AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
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Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
’’De noche todos los gatos son iguales, solamente que unos pueden ser más agresivos que otros…’’
El susurro del canto de almas que aquejan el dolor jamás le dejaría dormir, jamás le dejarían tener una vida normal ¿Desde hace cuánto? Desde que había tomado esa decisión de ser lo que ahora, era más aquellos deseos de muerte y sangre que alguna otra cosa. El paso de la bendita transformación que un humano cursa cuando es transformado es peor que un parto, en el cual de las entrañas se arranca el nido de cuna del futuro recién nacido y desde ese momento se le condena a vivir el odio y el dolor mundano, es peor que la mismísima muerte, que te arranca del seno de tu paz y te lleva a el limbo infinito, te deja en estado inerte y manipula cualquier pensar que recorra tu cabeza, te roba el último soplo de vida y te llena de susurros, males y quejares, no era muy diferente a lo que era Deiran en ese momento, un vampiro.
Los años habían pasado, con el transcurrir de éstos el tiempo, la sabiduría, la experiencia, habilidades que poco a poco se van adquiriendo y que quiérase o no van tomando más peso que la propia existencia. Con el paso de los años el placer por infringir el daño es más grande que el de robar vidas, el tomar sangre, quizás ésta era la manera de querer redimir el alma aunque fuese la equivocada. Fingir tras ropas, tras mentiras siendo lo que se era no sonaba tan divertido cuando por doscientos cincuenta años se habían hecho y no es que tuviera gran edad pero aún así se consideraba ya parte de la cenectud.
La fría noche era como su fría piel, la tersa e inescrupulosa sonata que se divagaba por el viento anunciaba la pronta llegada del invierno, cosa que colocaba a Deiran de buen humor porque no era por su estado, del verano hasta el otoño jamás se había sentido cómodo en aquellas estaciones pero sí en el invierno aún ahora con su próxima venida.
El lugar donde Deiran se encontraba era el cántico celestial de los sin alma, el arrullo eterno de los seres sin escrúpulos, con sed de venganza, odio y muerte. Deiran tarareaba una extraña melodía mientras las manos en sus bolsas hacían juego con su perdida miraba, caminaba despacio sin buscar algo en especial, solo hacía la caminata que por días hacía en ese especial lugar. Quería ‘respirar’ un poco de aire fresco mientras oía el revoloteo en las tumbas de los cuerpos que con vida se habían enterrado, sonrió sin motivo pero por dentro se llenaba con aquel sentir, era un demonio maldito enmarañado en el recorrer de sus pasos, solo deseaba eso, estar hundido en aquel pseudoánimo creado por el dolor ajeno hasta que su vista a unos metros captó la silueta de alguien, no era muy amistoso así que continuó su paso haciendo caso omiso al ajeno.
Deiran Chassier- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
El soplar del viento provocaba un particular sonido silbante que, escuchándose en un lugar como ese, induciría una sensación de verdadero temor a aquellos cuyas mentes se dejasen llevar por su imaginación. El silencio y la soledad de la noche envolvían todas aquellas criptas cuyos ocupantes descansaran en su interior para siempre y era, podría decirse, el lugar con más calma de todo París.
El vampiro había tomado por costumbre recorrer los lugares menos inusuales ante los ojos del resto de la gente "normal", puesto que un paseo entre cuerpos enterrados cuyo sólo imaginarse provocasen escalofríos, no era un plan pensado como primera opción. Ayudado de su bastón, Mikael caminaba entre las oscuras tumbas denotando un aire de total serenidad, el cual contrastaba totalmente con la visión del paisaje.
El ser de la noche continuó su camino sin buscar nada en particular, su atuendo completamente negro bajo la capa del mismo color que vestía en aquella ocasión, se lograba confundir con la oscuridad de la noche. Aquella era rota solamente gracias a la luz de la luna que iluminaba de forma tenue, gracias a un cúmulo de nubes que cubrían parte de la misma dando una visión un tanto, si se pudiese decir así, escalofriante.
La noche había roto su silencio de pronto provocando la atención del caballero cuando, de forma inesperada, una pequeña criatura decidiera hacerse notar. Mikael inclinó la cabeza hacia un lado, extrañado, para luego extender su brazo en un intento de reconocer a la misma un poco más. Posteriormente alejó su mano al darse cuenta de la rápida partida de aquél gato tras una de las lápidas.
El hombre conocía el temor que las criaturas solían profesarle a él, al igual que al resto de los seres de su misma condición, por lo que no le fue extraño y decidió seguir con su paseo fuera de lo común. Continuaba el recorrido cuando, no habiendo pasado un par de minutos, pudo percatarse de otro sonido a una distancia considerable y, dándose cuenta de inmediato de lo que lo causara, continuó hacia dicho lugar.
Se detuvo abruptamente cuando, estando a escasos tres metros de distancia, los sentidos de Mikael lograron advertirle que dicho ser era uno más que compartían su no muy antigua condición vampírica, lo cual le provocó cierta ansiedad. Las ocasiones en las cuales lograra cruzarse con criaturas similares habían sido escasas, ya que por lo regular el vampiro no acostumbraba crear las oportunidades para hacerlo.
En ese momento Mikael se encontraba dudando un poco, si era bien sabido por las pocas personas que lo conocían, el vampiro solía conducirse con educación y tratar a las personas con amabilidad, no solía ser quien iniciase una conversación a menos que las condiciones así se lo demandaran. Y al parecer ese era uno de los momentos en los cuales el hombre debía romper con su esquema una vez más.
―Buenas noches ―saludó con cortesía. La última vez que se había acercado a un vampiro, en sus últimos minutos como humano, había terminado transformado en un ser de la noche de una manera brutal...
El vampiro había tomado por costumbre recorrer los lugares menos inusuales ante los ojos del resto de la gente "normal", puesto que un paseo entre cuerpos enterrados cuyo sólo imaginarse provocasen escalofríos, no era un plan pensado como primera opción. Ayudado de su bastón, Mikael caminaba entre las oscuras tumbas denotando un aire de total serenidad, el cual contrastaba totalmente con la visión del paisaje.
El ser de la noche continuó su camino sin buscar nada en particular, su atuendo completamente negro bajo la capa del mismo color que vestía en aquella ocasión, se lograba confundir con la oscuridad de la noche. Aquella era rota solamente gracias a la luz de la luna que iluminaba de forma tenue, gracias a un cúmulo de nubes que cubrían parte de la misma dando una visión un tanto, si se pudiese decir así, escalofriante.
La noche había roto su silencio de pronto provocando la atención del caballero cuando, de forma inesperada, una pequeña criatura decidiera hacerse notar. Mikael inclinó la cabeza hacia un lado, extrañado, para luego extender su brazo en un intento de reconocer a la misma un poco más. Posteriormente alejó su mano al darse cuenta de la rápida partida de aquél gato tras una de las lápidas.
El hombre conocía el temor que las criaturas solían profesarle a él, al igual que al resto de los seres de su misma condición, por lo que no le fue extraño y decidió seguir con su paseo fuera de lo común. Continuaba el recorrido cuando, no habiendo pasado un par de minutos, pudo percatarse de otro sonido a una distancia considerable y, dándose cuenta de inmediato de lo que lo causara, continuó hacia dicho lugar.
Se detuvo abruptamente cuando, estando a escasos tres metros de distancia, los sentidos de Mikael lograron advertirle que dicho ser era uno más que compartían su no muy antigua condición vampírica, lo cual le provocó cierta ansiedad. Las ocasiones en las cuales lograra cruzarse con criaturas similares habían sido escasas, ya que por lo regular el vampiro no acostumbraba crear las oportunidades para hacerlo.
En ese momento Mikael se encontraba dudando un poco, si era bien sabido por las pocas personas que lo conocían, el vampiro solía conducirse con educación y tratar a las personas con amabilidad, no solía ser quien iniciase una conversación a menos que las condiciones así se lo demandaran. Y al parecer ese era uno de los momentos en los cuales el hombre debía romper con su esquema una vez más.
―Buenas noches ―saludó con cortesía. La última vez que se había acercado a un vampiro, en sus últimos minutos como humano, había terminado transformado en un ser de la noche de una manera brutal...
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
‘’Si la sonoridad del viento se han de llevar mis palabras y ha de traer de vuelta el aroma del silencio, te mostraré mi secreto…’’
Bailaban y arremetían las hojas contra el suelo, danzaban incesantes a la espera de ser acompañadas por el cesar de las estrellas, hasta un lugar así era majestuoso para un buen vals. El viento traía consigo los gritos de los inertes y las olas de viento mecían los enormes y oscuros árboles. Frondosamente las ramas se agitaban como aplaudiendo la escena y bizarramente podían contornearse una y otra vez a los ojos del vampiro. Las sombras hacían más tétrico el espacio, inundaban de pánico los corazones atormentados, para Deiran todo era calmo y tranquilo solo pensaba en la infinidad de las cosas, solo pensamientos que extrañamente estaba acostumbrado a no pensar.
Había decidido seguir su camino con calma y mucha paciencia, ya se había percatado del vampiro que estaba en el mismo lugar que él, que había dejado de lado pues no era un ser social, alentó el paso presintiendo los movimientos del ajeno que se acercaban, aún sin verle pudo notar su andar por un bastón, recordó su rostro cuando le vio a lo lejos y comenzó a sacar conjeturas, se preguntaba por qué estaba con aquel bastón si no era tan senil como aparentaba además que sus pasos delataban más que eso, era un recién convertido, un neófito.
Detuvo su paso y con éste una ráfaga de viento se vino como mar que acaricia la playa, sus cabellos que estaban recios apenas y se movieron, sus manos que permanecían dentro de sus bolsillos se congelaban junto con el delicioso ambiente, era todo un juego. Se imaginaba sentado ahí, en aquel mágico lugar y una copa de su elixir, el vino. Siempre donde estuviese lo pensaba es que ya le era algo adictivo más que la sangre pero sin la última no podía vivir. Siempre de espaldas al ajeno le vio de reojo queriendo analizarle el aura solo con un inspiro de aire, soltó una pequeña sonrisa para sí mismo y sus conjeturas eran ciertas, era carne fresca. Sus pensamientos se acortaron con el resonar de su voz. Se dio la media vuelta para verle de frente pues la cortesía y lo modales ante todo.
-Buenas Noches…. - dijo con cierta simpatía -Tu aura..- murmuró para sí mismo quedándose viéndole, la energía que emanaba era interesante, no era la de un depredador puro o innato, estaba quebrada por ciertos márgenes lo que proporcionaba debilidad al ajeno, seguramente y se atrevía a decirlo, no había probado sangre en mucho tiempo. -Es curioso encontrarme a alguien más aquí - asiente y se acerca a su desconocido acompañante -Por lo general no solemos toparnos los unos con los otros vampiro - dijo sin algún tapujo pues no era de ninguno de los dos su desconocimiento el estado de ambos así que prosiguió -Veo que no solo yo vengo a despejar mis tormentos por las noches a esta selva de almas… - negó con la cabeza y le quedó viendo.
Deiran no era de los vampiros que se inmiscuían en los pensamientos ajenos por respeto a los mismos así que prefería sacar sus deducciones y recopilaba información de lo que le dijesen, así podía conocer a cualquiera pues, ‘’por la boca muere el pez’’. Por ahora lo que le interesaba conocer era más que la identidad del vampiro para ver con qué clase de ser se había topado aunque despreocupadamente podía bajar la guardia, ya los ojos ajenos le habían dado una concreta respuesta.
Deiran Chassier- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
Aquella noche, aunque tranquila como siempre, pintaba un matiz un tanto diferente. Mikael era incapaz de ver el aura del desconocido frente al que se encontraba, aunque el resto de sus sentidos no le engañaban cuando le advertían de la presencia de un ser de la noche, al igual que él. Su marcada tendencia a permanecer alejado de todo aquello ciertamente le había causado cierta inexperiencia.
