AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Cazadora cazada (Priv.+18)
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Cazadora cazada (Priv.+18)
Recuerdo del primer mensaje :
En lo mas hondo somos iguales
Dos almas echas para matar…
Tu a mi… y yo a ti…
Paris, que ciudad más bella del mundo conocido, la luz de la luna invade en ella, como un farolito de luz blanca, alumbra el camino de errantes almas perdidas. No obstante, toda grandeza tiene un precio, un vil secreto, se esconde en los recovecos de esta grande ciudad. Cuando la luz diurna desaparece de la faz, las criaturas sobrenaturales gobiernan desde las sombras, y toman el control de la ciudad. ¿No escucháis esos susurros? Se llena toda la ciudad de ellos, son los pasos y palabras de esos seres.
Unos seres a los que yo cazo.
Nacida de una larga descendencia de cazadores, hija de una familia asesinada y miembro mas joven de cazadores, vago por las ciudades, destruyendo el mal que mancilla esta tierra. Sin miedo, me desplazo entre sombras, penetro en los castillos, sola en la oscuridad de la noche, en la que me escondo y vivo. Me hago pasar por una de ellos o por sus victimas preciadas, ellos se acercan…yo les sonrío, y sucede, el horror y la dicha, se unen a un nuevo nivel. La eterna lucha entre inmortales y mortales, una humana contra seres sobrenaturales, solo con la espada, dagas y mis manos, yo les doy la ansiada muerte entre mis brazos.
Soy dueña de mi destino, y como ellos, vivo por y para sus muertes.
Sin importar el riesgo, lucho, por mi vida y la de los demás, esas personas que dormidas se encuentran, sin imaginar si quiera, que exista en el mundo tal maldad, tales pesadillas realidad.
Los cazadores, como ellos, siempre hemos permanecido en la multitud, sin mostrarnos, protegiéndoles desde los inicios de los remotos tiempos. Pero en este nuevo siglo, el pasado se ha alejado, dejando un presente oscuro y temido, donde estos oscuros seres se muestran sin miedo, dejando estela de muertes tras sus huellas. Este cambio, ha producido una reacción de nuestra parte, suponiendo el máximo de nuestras fuerzas y habilidades, para terminar con aquellos, que abiertamente nos declaren la guerra a toda nuestra mortal raza.
Y aquí estoy, subida a un alto tejado, contemplando el imperio oscuro que se me presenta. Estática, con los ojos fijos, en un desafió. La fría brisa recorre mi cuerpo, revolviendo las hebras doradas de mi cabello, mientras permanezco, estática, con los ojos fijos en la ciudad. El viento hará su magia, y mi dulce esencia recorrerá cada rincón de la ciudad, alertando a vampiros como licántropos, que una cazadora anda por sus dominios, abiertamente sin esconderse. Al instante la ciudad cobra vida, la inquietud se adueña de las calles, y un grito resuena en la lejanía. Sonriendo al encontrar de nuevo a la presa, bajo del edificio y me adentro en las calles.
Con todos mis sentidos alerta, me guío por intuición hasta el grito moribundo. Con mi oscura capa ondeando tras mis pasos acelerados, una fuerte sensación recorre mi sed de cazadora, sed de sangre. En mis manos mis dagas relucen con sus ansias, colgada de mi, mi espada. No me encuentro con nadie en las calles, y acelero, fundiéndome en las sombras, hasta llegar a la procedencia del grito. Un ruido me alerta de que me he acercado y una gutural sonrisa resuena por la abandonada calle. Sonrío fugazmente al entrever a mi presa, los llevaba buscando dos interminables días, recorriendo pueblos y ciudades en llamas... sin encontrar soplo de vida en ellas, tras sus huellas, y al fin, podría hacerlos perecer bajo el ardor eterno de las llamas del infierno.
Eran un grupo de cinco vampiros neófitos, ya que sin duda, un vampiro mas viejo, no deja esa grande estela de muerte a su paso…y no habría sido tan fácil de localizar. Los observo, pese a estar la calle en penumbra, veo sus rostros de ojos rojos y similitudes entre ellos…serian hermanos o familiares. Se encontraban los cinco en un rincón, agachados, tapando con sus cuerpos lo que yacía muerto bajo ellos. Si seguían bebiendo tanto de ella, recuperarían más vitalidad de la que podía permitirme. No había problema en cazar vampiros, el problema era cuando eran mas de tres y no tenias suficientes ojos, normalmente en esos casos, siempre terminaba cosiéndome heridas. Pero todavía nunca, habían llegado a mi cuello.
Toqué mis dagas entre mis dedos, preparándolas, dentro de mis manos, escondidas.
En lo mas hondo somos iguales
Dos almas echas para matar…
Tu a mi… y yo a ti…
Paris, que ciudad más bella del mundo conocido, la luz de la luna invade en ella, como un farolito de luz blanca, alumbra el camino de errantes almas perdidas. No obstante, toda grandeza tiene un precio, un vil secreto, se esconde en los recovecos de esta grande ciudad. Cuando la luz diurna desaparece de la faz, las criaturas sobrenaturales gobiernan desde las sombras, y toman el control de la ciudad. ¿No escucháis esos susurros? Se llena toda la ciudad de ellos, son los pasos y palabras de esos seres.
Unos seres a los que yo cazo.
Nacida de una larga descendencia de cazadores, hija de una familia asesinada y miembro mas joven de cazadores, vago por las ciudades, destruyendo el mal que mancilla esta tierra. Sin miedo, me desplazo entre sombras, penetro en los castillos, sola en la oscuridad de la noche, en la que me escondo y vivo. Me hago pasar por una de ellos o por sus victimas preciadas, ellos se acercan…yo les sonrío, y sucede, el horror y la dicha, se unen a un nuevo nivel. La eterna lucha entre inmortales y mortales, una humana contra seres sobrenaturales, solo con la espada, dagas y mis manos, yo les doy la ansiada muerte entre mis brazos.
Soy dueña de mi destino, y como ellos, vivo por y para sus muertes.
Sin importar el riesgo, lucho, por mi vida y la de los demás, esas personas que dormidas se encuentran, sin imaginar si quiera, que exista en el mundo tal maldad, tales pesadillas realidad.
Los cazadores, como ellos, siempre hemos permanecido en la multitud, sin mostrarnos, protegiéndoles desde los inicios de los remotos tiempos. Pero en este nuevo siglo, el pasado se ha alejado, dejando un presente oscuro y temido, donde estos oscuros seres se muestran sin miedo, dejando estela de muertes tras sus huellas. Este cambio, ha producido una reacción de nuestra parte, suponiendo el máximo de nuestras fuerzas y habilidades, para terminar con aquellos, que abiertamente nos declaren la guerra a toda nuestra mortal raza.
Y aquí estoy, subida a un alto tejado, contemplando el imperio oscuro que se me presenta. Estática, con los ojos fijos, en un desafió. La fría brisa recorre mi cuerpo, revolviendo las hebras doradas de mi cabello, mientras permanezco, estática, con los ojos fijos en la ciudad. El viento hará su magia, y mi dulce esencia recorrerá cada rincón de la ciudad, alertando a vampiros como licántropos, que una cazadora anda por sus dominios, abiertamente sin esconderse. Al instante la ciudad cobra vida, la inquietud se adueña de las calles, y un grito resuena en la lejanía. Sonriendo al encontrar de nuevo a la presa, bajo del edificio y me adentro en las calles.
Con todos mis sentidos alerta, me guío por intuición hasta el grito moribundo. Con mi oscura capa ondeando tras mis pasos acelerados, una fuerte sensación recorre mi sed de cazadora, sed de sangre. En mis manos mis dagas relucen con sus ansias, colgada de mi, mi espada. No me encuentro con nadie en las calles, y acelero, fundiéndome en las sombras, hasta llegar a la procedencia del grito. Un ruido me alerta de que me he acercado y una gutural sonrisa resuena por la abandonada calle. Sonrío fugazmente al entrever a mi presa, los llevaba buscando dos interminables días, recorriendo pueblos y ciudades en llamas... sin encontrar soplo de vida en ellas, tras sus huellas, y al fin, podría hacerlos perecer bajo el ardor eterno de las llamas del infierno.
Eran un grupo de cinco vampiros neófitos, ya que sin duda, un vampiro mas viejo, no deja esa grande estela de muerte a su paso…y no habría sido tan fácil de localizar. Los observo, pese a estar la calle en penumbra, veo sus rostros de ojos rojos y similitudes entre ellos…serian hermanos o familiares. Se encontraban los cinco en un rincón, agachados, tapando con sus cuerpos lo que yacía muerto bajo ellos. Si seguían bebiendo tanto de ella, recuperarían más vitalidad de la que podía permitirme. No había problema en cazar vampiros, el problema era cuando eran mas de tres y no tenias suficientes ojos, normalmente en esos casos, siempre terminaba cosiéndome heridas. Pero todavía nunca, habían llegado a mi cuello.
Toqué mis dagas entre mis dedos, preparándolas, dentro de mis manos, escondidas.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Nunca pensé que besar a un vampiro, fuera tan excitante, pero sin duda, lo era. Me besó con ansias y pasión, dejando la suavidad, arrinconada a un lado. Seducida y tentada, me dejé llevar. Su lengua hacia estragos en mi, devorándome, saboreándome… no dejó ni un solo rincón, sin descubrir. Apreté mas fuertemente mis brazos alrededor de su cuello, deseando mucho más, que sus fríos y dulces besos.
Sus frías manos, jugaban en mi piel, haciéndola estremecer con sus hábiles dedos. Suavemente sus manos, se pasearon por mi cuerpo, mientras lentamente, dejó de besarme, deteniendo el juego de nuestras lenguas. Me besó en la comisura de los labios, sonreí, ante ese tierno gesto, y fue bajando sus besos. Al besarme el cuello, dentro de mí, jadeé…mi cuerpo anhelaba esa sensación, ese sopor que se extendía en mi cuerpo, sin dejarme pensar en nada mas que en su dulce boca, alimentándose de mí. Suerte que era un sueño…en la realidad, no creía poder soportar tal intimidad con un vampiro, y menos dejarme, hincar los dientes en mi delicado cuello.
Siguió bajando en besos hasta mis hombros, donde se dedicó a hacerme suspirar, y erizar la piel a su frío tacto. Sensible, como me encontraba, perfectamente pude distinguir el roce de mi vestido, bajando lentamente por mi cuerpo y sus manos, abarcando la piel que expuesta quedaba a él. Temblé al subir una mano hasta mi muslo, nunca antes nadie me había acariciado de esa forma. Me cogí de sus cabellos, era mi ancla en ese seductor y excitante mundo, en el que me encontraba. Sus ojos me miraron y me perdí en sus negros ojos con tonalidades rojas. Me mordí el labio inferior, acallando un gemido, cuando lentamente mi vestido fue pasando por todo mi cuerpo, hasta desaparecer.
Su mano en el muslo, seguía acariciando, haciéndome enloquecer. Me sonrió, al verme estremecer y mis piernas temblar. Le miré encendida, solté mis brazos de su cuello y deslizándolas por su fuerte pecho, fui bajando hasta coger su camiseta y tirar hacia arriba con ella.
-Tengo que sentir tu piel…tengo que sentirte…-repetía mi mente.
Iba a aprovechar ese sueño, y lentamente, acariciando su torso, fui quitándole la camiseta. Una de sus manos, aún jugueteaba con mis temblorosas piernas, la otra, acariciaba mi cuello, bajando hasta el vientre.
Mi clara mirada, siguió cautivada por sus oscuros ojos, adentrándome en ellos, no iba a pedir rescate alguno, quería quedarme en el sueño del vampiro.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
El hombro desnudo de Tryssia era besado por mi, mordisqueado con suavidad, rozando con mis afilados colmillos su suave piel, mientras con una mano iba bajando su vestido por completo, haciéndole sentir mis caricias, recorriendo las curvas de su cuerpo, notando como se estremece ante mi frio tacto. Me incorpore mirándola directamente a los ojos, sonriente, dulce...
Mi con mi mano izquierda sigo acariciando su muslo, acercándome cada vez mas al interior de este. Sutiles caricias, incitándola,
La miré, observando su dulce y perfecto cuerpo, posé mi mano en su cuello, acariciando su piel, bajando lentamente, pasando por el centro de sus pechos, grandes y tersos. Me mordí el labio inferior, conteniendo mi sed, verla desnuda me hacia desearla. Continué bajando mi mano con suaves roces, por su abdomen, y Tryss comenzó a quitarme mi camiseta, pude notar su deseo, al quitármela, lanzándola a un lado, y mirándome sumisa y excitada.
Acarició mi pecho, deleitándose con mi marcado torso, yo solo la mire con una sonrisa, complacido. Mi seducción seguía activa por mi intensa sed, adueñándose de mis pensamientos, dejando solo una cosa en mi mente. Tryssia .
Mi mano seguía acariciando su muslo, cada vez mas cerca de la intimidad de ella, mi otra mano subió de nuevo, posándose sobre un seno de la cazadora. Lo acaricie, suave, dejando pasar el pezón por debajo de la palma de mi mano, y subí mi mano hasta su cara. Inclinándome lentamente hacia ella, besándole de nuevo, mordisqueándole los labios, goloso, ansioso por ellos, bajando a su barbilla, con pequeños bocados, besándole su cuello, bajando con besos suaves, hasta un pecho de Tryssia, y comencé a pasar mi lengua por el pezón de la cazadora, viéndolo temblar, ante el toque de mi lengua. Lo atrapé con mis labios, apretándolo ligeramente con mis dientes, separé un poco mi boca, y besé su abdomen, bajando con caricias, y pasando mi lengua por su vientre, tan solo la punta, bajando poco a poco, descendí por el lateral de su monte de venus, pasando mi lengua por su ingle, y el interior de su muslo, subiendo de nuevo a su ingle,y separándome un poco, le di una dulce pasada con mi lengua en su intimidad, un leve roce. Me separe del sexo de Tryssia, abriendo sus piernas con mis manos. Dejando la dulce intimidad de Tryssia ante mi, sonreí y como tigre que salta sobre su presa, comencé dando leves pasadas con mi lengua, en los labios cerrados de la dulce y excitante Tryssia. Di un lametón apretando con un poco mas de fuerza, abriendo levemente sus labios, subiendo con la lengua, saboreándola con devoción, hasta llegar a clítoris de ella, al que comencé a darle suaves pasadas con mi lengua.
