AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Encuentro [privado]
Recuerdo del primer mensaje :
Sentía el viento, el crujir de las ojas en el suelo. Aquel clima casi cálido hacía que mi pelaje se sintiese casi erizado, puesto que tras esa calidez se avecinaba alguna que otra brisa de aire gélido y aunque el sol pegase con fuerza hacía que mi piel canina se pusiese como las escarchas a cada brinco que daba en aquella carrera conmigo mismo que estaba corriendo en el bosque. Mi pelaje negro y marrón se veía reluciente, acababa de salir de un lago que acababa de atravesar y estaba mojado. Cuando me paré me sacudí un par de veces mojando el tronco del árbol que tenía más cercano.
En la boca llevaba un saco de tela lo solté dejándolo en el suelo y me volví a transformar a mi estado original de hombre, encontrándome desnudo. De aquel saco saqué algo de ropa que por desgracia, se había mojado un poco por atravesar aquel lago, pero el saco, había conseguido aislarla un poco. Me puse los pantalones de tela negros y una vieja camisa blanca que dejé desabrochada sin nada más debajo. Mi cabello oscuro estaba aun empapado y caían algunas gotas atravesando mi rostro.
Estaba seguro de que el padre Pierre no estaría preocupado, y aunque ya hacía unos meses que me fui del monasterio supongo que era algo que ya se esperaba. Y en el caso contrario, estaba convencido de que tenía plena confianza en mí y en la responsabilidad de mis actos. Pero me había hartado de rezar todas las mañanas y de acompañarle a las misas. Prefería servir a Dios a mi manera. Y al pensar aquello me llevé las manos a mi hombro derecho, donde tenía aquel tatuaje de la cruz que me hice al poco de llegar al monasterio.
Lo cierto es que lo de marcharme de allí cabilaba por mi cabeza desde hacía bastante tiempo, pero no lo había decidido hasta el momento en que vi a la señora Doipierre hablando con la señora Parmentiere. Aquella conversación... no podía permitir que mi presencia allí perjudicase al párroco. Del saco saqué unos viejos zapatos que me calcé para no hacerme daño en los pies, no era lo mismo correr sobre piedras en mi forma canina que en mi forma humana. De repente me quedé totalmente quieto y caminé junto al árbol que tenía próximo y que momentos antes había salpicado y comencé a olisquear el aire. Notaba el olor de alguien, y no estaba demasiado lejos. Quizás no fuese recomendable pero decidí sentarme junto aquel árbol, esperando para ver de quien se trataba.
Sentía el viento, el crujir de las ojas en el suelo. Aquel clima casi cálido hacía que mi pelaje se sintiese casi erizado, puesto que tras esa calidez se avecinaba alguna que otra brisa de aire gélido y aunque el sol pegase con fuerza hacía que mi piel canina se pusiese como las escarchas a cada brinco que daba en aquella carrera conmigo mismo que estaba corriendo en el bosque. Mi pelaje negro y marrón se veía reluciente, acababa de salir de un lago que acababa de atravesar y estaba mojado. Cuando me paré me sacudí un par de veces mojando el tronco del árbol que tenía más cercano.
En la boca llevaba un saco de tela lo solté dejándolo en el suelo y me volví a transformar a mi estado original de hombre, encontrándome desnudo. De aquel saco saqué algo de ropa que por desgracia, se había mojado un poco por atravesar aquel lago, pero el saco, había conseguido aislarla un poco. Me puse los pantalones de tela negros y una vieja camisa blanca que dejé desabrochada sin nada más debajo. Mi cabello oscuro estaba aun empapado y caían algunas gotas atravesando mi rostro.
Estaba seguro de que el padre Pierre no estaría preocupado, y aunque ya hacía unos meses que me fui del monasterio supongo que era algo que ya se esperaba. Y en el caso contrario, estaba convencido de que tenía plena confianza en mí y en la responsabilidad de mis actos. Pero me había hartado de rezar todas las mañanas y de acompañarle a las misas. Prefería servir a Dios a mi manera. Y al pensar aquello me llevé las manos a mi hombro derecho, donde tenía aquel tatuaje de la cruz que me hice al poco de llegar al monasterio.
Lo cierto es que lo de marcharme de allí cabilaba por mi cabeza desde hacía bastante tiempo, pero no lo había decidido hasta el momento en que vi a la señora Doipierre hablando con la señora Parmentiere. Aquella conversación... no podía permitir que mi presencia allí perjudicase al párroco. Del saco saqué unos viejos zapatos que me calcé para no hacerme daño en los pies, no era lo mismo correr sobre piedras en mi forma canina que en mi forma humana. De repente me quedé totalmente quieto y caminé junto al árbol que tenía próximo y que momentos antes había salpicado y comencé a olisquear el aire. Notaba el olor de alguien, y no estaba demasiado lejos. Quizás no fuese recomendable pero decidí sentarme junto aquel árbol, esperando para ver de quien se trataba.
Última edición por Maximilian W. Stuckbones el Miér Mayo 15, 2013 5:50 pm, editado 2 veces
Maximilian W. Stuckbones- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 10/05/2013
Re: Encuentro [privado]
Dagobert también se convirtió en humano, quedando él con su cuerpo desnudo delante mía, sin ningún tipo de pudor. Lo cierto es que tampoco me esperaba que lo tuviese, debido a que estaría acostumbrado si es que se ha criado con otros cambiaformas. Aquello era un tanto latoso y estaba convencido de que las misiones tendríamos que hacerlas desnudos para tener más facilidad a la hora de transformarnos, y aquello como alguien que no estaba acostumbrado... bueno, supongo que tendría que adaptarme.