Pronto Mikael había descubierto las intenciones del otro vampiro, gracias a las palabras del mismo. Caminar en soledad a través de la oscuridad causaba en él mismo una sensación bastante tranquilizadora, gratificante. Le ayudaba a pensar... ahora, Mikael simplemente permaneció inmóvil esperando la respuesta de su interlocutor. Aquél vampiro que había despertado un poco la curiosidad del mismo.
―Por lo que me dice acostumbra venir a menudo, caballero ―respondió luego de escuchar las palabras del otro vampiro, quien se dirigió abiertamente hacia él ―no tenía idea, por lo regular no suelo encontrar a nadie con quien comparto condición por mi tendencia a evitarlos ―continuó con sinceridad.
Mikael permanecía erguido sosteniendo el bastón con ambas manos, el cual mantenía apoyado contra el suelo todavía. Sus negros cabellos se despeinaban levemente con el soplar del viento cuyo sonido provocado al pasar a través de las ramas de los árboles no había cesado todavía. Mikael inhaló hondo sintiendo cierta extrañeza ante la presencia del desconocido, ante la falta de costumbre quizá.
Un cúmulo de pensamientos de recuerdos no tan lejanos invadía su mente de repente, a los que el vampiro simplemente solía de mantener enterrados. La presente noche le había recordado aquella en la cual había dado un cambio drástico el curso de su existencia, una existencia que se le había ofrecido por la fuerza y con la cual Mikael aún luchaba por adaptarse.
―Quisiera preguntarle algo, señor ―comenzó de repente el vampiro ―si no tiene inconveniente por supuesto ―continuó ―¿Qué es lo que usted nota en mí, en el aura que menciona? ―había preguntado Mikael, a quien la interpretación del aura del resto de aquellos a quienes tuviese la oportunidad de conocer, le era bastante difícil todavía.
La postura de Mikael no había cambiado, el viento nocturno continuaba soplando agitando la parte baja del abrigo del mismo, aquél que marcara la palidez de su fría piel aún más. Simplemente permanecía a la escucha, mientras que su rostro se mantenía impasible mostrando aquellos ojos claros que se encontrasen sumidos en una eterna oscuridad.
Hacía días que el vampiro no saciaba su sed con sangre, y aquello tal vez lo tuviese un poco debilitado por lo que la duda de si el otro vampiro podía ser capaz de darse cuenta pasó por su cabeza. Ante quien tuviese conocimiento sobre el vampirismo, la existencia de Mikael podría considerarse verdaderamente extraña dada su aversión ante el simple aroma de aquél líquido rojo que le mantuviese con vida.
―Confieso que no creí encontrar a nadie paseando por un lugar como este tampoco ―dijo el vampiro, sin la menor idea de cómo comenzar una conversación que pudiese ser de mayor interés para su acompañante. Se encontraba lleno de dudas y la sensación experimentada ante la presencia de uno de los suyos no le hacían las cosas más sencillas.
Pronto Mikael había descubierto las intenciones del otro vampiro, gracias a las palabras del mismo. Caminar en soledad a través de la oscuridad causaba en él mismo una sensación bastante tranquilizadora, gratificante. Le ayudaba a pensar... ahora, Mikael simplemente permaneció inmóvil esperando la respuesta de su interlocutor. Aquél vampiro que había despertado un poco la curiosidad del mismo.
―Por lo que me dice acostumbra venir a menudo, caballero ―respondió luego de escuchar las palabras del otro vampiro, quien se dirigió abiertamente hacia él ―no tenía idea, por lo regular no suelo encontrar a nadie con quien comparto condición por mi tendencia a evitarlos ―continuó con sinceridad.
Mikael permanecía erguido sosteniendo el bastón con ambas manos, el cual mantenía apoyado contra el suelo todavía. Sus negros cabellos se despeinaban levemente con el soplar del viento cuyo sonido provocado al pasar a través de las ramas de los árboles no había cesado todavía. Mikael inhaló hondo sintiendo cierta extrañeza ante la presencia del desconocido, ante la falta de costumbre quizá.
Un cúmulo de pensamientos de recuerdos no tan lejanos invadía su mente de repente, a los que el vampiro simplemente solía de mantener enterrados. La presente noche le había recordado aquella en la cual había dado un cambio drástico el curso de su existencia, una existencia que se le había ofrecido por la fuerza y con la cual Mikael aún luchaba por adaptarse.
―Quisiera preguntarle algo, señor ―comenzó de repente el vampiro ―si no tiene inconveniente por supuesto ―continuó ―¿Qué es lo que usted nota en mí, en el aura que menciona? ―había preguntado Mikael, a quien la interpretación del aura del resto de aquellos a quienes tuviese la oportunidad de conocer, le era bastante difícil todavía.
La postura de Mikael no había cambiado, el viento nocturno continuaba soplando agitando la parte baja del abrigo del mismo, aquél que marcara la palidez de su fría piel aún más. Simplemente permanecía a la escucha, mientras que su rostro se mantenía impasible mostrando aquellos ojos claros que se encontrasen sumidos en una eterna oscuridad.
Hacía días que el vampiro no saciaba su sed con sangre, y aquello tal vez lo tuviese un poco debilitado por lo que la duda de si el otro vampiro podía ser capaz de darse cuenta pasó por su cabeza. Ante quien tuviese conocimiento sobre el vampirismo, la existencia de Mikael podría considerarse verdaderamente extraña dada su aversión ante el simple aroma de aquél líquido rojo que le mantuviese con vida.
―Confieso que no creí encontrar a nadie paseando por un lugar como este tampoco ―dijo el vampiro, sin la menor idea de cómo comenzar una conversación que pudiese ser de mayor interés para su acompañante. Se encontraba lleno de dudas y la sensación experimentada ante la presencia de uno de los suyos no le hacían las cosas más sencillas.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
’’Quien esté en su sano juicio y libre de pecado que tire la primera piedra…’’
No se esperaba más, el viento era un asesino letal, volaba los cabellos de ambos, lo que Deiran se fascinaba, todo lo que tuviese que ver con el invierno y ese aire venidero era perfecto. Notó que el desconocido no poseía el sentido de la vista, si no lo hubiese observado más de cerca quizá no lo hubiese notado, lo disimulaba bien, no solía prestarle atención a detalles que realmente no le trajesen algún tipo de información o dato interesante, aunque el hombre que tenía al frente fuese capaz de observar lo que había a su alrededor jamás le sentiría como una amenaza, ese hueco quebrajado lo decía todo. Dentro de lo que aparentemente podía observar, podía perderse en una peculiar naturalidad que tenía el ajeno, la agresividad y el rencor aún no poseían su corazón, solo estaba confundido por el andar -¿Cuánto tendrás de convertido?- se preguntó para sí mismo y dejó que el vampiro le contestase. Sonaba la briza que se dejaba morir, santa condena acto de fe que doblega a los no vivos —Solo acostumbro a venir a este sitio cuando me hallo muy atosigado por el querer pensar como humano, tu sabes a lo que me refiero no? - suspirando —Yo tampoco suelo encontrarme muy a menudo con alguien por aquí, con suerte con alguna mujer enlutada que busca el consuelo en la tumba de su amado y es ahí donde yo le brindo esa paz que tanto busca ese corazón acongojado, acabo con su sufrimiento y le ayudo a reunirse con su ser querido…. - sonriendo acomodándose el cabello —Aprecio tu sinceridad, en lo que a mí respecta odio la hipocresía….-
Se quedó un momento el silencio apoderado del distante verbo o sustantivo, solo estaba el chillar de las hojas arrastrarse por los suelos, danzar con el viento que las suspendía una y otra vez, era como la tocata de un piano en mal estado, las ramas que golpeaban el tronco que les sostenía también les acompañaba.
Las aves hacían un solo con su melodioso quejar que tetrificaban el sitio, era magno aquello, como el escenario perfecto para que dos demonios se encontraran frente a frente, aunque uno parecía que no había despertado de su letargo. Deiran se acercó dos pasos donde estaba el ajeno y le escuchó hablar, a lo cual respondió su pregunta —Monsieur, siéntase en la confianza de preguntarme, aunque no me gusta mucho el interrogatorio pero algo me dice que esta plática será interesante…. - arqueando una ceja y viéndole — ¿Ah eso? Su aura….. Esa capa de energía que le recubre, es de color azul grisácea- confesándole sin darle más vueltas al asunto —Desde hace unos cien años he aprendido a percibir esas cosas, con el tiempo nuestros cuerpos y mentes van fortaleciéndose que no se extrañe, si toma sangre y se cuida de cualquier cazador o bestia más salvaje creo que llegará ahí…. Pero…. - acercándose más para quedar frente a él muy cerca —Solo si todo sangre humana, eso es indispensable…. - ladeando el rostro dándose la vuelta dándole la espalda y avanzando hacia el frente. —Quiero que sepa que es muy evidente cuando un vampiro no consume sangre, su piel, sus fuerzas, su energía… Pronto debería hacerlo, pues luego no será capaz ni de mover un dedo- haciendo énfasis en lo último. —Le confieso que yo tampoco esperaba encontrarme alguien por aquí, este cementerio es lamento de todos cuna de nadie…. No es de por aquí o sí? Lo digo por su acento… ¿Usted suele venir con frecuencia por aquí?- terminando de decir aquello sentándose en una de las bancas que a unos dos metros de donde estaba el ajeno —Si gusta, la banca es pública puede tomar asiento si desea… - sintiéndose un tanto incómodo pues no solía hacer eso pero tampoco era un maleducado.
Deiran Chassier- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
El vampiro permanecía en silencio, escuchando con interés las palabras del desconocido, a quien le verdaderamente extraño encontrar recorriendo ese lugar a semejante hora de la noche. Aquella sensación se había disipado un poco, puesto que el descubrimiento de que compartía su condición era bastante evidente, por lo que no sería extraño encontrar recorriendo los rincones de la ciudad a más de uno.
Mikael era incapaz de ver la figura de aquél con quien se encontraba conversando aquella noche, cuyo viento incesante continuaba despeinando su negro cabello. Apoyando aún el extremo de su bastón en el suelo, curiosamente el ser nocturno sentía cierto agrado ante la presencia de aquél cuya condición fuese igual a la suya. La curiosidad acerca de su existencia se acrecentaba cada vez más mientras un cúmulo de ideas invadían su cabeza.
―Sé de qué habla, por supuesto ―respondió el vampiro al desconocido. Pensar como ser humano era algo que le había sido imposible abandonar a pesar de haber transcurrido cuatro largos años ―es interesante el uso que le da a su... don... ―continuó con seriedad, hizo una pausa en la conversación.
El ser nocturno escuchaba atentamente al desconocido, mientras que intentaba formarse una imagen dentro de su mente. Tendencia muy natural dadas las condiciones en las cuales Mikael había terminado por perder el sentido de la vista... siendo adulto había conocido durante bastante tiempo el mundo a través de sus ojos, por lo que tendía bastante a construir aquellas visiones.
La curiosidad se apoderaba cada vez más del vampiro también, el formarse una idea en su mente sobre aquél con quien conversaba a partir de su conversación tampoco sería tarea fácil. Mikael no sentía en aquél un enemigo al acecho, mas sin embargo se mantenía alerta a pesar de aquello. Años esquivando seres de su misma condición le habían privado el comprender bastante su forma de conducirse ante los demás.
―"Así que el aura puede verse..." ―pensó el ser de la noche posterior a la respuesta del desconocido, meditó un momento con sus palabras comprendiendo que aquella sería una cualidad que jamás alcanzaría y luego agregó ―la necesidad de beber sangre humana me ha quedado bastante clara... ―mencionó casi para sí ―no es opcional... ―agregó.
Debido a su carencia de uno de sus sentidos, Mikael era capaz de escuchar los movimientos de su interlocutor, el cual en ese momento se acercaba hacia él dando unos pocos pasos por lo que el vampiro permaneció inmóvil. Aquella tendencia a permanecer a la defensiva todo el tiempo había invadido los sentidos de Mikael una vez más sin hacer notoria tal reacción.
