AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Never Again [Privado]
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Never Again [Privado]
Recuerdo del primer mensaje :
¿Cómo es que había salido de ahí? Esa pregunta no es que fuese difícil de responder. Pero sus sentidos se habían disparado y su interior era como si se hubiese dividido en dos. La parte humana despierta por los recuerdos recientemente traídos de vuelta a él o bien porque todo lo que era parte de sí parecía estarse esfumando. Porque todo parecía ir tan mal… porque todo parecía estarse desmoronando y convirtiéndose en solo simples pedazos de lo que él habría deseado que fueran.
No quería una vida que fuese una mentira, pero se estaba negando a aceptar la realidad. No quería pensar siquiera que la persona que amaba se había alejado de él, aún no concebía la idea de querer asimilarlo o de pensar siquiera en la posibilidad que suponía que lo hubiese perdido. La carta que había encontrado, el hecho de que no pudiese ir hasta él en ese momento. El hecho de saber que lo necesitaba más que nunca en toda su existencia, le estaba matando por lo contradictorio que era el querer odiarlo por engañarle y el querer verle a toda costa por sentir un poco de calma.
Y ahora había ese dolor disfrazado, ese sufrimiento que no sabía cómo ignorar y cómo deshacerse de él. Negando lo que acababa de suceder a medias, puesto que su mente no podía dejarse llevar del todo, porque aún existía ese algo en él que quería tener esperanza en que eso no era verdad, que no estaba en ese momento lo más solo que había estado incluso en esas épocas en las que físicamente nadie pudo acercarse a su persona.
‘Nada… te lo dije, no debías tener nada que pudieses perder… Kei… estás pendiendo de un hilo… te estás desmoronando y la única persona que podría salvarte, no está aquí… Más aún, esa persona parece haberte dejado con algo más… con esa idea estúpida… Pero lo sabías desde el inicio, aunque te hagas el tonto…’
Escuchar una voz en tu cabeza no era un buen síntoma, lo sabía, pero también sabía que solo eran sus propios pensamientos. Lo gracioso era que tuviesen el sonido melodioso de aquella vampiresa que le había dado aquel ‘don’ de la inmortalidad, como solían referirse muchos a ello.
Observó sus manos, más pálidas que nunca, al menos para su recuerdo consciente de su propia mortalidad. Como si quien se viese no fuese el vampiro, sino el humano. En la forma en que su mente s estaba comportando era como si hubiese tenido una regresión a esos tiempos, y eso se combinaba con el presente por momentos. Por escasos instantes predominaba uno sobre otro. Ambos eran él, uno como si acabase de ser transformado y el otro con la experiencia de más de un milenio viviendo entre esa nueva forma.
Un sonido alertó sus sentidos y observó a su alrededor. Todo se veía tan diferente ahora. Su respiración y sus movimientos no tenían la precaución que hubiesen tenido si hubiese estado en sus cinco sentidos. Sus pasos eran pesados como los de un ser humano, la maleza, las ramas y hojas crujían ante sus movimientos y el peso inerte de su cuerpo. Se quedó de pie y en silencio observando el espacio entre los árboles, de donde seguramente estaba aquella presencia que parecía acercarse. Sus ojos tomaron ese color amatista que rara vez se veía en ellos mientras concentraba su mirada en aquella oscuridad que ya no le parecía tan impenetrable.
No quería una vida que fuese una mentira, pero se estaba negando a aceptar la realidad. No quería pensar siquiera que la persona que amaba se había alejado de él, aún no concebía la idea de querer asimilarlo o de pensar siquiera en la posibilidad que suponía que lo hubiese perdido. La carta que había encontrado, el hecho de que no pudiese ir hasta él en ese momento. El hecho de saber que lo necesitaba más que nunca en toda su existencia, le estaba matando por lo contradictorio que era el querer odiarlo por engañarle y el querer verle a toda costa por sentir un poco de calma.
Y ahora había ese dolor disfrazado, ese sufrimiento que no sabía cómo ignorar y cómo deshacerse de él. Negando lo que acababa de suceder a medias, puesto que su mente no podía dejarse llevar del todo, porque aún existía ese algo en él que quería tener esperanza en que eso no era verdad, que no estaba en ese momento lo más solo que había estado incluso en esas épocas en las que físicamente nadie pudo acercarse a su persona.
‘Nada… te lo dije, no debías tener nada que pudieses perder… Kei… estás pendiendo de un hilo… te estás desmoronando y la única persona que podría salvarte, no está aquí… Más aún, esa persona parece haberte dejado con algo más… con esa idea estúpida… Pero lo sabías desde el inicio, aunque te hagas el tonto…’
Escuchar una voz en tu cabeza no era un buen síntoma, lo sabía, pero también sabía que solo eran sus propios pensamientos. Lo gracioso era que tuviesen el sonido melodioso de aquella vampiresa que le había dado aquel ‘don’ de la inmortalidad, como solían referirse muchos a ello.
Observó sus manos, más pálidas que nunca, al menos para su recuerdo consciente de su propia mortalidad. Como si quien se viese no fuese el vampiro, sino el humano. En la forma en que su mente s estaba comportando era como si hubiese tenido una regresión a esos tiempos, y eso se combinaba con el presente por momentos. Por escasos instantes predominaba uno sobre otro. Ambos eran él, uno como si acabase de ser transformado y el otro con la experiencia de más de un milenio viviendo entre esa nueva forma.
Un sonido alertó sus sentidos y observó a su alrededor. Todo se veía tan diferente ahora. Su respiración y sus movimientos no tenían la precaución que hubiesen tenido si hubiese estado en sus cinco sentidos. Sus pasos eran pesados como los de un ser humano, la maleza, las ramas y hojas crujían ante sus movimientos y el peso inerte de su cuerpo. Se quedó de pie y en silencio observando el espacio entre los árboles, de donde seguramente estaba aquella presencia que parecía acercarse. Sus ojos tomaron ese color amatista que rara vez se veía en ellos mientras concentraba su mirada en aquella oscuridad que ya no le parecía tan impenetrable.
Última edición por Kei Koizumi el Vie Abr 26, 2013 10:27 pm, editado 1 vez
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Se habían dado cuenta, sabía que sí, pero no tenía por qué decirlo. Los venenos de aquel muchacho que era entre su subordinado a estas alturas era algo que había logrado sorprenderle. Un veneno que inhibiese las sensaciones pero que les mantuviese conscientes ¿Cómo lo sabía? Porque en su cuerpo, antes, había sentido el efecto y estaba seguro de estar totalmente despierto. O tal vez lo que veía ahora era toda una ilusión pasajera. ¿Quién sabía? Todo podría borrarse a su alrededor y darse cuenta de que no había nadie ahí con él o que estaba en un lugar completamente diferente.
Pero luego descartó esa idea al escuchar lo que ella empezaba a decir gracias a sus propios comentarios. Sabía muy bien que decir cosas como esas era algo irresponsable y le vio a ella pensar al respecto mientras que él creía y a la vez no lo hacía en nada, como si fuese indiferente para él. Lo cual, sin duda, no es que no tuviese que ver con su persona. Vivía en el mismo mundo, sin embargo, hacía mucho que había dejado de creer en la benevolencia de un Dios o en intentar de comprender cosas que estaban fuera de su alcance. Más bien, desde antes había sido así, ahora podía recordarlo. No se preocupaba por muchas cosas, incluso cuando sucedían y todos parecían agobiarse, el chiquillo que era entonces se sentaba con esa expresión serena en el rostro diciendo que en nada ayudaría ponerse así. Las cosas que habían sucedido, ya habían sucedido, había que preocuparse, en todo caso, de las que aún estaban por suceder, pero atormentarse antes de que algo pase tampoco era una filosofía de vida para alguien con su carácter desapegado.
Pero siempre hay algo que puede cambiar la perspectiva de las personas. ¿La suya? Probablemente entrar en contacto con alguien, tal vez a la fuerza y a partir de ahí acostumbrarse a alguien más que no fuese su familia o gente muy allegada, que si bien les tenía un cariño fraternal, no era como si sintiera la necesidad de demostrarlo o hacérselos saber la mayoría de las veces. Ahora, la razón que le había cambiado entonces, podían decir que había sido su perdición años más tarde. Pero si creía en algo, era que las cosas siempre pasaban por una razón, por simple que fuese y más que nunca quería creer ahora que si había pasado todo aquello, era justo para hacer que quien era ahora estuviese de pie en ese sitio, con aquella mujer de largo cabello azabache hablándole de esa forma. Y mientras pensaba en ello, veía su rostro. Y a pesar de pensar que no debía decir algo que fuese insensato contestó aquella pregunta sin pensarlo. En esos momentos no creía tener una razón para detener sus palabras.
- Porque como todo observador, sería aburrido si no hubiese algo que contradiga la utopía que este mundo debería ser... algo que nunca ha existido, que nunca ha tenido... - Siempre había existido lo que algunos creían malo o indeseado –Contrapartes, si solo existiese una de ellas, no podrías decir que existe el bien cuando no hay un mal que lo haga de esa manera– Se encogió de hombros, poco o nada le importaba, mucho menos en este instante. Incluso esa idea de que algo no podía existir sin lo otro, eran solo conceptos. El solo creía que no existía nada como tal, que lo que era bueno o malo era solo el punto de vista ara cada persona, no más. En este punto, él nunca había considerado algo malo matar a un ser humano, no creía que fuese algo mezquino dado que ellos mataban irracionalmente ya fuese animales o a las mismas personas que le rodeaban. Era que se les había enseñado que era algo por lo que serían castigados. Sin embargo, los asesinos, cuando cobraban la vida de alguien, se daban cuenta de la clase de sensación que eso conllevaba, por eso muchos no se arrepentían. Algo curioso era el poder que sentían de tener la vida de alguien pendiendo de ti. No era malo, creía que tal vez era un poco retorcido cuando lo disfrutabas demasiado, pero era una de otras miles de cosas. No creía que fuese ‘maldad’ o algo en lo que todos creerían si no hubiese sido parte de las enseñanzas que se les daba en algún punto de sus vidas.
Vio la ilusión mientras le decían que era tan perfecta como podía ser. Percepción… todo estaba sujeto a ello. Y en realidad como él se veía y como ella debería verlo tampoco debían tener que ver o concordar. Pero se quedó en silencio, hasta que vio a aquella imagen suya moverse y atravesarle. Había retrocedido por inercia, como si de verdad pudiese lastimarle. Había regresado totalmente su atención a aquello. La voz femenina le hizo suspirar -No, caminemos, esto es muy extraño–Dijo arqueando una ceja mientras se veía a sí mismo en aquel reflejo -A donde sea, no importa... - No había un lugar al cual ir, así que no importaba a dónde se dirigieran. No había pensado en donde se quedaría en cuanto sintiese la salida del sol acercarse incluso antes de que los primeros rayos del sol dejaran verse en el horizonte. No, él sabría cuando ocultarse de ellos, pero por ahora estaba tranquilo a pesar de que creía saber a qué sitio tendría que ir aa refugiarse.