Aquel chico de repente me paró cuando me estaba vistiendo, aquello me hizo arquear un tanto la ceja puesto que no entendía porque lo hacía, hasta que me lo dijo. Me invitó a darme un baño, y me ofreció ropa limpia. Lo cierto es que nunca nadie había sido tan generoso conmigo. Le miré un tanto desconfiado durante unos dos o tres segundos, pero acabé por sonreír levemente. - Muchas gracias... seguro que me vendrá bien no oler a perro mojado. - Dije muy agradecido.
Vi como marchaba hasta el armario y de este sacó la ropa que me iba a prestar. De este sacó una camisa negra y unos patalones y zapatos del mismo color. La ropa, parecía de primera calidad, y que yo pudiese recordar, jamás había llevado una ropa tan elegante y seguramente tan cara. Básicamente la ropa que tenía en mi saco cuando no la llevaba puesta era de la beneficencia que le había llegado al padre Pierre a la iglesia, y los zapatos los compré... bueno... los compré trabajando de cortesano para algún que otro borracho en algunos pueblos hasta llegar aquí a París.
Aquel trato cercano que parecía estar dándole el Rosenthal quedaba incluso familiar, era extraño encontrar a gente que fuese tan amable, y por lo general, sabía que cuando alguien era amable es que algo quería. Pero una parte de mí quería creer que esta academia sería como una gran familia. Cogí las ropas y me metí al cuarto de al lado, donde estaba llena una bañera. Rebosante de agua cálida.
Una vez dentro me quité los pantalones que me había vuelto a poner, y al meter mi frío cuerpo en aquella agua tan caliente, casi la noté quemar, pero la sensación era gratamente agradable. Sonreí levemente, disfrutando de aquel baño, pero sin alargarme puesto que no podía esperar para saber lo que podía explicarme aquel cambiaformas al que ahora tendría que llamar "jefe". Sumergí la cabeza en aquel agua y luego la saqué frotándome la cara.
Cuando terminé con aquel baño tomé una toalla de las que habían en el baño para secarme antes de comenzar a vestirme. Cuando comencé a ponerme aquella ropa noté que definitivamente era de buena calidad. Jamás había tocado una tela tan trabajada como aquella y estaba seguro de que algo así no lo habría podido pagar en la vida. Me miré en el espejo y por un momento vestido con aquella oscura ropa me sentí otra persona, apenas me reconocía sin llevar harapos encima. Intenté hacer algo con mi pelo, tirándolo hacia atrás aun mojado, pero esta vez sin nada de suciedad ni frío. Salí fuera del baño y le vi en la habitación. - Bueno, yo ya estoy. ¿Podemos hablar entonces? - Dije sonriendo levemente.
Aquel chico de repente me paró cuando me estaba vistiendo, aquello me hizo arquear un tanto la ceja puesto que no entendía porque lo hacía, hasta que me lo dijo. Me invitó a darme un baño, y me ofreció ropa limpia. Lo cierto es que nunca nadie había sido tan generoso conmigo. Le miré un tanto desconfiado durante unos dos o tres segundos, pero acabé por sonreír levemente. - Muchas gracias... seguro que me vendrá bien no oler a perro mojado. - Dije muy agradecido.
Vi como marchaba hasta el armario y de este sacó la ropa que me iba a prestar. De este sacó una camisa negra y unos patalones y zapatos del mismo color. La ropa, parecía de primera calidad, y que yo pudiese recordar, jamás había llevado una ropa tan elegante y seguramente tan cara. Básicamente la ropa que tenía en mi saco cuando no la llevaba puesta era de la beneficencia que le había llegado al padre Pierre a la iglesia, y los zapatos los compré... bueno... los compré trabajando de cortesano para algún que otro borracho en algunos pueblos hasta llegar aquí a París.
Aquel trato cercano que parecía estar dándole el Rosenthal quedaba incluso familiar, era extraño encontrar a gente que fuese tan amable, y por lo general, sabía que cuando alguien era amable es que algo quería. Pero una parte de mí quería creer que esta academia sería como una gran familia. Cogí las ropas y me metí al cuarto de al lado, donde estaba llena una bañera. Rebosante de agua cálida.
Una vez dentro me quité los pantalones que me había vuelto a poner, y al meter mi frío cuerpo en aquella agua tan caliente, casi la noté quemar, pero la sensación era gratamente agradable. Sonreí levemente, disfrutando de aquel baño, pero sin alargarme puesto que no podía esperar para saber lo que podía explicarme aquel cambiaformas al que ahora tendría que llamar "jefe". Sumergí la cabeza en aquel agua y luego la saqué frotándome la cara.
Cuando terminé con aquel baño tomé una toalla de las que habían en el baño para secarme antes de comenzar a vestirme. Cuando comencé a ponerme aquella ropa noté que definitivamente era de buena calidad. Jamás había tocado una tela tan trabajada como aquella y estaba seguro de que algo así no lo habría podido pagar en la vida. Me miré en el espejo y por un momento vestido con aquella oscura ropa me sentí otra persona, apenas me reconocía sin llevar harapos encima. Intenté hacer algo con mi pelo, tirándolo hacia atrás aun mojado, pero esta vez sin nada de suciedad ni frío. Salí fuera del baño y le vi en la habitación. - Bueno, yo ya estoy. ¿Podemos hablar entonces? - Dije sonriendo levemente.
