Hazme saber que en mi eternidad, eras tu mi recuerdo mas sagrado [Tania Fernández]

por **Andrei Chezhekov** Dom Mayo 26, 2013 10:38 am

El dinero no lo había traído para esos sacos de pulgas a los que debía dinero. El dinero era para Tania, la cortesana de la cual no podía haberme olvidado después de una semana sin verla. Joder, desearía que estuviera cerca de mí, me gustaría poder volver a verla, a escucharla decir esas vacilaciones que me hacían rabiar por dentro pero que a su vez me divertían, tenía sentido del humor y eso me gustaba bastante. Estaba tirado en el suelo, con la mirada perdida. Me dieron una paliza y el dinero que traía para Tania me lo habían quitado.

Todo iba de bien en peor. Ahora tenía que esperar a que la muerte me atrapase en sus redes. Seguro que iba a ser su fan numero uno. No sabía cuánto iba a tardar, así que decidí moverme hasta una pared de ladrillos, apoyarme ahí y pensar en lo que era la muerte. Seguro que otro modo de ver la vida. Estaba herido en la cabeza, me toque con la mano y me corría un poco de sangre de mi cabeza, después sentí que mi estomago estaba agazapado o mi respiración algo difícil de tragar.

Bueno, mirándolo por el lado positivo de la noche ya no debia nada a esos hombres a los que antes debia, pero ahora me iba a ser imposible de ver a Tania y necesitaba verla, me estaba volviendo loco...pero claro, era cortesana y sin dinero de por medio, no..la vería, las cortesanas son más listas que el hambre, esta las supera a todas. Todas son como lobos hambrientos que buscan a otros para poder ganarse la vida, comerlos o sacarles los dineros a cada uno. Aquella noche en la que conocí a Tania, la guardo en mis recuerdos sin poder evitarlo y cuando me acuerdo...mejor no pienso, no podre aguantar y tendre que tirarme al primero o primera que pille.

-Agh...-Pense en levantarme por si habia suerte. Si, la hubo, me levante lentamente por aquella pared hasta estar de pie, pero encorvado, ahg, si note el dolor de mi estomago, me resbale de nuevo y cai rodando por el suelo, yendo calle abajo, unas escaleras, intente parar, queria parar, no queria sufrir más, hasta que no iba a poder frenar, no podia, cogia mas velocidad, habia un poste que se acercaba, se acercaba y sin más dilación, note como mi cabeza se chocó contra el pie de aquel poste de la farola haciendo que mi vista se nublara, escuchaba algun ruido por alrededor, no sabia donde habia caido, me habria dado un golpe bien fuerte en la cabeza hasta que finalmente, parecí caer en un sueño eterno.

por **Tania Fernandez** Vie Mayo 31, 2013 2:37 pm

(….Me preguntas… ¿Qué se siente en el
corazón al ser tan deseado? mi corazón
siente, que la piel se me desgarra por el
deseo pasional de tu amor, siento que se
queman mis entrañas, se agita mi alma y
todo mi cuerpo y todo mi ser se excita….)

-En que mal estado estas- le susurro mientras sus caderas se movían de un lado a otro, caminando tranquilamente por aquel callejón que había encontrado fácilmente. Qué suerte tenia Andrei que un niño lo hubiera reconocido y fuera corriendo, como perro faldero, detrás de la cortesana para susurrarle las nuevas buenas. Por unos minutos ella se enojo. ¿Qué carajos le importaba? Pero el mocoso le recordó que ella misma había dicho que cuando el hombre estuviera cerca que le dijera, no importaba la ocasión; es decir, no importaba si estuviera follando con el mismo rey de Francia.

Odiaba las heridas, pero por suerte las sabia tratar, el chico le había dicho que estaba mal herido, con la ropa hecha un asco, pero no le dijo cuando había estado, dejo salir un leve chasquido mientras se inclinaba a ver aquella herida en la cabeza, parecía una fuente de color carmesí, pero ella había aprendido a que las heridas eran más escandalosas de lo que parecían. Con su mano morena busco tocar aquella herida, pero se dio cuenta que fue sujetada de la muñeca por Andrei, ella sonrió con cierta ternura, mientras le siseaba para que se calmara –No, no soy una ilusión de tus fantasías sexuales- le susurro como temiendo de que los fantasmas de aquellos callejones le escucharan.

