Maybe this time [Alexia]

por **Alexis VanVollehoven** Miér Mayo 22, 2013 1:52 pm

Ahí estaba de nuevo, con las posibilidades acortándose. Quedaban solo unos cuántos días, si en ellos no recibía respuesta de quien invocaba, habría fallado rotundamente. Se movió como si aquello fuese un asunto ensayado. Y después de más de veinte días casi lo era. Como lo que era, empezó a colocar todo lo necesario. Aquel ritual... si fallaba sus posibilidades se irían acortando. Las opciones eran dos: hacer funcionar algún hechizo que le proporcionara lo que quería o bien, rendirse y dejar las cosas pasar. De hecho, no había nada que pudiese hacer ya, lo único que buscaba con todo era saber qué había pasado. ¿Que si le había dolido? Lo había sentido y eos le hizo sentirse abatido. Ir a esa casa, era porque ahí había estado su maestro Kendal los últimos meses. Si, podría haber invocado su espíritu, pero no quería hacerlo.

Como todos los días anteriores colocó la placa metálica, ya había escrito los nombres en los extremos. Cuarenta y ocho noches, se dijo a si mismo de nuevo. Cuarenta y ocho oportunidades de que funcionara. No iba a perder la esperanza así en todos los que llevaba no hubiese visto ningún indicio. Podía ser que quien esperaba apareciese justo el último día.

Observó la placa sobre el lienzo, asegurándose que todo estaba en su lugar, antes de ir de nuevo a aquella misma ventana viendo la luna a través de ella -¡Oh, rey eterno y universal! tu que dominas sobre todas las cosas y eres sabedor de todos los misterios, dígnate concederme el don de la mirada que todo lo ve y haz que se digne el ángel Azrael aparecérseme en este espejo - tomando los perfumes, dejando caer sobre los carbones que ya tenía encendidos, la primera frase salió de sus labios con un tono a estas alturas bastante tranquilo, todo memorizado por los días que iban pasando, como si conociera aquello desde tiempo antes, cuando lo cierto es que solo la repetición le hacía parecer lleno de confianza y diestro ante aquello -En este, por este y con este espejo, pienso y deseo ser sabio, por la voluntad suprema, y por la intermediación del ángel de luz Azrael - Repitió las tres veces necesarias.

Acercó el espejo a su rostro, soplando en él -Ven Azrael, y complácete en hacerme compañía, en el nombre del que todo puede y lo ordena con sabiduría infinita-Una pausa de un par de segundos antes de seguir con aquello -Ven Azrael, en el nombre del sacratísimo de Jalma... Ven en mi nombre a este espejo y con amor, alegría y paz, muéstrame las cosas que permanecen ocultas a mis ojos - Ya llevaba pensando que tal vez debía rendirse, pero como podía ser necio, no lo había hecho. Quería conocer las razones de lo que había sucedido en esa casa... Las razones por las cuales la persona en la que confiaba le había sido arrebatada.

Levantó la mirada al cielo, tal como se indicaba debía hacerse -¡Oh, Espíritu Supremo, que pones en concertado movimiento todas las cosas. Oye mis votos, seáte agradable mi deseo! Ordena a Azrael que comparezca en este espejo y llenará de satisfacción a este, tu siervo, que te bendice a Ti que reinas excelsamente por todos los siglos! ... Amén... - Puso la mano izquierda sobre el espejo y extendió la derecha hacia el firmamento.

Eso era todo. Sus ojos observaron a su alrededor. Un escenario lúgubre, sonrió de medio lado, pensando que si la inquisicón le encontraba aquello habría dado más que pruebas suficientes. Pero desde que la casa había caído, no había observado ninguna clase de actividad cerca. Aunque estaba eguro que alguien iba de visita, poco a poco, podía notar que alguien buscaba volver a dejar ese lugar habitable. En las noches que levaba yendo, notaba que estaban recostruyéndola, lentamente, una sola persona tal vez. Aún así, los escombros aún permanecían en la mayoría de las habitaciones. Se había dado el tiempo de ir a revisar. Pensó que tal vez habrían notado los rastros de lo que estaba haciendo ahí, pero no se habían molestado en mover esa específica habitación. Como si le hubiesen tenido consideración. Dudaba que esa fuese la causa.

Esta vez, diferente a noches anteriores, llevaba una única arma, una daga que un conocido le había dado. No tenía nada especial, era un diseño simple y sobrio. No quería verse envuelto en algo de nuevo y no tener siquiera la mínima posibilidad de defenderse. Claro, no era su única arma, pero a veces no tienes oportunidad de lanzar hechizos como si fuesen nada.

Se dijo que echaría un vistazo por los pasillos antes de que pasase demasiado tiempo. Volvería a casa y se olvidaría de todo hasta la noche siguiente, para volver ahí y repetir el mismo proceso. No era que no quisiera contarle a las personas que conocía sobre lo que quería lograr, pero probablemente cualquiera con un sentido de raciocinio, le dijese que lo único que podía hacer era aceptar las cosas. Su maestro había muerto, no le servía de nada conocer las razones de porque sucedió o cómo fue... pero el hecho es que quería saberlo, una inquietud que no podía detener hasta tener ese conocimiento. Como si con eso, lo que sentía fuese a disminuir de alguna forma, era la incertidumbre la que quería borrar y dejar pasar.

Se puso a rebuscar entre algunas cosas, solo por curiosidad y porque la verdad no podía quedarse quieto dentro de ese lugar. Sin darse cuenta empezó a tararear una melodía que conocía. Desde que tenía memoria la recordaba, pero no sabía a quien se la había escuchado. Estaba seguro que había sido cuando era niño y simplemente se le había grabado en la mente.

por **Alexia Voltaire** Lun Mayo 27, 2013 4:03 am

A causa del otoño ya empezaba a soplar el viento frío en París y aquel día, como todos, a las cuatro, Alexia se había cubierto como mejor podía y había salido hacia el mercado a recoger lo que la gente dejaba caer a su paso a causa de las bolsas endebles o de los comerciantes que descuidados dejaban rodar un par de cosas al piso. Por supuesto no era la única, varios de los de su clase salían a esa hora, en la cuál todos se disponían a recoger sus puestos y a marcharse más temprano que en primavera y verano en donde el calor les permitía permanecer en sus negocios más tiempo y el sol se escondía lento tras caer la noche.

El suelo por el que andaban agazapados era el campo de batalla de los menesterosos que se empujaban por alcanzar algún tomate, alguna fruta o cualquier verdura que pudiera rodar hasta ellos; lo gracioso, es que la mayoría eran niños y Alexia aprovechaba su delgada complexión para colarse y luego salir huyendo con su botín para la cena. Muchas veces era perseguida por los pequeños, pero la muchacha sólo reía y seguía corriendo hasta perderlos del todo y, una que otra vez, se daba la vuelta para enseñarles la lengua en un gesto burlón, pero siempre continuaba corriendo.

