Secret Side [Privado Maya]

por **Joao Alves** Sáb Jun 01, 2013 6:09 pm

La tierra parecía temblar de miedo con cada marca que dejaban aquellas peludas pisadas, que a pesar de su apariencia y su aparente poder, no eran más que el último soporte para que aquel titánico cuerpo continuara obedeciendo las órdenes destructivas del astro blanco que brillaba intensamente a pesar de que faltaban apenas un par de horas para que le diera el paso a la representación de la vida. Entre gruñidos y jadeos de visible agotamiento podía sentir cómo su sangre escapaba en sendas líneas por su cuello, pecho, brazos y espalda, lo cual desafiaba su extraordinario sentido del equilibrio que aún se mantenía relativamente firme a pesar de los constantes tambaleos y mareos que la bestia de pelaje oscuro estaba sufriendo.

De pronto, sus sentidos cada vez menos efectivos le pusieron en alerta. Había una persona a menos de veinte metros, y ésta se estaba acercando, al parecer hacia él. ¿Qué podía hacer? El instinto dictaba abalanzarse y arrancar la cabeza, y el cuerpo pedía a gritos escapar, con el riesgo de que una bala o una flecha de plata clavada en su amplia espalda le hagan caer y cerrar los ojos para no volver a despertar. Pero como ni el cuerpo le respondía, simplemente siguió avanzando, vigilando aquella silueta que corría hacia él y que luego se quedó haciéndole frente. Y era sólo una silueta porque su mirada ya estaba lo suficientemente borrosa como para no reconocer si tenía alguna arma entre sus brazos o no. Sus ojos amarillos intentaron enfocarse, pero no había suficiente fuerza para reconocer otra cosa que no fuera una sonrisa por parte de la figura. De hecho, no hubo suficiente fuerza para nada más.

Un gruñido lastimero fue el que dio inicio a la debacle de aquellos casi tres metros de potencia asesina, y la caída coincidió con el despertar ruidoso, agitado y transpirado de un brasileño que no sabía dónde se encontraba.

¿Había sido un sueño? Pero fue tan real…

No dejaba de preguntarme eso mientras me acariciaba la cabeza sudada y tomaba conciencia de lo acelerado que estaba mi corazón, tomando aire también como si hubiera pasado largos minutos ahogándome. ¿Y no había pasado eso? Me llevé una mano al pecho y en un movimiento rápido revisé dónde estaba, y al ver a cierta persona lo supe. No podía ser posible – M-Maya…-susurré con evidente sorpresa y desconcierto, incapaz de establecer alguna conclusión a partir de lo que había soñado.

por **Virgile** Dom Jun 02, 2013 12:10 am

La visión del bosque que había sufrido por primera vez desde que reencontré con Joao se volvió parte de mi repertorio nocturno de pesadillas y sinceramente resultaba algo bastante… complicado, pues no era terror lo que me generaba si no preocupación y no por mi, si no por quien fuera que estaba frente a mi en la oscuridad de ese bosque.
Con el pasar de las noches, al sueño se había agregado un detalle bastante interesante; la luz de la luna llena, capaz de iluminar todo a excepción de la figura frente a mi. Todo el asunto paso a ser algo simple a mi modo de ver, solo debía estar en el momento correcto en la noche de luna llena y contrario a lo que usualmente solía hacer pedí ser llevada hasta allá y que el carruaje me esperara, aparte de querer descubrir que era lo oculto tras ese sueño, sentía que necesitaría ayuda.

Y cuando el día llegó seguí aquel sueño, como últimamente había seguido algunos otros. Eran algo normal después de todo y al parecer si los seguía disminuía la angustia que me generaban antes.
Al menos lo pensé de esa manera, hasta el momento en que llegue al lugar aquel y mi sueño tuvo sentido, mucho más sentido del que hubiera esperado jamás. Lo que era confuso se volvió claro y tal claridad me confundía más que nada; no supe que paso exactamente después de mi llegada, porque había en casa bastante movimiento y personas preocupadas pues todos conocían a aquel hombre. Solo sabía que ahora estaba en casa a salvo y que quien estaba en la cama frente a mi era ni más ni menos que Joao, aquel de quien jamás sospeche que ocultara secreto como el que ya conocía por un mero incidente.

Mis ideas eran un mar de confusión que necesitaba poner en calma, organizar cada uno de los momentos vividos hasta ese punto en el que le contemplaba.
Había llegado hasta el lugar de mi sueño y casi de manera inmediata frente a mi apareció un enorme licántropo que se movía con dificultad ya que se encontraba herido; contrario a lo que debía hacer en esa situación - que era correr y buscar mi seguridad - permanecí ahí, y no pude evitar sonreír… le sonreía a la muerte, eso pensaría cualquiera e incluso yo lo pensaba, pero no era así.
De manera tan repentina como semanas antes en el café, aquel enorme lobo se desplomo como alguna vez lo hizo la taza y frente a mi apareció la figura de Joao… si analizo las cosas con esta calma, estoy segura de que grite y corrí hacía él; gritaba no para que se moviera si no porque quería que el cochero me escuchara y me ayudara. La tarea de llevarlo hasta el carruaje resulto más complicada de lo que en un principio pensamos el cochero y yo, pero al final de todo habíamos conseguido nuestra misión, o al menos él había terminado la suya; la mía quizás estaba por iniciar.