Mi con mi mano izquierda sigo acariciando su muslo, acercándome cada vez mas al interior de este. Sutiles caricias, incitándola,
La miré, observando su dulce y perfecto cuerpo, posé mi mano en su cuello, acariciando su piel, bajando lentamente, pasando por el centro de sus pechos, grandes y tersos. Me mordí el labio inferior, conteniendo mi sed, verla desnuda me hacia desearla. Continué bajando mi mano con suaves roces, por su abdomen, y Tryss comenzó a quitarme mi camiseta, pude notar su deseo, al quitármela, lanzándola a un lado, y mirándome sumisa y excitada.
Acarició mi pecho, deleitándose con mi marcado torso, yo solo la mire con una sonrisa, complacido. Mi seducción seguía activa por mi intensa sed, adueñándose de mis pensamientos, dejando solo una cosa en mi mente. Tryssia .
Mi mano seguía acariciando su muslo, cada vez mas cerca de la intimidad de ella, mi otra mano subió de nuevo, posándose sobre un seno de la cazadora. Lo acaricie, suave, dejando pasar el pezón por debajo de la palma de mi mano, y subí mi mano hasta su cara. Inclinándome lentamente hacia ella, besándole de nuevo, mordisqueándole los labios, goloso, ansioso por ellos, bajando a su barbilla, con pequeños bocados, besándole su cuello, bajando con besos suaves, hasta un pecho de Tryssia, y comencé a pasar mi lengua por el pezón de la cazadora, viéndolo temblar, ante el toque de mi lengua. Lo atrapé con mis labios, apretándolo ligeramente con mis dientes, separé un poco mi boca, y besé su abdomen, bajando con caricias, y pasando mi lengua por su vientre, tan solo la punta, bajando poco a poco, descendí por el lateral de su monte de venus, pasando mi lengua por su ingle, y el interior de su muslo, subiendo de nuevo a su ingle,y separándome un poco, le di una dulce pasada con mi lengua en su intimidad, un leve roce. Me separe del sexo de Tryssia, abriendo sus piernas con mis manos. Dejando la dulce intimidad de Tryssia ante mi, sonreí y como tigre que salta sobre su presa, comencé dando leves pasadas con mi lengua, en los labios cerrados de la dulce y excitante Tryssia. Di un lametón apretando con un poco mas de fuerza, abriendo levemente sus labios, subiendo con la lengua, saboreándola con devoción, hasta llegar a clítoris de ella, al que comencé a darle suaves pasadas con mi lengua.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 597
Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
La pasión es el mejor de los deleites del ser humano.
¿Cómo definir el cielo? Esa extensión infinita, que mora encima de nuestras vidas, creador de las mismas y extensamente desconocido, a nuestros ojos, pero salvaje, voraz e infinitivamente eterno.
Así me sentía, salvaje, indómita, en sus besos y caricias. Tras quitarle la camiseta, adoré su tacto, fuerte, viril, de su torso contra mis manos. Me mordí el labio, conteniéndome, quería abalanzarme contra él…es tan tentador, pensé, antes de que volviera de nuevo a hechizarme con sus hambrientos labios. Mi corazón latía descontrolado, sin ton ni son, al ritmo de su intensidad y fuerza, mi jadeante respiración, se complicó al sentir su mano acariciando mis muslos, acercándose a mi sexo. Tras una sonrisa dulce y tierna, pero salvaje…puro fuego, bajó lentamente ante mi mirada, besándome el rostro, el cuello, los hombros, los pechos... Gemí fuertemente, al sentir sus labios cerrándose en mi pecho, atrapando mi pezón, excitado y duro. Me volvió loca con sus toques, mordiendo, lamiendo, sorbiendo, no tenía fin, los degustaba como el manjar de los dioses. No quería que terminara nunca, ese agudo dolor al sentir sus colmillos, rozando mi pecho, su lengua torturando el claro pezón…su mano rozándome, solo con toques suaves, el dolor placer, se unía en mi mente, dejándola inexistente, sumisa al tacto de Zirano. Sintiendo su leve sonrisa, dejó mi duro pezón y fue bajando, abrí los ojos, tímidamente, y lo vi bajar y acomodándose entre mis piernas, tras sonreírme con una mirada encendida, que podría hacer arder, ciudades e imperios enteros, bajó la mirada y se me lanzó.
Titubeé al ver sus colmillos, pero al sentir su lengua entre mis pliegues, gemí. Todas esas emociones eran nuevas para mí, aún no entendía como podía caber tal placer, en el perverso acto que soñaba mi lujuriosa y encendida mente.
Cerré los ojos extasiada, mis manos agarraron con fuerza la sabana roja de seda de la cama, sin tensión me abandoné al toque de su lengua, que lentamente iba abriendo mi sexo, torturando el clítoris con arte despiadado, negra magia. Lo retuvo entre sus labios, dando pequeños mordiscos- Zirano…ahhh….Zirano!- gemía sin control alguno. Mis piernas temblaban en manos de Zirano, quien suavemente, sin infringir demasiada fuerza, las mantenía abiertas a su placentera incursión. Apreté las piernas, al sentir la humedad por mi sexo salir. Zirano paró y con un toque de su lengua, recogió la humedad que mojaba mis labios, para satisfecho, volver a jugar con el rosado clítoris, que hinchado, se lucia, en su lujurioso tamaño. Gemí y me arquee contra su húmeda lengua, me dolían las manos de tanto agarrar con fuerza la sabana al no encontrarse el cuerpo de Zirano para usar de ancla, ante ese apasionado baile de pasiones.
-Zirano…- Gemí entrecortadamente, cuando volvió a morder levemente mi clítoris, calmándolo seguidamente con unos toques de su experta lengua. Noté sus dedos, cada vez más cerca de mi entrada. Me mordí el labio inquieta y completamente encendida, provocándome una leve herida en el labio, de la que salieron gotas de sangre, bajando por mis dulces labios. Respiraba entrecortadamente, me dolía el vientre de la humedad, que bajó él, esperaba salir…y Zirano no cesó no cesó, hasta tenerme completamente, temblorosa, excitada, locamente ansiosa…por no dejar de sentirlo a él, tocando y saboreando mi desnudo cuerpo de ensueño, oyendo salir de mis entrecortados gemidos de placer, llamarlo ciento y una veces, su nombre, rogando por la culminación.
-..No...-Gemí- no puedo mas…Zirano…- no cesaban mis estrecimientos, ni mis ruegos así como gemidos, que acallarlos, me resultaban ya imposible, solo persistía en mí la aplacable sensación que barría mi cuerpo – por favor..-rogué con ojos cerrados, con la leve sangre de mi herida, culminando y perdiéndose en mi barbilla, inundando todos mis labios, del color de la roja sangre.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
La cadera de Tryssia se levantaba hacia mi boca, acercándome su dulce y excita intimidad, pidiéndome con sus movimientos, que continuara con las caricias de mi lengua, gemía mi nombre, ansiosa, con sus manos cogiendo con fuerza la sabana de suave seda roja, mi lengua saboreaba su sexo, entreteniéndose con el clítoris de ella, endureciéndolo, sus gemidos intensos me hacia sonreír chulesco, mordisqueándole el inflado sexo a la cazadora. -Aaahh!- Suspire, el sabor de Tryssia me resultó realmente exquisito, mi sed dominante, mis ojos rojos como la sangre y con mi amada cazadora, plenamente en mis manos, hechizada y sumisa, por efecto de mi seducción y caricias.
Mientras mi lengua seguía golosa y inquieta, haciendo estremecer a Tryssia, y un nuevo olor invadió la habitación, la sangre de la cazadora, resbalaba por la barbilla y cuello de ella, mis ojos se pusieron en blanco, y mi sed ya irrefrenable se saciaba de pasión. Abrí mas sus piernas suavemente, introduciendo mi lengua en su sexo, saboreando el interior de Tryssia, moviendo mi lengua dentro, ondulándola y torciéndola, gritó mi nombre, una y otra vez, excitándome y sienténdome cada vez mas salvaje.
Saque mi lengua de su interior, lentamente apretándola hacia la pared superior del interior de Tryssia, en una dulce y erótica caricia. Me incorporé, poniéndome de pie a los pies de la cama, mirándola con deseo, y me desabroché el pantalón, me lo quité dejándolo sobre la silla. Me puse entre sus piernas, y mi mano se comenzó a acercarse mas a su interior, acariciando el muslo.
Me acerque a su cuello, pasando mi lengua por la sangre que de su labio caía, siguiéndola hasta el lugar de donde salia, pasando mi labio sobre la herida, besándola con pasión, su sabor intenso, dulce y con un toque picante, me hechiza. Y con mi dedo indice comencé a acariciar el botón de mi hermosa cazadora, bajando el dedo poco a poco, acercándome a la entrada de Tryssia. Y se lo introduje con suavidad en su sexo, adentrándome en ella.
Mi gesto cambio a confusión, cuando toque su himen, pero de inmediato se dibujo una satisfecha sonrisa en mi cara, Tryssia era virgen, mi dulce y pura cazadora. Me sentí dichoso, de ser el primero que la poseyera, apreté levemente sin romperlo, y saque mi dedo. -Mi querida Tryss, pura y dulce, le prometo que va a gustarle.- Le dije con voz varonilmirándola seductor y con pasión.
Mientras mi lengua seguía golosa y inquieta, haciendo estremecer a Tryssia, y un nuevo olor invadió la habitación, la sangre de la cazadora, resbalaba por la barbilla y cuello de ella, mis ojos se pusieron en blanco, y mi sed ya irrefrenable se saciaba de pasión. Abrí mas sus piernas suavemente, introduciendo mi lengua en su sexo, saboreando el interior de Tryssia, moviendo mi lengua dentro, ondulándola y torciéndola, gritó mi nombre, una y otra vez, excitándome y sienténdome cada vez mas salvaje.
Saque mi lengua de su interior, lentamente apretándola hacia la pared superior del interior de Tryssia, en una dulce y erótica caricia. Me incorporé, poniéndome de pie a los pies de la cama, mirándola con deseo, y me desabroché el pantalón, me lo quité dejándolo sobre la silla. Me puse entre sus piernas, y mi mano se comenzó a acercarse mas a su interior, acariciando el muslo.
Me acerque a su cuello, pasando mi lengua por la sangre que de su labio caía, siguiéndola hasta el lugar de donde salia, pasando mi labio sobre la herida, besándola con pasión, su sabor intenso, dulce y con un toque picante, me hechiza. Y con mi dedo indice comencé a acariciar el botón de mi hermosa cazadora, bajando el dedo poco a poco, acercándome a la entrada de Tryssia. Y se lo introduje con suavidad en su sexo, adentrándome en ella.
Mi gesto cambio a confusión, cuando toque su himen, pero de inmediato se dibujo una satisfecha sonrisa en mi cara, Tryssia era virgen, mi dulce y pura cazadora. Me sentí dichoso, de ser el primero que la poseyera, apreté levemente sin romperlo, y saque mi dedo. -Mi querida Tryss, pura y dulce, le prometo que va a gustarle.- Le dije con voz varonilmirándola seductor y con pasión.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Tras torturarme con su lengua, en mi humedad, se salió de mí. Abrí los ojos siguiéndole con la mirada, mi pecho subía y bajaba alterado, asi como las pulsaciones, que impulsaban mi cuerpo. Sonreí extasiada, estaba siendo el mejor sueño de toda mi vida, pero al ver que Zirano se desabrochaba el pantalón y se lo quitaba, quedando desnudo ante mí, con su fuerte virilidad, imponente y dura, me alteré. - ¿Que quieres hac...?- me quedé con las palabras en la boca, no pude acabar de pronunciar la causa de mi nerviosismo. Zirano se tiró encima de mí, quedando de nuevo atrapada en sus brazos. Sentí su juguetona lengua, resiguiendo el caminito que la leve sangre de mi labio, había dibujado en mí, hasta llegar a mis labios, los que besó con pasión y ansias renovadas.
Gemí al sentir su lengua rozar mis labios, pecaminosamente. Absorta en sus labios,y en su pulsante dedo contra mi sensible clítoris, no me di cuenta de la incursión al interior de mi sexo, hasta que un fuerte dolor, resonó por mi cuerpo, quedando momentáneamente aturdida. Le miré crispada, con un toque leve de dolor en mi mirada, y entonces, lo vi. Su dedo salía de dentro de mí, no lo havia notado hasta ahora, tan concentrada como me había encontrado en sus toques y excitantes besos. Me miró complacido y al oír sus palabras, me aterroricé.
Como que, ¿va a gustarme?- Le miré confundida y me removí intentando salir de bajo de él. Él sin dejar de mirarme, me dejó que me incorporara en la cama, todo y que sus rojos ojos, seguían atentamente cada movimiento mio. La inquietud me dominaba y poco a poco empecé a entenderlo todo, hasta terminar asustada por cada poro de mi desnuda piel. – No…no es un sueño ¿verdad?- balbuceé asustada, pese a ello mis piernas, no dejaban de temblar, recordándome las sensaciones que hacia un momento invadían enteramente mi mente y sentidos. Mirándole a los ojos, pude ver, la verdad en ellos, me había manipulado...no había sido un sueño.
Zirano alargó la mano hacia mi cara lentamente, me mordí el labio, y cuando su mano estuvo a punto de rozar mi piel de nuevo, me eché para atrás asustada, cayendo de la cama, llegando a arrastras hasta un rincón de la grande habitación. Me arrinconé, con las piernas contra mi pecho, protegiéndome.
-¿Cómo has podido?- inqueri entrecortadamente- ¡me has manipulado!- levanté los ojos desafiantes mirándolo- ¡yo creía que era un sueño...que soñaba! ¡Que soñaba contigo! No que de verdad estaba sucediendo...- recordé entonces la punzante sensación en el cuello- ¡Y me has mordido! ¡Jodido monstruo! ¡Me mordiste, y ahora querías mi virginidad!- mis despiertos ojos, destilaban llamas de puro fuego en ellos, me podía encontrar asustada, inquieta, nerviosa y hasta excitada...pero nada de eso, impediría que mi esencia de cazadora saliera a protegerme, dándome coraje y fuerza.- ¡No me la vas a arrebatar! ¡No lo harás!