Tal vez aun no lo notaba, era lo mas probable, pero estaba en la habitación de la cortesana, aquel pequeño cuarto, diminuto, en donde apenas había una cama, tendida con sabanas blancas, las paredes eran grises, sin ningún color, parecía que ella era la que iluminaba el lugar. Andrei estaba acostado en el piso, mientras en una mesita de noche estaba la única luz que los mantenía visibles a los dos. Tania tenía un vestido azul, como siempre con un corsé apegado a su cuerpo, con un buen escote en la parte de los pechos, que ayudaba a verse estilizada, pero hoy no estaba trabajando, así que su falda apenas era algo bombacha, sencilla, sin muchos adornos y por primera vez, el cazador pudo ver aquellos labios sin el color carmesí que tanto le gustaba a la cortesana, pero aun así esos labios se habían aun más apetecible con ese color carne formando una sonrisilla tranquila y hasta cariñosa.

Con ayuda de un paño comenzó a limpiar la sangre de la frente, le había quitado la camisa y ahora las heridas que tenía en su cuerpo habían sido curadas, solamente faltaba la de la cabeza y mas nada, solamente esperaba no tener que ir a buscar algo para tenerle que coserle algún punto. –No te sientas alegre… ni imagines otra cosa que no es- se apresuro a decir con el ceño fruncido. –Eres un buen cliente, me traes una cantidad buena de francos- parecía concentrada en lo que hacía, evitaba mirarle a los ojos, pues sentía cierta vergüenza, nunca había hecho pasar a alguien a su habitación, aquella que escasamente podía mantener. –Te necesito vivo…- le dijo al fin en un leve susurro, parecía que su voz se había ido por unos segundos, trato de aclararse su garganta, algo iba a salir de sus labios, pero prefirió callarse, y seguir limpiando la sangre de su rostro.

por **Andrei Chezhekov** Sáb Jun 15, 2013 6:47 pm

-Tranquila ricura….-Tomo su mano que le limpiaba la cara, el rostro y después la puso en su corazón-…Tu haces que esté en el paraíso…-Sonrio lentamente, mirándola fijamente a su vestimenta azul, a su maquillaje suave y como sonrio, no había apartado la mano de su corazón, quería que ella supiera cuantas ganas tenia de verla, quería que notara las pulsaciones que mostraba su corazón, sonriendola lentamente y después estaba intentando levantarse pero que después tuvo que tumbarse sobre la superficie de la cama en la que estaba-…Agh…mierda…-Gruño para después plantar un beso en el dorso de esa mano que aun estaba sujetando, que al final dejo libre. No sabia donde estaba, seguramente en la habitación de ella, ahora lo estaba cuidando-…Tania…-susurro, tomo su mejilla con una mano e hizo que ella la besara a él-…Tenia mucho mas dinero antes…pero me han asaltado…-Parecia como una excusa barata que había hecho de antemano, pero siempre las verdades, a otros siempre les parecían mentiras. Aquello siempre le daba rabia.

De todas maneras que era estar sin nadie que te hiciera sentir en el paraíso? Pues era una sensacion bastarda que no hacia nada mas que dejarte cada vez mas como un mierda, un mierda que deseabas la muerte hasta que por fin podrias obtenerla, nada mas que el susurro del romanticismo, oh, si, la muerte y su cornuda amiga, su cornuda que se transformaba en cabra inocente pero que demostraba los cuernos, señal de infidelidad...o de maldad, algo maligno, pero Andrei no entendia de eso, prácticamente se le acusaba de estar puesto en vilo, de estar siempre al borde de la muerte, al borde en donde siempre se jugaba la vida. A veces sueña que es Odín con sus valkirias, pero él sabe que es mas que sueños que no son verdad, solo es hijo de una puta y una aventura de una noche, de una noche de lujuria entre dos cuerpos sedientos de amor.

