Pasos infestados con sangre [libre]

por **Bran & Ben Chevalier** Jue Jul 21, 2016 12:00 am

Sol naciente que comienza a dar los últimos rayos de vida en las transitadas calles de Paris las sombras van envolviendo a la ciudad y tus hijos intentan un refugio encontrar, aunque otros más bien se alegran porque así pueden disfrutar de la gracia de lo que les oculta la ciudad a la luz del día, las sombras se acercan pero tiñen aquel cielo con tonos maravillosos ante los ojos de incrédulos que no pueden apreciar semejante belleza en el horizonte de los cielos rosáceos como la sonrisa de una madre al despertar a sus adorados retoños.

De una casa sale un hombre apuesto con un libro en la mano, su traje es todo formal pero lleva algo fuera de lo común, su corbata está desarreglada, y su camisa no la tiene fajada al contrario está completamente por fuera sus cabellos algo rebeldes muestran como si se hubiese recién levantado, pero es lo contrario siempre suele vestir así para no llamar la atención, no es como su hermano el cual tiene un porte enérgico y serio aun cuando su mirada es cálida, él por su lado prefiere ser más liberal y dinámico.

Las palabras llegan cual rayos a la cabeza del hombre “Poned atención debemos luchar contra lo que se avecina” las palabras del hermano mayor le provocan un repelús que aleja rápidamente de su cuerpo, tiene una figura bien fornida y atlética con todo en su sitio pero es gracias a los entrenamientos por los bosque que surca con su hermano los fines de semana, aun cuando no sea de armas a tomar, sabe que un buen combate de cuerpo a cuerpo no se puede dejar y menos si los problemas son por defender a otros.

Sus pasos tranquilos y calmados le llevan hasta su parque de diversiones, aquel bosque cuyo aroma lo envuelve, las luces de los últimos rayos del sol lo maravillan anotando en sus cuaderno sus propios pensamientos, el aroma de los pinos y abetos lo transportan cuando en su pueblo pasaba horas de horas bajo la lluvia regodeándose en el vuelo, la presentación de la tierra ante sus pies le oprime el pecho por tener ese ligero deseo de sentirla en sus alas y sus garras de ave, se ve tentando a hacerlo por lo que con cautela mira de lado a lado para ver si no hay alguna persona que le pueda descubrir sobre todo si son inquisidores, al ver que el perímetro está asegurado la ropa se va haciendo más ligera en él así como el sonido de los huesos al tomar la forma de una búho de las nieves, algo digno de un bosque aunque no del todo ya no era invierno si no otoño, pero el aire sobre sus plumas blancas lograron que levantara el vuelo planeando sobre el bosque admirando la extensión de este y marvaillandose con la vista, del follaje entre verde oliva y naranja, junto al color del cielo y de los pequeños riachuelos que lindan con el bosque incluso con el del camino que conduce a la ciudad y del cual contempla una mujer aguardando pero ¿a quién? Piensa y desciende posando sus garras en una roca que está justo atrás de aquella jovencita. El aleteo que produce rompe el silencio de la ya conocida noche.

por **Yoltic** Lun Ago 08, 2016 11:12 pm

-Quīzaya teōcalli tōnal chōcani, ihcuāc pano ōnītta-

Su voz llenaba el vacio que se generaba en aquellas horas en el bosque, todos los animales se detenían a escucharlo cantar mientras caminaba con suavidad y tranquilidad, moviendo con ligereza los pies, observando con atención hacia el riachuelo que corría cerca del sendero. Ese día se había levantado muy temprano y decidió salir a pasear por el único lugar que le podía recordar aquel hogar que había perdido de pequeño. Y había estado recorriendo el bosque sin descanso hasta ahora, que debía regresar a casa antes de causarle problemas a su amo.

-Cualnēzqui huīpīl, huilcaya chōcani, tlāl Tonāntzin nicneltoca-

Su voz retumbaba en el silencio del bosque, siendo apagada por momentos por el ruido del río al correr. Se preguntaba si ahí también se encontraría Chōcani, si deambularía por esos bosques como lo hacía en los bosques de su pasado.

-Ihyo nochōcani chōcani, chōcani quihīcaltōyā. Xitlapacho motlīlmantli chōcani, pampa nimiquiz in cēhual.-

A veces deseaba regresar a su lugar de origen, ver lo qué había sido de su hogar, buscar a su familia. Quería salvar a aquel niño que alguna vez fue, ese pequeño que creía que Chōcani era la mujer más hermosa del mundo.