El movimiento en la cama me saco de ordenar mis recuerdos y mire a Joao que despertaba y sonreí sin decirle nada, parecía estar bien y eso era la único verdaderamente importante en esos momentos.
- Joao… menos mal que parece que estas bien, pensé que tardarías mucho más tiempo en despertar - respondí al escuchar mi nombre. Ahora surgía un nuevo problema… ¿Cómo hablar de lo que había pasado y de su verdadera naturaleza?

por **Joao Alves** Dom Jun 02, 2013 10:29 pm

Recién cuando fijé la vista en una de mis manos que no dejaban de sudar noté que tenía gran parte del cuerpo envuelto en vendas. ¿Qué me habían hecho? No tenía la más mínima idea: mi único recuerdo de la noche pasada era nada más que esa inquietante sonrisa antes de perder el conocimiento completamente. Lo único que tenía claro hasta ese entonces, dentro de todo mi caos mental, era que seguramente algo malo había hecho para que me dieran una paliza así. Algo muy grave.

¿Tardar mucho más? ¿Ella me había visto? ¿Cómo? O más bien, ¿Por qué estaba tan al tanto de lo que me había pasado? A juzgar por la situación, habría supervisado la curación de mis heridas cuya gravedad desconocía por no haberme movido más que para despertar –aunque allí no sentí ninguna molestia. Más bien no me di cuenta por el impulso – y aquí estaba, vigilando mi sueño y mi despertar. Aún así, las cosas no me cuadraban, y mi mente no me ayudaba en nada con la ansiedad y nerviosismo que me transmitía, una que hacía que me costara mucho entablar frases completas, y que gran parte de lo que le dijera a Maya después tuviera que descifrarse más que escucharse.

- Yo… - Intenté mirarle a los ojos, pero tuve que retomar mi postura semiagachada. Había sido una reacción refleja a la que para variar no le encontraba explicación. ¿Temor? Era lo único que se me ocurría…y si no era temor, ¿Entonces qué? ¡Maldición! ¡Lo único que quería era irme! Pero mi cuerpo no me obedecía, ni mi mente quería hacerlo. Y qué decir de mi orgullo y moral, ¿Dejar a Maya ahí después de todo lo que había hecho por mí? Lo mínimo que se merecía era una explicación, aunque pareciera que ella ya lo sabía todo. Un “lo siento” fue lo único que articulé, cerrando mis ojos con un arrepentimiento tal que podría compararse al de haber matado a algún familiar directo de ella. ¿Y si realmente había pasado eso? De todos modos daba igual, no recordaba nada.

por **Virgile** Mar Jun 04, 2013 10:54 pm

La expresión en el rostro de Joao mostraba una gran confusión interna, sospechaba que una gran cantidad de preguntas surcaban su mente pero que a su vez, se sentía incapaz de cuestionarme sobre lo que había pasado para poder acabado en mi hogar.
¿Cómo iba a decirle lo que vi de él? Eso era un asunto muy suyo, que no compartió nunca antes conmigo y debía existir una razón para eso, además habíamos estado alejados mucho tiempo y recordando parte de la charla en el café… mucho cambio durante ese tiempo, e incluso me llevaba a pensar que quizás jamás había conocido algo real de él, pero… ¿Importaba eso realmente?… No, porque sin importar que sucediera o cual fuera la verdad, para mi siempre sería el Joao de siempre.

Ver su cuerpo vendado me dolía, el cariño de años atrás no desapareció de mi jámas y no espere en algún momento llegar a verlo como ahora; no cabía duda que se encontraba mejor que cuando se desplomo frente a mi en aquella enorme figura de aspecto tan salvaje, pero aún era capaz de notar que no se encontraba del todo bien. Me obligue a sonreír, no le preocuparía más con mis expresiones de preocupación además de que ahí estaría seguro, a mi lado siempre lo estaría, yo le mantendría tan a salvo como me fuera permitido.

Fije mi atención en él cuando comenzó a hablarme, más se detuvo antes de decirme algo, solo para después pedirme disculpas y nada más.
Decidida me levante de la silla en la que me encontraba y la cual había pedido exclusivamente fuera llevada hasta allá para poder permanecer a su lado, me acerque a la cama, no quería sentarme pues temía lastimarlo, así que me arrodille al lado para estar más cerca de lo que antes estaba.
- Joao, no debes pedir disculpas porque no has hecho nada malo - me atreví a decir aquello aún sin estar completamente segura de lo que decía; yo no sabía en realidad lo que antes de que llegara a mi había hecho, pero no me importaba.
No quería saber realmente lo que hizo pues estaba segura de que si alguien había muerto estaba bien, mientras él estuviera vivo. Comprendia más que cualquiera lo que se sufría la perdida de un ser querido, pero al mismo tiempo imploraba por no volver a vivir eso de nuevo; debo ser egoísta y malvada por pensar así pero aún eso generaba algo de culpabilidad, aunque esta fuera nada comparada con la alegría de verlo ahí.