Judas Iscariote, el maldito, el que mancho la mesa de los doce apostoles con tres negaciones, con tres "no" que se convirtieron en verdades. ¿Que hizo? ¿Cuál fue su crimen? Fue pagado y se mancho las manos de la propia sangre de la cual había traicionado y que despues de tres dias, revivio como un milagro. “Refutación de Todas las Herejías” dice que el evangelio de Judas fue una historia ficticia: “Una vez más, otros declaran que Caín derivó su ser del Poder superior, y reconocen que Esaú, Coré, los Sodomitas, y todas esas personas están relacionadas entre sí. Todos estamos relacionados entre si, el mundo en si ya era algo alborotado como una bola en un pajar ¿Que diferencia habia?

Andrei traicionado ¿algun dia? y no todos. Andaba solo. ahora podria traicionar a Tania si le salia de la punta de la polla, pero ahora la verdad que estaba en el paraiso, lejos del valhalla junto con aquella diosa latina que le curaba las heridas, paso por paso, agua, paño y piel, restriega y limpia con cuidado, como un sueño al que preocupaba su final de un momento a otro ¿Le podias oir gozar? Lo hacia muy alto, calla, escuchalé, pillale el ritmo que tenia su corazon al sentir esa atencion de la cortesana. ¿Podria oirle si estuvieran teniendo sexo salvaje? Bueno, era nada sin ella, ¿pero que sueños eran como el?

Ninguno.

por **Tania Fernandez** Lun Jul 08, 2013 12:02 pm

{….Soy una bella rosa
Marchitada por las manos humanas
Mi frágil estructura
Me hace mas bella…}

Lo único que hizo fue sonreír ante sus palabras, para ella aun estaba delirando, pero bueno, lo dejo hacer, pues en esos momentos era solamente un muerto de hambre destrozado por unos canallas. Chasqueo la lengua al verlo quejarse, aquellos hombres no sabían cuando debían quedarse quietos, siempre tenían la necesidad de moverse y mucho más cuanto tenía heridas tan graves como las que el portaba. Era como un niño caprichoso, así lo veía ella, parecía tener la impresión de que ella caería a sus pies con solos unos francos que le trajera siempre que ella quisiera. Era como una muñeca, dejaba que le besara, le beso en los labios para luego suavemente darle unos golpecitos en su pecho con la palma abierta.

-No me interesa los francos que me traigas- dijo ella para aproximarse al agua limpia y poder volver remojar nuevamente el paño con el que limpiaba todas la impurezas de aquel cuerpo –Soy cortesana… aquello debe ser para usted sinónimo de alguien que abre las piernas por francos- trataba de no lastimarlo mucho, sus manos eran tan gentiles con sus heridas que parecían besos que estuviera dando para sanarlos con amor. -Es cierto… si me traes un buena suma de dinero, puedo estar con cualquier hombre- se alzo los hombros. Había perdido la cuenta, no estaba interesada en contar las veces que se había acostado en una cama, en un rincón oscuro para gemir mientras algún imbécil saciaba sus necesidades con ella.

El estaba buscando algo que nunca vendería, no importaba cuantos francos le ofreciera, nunca aceptaría venderse de esa manera, tal vez se sentía algo ofendida por sentir que aquel hombre buscaba acercarse de la manera que todos la buscaban. –Si me traes francos, te tratare como cualquier cliente. Porque yo vendo mi sexo, no mi corazón- le dijo mientras se acercaba a su rostro e hincaba el paño dentro de uno de aquellas heridas, con deseos se ver en su rostro aquella expresión de dolor, que muchas veces ella también sufrió por la estupidez de sus clientes.

por **Andrei Chezhekov** Lun Jul 08, 2013 12:49 pm

-Se quejó de sobremanera al sentir ese golpe en su pecho, como si una bocanada de sensualidad apretara en su pecho y sinceramente, era divertido-...Tú corazón tiene que ser tuyo hasta que quieras compartirlo con alguien de tu agrado...-susurro cerca de ella-Y si...puedo ser...-interrumpio la frase en cuanto se lo pensó mejor, se había levantado un poco pero volvió de nuevo a tumbarse pues las heridas de su cuerpo no cesaron de doler, se tumbó y solo espero a que sanaran pronto de su cuerpo, no estaba ni estaría quieto hasta que pudiera moverse de nuevo...en realidad necesitaba abrazarla, oler su cabello que le reconfortaba ese olor exótico que ella desprendía por sí sola, aquello lo excitaba de sobremanera.