Pero luego descartó esa idea al escuchar lo que ella empezaba a decir gracias a sus propios comentarios. Sabía muy bien que decir cosas como esas era algo irresponsable y le vio a ella pensar al respecto mientras que él creía y a la vez no lo hacía en nada, como si fuese indiferente para él. Lo cual, sin duda, no es que no tuviese que ver con su persona. Vivía en el mismo mundo, sin embargo, hacía mucho que había dejado de creer en la benevolencia de un Dios o en intentar de comprender cosas que estaban fuera de su alcance. Más bien, desde antes había sido así, ahora podía recordarlo. No se preocupaba por muchas cosas, incluso cuando sucedían y todos parecían agobiarse, el chiquillo que era entonces se sentaba con esa expresión serena en el rostro diciendo que en nada ayudaría ponerse así. Las cosas que habían sucedido, ya habían sucedido, había que preocuparse, en todo caso, de las que aún estaban por suceder, pero atormentarse antes de que algo pase tampoco era una filosofía de vida para alguien con su carácter desapegado.
Pero siempre hay algo que puede cambiar la perspectiva de las personas. ¿La suya? Probablemente entrar en contacto con alguien, tal vez a la fuerza y a partir de ahí acostumbrarse a alguien más que no fuese su familia o gente muy allegada, que si bien les tenía un cariño fraternal, no era como si sintiera la necesidad de demostrarlo o hacérselos saber la mayoría de las veces. Ahora, la razón que le había cambiado entonces, podían decir que había sido su perdición años más tarde. Pero si creía en algo, era que las cosas siempre pasaban por una razón, por simple que fuese y más que nunca quería creer ahora que si había pasado todo aquello, era justo para hacer que quien era ahora estuviese de pie en ese sitio, con aquella mujer de largo cabello azabache hablándole de esa forma. Y mientras pensaba en ello, veía su rostro. Y a pesar de pensar que no debía decir algo que fuese insensato contestó aquella pregunta sin pensarlo. En esos momentos no creía tener una razón para detener sus palabras.
- Porque como todo observador, sería aburrido si no hubiese algo que contradiga la utopía que este mundo debería ser... algo que nunca ha existido, que nunca ha tenido... - Siempre había existido lo que algunos creían malo o indeseado –Contrapartes, si solo existiese una de ellas, no podrías decir que existe el bien cuando no hay un mal que lo haga de esa manera– Se encogió de hombros, poco o nada le importaba, mucho menos en este instante. Incluso esa idea de que algo no podía existir sin lo otro, eran solo conceptos. El solo creía que no existía nada como tal, que lo que era bueno o malo era solo el punto de vista ara cada persona, no más. En este punto, él nunca había considerado algo malo matar a un ser humano, no creía que fuese algo mezquino dado que ellos mataban irracionalmente ya fuese animales o a las mismas personas que le rodeaban. Era que se les había enseñado que era algo por lo que serían castigados. Sin embargo, los asesinos, cuando cobraban la vida de alguien, se daban cuenta de la clase de sensación que eso conllevaba, por eso muchos no se arrepentían. Algo curioso era el poder que sentían de tener la vida de alguien pendiendo de ti. No era malo, creía que tal vez era un poco retorcido cuando lo disfrutabas demasiado, pero era una de otras miles de cosas. No creía que fuese ‘maldad’ o algo en lo que todos creerían si no hubiese sido parte de las enseñanzas que se les daba en algún punto de sus vidas.
Vio la ilusión mientras le decían que era tan perfecta como podía ser. Percepción… todo estaba sujeto a ello. Y en realidad como él se veía y como ella debería verlo tampoco debían tener que ver o concordar. Pero se quedó en silencio, hasta que vio a aquella imagen suya moverse y atravesarle. Había retrocedido por inercia, como si de verdad pudiese lastimarle. Había regresado totalmente su atención a aquello. La voz femenina le hizo suspirar -No, caminemos, esto es muy extraño–Dijo arqueando una ceja mientras se veía a sí mismo en aquel reflejo -A donde sea, no importa... - No había un lugar al cual ir, así que no importaba a dónde se dirigieran. No había pensado en donde se quedaría en cuanto sintiese la salida del sol acercarse incluso antes de que los primeros rayos del sol dejaran verse en el horizonte. No, él sabría cuando ocultarse de ellos, pero por ahora estaba tranquilo a pesar de que creía saber a qué sitio tendría que ir aa refugiarse.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Que una cosa no podía existir sin la otra… en eso tenía razón porque si no existía la oscuridad entonces como saber que lo demás era la luz. Era complicado a su vez imaginar cual de las dos cosas había llegado primero al mundo, cada uno por su parte a la vez intentarían convencer al otro que ellos eran los primero y por tanto formaban la luz.
¿Qué éramos nosotros? Luz, oscuridad… un punto medio entre ambos extremos que al final de todo no tenía lugar definido en el mundo más que vagar de un sitio a otro intentando encajar en algo que no estaba hecho para contenernos.
Los sobre naturales éramos la bestia de la humanidad, aquella plaga difícil de extinguir y que probablemente nunca dejara aquel lugar en el que se encontraba tan cómoda, lucharía además por extenderse por todos los lugares que le fueran posibles porque tenia tanto derecho como cualquier otra existencia en aquel lugar de permanecer.
- Las cosas son complicadas en esta vida entonces - sonreí, porque si seguía pensando me confundiría en mis propios pensamientos y solo preguntaría más cosas inútiles a Kei, que no estaba ahí haciendome compañía para responder todas mis dudas de niña molesta; él estaba a mi lado para olvidar lo que le ocurrió y llevarle a pensar en cosas como esa no ayudaba en nada… si no podía ayudar como lo esperaba lo mejor era no provocar más daños.
Me lleve la mano a los labios para no soltar la carcajada que contenía al ver a Kei dar un paso hacía atrás cuando la ilusión se dirigió a él.
- Por más real que parezca no puede hacer nada, es solo un sueño que vemos conscientes - observe como la imagen de Kei se alejaba rumbo a los bosques para desaparecer en la oscuridad, sabía que se desvanecería apenas se alejara un poco más - el punto es que aunque no puedan dañar el cuerpo de los otros si son capaces de destrozar mentes… - nunca había tenido la oportunidad de recordar precisamente lo que venía a mi mente en ese momento. Fragmentos de un recuerdo olvidado aparecían poco a poco, mostrando a mi abuelo y a un hombre que lloraba… en ese tiempo había sido incapaz de entender el porque de esa situación pero conforme más pedazos aparecían recordé lentamente la situación. Nos amenazaban y mi abuelo había amenazado también… quizás nunca sabría que era lo que el hombre vio pero recordaba lo que me dijo mi abuelo después de todo eso… "La mente es tan poderosa como frágil… solo se necesita presenciar el acontecimiento correcto para que se fragmente en miles de pedazos… ¿comprendes, Maya?", mi yo más joven asintió y sonriendo tome la mano de aquel que tanto me había enseñado de lo que era pero no había comprendido nada… hasta ese momento.
- No es tan extraño pero pues entonces… vayamos a un lugar más céntrico Kei - camine para guiarle - o ¿Tienes algún lugar al que te agrade ir? - quería hacerlo feliz al menos por unos minutos, porque había entendido algo al recordar aquello que hace tanto olvide. La mente de Kei, por más normal que luciera por fuera… estaba fragmentada, no conocía la gravedad real del daño hasta que comenzaran los efectos de eso, pero de que estaba fragmentado lo estaba.
Era algo triste darme cuenta de eso, porque sabía que aquello que se fragmenta no podía volverse a juntar y quedar de la misma manera, eran inútiles los esfuerzos por pegar todas las piezas y dejar todo como antes, inevitablemente existirían cambios, no precisamente para bien en todas ocasiones. Por mi parte no habría problema pues ese Kei, era el que yo estaba conociendo pero para quienes ya le hubieran tratado, las cosas serían diferentes.
¿Qué éramos nosotros? Luz, oscuridad… un punto medio entre ambos extremos que al final de todo no tenía lugar definido en el mundo más que vagar de un sitio a otro intentando encajar en algo que no estaba hecho para contenernos.
Los sobre naturales éramos la bestia de la humanidad, aquella plaga difícil de extinguir y que probablemente nunca dejara aquel lugar en el que se encontraba tan cómoda, lucharía además por extenderse por todos los lugares que le fueran posibles porque tenia tanto derecho como cualquier otra existencia en aquel lugar de permanecer.
- Las cosas son complicadas en esta vida entonces - sonreí, porque si seguía pensando me confundiría en mis propios pensamientos y solo preguntaría más cosas inútiles a Kei, que no estaba ahí haciendome compañía para responder todas mis dudas de niña molesta; él estaba a mi lado para olvidar lo que le ocurrió y llevarle a pensar en cosas como esa no ayudaba en nada… si no podía ayudar como lo esperaba lo mejor era no provocar más daños.
Me lleve la mano a los labios para no soltar la carcajada que contenía al ver a Kei dar un paso hacía atrás cuando la ilusión se dirigió a él.
- Por más real que parezca no puede hacer nada, es solo un sueño que vemos conscientes - observe como la imagen de Kei se alejaba rumbo a los bosques para desaparecer en la oscuridad, sabía que se desvanecería apenas se alejara un poco más - el punto es que aunque no puedan dañar el cuerpo de los otros si son capaces de destrozar mentes… - nunca había tenido la oportunidad de recordar precisamente lo que venía a mi mente en ese momento. Fragmentos de un recuerdo olvidado aparecían poco a poco, mostrando a mi abuelo y a un hombre que lloraba… en ese tiempo había sido incapaz de entender el porque de esa situación pero conforme más pedazos aparecían recordé lentamente la situación. Nos amenazaban y mi abuelo había amenazado también… quizás nunca sabría que era lo que el hombre vio pero recordaba lo que me dijo mi abuelo después de todo eso… "La mente es tan poderosa como frágil… solo se necesita presenciar el acontecimiento correcto para que se fragmente en miles de pedazos… ¿comprendes, Maya?", mi yo más joven asintió y sonriendo tome la mano de aquel que tanto me había enseñado de lo que era pero no había comprendido nada… hasta ese momento.
- No es tan extraño pero pues entonces… vayamos a un lugar más céntrico Kei - camine para guiarle - o ¿Tienes algún lugar al que te agrade ir? - quería hacerlo feliz al menos por unos minutos, porque había entendido algo al recordar aquello que hace tanto olvide. La mente de Kei, por más normal que luciera por fuera… estaba fragmentada, no conocía la gravedad real del daño hasta que comenzaran los efectos de eso, pero de que estaba fragmentado lo estaba.