La joven bruja siempre corría. Corrió de su ciudad natal donde la consideraban loca, corrió de su "tutor" que se negaba a darle su herencia por sus problemas para distinguir -según él- la realidad, corría de la pobreza en la que se veía sumida casi siempre y cualquiera que quisiera perseguirla con cualquier propósito malintensionado. Esa era ella, quien a pesar de todo siempre mantenía un buen humor y un amor vehemente hacia los felinos.

Por supuesto al no tener un hogar fijo, -Pues prefería no ir a donde su tutor donde era tratada como sirvienta de sus propios fondos- buscaba lugares abandonados u olvidados en donde fuera cubierta del frío y tal vez pudiera comer lo que había conseguido durante el día en paz. Las ratas se habían convertido en acompañantes de la mayoría de aquellos lugares y había aprendido a las malas a desterrar ese temor aprendido hacia los roedores; aunque, cada vez que podía llevar un gato, no lo dudaba ni un segundo. Es mejor un gato que mil ratas, las matemáticas en esos dos animales aplican muy distinto del modo convencional.

Sin embargo, la muchacha había llenado su pecho con cierta ilusión desde hace varios días. Todo se debía a lo que ella llamaba un "Tremendo hallazgo", tal descubrimiento se debía a una casa que había sido bastante consumida por las llamas hace poco tiempo, y en la cuál no se veían señales de visita alguna desde entonces. La primera vez que entró, sólo pasó la noche en donde pudo y donde se sintió más o menos segura que el resto de la casa no le caería encima. A la mañana siguiente, usó lo que tenía a mano para preparar un lugar mejor para dormir en la noche; por supuesto, era mejor organizar aquello a plena luz del día en vez de arreglar a tientas con la luz de una pobre vela agitada por el viento. Su regreso fue igual, sin ningún sobresalto. De hecho, se despertaba en las mañanas más feliz que de costumbre y organizaba como podía las cosas que habían sobrevivido al incendio, ignorando los escombros y por ahora otras partes de la casa por el sólo temor de morir aplastada por la que parecía una edificación ahora enclenque.

Pese a su comodidad en el lugar, las últimas semanas no había podido volver porque su tutor la había encontrado por accidente y la había obligado a permanecer en casa ocupada con los quehaceres para solventar su comida y su techo. Así pasó más de una semana, sin poder escapar, limpia pero esclava de lo suyo, presa irremediablemente. O eso creía, hasta que recordó que no era un humano cualquiera y que tenía formas mágicas de escape, que créase o no, ella solía olvidar por distraer su mente con otras cosas y por no haber sido intruída en tales artes como se supone que debió ser. Pero nada se puede exigir de padres que no lo sabían, finalmente había sido adoptada y su linaje mágico era desconocido por completo.

Un poco de magia y fue libre en la mañana. Escapó con la ropa que llevaba y una capa para el frío de color carmesí, la cual tenía unos cómodos y disimulados bolsillos a los costados para meter las manos o en el caso de Alexia, comida. Durante el día caminó intentando recordar el camino a la casa abandonada a la que sabía llegar de noche. Intentó seguir los pasos en su mente pero fue infructuoso. Finalmente, decidida a aguardar la noche, ganó tiempo caminando entre la gente y luego llegando al mercado para que dadas las cuatro consiguiera comida para la noche y la mañana y entonces estar lista entonces para arrancar hacia el lugar que le gustaba. Sólo, alejado, abandonado pero en cierto modo seguro.

Se adentró en la noche y en efecto, como suponía, llegó hasta los límites de la propiedad masticando una manzana con total inocencia y distracción. Entró en la casa y fue entonces cuando notó que no estaba sola. Dejo la bolsa que llevaba en el suelo, y abriéndose paso casi a tientas entre los escombros siguió hacia la luz bajo la puerta donde algo se escuchaba. No sintió temor, creyó que era algún otro vagabundo que sí se había atrevido a husmear donde ella no y que sólo buscaba refugio, como ella. ¿Qué podía hacer? Seguro ese otro ya la había oído, no tenía mucho sentido mantener el silencio, así que decidió romper el mismo de manera más directa y con un ofrecimiento al que no podría negarse. -Hola? Ya vine, traje comida.- Le hablaba como si le conociera por un motivo que desconocía, era como si sencillamente hubiera tenido que estar allí de regreso aquella noche o como si no tomara otra alternativa aparte de otro hambriento vagabundo.

por **Alexis VanVollehoven** Sáb Jun 08, 2013 2:53 am

Había bajado a los sótanos. Viendo que el metal de las celdas no había sido realmente muy dañado con el fuego. Pero se quedó en el pasillo, incapaz de avanzar lo suficiente para llegar a donde había visto a su maestro la vez anterior que había pisado ese suelo. Era tonto, no pasaría nada si lo hacía, probablemente no habría rastros. Aún así dudó y se quedó ante la primera puerta.

Y justo cuando pensaba si salir de ahí, escuchó auella voz. Y por la familiaridad con la que lo decía, pensó que tal vez esperaba encontrar a alguien más y no a él. Suspiró aliviado de subir aquellas escaleras de nuevo. Buscando con la mirada a quien había hablado un momento atrás. Cuando le vio se detuvo. Arqueó una ceja. Vaya suerte la suya para encontrarse con brujos últimamente. Igualmente pensó que si ella no decía nada al respecto, él se ahorraría sus comentarios. No creía que tentar la suerte fuese algo que él debiese hacer -Ah, disculpa -Dijo como quien dice 'no soy yo, perdona, te has equivocado'.

Y su mirada pasó por ella y sus vestimentas -Ya me iba, en todo caso -sonrió como si nada . Ya había hecho lo que debía. Y esperar demasiado no creía que fuese a hacer alguna diferencia con el resultado. Le vio comiendo aquella manzana y no pudo evitarlo, se quedó viendo el color de sus cabellos y las facciones de su rostro. Había algo contradictorio en la imagen, aunque no era exactamente ninguno de esos dos factores. Sus fantasmas esperaban en un punto del camino, pero no parecían haberse acercado cuando ella lo hizo. Se suponía que ellos estaban vigilando, aunque ya no había sentido en ello, el ritual ya lo había hecho, así que estaba bien que hubiese o no alguien más.

