AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un cuento perfecto con final [Soren]
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Un cuento perfecto con final [Soren]
Avanzo de manera mecánica sobre el empedrado, con las manos resguardadas en los bolsillos del saco que cubría su friolento cuerpo. El viento le cantaba los sonatas de antaño con una rudeza poco natural en el clima parisino, pero nada de aquello turbo su terquedad de regresarle su vivienda al vampiro. Había pasado el día entero buscando la mejor manera de llegar a la casa que había dejado de visitar hacia tanto, y entonces desalojarla de aquellos inquilinos que habían hecho de ella su hogar. Resolvió que la mejor manera seria hablar con la verdad, explicarles que el lugar seria habitado y necesitaban partir, llevaba unas monedas en los bolsillos y una bolsa con comida para pactar el acuerdo.
Prosiguió con su andar echando la nuca sobre la espalda para observar la bóveda estrellada que con timidez alumbraba poco o nada, algunos destellos adiamantados se dejaban entre ver aquí y allá. En su mayoría el cielo era cubierto por nubarrones densos y opacos, pesados, como su respiración. No podía negar que los nervios y la curiosidad se habían apoderado de él, orillando a sus manos a un suave y casi imperceptible temblor que bien podría confundirse con efectos del frio otoñal. Había formulado un discurso si bien salió de su piso, las frases y oraciones traspasaban su mente cual estrella fugaz, efímeras. Solo tenía que hablarle con el corazón por delante, el sueco podría comprender, necesitaba comprender. Y le fue inevitable sentir un vacio interior que lo helaba desde la medula y hacia el exterior.
Se detuvo frente a la casa de Soren echando un vistazo desde el exterior, agudizando el oído para intentar escuchar algún indicio de que la familia seguía ahí. Un silencio sepulcral fue lo único que logro escuchar –Buenas noches - llamo con parsimonia, para llamar la atención de quienes fuesen que seguían adentro, nadie respondió. Pero no había esperado que ocurriese de otra manera, si el estuviese viviendo a expensas de una casa ajena, desconociendo la procedencia del dueño o su paradero, tampoco respondería si un extraño llamaba desde afuera. Toco a la puerta rebuscando en la perilla alguna señal de haber sido forzada, el peso de su cuerpo sobre el pomo basto para abrirle pasó al interior de la vivienda. Nadie podría adivinar desde afuera el hurto.
La imagen que había guardado en su memoria del lugar no se parecía en lo absoluto a lo que tenia ahora frente a él, un montón de libros desplomados aquí y allá, junto con una gruesa capa de polvo que le robo unos cuantos estornudos. Atranco de nuevo la puerta para comenzar a andar entre las habitaciones, no había pensado que ocurría si la familia resultaba pertenecer a alguna banda criminal. Meneo la cabeza ante su absurdo pensamiento –Buenas noches- repitió. Las horas siguientes las paso intentando convencer a la pequeña, que era la única que se encontraba en la casa, de sus buenas intenciones. Le entrego las monedas y la bolsa con comida y a cambio la niña había prometido desalojar la casa para permitirle a su verdadero dueño habitarla.
Había salido corriendo después de abrazarle una pierna con la bolsa amenazando con estamparse contra el suelo por su corta estatura. Iba en búsqueda de sus padres y hermanos para entregarles los presentes y contarles lo ocurrido, esperaba, que los encontrara en el camino de regreso para no tener que lidiar con una madre afligida o un padre iracundo.
De haber encontrado un modo menos barbárico para llamar la atención del vampiro lo hubiese hecho, pero sabía que lo más probable sería que no fuese bienvenido de vuelta a su vida. Las espesas gotas escarlatas corrían por su brazo desde la palma de su mano, un corte pequeño pero profundo y eso bastaba, el olor de su sangre, para hacerlo acudir. Debía poseer alguna especie de deseo suicida para haber cometido aquel acto, dejo caer el cuchillo junto con el resto e utensilios que se utilizaban con regularidad. Y sin más, con la calma de la ansiedad, termino por sentarse en una de las sillas mientras examinaba su reciente herida.
Prosiguió con su andar echando la nuca sobre la espalda para observar la bóveda estrellada que con timidez alumbraba poco o nada, algunos destellos adiamantados se dejaban entre ver aquí y allá. En su mayoría el cielo era cubierto por nubarrones densos y opacos, pesados, como su respiración. No podía negar que los nervios y la curiosidad se habían apoderado de él, orillando a sus manos a un suave y casi imperceptible temblor que bien podría confundirse con efectos del frio otoñal. Había formulado un discurso si bien salió de su piso, las frases y oraciones traspasaban su mente cual estrella fugaz, efímeras. Solo tenía que hablarle con el corazón por delante, el sueco podría comprender, necesitaba comprender. Y le fue inevitable sentir un vacio interior que lo helaba desde la medula y hacia el exterior.
Se detuvo frente a la casa de Soren echando un vistazo desde el exterior, agudizando el oído para intentar escuchar algún indicio de que la familia seguía ahí. Un silencio sepulcral fue lo único que logro escuchar –Buenas noches - llamo con parsimonia, para llamar la atención de quienes fuesen que seguían adentro, nadie respondió. Pero no había esperado que ocurriese de otra manera, si el estuviese viviendo a expensas de una casa ajena, desconociendo la procedencia del dueño o su paradero, tampoco respondería si un extraño llamaba desde afuera. Toco a la puerta rebuscando en la perilla alguna señal de haber sido forzada, el peso de su cuerpo sobre el pomo basto para abrirle pasó al interior de la vivienda. Nadie podría adivinar desde afuera el hurto.
La imagen que había guardado en su memoria del lugar no se parecía en lo absoluto a lo que tenia ahora frente a él, un montón de libros desplomados aquí y allá, junto con una gruesa capa de polvo que le robo unos cuantos estornudos. Atranco de nuevo la puerta para comenzar a andar entre las habitaciones, no había pensado que ocurría si la familia resultaba pertenecer a alguna banda criminal. Meneo la cabeza ante su absurdo pensamiento –Buenas noches- repitió. Las horas siguientes las paso intentando convencer a la pequeña, que era la única que se encontraba en la casa, de sus buenas intenciones. Le entrego las monedas y la bolsa con comida y a cambio la niña había prometido desalojar la casa para permitirle a su verdadero dueño habitarla.
Había salido corriendo después de abrazarle una pierna con la bolsa amenazando con estamparse contra el suelo por su corta estatura. Iba en búsqueda de sus padres y hermanos para entregarles los presentes y contarles lo ocurrido, esperaba, que los encontrara en el camino de regreso para no tener que lidiar con una madre afligida o un padre iracundo.
De haber encontrado un modo menos barbárico para llamar la atención del vampiro lo hubiese hecho, pero sabía que lo más probable sería que no fuese bienvenido de vuelta a su vida. Las espesas gotas escarlatas corrían por su brazo desde la palma de su mano, un corte pequeño pero profundo y eso bastaba, el olor de su sangre, para hacerlo acudir. Debía poseer alguna especie de deseo suicida para haber cometido aquel acto, dejo caer el cuchillo junto con el resto e utensilios que se utilizaban con regularidad. Y sin más, con la calma de la ansiedad, termino por sentarse en una de las sillas mientras examinaba su reciente herida.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Aquella noche como muchas otras había despertado en las afueras del bosque, dormir en la tierra le traía buenos y malos recuerdos, pero sin importar como fueran el olor de las hojas de los árboles y la tierra húmeda le llenaban de una extraña tranquilidad que hacía un buen tiempo no sentía. Quizás era porque regresaba a sus raíces, a la tierra, que alguna vez le dio vida, una vida de verdad y que se había marchitado tantas centenas de años atrás. Había conseguido un par de camisas nuevas pues andar con tierra hasta en las orejas no era del todo agradable y esa noche había ido al teatro en busca de algo de distracción.
Era bueno pensar en otras cosas para escapar de los problemas reales, la música por ejemplo era un excelente escape para todo, pero el destino le había hecho regresar cabizbajo al no encontrar ninguna obra en particular para esa noche de jueves. Sus piernas lo guiaron de regreso al vecindario donde solía vivir, no estaba seguro del porqué, quizás la costumbre de regresar a su casa luego de deambular por la ciudad o quizás era por el olor de la sangre.
¿Sangre? dio un respingo cuando fue consciente de que estaba siguiendo un rastro del inconfundible olor en el viento, estaba siendo conducido sin darse cuenta. Esa sangre le era familiar, inconfundible y entonces el nerviosismo lo sobrecogió.