Si yo llegara a saber lo que de verdad había hecho y si era algo malo… le mentiría. Yo no le causaría más dolor y prefería cargar por siempre con aquel secreto.
- Yo… - mordí mi labio y baje la mirada antes de continuar - no le diré a nadie lo que vi de ti - me quede callada después de eso; creía que con eso era suficiente.
Después de que se sintiera mejor y si es que me lo preguntaba le diría el motivo real del cómo fue que llegue hasta donde se encontraba pero antes tenía una extraña necesidad de saber si mi sueño solo me mandaba a cuidarle esta vez o dentro de el yacía un significado mayor, aguardando por ser revelado.

por **Joao Alves** Vie Jun 14, 2013 11:02 pm

El barco a Francia, el criado con la carta, el barco, aquel estruendo, el barco, los ojos demoníacos, la sensación inminente de morir, las balas, su silueta, su sonrisa, todo blanco…

Me tomé la cabeza y me sostuve oponiendo resistencia para no caer por el tormento de mi cabeza y no perderme nuevamente en aquellas sensaciones y recuerdos que de no ser por la fortaleza mental que da la experiencia hubieran sido las causantes de una nueva preocupación para la que ahora estaba a mi lado apenas a un metro – o quizás menos - , y me decía que iba a guardar el secreto de lo que había visto. ¿Qué había visto exactamente? Mis latidos se hicieron más fuertes, el sudor se hizo un tanto frío y la mirada se volteó de inmediato con desconcierto y miedo. – Qué…fue lo que viste, Maya…- pregunté con los labios temblando, imaginando lo peor. No se veía con ninguna herida, así que todo parecía coincidir en una situación más que extraña que no pude pasar por alto casi por instinto – Espera…cómo es que tú…- el tiempo pareció detenerse para mí unos momentos, quién sabe por qué - por qué tú…

No me di cuenta hasta que recuperé el dominio sobre mi conciencia. Mis manos estaban presionando sus hombros con una fuerza que nunca debí aplicar. Las aparté de inmediato aterrado, sin tener la cobardía suficiente para voltearme y darle la espalda, al contrario; inquirí otro tipo de respuesta ahora, una que en el momento era más importante que el hecho de que al parecer había estado presente en mi destransformación como una extraña coincidencia - ¡Maya! ¿E-estás bien?...D-Dime que no tienes nada…por favor…

No había luna llena en el cielo, pero no tenía el control de mí mismo.

por **Virgile** Dom Jun 16, 2013 10:26 pm

Su cuerpo estaba ahí, en ese cuarto conmigo pero sus pensamientos no estaban con él, se alejaba de mi y no podía evitarlo pues desconozco al enemigo silencioso e invisible que le provoca llevar las manos hasta su cabeza, como en un intento de resistir a un llamado que no comprendo y que quizás nunca comprenderé.
Le miraba preocupada, sin encontrar la forma de ayudarle, volviendo solamente una existencia inútil e incapaz de defender o siquiera intentar proteger a quienes me eran de verdad importantes.
- Joao… - le llame mientras me levantaba de donde estaba y puse mis manos sobre las suyas; el sudor perlada su rostro. Solo me cuestionaba sobre lo que había sido capaz de ver de él y su mirada que estaba y a la vez no conmigo me miraba de arriba a abajo, analizando mi cuerpo - Yo te vi… con otra figura muy diferente a la de ahora… te encontré en el bosque porque… - y después más preguntas que para mi fortuna quedaron a medias pues esas iban dirigidas a mi verdadera naturaleza; no sabía como reaccionaria si es que decía tan repentinamente y en un momento tan poco apropiado que eta bruja, además de que la razón por la cual llegue hasta él era por una premonición.

- Joao… - le llamé pero no respondía, su mirada se tornaba cada vez más extraña y con un movimiento que no me espere sus manos aprisionaron mis hombros, presionando cada vez con más fuerza - No… me duele… Joao… soy Maya… por favor...- le mire sin moverme mucho, pues no sabía como reaccionaria pero cuando al parecer volvió en si, me soltó - Estoy bien, no me ha pasado nada de hecho quien estaba herido eras tu - finalmente me senté a un lado suyo en aquella cama, ignorando que ahora lo que me dolían eran los hombros - aunque me alegra haberte encontrado, no sé que hubiera podido pasar si te hubiéramos dejado - tome su rostro entre mis manos para mirarlo - tan solo de pensar que algún inquisidor pudo haberte atrapado… - un escalofrío recorrió mi espalda y sin poder contenerme, además de haber olvidado por completo que aun no estaba completamente recuperado le abrace - de verdad que me alegra que estés aquí…

Cuando reaccione a lo que hacía le solté de inmediato, ruborizada por haber hecho aquello tan repentino. Eramos conocidos claro, pero solo nos habíamos visto de nuevo una vez y yo ya estaba como si el tiempo no hubiera transcurrido para nada; con confianzas que no serían quizás bien vistas por él.
- Lo lamento si te lastime o incomode es solo que… - desvíe mi mirada - me preocupo por ti - eso era nada más que la verdad, aunque claro no toda la verdad.

por **Joao Alves** Dom Jun 23, 2013 10:15 pm

La tormenta se detuvo de golpe. La confusión, la angustia, la ansiedad y el dolor desaparecieron como absorbidas por sus palabras; y sobre todo por aquel abrazo, demasiado espontáneo como para creerlo y para reaccionar inmediatamente ante él. Me había tomado por sorpresa, y esa sorpresa cayó como agua fría directo en mi espalda, como la que seguramente me recorrió durante esos estresantes instantes en que no sabían si sobreviviría o no. Todo se suprimió como si nunca hubiera ocurrido. Todo a causa de ella.

Se disculpó por lo osado de sus acciones, considerando que éramos apenas algo más que conocidos. Amigos, tal vez…pero el largo tiempo sin vernos parecía haber mermado esa condición. ¿O quizás la había fortalecido?