-¿Te quedas aqui? - Se le salió la pregunta de los labios, mera curiosidad. Llegaba a esas horas, con comida. Él había hecho cosas parecidas antes. Y justo esa mansión ahora estaba deshabitada. Si aún tenía un dueño, ni él lo sabía. Porque no sabía si quedaba alguno de aquellos que la habían habitado. Había buscado pero no había encontrado muchos rastros de lo que recordaba haber visto, claro, no había buscado a todos. Lo que le interesaba era otra cosa de momento.

Si ella se quedaba por ahí, significaba que tendría que arreglárselas para evitar que le viese haciendo aquella ceremonia los días siguientes. No podía haber nadie presente o anularía las posibilidades que le quedaban, además de que no podría concentrarse con tal idea en la cabeza.

Caminó acercándose, después de todo, tenía que hacerlo si quería dirigirse a la puerta principal. Sonrió con una amabilidad, no porque lo sintiera, solo porque le pareció lo mejor -Buenas Noches - Se inclinó ligeramente en forma de saludo. Quería preguntar un par de cosas, pero se abstuvo tanto como pudo. Al menos de momento, sería extraño hacerlo, porque ese lugar no tenía nada que ver con él. Los dos estaban invadiéndolo. Aunque no hubiese nadie que fuese a reclamar eso -¿Has estado aqui antes? -preguntó lo más afable que pudo. solo para darse una idea de qué tan difícil sería seguir con lo que quería lograr.

Una corriente de aire le hizo encogerse ligeramente y desviar su atención por un momento. Ese lugar no le gustaba a decir verdad. Estar ahí demasiado tiempo le molestaba. Al menos solo era como extraño, sabiendo lo que había pasado allí. Pero una persona más y eso parecía pasar a segundo grado. eso cambaiba ligeramente el ambiente. Tal vez no era tan malo, aunque no supiese quien era ella o si era alguien de quien preocuparse. Lo que menos quería era meterse en un lío ahora.

por **Alexia Voltaire** Dom Jun 30, 2013 11:02 pm

"-Ah disculpa-" Dijo una voz masculina que se hizo visible de modo inmediato a la vez que habló. Por supuesto no era lo que Alexia esperaba, puesto que a pesar de tener ciertas falencias en discernir cosas, claramente el identificar a otros con cualquier don sobrenatural no era una de ellas. Supo que se trataba de otro brujo pero no dijo nada. Le miró y por la forma en que se movía por el lugar, era claro que tampoco era la primera vez que lo visitaba y muy seguramente conocía mucho mejor la casa que Alexia; incluso, había salido de un lugar al que la bruja no se había atrevido a ir por temor al derrumbe de la aparantemente débil edificación.

-No, no pasa nada ¿Vives aquí?- Preguntó de inmediato. Obviamente la casa debió pertenecer a alguien y ¿Si ese alguien era él? ella debería marcharse y lo iba a hacer sin queja si debía aunque no con gusto. Más allá de como se pudiera ver el lugar, tenía lo que ella quería: Protección del frío, de la lluvia, de la gente.... no pedía nada más y había sido una "suerte" llegar por accidente a un lugar, en principio, desolado como ese. La verdad es que Alexia buscó muchas veces un sitio al que poder llegar sin el temor de sentirse prisionera de nadie como ya venía pasando y sobre todo en el que pudiera hablar tranquila con sus fantasmas, con esos a los que nadie más veía y que por causa de ello le llamaban loca por creer que hablaba sola. De todas formas, cuando empezó a entender que lo mejor era mantener el silencio en público, sus miradas parecían irse de repente y era entonces cuando delataba que veía algo que llamaba más su atención y que los otros no iban a entender. Esta última parte no la podía controlar, era parte de ella y lo hacía casi como un acto reflejo.

-Ahm, no tienes que irte, supongo. Si ya estabas antes y eso, puedo irme o podemos compartir si no es tuyo, como dividir lugares o... bueno, no sé.- Emitió una risita medio nerviosa. Eso le generaba el brujo, nerviosismo y, parecía tan serio que incluso podía ser peligroso, o eso pensó ella. Por lo general, la joven no temía a humanos normales, ni siquiera a vampiros o cazadores; pero con otros brujos, la situación cambiaba; tal vez, se debía a que sabía bien de lo que eran capaces los espíritus y a que era consciente que era más lo que ignoraba que lo que sabía con respecto a esos 'dones mágicos'. Se sintió observada depronto por él y, con la manzana aún en la mano, masticó más lento y no comió más por mera vergüenza.

Si él se iba cuando llegaba la noche ¿Era que dormía de día o qué era lo que estaba haciendo ahí? Alexia se cuestionó aquello pero no mencionó nada, hay cosas que a veces es mejor no saber e incluso ella conocía eso. Fue entonces cuando él saludó y emitió una sonrisa que no llegó a sus ojos. Se había quedado como en mera cortesía y eso se notaba, fue como un educado movimiento de labios y nada más que eso. El brujo le despertaba a ella cierta melancolía ¿Quién era acaso? -Buenas noches- Respondió la muchacha y sonrió como siempre. -Mmm sí, estuve aqui hace unas noches y no me había cruzado a nadie...- Habló como si declarara "Soy inocente" aunque no sabía exactamente el porqué. -¿Y tú? La verdad no creí que nadie más viniera a un lugar así... es decir, esta lejos, quemado y esas cosas, ya sabes.- Pareció señalar el lugar con la mano en la que sostenía aún la manzana que había olvidado. Tras ello, le dio otra mordida y se movió un poco para alcanzar a verle un poco mejor en medio de la media luz que había en el lugar.

La curiosidad por saber que había abajo y en el resto de la casa, la asaltó en el mismo instante en que lo observó mejor, recordando de donde había salido hasta unos pocos minutos. ¿Qué más había en el lugar? ella debió explorar más pero a pesar de no llevar una vida tan fácil, tampoco quería morir aplastada y, por otra parte, estaba el tema del tiempo en que no pudo regresar allí y durante el cuál sintió esa ansia que sienten los pequeños por descubrir cosas más allá del peligro. Ahora había regresado para poder indagar un poco más por su cuenta o preguntando a los espíritus, pero ¿Iba a poder regresar realmente?

por **Alexis VanVollehoven** Mar Ago 06, 2013 4:24 pm

Seguía viéndole, como si ella fuese algo en el que las piezas que le conformaban no encajaran del todo. Extraño pensar de esa forma cuando el podía aceptar casi cualquier cosa. Desde la existencia de lo que aún era desconocido para él hasta lo que ya había tenido la mala suerte de conocer. Mala suerte decía y él no quería creer en la suerte. Porque tendría que admitir que había algo extraño en su vida.

