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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Dom Mayo 26, 2013 12:21 am

"Te recuerdo siempre, pero ya sin color, sin sentido, vagamente por la eterna noche que mi memoria te quiere regalar; te recuerdo siempre...sin esencia ni olor, pero con dolor".

Han pasado ya un año y algunos meses en que se había alejado de ese querubín, aquel viaje a Roma se volvió un pasatiempo, pues se dedico a descifrar libros ambiguos, consumiéndose en el enriquecido mundo del conocimiento, recorriendo por completo el país pero siempre acompañado de incógnitas hacia ese querido que extrañaba demasiado, doliendo cada vez que pensaba en el. "¿Cómo se encontrara? ¿Qué estará haciendo? ¿Intento olvidarme? ¿Me extrañara? O quizás ¿Podrá cantar una vez más para mí?" …Pero todo se evaporaba, negaba con el pensamiento y se volvía a centrar en sus cosas, distrayéndose en diferentes reuniones, invitaciones que le eran brindadas por su destacado trabajo de violinista, incluso se alimentaba de solo gente elegante cuando le era forzado beberla, pero que mentira era el momento en lo que lo hacía, se alimentaba no por el deseo de seguir existiendo si no por creer que quizás la propia linfa llegue a matarle, tan irónico como un sueño que contastemente en forma ilusoria en su mente volaba.

Estaba ahogándose en el olvido, adueñándose de placeres que suplantaron lo carnal, desesperadamente se estaba perdiendo el cuervo, pobre cuervo que dejo el habito de conyugar pues su apetito desfalleció, de esa manera aumento el licor, fumando cada vez que un libro era tomado entre sus manos, cuando se hallaba recostado o simplemente mientras caminaba a solas deleitándose del paraje pero el café comenzó a ingerir, haciéndose compañía con ese conejillo el cual jugaba en su lecho mientras la luz del día moría, hablándole, recitándole los poemas que fueron incrementando por la soledad que le encadenaba…Pero demasiados sucesos le hacían desaparecer, fingir volar a lo lejos a una plataforma donde perdía al menos por un instante la memoria y solo se dejaba dominar por el sentir del instante.

Volviendo a triunfar en sus obras, “Santuario de alas rotas” se dejo conquistar por toda Roma, siendo esa obra dedicada al dueño de ese sentir….

“Santuario de alas rotas”
El paraíso de imperfección se ahoga en un sueño corto, indudablemente esto es dejar atrás el ahogarse en el pasado. Solo las personificaciones acumuladas (Escape de la realidad) (Percepción indefinida) Porque las cosas que solo ansiamos del pasado son insignificantes… ¡Quiero desaparecer! Y cada cuando las lagrimas serán derramadas, si pudiera matar…(Escapar de la realidad) porque las cosas que solo ansiamos del pasado son insignificantes, mientras tu esperas por cada cuando regresara…(Porque esta voz me dio un significado) Esta voz, así como este sueño te llevaran ahora al reencuentro de un paraje que parece apuntar al cielo solo para ti…Incluso si seas destruido, si te corten las alas, en el cielo puro ascenderás batiendo esas alas en dirección en que la luz es llevada a empujar y ser empujado pero la espina hace que el dolor empeore…(La voz de insensibilidad) (El fin de la destrucción) Estaría mejor si estuvieras solo, pareces disolverte bailando en el viento…(Asuntos vacios) Tu futuro está iluminado, toca el cielo con tus manos ¡Hazlo! Porque cuando eso suceda jamás podre alcanzarte, te has ido y una voz así como un sueño te convertirás”


Pero siempre los poemas cantaban una despedida, la obra era el comienzo de un adiós eterno, el tiempo se voltea y los recuerdos golpean al cuervo una y otra vez, ya no basta querer fingir desaparecer todo, ese templo que en sus brazos un día se encontró lo soñaba constantemente, dibujando como una luz para buscar una estrella, siendo realmente un sueño representando a ese ser que siempre ha deseado con desespero…Pareciendo esta cruel realidad un pulso, sin poder ver ya que la oscuridad lo absorbía, convirtiendo ya la existencia en ruinas, el final de todo llegando en la conclusión de que el templo de ese querubín era su propia existencia, su paraíso privado al que anhelaba abrazar, imaginándose su sombra, estaba volviéndose loco por consumirlo, enfrentándose a el mismo por no volver a caer en ese deseo, pero era el único que le había descontrolado, como si solo fuese hecho para caer bajo sus brazos…

Abriendo el telón para exponer el crimen, un contrato sale a la luz, ofreciéndole al cuervo interpretar la obra con el poder del mismo diablo en Paris, siendo la razón por la cual se volvía loco, aceptando ir que declaro su derrota al llegar a las tierras de la maldita ciudad de la luz….

__________________________________


¿Este es el nuevo amanecer del sueño? ¡Maldición lo es Paris! Volviendo a la ciudad donde su existencia ha sido completamente un desecho, hospedándose en el hotel más lujoso pero sus ansias incrementaron al sentir al baile del viento sobre la oscuridad…”el deseo nunca muere” ese festín del éxtasis arrasaba, pensando solo en alguien “Kim Hero Jaejoong” esa silueta de inmortal que recordaba añoraba verlo, sin seguir esperando salió a su búsqueda, sin importarle que le hiciera algún daño, necesitaba verlo, saber si logro olvidarlo pues su temor era ese, que haya logrado olvidarle, aferrándose al deseo que de inmediato llego a su mansión…

Por el ruido, por los corazones latientes y las fragancias que el aire traía le informaban que no estaba solo, pero se alegro al percatar ese dulce encanto desprendido, olor a jazmines siempre le han seducido…”Esta noche le temo nuevamente a mi deseo incontenible que tengo por poseerte, por desnudarte, besarte, este deseo enloquecido de beberte a gemidos, devorarte nuevamente pues tu sabor lentamente está desapareciendo, añoro tus caricias, saborear tus labios, penetrarte hasta agonizar en el placer de reencontrarte….¡Oh! Como he ansiado este momento, quiero vaciar todos estos meses sin verte, déjame cortar apasionadamente tus alas”…Pensaba con goce, permanece en el aire, quizás se hayan percatado de su presencia pero se adentro a un ventanal, con sigilo sin soltar algún ruido se adentro, tomando las cortinas de seda con suavidad para abrirse paso, dejando caer con lentitud los pies sobre el suelo, parecía ser una habitación pero tras el aroma, los objetos, la decoración y ese sentir de la esencia que habitaba el lugar se dio cuenta que era de él, sintiendo su esencia abrazarle, realmente lo había extrañado que fue observando el nicho donde su querido dormía, dedicándose a ver mientras esperaba que subiera a su nicho y finalmente verlo.
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Mensaje por Invitado Mar Mayo 28, 2013 11:41 am

“Mi existencia ha sido una mera ilusión desde que te has ido de mi lado. Es como una fantasía, un cuento fúnebre, como los cien años que la princesa está encerrada en la torre. Así me he sentido, tan vacío sin ti a mi lado. Es una sensación extraña, de repente me había acostumbrado a tus maltratos, me había dejado seducir por el dolor. Por la agonía que sería eterna de seguir estando allí contigo.”


El tiempo había pasado, ahora solo quedaba el recuerdo de las marcas en mi piel, mi memoria aún tiene presente aquel lejano día cuando me levanté en mi cama. Sentía la suave tela y con cuidado me levantaba, podía moverme, me sentía sumamente débil, pero justamente… Me sentía, algo que recordaba no poder hacer cuando estaba en aquel calabozo. Recuerdo también haberme sentido muy feliz de estar lejos de aquel cuervo. Las primeras semanas eran la gloria, me bañaba con jazmines, luego en una gran fuente de cremas y allí me quedaba, sintiendo el aroma en mi cuerpo, deleitándome con las más suaves telas, comiendo de las más bellas vírgenes que podía conseguir. Mi cuerpo cambiaba, me había decidido a hacerme fuerte, a olvidarme de aquel ser horrible que me había atormentado por tanto tiempo. Pero de repente algo cambió… Mi mente empezaba a imaginar la silueta de aquel dichoso ser. No podía parar de verlo acariciarme, de sentirlo al más mínimo roce con algún objeto. Estaba delirando y lo sabía y por ello lo mantenía en secreto, lo ignoraba cuando estaba con alguien más. Pero lo veía! Él estaba allí! A mi lado todo el tiempo, pero era bueno, era amable como nunca lo había sido. Volvía a enamorarme de su recuerdo. Me dolía profundamente intentar abrazarlo y traspasarlo, observando cómo se disolvía y volvía de un golpe a la realidad. Las noches volvían a ser horribles, lloraba en mi cama, lloraba en cada rincón que encontraba. Pronto empecé a buscarlo, pero en aquella mansión que tantos recuerdos albergaba no había nada. Ni siquiera el olor del ave. Parecía haberse extinguido! Como si jamás hubiese existido… Una mentira, una ilusión óptica. Que llanto era el que recordaba haber tenido en el calabozo donde había estado. Me corrompía el alma no ver ningún rastro de su ser. Pero no me detuve, seguí por Francia entera, por Italia, por las pequeñas islas de los alrededores, pero nadie parecía haberlo visto. Nadie me decía nada de él. Y yo me estremecía, el tiempo pasó, fue casi medio año en el que lo busque sin detenerme. En los días viajaba y en las noches buscaba. Así día tras día, semana tras semana. Pero nunca lo hallé… Solo lo imaginaba, lo veía pasar y nunca lo alcanzaba, pero era real? O solo era mi imaginación? Nunca lo pude saber con certeza.

Volví a mi hogar al darme por vencido, pero no podía cantar, simplemente lloraba al verme arriba de un escenario… Un mes, dos, cinco, siete meses pasaron en donde no hice un sonido con mi voz. Pero no podía vivir de ese modo, vivir en el recuerdo de lo que podría haber sido una simple pesadilla. En la Alianza me necesitaban al fin y al cabo y no solo para cocinar, pues ese trabajo lo seguía haciendo. Si no que necesitaban refuerzos y ya cuando tuve el coraje, a los nueve meses de estar en tiempo sabático, empecé. En total eran quince meses que aún no había rastros del cuervo y yo lo seguía soñando. Fueron tiempos arduos… Conocí a bastante gente, Camila, la gata que me ayudó más que nadie. Aquella mujer se había vuelto mi obsesión luego de Nicolás. Era hermosa, dulce y amigable conmigo.
Emerick, quien me había salvado de aquella depresión, poniéndome estúpidas misiones para que use mi tiempo en algo. Neru… Quién había presenciado mi primera balada luego de tanto tiempo. Aquella muchacha me había maravillado con su forma de tocar el piano. Amadeo… Por quien casi había olvidado al cuervo, pero no pude lograrlo, ni siquiera él había sido capaz de separarme del amor platónico que tenía. Y así, más personas habían pasado por mi vida Maia, la primera gitana con la que había hablado. Todas aquellas personas habían hecho de mí alguien un poco más fuerte, me habían dado escalones para poder mantenerme en pie. Pero no significaba que no pensara en el ave negra. Claro que no. Siempre volvía el recuerdo. Y todo se había punzado más al tener una constancia de que él realmente existía! Había conocido a su creador! Ya a los dieciséis meses de no verlo, (un año y cuatro meses), me había encontrado en un bosque con un tal Lestat. Aquel ser me había contado cosas y entre ellas cosas de Nicolás… Muy pocas, pero me habían hecho llorar y llorar. La felicidad era lo que culminaba en ese momento! Mi ave melancólica estaba en alguna parte del mundo! Estaba vivo!

Aquellos pensamientos y sentimientos provocaron que empezara a hacer las cosas con más felicidad, una tontería, pero había hecho un gran efecto en mí. Esa noche había cantado tan hermoso que el mismo cielo se había derretido por mi música. Había gritado a las estrellas que lo volvería a ver. Y aunque el tiempo no quisiera, lo destruiría y terminaría con aquella bestia. Mas meses y se cumplía el año y medio… Pero mi sonrisa estaba implacable. Yo y él éramos el uno para el otro. Nos amaríamos, yo lo obligaría de ser necesario… Pero había algo de todo ello que yo no recordaba, que había olvidado por completo. El terrible miedo y dolor que había sentido al estar con él.



__________________________________

Un año, seis meses y un día de no ver al cuervo.


La fiesta con las personas de La Aliaza había terminado. Todos estaban prontos a irse y yo empezaba a acomodar las cosas para lavarlas. Habíamos elegido la ceremonia en mi casa, pues se la veía tan vacía y triste. Amadeo se había ido y ahora todo era gris. Me sentía solo y por ello siempre buscaba hacer hermosas fiestas de cualquier tipo. En ella me había enterado varios matrimonios próximos a concretarse, rumores de algunos otros. Me había enterado la separación de Camila con aquel ratón de pacotilla que tanto detestaba. Había sido una espléndida fiesta y ya era hora de ir a dormir, pues el sol estaba próximo a salir. Bostezando subía la habitación, aquella escalera caracol que tanto quería. Había pedido que me prepararan la tina y un poco de vino y whisky. Desde hacía mucho tiempo pedía ambas cosas. Solo por la ilusión del ave frente a mí. Pero aquella botella nunca se abría, solo estaba presente, al igual que las dos copas, siendo que solo era una la que se usaba. Pero así me gustaba, nadie me objetaba en nada pues se hacía lo que pedía y no tenían por qué recriminar.

“Mi amado cuervo, aunque no estés ahora, conmigo, yo te amo. Te adoro como siempre lo he hecho y pienso en ti en cada paso que hago. Te protejo desde que he sabido que eres un inmortal perseguido. Yo, con todo lo que puedo intento protegerte del mundo. Te amo mi cuervo sin alas. Espero por ti cada día que pasa. Sin tener a consciencia el dolor que me habías provocado, porque lo he olvidado, pero lo recordaré al ver esos ojos. Tus verdaderos ojos."


Y así, lentamente abría la puerta de mi alcoba, empezando a desprender mi camisa, en lo que me quitaba el saco. Sin notar nada, de hecho, ver la figura de Nicolás tampoco me sorprendía. Él siempre estaba allí, aunque no parecía estar tan sonriente y amable como siempre. Quizá estaba demasiado cansado para imaginármelo en más situaciones, mi mente no estaba tan concentrada, no sabía, pero tampoco me esforzaba en comprender… Que lo que tenía cerca era el verdadero Nicolás D’Lenfent. Pero le sonreí sin dudarlo y sin mucho problema empecé a hablar, como loco que estaba, ya me había acostumbrado. Había hecho las paces conmigo mismo, había aceptado el hecho de que estaba enamorado de una simple ilusión.

-Ya se han ido todos… Bueno, creo que quedan algunos que están borrachos, pero espero que se vayan pronto… Dormimos? Jiji, noo~ No dejaré que el gato se suba a la cama… Ya lo he dejado afuera, ya no os quejéis.

Murmuraba, como respondiéndole a la ilusión que no hablaba. Quitándome las ropas, esperando a que aquel ser me abrace. Siempre tenía la ilusión de que sea real. Pro sabía en el fondo… En lo profundo, sabía que estaba realmente loco y que si no encontraba al verdadero, jamás podría curarme.

“Te amo y moriría por ti. Estoy enfermo y todo es por tu culpa.”
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Dom Jun 09, 2013 3:46 pm

Destrucción que el miedo a perderte provoca… ¡Cielo abierto! Se empieza a mostrar el sueño del tiempo en el interior de su pupila, derramaras sangre gota a gota, te ensuciaras y al fin el tiempo se detendrá...


Cayendo en un sueño, ese nicho resplandeciente desprende cada vez la esencia de su muñequilla, camina viendo con determinación los objetos que se veían a simple vista, los muebles era tallados con un esbelto arte elegante realizado con una madera gruesa, su formación ondulante que se asemejaba a la delicadeza del dueño, reluciente lo era todo que se dirigió a ese lecho, su mano desciende a la seda y le acaricia, roza su piel con dulzura que las voces lentamente van desapareciendo, las diferentes esencias se desvanecen y los sonidos se dispersan, era de esperarse, un lugar acogedor para un ser que adora las luces, los colores cremosos como los que se encarcelaban en las paredes, los condominios reflejando la luz del lamparín encima de un candelabro de bronce, el glamour del tocador y del espejo ovalado, aquella mesa de Té con las sillas y sillones con borde curvo y el cabecero de la cama, admirando todo aunque su belleza fuera solo de toques oscuros guardados en las sombras de un arte gótico que era lo contrario a lo que veía.