―Comienzo a frecuentar el lugar sí ―respondió una vez más al escuchar cómo aquél se alejaba y se disponía a tomar asiento ―muy amable, caballero ―responde al ofrecimiento del vampiro desconocido y se dispone a descansar sentándose en el otro extremo de aquella banca ―y no, no se equivoca señor. Mi país es Inglaterra, tengo poco tiempo en Francia ¿Y usted?
Entablar aquella conversación con el desconocido era un logro bastante grande, al menos para aquél cuya costumbre era evadir a aquellos que compartiesen su misma condición. Habiendo tomado lugar al lado del desconocido, Mikael permanecía en silencio, sosteniendo el bastón entre ambas manos dejando el extremo apoyando contra el suelo. Sus ojos claros sumidos en una eterna oscuridad...
―Sus palabras me hacen comprender que tiene bastante experiencia en lo que a nuestra condición se refiere ―reanudó la conversación con seriedad, mientras que en su cabeza rondaban ideas que no era capaz de externar ―la adaptación no me ha sido nada sencilla ―confesó finalmente no muy seguro de que aquello fuese buena idea, pero con la certeza de que sería necesario hacerlo tarde o temprano.
Mikael era incapaz de ver la figura de aquél con quien se encontraba conversando aquella noche, cuyo viento incesante continuaba despeinando su negro cabello. Apoyando aún el extremo de su bastón en el suelo, curiosamente el ser nocturno sentía cierto agrado ante la presencia de aquél cuya condición fuese igual a la suya. La curiosidad acerca de su existencia se acrecentaba cada vez más mientras un cúmulo de ideas invadían su cabeza.
―Sé de qué habla, por supuesto ―respondió el vampiro al desconocido. Pensar como ser humano era algo que le había sido imposible abandonar a pesar de haber transcurrido cuatro largos años ―es interesante el uso que le da a su... don... ―continuó con seriedad, hizo una pausa en la conversación.
El ser nocturno escuchaba atentamente al desconocido, mientras que intentaba formarse una imagen dentro de su mente. Tendencia muy natural dadas las condiciones en las cuales Mikael había terminado por perder el sentido de la vista... siendo adulto había conocido durante bastante tiempo el mundo a través de sus ojos, por lo que tendía bastante a construir aquellas visiones.
La curiosidad se apoderaba cada vez más del vampiro también, el formarse una idea en su mente sobre aquél con quien conversaba a partir de su conversación tampoco sería tarea fácil. Mikael no sentía en aquél un enemigo al acecho, mas sin embargo se mantenía alerta a pesar de aquello. Años esquivando seres de su misma condición le habían privado el comprender bastante su forma de conducirse ante los demás.
―"Así que el aura puede verse..." ―pensó el ser de la noche posterior a la respuesta del desconocido, meditó un momento con sus palabras comprendiendo que aquella sería una cualidad que jamás alcanzaría y luego agregó ―la necesidad de beber sangre humana me ha quedado bastante clara... ―mencionó casi para sí ―no es opcional... ―agregó.
Debido a su carencia de uno de sus sentidos, Mikael era capaz de escuchar los movimientos de su interlocutor, el cual en ese momento se acercaba hacia él dando unos pocos pasos por lo que el vampiro permaneció inmóvil. Aquella tendencia a permanecer a la defensiva todo el tiempo había invadido los sentidos de Mikael una vez más sin hacer notoria tal reacción.
―Comienzo a frecuentar el lugar sí ―respondió una vez más al escuchar cómo aquél se alejaba y se disponía a tomar asiento ―muy amable, caballero ―responde al ofrecimiento del vampiro desconocido y se dispone a descansar sentándose en el otro extremo de aquella banca ―y no, no se equivoca señor. Mi país es Inglaterra, tengo poco tiempo en Francia ¿Y usted?
Entablar aquella conversación con el desconocido era un logro bastante grande, al menos para aquél cuya costumbre era evadir a aquellos que compartiesen su misma condición. Habiendo tomado lugar al lado del desconocido, Mikael permanecía en silencio, sosteniendo el bastón entre ambas manos dejando el extremo apoyando contra el suelo. Sus ojos claros sumidos en una eterna oscuridad...
―Sus palabras me hacen comprender que tiene bastante experiencia en lo que a nuestra condición se refiere ―reanudó la conversación con seriedad, mientras que en su cabeza rondaban ideas que no era capaz de externar ―la adaptación no me ha sido nada sencilla ―confesó finalmente no muy seguro de que aquello fuese buena idea, pero con la certeza de que sería necesario hacerlo tarde o temprano.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
La noche mágica donde danzan todas las almas, el cementerio es el hogar del terrible tormento ajeno, dos sin ellas conversaban ¿Qué tétrico podía ser aquello? Deiran asentía con calma a las palabras del vampiro que tenía al frente, observaba las gesticulaciones y sus movimientos que parecían ser parejos sin ningún cambio. Suspiró tranquilo y se imaginó él en esos días, jamás había sido tan calmo, desde que lo habían transformado había sido una bestia que tomaba todo lo que a su paso quisiese, eso sí, con sumo cuidado y cautela.
La rigidez de sus palabras eran una sorpresa, al parecer ambos compartían aquella cualidad un tanto rara y por sus adentro Deiran pensaba en qué de provechoso podía sacar de aquel, ya que dos seres con la misma condición y carácter era un poco monótono. Igual aquello no era de gran importancia, a veces lograba ser sociable, otras veces no, en realidad todo dependía de con quién tratase, definitivamente el acompañante al frente despedía cierto interés, vería en el transcurso de la conversación qué sucedía.
-Claro! Es que todos jugamos el mismo juego Monsieur, no sé con qué fin lo hacemos, total no podemos cambiar lo que somos, unos... monstruos... - mencionó aquello con naturalidad y respiro agusto - ¿Don?- esbozó una sonrisa muy sarcástica a sus palabras y se limitó a verle con detenimiento -Más que un don... es un arte... El arte del arrebatamiento... ¿No le parece? O para que no suene tan feo, ¿El arte de supervivencia? Un juego donde gana el más hábil y muere el débil, es la ley de la vida Monsieur, gana el más apto y muere el que no está listo para las adversidades ¿no cree? - terminando aquella conversación un poco 'hostil'.
Los aires de intriga que de el cuerpo del ajeno se despertaban era como comidilla de aves, la regaba por todo el ambiente esperando a ser devoradas ¿Qué era lo que realmente quería? Deiran miraba hacía el frondoso cielo y trataba de alcanzar su inmensidad. Del aire se despidió cierto olor que rápidamente llamó su atención, pero se desconcentró unos minutos a lo que el desconocido se dirigía a el.
-Me alegra que tenga eso bien presente... Ahmm... - pensó para si mismo aún desconocía su nombre -No soporto toparme con tipos que odien el arte de nuestro.. don... - haciendo referencia a lo que antes había dicho -Son débiles, un vergüenza para nuestra especie, sí, en algún tiempo fuimos... humanos... pero eso no quiere decir que sigamos siendo unos no queriendo alimentarse, sí nos vestimos como ellos, nos comportamos como ellos, incluso patéticamente hacemos sus mismas labores, con la salvedad que contamos con algo que ellos no, una pseudo inmortalidad... - dijo aquello tranquilo sin ver al ajeno, dirigiendo su vista a uno de los paredones que alumbraban con una vela el hermoso paisaje.
Después de haber tomado haciendo se percataba de lo delicados y bien pensados que eran sus movimientos -Al menos eso...- se dijo Deiran observando la cara ajena, era obvio por más que deseara el desconocido no podría verle -Oh, veo que he acertado, entonces es un extranjero al igual que yo, hace más de doscientos años que resido en París, pero mi país es Italia... - dijo aquello con cierta peculiaridad pues no le gustaba hablar de su hogar a menos que fuese por negocios meramente.
El ambiente se tornó silencioso un minuto al después oír al ajeno hablar -Sí, así es, no es que sea un experto como tal, pero al menos doscientos cincuenta años siendo esto es algo no? - viendo sus manos que jamás volvieron a sentir el calor -Mi nombre es Deiran, disculpe no haberme presentado antes, no se me dan muy bien las pláticas y tampoco quiero verle por siempre como un desconocido... - levantó su vista y extendiéndole la mano se la ofreció para apretarle sin antes haberle oído lo que sus palabras ya habían delatado -No se preocupes... ya lo había notado antes... No es que usted despida esa sensación, sus palabras me han dado la respuesta y después de lo que me ha dicho a corroborado mi hipótesis, usted aún quisiera ser humano, está atado a esto que no tiene regreso, no hay camino hacia atrás a menos que quiera morir.... - le dijo sin ningún tapujo. Cuando de repente de sus labios se comenzó a despedir el olor a sangre, había alguien más que logró captar la atención inmediata de Deiran, cerró sus ojos y le divisó, era una dama con pena y nostalgia en el alma, seguramente no sabía que a la boca del lobo se había metido.
La rigidez de sus palabras eran una sorpresa, al parecer ambos compartían aquella cualidad un tanto rara y por sus adentro Deiran pensaba en qué de provechoso podía sacar de aquel, ya que dos seres con la misma condición y carácter era un poco monótono. Igual aquello no era de gran importancia, a veces lograba ser sociable, otras veces no, en realidad todo dependía de con quién tratase, definitivamente el acompañante al frente despedía cierto interés, vería en el transcurso de la conversación qué sucedía.
-Claro! Es que todos jugamos el mismo juego Monsieur, no sé con qué fin lo hacemos, total no podemos cambiar lo que somos, unos... monstruos... - mencionó aquello con naturalidad y respiro agusto - ¿Don?- esbozó una sonrisa muy sarcástica a sus palabras y se limitó a verle con detenimiento -Más que un don... es un arte... El arte del arrebatamiento... ¿No le parece? O para que no suene tan feo, ¿El arte de supervivencia? Un juego donde gana el más hábil y muere el débil, es la ley de la vida Monsieur, gana el más apto y muere el que no está listo para las adversidades ¿no cree? - terminando aquella conversación un poco 'hostil'.
Los aires de intriga que de el cuerpo del ajeno se despertaban era como comidilla de aves, la regaba por todo el ambiente esperando a ser devoradas ¿Qué era lo que realmente quería? Deiran miraba hacía el frondoso cielo y trataba de alcanzar su inmensidad. Del aire se despidió cierto olor que rápidamente llamó su atención, pero se desconcentró unos minutos a lo que el desconocido se dirigía a el.
-Me alegra que tenga eso bien presente... Ahmm... - pensó para si mismo aún desconocía su nombre -No soporto toparme con tipos que odien el arte de nuestro.. don... - haciendo referencia a lo que antes había dicho -Son débiles, un vergüenza para nuestra especie, sí, en algún tiempo fuimos... humanos... pero eso no quiere decir que sigamos siendo unos no queriendo alimentarse, sí nos vestimos como ellos, nos comportamos como ellos, incluso patéticamente hacemos sus mismas labores, con la salvedad que contamos con algo que ellos no, una pseudo inmortalidad... - dijo aquello tranquilo sin ver al ajeno, dirigiendo su vista a uno de los paredones que alumbraban con una vela el hermoso paisaje.
Después de haber tomado haciendo se percataba de lo delicados y bien pensados que eran sus movimientos -Al menos eso...- se dijo Deiran observando la cara ajena, era obvio por más que deseara el desconocido no podría verle -Oh, veo que he acertado, entonces es un extranjero al igual que yo, hace más de doscientos años que resido en París, pero mi país es Italia... - dijo aquello con cierta peculiaridad pues no le gustaba hablar de su hogar a menos que fuese por negocios meramente.