¡Anuar está en peligro!
Fue lo único que se le ocurrió y corrió tan rápido como pudo por las calles, sorteando uno que otro transeúnte que se había quedado rezagado en la noche. En cuestión de minutos se encontraba frente a la casa, polvorienta y de aspecto aún más deteriorado que nunca y allí estaba él. Con sus ojos miel cristalinos y esa expresión tan difícil de descifrar, era el Anuar de siempre.
- ¿Estás bien? - Fue lo primero que salió de su boca al observar la herida, luego el cuchillo y pareció comprenderlo todo de golpe - Me estabas... llamando - Agregó con expresión confundida, entonces observó de nuevo la casa y recordó la promesa que le había hecho días atrás en el apartamento - Cumpliste tu promesa y has venido - Finalizó con una media sonrisa.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
El dolor que causaba la herida era mitigado por todas aquellas dudas que violentas, azotaban sin piedad aquellos cimientos sobre los cuales había actuado los últimos años y no con menor razón su vida entera. Cuando creyó que el rastro de sangre sería suficiente para atraer su atención intento detener el flujo lánguido del rio escarlata sin mayor suerte que la de errar. Observo su camisa, blanca, y pensó en los ojos curiosos que se dirigirían a él si el rojo como sobre un lienzo se impregnaba. No los culparía de creerle un asesino, y ya que su único deseo era pasar inadvertido desistió de su idea de torniquete. No planeaba enseñarle a ningún curioso donde vivían el francés y él.
La voz del vampiro capto su atención, sacando de aquella ensoñación teñía de carmín, desvió su mirada hacia su palma sanguinolenta solo para entonces, asentir –Fue solo un pequeño raspón- se encogió de hombros intentando restarle importancia al asunto que en su jerarquización de prioridades no tenía lugar –No se me ocurrió ninguna otra manera- y si se sintió un poco tonto por confesarlo fue algo que no demostró. Poseía una no sabía cual enfermedad que lo incapacitaba a resolver los problemas de la mejor manera cuando el tiempo resultaba un factor. Señalo con la melosa mirada la silla vacía a un lado de el, lo suficientemente lejos para no turbarse por su proximidad, lo suficientemente cerca para no sentirlo lejos.
-Pero no sé si realmente haya conseguido que dejen de vivir aquí- evadió el tema de la promesa, porque había otra, una mucho más importante, que había quebrantado sin honor. Inspiro profundamente, una inhalación que le llego los pulmones con el aire polvoriento del lugar, recordó los pasadizos que se encontraban bajo aquel suelo y no pudo evitar sentir un escalofrió recorrerle el espinazo. Si bien su intención había sido regresarle su vivienda no era el único motivo y sobre todo no el primordial, y aquella era una verdad silenciosa –Lo lamento- podría haber comenzado de una manera más cordial, notificando de su anterior comportamiento y su falta de consideración pero entonces sería un egoísta. Podría haber comenzado con un resumen de amor pero aquello habría sido una mentira, podría haber iniciado con unas palabras iracundas emergidas de su interior, y aquello, solo habría significado perderlo para siempre.
El rumano sabia que el vampiro había escuchado al francés hablar, lo sabía porque no había otro motivo lógico para su partida. Lo que desconocía, eran todos aquellos sentimientos que se albergaban bajo la piel marfilada del sueco –Se que no te lo merecías- tal cual el nazareno no merecía morir en la cruz, meneo la cabeza al encontrarse con tales comparaciones. Vacilo, con los labios semiabiertos y las palabras amenazando con perderse entre su aliento.
La voz del vampiro capto su atención, sacando de aquella ensoñación teñía de carmín, desvió su mirada hacia su palma sanguinolenta solo para entonces, asentir –Fue solo un pequeño raspón- se encogió de hombros intentando restarle importancia al asunto que en su jerarquización de prioridades no tenía lugar –No se me ocurrió ninguna otra manera- y si se sintió un poco tonto por confesarlo fue algo que no demostró. Poseía una no sabía cual enfermedad que lo incapacitaba a resolver los problemas de la mejor manera cuando el tiempo resultaba un factor. Señalo con la melosa mirada la silla vacía a un lado de el, lo suficientemente lejos para no turbarse por su proximidad, lo suficientemente cerca para no sentirlo lejos.
-Pero no sé si realmente haya conseguido que dejen de vivir aquí- evadió el tema de la promesa, porque había otra, una mucho más importante, que había quebrantado sin honor. Inspiro profundamente, una inhalación que le llego los pulmones con el aire polvoriento del lugar, recordó los pasadizos que se encontraban bajo aquel suelo y no pudo evitar sentir un escalofrió recorrerle el espinazo. Si bien su intención había sido regresarle su vivienda no era el único motivo y sobre todo no el primordial, y aquella era una verdad silenciosa –Lo lamento- podría haber comenzado de una manera más cordial, notificando de su anterior comportamiento y su falta de consideración pero entonces sería un egoísta. Podría haber comenzado con un resumen de amor pero aquello habría sido una mentira, podría haber iniciado con unas palabras iracundas emergidas de su interior, y aquello, solo habría significado perderlo para siempre.
El rumano sabia que el vampiro había escuchado al francés hablar, lo sabía porque no había otro motivo lógico para su partida. Lo que desconocía, eran todos aquellos sentimientos que se albergaban bajo la piel marfilada del sueco –Se que no te lo merecías- tal cual el nazareno no merecía morir en la cruz, meneo la cabeza al encontrarse con tales comparaciones. Vacilo, con los labios semiabiertos y las palabras amenazando con perderse entre su aliento.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Había acudido a la 'llamada' sin pensarlo dos veces como un acto reflejo, pero ya estando ahí frente Anuar se había quedado pasmado sin tener idea de que hacer. En su interior deseaba tirarse a sus brazos, porque añoraba terriblemente el contacto con ese cuerpo cálido y no sabía cuantas veces había soñado despierto con el momento en el que sus labios se unieran una vez más. Recordaba constantemente todos esos momentos íntimos compartidos en su casa y el estar allí de nuevo no hacía más que avivar los recuerdos, de hacerlos lívidos como si no hubiese pasado ningún minuto desde su ausencia.
Seguía teniendo esos sentimientos intactos dentro de él, toda esa pasión desmedida y ese deseo desbocado de tenerle a su lado para protegerle. Anuar era de alguna manera esa otra parte que le completaba y le hacía sentir seguro y sensato. El mundo cobraba más sentido con Anuar.
Que su casa estuviese libre de inquilinos le importaba realmente poco en ese momento, pero al menos habría servido de excusa para volver a verlo. Mentiría si dijera que luego de escapar del apartamento de Anuar días atrás había dejado de pensar en él y en lo que había escuchado fortuitamente desde la otra habitación. ¿Había acudido Anuar y le había llamado para aclarar la situación?
Un fuego se encendió en su interior, una pequeña luz de esperanza. Deseaba con todas sus fuerzas haber malinterpretado esas palabras y que Anuar estuviera ahí para decirle que todo iba a volver a ser como siempre había sido y debería ser.
La sonrisa del vampiro se fue deshaciendo lentamente conforme escuchaba al humano, cada palabra fue debilitando la llama, matando así toda esperanza, porque una disculpa significaba eso ¿Verdad? confirmaba lo que había escuchado. Una vez más se quedó mudo sin saber que decir o hacer. No sabía si se lo merecía o no y eso le importaba poco ahora, no quería encontrar culpables, no quería disculpas, de repente todo era caos y desesperación.
- No creo que sea tu culpa - Dijo al fin con una voz que sonó áspera - Si hubiera regresado unas semanas después... las cosas serían diferentes - Continuó desviando la mirada - Pero el destino no lo quiso así - ahora tenía los ojos clavados en el suelo - ¿Lo amas? - Fue lo último que dijo con un hilo de voz resignada.
Seguía teniendo esos sentimientos intactos dentro de él, toda esa pasión desmedida y ese deseo desbocado de tenerle a su lado para protegerle. Anuar era de alguna manera esa otra parte que le completaba y le hacía sentir seguro y sensato. El mundo cobraba más sentido con Anuar.
Que su casa estuviese libre de inquilinos le importaba realmente poco en ese momento, pero al menos habría servido de excusa para volver a verlo. Mentiría si dijera que luego de escapar del apartamento de Anuar días atrás había dejado de pensar en él y en lo que había escuchado fortuitamente desde la otra habitación. ¿Había acudido Anuar y le había llamado para aclarar la situación?