Bajando la mirada hacia el diseño del piso que de parquet con un tapiz grande en el centro se apreciaba, pero se acercaban, tenía el cuervo que esconderse… ¿Por qué lo hacía? Quería solo asechar a esa presa y devorarla, solo a él quería entre sus brazos que comenzó a tener precaución por la servidumbre que se adentraban a la recamara, se veía que preparaban el baño, y ahí el demonio se llena de burla aunque se calle y sea una silenciosa sombra la cual no deben de ver. Pero fue como una maravillosa sorpresa saber que se acuerda del vampiro que le destrozo su existencia, así que sigue bañando su esplendoroso templo con jazmines, aún está al pendiente de que su templo siga exquisito para ser la ofrenda del rito siniestro, ah! En verdad ese esclavo ha seguido esas órdenes de permanecer tan radiante para el cuervo cuando le devore y el vino que reposa en los cúbicos de hielo junto con las copas de una pareja en espera de absorber tal atracción por el jugoso vino que de inmortales se venera…..Todo había sido arreglado, la servidumbre comenzó abandonar el lugar y el cuervo va al lecho y se recuesta posando sus ojos con firmeza en la puerta que con suavidad comenzaba a abrirse, sabiendo que era él se quedó a su espera…” Como siempre te pareces un alma fascinante vestida de carne rica y misteriosa, para tí, quien nunca supo lo que era la muerte hasta que derramaste sangre por mis manos, eso era la muerte en toda su belleza”…Pensaba tras ser seducido por esa silueta, esa manera en la que la prenda rozaba su piel sedosa, aumentaban el deseo de aventarte y comenzarle azotar contra la cama, pero algo le detuvo, su voz como el canto perdido de un ruiseñor, estaba interactuando con el que la manera en la que veía parecía permanecer en un sueño el cual no había despertado nunca…..”Eres el sueño que no cesa, la luna redonda y distante que me mira, no eres nada pero también lo eres todo”.-Pensó sin decir alguna palabra pronunciada, dejo que siguiera con esa engaño de ilusión y sus pasos se dirigen hacia la botella de vino, la coge que le descorcha, degustándolo poco a poco el aroma, evadiendo el dulce exquisito que se asemeja a la pasión que se contenía por tomar al dueño del libido enloquecido, dejando que su lengua se deslizara por la carnosidad de sus labios al gustarle la manera en la que el vino caía sobre la copa de forma sensual y natural, viendo la silueta de su perdición en el néctar rojizo, terminando la alza un poco y danza la copa al brindar….
-Este es un sueño apasionado, no despiertes porque te llevare a lo que deseo, volaras entre el rojizo mar de un libido, me desearas como al vino que tomo siendo el fondo una sensual canción que nos acompaña, nos abraza, nos besa y quedamos embriagados….-ardía su voz, desprendía las palabras conforme avanzaba hacia él, toma un trago, deja posar el fuego por un rato y llega a su frente, con una mano enreda su fina cintura y lo atrae a el de un jalón, sacando la lengua de su escondite, dejando que la extremidad de esta delineara la comisura de los labios que ajenos nunca fueron.

-He vuelto a desearte, deja que te destroce una vez más…-murmuro sobre el beso fugaz, candente que gemía por las ganas desbordadas que ya no podían aplacarse, hizo que sujetara la copa que se hallaba en la mano libre y dio inicio a la bestialidad de sus pasiones, le fue desnudando, deshaciéndose de esa camisa que su lengua acariciaba la piel tan lujuriosa que era, destrozando su pantalón que no interesaba nada más que dejarlo al desnudo….-Como siempre mi delito será tu templo, mis actos salvajes se descontrolan al poseerte…-voz sonora que desprendía seducción, timbre de debilidad…-Quisiera solo violarte pero sé que aún me deseas, anhelabas a que llegara este momento….-acompañado de esa sonrisa descarada, realmente estaba loco por el- Pero Juguemos a que me has olvidado, mintamos de que este es nuestro primer encentro, te propongo a que me desprecies, me odies, me desees matar esta noche por ser el que te viole, dame ese concepto de un violador porque solo eso es lo que soy frente a ti….-las mordidas se presentaron, esos colmillos juguetones se tiñeron del carmesí más deseado, la ferviente quemazón de devorarlo, excitándose que al tenerlo completamente desnudo con un movimiento le arrojo a la cama, se había olvidado de la copa que fue a dar al suelo, escuchándose el sonido del vidrio quebrarse hasta romperse, pero no le importo dejo posados sus ojos con profundidad en ese rostro mientras se quitaba la corbata con cierta hombría…Sin importarle que la locura desprendiera un desprecio, añoraba recibir besos envenenados, quizás hipocresía y engaño pedía, pero esa mirada, ese jodido encanto que llevaba le estaban alterando, que con la corbata fue a ese falo y lo amarro con fuerza, sabía que no produciría demasiado dolor por ser una suave prenda….-Adicción por ese libido, satisfacción por tu sexo, destrucción que me endurece, ¿Por qué es placentero morir probándote? …-apretó con más fuerzas, haciendo que quemara al rozar la piel del falo con la corbata, bajándose para morder con fuerzas su pecho hasta sacarle un grito….”Esos miserables ojos que cautivan al más necio, no vales la pena decía mi reflejo, mi ego pero estoy nuevamente aquí, ¡Te odio! ¡No sabes cuánto de odio! Trato de divertirme a la mala manera, un filo de mi linfa eres, tan letal que puede asesinarme tan solo con desearte” Desbordándose con el cumulo de lamidas, mordidas, esos besos que se desplegaban por todo ese templo, pero una mano permanecía cautivando la boca ajena, le cubría jugando a callarle sus alaridos profundos.

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Mensaje por Invitado Mar Jun 11, 2013 2:59 pm

“Una ilusión que no habla, pero que no calla. Que no se mueve, pero que me alarma. Tú eres la existencia que pensé que había olvidado y ahora tu recuerdo vuelve a renacer y me matas con tus pecados. Que se sienten fogosos, se sienten vivos en esta habitación”


Por qué? Qué era lo que estaba ocurriendo? La silueta de mi cuervo negro empezaba a moverse extrañamente, usualmente la ilusión del ave se mantenía quieta, sin sonreír, solo buscando que me perturbe todo el tiempo que estaba presente. Pero no era eso lo que estaba ocurriendo, ya con la camisa desprendida y con los pantalones a medios desabrochar, me quedé mirando al suelo, estático en lo que escuchaba hablar al otro, miraba a un lado, miraba al otro y trabaja saliva. Era real? Imposible. Tragué aire como si lo necesitara e intenté ignorar la situación que parecía salirse de mis manos. Me veía reflejado en la copa, la cual miraba con completa ignorancia e inocencia, estaba seguro que era real. Pero… Al inicio también pensaba que Nicolás era real, no? Me daba contra las paredes por querer agarrarlo, hasta que luego de varios meses acepté que era una simple jugarreta de mi mente. Pero ahora mi cuerpo estaba congelado, temblaba, tenía miedo. Empezaba a recordar, el dolor se hacía presente, las cicatrices sanadas ardían y mis pies, como por arte de magia empezaron a irse hacia atrás. Queriendo huir de aquella situación que se estaba presentando. Jamás había pensado en que pasaría si él se presentaba de verdad. Simplemente había aceptado que todo había sido un sueño, aunque Lestat en su momento me había confirmado que era una realidad y que él era el causante de la misma. Yo, yo no podía aceptarlo. Había movido todos mis pensamientos con tal de frenar aquella locura en la cual me había sumido. Pero y ahora? Ahora qué? Sentirlo acercarse solo sacó un jadeo de mis labios y por inercia saqué mis manos del broche del pantalón, apoyando mis delgados dedos y palmas sobre aquel pecho, queriendo mantener la distancia, pero ya estaba pegado a él. Mirándole a los ojos, perdido nuevamente en aquel increíble cielo que arrasaba con todo, incluyendo la poca dignidad que me quedaba.

-V-vosotros… no podéis ser real! A-ahm-! No seáis así yo ya os estaba olvidando! Ah! No es un juego… No quiero jugar… N-nicolás…

Temblaba, mi voz era un tintineo de sollozos, gimoteaba en lo que sentía el ardor de la tela sobre mi piel, no me lastimaba pero era el inicio de lo que sería una brutal sensación. Seguro de que él estaría dispuesto a destrozarme con tal de poseerme, volvía a los viejos tratos, como si el tiempo hubiese sido inexistente. Por qué? Por qué luego de tanto tiempo volvía a querer jugar conmigo? Me desesperaba la forma en la que me estaba torturando. Había sido todo, solo un juego? Había planeado su desaparición para que me cure y luego pueda volver a corromperme? Aquel maldito demonio! Aquel hombre! Aquel ser al que yo amaba con locura! El ideal que me había armado, nadie había podido acercarse a su trono. Él se había llevado un pedazo de mi alma al dejarme y ahora volvía. Solo para terminar de robarme todo lo que me quedaba. Su beso profundo y desesperado solo me había hecho derretir, aceptándolo como quien no ha comido en un año, pasando mi lengua por su cavidad, succionando con dulzura, tironeando y volviendo a dejar caer lágrimas de plegaría. Mordiendo sus labios hasta hacerlos sangrar, torturando su lengua que simplemente no la quería dejar. Le sentía contra mi piel. Tan tan perfecto era el desgraciado que solo me daba más coraje. Mi uñas se clavaban en su pecho, tirando hacía un lado, pero, para que seguir intentando? Él era pesado, fuerte y no parecía querer detenerse. Moví mi cabeza a un lado y al otro, negando por aquella situación, por aquellos besos que mi mente no quería aceptar, que me embriagaba, me volvía loco y desesperado. Pero sintiendo el empujón, mis pasos se vieron atareados que con torpeza la copa se cayó y mi cuerpo saltó sobre el medio de la cama, como si esta se hubiese movido para capturar la atención.

“Maldito el día en que te conocí D’Lenfent! Eres el maldito veneno que me causará la muerte! Eres la maldita ave que se comerá mi corazón y mis ojos. Me dejarás desnudo frente al mundo. ‘Es mío, es mío’ Eso es lo que quieres decir? Pues no estas lejos de la verdad. Porque desde siempre te has visto tatuado en mí”


Escuché la copa romperse y con ello unos colmillos se clavaron en mi piel. Mi cintura se arqueó, mis ojos se lagrimearon y me vi en una posición, ridículamente flexible. El grito salió desgarrado y antes de terminarlo aquella mano ajena me doblegó a sus peticiones y me hizo callar bruscamente, provocando que los gritos salgan como sal por mis ojos. Y me volteaba para no verle, encastrando mas de mis uñas en ese pecho, como si quisiera venganza, aunque solo el placer era lo que recorría mi piel. Unos pasos se acercaron a la habitación y mis ojos se abrieron, tan tan grandes que se desorbitaban. Alguien entraría! Nos vería de ese modo! Pero antes de poder terminar de pensar, una tela hizo enrojecer la piel de mi miembro y un nuevo brusco movimiento se vio en mi cuerpo, alterando mi flexibilidad que hacía otro lado se abanicó. Y el gimoteo se escuchaba salir por mi garganta. Le observé, pidiendo plegaria, escuchando como tocaban la puerta y uno de los sirvientes hablaba.

-“My Lord, estáis bien? Se ha oído un brusco sonido salir de vuestra habitación. Necesitáis ayuda con el baño, quizá?”

Mis ojos se cerraron y empecé a inhalar profundo, sacando mis colmillos con cuidado que en los dedos ajenos se incrustaron, buscando libertad con mi boca. Qué es lo que diría? Obviamente que se retiraran. Podía ser que fuese mi fin, que el maldito cuervo me matase allí mismo. Pero de tener que ser así, lo aceptaba. Antes de la humillación de ser visto siendo violado de aquella forma. Por aquellas manos que solo buscaban lastimarme y esos colmillos que se teñían de sangre sin ningún resentimiento. Maldito era que solo su placer carnal era el que buscaba, su placer era mi dolor. Desde siempre había sido así y yo, como un simple idiota lo dejaba hacer. Dejaba que me corrompa con tal de verlo disfrutar y ahora no era la excepción. Pues muy en el fondo, esperaba que él disfrutara como me pedía. Negándome, dejando que me violara de la peor forma, hasta saciar todo aquello que estaba ocultando.

-N-no pasa nada!! Estoy cansado, se ha caído una copa! Dejadme dormir!

Solo eso alcancé a gritar que nuevamente me vi invadido y cerré los ojos, mordiendo mis labios, me sentía un ovillo debajo de él y por ello le empujaba, mal mirándole, golpeando su pecho, dejando las lágrimas caer pues nada más podía hacer. Simplemente rogar por que las partes de mi cuerpo queden en su lugar.

“Destrózame, mete todo el dolor que has sentido en mi cuerpo. Hazme recordar lo mal que me porté contigo. Hazme recordar todo aquel sufrimiento y placer que pasamos hace tiempo. Y no te salgas de mí nunca más”
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Vie Jun 21, 2013 11:43 pm

Tu piel, tu aroma, tus labios, Mi manjar perfecto, No importa cuántas veces te destroce, es la manera de hacerte el amor que salvaje soy por quererme quedar con tu esencia.
Había atajado a la muñequilla en la oscuridad, había bebido del mismo templo que se muestra a su frente, aquel pasado fue inolvidable que si, así es, otro sadismo es capturado por las lágrimas que nuevamente romperán la rosa roja, esa manzana de la discordia volverá a ser ultrajada, quien conoce del templo, el que probo del dulce manjar que nuevamente tenía el honor de admirarlo, era momento de comenzar con las travesuras, podría ser traducido el odio como Almería grabándose en la piel, el rencor y el deseo, esa belleza dada de la eternidad, añorando odiar ese templo que no termina de hacerlo, le odia por hacer que robe el placer de él, pero es que ver sus labios era una maldición, quiere besarlos una y otra vez, relamerlos hasta dejarlos rojizos, siendo un encanto ese rostro a pesar de haber interpretado las flores marchitas de la noche de despedida, pues en odio o amor eran la entrega de jadeos que recuerda, suplicando que se quedara sin voz por gemir desesperadamente pero ahora, ¿Tenía miedo? Nuevamente sentía como su muñeca se alejaba, se negaba a seguir el juego pero era imposible detenerse, estaba recordando aquel viejo recuerdo que ahora se hizo presente…-¡Te he dicho que olvides quien soy! Actúa, imagina que no soy real aunque para ser honestos me encanta poder saber que me sueñas hasta con los ojos abiertos, pero no deseo oírlo, mejor fantasea conmigo, juguemos, ódiame tanto que quisiera ver aquella fiera que no se deja tomar, aráñame, muérdeme si es que puedes hacerlo, veme como a quien se te plazca, hasta te permito que me llames como al último hombre que has dejado estar entre tus piernas o al que te has follado….-Aferrándose a la posesión de esos carnosos labios, moviéndolos arriba, abajo una y otra vez pero con salvajismo y un poco de lentitud para márcalo, dejando una sonrisa en su interior por sentirle, parecía ese títere un amante extrañado de caricias, besos y palabras que le alimentaban, aquello parecía ser una burla, disfrutándolo como si fuese verdad pero no era así, sin importarle esas lagrimas, gemía por esos colmillos que tan candente se le insinuaba, dejando notar el movimientos de sus labios por la locura que desprendía tenerlo, la linfa era decorada en ese beso profundo, siendo su lengua traicionera por el banquete que brindaba pero como un gato en celo ronroneaba por sus uñas clavadas, buscando en que puede encapricharse para jugar hasta aburrirse; Iba tras esa piel que le elevaba la gula de los deseos, el sabor cual hambriento enloquecía de lamidas tras ese pecho, esos pezones que con sus dedos fueron presionados y les retorcía en medios círculos consecutivos por detonar su dureza, la extremidad de su lengua recorría el laberinto del templo mas divino, más exquisito que la piel como la de un niño relucía.”No despiertes si es lo que deseas, solo quédate así, deja que disfrute mientras te desee….”...Su pensamiento era inconcluso, parecía su muñequilla quedarse inmóvil, ida que de un sueño prevalecía su presencia, ¿Dónde estaba? No podía saberlo, pero le encantaría que se quedara por siempre donde se encontrara pues es un desconocido para el sobre este lecho fornicando…
Pero con malicia, con el encanto que el cuervo era por verle quitar esa mascara que solo el guardaba, le destrozaba con sus mordidas desprendidas en su piel, esa lengua sucia que no dejaba un segmento por tocar, dirigiéndose a ese falo, recorriéndole desde su extremidad hasta esos dídimos con la lengua mientras apretaba con más fuerza la corbata hasta añorar que sintiera arrancarse ese segmento, retándolo a que no gimiera, que no se quejara por la manera en la que le provocaba, tras el sonido de la copa destrozarse sabia que alguien llegaría a preguntarle, pues lo que realizaba era descubrirlo con su propia boca, que sin piedad, sin algún remordimiento como una metamorfosis llevaba, no era más que la bestia que era, mostrándose hambriento, sediento que mataría por capturar lo que tanto le hace querer ser  un maldito, cogiendo la entrepierna y sus colmillos se incrustaron en la piel, pero era un absurdo juego, cubría esa boca sin que detonara su alarido, lo que realmente esperaba era ser mordido….Pero no terminaba, mordía mas y mas sin beber alguna gota de su linfa, solo jugaba con la magia de los alaridos descontrolados.
Y poco a poco fue subiendo la mirada en el, hasta llegar al rostro de su sollozante, penetrándole el filo del odio, dejando que una de su mano le desabrochara el cinturón y así, abriendo la braga del pantalón se los bajo junto con el calzoncillo….Lamiéndose los labios que le abrió las piernas siendo el fondo aquella voz de la servidumbre que su falo endurecido acariciaba la cavidad, dejando que sintiera su dureza y provocarse más con su tacto, pero la mano que se hallaba en su boca, uno de sus dedos se adentro a ella y acaricio esa lengua, sin miedo, sin parar que realmente no le dejaría hasta terminar lo que le había atraído a él, pero una sonrisa sínica fue liberada, con el más sabroso placer de la satisfacción alzo sus posaderas y le penetro con brusquedad, deleitándose por sentir presionado su falo en esa cavidad, estaba estrecho que aquello le encantaba, pues el cuero del falo se jalaba y de una masturbación exquisita era desprendida con esos movimientos lentos, sus caderas formaban la sensualidad de esa posición y esas curvas que se contorneaban, ganándose todo por sus golpes, la forma en la que era rechazado por sus palabras que se dejo llevar, tomando la corbata con su boca que de ella misma parecía jalar para que no perdiera el ardor….
“Veme, quizás me conozcas pero no es así…Dime, ¿Qué ves de mi en esta posición?”…Su perspectiva hacia él era diferente, como un gato sin soltar su juguetito que sujetaba de su hocico, tironeándole que los colmillos relucían con una fiereza, altivo entre su andar de rodillas y las caderas agitarse lascivamente, ronroneando con fuerza, su dedo sigue en esa boca sin dejar de mover el dedo en su interior, quemándose, excitándose por las penetraciones, por su caliente cavidad….-grrrrr.....grrrrrr….rrrr!!!!!- gruñidos, rabioso como un animal por dejar que su mente sea un manantial de perversidad, morbosidad extrema que andante va por mas placer, convirtiéndose en embestidas, fiera que de golpes, empujones da contra la cavidad, hundiéndose en el olor del conyugar….
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Mensaje por Invitado Miér Jun 26, 2013 12:55 pm

“Tus palabras son el veneno más intenso que ha existido jamás! El amor que pensé que nunca sería capaz de sufrir, ahora me está quemando! Soy solo tuyo y desde siempre lo he sido. Y tú! Tú con tus malditas palabras haces un hoyo en mi corazón, me dejas sin nada! Me haces sentir miserable!”


