::Karlo De Martino:: I will love you even after death

Historia: Nuestra historia comienza en lo que normalmente seria una parte de Italia, Venecia, un lugar hermoso, romántico, lleno de lugares especiales y personas llenas de vida. Había de todo un poco, familias adineradas que disfrutaban los bailes de mascaras, carnavales de forma estruendosa y otras familias mucho más humildes, trabajadoras, también campesinos que buscaban sobrevivir como podían. Nuestro protagonista se llama Karlo, un joven de una familia acomodada, pero no lo suficiente como para decir que era adinerada, aun así disfrutaban las mejores cosas que la vida le podían dar, el había sido enviado a estudiar en una escuela privada en Venecia, en donde se formaría para poder buscar escalar en su escala social y poder ser un hombre poderoso. Pasaba poco tiempo con sus hermanos y familia, ya que desde los cuatro años de edad lo habían metido en internados para que se formara de forma excelente, nada de tutores en casa, era un privilegio que no se podían dar y la mensualidad en aquellos internados eran mejores, además se ahorraban otra boca que alimentar en casa, otro problema menos. Era un lugar muy estricto, se estudiaba mucho y además se entrenaba duramente en artes marciales, combate con armas y otras disciplinas militares a Karlo no le molestaba nada de eso, es más le encantaba y desde joven se destaco rápidamente en aquellas disciplinas siendo un buen adversario en el combate de espadas y también en combates de cuerpo a cuerpo. La visión del lugar era ser fuerte para proteger a los que estaban a tu lado, era mejor servir de algo, antes que ser un estorbo y el estaba de acuerdo con eso.


¿Lo había? Siempre… cada segundo comprendió que deseaba ser eso, no era porque le habían lavado el cerebro o porque no le habían mostrado otro camino, el podía hacer cualquier cosa, un comerciante, un político, pero prefirió agarrar armas para llegar a su cometido. Siempre había revueltas, personas disgustadas que ponían en peligro la integridad de las otras, le había hecho muy bien estar en un ambiente estricto, en donde sus reglas más eran irrompibles, si alguien las rompía, en ocasiones era persona prefería la muerte antes que aquella vergüenza. Lo más importante para ellos era formar personas con un mentón en alto, orgullosos de lo que eran y que siempre defendieran su honor fuera lo que fuera.

En aquellos tiempos había conocido su compañero de entrenamiento en artes marciales y armas, por el poco contacto en el exterior muy pronto se convirtió en su mejor amigo, en una persona que podría confiar hasta su último aliento o eso creía en ese tiempo. Así paso el tiempo con su amigo y comenzando a mejorar sus habilidades en las artes marciales y la espada, además de la ballesta, para poder ser al menos bueno en algún ataque de larga distancia.
Cuando tuvo la edad sufriente para volverse independiente, comenzó a trabajar como cazador de recompensas, junto con su mejor amigo Joelli comenzaron a participar con la policía que los contrataban para encontrar alguna persona que se había escapado y era potencialmente peligrosa, era un buen equipo, ocasionalmente sus trabajos fueron bien vistos y pronto se crearon una buena fama en un pequeño círculo de hombres adinerados, quienes lo contrataban para hacer trabajos sucios, venganza o encontrar alguna persona que escapaba de ellos, luego estos los recomendaban y así seguía su red. Aunque Karlo y su amigo eran un equipo, no estaban necesariamente juntos, el iba por su lado y el otro por el que él quería, pero siempre había una conexión, un lazo que no les permitía separarse completamente, se encontraban para trabajos mayores, en los que se necesitarían dos personas, pero casi siempre elegían sus trabajos y los hacían solos.
No supo bien como se metió en el rollo de los sobrenaturales, pero al final de unos años, comenzaron a llegar trabajos aun mas fuertes, llego a sus oídos sobre el rumor de humanos que se alimentaban de sangre, hombres que se trasformaban en lobos en a la luz de la luna, humanos que podía crear maldiciones y también que podían transformarse en bestias dejando su humanidad entre las vestimentas, ahora las personas pedían protección para ellos, pues comenzaba a hacer una pandemia, el solamente podía recordarlos en las leyendas, pero luego de enfrentarse a unas cuantas brujas y a unos cambiantes –que por su suerte eran débiles- entendió que había seres poderosos y aunque ellos eran simplemente humanos, debían superar sus limitaciones, comenzó así su estudios en conocimiento en artes oscuras, licantropía, vampirismo, todo lo que pudiera llamarse sobrenatural y lejos de una persona normal.
Era otro tipo de combate, más brutal, más estricto y del cual podrían morir en cualquier segundo, así que gracias a Joelli encontraron un lugar en un pequeño monasterio que se especializaba en ese tipo de combates, as que fueron hasta aña para poder seguir aprendiendo y fortaleciéndose, pues Karlo no deseaba morir a temprana edad, prefería tener todas las armas para defenderse antes de caer en batalla como un estúpido.