Maximilian W. Stuckbones- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 10/05/2013
Re: Encuentro [privado]
Mientras el otro se bañaba aprovecho el tiempo restante para secarse un poco el cuerpo, lo bueno esque no estaba muy mojado por lo que pronto estuvo completamente seco. Dejó la toalla cerca del saco donde estaba la ropa sucia y se vistió con los mismos colores de la ropa de Maxi. Ese seria uno de los uniformes de la academia, pues era un colo que no llamaba la atención. Se puso los pantalones y la camisa abrochándola pero no metio la camisa por dentro del pantalón tan solo la dejo fuera mientras se ponía los zapatos. Se acercó al espejo para peinarse un poco para acabar colocando mejor los cuellos de la camisa y las mangas.
Fue entonces cuando tocaron la puerta y Dagobert fue a abrirla para dejar pasar a una de la sirvienta que traía un carrito con comida. La dejo cerca de una mesa que había en el cuarto para después recoger la ropa sucia y todo lo que se tenía que lavar para marcharse del cuarto. Lo bueno esque la habitación estaba dividida en una pequeña sala con sofá, chimenea y demás enseres, el baño y el cuarto. Colocó la mayoría de la comida del carrito en la mesa para que comiera algo Maxi.
Fue entonces cuando al poco tiempo salió el belga vestido y recién bañado hasta la sala mientras le indicaba que se dirigiera a la sala continua para cerrar las puertas correderas del cuarto y no pensara en nada raro. Hizo otro gesto con la mano para que tomara asiento delante de la mesa con alimentos pues podían hablar mientras el nuevo miembro de su ejército comía algo. Estaba muy interesado en hablar con él sobre el tema o no sabia si seria hablar de ese tema u de otros pero él estaría encantado de solucionar las cuestiones que le preguntara el otro cambiaformas. Se sentó en su sillón mientras posaba sus brazos en el posabrazos de este mirando tranquilamente a Maxi.
-Bueno, ahora podemos hablar, pero come, hay todo lo que quieras en la mesa-dice mientras él se servía un zumo de naranja natural en un vaso para volver a su posición inicial sentado con el vaso en la mano. Bebió un sorbo de zumo para mirarle esperando saber con algo de intriga que es lo que le rondaba por la cabeza al belga.-por cierto, aquí de momento solo estoy trabajando yo, no es una base ni nada parecido-aclaro antes de que siguiera hablando Maximilian
Fue entonces cuando tocaron la puerta y Dagobert fue a abrirla para dejar pasar a una de la sirvienta que traía un carrito con comida. La dejo cerca de una mesa que había en el cuarto para después recoger la ropa sucia y todo lo que se tenía que lavar para marcharse del cuarto. Lo bueno esque la habitación estaba dividida en una pequeña sala con sofá, chimenea y demás enseres, el baño y el cuarto. Colocó la mayoría de la comida del carrito en la mesa para que comiera algo Maxi.
Fue entonces cuando al poco tiempo salió el belga vestido y recién bañado hasta la sala mientras le indicaba que se dirigiera a la sala continua para cerrar las puertas correderas del cuarto y no pensara en nada raro. Hizo otro gesto con la mano para que tomara asiento delante de la mesa con alimentos pues podían hablar mientras el nuevo miembro de su ejército comía algo. Estaba muy interesado en hablar con él sobre el tema o no sabia si seria hablar de ese tema u de otros pero él estaría encantado de solucionar las cuestiones que le preguntara el otro cambiaformas. Se sentó en su sillón mientras posaba sus brazos en el posabrazos de este mirando tranquilamente a Maxi.
-Bueno, ahora podemos hablar, pero come, hay todo lo que quieras en la mesa-dice mientras él se servía un zumo de naranja natural en un vaso para volver a su posición inicial sentado con el vaso en la mano. Bebió un sorbo de zumo para mirarle esperando saber con algo de intriga que es lo que le rondaba por la cabeza al belga.-por cierto, aquí de momento solo estoy trabajando yo, no es una base ni nada parecido-aclaro antes de que siguiera hablando Maximilian
Dagobert Rosenthal- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 30/03/2013
Re: Encuentro [privado]
Al salir del baño le vi vestido con una ropa idéntica a la mía. Lo cierto es que tampoco me sorprendió aquello, porque las prendas que llevaba yo puestas eran de el y no era de extrañar que fuese toda mas o menos parecida. O quizás puede que fuere una especie de uniforme, ya que dijo que regentaba una academia militar. Academia Rosenthal creía recordar.
La habitación además de un baño tenía una pequeña sala extra, que parecía hacer el papel de pequeño salón o comedor, la verdad es que aquella cabaña se veía increíblemente bien equipada y se veía claramente que aquel chico era una persona con mucho dinero y poder. Aunque la verdad es que no era de eso de lo que quería hablar.
El Rosenthal le ofreció sentarse en una mesa en la que habían diversos manjares y aunque logró disimularlo a la perfección, la boca se le había hecho agua, porque llevaba dos días desde que salió del pueblo vecino, que no había comido nada. No había tenido demasiada suerte con la caza aquellos días y no tenía ningún lugar para comprar un mendrugo de pan hasta que llegase a París. Pero decidió sentarse sin tocar la comida hasta que el otro se lo dijo, para no ser grosero.
