¿Problemas para satisfacer a su mujer? Le tengo lo que buscaba (Libre)

por **Tarak Eskaminzim** Jue Mayo 09, 2013 9:42 am

El indio siempre estaba buscando una buena oportunidad para hacer un negocio. Obtener unas monedas de más no era en realidad para él algo importante pues había nacido en una tierra donde las posiciones materiales eran innecesarias y él aún era fiel a sus creencias Apaches, sin embargo vivir en Paris le había enseñado que en las grandes ciudades no se podía prescindir del dinero y que muchas veces el dinero servía más que para comprar cosas, el dinero unía a la gente, condenaba a algunas y salvaba a otras.

Llevaba unos meses en el país luego de que la Caravana del circo gitano decidiera establecerse por un buen tiempo en esa ciudad. Aquella era una perfecta oportunidad para descubrir esa tierra de la que tanto había escuchado hablar en boca de Jean Paul, el viejo pescador que había conocido en el territorio de su tribu en Arizona. Era una gran ventaja que pudiera hablar Francés (aunque con notable acento) por lo que vender cosas resultaba mucho más fácil. Así pues que Tarak se encontraba esa noche en un curioso lugar del que siempre había escuchado hablar y que nunca creyó fuera real: El burdel.

Los hombres acudían a él en la noche, a escondidas de los ojos de la gente decente y trabajadora y especialmente de sus esposas, pues en este lugar habían mujeres que satisfacían los deseos carnales del hombre, por un par de monedas. El indio no tenía intención alguna de pagar por tocar a una dama, la sola idea le parecía bastante patética, como si esos hombres no pudieran conseguir una mujer por si mismos. Y precisamente esa idea fue la que lo llevó a hacer su negocio, los clientes del burdel debían ser terribles en el dormitorio, sus pobres esposas o novias debían quedarse dormidas mientras ellos creían les satisfacían, puesto que un hombre que cumpliera con sus obligaciones maritales tendría un matrimonio feliz y no necesitaría buscar a una cortesana ¿Verdad?

- Disculpe Monsieur - Interrumpió a un hombre que se encontraba sentado en la barra del burdel quien llevaba una barba dispareja y con un par de canas, debía de pasar los 40 - ¿Le interesaría un brebaje para incrementar su poder sexual? - Continuó ante los perplejos ojos del interlocutor, el Apache, sacó un frasquito con un liquido violáceo, cerrado con una tapa de cuero de ciervo - ¿O para la impotencia sexual? -

El hombre frunció el ceño cuando comprendió de que hablaba el Indio y pareció bastante molesto con las descaradas preguntas, parecía tener intención de destrozarle la cara a golpes...

(( Mi primer tema libre *-* y aunque suene muy descarado tengo un par de exigencias para quien desee responder:

- Por favor tener la disponibilidad para responder el tema mínimo cada dos días
- No es necesario escribir una biblia en cada post, pero tampoco quiero respuestas tan cortas que maten la inspiración.

Y eso es todo ¡A divertirnos! ))

por **Claudia Gunter** Sáb Mayo 11, 2013 12:29 pm

-¡Claudia! ¡Baja ahora!- se escuchó un grito por el cubo de las escaleras mientras ella se encontraba tumbada en la cama, la habían encerrado en un cuarto y en la tarde había escuchado como la llave cedía, sin embargo no se había levantado, ella prefería estar ahí, los castigos para ella eran bendiciones, pues tenerse que acostar con desconocidos cada noche era un verdadero suplicio, no podía ni quería seguir haciéndolo, aunque su encierro sólo era para que no tuviera tiempo de irse a perderlo con alguien o en algo, ya que para el burdelero eso eran simples pérdidas.

Suspiró profundo y se puso el vestido corto de siempre mientras que maquillaba rápidamente sus ojos, sería sencillo, bajó lo más lento que pudo, pero sabía que al final tendría que bajar o alguien le golpearía con todas sus fuerzas y además le violaría, lo peor que le podía pasar, odiaba las manos de cualquier hombre, pero las de su "padre" aún más.