Observé como una asustada ratita como el vil gato se levantaba, imponiendo su voluntad. Cerré los ojos, negándome a mirarlo – no…no…no...-rogaba en mis adentros. Pero mi voluntad no era tan fuerte, para negar lo que mi cuerpo pedía y sentía entre sus brazos. Los temblores aún persistían, mi cuerpo le anhelaba...
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Me quede encima de la cazadora mirándola con ferviente deseo y lujuria. Mi virilidad firme y dura, crecía buscando adentrarse en el centro de Tryssia, ella al escuchar mis palabras tras ver salir mi dedo de su intimidad, salio del efecto de mi seducción, la cual pare en ese instante, dejándole que se echara hacia atrás, su mirada con miedo y confusión, me sorprendió, yo la miraba con mis ojos rojo sangre, su miedo era palpable, pero su cuerpo aun se estremecía por mis caricias, y me pedía mas. Acerque mi mano a su cara, abriendo la boca para decirle unas palabras, pero antes de que la tocara se aparto, cayendo de la cama y yendo a un rincón, acurrucándose, me miraba con rabia desafiante, me llamo jodido monstruo, inquiriéndome que la había mordido, yo sonreí, riéndome por dentro, dulce cazadora, su cuerpo no decía lo mismo y mi mente deseaba tomarlo, mi sed desquiciada, pedía su cuerpo, su sangre...
Tryssia cerro los ojos al verme levantarme, temerosa. Yo active mi seducción de nuevo. Iba a ser mía, la deseaba, tenia que tomarla. -Mía.. Mía... Mía... Mía...- Resonaba en mi cabeza, mi cuerpo y mente la ansiaban. Caminaba despacio, mientras le digo. -Tu y yo, somos lo único real aquí. Es todo lo demás lo que es un sueño.- Mi voz fluía dulce y seductora. Me pare delante de ella, poniendo mis manos en su barbilla con suavidad y cariño, haciendo que me mirara. Le sonreí con cariño y picardía. Baje mi mano en una caricia por su cuello, hombro, brazo para tomar su mano, agachándome acercando mis labios a su oído. Active mi persuasión, mezclándose con la seducción que mantenía activada. -¡Volvamos a mi lecho mi amada!- Le dije como una orden sin que ella lo notara, con un susurro solo audible por ella. Me levante, levantándola de su brazo, dirigiéndonos a la cama, nos paremos al lado y tiré de Tryssia pegándola contra mi cuerpo, haciendo que nuestras pieles chocaran, fundiéndose en una caricia de fuego frio. Nuestras temperaturas chocaban mientras le miré a los ojos y la besé con pasión intensa. -¡Túmbate querida!- Le susurre con mi persuasión. haciendo que mis palabras sonaran como si fueran los propios pensamientos de la cazadora.
Tryssia, sumisa se tumbo en la cama, boca arriba, observándome con algo de miedo en sus ojos. La miraba, pasando mis dedos por todo su cuerpo mientras le decía. -Amor caprichoso... Hay veces que hace de la bestia un hombre, y otras de un hombre una bestia- Mirándola con deseo y preparándome, tomando mi miembro en una mano, mientras con la otra abría sus labios vaginales, introduciendo mi glande en el sexo de Tryssia, entro con suavidad, notando el himen de la cazadora, pero seguí empujando notando como se rompía, y continué entrado en ella, rompiéndole el himen por completo, y siguiendo empujando con suaves movimientos, hasta introducirle mi virilidad por completo en lo mas intimo de ella. -Ahh- Gemí agudamente, mientras empezaba a moverme en un vaivén ligero pero intenso.
Tryssia cerro los ojos al verme levantarme, temerosa. Yo active mi seducción de nuevo. Iba a ser mía, la deseaba, tenia que tomarla. -Mía.. Mía... Mía... Mía...- Resonaba en mi cabeza, mi cuerpo y mente la ansiaban. Caminaba despacio, mientras le digo. -Tu y yo, somos lo único real aquí. Es todo lo demás lo que es un sueño.- Mi voz fluía dulce y seductora. Me pare delante de ella, poniendo mis manos en su barbilla con suavidad y cariño, haciendo que me mirara. Le sonreí con cariño y picardía. Baje mi mano en una caricia por su cuello, hombro, brazo para tomar su mano, agachándome acercando mis labios a su oído. Active mi persuasión, mezclándose con la seducción que mantenía activada. -¡Volvamos a mi lecho mi amada!- Le dije como una orden sin que ella lo notara, con un susurro solo audible por ella. Me levante, levantándola de su brazo, dirigiéndonos a la cama, nos paremos al lado y tiré de Tryssia pegándola contra mi cuerpo, haciendo que nuestras pieles chocaran, fundiéndose en una caricia de fuego frio. Nuestras temperaturas chocaban mientras le miré a los ojos y la besé con pasión intensa. -¡Túmbate querida!- Le susurre con mi persuasión. haciendo que mis palabras sonaran como si fueran los propios pensamientos de la cazadora.
Tryssia, sumisa se tumbo en la cama, boca arriba, observándome con algo de miedo en sus ojos. La miraba, pasando mis dedos por todo su cuerpo mientras le decía. -Amor caprichoso... Hay veces que hace de la bestia un hombre, y otras de un hombre una bestia- Mirándola con deseo y preparándome, tomando mi miembro en una mano, mientras con la otra abría sus labios vaginales, introduciendo mi glande en el sexo de Tryssia, entro con suavidad, notando el himen de la cazadora, pero seguí empujando notando como se rompía, y continué entrado en ella, rompiéndole el himen por completo, y siguiendo empujando con suaves movimientos, hasta introducirle mi virilidad por completo en lo mas intimo de ella. -Ahh- Gemí agudamente, mientras empezaba a moverme en un vaivén ligero pero intenso.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Al oír su hipnotizante voz, estuve perdida de nuevo, con sus manos suavemente me cogió de la barbilla, obligándome que le mirara de nuevo, se agacho hasta mi, susurrándome que volviera junto a él de nuevo. Mi cuerpo lo anhelaba, encendido...y todo y que, ahora era consciente, no pude resistirme y le seguí. Me tumbé en la cama, nerviosa todo y que mi cuerpo estuviera listo y preparado para su más intima posesión. Cerré los ojos, al sentir su voz y intentando no mirar a sus ojos deseosos y salvajes. Y le sentí, en la entrada de mi sexo, preparándose. Me mordí el labio, intentando relajar mi cuerpo, pero su miembro, imponía respeto, era grande y fuerte...si no fuera lento, me desgarraría.
Cogí aire, mirándolo temerosa y entró.
En una embestida lenta, suavemente pero con fuerza, fue penetrando en mí. Una sensación de plenitud me asaltó, sintiendo mi sexo abrirse para é. Todo cambio, al toparse con mi pureza, grité de dolor e intenté en vano, mover las piernas, apartándolo de mí, queriendo que saliera. Él me besó, capturando con su maliciosa boca los gritos de dolor, mientras su sexo, con decisión y fuerza, acabó por rompérmelo. Santo dios... ¡qué dolor! Viendo mis dolorosos y llorosos ojos, pareció por un momento que pararía, que me dejaria tiempo a acostumbrarme a su grande tamaño, pero me equivoqué. Siguió embistiendo lentamente, hasta que con un gemido de dolor, lo noté totalmente en mí. Gemí echando la cabeza hacia atras. Zirano aprovechó ese momento de abandono en sus brazos, para penetrarme más fuerte y empezar a moverse en mi interior, en un vaivén ligero pero intenso – tengo que acostumbrarme...-siseé, gimiendo de dolor, todo y que lentamente, una nueva sensación embargaba mis sentidos.
Me sonrió y me besó en el rostro, con dulces palabras, borrando de mi rostro el rastro de dolor de la primera vez, entre sus miles besos. Yo con la mirada llorosa, pero excitada, le seguí en los besos, apartando mi mente del latente dolor de mi sexo. Bajo mi atenta mirada, deslizo una mano entre nuestros cuerpos, posándose en mi sexo, donde buscó con intensas caricias mi clítoris. Cuando su mano, lo encontró, mi cuerpo se removió bajo él, acercándolo más a sus hábiles dedos. Llegó al triangulo de mi sexo y deslizó el dedo corazón entre la hendidura.
Podía sentir una humedad latente, recorriendo mi útero para encontrar el miembro de Zirano, dandole la bienvenida. Ya me estaba lubricando, dejando que dejara de existir el dolor, que solo fuera un recuerdo.
Mi clítoris, se mostraba, hinchado, duro y resbaladizo. Era inevitable, si el vampiro seguía acariciándome así. ¿Por qué mi cuerpo me traicionaba de esa forma?. Zirano siguió, hasta que mi cuerpo tembloroso, acabo aceptando cada parte de él en su interior. Retrocedió y impulsándose de un solo golpe en mí, gemí fuertemente, agarrándolo de los brazos, clavándole las uñas. Él también gimió y volvió a retroceder-Ahhh..lento..lento..zirano- farfullé, al sentirlo de nuevo fuera de mí.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Mi virilidad entro por completo en el sexo de Tryssia, desvirtuándola, ella gimió de dolor, mientras empezaba con mi vaivén, con gemido agudo y excitado. La miré con una sonrisa, sabiendo que el dolor que ella sentía, pronto cambiaría a placer intenso. -Dulce cazadora, Solo Tu y yo- Le dije inclinándome sobre ella y bese su cara, mientras una de mis manos comenzaba a bajar hacia la intimidad de mi preciada cazadora, acariciando su intimidad, encontré el clítoris, pasando mis dedos sobre el, acariciándoselo, haciendo pequeños círculos, con pequeña presión, note como ella se estremecía, mi miembro notó la humedad de ella, y como las paredes del sexo de Tryssia poco a poco iban dejando entrar mas fácilmente mi virilidad, retrocedí dejando tan solo mi glande dentro de ella, y la penetré con intensidad, entrando de una vez todo mi miembro en Tryssia, que gimió de placer, mientras se cogía con fuerza a mis brazos, -Si!- Gemí volviendo a retroceder, sacando mi miembro por completo, y se lo introduje de nuevo con fuerza, haciendo estremecer todo su cuerpo, -Tryss!- suspire, observando su cuerpo, perfecto y hermoso, completamente entregado a mi.
Mis penetraciones eran intensas y comenzando con un ritmo ascendente, Me tumbe, aguantando mi peso con mis brazos doblados a su lado, para comenzar a besarle el cuello, sintiendo su piel ardiente como el fuego, subí mis besos, para llegar a sus labios, los que mordisqueé y bese apasionadamente, como si no existiese el mañana. El vaivén de mi cadera iba acelerando, -Ahh... Mía...- susurre entrecortadamente, sintiendo como ella abría cada vez mas las piernas, dejándome mas espacio, notando como la pequeña vagina de Tryssia, engullía totalmente mi virilidad. Aceleré mi ritmo sintiendo el acelerado corazón de ella en mi cabeza. La bese con pasión, metiendo mi lengua en su boca. Mi dulce cazadora, solo mía.
Mis penetraciones eran intensas y comenzando con un ritmo ascendente, Me tumbe, aguantando mi peso con mis brazos doblados a su lado, para comenzar a besarle el cuello, sintiendo su piel ardiente como el fuego, subí mis besos, para llegar a sus labios, los que mordisqueé y bese apasionadamente, como si no existiese el mañana. El vaivén de mi cadera iba acelerando, -Ahh... Mía...- susurre entrecortadamente, sintiendo como ella abría cada vez mas las piernas, dejándome mas espacio, notando como la pequeña vagina de Tryssia, engullía totalmente mi virilidad. Aceleré mi ritmo sintiendo el acelerado corazón de ella en mi cabeza. La bese con pasión, metiendo mi lengua en su boca. Mi dulce cazadora, solo mía.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Su virilidad entraba en mí con fuerza, impulsándose hasta lo más hondo de mi ser. Gemí contra el hombro de Zirano, las mil y una veces que me penetro sin bajar el arduo ritmo. Ya no existía el dolor, solo una sensación que me corroía por dentro, de una exigente liberación. Sentía a Zirano pegado en mi piel, cada centímetro de piel, hacia contacto con el otro, creando una cálida fricción al movernos. Me besó, ansioso, mordiendo mis labios, sin hacerme sangrar, pero posesivamente, cogiéndolos entre sus dientes, poseyéndolos en besos primitivos, insaciables, salvajes...Le apreté mas contra mí, agarrándome a sus hombros, anclándome en algo real de aquel momento que vivía, en que me veía siendo balanceada, para aterrizar en el mismo cielo, o infierno, porque todo ese disfrute y pasión, no podía ser más que obra del diablo.
Siguió embistiendo contra mí, como si acabara el mundo en ese instante, dejándose llevar. Los ojos los tenía color roja como la misma sangre, con toques de negro. No tenía certeza alguna que siguiera usando el hechizo para atraerme hacia sus brazos. Lo único que sabía, era que, con hechizo o sin, mi cuerpo pedía estar con él, abierto, anhelante, apasionado, acariciado, lamido…solo y únicamente por él. Le oí decirme – Mía…mía- entre gemidos, al oído. Yo intentaba mantenerme callada pero los gemidos como las palabras, salían de mis labios, sin poderme contener, terminando por asentir a la posesividad de Zirano diciéndole que si a todo lo que de su boca saliese. – Si ..si¡ ¡Tuya!- balbuceé mordiéndole los labios, acallando momentáneamente sus gemidos.- !Mas...Mas! ¡Maaaasss!-le animé, al sentir como aceleraba el ritmo descontrolada. Clavándole las uñas en los hombros enardecida, abrí mas las piernas para un mejor acceso a su miembro.
Gemíamos, los dos a la vez, en brazos del uno y del otro, con los cuerpos tan unidos, que no sabíamos donde empezaba uno y acababa el otro. Me dolía el vientre de las fuertes embestidas con su miembro, empalándome entera, pero el placer lo era todo, y con mis gemidos, solo le alentaba a ir mas adentro, mas fuerte...- ¡Zirano! ¡siiiiiiiii! !Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii¡-Su boca de nuevo volvió a callarme los fuertes gemidos, besándome con fiereza, mordiéndome la lengua y jugando con ella. Sumisa le seguí el juego. Mis manos iban de su pelo hasta su espalda, acariciando su fría piel, ahora caliente, por mi cuerpo y contacto. Lentamente empecé a moverme contra él, hasta al fin, moverme intensamente contra él, demandándole mas y mas.