Su entrepierna pareció tener vida propia bajo sus pantalones, pero como no la tenía cerca lo suficiente que él quería, desistió, pero tomo su mano, era suave y delicada, le beso el dorso de la mano y se quedó acariciándola lentamente- Tú eres dueña de tu vida…nunca lo olvides, dulzura…-Dijo con una melodiosa voz, su voz y actitud tosca parecía haberse esfumado de repente, quizás por lo débil que estaba y los golpes que recibió anteriormente a llegar a la cálida recamara de Tania, él estaba agusto ahí, parecía que andaba en la guarida de un tipo de ángel.

-Quiero conocerte mejor…y …no como…te conocí hace unos días…-recordó aquel encuentro en los bosques del circo gitano, que en realidad ella fue salvada por él mismo y la aguardo entre….su falo mas bien y su daga…Dejó de pensar porque aquel bulto que se pronunciaba traidor bajo sus pantalones era más evidente, tomo un cojín y solamente se tapó con lentitud-…Uhm….Discúlpame…pero me provocas esto y mucho más a mis cinco sentidos…-sonrió de lado, mostrando su lado más “tierno” que apenas lo mostraba, entonces vio cómo su cuerpo estaba aún cubierto con compresas húmedas sobre las heridas-….Parece que has…tenido alguna experiencia con heridas anteriormente…-sonrió-…Bastante bien te apañas para aplicar tus dotes curativas…-se quedó sin saber que decir después de eso.

Se había instalado un silencio entre ambos que el gotear del agua hacia un sonido chirriante al caer en el cuenco de agua, entonces Andrei comenzó a recordar como lloro por última vez al ver a sus padres mutilados tal y como se los encontró aquella vez en su mansión de Rusia. Estaban colgados y con las extremidades amputadas, el lugar rociado con sangre y una tenue luz amarillenta que atravesaba las ventanas y a través de unas cortinas de gran peso de tonos color crema ribeteados con pedrería ámbar. Él estaba cubierto de angustia y sus intestinos querían echar lo que había comido en el desayuno, él salió corriendo de aquella sala, pero volvió sobre sus pasos y solamente se pudo derrumbar de golpe, arrodillado y llorando hasta que su alma dijo “¡Basta! “¡No puedo más!”

Aún tenía la mano de Tania entre las suyas y acariciándosela lentamente-…..-No dijo nada, sus labios se abrieron para entrever su perfecta dentadura pero de ella no salió ninguna palabra, temía hacer el ridículo, pero se lo pensó y solo sonrió-…Me iré a vivir contigo…

por **Tania Fernandez** Sáb Ago 17, 2013 2:52 pm

Tal vez era ella la que buscaba ver malas intenciones en sus acciones, pero el desgraciado parecía no tener ninguna o así lo hacía ver. Bufo suavemente mientras dirigía la mirada hacia el otro lado, sin mucho interés de prestarle atención, solamente estaba interesada en limpiar sus heridas. Este parecía no entender que debía quedarse quieto, Tania lo empujo nuevamente hacia abajo, estuvo a punto de regañarlo, pero ya sentía que no era necesario, dejo salir un leve suspiro mientras su mente estaba tratando de concentrarse en bien cada suciedad que pudiera enfermar al otro.

-Se puede decir que si soy buena con ellas…- dijo alzándose los hombros ante aquel comentario. Era cierto y sonrió levemente por ello, había aprendido a curar sus heridas y las de sus compañeros, era algo que se necesitaba saber, para poder sobrevivir, si hubiera una herida mal curada, sería peligroso –Solamente lo hago por sobrevivir- explico tranquilamente.

