse en ello por momentos, en detalles que aunque no tenían ningún significado le distraían y consumían su atención, lo suficiente para no pensar demasiado en las cosas que no quería.
De nuevo su risa -No tiene que darme explicaciones, no cuando no me servirán de nada, solo decía, mademoiselle... La diferencia a la que alude, creo que puede verla. Es más peligroso para usted que para mi el estar aqui- Su mirada con ese toque de frialdad y sus palabras con ese tono seguro y sereno poseían esa cualidad de simular una caricia y sin embargo, causar un efecto contrario como el saber que no eran más que una felonía.
'No hay nada que pueda dañarte más ahora, por eso dices esas cosas' e incluso en su mente escuchó esa risa inundando cada rincón interno al que nada ni nadie podría acceder por ahora. Y en su rostro una mueca ligera se formó en sus labios 'Eres débil, pero tienes la fuerza que te da tu naturaleza, con eso tienes ¿No es cierto? Hasta que encuentres a quien es tu dueño, no tendrás nada salvo la inseguridad que intentas esconderle a esta mortal'
-Mi nombre es Kei- Contestó como si no quisiera hacerlo, pero algo recóndito en su cerebro aún le obligaba a seguir ciertas normas de conducta así estuviese con todos los pensamientos retenidos amenazando con inundarle y ahogarle en cualquier instante. Simple, llano, ambos nombres eran fáciles de recordar a su propio parecer.
Le sonrió como lo haría un niño -La ayuda que necesito... No puedes brindármela- Necesitaba a esa persona, pero hasta que no pudiese alcanzarla estaba perdido sin más. Se levantó sacudiendo sus ropas, sabiendo que no estarían mejor haciendo eso -Puede sin embargo... dejarme acompañarle - Dijo como si hablara de algo sumamente adecuado y común.
'Cobarde, solo temes quedarte solo con tus pensamientos' -Justamente- pensó y sin querer en un movimiento ligero asintió a esa voz en su cabeza. Además, había algo que no podía ignorar, independientemente de aquel hecho. Tenía suerte, de que él estuviese sin esa sed de sangre porque probablemente se habría derramado más de la que él hubiese querido, pero además, de que aún pudiese controlar esos impulsos que quería dejar salir por la frustración -Puedo acompañarle de regreso a la ciudad - Observó en la dirección en la que estaba la mansión. No quería ver todo calcinado, o peor aún, todavía en llamas. No estaba seguro del tiempo que había pasado dsde que vio la imagen, todo se había vuelto confuso, lo único que tendría seguro, sería cuando el sol amenazara con apoderarse del cielo ahora oscuro. Lo que si le quedaba claro, es que sobrevivientes probablemente no los había. De algún modo no quería o temía comprobarlo. Era como si borraran una parte de su existencia de tajo -¿Me permitiría tal atrevimiento? -Enfocarse, evitar cualquier cosa que le hiciese sentir fuese desesperación o ansias. Necesitaba calmarse, si no podía hacerlo, no sabía las consecuencias a sus propios actos.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Sus palabras eran algo extrañas y me ponían más nerviosa. La destrucción la encontrábamos en todos lados no precisamente en un lugar definido, de hecho si comenzábamos a ver a nuestro alrededor ya estábamos rodeados de destrucción, simplemente mi andar entre las ramas había llevado a que aquellas que intentaron detenerme estuvieran ahora hechas pedazos en el piso; ya nada era como antes de que nosotros o algo más llegara hasta allá y por tanto algo había sido destruido, pero el hecho de que dijera que la destrucción estaba más adelante me inquieto.
- ¿Cómo sabe que solo encontrare destrucción? puede que encuentre algo mejor que solo eso, además no todos vemos las cosas de la misma manera, donde usted solo puede observar destrucción yo podría contemplar un nuevo comienzo.
Hice una mueca, detestaba en momentos ser tan vulnerable hacía lo que me rodeaba pero en muchas ocasiones no podía evitar serlo. No poseía una naturaleza guerrera a menos que algo me obligara a hacerlo y eso solo pasaba cuando en mi mente estaba el deseo de venganza.
- Pues no me interesa sea más peligroso yo he querido venir hasta acá y es lo único que importa - aseguraba aquello, pues aunque mi cuerpo me había guiado no existía otro motivo más que algo en mi deseaba estar allá en esos momentos. Tampoco era necesario que admitiera que de manera consciente no quería estar allá, no era ni requerido ni lo mejor darle explicaciones al individuo ese.
- Mucho gusto, Kei - me obligaba a mencionar su nombre, no era muy difícil de decir ni muy largo pero no quería decirlo. Estar alejada de él me ponía segura de algún modo pero no tanto como yo quería y aunque pregunte si podía ayudarle esperaba en el fondo que me digiera que no y entonces buscar la manera de emprender la huida del lugar. Si no podía ir al sitio por el que él había llegado entonces debería volver sobre mis propios pasos para encontrar la falsa seguridad de la civilización.
No tardo mucho en responder a mis preguntas y sonreí algo más tranquila de verme a mi misma regresar.
- Lamento entonces no poder brindarle ayuda… espero que encuentre lo que necesita - moví mis pies, debía pasar cerca de él para poder regresar pero solo serian unos segundos y estaba segura de que por esos breves segundos nada malo me sucedería. Estaba a medio camino de toparme de lado con él cuando hablo de nuevo…
- Acompañarme… - me detuve y le mire incrédula, antes había parecido de desconfianza y yo solo esperaba alejarme, pero algo en su forma de mirar de un lado a otro y el pensar en su expresión perdida hacían que no pudiera negarme sobre todo cuando menciono la ciudad - pues… si es lo que desea entonces volvamos a la ciudad juntos - sonreí levemente - por mi no hay ningún problema.
Camine más hasta situarme a su lado y respire hondo.
- Bueno, entonces ¿nos vamos? - pregunte antes de volver mi vista al lugar por el que llegue y comencé a caminar hacía allá y para evitar el silenció sin voltear pregunte - Por cierto de lo que le dije antes… ¿Qué es lo que necesita? - no quería inmiscuirme en los asuntos de otros pero todos necesitábamos algo, solo que para algunos era más sencillo admitirlo.
- ¿Cómo sabe que solo encontrare destrucción? puede que encuentre algo mejor que solo eso, además no todos vemos las cosas de la misma manera, donde usted solo puede observar destrucción yo podría contemplar un nuevo comienzo.
Hice una mueca, detestaba en momentos ser tan vulnerable hacía lo que me rodeaba pero en muchas ocasiones no podía evitar serlo. No poseía una naturaleza guerrera a menos que algo me obligara a hacerlo y eso solo pasaba cuando en mi mente estaba el deseo de venganza.
- Pues no me interesa sea más peligroso yo he querido venir hasta acá y es lo único que importa - aseguraba aquello, pues aunque mi cuerpo me había guiado no existía otro motivo más que algo en mi deseaba estar allá en esos momentos. Tampoco era necesario que admitiera que de manera consciente no quería estar allá, no era ni requerido ni lo mejor darle explicaciones al individuo ese.
- Mucho gusto, Kei - me obligaba a mencionar su nombre, no era muy difícil de decir ni muy largo pero no quería decirlo. Estar alejada de él me ponía segura de algún modo pero no tanto como yo quería y aunque pregunte si podía ayudarle esperaba en el fondo que me digiera que no y entonces buscar la manera de emprender la huida del lugar. Si no podía ir al sitio por el que él había llegado entonces debería volver sobre mis propios pasos para encontrar la falsa seguridad de la civilización.
No tardo mucho en responder a mis preguntas y sonreí algo más tranquila de verme a mi misma regresar.
- Lamento entonces no poder brindarle ayuda… espero que encuentre lo que necesita - moví mis pies, debía pasar cerca de él para poder regresar pero solo serian unos segundos y estaba segura de que por esos breves segundos nada malo me sucedería. Estaba a medio camino de toparme de lado con él cuando hablo de nuevo…
- Acompañarme… - me detuve y le mire incrédula, antes había parecido de desconfianza y yo solo esperaba alejarme, pero algo en su forma de mirar de un lado a otro y el pensar en su expresión perdida hacían que no pudiera negarme sobre todo cuando menciono la ciudad - pues… si es lo que desea entonces volvamos a la ciudad juntos - sonreí levemente - por mi no hay ningún problema.
Camine más hasta situarme a su lado y respire hondo.
- Bueno, entonces ¿nos vamos? - pregunte antes de volver mi vista al lugar por el que llegue y comencé a caminar hacía allá y para evitar el silenció sin voltear pregunte - Por cierto de lo que le dije antes… ¿Qué es lo que necesita? - no quería inmiscuirme en los asuntos de otros pero todos necesitábamos algo, solo que para algunos era más sencillo admitirlo.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Never Again [Privado]
Movió la cabeza como si reaccionara a lo que le decía –Siempre donde hay un final, hay un comienzo… Pero puede que no sea inmediato o que no sea un comienzo para ti, tal vez solo para mi… Pero un comienzo no siempre es algo bueno... - Se sentía como la página de un libro, que si bien no estaba en blanco y había recuperado sus primeros capítulos, incierto era lo que se avecinaba en las próximas páginas. Señaló en la dirección en la que ella caminaba –Encontrarás o bien las llamas terminando de consumir lo que alguna vez fue… o bien solo los restos de ello…- Lo dijo con una tranquilidad como si no le importara. Vida… dudaba que hubiese vida incluso antes de eso, al menos en mayoría.
Lo que si le afectaba, más que otra cosa era que la única persona que había llevado a ese camino, transformándolo en lo que él ya era cuando le conoció pareciera haber desaparecido. No sintió ningún rastro cuando se alejó, probablemente esa era la razón por la que hiciera eso en primer lugar. Pensó, por un instante, por la forma en que le veía y se movía, por su corazón y su palpitar, que ella se negaría a dejarle hacerle compañía. Pero tampoco pareció sorprendido cuando sucedió lo contrario. Sus ojos aún con aquel tono nada natural como era el oscuro que se veía común en ellos se hizo más intenso cuando la luz de la luna iluminó su rostro manchado apenas por las cenizas.
Y ella hizo esa pregunta, en donde se debatió por mentir, pero por el tiempo en que permaneció sin decir nada, que fueron más que un par de segundos, supuso que lo mejor era decir justamente lo que estaba cuestionando. No es que fuese a afectar en nada decirle a una desconocida lo que deseaba, tal vez enmascarado un poco con sus palabras –Necesito ver a alguien… Alguien que no se encuentra cerca y al que no sé cómo encontrar- Pasó su mano, como si sintiera que hubiese algo en su rostro. Lo cierto es que no lo hacía, se sentía lleno de polvo, pero era más un acto reflejo que otra cosa. Había muchos movimientos que como ese, sucedían más como un impulso que como algo que realmente quisiera hacer.
-Maya… -susurró para sí mismo observando sus manos. Le miró de reojo acercándose. Ella no le daba el rostro, así que no podía ver su expresión en ese instante –¿No me temes?- Estaba seguro que su apariencia no asustaba demasiado, pero existía la naturaleza. Benditos instintos a los que sueles ignorar e ir en contra de ellos muchas veces -¿Crees en el destino? – Soltó una pregunta como cualquier otra, pero era una de las cosas que estaban dando vueltas en su mente por una razón muy específica. Buscó con la mirada en ella algún indicio que le dijese algo más que no fuese el hecho de que las telas de sus ropas, el cuidado en ellas o sus cabellos le diesen idea del status de esa persona. No era lo que quería saber. Las personas siempre ocultan algo, porque hay cosas que no puedes simplemente ir mostrando. Justo como él debiese ocultar su naturaleza como bebedor de sangre. Su vista se centró en sus manos, a veces en ellas se veían suaves indicios de lo que las personas hacían con regularidad o a qué se dedicaban en el mejor de los casos. Normalmente habría sido que era un placer también, pero en ese instante, todos sus modales y formas de actuar estaban en un limbo sin sentido.
-Tu corazón.... - susurró cerrando los ojos y asporando sin que se notara, el aire en el ambiente, justo cuando ella estaba más cerca, el olor que despedía un cuerpo de un ser vivo era sin duda diferente -late de una forma curiosa ahora... pero es más tranquila ¿Ya no estás nerviosa? - Hablaba sin que hubiese ninguna especie de interruptor para decirle que podía ser o no adecuado de decir. Pero el pasar de su sangre por esas venas, el golpeteo en su pecho, incluso acelerado con ese ritmo tan llamativo y tentador.
Lo que si le afectaba, más que otra cosa era que la única persona que había llevado a ese camino, transformándolo en lo que él ya era cuando le conoció pareciera haber desaparecido. No sintió ningún rastro cuando se alejó, probablemente esa era la razón por la que hiciera eso en primer lugar. Pensó, por un instante, por la forma en que le veía y se movía, por su corazón y su palpitar, que ella se negaría a dejarle hacerle compañía. Pero tampoco pareció sorprendido cuando sucedió lo contrario. Sus ojos aún con aquel tono nada natural como era el oscuro que se veía común en ellos se hizo más intenso cuando la luz de la luna iluminó su rostro manchado apenas por las cenizas.
Y ella hizo esa pregunta, en donde se debatió por mentir, pero por el tiempo en que permaneció sin decir nada, que fueron más que un par de segundos, supuso que lo mejor era decir justamente lo que estaba cuestionando. No es que fuese a afectar en nada decirle a una desconocida lo que deseaba, tal vez enmascarado un poco con sus palabras –Necesito ver a alguien… Alguien que no se encuentra cerca y al que no sé cómo encontrar- Pasó su mano, como si sintiera que hubiese algo en su rostro. Lo cierto es que no lo hacía, se sentía lleno de polvo, pero era más un acto reflejo que otra cosa. Había muchos movimientos que como ese, sucedían más como un impulso que como algo que realmente quisiera hacer.
-Maya… -susurró para sí mismo observando sus manos. Le miró de reojo acercándose. Ella no le daba el rostro, así que no podía ver su expresión en ese instante –¿No me temes?- Estaba seguro que su apariencia no asustaba demasiado, pero existía la naturaleza. Benditos instintos a los que sueles ignorar e ir en contra de ellos muchas veces -¿Crees en el destino? – Soltó una pregunta como cualquier otra, pero era una de las cosas que estaban dando vueltas en su mente por una razón muy específica. Buscó con la mirada en ella algún indicio que le dijese algo más que no fuese el hecho de que las telas de sus ropas, el cuidado en ellas o sus cabellos le diesen idea del status de esa persona. No era lo que quería saber. Las personas siempre ocultan algo, porque hay cosas que no puedes simplemente ir mostrando. Justo como él debiese ocultar su naturaleza como bebedor de sangre. Su vista se centró en sus manos, a veces en ellas se veían suaves indicios de lo que las personas hacían con regularidad o a qué se dedicaban en el mejor de los casos. Normalmente habría sido que era un placer también, pero en ese instante, todos sus modales y formas de actuar estaban en un limbo sin sentido.