Mis piernas, agotadas y temblorosas le rodeaban levantadas, al encuentro de cada intensa embestida, nuestros cuerpos sincronizados se movían al unísono y mi corazón, como las alas de un colibrí, aleteaba acelerado contra mi pecho. Ligeramente cansada, empecé a bajar el ritmo, Zirano al verlo o intuir en mi rostro mi cansancio, me besó suavemente y dulcemente en los labios, y fue parando lentamente, hasta llegar a retirarse de dentro de mí.
Mi sexo, anhelando la cúspide que lo llenaba, exigiendo terminar, se sintió desagradablemente solo, abandonado. Miré a Zirano, iba a rogarle que siguiera, que no me dejara así, cuando en una traviesa y lujuriosa mirada, me cogió de las piernas y las puso en sus hombros, levantando mis caderas del colchón.
- ¿Que... harás...?-Me mordí los labios lujuriosos pero inquietos, aguantandole la ardiente mirada.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Nuestras pieles se rozaban, en un baile intenso, unidos como un solo ser, mis penetraciones intensas y fuertes contra el sexo de Tryssia, ella gemía llena de placer, me miraba intensamente, nada que ver con la cazadora, que se fue asustada a un rincón, ahora estaba sumisa y salvaje, bajo mi pasión y lujuria. La observo mientras la beso, mis manos acarician su cuerpo sudoroso y caliente, Tryssia empezo a mover lentamente sus caderas contra mi, siguiendo el ritmo, -Asiii mi cazadora asii!- Gemí acelerando mis embestidas entrando cada vez mas dentro de ella, notando como aprieta su sexo contra mi virilidad. Acelero aun mas animado por su gemidos, “Bombombom.. bombombom..” Latía el corazón de Tryssia desbocado y acelerado. Yo solo aceleré el ritmo aun mas de las penetraciones. La cazadora, me rodeo por las caderas con sus piernas. Dejándome notar con cada nueva penetración, su sexo húmedo e inflado me hacia embestir con mas fuerza, buscando el contacto de mi piel con su humedad.
La mire a su rostro, notando como ella respiraba agotada, tomando aire en cortas y rápidas inhalaciones, y poco a poco ella iba reduciendo el movimiento de sus caderas, comencé a bajar el ritmo, mientras la besaba con dulzura en sus labios, descendí el ritmo hasta sacar completamente mi virilidad de el interior de Tryssia. Ella me miro, con suplica en su mirada, pidiéndome que volviera dentro de ella. Sonreí picara mente, tomando sus piernas poniéndomelas en los hombros, levantando su cadera del colchón, respondiendo a la anterior pregunta de la cazadora. -Solo enseñarte un universo de pasiones.- Le dije con voz traviesa y dulce, mirándola con ojos de tigre. Pase mi brazo derecho por debajo de su espalda, aguantando su cadera elevada.
Introduje mi virilidad en su sexo, entrando con suavidad, ambos estallemos en gemidos intensos, al notar el miembro entras mucho mas adentro, y con un ritmo rápido y muy intenso, Tryssia solo se dejaba llevar por mis embestidas, sus pechos rebotaban sin parar, en un hipnotizante baile, temblando con violencia con cada nueva embestida. Acelere mi ritmo , mirando su cara, con las mejillas sonrojadas, y una sonrisa de placer, ella me miro con ojos de gata, con mirada salvaje y seducida por mi, pidiéndome mas. Comencé a inclinarme hacia ella, doblando sus piernas hacia arriba, manteniéndolas en sus hombros, poniendo a prueba la elasticidad de Tryssia, puse mis brazos a ambos lados de ella, y comencé con un vaivén rápido y fuerte, mostrando mis colmillos, sobre mi labio inferior, con mi mirada intensa, encendida en sangre, y mirándola fijamente. Mis penetraciones rápidas, entrando en ella, veo como ella cada vez aprieta las paredes de su sexo contra mi miembro, apresándolo, reteniéndolo, continué con el movimiento intenso de mis caderas, gimiendo intensamente, sintiendo como mi placer crecía intensamente, llegando a una intensidad extrema. Acelere aun mas el ritmo, observando con lujuria y dulzura la mirada de mi dulce cazadora.
La mire a su rostro, notando como ella respiraba agotada, tomando aire en cortas y rápidas inhalaciones, y poco a poco ella iba reduciendo el movimiento de sus caderas, comencé a bajar el ritmo, mientras la besaba con dulzura en sus labios, descendí el ritmo hasta sacar completamente mi virilidad de el interior de Tryssia. Ella me miro, con suplica en su mirada, pidiéndome que volviera dentro de ella. Sonreí picara mente, tomando sus piernas poniéndomelas en los hombros, levantando su cadera del colchón, respondiendo a la anterior pregunta de la cazadora. -Solo enseñarte un universo de pasiones.- Le dije con voz traviesa y dulce, mirándola con ojos de tigre. Pase mi brazo derecho por debajo de su espalda, aguantando su cadera elevada.
Introduje mi virilidad en su sexo, entrando con suavidad, ambos estallemos en gemidos intensos, al notar el miembro entras mucho mas adentro, y con un ritmo rápido y muy intenso, Tryssia solo se dejaba llevar por mis embestidas, sus pechos rebotaban sin parar, en un hipnotizante baile, temblando con violencia con cada nueva embestida. Acelere mi ritmo , mirando su cara, con las mejillas sonrojadas, y una sonrisa de placer, ella me miro con ojos de gata, con mirada salvaje y seducida por mi, pidiéndome mas. Comencé a inclinarme hacia ella, doblando sus piernas hacia arriba, manteniéndolas en sus hombros, poniendo a prueba la elasticidad de Tryssia, puse mis brazos a ambos lados de ella, y comencé con un vaivén rápido y fuerte, mostrando mis colmillos, sobre mi labio inferior, con mi mirada intensa, encendida en sangre, y mirándola fijamente. Mis penetraciones rápidas, entrando en ella, veo como ella cada vez aprieta las paredes de su sexo contra mi miembro, apresándolo, reteniéndolo, continué con el movimiento intenso de mis caderas, gimiendo intensamente, sintiendo como mi placer crecía intensamente, llegando a una intensidad extrema. Acelere aun mas el ritmo, observando con lujuria y dulzura la mirada de mi dulce cazadora.
Última edición por Zirano Xanaddo el Mar Mayo 21, 2013 7:45 pm, editado 1 vez
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Gemí, al sentir su entrada lenta de vuelta a mi interior. Me estaba colmando, llenando, entrando hasta donde no creí nunca que podría llegar. Bajé la mirada hacia nuestros sexos y maravillada, pude ver como mi sexo se abría completamente a él, absorbiéndolo en su interior. Él al ver mi mirada, me sonrió apretando los dientes, conteniéndose, para entrar suavemente y no de golpe, como sus lujuriosas intenciones eran. Me agarré a él como pude, de los hombros, del pecho… pero nada me preparó para cuando de un solo golpe, me empaló completamente, llenándome hasta el límite y golpeando en el cérvix, queriendo sobrepasarlo también. Grité su nombre rompiéndome en pedazos entre sus brazos, los que con uno me sujetaba, levantándome la cadera y el otro me rodeaba, protectoramente. Todo dejó de existir solo existía el profundo placer, entremezclándose con un leve dolor, al sentirlo totalmente en mí, en penetraciones duras y intensas, solo le sentía a él, su cuerpo, su olor, sus labios que entre gemidos graves, besaban con fiereza los míos.
Todo pensamiento dejó de existir en mi enloquecida cabeza, solo era consciente de los agudos gemidos y mis suspiros, que se mezclaban con los graves gritos de éxtasis de él, y su dulce voz, repitiendo en mi oído – MÍA...mía…MÍA…SOLO mía…¿ME OYES?.. ¡MÍA SIEMPRE!- me decía posesivo, cada vez que nuestros rostros se acercaban. Yo apenas era consciente de su tono, solo le sentía decir mía...con tanto anhelo, tanta pasión, que asentía una y otra vez, sin control de mis actos ni del fuego que se avivaba cada vez más dentro de mí. Mi sexo, abierto, lo absorbía con ahínco, proporcionándole calor, apretando cuando entraba, rozándonos más y avivando nuestros cuerpos. Las piernas, no dejaban de temblar, completamente estiradas en los hombros de Zirano, y mi cadera alzada por su fuerte brazo, cedió a los empujes contra ella, permitiendo la entrada directa en mi sexo.
Con los ojos desorbitados de placer, Zirano, empezó a salir enteramente de dentro para volver a penetrar en una larga embestida de golpe, intensamente en mí. Me apretuje mas contra él, él riéndose al ver mi entrega total, cada vez fue subiendo el nivel de las embestidas. De mi garganta incontenida, solo salían incoherencias, suspiros y gemidos. Mi cuerpo empezó a estremecerse, Zirano, dejó de sujetarme la cadera, pero sin apartar mis temblorosas piernas de sus hombros, me sujetó por los hombros, manteniéndome quieta, para que sintiera cada pedazo de su cuerpo, dentro en los más hondo de mí. Me mantenía en mi lugar, solo podía dejarme llevar y seguir sus candentes embestidas, que entraban, salían y volvían a entrar, intercalando las intensas penetraciones con las suaves y lentas, que hacían que perdiera completamente aún más, mi control.
Noté la humedad en mi sexo, como bañaba el miembro de Zirano, el que a cada momento más se hinchaba, buscando su ansiada liberación, y en su última lenta embestida, exploté completamente colmada, deshaciéndome en sus brazos. Mis mejillas encendidas, mi corazón acelerado como las alas de un pequeño colibrí, mis pechos subiendo y bajando con cada jadeante respiración, mirandole, con los ojos brillantes de pasión y saciedad, completamente de pies a cabeza aturdida, por la salvaje tormenta de pasión.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Mi posesibidad, dominaba mis actos, la lujuria, mi mente y el deseo, mi cuerpo. Todo ello me llevaba a mover mis caderas en un frenético vaivén intenso, con mis manos en sus hombros, evitando que se moviera, mi miembro, entraba en Tryssia en fuertes embestidas, sentía la humedad de ella creciente intensa, bañando por completo mi virilidad, que con cada nueva penetración crecía y se inflaba en el interior de la cazadora. Un intenso placer nacía desde la base de mi miembro, aumentando su intensidad, saque mi virilidad del sexo de Tryssia, dejando tan solo el glande cubiertos por sus labios mas íntimos, para volver a entrar con fuerza. -Dilo! Eres mía. Para siempre!- Le dije de forma autoritaria, dominándola, ella asentía con voz entre cortada. -Siii, tuyaaaa!! Siempre!!- Su cuerpo se movía, buscando mas mi contacto, baje un poco el ritmo, bajando hasta sus labios, besándolos con lujuria, para volver a aumentar el ritmo de el vaivén.
Seguí penetrándola, con ritmo acelerado, notando como ella estaba a punto de llegar al éxtasis, yo lo contenía, mientras aumentaba el ritmo hasta que note como mi miembro era mojado en su totalidad, di una ultima penetración fuerte y despacio, eyaculando en su interior, mezclando nuestros fluidos. Solté un intenso y grave gemido de placer, mirando hacia arriba, con mis ojos totalmente en rojo, mire a tryss, respirando con dificultad, cansada, agotada, y con una cara dulce, saciada. Mi sed estaba en el momento mas álgido, mi cuerpo demandaba sangre humana. “Sangre... Toma su sangre... La sangre de la cazadora es tuya....” Una voz dura y mas seria, me controlaba, acaricie el cuerpo de Tryssia, observándolo, sudoroso, y aun tembloroso, mi mano llego sobre uno de sus senos, tomándolo, y con mi gesto y mirada asesina. Me lance con mi boca abierta sobre su pecho, mordiéndolo salvajemente, clavando mis colmillos, en la fina y suave piel de su seno, comenzando a notar la sangre llenar mi boca, mientras mi lengua, jugaba con el pezón, mientras la sangre dulce y algo picante de la cazadora, bajaba por su garganta, bebiendo de buena gana, hasta dejarla medio inconsciente y mareada.
Separe, mi mordida, pasando mi lengua sobre las dos pequeñas y sangrantes heridas, causadas por mis colmillos, para cauterizarlas y que dejaran de sangrar. Me relamo la sangre de mis labios. -Adorada Tryssia. Por siempre mía- Y la beso con dulzura.
Seguí penetrándola, con ritmo acelerado, notando como ella estaba a punto de llegar al éxtasis, yo lo contenía, mientras aumentaba el ritmo hasta que note como mi miembro era mojado en su totalidad, di una ultima penetración fuerte y despacio, eyaculando en su interior, mezclando nuestros fluidos. Solté un intenso y grave gemido de placer, mirando hacia arriba, con mis ojos totalmente en rojo, mire a tryss, respirando con dificultad, cansada, agotada, y con una cara dulce, saciada. Mi sed estaba en el momento mas álgido, mi cuerpo demandaba sangre humana. “Sangre... Toma su sangre... La sangre de la cazadora es tuya....” Una voz dura y mas seria, me controlaba, acaricie el cuerpo de Tryssia, observándolo, sudoroso, y aun tembloroso, mi mano llego sobre uno de sus senos, tomándolo, y con mi gesto y mirada asesina. Me lance con mi boca abierta sobre su pecho, mordiéndolo salvajemente, clavando mis colmillos, en la fina y suave piel de su seno, comenzando a notar la sangre llenar mi boca, mientras mi lengua, jugaba con el pezón, mientras la sangre dulce y algo picante de la cazadora, bajaba por su garganta, bebiendo de buena gana, hasta dejarla medio inconsciente y mareada.
Separe, mi mordida, pasando mi lengua sobre las dos pequeñas y sangrantes heridas, causadas por mis colmillos, para cauterizarlas y que dejaran de sangrar. Me relamo la sangre de mis labios. -Adorada Tryssia. Por siempre mía- Y la beso con dulzura.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
De una última fuerte penetración lenta, en un grave y fuerte gemido, con la mirada en alto, eyaculo en mi interior, sintiendo como nuestras humedades se mezclaban, creando así nuestra unión. Mi respiración ajetreada, empezó a calmarse, bajé las pestañas, cansada y dulcemente agotada. El vampiro había sido mi primera salvaje primera vez, mi primer amante. Solo esperaba que no fuese más intenso, o sin duda, me vería bailando entre las llamas, mientras volvía a poseerme, y por su mirada, volver a poseerme, era algo que haría seguro, sin titubear, metería la mano en el fuego de tan segura que me encontraba.