Qué era lo que estaba diciendo? Que yo había permitido que alguien estuviese entre mis piernas? Ciertamente había encamado a una mujer en todo el tiempo que habíamos pasado distanciados. Pero había sido hacía tanto que siquiera podía recordar el nombre de la muchacha. Pero no olvidaba la ocasión, los sentimientos con los que me había abalanzado a ella, mujer de hermosas y violentas curvas, quien cargaba la divina lujuria en sus labios. Había sido una semana después de irme de aquella mansión, una semana en donde la ira lo albergaba todo. Pues no podía siquiera pasar un momento sin pensar en él, asustado de caminar, de sentir, de solo hacer entrar aire a mis pulmones. Y de esa forma, apenas la encontré en el teatro, la tomé, dejando que el placer me inunde, una y otra vez la había penetrado hasta satisfacerme y al verla dormir, la había dejado como si de solo un sueño se hubiese tratado. Pero qué es lo que importaba ahora de aquella aventura sin sentimientos que había tenido? Una simple encamada, como seguramente él había tenido, aunque claro, seguramente él había encamado a más de media ciudad. Y eso provocaba que los celos y las molestias subieran como un fuego por mi espalda.
Pero de repente algo me sacaba de ese trance de pensamientos, me quemaba la entrepierna, mirando de reojo, un intento de grito salía por mis labios. La tela me agitaba el miembro y con ello mi cuerpo se quebraba en dos, se arqueaba como un contorsionista, los pies quedaban en puntillas y como una escultura rota, volvía a quedar sobre las sabanas, postrado como el simple puto que era para él. Con los pezones erguidos, rosados, de un tono cautivador, con la aureola teñida de rojo. La piel blanca, lechosa hacía un perfecto contraste con todo mí ser. Dejando un tentador manjar a su disposición. Al igual que los cabellos ahora rojizos, que me caían como un manantial sobre mi cabeza y almohada.


Y entonces volvía a pensar, lo tenía contra mi cuerpo. Él estaba seduciéndome nuevamente? Me extrañaba? Realmente no era un sueño? Me agitaba, temblaba de pies a cabeza y las lágrimas se hacían presentes de solo sentir los brazos del hombre sobre mi piel. Mi fina y aterciopelada piel que aun recordaba el tacto brusco de aquella ave. Pero el miedo me recorría, los forcejeos se hacían presentes y mis manos se arremolinaban en la búsqueda de la escapatoria. — No tenéis derecho a decirme tales palabras. Como si fuese una puta, me tratáis como siguiera siendo una de tus putas! Soltadm… Mmmrgh!!!!— Mis palabras se veían acalladas por esa mano nuevamente, rasguñaba su espalda, mis piernas se movían, intentando dar patadas a aquel desgraciado, codicioso, carnal. Tan sexy. Tan, tan sexy en todo lo que hacía, en la desesperación por lamerme, sus labios eran una droga, una que recubría completamente mi sexo y con ello lo hacía elevar al cielo, la bandera de conquista estaba siendo clavada y eran los colmillos que formaban una alianza para hacerme retorcer.


“Oh mi cielo! Sácame de este calvario, no puedes hacerme sentir de esa forma. Tan extraño, tan placentero, me retuerzo, necesito de ti, necesito que rellenes ese vacío que es mi interior, lo antes posible, para poder dejar de sentirme solo, únete a mí, penétrame hasta que mi cuerpo se quiebre en dos partes. Y en ese momento, sigue adentrándote hasta que solo de mí, queden los recuerdos”


Sentía su piel bajo mis uñas y no me detenía, sin mirarle, apuntando los ojos al techo, los entrecerraba, sentía las lágrimas caer y como un trapo mojado me retorcía, agonizando del dolor que me era inculcado. Qué es lo que había hecho para merecer tal recibimiento en mi propia alcoba? No tenía idea. No sabía por qué él estaba allí, pero no mentiría, su compañía era la mejor del mundo, me hacía sentir extremadamente vivo. El recuerdo volvía a florecer como si hubiese sido ayer, donde los besos y las caricias. Las sonrisas y la cama. Era lo único que nos complacía. Pero luego, el tormento… Siempre volvía como una ráfaga de realidad a mis ojos. El dolor, el sufrimiento, la agonía. Era algo demasiado fuerte, casi imposible de olvidar. Su aroma a gel de baño caro, a sales perfumadas, el olor a muerte en su cabello y ojos. Podía ser alguien así de intenso?—Augh… No! Y-yaah mm…Mmm…— Mis fuerzas se debilitaban, pero aun intentaba suplicar, su dedo en mi cavidad daba vueltas y yo lo succionaba, lo mordía, clavaba mis colmillos intentando capturarlo, gimoteando mientras las lágrimas mantenían un flujo constante. Caían como brebaje divino, manchando las sabanas. Pero no eran las manchas de lágrimas lo que me preocupaban, no cuando sentí aquel miembro tocando a mi entrada. Allí, en ese preciso instante, todo dio un vuelco de ciento ochenta grados.


“Maldito! Maldito eres tú, tus alas, tus plumas. Maldito tú cuando apareciste a complacer mis sueños. Te maldigo por todos los siglos! Te maldigo a una eternidad junto a mí. Y desde ahora, no pensarás en nadie más que en mí. Porque solo yo te puedo dar este placer que reconoces como exquisito”


—Ñ-ññmmgg! — Solo un gritillo que se ahogó con una profunda mordida en su piel, mis colmillos estaban contra su dedo, mi cuerpo, como una varilla, era roto, sentí como la sangre salió explosiva de mi interior. Caía caliente sobre mis espalda baja y las sabanas, pero él seguía, podía verlo encantado por lo que estaba sintiendo y ello me excitaba, lo veían tan sumido en el placer, que los gemidos empezaban a ser reconocidos, clavaba mis dedos en sus hombros, me retorcía para morder mis propios labios y mis caderas empezaban a moverse suavemente. Lo sentía, el recuerdo se hacía presente de forma extremadamente placentera. Aquella corbata me empezaba a quitar la piel de la base y un grito desgarrador salió de mi garganta y con ello estaba seguro que volvería algún sirviente a ver que sucedía. Pero eso estaba muy lejos de importarme. Ahora solo quería más, más y más. El dolor y el placer intenso se revolcaban en mi interior y con los ojos fijos en los ajenos, pedía, suplicaba que me tenga piedad. Me hacía un pequeño ovillo en tanto los gemidos se hacían un hilo irreconocible, mi piel temblaba, mi falo aún más, daba contracciones, se marcaba en toda la extensión, sentía la necesidad de correrme. El solo sentir en mis pezones me estaba volviendo loco.


“Veo a mi cuervo alado. Te veo a ti como te recordaba. Tan encendido en mi cuerpo. Tan deseoso, tan manipulador, tan controlador. Te veo cómo te recuerdo. Eres el mismo de hace más de un año. No has cambiado y eso me asusta. Me da miedo que vuelvas a corromper mi luz.”
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Mar Jul 02, 2013 3:53 pm

El poeta maldito esta castigándote con blasfemias, el infierno de tu templo debe de temblar porque el jodido diablo está molesto… ¡Tú eres mío! ¡Maldita sea! Desee saber si aún seguía siendo el único en ese templo pero ahora, ¡Debo castigarte por haber metido ese falo a una puta hija de Eva!... ¡Mírame! Dime, ¿Qué es lo que ves? ¿Aun crees reconocerme? Dime que me desconoces, quiero volver a joderte hasta que al final gimas mi nombre, ¡Tú, maldito estúpido!


Invadido de un tórrido templo, apoderándose de él con un excitante desespero, hundiéndose en un espasmo donde la frialdad imaginariamente desaparecía, consumiéndose con los labios en su piel ofrecida con una maldad, seduciéndose por ver como esa muñequilla se alteraba por las caricias, las mordidas engendradas con frivolidad que el gato infame desprendía, ronroneando por las malditas garras que le eran incrustadas en su espalda, le estaban tratando de alejar pero era fogoso sentirlo, delirando por ser rechazado, eso es lo que quería esta noche….
Siendo sus ojos una muestra de perversión, era morboso con ese rostro, fantaseándose con deseo por esas facciones marcadas; ¡Miedo! Que ponía esa situación más juguetona, ¡Dolor! de esos labios tan ajenos y a la vez tan suyos guardaban, apasionándose por la manera en la que son movidos, gimiendo por ser la bestia provocada por sus patadas, ese encantador rechazo que le volvían loco por sujetarlo, obligarle a que permanezca a su merced…-Eres mi mejor puta que ¿ahora te rehúsas a que te de lo que tanto quieres? Abre esas piernas para mí, gime y deja que goce de este banquete….-conforme sus palabras eran desprendidas sobre el cuero de los dídimos iba disfrutando como se denotaba su extremidad a lo alto. Invadiendo la ¡Locura! Con los ojos poseídos del placer, uniendo las pupilas con firmeza para poder descifrar lo que veía, teniendo pensamientos perversos, dañarle nuevamente para poder sentir que le violaba, ultrajarlo hasta transformarlo en un temeroso ratón que solo lucha por huir de las garras del micifuz. -mmmm- incitado a ofrecerle más por obtener esas mordidas en su dedo, retándole para ver quien sabia morder más y mejor.
Así fue dando comienzo el baile que insulta a su oquedad, mordiéndose con fuerzas los labios por esos divinos colmillos que le sabían dar dolor para inspirarle a seguir moviendo las caderas con una jodida sensualidad rítmica…Liberando el dedo de la cavidad de su boca y lo adentro a la propia, chupándolo que fue cogiendo esas posaderas con ambas manos para presionarlas, haciendo que el cuero del falo gritara por el deseo de entrar a su profundidad…-a…hh!..-esa mordida junto con esas malditas garras que eran conocidas le hicieron elevar a un clímax, verlo dominado por el placer que era hora de invitarle a un sueño húmedo.
“Lee mis pensamientos, sé que me puedes escuchar”…El vacio de su mente le gritaba con fuerzas, llamándole con la voz gruesa detonando la suciedad del ser excitado…”Así que una mujer fue la que disfruto de mi puta”…Aquello le estaba afirmando a ese que le había leído los pensamientos desde el principio que piso su alcoba…”Entonces cambiemos de juego, intercambiemos ese recuerdo con el mío, así como tu estuviste con alguien. Yo me revolcaba con este hermoso hombre, ¿Lo ves? Escucha la manera en la que le embestía, en sus gemidos, así como ahora te tengo”…Su mente le ofrecía las imágenes y las palabras que con cinismo lo decía mientras seguía moviéndose contra él, azotándole contra la cama consecutivamente, teniendo la miserable necesidad de mostrarle que no era el único, que no pensara estupideces como si fuera el dueño de este placer…”Admira a ese encantador humano, un puto igual que tu, tan radiante en su joven belleza, exquisito, apasionado, tan caliente que esas nalgas duras incitaban a tenerlo como un perro para penetrarlo una y otra vez”…A pesar de mostrarse divertido, se estaba pudriendo de una especie de celos, estaba tan obsesionado en que solo esta gato enfermizo sería el único en su templo, estando enfadado porque alguien tomo lo que le pertenecía…-Dime, ¿Cómo te gusta más? ¿Qué te coja o cogerte a una mujer? Dime, ¿Provo de tu falo? ¿La chupo mejor que yo?...-empujándole sin importarle que la humedad sintiera, sabía que sangraba y sin embargo continuo, gruñendo intensamente que soltó la corbata de su hocico y se detuvo a las embestidas, sacando su falo de la cavidad que con su mano lo lleva a acariciar sus paredes, tiñendo del color carmesí su piel invitándole a que disfrutara de su dureza como su temperatura que nuevamente de un empujón lo penetro…-mmmm....Así es como te gusta “Gime, dame los alaridos, haz que pueda decirte que eres el mejor esta vez y no otro” ..En ambos lados le hablaba, entre el habla y el pensar, cogiendo la corbata nuevamente y la eleva, estirándola para ver el perfil de ese estúpido falo…-¡Córrete!, deja fluir la leche para este gato sediento…-moviendo la corbata para provocarle más dolor, dejándolo a dirección a su pecho…-¡Rápido! Sírveme la leche sobre tu piel…”O ¿quieres seguir viendo como me cogía al otro?”…Con cadentes movimientos, pequeños saltos que provocaba embestirlo, jalando la corbata con desdén que la suelta, viendo como esta con sensualidad va cayendo y su mano se apodera de ese falo, golpeándole la extremidad con la palma de la mano, clavándole la mirada pesada en esos ojos que libero sus colmillos y su lengua fue rozando cada colmillo, comenzando a estimular el falo para derramar esa leche… 
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Mensaje por Invitado Sáb Jul 06, 2013 1:56 pm

“Me atormentas con palabras de odio! Tú, tú eres el traidor! Quién me hizo creer en el amor? Quién de los dos fue el que rasguñó las capas de confianza hasta dejarlas destruidas!? Soy un seco cascarón, tú te has devorado todo lo de mi interior, no has dejado nada! Simplemente quería buscar algo que me llenara, pero no lo encontré, no he encontrado nada que ocupe tu lugar. Maldito! Maldito y estúpido ladrón! Te condeno a una eternidad a mi lado! Desde ahora y para siempre.”
 
—No tenéis derecho a usarme más! No… No digáis esas cosas, me hacéis burla? Mrghhh! Umgh!!! — Mis ojos se dilataban, mi cuerpo se quebraba a los lados y los jadeos hacían un resonar en la habitación. Mirando hacia la nada, sentía que me estaban ultrajando los órganos, destripándome como si de un juguete se tratara. Pero en mi cuerpo no había algodón, más la sangre se escurría por mis entrañas y daba paso a que las sabanas se tiñan de un rojo profundo. El dolor era culmine, la brusquedad ajena había provocado que el placer no esté cerca de mi sentir. Temblaba de miedo, gimiendo, jadeando. Era imposible poder soportar lo que estaba sucediendo. Después de tanto haberlo deseado, después de haberlo esperado con tantas ansias, nada era lo que había pensado, nuevamente el tormento era lo que se acercaba a mí y la desesperación me acarreaba, haciendo que todo mi cuerpo se remueva, buscando darle golpes que eran una simple molestia de mosca para el otro. Llorando como quien está a punto de morir y no puede hacer nada para evitarlo. —No! Maldito! Maldita ave profanadora! Umgh… Ummghj…Awwn~ —

Él era mi desgracia, lo sentía adentro, por todos lados, mi boca con sus dedos, mi entrada, mi profundidad, con su falo. Y allí, de repente, se corría, lo botaba todo en mi interior sin darme un segundo a tomar aire, cada punto de mí estallaba, se estremecía por culpa de un placer sumamente extraño. Como si de un momento a otro me sintiese útil para algo. Pero eso nunca dejaría que él lo supiese, me negaba a pensar que me sentía útil siendo su bolsa de placer. No podía entender como yo, una persona tan egoísta, caprichosa con lo que era todo su alrededor, podía sentir placer por ser de alguien. Claro que no podía negar que el gusto a victoria era saboreado en mi boca. “Os hice correr en menos de lo que canta un gallo”. Era lo único que me daba un cierto deje de felicidad en esos momentos, pero algo andaba mal. Le miré como quien intenta descifrar un acertijo. Y en ese momento. Enloquecí de ira. —Ah! No me hagas ver, no, no no no no, es mentira, lo estáis inventando! Maldiciones son las que abarcan estas imágenes, no sigáis! Os maldigo! — Mis manos se volvían locas cuando de repente las imágenes de él encamando a otro hombre venían a mi mente. Por qué? Por qué estaba mostrándome esto? Empecé a llorar, sin duda alguna él sabía la forma de quebrarme, de masacrarme hasta dejarme seco. Mis uñas rasgaron su piel, penetrándola hasta deformarle los hombros y brazos por completo, tironeando por todos lados, buscando la manera de escapar de todo aquello que me atormentaba como el filo de un cuchillo que esta por degollar a un hombre.