Siguió con lo suyo, como si el otro fuera algún mudo que no supiera hablar, limpiaba las heridas con al agua limpia y fresca que había traído recientemente, se detuvo por unos momentos, ¿Qué era lo que decía? -¿Estás loco?- pregunto riendo un poco -¿vez como lo dices?- dejo el trapo a un lado –“Me iré a vivir contigo”- bufo, citando sus mismas palabras –estas imponiendo tus deseos… no te entiendo… tratas de dejar que yo elija, pero buscas la forma de imponer su voluntad…- se cruzo de brazos para volver a suspirar pesadamente -¿Qué es lo que realmente busca?-

por **Andrei Chezhekov** Lun Sep 02, 2013 3:49 pm

-¡OYE YA BASTA!-grito exasperado, levantándose y arrodillándose en la cama, aun herido, se quejó pero le daba lo mismo. Estaba enfureciéndose porque fuera tan evasiva con sus preguntas y sus preguntas hacia el como si no supiera lo que estaba haciendo – Oye mira no eres una cortesana normal para mi ¿Entiendes? Eres una bella persona que necesita ser tratada como una persona, tienes derecho a sentirte libre…-ejecutaba palabra donde la impaciencia aún estaba desbordándose en palabras, se estaba calmando un poco cuando después prosiguió-…¿Sabes una cosa? Eres la primer mujer con la que deseo y no carnalmente, sino te veo de otro modo…Vale si…-salió de la cama con solamente los pantalones puestos-…Te conozco desde hace poco ¿Pero qué más da?

Se acercó a ella, tomándole de la mano-…Eres Tania Fernández, no sabes cuantas vueltas he dado para encontrar el burdel en el que estabas…-dijo besando el dorso de una de ellas-…Me vuelves loco…tu aroma, tus ojos, tu trasero que es imposible de olvidar….-dijo intentando que no pareciera ofensivo-…..Puede que estas sean las últimas palabras sinceras que oigas de una persona, no toda la gente es vil y cruel….-oso acercarse a ella para robarle un beso apasionado, pero en mitad de este, se separó dado que se quejó de un tirón de alguna herida. Se sentó en la cama, aun sujetando una de las manos de Tania, se quedó tumbado en la cama con las piernas por fuera, suspirando brevemente se quedó después de haberle soltado todo ese discurso que seguramente lo dijo en vano.

-No tienes por qué elegir o contratacarme con palabras ocultas detrás de tu orgullo que ya he notado, por cierto…-susurro en el aire-…pero ¡SI! ¡ESTOY LOCO! ¡Loco de amor! –dijo un poco afligido por la estupidez-…¡Loco porque puedo ser alguien mejor a tu lado! ¡Porque puedo ser yo mismo! –gritaba sin percatarse, sin recordar de que tenían vecinos, pero inmediatamente se calló sin dejar de mirarla, le soltó la mano y hallo la camisa la cual se puso de nuevo, se levantaba de nuevo de la cama-….Mira…Tania…-se sujetó en el poste de la cama, mirándola, señalándola con firmeza cuando el cuerpo se le movía como un cuerpo ebrio, pero ebrio por el dolor que aguantaba conscientemente- Me iré… ¿Sabes lo que significa? Irme… ¿sí? –Se quedó mirándola fijamente, se acercó a ella, le sujeto del mentón-…pero recuerda….Si cruzo esa puerta…-señalo a la puerta y miro con esfuerzo, después sin dejar de señalar a la puerta, la miro nuevamente-….-No dijo nada, tan solo volvió a besarla sin poder evitarlo, como la primera vez que la vio, lentamente, un beso sincero y pícaro a su vez que acariciaba el pómulo de ella con el pulgar de su mano, seguía besándola sin dejar de darle pequeños mordiscos en su labio inferior, jugueteando con su textura y el sabor de aquel cáliz de sus labios el cual se estaba dando un festín.

“toc” “toc” “toc”

Andrei simplemente miró a Tania a los ojos, mientras se separaba de ella. No separo su frente de la de ella. Se quedó a su lado, mirando aquellos ojos sin la línea oscura de ojos con la que solía vestir aquella mirada tan salvaje.