No estaba seguro qué era preferible, saber que existía algo que hacía irremediable el hecho de que sus pasos le guiaran a una aparente desgracia o pensar que era una mera y mala coincidencia que todos los hechos se entrelazaran de esa manera. Si fuese una persona común, no creería en que pudiese existir una maldición o algo similar. Pero con él mismo haciéndolo, no podía negar que las fuerzas en la naturaleza podían provocar eso y aún más.

Ignorante de mucho aún para su propio gusto. Quería una calma que solo podía otorgarle un conocimiento que podría causar que su mundo se volviese más oscuro.

-¿No has visto nada extraño?- Se olvidó de las formalidades mientras le escuchaba. Quería saber. Bajó su mirada por las ropas de la joven, por el aspecto que le otorgaba. Podía verlo, no por verlo en otros, pero incluso en sí mismo -No tienes un lugar al cual ir ¿no es cierto? Quédate aquí, no es este mi sitio, no me pertenece y si quien puede reclamarlo estuviese aquí no estaría en tan deplorable estado - No era su asunto, pero estaban pasando días y semanas y no creía que realmente alguien fuese a ir pronto.

Había vivido en las calles y sobrevivido a base de engaños. Podía notar algo familiar en todo caso. Soltó una risa aunque intentaba contenerse -Tienes razón ¿Quién vendría a un sitio como este? Pero hay algo oculto entre estos escombros... Algo que quiero saber debajo de estas cenizas y de lo que ya no se puede ver -Una razón, necsitaba una para no creer que esto se repetiría sin importar a dónde y con quién fuera.

La expresión en su rostro formaba una seguridad que se denotaba ahora extraña, con esa media sonrisa algo cínica y despreocupada. Avanzó un tanto, acercándose a ella. Le veía moverse con la manzana en su mano. La imagen en general le parecía como un cuento, uno de fantasmas, uno siniestro ¿Lo sería ese encuentro?

-Tal vez si hay algo... ¿No has visto a alguien en el camino mientras venías? -Tal vez no era una buena jugada. Pero había que arriesgarse a hacer ciertas cosas. Como un comando que se pudiese dar en silencio y a la distancia, aquellos dos entes esperaba vinieran a él antes de marcharse.

Giró el rostro en un acto reflejo hacia la entrada a los sótanos. Por alguna razón pensaba que ella había prestado atención a ello un momento atrás y él sentía como si hubiese un peligro inminente aunque no sabía de dónde provenía. ¿Y si en realidad solo tenía miedo de encontrar algo que le diese las respuestas que quería obtener. Suspiró haciendo un gesto de desgano. Eso era muy poco posible. Puso sus manos en su espalda como si ocultara algo. Estaba como a la defensiva sin entenderlo del todo. ¿Era porque ella era una bruja? Era difícil medir terreno con alguien que podía poseer habilidades parecidas a las tuyas -¿Necromante? - Preguntó sin querer pensar nada, ni en medir sus palabras. La sonrisa en su rostro parecía justo la que le ofrecerías a un desconocido al que le preguntas la hora o por indicaciones en un lugar que desconoces. Justo con la expresión infantil de un niño ladeando el rostro a un adulto al que acaba de encontrarse.

por **Alexia Voltaire** Dom Sep 22, 2013 3:31 pm

Extraño... Alexia sí que había visto cosas extrañas, pero por algún motivo supuso que él se refería a algo distinto en cuanto a ella ingresó en aquella casa. Probablemente las circunstancias que rodearon la misteriosa destrucción por el fuego de una abandonada casa situada en un lugar tan lejano, casi a orillas de la ciudad, en una zona poco habitada, no llegaran a conocerse nunca; quizás aquél hombre buscara los motivos o tal vez quisiera ocultarlos ¿Quién sabe?

-¿Extraño como qué?- Se atrevió a preguntar haciendo caso omiso a sus sospechas. -Pues... la verdad lo extraño es que este lugar esté sólo. He caminado mucho para llegar hasta aquí por eso, pero pues, nunca me encontré a nadie, Señor.- Mencionó observando el lugar mientras lo recorría con la mirada. -Por eso volví, me gusta lo lejano que está. ¿Usted es de venir mucho aquí?- Preguntó siendo consciente que él tenía razón, la verdad es que si eso tuviera dueño estaría en otras condiciones, pero también era cierto que podría tener un dueño o algún heredero que no se preocupara en arreglarlo, pero que de seguro aparecería si algún invasor permanente hacía de aquél lugar su morada.

El sólo hecho de mencionar algo oculto en ese lugar, llamó la atención de Alexia de una manera insospechada. Tuvo, eso sí, los peores pensamientos y como si no le importara le preguntó a él, dándole a conocer lo que creía. -¿Algo oculto y bajo cenizas? ¿Algo como muertos, dice usted?- Se imaginó los cadáveres pudriéndose bajo el derrumbe, su mente fue ágil al respecto y demasiado específica para su gusto. Arrugó por ello la nariz en un gesto de desagrado, pero se borró de nuevo cuando le dio otra mordida a su manzana como si nada.

El acercamiento de él hizo que ella levantara de nuevo la mirada hacia sus ojos y negara apenas con la cabeza. No había visto nada humano, pero sí era obvio que algo espiritual se revolcaba y daba giros alrededor y dentro de la casa. Ella no podía verlo, pero sí sentirlo. Podía ignorarlos y fingir que no estaban, pero la pesado del lugar hacía densa la respiración de cualquiera.

Él desvió sus ojos hacia una de las puertas y Alexia lo imitó y pareció estirarse un poco para alcanzar a ver que pasaba y mientras miraban respondió casi entre los dientes. -Pues no he visto a nadie- Cierto, a nadie no, pero.. ¿y qué con los que catalogan en "nada"?

Cuando el muchacho cambio la postura, Alexia pareció asustarse y abrió los ojos quedándose inmóvil e incluso dejó caer el resto de la manzana que tenía hasta hace poco en la mano. El sonido en medio de los escombros le produjo un ligero escalofrío al recordar la idea de los cuerpos bajo aquellos, pero no fue comparado con la última palabra mencionada por él: "Necromante".... Alexia suspiró pesadamente y bajó la mirada. Claro que lo era, claro que sabía, pero el problema de ello era que cada vez que lo intentaba, la figura de su madre aparecía de nuevo y el sólo hecho de que la joven abriera las puertas a esa forma de dominación, le daba cabida al espíritu de la muerta para ser parte de Alexia, para pasar a ser ella la dominada, la poseída, la que entraba en estado de duermevela para darle cabida a un espíritu más fuerte y malvado que el suyo propio.