-Tu corazón.... - susurró cerrando los ojos y asporando sin que se notara, el aire en el ambiente, justo cuando ella estaba más cerca, el olor que despedía un cuerpo de un ser vivo era sin duda diferente -late de una forma curiosa ahora... pero es más tranquila ¿Ya no estás nerviosa? - Hablaba sin que hubiese ninguna especie de interruptor para decirle que podía ser o no adecuado de decir. Pero el pasar de su sangre por esas venas, el golpeteo en su pecho, incluso acelerado con ese ritmo tan llamativo y tentador.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
- Un comienzo es algo diferente siempre, esta en nuestras manos la posibilidad de adaptarnos o no a él… algunas veces nos tomara más tiempo del que esperamos pero otras veces será la cosa más sencillas del mundo, como si todo fuera de esa manera desde el inicio de todo - No sabía perfectamente que se suponía que estaba haciendo ya que tampoco era muy buena cuando de cambios se refería la situación, al menos con el cambio que simbolizaba no tener a mi abuelo y que por más tiempo que pasara las cosas no cambiaban, no era quien para decir aquello. Más justo como lo mencionaba había cambios que nos costaban más tiempo.
Mire en la dirección que señalaba y sonreí… las llamas eran algo a lo que le temía y a la ves me encantaban. Una cuestión sumamente opuesta sobre el mismo hecho, esa noche al menos, más que querer ver llamas deseaba huir de ellas.
- Pues si en aquella dirección hay fuego no iré, en estos momentos no quiero toparme con nada que este envuelto en las llamas - cerré los ojos un instante y vi claramente la figura de mi misma más joven… aquella figura que en ocasiones como ilusiones o premoniciones aparecía, y como siempre que nos encontrabamos, mi figura infantil estaba envuelta en fuego, gritando… Abri los ojos entonces, alejando los malos sueños de mi mente para enfocar de nuevo mi atención en lo que estaba sucediendo en a aquellos momentos.
Escuchaba atenta, sin querer mirarle. Creía que de esa manera era mejor, así podría decirme lo que quisiera y a la vez me sentiría yo también mejor como para decirle lo que opinara o pensara de las situaciones.
Suspire y gire un poco el rostro para mirarle de reojo, al menos ahora sabía que no era la única que necesitaba ver a los demás.
- Puedo entenderte a la perfección… yo deseo ver a dos personas. A una desafortunadamente ya no puedo verla más y a la otra… bueno, no sé si lo mejor sea verle o no a pesar de eso, de verdad que quiero verlo. Espero que puedas encontrar la manera de encontrarle pronto - sería el hecho de que en cierta forma poseíamos algo que nos unía, lo cual me hizo relajar más.
- Dime… - dije por lo bajo para que continuara con lo que fuera a decirme. Después de haber escuchado la sinceridad anterior de sus palabras no me sentía en condiciones para mentir sobre lo que me preguntaba, antes hubiera podido hacerlo pero ahora lo dudaba bastante - Te mentiría si te digo que no te temo… pero en estos momentos te temo menos de cuando recién nos encontramos - sonreí porque mis palabras eran sinceras - ¿El destino…? - suspire y mire el cielo nocturno. El destino era salvador y verdugo tanto de justos como pecadores - Si, creo. No tengo otras explicaciones para ciertas cosas que suceden, aunque bien podrían ser meras casualidad… no podemos estar seguros de algo y es por eso que nos aferramos a la idea que mejor nos parezca ¿no lo crees así, Kei? - era complicado finalmente dar una respuesta satisfactoria ante cuestiones como aquella.
Caminaba tranquila hasta que sus palabras llegaron hasta mi y me gire de golpe, para encontrarme con su rostro; mi corazón latió agitado una vez más y entonces fue cuando la vi correr para pasar entre nuestras piernas; la ilusión de un conejo asustado. Maldije en voz baja mi falta de control en momentos como aquel.
- Estaba tranquila pero ahora con eso que me has dicho me he alterado un poco así que no lo digas… además no quiero que me mates... - debía buscar la forma de tranquilizarme, porque antes de eso no había notado que me encontraba en presencia de un vampiro; quería calmar mis latidos y que estos no tentaran a aquel ser a alimentarse de mi sangre.
Mire en la dirección que señalaba y sonreí… las llamas eran algo a lo que le temía y a la ves me encantaban. Una cuestión sumamente opuesta sobre el mismo hecho, esa noche al menos, más que querer ver llamas deseaba huir de ellas.
- Pues si en aquella dirección hay fuego no iré, en estos momentos no quiero toparme con nada que este envuelto en las llamas - cerré los ojos un instante y vi claramente la figura de mi misma más joven… aquella figura que en ocasiones como ilusiones o premoniciones aparecía, y como siempre que nos encontrabamos, mi figura infantil estaba envuelta en fuego, gritando… Abri los ojos entonces, alejando los malos sueños de mi mente para enfocar de nuevo mi atención en lo que estaba sucediendo en a aquellos momentos.
Escuchaba atenta, sin querer mirarle. Creía que de esa manera era mejor, así podría decirme lo que quisiera y a la vez me sentiría yo también mejor como para decirle lo que opinara o pensara de las situaciones.
Suspire y gire un poco el rostro para mirarle de reojo, al menos ahora sabía que no era la única que necesitaba ver a los demás.
- Puedo entenderte a la perfección… yo deseo ver a dos personas. A una desafortunadamente ya no puedo verla más y a la otra… bueno, no sé si lo mejor sea verle o no a pesar de eso, de verdad que quiero verlo. Espero que puedas encontrar la manera de encontrarle pronto - sería el hecho de que en cierta forma poseíamos algo que nos unía, lo cual me hizo relajar más.
- Dime… - dije por lo bajo para que continuara con lo que fuera a decirme. Después de haber escuchado la sinceridad anterior de sus palabras no me sentía en condiciones para mentir sobre lo que me preguntaba, antes hubiera podido hacerlo pero ahora lo dudaba bastante - Te mentiría si te digo que no te temo… pero en estos momentos te temo menos de cuando recién nos encontramos - sonreí porque mis palabras eran sinceras - ¿El destino…? - suspire y mire el cielo nocturno. El destino era salvador y verdugo tanto de justos como pecadores - Si, creo. No tengo otras explicaciones para ciertas cosas que suceden, aunque bien podrían ser meras casualidad… no podemos estar seguros de algo y es por eso que nos aferramos a la idea que mejor nos parezca ¿no lo crees así, Kei? - era complicado finalmente dar una respuesta satisfactoria ante cuestiones como aquella.
Caminaba tranquila hasta que sus palabras llegaron hasta mi y me gire de golpe, para encontrarme con su rostro; mi corazón latió agitado una vez más y entonces fue cuando la vi correr para pasar entre nuestras piernas; la ilusión de un conejo asustado. Maldije en voz baja mi falta de control en momentos como aquel.
- Estaba tranquila pero ahora con eso que me has dicho me he alterado un poco así que no lo digas… además no quiero que me mates... - debía buscar la forma de tranquilizarme, porque antes de eso no había notado que me encontraba en presencia de un vampiro; quería calmar mis latidos y que estos no tentaran a aquel ser a alimentarse de mi sangre.
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Re: Never Again [Privado]
Los cambios siempre ocurren. Lo único constante en el universo es el cambio. El creía que era de esa manera y sin embargo, justo en ese instante, los cambios drásticos estaban afectándole. No había sentido ni visto nada de ello venir. Adaptarse por lo general no costaba ningún trabajo. Alguien como él, sin un apego a un cierto lugar u objeto, porque las personas, desde el inicio sabía que debía esperar que perecieran mientras el seguía existiendo. No sentía ninguna clase de arrepentimiento por cosas que recordaba de su pasado. Había algunas que lo habían marcado. Pero fuese como fuese, ahí estaba ahora, convertido en lo que era por el cauce que habían tomado cada una de sus decisiones para llevarle hasta ese momento justo y en el que ya no sabía más que creer o que desear.
Fuego... vio la ligera expresión de su rostro cambiar ante la insinuación de las pocas cosas que a él podrían exterminarle sin duda alguna. Sonrió por lo que dijo –Puede que a veces suceda, pero estoy sostenido por una ilusión que no sé si es real o realmente producto puro de mi imaginación – Estaba confundido y eso llevaba a que dijese cosas como esa –No puedo encontrarle, hasta que decida dejarme saber en dónde se encuentra – Es decir, dependía de que él le dijese como hallarle, si tuviese un indicio se habría marchado en ese mismo instante. Sólo le quedaba esperar… y por una vez echó de menos a quien odiaba. Incluso si hubiese sido solo un mero entretenimiento para su mente que buscaba como no fracturarse o torturarse por la ignorancia de las cosas que quería llegasen.
Lo que dijo, tenía tanto sentido como lo habría tenido otra respuesta. Si ella creía en ello, debía ser cierto, incluso si él no lo hacía –No lo sé… No creo que mi camino fuese escogido de antemano, pero realmente existen cuestiones que no pueden explicarse –Ahora que podía ver hacia atrás, tan lejos a su parte humana, empezaba a creer que tal vez, solo tal vez, había ciertas cosas en las que terminaría creyendo -… Pero creo que hay personas que puede están predestinadas a encontrarse… – Demasiadas casualidades para que fuesen hechos al azar. Tal vez había algo que unía esos caminos –No creo que mi camino esté escrito, pero creo que el final del sendero al que me lleven mis actos, será, de algún modo, el mismo – Sin lugar a dudas, pensar que existía una fuerza que a pesar de lo que hicieras, te haría llegar a ciertos puntos, empezaba a parecerle plausible.
Soltó una carcajada por notar como su pulso se volvía de nuevo irregular y más vertiginoso. La ilusión del conejo le hizo arquear una ceja. Se sentía diferente de un conejo real, pero era sin duda un engaño visual. Hizo un ademán con su mano como diciéndole que no se alterara. Sin querer, sin control total de lo que hacía, había logrado percibir esos pensamientos –No beberé de ti… No lo necesito – No sabía cómo ni de qué manera, pero la sangre que corría por su sistema sanguíneo ahora se sentía tan diferente. Pero podía notarlo, era por ser de seres más antiguos que él mismo –Así que no te exaltes – No era necesario mentir, ni había razón para hacerlo. En el peor de los casos, ella podría ponerse histérica y huir, lo cual, si le preguntaban no era buena idea. En ese momento, algo así solo le hubiese provocado ganas d romperle el cuello. Menos mal solo había sido una reacción como esa, que más que otra cosa le había causado gracia -¿Qué fue eso? – Preguntó señalando el recorrido que había hecho momentos antes la ilusión creada a través de ella -¿Has sido tú? – Aunque no creía que hubiese un ser vivo en kilómetros a la redonda, así que era una pregunta tonta. La pregunta era otra, pero prefirió ver qué le decía. Se acercó y sonrió –No es necario el miedo, no necesito cargar con ninguna muerte más, por muy simple que pudiese parecerme – Una vida menos o más era igual, solo que no quería lo que seguramente encontraría si le atacara. No quería su sangre, lo que quería eran sus palabras y su presencia. Era suficiente para hacerle evadir ciertas cosas y lo hacía sinceramente por inconsciencia.
Fuego... vio la ligera expresión de su rostro cambiar ante la insinuación de las pocas cosas que a él podrían exterminarle sin duda alguna. Sonrió por lo que dijo –Puede que a veces suceda, pero estoy sostenido por una ilusión que no sé si es real o realmente producto puro de mi imaginación – Estaba confundido y eso llevaba a que dijese cosas como esa –No puedo encontrarle, hasta que decida dejarme saber en dónde se encuentra – Es decir, dependía de que él le dijese como hallarle, si tuviese un indicio se habría marchado en ese mismo instante. Sólo le quedaba esperar… y por una vez echó de menos a quien odiaba. Incluso si hubiese sido solo un mero entretenimiento para su mente que buscaba como no fracturarse o torturarse por la ignorancia de las cosas que quería llegasen.
Lo que dijo, tenía tanto sentido como lo habría tenido otra respuesta. Si ella creía en ello, debía ser cierto, incluso si él no lo hacía –No lo sé… No creo que mi camino fuese escogido de antemano, pero realmente existen cuestiones que no pueden explicarse –Ahora que podía ver hacia atrás, tan lejos a su parte humana, empezaba a creer que tal vez, solo tal vez, había ciertas cosas en las que terminaría creyendo -… Pero creo que hay personas que puede están predestinadas a encontrarse… – Demasiadas casualidades para que fuesen hechos al azar. Tal vez había algo que unía esos caminos –No creo que mi camino esté escrito, pero creo que el final del sendero al que me lleven mis actos, será, de algún modo, el mismo – Sin lugar a dudas, pensar que existía una fuerza que a pesar de lo que hicieras, te haría llegar a ciertos puntos, empezaba a parecerle plausible.
Soltó una carcajada por notar como su pulso se volvía de nuevo irregular y más vertiginoso. La ilusión del conejo le hizo arquear una ceja. Se sentía diferente de un conejo real, pero era sin duda un engaño visual. Hizo un ademán con su mano como diciéndole que no se alterara. Sin querer, sin control total de lo que hacía, había logrado percibir esos pensamientos –No beberé de ti… No lo necesito – No sabía cómo ni de qué manera, pero la sangre que corría por su sistema sanguíneo ahora se sentía tan diferente. Pero podía notarlo, era por ser de seres más antiguos que él mismo –Así que no te exaltes – No era necesario mentir, ni había razón para hacerlo. En el peor de los casos, ella podría ponerse histérica y huir, lo cual, si le preguntaban no era buena idea. En ese momento, algo así solo le hubiese provocado ganas d romperle el cuello. Menos mal solo había sido una reacción como esa, que más que otra cosa le había causado gracia -¿Qué fue eso? – Preguntó señalando el recorrido que había hecho momentos antes la ilusión creada a través de ella -¿Has sido tú? – Aunque no creía que hubiese un ser vivo en kilómetros a la redonda, así que era una pregunta tonta. La pregunta era otra, pero prefirió ver qué le decía. Se acercó y sonrió –No es necario el miedo, no necesito cargar con ninguna muerte más, por muy simple que pudiese parecerme – Una vida menos o más era igual, solo que no quería lo que seguramente encontraría si le atacara. No quería su sangre, lo que quería eran sus palabras y su presencia. Era suficiente para hacerle evadir ciertas cosas y lo hacía sinceramente por inconsciencia.