Con mi cuerpo tembloroso, y aún con el miembro de Zirano dentro, cansado, protegiéndose en mi sexo, alcé la mirada y coincidí con la suya. Me estremecí, sacudiéndome entera, al verle los ojos, rojos inyectados en sangre, abiertos de pasión y en una candente y salvaje mirada. Gemí sensible al sentir su mano, en uno de mis pechos, tomándolo suavemente en ella, levantándolo. No le vi venir, y en cuando me di cuenta, de sus intenciones, ya tenía sus colmillos penetrando intensamente mi piel. Me quejé, Jadeando de dolor momentáneamente, cogiéndome fuertemente de su cabello, sintiendo como el primer sorbo de mi sangre, iba hacia su garganta, nutriéndolo, alimentándolo. A los pocos segundos, cesó el dolor, dejando un sopor que se extendía por mi cuerpo, relajando mis músculos, tranquilizando y calmando mis pulsaciones, las que el corazón dejó de acelerar y fueron disminuyendo su fuerza, para bombear lentamente, cada vez más débil. Mientras el sopor se extendía en mi, noté los sorbos ávidos del vampiro en mi seno, sus ansias de sangre, en la que se encontraba inmerso, suspiré contra él, y sus colmillos. Noté en mi sexo de nuevo humedad, creada por la mordida y el rozamiento de su virilidad permanente en mis sensibles paredes, él levemente se movió arremetiendo contra mi suavemente, gemí ante su avance, sintiéndome llena. El mordisco y el dulce ardor entre mis piernas, me volvían loca, convirtiéndome en gelatina en sus brazos, sin voz ni voto, solo siendo arrastrada y sujetada por él. Sintiendo su miembro avanzar en mi dulce canal, encadené otro orgasmo, al tiempo que él en mi pecho, gruñía feroz, mientras su lengua jugaba en mi sensible pezón. Por un momento creí que iba a morir, que la muerte me llamaba.
Tras el orgasmo, mi cuerpo se relajo completamente para él, mis ojos se cerraban, cansados ,dormidos, mareados…
Sintiéndo a Zirano cada vez mas ávido de sangre, finalmente, desclavó sus colmillos de mi seno, lamiendo dulcemente las heridas y besándolo agradecido, saciado, colmado. Le miré con las pestañas bajadas, tenia sueño, mucho sueño…-…quiero dormir...-balbucee cansada y débil, cada parpado me pesaba, cada respiración, me inducia mas al cansancio. Sonreí dulcemente al sentir su beso, sus labios contra los míos, los que con dulzura me probaban y despertaban suavemente. Le acaricie con una mano tiernamente el rostro, con los ojos cerrados, a duras penas consciente de lo que ocurría a mi alrededor. Mi corazón latía débilmente con pereza debajo del manto de su cuerpo, y de su protectora mano.
-… déjame dormir…-
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Mi sed había sido completamente saciada, me sentía con fuerzas renovadas, gracias a la dulce sangre de Tryssia. Me separe lentamente del beso, haciendo cambiar el ardiente color rojo de mis ojos, por un intenso color azul cielo, devolviéndome a mi ser. Miré a Tryssia, con el rostro pálido, y leves ojeras, sin duda había bebido en exceso del néctar que le da la vida, su dulce y salvaje sangre. Tryssia me miró, con los ojos entornados, a punto de dormirse, -quiero dormir.- me dijo apunto de dormirse. Su corazón latía débil, con sopor. -No es hora de dormir mi amada.- le dije con voz dulce y varonil, en tono fuerte, para mantenerla despierta, sabia que la falta de sangre podria no dejarle despertar mas. Cogí la sabana de seda de un lado. -Mantente despierta mi cazadora.- Le dije mientras la tapaba con la sabana, rodeando su cuerpo. Pase mi brazo derecho por debajo de sus piernas, y el izquierdo por su espalda, asegurándome de coger la sabana de seda roja junto a Tryssia. Elevándola en brazos, para llevarla en volandas, media sabana colgaba sin llegar al suelo, miré a la cazadora, observando su cuerpo bajo la seda roja, mostrado con sutileza las curvas perfectas de mi bella amada.
-Mi bella y dulce cazadora, hoy te eh tomado como mia, recuerdalo. Solo mia.- Dije girandome hacia la puerta, el cabello de Tryssia, acaricio mi cara en el giro, trayendome su olor, sonrei por el aroma dulce, que me transportaba de nuevo a momentos anteriores, recordando el placer, su mirada , su sumision. Camine hacia la puerta, para salir al pasillo, con las dos puertas, y en el centro de estas, el cuadro, Tryssia se quedo mirandolo medio dormida, lo mire de soslayo, esos ojos tan intensos, dulces y protectores. No me reconocia en ellos, muchos años habian pasado desde esa ocasión.... y recordé.
Treintaicinco años han pasado desde que este cuadro fue pintado, a manos de Mirabel·la. Una hermosa y seductora chica de 17 años, la cual vivia conmigo en mi mansión, desde hacia dos años, cuando la encontre en la calle mal viviendo, sucia, y desnutrida. Mi carácter afable, me hizo acercarme a ella, preguntandole donde estaba su familia, ella me dijo que no tenia. Le compré un par de melocotones, los cuales ella cogio con afán, comiendolos en poco tiempo, le di unos cuantos francos y le dije que buscara un hostal y durmiera alli. Y me dispuse a seguir con mi patrulla, girandome, dejandole atrás, dedicandole una dulce sonrisa. Mirabel·la corrio hacia mi, cogiendome de la mano. -No me dejes sola porfavor señor agente.- Me dijo con voz infantil y dulce, mirandome con sus ojos de un intenso color miel y muy brillantes. -Tengo que seguir patrullando pequeña. Pero si quieres puedes acompañarme.- le dije, cerrando mi mano alrededor de la suya, ella solo asintio con gesto feliz y me acompaño en silencio caminando con pequeños saltos. Hablemos de su familia, como un hombre se la llevo de su pueblo, a los 5 años, crecio aquí en París junto a él, un hombre mayor, enfermo, y unos meses atrás murío. Quedando ella sola, y sin casa, ya que al morir el hombre, el propietario la echo. Me explico que estubo dos meses en el orfanato, donde la maltrataban fisicamente a diario y que no queria volver a ese horrible y doloroso lugar, como ella lo llamaba. Eran altas horas de la madrugada, y la pequeña Mirabel·la se veia cansada y con sueño, mirandome abrazandose a mi brazo, apunto de dormirse. Sonrei con dulzura y mirada protectora, acariciando su cabello dorado largo y frondoso. La tomé en brazos, ella de inmediato se abrazo a mi, rodeando mi cuello con sus pequeños brazos, y apoyando la cabeza en mi hombro, mirando hacia mi, quedandose dormida con una sonrisa tranquila y dulce. Mire hacia delante, ella me miro medio en dormida. Me acaricio mi cara, mientras me decia. -Como te llamas.- Y se durmio del todo. Su contacto con mi rostro, sin temor, ni control alguno sobre ella, me hizo sonreir y me fui a mi mansión.
Abrí las puertas de mi mansion, entré observando toda su amplitud con la joven y dulce damaen brazos. Mi hogar lucia solitario, silencioso, demasiado grande para una sola persona. La lleve a mi habitación, tumbandola en la cama, tapandola con una sabana de seda negra. Los muebles eran de tonos muy oscuros, la morada de un solitario vampiro. La mire durmiendo placidamente, mientras sus pequeños pechos se alzaban en respiraciones profundas. Me agache besando su frente. -Buenas noches pequeña.- Le dije, sin sentir en ningun momento que mis intenciones iban mas alla de dejarla dormir, asearse, y que prosiguiera su camino. Tan solo queria protegerla y cuidar de ella. Me giré saliendo de la habitación, y entrando en mi despacho, sentadome y rellenando informes, dejando pasar las horas hasta que la pequeña dama despertara.
Pasaron unas horas, hasta que Mirabel·la desperto, desperezandose estirando los brazos, arqueando la espalda, con gesto de paz y relajación. Tocó la sabana de suave seda, aun medio dormida, deleitandose co su suave tacto, y entonces abrio de golpe los ojos, mirando a su alredodor, buscandome. -Señor agente!!!!- Gritó asustada, al no saber donde estaba. -Señor agente!!!! Donde esta?!!!- Volvio a gritar, esta vez mas creyendo estar sola, y mas asustada. Me levante, y sali del despacho con velocidad, hasta la puerta. Descendi mi velocidad antes de entrar, y me diriji a paso normal a su lado, ella me miro con ojos llorosos, pero aliviada y visiblemente mas feliz. -Creia que me habias dejado sola.- Se levanto, y vino corriendo hacia mi, abrazandome con mucho cariño. Me miro con un atisbo de amor en sus ojos, con ese color miel intenso que tanto llegue a amar. -Como te llamas, señor agente?- me dijo con una sonrisa divertida. -Zirano es mi nombre. Cual es el tuyo pequeña?- le respondi con otra pregunta. -Soy Mirabel·la, me gusta tu nombre Zirano, es extraño.- Me dijo con interes mientras observaba la habitación. -esta habitación es muy oscura. No me gusta.- Me dijo con el el entrecejo fruncido. -No tiene por que agradarte Mirabel·la, pero si, tienes razon es muy oscura.- Le digo sonriendo. -Te apetece darte un baño y desayunar algo?-[/b] Ella asintio animadamente, le di ropa que tenia en el armario de alguna de mis victimas, ella elijio un traje rojo de seda, y lo llebo al baño.
Al verla bajar por las escaleras, aseada, y con el vestido de seda, con un lazo a su espalda, pegando la tela al maximo a su cuerpo, dando a lucir sus atributos de mujer. Y eh de reconocer que despertaron el deseo en mi, pero no, evitaba esa idea, le prepare el desayuno, y mientras ella comia. [b]-Y bien pequeña, donde iras ahora?- le pregunte sabiendo que no tenia donde ir. Y la idea de cuidar de ella, no me parecio mal. Ella me miro con tristeza y anhelo en sus ojos. -Me podria quedar aquí un tiempo?- Yo al escucharla sonrei. -El tiempo que quieras querida- Le dije con voz algo seductora, su vestido, su mirada intensa, y su cabello, peinado de forma voluminosa y elegante, le hacian lucir mayor, y me hicieron sentir sentimientos hacia ella.
Pasaron los meses, y ella seguia viviendo conmigo, la cuidaba y protegia, ella con el tiempo fue tomando una gran aficion por la pintura, lo que nos lleba al dia en que en su diecisiete cumpleaños, el 25 de Abril del 1759. Ella me pidio que me sentara inmobil, que como regalo de cumpleaños, le dejara pintarme. Yo obedeci, halagado, quedandome con mi mirada fija en sus ojos, de forma protectora y dulce. Mirandole a su rostro, de bellos rasgos, ojos de un intenso color miel y larga melena rubia.
Retiré mi mirada del cuadro, saliendo del recuerdo, tan solo quedando la imagen del rostro de Mirabel·la, y devolvi la mirada a mi dulce cazadora, y cuando la miro al rostro, me doy cuenta Mirabel·la y Tryssia son como dos gotas de agua, identicas, mismos labios, misma cara, mismos ojos y pelo. Todo era igual en ella, como una cruel burla del destino, pero tal como estaba siendo, y asi medio adormilada, me recordo tremendamente a ella. Yo tansolo le dedique la misma mirada del cuadro, solo un segundo, mi amada habia vuelto a mi, pero no es ella, ni lo será nunca, mi mirada se volvio seria, distante, evitando mirarla. Fije mi vista al frente, saliendo del pasillo, dejando atrás el cuadro, e intentando olvidar ese recuerdo, borrarlo, pero me es imposible eliminarlo, miré de reojo a Tryssia y volvi a ver a Mirabel·la. Cerré mis ojos con fuerza, expulsando la imagen y el nombre del recuerdo, no queria recordar. Finalmnte parecio desaperecer el dolor del pecho, que me oprimia, abrí de nuevo los ojos. Baje al salon, manteniendola en brazos, cruce el salon rapidamente, pasando por al lado del sillo, y entrando en la cocina.
Alli en un taburete senté a Tryssia, la que en un principio se mantenia erguida y despierta, pero con rostro muy cansado. Me gire, mirando a la encimera, con marmol de color negro con ribetes blancos, tome una botella de vino empezada la noche anterior, y ser vi una copa, y justo me giraba para ir a entregarsela, vi como se comenzaba a tambalear, adormilada, dejandose caer hacia un lado, dando uso de mi velocidad, me puse con una rodilla en el suelo, tomandola en brazos, evitando que cayera, y haciendo que despertara de golpe. -Tryssia toma bebe, te sentara bién mi cazadora.- Le dije mirandola directamente a los ojos de intenso color miel. Mi mirada se volvio algo triste, la levante, llevandola al sofa, tumbandola, mirando hacia la cocina, que podia ver casi por completo. Volvi a la cocina, y me puse a cocinar.
-Mi bella y dulce cazadora, hoy te eh tomado como mia, recuerdalo. Solo mia.- Dije girandome hacia la puerta, el cabello de Tryssia, acaricio mi cara en el giro, trayendome su olor, sonrei por el aroma dulce, que me transportaba de nuevo a momentos anteriores, recordando el placer, su mirada , su sumision. Camine hacia la puerta, para salir al pasillo, con las dos puertas, y en el centro de estas, el cuadro, Tryssia se quedo mirandolo medio dormida, lo mire de soslayo, esos ojos tan intensos, dulces y protectores. No me reconocia en ellos, muchos años habian pasado desde esa ocasión.... y recordé.