- No…no te preocupes….-dije en tono bajo, cohibido mirando su espalda, claramente avergonzado por lo que había sucedido recién como si yo lo hubiera hecho. – Yo…agradezco todo lo que has hecho por mí. Me salvaste una vez, y ahora…- dudé por un instante antes de decirlo, pero esos mismos impulsos que me hicieron dañarla ahora me hicieron hablar – me has salvado de nuevo. De mí mismo. -No me di cuenta a tiempo, pero ya la tenía contra mi pecho de nuevo, repitiendo el contacto de hace segundos – Y por eso estaré en eterna deuda contigo. – Terminé susurrando, rodeándola con mis brazos con suavidad para no dañarla aunque con la firmeza suficiente para que no se apartara de mí. Quería la calma que ella me daba por más tiempo, hacerme adicto a ello.

por **Virgile** Lun Jun 24, 2013 11:06 pm

Me sentía como una tonta por lo que había hecho antes, yo debía tener precaución con las cosas que hacía pero sobre todo cuidar que Joao estuviera bien pues si no que sentido tenía haberle sacado de los bosques solo para ahora lastimarle yo misma.
- No, no tienes que agradecer nada al parecer ir por ti era algo que debía hacer… - ¿Debía? realmente debía ir por él, o la verdad era que yo de manera inconsciente había rogado a las premoniciones me dieran un aviso de su paradero para volver a verle… confuso, todo era confuso pero claro a la vez, como los sueños.

Después de haberle soltado, esta vez fue él quien me abrazo; esta vez el temor a lastimarle desapareció de mis pensamientos pero supliendo a ese surgió otro temor… ¿Qué pasaría cuando descubriera lo que yo era en realidad?, estaría de verdad tan agradecido como me lo expresaba o sería solo una carga para él saber de mi naturaleza.
Si bien el era un licántropo, un soldado de la luna; nació como los humanos normales… yo en cambio nací diferente y al final eso nos volvía opuestos por lo que quizás no era bueno que yo permaneciera a su lado. Además de que aún rondaba mis pensamientos la razón real de que se diera nuestro encuentro; ¿Qué existía oculto dentro de mi para guiarme directamente a él?…

Joao… no debes agradecerme de verdad, no estamos en deuda porque yo… - permanecí ahí sin moverme, buscando fuerza en su cercanía para decirle la verdad que estaba por revelarle, conociendo que esa podría ser la ultima vez que tendría contacto con él pues las palabras que estaban por salir de mis labios tenían solo uno de dos propósitos… alejarlo de mi para siempre o hacer que permaneciéramos más juntos que antes - llegue hasta ti porque tuve un sueño sabes… - comenzaba a hablar pero podía notar como mi cuerpo entero temblaba levemente - más que un sueño… fue una premonición de ti. - baje el tono de mi voz hasta volverlo casi un susurro - Joao… soy una bruja…

Cerré los ojos porque no quería saber que era lo que pasaría a continuación, al menos por esos momentos deseaba gozar del calor que despedía su cuerpo y la seguridad que me brindaba su presencia. Me preguntaba que era lo que estaría pensando o si tan siquiera había creído en mis palabras… no estaba segura de nada.
Mi lado secreto, ese que no deseaba que prácticamente nadie ajeno a mi familia descubriera se lo revelaba sin más a él, un tanto porque me parecía justo y otro tanto porque quería que me aceptara y me conociera tal cual era.

por **Joao Alves** Dom Jul 07, 2013 5:33 pm

Sentía su cuerpo temblar mientras hablaba, y aunque no lo asumí de inmediato a su nerviosismo al hablar, me mantuve pegado a ella de igual forma. Era increíble cómo podía sentirme tan tranquilo con ella ahí, y aún le buscaba explicaciones en mi cabeza al por qué de tantas percepciones nuevas cuando fue la propia Maya la que se encargó de darme las respuestas de forma muy honesta, quizás tanto como yo lo fui. O tal vez no.

Al tener nuestros cuerpos tan pegados podía percibir a la perfección sus reacciones gracias a mis sentidos más agudos que el humano promedio, y noté que la estaba pasando mal. Empáticamente debía ser complejo realizar ese tipo de confesiones, similar a cuando se revela a alguien algo que se prefiere mantener en secreto por bien propio y ajeno. No ponía mi caso para comparar porque ella tuvo cierta ventaja con sus mencionadas premoniciones y sueños, y porque no se puede rastrear por aroma si algún humano tiene algo que le desvía ligeramente de esa categoría; aunque sí podía comprender de manera más concreta el estrés que significa ocultar algo que no es positivo, o que le causa temor y desprecio a la mayoría de la gente.

Sin medir ni pensar, mis labios se fueron a su cabeza en un contacto suave y prolongado, mientras mis manos se pasearon por su espalda hasta llegar casi a sus hombros en un abrazo que buscaba contenerla por completo en aquel instante que parecía el clímax de una novela, un momento límite que podía marcar un antes y un después entre los dos y que suponía ella no quería que esa transición fuera negativa; y yo tampoco. Aproveché de acariciar un poco sus largos cabellos oscuros y luego le levanté el rostro para que pudiera verme bien, y yo verla bien a ella para lo que tenía que decirle y que ella quería escuchar suponía desde hace rato.