El ambiente se tornó silencioso un minuto al después oír al ajeno hablar -Sí, así es, no es que sea un experto como tal, pero al menos doscientos cincuenta años siendo esto es algo no? - viendo sus manos que jamás volvieron a sentir el calor -Mi nombre es Deiran, disculpe no haberme presentado antes, no se me dan muy bien las pláticas y tampoco quiero verle por siempre como un desconocido... - levantó su vista y extendiéndole la mano se la ofreció para apretarle sin antes haberle oído lo que sus palabras ya habían delatado -No se preocupes... ya lo había notado antes... No es que usted despida esa sensación, sus palabras me han dado la respuesta y después de lo que me ha dicho a corroborado mi hipótesis, usted aún quisiera ser humano, está atado a esto que no tiene regreso, no hay camino hacia atrás a menos que quiera morir.... - le dijo sin ningún tapujo. Cuando de repente de sus labios se comenzó a despedir el olor a sangre, había alguien más que logró captar la atención inmediata de Deiran, cerró sus ojos y le divisó, era una dama con pena y nostalgia en el alma, seguramente no sabía que a la boca del lobo se había metido.
Deiran Chassier- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
―Monstruos... ―la simple mención de tal palabra provocó una sensación de total incomodidad en el vampiro, a quien le costaba bastante asumir su nueva condición.
Un monstruo cuyo único propósito en el mundo sería recorrer hasta el más oscuro rincón para saciarse de aquél líquido que le extendería la existencia. Aquellas acciones que, de la forma más cruel, terminaban con la vida de aquellas víctimas en la mayoría de las ocasiones. Una satisfacción calmada a costa de aquellos seres d los que alguna vez formó parte y que, debido a aquél evento desafortunado, hubiese abandonado en contra de su voluntad.
¿El arte? ¿Un juego de vida para demostrar la fortaleza de uno sobre el otro? Mikael daba vueltas a tantas ideas, recuerdos, sensaciones, pensamientos... aquél fatídico día en el que él mismo hubiese formado parte de aquél grupo carente de toda posibilidad de resultar "superior". El vampiro inhaló hondo el oxígeno que le fuese innecesario hoy en día, mientras que su mirada perdida, sumida en la oscuridad, era incapaz de expresar ninguna emoción.
El ser nocturno escuchaba atentamente cada una de las palabras del desconocido, el cual poseía una ideología bastante distinta a la propia. A causa de su falta de convivencia con seres de su misma condición, desconocía la diversidad de pensamientos que, al igual que en los humanos, se desarrollaba entre unos y otros. Mikael guardaba la firme idea de la poca diferencia que el mismo tenía con los seres humanos.
―Así es... ―respondió Mikael ―una pseudoinmortalidad que depende de la existencia de aquellos a los que considera inferiores, caballero... de ellos depende nuestra existencia ¿serán acaso tan inferiores como se les considera, señor?
Mikael continuaba de pie, su porte erguido con aquellos ojos cuya mirada se encontrara fija en ninguna parte. El vampiro se presentaba como alguien que viviese ya más de doscientos años, lo cual provocó bastante sorpresa en el ser nocturno ya que, en comparación con sus cuatro años de haber sido transformado, el desconocido había vivido bastante tiempo en su condición vampírica.
―Deiran, un placer ―respondió al escuchar su nombre ―Mikael, para servirle ―se presentó también haciendo una reverencia frente al vampiro recién conocido para posteriormente estrechar su mano.
Fue inmediatamente después cuando un sonido de pasos sacó de concentración al vampiro quien, levantando un poco su rostro con la intención de escuchar algo, logró aspirar el aroma de un humano que se encontrara a poca distancia suya. Mikael se extrañaba ante la presencia de la mujer a semejantes horas de la noche y, manteniéndose sereno, esperaba no ocurriera una tragedia esa noche.
―Caballero... ―pronunció finalmente sin agregar nada más en un intento que, sabía sería casi imposible, de distraer al vampiro de su interés en aquella desafortunada mujer.
Un monstruo cuyo único propósito en el mundo sería recorrer hasta el más oscuro rincón para saciarse de aquél líquido que le extendería la existencia. Aquellas acciones que, de la forma más cruel, terminaban con la vida de aquellas víctimas en la mayoría de las ocasiones. Una satisfacción calmada a costa de aquellos seres d los que alguna vez formó parte y que, debido a aquél evento desafortunado, hubiese abandonado en contra de su voluntad.
¿El arte? ¿Un juego de vida para demostrar la fortaleza de uno sobre el otro? Mikael daba vueltas a tantas ideas, recuerdos, sensaciones, pensamientos... aquél fatídico día en el que él mismo hubiese formado parte de aquél grupo carente de toda posibilidad de resultar "superior". El vampiro inhaló hondo el oxígeno que le fuese innecesario hoy en día, mientras que su mirada perdida, sumida en la oscuridad, era incapaz de expresar ninguna emoción.
El ser nocturno escuchaba atentamente cada una de las palabras del desconocido, el cual poseía una ideología bastante distinta a la propia. A causa de su falta de convivencia con seres de su misma condición, desconocía la diversidad de pensamientos que, al igual que en los humanos, se desarrollaba entre unos y otros. Mikael guardaba la firme idea de la poca diferencia que el mismo tenía con los seres humanos.
―Así es... ―respondió Mikael ―una pseudoinmortalidad que depende de la existencia de aquellos a los que considera inferiores, caballero... de ellos depende nuestra existencia ¿serán acaso tan inferiores como se les considera, señor?
Mikael continuaba de pie, su porte erguido con aquellos ojos cuya mirada se encontrara fija en ninguna parte. El vampiro se presentaba como alguien que viviese ya más de doscientos años, lo cual provocó bastante sorpresa en el ser nocturno ya que, en comparación con sus cuatro años de haber sido transformado, el desconocido había vivido bastante tiempo en su condición vampírica.
―Deiran, un placer ―respondió al escuchar su nombre ―Mikael, para servirle ―se presentó también haciendo una reverencia frente al vampiro recién conocido para posteriormente estrechar su mano.
Fue inmediatamente después cuando un sonido de pasos sacó de concentración al vampiro quien, levantando un poco su rostro con la intención de escuchar algo, logró aspirar el aroma de un humano que se encontrara a poca distancia suya. Mikael se extrañaba ante la presencia de la mujer a semejantes horas de la noche y, manteniéndose sereno, esperaba no ocurriera una tragedia esa noche.
―Caballero... ―pronunció finalmente sin agregar nada más en un intento que, sabía sería casi imposible, de distraer al vampiro de su interés en aquella desafortunada mujer.
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
Observaba callado al hombre que tenía al frente, su serenidad era impresionante que dejaba una sensación de curiosidad e intriga a las entrañas de Deiran, se sentía asombrado porque no había tenido la oportunidad de compartir con alguien así en años y menos en París, puesto que no era tan social no sabía, era una suerte haberse topado de esa manera con aquel callado vampiro.
La noche cerraba el canto de las catacumbas, los gruñidos de las garras rasgar los ataúdes era música para sus oídos, se perdía en esa melodía de ratos pero sin descuidar al ajeno, puesto que desconocía la verdadera esencia de aquel así que no le podía quitar el ojo de encima, claro de manera cautelosa y disimulada, era algo que lo caracterizaba, no era de los que gozaba del arrebatamiento.
El desconocido demonio era un caso, se quedaba en silencio por largos ratos como si en su cabeza debatiera temas de suma importancia, pasaba por alto algunas preguntas que Deiran hacía y aún así él no le daba importancia su silencio meritaba y Deiran sabía aquello.
Miró con molestia el rostro sin fasciculaciones del desconocido y respondió a lo único que por los momentos se había dignado a contestarle -Monsieur, ¿parezco yo un altanero?- sabía que sí lo estaba siendo pero no le importaba -Me siento un tanto.. aludido por sus palabras.. Aunque la verdad no me importa, sabe que si lo somos, sabe que somos superiores a esos seres, la debilidad de ellos es la fortaleza nuestra Monsieur, su miedo, de eso vivimos y...- haciendo una pausa para dejarle muy claro -A lo que me refería es que ellos no gozan del terrible tormento de la fotosensibilidad....- terminando la conversación con eso último, no se colocaría a discutir o querer cambiar las creencias de un neófito, que lo único en lo que pensaría es en ''preservar'' la vida ajena, inútilmente, porque al fin y al cabo algo que todas las criaturas tenían segura era la muerte.
Después de los segundos que estuvieron en silencio ambos, el viento jugueteó con los cabellos de los dos seres, Deiran se ajustó la chaqueta que llevaba puesta y le vio nuevamente, sinceramente nunca había estado frente a un vampiro no vidente, le parecía un tanto incómodo por no poder ver más allá que lo que sus ojos perdidos decían.
-Mikael, eh!? Bueno en ese caso es un.. gusto supongo...- no decía aquello muy convencido porque no era con muchos con los que se había logrado sentir agusto en una conversación tan repentina como aquella. Estaba en aquella especie de transición cuando ambos se percataron lo que el aire traía consigo, notablemente Deiran se percató de la inquietud que Mikael reflejaba. Su respiración, sus manos, todo su ser transpiraba un humor de inconsistencia que no concuerda con la de un vampiro normal, lo que hizo sonreír a Deiran, ¿acaso estaba preocupada por el infortunio de la mujer que estaba con ellos lejanamente?
-Lo percibe Mikael? Percibe el olor de esa sangre.....- diciendo en una sátira mal elaborada -¿No es divino? ¿excelso? ¿Majestuoso?- se colocó de pie -Siente como la sangre desciende de esa yugular? Como pide a gritos ser succionada....?- arqueando una ceja y caminando hacia donde estaba él. -Su piel se ve maltratada, su aura se ve seca... ¿le apetece?- le vio desquiciadamente -¿Le apetecería compartir la cena conmigo?- soltó una sonrisa y volvió a sentarse. La sentencia de esa enlutada mujer estaba echada, nada haría sacar aquella maldad con la que Deiran deseaba su sangre.
La noche cerraba el canto de las catacumbas, los gruñidos de las garras rasgar los ataúdes era música para sus oídos, se perdía en esa melodía de ratos pero sin descuidar al ajeno, puesto que desconocía la verdadera esencia de aquel así que no le podía quitar el ojo de encima, claro de manera cautelosa y disimulada, era algo que lo caracterizaba, no era de los que gozaba del arrebatamiento.
El desconocido demonio era un caso, se quedaba en silencio por largos ratos como si en su cabeza debatiera temas de suma importancia, pasaba por alto algunas preguntas que Deiran hacía y aún así él no le daba importancia su silencio meritaba y Deiran sabía aquello.
Miró con molestia el rostro sin fasciculaciones del desconocido y respondió a lo único que por los momentos se había dignado a contestarle -Monsieur, ¿parezco yo un altanero?- sabía que sí lo estaba siendo pero no le importaba -Me siento un tanto.. aludido por sus palabras.. Aunque la verdad no me importa, sabe que si lo somos, sabe que somos superiores a esos seres, la debilidad de ellos es la fortaleza nuestra Monsieur, su miedo, de eso vivimos y...- haciendo una pausa para dejarle muy claro -A lo que me refería es que ellos no gozan del terrible tormento de la fotosensibilidad....- terminando la conversación con eso último, no se colocaría a discutir o querer cambiar las creencias de un neófito, que lo único en lo que pensaría es en ''preservar'' la vida ajena, inútilmente, porque al fin y al cabo algo que todas las criaturas tenían segura era la muerte.
Después de los segundos que estuvieron en silencio ambos, el viento jugueteó con los cabellos de los dos seres, Deiran se ajustó la chaqueta que llevaba puesta y le vio nuevamente, sinceramente nunca había estado frente a un vampiro no vidente, le parecía un tanto incómodo por no poder ver más allá que lo que sus ojos perdidos decían.
-Mikael, eh!? Bueno en ese caso es un.. gusto supongo...- no decía aquello muy convencido porque no era con muchos con los que se había logrado sentir agusto en una conversación tan repentina como aquella. Estaba en aquella especie de transición cuando ambos se percataron lo que el aire traía consigo, notablemente Deiran se percató de la inquietud que Mikael reflejaba. Su respiración, sus manos, todo su ser transpiraba un humor de inconsistencia que no concuerda con la de un vampiro normal, lo que hizo sonreír a Deiran, ¿acaso estaba preocupada por el infortunio de la mujer que estaba con ellos lejanamente?