Dagobert se sirvió una copa de zumo de naranja y se quedo mirándole instandole a que comiese de aquellos platos. En respuesta a eso cogió un mendrugo de pan blanco, y le dio un bocado, masticando con calma, y aunque el hambre hiciese que tuviese ganas de comer rápidamente y olvidando los modales, fue consciente de donde estaba, y consiguió contenerse, que era algo que realmente jamás le había importado los más mínimo.
Mojo aquel pan en la taza de sopa que tenía en frente llevándoselo luego a la boca, y este le aclaro que en aquel lugar solamente trabajaba él, y en el fondo le sorprendió que todo aquello se dispusiera para una sola persona, pero no dijo nada al respecto. - ¿Cuantos más hay como nosotros? - se atrevió a preguntar entonces el belga, esperando la respuesta de su anfitrión. - Quiero decir, esta claro que no somos los únicos, pero... ¿Somos muchos? ¿Que tipo de transformaciones hay? - Preguntó Max un tanto curioso por saber.
La habitación además de un baño tenía una pequeña sala extra, que parecía hacer el papel de pequeño salón o comedor, la verdad es que aquella cabaña se veía increíblemente bien equipada y se veía claramente que aquel chico era una persona con mucho dinero y poder. Aunque la verdad es que no era de eso de lo que quería hablar.
El Rosenthal le ofreció sentarse en una mesa en la que habían diversos manjares y aunque logró disimularlo a la perfección, la boca se le había hecho agua, porque llevaba dos días desde que salió del pueblo vecino, que no había comido nada. No había tenido demasiada suerte con la caza aquellos días y no tenía ningún lugar para comprar un mendrugo de pan hasta que llegase a París. Pero decidió sentarse sin tocar la comida hasta que el otro se lo dijo, para no ser grosero.
Dagobert se sirvió una copa de zumo de naranja y se quedo mirándole instandole a que comiese de aquellos platos. En respuesta a eso cogió un mendrugo de pan blanco, y le dio un bocado, masticando con calma, y aunque el hambre hiciese que tuviese ganas de comer rápidamente y olvidando los modales, fue consciente de donde estaba, y consiguió contenerse, que era algo que realmente jamás le había importado los más mínimo.
Mojo aquel pan en la taza de sopa que tenía en frente llevándoselo luego a la boca, y este le aclaro que en aquel lugar solamente trabajaba él, y en el fondo le sorprendió que todo aquello se dispusiera para una sola persona, pero no dijo nada al respecto. - ¿Cuantos más hay como nosotros? - se atrevió a preguntar entonces el belga, esperando la respuesta de su anfitrión. - Quiero decir, esta claro que no somos los únicos, pero... ¿Somos muchos? ¿Que tipo de transformaciones hay? - Preguntó Max un tanto curioso por saber.
Maximilian W. Stuckbones- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 10/05/2013
Re: Encuentro [privado]
Escuchó tranquilamente la pregunta de Maxi mientras tomaba un pequeo para acompañar el zumo de naranja natural que había tomado hacia un momento. Escuchó la pregunta la que a él le parecía algo un poco tonta dado que él estaba acomstumbrado a vivir con cambiaformas, osea gente de su raza, con los que solamente se solía relacionar el alemán. Aunque bueno los humanos eran necesarios para que contrataran a sus queridos cambiaformas para trabajos.
No sabía por que pregunta comenzar a contestarle pero la gran curiosidad del otro canino le gustaba y parecía bastante formal a la vez. El silencio reinó en la sala un momento mientras Dagobert le veía comer con mucha hambre pero intentaba controlar su hambre intentando comer algo mas despacio. Al Rosenthal le daba completamente igual como comiera, lo justo era que saciara su hambre sin más.
-Bueno verás, cambiaformas somos muchos, digamos que es un don que se nos confire ser cambiaformas, nuestras almas estan vinculadas con algun animal y esto ha sido asi desde el principio de los tiempos, aunque yo he tenido muchas teorías sobre nuestra raza-dexplicó haciendo una pausa para tomar un poco de zumo notando como bajaba la fresca bebida por el gaznate.
-Nosotros somos de tipo canino, osea de la familia de los perros...pero les hay felinos, aves, tambien les hay que pueden ser plantigrados, osea osos, monos.... puedes encontrarte todo animal existente en un cambiaformas-dijo Dago de forma tranquila mientras miraba a Maxi esperando más preguntas.-Tambien me gustaria saber tus apellidos si no le importa-le dijo mirando fijamente con sus ojos grises a Maxi esperando que este le contestara.
No sabía por que pregunta comenzar a contestarle pero la gran curiosidad del otro canino le gustaba y parecía bastante formal a la vez. El silencio reinó en la sala un momento mientras Dagobert le veía comer con mucha hambre pero intentaba controlar su hambre intentando comer algo mas despacio. Al Rosenthal le daba completamente igual como comiera, lo justo era que saciara su hambre sin más.
-Bueno verás, cambiaformas somos muchos, digamos que es un don que se nos confire ser cambiaformas, nuestras almas estan vinculadas con algun animal y esto ha sido asi desde el principio de los tiempos, aunque yo he tenido muchas teorías sobre nuestra raza-dexplicó haciendo una pausa para tomar un poco de zumo notando como bajaba la fresca bebida por el gaznate.