Un fuego se encendió en su interior, una pequeña luz de esperanza. Deseaba con todas sus fuerzas haber malinterpretado esas palabras y que Anuar estuviera ahí para decirle que todo iba a volver a ser como siempre había sido y debería ser.
La sonrisa del vampiro se fue deshaciendo lentamente conforme escuchaba al humano, cada palabra fue debilitando la llama, matando así toda esperanza, porque una disculpa significaba eso ¿Verdad? confirmaba lo que había escuchado. Una vez más se quedó mudo sin saber que decir o hacer. No sabía si se lo merecía o no y eso le importaba poco ahora, no quería encontrar culpables, no quería disculpas, de repente todo era caos y desesperación.
- No creo que sea tu culpa - Dijo al fin con una voz que sonó áspera - Si hubiera regresado unas semanas después... las cosas serían diferentes - Continuó desviando la mirada - Pero el destino no lo quiso así - ahora tenía los ojos clavados en el suelo - ¿Lo amas? - Fue lo último que dijo con un hilo de voz resignada.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Recordar es volver a vivir. Apretó disimuladamente el corte sobre su palma para desviar sus pensamientos a la realidad, al instante en que yacía ahora. Recordar y maldecirse por dejar escapar el pasado entre sus dedos no le serviría para recuperarlo, en especial por no estar seguro de desear hacerlo. Si la vida se redujera a culpas no habría persona alguna libre de aquel yugo, solo intentaba no perder su amistad, aquella que el sueco le había dicho tantas veces mantendrían para siempre. Supuso que eran palabras más fáciles de pronunciar cuando no se veía un fin próximo e inmediato a una relación, podría haber cambiado de parecer.
¿Qué era el destino sino una mala broma de Dios? De aquel titiritero que jugaba a crear tragedias de mal gusto, embelesado por las reacciones incoherentes de sus protagonistas, otorgando un dramático final cuando el juego dejaba de divertirle. Su destino, si poseía alguno, era ser miserable en la soledad. Pero Edouard le había enseñado a disfrutar aquellos episodios efímeros de felicidad, aquellas líneas que como por descuido se le permitían escribir a él y entonces su destino ya no importaba porque por un instante, había conseguido ir en contra de el –A mi no me importa que quiere el destino- no permitiría que su vida se rigiera por la suerte o el azar.
Fue entonces que la pregunta le helo la sangre y la respiración, le congelo el pecho y le nublo la visión –Lo amo- repitió, con la voz entrecortada y las palabras perdiéndose ante el peso del aire saturado. Pero había amado también al sueco y eran esos vestigios de aquel sentimiento lo que lo orillaban a estar en aquel lugar, con un corte sobre la piel y unas vagas palabras -¿Recuerdas que dijiste que seriamos amigos sin importar que?- egoísta –No quiero perderte- la culpa que lo poseyó en aquellos instantes se manifestó sobre su lengua con el sabor del azufre, un sabor amargo que lo obligo a tragar en seco y que termino por escocerle en el pecho –Entiendo si lo que decides es no vernos más- parecía coherente.
Mantuvo su mirada fija en aquellos traslucidos estanques que poseía por orbes, claros, profundos, pero que no resultaban tan fáciles de descifrar como lo eran los del francés. El motivo por el que mantenía aquella extraña fijación era para asegurarse que aquellos estanques no resultaran dos bloques de hielo, estaría en severos apuros si sus palabras terminaban por ofenderlo. A aquel otro Soren que no dejaba de ser el. Se levanto de la mesa con la mirada compungida y para desviar su atención comenzó a rebuscar entre los estantes algún trapo extraviado que le sirviera sobre la herida que ya no dolía.
¿Qué era el destino sino una mala broma de Dios? De aquel titiritero que jugaba a crear tragedias de mal gusto, embelesado por las reacciones incoherentes de sus protagonistas, otorgando un dramático final cuando el juego dejaba de divertirle. Su destino, si poseía alguno, era ser miserable en la soledad. Pero Edouard le había enseñado a disfrutar aquellos episodios efímeros de felicidad, aquellas líneas que como por descuido se le permitían escribir a él y entonces su destino ya no importaba porque por un instante, había conseguido ir en contra de el –A mi no me importa que quiere el destino- no permitiría que su vida se rigiera por la suerte o el azar.
Fue entonces que la pregunta le helo la sangre y la respiración, le congelo el pecho y le nublo la visión –Lo amo- repitió, con la voz entrecortada y las palabras perdiéndose ante el peso del aire saturado. Pero había amado también al sueco y eran esos vestigios de aquel sentimiento lo que lo orillaban a estar en aquel lugar, con un corte sobre la piel y unas vagas palabras -¿Recuerdas que dijiste que seriamos amigos sin importar que?- egoísta –No quiero perderte- la culpa que lo poseyó en aquellos instantes se manifestó sobre su lengua con el sabor del azufre, un sabor amargo que lo obligo a tragar en seco y que termino por escocerle en el pecho –Entiendo si lo que decides es no vernos más- parecía coherente.
Mantuvo su mirada fija en aquellos traslucidos estanques que poseía por orbes, claros, profundos, pero que no resultaban tan fáciles de descifrar como lo eran los del francés. El motivo por el que mantenía aquella extraña fijación era para asegurarse que aquellos estanques no resultaran dos bloques de hielo, estaría en severos apuros si sus palabras terminaban por ofenderlo. A aquel otro Soren que no dejaba de ser el. Se levanto de la mesa con la mirada compungida y para desviar su atención comenzó a rebuscar entre los estantes algún trapo extraviado que le sirviera sobre la herida que ya no dolía.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Y entonces todo rastro de la llama que aún quedaba en su interior se extinguió en el momento en el que Anuar dio su respuesta. La esperanza había desaparecido dejando a su paso la obscuridad absoluta, el mundo en el que había vivido los últimos años se fue desquebrajando lentamente como un espejo roto y cada fragmento cargaba una memoria que le había hecho infinitamente feliz. Ahora cada fragmento se perdía en el infinito, esparciéndose y perdiéndose por todas partes para nunca volver a ser uno sólo. Y con ese espejo su alma o lo que fuera que quedara en ese cuerpo muerto y le animara a seguir en ese mundo se quebró también.
Anuar amaba a Francois. Era un hecho, porque Anuar no mentía. Y Soren supo que no había nada que pudiera hacer ni nada porque luchar, si Anuar amaba a Edouart de la misma manera en como alguna vez le había amado a él entonces no había vuelta atrás, porque Soren sabía muy bien que tan fuertes eran los sentimientos del pintor. Se quedó pasmado e inerte, escuchando en silencio el resto de cosas que dijo, hablaba de amistad y de no querer perderlo, pero a Soren le preocupaba más perderse así mismo. Perder todo lo que había ganado y aprendido al lado de Anuar.
Sin darse cuenta (ni poder evitarlo) sendas lágrimas sanguinolentas se habían deslizado desde sus ojo suavemente por su pálida piel, dejándo un rastro carmín hasta alcanzar el mentón. ¿Cuantas veces había llorado frente Anuar? En ese punto, no le importaba (ni le avergonzaba) que le viera llorando, había aprendido tiempo atrás a abrir su corazón y este seguía abierto para el humano aún después de esa revelación.
- Entonces ya no me amas - Afirmó pensativo, como una respuesta lógica a la sucesión de hechos - Pero yo sigo amándote - Agregó más para si mismo que para Anuar - Es el final... de verdad ya no habrán más abrazos o besos - Continuó en su monólogo como si decir las cosas en voz alta le hiciera convencerse de la realidad - Ya tendrás a alguien que te proteja y te acompañe cuando lo necesites - Concluyó y se dio cuenta de que simplemente ese lugar que tenía antes en la vida de Anuar le había sido arrebatado.
Siempre creyó que un hombre debía luchar por lo que amaba, por sus convicciones y por todo lo que era importante, pero había perdido la guerra aún antes de comenzar, como si hubiese llegado tarde a ella y el enemigo ya hubiese conquistado el lugar.
- Supongo que ser amigos es lo único que queda - Finalizó con resignación.