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Treintaicinco años han pasado desde que este cuadro fue pintado, a manos de Mirabel·la. Una hermosa y seductora chica de 17 años, la cual vivia conmigo en mi mansión, desde hacia dos años, cuando la encontre en la calle mal viviendo, sucia, y desnutrida. Mi carácter afable, me hizo acercarme a ella, preguntandole donde estaba su familia, ella me dijo que no tenia. Le compré un par de melocotones, los cuales ella cogio con afán, comiendolos en poco tiempo, le di unos cuantos francos y le dije que buscara un hostal y durmiera alli. Y me dispuse a seguir con mi patrulla, girandome, dejandole atrás, dedicandole una dulce sonrisa. Mirabel·la corrio hacia mi, cogiendome de la mano. -No me dejes sola porfavor señor agente.- Me dijo con voz infantil y dulce, mirandome con sus ojos de un intenso color miel y muy brillantes. -Tengo que seguir patrullando pequeña. Pero si quieres puedes acompañarme.- le dije, cerrando mi mano alrededor de la suya, ella solo asintio con gesto feliz y me acompaño en silencio caminando con pequeños saltos. Hablemos de su familia, como un hombre se la llevo de su pueblo, a los 5 años, crecio aquí en París junto a él, un hombre mayor, enfermo, y unos meses atrás murío. Quedando ella sola, y sin casa, ya que al morir el hombre, el propietario la echo. Me explico que estubo dos meses en el orfanato, donde la maltrataban fisicamente a diario y que no queria volver a ese horrible y doloroso lugar, como ella lo llamaba. Eran altas horas de la madrugada, y la pequeña Mirabel·la se veia cansada y con sueño, mirandome abrazandose a mi brazo, apunto de dormirse. Sonrei con dulzura y mirada protectora, acariciando su cabello dorado largo y frondoso. La tomé en brazos, ella de inmediato se abrazo a mi, rodeando mi cuello con sus pequeños brazos, y apoyando la cabeza en mi hombro, mirando hacia mi, quedandose dormida con una sonrisa tranquila y dulce. Mire hacia delante, ella me miro medio en dormida. Me acaricio mi cara, mientras me decia. -Como te llamas.- Y se durmio del todo. Su contacto con mi rostro, sin temor, ni control alguno sobre ella, me hizo sonreir y me fui a mi mansión.
Abrí las puertas de mi mansion, entré observando toda su amplitud con la joven y dulce damaen brazos. Mi hogar lucia solitario, silencioso, demasiado grande para una sola persona. La lleve a mi habitación, tumbandola en la cama, tapandola con una sabana de seda negra. Los muebles eran de tonos muy oscuros, la morada de un solitario vampiro. La mire durmiendo placidamente, mientras sus pequeños pechos se alzaban en respiraciones profundas. Me agache besando su frente. -Buenas noches pequeña.- Le dije, sin sentir en ningun momento que mis intenciones iban mas alla de dejarla dormir, asearse, y que prosiguiera su camino. Tan solo queria protegerla y cuidar de ella. Me giré saliendo de la habitación, y entrando en mi despacho, sentadome y rellenando informes, dejando pasar las horas hasta que la pequeña dama despertara.
Pasaron unas horas, hasta que Mirabel·la desperto, desperezandose estirando los brazos, arqueando la espalda, con gesto de paz y relajación. Tocó la sabana de suave seda, aun medio dormida, deleitandose co su suave tacto, y entonces abrio de golpe los ojos, mirando a su alredodor, buscandome. -Señor agente!!!!- Gritó asustada, al no saber donde estaba. -Señor agente!!!! Donde esta?!!!- Volvio a gritar, esta vez mas creyendo estar sola, y mas asustada. Me levante, y sali del despacho con velocidad, hasta la puerta. Descendi mi velocidad antes de entrar, y me diriji a paso normal a su lado, ella me miro con ojos llorosos, pero aliviada y visiblemente mas feliz. -Creia que me habias dejado sola.- Se levanto, y vino corriendo hacia mi, abrazandome con mucho cariño. Me miro con un atisbo de amor en sus ojos, con ese color miel intenso que tanto llegue a amar. -Como te llamas, señor agente?- me dijo con una sonrisa divertida. -Zirano es mi nombre. Cual es el tuyo pequeña?- le respondi con otra pregunta. -Soy Mirabel·la, me gusta tu nombre Zirano, es extraño.- Me dijo con interes mientras observaba la habitación. -esta habitación es muy oscura. No me gusta.- Me dijo con el el entrecejo fruncido. -No tiene por que agradarte Mirabel·la, pero si, tienes razon es muy oscura.- Le digo sonriendo. -Te apetece darte un baño y desayunar algo?-[/b] Ella asintio animadamente, le di ropa que tenia en el armario de alguna de mis victimas, ella elijio un traje rojo de seda, y lo llebo al baño.
Al verla bajar por las escaleras, aseada, y con el vestido de seda, con un lazo a su espalda, pegando la tela al maximo a su cuerpo, dando a lucir sus atributos de mujer. Y eh de reconocer que despertaron el deseo en mi, pero no, evitaba esa idea, le prepare el desayuno, y mientras ella comia. [b]-Y bien pequeña, donde iras ahora?- le pregunte sabiendo que no tenia donde ir. Y la idea de cuidar de ella, no me parecio mal. Ella me miro con tristeza y anhelo en sus ojos. -Me podria quedar aquí un tiempo?- Yo al escucharla sonrei. -El tiempo que quieras querida- Le dije con voz algo seductora, su vestido, su mirada intensa, y su cabello, peinado de forma voluminosa y elegante, le hacian lucir mayor, y me hicieron sentir sentimientos hacia ella.
Pasaron los meses, y ella seguia viviendo conmigo, la cuidaba y protegia, ella con el tiempo fue tomando una gran aficion por la pintura, lo que nos lleba al dia en que en su diecisiete cumpleaños, el 25 de Abril del 1759. Ella me pidio que me sentara inmobil, que como regalo de cumpleaños, le dejara pintarme. Yo obedeci, halagado, quedandome con mi mirada fija en sus ojos, de forma protectora y dulce. Mirandole a su rostro, de bellos rasgos, ojos de un intenso color miel y larga melena rubia.
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Retiré mi mirada del cuadro, saliendo del recuerdo, tan solo quedando la imagen del rostro de Mirabel·la, y devolvi la mirada a mi dulce cazadora, y cuando la miro al rostro, me doy cuenta Mirabel·la y Tryssia son como dos gotas de agua, identicas, mismos labios, misma cara, mismos ojos y pelo. Todo era igual en ella, como una cruel burla del destino, pero tal como estaba siendo, y asi medio adormilada, me recordo tremendamente a ella. Yo tansolo le dedique la misma mirada del cuadro, solo un segundo, mi amada habia vuelto a mi, pero no es ella, ni lo será nunca, mi mirada se volvio seria, distante, evitando mirarla. Fije mi vista al frente, saliendo del pasillo, dejando atrás el cuadro, e intentando olvidar ese recuerdo, borrarlo, pero me es imposible eliminarlo, miré de reojo a Tryssia y volvi a ver a Mirabel·la. Cerré mis ojos con fuerza, expulsando la imagen y el nombre del recuerdo, no queria recordar. Finalmnte parecio desaperecer el dolor del pecho, que me oprimia, abrí de nuevo los ojos. Baje al salon, manteniendola en brazos, cruce el salon rapidamente, pasando por al lado del sillo, y entrando en la cocina.
Alli en un taburete senté a Tryssia, la que en un principio se mantenia erguida y despierta, pero con rostro muy cansado. Me gire, mirando a la encimera, con marmol de color negro con ribetes blancos, tome una botella de vino empezada la noche anterior, y ser vi una copa, y justo me giraba para ir a entregarsela, vi como se comenzaba a tambalear, adormilada, dejandose caer hacia un lado, dando uso de mi velocidad, me puse con una rodilla en el suelo, tomandola en brazos, evitando que cayera, y haciendo que despertara de golpe. -Tryssia toma bebe, te sentara bién mi cazadora.- Le dije mirandola directamente a los ojos de intenso color miel. Mi mirada se volvio algo triste, la levante, llevandola al sofa, tumbandola, mirando hacia la cocina, que podia ver casi por completo. Volvi a la cocina, y me puse a cocinar.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Sus azules ojos me miraron, los veía borrosos, pero ahí estaba el azul cielo en ellos. Asentí a sus palabras, no podía dormirme. Sentí como me tapaba con la suave sabana, rodeándome, aportando calor a mi cuerpo. Sonreí ante su calidez, cuando de un momento a otro me envolvió entre sus brazos y me encontré tumbada en ellos. Recosté mi cabeza en su brazo, mortalmente cansada, sintiendo sus pasos encaminarse, con mi cuerpo acurrucado en él, entre sus fuertes brazos. Apenas fui consciente de sus palabras, y el significado de ellas, cuando llegamos a la puerta y recolocándome mejor en sus brazos, me susurro con un tono de voz grave pero dulce. Entrecerré los ojos, mirando su sonrisa, intentando averiguar por que sonreía de esa forma…pero a parte de la tormenta pasional, de hacia poco rato…mi mente, no podía recordar demasiadas cosas mas. Miré hacia arriba, hacia el techo, hasta que se paró unos segundos, entre las puertas. Giré la cabeza, ligeramente curiosa, de la razón de su abrupta parada, en medio del camino, cuando vi el cuadro.Cerré y abrí los ojos, intentando verlo mejor, pero mi vista cansada, me dejaba verlo ligeramente. Encima, en la pared, había un grande cuadro, de un hombre y un rostro dulce. Sonreí levemente, al notar su calida mirada y protectora, no veía muy bien el cuadro, pero los ojos, esa mirada…era bondadosa, protectora, esos ojos, miraban fijamente con amor. Por un segundo, con esa mirada en mi mente, me sentí protegida, tranquila… como si nada malo, pudiera sucederme. Pero tan rápido lo sentí, se esfumo, al sentir Zirano, volviendo a caminar, con su mirada fija hacia delante. ¿El del cuadro seria él? Tenía en mí, grabado a fuego su salvaje y vil mirada, roja…su rostro, la mueca de sus labios, hincando los colmillos en mi seno…él no podía ser, y si lo fuera, fue hace millones de años, por que ahora, no existía ni la sombra, del cuadro, en él.
Rápidamente, llegamos al salón, hasta llegar a la grande cocina, donde me sentó en un taburete. Con las manos en la mesa, intente estabilizar mi cuerpo, pero me sentía muy inestable. Él tras evaluarme con la mirada y ver, que aguantaba, se alejó de mí, y al segundo siguiente, sintiendo que mis parpados se cerraban, completamente dormida, sentí tambalearme y caer, de nuevo en sus fríos brazos. Suspirando me recogió, despertándome.
De nuevo en sus brazos, sentí que me llevaba y esta vez, me dejaba con suavidad en el sofá del salón, girada de forma que pudiera ver-le en la cocina, y él a mi. El sofá era cálido y suave, sonreí, y no tarde en acurrucarme mas en él, mientras Zirano desaparecía, de mi vista, tras dejarme la copa de vino en la mesita.
Observé medio dormida a Zirano, que volvió a la cocina, y empezó a moverse rápidamente, haciéndose borroso para mí. Cogió una olla, la que lleno de agua y abrió su despensa, de donde sacó patatas, zanahorias y una calabaza. Se sentó, cogiendo un cuchillo y empezó a pelar diestramente las patatas. Abrí y cerré los ojos, sin poder creerme que fuera verdad, lo que veían mis ojos… ¿un vampiro preparando un caldo? “Increíble” repetía mi mente. Una vez los tuvo preparados y troceados los ingredientes, los echó en el agua hirviendo, quedándose allí, controlando el caldo. En un momento, fijó su mirada en mí, encontrándose con mis ojos. Desvié cohibida la mirada, y miré hacia abajo, sonrojándome ligeramente, al descubrir la desnudez del vampiro, de la que todavía no me había dado cuenta alguna.- lo lamento…yo no…quería mirar...- balbuceé débilmente, azorada. Miré rápidamente hacia otro lado, sintiendo la dulce risa de Zirano, el que me observaba, mientras su mano con una cuchara de madera, removía el interior de la olla.
Lentamente el aroma del caldo, llegó hacia donde me encontraba. Se me hacia la boca agua, todo y que, mis ansias por dormir, eran mayores que las de comer, me deleite con el aroma de verduras.
Con el olor del caldo, envolviéndome, mi cansancio, arremetía contra mí de nuevo. Un suspiro escapo de mis labios, tratando con todas las pocas fuerzas que me quedaban de mantenerme despierta, pero a cada segundo que pasaba, me encontraba irremediablemente mas dormida. No se, cuando dejé de pelear contra el sueño y sopor que se extendía por mi, quizás apenas, fueron unos segundos, minutos, o mas, hasta que la grave voz de Zirano, irrumpió mi sueño, sobresaltándome, abriendo los ojos. – Mi cazadora, mantente despierta- me dijo, con voz fuerte. Le busqué con mi soñolienta mirada, y me lo encontré en la cocina, sirviendo un cuenco. Entrecerré los ojos – déjame dormir de una vez- me quejé.
Le oí dejar la cuchara, y en lo que tardé en volver a abrir los ojos, lo tuve delante de mí, con el cuenco de caldo, mirándome, envolviéndome con el olor a verduras y alimento, que mi cuerpo, pedía a gritos. – ¿No estará, envenenada, no?- musité mirándole.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Preparé todos los ingredientes, preparando un caldo de verduras, el olor que desprendía era exquisito. Tryssia me miraba mientras yo preparaba la comida, la miré mientras con una cuchara de palo removía la sopa, ella me miraba somnolienta, y con su vista recorrió mi cuerpo desnudo, sus mejillas se sonrojaron, y con ambas manos se tapo la cara, mirando hacia un lado, pidiéndome disculpas por verme desnudo. Yo reí con dulzura observándola, con la sabana de seda roja tapando su cuerpo, mostrando medio escote, y con sus curvas dibujadas en sombras de la tela. Es preciosa mi dulce cazadora. Su cuerpo, su rostro, su sabor... todo en ella es perfecto. Solo mía, pensé dibujando una sonrisa en mis labios, mientras volvía a mirar al caldo. Con mi fino oído, escuche el leve suspiro de Tryssia, la observe viendo que comenzaba a quedarse dormida, yo la deje mientras la comida se acababa de cocinar.