-Para mi desgracia, me temo que sí....- respondió sin levantar la mirada y en un estado de lucidez total para aquella frase que la despertó de su ingenuidad hasta el momento. ¿Quién era él? sólo podía suplicar que no fuera necesario atraer tal mal. Sólo podía esperar a que él no le diera una probada de su propia ruina.-¿Porqué?-

por **Alexis VanVollehoven** Mar Oct 29, 2013 11:48 pm

Vio sus reacciones, sin retroceder, pero tampoco avanzar -Muertos o vivos... cualquier cosa que este aún en estos lugares- A excepción del ente que invocaba, pues ese debía mostrársele solo a él, a nadie más, para darle las respuestas que anhelaba.

Después de aquella jugada decidió que no sacaría nada de esa forma, suspiró desviando la mirada de aquellos ojos que de momento le parecía tenían un toque familiar, aunque no estaba seguro con qué lo estaba comparando su propia mente -No te asustes, no creo que nada vaya a salir de entre los escombros -Ya lo hubiese querido él, así hubiese estado en problema, pero ahí no había nada.... ni un rastro.... nada que le dijese por qué había ocurrido ahí mismo un incendio, nada que le indicara que alguien hubiese salido de ahí con 'vida', pero podía notar, a través del ambiente, el olor a muerte. Tan acostumbrado como estaba no debía haberle preocupado, pero lo que había sepultado en el sótano le hacía sentir ese vuelco en el pecho.

-Aquí no hay ni fantasmas... -susurró más para sí que para ella. Veía en ella una similitud extraña, por eso había lanzado sus conclusiones de forma precipitada. Pero por muy impulsivo que era también era cierto que el cansancio empezaba a notarse en su rostro juvenil, las marcas de las noches en vela, los músculos tensos por la aprehensión que él mismo no podía notar en sí mismo.

Se sentó finalmente -¿En dónde consigues comida? - Claro que él sabía donde la había conseguido él mientras vivía en las calles, o cual, afortunadamente no era más el caso en el que se sucedían sus días -¿De dónde eres? - Sus preguntas parecían hechas por un niño pequeño, una tras otra, sin una pausa, como si no le interesara, pero al mismo tiempo lo hacía -¿No es difícil venir hasta aquí para dormir en las noches?- Es decir, soltaba una cosa tras otra porque algo no le parecía cuadrar en la imagen de la chica. Observó sus ropas, le recorrió casi con la mirada, viendo el tipo de las telas de sus vestidos, lo que llevaba, la forma en que se recogía el cabello. Esas cosas que podían decirle un poco de cómo vivía.

Viéndole fue que se preguntó ¿Hacía cuánto había sido que se encontró con esa persona, que permitiéndole quedarse con él, le había dado la oportunidad de ser alguien diferente? No había mucho que esperar de alguien como él. Pero eso le había sido arrebatado, y con cierta vehemencia él no quería dejar las cosas así simplemente, se aferraba a la idea de al menos saber por qué había sucedido aquello. Era la única vez, que al ver su vida dar un vuelco, deseó, con tanta fuerza que incluso pidió a ese Dios que los había abandonado hace tanto, que aquello que se le presentaba no se esfumara como lo había hecho todo en su vida. Y al estar pensando en eso, aquella tristeza que había estado evitando le invadió, incluso si en sus facciones no había ni pizca de ello. Giró su rostro a aquella habitación en la que había hecho aquel ritual. Ahora todo era una cuenta regresiva… si no se aparecía ante él aquel que invocaba, solo tenía que dejar a las cosas ser. Después de todo, no era la primera vez que perdía a alguien, pero si era la vez que más le había afectado.

por **Alexia Voltaire** Dom Nov 10, 2013 12:16 pm

Ella bostezó y lo miró contrariada. -Pues creo que los vivos somos nosotros...- respondió dándole a entender que los muertos rondaban porque no podían hacer otra cosa en un lugar como ese, no podían porque sencillamente en aquél lugar parecía reinar la muerte.

-Asustarme?- se rió de manera corta pero potente -No me asusta si sale algo del suelo. El que me asustó fue usted!- rió de nuevo. Para ella era natural que una cosa como el levantar de un muerto produjera cierto horror, ya que, evidentemente, no se trataba de un suceso agradable ni ordinario. Más sin embargo, Alexia estaba acostumbrada a esa clase de experiencias; por tanto, lo que le afectó en esa ocasión fue cierta circunstancia especial. Es decir, no fue la idea de los muertos lo que le asustó sino el sólo pensamiento de ella manipulando a esos muertos tan sólo por mantenerlos lejos o lo que sea.

¿Que no habían fantasmas? ¿cómo que no? se sintió como indignada y dándose media vuelta buscó un lugar para sentarse, como un sillón o algo que pudiera ayudarle a calentarse un poco, pues empezaba a hacer aún más frío del que ya venía haciendo y Alexia ya estaba a punto de castañear los dientes por la ausencia de calor, cosa que detestaba. Caminó unos pocos pasos e inclinándose retiró algunas cosas que habían encima del sillón, cosas como maderas y piedras que habían caído pero que extrañamente habían protegido al objeto de su destrucción total. Le miro de nuevo y puso gesto pensantivo. -Pues... donde todo el mundo, en el mercado.- Dijo como si fuera obvio pero omitiendo sus métodos para obtener los alimentos. -¿Tienes hambre? aún me quedan cosas en esa bolsa de allá, mirala- mencionó señalando con el dedo índice la bolsa que había dejado tirada y que ahora se encontraba más cerca de él que de ella. -Soy de aquí, de Francia pero no me acuerdo bien donde nací, fue en otro lado. ¿Porqué, tú acaso de donde eres?- Subió las piernas en la silla y se las abrazó con comodidad y como si estuviera en su casa. ¿Qué pensaría él? no tenía ni idea pero parecía no importarle, no ahora que él se mostraba más tranquilo que antes pero no menos extraño. -Pues si es difícil pero al menos me quedo toda la noche en paz. Nadie me despierta y me puedo ir con calma después a buscar comida y a caminar y esas cosas. ¿Vives cerca? ¿Qué estabas haciendo?- preguntó la bruja como si empezara a soltar la lengua y nada más le importara.