Anuar amaba a Francois. Era un hecho, porque Anuar no mentía. Y Soren supo que no había nada que pudiera hacer ni nada porque luchar, si Anuar amaba a Edouart de la misma manera en como alguna vez le había amado a él entonces no había vuelta atrás, porque Soren sabía muy bien que tan fuertes eran los sentimientos del pintor. Se quedó pasmado e inerte, escuchando en silencio el resto de cosas que dijo, hablaba de amistad y de no querer perderlo, pero a Soren le preocupaba más perderse así mismo. Perder todo lo que había ganado y aprendido al lado de Anuar.
Sin darse cuenta (ni poder evitarlo) sendas lágrimas sanguinolentas se habían deslizado desde sus ojo suavemente por su pálida piel, dejándo un rastro carmín hasta alcanzar el mentón. ¿Cuantas veces había llorado frente Anuar? En ese punto, no le importaba (ni le avergonzaba) que le viera llorando, había aprendido tiempo atrás a abrir su corazón y este seguía abierto para el humano aún después de esa revelación.
- Entonces ya no me amas - Afirmó pensativo, como una respuesta lógica a la sucesión de hechos - Pero yo sigo amándote - Agregó más para si mismo que para Anuar - Es el final... de verdad ya no habrán más abrazos o besos - Continuó en su monólogo como si decir las cosas en voz alta le hiciera convencerse de la realidad - Ya tendrás a alguien que te proteja y te acompañe cuando lo necesites - Concluyó y se dio cuenta de que simplemente ese lugar que tenía antes en la vida de Anuar le había sido arrebatado.
Siempre creyó que un hombre debía luchar por lo que amaba, por sus convicciones y por todo lo que era importante, pero había perdido la guerra aún antes de comenzar, como si hubiese llegado tarde a ella y el enemigo ya hubiese conquistado el lugar.
- Supongo que ser amigos es lo único que queda - Finalizó con resignación.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Vie Jun 14, 2013 7:47 am, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Ya no lo amaba, ya no necesitaba sus gélidos abrazos y sus labios de marfil. Su tacto inmortal le resultaba abrumador, rodeado por las manos de la vida eterna. Escuchaba con atención las palabras que emergían espesas de labios del vampiro, aquellas que se sumían en un profundo silencio apenas encontraban espacio en el exterior. Ya no revoloteaban en su interior las mariposas que antes se alimentaban con su dilección, las escupía ahora por montones, descoloridas, incapaces de volar. Se despojaba de todo lo que Soren alguna vez le dio y al hacerlo, quedaban a flor de piel sus defectos más profundos, sus heridas sin sanar.
Lo amaba, y anhelaba nunca perder aquellas noches de desvelo en que ambos amantes se contaban la vida sin disculparse con el tiempo. Añoraba aquellas risas fáciles que calentaban su interior, aquellas manos torpes arropando su fragilidad. ¿Podría Edouard quererlo como Soren lo había hecho? Se encontraba por nueva cuenta atosigándose con un sinfín de cuestionamientos que aglomerados en su interior permanecerían ahí la eternidad –No como debe amarse a un amante- no con aquella malsana necesidad de pasar la vida entera entre sus brazos –Soren, es el inicio de algo nuevo- rememoro, pronuncio palabras de otro autor que resultaron embonar con un dialogo inconcluso.
Rodeo la mesa sin lucidez, ensombrecida su mirada con la verdad que se mostraba frente a él –No pienses que es el final de todo, te prometo que escribiremos otra historia- sus labios se crisparon de medio lado, con aquella ladina sonrisa que nunca parecía englobar su rostro en totalidad. Le limpio las lagrimas con el dorso de la mano para no terminar impregnándolo de la sangre que había dejado de brotar. Dirigió aquella misma mano hacia sus cabellos de trigo maduro y sin pensarlo, escurrió sus dedos entre ellos para depositar un terso beso sobre su frente. Quizás no podría volver a pronunciar versos de amor en su honor y aquellos no le impedía comprender que aquel cariño permanecería intacto en su interior.
-¿Necesitas que te ayude con algo?- a recoger aquí y allá, a buscar algún objeto valioso que temiese habían robado los recientes y ya no habitantes del lugar. Su única y mayor preocupación resultaba ser el ser capaz de mantener a ambos hombres en sus vidas sin un odio latente y tangible entre los dos. Quizás en algún tiempo distante podrían llegarse a conocer pero Anuar sabía que Dios no era tan benevolente como para permitir tal ensoñación. Él mismo había propiciado cualquier odio hacia él y entre ellos. Exhalo audiblemente y mezclado entre su aliento iban los últimos puntos de aquella historia.
{FDR: Es Edouard, no Francois =)}
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Se dejó hacer, sumiso como siempre había sido, se dejó limpiar la sangre y el beso en su frente le hizo temblar como antaño, no podía evitar seguir sintiendo la misma pasión, el mismo deseo y el amor que con tanto esfuerzo había finalmente dejado entrar a su corazón. Tembló como una hoja en otoño que es arrancada fácilmente por el viento, trago saliva y cerró los ojos disfrutando de ese último roce, porque estaba seguro que sería el último. Si algo conocía de Anuar era su determinación, el chico tomaba una decisión y díficilmente se volvía hacia atrás.
- No estoy seguro de querer una historia diferente - Murmuró con honestidad, porque lo único que quería era volver al pasado y que todo fuera como antes y no tener ese dolor que se arremolinaba destruyéndole el interior que antes creía vacío durante decenas de años y que Anuar había llenado con su calidez. - Es la primera vez... que me pasa algo así - Comentó de soslayo - Tu fuiste el primero y el único con quien tuve una relación como esta -
Se dejó caer en el sofá de la sala que ahora olía a diferentes humanos, probablemente la familia que había vivido ahí durante meses, tenía la mirada perdida en algún punto de la pared. Una medio sonrisa se formó en sus labios.
- Es irónico, tu eres mi mejor amigo - Dijo mirándole de reojo - Así que no tengo a quien más confiarle esto si no a ti - Agregó en un suspiro - ¿Me escucharás como un amigo? - Preguntó llevándose una mano al cabello para echarlo para atrás - Es la primera vez que experimento el rompimiento de una relación, así que no se que deba hacer ¿Debo alejarme de ti? ¿Debo intentar conquistarte para que regreses conmigo? o ¿Debo tragarme esto que siento y hacer como si nada hubiera pasado para seguir siendo amigos? -
Meneó con la cabeza, ninguna de las opciones le parecía buena o menos dolorosa.
- No estoy seguro de querer una historia diferente - Murmuró con honestidad, porque lo único que quería era volver al pasado y que todo fuera como antes y no tener ese dolor que se arremolinaba destruyéndole el interior que antes creía vacío durante decenas de años y que Anuar había llenado con su calidez. - Es la primera vez... que me pasa algo así - Comentó de soslayo - Tu fuiste el primero y el único con quien tuve una relación como esta -
Se dejó caer en el sofá de la sala que ahora olía a diferentes humanos, probablemente la familia que había vivido ahí durante meses, tenía la mirada perdida en algún punto de la pared. Una medio sonrisa se formó en sus labios.
- Es irónico, tu eres mi mejor amigo - Dijo mirándole de reojo - Así que no tengo a quien más confiarle esto si no a ti - Agregó en un suspiro - ¿Me escucharás como un amigo? - Preguntó llevándose una mano al cabello para echarlo para atrás - Es la primera vez que experimento el rompimiento de una relación, así que no se que deba hacer ¿Debo alejarme de ti? ¿Debo intentar conquistarte para que regreses conmigo? o ¿Debo tragarme esto que siento y hacer como si nada hubiera pasado para seguir siendo amigos? -
Meneó con la cabeza, ninguna de las opciones le parecía buena o menos dolorosa.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
-Pero puedo no ser el ultimo- sus palabras le resultaron una extraña contradicción, no negaba ni por un segundo que todo lo que deseaba era ver al sueco feliz, abrazado a la cintura esbelta de alguna predilecta mujer. ¿No era eso lo que siempre había soñado? La imagen lo obligo a desviar la mirada y cambiar de pensamiento. Aun sentía un revoltijo en el estomago al imaginarse al vampiro enamorado de alguien más, era el quien lo abandonaba y aun así aquellas emociones encontrada mermaban su interior, no quería imaginarse cómo se sentía Soren.