—No tenéis derecho a reclamar! Por qué!? Por qué habéis vuelto a atormentarme!? Ahww!~  N-nada! Ninguno me gusta! No quiero nada de nadie. Y… no es de vuestra incumbencia saber que me ha gustado más! A-ahh… es que no ha sido suficiente, no? Queréis terminar con lo que estabais por hacer la última vez? — Y una sonrisa delicada de formó en mis labios, sintiendo la sangre brotando que llegaba a salir por mi boca. Literalmente me había desgarrado. De repente, pensaba que ya había perdido la conciencia, mi mano tocaba algo pegajoso, pero ni de verlo pude saber que era, estaba recubierto de sangre y en ese momento entendí que se trataba de su miembro. Cerré los ojos y desvié la cabeza avergonzado y molesto, apretando los dientes cuando nuevamente volvió a introducirse en mí. Un animal que no parecía cansarse, me estaba desangrando, me iba a chupar y quedaría como un pequeño saco de huesos. Mis manos eran las de un títere sin usar, se quedaban posadas en los hombros de Nicolás, sosteniéndose por una fuerza externa que aún no sabía cuál era. Los movimientos eran inducidos a mi cuerpo, sus palabras eran martillazos en mi cráneo, mi cuerpo se defendía sin querer correrse. Sin querer derramar la esencia, que solo al último tirón una sacudida me despertó y un hilo de voz salió de mi boca, dando paso a que el hilo blanco saliera en liberad sobre mi pecho. — Todo está muy negro…  Aún no logro saber si siento odio, ira, miedo, felicidad, amor… No lo sé… Puedes responderme? Quizá tú lo sepas. Ah~ Violinista maldito, al final de todo tenías razón. — Mi cuerpo daba espasmos, un hilo rojo recorría mi mentón. Estaba tan pálido que un fantasma no era comparable conmigo, albergaba un frío congelado, cerraba mis orbes y seguía llorando.

 “Soy merecedor de esto? Claro que sí. Lo soy porque no me quedé a tu lado cuando más me necesitabas, allí cuando estaba por morir, tendría que haber aceptado el sacrificio que era yo mismo. Para que puedas sentirte realizado. Ahora, ahora es el momento de que me mates de una buena vez. Porque desde siempre este era mi final. Ser matado por el único al que amo. Que tú me degolléis es mi destino. Desde siempre lo dije, aún ahora no me arrepiento de esas palabras. Eres mi cuervo, el que me comerá los ojos y el corazón y así me dejará. Sin nada.” 
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Lun Jul 08, 2013 8:42 pm

Te odio más que a nada, eres una obsesión de arte… Tú siempre serás mi excepción favorita. Esa regla que he roto varías veces, eso que negué, lo inimaginable, eso a lo que dije nunca más.

Y así como una víctima indefensa le tiene, seduciéndose con ese jodido juego, esparce el halito por estar hambriento de esa estúpida inocencia, perverso, enviciado se adueña de ese a su placer, sacando las garras, devorara cada noche por ese verdugo…-Tengo doto el derecho, serás mío cuantas veces se me plazca, solo encárgate de abrir bien esas piernas y gemir para mi…-ese era el, un ladrón, un despreciable monstruo que odiaba gemir en la intimidad, prefiriendo escuchar, excitarse por los alaridos de sus súcubos, envolviéndose de mil formas de locura, lujuria que el mismo falo encarnecido erecto, una temible enfermedad que asesina sin piedad, liberando un manantial de bestialidades pero se pregunta ¿Qué es él para esta bestia? Es un cuento horrorizado de noches eternas, su perfume, esa vida como un rio de rosas en flor le invitaban a ultrajarle, desprendiendo ese aroma que grita y ahoga sollozos, estremecido como un vino que de sus labios necesita probar pero lo más importante es su potente dosis, un alimento que necesita, embistiéndole mientras las imágenes le eran mostradas, empujándole haciendo el sonar que golpean ambos templos…-¡Asi, aaasí!..-decía candente, desprendiendo una sonrisa sínica por sus golpes, castigándole por sus pensamientos, mostrándole que no importaban sus palabras más que el placer propio, empujando con fuerzas, tocando hasta su profundidad que el falo victorioso rozaba cada vez mas gozante…”¿Crees que miento cuando estás viendo al perro echado?..Ve, ¿Quieres moverte como él o mejor?”.Sin importarle nada, el sabor que se percibía de sus lágrimas, esa piel que de cierta manera la sentía caliente, cogiendo sus manos para ponerlo impotente, había logrado dejarle marca pero no dejo que siguiera, esta vez no quería sentir sus garras…

Aumentando el ritmo, seguía la linfa esparciéndose, dejando que el semen carmesí le llenara, apretando con fuerzas sus manos por no desprender gemidos que no merecía ese…
-¿Aun no aprendes que eres mío? Que solo yo puedo follarte, chuparte…Solo conmigo te debe gustar, solo seré yo tu dueño, no estás para hablar... ¡Ya te dije solo obedéceme, hare que se te grabe!....-jalándole de las piernas, de las embestidas que le daba su cuerpo se deslizaba, por ello sujeto las mismas con fuerzas, meneándose contra él, golpeando después ese falo con odio…Por dentro admirar esa sonrisa le hizo sentir una mínima tristeza pero negó, recorriendo el hilo de linfa de su boca con la mirada, siguiendo la danza del placer sin retroceder, desvaneciendo las imágenes en su pensamiento, sacando la lengua que la deslizo de un lado de sus labios al otro por el majar que esperaba, deteniendo los movimientos, salió de el de un jalón, yendo como gatito juguetón por esa leche…-mmm, enseñémosle a ese falo donde debe de estar solamente…-había ignorado sus palabras, abriendo la boca que adentro todo el falo en ella, chupándolo, siendo su lengua el que le acaricie, odiando a ese falo por no ser solo de él, olfateando esa fragancia de sexo, del semen que emite el sonido de cuando se finaliza al chupar, va sobre la piel con la extremidad de la lengua, saborea esa esencia, lamiendo la piel de sus caderas, debajo de ese ombligo que claramente veía ese falo aun erecto…-¿Debería enseñarle que solo de esa manera puede estar cuando yo le toque? …hablando con sequedad refiriéndose sobre su falo que le desprendió una mordida con rencor y se subió lamiendo su abdomen hasta llegar a su cuello…-Odio todo de ti, tus ojos, tu boca, tus manos, ese sexo…-murmuraba lamiendo esa linfa que decoraba su mentón y le hizo que abriera la boca, deslizando la lengua en esa cavidad, invadiéndole que coge esa lengua y la presiona con la misma, besándole con cierto salvajismo a la hora de presionar sus labios, posándose de lado sin abandonar el beso, trayéndole hacia el pecho donde esas nalgas sintieran solo la dureza del pene a la hora de aplastarle y le abrazo de espaldas, deslizando una mano hacia un pezón, retorciéndolo para sentir su aroma en el rostro del gemido, odiándose por ser el mismo templo el que se estremezca por él,  odiando la piel que  vibra con el roce de la ajena, odiándose por odiarse por él, mostrando la otra mano que se dirige a la entre pierna…-ábrete…-aun sin terminar el beso había murmurado, lamiendo sus colmillos y volviendo a presionar los labios uno por uno, presionando con los lados de dos dedos el falo y fue bajando hacia su cavidad, penetrándole con solo dos dedos...”Dime que solo esto será mío y de nadie más”…moviendo sus dedos arriba, abajo consecutivamente, hablándole por la mente, deseando volverse adentrar en todo ese ser
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Mensaje por Invitado Dom Jul 14, 2013 1:10 am

“Eres la puta escoria que reina en mi mente. Eres el emperador de todo lo que amo y todo lo que odio. El maldito bufón de todas mis reglas. Aquel que destruye todo mi imperio. El maldito gusano que se mete en la manzana y la come por dentro! El desgraciado del cual me enamore! Y le ruego a todos los cielos que te borren de mi mente!!! Porque aún y con todo me vuelves loco y haces excitar cada maldita parte de mi cuerpo!”


No quería gemir, no quería escucharme, aquel rechinar de mis dientes cuando se estampaban los de arriba con los de abajo. Y yo gritaba, gritaba del dolor que sentía. Porque el maldito me había desgarrado y por la poca sangre que estaba ingiriendo últimamente parecía un globo desinflando y tardaría días y noches enteras en sanarme. Y escuchar el retumbe en mi mente me destrozaba el corazón, me rompía la poca alma que me quedaba y la impotencia lo albergaba todo. Con mis manos sujetas solo me quedaba el pecho por mover, pero este ardía con apenas un solo movimiento. Mis dedos intentaban incrustarse en la mano ajena y solo rozaban su piel, impidiéndomelo todo. Pero yo tenía mi boca, mi boca que lo lastimaría a como dé lugar. Porque de esta no me iría completamente perdedor. Porque a pesar del placer que me estaba dando de alguna extraña y enferma forma, él me estaba ultrajando. Así como casi el noventa por ciento de las veces.  —No! No he aprendido! Maldita sea! No os habéis dado cuenta cuando me habéis tirado a la cama? Qué no he aprendido y no aprende –A-Ah!  Os arrepentiréis… Se os juro… — Gimoteando temblaba y dejé escapar un grito, cuando el golpe fue dado contra mi miembro semi-erecto. Por qué? Él estaba celoso de alguna forma, eso era lo que estaba sucediendo, era claro como el agua. Y eso me encantaba, por que significaba que yo seguía siendo aquel que lo hacía enloquecer, aquel que provocaba que sus casillas se vean destrozadas y alteradas.

Al fin las imágenes cesaron, mi cuerpo se tranquilizó de un jalón, porque me sentía bien, no tenía nada en lo que pensar, estaba limpio de todo lo que podría haber sido una tragedia. Mis miembros temblaban, mis dedos intentaban moverse, pero era en vano, las manos ajenas y mis propias fuerzas me hacían imposible intentar separarme. Pero de repente me quedé pensando y me pregunté “Por qué me quiero separar? Por qué lo quiero empujar si lo amo? Aún y con cada una de las cosas que me hace, seguiré amándole…” Me avergoncé de ello, de ese pensamiento sumamente directo y me quedé observándole, perdido en lo que hacía, negando por la forma en que lamía mi esencia.  Mis mejillas estaban color bordó y mi cuello se estiraba resentido. N-no… Él ya sabe dónde tiene que estar… Dejando salir un jadeo quejoso disfruté completamente sus labios en mi miembro, como pasaban y tomaban todo y después de unas caricias algo bruscas se terminaba por retirar, se acercaba a mí y eso me hacía temblar, todo mi interior estaba vibrando. Acepté absolutamente todos sus recados, jugando con su lengua, tironeándola, mirándole fijamente, pues a pesar del enojo que le sentía en la voz, se lo daría todo. Pues claro que yo era mejor, sin duda era mejor que aquellas imágenes que me había dado. Porque aquel puto con el que había estado, solo lo tendría una vez, no tenía dudas que éste ahora estaba huyendo del cuervo. Pero yo, yo seguía allí, amándole desesperadamente, dándole todo lo que quería a pesar de estar desangrándome.
 
—Si… Lo odiaríais tanto no estaríais aquí… Umgh…— Me quejé cuando me movió, me sentía la muñequilla que él siempre quería y yo no aceptaba ser. Pero era imposible hacer movimientos bruscos, me dolía, me dolía absolutamente todo el cuerpo y cuando me podía apoyar contra él, lo hacía indecorosamente, intentando sentir algo confortante. Pero no… Seguían los daños y con ello un jadeo salió, mis pezones se ponían uno a uno duros y un jadeo se hacía audible desde el diafragma hasta la salida de mi boca, era el grito del placer forzado. — Es tuyo… Pero por qué… Por qué no paráis de hablarme en la mente…? Salid de allí, os lo ruego, os pido… a-auch… Dejad mis intimidades mentales en paz…— Un saltito era el que hacía cuando su mano empezó a hurgar mis partes y la vergüenza me cubría por completo, maldiciendo el mundo por lo bajo, mientras una tos se hacía presente. Maldita sea, estaba completamente roto por dentro y me deslizaba en las manos ajenas como un trapo destrozado. Con las piernas ajenas me quedaba mirando sus actos, me apretaba contra su pecho y rostro y dejaba caer las lágrimas, esperando que en algún momento se calmara, pues el placer no era algo que pudiese sentir en aquel estado. Sus dedos estaban dentro de mi carne rota, aquellas membranas que habían intentado sanarse estaban rotas nuevamente y yo lloraba del sufrimiento. —Deteneos Nicolás, os pido que os detengáis por hoy… Qué es lo que os tengo que pagar para obtener vuestro perdón? Pues ya me habéis destrozado por segunda vez… Pero eso es lo que a vosotros os gusta tanto. Entonces que estáis esperando? Hacédmelo hasta que no quede nada de mí! Terminad lo que alguna vez empezastéis! Vamos cuervo, es hora de comer mis ojos… Hacedlo de una vez por todas…— Y llorando, y jadeando e implorando. Le miraba con los ojos de un simple enamorado que deseaba tocarle el alma a aquel que se la había arrebatado.

“Ya no tengo más nada que perder. Simplemente te deseo a ti y no hay nada que pueda hacer para cambiar todo lo que siento.”
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Lun Jul 15, 2013 2:09 am

¡Maldito perro! Das placer mejor que una prostituta, te abro las piernas, revuelvo el paisaje con mis dedos y me excito… ¿Qué puedo ya decir? Si esos pezones los retuerzo, en tu boca me pierdo mordiendo esa lengua pero eres peor que una cualquiera, te haces la victima sin embargo ahora gimes diciendo que me amas….

Envenenado de esos gritos, entre más los escuchaba más producía daño, sin permitirse un deje de compasión, ni una ternura que le doblegara a caer en ese rostro débil, atormentado y adolorido por el placer ajeno, embistiéndole, haciendo sonar el golpeo de los templos chocar, dejándose llevar por el dolor en su falo, le sangraba y a pesar de ello seguía el ardor que alimentaba, enfureciéndose por sus respuestas sin embargo no lo demostró, solo seguía su instinto placentero de follarlo hasta que aprendiera, darle un castigo a ese estúpido falo que hacia erupción por ser maltratado, negando, estaba esclavizado al sentirse débil ante esta lujuria…-¡Cállate! ¿Arrepentirse de qué? ¿De estar fallándote como te mereces? ¡Ja! No me amenaces porque cuanto deseo destrozarte, sacarte esas malditas entrañas…-siguiendo con los golpes, siendo ese mediocre un juguete ahora mismo que debe solo tener un dueño, pero aún estaba invadiéndole por completo, no dejaba un jodido lugar que capturo de inmediato ese pensamiento que le hizo sacar una burla irónica, seca y descarada por la rabia frente a esos ojos tristes que como alimaña se retorcía por el sumo placer de alimentarse de esa esencia, por el sabor que su piel desprendía a la hora de lamerla y morderla como se le daba la gana…-¿ Y dónde es su lugar?...-preguntaba cerca de su mentón cundo le lamia, yendo  tocar el falo para presionarlo y dejarle en claro que se refería a ese podrido tesoro descubierto.

Se tragaba los residuos de esa baba a la hora de invadir su boca, soltándole una mordida feroz, teniéndole sobre el pecho que sus dedos se movían en su interior con una tortura…-Porque lo odio es que quiero que se desfiguren…-siguiendo retorciendo ese pezón con la mano que se hallaba libre de pecados…-¿Te gusta que lo haga?...Deberías golpearme en vez de estar jadeando como gata en celo…-habían sido solo dos dedos que le había incrustado en su interior que adentro uno más, meneándolos con rapidez sin perder la presión para darle en su punto exacto..“Lo hago por el hecho que quiero hacerte mío, así como tomo tu templo, cogeré tu mente para que sea todo ultrajado”…Se rehusaba a dejar su mente, presionándose contra él, siendo el falo erecto el que disfrutara del contacto…-No lo hare, cállate y sigue desempeñando tu papel, o es que tu amor por mí no te deja…-aquellas palabras las odiaba, negó que adentro con fuerzas los dedos, pellizcando la piel de esa entrada, negándose a mirarle que no le deseaba más aquella pose en la que le tenía, sin sacar los dedos de su interior le movió, apoyándole la cabeza contra la cama y las nalgas eran ofrecidas para ser admiradas, era más exquisito verle de esa manera, agitando los dedos en su cavidad…-¿Cómo podría perdonarte? Si ya has dejado que alguien más te tocara, ¿Dónde están esas estúpidas palabras? Que eras solo mío, que solo a mí me deseabas...-sus dedos volvían a pellizcarle…-Sabes muy bien lo que me gusta y también lo que odio, que se me ofrezcan para devorarlos…-bajando el rostro a lamer esa antójable espalda, yendo a acomodarse detrás de él que sus dedos los libero y se los llevo a la boca uno por uno, lamiéndolos hasta consumir ese líquido exquisito…-mmm y lo peor que eres jodidamente antójable…-murmuro, deslizando las manos de su espalda hasta sus nalgas, besándolas que su lengua las lamio, repitiéndolo en la ralladura que se hallaba entre las mismas....-Es aquí donde debes de demostrarme lo bueno que eres…-dándole una nalgada con fuerzas,  poniéndose en la pose como un perro montado, abriéndole esas posaderas que comenzó a penetrarle, siendo el diablo que lo posee por atrás, queriendo tener todo lo que su templo representa, esa carne que se pudre por seguir sangrando, desprendiendo un quejido sonoro…--aaaammm! Esta aun estrecho…-moviéndose, delante y atrás, una y otra vez, fundiéndose con él, siendo esto un tragedia, enloqueciendo, bailando como un exorcista…-Dime que te joda con fuerzas…-su voz gruesa que lleno de libido se agitaba, soltando las manos para que hicieran de las suyas al rasguñar esa espalda con intensidad….
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Mensaje por Invitado Dom Jul 21, 2013 11:16 pm

 “¡Mal nacido! Si tanto odio me tienes deberías haber desaparecido por siempre como tanto habías dicho! Ahora vuelves con la intención que te ceda todo lo que me pertenece! Y aun sabiendo que te amo no te lo quiero dar, porque eres una bestia! Eres un maldito cuervo mutante que quiere devorarme cuando se aburre y luego me deja como trapo usado!”