-Nosotros somos de tipo canino, osea de la familia de los perros...pero les hay felinos, aves, tambien les hay que pueden ser plantigrados, osea osos, monos.... puedes encontrarte todo animal existente en un cambiaformas-dijo Dago de forma tranquila mientras miraba a Maxi esperando más preguntas.-Tambien me gustaria saber tus apellidos si no le importa-le dijo mirando fijamente con sus ojos grises a Maxi esperando que este le contestara.
Dagobert Rosenthal- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 30/03/2013
Re: Encuentro [privado]
Aquella comida, poco a poco iba saciando mi estómago. El hambre que pasé ambos días comenzaba a menguar a medida que ingería aquellos alimentos. Agradecería al Rosenthal aquello que hacía por mí, durante mucho tiempo. Seguramente durante toda mi vida. Pero también había un pequeño atisbo de desconfianza, debido a que le acababa de conocer, pero ese sentimiento cada vez se hacía menguaba a más velocidad, y ya estaba a punto de desaparecer. Si no podía confiar en los de mi propia raza, ¿En quién sino? Así que preferí dejar de hacer mis pequeñas ensoñaciones y calentamientos de cabeza, y simplemente dejarme llevar por lo que me dijese Dagobert.
Me comentó que había muchísimos cambiaformas por el mundo. Dijo que cada cambiaformas tiene su alma vinculada al de un animal. Y lo cierto es que lo que decía tenía bastante lógica. El hecho de poder comunicarme con el resto de animales siempre me hizo pensar en aquello. Mencionó que él mismo tenía ciertas teorías acerca de nuestra raza. Y aquello consiguió avivar mi curiosidad. - ¿Qué clase de teorías? - Pregunté seguidamente, lo cierto es que me llamaba mucho la atención lo que tuviese que decirme aquel hombre.
De vez en cuando le daba un trago a su bebida y yo aprovechaba esos momentos para seguir comiendo dándole un trago al cacito con agua que había en la mesa, para intentar bajar un poco la comida que se me había quedado en la garganta. En esos parones de charla se creaba un silencio, en que lo único que se escuchaba era el sonar de la cuchara sobre la taza de sopa.
Me dijo los tipos de cambiaformas que había, aunque estaba seguro de que quedaba alguno que otro que se le habría olvidado, aunque terminó diciendo que se podían encontrar de todo tipo de animal existente. Lo cierto es que no acababa de entender porqué no se podía cambiar del grupo de animales en que te transformas. Me dijo que quería saber mi nombre completo. Lo cierto es que, pensándolo bien, era lo más justo. Callé un momento antes de responder. - Mi nombre completo es Maximilian Wolfgang Stuckbones. Aunque no me gusta mencionar mi apellido. Me recuerda a mi padre. - Dije seguidamente.
Me comentó que había muchísimos cambiaformas por el mundo. Dijo que cada cambiaformas tiene su alma vinculada al de un animal. Y lo cierto es que lo que decía tenía bastante lógica. El hecho de poder comunicarme con el resto de animales siempre me hizo pensar en aquello. Mencionó que él mismo tenía ciertas teorías acerca de nuestra raza. Y aquello consiguió avivar mi curiosidad. - ¿Qué clase de teorías? - Pregunté seguidamente, lo cierto es que me llamaba mucho la atención lo que tuviese que decirme aquel hombre.
De vez en cuando le daba un trago a su bebida y yo aprovechaba esos momentos para seguir comiendo dándole un trago al cacito con agua que había en la mesa, para intentar bajar un poco la comida que se me había quedado en la garganta. En esos parones de charla se creaba un silencio, en que lo único que se escuchaba era el sonar de la cuchara sobre la taza de sopa.
Me dijo los tipos de cambiaformas que había, aunque estaba seguro de que quedaba alguno que otro que se le habría olvidado, aunque terminó diciendo que se podían encontrar de todo tipo de animal existente. Lo cierto es que no acababa de entender porqué no se podía cambiar del grupo de animales en que te transformas. Me dijo que quería saber mi nombre completo. Lo cierto es que, pensándolo bien, era lo más justo. Callé un momento antes de responder. - Mi nombre completo es Maximilian Wolfgang Stuckbones. Aunque no me gusta mencionar mi apellido. Me recuerda a mi padre. - Dije seguidamente.
Maximilian W. Stuckbones- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/05/2013
Re: Encuentro [privado]
Ahora le llamó la atención cuando escuchó aquello de Maxi, algo relacionado con su padre cosa que hizo que frunciera sus labios al escuchar aquello. Algo parecido le había pasado a él con su padre, era una persona demasiado rigurosa y disciplinaria, tanto que ahora Dagobert era como él de disciplinario pero no tan duro. Parte del aprendizaje de los Rosenthal se basaba en castigos físicos, algo con lo que no estaba de acuerdo Dagobert pero que sufrió igual que toda la estirpe familiar de los Rosenthal. Aunque él aquello del castigo físico no le gusta para nada, aunque si era necesario recurría a él pero lo intentaba evitar. Por suerte las cicatrices que tenía en la espalda desaparecieron con el paso del tiempo sin dejar mayor rastro en su musculosa y castigada espalda.