Sin embargo, sus cuestionamientos le dieron una idea clara y tangible de lo que ocurría en su interior, seguramente Dios tomaba nota de todo aquello y lo regresaría a su vida con exceso de interés. Si cuando bien obraba ocurrían desgracias ahora que en realidad se merecía la infelicidad seguramente el castigo seria mayor –Yo tampoco sé que debamos hacer- se dejo caer a un lado de el en el sofá, pensando en las muchas posibilidades que tenían para continuar –Creo que en realidad nunca me escuchaste- sonrió, una sonrisa que crispo sus labios con falta de sorna o dolor –No tienes porque fingir conmigo, puedes decirme lo que piensas con total franqueza- suponía que ahora más que antes. Los amigos perdonaban más que los amantes.
Intento idealizar su vida sin el vampiro, la realidad era que lo había hecho ya, ya había aprendido a vivir sin el sonido de su voz por las noches o la promesa de su regreso al anochecer. Tenerlo sentado a un lado de el parecía un sueño abstracto después de los tantos meses de dolorosa espera y resignación. De alguna u otra manera sabía que podía vivir sin el, podía si pero la vida no se resumía a las cosas que podía hacer o no, ¿Quería? Y en ello radicaba la verdadera contradicción, lo añoraba en su vida. Bufo audiblemente apoyando su codo sobre el brazo del sofá para seguidamente sostener su rostro con el puño cerrado haciéndole presión contra la mejilla, manchándose el rostro con sangre sin llegarle a importar.
-Podemos improvisar- puntualizo después de recapacitar los hechos –Siempre hemos sido buenos improvisando- las memorias que lo azotaron de pronto como una lluvia de pesadas y fulgentes estrellas. Creía que habían vivido a base de de hacer sin saber hacer, no tenían porque cambiar aquel método que tan bien les había funcionado. Que los dos estuvieran sentados con vida en aquel sofá era muestra tangible de la experiencia que habían adquirido con aquella metodología. Observo el rostro del vampiro a la espera de algún cambio, algo que le hiciera comprobar que al salir de aquel lugar de regreso a su vivienda no salía de su vida para siempre.
Sin embargo, sus cuestionamientos le dieron una idea clara y tangible de lo que ocurría en su interior, seguramente Dios tomaba nota de todo aquello y lo regresaría a su vida con exceso de interés. Si cuando bien obraba ocurrían desgracias ahora que en realidad se merecía la infelicidad seguramente el castigo seria mayor –Yo tampoco sé que debamos hacer- se dejo caer a un lado de el en el sofá, pensando en las muchas posibilidades que tenían para continuar –Creo que en realidad nunca me escuchaste- sonrió, una sonrisa que crispo sus labios con falta de sorna o dolor –No tienes porque fingir conmigo, puedes decirme lo que piensas con total franqueza- suponía que ahora más que antes. Los amigos perdonaban más que los amantes.
Intento idealizar su vida sin el vampiro, la realidad era que lo había hecho ya, ya había aprendido a vivir sin el sonido de su voz por las noches o la promesa de su regreso al anochecer. Tenerlo sentado a un lado de el parecía un sueño abstracto después de los tantos meses de dolorosa espera y resignación. De alguna u otra manera sabía que podía vivir sin el, podía si pero la vida no se resumía a las cosas que podía hacer o no, ¿Quería? Y en ello radicaba la verdadera contradicción, lo añoraba en su vida. Bufo audiblemente apoyando su codo sobre el brazo del sofá para seguidamente sostener su rostro con el puño cerrado haciéndole presión contra la mejilla, manchándose el rostro con sangre sin llegarle a importar.
-Podemos improvisar- puntualizo después de recapacitar los hechos –Siempre hemos sido buenos improvisando- las memorias que lo azotaron de pronto como una lluvia de pesadas y fulgentes estrellas. Creía que habían vivido a base de de hacer sin saber hacer, no tenían porque cambiar aquel método que tan bien les había funcionado. Que los dos estuvieran sentados con vida en aquel sofá era muestra tangible de la experiencia que habían adquirido con aquella metodología. Observo el rostro del vampiro a la espera de algún cambio, algo que le hiciera comprobar que al salir de aquel lugar de regreso a su vivienda no salía de su vida para siempre.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Resultaba extraño estar ahí compartiendo esa velada con quien había sido la persona más importante en su vida en los últimos años, habría matado y se habría sacrificado por él sin pensarlo, pero ahora una jugarreta del destino había creado un abizmo nauseabundo entre ambos. Soren sentía que si le tocaba ahora la piel sería diferente, que lo que vería en sus ojos sería repulsión y no deseo.
Suspiró y notó que ya no asomaban las lágrimas en sus ojos, él era un vampiro un ser dotado de poderes sobre naturales y la bondad de vivir a través de las eras, aún así estaba allí con el corazón roto como un simple mortal, dejó escapar una sonrisa, por lo menos de esa forma se sentía más vivo y menos un cadáver que se levantaba todas las noches para vagar por el mundo.
- Es verdad, somos buenos improvisando - Dijo al fin cerrando los ojos, repitiéndose una y otra vez que no había marcha atrás y que tenía que dejarlo ir, dejar salir a Anuar de su corazón para que la herida se curara y el pudiera seguir con su vida - ¿Como lo conociste? - Le preguntó aún sin abrir los ojos, la verdad era que sentía mucha curiosidad por esa persona por la cual Anuar sentía ese amor lo suficientemente fuerte como para reemplazarle.
- ¿Es una buena persona? - Increpó una vez más, le conocía poco y a pesar de todo deseaba el bienestar de Anuar y no quería que corriera peligro - ¿Le presentarás a tu familia? -
(( volvi! ))
Suspiró y notó que ya no asomaban las lágrimas en sus ojos, él era un vampiro un ser dotado de poderes sobre naturales y la bondad de vivir a través de las eras, aún así estaba allí con el corazón roto como un simple mortal, dejó escapar una sonrisa, por lo menos de esa forma se sentía más vivo y menos un cadáver que se levantaba todas las noches para vagar por el mundo.
- Es verdad, somos buenos improvisando - Dijo al fin cerrando los ojos, repitiéndose una y otra vez que no había marcha atrás y que tenía que dejarlo ir, dejar salir a Anuar de su corazón para que la herida se curara y el pudiera seguir con su vida - ¿Como lo conociste? - Le preguntó aún sin abrir los ojos, la verdad era que sentía mucha curiosidad por esa persona por la cual Anuar sentía ese amor lo suficientemente fuerte como para reemplazarle.
- ¿Es una buena persona? - Increpó una vez más, le conocía poco y a pesar de todo deseaba el bienestar de Anuar y no quería que corriera peligro - ¿Le presentarás a tu familia? -
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Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Se acomodo en el sillón incomodo por las preguntas que se cernían en torno a él, era mucho mejor cuando las cuestiones emergían de sus labios y no de pos de alguien más. Le observo por el rabillo del ojo antes de siquiera pensar en contestar alguna de aquellas inquisitivas, no estaba seguro que contarle del francés pudiese ser una buena idea. Sin embargo, si el sueco se lo pedía podría ser la vía más rápida de superar las dificultades – Fui a visitar a una vieja conocida para pedirle un favor – acallo, sin la seguridad de saber si confesar el pasado de Edouard le correspondía a él – Edouard estaba también esperando, esa fue la primera vez que hablamos – había sido una conversación espinada, repleta de enojos y respuestas violentas. En ese momento no se hubiese imaginado que su vida tomaría aquel abrupto giro para ubicarlo en su corazón, meneo la cabeza para proseguir.
Sonrió de medio lado perdido en la imagen del efebo rostro del francés y sus rizos castaños meciéndose con rebeldía – Eso creo – podría haber dicho que si, habría puesto su mano al fuego por el pero sabia con cierta nitidez que la moral de Carrouges resultaba indecisa y no siempre juzgaba por bien o por mal lo que para el resto de las personas era una u otra a ciencia cierta. No era una mala persona y no era su culpa no haber recibido la directriz que requería en su infancia para comprender aquellas cosas banales que los adultos enseñan con ahincó. Apretó la nuca contra el sofá sintiendo el tacto del material sobre su piel, estrechándole los cabellos casi como en un juego. La última pregunta le costó más de algunos segundos de eterna duda, estaba seguro que aquella clase de información era la que no debía contársele a un amante pasado pero eran amigos ¿cierto? Y podía confiar ciegamente en el.