-Lo percibe Mikael? Percibe el olor de esa sangre.....- diciendo en una sátira mal elaborada -¿No es divino? ¿excelso? ¿Majestuoso?- se colocó de pie -Siente como la sangre desciende de esa yugular? Como pide a gritos ser succionada....?- arqueando una ceja y caminando hacia donde estaba él. -Su piel se ve maltratada, su aura se ve seca... ¿le apetece?- le vio desquiciadamente -¿Le apetecería compartir la cena conmigo?- soltó una sonrisa y volvió a sentarse. La sentencia de esa enlutada mujer estaba echada, nada haría sacar aquella maldad con la que Deiran deseaba su sangre.
Deiran Chassier- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
Mikael se encontraba ante uno de los suyos, mas la sensación de familiaridad era prácticamente nula. Aquél ser cuya forma de subsistencia fuese alimentarse de sangre humana en la primera oportunidad, provocaban en el vampiro casi recién transformado una sensación no muy grata. Habían pasado cuatro años ya bajo aquella que él considerase una maldición, mas no lograba aceptarlo todavía.
Encontrarse en solitario en medio de aquél paisaje que cualquier persona consideraría un sitio fuera de lo común para recorrer por simple gusto, provocaban una sorprendente sensación de calma en Mikael. La presente estación otoñal bastante marcada en la naturaleza del lugar, parecía agradar al vampiro en gran medida, por lo que había tomado por costumbre relajarse en él.
Ahora, frente a frente con aquél ante quien acabase de presentarse, su hermético carácter estaba surgiendo una vez más. No acostumbrado a explicar los motivos que le llevaban a la negación por alimentarse de la misma forma que sus pares, simplemente se había decidido buscar una forma de evadir aquello. El vampiro, además, había callado ante aquellas respuestas que esperase el hombre sin intención de causar ofensa alguna.
―Pido una disculpa, caballero ―decidió responder al vampiro ―es simplemente que no comparto su sensación, en lo que a mí respecta al menos ―continuó. Las palabras salían de sus labios con dificultad, se encontraba ante un clásico ser nocturno por lo que mostrarse como lo que él mismo era, seguramente sería crucial.
Habían permanecido en silencio, Mikael manteniéndose a la escucha de las palabras de aquél ser que, confundidas con el sonido del viento y pisadas de aquellos animales qe acompañasen a la esencia de los ocupantes de todas aquellas lápidas, provocaban en el vampiro una imagen mental fuera de lo común. Sosteniendo su bastón con ambas manos, éste simplemente aspiraba con lentitud al escuchar las palabras del recién conocido.
―Puedo sentirlo, por supuesto ―respondió dándose cuenta de la presencia de aquella pobre mujer ―mas... confesaré, caballero ―continuó con tranquilidad ―que es bastante distinta a la suya la sensación experimentada por mí ―confesó, luego calló.
El deseo de alimentarse de aquél desafortunado ser se encontraba totalmente ausente en Mikael quien, siendo también condenado a beber de la misma manera que hacían aquellos seres eternos, se dispusiese simplemente cuando existiese una sumamente imperiosa necesidad. Aquello causaba tal malestar e incomodidad en el vampiro, que consciente estaba de encontrarse en una especie de infierno terrenal.
―Caballero, yo... ―comenzó ―agradezco su ofrecimiento, pero debo confesar que me he alimentado ya ―finalizó. La duda embargando todo su ser, desconocía por completo la costumbre de aquél ser cuyo único deseo parecía ser el saciar su sed a como fuera lugar.
En ese momento un cúmulo de dudas invadió la mente del vampiro quien, al no ser capaz de evitar la necesidad de alimentarse de esa manera, buscara siempre la forma de causar un daño mínimo en aquellos que terminaran siendo víctimas de tan terribles actos de sobrevivencia. Acciones que, en ese momento, peligraban al haberse puesto a prueba en ese mismo momento.
―Adelante, caballero... ―sólo logró responder ―le cedo el honor.
Encontrarse en solitario en medio de aquél paisaje que cualquier persona consideraría un sitio fuera de lo común para recorrer por simple gusto, provocaban una sorprendente sensación de calma en Mikael. La presente estación otoñal bastante marcada en la naturaleza del lugar, parecía agradar al vampiro en gran medida, por lo que había tomado por costumbre relajarse en él.
Ahora, frente a frente con aquél ante quien acabase de presentarse, su hermético carácter estaba surgiendo una vez más. No acostumbrado a explicar los motivos que le llevaban a la negación por alimentarse de la misma forma que sus pares, simplemente se había decidido buscar una forma de evadir aquello. El vampiro, además, había callado ante aquellas respuestas que esperase el hombre sin intención de causar ofensa alguna.
―Pido una disculpa, caballero ―decidió responder al vampiro ―es simplemente que no comparto su sensación, en lo que a mí respecta al menos ―continuó. Las palabras salían de sus labios con dificultad, se encontraba ante un clásico ser nocturno por lo que mostrarse como lo que él mismo era, seguramente sería crucial.
Habían permanecido en silencio, Mikael manteniéndose a la escucha de las palabras de aquél ser que, confundidas con el sonido del viento y pisadas de aquellos animales qe acompañasen a la esencia de los ocupantes de todas aquellas lápidas, provocaban en el vampiro una imagen mental fuera de lo común. Sosteniendo su bastón con ambas manos, éste simplemente aspiraba con lentitud al escuchar las palabras del recién conocido.
―Puedo sentirlo, por supuesto ―respondió dándose cuenta de la presencia de aquella pobre mujer ―mas... confesaré, caballero ―continuó con tranquilidad ―que es bastante distinta a la suya la sensación experimentada por mí ―confesó, luego calló.
El deseo de alimentarse de aquél desafortunado ser se encontraba totalmente ausente en Mikael quien, siendo también condenado a beber de la misma manera que hacían aquellos seres eternos, se dispusiese simplemente cuando existiese una sumamente imperiosa necesidad. Aquello causaba tal malestar e incomodidad en el vampiro, que consciente estaba de encontrarse en una especie de infierno terrenal.
―Caballero, yo... ―comenzó ―agradezco su ofrecimiento, pero debo confesar que me he alimentado ya ―finalizó. La duda embargando todo su ser, desconocía por completo la costumbre de aquél ser cuyo único deseo parecía ser el saciar su sed a como fuera lugar.
En ese momento un cúmulo de dudas invadió la mente del vampiro quien, al no ser capaz de evitar la necesidad de alimentarse de esa manera, buscara siempre la forma de causar un daño mínimo en aquellos que terminaran siendo víctimas de tan terribles actos de sobrevivencia. Acciones que, en ese momento, peligraban al haberse puesto a prueba en ese mismo momento.
―Adelante, caballero... ―sólo logró responder ―le cedo el honor.
Alam Lestrange- Vampiro Clase Alta
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
Qué noche tan extraña, llámenlo mala suerte, no pensaba en toparse con un ‘’hombre’’ tan cerrado y con una falsa moral alta, después de todo, nadie puede esconder lo que realmente es, un monstruo. Luego de haberse fijado en cada una de las inexpresivas caras del ajeno, Deiran estaba más convencido que poco a poco la especie iba en decadencia, que era una vergüenza y burla llamarse vampiro, de todas formas sea cual haya sido el motivo por el cual él había sido transformado, debía aprender a renunciar a lo que antes fue y lo que era ahora. Una simple ley de supervivencia, en sus adentros Deiran se preguntaba si en algún momento de su patética existencia lo habían hecho sufrir.
El viento oleó una bocanada de frío, que quebraba los huesos que eran insensibles, quizás si éstos pudiesen emanar esa misma sensación, el viento huiría, pues su piel estaba más congelada incompatiblemente con la vida.
Suspiró un momento y se quedó callado oyendo las respuestas monosilábicas de Mikael y se sintió aún más decepcionado, tarde o temprano debía de despertar o tristemente sería cenizas en el basto universo.
-‘’Sobrevive el más apto’’- se imaginó Deiran mientras acomodaba su cabello. Y el olor a sangre agudizaba sus sentidos, le hacía una seductora invitación a desencarnar el diablo que llevaba dentro y no, no porque tuviese sed de sangre sino por mero placer, ¿acaso eso no era suficiente?
Mientras el hombre le hablaba Deiran estaba más pendiente de los movimientos de la letárgica mujer que arrastraba sus pies por aquel tétrico cementerio. A lo único que él respondió —No espero que comparta mi pensar, solo le muestro las cosas tal y como son…. No me importa si piensa que creer en la piedad podrá redimir el pecado de existir de esta manera….. ¿no se da cuenta? Somos demonios, no podemos pisar el templo sagrado, aun negándose, usted y yo no podremos jamás ser lo que éramos antes… sólo piénselo… - dijo eso sin ningún sentido de ánimo—Es exquisito el sabor de esa sangre que recorre por las venas de esa mujer, pero, lejos de eso, es más exquisito y exuberante el olor a muerte que la rodea….- sonrió complacido.
Después de que Mikael, se negara de una manera sutil y poco común, era obvio, había detectado la mentira en sus palabras soltó una sonrisa e hizo una pequeña reverencia, como si pidiese permiso para hacer lo que haría, era como un niño queriendo provocar al demonio —Oh! Bien Monsieur, creo que tomaré la delantera, espero no le moleste que coma frente a usted, de todas maneras, usted está satisfecho, estoy seguro que no habrá ningún problema… -diciendo aquello con un tono de sarcasmo. Sabía que no estaba saciado y el olor brotar del cuello de esa mujer despertaría el verdadero ser que era.
Mientras se alejaba a pocos metros de donde estaba con Mikael iba maquinando la sádica idea de atacar a la mujer, quería sorprender al vampiro no vidente. Era como un cantar divino. Se sentía extasiado.
Frente aquella mujer la miró de frente, sonriendo dulcemente le abrazó sin antes haberse arrancado un trozo de su piel del dedo índice con fuerza haciéndole sangra de inmediato, sin dejar que la mujer pronunciara una palabra, olfateó sus cabellos y se abrazó a su cintura aprisionándole más, le susurró algo al oído y la mujer palideció, la sangre que del dedo salía como fuente divina comenzó a mancharle el vestido, Deiran lo llevó a los labios de la desafortunada mujer y los delineó con su sangre para después darle un beso y darle de beber de ésta.
Sonriendo tranquilamente como quien gana la lotería, estaba satisfecho, vio a los ojos de la viuda y estaban perdidos en el eterno infinito, Deiran chasqueó los dedos y suavemente se dirigió a ella —Sígueme….. Quiero que conozcas a alguien… - caminando plácidamente hacia donde Mikael se encontraba, mientras iba caminando se rió -¡Bendita hemokinesis…! Me haces tanto disfrutarte…. la mujer era su esclava y estaba a los pies y deseos del vampiro.
Una vez había llegado frente a Mikael con un tono inocente le miró —Monsieur, ella quería conocerlo… - arqueó una ceja y soltó una sonrisa al ver la cara del vampiro —¡La cena está servida Monsier….! - empujando a la mujer frente a él, que se quedó sin decirle nada —Vamos, vamos…. saluda - le dijo a la mujer que haca una reverencia mecida en el hipnótico poder ajeno. -¿Qué vas a hacer Mikael?- pensó Deiran y sonrió.
El viento oleó una bocanada de frío, que quebraba los huesos que eran insensibles, quizás si éstos pudiesen emanar esa misma sensación, el viento huiría, pues su piel estaba más congelada incompatiblemente con la vida.
Suspiró un momento y se quedó callado oyendo las respuestas monosilábicas de Mikael y se sintió aún más decepcionado, tarde o temprano debía de despertar o tristemente sería cenizas en el basto universo.
-‘’Sobrevive el más apto’’- se imaginó Deiran mientras acomodaba su cabello. Y el olor a sangre agudizaba sus sentidos, le hacía una seductora invitación a desencarnar el diablo que llevaba dentro y no, no porque tuviese sed de sangre sino por mero placer, ¿acaso eso no era suficiente?