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Re: Never Again [Privado]
Estar a merced de los deseos de otro por encontrase, no cabía en mi mente de manera momentánea algo que pesara más que tener que esperar una señal de otro para poder encontrarle y verle. ¿Acasó no sabía que eso era sumamente doloroso? Sentarse y esperar sin nada más que hacer que mantenerse a la expectativa de lo que viniera o dejara de venir.
¿Qué haría yo en su lugar? o ¿Cómo me sentiría en su lugar?, no muy diferente a como él se sentía quizás. El simple pensamiento de algo así me desespero.
- Pues debería mandar una señal pronto, tenerte esperando tanto es una grosería - fue lo único que atine a decir, porque sinceramente mi desesperación radicaba en que no había nada que hacer más que esperar, moverse fuera de los lugares comunes de encuentro simbolizaba después de todo perder un posible rastro.
No había dicho nada más que lo que creía del destino, sabía que las formas de pensar podían cambiar con el tiempo y las experiencias, al menos, por esos momentos era justamente de esa manera como mi mente me dama a entender las cosas. Ante preguntas como esa, no había elecciones correctas o incorrectas; existían meramente maneras de pensar diferentes según el camino de vida que cada cual había llevado y exigir que se coincidiera en ese aspecto era como pedir que el viento no circulara por el mundo.
- Simplemente hay cosas que considero son… demasiado complicadas como para que tengan una explicación única, cada quien da la interpretación que quiere a determinadas situaciones - sonreí levemente, contenta por mi respuesta.
La ilusión siguió su camino y no me interese por el lugar a donde se dirigía, tarde o temprano se desvanecería; lo más importante en esos momentos era después de todo no acabar cenada por el vampiro.
Su carcajada hizo que un escalofrío recorriera enteramente mi cuerpo y me quede ahí parada sin poder hacer nada, y aunque sus palabras intentaban resultar tranquilizadoras no me sentía para nada cómoda con todo aquello que estaba sucediendo en esos momentos.
- Es que… es imposible no exaltarme… - respire profundo para hacer acopio de mis fuerzas, si deseaba atacarme lo hubiera hecho desde el principio y sin miramientos.
Seguí la mano que señalaba el camino del conejo y solo pude asentir levemente en un inicio. Bueno, si yo sabía ahora lo que él era, era justo que también aceptara lo que yo soy.
- Sí, es que mis ilusiones suelen salirse de mi control cuando cosas como estas pasan pero descuida que se desvanecerá en un rato y todo será como si nunca antes hubiera habido un conejo -intente sonreír aunque me costaba y al verlo acercarse me tense y de nuevo no me ataco, me hablaba con cierta calma y solo entonces pude sentir realmente tranquilidad nuevamente.
- No deberías ir causando esos sustos a la gente… nadie necesita saber si vivirá o morirá a manos de un vampiro - mis palabras sonaron como una reprimenda a los actos de Kei - pero ahora puedo comprender porque huías de donde existía el fuego, así que lo mejor será alejarnos -me gire de nuevo al camino, dando mi espalda al hombre y a todo lo que pudiera hacerme, no valía la pena pensar de más - dime ¿Te toco ver el incendio?
¿Qué haría yo en su lugar? o ¿Cómo me sentiría en su lugar?, no muy diferente a como él se sentía quizás. El simple pensamiento de algo así me desespero.
- Pues debería mandar una señal pronto, tenerte esperando tanto es una grosería - fue lo único que atine a decir, porque sinceramente mi desesperación radicaba en que no había nada que hacer más que esperar, moverse fuera de los lugares comunes de encuentro simbolizaba después de todo perder un posible rastro.
No había dicho nada más que lo que creía del destino, sabía que las formas de pensar podían cambiar con el tiempo y las experiencias, al menos, por esos momentos era justamente de esa manera como mi mente me dama a entender las cosas. Ante preguntas como esa, no había elecciones correctas o incorrectas; existían meramente maneras de pensar diferentes según el camino de vida que cada cual había llevado y exigir que se coincidiera en ese aspecto era como pedir que el viento no circulara por el mundo.
- Simplemente hay cosas que considero son… demasiado complicadas como para que tengan una explicación única, cada quien da la interpretación que quiere a determinadas situaciones - sonreí levemente, contenta por mi respuesta.
La ilusión siguió su camino y no me interese por el lugar a donde se dirigía, tarde o temprano se desvanecería; lo más importante en esos momentos era después de todo no acabar cenada por el vampiro.
Su carcajada hizo que un escalofrío recorriera enteramente mi cuerpo y me quede ahí parada sin poder hacer nada, y aunque sus palabras intentaban resultar tranquilizadoras no me sentía para nada cómoda con todo aquello que estaba sucediendo en esos momentos.
- Es que… es imposible no exaltarme… - respire profundo para hacer acopio de mis fuerzas, si deseaba atacarme lo hubiera hecho desde el principio y sin miramientos.
Seguí la mano que señalaba el camino del conejo y solo pude asentir levemente en un inicio. Bueno, si yo sabía ahora lo que él era, era justo que también aceptara lo que yo soy.
- Sí, es que mis ilusiones suelen salirse de mi control cuando cosas como estas pasan pero descuida que se desvanecerá en un rato y todo será como si nunca antes hubiera habido un conejo -intente sonreír aunque me costaba y al verlo acercarse me tense y de nuevo no me ataco, me hablaba con cierta calma y solo entonces pude sentir realmente tranquilidad nuevamente.
- No deberías ir causando esos sustos a la gente… nadie necesita saber si vivirá o morirá a manos de un vampiro - mis palabras sonaron como una reprimenda a los actos de Kei - pero ahora puedo comprender porque huías de donde existía el fuego, así que lo mejor será alejarnos -me gire de nuevo al camino, dando mi espalda al hombre y a todo lo que pudiera hacerme, no valía la pena pensar de más - dime ¿Te toco ver el incendio?
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Never Again [Privado]
Escuchó sus palabras y soltó una risa algo descontrolada, como quien escucha una broma demasiado divertida, una que duró un tiempo corto pero considerable. No recordaba haberse reído así al menos en un tiempo. Más que una grosería, él lo veía como una distancia e incertidumbre que justo ahora no podía manejar. Porque existía la posibilidad de que ninguna señal apareciera.
Suspiró como resignado -Es verdad… es verdad, pero hay un punto en el que tus creencias y lo que percibes empieza a provocar un conflicto - De forma despreocupada se movía sin acercarse ni alejarse demasiado –Estoy cansado…- Dijo para sí mismo. Debía ser todo lo que había sucedido o bien porque solo no quería saber nada de nada, a menos que fuese algo como el encuentro con ella, irrelevante, casual y que no pidiera de sí algo que no estaba en condiciones de dar. Su cuerpo estaba bien, probablemente mejor que nunca. Sentía la fuerza que había sentido en los primeros días en que la oscuridad se hizo su día.
Una bruja, tal como Kendal –Una hechicera – Una sonrisa cómplice apareció en sus labios –No me preocuparía por un conejo suelto… -Ladeó el rostro como si pensara en algo –A menos que fuese la cena de alguien, porque se llevaría una sorpresa al verle esfumarse en ese caso – Podía adivinar que ella no poseía las habilidades del brujo que había conocido. Al pensar en ello, su mirada se desvió y frunció ligeramente el entrecejo. Estaba muerto y él no había podido hacer nada. Es más, lo que le hacía sentir cierta sensación, que no era exactamente culpabilidad, era el hecho de que no había venido a captar nada hasta que ya había sucedido. En el momento en que recobró sus sentidos solo vio la mansión en llamas, no habría podido saber qué había pasado en realidad, hasta que su olfato le hizo llegar el perfume de violetas impregnado en su propia piel. Se había tirado en el pasto, su propio mayordomo lo había envenenado para que permaneciera en aquel estado. ¿Entrar en una casa en llamas? Eso era un suicidio. Aunque las cosas pareciesen de cabeza, él no iba a adentrarse, sobre todo cuando no veía señal alguna de que hubiese alguna persona cuyo corazón aún latiese en el interior. Incluso esas presencias tan antiguas habían desaparecido.
Maya le llevó de regresó a la conversación y tuvo que sonreír –Nadie necesita saberlo… pero ¿no es más fácil, así sea una mentira, escuchar que no van a hacerte daño? –Al menos por un par de segundos, la mayoría se tranquilizaba de alguna forma. ¿Huir del fuego? Claro, solo que él nunca estuvo en peligro de ser consumido por él –No fue el fuego… sino lo que se llevó consigo – susurró dándose cuenta de que había perdido todo lo que había querido proteger, probablemente debió haber visto señas. Sin embargo, Yudea era alguien caprichoso y él siendo totalmente llevado por aquellos trances en los que parecía entrar cuando las puertas de su mente se abrían para dejarle ver lo que alguna vez había sido. Mientras todo se apaciguaba en su propia cabeza y tomaba su lugar, él realmente no se había enterado de mucho. Había ido, en sus ratos de lucidez, a buscar lo que el vampiro a quien había acudido, pensando que tenía la forma de lograr aquello, devolverle su vida y según habían dicho, su alma; nunca pudo notar un cambio en ellos, y justo ahora que ella hablaba se daba entera cuenta de un par de detalles.
Gracias al cielo, ella se dio la vuelta y las posibilidades de que viese su rostro desaparecieron momentáneamente. La expresión confundida que tenía no era algo que deseara realmente mostrar. –Lo he visto… - Avanzó detrás de ella, viendo el suelo y escuchando el ruido de sus propios pasos al caminar, tan raro y a la vez tan común para él. ¿Quién era ahora? Porque podía percibir como el vampiro que era. Y sin embargo, ya no sentía que fuese diferente a alguien como ella o incluso a una persona común, sin habilidades que pudiesen destacar del resto –Lo he visto cuando ya no era posible detenerlo… – Irónico… él había estado en el interior como el resto y sin embargo no recordaba nada, tal vez eso formaba parte de lo que se quería que sucedieran los hechos. Así él no podría haber salvado a nadie, ni a su alumno ni a cualquiera de los habitantes de esa mansión. Estaba pensando demasiado. Alzó la vista viendo la espalda de quien caminaba delante de él ahora -¿Puedes sentirlo? El calor del fuego…- Probablemente no. Se daba cuenta, era una sensación similar a cuando el sol está por salir dando inicio al día. Pero eso aún estaba lejos de suceder. Faltaban algunas horas, él tendría que volver a aquella otra mansión que cuando llegó a París había sido su hogar al menos por un tiempo. En la que había comenzado aquel ritual, pero justo ahora, no quería volver ahí ni a ningún lugar en cuyas paredes se encerraran recuerdos de ninguna clase. ¿Ilógico? El no sentía apego por los lugares, pero nunca había sentido que quisiese alejarse de alguno.
Suspiró como resignado -Es verdad… es verdad, pero hay un punto en el que tus creencias y lo que percibes empieza a provocar un conflicto - De forma despreocupada se movía sin acercarse ni alejarse demasiado –Estoy cansado…- Dijo para sí mismo. Debía ser todo lo que había sucedido o bien porque solo no quería saber nada de nada, a menos que fuese algo como el encuentro con ella, irrelevante, casual y que no pidiera de sí algo que no estaba en condiciones de dar. Su cuerpo estaba bien, probablemente mejor que nunca. Sentía la fuerza que había sentido en los primeros días en que la oscuridad se hizo su día.
Una bruja, tal como Kendal –Una hechicera – Una sonrisa cómplice apareció en sus labios –No me preocuparía por un conejo suelto… -Ladeó el rostro como si pensara en algo –A menos que fuese la cena de alguien, porque se llevaría una sorpresa al verle esfumarse en ese caso – Podía adivinar que ella no poseía las habilidades del brujo que había conocido. Al pensar en ello, su mirada se desvió y frunció ligeramente el entrecejo. Estaba muerto y él no había podido hacer nada. Es más, lo que le hacía sentir cierta sensación, que no era exactamente culpabilidad, era el hecho de que no había venido a captar nada hasta que ya había sucedido. En el momento en que recobró sus sentidos solo vio la mansión en llamas, no habría podido saber qué había pasado en realidad, hasta que su olfato le hizo llegar el perfume de violetas impregnado en su propia piel. Se había tirado en el pasto, su propio mayordomo lo había envenenado para que permaneciera en aquel estado. ¿Entrar en una casa en llamas? Eso era un suicidio. Aunque las cosas pareciesen de cabeza, él no iba a adentrarse, sobre todo cuando no veía señal alguna de que hubiese alguna persona cuyo corazón aún latiese en el interior. Incluso esas presencias tan antiguas habían desaparecido.
Maya le llevó de regresó a la conversación y tuvo que sonreír –Nadie necesita saberlo… pero ¿no es más fácil, así sea una mentira, escuchar que no van a hacerte daño? –Al menos por un par de segundos, la mayoría se tranquilizaba de alguna forma. ¿Huir del fuego? Claro, solo que él nunca estuvo en peligro de ser consumido por él –No fue el fuego… sino lo que se llevó consigo – susurró dándose cuenta de que había perdido todo lo que había querido proteger, probablemente debió haber visto señas. Sin embargo, Yudea era alguien caprichoso y él siendo totalmente llevado por aquellos trances en los que parecía entrar cuando las puertas de su mente se abrían para dejarle ver lo que alguna vez había sido. Mientras todo se apaciguaba en su propia cabeza y tomaba su lugar, él realmente no se había enterado de mucho. Había ido, en sus ratos de lucidez, a buscar lo que el vampiro a quien había acudido, pensando que tenía la forma de lograr aquello, devolverle su vida y según habían dicho, su alma; nunca pudo notar un cambio en ellos, y justo ahora que ella hablaba se daba entera cuenta de un par de detalles.
Gracias al cielo, ella se dio la vuelta y las posibilidades de que viese su rostro desaparecieron momentáneamente. La expresión confundida que tenía no era algo que deseara realmente mostrar. –Lo he visto… - Avanzó detrás de ella, viendo el suelo y escuchando el ruido de sus propios pasos al caminar, tan raro y a la vez tan común para él. ¿Quién era ahora? Porque podía percibir como el vampiro que era. Y sin embargo, ya no sentía que fuese diferente a alguien como ella o incluso a una persona común, sin habilidades que pudiesen destacar del resto –Lo he visto cuando ya no era posible detenerlo… – Irónico… él había estado en el interior como el resto y sin embargo no recordaba nada, tal vez eso formaba parte de lo que se quería que sucedieran los hechos. Así él no podría haber salvado a nadie, ni a su alumno ni a cualquiera de los habitantes de esa mansión. Estaba pensando demasiado. Alzó la vista viendo la espalda de quien caminaba delante de él ahora -¿Puedes sentirlo? El calor del fuego…- Probablemente no. Se daba cuenta, era una sensación similar a cuando el sol está por salir dando inicio al día. Pero eso aún estaba lejos de suceder. Faltaban algunas horas, él tendría que volver a aquella otra mansión que cuando llegó a París había sido su hogar al menos por un tiempo. En la que había comenzado aquel ritual, pero justo ahora, no quería volver ahí ni a ningún lugar en cuyas paredes se encerraran recuerdos de ninguna clase. ¿Ilógico? El no sentía apego por los lugares, pero nunca había sentido que quisiese alejarse de alguno.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
En otro momento consideraría la risa como parte de una burla y me hubiese ofendido en gran medida, pero dado que él también estaba buscando alguien que no podía encontrar en lugar de tomarlo como burla, lo tome como lo que creí que era en realidad; una simple forma de defenderse de la realidad que nos golpea tan duro que solo tenemos la opción de cubrirnos con lo primero que encontramos aunque no sea lo mejor.
