Pasos en la oscuridad *Libre*

por **Geoffrey Abberline** Miér Abr 24, 2013 1:15 pm

La noche se acercaba poco a poco y la llegada del barco seria en pocos minutos. Las personas que se aglomeraban ya en el puerto para dar amarre al barco esperaban impacientes. La llegada de un Barco de Gran Bretaña siempre era mal recibida pero sus cargamentos eran lo que les importaban. Poco a poco los camarotes se comenzaron a vaciar y las maletas en cubierta se hacían evidentes. Las personas se veían cada ves mas eufóricas por bajar. Y mas que nadie por un hombre que solo cargaba un maletín en mano y una maleta pequeña en el suelo, como si solo hubiera dado un paseo. En este tiempo las personas cargan con closets en forma de maletas pues los viajes en barco son casi eternos y les permiten muchas mudas de ropa. Para el hombre solitario y con un humo de cigarro que le seguía como sabueso eran tal vez dos mudas de ropa a lo cual las que ya traía tenían un olor a humedad. El barco por fin amarro en el muelle y las personas bajaron como estampida. El hombre permaneció un poco mas.

Geoffrey Abberline

-Por fin en París. Una nueva vida se alza en mis ojos- Me dije a mi mismo mientras esperaba que todos los demás hombres abordo descendieran para continuar mi paso. El cigarrillo estaba a punto de terminarse así que solo me deshice del pequeño papel que quedaba dando una ultima calada al cigarro mal enrollado y dejándolo caer por la borda a el agua negra que dejaba atrás mientras avanzaba a paso lento bajando el barco. La maleta era arrastrada por el suelo mientras que la otra la aferraba a mi hombro tal fuera un hijo. -Así que esto es París. Una capital llena de Crímenes y de nauseabunda vida que me espera-. Avanzando entre la multitud dando algunos golpes de hombros y pisotones me abrí paso asta una pequeña techada caverna sin entrar. Las pequeñas gotas de lluvia iniciaban a caer así que me dispuse a abrir la sombrilla y continuar la odisea al Departamento de Investigaciones Criminales.

por **Ivette Van Wijs** Miér Abr 24, 2013 2:03 pm

Se llamaba Ivette, ese era el nombre que le habían dado a aquella jovencita hace ya muchos años, creía que su nombre le había dado su fuerza, su personalidad a la cual ya estaba más que acostumbrada, pues eso era lo que debía hacer. Su nombre significaba Glorioso en germánico iba muy apegado a la naturaleza, animales y demás. Ya comenzaba a ser de noche, los cantos de los animales nocturnos se perdían en el bosque mientras eran apagados por los alaridos de las personas que comenzaban a recibir las ultimas embarcaciones que entrarían al puerto antes de anochecer, la luz del cielo comenzaba a cambiar gradualmente, era algo hermoso para quedarse viendo, pero no había tiempo para hacer eso.

Como siempre iba con su buen amigo, un mono que estaba entre sus brazos jugueteando y mirando atento alguna cosa que podría robar para su dueña, ella tenía una camisa con algunos brillos, colores vivos y además una falda sencilla, gitana al fin, con sus pequeños detalles que chocaban entre sí haciendo un ruido mientras jugaba con sus caderas, para ella las malas miradas eran amor, su cabello rojo hacía llamar la atención, pero no lo trataba de ocultar.

Ya varias personas comenzaban a salir de aquellos barcos a los cuales Ivette sabía que nunca viajaría, por unos segundos se quedo mirando cómo la gente se apresuraba a salir, el bello cielo comenzó a ser invadido por feas nubes grises, eso la entristeció, recordaba los cuentos sobre ángeles que lloraban cada vez que llovía en la tierra –No lloren ángeles, no vale la pena- susurro alzándose los hombros. Mientras, el mono miraba recelosamente lo que podría robar, noto que iba a llover y eso significaba mojarse, el no lo deseaba y tampoco deseaba que su linda dueña se mojara, la lluvia significaba para ellos posibles enfermedades, encontró a un hombre entre muchos que comenzaba a alzar algo para protegerse de la lluvia, eso lograría salvarlos a los dos.

Salto de su hombro, la gitana se dio cuenta de eso, pero no le puso cuidado y siguió caminando hacia donde estaría segura mientras la lluvia se iba, mala suerte para ella, estaba lejos de su carreta y no tendría como llegar a su hogar, tal vez buscaría refugio entre algún lugar abandonado, el mono corrió hasta donde el joven arrebatándole de sus manos la sombrilla para luego salir corriendo burlón hasta posarse en el hombro de la joven que comenzaba a irse a un callejón –Oye!...- le susurro preocupada al notar lo que le entregaba –Que mono más inteligente- dijo orgullosa de el.