- Puedo sentir tu miedo, Maya. Sé que temes alguna reacción negativa de mi parte, pero no haré nada, porque no tengo un motivo para hacerlo. – Sonreí tratando de darle tranquilidad – Gracias a tus poderes estoy aquí, Maya. Y te agradeceré siempre por ello. – Dicho y hecho, le besé la frente y luego apoyé mi cabeza en su hombro, inclinándome para tal efecto.

por **Virgile** Sáb Jul 13, 2013 10:48 pm

Quería que me dijera algo, que me tranquilizara con sus palabras o diera por terminado todo y por otro lado no deseaba o irle decir nada, solo que se quedara ahí o me dejara. No sabía que era lo que podía esperar pero deseaba que todo saliera bien o al menos algo parecido a bien.

El beso que sentí en mi frente me tranquilizo, ya con eso comenzaba a decirme que todo estaba bien y que no pasaría nada malo; mi cuerpo dejo de temblar un poco y me mantuve lo más inmóvil posible cerca de él. Su respiración era pausada y lenta, lo que ayudo también a que yo me tranquilizara con más velocidad de lo que en un inicio pensé.

- Gracias Joao, la verdad es que… - le mire más porque me obligaba que porque yo deseara hacerlo - nunca le había dicho esto a nadie y no sabia como seria tu reacción, pero me alegra escucharte. -Le sonreí y negué antes de que se recargara en mi hombro. -Deberé confesarte que hay algo que me intriga mucho sobre todo esto que esta sucediendo… - suspire pues no sabía como expresarle mi duda al respecto de como había sido posible que terminara teniendo una premonición de él. Mentiría si decía que no era importante él para mi, pero no pensaba que pudiera ser tanto como para esa clase de cosas ocurrieran. Mis propios sueños me mostraban al parecer las cosas que no era capaz de notar por mi misma… pero no era parte de lo que los sueños mostraban, y mucho más si estos no eran simples sueños - De verdad que quiero saber que me guío hasta ti, esto no me había pasado antes y no se como explicarlo.

Lleve mi mano hasta sus cabellos y me recargue levemente en su cabeza, estar así con él era cómodo, de hecho, demasiado cómodo.
- Nunca había tenido premoniciones tan claras como esta y… no sé que pensar de eso - suspire - ¿a qué piensas que se deba? - no era capaz de confiar en mis propias respuestas a mi misma, así que debía contar con alguien más… alguien más ajeno a la situación quizás para que me diera su punto de vista y el único ahí era Joao.

por **Joao Alves** Miér Jul 24, 2013 9:51 pm

Este día iba a ser uno que recordaría por mucho tiempo. No sólo por el hecho de que siguiera vivo por prácticamente un milagro, sino que por las revelaciones que parecían turnarse cual intercambio para ser liberadas de la oscuridad que significaba estar ocultas. Mi licantropía, su condición de bruja y las premoniciones que a éstas iban asociadas. ¿Qué significaba todo aquello? Por más que lo pensara en ese momento, no podía hilvanar algo más. Necesitaba tiempo, aunque más precisamente, tiempo junto a ella.

Cerré los ojos segundos después de tener sus manos en mi cabello, y el dolor desapareció de nuevo. Mi cuerpo se volvió ligero, como si fuera una hoja acariciada por el viento. Era algo que parecía imposible de suceder, pero ahí estaba yo, acurrucado en ella, con su cabeza pegada a la mía en una circunstancia que ayer hubiera sido difícil de imaginar. Y algo no menor era que Maya no se alejaba; de hecho correspondía todo que le hacía, igual que el caso inverso. También parecía que tendría que investigar eso, aunque la respuesta estaba mucho más al alcance de lo que ambos creíamos.

- Maya…-le llamé por obviedad, separándome de ella para mirarle a los ojos con la mayor comodidad posible – Tengo que confesar que…bueno…me siento muy cómodo estando a tu lado. No sé si será por tus poderes o no, pero cuando estoy junto a ti todo lo demás parece desaparecer de mi alrededor. – Dije de una sola vez, aún con un pequeño tono rojizo de timidez bajo mis ojos – No sé si eso pudiera ser una respuesta en cierto modo, pero…es lo que siento ahora.

¿Por qué me sentía como si me hubiera declarado recién?

por **Virgile** Lun Jul 29, 2013 9:19 pm

Intentaba pensar en que otro momento me había sentido tan cómoda y en paz como en esos instantes, pero la única ocasión similar a esa eran los días que pasaba al lado de mi abuelo y de ese tiempo hacia ya bastante.

Quizás preguntaba demasiadas cosas que al igual que yo era imposible que Joao respondiera pero eso no alejaba de mi el deseo de preguntar. Aunque no fuera a decirme lo que esperaba, en parte preguntaba solo para escuchar su voz.
Él me obligo a alejarme y me puse seria, aunque me miraba fijamente yo deseaba seguir abrazada a él, pero las palabras que vinieron después aunadas a su expresión me llevaron a sonrojarme.
- Yo... - lo que me decía no era para nada una respuesta, sin embargo era mucho mejor que lo que estaba esperando escuchar - igual me siento cómoda- sonreí porque estaba segura de que no eran mis poderes lo que provocaban eso - tampoco se el porque de eso pero... Gracias.

Sin pensar mucho las cosas me acerque hasta él para besar su mejilla y después sonreír. Estaba contenta de estar ahí y de que estuviera a mi lado, tanto que no quería alejarme.
- Joao creo que... - lo mire fijamente sin darme cuenta de en que momento
guarde silencio y me perdí en él.