Era algo triste darme cuenta de eso, porque sabía que aquello que se fragmenta no podía volverse a juntar y quedar de la misma manera, eran inútiles los esfuerzos por pegar todas las piezas y dejar todo como antes, inevitablemente existirían cambios, no precisamente para bien en todas ocasiones. Por mi parte no habría problema pues ese Kei, era el que yo estaba conociendo pero para quienes ya le hubieran tratado, las cosas serían diferentes.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Never Again [Privado]
-Siempre lo han sido, pero todo depende en como tomes lo que venga a ti - Lo suyo era dejar pasar, aunque ahora no pudiese hacerlo. Un ser inmortal cuya fuerza sobrepasaba lo que podía cargar un ser humano, alimentándose de lo que lleva la vida en sus cuerpos. Y sin embargo, con un tiempo eterno. Se había estacionado. Había avanzado con las décadas, pero probablemente era por el poco apego que sentía. No había podido extrañar épocas o lugares en los que había estado. Si lo hubiese tenido, si hubiese tenido un cariño especial por alguno, probablemente habría sido difícil o habría perecido por su propia voluntad.
Por muy extraño que parezca era la primera vez que ss sentidos le habían engañado. Sabía que era una ilusión y aún así había retrocedido. No podía sentir el aura de esa figura idéntica a la suya, pero era como si algo en él hubiese retrocedido. Soltó una risa suave ante ese hecho. Como si solo por verle diese por hecho que estaba ahí en realidad. Como cuanod había sido un muchaho. Suspiró.
-Aún así, puedo verlo, no puedo sentirlo, pero bien dicen que la vista es engañosa - A veces, no siempre cuando eres un vampiro. Casi nunca... -¿Cómo pued... - ¿Cómo puede dañar la mente de otros? Eso iba a preguntar... qué ingenuo sería. Como si él, con las habilidades que había ganado desde su transformación no pudiese sasberlo. Gracioso, todo era confuso de algún modo -¿Has tenido que usarla alguna vez de esa manera? - Esa habilidad era algo que podría bien decir era peligrosa y también bastante beneficiosa.
Observó a los alrededores pero realmente su respuesta no pudo haber sido más certera ni más simple -No hay ningún lugar al que quiera ir...- La mayoría que podía pensar no eran buena idea. El Jardín Botánico, demasiados recuerdos. La Laguna, La Mansión de la Medianoche o la que pertenecía al vampiro por el que hubiese dado todo por tener ahí para al menos quitarse el peso de lo que le involucraba de su cabeza. Pero eso no sucedería pronto - Están los lugares que conozco, a los que puedo ir, pero ninguno a donde quiera dirigirme- El café... ese también tenía impregnado en ellos la imagen de quien buscaba, pero no era solo eso, era un lugar al que siempre había ido sabiendo que era un recordatorio que ese ya no era el mismo lugar que antes –Vamos a cualquier sitio –Se encogió de hombros –SI tienes hambre o tengas algún pendiente, te acompañaré – Por momentos parecía el mismo de siempre. Incluso aquella sonrisa, una que no sentía realmente, no parecía falsa ni poco sincera, pero estaba demasiado acostumbrado al parecer, a tratar a otros de aquella manera.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Le mire y negué, para mi fortuna nunca me había visto en la necesidad de mostrar a alguien el "acontecimiento correcto" para que las cosas en su mente se tornaran confusas y dañinas. Aunque algunas ocasiones en momentos en lo que deseaba ver de que era capaz, tenía las incontrolables ganas de fracturar a alguien hasta volverle una frágil muñeca.
Mi corazón no poseía tanta oscuridad como para haber terminado haciendo esa clase de cosas en algún momentos. Estaba orgullosa de haber sido criada de la forma en la que lo había sido, si bien mi abuelo había hecho cosas que no eran correctas, lo hizo por el bien de nuestra familia y todos nosotros. Yo en su lugar hubiera hecho lo mismo sin dudar ni un segundo; quizás si no amenazaban a quienes eran importantes para mi no hubiese hecho nada, pero si metían a más personas, haría lo que fuera.
- Aún no, pero si es necesario la usare de esa manera - suspire - incluso aunque eso no me haga muy feliz. Pero es mejor que se llore en otro sitio, que caigan lagrimas desconocidas y se contemplen muecas de dolor que no nos importan… eso es mejor a que quienes quieres sean los que lloren - esas palabras se me antojaron ajenas, no sentía haberlas dicho yo incluso aunque sentía que esa era la absoluta verdad.
Abrí los ojos grandes y entre abrí los labios. Su respuesta me había dejado atónita, ¿Cómo era posible que no tuviera un sitio al cual quisiera ir? En alguna parte debía existir algo por más sencillo o más ilógico que fuera al que añorara ir.
Le escuche con atención, comenzaba a comprender que era lo que estaba pasando por su mente y me sentí tonta por no haber pensando en que los lugares que querría frecuentar serían aquellos en lo que ya no existía nadie que le atrajera hasta ese sitio.
- Ya veo… - me mantuve pensativa hasta que su voz retumbo en mis oídos - ¿Yo…? - intente imaginar un lugar al que deseara ir con todas mis fuerzas, pero el único lugar que aparecía claro en mis pensamientos era el café de Joao. Y a ese lugar no podía ir a esas horas de la noche - Que tal si solo caminamos y vemos hasta donde llegamos, nuestros pasos podrían guiarnos hasta algo interesante, ¿No lo crees, Kei? - sonreí al tiempo que iniciaba con la caminata, alejandonos de ese lugar.
Mi andar era calmo, no tenía la menos prisa por regresar a casa… ¿Casa…?, la idea me llego como un chispazo de iluminación y mire a Kei con preocupación.
- Kei, cuando salga el sol…. ¿Tienes donde refugiarte? - había sido tan torpe como para haber olvidado preguntar algo indispensable como eso, simplemente no podía creerlo de mi.
Mi corazón no poseía tanta oscuridad como para haber terminado haciendo esa clase de cosas en algún momentos. Estaba orgullosa de haber sido criada de la forma en la que lo había sido, si bien mi abuelo había hecho cosas que no eran correctas, lo hizo por el bien de nuestra familia y todos nosotros. Yo en su lugar hubiera hecho lo mismo sin dudar ni un segundo; quizás si no amenazaban a quienes eran importantes para mi no hubiese hecho nada, pero si metían a más personas, haría lo que fuera.
- Aún no, pero si es necesario la usare de esa manera - suspire - incluso aunque eso no me haga muy feliz. Pero es mejor que se llore en otro sitio, que caigan lagrimas desconocidas y se contemplen muecas de dolor que no nos importan… eso es mejor a que quienes quieres sean los que lloren - esas palabras se me antojaron ajenas, no sentía haberlas dicho yo incluso aunque sentía que esa era la absoluta verdad.
Abrí los ojos grandes y entre abrí los labios. Su respuesta me había dejado atónita, ¿Cómo era posible que no tuviera un sitio al cual quisiera ir? En alguna parte debía existir algo por más sencillo o más ilógico que fuera al que añorara ir.
Le escuche con atención, comenzaba a comprender que era lo que estaba pasando por su mente y me sentí tonta por no haber pensando en que los lugares que querría frecuentar serían aquellos en lo que ya no existía nadie que le atrajera hasta ese sitio.
- Ya veo… - me mantuve pensativa hasta que su voz retumbo en mis oídos - ¿Yo…? - intente imaginar un lugar al que deseara ir con todas mis fuerzas, pero el único lugar que aparecía claro en mis pensamientos era el café de Joao. Y a ese lugar no podía ir a esas horas de la noche - Que tal si solo caminamos y vemos hasta donde llegamos, nuestros pasos podrían guiarnos hasta algo interesante, ¿No lo crees, Kei? - sonreí al tiempo que iniciaba con la caminata, alejandonos de ese lugar.
Mi andar era calmo, no tenía la menos prisa por regresar a casa… ¿Casa…?, la idea me llego como un chispazo de iluminación y mire a Kei con preocupación.
- Kei, cuando salga el sol…. ¿Tienes donde refugiarte? - había sido tan torpe como para haber olvidado preguntar algo indispensable como eso, simplemente no podía creerlo de mi.
Última edición por Maya Doll el Lun Ago 12, 2013 8:43 pm, editado 1 vez
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Re: Never Again [Privado]
El le veía, sin un atisbo de que sus palabras le causaran algún efecto. Le parecía un buen razonamiento. Era como cuando debías elegir entre tu y otras personas. Claro, aquí se extendía el concepto y lo entendía. Desapaegado como era, aún así tenía lazos, que ahora habían desaparecido en su mayoría. A él no le habría impotado perecer si con ello hubiese dado una oportunidad a alguien de ellos en aquella casa. Tal vez a uno de ellos, pero no habría funcionado. No era cuestión de sacrificios. [
Era lo mejor ... No, no lo era... había muchas maneras de hacer las cosas. Quemar todo hasta lo más profundo no podía ser la mejor. Le vio avanzar -¿Un café? - Miraba el suelo, no veía aquel rostro y por un momento no discernía entre palabras y pensamientos -¿Te apetece ir a un lugar como ese?- Tal vez era una mala idea, pero tenía acceso, nadie le detendría, y claramente a esa hora, no habría nadie en los locales. Pero el mero pensamiento le hizo recordar y centrarse en la persona que quería ver. Y una especie de ira se apoderó de él. Conteniéndose soltó un suspiro de resignación.
-Hay muchos lugares... No te preocupes por algo como eso, pero entre más tarde en llegar, mejor será - Incluso las ruinas de rose Red eran una opción. O bien su propia mansión, el pequeño lugar en el centro de la ciudad o la edificación cerca de los jardines a la que se había acostumbrado a ver como su hogar. Pero como bien había dicho, no sentía ningún afán de llegar a alguno de ellos. Todos poseían algo que quería evitar.
-¿Te gusta la noche? -susurró de forma aterciopelada alcanzándole, avanzaba a paso ligero con los ojos cerrados, dirigiendo su rostro hacia aquel cielo.
De improviso le jaló deteniéndose -¿Amas a alguien? ¿Por quién podrías darlo todo?-Abrió los ojos lentamente y se le quedó viendo esperando una respuesta. La fuerza en su agarre, no medía cosas como esa en ese momento -¿Alguna vez has deseado muerte? ¿Algo más siniestro acaso? -el podría destruir todo sin pensarlo. Podía matar si lo quería, podía salir de ellos sin demasiado esfuerzo. Podría simplemente hacerlo como un mecanismo para aliviar lo que había en él. ¿Servía? Claro que no y lo sabía, pero eso era diferente.