Sin embargo y muy a pesar de que su mente se distraía con suma facilidad, ella había notado algo. El joven se veía cansado, demasiado pensativo como para estar con todas las energías, demasiado apagado para ser tan joven. -Oye, ¿es que estás enfermo?- soltó mirandolo con curiosidad y con el ceño ligeramente fruncido. -Es que te veo raro... aunque pues no sé si eres así...- Sonrió apenas visiblemente mientras intentaba pensar que podía hacer si su respuesta era sí. La bruja era buena con los menjurjes, con las mezclas raras para cosas de la salud aunque no recordaba de donde lo había aprendido. No obstante, esas mezclas a veces se convertían en su salvación cuando aparecía algún enfermo con algo de dinero como para comprar alguno de esos tés o ungüentos raros que preparaba Alexia. No había duda que la muchacha se pasaba de ingenua, preguntaba, pensaba y actuaba como si las personas a su alrededor fueran todas buenas... ¡Qué gran error! porque ella todavía no sabía que era lo que hacía ese muchacho extraño allí. Debía desconfiar de sus preguntas ¿Cómo habían sabido que ella era nigromante? tal vez poseía extrañas habilidades o tal vez tuviera alguna extraña intensión como para decir las cosas que decía. No había duda que si había alguien de quién desconfiar, ese, era él.

por **Alexis VanVollehoven** Miér Nov 20, 2013 5:10 pm

-¿Es que puedes ver a alguno? -Su mirada sin un toque de ninguna emoción se giró a ella. Porque él no era capaz de vislumbrar ningún fantasma en las cercanías, como si se alejaran al sentirle cerca. Sabía que eso no podía ser. Pero si algún fantasma quedase allí, al menos de los que podrían decirle algo, él quería verlo. Aunque dudaba mucho que su suerte fuera tal. Ya había quedado demostrado muchas veces, así que no esperaría demasiado en ese sentido.

Caminó, solo por querer mover los pies, dando vueltas en la estancia de forma lenta, ralentizando los movimientos tanto como pudo, sin que su mirada se apartara de ella. Aunque parecía más un león enjaulado esperando la oportunidad de salir. Finalmente se detuvo negando su invitación -No, gracias, no tengo hambre - Tuvo que sonreír -Así que yo te he asustado... pero no he hecho nada como para que eso suceda.- Se acercó, con las manos a su espalda. -No, no vivo cerca, de hecho vivo algo lejos de aquí, pero necesitaba venir un rato a este lugar- No iba a decirle que había hecho exactamente, no era algo que le importase de todas formas.

Y se detuvo en seco ante lo siguiente que ella dijo, incluso tardó un poco en responder, negando con la cabeza -No estoy enfermo, tal vez un poco desanimado -admitió, para asegurarle que no era eso que ella había pensado. Miró el suelo pensando que antes había lucido diferente. - Necesito averiguar algo, y está aquí,de alguna forma en que no puedo verlo -Eso era decir más de lo que hubiese querido, pero ante todo, se dio cuenta de que estaba cansándose. La paciencia no era una de sus virtudes más destacables. Pero estaba continuamente diciéndose que ya había pasado y que debía seguir como siempre lo había hecho. Pero algo no lo dejaba en paz, debía ser ese cariño que había desarrollado por su maestro, impidiéndole pasar a la resignación que necesitaba para realmente olvidar aquello. Le dolía y no se lo había dicho a nadie.

Fue entonces que lo pensó. ¿Cuál era su propia apariencia para que ella preguntase aquello? ¿Se veía mal acaso? Hasta ahora nadie le había dicho nada, bien por no cuestionarlo, bien por no saber qué le pasaba. Tampoco se había detenido mucho en los últimos días a pensar en eso, a verse en un espejo o algo similar, igualmente si lo hiciera, algo como eso, vería un reflejo que tal vez no le parecería tener muchos cambios, pero a veces no notas las cosas más evidentes, había dormido poco, tal vez se notaba en su cara. Por mucho que le importara poco, lo cierto es que no quería que nadie se diese cuenta de que no estaba del todo bien anímicamente. Quería evitar las preguntas obligadas, la preocupación o algún gesto similar en los semblantes de las personas con las que solía convivir, pero ella no era una de esas personas, y había notado algo que él quería hacer pasar desapercibido y eso, muy a su pesar, le alertó, le hizo ponerse en un modo defensivo del que no era tan consciente como de lo demás. Pero no dijo nada, tal vez estaba siendo paranoico, se dijo, e imaginando cosas de más. Aún así le dirigió una mirada que buscaba, más que nada ocultarse de ella, sabía bien que si era como él, podría notarlo de cualquier forma, podían verlo claramente en algunas señales que solo había que interpretar. Una ventaja de ser brujo pero no recordaba una forma de hacer lo contrario, de ocultar cualquier atisbo de lo que estuviese en tu interior a alguien que poseía tal vez más de una habilidad en común contigo.

por **Alexia Voltaire** Lun Dic 23, 2013 12:32 pm

-¿Y acaso tú no? Que raro...- respondió ella con total naturalidad. No obstante le resultó extraño que él, siendo brujo y pudiendo notar detalles como la nigromancia de ella, no pudiera ver a los espíritus e hiciera una pregunta como aquella. ¿Acaso se le escondían? Alexia se preguntó aquello por primera vez y le causó suma curiosidad. Si bien para los humanos los fantasmas sólo eran visibles cuando estos lo deseaban, siempre creyó que las cosas con los brujos eran completamente diferentes. Creyó sin dudar que aquellos muertos no podían esconder sus formas tan disolutas y efímeras, tan falsas pero a la vez con tanta fuerza como para ser más reales que la vida misma.

-¿No tienes hambre, seguro? Porque yo sí, lánzame una manzana de ahí adentro ¿sí? - pidió la joven señalando de nuevo la bolsa y cuestionandose por qué el muchacho preguntaba de donde había sacado la comida si finalmente no iba a comer. Tal vez habría una cocina adentro en la que él escondía cosas y quería confirmar que la intrusa no se las hubiera robado. Podría ser y no era de extrañarse, realmente nadie confiaba en ella para ese tipo de cosas y en cierto modo tenían la razón. -Ya te dije, eres rarito y como no te conozco y... no te molestes, pero es que hasta miras raro, es como si fueras a atacar en cualquier momento o como si contuvieras alguna idea o alguna emoción...- se mordió el labio inferior de costado y lo miró como un niño que hace una travesura y la justifica con inocencia; era ese tipo de mirada que parecía rogar para evitar cualquier enojo.-¿Entonces también te gusta venir aquí?¿Por qué?- preguntó sin miramientos, era evidente que entre más hablaba más quería preguntar y, era de esperarse, la joven bruja no hablaba casi nunca con nadie, o al menos no con nadie vivo. Esa era la razón de comportarse así, tan incoherente y tan ingenua que rayaba en la mismísima tontería; no coordinaba acciones; su cuerpo hacía lo que se le daba la gana y gesticulaba como si nada fuera realmente serio.