Tenia un apellido bonito y a la vez real, quizás que seria uno de sus subordinados en el ejercito pudiera dejar atrás la clase baja para ser alguien de clase media y alta y hacer de su apellido,un apellido de honor y quizás gloria. Pero bueno eso seria ya poco a poco y tendría que ver como avanzaba en su organización. Ahora también debería explicarle las teoría, aunque quizás fueran cosas muy filosóficas o demasiado raritas que haría a Maxi tomar por loco a Dagobert pero eso le daba algo igual.
-veras, yo creo que existimos desde el principio de los tiempos, es más yo creo que todos los humanos eran antes cambiaformas, cada humano estaba conectado con su alma o lado animal, como los Indios americanos....pero que poco a poco, mucho de los humanos que estaban conectados con su lado animal lo rechazaron hasta ser tan solo humanos simples....-Dijo levantándose y andando por la sala de un lado otro con paso tranquilo mientras hablaba con todo eso mirando pensativo el suelo.
Levantó la mirada un momento para ver a Maximilian mientras le sonreía algo divertido para ver la reacción que hacia su teoría en el belga. Poso sus manos en el respaldo del sofa de enfrente mientras le miraba con una media sonrisa de complice pero a la vez que trasnmitia confianza-me llamaras loco o pirado pero bueno, por cierto, precioso nombre y apellidos, Maximilian Wolfgang Stuckbones y nunca renuncies a tus origenes, pues tus apellidos puedes llegar a ser grandes-comento serio mirandole desde allí apoyado.
Tenia un apellido bonito y a la vez real, quizás que seria uno de sus subordinados en el ejercito pudiera dejar atrás la clase baja para ser alguien de clase media y alta y hacer de su apellido,un apellido de honor y quizás gloria. Pero bueno eso seria ya poco a poco y tendría que ver como avanzaba en su organización. Ahora también debería explicarle las teoría, aunque quizás fueran cosas muy filosóficas o demasiado raritas que haría a Maxi tomar por loco a Dagobert pero eso le daba algo igual.
-veras, yo creo que existimos desde el principio de los tiempos, es más yo creo que todos los humanos eran antes cambiaformas, cada humano estaba conectado con su alma o lado animal, como los Indios americanos....pero que poco a poco, mucho de los humanos que estaban conectados con su lado animal lo rechazaron hasta ser tan solo humanos simples....-Dijo levantándose y andando por la sala de un lado otro con paso tranquilo mientras hablaba con todo eso mirando pensativo el suelo.
Levantó la mirada un momento para ver a Maximilian mientras le sonreía algo divertido para ver la reacción que hacia su teoría en el belga. Poso sus manos en el respaldo del sofa de enfrente mientras le miraba con una media sonrisa de complice pero a la vez que trasnmitia confianza-me llamaras loco o pirado pero bueno, por cierto, precioso nombre y apellidos, Maximilian Wolfgang Stuckbones y nunca renuncies a tus origenes, pues tus apellidos puedes llegar a ser grandes-comento serio mirandole desde allí apoyado.
Dagobert Rosenthal- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 30/03/2013
Re: Encuentro [privado]
Lo cierto es que al hablar con Dagobert tenía una sensación extraña, más que nada porque era mi jefe, pero, al hablar con él tenía la sensación de estar hablando con un amigo, o algo que se le pareciese, porque la verdad es que ya no recordaba demasiado como era aquello de la amistad. Nunca fui una persona sociable, ni siquiera una persona educada. Solía ser bastante grosero, algo burlón y no solía medir las palabras. Pero por alguna extraña razón, en este caso le salía más natural el contenerse antes de decir las cosas a lo loco, sin reparar en lo que pudiese soltar por la boca.
Miraba con atención los gestos del otro cambiaformas, fijándose bien en cada uno de ellos. Lo cierto es que parecía escuchar con atención. Incluso parecía que analizaba cada una de las palabras cuando hablaba, con gestos y fruncimientos. La verdad es que era incluso entretenido el imaginar que estaría pensando, y se preguntaba que imagen tendría de mi cuando viese mi actitud original, la que no le salía al hablar con él, pero que seguramente no podría contener con otro tipo de gente.
Escuchó la teoría que tenía y lo cierto es que no era tan ilógica, me quedé un momento pensando en aquello que dijo y una voz de mujer rebotó en ese momento por mi cabeza, como si de un asqueroso y perturbador eco se tratase "Monstruo" era la palabra que rebotaba de un lado a otro y mi rostro se quedó prácticamente impasible y libre de absolutamente ningún gesto. Incluso noté mi frente tensarse al recordar aquello. Respiré hondo y preferí no comentar nada de aquello, solamente sonreí levemente y levanté mi copa - Una teoría muy elaborada. - Dije solamente ante aquello.
Este se levantó y comenzó a andar por aquella sala mientras que yo le miraba durante aquella conversación. Le di un último bocado al mendrugo de pan y me levanté, porque como había dicho en el bosque, no me gustaba estar a una altura inferior del que me hablaba, y aunque este se hubiese convertido en mi jefe, me puse de pie de todas formas, por simple comodidad, porque no estaba acostumbrado todavía a ese tipo de sumisión.