- Lo cierto es que yo no intentaría regresar a Rumania solo y Edouard no viajaría conmigo a ningún lado – cuando lo decía en voz alta todo tomaba otra connotación – Supongo que entonces no habría manera de que conociera a mi padre- aquello suponiendo que el hombre seguía vivo y no había perecido ya presa de la tristeza y soledad. Intento cambiar el cauce de la conversación – Solo faltan dos meses para que sea mayor que tu – no hablaba de los años que había pasado como vampiro pues aquellos eran imposibles de superar, se refería más bien a su vida humana, a su apariencia física. Sería un año mayor que el y entonces la realidad lo abofeteo – Vas a verme envejecer – giro su rostro apoyando su mejilla sobre el sofá para poder ver la expresión del sueco.
Sonrió de medio lado perdido en la imagen del efebo rostro del francés y sus rizos castaños meciéndose con rebeldía – Eso creo – podría haber dicho que si, habría puesto su mano al fuego por el pero sabia con cierta nitidez que la moral de Carrouges resultaba indecisa y no siempre juzgaba por bien o por mal lo que para el resto de las personas era una u otra a ciencia cierta. No era una mala persona y no era su culpa no haber recibido la directriz que requería en su infancia para comprender aquellas cosas banales que los adultos enseñan con ahincó. Apretó la nuca contra el sofá sintiendo el tacto del material sobre su piel, estrechándole los cabellos casi como en un juego. La última pregunta le costó más de algunos segundos de eterna duda, estaba seguro que aquella clase de información era la que no debía contársele a un amante pasado pero eran amigos ¿cierto? Y podía confiar ciegamente en el.
- Lo cierto es que yo no intentaría regresar a Rumania solo y Edouard no viajaría conmigo a ningún lado – cuando lo decía en voz alta todo tomaba otra connotación – Supongo que entonces no habría manera de que conociera a mi padre- aquello suponiendo que el hombre seguía vivo y no había perecido ya presa de la tristeza y soledad. Intento cambiar el cauce de la conversación – Solo faltan dos meses para que sea mayor que tu – no hablaba de los años que había pasado como vampiro pues aquellos eran imposibles de superar, se refería más bien a su vida humana, a su apariencia física. Sería un año mayor que el y entonces la realidad lo abofeteo – Vas a verme envejecer – giro su rostro apoyando su mejilla sobre el sofá para poder ver la expresión del sueco.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
De repente la conversación se volvió tranquila, como en algún momento antaño habían hablado con el corazón en las largas noches que habían pasado juntos, le escuchó hablar a sabiendas que para Anuar no sería fácil contarle esas cosas, sabía lo reservado que era, pero era preciso saber, tener más detalles del asunto le ayudaría a enfrentar la realidad con más fuerza, era preciso matar cualquier experiencia y no dejar pie a confusiones, no quería soñar con posibilidades efímeras y falsas, no quería esperar por algo que no pasaría nunca. Entonces era mejor enfrentar la realidad por más dolorosa que fuera y eso implicaba conocer los detalles, para que Edouard dejara de ser una mancha borrosa y se convirtiera en una persona real.
- Es triste que no quiera viajar contigo - Comentó de soslayo - Viajar es maravilloso, descubrir el mundo y aprender de cada aventura es algo que no tiene precio - El mismo había viajado por muchos lugares, teniendo aventuras y desventuras, experiencias gratas y otras no tanto, pero de cada una de ellas había forjado algo de su personalidad, quedarse atado para siempre en un lugar no era definitivamente su idea de vivir.
- Es verdad - Exclamó sorprendido, había olvidado el detalle, se giró hacía el rostro del humano y de nuevo el impulso de besarle lo traicionó. Desvió la mirada sin poder ocultar el sonrojo, observó a pared que estaba más sucia que nunca, tendría harto trabajo para poner en orden su hogar otra vez - Aunque no se cuanto tiempo permanesca en Francia - Explicó pensativo - He perdido mi trabajo y mi tienda, no hay mucho que me ate a esta ciudad - Se llevó una mano al cabello y se rascó la cabeza - Podría comenzar de nuevo, conseguir mi antiguo trabajo y buscar la manera de abrir la tienda o podría simplemente tomar un tren a cualquier parte y esperar a que el destino me guíe hacía una nueva ciudad -
Se giró de nuevo para observarle, pero no era capaz de mantenerle la mirada, entonces la enfocaba en sus zapatos y en el agujero que tenían en la punta.
- Espero que seas feliz con él - Dijo al fin y su voz sonó sincera- Y espero que sea para siempre - Agregó, el amor era una cosa volátil y difícil de entender, pero entre más durara mejor - Espero que envejescan juntos - Finalizó con algo de nostalgia.
- Es triste que no quiera viajar contigo - Comentó de soslayo - Viajar es maravilloso, descubrir el mundo y aprender de cada aventura es algo que no tiene precio - El mismo había viajado por muchos lugares, teniendo aventuras y desventuras, experiencias gratas y otras no tanto, pero de cada una de ellas había forjado algo de su personalidad, quedarse atado para siempre en un lugar no era definitivamente su idea de vivir.
- Es verdad - Exclamó sorprendido, había olvidado el detalle, se giró hacía el rostro del humano y de nuevo el impulso de besarle lo traicionó. Desvió la mirada sin poder ocultar el sonrojo, observó a pared que estaba más sucia que nunca, tendría harto trabajo para poner en orden su hogar otra vez - Aunque no se cuanto tiempo permanesca en Francia - Explicó pensativo - He perdido mi trabajo y mi tienda, no hay mucho que me ate a esta ciudad - Se llevó una mano al cabello y se rascó la cabeza - Podría comenzar de nuevo, conseguir mi antiguo trabajo y buscar la manera de abrir la tienda o podría simplemente tomar un tren a cualquier parte y esperar a que el destino me guíe hacía una nueva ciudad -
Se giró de nuevo para observarle, pero no era capaz de mantenerle la mirada, entonces la enfocaba en sus zapatos y en el agujero que tenían en la punta.
- Espero que seas feliz con él - Dijo al fin y su voz sonó sincera- Y espero que sea para siempre - Agregó, el amor era una cosa volátil y difícil de entender, pero entre más durara mejor - Espero que envejescan juntos - Finalizó con algo de nostalgia.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Miér Jul 17, 2013 11:13 pm, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Sabía que era verdad y que no había motivo o manera alguna de arremeter contra sus palabras para dejar en buena pose al francés, viajar era de aquellos placeres ocultos, los que por evidencia tendía a ignorar. Pero era bien sabido por ilustres e ignorantes que no todas las personas eran iguales y resultaba absurdo creer que todos pudiesen alegrarse o deleitarse con los mismos placeres, en tal caso, la vida dejaría de tener sentido. El rumano creía que eran aquellas diferencias, y no las similitudes, las que enriquecían su persona. Aquellas cosas que no resguardaba en sus adentros pero podía encontrar en los demás - ¿Recuerdas nuestro viaje? -.
Había pasado tanto tiempo en compañía del sueco que leer en esos momentos su gesto tímido y su rostro enrojecido no le supuso ningún esfuerzo, la información había llegado a su cerebro antes de desear poseerla o en su defecto, desear no hacerlo. Pensar en que quizás no lo volvería a ver produjo en su interior una suerte de vacío que se acrecentó hasta entumirle las extremidades y enfriarle el cuerpo entero. Una sonrisa pálida se dibujo sobre sus labios, una sombra de los pensamientos que tenían cabida – Claro – había olvidado que ya nada le obligaba, de manera moral, a estar en aquella fecha especial – Cual fuese tu decisión espero que encuentres algo mejor – un mejor trabajo, una mejor vivienda, un mejor amor.
Relamió sus labios sin saber por donde más seguir el hilo de la conversación, ahondar en algunos temas significaba avanzar por un sendero pedregoso que le dejaba un abismo en cualquier dirección. Inclino su cuerpo hacia delante avergonzado, suponía lo difícil que debía ser aquello para el vampiro y por mucho que le pudiese doler, necesitaba dejarlo ir. Suspiro y aunque fue insonoro el movimiento de su pecho lo delato, sus hombros ensanchándose y su espalda cambiando de posición – Gracias – esperaba lo mismo él. Se cuestiono por unos instantes lo que sería envejecer al lado de alguien más, mirar al pasado y recordar aquella vida, aquellos años de compañía y fraternidad. Se pregunto si Edouard había pensado en envejecer con él porque el rumano no lo había hecho, había anhelado estar con el francés si y también había deseado tener un futuro con el pero no había creado en su imaginación aquella imagen mental.
Un escalofrió le recorrió la espina dorsal erizándole el vello de los brazos y la nuca, que triste, que hermoso, que aterrador, era amar algo que la muerte podía tocar. Un beso hurtado de la parca mientras dormían y su destino estaría sellado – Yo también espero que encuentres tu felicidad – escondida, debajo de alguna suela esperando ser hallada. Le observo, con una sonrisa apacible pintada de azul.