Alexia se recostó en el sillón y acomodó los hombros como si le doliera la espalda y dobló las piernas sin bajarlas de la silla. -Mmm desanimado, ya veo... ¿Estás triste?- mencionó intentando descifrarlo y sin dejar de mirarlo. El muchacho bajó la cabeza y ella inclinó el rostro como si así pudiera encontrarle de nuevo la mirada y hallar así algunas respuestas, pero él fue el que habló primero y entoces de nuevo ella sonrió. -Ahhh, ya entiendo. Si quieres te puedo ayudar a buscar, no tengo tan mala vista- dijo bajando la voz a medida que hablaba e intentando mirar en el suelo lo que sea que mirara él, aunque más bien tenía la mirada perdida, como si pensara en algo que le costara y que le hubiera llevado más tiempo del planeado. En principio, ella no imaginó que aquél muchacho hablaba de algo no tan tangible y común como Alexia podía llegar a creer, más sin embargo unos segundos después de su frase levantó la mirada y creyó atar cabos al recordar la pregunta sobre el ver a los fantasmas. -A menos que busques algo que no puedes ver...- susurró como si se lo dijera más a sí misma que a él.

La joven se quedó pensativa "Nigromancia, ver a los espíritus, el buscar algo, esa apariencia..." para ella todo empezaba a apuntar a algo realmente raro y con un propósito fuerte. De nuevo levantó la mirada pero con disimulo y le pareció ver en él desespero, tal vez estaba obsesionado con ese algo que parecía escondersele, tal vez él no era tan común, quizás era más extraño y enloquecido que la mayoría de los brujos, probablemente tenía motivos, muy seguramente le eran necesarias las respuestas.

por **Alexis VanVollehoven** Jue Dic 26, 2013 12:43 am

Suspiró pesadamente y luego rió. Solo que su risa tenía ese tinte que indicaba que no se sentía feliz. Siguió con la mirada el ugar donde ella señalaba. Se movió en automático, sin pensarlo demasiado, pero en lugar de lanzar la manzana en manos de ella, se acercó para entregársela.

Decidió que no era necesario decirle que no tenía apetito, que probablemente no había sentido aquello como una necesidad en días. Estaba de más. Pero lo que le dijo acerca de cómo le veía ella le hizo fruncir el ceño. No era divertido pensar que no se equivocaba, el acasi siempre estaba así, o eso le había dicho esa persona por la que sus pasos le habían llevado hasta ahí. Era desconfiado, o lo había sido mucho más antes de conocer a quien fuese su maestro desde hace meses. Esa faceta suya había mejorado, pero tras los sucesos parecía estar retrocediendo en ciertos sentidos.

Ah, le hubiese gustado decir que su ayuda le vendría de perlas, pero eso no podía ser. Imposible. Aunque existía la posibilidad de que realmente ella pudiese hacer lo que él no. Por otro lado, esa conocida sensación le hizo relajar los hombros. No la conocía, pero no sentía ningún temor de que ella pudiese hacerle algo, tal vez porque él mismo no estaba pensando en hacer nada a la chica. Claro que solo era en ese momento, tal evz cambiara si pasaba algo más.

-No me gusta venir aquí -respondió tajante y era la verdad. Y por algún motivo, decidió agregar -No existe algo que me agrade de este lugar- Malos recuerdos en realidad. Pero hablar con un desconocido siempre resultaba mucho más sencillo que con la gente que acostumbrabas a tratar.

-No estoy triste, no tanto...- O eso quería creer. Pero la propia duda en su voz le hizo maldecir internamente. Cierto era que no había tenido tiempo de deprimirse, si bien podía fingir, tampoco se esforzaba en parecer feliz o algo así. Se agachó entregando apenas en ese instante la manzana -Busco algo que justamente no es tangible -susurró como si realmente fuese un secreto -Y responderé ahora... sé lo que piensas... -en realidad no lo sabía, solo que estaba de esa forma y hablar parecía salir con naturalidad, más no sinificaba que su sentido común estuviese presente -Pero no puedo ver nada de lo que me interesa aquí - No iba a confesarle mucho de sus preocupaciones, las que más arreciaban, pero eso no significaba que no necesitara al menos sacar algo de lo que empezaba a atascarse en su interior -No puedo ver nada en este lugar- Dijo con cierto rencor en la voz. Justo ahí, en ese suelo, en esas ruinas que quedaban de un lugar que él mismo había visto en plenitud hacía no tanto tiempo, era como si el no fuese nada más que el muchacho que todos veían a simple vista. Como si no fuese nada más.

No era capaz de darse cuenta de su propia desesperación hasta ciertos momentos. Se le había enseñado a no perder la cabeza, pero siempre le había costado ser sereno e inamovible en ese sentido. En su lugar, siempre había sido impulsivo, se dejaba guiar por lo que otras cosas le causaban con facilidad. Y justo ahora, estaba tan desesperado por una respuesta que probablemente nada iría hacia el como debiese ser.

-Estoy buscando el rastro de algo que estuvo aquí -Bajó la mirada como para evitar que sus ojos mostraran demasiado. Frustración, eso sentía, empezaba a enfurecerse consigo mismo por no llegar más lejos -¿Cómo puedo saber lo que alguien pensaba e el momento en que esta casa empezó a arder? - Algo se estaba quebrando en él, y en ese instante tras sus palabras se dio cuenta de que realmente ya no le importaba decirle nada. Alzó la vista clavando sus ojos en los de ella -No puedo verlo ¿cierto? - Pero aún así lo estaba intentando, invocando a quien si pudiese hacerlo por él sn traer a este mundo a la persona por la que hacía esto. No necesitaba al ser que había querido allí, no quería eso, pensaba que dejarlo en paz era lo que debía, lo que él le debía por haberlo tomado en su cuidado. Pero quería saber una cosa, algo que no le confiaría a nadie más, no dejaría que nadie pudiese ver eso, para notar que no era más que el actuar de un niño, de alguien que no podía acceder a la madurez que necesitaba para dejar ser las cosas, no esa, no la muerte a la qe estaba acostumbrado, no ahora, al menos no esta vez. Y sin embargo, al hablarle a ella, estaba admitiendo lo más cercano, dejando saber que clase de cosa buscaba y que tal vez no podía encontrar.

por **Alexia Voltaire** Dom Ene 05, 2014 8:55 am

Parpadeó una vez y se quedó mirándolo, escrutándolo en cada cosa que decía y analizando cada gesto que parecía sumirlo más en sus propios pensamientos. Lo que debía de hacer Alexia era un completo misterio, pero lo cierto es que sintio ganas de darle un abrazo. Su abuelo, a quien sólo recuerda por sueños, le solía decir que era bueno, y que aunque algunos se negaran todos lo querían porque daba una especie de alivio que él no alcanzaba a comprender. Aquello no solucionaba nada, pero no importaba, algún efecto tranquilizador y raro tenía. "Ha de ser cosa de brujería" decía el anciano hombre entre risas y en sueños a Alexia.