La imagen que se proyectaba en su mente y la que tenía frente a sí eran diferentes. Le jaló con fuerza tirando hasta que pudo sostenerle de la cintura, manteniéndola cerca de él por un momento. La calidez natural de su cuerpo era algo que le parecía a la vez algo natural pero ajeno. Aspiró eel aroma de sus cabellos dejando que su nariz rozara aquella calidez. Podía sentir el latir claro de su corazón y la sangre que avanzaba con ese ritmo por sus venas. No era la necesidad de alimentarse ni de tenerle cerca. Era la imperiosa idea de hacerle temer. Se sentía tan fuera de sí, quería sentir que aún podía doblegar y librarse de esos hilos de lo que otros llamarían destino o lago parecido. Sentir que en él había esa voluntad. Si quería tomarlo todo sin necesidad, de saber que podía, aunque no deseara nada en ese pequeño fragmento de tiempo.
Sus ojos con aquel color antinatural ámbarino. Ese color que se veía en él solo en ocasiones, cuando algo le dominaba. Estaba enojado... con todo... Emociones tan humanas que hace tanto no hacían mella en su comportamiento. Quería desquitarse, darle un sentido irracional a loq ue quisiera ponerse frente a él. La calma quería desvanecerse y dejar paso a la oscuridad que quería arrastrarle y hacerle una persona diferente. Tener el control sobre algo, ya que no podía tenerlo sobre sí mismo. Todo era tan irreal... ¿Era ella real?
Era lo mejor ... No, no lo era... había muchas maneras de hacer las cosas. Quemar todo hasta lo más profundo no podía ser la mejor. Le vio avanzar -¿Un café? - Miraba el suelo, no veía aquel rostro y por un momento no discernía entre palabras y pensamientos -¿Te apetece ir a un lugar como ese?- Tal vez era una mala idea, pero tenía acceso, nadie le detendría, y claramente a esa hora, no habría nadie en los locales. Pero el mero pensamiento le hizo recordar y centrarse en la persona que quería ver. Y una especie de ira se apoderó de él. Conteniéndose soltó un suspiro de resignación.
-Hay muchos lugares... No te preocupes por algo como eso, pero entre más tarde en llegar, mejor será - Incluso las ruinas de rose Red eran una opción. O bien su propia mansión, el pequeño lugar en el centro de la ciudad o la edificación cerca de los jardines a la que se había acostumbrado a ver como su hogar. Pero como bien había dicho, no sentía ningún afán de llegar a alguno de ellos. Todos poseían algo que quería evitar.
-¿Te gusta la noche? -susurró de forma aterciopelada alcanzándole, avanzaba a paso ligero con los ojos cerrados, dirigiendo su rostro hacia aquel cielo.
De improviso le jaló deteniéndose -¿Amas a alguien? ¿Por quién podrías darlo todo?-Abrió los ojos lentamente y se le quedó viendo esperando una respuesta. La fuerza en su agarre, no medía cosas como esa en ese momento -¿Alguna vez has deseado muerte? ¿Algo más siniestro acaso? -el podría destruir todo sin pensarlo. Podía matar si lo quería, podía salir de ellos sin demasiado esfuerzo. Podría simplemente hacerlo como un mecanismo para aliviar lo que había en él. ¿Servía? Claro que no y lo sabía, pero eso era diferente.
La imagen que se proyectaba en su mente y la que tenía frente a sí eran diferentes. Le jaló con fuerza tirando hasta que pudo sostenerle de la cintura, manteniéndola cerca de él por un momento. La calidez natural de su cuerpo era algo que le parecía a la vez algo natural pero ajeno. Aspiró eel aroma de sus cabellos dejando que su nariz rozara aquella calidez. Podía sentir el latir claro de su corazón y la sangre que avanzaba con ese ritmo por sus venas. No era la necesidad de alimentarse ni de tenerle cerca. Era la imperiosa idea de hacerle temer. Se sentía tan fuera de sí, quería sentir que aún podía doblegar y librarse de esos hilos de lo que otros llamarían destino o lago parecido. Sentir que en él había esa voluntad. Si quería tomarlo todo sin necesidad, de saber que podía, aunque no deseara nada en ese pequeño fragmento de tiempo.
Sus ojos con aquel color antinatural ámbarino. Ese color que se veía en él solo en ocasiones, cuando algo le dominaba. Estaba enojado... con todo... Emociones tan humanas que hace tanto no hacían mella en su comportamiento. Quería desquitarse, darle un sentido irracional a loq ue quisiera ponerse frente a él. La calma quería desvanecerse y dejar paso a la oscuridad que quería arrastrarle y hacerle una persona diferente. Tener el control sobre algo, ya que no podía tenerlo sobre sí mismo. Todo era tan irreal... ¿Era ella real?
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Trastabille cuando me preguntó sobre el café, estaba segura de no haberlo mencionado en ningún punto de la conversación, pero claro, tratando con vampiros los pensamientos jamás estaban a salvo de nada.
La verdad no era que me apeteciera ir realmente por el café, adoraba aquella clase de cosas pero últimamente eso había adquirido un significado diferente para mi. El café al que deseaba ir era uno en especifico y llevar a Kei a ese lugar me parecía aún sin entender el por qué una muy mala idea.
- Ha sido solo un pensamiento repentino Kei, no creo que debamos ir a un café y mucho menos porque habría gente preguntando sobre algunas cosas que lo mejor será evitar - aun se encontraba él lleno de restos del incendio y seguramente pronto las voces comenzarían a correr por todo París y no únicamente por los inquisidores, así que lo apto en esa circunstancia era no dar muestras de que alguno de nosotros se había encontrado cerca de la catástrofe.
¿Qué no me preocupara? Era imposible que no pudiera preocuparme por alguien que lo había perdido todo cuanto le importaba tan recientemente, no me gustaba la idea de dejarlo a que buscara un lugar en el cual ocultarse por su propia cuenta pero si decía que existían muchos lugares no debía preocuparme de más. Yo no era vampiro, no debía ocultarme del sol así que me era difícil concebir el sitio adecuado pero él debía estar acostumbrado a esa clase de situaciones.
Le mire de reojo una vez que alcanzó mi andar, algo en su manera de caminar, de elevar su rostro al cielo y cerrar los ojos le hacía lucir elegante. Era la primera ocasión que podía observar a un vampiro de tan cerca, pero a lo que escuchaba de ellos y observaba desde las lejanías la mayoría poseían esa clase de portes, esa forma misteriosa y por supuesto una belleza fuera de este mundo.
- La noche y yo… tenemos una relación turbulenta desde que lo recuerdo - suspire - no te diré que odio la noche pero no me gusta que con ella tengan que llegar los sueños y ellos por lo general me atormentan así que… - moví la mano intentando restar importancia - estoy acostumbrada a vivir parte de mi vida en esta oscuridad también.
Estaba a punto de preguntarle el por qué de esa pregunta, cuando su mano fría y segura me jaló.
- Kei… ¿Qué pasa? - mi mirada se encontró con la del vampiro que más que verme parecía estar viendo a la nada y sentí un escalofrío que solo se intensifico cuando comenzó a interrogarme - No estoy segura… creo que amo a alguien pero incluso aunque no… daría todo por él - solo existía una persona en mi mente en esos segundos pero su figura se desvaneció en mis pensamientos cuando el siguiente par de preguntas salió a flote de los labios ajenos - Si, he deseado muerte y otras cosas pero… eso es algo normal ¿no? - desde siempre había aprendido que los pensamientos oscuros eran inevitables, tanto como los buenos deseos pero por un motivo cuando él preguntaba dudaba de eso.
Mi respiración aumento y mi corazón se desboco al estar tan cerca, él no parecía estar ahí y me daba miedo intentar hablarle y que no pudiera ser capaz de hacerlo entrar en razón o calmarlo, la terrible idea de que podía morir en los siguientes minutos llego hasta mi como un chapuzón en agua fría y cerré los ojos temblando sin mucho control contra el cuerpo frío del vampiro.
- Kei… no hagas esto, por favor… - aprete los puños, pues sabía que contra él no tenia muchas posibilidades.
Temerosa abrí los ojos y me encontré con los de Kei; otro escalofrío recorrió mi cuerpo entero, si mis sueños me advertían de cosas malas porque no me habían advertido de lo que pasaría contrario a eso me habían guiado hasta él. Repentinamente de lado al rostro de Kei vi una imagen - No… eso no… - al parecer entre mi nerviosismo había generado otra ilusión, una que me era más familiar y mucho más común… desde siempre me había preguntado la razón de semejantes ilusiones pero hasta el momento no tenía respuesta, solo imágenes como aquella. Detrás del vampiro y atrayendo ahora toda mi atención estaba una ilusión de mi misma, envuelta en llamas; algo que definitivamente atraería la atención de cualquiera.
La verdad no era que me apeteciera ir realmente por el café, adoraba aquella clase de cosas pero últimamente eso había adquirido un significado diferente para mi. El café al que deseaba ir era uno en especifico y llevar a Kei a ese lugar me parecía aún sin entender el por qué una muy mala idea.
- Ha sido solo un pensamiento repentino Kei, no creo que debamos ir a un café y mucho menos porque habría gente preguntando sobre algunas cosas que lo mejor será evitar - aun se encontraba él lleno de restos del incendio y seguramente pronto las voces comenzarían a correr por todo París y no únicamente por los inquisidores, así que lo apto en esa circunstancia era no dar muestras de que alguno de nosotros se había encontrado cerca de la catástrofe.
¿Qué no me preocupara? Era imposible que no pudiera preocuparme por alguien que lo había perdido todo cuanto le importaba tan recientemente, no me gustaba la idea de dejarlo a que buscara un lugar en el cual ocultarse por su propia cuenta pero si decía que existían muchos lugares no debía preocuparme de más. Yo no era vampiro, no debía ocultarme del sol así que me era difícil concebir el sitio adecuado pero él debía estar acostumbrado a esa clase de situaciones.
Le mire de reojo una vez que alcanzó mi andar, algo en su manera de caminar, de elevar su rostro al cielo y cerrar los ojos le hacía lucir elegante. Era la primera ocasión que podía observar a un vampiro de tan cerca, pero a lo que escuchaba de ellos y observaba desde las lejanías la mayoría poseían esa clase de portes, esa forma misteriosa y por supuesto una belleza fuera de este mundo.
- La noche y yo… tenemos una relación turbulenta desde que lo recuerdo - suspire - no te diré que odio la noche pero no me gusta que con ella tengan que llegar los sueños y ellos por lo general me atormentan así que… - moví la mano intentando restar importancia - estoy acostumbrada a vivir parte de mi vida en esta oscuridad también.