Spoiler:

por **Geoffrey Abberline** Jue Abr 25, 2013 11:12 am

El puerto poco a poco se unía a un montón de personas que corrían a protegerse de la lluvia, los marines bajaban con mas prisa el cargamento como si la lluvia. Algunos hombres entraron a la taberna. Las mujeres se acercaron a cubrirse al techado. El hombre les miro apenas, Vestidos largos pero delgados y sin encaje, rostros casi pálidos, delgadas, balbuceando entre ellas mientras le sonreían a todo hombre que entraba a la taberna. Sonrío correspondiendole a una de las mujeres que le saludaba mientras habría el paraguas y sin mas algo se lo arrebato. Las nubes cada vez eran mas negras y los primeros rayos se hacían notar seguidos de truenos que resonaban en el cielo.

Geoffrey Abberline

-Maldición chango ven con eso acá- Blasfeme mientras que una rabia se acumulaba en mi boca y sin mas la deje salirse escupiendo al suelo. Comencé a seguir con la mirada a la criatura del diablo que corría entre las piernas de las personas esquivándolas con un rumbo fijo. -Maldito ven acá- Volví a repetir casi gritando que algunos se me quedaron viendo. Arremangue las mangas de mi amarillenta y vieja camisa. Sostuve con euforia el maletín en mi hombro y alcé sin ningún esfuerzo la maleta que asta entonces posaba descansando en el suelo enlodado ya por las gotas que cada vez se hacían mas grandes. -Mierda; esto solo me pasa a mi, apenas llegando un jodido animal ya me robo- Corriendo nuevamente entre las personas que se aglomeraban en el lugar. Entre empujones y casi perdiendo al animal por unos momentos observe como se colocaba en el hombre de una bella mujer pelirroja. Y por un momento pareció que el mundo se detenía y los sonidos se extinguían para dejarme verle mejor. Sin lograrlo avance detrás de ella, cautivado por su cabello. Destacado con las cabelleras oscuras y castañas húmedas que avanzaban de un lugar a otro. Camine alejándome de las personas hacia una callejuela poco poblada y alargando mi mano le toque el hombro a la chica casi girándola -Ese es mi paraguas-Exigí extendiendo la otra mano dejando caer el maletín al suelo y con la mirada mas seria arqueando la ceja y arrugando la frente intimidando a la mujer. -Ese maldito animal me lo a robado y lo quiero de vuelta-.

El cielo se torno en un casi anochecer mientras que ambos permanecían solos en la callejuela apenas alumbrada por una linterna de aceite colgada en una portezuela de una taberna de mala calaña.

por **Ivette Van Wijs** Miér Mayo 08, 2013 10:56 pm

El sonido no le sorprendió, estaba a punto de llover y alguien debía estar molesto porque el mono le había robado su único sustento para no ser víctima de la lluvia que mojaría y enfermaría a muchos, si estos no tenían cuidado. A Ivette le había parecido cómico lo que había hecho su amigo, le acaricio la cabeza mientras escuchaba a alguien hablar detrás de ella, ya había llegado el dueño, que rápido había sido, horita se llevaría algunos insultos por ser una gitana ladrona y tal vez algunos golpes, pero si tenía suerte saldría ilesa de aquel problema. Giro su rostro, un rostro tan angelical que muchas personas no entendían como alguien como ella había llegado a caer en manos de aquellas viles personas, pero ya era una manzana caída y aunque su belleza era notable, la vestimenta alejaba a muchos. El mono se sintió levemente ofendido cuando miro muy cerca la mano del hombre, para ellos dos era extraño aquel toque.

-Es mejor que tenga cuidado- dijo ella mientras aun tenia la mano en su amigo –No le gusta que me toquen, pues siempre que alguien posa su mano en mi es para pegarme y castigarme por un robo- dijo ella con tranquilidad. Su voz era suave, dulce y melodiosa, se podía ver como al mono le encantaba oírla, sus orejitas estaban pendientes de ella. Ivette sonrió ante aquel gesto del hombre, se veía que era un extranjero, un forastero recién llegado de no sabe dónde, ladeo su cabeza un poco, como si no entendiera sus palabras, pero claro lo entendía, aunque ella no se la iba a poner fácil.

-Mira lo has perdido, no te lo han robado, lo he encontrado y lo mejor es que me des una recompensa para que pueda devolverte lo que deseas- dijo ella. Sujeto el paraguas para abrirlo pues unas gotas de lluvia comenzaban a caer de forma más agresiva y no deseaba mojarse más de lo que estaba –Es tu culpa, yo no he mandado al mono, el puede saber quién es lo suficientemente idiota como para poder estafar- dijo ella en un leve susurro, una sonrisa picara se pinto en sus labios, mientras retrocedía, no se dejaría quitar fácilmente el paraguas, trabajaba en el circo y sus habilidades eran muy buenas.

Dio un saltico había un pequeño escalón mientras inclinaba su cuerpo hacia adelante y extendía su mano de forma grácil –dame francos, necesitamos comer…- su sonrisa se volvió más amplia, como si el pensamiento de comida le diera felicidad. Era cierto no había comido desde aquella mañana, una manzana que había robado el mono, todas sus ganancias las debía gastar alimentando a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, a los animales, luego con lo que le alcanzaba buscaba ella algo para comer.

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