Me dijo que le gustaba mi nombre, lo repitió y aquellas palabras me chirriaron en los oídos, lo cierto es que aquello que me dijo, no me interesaba lo más mínimo. Hace muchisimos años que había dejado de soñar con formar parte de una clase superior, y una prueba de aquello era la falta de modales en mi vocabulario. No escondería jamás que no tengo dinero, porque me parecía todavía más patético el no tenerlo y hacer aparentar que sí. Y cuando me dijo que mi apellido podría hacerse grande bajé la cabeza en una leve sonrisa, bastante tétrica quizás, pero es que varios recuerdos amargos se venían a mi mente en aquellos momentos. - No... no le concederé el honor a ese hijo de puta... prefiero que me llamen Max. - Dije ahora mucho más tranquilo y cambiando el tipo de sonrisa que le dediqué esta vez a mi nuevo jefe.
Miraba con atención los gestos del otro cambiaformas, fijándose bien en cada uno de ellos. Lo cierto es que parecía escuchar con atención. Incluso parecía que analizaba cada una de las palabras cuando hablaba, con gestos y fruncimientos. La verdad es que era incluso entretenido el imaginar que estaría pensando, y se preguntaba que imagen tendría de mi cuando viese mi actitud original, la que no le salía al hablar con él, pero que seguramente no podría contener con otro tipo de gente.
Escuchó la teoría que tenía y lo cierto es que no era tan ilógica, me quedé un momento pensando en aquello que dijo y una voz de mujer rebotó en ese momento por mi cabeza, como si de un asqueroso y perturbador eco se tratase "Monstruo" era la palabra que rebotaba de un lado a otro y mi rostro se quedó prácticamente impasible y libre de absolutamente ningún gesto. Incluso noté mi frente tensarse al recordar aquello. Respiré hondo y preferí no comentar nada de aquello, solamente sonreí levemente y levanté mi copa - Una teoría muy elaborada. - Dije solamente ante aquello.
Este se levantó y comenzó a andar por aquella sala mientras que yo le miraba durante aquella conversación. Le di un último bocado al mendrugo de pan y me levanté, porque como había dicho en el bosque, no me gustaba estar a una altura inferior del que me hablaba, y aunque este se hubiese convertido en mi jefe, me puse de pie de todas formas, por simple comodidad, porque no estaba acostumbrado todavía a ese tipo de sumisión.
Me dijo que le gustaba mi nombre, lo repitió y aquellas palabras me chirriaron en los oídos, lo cierto es que aquello que me dijo, no me interesaba lo más mínimo. Hace muchisimos años que había dejado de soñar con formar parte de una clase superior, y una prueba de aquello era la falta de modales en mi vocabulario. No escondería jamás que no tengo dinero, porque me parecía todavía más patético el no tenerlo y hacer aparentar que sí. Y cuando me dijo que mi apellido podría hacerse grande bajé la cabeza en una leve sonrisa, bastante tétrica quizás, pero es que varios recuerdos amargos se venían a mi mente en aquellos momentos. - No... no le concederé el honor a ese hijo de puta... prefiero que me llamen Max. - Dije ahora mucho más tranquilo y cambiando el tipo de sonrisa que le dediqué esta vez a mi nuevo jefe.
Maximilian W. Stuckbones- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 10/05/2013
Re: Encuentro [privado]
Se pudo percatar enseguida que a Maxi no le gustaba parece de menor rango o no estar a la altura de los demás, sobretodo cuando este se levantó mientras el alemán caminaba por el pequeño salón. No pensaba que reaccionaría así, él tan solo se había levantando para estirar las piernas no pensaba que eso molestaría al otro, pero aquello le gustaba. Tenía carácter y sabía que en cuanto alguien le tocara las narices podría actuar sin miramientos y aunque pensaba Maxi que no estaba hecho para esta vida era la persona mas apropiada para ser miembro del ejercito, el carácter era lo que caracterizaba,valga la redundancia, a un militar.
Lo suyo no era más que teorías y mas teorías sacadas de muchas noches de aburrimiento, mientras se pasaba algún que otro día en un burdel para desfogarse o mientras realizaba alguna que otra misión. No obstante había investigado en las diferentes bibliotecas junto a los cuentos que su familia le contaba sobre los cambiaformas. Todo aquello le hizo conformar aquella teoría que planteaba en la cabeza y que muchos la podrían tomar por estúpida, aunque claro esta, no se la contaba a cualquiera y menos si no era alguien de su raza.
-Bueno, creo que lo mejor será que te deje descansar, a no ser que necesites algo más-comento mientras se acercaba a Maximilian con las manos en los bolsillos de su pantalón oscuro. Pues notaba que no le gustaba mucho hablar y que quizás hubiera metido la pata cuando empezó a hablar del tema del padre de Maxi. Y no sabía muy bien como cambiar de tema del todo después de haber metido la pata.
El la verdad que no estaba muy orgulloso de su padre, mejor dicho, no estaba muy orgulloso de los métodos de enseñanza-aprendizaje que tenía su padre. El tatuaje que tenía era costumbre de su familia los Rosenthal cuando alcazaba la mayoría de edad y su instrucción militar había acabado de forma satisfactoria. Aunque en el caso de Dagobert acabo demasiado satisfactoriamente siendo el primero de su promoción. Pero eso de estar días en el bosque sin comer,latigazos en la espalda y alguno que otro castigo físico o psicológico, era lo que había soportado el cambiaformas canino durante su instrucción y su infancia.