Estaba a punto de preguntarle el por qué de esa pregunta, cuando su mano fría y segura me jaló.
- Kei… ¿Qué pasa? - mi mirada se encontró con la del vampiro que más que verme parecía estar viendo a la nada y sentí un escalofrío que solo se intensifico cuando comenzó a interrogarme - No estoy segura… creo que amo a alguien pero incluso aunque no… daría todo por él - solo existía una persona en mi mente en esos segundos pero su figura se desvaneció en mis pensamientos cuando el siguiente par de preguntas salió a flote de los labios ajenos - Si, he deseado muerte y otras cosas pero… eso es algo normal ¿no? - desde siempre había aprendido que los pensamientos oscuros eran inevitables, tanto como los buenos deseos pero por un motivo cuando él preguntaba dudaba de eso.
Mi respiración aumento y mi corazón se desboco al estar tan cerca, él no parecía estar ahí y me daba miedo intentar hablarle y que no pudiera ser capaz de hacerlo entrar en razón o calmarlo, la terrible idea de que podía morir en los siguientes minutos llego hasta mi como un chapuzón en agua fría y cerré los ojos temblando sin mucho control contra el cuerpo frío del vampiro.
- Kei… no hagas esto, por favor… - aprete los puños, pues sabía que contra él no tenia muchas posibilidades.
Temerosa abrí los ojos y me encontré con los de Kei; otro escalofrío recorrió mi cuerpo entero, si mis sueños me advertían de cosas malas porque no me habían advertido de lo que pasaría contrario a eso me habían guiado hasta él. Repentinamente de lado al rostro de Kei vi una imagen - No… eso no… - al parecer entre mi nerviosismo había generado otra ilusión, una que me era más familiar y mucho más común… desde siempre me había preguntado la razón de semejantes ilusiones pero hasta el momento no tenía respuesta, solo imágenes como aquella. Detrás del vampiro y atrayendo ahora toda mi atención estaba una ilusión de mi misma, envuelta en llamas; algo que definitivamente atraería la atención de cualquiera.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Never Again [Privado]
Sonrió con cierto aire de burla, aunque probablemente era más por sentir que le decía algo que conocía y en lo que él podía hundirse -¿Darías todo por una persona? ¿Darías tu vida? Si es así, puede que sea algo como lo que llaman amor -Lo decía como si él no lo supiese, como si él no estuviese dispuesto a dar lo que era por alguien, pero lo estaba. Estaba tan seguro de eso, y era eso lo que empezaba a ocasionarle un temor diferente al resto. Se quedó junto a ella, con los ojos cerrados. No quería hacerle nada, ni siquiera buscaba beber su sangre, pero el miedo que sintió en ella un instante le gustó, lástima que no duró mucho, al menos no siendo dirigido a él.
Abrió los ojos con lentitud siguiendo su voz y al ver sus ojos, sin soltarle, su mirada siguió la de ella. En realidad no hizo más que sostenerle con uno de sus brazos, manteniéndole ahí pero con más fuerza de la necesaria -¿Es ese alguno de tus miedos? -susurró con cierto tono, algo más bajo. Indudablemente no podía pasar por alto que fuese un incendio lo que había pasado poco antes. Era algo irónico, pero al ver la imagen del fuego, aún si era falsa, no le provocaba nada. Ni un temor ni nada. Y debería, porque era de las pocas cosas que podían causarle daños considerables.
Tuvo que soltarle, interponiéndose entre ella y aquella imagen que prefirió dejar de ver, incluso hacer eso había traído a su mente algo que no quería -Tranquila-Lo dijo con una seguridad que resultaba extraña -Puede ser inútil, pero saber que podía hacerte algo era suficiente. No quería causarte ningún daño real -Se encogió de hombros y su sonrisa parecía más llena de melancolía, dejando de lado una alegría que no sentía ni sentiría de esa manera -Nunca en mi 'larga' ...- hizo enfásis en esa palabra, pues para él ni había sido tan larga, tampoco tan corta. El tiempo se difuminaba de forma extraña en ocasiones -...existencia, he sentido la necesidad de hacer algo para demostrarme que hay algo en mí que me permita saber que aún hay algo que puedo tener- Y de repente hubo algo en sus propias palabras que le causó confusión. Estaba hablando y se dio cuenta de que ahora no sabía decir cuánto había pasado. Sabía el número de años, pero no los podía sentir realmente. Para sus recuerdos era como un corto período, pero estaba esa otra parte, sin su llamada alma, que tampoco podía descartarse.
Estaba empezando a entrelazar sus recuerdos, pero la mayoría parecían aún no tomar el lugar en el rompecabezas, no del todo, eso empezaba a ser difícil de vislumbrar, sobre todo con los sentimientos y emociones carcomiéndole por dentro. Tomó las manos de ella, sabía que era su culpa, pero más que sentrse responsable, solo quería una tranquilidad que no había forma de encontrar. Quería infundirle miedo, bien, lo había logrado pero empezaba a dolerle la cabeza. Claro que eso era poco posible por su condición, pero la mente puede hacer cualquier cosa y sentía una especie de malestar parecido a ello -Maya... ¿Por qué le temes tanto al fuego? - No era eso lo que planeaba decirle, solo había salido la interrogante y lo había dicho sin más.
Tal vez no debía ahondar en eso, decidió regresar a la pregunta que él mismo había hecho momentos antes -Dices que harías todo por una persona... Yo también lo haría...- Estaba intentando distraerla, así tuviese que sacar algo suyo en el proceso para desviar la atención de donde no quería que estuviese -Daría mi existencia si eso fuese necesario... y sin embargo, estoy enojado por sabr que ha acudido a alguien más mientras yo deseaba verle - Estaba diciendo las cosas sin procesarlas, sin nada que le impidiese decir alguna cosa que normalmente no contaría a nadie -... Me digo que estoy enojado... pero no es eso... - Observaba fijamente aquellos ojos que parecían tan fáciles de leer en ese instante -Es por eso... tu miedo, quería sentir tu miedo para olvidarme de ello. Quería sentir la satisfacción de saber que podía hacer lo que quisiera... ¿Lo entiendes? - Tal vez solo tenía sentido para sí mismo, pero cabía la posibilidad de que al menos ella pudiese comprenderlo parcialmente. Por su parte buscaba deshagoarse, pero no era el lugar ni ella podía tener que ver con eso. Quería explotar... pero no podría hacerlo aún... tendría que guardar todo hasta que llegase el momento.
Abrió los ojos con lentitud siguiendo su voz y al ver sus ojos, sin soltarle, su mirada siguió la de ella. En realidad no hizo más que sostenerle con uno de sus brazos, manteniéndole ahí pero con más fuerza de la necesaria -¿Es ese alguno de tus miedos? -susurró con cierto tono, algo más bajo. Indudablemente no podía pasar por alto que fuese un incendio lo que había pasado poco antes. Era algo irónico, pero al ver la imagen del fuego, aún si era falsa, no le provocaba nada. Ni un temor ni nada. Y debería, porque era de las pocas cosas que podían causarle daños considerables.
Tuvo que soltarle, interponiéndose entre ella y aquella imagen que prefirió dejar de ver, incluso hacer eso había traído a su mente algo que no quería -Tranquila-Lo dijo con una seguridad que resultaba extraña -Puede ser inútil, pero saber que podía hacerte algo era suficiente. No quería causarte ningún daño real -Se encogió de hombros y su sonrisa parecía más llena de melancolía, dejando de lado una alegría que no sentía ni sentiría de esa manera -Nunca en mi 'larga' ...- hizo enfásis en esa palabra, pues para él ni había sido tan larga, tampoco tan corta. El tiempo se difuminaba de forma extraña en ocasiones -...existencia, he sentido la necesidad de hacer algo para demostrarme que hay algo en mí que me permita saber que aún hay algo que puedo tener- Y de repente hubo algo en sus propias palabras que le causó confusión. Estaba hablando y se dio cuenta de que ahora no sabía decir cuánto había pasado. Sabía el número de años, pero no los podía sentir realmente. Para sus recuerdos era como un corto período, pero estaba esa otra parte, sin su llamada alma, que tampoco podía descartarse.
Estaba empezando a entrelazar sus recuerdos, pero la mayoría parecían aún no tomar el lugar en el rompecabezas, no del todo, eso empezaba a ser difícil de vislumbrar, sobre todo con los sentimientos y emociones carcomiéndole por dentro. Tomó las manos de ella, sabía que era su culpa, pero más que sentrse responsable, solo quería una tranquilidad que no había forma de encontrar. Quería infundirle miedo, bien, lo había logrado pero empezaba a dolerle la cabeza. Claro que eso era poco posible por su condición, pero la mente puede hacer cualquier cosa y sentía una especie de malestar parecido a ello -Maya... ¿Por qué le temes tanto al fuego? - No era eso lo que planeaba decirle, solo había salido la interrogante y lo había dicho sin más.
Tal vez no debía ahondar en eso, decidió regresar a la pregunta que él mismo había hecho momentos antes -Dices que harías todo por una persona... Yo también lo haría...- Estaba intentando distraerla, así tuviese que sacar algo suyo en el proceso para desviar la atención de donde no quería que estuviese -Daría mi existencia si eso fuese necesario... y sin embargo, estoy enojado por sabr que ha acudido a alguien más mientras yo deseaba verle - Estaba diciendo las cosas sin procesarlas, sin nada que le impidiese decir alguna cosa que normalmente no contaría a nadie -... Me digo que estoy enojado... pero no es eso... - Observaba fijamente aquellos ojos que parecían tan fáciles de leer en ese instante -Es por eso... tu miedo, quería sentir tu miedo para olvidarme de ello. Quería sentir la satisfacción de saber que podía hacer lo que quisiera... ¿Lo entiendes? - Tal vez solo tenía sentido para sí mismo, pero cabía la posibilidad de que al menos ella pudiese comprenderlo parcialmente. Por su parte buscaba deshagoarse, pero no era el lugar ni ella podía tener que ver con eso. Quería explotar... pero no podría hacerlo aún... tendría que guardar todo hasta que llegase el momento.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Amor… realmente es que amaba yo a alguien especifico, no estaba segura en esos momentos o es probable que solamente me negara a lo inevitable de la situación que era precisamente decir que daría todo por una persona porque le amaba incluso aunque ese alguien no sintiera lo mismo que yo, pero aun no era seguro así que solo reí a las cosas que Kei decía.
- Solo no lo sé, creo que deberé esperar para poder estar segura de algo como eso. Amor es una palabra muy fuerte con la cual lidiar.
Me tranquilice incluso más al ver que la ilusión de fuego no solamente atraía mi atención si no también la del vampiro que comenzaba a interrogarme de nuevo y aunque no me soltaba sabía ya que todo estaba mejor que momentos antes cuando ante mi mirada se había tornado sementé amenazante. Suspire pensando en la manera adecuada de explicar a Kei lo que esa ilusión significaba para mi.