“toc” “toc” “toc”

-Joder…¿Quién es?-Dijo mirándola a los ojos, la beso mientras se separaba de ella y tomo una de sus navajas que se escondían en su pantalón. La tomo y como el bajo de la puerta era ancho, lo fue deslizando por debajo y por la hoja de la navaja, vio una pareja anciana, de aspecto humilde y con cara preocupada –seguramente-

-¿Querida? Hemos oído ruidos y gritos…

por **Tania Fernandez** Sáb Oct 19, 2013 4:34 pm

No lo podía creer, lo veía allí, notando como la frustración del hombre salía de su cuerpo, ya no había cabida para mas, debía desahogarse, pero lo estaba haciendo con mucho furor, ella debía recordarle que no estaban en cualquier lugar, era una residencia pequeña, humilde, algo mugrosa, pero en donde se buscaba mantener la paz, pues lo único que la gente quería, ella venir y poder llegar a un lugar donde la paz reinara y pudieran al menos dormir con un techo en la cabeza. Ella se preocupaba por él, tal vez solamente por tener un pequeño instinto de madre o de mujer, en tal caso, que le advertía que no podía moverse aun, pero el hombre necio, no había caso y además que alzaba la voz, se disponía a formar un escándalo como mujer recién dada a luz.

Ella lo escuchaba y sentía cierta tristeza y melancolía, pues no era como aquellas cortesanas que esperarían encontrar a algún príncipe azul que la sacara de aquel vil mundo y darle su final feliz. ¿Por qué simplemente no podría olvidarse de todo? Tan fácil parecía, pero que difícil seria ejecutarlo, apostaba que podría tener pesadillas todas las noches, como siempre las tenias, recordando que estaba atada y que lo que era en este momento, seria para siempre. Aquel hombre había llegado más lejos que todos, le tenía gran cariño por eso, porque no se rendía fácilmente, pero ese punto de quiebre, le dio a entender que el también era humano, merecía algo mejor, que solamente ella en un plan de rechazarlo continuamente.

Bajo la mirada… amenazas y mas amenazas, siempre había recibido eso, muchas veces había querido que alguien la llevara de brazos, la rescatara del mundo cruel que había vivido a principios de su edad, pero todos miraban pero luego con cierto morbo, la retiraba, para seguir con su vida. Podre de su madre, tal vez su vida había sido así, siempre mirándola por debajo del hombro, por ser nativa de Venezuela y no un español o algún criollo puro. Se mordió los labios, estaba bien, sentirse quería por algunas veces, pero era mejor dejar ir a las personas. En su beso había mas de lo que las palabras pudieron explicar, estaba a punto de llorar, pero su orgullo la hacía resistir, se estaba dejando llevar por el beso, ya había olvidado lo lastimado que el otro estaba, pero por suerte las tocadas de la puerta los distrajeron a tiempo, ella se aferro a él, temiendo que pudiera hacer una locura, pues en sus ojos veía cierto descontrol.

— Espera… ¿Qué crees que haces? — susurro bajo, mientras se levantaba con él. Cuando abrió la puerta, pudo encontrar los dos caseros, que le miraban preocupados — No es nada…— les dio una cálida sonrisa, mientras abría completamente la puerta para que pudieran ver dentro de ella, mientras mantenía a Andrei detrás de la puerta — Algún borracho loco estaba por aquí cerca, gritando estupideces, pero al parecer ya se fue a otro lugar, retumbaba en toda la residencia — otra dulce sonrisa, los ancianos quedaron conformes o estaban muy cansados para preguntar otra cosa más, así que se retiraron, dejando que Tania cerrara la puerta, suspiro largamente, mientras se recargaba a esta como buscando apoyo para no derrumbarse.

—Andrei…— susurro con la mirada baja, miraba sus pies, el suelo en donde estaba, la forma en que estaba parada, todo se le grababa en la mente, pues sentía que era un momento importante en su vida — Te agradezco todo lo que me ofreces, se que lo haces con mucha sinceridad — su garganta pareció quebrarse, por eso busco tenerse, par suspirar pesadamente y seguir con más seguridad — pero volvamos a la realidad, siempre seré una puta mas de parís — alzo su mirada para dedicarle una dulce sonrisa — y eso no lo cambiara… ni tu amor — se acerco a él, para aferrarse a su cuello y besarle en los labios, como él lo había ello minutos después, se separo, sintiéndose como niña avergonzada, bajando la mirada y mordiéndose los labios para saborear la escancia del contrario, se separo para abrirle la puerta ella misma. —Te puedo decir que me puedo enamorar de ti, pero eso no cambiaría nada, sería solamente una tortura para ti y para mi, así que personalmente te abro la puerta, para que puedas irte — y allí terminaban los deseos de ser amada, pues recordaba y sabia cual era su posición en esta vida.

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