Conflictos… todo mundo posee conflictos y todo mundo se cansa, siempre pasa.
- Si te cansas solo es cuestión de esperar y entonces la motivación llegara de nuevo, veras que tarde o temprano sales del conflicto de una u otra manera.
- Así es, una hechicera - sus palabras me hicieron reír. En eso tenía razón, mis ilusiones eran incapaces de herir a alguien, al menos de manera consciente porque si alguien llegaba a seguir al conejo y este terminaba desvaneciendo en un lugar peligroso, sería en parte mi responsabilidad - bueno el conejo a surgido simplemente porque me has sorprendido y no pude evitar generarlo… antes de darme cuenta ya había salido corriendo libremente así que… - me encogí de hombros, quitando peso a la culpa que me solía producir crear ilusiones; al menos era un conejo y no mi propia ilusión infantil corriendo como usualmente sucedía o alguien a quien quería… eso hubiera sido malo porque si la ilusión resultaba ser alguien a quien quería, entonces podría haberme derrumbado.
Hice una mueca ante su manera de pensar.
- A mi no me parece que eso sea más fácil, porque al final de cuentas si no había duda en que estarías a salvo, con esa afirmación… surgirá la duda. Y si desde antes dudabas eso puede llevarte a dudar más… para mi es mejor no saber si alguien te hará o no daño y simplemente hacer o comportarse como uno crea conveniente sin estar algo predeterminado por esas palabras.
¿Qué se había llevado el fuego? Después de todo tendía a devorar todo cuanto podía por lo que no podía estar segura de si era solo una casa, árboles, animales, gente…
No me agradaba pensar en que el fuego se llevaba gente; pero no resultaba a la vez una contradicción, ¿qué temiera a algo que en el fondo amaba?, bueno que no acaso que los muertos caminen también es una y a pesar de eso hablaba con alguien muerto.
Trastabille levemente ante su respuesta, pero intente continuar firme. ¿Había visto solo el fuego… o también a lo que se llevo?… esa era una de mis peores pesadillas, ser capaz de contemplar al fuego devorando algo que amaba o apreciaba. Muchas veces me vi sumida en esa clase de pesadillas en las que por más que intentara era imposible detener el fuego y solo podía llorar mientras toda la devastación tenia lugar, lo peor eran aquellas que incluían personas… los gritos eran terribles incluso siendo solo sueños. En otras ocasiones… la idea de que devorara tanto como estaba a su alcance me maravillaba.
- Muchas veces es imposible detener el fuego, y además creo que para ti es tan peligroso como para un humano cualquiera así que es entendible que no tuvieras la posibilidad de hacer nada - era mala al expresarme como quería, debía de estar muy desapegada a otros para que eso me pasara o simplemente debía de tener nulas capacidades de manejarme con otros.
De ir en camino me detuve, ya habíamos salido de una de las partes espesas y me gire a mirarle.
- No, no puedo sentirlo y no quiero pero quiero sentirlo - lo que decía radicaba en mis pensamientos erráticos sobre el fuego y lo que me hacía sentir - ¿tiene lógica lo que digo? - sonreí un tanto nerviosa - probablemente no, bueno… seguramente no, pero el fuego siempre me hace pensar en cosas que me gustan o no me gustan - tome aire para tranquilizarme y cerré los ojos, alejando las imágenes de aquel generador de destrucción de mi mente.
Conflictos… todo mundo posee conflictos y todo mundo se cansa, siempre pasa.
- Si te cansas solo es cuestión de esperar y entonces la motivación llegara de nuevo, veras que tarde o temprano sales del conflicto de una u otra manera.
- Así es, una hechicera - sus palabras me hicieron reír. En eso tenía razón, mis ilusiones eran incapaces de herir a alguien, al menos de manera consciente porque si alguien llegaba a seguir al conejo y este terminaba desvaneciendo en un lugar peligroso, sería en parte mi responsabilidad - bueno el conejo a surgido simplemente porque me has sorprendido y no pude evitar generarlo… antes de darme cuenta ya había salido corriendo libremente así que… - me encogí de hombros, quitando peso a la culpa que me solía producir crear ilusiones; al menos era un conejo y no mi propia ilusión infantil corriendo como usualmente sucedía o alguien a quien quería… eso hubiera sido malo porque si la ilusión resultaba ser alguien a quien quería, entonces podría haberme derrumbado.
Hice una mueca ante su manera de pensar.
- A mi no me parece que eso sea más fácil, porque al final de cuentas si no había duda en que estarías a salvo, con esa afirmación… surgirá la duda. Y si desde antes dudabas eso puede llevarte a dudar más… para mi es mejor no saber si alguien te hará o no daño y simplemente hacer o comportarse como uno crea conveniente sin estar algo predeterminado por esas palabras.
¿Qué se había llevado el fuego? Después de todo tendía a devorar todo cuanto podía por lo que no podía estar segura de si era solo una casa, árboles, animales, gente…
No me agradaba pensar en que el fuego se llevaba gente; pero no resultaba a la vez una contradicción, ¿qué temiera a algo que en el fondo amaba?, bueno que no acaso que los muertos caminen también es una y a pesar de eso hablaba con alguien muerto.
Trastabille levemente ante su respuesta, pero intente continuar firme. ¿Había visto solo el fuego… o también a lo que se llevo?… esa era una de mis peores pesadillas, ser capaz de contemplar al fuego devorando algo que amaba o apreciaba. Muchas veces me vi sumida en esa clase de pesadillas en las que por más que intentara era imposible detener el fuego y solo podía llorar mientras toda la devastación tenia lugar, lo peor eran aquellas que incluían personas… los gritos eran terribles incluso siendo solo sueños. En otras ocasiones… la idea de que devorara tanto como estaba a su alcance me maravillaba.
- Muchas veces es imposible detener el fuego, y además creo que para ti es tan peligroso como para un humano cualquiera así que es entendible que no tuvieras la posibilidad de hacer nada - era mala al expresarme como quería, debía de estar muy desapegada a otros para que eso me pasara o simplemente debía de tener nulas capacidades de manejarme con otros.
De ir en camino me detuve, ya habíamos salido de una de las partes espesas y me gire a mirarle.
- No, no puedo sentirlo y no quiero pero quiero sentirlo - lo que decía radicaba en mis pensamientos erráticos sobre el fuego y lo que me hacía sentir - ¿tiene lógica lo que digo? - sonreí un tanto nerviosa - probablemente no, bueno… seguramente no, pero el fuego siempre me hace pensar en cosas que me gustan o no me gustan - tome aire para tranquilizarme y cerré los ojos, alejando las imágenes de aquel generador de destrucción de mi mente.
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Re: Never Again [Privado]
Notó la molestia en ella por sus palabras, aunque poco le llegaba a importar -¿Eso crees? Incluso si es verdad que yo tampoco creo que sea algo que pueda dar seguridad, lo cierto es que ya te habías exaltado, mis palabras mucho no podían provocar- tal vez un susto mayor si hubiese usado algo más de lo que había hecho –Pero ¿Cuál es la diferencia entre un humano y un vampiro? Cualquiera puede traicionarte, causarte la muerte o algo peor –Se encogió de hombros como diciendo que le era indiferente. Soltó una especie de bufido -Es verdad, pero aunque lo sepa, lo cierto es que no me siento de esa forma. No veo la luz al final del túnel –Dijo con una sonrisa de burla por las palabras que él mismo había usado –Saldré, como dices, de todo esto… porque no hay otro camino –Tan simple como complejo parecía. No tenía otra alternativa, debía seguir o dejarse morir ahí, y aún no estaba dispuesto a ello de esa manera.
Una expresión con un ligero matiz de culpabilidad por la impotencia que había sentido. El fuego crepitante alzándose en una gigantesca hoguera que se alzaba frente a sus ojos. Debía decirlo, se había sorprendido. Pero no vio movimiento de los seres que estaban dentro. A través de lo que fuese, no parecía que tuviesen intenciones de salir. Pero también lo notaba. Yudea no habría permitido que sus mascotas quedaran a la deriva. Si había decidido acabar con todo, eso significaba que ninguno tenía posibilidades de escapar. Y con Junno de su lado era una tarea simple.
Ahí estaba lo que estaba molestándolo. El vampiro que los había atrapado en aquel hilo, que los mantenía entrelazados e imposibilitados de desligarse de lo que el hombre había provocado… La pregunta era… ¿Por qué el estaba a salvo? ¿Por qué mientras se había decidido que cada pieza de aquel rompecabezas pereciera en ese sitio, él estaba fuera, no solo habiendo recuperado lo que quería, sino con algo más que eso aún? Los documentos que llevaba entre sus ropas eran algo que aún no alcanzaba a comprender, pero lo haría cuando tuviese la cabeza fría.
-Era imposible, porque cuando abrí los ojos era demasiado tarde para intentarlo – Se había concentrado y había localizado en el interior a la mayoría de los vampiros y pocos mortales que estaban dentro. ¿Por qué no parecía que estuviesen sufriendo o que quisiesen escapar? Sobre todo su mayordomo. Para él no había nada claro. Había intentado acercarse, pero en el interior, las botellas, los cristales estallando de una forma tan espeluznante, con ese aire que se percibía en el ambiente. No había podido dar un paso y acercarse lo suficiente. No había sido miedo, solo se había dado cuenta de que ya no tenía sentido. Las llamas lo estaban devorando todo. Su rostro se había desfigurado en una mueca de desagrado. Podía sentirlo un momento después, el olor de la piel quemada aún a través de la mezcla de todo lo que podía percibirse en el aire.
Finalmente solo había salido de ahí, como quien se ha perdido en su camino. Y el fuego, en algún momento, calmó su calor, entre la lejanía que él había tomado y el hecho de que las llamas empezaron a disminuir su tamaño tras haber hecho desaparecer mucho de lo que había en ese terreno llano en medio de la nada.
-Lo tiene – susurró observando en aquella dirección –Lo tiene… - viendo hacia donde antes había estado, se daba cuenta de que no había razón que le atara o le hiciese volver. Una sonrisa algo melancólica cruzó sus labios. Estaba bajando la guardia, se sentía como un chiquillo al que hubiesen dejado a su suerte. Claro que era muy diferente a eso. Sus pasos se detuvieron de golpe y tomó todo el aire que pudo, como si sus pulmones realmente se lo pidiesen. La opresión que sintió en el pecho se hizo insoportable –¿Así es como se siente un padre al perder a su hijo?- Desesperación. Uno de esos vampiros que había desaparecido bajo esas flamas era el que debía proteger. Al que él llevó a ese camino de noches eternas del que ninguno de ellos podía salir, salvo desapareciendo por completo. Un impulso de querer regresar a pesar de saber que no había ya nada que rescatar. Se irguió dando un paso al frente, firme y con fuerza, cuando sentía que iba a caer y dejar que el lado más débil de su personalidad saliese a flote. Pero no, era muy pronto, nadie vería ese lado, salvo la persona que le tenía esperando. Esa persona que no sabía nada de él desde el día que se habían separado en el jardín botánico.
-Llévame lejos, tan lejos como puedas – dijo hablándole a la nada –...Aléjame de aquí lo más rápido que le sean posible a tus pies humanos –Esta vez estaba dirigiéndose a ella, a pesar de lo imperativo de sus palabras, su voz parecía a punto de quebrarse. A pesar de su porte, seguro y de una apariencia que podía engañar a la vista, nunca se había sentido tan débil anímicamente y tan fuerte como vampiro. Debía ser la sangre de aquellos que le alimentaron en esos días, la fuerza de milenios aún corriendo en su torrente sanguíneo mientras su alma parecía querer hacerse añicos. Una de sus manos, frías ocmo la muerte misma se cerró en uno de aquellos delgados brazos que tenían esa calidez que jamás poseería de nuevo. Ignorando el hecho de que él podría haber salido por sus propios medios tan rápido que no hubiese quedado rastro de su presencia, pero en sus ojos quedaba claro que se sentía incapaz de una hazña que como un ser de la noche había llevado a cabo en tantas ocasiones.
Una expresión con un ligero matiz de culpabilidad por la impotencia que había sentido. El fuego crepitante alzándose en una gigantesca hoguera que se alzaba frente a sus ojos. Debía decirlo, se había sorprendido. Pero no vio movimiento de los seres que estaban dentro. A través de lo que fuese, no parecía que tuviesen intenciones de salir. Pero también lo notaba. Yudea no habría permitido que sus mascotas quedaran a la deriva. Si había decidido acabar con todo, eso significaba que ninguno tenía posibilidades de escapar. Y con Junno de su lado era una tarea simple.
Ahí estaba lo que estaba molestándolo. El vampiro que los había atrapado en aquel hilo, que los mantenía entrelazados e imposibilitados de desligarse de lo que el hombre había provocado… La pregunta era… ¿Por qué el estaba a salvo? ¿Por qué mientras se había decidido que cada pieza de aquel rompecabezas pereciera en ese sitio, él estaba fuera, no solo habiendo recuperado lo que quería, sino con algo más que eso aún? Los documentos que llevaba entre sus ropas eran algo que aún no alcanzaba a comprender, pero lo haría cuando tuviese la cabeza fría.
-Era imposible, porque cuando abrí los ojos era demasiado tarde para intentarlo – Se había concentrado y había localizado en el interior a la mayoría de los vampiros y pocos mortales que estaban dentro. ¿Por qué no parecía que estuviesen sufriendo o que quisiesen escapar? Sobre todo su mayordomo. Para él no había nada claro. Había intentado acercarse, pero en el interior, las botellas, los cristales estallando de una forma tan espeluznante, con ese aire que se percibía en el ambiente. No había podido dar un paso y acercarse lo suficiente. No había sido miedo, solo se había dado cuenta de que ya no tenía sentido. Las llamas lo estaban devorando todo. Su rostro se había desfigurado en una mueca de desagrado. Podía sentirlo un momento después, el olor de la piel quemada aún a través de la mezcla de todo lo que podía percibirse en el aire.