- No es solo un miedo, es además un gusto - sonreí con tristeza.
Agradecí que Kei se interpusiera entre la ilusión y yo, así no tendría que verle más y torturarme pensando en que era lo que intentaba decirme esa simple expresión de mi mente que aun era incapaz de comprender del todo.
De nueva cuenta olvide todo lo demás, la ilusión, el incendio del cual huía Kei para centrarme de nuevo en lo que me decía sobre el porque de su forma de actuar momentos antes y aunque lo que me dijo me resultaba de alguna manera confuso, podía entenderlo no por las palabras si no por las actitudes y los movimientos que parecían mínimos.
- Por un momento realmente pensé que me harías daño y es que yo aun tengo cosas que hacer, cosas por aprender y personas que ver… y tu Kei, claro que aun puedes tener cosas y provocar en los demás lo que planeas que sientan, si no tan solo es cuestión de que veas lo que pudiste hacer conmigo para que te cerciores de eso.
Su mano fría tomo la mía y le aprete con la poca fuerza que poseía, después de todo era una simple humana con un poco de magia que intentaba darle apoyo a un vampiro que era más como un niño perdido que no era capaz de encontrar el camino a casa. Sonreí ante su pregunta y comencé a explicarle - Te lo dije antes, es además algo que me gusta, es irónico no lo crees… le temo al fuego porque es algo que no puede controlarse y con lo que sería sencillo que muriera pero con todo y eso le admiro y me gusta contemplarlo consumiendo todo a su paso porque es fuerte y hermoso. No sé si deseo ser devorada por el fuego o ser como el, siempre me pregunto lo mismo al ver esta ilusión - suspire - es algo confuso y extraño, siempre lo ha sido y creo que siempre lo será.
De un momento a otro retoñamos al tema del amor, saltábamos de una cosa a otra con una velocidad impresionante hasta creí podría perderme en la conversación en cualquier segundo, pero afortunadamente eso jamás paso.
Y conforme cada nueva palabra que pronunciaba las cosas se volvían más y más claras… el amor le había llevado a intentar asustarme y yo no era capaz de hacer o decirle algo que lo tranquilizara pero al menos podía intentarlo.
- Quizás no acudió a ti porque no quiere que te pase nada, esa persona también debe querer dar su vida por ti y por esa razón jamás te pondría en peligro, porque sabe que así como esta dispuesta a abandonar todo en este mundo sabe que tu lo hará de la misma manera y le da miedo - al haber dicho eso me parecía todo tan coherente - con mi otra mano tome la otra mano de Kei - Claro que lo entiendo, lo has explicado todo claro así que no te preocupes - solté una de sus manos y sin dejar de mirarle comencé a caminar, debíamos ir a cualquier sitio mientras eso mantuviera la mente de Kei distraída.
- Vamos Kei, sigamos en movimiento - deseaba llevarle a un lugar lejos de todos esos pensamientos por al menos unos segundos, quería que fuera un sitio donde nada que dañara podría tocarlo y todo sería tranquilo y lleno de calma.
- Solo no lo sé, creo que deberé esperar para poder estar segura de algo como eso. Amor es una palabra muy fuerte con la cual lidiar.
Me tranquilice incluso más al ver que la ilusión de fuego no solamente atraía mi atención si no también la del vampiro que comenzaba a interrogarme de nuevo y aunque no me soltaba sabía ya que todo estaba mejor que momentos antes cuando ante mi mirada se había tornado sementé amenazante. Suspire pensando en la manera adecuada de explicar a Kei lo que esa ilusión significaba para mi.
- No es solo un miedo, es además un gusto - sonreí con tristeza.
Agradecí que Kei se interpusiera entre la ilusión y yo, así no tendría que verle más y torturarme pensando en que era lo que intentaba decirme esa simple expresión de mi mente que aun era incapaz de comprender del todo.
De nueva cuenta olvide todo lo demás, la ilusión, el incendio del cual huía Kei para centrarme de nuevo en lo que me decía sobre el porque de su forma de actuar momentos antes y aunque lo que me dijo me resultaba de alguna manera confuso, podía entenderlo no por las palabras si no por las actitudes y los movimientos que parecían mínimos.
- Por un momento realmente pensé que me harías daño y es que yo aun tengo cosas que hacer, cosas por aprender y personas que ver… y tu Kei, claro que aun puedes tener cosas y provocar en los demás lo que planeas que sientan, si no tan solo es cuestión de que veas lo que pudiste hacer conmigo para que te cerciores de eso.
Su mano fría tomo la mía y le aprete con la poca fuerza que poseía, después de todo era una simple humana con un poco de magia que intentaba darle apoyo a un vampiro que era más como un niño perdido que no era capaz de encontrar el camino a casa. Sonreí ante su pregunta y comencé a explicarle - Te lo dije antes, es además algo que me gusta, es irónico no lo crees… le temo al fuego porque es algo que no puede controlarse y con lo que sería sencillo que muriera pero con todo y eso le admiro y me gusta contemplarlo consumiendo todo a su paso porque es fuerte y hermoso. No sé si deseo ser devorada por el fuego o ser como el, siempre me pregunto lo mismo al ver esta ilusión - suspire - es algo confuso y extraño, siempre lo ha sido y creo que siempre lo será.
De un momento a otro retoñamos al tema del amor, saltábamos de una cosa a otra con una velocidad impresionante hasta creí podría perderme en la conversación en cualquier segundo, pero afortunadamente eso jamás paso.
Y conforme cada nueva palabra que pronunciaba las cosas se volvían más y más claras… el amor le había llevado a intentar asustarme y yo no era capaz de hacer o decirle algo que lo tranquilizara pero al menos podía intentarlo.
- Quizás no acudió a ti porque no quiere que te pase nada, esa persona también debe querer dar su vida por ti y por esa razón jamás te pondría en peligro, porque sabe que así como esta dispuesta a abandonar todo en este mundo sabe que tu lo hará de la misma manera y le da miedo - al haber dicho eso me parecía todo tan coherente - con mi otra mano tome la otra mano de Kei - Claro que lo entiendo, lo has explicado todo claro así que no te preocupes - solté una de sus manos y sin dejar de mirarle comencé a caminar, debíamos ir a cualquier sitio mientras eso mantuviera la mente de Kei distraída.
- Vamos Kei, sigamos en movimiento - deseaba llevarle a un lugar lejos de todos esos pensamientos por al menos unos segundos, quería que fuera un sitio donde nada que dañara podría tocarlo y todo sería tranquilo y lleno de calma.
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Re: Never Again [Privado]
Amor, si se lo hubiesen preguntado antes de que aquel encuentro que parecía predeterminado sucediese, entonces el tampoco habría dicho algo como aquello, posisiblemente había tardado un poco más de tiempo en que fuese capaz de darse propia cuenta.
-Creo que puedo comprender eso -Dijo con tanta simpleza que pareciera que no le prestaba nada de importancia, pero realmente pensaba que el sentía algo similar, solo que no a los mismo que ella, no le gustaba el fuego o el daño que podía hacerle al menos. Pero siempre había algo que por peligroso o dañino seguías queriendo tenerlo. Así era él ¿no era así? De algún modo, solo cuando sentía ciertas cosas era capaz de notar lo que llamaban intensidad, que le llevaran al borde, eso le gustaba, y sin embargo, al parecer sus límites, tanto como se extendían, tenían un límite debido a sus propios sentimientos.
Una vez que crees que algo está a tu alcance, ver que por ello mismo, ignorándote, olvidándose de ti, da un paso en la dirección que creíste no tomaría, y por una vez eres capaz de sentir una traición cuando no la esperabas, justo en el momento en que estabas moviéndote para llegar aún más lejos con quien decide dejarte atrás. O al menos eso era lo que le carcomía ahora.
El flujo incesante de cosas que ya no podía controlar -Porque iba a hacerlo, quería dañarte, sentir la satisfacción de sentir entre mis manos ese sabor, esa libertad y ese consuelo que la muerte que podría provocar habría de darme... -Le miró, con aquella mirada que empezaba a estar vacía, el no lo entendería, el cambio que sufría en su propia persona, lo sentía, pero incapaz sería de lograr comprenderlo a tiempo.
Y sus palabras le hicieron recordar por qué,entre todo se sentía de esa forma, no solo era la pérdida de quienes o apreciaba o comenzaba a apreciar de alguna extraña forma, suficiente para solo notarlo al despertar y ver las grandes llamas que hacían que todo se desvaneciera como si fuesen nada. Pero aunque eso había sido una conmoción, lo peor no era eso. Sonrió, pero dejo de mirarle, como si contemplara un punto inexistente en el escenario que se mostraba frente a él.
-¿Y si no fuese esa la razón? Esta bien si pierdes la pista, ¿está bien perdonar algo que duele tanto? -La había visto, auqnue no la había leído, una carta y no lo había hecho, pero podía percibirlo incluso antes que lo hiciera, desde las letras grabando un nombre que no fuese el suyo, y no cabía lugar a dudas aunque quisiera negarse a la realidad en la que estaba viviendo. -Si alguien te traicionara ¿perdonarías cualquier cosa? -Sintió el viento, ligero, justo como antes cuando caminaban en el bosque, dejando que sus cabellos desordenados cayeran en mechones sobre su rostro sin preocuparse más por su apariencia, solo para encontrarse con esa mirada humana, con esa que distaba tanto de la suya.
Ella no era su respuesta, pero era quien estaba ahí, sus palabras, dudosas como eran, podían llevarle a pensar con mayor claridad. sin lógica, sin nada, solo una voz que no era familiar, alguien con miedos y poca comprensión de su propio ser, como cualquier ser mortal, como muchos de ellos también, no importaba raza o el tiempo, muchos aún tenían esas características, aún podían sentir y había quienes eran como ella y parecían no hacerlo.
Estaba por caminar pero sus ojos se llenaron de una furia contenida -¿Perdonarías cualquier cosa a la persona que no puedes dejar de amar? -Su voz se había alzado ligeramente, no gritaba, pero la tensión en ella se podía notar. Pero tanto como dejo salir el enojo también floreció en el la tristeza.
-Creo que puedo comprender eso -Dijo con tanta simpleza que pareciera que no le prestaba nada de importancia, pero realmente pensaba que el sentía algo similar, solo que no a los mismo que ella, no le gustaba el fuego o el daño que podía hacerle al menos. Pero siempre había algo que por peligroso o dañino seguías queriendo tenerlo. Así era él ¿no era así? De algún modo, solo cuando sentía ciertas cosas era capaz de notar lo que llamaban intensidad, que le llevaran al borde, eso le gustaba, y sin embargo, al parecer sus límites, tanto como se extendían, tenían un límite debido a sus propios sentimientos.