Tanto tiempo que llevaba sintiéndole mi amigo, alguien en quien podía confiar y ahora que de una manera tan inesperada aparecía ante mi... De alguna manera que no podía explicar las cosas eran diferentes y esa diferencia me gustaba.

por **Joao Alves** Dom Ago 18, 2013 8:33 pm

Por un largo rato, sólo se escuchó el sonido del viento mover los árboles, vistos desde los ventanales de esa habitación. Parecíamos dos cuerpos inertes, sin vida mirándose el uno al otro. Pero nuestras miradas estaban más vivas que nunca. El hecho de que Maya se quedase sin hablar sólo acrecentó esa sensación de volatilidad, como si ambos estuviéramos solos y sólo para nosotros, sin preocupaciones ni miedos. Nadie más que los dos, contemplándonos, acercándonos hasta quedar a centímetros de que nuestros labios se tocaran.

Mi corazón latía acelerado, mi respiración estaba acelerada, y las vendas estaban ligeramente húmedas por el sudor propio de la adrenalina y del nerviosismo de una situación así. ¿Y cómo había podido identificar que realmente era una situación tan comprometedora? ¿El mirarla, el haberle dicho que me hacía sentir tranquilo, o que me respondiera que yo también le causaba el mismo efecto? ¿O las tres cosas? Estaba inquieto, y al mismo tiempo tranquilo. Y cuando me di cuenta que ella era la responsable de esas sensaciones en mi pecho, lo entendí.

Nuestro encuentro no había sido una casualidad. No había sido una mera coincidencia el hecho de que ella y su familia me ayudasen y me acogieran en aquellos tiempos tan complicados, ni tampoco había sido parte del azar que me fijase en ella, y que me quedase prendido a sus ojos como un Lobo buscando la Luna. Todo estaba planificado, no sé por quién o qué, pero lo estaba. Y lo que tenía que hacer ahora era más que evidente.

Mis brazos volvieron a rodearla, y nuestros torsos volvieron a toparse. Era la misma posición que hace un rato, pero tenía una diferencia demasiado importante con ella. Ahora me sentía pleno, y con una felicidad inconmensurable invadiendo cada rincón de mi cuerpo. Me sentía como si hubiera vuelto a nacer, sin nada más que mi presente y mi futuro, los que tenían a mi lado una mujer de cabellos oscuros que me sonreía. Era ella, Maya. La mujer que acababa de besar.

por **Virgile** Dom Ago 18, 2013 9:58 pm

Lo que antes habíamos logrado decir aparentaba ser una extraña forma de confesión y la verdad es que no lograba estar segura de si lo era o no, quería decirle como me sentía en esos momentos y que no me dejara pero mi voz no salía de mis labios, parecía comprender mi cuerpo más que mi mente que no había nada que decir que él comprendía todo lo que yo intentaba decirle solo con mirarle. Si bien dicen que los ojos son las ventanas del alma solo podía pensar en que la de Joao era un alma que quería proteger y cerca de la cual deseaba estar siempre sin importar lo bueno o lo malo, sin importar lo peligroso que pudiera ser. Nuestras respiraciones estaban misteriosamente sincronizadas y yo me sentía feliz… torpemente feliz, al grado de que no me importaba si es que alguien entraba y le parecía sospechosa la cercanía que manteníamos, mi mente me decía que tendrían que acostumbrarse a eso. Claro que dudaba que mi familia dijese algo, todos consideraban a Joao como un buen amigo de la familia, como yo antes de esos momentos.

Una vez que me abrazo de nuevo cerré los ojos y me aferre con fuerza a él, temerosa por un momento de que lo que sucedía era realmente un sueño, de que nada de lo que había visto no había sucedido y de que en cualquier momento debería despertar y por primera vez en la vida desee un sueño eterno, no despertar jamás y quedarme ahí sin que nada me molestara simplemente sintiendo la calidez que despedía su cuerpo y la seguridad que me daba.

Es curioso como un día tu vida aparenta ir en un camino y aunque sabes que existe algo que lentamente esta cambiando no te das cuenta hasta que tus pasos se dirigen en una dirección completamente diferente y en la cual nunca esperaste ir. Joao era eso… una dirección que conocía pero que nunca imagine seguir de la manera en la que ahora estaba dispuesta a hacerlo.
Me separe un poco de él y tome su rostro entre mis manos y en apenas un instante en el que no pude controlarme me acerque a besar sus labios una vez más, fue apenas un beso corto que buscaba para cerciorarme de que no era un sueño si no la realidad misma; me mantuve cerca de su rostro y de sus labios sonriendo.
- No pude evitarlo… - mencione haciendo alusión al beso, entonces desvíe la mirada mientras mis mejillas comenzaban a sonrojarse.

por **Joao Alves** Lun Sep 02, 2013 6:51 pm

Y ahí estaba yo, semidesnudo en la cama de una mujer que jamás hubiera conocido si no hubiera recibido la carta de mi padre para viajar a París. Ahí estaba, entregándole mis sentimientos a una mujer de cabellos oscuros y mirada cautivante, dejando que me besara por segunda vez y me acariciara el rostro como quien manipula una rosa. Su tacto de seda desafió la áspera piel de mis mejillas, y juré por unos segundos que éstas se habían vuelto lisas como porcelana y suaves como algodón. No sabía si era porque estaba muy embobado con ella, o realmente había hecho algo para que ambos percibiéramos ese detalle en nuestros cuerpos.