Al llegar a la barra el hombre la atrajo hacia sí -Hoy ya puedes trabajar y más te vale que todos tus clientes sean aquí porque si sales, te va a ir muy mal- mordió el labio de la chica de cabellos rosados y ella simplemente asintió mientras se soltaba de sus brazos acomodándose de nuevo las ropas. Un nuevo respiro profundo llenó sus pulmones mientras observaba de un lado a otro a ver quien podría ser un cliente, aunque con todas sus fuerzas deseaba no encontrar a alguien que le llamara, no quería.

Tenía la mente ocupada en otro sitio bastante lejos de ahí, hasta que observó que un hombre de bastante edad se levantaba furioso y tambaleante, por alguna extraña razón no le gustaba que se pelearan, nunca le había gustado la violencia, era algo que le parecía patético y que por otro lado le daba miedo, de algún modo siempre salía en medio de golpes y gritos.

-Disculpe... ¿Puedo ayudarle?- preguntó al hombre que parecía cliente del burdel, sin embargo los ojos de Claudia habían sido fijados en el hombre de cabellos largos -¿Puedo preguntar que es eso?- observó el pequeño frasco de modo interesante mientras que sonreía y acariciaba el hombro del borracho -Calma, seguro que muchas aquí prefieren divertirse contigo a que las hagas gritar por querer estampar esta botella en el cráneo de otro que también busca diversión...- comentó de manera tranquila mientras buscaba a alguna de las chicas con la mirada hasta encontrar a alguien y le hizo una seña -Mira... Ella te acompañará- dejó al borracho con la mujer y esta se lo llevó con una sonrisa bastante complaciente -Creo que algo alteró al hombre, pero... Espero que no se meta en más problemas- se le quedó viendo al hombre de largos cabellos aún con la duda en la mirada acerca del contenido de su frasco misterioso.

por **Tarak Eskaminzim** Dom Mayo 12, 2013 2:12 am

Hacer negocios con un hombre ebrio no era un arma de doble filo, el hombre podría ceder fácilmente y comprar gracias al alcohol pero al mismo tiempo podía perder los estribos y ponerse violento, justo como en ese momento. Ese hombre pareció muy molesto con las palabras de Tarak y este se pregunto si, sería que de verdad era pésimo en la cama, porque sino fuese así, no se habría enojado tanto ¿no?. No quería armar problemas innecesarios, sobre todo en un lugar como ese, el burdel siempre le había parecido peligroso, gente de todas las calañas acudían a él y nunca se sabía con quien se estaba tratando.

Entonces una dama apareció de la nada y resolvió la situación con tal diplomacia que el indio no pudo más que admirarse por su versatilidad a la hora de hablar. El hombre se había calmado e ido sin refutar: Ese era el verdadero poder de las mujeres.

La otra mujer se llevó al borracho (y a su posibilidad de venta), el Apache se giró para encarar a la mujer, sus ropas eran reveladoras, un vestido corto que mostraba las bondades de su cuerpo femenino, lo cual le recordó el modo de vestir de las mujeres de su tribu, libres como el viento y sin pudor alguno. Quizás las mujeres se sentían mejor en cuanto menos ropas tenían, quizás era como deshacerse del peso de la clase social.

- Es un brebaje para mejorar el desempeño sexual Madame - Le respondió a la pregunta - Aquí entre nos... no creo que ese hombre sea bueno en la cama - Le explicó bajando la voz para que sólo ella lo viera - Hace unos días vi a uno hombre paseando con su señora esposa por la plaza, al caer la noche, el hombre vino aquí - Dejó escapar un suspiro meneando la cabeza - Yo pienso que un hombre que sea capaz de satisfacer a su mujer no tiene necesidad de venir aquí a buscar otras mujeres - Concluyó con un gesto amable - Pensé que le interesaría comprarlo, pero parece que le ha molestado mi pregunta lo cual me hace pensar que en verdad si es pésimo en la cama -

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