Finalmente solo había salido de ahí, como quien se ha perdido en su camino. Y el fuego, en algún momento, calmó su calor, entre la lejanía que él había tomado y el hecho de que las llamas empezaron a disminuir su tamaño tras haber hecho desaparecer mucho de lo que había en ese terreno llano en medio de la nada.
-Lo tiene – susurró observando en aquella dirección –Lo tiene… - viendo hacia donde antes había estado, se daba cuenta de que no había razón que le atara o le hiciese volver. Una sonrisa algo melancólica cruzó sus labios. Estaba bajando la guardia, se sentía como un chiquillo al que hubiesen dejado a su suerte. Claro que era muy diferente a eso. Sus pasos se detuvieron de golpe y tomó todo el aire que pudo, como si sus pulmones realmente se lo pidiesen. La opresión que sintió en el pecho se hizo insoportable –¿Así es como se siente un padre al perder a su hijo?- Desesperación. Uno de esos vampiros que había desaparecido bajo esas flamas era el que debía proteger. Al que él llevó a ese camino de noches eternas del que ninguno de ellos podía salir, salvo desapareciendo por completo. Un impulso de querer regresar a pesar de saber que no había ya nada que rescatar. Se irguió dando un paso al frente, firme y con fuerza, cuando sentía que iba a caer y dejar que el lado más débil de su personalidad saliese a flote. Pero no, era muy pronto, nadie vería ese lado, salvo la persona que le tenía esperando. Esa persona que no sabía nada de él desde el día que se habían separado en el jardín botánico.
-Llévame lejos, tan lejos como puedas – dijo hablándole a la nada –...Aléjame de aquí lo más rápido que le sean posible a tus pies humanos –Esta vez estaba dirigiéndose a ella, a pesar de lo imperativo de sus palabras, su voz parecía a punto de quebrarse. A pesar de su porte, seguro y de una apariencia que podía engañar a la vista, nunca se había sentido tan débil anímicamente y tan fuerte como vampiro. Debía ser la sangre de aquellos que le alimentaron en esos días, la fuerza de milenios aún corriendo en su torrente sanguíneo mientras su alma parecía querer hacerse añicos. Una de sus manos, frías ocmo la muerte misma se cerró en uno de aquellos delgados brazos que tenían esa calidez que jamás poseería de nuevo. Ignorando el hecho de que él podría haber salido por sus propios medios tan rápido que no hubiese quedado rastro de su presencia, pero en sus ojos quedaba claro que se sentía incapaz de una hazña que como un ser de la noche había llevado a cabo en tantas ocasiones.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Ignore todas aquellas palabras que no me interesaban o que se dirigían hacía mi persona, por algún motivo no deseaba enfocarme en mi y lo que me acontecía, no en esos momentos. Así que era simplemente perfecto poder ver las situaciones ajenas y pensar en ellas, en lograr desenfrascarme a mis problemas, aunque no sabía si eran ciertamente problemas o que simplemente era bastante ingenua y torpe decidiendo enfrascarme a más no poder en algo sencillo.
- El que no veas la luz al final no quiere decir que no este más delante - suspire al pensar en si era del todo cierto que no había más caminos a seguir, de ser de esa manera entonces cualquier clase de intento por cambiar el futuro o las decisiones que tomáramos creyendo que nos llevarían a algo estarían completamente predeterminadas… ¿éramos entonces simples marionetas a la espera del futuro ya escrito?
Había varias cosas rondando en mi mente, sobre todo, deseaba saber que era lo que había ocurrido en realidad en aquel lugar del que inconscientemente huíamos.
Definitivamente que lo mejor había sido no continuar rumbo al fuego, ya que cabía la posibilidad de que lo que generaba el fuego en el lugar donde antes se había encontrado Kei fuera algún cazador o la inquisición, siempre amablemente dispuestos a ayudar a morir a cualquier sobre natural del que encontraran conocimiento; ojalá todo fuera simplemente parte de mis creencias y nadie pudiera seguirnos, no quería terminar en peligro o investigada… nunca cosas como esas terminaban de una buena manera.
- Pues si era imposible detener el fuego entonces no hay razones para sufrir por ello - mis palabras sonaron crueles incluso para mi; no es que intentara serlo si no que desde mi muchas ocasiones inutilidad para relacionarme quería hacerlo sentir algo mejor, si es que eso realmente es posible. Era mejor que se hubiera topado con cualquier otra persona incluso si era un humano común y corriente, seguramente alguien así tendría palabras más adecuadas ante una situación como esa que solo sentimientos y pensamientos ambiguos sobre el fuego; pero quizás solo quizás, era a mi justo a quien necesitaba en esos momentos.
Sonreí de manera burlona ante mi propio pensamiento… yo… alguien que no podía siquiera con su propia existencia creía que alguien más podría necesitar de mi y que aunque no me diera cuenta mi sueño me había enviado a aquel lugar. La idea era sumamente descabellada, pero no debía olvidar que ninguno de nosotros era normal, lo que la volvía un poco más factible de lo que cualquiera pudiese creer.
Después de haberme sentido por dos ocasiones la más torpe, sus palabras tranquilizaban mi ser. Al parecer, mis ideas no eran tan alocadas y tenían más sentido del que alguna vez podía haber pensado o también era probable que Kei estuviera tan mal como yo misma.
La pregunta que realizo hizo que me detuviera de golpe y girara para mirarle, una brisa despeino mis cabellos y antes de decir cualquier cosa los acomode de nuevo.
- Yo… jamás he perdido a algún hijo, pero… - buscando la semejanza de algo parecido solo pude pensar en la perdida de mi abuelo - creo que debe ser similar a perder a un ser muy querido y apreciado… - sus palabras me llevaron finalmente a comprender que había perdido compañeros importantes y sufrí por eso… sufrí por él - así que puedo comprenderte en parte lo que debes estar sintiendo ahora… - de sobra conocía que no existe palabra alguna que sane el dolor de la perdida y todo lo que viene con ella, pues solo el tiempo es capaz de sanar lentamente esas heridas. No fui capaz tampoco de preguntar quien era o quienes eran los que perdió en el incendio; yo no era quien para preguntar eso.
Cuando más débil lucía salía a relucir su fuerza o algo de lo que debía ser esa fuerza interna que poseía, que envidia que me provoco eso pues yo solo era capaz de mostrar la debilidad que existía en mi interior.
Con mirada sorprendida escuche su petición algo inusual, él podía irse más rápido que yo a cualquier lado y huir de ahí, huir de todo… pero aún así pedía que le guiara, pedía mi compañía. Su mano se cerró en mi brazo y el frío de su muerte recorrió mi cuerpo generando un escalofrío que me recorrí o la espalda y mirando sus ojos asentí.
- Vamos, que no debemos estar lejos de las calles ya y de ahí… bueno ya veremos a donde seguir - tome su mano con la que tenía libre y me gire para comenzar a caminar sin soltarle, como cuando veía a las madres llevar a los pequeños para que no se perdieran de su lado, al igual que ellas yo llevaba a Kei con rumbo desconocido aún - todo estará bien… pronto - hable en tono bajo, realmente deseaba que todo estuviera bien después para ambos.
El camino se hizo más corto, tanto que prácticamente en un abrir y cerrar de ojos las calles se volvían notorias a un poco de distancia y la luna llenaba de luz el camino que seguíamos, dejando detrás la pesadilla de cada uno, pero no alejando de la misma manera de nuestros pensamientos.
- El que no veas la luz al final no quiere decir que no este más delante - suspire al pensar en si era del todo cierto que no había más caminos a seguir, de ser de esa manera entonces cualquier clase de intento por cambiar el futuro o las decisiones que tomáramos creyendo que nos llevarían a algo estarían completamente predeterminadas… ¿éramos entonces simples marionetas a la espera del futuro ya escrito?
Había varias cosas rondando en mi mente, sobre todo, deseaba saber que era lo que había ocurrido en realidad en aquel lugar del que inconscientemente huíamos.
Definitivamente que lo mejor había sido no continuar rumbo al fuego, ya que cabía la posibilidad de que lo que generaba el fuego en el lugar donde antes se había encontrado Kei fuera algún cazador o la inquisición, siempre amablemente dispuestos a ayudar a morir a cualquier sobre natural del que encontraran conocimiento; ojalá todo fuera simplemente parte de mis creencias y nadie pudiera seguirnos, no quería terminar en peligro o investigada… nunca cosas como esas terminaban de una buena manera.
- Pues si era imposible detener el fuego entonces no hay razones para sufrir por ello - mis palabras sonaron crueles incluso para mi; no es que intentara serlo si no que desde mi muchas ocasiones inutilidad para relacionarme quería hacerlo sentir algo mejor, si es que eso realmente es posible. Era mejor que se hubiera topado con cualquier otra persona incluso si era un humano común y corriente, seguramente alguien así tendría palabras más adecuadas ante una situación como esa que solo sentimientos y pensamientos ambiguos sobre el fuego; pero quizás solo quizás, era a mi justo a quien necesitaba en esos momentos.
Sonreí de manera burlona ante mi propio pensamiento… yo… alguien que no podía siquiera con su propia existencia creía que alguien más podría necesitar de mi y que aunque no me diera cuenta mi sueño me había enviado a aquel lugar. La idea era sumamente descabellada, pero no debía olvidar que ninguno de nosotros era normal, lo que la volvía un poco más factible de lo que cualquiera pudiese creer.
Después de haberme sentido por dos ocasiones la más torpe, sus palabras tranquilizaban mi ser. Al parecer, mis ideas no eran tan alocadas y tenían más sentido del que alguna vez podía haber pensado o también era probable que Kei estuviera tan mal como yo misma.
La pregunta que realizo hizo que me detuviera de golpe y girara para mirarle, una brisa despeino mis cabellos y antes de decir cualquier cosa los acomode de nuevo.
- Yo… jamás he perdido a algún hijo, pero… - buscando la semejanza de algo parecido solo pude pensar en la perdida de mi abuelo - creo que debe ser similar a perder a un ser muy querido y apreciado… - sus palabras me llevaron finalmente a comprender que había perdido compañeros importantes y sufrí por eso… sufrí por él - así que puedo comprenderte en parte lo que debes estar sintiendo ahora… - de sobra conocía que no existe palabra alguna que sane el dolor de la perdida y todo lo que viene con ella, pues solo el tiempo es capaz de sanar lentamente esas heridas. No fui capaz tampoco de preguntar quien era o quienes eran los que perdió en el incendio; yo no era quien para preguntar eso.
Cuando más débil lucía salía a relucir su fuerza o algo de lo que debía ser esa fuerza interna que poseía, que envidia que me provoco eso pues yo solo era capaz de mostrar la debilidad que existía en mi interior.
Con mirada sorprendida escuche su petición algo inusual, él podía irse más rápido que yo a cualquier lado y huir de ahí, huir de todo… pero aún así pedía que le guiara, pedía mi compañía. Su mano se cerró en mi brazo y el frío de su muerte recorrió mi cuerpo generando un escalofrío que me recorrí o la espalda y mirando sus ojos asentí.
- Vamos, que no debemos estar lejos de las calles ya y de ahí… bueno ya veremos a donde seguir - tome su mano con la que tenía libre y me gire para comenzar a caminar sin soltarle, como cuando veía a las madres llevar a los pequeños para que no se perdieran de su lado, al igual que ellas yo llevaba a Kei con rumbo desconocido aún - todo estará bien… pronto - hable en tono bajo, realmente deseaba que todo estuviera bien después para ambos.
El camino se hizo más corto, tanto que prácticamente en un abrir y cerrar de ojos las calles se volvían notorias a un poco de distancia y la luna llenaba de luz el camino que seguíamos, dejando detrás la pesadilla de cada uno, pero no alejando de la misma manera de nuestros pensamientos.
Última edición por Maya Doll el Dom Mayo 26, 2013 12:28 am, editado 1 vez
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Never Again [Privado]
Una mueca en un intento de no dejar que su rostro se transfigurara por lo que lo agobiaba. Sus palabras, quiso contestarlas, sabía exactamente qué contestar, pero sin estarle viendo directamente no fue a lo que dijo, sino a lo que pensó que sus labios se movieron, sin notar la diferencia entre las palabras que debería o no escuchar.
-Quién sabe, puede que seas a quien necesite… - Observó el camino, avanzando a su paso –O ser yo quien te lleve de alguna forma – No lo estaba pensando. Pero tantas veces había dicho frases como aquella –Todo ocurre por una razón – Su voz tenía un volumen bajo, pero aún era firme. Todo ocurre por una razón, era la primera vez que dudaba seriamente de todo cuanto había creído hasta ahora. Esperaba entonces que lo que había sucedido fuese algo que le llevara a un futuro, no que le diese consuelo, pero que existiera uno en el que él mismo pudiese seguir existiendo.
-No lo sabes… -susurró mientras sentía su mano sobre su piel – … todo estará bien, mientras pueda decidir que lo está – De eso se trataba para él. Decirse a sí mismo que sin importar si estaba solo, como había estado tanto tiempo, podía, justo como antes, seguir su camino sin importarle nada. El problema para su mente era simple: No quería olvidar ni renunciar a lo que había sido. Tomó aire, como si eso fuese a ayudarle. Justo cuando el sendero de aquel bosque terminaba, dejándole sentir la ciudad, que no era mejor que esos parajes, pero se sentía tan distinto, que por ahora lo tomaría como si fuese un mundo distinto.
-Perder a un ser querido… - Sus recuerdos, bastante más vívidos ahora, le mostraron los rostros de todas aquellas personas a las que había apreciado. No eran tantos. –He visto a muchos morir, sabiendo claramente que lo harían antes de mí – Era lógico, había aprendido que no podía acomodarse al tiempo humano. Le miró -¿Qué haces cuando pensaste que a quien le tomaste cariño moriría después de ti? –Porque Kazu era un vampiro. Lo había llevado a ese lado del mundo con tal de no verle morir tras lo que había hecho egoístamente al sacarlo de su mundo y llevarlo al suyo. Lo había salvado, pero ¿qué tanto? Desde que llegase a París, la forma en que lo vio, saber que se había sentido traicionado cuando no estuvo como antes a su lado -¿Qué hago con la culpabilidad de no haber hecho suficiente? Los humanos pueden arrepentirse, su tiempo es limitado, más rápido para ellos, les llevara indudablemente a superarlo más rápido de lo que alguien como yo, atrapado entre el paso de los siglos, pueda hacerlo –Era una lógica retorcida. Sabía que debía ser lo mismo, incluso con las proporciones. Sus palabras no llevaban un atisbo de sentimiento. Pero eso sentía. Culpabilidad en su forma más pura. Normalmente estaba preparado, diciéndose que todo era temporal, pero nunca había llegado de esa forma, inesperada, llevándose a alguien que creyó podría sobrevivir los tiempos y sobrepasarle. No quería con eso decir que ella lo tuviese más fácil, aunque probablemente eso se captaría en sus palabras.