Que perturbante era la sensación que me recorría por la espalda, sentir su odio, sus extraños celos y molestias que se exteriorizaban mediante golpes en todos lados. Me tironeaba la piel, me la rasgaba provocando grandes heridas que intentaban sanarse, pero era imposible, no podía curarme tan rápidamente. Pero a él no le importaba, lo hacía con más fuerzas a cada momento, como si estuviera pensando todo lo que sucedía y más rabia le diese. Pero por qué?! Por qué Nicolás? Por qué estabas tan molesto? Una fiera que no se tranquilizaba y yo tenía miedo… Miedo de que no se calmara hasta terminar conmigo completamente, dejarme como un maldito cadáver de piel y huesos. Siquiera podía responder a sus palabras amenazantes, pues estaba seguro que decía la verdad, literalmente buscaba sacarme las entrañas y solo miedo, miedo y más miedo se albergaba mi mente. —Ah! Umgh… En ningún lado debe estar… Pero dejadlo. No me apretéis más, me hacéis daño, que no lo entendéis, que me duele? —  Intentaba hacerle entrar en razón, calmarlo de esa ira acumulada que tenía, pero el maldito parecía no querer detenerse, la rabia, aparentemente, era lo único que lo hacía mover en ese momento y yo simplemente pensaba que era mi fin, no había salvación cercana para el calvario que estaba haciendo presencia ese momento. Tan devastador que era lo mismo sentir una montaña sobre mí, que a aquel cuervo salvaje. Aun insistiéndole en que era suyo, en que no lo volvería a hacer, él no parecía satisfecho.

Un grito desgarrador salió rompiendo mi garganta, el apretón en mi miembro y en mis pezones, era una tortura demasiado fuerte, profunda, estaba al límite, no lo toleraba, él lo hacía sin medirse, dispuesto a romperlo todo, mi cuerpo se caía sin poder reaccionar como yo quería. Daba manotazos, queriendo golpearle, sintiendo una gran frustración por no poder defenderme. Es que no se cansaría nunca? No estaba satisfecho con todo lo que ya había hecho? — Sois un maldito cobarde. No podéis hacer otra cosa que lastimarme, no sabéis hablar, no podéis preguntar. Nada! Siempre tenéis la razón eh? Maldito, maldito! Os maldigo como bien os lo merecéis, por qué me buscáis si así vais a reaccionar? — Llorando a mares se lo preguntaba, gritando, dejando salir un nuevo hilo de saliva que recorría la comisura de mis labios y se baja hasta mi garganta. Que maldito dolor! Aquel nuevo dedo me hizo exaltar, apretando las sabanas, mis ojos se presionaban, dejándolos completamente rasgados y me mordía los labios. Mi rostro estaba como el de un niño siendo torturado. El placer estaba siendo borrado, sentía dolor, demasiado, las lágrimas caían como nunca antes. No estaba siendo amado, no había nada bueno en esto. Él no estaba siendo complacido y aún menos podía soportarlo. El jadeo salió y el llanto brotó como una flor enfrascada, tirando mi cuerpo contra su pecho o lo que alcanzara a rozar del contrario, iba con una de mis manos a la ajena, intentando apartarla, retorciéndome como animal moribundo. — Sois muy cruel… No pensáis en lo mucho que sufrí cuando me abandonasteis? — Y apenas la frase terminó de salir de mi boca, mi cuerpo se vio tumbado contra la almohada y empecé a morderla, desahogando mi ira allí, tironeando hasta romperla y ver las plumas esparcirse sobre el lugar.

—Me abandonaste y el m-maldito contrato se esfumó! N-no reclames! U-uaah! Salte de allí! Bastardo, tienes mil demonios en ti! Ve con alguien mas! Ve con quien me haz mostrado! O es que es a mí a quien me quieres?! — El gritó salió aplastándose contra la almohada, tenía terror de que alguien entrada y me viera en esa situación, pero no lo creía posible, sabían que no podían entrar a mi alcoba a esas horas, pero los gritos estaban siendo a cada momento más audibles, y era imposible controlarme, pues sus labios me habían excitado al igual que su lengua, pero aquel falo había quebrado todo, me había abierto como a una lata y ahora sentía perfectamente la sangre cayendo por mi pierna derecha, manchando mis testículos. Todo roto, completamente quebrado. Y él, como si nada, me seguía haciendo sufrir. Si tan solo pudiese probar un poco de su propia medicina…  — Ve y jode una maldita puta si tantas ganas de meterla tienes. Veo que tenéis mil esperando por vos! — Las palabras salieron lo más crueles que pude de mis labios, sin hacer nada, no movería siquiera un pelo, que siga, que no se detenga. Que me ensucie hasta la última parte y después me vea. Se arrepentiría, lo sabía, porque si se arrepintió una vez podría volverlo a hacer. Pero aún me sentía mal, tan destrozado por como el otro había reaccionado ante tan estúpida situación. “Si tan solo supieras como he pasado estos meses de soledad… Siempre habéis estado en mi mente y ahora que estáis aquí… Ahora que estáis aquí solo quiero que te vayas, porque el dolor físico y mental me es devastador. Por qué quieres hacerme tuyo? No mientas! No mientas más! Te mientes a ti mismo y aún no te das cuenta de nada. Cuando lo notarás? Estás esperando a que me muera para al fin aceptarlo?” Mis pensamientos salían sin mi consentimiento y las lágrimas bordeaban mis mejillas, aun mordiendo la almohada, gimiendo muy bajito, apretando mis piernas y mis nalgas, estaba fruncido, completamente duro, nervioso y por ello las embestidas me dolían el doble, el triple o el cuádruple de lo normal. —T -terminaste? Y cuando termines… Que haréis?—


“Dime que harás cuando termines, porque lo único que se me ocurre es que te arrepentirás. Como siempre lo haces. Porque sabes, sabes que te amo. Porque solo tú has hecho que mi vida dé un giro o más de uno”
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Jue Jul 25, 2013 10:47 pm

Que hermosura ven estos ojos penantes sobre este valle de miedo y dolor, sabiendo que admiro tu belleza en el secreto que lo único que tendré de ello es el amargo placer de lo prohibido y el coitar con la muerte…Dame toda tu noche para mostrarte a odiar en vez de amar, a conocer el más oscuro placer inmortal, que eres tú, una noche cogí vuestro templo de pétalos y ahora esperaba esta para arrebatarte el alma hecha olor…
Vaya reflejo de plumas caídas era como las alas de un ángel desmembrándose para que jamás volara y permaneciera con el cuervo ardiendo sobre esa piel, fragancia a edén, como el perfume del sexo, siguiendo el compás de una balada catastrófica, dolor, heridas que aceleraban el ritmo y aumentaba la humedad, naciendo cada vez más gemidos, maldito cuervo que graznaba por sentir el templo desquiciado, sin dejar de agitarse de coitos alcanzados, deleitándose por la supremas sensaciones, siendo todo un animal salvaje que perdura en el placer. Pero enfurecido desprecia aquellas palabras, todo era una miserable blasfemia, estaba tomando posesión de lo que era suyo, apretujaba con osadía ese pene para educarlo.- ¿Dónde es su lugar?-molesto liberaba la voz con tonos ardientes que afilaban el desprecio por esa estúpida contestación, provocándole más daño en ese encantador ano.- ¿Tengo que destrozarlo para que aprendas? –amenazante, con un demoniaco presionaba el falo ajeno provocándole un martirio por ambos lados.-Es la última vez que pregunto, ¿Dónde es su lugar? .-vehemente, solo podía apaciguarse con el sufrimiento, elevando los movimientos de cadera al escuchar esos quejidos, siendo el momento de divertirse mientras le enseñaba lo que solo un dueño puede hacerle…-¿Esto es todo lo que tienes? Vamos olvídate de este placer que sientes y has que me detenga, rehúsate y no cedas pero si no puedes entonces deja de golpear, disfruta y no desperdicies esta follada, sabes que te gusta…-los rítmicos no importaban que por ello solo le empujaba, causándole penetraciones severas…-Te gusta que te maltrate…-abandonando el falo que con ambas manos toma las caderas y le movía contra el-Que te destroce exquisitamente como lo hago.-bajaba contorneando esos glúteos hermosos con ambas manos-  Gime como solo sabes hacerlo ya que solo esa es tu habilidad..-provocándole más daño, esos golpes que le había brindado al cuervo le molestaban, esta jodida actitud le engendraba odio, desquitándose con su cuerpo, presionando esas posaderas para seguir con la aniquilación del falo.
“Esto es el duro cielo donde viaja la nube a un hondo oscurecer”
Con sus pensamientos los compartía con crueldad, embistiéndole con locura, la fuerza era desprendida con desespero, siendo el único placer el dolor incitado, el falo del cuervo sigue sangrando pareciese desmembrarse del propio templo pero no era el único, la linfa se mezclaba con la de ese estúpido ángel que su paraíso se desmoronaba conforme saltaban de esa cama,  el olor que divagaba de la cavidad aumentaba el deseo, siguiendo con los choques de ambos cuerpos resonar constantemente, sus garras afiladas se incrustaron en la piel de esa espada, le arañaba dibujando hilos delgados para que forjaran un bello laberinto de cicatrices. “Que tan maldito podría ser, si alguien como tú me quiere” No se detenía, seguía el juego de las mentes, demasiado vil que lo único que veían era un demonio enfurecido por el mero placer.-Me has repetido mas de mil veces lo maldito que soy, ¿No puedes alabarme de otra manera?...-hirviéndole todo, la voz con vibraciones intensas, movimientos consecutivos, sin ser ese llanto el que le calmara, demostrándole lo que siempre ha sido, un psicópata, el seguidor de los instintos de un infierno único, forjando evocaciones oscuras a este encuentro, sin permitir que le tocara las manos, era como un pasado donde fueron amputadas y ahora anhelaba cortárselas a esa horrorosa muñequilla.-Haces que te repudie como a nadie…-deslizando las garras hacia la piel de sus glúteos, marcándoles con delicia…-Siempre tendré la razón porque eres un estúpido que le cuesta entender lo que eres y soy para ti…-deleitándose por los tejidos dañados, desprendiendo una media sonrisa que con mera maldad le brinda una nalgada intensa...-Una vez que hayas probado de este manjar no podrás liberarte de mi…-le brindo otro golpe sin abandonar los movimientos en su interior, encontrándose excitado, peligroso por percibir el deseo de correrse…-Hasta que te consuma por completo es que descansaras en paz.-abandonando aquellas nalgadas,  el sonido de su voz, de ese aliento, se agacho acariciando su pecho, alzándole con suavidad mientras sus caderas con lentitud se agitaban, sentándole, permaneciendo el pecho rozando su espalda…-mmm, tantas ganas de meterla tuve que he venido a correrme con la mejor puta que he tenido…-alzaba el cuerpo ajeno para seguir moviéndose contra él, dejando que las manos le acariciaran el pecho de forma lujuriosa, siendo sus palabras caricias para la piel ajena, lamiéndole la nuca y va tras esa oreja a morderla y meterle en su orificio la extremidad de la lengua.-mm, me perteneces y no serás de nadie más…-bajando el rostro ya no se podía contener, elevando la mano a entrelazar los dedos con sus cabellos para tironearlos hacia atrás, dejando al notorio ese cuello desnudo y de su yugular se adueña, incrusta una mordida y le lame al éxtasis, gimiendo con una melodía sensual al fluir su esencia, ese semen un misterio oculto que se derramaba, no podía sentirla fluir en las piernas de la piel misma por ser la prenda del pantalón el que cubriera…-mmmm…-mordiendo un poco más, privatizándose de seguir liberando gemidos satisfactorios, añorando quedarse en silencio por guardar las llamas descontroladas de gemir como nunca.
“Protagonista de mis sueños mas eróticos y perversos, calma mi hambre”
Al final de una gota lo aclamo desde el fondo de las entrañas, lamiendo la herida que se apasionaba por su sangre, dedicándose a besarle con la carnosidad de los labios yendo con las manos a acariciarle sus muslos…-Así que quieres saber el porqué te quiero a ti y no a otro…-recorriéndole hasta llegar a su otra oreja…-Porque simplemente eres el mejor,  el único que puede apagar estas ganas.- profundizándose con el sentir suave.-No tengo que darme cuenta de nada, te quiero para mí –volviendo a realizar la delicia en esa oreja, adentraba la extremidad de la lengua en su orificio y le fascino su sabor.- No he terminado, este es apenas el comienzo.-apretujando ambos muslos permaneciendo aun dentro de su cavidad.-Lo peor de todo esto es que aunque te siga destrozando, hiriéndote no puedes dejar de amarme…-busco sus labios, presionándolos con suavidad, de arriba hacia abajo para hacer de ese un beso demandante y profundo.
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Mensaje por Invitado Sáb Ago 03, 2013 1:23 am

 “Decidiste destruirme, no te importó que era lo que sentía. No pensaste, ni miraste, ni sentiste. Yo, yo, yo y solo yo. Eso es lo único que atraviesa tu mente, mientras que en la mía solo esta le “tú, tú, tú y solo tú”. Desde cuando me volví una marioneta tan fácil de manejar? Desde cuando te volviste un brujo capaz de controlar almas en penas como la mía? Eres el demonio, el maldito demonio hecho carne.” 

Y esa mano que seguía en mi templo, lo destrozaba, el martirio era demasiado severo y simplemente no podía escapar. Sus garras eran las de un gran oso, o una bestia feroz, no sabría cómo describirlo. Cuando sus dedos se clavan en mi piel la destrozaban por completo y esta intentaba regenerarse, con el poder innato que me había sido conferido. Pero no era suficiente, el tiempo entre herida y herida era demasiado pequeño y me desangraba. Me desangraba entre un punzante dolor en el estómago y parte inferior y un gran desgarre en el corazón. Pero que era en realidad lo que me estaba doliendo más? Aún no estaba seguro, ambas dos eran insoportables. – Queréis que diga en su mano? En su maldita boca? En donde mierda queráis! Tomadlo, quemadlo, destrozadlo, que importa!? Ahh! – Mi garganta se rasgaba ante aquel insufrible dolor y las lágrimas caían desbordantes por los costados de mis ojos, gimiendo en tanto la vergüenza se apoderaba de mí. Era tan humillante. El dolor y el placer… El placer de darle placer! Como podía estar tan contento de que me rompa en mil pedazos? Como era posible que me sintiera útil en sus garras? – Sois un desgraciado. No! No puedo hacer nada para defenderme, os parece que tengo la f…fuerza? Umgh! – Mis ojos se cerraban y caía sobre mi propio peso, siendo incapaz de pronunciar correctamente las palabras, a mí alrededor todo estaba lo suficientemente borroso para no terminar de entender ni siquiera la posición en la que me encontraba. Pero de ese modo… de ese modo era un poco mejor.


“Los gemidos son la cuna de los sentimientos, gimo por el dolor, el placer, la felicidad y la tristeza. Jadeo solo por ti, para ti, sobre y contra ti. Solo el sol te hará entender que tanto me amas?” 

Empezaba a arder, ardía, picaba y yo gritaba en silencio, retorciéndome como una maldita muñeca siendo destruida por un perro rabioso. Llorando por lo bajo por esas garras que se incrustaban y me hacían estirar la espalda de tal forma que cualquiera pensaría que ya estaba quebrado de la cintura hacia arriba. Intentaba contenerme, no sucumbir al pánico total. Pero los movimientos eran casi invisibles, la rapidez era innata y mis ojos se salían de sus órbitas  se cerraban por completo, mis labios se sellaban y mi cuerpo como un marfil arañado se ponía más y más blanco, podía ver el rojo por todos lados y luego negro. Negro y rojo, que ironía, mis colores preferidos, solo faltaba el azul del cielo y debería sentirme en el paraíso. Pero era el infierno lo que mi cuerpo procesaba, peor que mil látigos. Y de repente sentí que me lo merecía. Quizá es obra del karma? Debería odiarlo hasta la eternidad? Más bien… Me era posible odiar al cuervo? Claro que sí, era imposible. Me desesperaba tener todos esos sentimientos encontrados, estaba en una batalla interior y exterior. Pero como podía hacer para calmarlo? Qué es lo que podría hacer que se detenga? Si aun estando cerca de hacerme un saco de huesos no se saciaba? Si fuese un humano ya hubiese muerto tres veces, de eso no había duda alguna. – Alabaros? Jé… Os arrepentiréis de todo… - Intentaba pronunciar pero las palabras salían demasiado torcidas, los golpes en mi piel me hacían retorcer, apretaba las posaderas y aquel falo ajeno que atoraba en mi interior. Mis dedos contra las sabanas y dejaba caer unos cuantos golpes mediocres hasta que el movimiento cesó y mi cuerpo se fue contra el ajeno. Esa maldita espalda, aterciopelada, dura, especialmente fría. Jadeé al instante del contacto y no pude reprimir el placer de tenerlo pegado a mi cuerpo – Ummh… No será que sois vos al que le cuesta? Yo tengo todo… claro… O algo así. Y…yo… recuerdo haberme liberado de vos jamáis. –

Mis respuestas eran cortas, secas, los jadeos me hacían trabar y el intento de que el aire entre a mis pulmones era en vano. Mi nariz hacía fuerza, mi pecho se inflaba unos segundos y volvía a caer, quedaba con la cabeza apoyada en su pecho, sintiendo la sangre en mi espalda, las heridas que se enfriaban por su contacto. Dulce, dulce contacto que me hacía temblar de por toda la espina dorsal. –No soy ninguna puta, cuervo sin vergüenza. Seré una puta en cuanto os vayáis y me acueste con cada persona que se me cruce. Ahí seré la mejor puta de París y os mandaré una jodida pintura de cada una de las posiciones en las que estaré. – Tomando toda la voluntad que me quedaba para decir aquella estupidez y largar lo último que quedaba de mis lágrimas, sintiendo sus penetraciones, aquel falo que empezaba a palpitar y era aquella la llamada a llenarme. Pero sus palabras me reconfortaban. Era el mejor. Y eso era lo importante, respiraba con extremada dificultad e intentaba responder, aun con aquel bailoteo que se daba en mis caderas y provocaba que todo en mi mente suba y baja. – De nadie más? No era una puta? Maldita sea Lenfent… Maldita sea! – Me quejé en un grito mezclado de dolor y me moví contra sus caderas sin dejarle un momento más a que alargue su llegada al clímax. Mis caderas me ayudaban y le ayudaba con tanto ímpetu que al sentir como se corría lo disfruté y mordí mis labios, retorciéndome del placer, moviendo mis entrañas contra aquella carne, hasta que todo terminó perdiendo sentido y mi cuerpo calló desplomado a sus brazos, dejando salir solo el ruido de una respiración casi nula. Sus besos me recorrían y mis labios se tensaban, esperando sentirlo allí, pero fueron sus colmillos los que me despertaron de mi pequeñísimo sueño, de un golpe mis ojos se abrieron conjunto a mi boca, mis colmillos relucieron con el jadeo eterno que salió disipado de mi boca. Mis dedos de los pies se abrieron y mis piernas empezaron a moverse como una serpiente, hasta terminar tensadas contra un pico de madera. – A-awwn!!! Ummgh awrng… S-si quiero saber… Decidmelo de una jodida vez, decidme ya...- El placer culminaba en sus colmillos y mis mejillas se ponían tan rosadas como si hubiesen sido polvoreadas por maquillaje.