Mientras el hombre le hablaba Deiran estaba más pendiente de los movimientos de la letárgica mujer que arrastraba sus pies por aquel tétrico cementerio. A lo único que él respondió —No espero que comparta mi pensar, solo le muestro las cosas tal y como son…. No me importa si piensa que creer en la piedad podrá redimir el pecado de existir de esta manera….. ¿no se da cuenta? Somos demonios, no podemos pisar el templo sagrado, aun negándose, usted y yo no podremos jamás ser lo que éramos antes… sólo piénselo… - dijo eso sin ningún sentido de ánimo—Es exquisito el sabor de esa sangre que recorre por las venas de esa mujer, pero, lejos de eso, es más exquisito y exuberante el olor a muerte que la rodea….- sonrió complacido.
Después de que Mikael, se negara de una manera sutil y poco común, era obvio, había detectado la mentira en sus palabras soltó una sonrisa e hizo una pequeña reverencia, como si pidiese permiso para hacer lo que haría, era como un niño queriendo provocar al demonio —Oh! Bien Monsieur, creo que tomaré la delantera, espero no le moleste que coma frente a usted, de todas maneras, usted está satisfecho, estoy seguro que no habrá ningún problema… -diciendo aquello con un tono de sarcasmo. Sabía que no estaba saciado y el olor brotar del cuello de esa mujer despertaría el verdadero ser que era.
Mientras se alejaba a pocos metros de donde estaba con Mikael iba maquinando la sádica idea de atacar a la mujer, quería sorprender al vampiro no vidente. Era como un cantar divino. Se sentía extasiado.
Frente aquella mujer la miró de frente, sonriendo dulcemente le abrazó sin antes haberse arrancado un trozo de su piel del dedo índice con fuerza haciéndole sangra de inmediato, sin dejar que la mujer pronunciara una palabra, olfateó sus cabellos y se abrazó a su cintura aprisionándole más, le susurró algo al oído y la mujer palideció, la sangre que del dedo salía como fuente divina comenzó a mancharle el vestido, Deiran lo llevó a los labios de la desafortunada mujer y los delineó con su sangre para después darle un beso y darle de beber de ésta.
Sonriendo tranquilamente como quien gana la lotería, estaba satisfecho, vio a los ojos de la viuda y estaban perdidos en el eterno infinito, Deiran chasqueó los dedos y suavemente se dirigió a ella —Sígueme….. Quiero que conozcas a alguien… - caminando plácidamente hacia donde Mikael se encontraba, mientras iba caminando se rió -¡Bendita hemokinesis…! Me haces tanto disfrutarte…. la mujer era su esclava y estaba a los pies y deseos del vampiro.
Una vez había llegado frente a Mikael con un tono inocente le miró —Monsieur, ella quería conocerlo… - arqueó una ceja y soltó una sonrisa al ver la cara del vampiro —¡La cena está servida Monsier….! - empujando a la mujer frente a él, que se quedó sin decirle nada —Vamos, vamos…. saluda - le dijo a la mujer que haca una reverencia mecida en el hipnótico poder ajeno. -¿Qué vas a hacer Mikael?- pensó Deiran y sonrió.
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
Mikael permanecía envuelto en aquella experiencia totalmente fuera de lo común. Si por lo regular el vampiro acostumbrase mantenerse al margen de todos aquellos que compartían su condición a causa del desconcierto y, ¿por qué no? del miedo a la aceptación de la misma, su falta de experiencia sería totalmente comprensible. El vampiro recién conocido continuaba hablando con el afán de dar su punto de vista acerca de su forma de existir.
―Comprendo caballero su pensar acerca de en lo que, por razones evidentes, nos hemos convertido ―comenzó el ser oscuro, en respuesta al argumento del vampiro ―sé, por supuesto, que el tiempo no vuelve atrás, mas sin embargo también creo que a pesar de ser sometidos a vivir de tal manera, existe la posibilidad de ver todo desde otro punto de vista ¿Satisfacción al beber sangre? en efecto, condenados a la subsistencia gracias a la misma pero... ¿atracción por la muerte que recae sobre las víctimas luego de servirse de ellas? me es difícil entender semejante sensación.
Aquél vampiro era una verdadera una máquina de matar quien, no solamente atacase a sus víctimas por obtener alimento, sino que además encontrara satisfacción en ello. Mikael por su parte, a pesar de haber sido transformado también, mantenía una lucha interna por aquello que le fuese difícil de aceptar, de asumir... a pesar de la necesidad imperiosa que fuese cosa de vida o muerte.
Mikael se preguntaba, por lo tanto, qué experiencias faltaban en su vida para terminar siendo lo que aquél: alguien que exterminaba por placer de hacerlo, alguien que se divertía simplemente porque era capaz tal cosa, aún a pesar de que tales acciones carecieran de humanidad. Humanidad que, seguramente al tratarse de un vampiro, él mismo perdería con el pasar de los años.
―Adelante, no tenga cuidado por mí ―mencionó el vampiro quien se encontraba muy lejano a imaginar siquiera las intenciones del otro ser de la noche.
Los pasos de aquél ser al alejarse eran bastante audibles para Mikael, quien desarrollase un excelente sentido auditivo a causa de la desafortunada pérdida de la visión. Sentido que, al ser un vampiro, se encontrase más desarrollado aún. El sonido del viento, que para las personas fuese un simple silbido aterrorizante, para el vampiro iba mucho más allá.
Una sensación totalmente agradable que no hubiese experimentado siendo humano ante el mismo, era capaz de sentirlo ahora y era una verdadera suerte, ya que aquello que acontecía a varios metros de distancia le provocaban un verdadero malestar, cuyos efectos intentaba calmar. Realmente, aquello hubiese resultado satisfactorio, de no ser de lo que acontecería un minuto después.
―No entiendo el porqué traerla aquí, caballero ―mencionó Mikael, quien hasta en ese entonces desconocía los poderes que solían poseer los inmortales de su condición ―ni cómo... ―extrañado, no lograba comprender la falta de miedo en la desafortunada víctima en ese momento ―le he expresado señor, mi falta de interés en hacer esto... ―continuó, sin advertir la reverencia que la mujer realizaba frente a él.
Mikael inhaló profundo aquél oxígeno que, curiosamente, aún sentía necesitar en su interior mientras escuchaba las palabras del vampiro con atención. La incomodidad total que el mismo sentía se encontraba cubierta bajo una máscara, una máscara de indiferencia y falta de total emoción. Aquella situación se tornaría más complicada cada vez, el ser de la noche lo sabía a la perfección, pero su inexperiencia ante ellas le hacían difícil pensar el cómo proceder.
―No siento sed, caballero... ―fue todo lo que profirieron ese par de labios de quien, en ese momento, mantenía sus sentidos en alerta total. Necesitaba encontrar la manera de evitar aquello que, según su intuición, se encontraba a punto de suceder...
―Comprendo caballero su pensar acerca de en lo que, por razones evidentes, nos hemos convertido ―comenzó el ser oscuro, en respuesta al argumento del vampiro ―sé, por supuesto, que el tiempo no vuelve atrás, mas sin embargo también creo que a pesar de ser sometidos a vivir de tal manera, existe la posibilidad de ver todo desde otro punto de vista ¿Satisfacción al beber sangre? en efecto, condenados a la subsistencia gracias a la misma pero... ¿atracción por la muerte que recae sobre las víctimas luego de servirse de ellas? me es difícil entender semejante sensación.
Aquél vampiro era una verdadera una máquina de matar quien, no solamente atacase a sus víctimas por obtener alimento, sino que además encontrara satisfacción en ello. Mikael por su parte, a pesar de haber sido transformado también, mantenía una lucha interna por aquello que le fuese difícil de aceptar, de asumir... a pesar de la necesidad imperiosa que fuese cosa de vida o muerte.
Mikael se preguntaba, por lo tanto, qué experiencias faltaban en su vida para terminar siendo lo que aquél: alguien que exterminaba por placer de hacerlo, alguien que se divertía simplemente porque era capaz tal cosa, aún a pesar de que tales acciones carecieran de humanidad. Humanidad que, seguramente al tratarse de un vampiro, él mismo perdería con el pasar de los años.
―Adelante, no tenga cuidado por mí ―mencionó el vampiro quien se encontraba muy lejano a imaginar siquiera las intenciones del otro ser de la noche.
Los pasos de aquél ser al alejarse eran bastante audibles para Mikael, quien desarrollase un excelente sentido auditivo a causa de la desafortunada pérdida de la visión. Sentido que, al ser un vampiro, se encontrase más desarrollado aún. El sonido del viento, que para las personas fuese un simple silbido aterrorizante, para el vampiro iba mucho más allá.
Una sensación totalmente agradable que no hubiese experimentado siendo humano ante el mismo, era capaz de sentirlo ahora y era una verdadera suerte, ya que aquello que acontecía a varios metros de distancia le provocaban un verdadero malestar, cuyos efectos intentaba calmar. Realmente, aquello hubiese resultado satisfactorio, de no ser de lo que acontecería un minuto después.
―No entiendo el porqué traerla aquí, caballero ―mencionó Mikael, quien hasta en ese entonces desconocía los poderes que solían poseer los inmortales de su condición ―ni cómo... ―extrañado, no lograba comprender la falta de miedo en la desafortunada víctima en ese momento ―le he expresado señor, mi falta de interés en hacer esto... ―continuó, sin advertir la reverencia que la mujer realizaba frente a él.
Mikael inhaló profundo aquél oxígeno que, curiosamente, aún sentía necesitar en su interior mientras escuchaba las palabras del vampiro con atención. La incomodidad total que el mismo sentía se encontraba cubierta bajo una máscara, una máscara de indiferencia y falta de total emoción. Aquella situación se tornaría más complicada cada vez, el ser de la noche lo sabía a la perfección, pero su inexperiencia ante ellas le hacían difícil pensar el cómo proceder.
―No siento sed, caballero... ―fue todo lo que profirieron ese par de labios de quien, en ese momento, mantenía sus sentidos en alerta total. Necesitaba encontrar la manera de evitar aquello que, según su intuición, se encontraba a punto de suceder...
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
Ya irritado por aquello Deiran solo se limitaba a seguir con su tertulia, no quería perder más tiempo en darle explicaciones a quien no las quería oír, o dar consejos pues solo le escuchó sus excusas, que, le parecían inútiles, ese 'amor' por la vida, realmente era repudiable, tanto así que el tiempo le mostraría al vampiro realmente quien era, y en ese entonces, sería él quien se aseguraría de estar cerca de él para verle transformado en lo que siempre fue.
Desde un inicio jamás es espero algún encuentro así con alguien así que estaba deleitado.
Murmuraba una extraña canción y después de haber hecho el rito satánico con aquella mujer estaba más que emocionado, por lo general no solía usar ese poder, a menos que quisiese diversión, o estuviese aburrido. Esta vez era claro que la razón que lo hacía era por la única satisfacción de provocar al otro ser, aunque, al parecer, lo ocultaba muy bien o no era provocado, por lo que esa sensación de fuego quemaba con ansia la sed de Deiran.
El aire animaba la escena del trío, dos vampiros y una humana gozando el infortunio de estar metida entremedio de esos dos seres. El viento soplaba con densidad baja que choqueteaba en los abrigos de ambos y el vestido de la mujer, delatando las gotas de sangre que se habían deslizado dejando marcas horrorosas.
-La traje aquí para que la conociese Señor, es acaso un acto descortés? La dama solo le quería saludar.. - diciendo irónicamente y viéndole la cara de piedra que le marcaba, era peor que él. Si Deiran era como un muro de roca irrompible, el otro era una gran muralla impenetrable, pero todo tiene su punto de quiebre, no tardaría en encontrarlo.
-No importa cómo lo he hecho, simplemente lo importante es.... - empujando de nuevo a la mujer hasta que se cayese al suelo -Oh, son tan débiles... un medio rozar y sus pies se han desboronado, pero qué torpe! - diciendo de manera despectiva hacia la mujer que parecía no salir de su letargia-¡Levantate! - le ordenó en un tono delirante y molesto haciendo que la mujer se pusiese de pie y escuchado a Mikael -No le apetece? Es una lástima, seguro la mujer quería que usted y yo nos sirvieramos de ella... - comentó -¿verdad? - dirigiéndose a la mujer a lo que ella respondió únicamente con su cabeza de manera afirmativa, era su títere.