¿Por qué le cuentas todo eso? ¡Ah! Por supuesto… Una risa que le hizo fruncir ligeramente el ceño Es más fácil decirle cosas como esas a alguien que en realidad no conoces.
Tras eso, parecía molesto. No era ella, sino su propio ser lo que le hacía cambiar de un lado a otro como si fuese algo común –No necesito lástima… -Probablemente ella había sido la indicada, justo por no correr, por no asustarse con él. Porque probablemente lo único que le hacía mantenerse en una pieza de momento era justamente, no dejar que alguien viese la realidad que ocultaba en su interior. Aunque debía admitir, que sus manos cálidas le proporcionaban una calma extraña. Como saber que estaba ahí, justo ahí… Esa era la realidad, todo cuanto había visto, todo lo que había sentido en ese lapso, era real. Soltó un suspiro largo –Para nuestra suerte.. ni para ti, ni para mi… las cosas no pueden ser totalmente negativas – Solo eran momentos, te dejabas llevar, pero eran solo eso, entre buenos y malos momentos. Nada era constante. Recordó de nuevo esa frase que le había dicho a otras personas. Algunos lo encontraban irónico –Lo único constante, sin importar a donde vayas, es que no hay nada que no cambie a cada instante –A veces de formas tan simples, que no podían verse, desde el tiempo, que jamás se detenía. El movimiento en cada objeto, forma o ser vivo. Sus ojos, con ese color ámbar que habían tenido desde que le hubiese encontrado en el bosque se fue atenuando. Con la luz tenue de esa noche, la luna brillando en lo alto, pudo ver sus manos con una claridad mayor a la de antes. Los puños de su camisa, manchados por cenizas. Los rastros de una escena, que muy a su pesar, no podría olvidar. Luego la observó a ella, la forma de su rostro, sus ojos, lo que ya había vislumbrado, pero ante la claridad de una luna que le dejaba ver aún con más detalle. La porosidad de su piel, el color, tan contrario a él que caminaba a su lado. Empezó a reír –Déjame preguntarte algo … ¿cómo te iniciaste en las artes mágicas? ¿Desde cuándo posees ese don? –Había escuchado entre una y otra cosa, que realizar ese tipo de cosas a cierto nivel, no podía hacerlo cualquier persona. Tal vez era como un don que se les otorga, no lo sabía.
-Quién sabe, puede que seas a quien necesite… - Observó el camino, avanzando a su paso –O ser yo quien te lleve de alguna forma – No lo estaba pensando. Pero tantas veces había dicho frases como aquella –Todo ocurre por una razón – Su voz tenía un volumen bajo, pero aún era firme. Todo ocurre por una razón, era la primera vez que dudaba seriamente de todo cuanto había creído hasta ahora. Esperaba entonces que lo que había sucedido fuese algo que le llevara a un futuro, no que le diese consuelo, pero que existiera uno en el que él mismo pudiese seguir existiendo.
-No lo sabes… -susurró mientras sentía su mano sobre su piel – … todo estará bien, mientras pueda decidir que lo está – De eso se trataba para él. Decirse a sí mismo que sin importar si estaba solo, como había estado tanto tiempo, podía, justo como antes, seguir su camino sin importarle nada. El problema para su mente era simple: No quería olvidar ni renunciar a lo que había sido. Tomó aire, como si eso fuese a ayudarle. Justo cuando el sendero de aquel bosque terminaba, dejándole sentir la ciudad, que no era mejor que esos parajes, pero se sentía tan distinto, que por ahora lo tomaría como si fuese un mundo distinto.
-Perder a un ser querido… - Sus recuerdos, bastante más vívidos ahora, le mostraron los rostros de todas aquellas personas a las que había apreciado. No eran tantos. –He visto a muchos morir, sabiendo claramente que lo harían antes de mí – Era lógico, había aprendido que no podía acomodarse al tiempo humano. Le miró -¿Qué haces cuando pensaste que a quien le tomaste cariño moriría después de ti? –Porque Kazu era un vampiro. Lo había llevado a ese lado del mundo con tal de no verle morir tras lo que había hecho egoístamente al sacarlo de su mundo y llevarlo al suyo. Lo había salvado, pero ¿qué tanto? Desde que llegase a París, la forma en que lo vio, saber que se había sentido traicionado cuando no estuvo como antes a su lado -¿Qué hago con la culpabilidad de no haber hecho suficiente? Los humanos pueden arrepentirse, su tiempo es limitado, más rápido para ellos, les llevara indudablemente a superarlo más rápido de lo que alguien como yo, atrapado entre el paso de los siglos, pueda hacerlo –Era una lógica retorcida. Sabía que debía ser lo mismo, incluso con las proporciones. Sus palabras no llevaban un atisbo de sentimiento. Pero eso sentía. Culpabilidad en su forma más pura. Normalmente estaba preparado, diciéndose que todo era temporal, pero nunca había llegado de esa forma, inesperada, llevándose a alguien que creyó podría sobrevivir los tiempos y sobrepasarle. No quería con eso decir que ella lo tuviese más fácil, aunque probablemente eso se captaría en sus palabras.
¿Por qué le cuentas todo eso? ¡Ah! Por supuesto… Una risa que le hizo fruncir ligeramente el ceño Es más fácil decirle cosas como esas a alguien que en realidad no conoces.
Tras eso, parecía molesto. No era ella, sino su propio ser lo que le hacía cambiar de un lado a otro como si fuese algo común –No necesito lástima… -Probablemente ella había sido la indicada, justo por no correr, por no asustarse con él. Porque probablemente lo único que le hacía mantenerse en una pieza de momento era justamente, no dejar que alguien viese la realidad que ocultaba en su interior. Aunque debía admitir, que sus manos cálidas le proporcionaban una calma extraña. Como saber que estaba ahí, justo ahí… Esa era la realidad, todo cuanto había visto, todo lo que había sentido en ese lapso, era real. Soltó un suspiro largo –Para nuestra suerte.. ni para ti, ni para mi… las cosas no pueden ser totalmente negativas – Solo eran momentos, te dejabas llevar, pero eran solo eso, entre buenos y malos momentos. Nada era constante. Recordó de nuevo esa frase que le había dicho a otras personas. Algunos lo encontraban irónico –Lo único constante, sin importar a donde vayas, es que no hay nada que no cambie a cada instante –A veces de formas tan simples, que no podían verse, desde el tiempo, que jamás se detenía. El movimiento en cada objeto, forma o ser vivo. Sus ojos, con ese color ámbar que habían tenido desde que le hubiese encontrado en el bosque se fue atenuando. Con la luz tenue de esa noche, la luna brillando en lo alto, pudo ver sus manos con una claridad mayor a la de antes. Los puños de su camisa, manchados por cenizas. Los rastros de una escena, que muy a su pesar, no podría olvidar. Luego la observó a ella, la forma de su rostro, sus ojos, lo que ya había vislumbrado, pero ante la claridad de una luna que le dejaba ver aún con más detalle. La porosidad de su piel, el color, tan contrario a él que caminaba a su lado. Empezó a reír –Déjame preguntarte algo … ¿cómo te iniciaste en las artes mágicas? ¿Desde cuándo posees ese don? –Había escuchado entre una y otra cosa, que realizar ese tipo de cosas a cierto nivel, no podía hacerlo cualquier persona. Tal vez era como un don que se les otorga, no lo sabía.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
"Todo ocurre por una razón"
Esa sencilla frase me llevaba de nuevo a creer que todo cuanto nos sucedía era porque éramos marionetas de alguien más. Alguien que de manera aburrida nos tomaba y movía a placer, decidiendo si sufríamos o no, si moríamos o vivíamos. Que triste es pensar que todo lo que crees y piensas, incluso quizás la misma duda sobre la realidad ha sido implantada en ti de alguna manera que eres incapaz de comprender.
A fin de cuentas todo eso daba igual ¿no?, si era una marioneta o no lo era, de igual forma me hubiera sucedido todo, hasta llegar a este momento en el que me encontraba con Kei.
Suspire; ¿Por qué era tan complicado intentar animar a alguien? o más bien ¿Es tan complicado ver cuanto me cuesta?
- Bueno, es verdad… no sé si todo estará bien pero tu tampoco sabes como irán las cosas desde ahora. Solo piensa que nada puede ser peor en estos momentos de lo que esta pasando justo ahora - tal vez debía existir algo peor, pero al menos durante este momento, en este presente nada podía ser ni mejor ni peor de lo que era. Debíamos enfocar los pensamientos en el ahora, porque el pasado ya no era posible cambiarse y el futuro era una nube de incertidumbre.
- El hecho de saber que van a morir antes que tu no hace que el dolor a la perdida sea menor - era obvio que sabía que mi abuelo, mis padres y otras personas morirían antes que yo, pero igual resulta ser algo de lo que no me gustaba; y entonces algo que pocas veces me ponía a pensar e igual y era algo que pocos llegaban a considerar. - No haces nada… porque lo que más duele en ese caso es la creencia que existía, esa que dice que los más jóvenes viven más pero dime ¿Realmente pasa así?, yo lo dudo, aunque pocas veces me he puesto a pensar en que pasaría si aquellos que deben vivir después de mi mueren antes; es extraño porque todos sabemos que algún día moriremos… el camino es diferente pero el final el mismo. - suspire - Hiciste lo que pudiste, ni más ni menos, simplemente lo justo y arrepentirse resulta inútil para cualquiera, todo lo que pertenece al pasado debe permanecer ahí y mejor solamente aceptemos lo que es ahora - y ahí iba yo de nuevo, a hacer comentarios que no ayudarían a nadie. Hablaba desde mi propio pensamiento momentáneo, quizás después creyera las cosas diferente pero ¿Quién sabe? igual y para mi no existía nada más que el presente y esas creencias fueran las ultimas que tuviera respecto a ese tema.
Camine entonces hasta que finalmente nuestras piernas llegaron a las calles que se encontraban ya para esa hora más vacías. No dije nada sobre la lástima, no quería terminar diciendo algo que me hiciera ver como que realmente sentía lástima incluso aunque no fuera así. Sonreí, porque tenía razón no había instante estático por más que quisiéramos detenerlo ya fuera por perfecto o imperfecto que resultara.
- Bueno, al menos parece que ya encontramos algo positivo… - gracias al tiempo que no se detenía, que no esperaba a nadie, jamás.
Le escuche reír y me lleve instintivamente la mano a la cara, creyendo que tenía algo que me hacía lucir graciosa, pero después de las dudas sobre él, venían las dudas hacia mi. Alce mi mirada al cielo nocturno esperando poder explicar con la mayor fidelidad posible lo que me preguntara y cuando estuve segura de mis respuestas le mire. Había restos de ceniza por sus ropas y su cara, pero no le diría nada porque estábamos dejando en el pasado todo eso.
- Veras este… don, lo poseo desde que era pequeña, solo que antes no tenía nada de control sobre el y me asustaba con facilidad de lo que pudiera hacer o lo que no; además él único capaz de enseñarme algo de magia era mi abuelo ya que en la familia, al parecer, pocos tenemos estas habilidades - hice una mueca - pues iniciar en las artes mágicas… desde siempre, aunque entrenar para controlarme tiempo después aunque… - comencé a reír - al parecer aún no puedo controlar del todo ninguno de mis poderes y ya has sido capaz de presenciar eso. Necesito practicar más… - deje de sonreír porque esta vez me había topado con alguien que no intentaba dañarme, pero no estaba segura de cuando podría encontrarme con alguien que no tuviera tan buenas intenciones y si eso sucedía, no podía perder el control. - Dime, ¿Has conocido otros brujos?
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Re: Never Again [Privado]
Había algo de curioso en esa plática, a forma habitual en la que no existe una secuencia real en las palabras. En la que todo fluye como si no hubiese otra foma de que sucediera. ¿Estaba enlqueciendo? ¿O era porque todo acababa de ocurrir? No quiso contestarnada. Sí podía ser peor. Esa incertidumbre seguía ahí, el hecho de que aún había una persona que podía 'perder'. Pero si centraba sus pensamientod en ello no saldría nada bueno, solo podría desesperarse y no había nada que hacer, salvo esperar... Qué fastidio...
Sus palabras... no podía distinguir lo que le ocasionaban. Por un lado, su mente le decía una cosa parecida a lo que ella pronunciaba.... por otra, la aprehensión o lo que fuese aquella especie de resión en su pecho, era algo que parecía aumentar con cada una de ellas. Tal vez era contradictorio. Sus pensamientos podían ser por momentos bastante claros.
Probablemente podía hacerlo, eso no quitaba una sola cosa. Seguía doliendo. Como pocas cosas habían lgrado hacerle sentir algo. Hubiese derramado lágrimas, con esos ojos que ya no debían derramarlas. Lo hubiese hecho, pero solo había una persona con la cual no le importaría hacerlo. La pregunta es si tenía la voluntad y la fuerza para no perder la cabeza. Normalmente hubiese pensado que sí. Pero la duda le invadía y se perdía entre su propio ser. Demasiadas cosas que se arremolinaban, entre recuerdos, entre su ser inmortal y una mente humana que parecía tomar fuerza.
No puedo... Fue ese el primer pensamiento. Quería pero algo se lo impedía. No podía fingir frialdad o indiferencia. No puedo hacer de centa que nada ha sucedido yque todo estará mejor ahora... Porque había tan pocas cosas que le hicieran sentir así...
-No lo creía... con todos... las posibilidades decían que podía verlos morir... con él... jamás lo pensé... pensé que no dejaría que sucediera... porque yo cree lo que era ahora... porque le di esta supuesta inmortalidad... - Dijo en un susurro apagado, levantando la mirada al cielo. Siempre había estado observando hacia ese firmamento. Las noches en que estaba todo despejado y la luna brillaba en lo alto ¿Cuándo había dejado de verlo? Ah... si... cuando había encontrado algo que absorbiese su mirada, cuando había caído bajo las redes de un sentimiento que no podía negar u ocultar. Sus ojos buscaban a esa persona, que eclipsaba todo lo demás.