“Descaro el de vivir en una sociedad en la cual me es imposible gritar lo mucho que te deseo. Te amo, te amo si nada de dolor hubiese pasado sobre mí. Te amo y aunque me mates lo seguiré haciendo. Estoy esperando a que llegue ese momento.” 

Intentaba concentrarme en escucharlo, pero solo mis ojos seguían sus movimientos, mis hombros jugaban apretándose y mis labios eran relamidos por mi lengua ante el descaro de sus palabras. – No puedo… No puedo dejar de amaros. No os habéis saciado? Aún no? Awnn! – El apretón en mis nalgas sacó a relucir un jadeo e insistí con un pequeño movimiento a que se detengan sus movimientos pélvicos. Pero el solo ver que se acercaba a mis labios me volvió inútil. Seguí aquel recorrido con cuidadosas maniobras poco evasivas. Tomando su labio superior, lo succionaba, me iba al inferior, repetía secuencia y entraba a su boca con total confianza. Mi cuerpo temblaba por aquel sabor que tanto conocía. Me dejaba guiar, le mordisqueaba y con el debido cuidado me quedé danzando en su interior. Mis ojos estaban fuertemente cerrados, mis mejillas mostraban un rojo increíblemente sobrenatural. Mis labios estaban rojos y las lágrimas le daban a mi piel un brillo casi angelical. – Decidme que es el comienzo que durará mucho… No os vayáis… No os vayáis por favor. – El ruego terminó por romperme en mil pedazos. Nuevamente le rogaba, nuevamente caía en sus malditas redes, me dejaba atrapar completamente por él. Estaba idiotizado, mis manos no podían irse a su piel, porque tenían miedo, pero mi rostro insistía en besos, una y otra vez, mirando ese rostro tan pálido y perfecto. Derritiéndome por ser amado. Aunque sabía que era imposible. Había ganado batallas, había hecho que vuelva a mí como tanto había proliferado. Pero no estaba seguro y jamás lo estaría. Necesitaba de él, lo necesitaba por solo en ese momento, después de tanto tiempo. Me sentía completamente lleno.


“Es el momento más hermoso en el que la luna y el sol se juntan. Hagamos que este encuentro dure eternamente.”
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Vie Ago 09, 2013 11:19 pm

En una lucha sin guerra nuestros cuerpos se entienden y hacemos tregua en los orgasmos.
Hace añicos ese sueño, sintiendo como estalla la excitación por el delirio que representaba, tomándole candentemente, por el placer enraizado a los espasmos, siendo la esencia desbordante con el cántico excitante que cede a una lluvia de luces apasionadas, tatuando esa obsesión por ese templo, violación, sexo o insultos que más daba, si le hace enloquecer de manera maravillosa, ardiente, ansioso, anhelador de embestidas, escuchándole pero se enfurece cada vez más, a pesar de deleitarse al salirse con la suya por hacer que esa muñeca haga lo que le demande este titiritero, que le demuestra cómo es en verdad el pecado de fornicar con la perdición de líquidos retenidos por conyugar. Orgasmeandose por cómo se ponía, un excelente gemidor, sus alaridos eran perversos por poner más candente este cuerpo, su llanto le demostraba que le dolía, eso quería, que sintiera este jodido dolor...
-Mmm, así, mis manos, mi boca todo mi cuerpo es el único lugar donde debe de estar, esta mierda entera debe ser tu adoración, no hace falta decir que lo destrozare, lo chupare o que lo morderé ya que volveré a hacer lo mismo cuentas veces se me plazca, aaahh! Tienes demasiada fuerza, esos gemidos están cada vez más intensos, si lucharas como gimieras podrías liberarte pero no haces nada, te aferras a mí con desespero... ¡Hazlo, aférrate a este placer!

Morboseando su silueta, erótico se mostraba, sonriendo por sentirlo de esa manera, el falo era el que se descontrolaba por esa cavidad, embistiendo como si solo existiese vivir con ese pulso alocado...Rebuscando entre su interior desflorado de humedad, dando tragos por su olor, sintiendo esos muslos tensos, una lúdica sensualidad- Veo que te gusta, no puedes negarlo, se nota en tu interior que quieres más- con libido liberado, conquistado por el placer de su jugosa piel, prestaba a más de una vez a lamerle, chuparle de manera ansiosa, dejando marcas de sus labios en ella a la hora de morderle, recorriendo todo un laberinto tormentoso por el deseo que aumentaba en su nuca, en su hombro al que tomaba en mordidas lentas pero gozosas, deslizándose por su espalda, percibiendo la carnosidad de la lengua las desvanecientes heridas que le había brindado con las uñas, seduciéndose demasiado por el manjar que representaba, realmente era exquisito, su aroma sin perder su esencia, esos cabellos suaves y hermosos, sus movimientos y esa voz encendían la perversidad-No me gusta que me respondas de esa manera-altanero, grosero que se desquitaba con el cuerpo-Si, ¡Eres una maldita puta! ... Mírate, a mi merced… entonces hagamos todas las posiciones, exijo pinturas de todas, si no eras una puta entonces saldrás de aquí como tal, te cogeré demasiadas veces hasta que hagamos nuestro propio kamazutra, te convertiré en mi puta real, no habrá necesidad de que alguien más te coja.

Solo quería su templo, tomarlo una vez y eso hacía, se meneaba, había terminado de correrse pero seguía su falo aclamando movimientos, disfrutando al sentir como respondía, pero sus palabras comenzaron a seducirle de manera desconocida, quería callarlo, azotarle contra la cama para deshacerse del descontrol que le provocaba.


Paraíso que recibe la espada ardiente del guerrero que cruzó la planicie de su yugular. Gritos de una guerra que apenas inicia.
Apresurando la locura, la linfa le hacía ronronear cual gato travieso sobre el beso que no cesaba, excitandose por todo, por aquella mordida, su linfa, esos movimientos apasionados llevando en los labios, en las mismas entrañas el jugoso licor embriagante, fundiéndose en su boca, como si coitara con ella, introduciendo la lengua, danzando en su interior para manosear cada parte escondida pero de manera en la que no se volviese asqueada, sino deseado, apasionado, sensual a la hora de liberar los gruñidos, fundiéndose contra él...Invadiendo todo, sus manos no aguardan y continúan acariciando sus muslos, los presiona candentemente, necesitando sostenerse de él, presionarlo sin dejar de menearlo contra el falo cuando este cayo a los movimientos, podía percibir que se entregaba como noches anteriores….

No estas para pedir, rogar todo lo que quieras, ofrécete siempre, ya no quiero escuchar que pidas que no me vaya, si me voy no es asunto tuyo, compórtate  por lo que has aceptado ser, nunca ha habido algo entre nosotros más que sexo, una relación entre amo y siervo... quise violarte pero siempre será inútil, respondes a todos muy a pesar a que te humille, te acepte una vez pero ahora así será, solo cuando te desee vendré a tomarte hasta que un día ya no seas de mi satisfacción, porque si me quedo te tendré atado a tu cama, querré solo perdurar en la fornicación hasta llegar el día en que al fin te devore...¿Eso quieres?

Despacio sus labios se movían cerca de los ajenos, hablaba y el aliento desnudaba una mentira, con desespero seguía el compás, elevando las caderas entre la danza de un viento que ofrece, pide y ruega más roces contra la piel, sus pezones endurecidos por el contacto, penetrándose suave ese querido, inquietándose por los espasmos, besos, gemidos volcados en la lujuria, alzando las caderas, presionando el pecho con deseo, predominando la sensualidad, la lentitud del meneo, quería disfrutar de manera completa…


Una guerra de dos cuerpos sin más tregua que orgasmos que se dejan caer sobre las sábanas. Y se recogen con la lengua. Con la bandera de paz entre las piernas.
Volviendo a caer a la perdición, el misterioso oculto de la erección entre esas paredes se escondía, siendo controlado por su muñeco al moverlo con su cuerpo, le acariciaba su meneo que podía sentir ensuciarse de su humedad, el líquido sexual  poniéndose nuevamente como animal salvaje, revelándose los demonios internos, poniendo a gozar al infierno, liberando su interior al alzarle, le avienta contra la orilla de la cama en la parte trasera, dejando la cabeza caída al suelo y el demás cuerpo sobre la misma, abriéndole las piernas, metiéndose entre ellas que sujetaba y con un sigiloso empujón le penetro, entrando una y otra vez dentro de él, con la daga inmortal que libera cada vez más las pasiones, empujando como si fuese un altar al cual destruir”Quiero hacerte sentir lo que nadie podrá darte, descargo mis delirios como un loco anormal que desea solo tu sexo, fantasear al abusar de ti, quiero llegar a sentir que una noche será así, que en verdad te tomare a la fuerza, quiero darte tan duro, ofrecerte orgasmos que dentro de ti y para fuera te voy a sacar”…-Observando como el falo ajeno se agitaba por el zangoloteo, pensaba aun siguiendo con el juego de la mente, siendo suculenta la sensación en la que desprende esa pose, el rico flujo que pone a alucinar la tentación de penetrarle sin piedad, lamiéndose el grosor de los labios carnosos, sucumbiendo ante las estallidos empujones, duros y sin igual…

Danzando las caderas, siempre apasionado en cada brote, provocando que se siguieran las embestidas al frente que cayeron de la cama, el cuervo por aferrarse a su interior, aprovechando la dureza del suelo para liberar los meneos con fuerza y solo escuchar el golpeo de sus posaderas…- Pégate a mi cuerpo, dancemos juntos y sigue amando esta erección porque te deseo, quiero alocarte entre mis brazos, combate conmigo, saca tus mejores armas y logra que me hagan sentirte o debo ordenar a mi único siervo  a que se adhiera a mi cuello mordiéndolo sutilmente enterrando los colmillos, que me provoque, me excite, que me responda de la misma manera en la que le trato…

Voz gruesa, parecía gritar por sentirse arder, siendo imposible dejar de gemir pero lo escondía al herirse el labio con fuerzas, pellizcando ambos pezones erectos hasta hacerlo enloquecer, quería ponerlo de la misma manera en la que se sentía, entregándose una vez más por completo sin control, robando, matando la calma empapada, esparciendo flujos de sangre por doquier…

Puedo olerte aunque lejos te encuentres de mí, sé que rozas tu piel imaginando mi templo pero te digo algo esta noche…Vivirás eternamente enamorado de este jodido cuervo que todas las noches contigo saciara su hambre y su sed.
Da augurios de poder, como dueño y amo de ese templo lo doma, acariciando como si de suspiros perdidos se tratasen, ansioso de que se siguiera moviendo, embriagándose, sucumbe ante el provoco de endemoniarle, envenenarle para que escupa veneno…-Te arrastrare a mi tumba si es necesario, dime que te gusta, háblame de cómo te sientes, exprésate a gritos, te miro sensual y perfecto para consumir, siempre tentado a pecar tu angelical cuerpo, arrancarte el pellejo, tomarte es lo único hermoso que he sentido…
Y tan solo un instante puedo caer enamorado de el
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Mensaje por Invitado Sáb Ago 17, 2013 6:13 pm

“Desde que te conozco, haz pensado que siempre tienes la razón, me gustaría ver tu cara de confusión al menos una vez.”

Sofocante y aplastadora era sensación de irá, dolor, placer, gimiendo al compás de un tintineo bochornoso, que eran me jadeos constantes. Destrozando mis labios, para insistir en acallar aquellos juramentos de sumisión que proliferaba mí canto. Negando cada vez que de su boca salía el veneno sobre mí oreja. Provocando que las ganas de negarme se hagan un poco más fuertes. Pero en ese forcejeo, suplicaba que me ame más. Que tenga más ira en sus labios, que tenga más celos en su andar. Prefería un millón de violaciones a que me deje por siempre. Aunque lo sabía, era en vano. Sería ese el saludo final del cuervo? Mis ojos parpadeaban sin cesar, se sentían abatidos, como si mil golpes me hubiesen dado en el cráneo, para que nunca más me pudiera levantar. — No me digáis que hacer! — Rugía incansable con lágrimas en los ojos, forcejeando que al mero intento me volvía a encorvar, me volvía a dilatar y mi cuerpo se sumía en aquella ida y vuelta que sentía perfectamente dentro de mi ser. Mi cintura, pequeña y fina se abría paso a esas caricias, mientras mordía la carne que eran mis labios y le miraba como podía, arqueando la cabeza, queriendo ver ese cabello lacio y castaño que me hipnotizaba, junto a esos ojos del color del cielo. Pero no! Que tonto era! Eso es lo que me haría volver a caer en sus garras! Y entonces yo pensaba. “Qué es lo que quiero?” No sabía. Simplemente estaba en blanco, lo único que tenía claro era que su piel era la respuesta a mi acertijo.

— Lo único que notáis en mi interior es que está destrozado. Lo otro lo estáis inventando! Maldito capricho el vuestro! — Escupía maldiciones en un canto vívido, mientras mi cuello giraba y se deslizaba por la sabana. Mi mejilla buscaba un apoyo a mi cabeza, mis piernas como engatusadas por él, se disponían y se acomodaban, intentando controlar el dolor, mientras mi propio falo endurecido rugía por terminar. Todo giraba y lo único que deseaba era la oscuridad. Mis manos se apretaban, mis uñas se clavaban en mi misma piel y la sangre emanaba nuevamente. Aquel elixir de la vida y de la muerte. Aquel líquido que invoca siempre los sentimientos más oscuros y profundos. Cuando terminaría aquel calvario en el que estaba siendo sometido? Se calmaría el ave alguna vez? O era mi destino servir como una maldita bolsa de desahogo para sus rituales? Sus besos eran proezas de esperanza, y las mordidas, retorcijones de panza. Como si volviera a la vida una vez más, moviendo la cabeza por aquella caricia ahogada de sus manos, esos dedos que se deslizaban por mi cuidado y rojizo cabello, en tanto le miraba. Mi mirada estaba entre la compasión y la derrota, negando por sus crueldades, mostrando mis colmillos, para hacer un movimiento más que brusco por esas palabras perversas y estúpidas que el otro exclamaba. Ambos locos intentando ponernos a la par del otro. Era una batalla de egos de la cual saldría perdedor. — Entonces no seré un- ah! Ayy… — Me silencié en un instante por aquel movimiento ajeno que me dejó aplastado por mi propio cuerpo, gimoteando que a duras penas podía mantenerme despierto. Tan enojado estaba el otro, que siquiera tenía compasión por mis huesos. Pero me intenté relajar, esperando que mi entrada se dilate nuevamente, pues aquella sorpresa había provocado que todo se aprense y con eso mi cadera había quedado casi colgando de sus brazos. Respiré como si realmente lo necesitara y me quedé quieto, esperanzado por el simple hecho de que había una posibilidad de tenerlo nuevamente para mí. Era pequeña, casi invisible, pero allí estaba, allí estaba la luz que algún día había encendido y ahora quería volver a prender.


“Incluso hoy, deseando ser tu otra mitad; espero por tu encanto. Tu forma principesca de tratarme, así como la mirada y el beso que me regalaste la primera vez que nos conocimos.”