Aquella sonrisa parecía iluminar todo a mi alrededor mejor que una lámpara, además de tranquilizarme de manera casi hipnótica. Lo que se escondía en algún rincón de mi alma había sido encadenado nuevamente hasta la próxima luna llena, y me llamó la atención el percibir que aquel lazo opresor estaba fortalecido. De una forma u otra, lo asocié a Maya. Habían pasado apenas un par de minutos desde que nos habíamos besado, y ya sentía cambios en mi cuerpo y en mi mente.

Uno de esos cambios fue el nacimiento de un sentido de protección para con ella. Se podía asociar a algo obvio considerando lo que había pasado recién, pero aún así era algo sorprendente. Y nuevo. Y muy agradable. El nacimiento de unas ganas de hacerle sentir segura, comprendida y querida, tal y como la veía ahora con las mejillas ligeramente rojas. Sonreí conforme con lo que ideó mi cabeza y aproveché que no estaba mirándome directamente para inclinarme un poco y besar su cuello, apoderándome de él en un lapso de tiempo que no fui capaz de medir, ya que cuando había recuperado esa capacidad, me noté recostado sobre la cama y sobre su cuerpo, con ella sonrojada a más no poder. – Y-yo…lo siento… -Me incorporé de inmediato, replicando la postura de ella de instantes atrás: sonrojado a más no poder, evitando hacer contacto con sus ojos, por mucho que mi corazón lo quisiera.

por **Virgile** Dom Sep 08, 2013 12:51 am

Sonrojada e incapaz de mirarle aunque quisiera hacerlo las preguntas se arremolinaban de nuevo en mi mente, pero no eran preguntas que se relacionaran con dudas sobre lo que estaba pasando entre ambos, eso para mi ya estaba más que claro. Desde el momento en que nos habíamos besado por primera vez habíamos sido envueltos por algo más allá de nosotros, un hilo inviable que nos mantenía unidos el uno al otro, una fuerza de atracción tal que nos impediría estar lejos el uno del otro por mucho tiempo.
Las dudas ahora surgían sobre que era lo que haríamos respecto a eso, pero más que nada me preguntaba si Joao estaría seguro… si algún inquisidor estaba dandole caza y por eso le había encontrado herido… de ser así debía encontrar la forma de mantenerlo seguro o por lo menos de saber donde estaba.

Mi pensamientos se arremolinaban nublando mi sensatez, me mostraban una y otra forma de mantenerle a salvo pero un inesperado beso en mi cuello desvió la atención de todo lo demás, haciendo que me concentrara solamente en como se sentían los labios ajenos sobre mi piel. Un escalofrío recorrió mi espalda y cerré los ojos, pero antes de poder hacer algo o si quiera decir algo, mi cuerpo se encontró sobre la cama, con el calor del cuerpo del licántropo sobre mi.
No reproche nada, me sentía cómoda incluso de esa forma; pero cuajo él entro en razón y se alejo de mi me sonroje apenas unos instantes, pues las mejillas encendidas de Joao quitaron toda la pena que pude haber sentido y me incorpore para besar su mejilla.
- Descuida, fui yo quien comenzó a hacer cosas impulsivas en un inicio así que tu tienes derecho a hacerlas también - pose mi mano en una de sus mejillas para hacer que me mirara y cuando nuestros ojos se encontraron le sonreí con dulzura - ¿Cómo te sientes?… ¿No te has hecho daño siendo tan impulsivo? - baje mi mirada hasta las vendas que cubrían parte de su cuerpo y baje la mano desde su mejilla hasta las vendas, deslizando mis dedos cuidadosamente por encima de las vendas - No me gustaría que terminaras más herido que recuperado por mi culpa - suspire - Debo dejar de ser tan impulsiva también y mejor traer un poco de comida… ¿no lo crees? - dije aquello aún sin mirarle, mis ojos seguían mis dedos, que estudiaban todo aquello que pudiesen alcanzar del cuerpo de Joao.

por **Joao Alves** Sáb Sep 21, 2013 4:51 pm

Y nadie lo buscaba
y nadie lo planeo así
en el destino estaba
que fueras para mí.

¿Cómo me sentía? Me sentía extraño, con un montón de sensaciones nuevas floreciendo en mi corazón como si hubiera terminado de llover recientemente. Me sentía feliz por lo que estaba sucediendo entre los dos –inesperado por cierto-, y también me sentía ansioso por mis deseos simultáneos de saber y no saber lo que sucedería a partir de ahora. En lo que a mí me concernía, no tenía problema alguno al ser ya un hombre independiente, sin padres al que darles explicaciones… ¿Pero ella? ¿Qué iban a decirle a Maya? Conocía bastante bien a sus padres, y tenía la confianza de ambos…

En eso, negué con la cabeza externa e internamente, quitándole la prioridad a esos pensamientos, al menos de momento ya que mi prioridad era evidentemente otra: una con cabello oscuro y ojos como joyas, además de una sonrisa y un tacto capaces de derretir piedras. – Me siento raro siendo tan impulsivo…siempre he sido muy centrado en lo que hago. – Le expliqué mientras me unía al seguimiento de aquellos dedos que delicadamente inspeccionaban lo que podía verse de mi cuerpo a causa de las vendas. – Pero estoy bien, las heridas se cerrarán definitivamente en un par de horas. – Le sonreí aunque luego la mueca se transformó en una de seriedad y me incliné a besar su cabeza.- No quiero abusar de tu hospitalidad, Maya…-Le dije preocupado, entrecerrando los ojos – Tú y tu familia han hecho tanto por mí que con esto no sé si podré pagar mi de-- -