Asintió avanzando, el suelo bajo sus pies había caminando, superficial, la piedra que pisaban producía un sonido más fuerte, más seco. Tan irreal y a la vez tan real. Era un vampiro, que el sonido de sus pies hiciera eso era tan antinatural como lo era él mismo -He conocido a algunos... Uno en especial... - Contestó tomando aire, como lo había hecho tanto tiempo antes, como si eso fuese a ayudar a su cuerpo a relajarse de alguna forma. Le miró -Un hombre bastante confiable y con una rectitud que en pocos he visto - Señaló el lugar de donde venían sin mirar atrás -El fuego también lo ha consumido en esa casa maldita... - No había ninguna maldición. Si decía eso era por los habitantes, siempre habían dicho cosas así. El veneno en los jardines y los peligrosos residentes eran una combinación que era aún más peligrosa que esa.
-Ese hombre... - Pareció recordar cosas de la nada -Tenía a un joven como alumno -Se encogió de hombros, pensando que tal vez podría hacer algo, antes que dejarse consumir por lo que estaba amenazando su cordura con bastante destreza -¿Es complicado? El controlarlo, quiero decir. No había visto a nadie que hiciese eso - Lo decía por la ilusión que había visto antes con ella. Pero como todos eran diferentes no sabía decir si era algo poco habitual mostrar las emociones en formas tan curiosas -Cuando fui transformado... hubo cosas complicadas... pero fui descubriendo de forma paulatina que tan lejos podía llegar...- Como cuando eres un niño y vas aprendiendo conforme vas creiendo.Así había sido para él, de forma natural, aún cuando fuese algo como eso.
Sus palabras... no podía distinguir lo que le ocasionaban. Por un lado, su mente le decía una cosa parecida a lo que ella pronunciaba.... por otra, la aprehensión o lo que fuese aquella especie de resión en su pecho, era algo que parecía aumentar con cada una de ellas. Tal vez era contradictorio. Sus pensamientos podían ser por momentos bastante claros.
Ya no puedes hacer nada... No tiene ningún sentido torturarse. Déjalo pasar. Déjalo ir.
Probablemente podía hacerlo, eso no quitaba una sola cosa. Seguía doliendo. Como pocas cosas habían lgrado hacerle sentir algo. Hubiese derramado lágrimas, con esos ojos que ya no debían derramarlas. Lo hubiese hecho, pero solo había una persona con la cual no le importaría hacerlo. La pregunta es si tenía la voluntad y la fuerza para no perder la cabeza. Normalmente hubiese pensado que sí. Pero la duda le invadía y se perdía entre su propio ser. Demasiadas cosas que se arremolinaban, entre recuerdos, entre su ser inmortal y una mente humana que parecía tomar fuerza.
No puedo... Fue ese el primer pensamiento. Quería pero algo se lo impedía. No podía fingir frialdad o indiferencia. No puedo hacer de centa que nada ha sucedido yque todo estará mejor ahora... Porque había tan pocas cosas que le hicieran sentir así...
-No lo creía... con todos... las posibilidades decían que podía verlos morir... con él... jamás lo pensé... pensé que no dejaría que sucediera... porque yo cree lo que era ahora... porque le di esta supuesta inmortalidad... - Dijo en un susurro apagado, levantando la mirada al cielo. Siempre había estado observando hacia ese firmamento. Las noches en que estaba todo despejado y la luna brillaba en lo alto ¿Cuándo había dejado de verlo? Ah... si... cuando había encontrado algo que absorbiese su mirada, cuando había caído bajo las redes de un sentimiento que no podía negar u ocultar. Sus ojos buscaban a esa persona, que eclipsaba todo lo demás.
Asintió avanzando, el suelo bajo sus pies había caminando, superficial, la piedra que pisaban producía un sonido más fuerte, más seco. Tan irreal y a la vez tan real. Era un vampiro, que el sonido de sus pies hiciera eso era tan antinatural como lo era él mismo -He conocido a algunos... Uno en especial... - Contestó tomando aire, como lo había hecho tanto tiempo antes, como si eso fuese a ayudar a su cuerpo a relajarse de alguna forma. Le miró -Un hombre bastante confiable y con una rectitud que en pocos he visto - Señaló el lugar de donde venían sin mirar atrás -El fuego también lo ha consumido en esa casa maldita... - No había ninguna maldición. Si decía eso era por los habitantes, siempre habían dicho cosas así. El veneno en los jardines y los peligrosos residentes eran una combinación que era aún más peligrosa que esa.
-Ese hombre... - Pareció recordar cosas de la nada -Tenía a un joven como alumno -Se encogió de hombros, pensando que tal vez podría hacer algo, antes que dejarse consumir por lo que estaba amenazando su cordura con bastante destreza -¿Es complicado? El controlarlo, quiero decir. No había visto a nadie que hiciese eso - Lo decía por la ilusión que había visto antes con ella. Pero como todos eran diferentes no sabía decir si era algo poco habitual mostrar las emociones en formas tan curiosas -Cuando fui transformado... hubo cosas complicadas... pero fui descubriendo de forma paulatina que tan lejos podía llegar...- Como cuando eres un niño y vas aprendiendo conforme vas creiendo.Así había sido para él, de forma natural, aún cuando fuese algo como eso.
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Re: Never Again [Privado]
¿Por qué seguía torturando su pensamiento? Era verdad que nada podíamos hacer, ni él ni yo por cambiar aquellos destinos que nos habían guiado hasta aquel lugar; las muertes, los conocidos, cada palabra y cada camino terminaba ahí, en el presente. Nada podía hacerse y nada debía hacerse, en muchas ocasiones me creí capaz de encontrar un hechizo que retrocediera el tiempo o que fuera capaz de traerme de nuevo a quienes había perdido, pero incluso soñar eso me llevaba irremediablemente a pensar en todo lo que algo de esa magnitud generaría en los demás.
La verdad es que estamos ligados a otros, conocidos y desconocidos… todos somos parte de aquel perfecto equilibrio que no siempre nos da la apariencia de estar bien, pero contrario a lo que creemos de verdad, lo esta.
- Ese debe ser el problema… que aquellos de los que jamás lo pensamos son los que al final dejan más heridas… pero tarde o temprano todas sanan… - no pensaba decir nada más sobre ese asunto, en lo que debía concentrarme era en sacar a Kei de esos pensamientos aunque fuera unos instantes.
Sonreí escuchando en un principió el relato doble el brujo al que había conocido, pero entonces señalo de nuevo el lugar del que ya estábamos bastante cerca y el cual ya no debía existir nada más que cenizas y restos aun en llamas de lo que alguna vez fue una casa.
- Morir quemado… esa debe ser una de las cosas a las que más le tememos los brujos - hablaba por mi misma, porque cuando alguien se refería a brujos no escuchaba otra cosa más que verlos arder en llamas después de pasar un buen rato en los interrogatorios de la inquisición. Creo firmemente que el fuego en definitiva es algo a lo que la mayoría teme pero para los brujos es un peligro más latente - que te de el olor de tu propia carne quemada y no poder hacer nada mientras eres consumido - un escalofrío recorrió mi espalda y agitando la cabeza aleje las imágenes que se arremolinaron en mis pensamientos.
Era algo difícil el que dijera si era complicado o no, había que saber que siempre había sido así y que ahora la única diferencia que existía era que lo controlaba un poco más que antes.
- Resulta complicado cuando pierdes el control, pero la mayor parte del tiempo es sencillo, después de todo la magia es solo una parte más de ti mismo, una extensión de tu ser - hice una mueca - no sé si puedo darme a entender…- esperaba ser clara y concisa - Eso me hace falta a mi - levante las manos al aire - saber que tan lejos puedo llegar, aún no descubro mis limites - bajando los brazos le sonreí - así que no habías visto algo como eso, pues cuando lo controlas es más fácil y soy capaz de crear mejores ilusiones que un conejillo asustado - mire a nuestro alrededor y al ver que no había nada cerca me enfoque de nuevo en Kei - te mostrare… - tome aire, concentrando mi mente y buscando algo que pudiera hacer y no un simple conejillo; pero lo único en lo que pude pensar fue en el mismo Kei. Entonces sonrió y frente a ellos apareció una imagen de Kei inmóvil.
- Bueno, quizás no sea el original pero, algo bueno sale de las ilusiones o así lo creo - y de manera analítica comencé a mirar la ilusión de Kei, buscando alguna falla o carencia.
La verdad es que estamos ligados a otros, conocidos y desconocidos… todos somos parte de aquel perfecto equilibrio que no siempre nos da la apariencia de estar bien, pero contrario a lo que creemos de verdad, lo esta.
- Ese debe ser el problema… que aquellos de los que jamás lo pensamos son los que al final dejan más heridas… pero tarde o temprano todas sanan… - no pensaba decir nada más sobre ese asunto, en lo que debía concentrarme era en sacar a Kei de esos pensamientos aunque fuera unos instantes.
Sonreí escuchando en un principió el relato doble el brujo al que había conocido, pero entonces señalo de nuevo el lugar del que ya estábamos bastante cerca y el cual ya no debía existir nada más que cenizas y restos aun en llamas de lo que alguna vez fue una casa.
- Morir quemado… esa debe ser una de las cosas a las que más le tememos los brujos - hablaba por mi misma, porque cuando alguien se refería a brujos no escuchaba otra cosa más que verlos arder en llamas después de pasar un buen rato en los interrogatorios de la inquisición. Creo firmemente que el fuego en definitiva es algo a lo que la mayoría teme pero para los brujos es un peligro más latente - que te de el olor de tu propia carne quemada y no poder hacer nada mientras eres consumido - un escalofrío recorrió mi espalda y agitando la cabeza aleje las imágenes que se arremolinaron en mis pensamientos.
Era algo difícil el que dijera si era complicado o no, había que saber que siempre había sido así y que ahora la única diferencia que existía era que lo controlaba un poco más que antes.
- Resulta complicado cuando pierdes el control, pero la mayor parte del tiempo es sencillo, después de todo la magia es solo una parte más de ti mismo, una extensión de tu ser - hice una mueca - no sé si puedo darme a entender…- esperaba ser clara y concisa - Eso me hace falta a mi - levante las manos al aire - saber que tan lejos puedo llegar, aún no descubro mis limites - bajando los brazos le sonreí - así que no habías visto algo como eso, pues cuando lo controlas es más fácil y soy capaz de crear mejores ilusiones que un conejillo asustado - mire a nuestro alrededor y al ver que no había nada cerca me enfoque de nuevo en Kei - te mostrare… - tome aire, concentrando mi mente y buscando algo que pudiera hacer y no un simple conejillo; pero lo único en lo que pude pensar fue en el mismo Kei. Entonces sonrió y frente a ellos apareció una imagen de Kei inmóvil.
- Bueno, quizás no sea el original pero, algo bueno sale de las ilusiones o así lo creo - y de manera analítica comencé a mirar la ilusión de Kei, buscando alguna falla o carencia.
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Re: Never Again [Privado]
Sonrió, como si no le preocupase nada sobre la muerte en fuego para él o sus conocidos –No solo los brujos le temen… Para nosotros, hay pocas cosas que pueden causarnos tal daño. El fuego purificador –Sus palabras llevaban algo de burla porque entre lo cierto era que del fuego era muy difícil escapar una vez te ha atrapado. Negó con la cabeza –No ha tenido que sufrir lo que cualquiera hubiese sentido al sentirte devorado por las llamas – No había escuchado nada que lo indicara, no creía que hubiese rastros sobre ello aún si volvía y revisaba entre las cenizas. Kendal era un prisionero, estaba encerrado tras aquellas rejas –Un brujo demasiado poderoso ahora, él no habría podido abandonar esa casa de cualquier forma – Soltó como si eso pudiese ser comprendido. Hay un punto en el que los seres humanos dejan de serlo. Yudea le había proporcionado al hechicero una sabiduría que había pasado de un brujo a otro, encargándose de que no hubiese posibilidades para él, más que estar a su lado. No había algo que pudiese contener todo lo que había aprendido en ese corto período. Bajo aquel techo era una cosa diferente –Han sido envenenados antes. Ninguno estaba muerto, pero dudo que hayan sentido realmente lo que cualquiera sentiría estando en su lugar –Caminó viendo algún punto frente a él. En realidad no veía nada.
Una humana como ella preocupándose por tu estado. ¿No es lo más patético hasta ahora? Esa voz, si creyera que un vampiro podría torturarte incluso después de haber desaparecido de la faz de la tierra, su creadora podría ser lo más cercano a tomarse tal molestia. Pero ellos no se convertían en fantasmas, así que esa voz tenía que ser falsa. Se repetía eso cada vez que retumbaba en su cabeza y cada vez creía menos en si estaba realmente en lo cierto.
-¿No dicen que la mayoría de los brujos… los reales… no mueren en las hogueras? – Kei se le quedó viendo ahora –¿No la Inquisición los extermina muchas veces antes siquiera de pensar en un acto público como ese? -Le parecía más una diversión malsana, una que llevaba mucho existiendo, jactarse de esa forma era para el inadecuado más que incorrecto – La mayoría de los que mueren en las llamas de esa forma son inocentes. Acusados de herejía por quienes tienen algún tipo de rencor, envidia o sentimientos como ese –Claro que había brujos que morían de esa forma, no había razón para negarlo –Probablemente es igual de desesperante morir ahogado –soltó esas palabras divagando en sus pensamientos.
-¿Existen los límites? – La pregunta escapó de sus labios al escucharle –Ustedes, incluso nosotros … existen límites en un tiempo dado, así que con el tiempo estos se irán extendiendo… Si ese es el problema… estoy seguro de que tienes idea. Tal vez no quieres verlo – Decía todo aquello sin un fundamento. Después de todo no la conocía. Era solo él hablando sin temer equivocarse o decir algo correcto. Sonrió con un dejo de diversión. Un gesto que no duró mucho –Me gustaría ver algo diferente entonces, no un conejillo asustado, por muy bonito que pueda parecer.
Parpadeó por un segundo al notar lo que había elegido como demostración. Una risa ligera y jovial resonó en el ambiente, con ese tinte sobrenatural que no se molestaba en ocultar –Debo decir que me has sorprendido. Me preguntaba que ibas a mostrarme. Una imagen de mí mismo… - Y entonces como un recuerdo vino algo a su mente. Alguien había hecho eso antes durante esos días que habían pasado. Si, recordaba haberse visto a sí mismo, casi de aquella forma, como entre aquel sueño casi inducido por la magia de Kendal. ¿Había sido así? O tal vez había sido solo un sueño.
Sacudió la cabeza viendo su propia imagen, como el reflejo de un espejo. Aunque era curioso ver esa silueta inmóvil con su rostro -¿Qué tan real puede percibirse? –Después de todo ¿Qué diferencia había si alguien más la veía? ¿Podía tocarlo? ¿O verlo moverse haría una diferencia o un parecido mayor? Solo era curiosidad, pero igualmente vio a la bruja. Ciertamente aquello no era tan simple ¿cierto?