Una vez que crees que algo está a tu alcance, ver que por ello mismo, ignorándote, olvidándose de ti, da un paso en la dirección que creíste no tomaría, y por una vez eres capaz de sentir una traición cuando no la esperabas, justo en el momento en que estabas moviéndote para llegar aún más lejos con quien decide dejarte atrás. O al menos eso era lo que le carcomía ahora.
El flujo incesante de cosas que ya no podía controlar -Porque iba a hacerlo, quería dañarte, sentir la satisfacción de sentir entre mis manos ese sabor, esa libertad y ese consuelo que la muerte que podría provocar habría de darme... -Le miró, con aquella mirada que empezaba a estar vacía, el no lo entendería, el cambio que sufría en su propia persona, lo sentía, pero incapaz sería de lograr comprenderlo a tiempo.
Y sus palabras le hicieron recordar por qué,entre todo se sentía de esa forma, no solo era la pérdida de quienes o apreciaba o comenzaba a apreciar de alguna extraña forma, suficiente para solo notarlo al despertar y ver las grandes llamas que hacían que todo se desvaneciera como si fuesen nada. Pero aunque eso había sido una conmoción, lo peor no era eso. Sonrió, pero dejo de mirarle, como si contemplara un punto inexistente en el escenario que se mostraba frente a él.
-¿Y si no fuese esa la razón? Esta bien si pierdes la pista, ¿está bien perdonar algo que duele tanto? -La había visto, auqnue no la había leído, una carta y no lo había hecho, pero podía percibirlo incluso antes que lo hiciera, desde las letras grabando un nombre que no fuese el suyo, y no cabía lugar a dudas aunque quisiera negarse a la realidad en la que estaba viviendo. -Si alguien te traicionara ¿perdonarías cualquier cosa? -Sintió el viento, ligero, justo como antes cuando caminaban en el bosque, dejando que sus cabellos desordenados cayeran en mechones sobre su rostro sin preocuparse más por su apariencia, solo para encontrarse con esa mirada humana, con esa que distaba tanto de la suya.
Ella no era su respuesta, pero era quien estaba ahí, sus palabras, dudosas como eran, podían llevarle a pensar con mayor claridad. sin lógica, sin nada, solo una voz que no era familiar, alguien con miedos y poca comprensión de su propio ser, como cualquier ser mortal, como muchos de ellos también, no importaba raza o el tiempo, muchos aún tenían esas características, aún podían sentir y había quienes eran como ella y parecían no hacerlo.
Estaba por caminar pero sus ojos se llenaron de una furia contenida -¿Perdonarías cualquier cosa a la persona que no puedes dejar de amar? -Su voz se había alzado ligeramente, no gritaba, pero la tensión en ella se podía notar. Pero tanto como dejo salir el enojo también floreció en el la tristeza.
Quería verle... Quería encontrarle...
Y saber si aún podía confiar en quien había decidido depositar todo lo que era.
Y saber si aún podía confiar en quien había decidido depositar todo lo que era.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
No me concentraba en que Kei hubiera querido hacerme daño, otros vampiros lo habrían hecho desde un inicio. Él no. Eso me indicaba que no estaban en sus planes herirme o eso era lo que yo intuía; no podía culpar a su herido ser de todo lo que hacía o decía, el vampiro frente a mi estaba demasiado confundido como para saber realmente que era lo que quería o pensaba sobre las cosas.
– Ese consuelo no sería real Kei, al final te sentirías vacío nuevamente y entonces ¿Qué harías? andarás por ahí asesinando para darte satisfacción hasta que no pueda eso alejar más el dolor y termines por hacer alguna tontería como exponerte al sol – negué – sería una perdida completa de esfuerzo por algo que terminara siendo inútil.
Tratar de comprender y dar una explicación a aquel inmortal era realmente complicado porque no existía respuesta alguna dentro de mi. Yo estaba llena de miedos y confusiones, así como nuevas sensaciones y nada de eso era capaz de ayudar a Kei a aclarar su mente.
Escuche su pregunta y no dije nada, permanecí pensativa. ¿Perdonaría algo que duele tanto? Me quede en ese pensamiento ignorando realmente todo a mi alrededor, analizando su es que realmente yo podría perdonar todo pero la respuesta no llegaba a mi.
Comencé a caminar nuevamente, buscando aún una respuesta cuando la voz de Kei se volvió nuevamente presente de una manera firme y me detuve para poder girarme a observarlo. No me gustaban esos arranques en los que parecía ser capaz de hacer cualquier cosa, pero no le abandonaría, no después de que se había quedado solo ya una vez.
– Creo que todo dependería – suspira – nadie ha dicho nunca que perdonar o amar fueran cosas sencillas y si están juntas… debe ser mucho más complicado entonces – sonreí y poseé una de mis manos en la mejilla fría del vampiro – ¿Crees que vale la pena personar a la persona que amas? Si la amas alejarte y dejarle solo te hada más daño pero su no puedes perdonarle y continuas cerca también terminaras por hacerte daño a ti mismo – mire al cielo – siempre pensé que solo para los mortales esas cosas nos confundían pero tranquiliza saber que hasta los vampiros pasan por esta clase de cosas – lo mire de nueva cuenta – Amar es perdona Kei, algunas veces se tarda más…. otras menos, pero si eres capaz de olvidar los malos momentos y seguir adelante, entonces puedes tomarlo como amor de verdad, o así es como lo veo… ¿Entendiste? — no era muy buena explicando, pero hacía el intento.
– Ese consuelo no sería real Kei, al final te sentirías vacío nuevamente y entonces ¿Qué harías? andarás por ahí asesinando para darte satisfacción hasta que no pueda eso alejar más el dolor y termines por hacer alguna tontería como exponerte al sol – negué – sería una perdida completa de esfuerzo por algo que terminara siendo inútil.
Tratar de comprender y dar una explicación a aquel inmortal era realmente complicado porque no existía respuesta alguna dentro de mi. Yo estaba llena de miedos y confusiones, así como nuevas sensaciones y nada de eso era capaz de ayudar a Kei a aclarar su mente.
Escuche su pregunta y no dije nada, permanecí pensativa. ¿Perdonaría algo que duele tanto? Me quede en ese pensamiento ignorando realmente todo a mi alrededor, analizando su es que realmente yo podría perdonar todo pero la respuesta no llegaba a mi.
Comencé a caminar nuevamente, buscando aún una respuesta cuando la voz de Kei se volvió nuevamente presente de una manera firme y me detuve para poder girarme a observarlo. No me gustaban esos arranques en los que parecía ser capaz de hacer cualquier cosa, pero no le abandonaría, no después de que se había quedado solo ya una vez.
– Creo que todo dependería – suspira – nadie ha dicho nunca que perdonar o amar fueran cosas sencillas y si están juntas… debe ser mucho más complicado entonces – sonreí y poseé una de mis manos en la mejilla fría del vampiro – ¿Crees que vale la pena personar a la persona que amas? Si la amas alejarte y dejarle solo te hada más daño pero su no puedes perdonarle y continuas cerca también terminaras por hacerte daño a ti mismo – mire al cielo – siempre pensé que solo para los mortales esas cosas nos confundían pero tranquiliza saber que hasta los vampiros pasan por esta clase de cosas – lo mire de nueva cuenta – Amar es perdona Kei, algunas veces se tarda más…. otras menos, pero si eres capaz de olvidar los malos momentos y seguir adelante, entonces puedes tomarlo como amor de verdad, o así es como lo veo… ¿Entendiste? — no era muy buena explicando, pero hacía el intento.
Virgile- Humano Clase Baja
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Re: Never Again [Privado]
Una mueca se formó en su rostro ante las palabras que le dirigía -¿No es eso lo que hace muchos? - Le contestó sin perder la calma nuevamente -Si llegas a perderte a tí mismo en un sendero de muerte y una destrucción causada por tus propias manos... eso a veces puede llevarte a un punto que no parece tan malo... -Si, pero eso tenía un nombre diferente -Olvidarte de lo que te hace sufrir, incluso si es algo como eso... es verdad, no me traería ningún consuelo herirte pero te equivocas en algo... -Su rostro se mostraba sereno, no serio, sino como si de repente estuviese tan tranquilo como solía estar -No somos diferentes a ustedes... La frustración, la sensación de superioridad al tomar una vida... incluso otras cosas... pueden traer cierta satisfacción... o pueden volvernos locos... y sabes bien que la locura hará que el mundo pueda cambiar su forma y olvides lo que conocías... - Así que podría incluso si no tenía sentido, funcionar perfectamente, sobre todo cuando no podía hacer nada en ese instante. Pero de algún modo no podía elegir enloquecer y su cordura aún seguía ahí, haciéndose más delgada por momentos.
No había pasado mucho antes de que él abriese la boca de nuevo, estaba intranquilo, esa idea en su cabeza. Esa debilidad que no había sentido antes y que no quería dejar salir. Pero hay actos tan simples, gestos como aquella mano acercándose a su rostro, que lograban descolocarte, hacerte sentir vulnerable.
Entendía sus palabras, lo hacía, el mismo había pensado de esa forma antes -Amar es perdonar... - Repitió con suvidad. Pero si lo hacías, también dejabas de lado una parte de ti -¿cómo lo haces? Cuando esa persona ha buscado a alguien más apenas estás ausente... ¿Perdonar? -Movió la cabeza pasando una mano por su cuello, un acto reflejo, como cuando estas tenso y buscas aliviarlo un poco -He perdonado muchas cosas... ¿Es amar olvidarte de tí mismo? Si no puedes obtener la fidelidad de alguien... ¿será que perdonar evitará que suceda de nuevo? -Cada que el tiempo seguía pasando, estando alimentando un sentimiento como aquel durante más tiempo, haciéndolo crecer, confiar, le hacía cada vez más difícil poder pensar de una forma fría aquellas cosas, porque si lo dejara a su mente, tendría que alejarse y la parte de él que dependía de sus sentimientos no se lo permitía.
Suspiró, normalmente no hablaría con alguien que acaba de conocer, no le atormentaría con preguntas de ese tipo ni le haría involucrarse en lo que le sucedía, mantener una actitud que ahora no podía. Era tan extraño y se sentía tan cansado de todo.
Ni siquiera había notado cuando su mirada bajó y dejó de mirarla. Aún sentía la calidez de su mano sobre la piel y esa sensación le hizo cerrar los ojos. Era agradable. El simple calor humano, el rastro de vida que ella transmitía, era por eso que no podían resistir muchas veces el beber de ellos, pero el no estaba sediento de sangre, lo que quería estaba lejos de su alcance. Movió su mano tomando la de ella, presionando apenas con ligereza contra su rostro. Incluso si poseía aquello, esa no era la calidez que buscaba, la que quería era una que provenía del mismo frío al que él pertenecía.