Nuevamente caía en la depresión de la que una vez me había salido, sus palabras eran estacas bañadas en agua bendita, de un gran creyente. Las lágrimas se derramaban como fiel servidor de la hipocresía. Sin responder a aquellas palabras tan hirientes. Me sentía una mujerzuela. Sabía que sus palabras eran una mentira, que no aceptaría quedar de este modo por nadie más que él. Pero no parecía importarle, siquiera pudiendo leerme la mente, me ignoraba. Mis más bajos deseos de ser amado eran cortados por navaja filosa y por ello caía en la misericordia de un demonio alado. El desgraciado cuervo empezaba a comerme el brillo de los ojos. Y solo una sonrisa ahogada se posaba en mis labios. Sin entablar si quiera una palabra con aquel ser de desgracia. Sin mirarlo, dejando que se suma en mi cuerpo todo lo que quisiera. No le dejaría saber por medio de mis labios, lo mucho que me había herido. Una herida de rencor que nunca se sanaría. Aún con su palabra de amarme eternamente. El rencor y aquella nube negra permanecerían intactos. Ahora no había forma, de hacerme aceptar que él podría quererme como yo le quería a él. Y ni aún con miles de rosas y un beso que me diga que me ama, lograrían cerrar esa herida que se había plasmado en mi interior como una muerte progresiva. Que disfrute, que disfrute aquel estiércol maldito. Pues luego se arrepentiría de todo, a nadie podría encontrar, nadie en este mundo iba a amarlo más que yo. Pues a pesar de todo, aún con una herida abierta para siempre, yo podría vivir con él, aceptarlo una vez más. Estaba enfermo, enfermo de verdad y en ese instante era en el que me estaba dando cuenta.

— Ojalá algún día se os corte. — Vulgar y mediocre vi el piso en el momento exacto que hablaba, cerrando ambos ojos con fuerzas, sintiendo una gota de sudor que caía suave por mi frente y quedaba en la madera. Un leve respingo y el placer inundó hasta mi boca. Medio torcido por aquella posición en la que deseaba tomarle, pero yo me dejaba, negando muy suavemente, insistiendo en que no le dejaría oír ningún grito ni gemido. Solo mis ojos eran los delatores, con lágrimas aterciopeladas, que él no podía ver, - a posición lo impedía-, me preguntaba cuanto podía soportar, quien caería primero? Retorciendo mis entrañas, sentía el líquido rozando mis partes, mis pezones retorcidos me volvían loco y cuando menos lo esperé mordí mi labio y volví al silencio profundo, los espasmos se hacían presentes, los centímetros se iban haciendo menores en tanto mis rodillas reconocían el vacío y antes de caer busqué poner mis brazos, protegiendo mi rostro, sintiendo las agudas espinillas clavadas en codos y rodillas, ahogando un grito que solo mi cabeza se torció. Le miré como quien quiere matar a alguien, estirando una mano, rasguñando su rostro. — Ahh! Bruto infeliz!!! Ahh-hhwwn! — Me quejé por todo y me retorcí, dando manotazos a donde llegaba, mirando a los lados que solo encontré una pantufla y gimoteando con las lágrimas derramándose sobre mi rostro la agarré. Dando a la espalda ajena con movimientos inexactos, tirándola luego hacía ningún lugar, para simplemente poder descargar un poco de mis emociones. Un sonido ronco que no podía creer que saliera de mis labios brotó y miré mi sombra por debajo de mi cuerpo, llorando a mares, la ira me consumía. — No haré nada de lo que vos queráis. Consumíos en el infierno. Arrastradme a vuestra tumba! Porque os aseguro que seré más feliz y más bienvenido allí que con vos sobre mi cuerpo. Siquiera os podes decidir qué es lo que queréis. Que os odie? Que os trate como un dios? Si sois no más que un demonio insano que solo viene a destruir y luego se escapa como una niñita por el bosque. No sabéis lo que queréis y solo destruid es lo que os da placer! Mi cuerpo será quien las pague por siempre? Claro que no! Si tan solo te basta con un asqueroso agujero para saciar vuestras absurdas necesidades. — Irreconocible por la ira que en mis ojos se mostraba, mis colmillos estaban empezando a crecer y de un salto que no parecía salir de mí mismo, me giré y le miré. Estaba rojo por todos lados, las lágrimas daban un brillo casi angelical, gruñendo por lo bajo y sin un segundo para reconocer nada, mis colmillos se clavaron en su cuello, en su yugular, tironeando su cabello, no había más nada que perder. Me sujeté con todo lo que me quedaba y empecé a absorber, temblando como si estuviera haciendo la peor de las atrocidades. Gimiendo, empezando a llorar, mientras me sujetaba, aun con su miembro dentro que me rompía en miles de pedazos. Pero no estaba vencido. Aún me quedaba algo, me quedaba solo una cosa, y era mi único y más preciado sentir. 


“Escapa, escapa ahora, pues si no lo haces, me atreveré a encantarte con mis ojos, me atreveré a hipnotizarte para de una vez por todas, tenerte bajo mi control.” 
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Vie Ago 23, 2013 12:21 am

Para ti; tu mi puta escarlata, la zorra vil que doma mi templo a su antojo, este es lo que te has ganado... ¿No te gusta? Entonces déjame terminar en ese culo abierto ¿No pensaste lo puerco que podía ser en la cama? Esta siempre será mi intimidad perversa, nuestro único concierto genital.
Ambicionado al irrumpir su sed con calientes bebidas de la podredumbre fornicada, pretendiendo vedar el mugriento aroma de lo perfecto en su pustulosa cavidad, prometiendo en secreto que hará de el un hombre pecador, reclamando el sacrificio al aletear en su templo, como un esbirro autómata que anhela darle una eterna marca, percibiendo las lágrimas, esa burla que se figura a una menstruación, le sangra y es como estrangula su perfume, cayendo lo libido en la tela blanca, excitándose sin piedad, esos ojos nublados, sus pezones endurecidos, los orgasmos son eyaculaciones del cuervo, penetración carnal, el libre acto infernal de fornicar con el mejor cortejador.
 
Dejándolo empapado de la lechosa juventud eyaculada, siendo esta noche pornográfica una extraordinaria manera de comenzar a aceptar que le volvía loco, bañándole de semen, mordiéndose con fuerzas los labios por el mártir del jadeo que no quiere sacar. Otra vez destruyendo las inhibiciones, empujando aferrándose a su caliente vacío, empachándole con sendas penetraciones, gritando su nombre…-Hero…Hero…Hero….-por más que le escuchaba era profunda la obscenidad incoada, su boca ensalivada, tragándose ese antojo incontrolable…-Eres tu mi capricho, lo eres todo para mi…-delirando por el goce, clavando los ojos en su rostro que negaba la mirada, demostrando que solo el cuervo venía a gozar, a probar la porquería del chorreante encantador, esas posaderas hirsutas y perfumadas, desprendiendo poesía cerdosa entre gemidos que no querían permanecer encarcelados, mostrando lo prosaica cosmovisión de la mendicidad puteada, esa suprema flor amada por el falo…-mmmm, huelo el hedor hermoso de tu cavidad lubricada…-empalando rabioso, desafiando de la medialuna de su culo, insinuante, mojado el laberintico de su hondura, queriendo pajearse eternamente en el grandioso par de pezones, ese falo en  su suprema erección que le embrutecen hasta volverse bestia, reventando y dejando lleno de blanquecina esperma cuajada, adorándolo con tenebrosidad…-Quisiera que tú mismo me lo cortaras…-en su rostro se figura una sonrisa fogosa, escucho el golpe que recibía y sus arañazos le prendían, se volvía loco por él, sacando una risa seca  por sus palabras, negando al ser golpeado por una pantufla que con fuerza le empujaba, quería callarlo con el dolor causado…
 
-Así, se esa fiera, decirme más…-Y el gruñido elevado desprendido por la mordida, dejando la boca abierta por el dolor transformado en fuego en la yugular, disminuyendo las penetraciones parecía menearse contra él, liberando quejidos al percibir la propia linfa, retorciéndose del placer de ser victorioso en su deseo,  siendo sus manos las que se deslicen por su cintura y vayan a su espalda, apretándole, presionándose a ese encantador…-aahh..ammm..-mano traicionera, se eleva hacia los cabellos ajenos y le tironea, girándole el rostro con la sangre derramada de su boca y tira con fuerzas sus cabellos, dirigiendo la lengua a lamerle su boca y le besa con desespero,  mientras que todo apestaba a él, su olor le ínsito morder su labio inferior y volviendo a conyugar con los labios, siendo imposible siquiera imaginar que podría alguien más, que le diera esta maravilla,  permanecía constante en la mente, teniendo la medida exacta y el roce perfecto para hacerle pedir que no se detuviera, se había hecho adicto al sexo al hacerlo con él…-Y un sigues obedeciéndome, sigue mordiéndome, devórame el cuello, ódiame, ámame  en esa mordida, te deseo tanto, siempre he sabido que quiero  pero eres estúpido…Dime, ¿Que no te enamoraste de mí solo por haber  tenido sexo? …-preguntando sobre sus labios, besándolo lentamente, dejando las rodillas en el suelo para mejor movimiento en su interior…- Me das risa, la única niña aquí eres tú, me persigues a donde quiera que vaya, pero, ¿Porque esta vez no lo hiciste?... Al fin entendiste que solo necesito de tu asqueroso agujero…-mirándole fijo, sin tener misericordia por lo que decía o hacía, esta vez el llanto ajeno no le dolía, ni su mirada entristecida  le conmovía.
 
Mordiendo consecutivamente sus labios, hecha para atrás su cintura, curveándole,  elevando la mano a su pecho presionándole mientras subía en forma de caricias, detonando la uña del dedo gordo y le roza la piel en pergamino…-Mi tonta muñeca  ¿Acaso fornico sin ser correspondido? Hace rato te movías candentemente y ahora ¿Por qué me niegas el tomarte cuantas veces quiera? …-y de regreso la mano descendía, de su pecho paso a su costado…-Así tenga diferentes agujeros yo quiero que solo el tuyo sea mío…-deleitándose por la suavidad de su piel, deseando el tacto con la palma de la mano, el humor con el ajeno incitan a derramar más tinta para crear una canción sensual donde un platónico sentir, esas sensaciones y jadeos dispersados en el aposento, siendo este sexo un misterio y descubrimiento personal para este cuervo que solo piensa en él, y solo en él.
 
“Eres la miel de negros cuervos, este templo es tuyo, con una caricia puedo sentir las pesadas cadenas que me tienen atado a ti, condenándome en anidar en tu carne”
-No dejes de mirarme, sensual prisionero de mis caricias, no puedes escapar de mí…-contorneando su silueta con ambas manos, le alza un poco sin abandonar el provocativo meneo,  acariciando el falo con una pasión cariñosa…- ¿Piensas que esta noche ha terminado? –Negando- Quiero conocer a mi perfecto cazador, el que estudio mis instintos pero encontró una mala jugada, sabes que si yo quiero para siempre serás mi esclavo, puedo entrar en tu mente y salir cuando yo quiera, ordenarte que grites extasiado aunque no solo eso añoro, quiero que me canses, que gastes todas mis fuerzas para caer en tus brazos”Hasta que logres que grite que hay algo más” –aquello con un perdido pensar lo escondió, perdido en el hades era esto…-Quiero amanecer en tu cama, compláceme querido mío…-Hundido en el sentir de su calor, drogado por su perfume, consumido por esos acoplados movimientos, siendo temible por la súplica de caer de una vez en otro clímax…
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Mensaje por Invitado Miér Ago 28, 2013 1:45 am

“Desde cuando habéis creído vos, que un par de palabras sucias y unas cuantas ataduras terminarían por vencerme? Reconozco que os amo, que os deseo como a nadie jamás. Pero no es por vuestras palabras. Jamás es por ellas.”

Insufrible era el encanto, que me sofocaba, me ahogaba, las adulaciones que alguna vez había tenido eran extintas por su solo palpitar. Sus brazos indecorosos que me bañaban de su esencia, me hacían recordar lo mucho que yo fantaseaba con él. En la cama, en la ducha, en un baile. Miles de situaciones que alguna vez había insistido en hacer realidad, pero que el despertar me negaba, golpeándome como una muñeca de trapo en un charco de lodo aguado. Dejándome inutilizable semanas enteras hasta que lograba borrar la mancha, que en realidad eran mis lágrimas y mi sangre. Sangre derramada por y para hacerme sufrir. Cortes que yo mismo me provocaba para mitigar el dolor de no tenerlo a mi lado. Eran esas manchas en mi corazón que intentaban limpiar, pero solo las atenuaba y en esos momentos salía a la vida. Como perro abandonado, vagando por las calles más oscuras alimentándome de lo más barato que eran ratas y un niño por mes. Para sobrevivir a la penumbra y soledad. Eran aquellos los días más oscuros de mi inmortalidad. Pero la luz existía y pensé que había al fin alcanzado la limpieza total. Pero ahí estaba ahora, condenado a sufrir la agonía eterna. Disfrutando de sus dulces más caros. La vanidad que alguna vez me había embriagado estaba saliendo un poco a la luz, provocando que una sonrisa apenas visible se marque en mi rostro. “Eres mi todo” “Eres mi capricho”. Eran esas las frases que quería escuchar, las que sellaban el acto con lo más duro que existiese en el mundo. Y mis ojos se aclaraban, mis ojos se volvían dos soles incandescentes repletos de felicidad. Pero nuevamente un golpe y me quedé desprendido del mundo.

El silencio fue eterno cuando le devoraba la sangre, parecía no terminar jamás, estaba disfrutando demasiado, me estaba encendiendo, me estaba curando, sentía el poder recorriendo cada parte de mi cuerpo y mi color tan pálido se volvía brilloso, hasta que una mano traicionera me hizo temblar, flaqueando mis colmillos, me vi siendo desprendido brutalmente y la sangre chorreó descuidadamente por mi mentón, cosa para nada usual en mí, tan cuidadoso y meticuloso que yo era, aquello casi me hizo toser. Pero era su boca la que venía a pedirme como una imploración un poco de atención y yo no se la iba a negar que, empecé a besarlo como bien yo sabía, succionando sus labios, su lengua, instruyéndole a que note que a nadie había besado jamás en todo ese tiempo. Pues nada me había enamorado más que su boca. Aquel único y perfecto sentir. Porque mis labios eran privados, porque mis labios eran para mí el máximo simbolismo del amor. El cual yo solo se lo había dado a él, pero sabía que él no solo a mí y eso me molestaba, me hacía enervar como el maldito cabrón que estaba siendo, le mordí la lengua desesperado por marcarla con mi esencia. Ahogándome en los olores clandestinos que hurgaban en la tentación de lo olvidado. Y me recordaban lo mucho que me gustaba ser poseído por él. Que me arrastre como una marioneta, que me use como bien a él le gustaba. Pero solo él y nadie más, jamás podría. Él era el único elegido para amarme de esa forma, tan enferma como yo mismo estaba siendo.
— A-ahwm… Os equivocáis tanto, que estoy pensando que aún no me conocéis, porque solo vistes de mi lo que quisisteis. Yo me enamoré de vos cuando me robaste el beso. Mi primer beso de esa forma. Fue tan extraordinario que aún lo recuerdo con cada uno que me dais. Me han robado otros, pero solo el vuestro marcó la diferencia. Solo el vuestro hizo que pensara que lo que tengo muerto estuviese latiendo. Pero vos no entendéis. Nunca lo entenderéis. — Negué desconsoladamente, mirando hacia abajo, sintiendo la musa de mis lágrimas caer, bordeando aún mi gélido mirar, apretando con mis piernas sus caderas, sin permitir separarme de él, que estaba tan cómodo. Con mis partes regeneradas por el poder de la sangre ajena, me sentía listo para una nueva lucha. Le miraba con una intensidad renovada, sentir su elixir recorriendo mis venas no era solo una cosa de antigüedad, era algo más, como si mis entrañas recordaran el sabor de su dueño.

— Cuándo os he dicho yo que no os correspondo?! Simplemente os estoy diciendo, que cualquier entrada para vos es lo mismo! Pero claro que vos no queréis que cualquier… Falo sea para mí lo mismo. Asquerosas palabras son las que me hacéis decir. Pero es que no hay forma de haceros entender con palabras medidas!  Ah! Umh… Y-yah, no sigáis tanto… — Mirándole sorprendido por aquel movimiento que al final una pequeña sonrisa brotó de mi rostro bañado con lágrimas, el movimiento me causó una suave y delicada risa, una cosquilla que siguió hasta mi cabeza y provocó que mi cuerpo se arqueé ondularmente y me mordí el labio con suavidad, para poder mirarle fijamente esos cielos escondidos bajo aquella capa de sudor, de cabellos alborotados, que me miraba tan enojado como antes. Había puesto tan molesto al cuervo, como yo mismo había supuesto. Y daba gracias el ser un inmortal, pues si no en esos momentos era casi asegurado que estaría muerto o en camilla por más tiempo de lo que había vivido.


“Mil veces te he dicho, mil veces te volveré a repetir. Soy un brujo que solo sirve en ti. Te he hechizado, para que solo a mí me ames. Por siempre, solo pensarás en mí y aun cuando sientas otra carne bajo tu piel, seré yo el mejor.”

— No os dejaré de mirar, estoy aquí y no me detendré. Yo había creído en un momento que era posible terminar que vuestro recuerdo. Pero ahora ya no queda ni una mínima esperanza. Tendré que darlo todo para demostraros que realmente hay algo más. Ajá, así como ya lo habéis hecho y habéis terminado dejándome? Así es como nuevamente pensáis que podéis tenerme como un esclavo? Mejor no penséis más, porque  seguro colapsaréis. Disfrutad, porque la próxima vez que os levantes, será de noche nuevamente, no de día. — Murmuraba en sus labios, procurando venganza por aquella presión. Le haría desmayar en mi cuerpo, le haría dormir por veinticuatro horas. Mi cuerpo se sentía capaz de luchar con mil demonios, estaba tan mareado de a momentos, pero tan fuerte, mi cuerpo se marcaba, mi cintura estaba más arqueada que nunca y me disponía a elevarme, sacando lentamente mi cuerpo de arriba de él. Separándome hasta que solo una punta de aquel miembro quedo escondida y me dejé caer, observando sus labios, robando besos a cada movimiento que daba, instruyéndole en pecaminoso comienzo que solo de tortura se trataba, pasando mi mano por sus bolsas, las acariciaba lentamente, jugando, travieso como bien había sido en un comienzo, disfrutando de aquella curiosidad que siempre me había embriagado. “Qué posición os gusta más? ¿Dónde os aprieto más a gusto? ¿Aquí se puede?” Miles de preguntas que había hecho en algún momento y que ahora relucían en un descaro absoluto, tocando las extremidades de su cuerpo, mientras me acercaba más a su pecho, pasando dos dedos por allí, acariciando sus pezones que como suaves botones me hacían delirar y clavaba allí las uñas, empezando un movimiento exótico, jadeando suavemente en su oreja, lamiéndola que aún de esa forma le miraba de reojo, riendo a escondidas por como disfrutaba aquellas estocadas mi interior. Manteniendo una de mis manos sobre su hombro, para sujetarme. Y para evitar movimientos del contrario, que me llevarían efectivamente a ser dañado descaradamente de nuevo.