Hacían algunas revisiones rutinarias por los alrededores del monasterio y algunas aldeas cercanas. En una de aquellas revisiones rutinarias que casi nunca se encontraba nada, pero en un momento a otro Karlo fue flechado, no por una flecha de madera y punta de acero, fue flechado por los hermosos de una Novicia que vivía en un gran edificio en donde era protegida como la flor más extraña y hermosa, no podía ocultar lo embobado que se había quedado cuando la vio. ¿Cómo se llamaba aquella presión en el pecho? Tenía nombre y él lo conocía, pero aunque había sentido algo parecido en sus años de adolecente, no era igual en este momento, pues su nombre era Amor.

¿Qué iba a conocer el de amor? Solo sabía que necesitaba verla todos los días, comenzó a formar escusas para poder al menos verlas por unos minutos, aquellos minutos ¡oh! Era como estar en el cielo, no importaba que durara diez años en el infierno ¡Moriría feliz! De poder por última vez haber visto esos ojos. Pero su amor era correspondido, discretamente la joven novicia comenzaba a interesarse por el cazador que parecía perdidamente interesado en ella, la pequeña no sabía que era aquel cosquilleo que sentía en su estomago cuando lo veía pasear por los alrededor y cuando sus miradas se cruzaban no podía evitar que sus mejillas se mostraran rojas y una risa nerviosa saliera de sus labios para correr hacia un lugar en la que pudiera estar a salvo, pero siempre buscando la posibilidad de sentir aquella sensación que la hacía sentir feliz.

Un encuentro entre los dos, casi que inevitable y esperado cada uno desde que sus ojos se encontraron por primera vez, aquella experiencia fue inolvidable, la silueta inocente y sensual de la joven coincidían con el cuerpo formado del Cazador que como una flor la trataba, parecía casi sorprendente como podían congeniar sus dos cuerpos. Meses después Karlo tuvo que partir a realizar un trabajo lejos de donde se había convertido su hogar, cuando llego se encontró con una noticia: Su joven amada había muerto. Sin saber qué hacer con su vida y desesperación corrió a verla siéndole negada por su propio amigo, que pudo detenerlo, pues si lo dejaba ir, se enteraría que la joven había tenido un hijo de él, pero que murió en el parto, junto con ella, eso sería la sentencia de muerte para él. No sería capaz de soportarlo, moriría de dolor, Meses antes, habían estado hablando de tener una vida juntos, de poder irse y vivir felices, los dos… formar una gran familia, pero todo se había acabado, ella estaba muerta. Nadie quiso decirle la muerte exacta de la joven, solamente que había sido repentina y demasiado dolorosa para recordar.
Karlo quería volver a su trabajo, ya no le importaba si vivía o no, para él era igual, comenzó a aceptar trabajos sin tener descanso alguno, pero aunque hubiera querido morir en alguno de aquellos combates, nunca lo hacía, su personalidad tampoco lo dejaba darse por vencido, además, sabía que si s amada Kim, como le decía por cariño, se hubiera molestado con el si moría a propósito.
Solamente pasaron dos meses desde la muerte de ella, luego su trabajo lo llevo a retirarse a parís, tenía ya una buena fortuna cazando pequeñas artimañas y una que otra bestia lo suficientemente fuerte como para matar a cinco hombres. Joelli nunca le dijo sobre el bebe, pues no sabía si había sobrevivido o no, solamente esperaba que pudiera superarlo y que algún día volviera a verlo feliz…
Y así fue como este hombre comenzó su viaje hacia otro lugar para poder olvidar su pasado y tratar de seguir adelante.