Había pasado tanto tiempo en compañía del sueco que leer en esos momentos su gesto tímido y su rostro enrojecido no le supuso ningún esfuerzo, la información había llegado a su cerebro antes de desear poseerla o en su defecto, desear no hacerlo. Pensar en que quizás no lo volvería a ver produjo en su interior una suerte de vacío que se acrecentó hasta entumirle las extremidades y enfriarle el cuerpo entero. Una sonrisa pálida se dibujo sobre sus labios, una sombra de los pensamientos que tenían cabida – Claro – había olvidado que ya nada le obligaba, de manera moral, a estar en aquella fecha especial – Cual fuese tu decisión espero que encuentres algo mejor – un mejor trabajo, una mejor vivienda, un mejor amor.
Relamió sus labios sin saber por donde más seguir el hilo de la conversación, ahondar en algunos temas significaba avanzar por un sendero pedregoso que le dejaba un abismo en cualquier dirección. Inclino su cuerpo hacia delante avergonzado, suponía lo difícil que debía ser aquello para el vampiro y por mucho que le pudiese doler, necesitaba dejarlo ir. Suspiro y aunque fue insonoro el movimiento de su pecho lo delato, sus hombros ensanchándose y su espalda cambiando de posición – Gracias – esperaba lo mismo él. Se cuestiono por unos instantes lo que sería envejecer al lado de alguien más, mirar al pasado y recordar aquella vida, aquellos años de compañía y fraternidad. Se pregunto si Edouard había pensado en envejecer con él porque el rumano no lo había hecho, había anhelado estar con el francés si y también había deseado tener un futuro con el pero no había creado en su imaginación aquella imagen mental.
Un escalofrió le recorrió la espina dorsal erizándole el vello de los brazos y la nuca, que triste, que hermoso, que aterrador, era amar algo que la muerte podía tocar. Un beso hurtado de la parca mientras dormían y su destino estaría sellado – Yo también espero que encuentres tu felicidad – escondida, debajo de alguna suela esperando ser hallada. Le observo, con una sonrisa apacible pintada de azul.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
La noche avanzaba lentamente, el mundo se movía a su alrededor sin cansarse, pero él seguía allí atascado en un momento infinito dentro de su mente y corazón, su cerebro se negaba aceptar lo sucedido en los últimos meses, guardando una esperanza que nunca se haría realidad. Muy en el fondo una vocesita le decía, con voz trémula y débil, que debía darle un giro total a su vida, que ese era el momento exacto para que Soren el tímido, el tierno, el tonto, por primera vez, dejara todo de lado y comenzara de nuevo. Un comienzo que le cambiaría totalmente ¿Y que más aliciente que lo sucedido con Anuar para dar ese enorme paso?.
- Recuerdo nuestro viaje a Rumania y todos los viajes personales que emprendí contigo - Comentó, levantó el brazo y con un dédo pálido apuntó el corazón de Anuar - Sobre todo recuerdo el viaje para entrar aquí - Sonrió y tocó con la llema del dedo la camiza del joven - El viaje más importante de todos -
Alejó el brazo y colocó la mano sobre las piernas, hacía mucho tiempo que no se sentía tan incómodo en presencia de alguien, recordó todos los momentos en los que se vio forzado a hablarle a señoritas y que se encontró en esa incómoda situación en la que no sabía que más decir, en este caso no sabía ni en donde debía poner las manos. De repente sentía como si Anuar fuera un desconocido, porque debía guardar la misma distancia que con uno ¿No?, él no quería interponerse en su nueva relación, ni mucho menos iba a intentar seducirle para traerle de vuelta.
No soy tan patético.
Se repitió así mismo levantándose del sillón, estirando los brazos en un gesto muy humano, como si estuviese cansado.
- Sobreviviré - Bromeó y se giró de medio lado para observar al humano - Como he sobrevivido todo este tiempo, con felicidad o sin ella, sobreviviré - Entonces recordó que no había ofrecido nada de beber a su invitado, si ahora eran como dos desconocidos entonces por lo menos debía ofrecerle te o café. - ¿Deseas beber algo? - Le preguntó mientras se dirigía a la cocina, la cual encontró en pocas palabras: saqueada. Arrugó la nariz, no había nada que pudiese comerse o beberse en ese lugar - Creo que no hay nada bueno aquí... bueno quizás en otra ocasión -
- Recuerdo nuestro viaje a Rumania y todos los viajes personales que emprendí contigo - Comentó, levantó el brazo y con un dédo pálido apuntó el corazón de Anuar - Sobre todo recuerdo el viaje para entrar aquí - Sonrió y tocó con la llema del dedo la camiza del joven - El viaje más importante de todos -
Alejó el brazo y colocó la mano sobre las piernas, hacía mucho tiempo que no se sentía tan incómodo en presencia de alguien, recordó todos los momentos en los que se vio forzado a hablarle a señoritas y que se encontró en esa incómoda situación en la que no sabía que más decir, en este caso no sabía ni en donde debía poner las manos. De repente sentía como si Anuar fuera un desconocido, porque debía guardar la misma distancia que con uno ¿No?, él no quería interponerse en su nueva relación, ni mucho menos iba a intentar seducirle para traerle de vuelta.
No soy tan patético.
Se repitió así mismo levantándose del sillón, estirando los brazos en un gesto muy humano, como si estuviese cansado.
- Sobreviviré - Bromeó y se giró de medio lado para observar al humano - Como he sobrevivido todo este tiempo, con felicidad o sin ella, sobreviviré - Entonces recordó que no había ofrecido nada de beber a su invitado, si ahora eran como dos desconocidos entonces por lo menos debía ofrecerle te o café. - ¿Deseas beber algo? - Le preguntó mientras se dirigía a la cocina, la cual encontró en pocas palabras: saqueada. Arrugó la nariz, no había nada que pudiese comerse o beberse en ese lugar - Creo que no hay nada bueno aquí... bueno quizás en otra ocasión -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Los sentimientos que se arremolinaron donde debía estar su corazón lo abrumaron lo suficiente para permanecer algunos segundos más estático sobre el sofá cuando el vampiro había avanzando ya hacia la cocina. La manera en cómo se expresaba y el sonido melancólico con que pronunciaba cada palabra le orillaban a desear salir de aquel lugar, como si saberse el responsable no pudiese ser castigo suficiente. Como si saber que lo iba a perder no pudiese ser lo peor, observo en derredor rebuscando la salida a aquella situación en los espacios vacios de los estantes, volando quizás en compañía del polvo y la suciedad. Pero lo único que encontró fue el llano silencio de la media noche y el rastro del afecto que mantenía por el.
Se alzo de un solo movimiento del sofá y, con andar decidido, se adentro en la cocina con el semblante impávido y la mirada endurecida. No era un mártir y por mucho que pudiese dolerle, y por mucho que le llegase a importar no permitiría que el sueco se siguiese escondiendo entre tierra. Ambos se merecían algo mejor – No quiero que sigas viviendo en París – fulmino, y un rastro amargo se mezclo con su saliva. Anuar había aprendido desde corta edad, parecía ser algo inherente en su persona, a mantener a las personas que apreciaba fuera de su vida. De una u otra forma encontraba la manera de alejarlas e él por su propio bien, se hacía creer a él mismo, y en este caso era un último intento de hacerle ver la realidad. Soren podía reencontrar la felicidad.
- Por lo menos no quiero verte ya – abría terminado en un mar de lagrimas si no creyese necesario alejarse de el, lo sano era salir de su vida para que comenzara una nueva historia de su libro. Encontraría otros personajes más pintorescos y de mejor andar, aventuras que dejarían las compartidas como un recuerdo falto de relevancia, descubriría el verdadero motivo por el cual lo conoció. Y al mirar hacia atrás se daría cuenta que él, Anuar, había sido solo un punto para conectar todo lo demás. Pero el vampiro no sería capaz de ello mientras lo tuviese a su lado, seguiría lamentándose de lo que perdía sin percatarse de lo que había ganado. Sabia, sin embargo, que expresarle aquellas palabras en ese instante seria ir en contra de la naturaleza humana e inmortal, todo duelo llevaba un proceso y la positividad simplemente no era bien apreciada durante el conflicto. Había que sufrir para entonces comprender.