-¿Y entonces para que vienes?- preguntó enarcando la ceja y con el ceño levemente fruncido. La voz del muchacho sonó tajante pero ella rara vez diferenciaba las intensiones verdaderas al hablar y de su boca sólo salio ese tono inocentón que llegaba a resultar molesto porque parecía una tonta que no podía o no quería entender lo que sucedía ante sus ojos. No debía preguntar, él con sutileza se lo decía pero ella como siempre hacía caso omiso y seguía abriendo la bocota para preguntar más y más. -Eres maso... espera, mmm no recuerdo bien ¿Masoquisto? ¿Masoquista? el otro día me dijeron que eso era alguien que le gustaba sufrir y que buscaba. Ach, no me sé explicar, es como si no te gustara venir pero como si lo necesitaras o... olvidalo, creo que no me acuerdo bien si esa es la palabra- soltó una risita y miró hacia arriba como si eso le ayudara a hacer memoria. Bajó la mirada de nuevo cuando él se acercó y le entregó la manzana en las manos. Al final parecía más educado que antes, o tal vez sólo lo hacía para no aburrirse y quedarse ahí quieto. Alexia le agradecio con una sonrisita. -¿Algo no tangible? ¿Algo así como alguien?- preguntó poniendo cara de confundida, sobre todo porque quería saber que era lo que él tenía en mente acerca de los pensamientos de la bruja. -¿No será que estás buscando mal?- dijo y limpio la manzana contra la tela en la zona del vientre. Ahh, entonces es por eso que pareces algo molesto.-

La joven siguió la mirada de él aunque parecía perdida. El muchacho empezaba a hablar, a soltar cosas de su verdadero propósito en ese lugar y aunque no era demasiado, si era lo suficientemente contundente como para que Alexia se hiciera una idea de lo que todo aquello significaba. -Mmm ¿Sabes quién quemó la casa? no sé, si está muerto podrías invocarlo, si está vivo buscarlo y si no sabes... hay algunos que siempre responden- se puso de pie cuando dijo esto y se acercó de nuevo al muchacho cuando este hizo la última pregunta. -¿De verdad es tan importante saberlo?- cuestionó con suma dulzura, como si él sólo necesitara eso, como si hubiera perdido a alguien muy importante en ese lugar y por eso mismo hubiese perdido parte de sí mismo.

-Oye, no estés triste. Mi madre decía que las emociones te pueden servir para encontrar lo que buscas, pero también te puede servir para perderlo. Todavía no entiendo bien lo que quería decir, pero...- alzó los hombros y fruncio los labios como dándose por vencida -...tal vez tú sí- culminó dándole una mordida a la manzana y dándose la vuelta para volverse a sentar. -¿Quieres manzana asada? Deberías comer, te ves algo mal, hasta yo me doy cuenta.- Asintió de la nada y lanzó una mirada a la bolsa donde aún quedaban cosas. Se encontraba hambrienta y antojada de asar un poco las manzanas para variar el sabor y para sentir algo de calor a través del fuego. Él también parecía necesitarlo, Alexia no estaba segura si se veía así por como se sentía o si más bien era porque llevaba tiempo ahí encerrado buscando lo que sea que fuere y por ello ni siquiera se había preocupado por comer. O tal vez le pasaba como a ella, quizás no tenía como hacerlo todos los días y ya se le hacía normal. Pero que más daba, una invitación no se le niega a nadie, ni por más loco y extraño que parezca.

por **Alexis VanVollehoven** Vie Mar 21, 2014 3:19 pm

Su comentario no hizo sino hacer que se molestase. Aunque no era ella del todo culpable, si que tenía que ver en ese instante.. -No soy ningún masoquista -Respondió con un tono entre reproche y enfado -No hables sin saber ¿quieres? - Su tono intentaba ser serio y severo aunque había una falta de lago en eso, pues no se escuchaba tan serio como debería.

¿Tenía que explicarle? No, no tenía por qué hacerlo, pero una cosa era eso y otra que él no estuviese dispuesto a hablar. De algún modo, así fuese de aquella forma, necesitaba decirle a alguien al menos algo, estaba sintiéndose algo frustrado, decaído por momentos. Cansado como estaba pensó que las cosas pasaban por algo y tal vez estar con ella tenía una razón mejor de la que él creía.

-Vengo aquí porque tengo la esperanza de encontrar algo que me explique por qué las cosas en mi vida suceden de esta manera. El por qué siempre que me acerco a alguien esa persona tiene que desaparecer como si hubiese algo en mí -No era así, lo sabía, pero en momentos así el pensamiento no le parecía tan irracional. ¿Qué otra cosa salvo una maldición podía ocasionarle aquello. Aunque no estaba solo, tenía a alguien junto a él, la soledad era algo incomprensible cuando la sentías. Estaba deprimido por haber perdido a su maestro, eso debía ser, pero no podía superarlo con la facilidad que lo había hecho antes.

Se sentó en el suelo con una repentina calma que le parecía extraña incluso a sí mismo -No quiero invocarle, quiero saber cómo murió, quiero saber si hay alguna razón que tenga que ver conmigo, si hay algo que me haga sentir un poco mejor en cuanto a lo que sucedió -Se sentía culpable, porque aún creía que él podría haber hecho algo, en lugar de ser protegido por su maestro. -Si él ya no se encuentra en este mundo, no quiero traerle de regreso... No por algo egoísta como sentirme más tranquilo por saber la verdad- De algún modo no le estaba dando la cara a la muchacha, su vista estaba fija en el suelo. No quería decir tanto, pero había llegado a su límite.

La bruja era extraña para él. Manzanas asadas. Iba a decir que no cuando le había preguntado pero ahora solo miró una de las manzanas -Si, creo que me gustaría comer algo -Dijo sintiéndose abatido, era como si ella fuese incluso más adulta de lo que él podía ser, a pesar del rasgo de locura que no le dejaba verla como alguien realmente definido. Suspiró olvidándose de ello.

-Sé quien incendió el lugar -contestó acercándose -Sé a quien pertenecía... -Sabía a medias muchas cosas, pero no la razón por la que se había iniciado el incendio, pero eso le daba igual saberlo. Pensó que ella estaba en más dificultades que él hablando de dinero, así que recordaría llevarle algo la siguiente vez que fuese. Después de todo regresaría a causa de aquel ritual.

-Puedo traerte fruta mañana... En la casa de mi maestro hay muchos árboles frutales, podría tomar un poco- Por un momento su rostro se iluminó como si fuese un niño pequeño, hablaba de alguien que quería y justo cuando lo notó la sonrisa se borró de su rostro, estaba un poco descolocado.

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