Removía el caldo con la cuchara de palo, pasando mas de cuarenta minutos, miré a ala cazadora, que estaba totalmente dormida. -Mi cazadora, mantente despierta.- Le dije con voz grave y fuerte, mientras cogía un cuenco y empezaba a servir la sopa en él, ella se despertó, buscándome con la mirada, observándome con sus ojos cansados y entrecerrados. -Déjame dormir de una vez.- Se quejo molesta volviendo a cerrar los ojos. Deje la cuchara en la olla, dejándola caer, para que hiciera ruido, y salí con el cuenco de sopa humeante dirigiéndome al lado de mi amada. Ella abrió los ojos, mirándome, el aroma del caldo llego hasta ella, haciendo que abriera mas los ojos, mirando el cuenco. Dejé el plato en la mesita. Tryssia estaba visiblemente cansada, y con pocas fuerzas, ni si quiera para moverse para comer. Se veía tan débil y vulnerable, me recordó a Mirabel·la tumbada durmiendo, con gesto tranquilo. Su rostro apareció de nuevo en mi mente. Sacudí mi cabeza, expulsando el pensamiento, no quería recordar el pasado, era doloroso. Tome a Tryssia , de su espalda, haciendo que se sentara recostada en el reposabrazos, poniendo un par de mullidos cojines en su espalda. Acaricie su pelo. Me senté en el borde del sofá, pegándome a los muslos de Tryssia. -Se que tienes sueño mi amada. Pero debes comer algo y recuperar fuerzas.- Dije mientras tomaba el cuenco en mi mano. -Y no no esta envenenado.- Digo con una dulce sonrisa sincera. Cogí con la cuchara un poco de caldo. Acercándola a sus labios. -No me mires así. Vamos come un poco.- Ella mirándome extrañada, finalmente abrió la boca, tomando con cuidado la cuchara en su boca, me mira a los ojos, con un brillo intenso en los suyos, al parecer le gusta. Tomo una cucharada mas, tomando un trozo de zanahoria, Tryssia, me mira algo sonrojada, toma la cucharada comiendo con gusto. Le doy otra cucharada, -¿Te gusta querida?- Observarla mientras come me hizo sonreír, se la veía tan dulce y tranquila... El color de su rostro iba tomando el tono normal, rosado y sano. Le doy una nueva cucharada, y una gota de sopa cae por la comisura de sus labios, bajando por su cuello, dejo la cuchara en el cuenco, me gire, mirando ala mesita que había al otro lado del sillón, tomando un pañuelo blanco que había encima, y limpio con él su cara con cuidado.
Sigo dándole las cucharadas, las que toma en silencio y con hambre, tras unos minutos, en los que tan solo el sonido de la cuchara chocando contra el cuenco. -Mi dulce cazadora, te encuentras mejor?- Le pregunte tras darle la última cucharada.
Removía el caldo con la cuchara de palo, pasando mas de cuarenta minutos, miré a ala cazadora, que estaba totalmente dormida. -Mi cazadora, mantente despierta.- Le dije con voz grave y fuerte, mientras cogía un cuenco y empezaba a servir la sopa en él, ella se despertó, buscándome con la mirada, observándome con sus ojos cansados y entrecerrados. -Déjame dormir de una vez.- Se quejo molesta volviendo a cerrar los ojos. Deje la cuchara en la olla, dejándola caer, para que hiciera ruido, y salí con el cuenco de sopa humeante dirigiéndome al lado de mi amada. Ella abrió los ojos, mirándome, el aroma del caldo llego hasta ella, haciendo que abriera mas los ojos, mirando el cuenco. Dejé el plato en la mesita. Tryssia estaba visiblemente cansada, y con pocas fuerzas, ni si quiera para moverse para comer. Se veía tan débil y vulnerable, me recordó a Mirabel·la tumbada durmiendo, con gesto tranquilo. Su rostro apareció de nuevo en mi mente. Sacudí mi cabeza, expulsando el pensamiento, no quería recordar el pasado, era doloroso. Tome a Tryssia , de su espalda, haciendo que se sentara recostada en el reposabrazos, poniendo un par de mullidos cojines en su espalda. Acaricie su pelo. Me senté en el borde del sofá, pegándome a los muslos de Tryssia. -Se que tienes sueño mi amada. Pero debes comer algo y recuperar fuerzas.- Dije mientras tomaba el cuenco en mi mano. -Y no no esta envenenado.- Digo con una dulce sonrisa sincera. Cogí con la cuchara un poco de caldo. Acercándola a sus labios. -No me mires así. Vamos come un poco.- Ella mirándome extrañada, finalmente abrió la boca, tomando con cuidado la cuchara en su boca, me mira a los ojos, con un brillo intenso en los suyos, al parecer le gusta. Tomo una cucharada mas, tomando un trozo de zanahoria, Tryssia, me mira algo sonrojada, toma la cucharada comiendo con gusto. Le doy otra cucharada, -¿Te gusta querida?- Observarla mientras come me hizo sonreír, se la veía tan dulce y tranquila... El color de su rostro iba tomando el tono normal, rosado y sano. Le doy una nueva cucharada, y una gota de sopa cae por la comisura de sus labios, bajando por su cuello, dejo la cuchara en el cuenco, me gire, mirando ala mesita que había al otro lado del sillón, tomando un pañuelo blanco que había encima, y limpio con él su cara con cuidado.
Sigo dándole las cucharadas, las que toma en silencio y con hambre, tras unos minutos, en los que tan solo el sonido de la cuchara chocando contra el cuenco. -Mi dulce cazadora, te encuentras mejor?- Le pregunte tras darle la última cucharada.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Me tomó suavemente de la espalda, levantándome para recostarme contra unos suaves cojines. Suspiré al sentir sus manos en mi cabello, acariciándolo, cuanto me gustaba que me lo acariciaran, ese escalofrió, esas sensaciones…cerré los ojos sintiendo su caricia, que duró muy poco, para abrir fastidiada los ojos y encontrármelo delante mío, pegado a mis muslos, que yacían cubiertos por la sabana roja. Le miré y le escuché, terriblemente turbada al tenerlo tan cerca y sin ropa. Era un grave pecado, que hubiera un vampiro como él, activo, fuerte y duro, como su perfecto y tentador cuerpo. Me mordí los labios, intentando no recordar…aún sentía su boca en mi seno, sus colmillos… el tierno beso al terminar… ¿Pero que haces pensando en eso?, me recriminé, Es un no muerto, un monstruo que te ha manipulado, y que se ha alimentado de ti, hasta dejarte débil, postrada en un sofá…y ahora rindes culto a su hechizante cuerpo? ¡Despierta! Ya es hora de que crezcas, bien que te escapaste de la academia de cazadores… y ¿recuerdas?, Norma uno: Mataras a Inmortales que se adueñen y maten vidas mortales – todos los vampiros, por norma lo hacían o lo han hecho alguna vez en sus largas y hastiadas vidas-, Norma dos: No sentirás compasión por las bestias que de noche despiertan – Y eso, amiga mía… incluye no sentirás pasión, ni amor…ni nada que se le parezca- , Norma tres: No dejaras que lleguen a tu cuello, antes, postrados ante tus pies, decapitados, estarán – Oh si… míralo, que decapitado esta…y sientes su calor? Eso lo ha hecho tu sangre, al encontrarse en su cuerpo recorriéndolo, y ¿aún piensas en las sensaciones de tu seno contra su boca? ¿Succionándote hasta vaciar tu preciada esencia?. Te encuentras débil, sin apenas sangre, en casa de un seductor vampiro, que se ha hecho un banquete con tu virgen cuerpo y tu preciada esencia… ¿recuerdas el dolor? Y qué me dices de su sangrienta y salvaje mirada? Una mirada terrorífica y perturbadora, sin duda alguna. Y ahora el fuerte policía vampiro, te ha hecho un caldo, para recalentar de nuevo tu cuerpo… ¿y por que los vampiros, alimentan a sus presas? Para volverse a alimentar de ellas y así, tener siempre, a su alcance, sangre cuando quieran. Así que atontada, despiértate! ¡Estás en peligro!- Cerré los ojos, frunciendo el ceño, con el leve dolor de cabeza, que mis pensamientos producían en mi apenas cuerdo cerebro. Miré a Zirano, sin pensar en mis pensamientos… ya más tarde, les haría caso. El vampiro me decía que no podía dormir, que tenía que recuperar las fuerzas. Le miré molesta, mientras en mi cabeza volvía a oír mis pensamientos, ¿Ves? Mañana cuando estés de nuevo bien, se te va a desayunar…y tendrás suerte si te despierta antes…. En mi fuero interno, negué ante ese pensamiento, si fuera malvado, no estaría en este preciso momento aquí, no habría parado…y en tres minutos más, habría seguido la suerte de mis padres.
Zirano me acercó una cuchara con caldo, el aroma del caldo, despertaba mi voraz hambre, me encontraba muy hambrienta, y como había dicho él, necesitaba recuperar mis fuerzas. Todo y así, desconfiaba del vampiro, el que pese a aparentar unos 30 años, debía de tener muchos más… en lo referente a la edad en los vampiros, no te podías fiar nunca de las apariencias. Me acercó la cuchara a mis labios, y me sonrió -No me mires así. Vamos come un poco.- Abrí lentamente la boca, tomando con cuidado la cuchara en mi boca, degustando el caldo, el que enseguida bajo por mi garganta. El sabor de las verduras, se mezclaban entre sí, en mi paladar- mmmm…- el caldo, podría ser uno de los mejores que habría probado nunca. Él siguió mirándome, estudiando mi rostro, al que al ver, mi gesto y oír mi mormullo, volvió a acercarme otra cucharada de caldo, esta vez con un trozo de zanahoria. Le miré y sonreí, ligeramente sonrojada, al pensar de nuevo en las sensaciones anteriores. Mi madre, siempre bromeaba con padre, al cocinar caldo y usar las zanahorias, haciendo referencia a que los conejos, comían zanahorias, y los conejos gracias a ello, eran muy activos…yo para entonces no lo entendí, pero aún recuerdo como padre, le cogía de la cintura por detrás, le susurraba palabras amorosas, de amantes y le besaba con devoción, y ella riéndose, se dejaba envolver por él. Y ahora mismo, si mirara hacia abajo, bajando el cuerpo del vampiro que tenía delante, me encontraría con una parte de su anatomía, que podría considerarse “zanahoria”…ah! Pero mas dura, mas fuerte…me sonrojé mas, y abrí la boca aceptando su cucharada de nuevo, dejando mis pensamientos lujuriosos a parte. Tenia que encontrarme aún bajo su influencia… me decía mirándole, sin poder apartar los ojos de su rostro, ya que al bajar, me sonrojaría, y vería mis deseosos ojos.
Lentamente y con cuidado, me iba alimentando, como si de una niña tratase. Mi cuerpo, iba cogiendo color de nuevo, todo y que hasta mañana por la mañana, no habría recuperado toda la sangre de mi cuerpo, cada vez me iba sintiendo mejor. En las ultimas cucharadas que me dio, se derramo el caldo por la comisura de mis labios, bajando por mi cuello. Yo ni lo noté, solo quería comer, era tan reconfortante el calor del caldo, pero él, cogió y de una mesita cercana, cogió un pañuelo, con el que me limpio tiernamente, pasándolo por mis suaves labios. Me sonrojé al notar su mirada en mis labios y sus dedos en ellos, solo esperaba que lo confundiera, con la calidez de mi cuerpo, al circular lentamente la sangre de nuevo.- ..mas..- susurré desviando su atención de mis labios, y con una sonrisa, volvió de nuevo a coger el cuenco y darme el resto del caldo. Solo se oyó durante unos minutos, el ruido de la cuchara, chocando contra el cuenco, hasta que me terminé, el delicioso caldo. Sumamente reconfortada, me recosté mas en los cojines, mirándole, sintiendo como lentamente, el caldo obraba su magia.- si, gracias Ziran….vampiro- me corregí enseguida, si él me llamaba cazadora, yo le llamaría vampiro, y tenia suerte, de que no llamará monstruo. Tenía que reconocer, por eso, que apenas había resultado un monstruo, si no, mi cuerpo, no se sentiría a salvo junto a él y anhelante. Me mordí los labios, confusa por todo, su actitud dulce y tierna, las reacciones de mi cuerpo…su lado mas salvaje, y dentro de él, su sed de sangre, esperando para abalanzarse de nuevo encima de mí. – ¿Por qué me has alimentado? ¿Por qué quieres que reúna fuerzas? Si me quieres encerrar aquí, como hiciste la primera noche, dime por que...- le pedí mirándole fijamente, las fuerzas volvían, pero aún me encontraba incapaz de hacer mucho mas, que levantar la mirada y como mucho los brazos – Porque quiero saber, si a mañana llegaré viva o si esta noche, terminaras lo que has empezado…- añadí esperando su respuesta, sin miedo alguno.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
“La pasión es el impulso que mueve a la bestia...”
Le di la última cucharada de caldo a Tryssia, dejando el cuenco a un lado mientras ella me decía que se encontraba mejor, casi llamándome por mi nombre, rectificando en el último segundo, llamándome vampiro. Se recostó en los mullidos cojines, sentándose de forma mas cómoda, observándome con mirada de cariño y confusión a la vez. Tryssia me pregunto mirándome fijamente, que por que la mantenía viva, y si esta noche acabaría con ella. Yo tan solo sonreí dulcemente. -Tan solo cuido de ti Tryssia. Y si vas a permanecer en mi mansión. Tendrás todos los cuidados de mi. Eres mía.- Le dije respondiendo a su pregunta, haciendo una pequeña pausa, acaricie su cara, con el dorso de mi mano, notando la calidez de su rostro. -Jamas acabaría con tu vida mi amada. Te quiero a mi lado.- Mi voz sonó varonil y sincera. Tome la copa de vino de la mesita, dándosela a Tryssia, ella la cogió, mirando algo desconfiada la copa, yo solo le sonreí con dulzura, ella me miro a los ojos, con mirada intensa, y tomó un trago. Yo la miré fijamente con sensualidad.
-Tu olor, tu belleza, tu fuerza... todo en ti me atrae, me llama.- Llevo mi pulgar hasta su labio acariciando su labio inferior, notando su textura, y limpiando una minúscula gota de vino. -Si, tu sangre, es y a partir de hoy será mi único alimento.- Le dije en un susurro, mientras cogía la copa de vino de sus manos, poniéndola en la mesita, Miro a Tryssia acercando lentamente mi cuerpo desnudo, poniendo un brazo entre el respaldo del sofá y su cintura, y la otra mano al otro lado de la cintura, acercándome, con mirada felina, salvaje, pasional... cada vez mi cara esta mas cerca de la de Tryssia, estando a escasos milímetros de sus labios, le susurro. -Eres para mi- Y cubro sus labios con los míos, robando le un intenso beso, dulce, acariciando su boca, notando la textura de sus labios.