Después de unos segundos esperaba ansioso a que el ciego vampiro con porte de marfil atacara, pero no, se quedaba ahí en silencio, simulando que nada le importaba, así que bien Deiran no soportaría aquello más -Entonces no siente sed? Bien, es una pena, un desperdicio, yo tampoco, acabo de cenar-... - haciendo muecas que solo delataban su irónica forma de hablar -Así que bien... Tendrá que irse esta alma cierto? - cuestionándole -Pero es obvio, no la puedo dejar ir así como así, no ha venido a cumplir su función, por lo cual es un producto 'defectuoso' - mencionó en un tono de sarcasmo susurrante -¿Cierto? - preguntando a la mujer que asentía nuevamente con su cabeza y Deiran riendo como si a propósito aquella le diese la razón.
Sin esperan mucho tiempo, sacando de una de las bolsas de su chaqueta una navaja cromada que llevaba consigo sin ninguna explicación alguna se la dio en las manos a la mujer, la que tomó de inmediato con ambas manos. -Bien, Mademoiselle.... es hora de reunirse con su amado.... - dijo con una pena fingida -No nos ha servido de nada por lo que su ciclo en este mundo a terminado, puede morir.... - dándole una orden con una de sus manos señalaba a su cuello, deslizando uno de sus dedos de esquina a esquina, exigiéndole a la mujer que se degollase.
Sus ojos verde azulados se tornaron de rojo carmesí al ver la daga romper la piel del cuello de la mujer, hundirse en ella y poco a poco escavar por toda esa estructura haciéndole una cicatriz longitudinal y desparramándosele toda la sangre. Del rostro de ella caían las lágrimas gruesas que brotaban por sus ojos, a sabiendas que no quería hacer aquello pero no podía decir que no. Cayendo como trapo viejo al suelo se desplomó al suelo el cuerpo inerte, que temblaba porque sus terminaciones nerviosas aún percibían sensaciones hundiéndose en un lago de sangre.
-Uhm, es una pena Monsieur.... recemos por esa alma... - agachando su cabeza y fingiendo estar triste soltó una carcajada y comenzó -Padre nuestro que estas en el cielo, santificado sea tu nombre.... - continuó con su rezo mientras el viento dispersaba el olor a sangre de aquella dama.
Desde un inicio jamás es espero algún encuentro así con alguien así que estaba deleitado.
Murmuraba una extraña canción y después de haber hecho el rito satánico con aquella mujer estaba más que emocionado, por lo general no solía usar ese poder, a menos que quisiese diversión, o estuviese aburrido. Esta vez era claro que la razón que lo hacía era por la única satisfacción de provocar al otro ser, aunque, al parecer, lo ocultaba muy bien o no era provocado, por lo que esa sensación de fuego quemaba con ansia la sed de Deiran.
El aire animaba la escena del trío, dos vampiros y una humana gozando el infortunio de estar metida entremedio de esos dos seres. El viento soplaba con densidad baja que choqueteaba en los abrigos de ambos y el vestido de la mujer, delatando las gotas de sangre que se habían deslizado dejando marcas horrorosas.
-La traje aquí para que la conociese Señor, es acaso un acto descortés? La dama solo le quería saludar.. - diciendo irónicamente y viéndole la cara de piedra que le marcaba, era peor que él. Si Deiran era como un muro de roca irrompible, el otro era una gran muralla impenetrable, pero todo tiene su punto de quiebre, no tardaría en encontrarlo.
-No importa cómo lo he hecho, simplemente lo importante es.... - empujando de nuevo a la mujer hasta que se cayese al suelo -Oh, son tan débiles... un medio rozar y sus pies se han desboronado, pero qué torpe! - diciendo de manera despectiva hacia la mujer que parecía no salir de su letargia-¡Levantate! - le ordenó en un tono delirante y molesto haciendo que la mujer se pusiese de pie y escuchado a Mikael -No le apetece? Es una lástima, seguro la mujer quería que usted y yo nos sirvieramos de ella... - comentó -¿verdad? - dirigiéndose a la mujer a lo que ella respondió únicamente con su cabeza de manera afirmativa, era su títere.
Después de unos segundos esperaba ansioso a que el ciego vampiro con porte de marfil atacara, pero no, se quedaba ahí en silencio, simulando que nada le importaba, así que bien Deiran no soportaría aquello más -Entonces no siente sed? Bien, es una pena, un desperdicio, yo tampoco, acabo de cenar-... - haciendo muecas que solo delataban su irónica forma de hablar -Así que bien... Tendrá que irse esta alma cierto? - cuestionándole -Pero es obvio, no la puedo dejar ir así como así, no ha venido a cumplir su función, por lo cual es un producto 'defectuoso' - mencionó en un tono de sarcasmo susurrante -¿Cierto? - preguntando a la mujer que asentía nuevamente con su cabeza y Deiran riendo como si a propósito aquella le diese la razón.
Sin esperan mucho tiempo, sacando de una de las bolsas de su chaqueta una navaja cromada que llevaba consigo sin ninguna explicación alguna se la dio en las manos a la mujer, la que tomó de inmediato con ambas manos. -Bien, Mademoiselle.... es hora de reunirse con su amado.... - dijo con una pena fingida -No nos ha servido de nada por lo que su ciclo en este mundo a terminado, puede morir.... - dándole una orden con una de sus manos señalaba a su cuello, deslizando uno de sus dedos de esquina a esquina, exigiéndole a la mujer que se degollase.
Sus ojos verde azulados se tornaron de rojo carmesí al ver la daga romper la piel del cuello de la mujer, hundirse en ella y poco a poco escavar por toda esa estructura haciéndole una cicatriz longitudinal y desparramándosele toda la sangre. Del rostro de ella caían las lágrimas gruesas que brotaban por sus ojos, a sabiendas que no quería hacer aquello pero no podía decir que no. Cayendo como trapo viejo al suelo se desplomó al suelo el cuerpo inerte, que temblaba porque sus terminaciones nerviosas aún percibían sensaciones hundiéndose en un lago de sangre.
-Uhm, es una pena Monsieur.... recemos por esa alma... - agachando su cabeza y fingiendo estar triste soltó una carcajada y comenzó -Padre nuestro que estas en el cielo, santificado sea tu nombre.... - continuó con su rezo mientras el viento dispersaba el olor a sangre de aquella dama.
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
El vampiro experimentaba una verdadera conmoción. Si alguna vez hubiese sentido el deseo de no encontrarse en un lugar específico a causa de aquello que se desenvolviese a su alrededor, era precisamente ese momento. Sin embargo, intentaba mantener aquella calma externa a pesar de su creciente inquietud interior, la cual le cortaba la capacidad de pronunciar una idea de forma coherente. Mikael, por este motivo, se dedicaba simplemente a escuchar sin más y responder monosilábicamente.
―Haría bien en soltarle, caballero... en realidad no era necesaria ninguna presentación ―mencionó el vampiro, sabiendo que aquella petición sería imposible de cumplir por el otro ser quien, encontrándose realmente entretenido, sentía verdadero deleite al realizar aquellas acciones reprobables.
El sonido del viento que acallaba los pasos de aquella desafortunada mujer, soplaba con cierta fuerza rozando la fría piel de Mikael, quien apenas se percatara de la baja temperatura del mismo al tiempo que las palabras del otro vampiro le pareciesen verdaderamente intolerables. El ser nocturno se mantuvo inmóvil, prestando atención a cada movimiento del otro, mientras un cúmulo de recuerdos invadían la mente de aquel que deseaba alejarse de ahí con rapidez.
―Libérela, señor... no hay necesidad de llevar a cabo semejante tortura... ―mencionó el ser oscuro dando un paso al frente, para colocarse frente a la joven, escasos treinta centímetros aproximadamente ―no es necesario cometer una locura...
Pero en aquel momento, ocurrió. A causa de la negativa de Mikael, aquella desafortunada mujer había sido obligada a quitarse la vida de una forma de lo más aberrante y terrible y, aunque el vampiro no fuese capaz de ver semejante escena, el simple imaginar aquello provocaba en él una sensación totalmente aversiva. Habían sido dos ocasiones en las cuales seres inocentes habían caído frente a él a causa de la negativa del mismo a servirse de ellas; una en el pasado... la otra hoy, por lo que Mikael no pudo más.
―Ya basta, caballero, deje de lado esa actitud de burla, por favor ―mencionó y, al escuchar los rezos que éste realizara frente al cuerpo de la mujer agonizante, Mikael se abalanzó contra él al haber perdido todo control sobre sí mismo con la intención de tirarlo de espaldas al suelo...
Odiaba su condición y todo aquello que significase o formase parte de lo mismo. Aborrecía realmente aquellas actitudes que por obligación y no de forma voluntaria, tuviese que realizar aún contra de sus principios. El vampiro, ya estando sobre el otro ser oscuro, tomaba los hombros del mismo presionando con toda la fuerza de la que era capaz, mientras que su respiración agitada a través de sus labios, dejaban entrever aquella rabia contenida a lo largo de los años...
―Absténgase de pronunciar semejantes palabras, que salidas de sus labios se muestran totalmente vacías y carentes de significado... ―pronunció finalmente, perdiendo toda cautela.
―Haría bien en soltarle, caballero... en realidad no era necesaria ninguna presentación ―mencionó el vampiro, sabiendo que aquella petición sería imposible de cumplir por el otro ser quien, encontrándose realmente entretenido, sentía verdadero deleite al realizar aquellas acciones reprobables.
El sonido del viento que acallaba los pasos de aquella desafortunada mujer, soplaba con cierta fuerza rozando la fría piel de Mikael, quien apenas se percatara de la baja temperatura del mismo al tiempo que las palabras del otro vampiro le pareciesen verdaderamente intolerables. El ser nocturno se mantuvo inmóvil, prestando atención a cada movimiento del otro, mientras un cúmulo de recuerdos invadían la mente de aquel que deseaba alejarse de ahí con rapidez.
―Libérela, señor... no hay necesidad de llevar a cabo semejante tortura... ―mencionó el ser oscuro dando un paso al frente, para colocarse frente a la joven, escasos treinta centímetros aproximadamente ―no es necesario cometer una locura...
Pero en aquel momento, ocurrió. A causa de la negativa de Mikael, aquella desafortunada mujer había sido obligada a quitarse la vida de una forma de lo más aberrante y terrible y, aunque el vampiro no fuese capaz de ver semejante escena, el simple imaginar aquello provocaba en él una sensación totalmente aversiva. Habían sido dos ocasiones en las cuales seres inocentes habían caído frente a él a causa de la negativa del mismo a servirse de ellas; una en el pasado... la otra hoy, por lo que Mikael no pudo más.
―Ya basta, caballero, deje de lado esa actitud de burla, por favor ―mencionó y, al escuchar los rezos que éste realizara frente al cuerpo de la mujer agonizante, Mikael se abalanzó contra él al haber perdido todo control sobre sí mismo con la intención de tirarlo de espaldas al suelo...
Odiaba su condición y todo aquello que significase o formase parte de lo mismo. Aborrecía realmente aquellas actitudes que por obligación y no de forma voluntaria, tuviese que realizar aún contra de sus principios. El vampiro, ya estando sobre el otro ser oscuro, tomaba los hombros del mismo presionando con toda la fuerza de la que era capaz, mientras que su respiración agitada a través de sus labios, dejaban entrever aquella rabia contenida a lo largo de los años...
―Absténgase de pronunciar semejantes palabras, que salidas de sus labios se muestran totalmente vacías y carentes de significado... ―pronunció finalmente, perdiendo toda cautela.
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
Suspiró tranquilo en los momentos así Deiran aprovechaba para reflexionar sobre si realmente valía la pena lo que hacía, nada absolutamente nada de lo que dijiese parecía sacar de quicio al neófito, solo se limitaba a mucitar la oración divina que traería redención a la alma de aquella desafortunada mujer, sinceramente estar en el lugar inadecuado, con las personas inadecuadas y la hora inadecuada te da sentencia de muerte.