Lo suyo no era más que teorías y mas teorías sacadas de muchas noches de aburrimiento, mientras se pasaba algún que otro día en un burdel para desfogarse o mientras realizaba alguna que otra misión. No obstante había investigado en las diferentes bibliotecas junto a los cuentos que su familia le contaba sobre los cambiaformas. Todo aquello le hizo conformar aquella teoría que planteaba en la cabeza y que muchos la podrían tomar por estúpida, aunque claro esta, no se la contaba a cualquiera y menos si no era alguien de su raza.
-Bueno, creo que lo mejor será que te deje descansar, a no ser que necesites algo más-comento mientras se acercaba a Maximilian con las manos en los bolsillos de su pantalón oscuro. Pues notaba que no le gustaba mucho hablar y que quizás hubiera metido la pata cuando empezó a hablar del tema del padre de Maxi. Y no sabía muy bien como cambiar de tema del todo después de haber metido la pata.
El la verdad que no estaba muy orgulloso de su padre, mejor dicho, no estaba muy orgulloso de los métodos de enseñanza-aprendizaje que tenía su padre. El tatuaje que tenía era costumbre de su familia los Rosenthal cuando alcazaba la mayoría de edad y su instrucción militar había acabado de forma satisfactoria. Aunque en el caso de Dagobert acabo demasiado satisfactoriamente siendo el primero de su promoción. Pero eso de estar días en el bosque sin comer,latigazos en la espalda y alguno que otro castigo físico o psicológico, era lo que había soportado el cambiaformas canino durante su instrucción y su infancia.
Dagobert Rosenthal- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 30/03/2013
Re: Encuentro [privado]
El hombre pareció sorprenderse del momento en el que me levanté, y lo cierto es que tampoco creía que fuese algo que debiese llamar demasiado la atención a alguien con su poder económico. Realmente sabía perfectamente cual era mi posición y sabía a la perfección que ahí no era más que un invitado y que no tenía absolutamente ningún derecho a nada, puesto que tampoco era quien para hablar de manera un tanto más grosera a Dagobert, que desde el día de hoy era mi superior, pero, seguía sin gustarme mirar a la gente desde abajo, por muy superior mio que fuese.
Si uno se paraba a analizar las teorías de Dagobert, tenían un tanto de lógica, aunque yo tampoco era una persona demasiado erudita, además de que nunca había estudiado más que el saber leer y escribir cuando me enseñó mi madre. Así que tampoco se podía decir que tenía los suficientes conocimientos de historia para saber como eran los antepasados y ancestros. Pero sí que había viajado mucho y había visto la manera de comportarse con la naturaleza y con los animales en diferentes países y lo cierto es que eso me hacía tener una visión un tanto clara de lo que podría o no podría ser cierto.
Me quedé mirándole cuando me dijo que lo mejor sería que me dejase descansar, y lo cierto es que yo no estaba demasiado cansado, tenía energía para aguantar un buen rato todavía. Pero parecía que el otro se sentía un tanto incómodo. Quizás había sido un tanto brusco al hablar de esa manera cuando comentó a mi padre. Pero es que realmente no no quería saber absolutamente nada de ellos. - Disculpa si te he ofendido. - Dije un poco apartando la vista, me costaba bastante el pedir disculpas, puesto que llevaba varios años sin hacerlo, pero supuse que este caso era diferente.
El tío parecía quedarse un tanto en silencio, como pensativo y se acercó a mí, con las manos dentro de los bolsillos, mirándome fijamente y yo le devolví esa mirada, fijándola directamente en los ojos. Y me preguntó si necesitaba alguna cosa más. - Estoy en deuda contigo. No tengo derecho a pedir cosas que necesite o deje de necesitar. - Dije tranquilamente, pero de una manera quizás un tanto fría al pensar que era cierto, estaba en deuda con él.
Si uno se paraba a analizar las teorías de Dagobert, tenían un tanto de lógica, aunque yo tampoco era una persona demasiado erudita, además de que nunca había estudiado más que el saber leer y escribir cuando me enseñó mi madre. Así que tampoco se podía decir que tenía los suficientes conocimientos de historia para saber como eran los antepasados y ancestros. Pero sí que había viajado mucho y había visto la manera de comportarse con la naturaleza y con los animales en diferentes países y lo cierto es que eso me hacía tener una visión un tanto clara de lo que podría o no podría ser cierto.
Me quedé mirándole cuando me dijo que lo mejor sería que me dejase descansar, y lo cierto es que yo no estaba demasiado cansado, tenía energía para aguantar un buen rato todavía. Pero parecía que el otro se sentía un tanto incómodo. Quizás había sido un tanto brusco al hablar de esa manera cuando comentó a mi padre. Pero es que realmente no no quería saber absolutamente nada de ellos. - Disculpa si te he ofendido. - Dije un poco apartando la vista, me costaba bastante el pedir disculpas, puesto que llevaba varios años sin hacerlo, pero supuse que este caso era diferente.
El tío parecía quedarse un tanto en silencio, como pensativo y se acercó a mí, con las manos dentro de los bolsillos, mirándome fijamente y yo le devolví esa mirada, fijándola directamente en los ojos. Y me preguntó si necesitaba alguna cosa más. - Estoy en deuda contigo. No tengo derecho a pedir cosas que necesite o deje de necesitar. - Dije tranquilamente, pero de una manera quizás un tanto fría al pensar que era cierto, estaba en deuda con él.
Maximilian W. Stuckbones- Cambiante Clase Baja
- Mensajes : 82
Fecha de inscripción : 10/05/2013
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