-Tu olor, tu belleza, tu fuerza... todo en ti me atrae, me llama.- Llevo mi pulgar hasta su labio acariciando su labio inferior, notando su textura, y limpiando una minúscula gota de vino. -Si, tu sangre, es y a partir de hoy será mi único alimento.- Le dije en un susurro, mientras cogía la copa de vino de sus manos, poniéndola en la mesita, Miro a Tryssia acercando lentamente mi cuerpo desnudo, poniendo un brazo entre el respaldo del sofá y su cintura, y la otra mano al otro lado de la cintura, acercándome, con mirada felina, salvaje, pasional... cada vez mi cara esta mas cerca de la de Tryssia, estando a escasos milímetros de sus labios, le susurro. -Eres para mi- Y cubro sus labios con los míos, robando le un intenso beso, dulce, acariciando su boca, notando la textura de sus labios.
Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 18/02/2013
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Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
El deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir...
Atenta lo observé, como un acorralado ratón, presiente su inminente muerte en los rasgados ojos de un felino. Sus palabras no eran meras letras unidas entre sí, eran una clase de dominación, mostraba su posesividad hacia mí, con una cruda sinceridad, sin esconder ese letal sentimiento que sus palabras y gestos, pese a ser tiernos y dulces, conllevaban. Sus palabras me arrastraban hacia él y fuera de él, era desconcertante, la lucha interna que llevaba en mi ser. Sintiendo la cadencia de sus susurros, contestando a mis preguntas, a mi confusión, me quedé sin habla, solo podía mantenerle la mirada. “Vas a permanecer en mi mansión” “Eres mía...mía...mía...solo mía”. Me rebelé ante su dominio y palabras, en mi mente repetía una y otra vez “ No soy tuya..NO SOY TUYA!”. A la que estuviera mejor, escaparía, por la mañana, cuando el sol estuviera en lo más álgido del día. No iba a permanecer con un ser, que quería una mascota...yo no era una mascota y menos la suya. Podía seducirme, en mi estado, caería como anteriormente, sin voz ni voto...mi cuerpo podía sentirse embrujado por su ardiente mirada y su frio roce, pero en mi mente tenía claro que no era de él y que debía escapar de ese demente animal. Sintiendo sin miedo su fría caricia, entorné los ojos mirándole, él aseguraba no poder provocarme daño alguno, pero sus anteriores actos, decían lo contrario- antes podrías haber terminado con mi vida en apenas un suspiro mas de mis labios..-susurré, contra la frialdad del dorso de su mano.
Sonriendo en apremiante silencio, me acercó la copa de vino, siempre evaluando mis gestos, empapándose de mí. Desconfiada le miré, y lentamente, acerqué la copa a mis labios, probando el revitalizante vino, que a pequeños sorbos, fui tomando, refrescándome la garganta y mi confundida mente. Se sentía tan bien, sintiendo el dulce picor del vino, ese inconfundible sabor, en pequeños tragos lo saboreé, sin importarme el tiempo a tardar, nunca se tenía la certeza de cuando llegaría tu último día, y si este fuera, me llevaría el deleite, el sabor de ese magnífico y caro vino, para siempre. Lo único que ensuciaba el momento, era la seductora mirada, que Zirano no dejaba de recrear en mí, avivando mi cuerpo. Al terminar el vino, tuve su mano lista, para quitarme la copa de mis dedos y resguardarla de nuevo en la mesita. Tras dejar la copa, volvió hacia mi, acercándose lentamente, hasta quedar a pocos centímetros de mi rostro. Sentí su cuerpo rodearme, quería apartarme de esas sensaciones, apártame de él, pero por alguna razón desconocida, mi cuerpo toleraba su cercanía, mi corazón notablemente sosegado y calmado por su presencia, latía rítmicamente a mi respiración. Sonrío ligeramente, al sentir deduje mi apacible pulso y tranquilo latido ante su cercanía, de todos era sabido, que cuando un mortal veía a un vampiro, el miedo latía intensamente en las venas, alocando el corazón, llameando asi la sed del vampiro por el latente pulso del cuello de la víctima. Las víctimas de los vampiros, lo último que veían eran sus feroces ojos, sus viles rostros y antes del mortificante dolor, un pulsante miedo, que te comprimía el corazón. En cambio mi corazón, no daba señales de perturbación alguna, por mas que mi mente, estuviera al rojo vivo ante su cercanía, alerta...mi latido parecía encontrarse soñando en algún lejos rincón de mi mente, sintiéndose protegido.
-Es mi sangre, lo que tanto deseas..-balbuceé ante sus palabras. La sangre de los cazadores, se les hacia mas tentadora a sus finos paladares. Habían vampiros, que solo vivían para nuestra caza, y así, adueñarse de los picantes dulzores de nuestras esencias. Mirándome, muy cerca de mí, llevó su pulgar hasta mi labio, acariciándolo, suavemente, limpiándome con ello, una minúscula gota de vino que escondida, permanecía en la comisura de mis labios. -Sí, tu sangre, es y a partir de hoy será mi único alimento.- me contestó, atrapándome ante el peso de su cuerpo, y de sus brazos, que rodearon mi cintura, encontrándome todavía envuelta en la roja sabana. Yo negué imperceptiblemente la cabeza, mirándole ante su avance- no padeceré mas entre tus colmillos...no..- murmuré contra sus labios. Él sonrió divertido, y acercándose mas a mí, sintiendo sus brazos alrededor de mí, me besó, cubriéndome suavemente los labios, en un dulce e intenso beso, tras afirmar, que era únicamente para él.
No me dio tiempo a reaccionar, cuando sus labios sellaron los míos, acariciándolos exigentes, tomando el control. En un leve gemido, me estremecí ante su directo avance, en que reclamaba mis labios, y enteramente mi ser. Por unos segundos me dejé llevar, cerrando los ojos...hasta que la voz de mi consciencia volvió a penetra en mi mente. ¿Qué haces? Te acaba de decir que eres suya! Que te quiere para él... que solo se alimentará de ti! ¿Quieres ser su muñeca? ¿Su adorable mascota?... ¡No!, dije contestándome. Sintiendo cada vez el beso más ardiente, el fuego recorriéndonos, alcé las manos hacia su pecho e hice fuerza, intentando separarlo de mí. Ante mis sorprendidos ojos, lo logré, apartándolo de mis labios unos centímetros. Él me miró, con ojos inquisitivos, apasionados y crudos. – Déjame salir de aquí, somos enemigos...no podemos estar juntos, finalmente de una forma u otra terminaras con mi joven y mortal vida, sueltame ahora que no es tarde...-dije mirándole fijamente con un brillo en mis ojos miel, decidida, mientras mi interna lucha seguía, entre permanecer en esos brazos y a sus cuidados e irme de nuevo, solitaria a recorrer los bosques, sin rumbo fijo alguno. Me mordí los labios al ver su impenetrable mirada, fija en mi, mortalmente decidido él también – ¡No soy tuya!...puede que mi cuerpo responda ante ti, ¡pero no así mi mente!- le miré desafiante.
Aleya Dumkorth- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 92
Fecha de inscripción : 04/05/2013
Re: Cazadora cazada (Priv.+18)
Me encontraba sumido en el beso para Tryssia, sintiendo sus dulces labios, como la mas deliciosa ambrosía y suaves como la seda que cubría su cuerpo, ella cerró los ojos siguiéndome el beso, apenas unos segundos, y note sus manos sobre mi pecho, empujando con fuerza, apartándome de su beso. La miré con pasión mientras ella me hablaba pidiéndome que la dejara marchar, que eramos enemigos, y que no podíamos estar juntos, pidiéndome de nuevo que la soltara, ahora que aun no era tarde.
Que la soltara? No, no lo iba a hacer, es ¡Mía! La miré a la cara, viendo el rostro de Mirabel·la, la amaba tanto... Parpadeé, y al ver su rostro, esta vez reconocí a Tryssia, su pose, sus gestos, era tan diferente, por que ese parecido? En mi cabeza se formaron mil y una ideas, lógicas e ilógicas, llevándome a una conclusión. El destino me había dado una segunda oportunidad, ella no era Mirabel·la, pero si lo era en su físico. Miré a Tryssia a los ojos, intensamente, con posesividad, escuchando sus palabras. Con tono y mirada desafiante me dijo, -¡No soy tuya!...puede que mi cuerpo responda ante ti, ¡pero no así mi mente!-
-No pienso volver a perderte- le dije con un tono algo triste. La miré a los ojos. -No me juzgues por mi condición, puesto que yo no la elegí. Me transformaron sin preguntarme si lo quería. Libre eres de juzgarme. Pero tu y yo Tryssia, cazamos y odiamos los mismos seres. No somos enemigos.- Le dije sin apartar mi mirada de sus ojos de un intenso color miel. Me hipnotizaban. El deseo de que sea solo mía crecía por momentos. Mi mirada se torno mas segura y intensa, sin dejar de mirar a sus ojos. La deseo! Grito mi mente. Active mi seducción acercándome de nuevo a ella, haciendo fuerza, contra sus manos apoyadas en mi pecho. -No eres mi enemiga ni mi presa. Eres mi dulce y amada cazadora.- Y volví a besarle, con intensa pasión, recordando los besos de Mirabel·la, besándola como si fuera ella. Intensidad, amor y pasión se unen en el beso. Abrí un poco los ojos, viéndola a ella, mi Tryssia. Bajo el ritmo del beso, siendo mas suave, deleitándome con la suavidad de sus labios, mi mano izquierda, la puse en su cara, acariciándole la mejilla con el pulgar. Me separo lentamente del beso. Abriendo los ojos lentamente mirando a Tryssia. -Nada es lo que parece ser.- Le dije sin apartar mis ojos azules de ella.
Mi mano fue bajando por su cuello, en un leve roce, pasando a acariciar con la yema del dedo indice, fijé mi mirada en él, haciendo que fuese bajando lentamente, resiguiendo el contorno de la clavícula de Tryssia, bajando con la misma caricia, hasta llegar al borde de la sabana de seda, recorriéndolo, hasta llegar al centro del escote, tomando la sabana con el dedo, retirándola de su cuerpo, mientras yo la observaba, sus atributos se van haciendo visibles lentamente, primero su seno derecho, firme mostrando el dulce pezón rosado, destapo el otro pecho, haciendo que la seda se desplazara por su piel como la caricia de una pluma, voy bajando con mi dedo acariciando su abdomen, retirando la tela roja, la sabana tan solo cubre sus piernas, y esta, colgando mas de la mitad a un lado, termino cayendo sola quedando lacia en el suelo, y dejando descubierto el cuerpo de Tryssia por completo. La observo siguiendo bajando con mi dedo, por su vientre, su cuerpo joven y seductor, tan perfecto y solo mio.
Subí mi mirada, hacia sus intensos ojos color miel, me muerdo el labio, sin dejar de usar mi seducción, la besé con dulzura, entrando con mi lengua en sus labios, mientras mi mano continuo bajando parándose en el inicio de la intimidad de Tryssia
Que la soltara? No, no lo iba a hacer, es ¡Mía! La miré a la cara, viendo el rostro de Mirabel·la, la amaba tanto... Parpadeé, y al ver su rostro, esta vez reconocí a Tryssia, su pose, sus gestos, era tan diferente, por que ese parecido? En mi cabeza se formaron mil y una ideas, lógicas e ilógicas, llevándome a una conclusión. El destino me había dado una segunda oportunidad, ella no era Mirabel·la, pero si lo era en su físico. Miré a Tryssia a los ojos, intensamente, con posesividad, escuchando sus palabras. Con tono y mirada desafiante me dijo, -¡No soy tuya!...puede que mi cuerpo responda ante ti, ¡pero no así mi mente!-
-No pienso volver a perderte- le dije con un tono algo triste. La miré a los ojos. -No me juzgues por mi condición, puesto que yo no la elegí. Me transformaron sin preguntarme si lo quería. Libre eres de juzgarme. Pero tu y yo Tryssia, cazamos y odiamos los mismos seres. No somos enemigos.- Le dije sin apartar mi mirada de sus ojos de un intenso color miel. Me hipnotizaban. El deseo de que sea solo mía crecía por momentos. Mi mirada se torno mas segura y intensa, sin dejar de mirar a sus ojos. La deseo! Grito mi mente. Active mi seducción acercándome de nuevo a ella, haciendo fuerza, contra sus manos apoyadas en mi pecho. -No eres mi enemiga ni mi presa. Eres mi dulce y amada cazadora.- Y volví a besarle, con intensa pasión, recordando los besos de Mirabel·la, besándola como si fuera ella. Intensidad, amor y pasión se unen en el beso. Abrí un poco los ojos, viéndola a ella, mi Tryssia. Bajo el ritmo del beso, siendo mas suave, deleitándome con la suavidad de sus labios, mi mano izquierda, la puse en su cara, acariciándole la mejilla con el pulgar. Me separo lentamente del beso. Abriendo los ojos lentamente mirando a Tryssia. -Nada es lo que parece ser.- Le dije sin apartar mis ojos azules de ella.
Mi mano fue bajando por su cuello, en un leve roce, pasando a acariciar con la yema del dedo indice, fijé mi mirada en él, haciendo que fuese bajando lentamente, resiguiendo el contorno de la clavícula de Tryssia, bajando con la misma caricia, hasta llegar al borde de la sabana de seda, recorriéndolo, hasta llegar al centro del escote, tomando la sabana con el dedo, retirándola de su cuerpo, mientras yo la observaba, sus atributos se van haciendo visibles lentamente, primero su seno derecho, firme mostrando el dulce pezón rosado, destapo el otro pecho, haciendo que la seda se desplazara por su piel como la caricia de una pluma, voy bajando con mi dedo acariciando su abdomen, retirando la tela roja, la sabana tan solo cubre sus piernas, y esta, colgando mas de la mitad a un lado, termino cayendo sola quedando lacia en el suelo, y dejando descubierto el cuerpo de Tryssia por completo. La observo siguiendo bajando con mi dedo, por su vientre, su cuerpo joven y seductor, tan perfecto y solo mio.
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Zirano Xanaddo- Vampiro Clase Media
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