-Ihyo nochōcani chōcani, chōcani tlapalli ilhuicatl. Intlā yeliztli cōhualcalli chōcani, ahmō cāhua nitlazoltin-

Tal vez... tal vez su amo podría dejarlo regresar.

-¡Yoltic! ¡Ayúdame por favor!-

La voz de esa mujer le regreso al presente, por un momento la observo sin saber quién era ni qué hacía ahí pero no tardo en recuperarse. No era que la conociera, ni que se llevara mucho con ella, pero por alguna razón siempre que la encontraba le pedía ayuda.

-¿Qué sucede?- preguntó con la voz ligeramente indiferente, sabía qué le iba a pedir y sabía lo que él le iba a contestar. Ella era una de esas relaciones que había llegado a formar cuando era un joven en la calle, habían sobrevivido juntos en muchas ocasiones, se habían dado confort y calor, pero ahora todo era demasiado diferente. Él ahora tenía un amo, ella solo lo buscaba cuando quería dinero.

Escuchó con atención el nuevo relato que le regalaba, prestando atención a los detalles de los nuevos problemas en los que se había metido. No la odiaba ni la amaba pero a veces se preguntaba cómo era posible que la chica no tuviera a alguien ya que la sacará de esos problemas. Él intento ayudarla cuando su amo lo salvo, pero comprobó que no era factible. No todos buscaban ser salvados.

-Solo tengo esto- dijo al final mientras sacaba unos cuantos euros de su bolsillo. La chica los tomó con una gran sonrisa y se puso a dar saltitos. Abrazó a Yoltic y besó su mejilla, para después desaparecer. -Ma cualli ohtli- susurró mientras se quedaba parado en ese punto.

La vida era bastante distinta cuando se tenía dinero. El suyo era por parte de su amo pero ahora no debía preocuparse por pasar hambre o frío por las noches. Y con ese pensamiento regreso a su caminata pero no fue por el camino hacia la ciudad, regreso a internarse al bosque, no estaba preparado para regresar a su hogar.

Spoiler:

por **Bran & Ben Chevalier** Miér Sep 21, 2016 11:26 pm

En los ojos el alma se refleja

Los sonidos en las palabras, las personas que se mueven como si fuera un juego malo, las sonrisas falsas así como los engaños y emociones que solo se ocultan tras los rostros de aquellos que ven la inocencia en la maldad. El ave observa con sus ojos los acontecimientos entre aquellas dos personas pero se queda en silencio, para él resulta muy evidente que aquella mujer estaba mintiendo y tanto así que hasta cree que es muy inocente aquel joven. Rompe el silencio en su vuelo regresando a sus propios asuntos en el bosque.

El sonido de la noche que canta peculiarmente alzando su voz contra los cielos, los mismos que son surcados por la blanca ave que planea en un vuelo peligroso con movimientos bruscos y casi feroces, como si con ellos pudiera liberarse de una gran carga de stress; el bosque silencio se rompe para dejar que los animales hagan lo suyo, sus cantos que armonizan con aquel paisaje. Al pacer todo va tomando su propio curso, lástima que no sea así para las personas.

En su vuelo desciende hasta que sus garras se toman con fuerza de un viejo árbol caído en medio del bosque, despliegas su alas agitándolas, las limpia con el mayor cuidado posible, pero en su mente están aquellas palabras de su hermano que puede, aunque quiera, evitarlas. Mira las sombras y parece un pequeño ratón que acecha en aquella oscuridad, sus ojos lo visualizan y entonces prepara la cacería, vuelva en sigilo con ayuda del viento que lo mueve en silencio. Puede atraparlo llevándolo a aquel árbol, sus garras le tienen prisionero justo para ser su alimento.

Más antes que el ratón deje de luchar lo ha soltado, el animal en vez de huir se queda unos momentos junto al ave pero luego corre ante la presencia de alguien más, un pequeño sonido que alerta a todos, giró su cabeza y el mismo aroma de antes llegó, no era un humano común pero tampoco uno que mereciera ser vigilado. Solo era alguien perdido.

Afilo sus garras contra el árbol así como el acicalamiento de sus plumas arrancando aquellas que ya estaban más, esperando y aguardando por el silencio de la noche.

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