Pensó, que quizás cuando el vampiro pudiese ser capaz de comprender fuese a ser demasiado tarde, pero aquel sería su último gesto de amor – De corazón espero que encuentres un mejor trabajo y que remodeles tu tienda si planeas quedarte. Pero espero que te mantengas lejos de mi hasta que lo hagas – había comenzado su caminata a la salida con la mano ensangrentada, la camisa manchada y el rostro teñido – Y lejos de Edouard también – no estaba dispuesto a arriesgar la integridad del francés. A ojos del sueco debía parecer un hijo de puta, un hombre que el vampiro no había llegado a conocer, una persona que no era en realidad. Porque todo lo que hacía, inclusive aquellas palabras hirientes, eran pronunciadas para el bien de los dos.
Habría preferido haberse despedido de una manera más cálida, un adiós y una fecha próxima para un rencuentro, un cálido abrazo que le recordase el buen amigo que tenia frente a él. Se alejaba de aquel lugar, sin embargo, como un hombre sin sentimientos ni palabra, como un cobarde al que era fácil odiar – Que pases una buena noche- .
Se alzo de un solo movimiento del sofá y, con andar decidido, se adentro en la cocina con el semblante impávido y la mirada endurecida. No era un mártir y por mucho que pudiese dolerle, y por mucho que le llegase a importar no permitiría que el sueco se siguiese escondiendo entre tierra. Ambos se merecían algo mejor – No quiero que sigas viviendo en París – fulmino, y un rastro amargo se mezclo con su saliva. Anuar había aprendido desde corta edad, parecía ser algo inherente en su persona, a mantener a las personas que apreciaba fuera de su vida. De una u otra forma encontraba la manera de alejarlas e él por su propio bien, se hacía creer a él mismo, y en este caso era un último intento de hacerle ver la realidad. Soren podía reencontrar la felicidad.
- Por lo menos no quiero verte ya – abría terminado en un mar de lagrimas si no creyese necesario alejarse de el, lo sano era salir de su vida para que comenzara una nueva historia de su libro. Encontraría otros personajes más pintorescos y de mejor andar, aventuras que dejarían las compartidas como un recuerdo falto de relevancia, descubriría el verdadero motivo por el cual lo conoció. Y al mirar hacia atrás se daría cuenta que él, Anuar, había sido solo un punto para conectar todo lo demás. Pero el vampiro no sería capaz de ello mientras lo tuviese a su lado, seguiría lamentándose de lo que perdía sin percatarse de lo que había ganado. Sabia, sin embargo, que expresarle aquellas palabras en ese instante seria ir en contra de la naturaleza humana e inmortal, todo duelo llevaba un proceso y la positividad simplemente no era bien apreciada durante el conflicto. Había que sufrir para entonces comprender.
Pensó, que quizás cuando el vampiro pudiese ser capaz de comprender fuese a ser demasiado tarde, pero aquel sería su último gesto de amor – De corazón espero que encuentres un mejor trabajo y que remodeles tu tienda si planeas quedarte. Pero espero que te mantengas lejos de mi hasta que lo hagas – había comenzado su caminata a la salida con la mano ensangrentada, la camisa manchada y el rostro teñido – Y lejos de Edouard también – no estaba dispuesto a arriesgar la integridad del francés. A ojos del sueco debía parecer un hijo de puta, un hombre que el vampiro no había llegado a conocer, una persona que no era en realidad. Porque todo lo que hacía, inclusive aquellas palabras hirientes, eran pronunciadas para el bien de los dos.
Habría preferido haberse despedido de una manera más cálida, un adiós y una fecha próxima para un rencuentro, un cálido abrazo que le recordase el buen amigo que tenia frente a él. Se alejaba de aquel lugar, sin embargo, como un hombre sin sentimientos ni palabra, como un cobarde al que era fácil odiar – Que pases una buena noche- .
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Un cuento perfecto con final [Soren]
Se sorprendió bastante al escuchar las palabras, le observó caminar por la casa con una determinación muy propia de Anuar, le conocía lo suficiente como para saber que ese rostro significaba una cosa: Nada podía hacerle cambiar de parecer. Recordaba todas las veces que en el pasado intentó discutirle algo o contradecirle, Anuar no era simplemente una persona que se pudiese dominar fácilmente, tenía tanta fuerza que muchas veces se sentía como si el fuera el mortal y no el monstruo capaz de devorarlo.
Irse de la ciudad era tentador, dejar todo atrás y... escapar. Como siempre había hecho. Irse de la ciudad equivaldría a esconderse bajo tierra y mentirse así mismo, engañándose a creer que ahí nada había pasado. No, todo lo que estaba pasando era real y era hora de afrontarlo. Se quedó en silencio mientras le escuchaba y cuando le vio alejarse hacía la puerta, se acercó dudarlo y le sostuvo del brazo para detenerle, la cara le ardía, sentía un nudo como si se hubiese tragado una pelota de tenis en la garganta.
- No - Exclamó y sacudió la cabeza en una negativa - No voy a escapar - Afirmó, la voz le sonaba temblorosa, pero el agarre de su mano era fuerte - Me quedaré en Francia y... y... comenzaré de nuevo - De repente decirlo fue más fácil de lo que pensó y una determinación que no había sentido antes le llenó de repente ¿Era esa situación el impulso que necesitaba para cambiar las cosas en su vida?. Levantó la mirada y la mantuvo en las orbes amieladas del humano como infinitas veces había hecho en el pasado, se perdió en ellas unos segundos, se permitió el placer de recordar ese rostro y dibujarlo en su mente.
- Yo... quisiera que fuéramos amigos - Logró decir sin dejár de mirarle - Quiero que llegue el día en el que podamos sentarnos a contemplar la luna mientras tomamos café y hablamos de mil cosas sin importancia, quiero que llegue ese día en el que pueda mirarte sólo como un amigo, porque... eres importante, lo fuiste, lo eres y lo serás - Se dio cuenta que seguía sosteniéndole la mano y le soltó, desvió la mirada al suelo - Pero tienes razón... por ahora no estoy en capacidad de mirarte como a un amigo y es mejor... es mucho mejor que me mantenga alejado -
Tragó saliva y quiso esconderse en algún lado, meter la cabeza en la tierra como un avestruz, pero no lo hizo, siguió allí y volvió a mirarle, esta vez su voz sonó como una súplica.
- Prométeme que... esto no es un Adios... sólo un hasta luego temporal -
Irse de la ciudad era tentador, dejar todo atrás y... escapar. Como siempre había hecho. Irse de la ciudad equivaldría a esconderse bajo tierra y mentirse así mismo, engañándose a creer que ahí nada había pasado. No, todo lo que estaba pasando era real y era hora de afrontarlo. Se quedó en silencio mientras le escuchaba y cuando le vio alejarse hacía la puerta, se acercó dudarlo y le sostuvo del brazo para detenerle, la cara le ardía, sentía un nudo como si se hubiese tragado una pelota de tenis en la garganta.
- No - Exclamó y sacudió la cabeza en una negativa - No voy a escapar - Afirmó, la voz le sonaba temblorosa, pero el agarre de su mano era fuerte - Me quedaré en Francia y... y... comenzaré de nuevo - De repente decirlo fue más fácil de lo que pensó y una determinación que no había sentido antes le llenó de repente ¿Era esa situación el impulso que necesitaba para cambiar las cosas en su vida?. Levantó la mirada y la mantuvo en las orbes amieladas del humano como infinitas veces había hecho en el pasado, se perdió en ellas unos segundos, se permitió el placer de recordar ese rostro y dibujarlo en su mente.
- Yo... quisiera que fuéramos amigos - Logró decir sin dejár de mirarle - Quiero que llegue el día en el que podamos sentarnos a contemplar la luna mientras tomamos café y hablamos de mil cosas sin importancia, quiero que llegue ese día en el que pueda mirarte sólo como un amigo, porque... eres importante, lo fuiste, lo eres y lo serás - Se dio cuenta que seguía sosteniéndole la mano y le soltó, desvió la mirada al suelo - Pero tienes razón... por ahora no estoy en capacidad de mirarte como a un amigo y es mejor... es mucho mejor que me mantenga alejado -
Tragó saliva y quiso esconderse en algún lado, meter la cabeza en la tierra como un avestruz, pero no lo hizo, siguió allí y volvió a mirarle, esta vez su voz sonó como una súplica.
- Prométeme que... esto no es un Adios... sólo un hasta luego temporal -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Entre libros de historia y lienzos manchados.
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