Y cuando os levantéis os encontraréis que me amáis más de lo que pensáis. Os aseguro… — Dije con entusiasmo vívido en mis labios, aprisionando sus hombros, clavando mis uñas allí, dejando que mis caderas se muevan nuevamente, se aprisionen con encanto en las idas y venidas. Llegaba a la punta y volvía a caer, estirando el cuero de su parte intima enteramente, una y otra vez, siendo un tanto descuidado, pero procurando mover como a él bien le gustaba. Sin despegar los ojos de su vista, sentía el sonrojo invadiéndome completamente. Sentía la vergüenza recorrer cada parte de mi piel. Y me veía a mí mismo como un idiota enamorado, capaz de hacer lo que fuese para que su amante lo ame.


“Y efectivamente todo dice eso. Todo dice, todo aparenta. Que soy un idiota enamorado, capaz de hacer cualquier cosa por un cuervo endemoniado. Simplemente, para ser amado.”
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Mensaje por Nicolás D' Lenfent Jue Sep 19, 2013 4:13 pm


Dolce ; Cobíjate aquí, entre mis brazos, esta humedades de besos, hoy eres tú y lo has de ser mañana; ayer es sombra, huella decaída, una vaga visión de sueño que se olvida, solo tu y yo…

Se esconde, zumba y se acerca, cada vez más y más a aquella dulce piel. Hace que su lengua se deslice, recorriendo los lugares que desea en su apetitosa cavidad, siendo correspondido en aquel candente beso , anhelador de frutos exóticos, saboreando su saliva, desprendiendo un quejido gustoso por sentir su mordida, se dedica a expresarle con lo boca lo demasiado que le encanta ser atrapado con sus labios, atraído por su aroma, seducido por su templo y que desconocido hechizo que sus palabras engendraban, menguentando como si la luna muriera, violando los secretos que las lenguas otorgaban a la hora de ser rozadas, quemando las entrañas, entregando y arrebatando las pasión y el deseo, ese aliento en la garganta que grita con desespero lo que ha extrañado y la linfa conocida es devuelta en lamidas, pero su furia, esa fuerza ejercida con sus colmillos le excita, añorando mas de esas bestias mordidas que eran muy propias de él, le provoca con el filo de los colmillos, le rasga parte de su labio carnoso invitándole a que le dé el poderoso beso inmortal.

-Siempre he visto lo que quiero, como tú sabes bien lo que veo en ti, no me equivoco, niégame que no te enamoraste por la manera en la que te manoseo, en la que te poseo, que no tiene nada que ver cómo puedo hacer que me muevas ese trasero y te regocijes de placer, niégamelo que en lo más mínimo el sexo no tuvo que ver…-Sin separarse de sus labios, desprendía las palabras sobre ellos y al terminar seguía besándole.- ¿Crees que solo con besos seguirás amándome?...-con fuerza y rapidez presiono su labio inferior y lo tironeo, dejando que su boca le soltara de una chupada…- ¿Y ahora en que estas pensando? ¿Piensas en que lo muerto late por este beso?- Podía entenderlo, pero no lo aceptaba, solo se dejaba llevar por lo que sucedía, notando su rostro bajo, penetrando cada segmento de su ser con la mirada, soltando quejidos por el abrazo de sus piernas en la cadera, provocándole que deslizara las manos por su espalda para abrazarle mientras sostiene esa intensa mirada que le alteraba.

Y como la flor que ultrajo ahora solía vengarse como un amante enfurecido, que apenas fingía parecer ofendido, persigue a este travieso, le alcanza y le sujeta con su cavidad, y como un severo dueño y señor menea con extrema sensualidad a su muñequilla, pero al final después de todo, ese omiso que después de protestas, de sus arrebatos responde con encanto el movimiento, siendo todo un misterio la manera en la que se consumía, dejando que sus manos suban y baje, deslizando en su cadera curveada, formando su figura con las caricias que escondían algo más que deseo, disfrutando de él, encendiéndose por la humedad recorrerle  el falo, entrando una y otra vez, suculenta sensación que le hace palpitar al saborear el flujo de su pecho, una tentación sin igual, delirando por depositar mordidas en su piel, pero se desquita con pellizcar esos pezones erectos ya que este vampiro solo quiere morderlo, le gustaba lo juguetón que podía ser pero esa sonrisa, ahora no quería verle sonreír por esa razón retorció uno de sus pezones , invadido de lujuria y placer entregándose a las posiciones amatorias.

- No es lo mismo, tiene que ser perfecta esa cavidad, tiene que amarla mi falo para poder introducirse, así sea una mierda, si mi falo lo quiere no habrá nada que le detenga-negando, suculento de un éxtasis…-Entonces muévete, cánsame de correrme, consúmeme….-declarándose ser débil ante él.-No hay nada asqueroso, solo sigue, mírame, entrégate por completo que es lo que quiero, haz como siempre el mejor sexo que pueda tener, no trates de seguir olvidándome no servirá nada, digas lo que digas siempre seré tu amo y tu mi siervo, pero una cosa, ¡Nunca te deje! tú lo quisiste así. Y rezar mi hermosa muñeca de que no llegue la otra noche porque he de quererte nuevamente.

Y como una tijera de punta filosa quedaba al sentir como se alzaba, maravillándose por la sensación que bajo el lecho de la carne la tijera chorreaba, gimiendo suavemente, descarándose esa muñequilla, sabia como encender, su voz incitaba a devorarle la boca, parecía ser una Alicia que encontró el agujero para cometer el asesinato de los sentidos, como sus calientes paredes podía percibirlas con el cuero del falo al jalarse, capturando los gustos reunidos en una total sumisión de rodillas ante esos poderes del libertinaje, detonando en los ojos orgásmicos alaridos guardados, pensando en que encontró a su emperatriz, deslizando con el ardor del deseo, anhelando seguir con su tortura, llenándose de fantasías al verlo como una bella estatua tallada de finas manos para este momento, siendo la propia boca la que se mantenga entre abierta, sujetándole de sus caderas que se removía pidiendo más, dejando caer el rostro, viendo el techo del aposento, sumiendo con ligereza el abdomen por la manera en la que sus dedos le recorrían, disfrutando de ello con esas experimentados dedos, danza, deseando traicionar los placeres, apoyando las manos en el suelo y presiona, mordiéndose los labios con fuerza al ser las uñas incrustadas en los pezones, tratando de mirarle tal cual provocación daba resultado, su jadeo como vil estaca le perforaba el pecho. Sabiendo cómo jugar, ese era el peligro que él ya sabía a la perfección los movimientos correctos para ganar…-Me encanta como abandonas la vergüenza y la timidez por el placer…-dejando que hiciera, quería ser posesionado por él, sus palabras resonaban una y otra vez en el interior, deslizando las manos debajo de sus axilas y le levanto un poco, callando los alaridos que se descontrolaban…-Un día te dije que si me llegase a enamorar de ti es porque solo será un juego más donde deseare ser ganador…-chupando sus labios que comenzó a moverse, arriba y abajo las caderas se agitaban, golpeando su cavidad y siendo las posaderas las que rocen con el suelo, sin despegar la mirada en él, sellando con los labios de su sexo el candado que cierre este secreto, cada vez que se abra y la llave posee decidirá en que momento entrega el amor en silencio…

Cayendo en la mentir de que solo su templo le esta drogado, aferrándose  a los orgasmos, sin aceptar que está pensando en saborearlo, recorrerle la piel, tomarlo cuantas veces se le plazca por el simple hecho de que cayo enamorado de su templo, quizás él ya lo sabe,  pero solo por su templo, solo por esos espasmos al tocar su piel de seda, al ser embriagado por una burla de sudor, queriendo y declarando ser suyo, anhelando hacerle suyo….-Tu pasión es mi lujuria, tu amor es mi satisfacción puedo sentir que nuestros cuerpos se hacen uno ¿Tu lo sientes?, tengo cierta devoción mas no creo nunca amarte…-Tenia que quitarle eso de la mente, no le teme a los demonios ni a los que deambulan en su mente, ni a la soledad, le teme a su alma, a su piel, al lenguaje insonoro de sus ojos, a su voz que se dispersa como magia oculta entre la niebla, a sus besos de morfina que asesinan y su humedad ardiente que no cesa, sigue chorreando que lo único que le teme es que sea amor, a eso le teme que se envuelve en el manantial de la confusión del solo placer de fornicar, eso es lo que una bestia creería…
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Mensaje por Invitado Dom Sep 22, 2013 4:36 pm

“Ma vie chère; no busques en el rasca cielo un enjambre de quietudes. Si tu mente esta perturbada, solo yo puedo saciarla. Mis besos son tu calma, mi amor tu salvación. Desde siempre lo supiste, pero solo ahora aceptas ese calvario que alguna vez te poseyó.” 


Me revienta la calma en mi pecho, mi diafragma se contrae con el frío eterno de sus besos. Siento la responsabilidad de su placer cabalgando en mi espalda, deshecho por una soledad de la cual me veo eternamente culpable. Como un viento helado sobre mis labios, me congelo. Me nublo en la tempestad rasgada de engaños. “No eres tú, soy yo” Eso es lo que oigo resonar en mi cabeza. Y al rato me doy cuenta que no es él, que no soy yo, que es el engaño perturbador que me sigue atormentando por todos esos siglos que han pasado en el caballero negro que se encuentra pegado a mí. Buscando en alguna parte de mi cuerpo, algo que le haga resistir a esta eternidad de colmillos afilados que nos ha de tocar vivir. Existir para siempre, pero como hacerlo solos? Necesitamos de la compañía eterna de alguien y lo sabemos, pero el cuervo aun no da el giro de tuerca, no está dispuesto a cederme todo ese espacio vacío que alberga en su corazón. Aun tironeando de él, fuerte es su rudeza para con su alma que está atada, al igual que la mía, a sus pies. — Vuestras palabras no son más que un mero reflejo de lo que deseáis que yo diga. Pero al igual que vos, yo no doy mi brazo a torcer. No aceptaré que solo es vuestro cuerpo el que me hace estremecer, pues es más que eso y vos lo sabéis. Pero para que seguir con este parloteo indecente si sé que es lo que queréis? — Desgastado por las mil maneras de morir que ya he sufrido y mil una o mil dos no me harán flaquear. Con esos movimientos rudos insaciables que el otro me obligaba a hacer, menear mi cintura como si un huevo se partiera al medio y la yema se fuese cayendo por mis piernas.
 
Asentí firmemente cuando sus labios siguieron jugando con los míos, aceptando toda devoción con tal de tenerlo a mis pies, sonrojándome por su insistente confronta miento con mi pensar. No lo aceptaba, pero yo estaba seguro, todo mi ser estaba de ese modo. Sus besos me habían enamorado como una paloma se enamora del cielo libre. Como un animal enjaulado, sus besos habían sido una liberación para ir al cielo final. Una poción que me hacía revivir. “¿Piensas en que lo muerto late por este beso?” Pues la verdad es que sí, exactamente eso pensaba, eso sentía. Pero sería demasiado iluso decírselo? Rara vez me sentía tan quedo en mis pensamientos, sin hablar como un metiche molesto, estaba ido en el placer que en mis piernas y abdomen se sentía, en mi corazón que estaba siendo revivido y devorado por sus besos. Mi sonrisa no se podía evitar, pero era el cuervo negro y malvado el que me aplastaba la sonrisa transformándola en un lento grito de dolor, ahogado por la serenidad que traía en ese instante, que solo provoco que un retorcijón diera todo mi cuerpo, mis pezones rosados podían sentir las incrustadas uñas, casi haciendo un agujero en mi piel. Una lágrima densa y vaporosa se hacía lucir y me agachaba a apoyarme en su hombro, negando, casi implorando que ese dolor se detuviera.
 
 —Solo vos sois el que puede cuidar de eso que deseáis que esté hermoso. Porque no empezáis con cuidar de mi cuerpo un poco más? — Frunciendo el entrecejo, la impotencia corrompía el placer que quería sentir, moviendo mis caderas insistentemente contra él, aplastando mi vientre contra el ajeno, frotándolo en tanto mi cuello se acomodaba, a un lado y al otro, mostrándose apetitoso, lubricado en una rosa pálido por el calor que sentía en mi interior. — Os creéis muy vivo por esas palabras, ya veréis cuando no quede nada, cuando os consuma entero y quedéis solo para mí. Aún no os habéis enamorado? Entonces hoy lo terminaré de lograr y no os quedará otra alternativa. — Gimiendo contra sus labios, deseando que me estrangule por tales palabras que estaba aceptando. Como si firmara un contrato. Si no le enamoraba, ya era hora para mí de morir. Pues yo me enamoraba aún más a cada momento, un amor que me había durado ya demasiado tiempo para lo que yo había vivido. No era como si tuviese varios siglos, yo apenas era un niño para una sociedad vampírica, un niño para él… Para el caballero de armadura negra que tenía frente a mí. — Amo y siervo es lo que nunca será, pues eso es lo que vos creéis, no es lo mismo para mí… No lo es! Y creedme que si realmente quisiera olvidaros, conozco de alguien que puede borrar esos recuerdos como ya me he enterado que se puede. Pero es que vos sois mi amor y mi dolor… Como podría querer apartarme de vuestro recuerdo? Si estoy seguro que sería en vano, pues volveros a ver sería volverme a enamorar. Los recuerdos son importantes, Monsieur! Ah~ Ummg…—
 
Murmuraba mientras me aferraba a sus hombros perfectos, haciendo cabalgar todas mis entrañas sobre él, moviendo mi cintura como si fuese un arte cósmico. Lo hacía de la mejor forma posible, de un lado y del otro, estrujando toda aquella carne ajena que tenía en mi interior, moviendo su cuero de arriba hacia abajo, sin parar, queriéndome tatuar su estructura básica en mí. Deleitándome con el sabor perdido de su piel en mis labios, lamiendo su cuello, su clavícula, insistiendo con los roces de nuestros vientres, pues me encantaba sentir su piel como un rayo eléctrico hacia mis intestinos. —Ah! N-no me levantéis así…ummg… Ya veréis! Seréis un perdedor como bien querríais que yo fuera! — Como una guerra me sentía ser elevado en los cielos, mis piernas se mantenían sujetas a sus caderas, no quería separarme, y no lo hice. Porque cuando estaba en el aire los movimientos ajenos me llenaron una y otra vez. Sin detenerse le sentía y me estiraba como un trozo de viento hacia atrás, un molino estupendo que me iba arrollando, consumiendo, pero siempre atento a apretarle, a hacerle sentir la presión que estaba ejerciendo con mis entrañas. Era un poder que intentaría llevar al máximo. Seducirlo de la forma más inexperta que yo sabía. Con el simple deleite de la suavidad, la tosquedad y una muralla de emociones que recaerían sobre él, hasta aplastarlo y devorarlo como un buen amor enfermizo que era.
 
— Convertiré todo vuestros sentimientos en deseo y amor puro hacia mi ser. Soy mucho más que una simple muñequilla. O si no por que habéis vuelto? Porque seguro que hay más de un lugar en Paris que os satisfaga físicamente. Pero yo soy más. Y si no soy, lo seré. Me incrustaré en vuestra memoria. Mirad mis ojos y decidme si veis algo de flaqueo en ellos? Estoy firme en mi decisión, os haré enloquecer… Y no fue mi intención librarme de vos en aquel entonces, habéis sido vos el que me liberó porque ya no veíais aquella energía en mí. ¡¡¡Os aburristeis!!! — La última palabra salió como un rugido de mí, y le golpeé, le tironeé del cabello y la piel, me aferre como una raíz a la tierra en su maldito falo, me retorcí junto con él. Sufriendo, pero más dolor era el que sentiría el cuervo al retorcerle como una vil piraña, gruñendo, mientras la venganza se cercioraba en golpes certeros, brotando una pequeña cascada de lágrimas, que siguió con más golpes que se afloraban en su pecho, con ambas manos, intentando desquitar toda mi eternidad sufrida. Eternidad que apenas había sido de un año, pero el dolor era interminable. — Y seguro os iréis y rezaré por que sea mañana para seguir con el tratamiento que os lavará el cerebro de todas esas putas y putos que han pasado por vuestro cuerpo. Y solo yo seré el único que aquí deseéis. — Promulgando las satisfacciones que tenía en mí, le agarraba el pedazo de carne entre ambas manos, lo tironeaba y zarandeaba, presionándole con fuerzas, volviendo a meterlo en mí, que un gritillo era el que daba y me movía como un loco, abrazándome de su cuello que no me quería ir jamás de su lado. Llorando apenas suaves gotas de impotencia. 


“El fuego os quemará y me dará el premio que quiero. Tu eres mi trofeo, eres mi copa, eres lo único que deseo ganar.”  
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