Algo me detuvo de golpe. Algo suave y cálido que se apoderó de mi boca sin que pudiera detenerle. Tampoco quería que lo hiciera. Por eso cerré los ojos, y me dejé llevar.

por **Virgile** Dom Sep 22, 2013 1:50 am

No aparte mis dedos de su cuerpo, ni mi mirada pues creía que si no le observaba era más sencillo para ambos hablar.
Reí bajito ante su sinceridad; la verdad es que Joao siempre había sido muy centrado en todo lo que hacía, era contrario a mi en ese sentido que por lo general actuaba más por impulso que con sensatez o un análisis previo de la situación.
- Si, es algo raro verte siendo de esta manera pero sabes, me agrada esta faceta tuya. Y no solo quiero ver esta, quiero ver todas las facetas que tienes - le mire apenas unos segundos antes de volver a ver mis dedos. No sabía si estaba pidiendo demasiado, pero más que una petición era una forma bastante extraña de hacerle saber que no importaba como fuera o como estuviera en determinados momentos, igual yo quería estar ahí para él.

Desconocía gran parte de lo que significaba ser un licántropo y por eso fue que hice una mueca y retire mis dedos de su cuerpo.
- Es tan extraño pensar un momento que conoces a alguien y al siguiente darte cuenta de que no sabes nada… - suspire, pues aunque ambos sabíamos suficiente del otro, respecto a nuestras partes sobrenaturales parecía que conocíamos demasiado poco - ¿Me hablaras algún día sobre todo esto? - no sabía si era la manera correcta de preguntar sobre su naturaleza, pero era la única manera en la que me sentía capaz de hacerlo.

- No estas abusando - hable de manera firme ante su preocupación pues al parecer ahí iba ya, a comenzar a pensar de más las cosas y no prestar atención - Joao… - le llame cuando volvía a hablar y estaba a punto de iniciar la conversación de las deudas que tenía con la familia cuando no pude más. Me acerque hasta él y lo bese, lo cual funciono bastante bien pues había guardado silencio.
- No tienes ninguna deuda en esta casa - susurre contra sus labios - pero, si insistes en pagarla - mordí ligeramente su labio y me aleje - tengo buenas ideas para eso pero por ahora, nada de pensar en que estas abusando de la hospitalidad que entonces me molestare y tendré que irme - le hable sería para que supiera que no bromeaba al respecto.

por **Joao Alves** Sáb Sep 28, 2013 12:29 pm

Ante esa clase de respuestas, poco y nada podía hacer para insistir en mi punto de vista. Su impulsividad me había invadido por completo, y no quería escapar de ella tampoco. Me preocupé únicamente de responderle hasta que se separó mínimamente de mí, para estremecerme con sus palabras aunque esa no fuera su intención. O quizás sí lo era, lográndolo de otra forma. Aquella seriedad terminó por convencerme con extrema efectividad, y para darle cuenta de ello le cogí de la mejilla y besé sus labios unos segundos más antes de asentir, dándole la razón.

- Lo siento, Maya...no volverá a suceder – Dije con los ojos entrecerrados en señal de arrepentimiento, acariciando su mejilla.- No quiero que te vayas de mi lado. – Le recalqué dándole ahora un beso en su mejilla, controlando mi tentación de besarle aquellos adictivos labios que tenía.- Te explicaré lo que quieras saber…y lo que sepa, claro. – Sonreí y terminé por besarle la frente, separándome definitivamente de ella con una extraña sensación de “dolor” por hacerlo. ¿Tan rápido me había atrapado?

Me recosté nuevamente en la cama para no forzar tanto mi cuerpo a pesar de que la regeneración iba bastante bien, y le miré con una sonrisa amplia, llena de intención.- Estaré encantado y agradecido por siempre de que me ayudes una vez más, Maya. – Le dije sonando un tanto formal, quedándome prendido de su rostro hasta que desapareció de mi vista temporalmente.

por **Virgile** Lun Sep 30, 2013 9:37 am

Sonreía mucho más que de costumbre y como no hacerlo si él estaba ahí conmigo. Diciendo que no quería que me alejara de su lado.
Con su respuesta hizo que me diera cuenta que incluso para él algunas partes de su naturaleza le eran desconocidas; sonreí, pues si él desconocía algunas partes yo me encantaría de investigar un poco por mi cuenta pues esperaba que existiera algo que me ayudara a comprenderle mejor y mantenerle seguro.

No aleje mi mirada de él ni un instante, pues lucía algo cansado y de hecho guarde silencio; simplemente quería cuidarlo y no dejarle, creía que si lo hacía en algún momento volvería a aparecer aquel gran lobo que se había desplomado frente a mi. No tenía miedo a eso si no que se fuera sin que yo me diera cuenta de eso.

Me quede sonriendo hasta que sus ojos se cerraron y su respiración se volvió más profunda y tranquila; permanecí unos minutos estática, guardando en mis recuerdos todo eso que había pasado. Estaba por levantarme e irme, con todo y que no quería alejarme de su lado pero antes de llegar a hacerlo termine por recostarme a su lado notando su respiración hasta que sin poder darme cuenta mis ojos se cerraron y no supe nada más de mi o de él.

TERMINADO

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