-No sé la respuesta... pero iré tras ella... -Susurró, dejando que sus pensamientos se esfumaran. No tenía más remedio que esperar, incluso si eso le guiaba a la más dolorosa agonía, Mientras tanto solo podría valerse con su propia fuerza -Pero yo creo... que el amor no es eso... no es perdonar... es querer a alguien lo suficiente para olvidarte de tí mismo... pero al mismo tiempo, si ese sentimiento es correspondido... -como se suponía lo era con la persona que ahora era sin duda a la que él pertenecía ahora -... Esa persona evitará hacerte sufrir, procurará tu felicidad, tanto como tu deseas la suya... sin importar en donde esté... -Y era por eso que le dolía y era incapaz de controlarse. Era eso lo que creía, pero por una vez, quería ser simplemente egoísta, quería simplemente acapararlo todo, destruir lo que se interponía entre él y su deseo. Y por otro quería ser capaz de hacer lo que debía.
No había pasado mucho antes de que él abriese la boca de nuevo, estaba intranquilo, esa idea en su cabeza. Esa debilidad que no había sentido antes y que no quería dejar salir. Pero hay actos tan simples, gestos como aquella mano acercándose a su rostro, que lograban descolocarte, hacerte sentir vulnerable.
Entendía sus palabras, lo hacía, el mismo había pensado de esa forma antes -Amar es perdonar... - Repitió con suvidad. Pero si lo hacías, también dejabas de lado una parte de ti -¿cómo lo haces? Cuando esa persona ha buscado a alguien más apenas estás ausente... ¿Perdonar? -Movió la cabeza pasando una mano por su cuello, un acto reflejo, como cuando estas tenso y buscas aliviarlo un poco -He perdonado muchas cosas... ¿Es amar olvidarte de tí mismo? Si no puedes obtener la fidelidad de alguien... ¿será que perdonar evitará que suceda de nuevo? -Cada que el tiempo seguía pasando, estando alimentando un sentimiento como aquel durante más tiempo, haciéndolo crecer, confiar, le hacía cada vez más difícil poder pensar de una forma fría aquellas cosas, porque si lo dejara a su mente, tendría que alejarse y la parte de él que dependía de sus sentimientos no se lo permitía.
Suspiró, normalmente no hablaría con alguien que acaba de conocer, no le atormentaría con preguntas de ese tipo ni le haría involucrarse en lo que le sucedía, mantener una actitud que ahora no podía. Era tan extraño y se sentía tan cansado de todo.
Ni siquiera había notado cuando su mirada bajó y dejó de mirarla. Aún sentía la calidez de su mano sobre la piel y esa sensación le hizo cerrar los ojos. Era agradable. El simple calor humano, el rastro de vida que ella transmitía, era por eso que no podían resistir muchas veces el beber de ellos, pero el no estaba sediento de sangre, lo que quería estaba lejos de su alcance. Movió su mano tomando la de ella, presionando apenas con ligereza contra su rostro. Incluso si poseía aquello, esa no era la calidez que buscaba, la que quería era una que provenía del mismo frío al que él pertenecía.
-No sé la respuesta... pero iré tras ella... -Susurró, dejando que sus pensamientos se esfumaran. No tenía más remedio que esperar, incluso si eso le guiaba a la más dolorosa agonía, Mientras tanto solo podría valerse con su propia fuerza -Pero yo creo... que el amor no es eso... no es perdonar... es querer a alguien lo suficiente para olvidarte de tí mismo... pero al mismo tiempo, si ese sentimiento es correspondido... -como se suponía lo era con la persona que ahora era sin duda a la que él pertenecía ahora -... Esa persona evitará hacerte sufrir, procurará tu felicidad, tanto como tu deseas la suya... sin importar en donde esté... -Y era por eso que le dolía y era incapaz de controlarse. Era eso lo que creía, pero por una vez, quería ser simplemente egoísta, quería simplemente acapararlo todo, destruir lo que se interponía entre él y su deseo. Y por otro quería ser capaz de hacer lo que debía.
Kei Koizumi- Vampiro Clase Alta
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Re: Never Again [Privado]
Algunas veces pensaba que era complicado para los vampiros ver la vida como nosotros, pero estaba equivocada respecto a eso y Kei me hacía notarlo; era complicado desligar la realidad que estaba enfrentando con todo aquello que creía de los inmortales pero al menos ahora tenía nuevas perspectivas todo gracias a él.
Era un humano más, alguien confundido y perdido por las cosas de la vida que aunque fuera más larga que la mía seguía siendo una vida, con todos los altos y bajos que cualquiera puede tener, solo que en esos momentos enfrentaba un bajo que le alteraba a puntos que yo solo podía imaginar.
– Satisfacción y locura es algo de lo que estamos plagados siempre, pero creo que existe un punto en el que puedes mantenerte al medio y funcional, lo suficiente como para encontrar a quien deseas y poder superar lo que ha pasado y no sé porque, pero creó que podrás superar muy bien lo que pase.
Sonreí ante su pregunta. No era experta en esa clase de temas y estaba quizás mucho más confundida que Kei respecto a lo que era amar a alguien pero con todo y eso, me encontraba segura de como debían ser las cosas.
– Creo que cuando verdaderamente amas a alguien, debes aceptarlo como es, debes aprender que hara cosas que no te gustaran y te lastimaran; al igual que tú harás cosas que no le gustaran y le lastimaran. No digo que te debas olvidarte de ti mismo, sino que le ames desde lo que eres, desde ti mismo y que aceptes como es – suspire – Pedir fidelidad a alguien a quien no se le puede pedir, ¿No es algo absurdo? Además, si le amas de verdad, le amas con todo y la infidelidad. No puedes pedir solo las cosas buenas de una persona y dejar de lado todo lo malo – me quede en silencio unos segundos, analizando mis propias palabras y reí – es la primera vez que pienso en esa clase de cosas. Resulta extraño el tener que decirlas cuando nunca antes me plantee una situación de ese estilo – Gracias a Kei parecía darme cuenta de cosas que antes no había notado sobre mi misma, sobre el mundo que me rodeaba y lo que esperaba de la persona que ahora ocupaba enteramente mis pensamientos, aquel a quien no podía sacar por más que esperara poder hacerlo.
Deje la mano cerca de su frío rostro, era agradable poder estar cerca de él y no sentirme en peligro como momentos antes; ahora trataba de ordenar mis ideas para ver si de esa manera ayudaba a la organización de las ideas del vampiro que estaba frente a mi, abriendo sus problemas a una desconocida que solo había llegado para sacarle de aquel lugar donde lucía tan perdido y necesitado.
– Si dejas tu felicidad en manos de otros entonces ¿No te estar perdiendo a ti mismo? – pregunte al escuchar que otros no buscarían hacerte sufrir; coincidía en parte con eso, pero no podía dejar el sufrimiento completamente en las manos de alguien más – Aunque si se aman, al final las cosas se resolverán por su propia cuenta. Solo es cuestión de dar tiempo a que las cosas se organicen de la manera en que deben y mientras eso pasa, busca las respuestas a todas las preguntas que tengas y a las que surgen en el camino – le sonreí – yo también debería buscar respuestas a mis dudas y bueno – me encogí de hombros – se que no es de mucha ayuda pero si en algún momento Kei necesitas a una bruja, puedes buscarme que te ayudare en lo que me sea posible – no le abandonaría en aquel camino por su propia cuenta, algo nos había llevado a iniciarlo aparentemente juntos y quizás nos necesitáramos más delante, nunca se sabía.
Era un humano más, alguien confundido y perdido por las cosas de la vida que aunque fuera más larga que la mía seguía siendo una vida, con todos los altos y bajos que cualquiera puede tener, solo que en esos momentos enfrentaba un bajo que le alteraba a puntos que yo solo podía imaginar.
– Satisfacción y locura es algo de lo que estamos plagados siempre, pero creo que existe un punto en el que puedes mantenerte al medio y funcional, lo suficiente como para encontrar a quien deseas y poder superar lo que ha pasado y no sé porque, pero creó que podrás superar muy bien lo que pase.
Sonreí ante su pregunta. No era experta en esa clase de temas y estaba quizás mucho más confundida que Kei respecto a lo que era amar a alguien pero con todo y eso, me encontraba segura de como debían ser las cosas.
– Creo que cuando verdaderamente amas a alguien, debes aceptarlo como es, debes aprender que hara cosas que no te gustaran y te lastimaran; al igual que tú harás cosas que no le gustaran y le lastimaran. No digo que te debas olvidarte de ti mismo, sino que le ames desde lo que eres, desde ti mismo y que aceptes como es – suspire – Pedir fidelidad a alguien a quien no se le puede pedir, ¿No es algo absurdo? Además, si le amas de verdad, le amas con todo y la infidelidad. No puedes pedir solo las cosas buenas de una persona y dejar de lado todo lo malo – me quede en silencio unos segundos, analizando mis propias palabras y reí – es la primera vez que pienso en esa clase de cosas. Resulta extraño el tener que decirlas cuando nunca antes me plantee una situación de ese estilo – Gracias a Kei parecía darme cuenta de cosas que antes no había notado sobre mi misma, sobre el mundo que me rodeaba y lo que esperaba de la persona que ahora ocupaba enteramente mis pensamientos, aquel a quien no podía sacar por más que esperara poder hacerlo.
Deje la mano cerca de su frío rostro, era agradable poder estar cerca de él y no sentirme en peligro como momentos antes; ahora trataba de ordenar mis ideas para ver si de esa manera ayudaba a la organización de las ideas del vampiro que estaba frente a mi, abriendo sus problemas a una desconocida que solo había llegado para sacarle de aquel lugar donde lucía tan perdido y necesitado.
– Si dejas tu felicidad en manos de otros entonces ¿No te estar perdiendo a ti mismo? – pregunte al escuchar que otros no buscarían hacerte sufrir; coincidía en parte con eso, pero no podía dejar el sufrimiento completamente en las manos de alguien más – Aunque si se aman, al final las cosas se resolverán por su propia cuenta. Solo es cuestión de dar tiempo a que las cosas se organicen de la manera en que deben y mientras eso pasa, busca las respuestas a todas las preguntas que tengas y a las que surgen en el camino – le sonreí – yo también debería buscar respuestas a mis dudas y bueno – me encogí de hombros – se que no es de mucha ayuda pero si en algún momento Kei necesitas a una bruja, puedes buscarme que te ayudare en lo que me sea posible – no le abandonaría en aquel camino por su propia cuenta, algo nos había llevado a iniciarlo aparentemente juntos y quizás nos necesitáramos más delante, nunca se sabía.
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