Seguía molestando al vampiro que al parecer al fin había logrado despertarte el demonio, sólo así, aunque de una manera muy patética, a pesar de que el neófito insistiera en que no había sido necesario, pidiendo explicaciones de lo que había sucedido, sinceramente no entendía el verdadero trasfondo de lo que Deiran con saña quería mostrarle.
-Amén- dijo levantando la vista posando sus ojos verde azulado sobre el ajeno y soltando una risa burlona de esas que no estaba acostumbrado a soltar -No es una burla Mikael....- respondía muy seriamente -¿Acaso no te das cuenta? Esta muy está muy agradecida por lo que he hecho con su alma, con su vida.... En sus adentros ya estaba muerta, sólo pensaba en morir.....- subiendo un poco de tono siempre viendo la berrieta que el ajeno comenzaba a haver -¿Viste sus lágrimas? Todo un elixir interno, ellas me secundan. Eran de felicidad- moviendo lateralmente las manos para señalarle el cuerpo de la inerte mujer.
Sin prevenir, en un abrir y cerrar de ojos el ajeno estaba sobre el cuerpo de Deiran, tumbados ambos en el suelo, el ajeno encima sosteniéndole de los hombros para que no se levantara, Deiran por su parte, no deseaba luchar así que con sus manos libres le apretó los brazos al ajeno -Idiota....- murmuró en un tono escéptico -Esto no se trata de usted o de mí. Se trata de lo que somos, de nuestra especie, nuestra raza... ¿ve?- señalándole todo lo que hacía -Se deja llevar por sus emociones, nosotros NO hacemos eso, actuamos con raciocinio Monsieur. Si no fueras unas bestias más. Seríamos unos simples humanos.... - viéndole de frente y jalando su cuerpo para traerlo a él en forma de abrazo. Susurrándole en el oído -Dígame, no sintió un calor recorrerle la garganta al verle estallar la sangre a esa mujer?- sonriendo -Aunque me lo niegue sé que sí...- aventándole a un lado y levantándose rápidamente.
Una vez de pie Deiran observó al vampiro ahí tirado y ofrenciéndole una mano prosiguió -Sé que esto es difícil pero no todos los que se acercan a ti es para hacerte daño- murmuró entrelabios -Tranquilo ya todo pasó- con la mano extendida.
Esperando a que le tomase la mano suspiró tranquilo, meditando en sus arranques de locura -Si no está ocupado y tiene tiempo, podemos ir cerca de aquí a un bar, dicen que venden buenos vinos italianos....- sonrió porque sabía que a ese lugar donde posiblemente podrían ir aquellos dos seres era una de las casas distribuidoras de sus vinos, siempre que podía se jactaría de aquello, solo esperaba que el otro quisiese.
Seguía molestando al vampiro que al parecer al fin había logrado despertarte el demonio, sólo así, aunque de una manera muy patética, a pesar de que el neófito insistiera en que no había sido necesario, pidiendo explicaciones de lo que había sucedido, sinceramente no entendía el verdadero trasfondo de lo que Deiran con saña quería mostrarle.
-Amén- dijo levantando la vista posando sus ojos verde azulado sobre el ajeno y soltando una risa burlona de esas que no estaba acostumbrado a soltar -No es una burla Mikael....- respondía muy seriamente -¿Acaso no te das cuenta? Esta muy está muy agradecida por lo que he hecho con su alma, con su vida.... En sus adentros ya estaba muerta, sólo pensaba en morir.....- subiendo un poco de tono siempre viendo la berrieta que el ajeno comenzaba a haver -¿Viste sus lágrimas? Todo un elixir interno, ellas me secundan. Eran de felicidad- moviendo lateralmente las manos para señalarle el cuerpo de la inerte mujer.
Sin prevenir, en un abrir y cerrar de ojos el ajeno estaba sobre el cuerpo de Deiran, tumbados ambos en el suelo, el ajeno encima sosteniéndole de los hombros para que no se levantara, Deiran por su parte, no deseaba luchar así que con sus manos libres le apretó los brazos al ajeno -Idiota....- murmuró en un tono escéptico -Esto no se trata de usted o de mí. Se trata de lo que somos, de nuestra especie, nuestra raza... ¿ve?- señalándole todo lo que hacía -Se deja llevar por sus emociones, nosotros NO hacemos eso, actuamos con raciocinio Monsieur. Si no fueras unas bestias más. Seríamos unos simples humanos.... - viéndole de frente y jalando su cuerpo para traerlo a él en forma de abrazo. Susurrándole en el oído -Dígame, no sintió un calor recorrerle la garganta al verle estallar la sangre a esa mujer?- sonriendo -Aunque me lo niegue sé que sí...- aventándole a un lado y levantándose rápidamente.
Una vez de pie Deiran observó al vampiro ahí tirado y ofrenciéndole una mano prosiguió -Sé que esto es difícil pero no todos los que se acercan a ti es para hacerte daño- murmuró entrelabios -Tranquilo ya todo pasó- con la mano extendida.
Esperando a que le tomase la mano suspiró tranquilo, meditando en sus arranques de locura -Si no está ocupado y tiene tiempo, podemos ir cerca de aquí a un bar, dicen que venden buenos vinos italianos....- sonrió porque sabía que a ese lugar donde posiblemente podrían ir aquellos dos seres era una de las casas distribuidoras de sus vinos, siempre que podía se jactaría de aquello, solo esperaba que el otro quisiese.
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Re: Neófito vampiro, mira y aprende. (Mikael)
Las preguntas del vampiro en el interior de su mente no dejaban de surgir. El sufrimiento bien era mejor saberlo disminuido o, de ser posible, eliminarlo de forma total. Aquella idea era compartida obviamente por Mikael con una marcada diferencia: los medios utilizados aquella noche para conseguir tal fin. Un fin que, llenando de terror a un ser inocente cuya vida a merced del inmortal, hubiese sabido su inminente destino: el desaparecer.
―¿Lágrimas? ―preguntó el ser oscuro al escuchar las palabras del otro. El aroma de la sangre de aquella que hubiese terminado sus días y sufrimiento de la forma más aberrante que Mikael hubiese imaginado continuaba invadiendo su olfato.
¿Acaso la dama lloraba? La sensación de Mikael al darse cuenta fue indescriptible. Ser incapaz de notar una reacción que pudiera deberse a infinidad de razones, amenazaban con desarmar la entereza del vampiro de forma total. Fue en ese momento que agradeció, de cierta manera, verse privado de aquél sentido cuyo funcionamiento le hubiese traído una terrible visión para su memoria durante la eternidad, visión que habría sido devastadora para él…
―Realmente ―continuó una vez que fue capaz de hilar un par de frases con cierta coherencia en el interior de su mente ―dudo bastante que hayas sido capaz de discernir el sentimiento demostrado por la misma, dolor, terror, resignación… tristeza ―continuó, no sin cierta rabia, externando aquello que su mente atormentada quisiese dejar escapar ―poco habrás de saber, si es mínimo aquello que guardas de humano en tu interior… ¿Raciocinio, caballero? Diría yo que se ha dejado llevar por la simple y llana sensación instintiva de matar…
¿Serían verdad aquellas palabras externadas por el inmortal? Lo desconocía en realidad. Aquella impotencia al no darse cuenta de las verdaderas razones e intenciones del otro ser oscuro debido a la propia inexperiencia, producían bastante malestar en Mikael. La pregunta que había realizado aquél sorprendió al vampiro enormemente, quien permaneció un largo rato en silencio antes de tomar la decisión de responder.
―Intento justificar su intención de hacerme despertar ante mi irremediable existencia, caballero ―realmente era así, aunque fuese de la forma más cruel que el vampiro habría deseado experimentar ―mas la aceptación de tal condición habrá de costarme bastante todavía, aún a pesar del afán por la adaptación... ya pasó, sí... mas la imagen de lo que mi mente ha formado a falta de mi visión se mantiene aún en el interior de la misma ―confesó, no sin cierta confusión.
De repente, la intención de aquél vampiro se lograba revelar ante el pensamiento de Mikael. Un fin cuyo afán era el de hacerle ver su pertenencia a una raza que, bien recibida o no, estuviese atada a su existencia. Las palabras del ser nocturno, taladrando su entendimiento en ese instante, las continuas agresiones hacia sí mismo por parte de los demás, no debían ser generalizadas y Mikael lo solía olvidar frecuentemente. Un hecho que había traído a la conciencia nuevamente en ese momento.
―Le acompaño sí ―mencionó, intentando mantener la calma, intentando hacer de aquella experiencia pasada, un recuerdo de algo trivial ―estoy dispuesto siempre y cuando pudiésemos pasar un momento más tranquilo, lejos de emociones semejantes a las experimentadas recientemente... ―continuó, logrando mantener la calma en su voz ―si no tiene inconveniente, caballero... por favor ―aquella, realmente, había sido una enseñanza cargada de verdadera dureza en su impartición.
―¿Lágrimas? ―preguntó el ser oscuro al escuchar las palabras del otro. El aroma de la sangre de aquella que hubiese terminado sus días y sufrimiento de la forma más aberrante que Mikael hubiese imaginado continuaba invadiendo su olfato.
¿Acaso la dama lloraba? La sensación de Mikael al darse cuenta fue indescriptible. Ser incapaz de notar una reacción que pudiera deberse a infinidad de razones, amenazaban con desarmar la entereza del vampiro de forma total. Fue en ese momento que agradeció, de cierta manera, verse privado de aquél sentido cuyo funcionamiento le hubiese traído una terrible visión para su memoria durante la eternidad, visión que habría sido devastadora para él…
―Realmente ―continuó una vez que fue capaz de hilar un par de frases con cierta coherencia en el interior de su mente ―dudo bastante que hayas sido capaz de discernir el sentimiento demostrado por la misma, dolor, terror, resignación… tristeza ―continuó, no sin cierta rabia, externando aquello que su mente atormentada quisiese dejar escapar ―poco habrás de saber, si es mínimo aquello que guardas de humano en tu interior… ¿Raciocinio, caballero? Diría yo que se ha dejado llevar por la simple y llana sensación instintiva de matar…
¿Serían verdad aquellas palabras externadas por el inmortal? Lo desconocía en realidad. Aquella impotencia al no darse cuenta de las verdaderas razones e intenciones del otro ser oscuro debido a la propia inexperiencia, producían bastante malestar en Mikael. La pregunta que había realizado aquél sorprendió al vampiro enormemente, quien permaneció un largo rato en silencio antes de tomar la decisión de responder.
―Intento justificar su intención de hacerme despertar ante mi irremediable existencia, caballero ―realmente era así, aunque fuese de la forma más cruel que el vampiro habría deseado experimentar ―mas la aceptación de tal condición habrá de costarme bastante todavía, aún a pesar del afán por la adaptación... ya pasó, sí... mas la imagen de lo que mi mente ha formado a falta de mi visión se mantiene aún en el interior de la misma ―confesó, no sin cierta confusión.
De repente, la intención de aquél vampiro se lograba revelar ante el pensamiento de Mikael. Un fin cuyo afán era el de hacerle ver su pertenencia a una raza que, bien recibida o no, estuviese atada a su existencia. Las palabras del ser nocturno, taladrando su entendimiento en ese instante, las continuas agresiones hacia sí mismo por parte de los demás, no debían ser generalizadas y Mikael lo solía olvidar frecuentemente. Un hecho que había traído a la conciencia nuevamente en ese momento.
―Le acompaño sí ―mencionó, intentando mantener la calma, intentando hacer de aquella experiencia pasada, un recuerdo de algo trivial ―estoy dispuesto siempre y cuando pudiésemos pasar un momento más tranquilo, lejos de emociones semejantes a las experimentadas recientemente... ―continuó, logrando mantener la calma en su voz ―si no tiene inconveniente, caballero... por favor ―aquella, realmente, había sido una enseñanza cargada de verdadera dureza en su impartición.
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