Pero entonces notó las curiosidades –¿Así me veo ahora? -Estaba viendo su aspecto, si bien su físico no podía verse afectado y su semblante podía mantenerse aparentemente sereno, ahora veía otros detalles, cosas que no iba a intentar corregir a estas alturas.
Nunca se arrepentí, y ahora que había ese atisbo de ello en su interior se daba cuenta. Como cualquier ser humano. No era por creer que podría haber hecho algo. Era por saber qu eno lo hizo. Una promesa que había roto mucho antes de ese día. Había abandonado algo, pensando que sin él estaría todo bien. No creía que hubiese realmente alguna diferencia. Probablemente habría venido ser a razón de lo mismo, el final parecido. Incluso, habría perecido el en las llamas también. Pero eso no era un alivio. Lo que quedaba en pie, era una sombra por algo que ya no sería. Y por mucho que deseara pasar de ese sentimiento. Eran demasiadas cosas que no podía olvidar o simplemente querer creer que habían estado bien de ese modo. Como siempre, pensaba que todo ocurría por una razón. Pero no tenía forma de mantener lo que era, no sin un atisbo de esperanza real. No algo creado por su propia mente, no por sus creencias, quería que algo, fuera de sí mismo, le mostrara que existían las posibilidades, porque él no iba a mantenerlo. Pero solo podía hacerlo una persona... Mientras esperaba poder verle, tenía que soportar cualquier otra cosa, inlcuso si todo concluía en muertes sin sentido y en algo que su mente difusa decía no valía la pena.
Una humana como ella preocupándose por tu estado. ¿No es lo más patético hasta ahora? Esa voz, si creyera que un vampiro podría torturarte incluso después de haber desaparecido de la faz de la tierra, su creadora podría ser lo más cercano a tomarse tal molestia. Pero ellos no se convertían en fantasmas, así que esa voz tenía que ser falsa. Se repetía eso cada vez que retumbaba en su cabeza y cada vez creía menos en si estaba realmente en lo cierto.
-¿No dicen que la mayoría de los brujos… los reales… no mueren en las hogueras? – Kei se le quedó viendo ahora –¿No la Inquisición los extermina muchas veces antes siquiera de pensar en un acto público como ese? -Le parecía más una diversión malsana, una que llevaba mucho existiendo, jactarse de esa forma era para el inadecuado más que incorrecto – La mayoría de los que mueren en las llamas de esa forma son inocentes. Acusados de herejía por quienes tienen algún tipo de rencor, envidia o sentimientos como ese –Claro que había brujos que morían de esa forma, no había razón para negarlo –Probablemente es igual de desesperante morir ahogado –soltó esas palabras divagando en sus pensamientos.
-¿Existen los límites? – La pregunta escapó de sus labios al escucharle –Ustedes, incluso nosotros … existen límites en un tiempo dado, así que con el tiempo estos se irán extendiendo… Si ese es el problema… estoy seguro de que tienes idea. Tal vez no quieres verlo – Decía todo aquello sin un fundamento. Después de todo no la conocía. Era solo él hablando sin temer equivocarse o decir algo correcto. Sonrió con un dejo de diversión. Un gesto que no duró mucho –Me gustaría ver algo diferente entonces, no un conejillo asustado, por muy bonito que pueda parecer.
Parpadeó por un segundo al notar lo que había elegido como demostración. Una risa ligera y jovial resonó en el ambiente, con ese tinte sobrenatural que no se molestaba en ocultar –Debo decir que me has sorprendido. Me preguntaba que ibas a mostrarme. Una imagen de mí mismo… - Y entonces como un recuerdo vino algo a su mente. Alguien había hecho eso antes durante esos días que habían pasado. Si, recordaba haberse visto a sí mismo, casi de aquella forma, como entre aquel sueño casi inducido por la magia de Kendal. ¿Había sido así? O tal vez había sido solo un sueño.
Sacudió la cabeza viendo su propia imagen, como el reflejo de un espejo. Aunque era curioso ver esa silueta inmóvil con su rostro -¿Qué tan real puede percibirse? –Después de todo ¿Qué diferencia había si alguien más la veía? ¿Podía tocarlo? ¿O verlo moverse haría una diferencia o un parecido mayor? Solo era curiosidad, pero igualmente vio a la bruja. Ciertamente aquello no era tan simple ¿cierto?
Pero entonces notó las curiosidades –¿Así me veo ahora? -Estaba viendo su aspecto, si bien su físico no podía verse afectado y su semblante podía mantenerse aparentemente sereno, ahora veía otros detalles, cosas que no iba a intentar corregir a estas alturas.
Nunca se arrepentí, y ahora que había ese atisbo de ello en su interior se daba cuenta. Como cualquier ser humano. No era por creer que podría haber hecho algo. Era por saber qu eno lo hizo. Una promesa que había roto mucho antes de ese día. Había abandonado algo, pensando que sin él estaría todo bien. No creía que hubiese realmente alguna diferencia. Probablemente habría venido ser a razón de lo mismo, el final parecido. Incluso, habría perecido el en las llamas también. Pero eso no era un alivio. Lo que quedaba en pie, era una sombra por algo que ya no sería. Y por mucho que deseara pasar de ese sentimiento. Eran demasiadas cosas que no podía olvidar o simplemente querer creer que habían estado bien de ese modo. Como siempre, pensaba que todo ocurría por una razón. Pero no tenía forma de mantener lo que era, no sin un atisbo de esperanza real. No algo creado por su propia mente, no por sus creencias, quería que algo, fuera de sí mismo, le mostrara que existían las posibilidades, porque él no iba a mantenerlo. Pero solo podía hacerlo una persona... Mientras esperaba poder verle, tenía que soportar cualquier otra cosa, inlcuso si todo concluía en muertes sin sentido y en algo que su mente difusa decía no valía la pena.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/02/2011
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Re: Never Again [Privado]
Me reí ante aquella burla sobre el fuego; lo ultimo que creía que tenía algo como eso era purificador, pero bueno los humanos normales creían que lo era y en ese aspecto era verdaderamente ingenuos pues a mi modo de ver algo realmente purificador seria el agua, pero claro, los vampiros o podían ser asesinados con agua y quizás los brujos que conocieran suficientes hechizos tampoco.
- Aunque bueno, a los humanos comunes también les daña el fuego así que creo que es algo equitativo de alguna manera - la duda sobre el brujo que él conocía me embargo… ¿Qué no podía huir?, eso era en cierta manera ridículo… pero yo no sabía nada de lo que realmente había sucedido en aquella casa así que solo me restaba escuchar las cosas que Kei dijera para intentar comprender. Envenenados… con esa palabra sentía como si intentara darse animo a él mismo, asegurarse de que ninguno de sus muertos había sufrido y que simplemente habían quizás sentido todo como un sueño, una pesadilla como las que yo solía tener, pero que contrario a las mías esa terminaba con la muerte - Al menos no se dieron cuenta de lo que pasaba… menos mal.
A pesar de querer reconfortarme con la idea que Kei brindaba, me era complicado. ¿Sería verdad que no sintieron? o sería que solo no habían podido moverse o hacer algo mientras sus mentes aun conscientes se daban cuenta de todo cuanto pasaba a su alrededor sin poder evitar la catástrofe. Sacudí mi cabeza para regresar al momento actual.
- En eso tienes razón, mucho de los que mueren en las hogueras son solo personas inocentes y otra parte de esas personas son brujos. La inquisición - me reí ante sus palabras - los perritos fieles de la iglesia muchas veces no saben si quiera lo que hacen, solo esperan y acatan ordenes - suspire - por lo general los brujos reales que son asesinados en hogares es de manera intencional obviamente, es la forma en que los servidores de Dios intentan mantenernos a raya; no son más que chivos expiatorios o señales para las grandes familias de brujos - le mire - muchas veces soy incapaz de comprender el Dios del que habla la inquisición… si deseara tanto que los seres sobre naturales como nosotros no existiéramos… ¿por qué no nos elimino desde un principio?… - tome aire y sonreí, pues no era el momento para entrar en esa clase de cosas aunque encontraba inevitable el comentarlo.
- Es probable que no quiera verlo… - hablar de limites era complicado, pues estos eran distintos para todos y a ojos de los demás los limites definidos por uno jamás serán los correctos. Algo como eso solo servía para crear conflictos y esa creía era la razón para que no deseara yo conocer mis limites, porque entonces podría mostrar a otros y surgirían los conflictos.
Miraba la ilusión pensando si existía algo que necesitara ser mejorado, mi perfección en momentos como estos no me permite dejar algo como eso al azar, debido a que esta era una demostración no como el conejo que fue un absoluto accidente.
- Fue lo primero en lo que pude pensar hacer - me reí orgullosa de mi obra para volver mi mirada a Kei que analizaba su propia figura y me cuestionaba - Pues bastante real, puede hacer lo que yo quiera que haga mientras tenga energía para hacerlo y como ya te dije, no puede superar a la realidad o lo original después de todo es una mera ilusión - observe la figura inmóvil y reí justo antes de hacer que se moviera para que se viera más natural.
Asentí a su pregunta mientras le notaba más interesado por los detalles de la ilusión justo como yo lo había estado antes.
- Pues si, así es como te veo yo ahora… aunque claro la ilusión puede verse afectada por mi percepción de las cosas pero con esta me he enfocado en hacerla solo con lo que observo de ti… como si describiera el aspecto de algo - no sabía si me daba a entender como esperara pero intentaba con todas mis fuerzas explicarme.
Le mire cuando note que comenzaba a perderse en sus propios pensamientos, y por un instante envidie ese don que sabía que poseían algunos vampiros de leer las mentes; quería saber si había desviado su atención del incendio o aún seguía recordando eso o quizás estaba pensando sobre la persona a la que tanto deseaba ver pero que no podía… entrar en la mente de otros por mera suposición me hacía sentir inútil y en esos momentos con Kei a mi lado más, ya que no podía encontrar la forma de mantenerle ahí y sin esa expresión en su rostro como si estuviera perdido y no supiera el camino a casa.
Frustrada ante mi carencia de empatía con él hice que la ilusión le atravesara a modo de llamar su atención.
- Kei ¿Te encuentras bien?, ¿Quieres que continuemos andando?… - pregunte el tiempo que una de mis manos tomaba la suya y le movía un poco - O puedo hacer que el Kei ilusión te atraviese un rato… - quería sacar a Kei de las calles antes de que amaneciera, o al menos estar segura de que no se dejaría morir en los abrazadores rayos del sol.
- Aunque bueno, a los humanos comunes también les daña el fuego así que creo que es algo equitativo de alguna manera - la duda sobre el brujo que él conocía me embargo… ¿Qué no podía huir?, eso era en cierta manera ridículo… pero yo no sabía nada de lo que realmente había sucedido en aquella casa así que solo me restaba escuchar las cosas que Kei dijera para intentar comprender. Envenenados… con esa palabra sentía como si intentara darse animo a él mismo, asegurarse de que ninguno de sus muertos había sufrido y que simplemente habían quizás sentido todo como un sueño, una pesadilla como las que yo solía tener, pero que contrario a las mías esa terminaba con la muerte - Al menos no se dieron cuenta de lo que pasaba… menos mal.
A pesar de querer reconfortarme con la idea que Kei brindaba, me era complicado. ¿Sería verdad que no sintieron? o sería que solo no habían podido moverse o hacer algo mientras sus mentes aun conscientes se daban cuenta de todo cuanto pasaba a su alrededor sin poder evitar la catástrofe. Sacudí mi cabeza para regresar al momento actual.
- En eso tienes razón, mucho de los que mueren en las hogueras son solo personas inocentes y otra parte de esas personas son brujos. La inquisición - me reí ante sus palabras - los perritos fieles de la iglesia muchas veces no saben si quiera lo que hacen, solo esperan y acatan ordenes - suspire - por lo general los brujos reales que son asesinados en hogares es de manera intencional obviamente, es la forma en que los servidores de Dios intentan mantenernos a raya; no son más que chivos expiatorios o señales para las grandes familias de brujos - le mire - muchas veces soy incapaz de comprender el Dios del que habla la inquisición… si deseara tanto que los seres sobre naturales como nosotros no existiéramos… ¿por qué no nos elimino desde un principio?… - tome aire y sonreí, pues no era el momento para entrar en esa clase de cosas aunque encontraba inevitable el comentarlo.
- Es probable que no quiera verlo… - hablar de limites era complicado, pues estos eran distintos para todos y a ojos de los demás los limites definidos por uno jamás serán los correctos. Algo como eso solo servía para crear conflictos y esa creía era la razón para que no deseara yo conocer mis limites, porque entonces podría mostrar a otros y surgirían los conflictos.
Miraba la ilusión pensando si existía algo que necesitara ser mejorado, mi perfección en momentos como estos no me permite dejar algo como eso al azar, debido a que esta era una demostración no como el conejo que fue un absoluto accidente.
- Fue lo primero en lo que pude pensar hacer - me reí orgullosa de mi obra para volver mi mirada a Kei que analizaba su propia figura y me cuestionaba - Pues bastante real, puede hacer lo que yo quiera que haga mientras tenga energía para hacerlo y como ya te dije, no puede superar a la realidad o lo original después de todo es una mera ilusión - observe la figura inmóvil y reí justo antes de hacer que se moviera para que se viera más natural.
Asentí a su pregunta mientras le notaba más interesado por los detalles de la ilusión justo como yo lo había estado antes.
- Pues si, así es como te veo yo ahora… aunque claro la ilusión puede verse afectada por mi percepción de las cosas pero con esta me he enfocado en hacerla solo con lo que observo de ti… como si describiera el aspecto de algo - no sabía si me daba a entender como esperara pero intentaba con todas mis fuerzas explicarme.
Le mire cuando note que comenzaba a perderse en sus propios pensamientos, y por un instante envidie ese don que sabía que poseían algunos vampiros de leer las mentes; quería saber si había desviado su atención del incendio o aún seguía recordando eso o quizás estaba pensando sobre la persona a la que tanto deseaba ver pero que no podía… entrar en la mente de otros por mera suposición me hacía sentir inútil y en esos momentos con Kei a mi lado más, ya que no podía encontrar la forma de mantenerle ahí y sin esa expresión en su rostro como si estuviera perdido y no supiera el camino a casa.
Frustrada ante mi carencia de empatía con él hice que la ilusión le atravesara a modo de llamar su atención.
- Kei ¿Te encuentras bien?, ¿Quieres que continuemos andando?… - pregunte el tiempo que una de mis manos tomaba la suya y le movía un poco - O puedo hacer que el Kei ilusión te atraviese un rato… - quería sacar a Kei de las calles antes de que amaneciera, o al menos estar segura de que no se dejaría morir en los abrazadores rayos del sol.
Virgile- Humano Clase Baja
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