Nocturnal Wraith | Privado

por **Kristina Luxemburg** Dom Jun 09, 2013 2:37 pm

Nadie puede corromper ni purificar a otro, somos nosotros mismos responsables de nuestra propia purificación
» Buda

En lo más alto estaba aquel redondo satélite que le indicaba a los vampiros y otras bestias que la noche había llegado, los invitaban a salir, crear distorsión y caos mientras sus pies pisaran la tierra. Kristina era uno de aquellas bestias bebedoras de sangre, que saludaba a la luna, cuando estaba en lo alto, había aprendido que no tenía necesidad de levantarse tan temprano, le gustaba abrir los ojos cuando la noche había abrazado completamente a parís, por otro lado, era los momentos oportunos en donde los burdeles y las tabernas estaban en su mayor apogeo, pero extrañamente esta vez no estaba interesada en divertirse con algún cortesano en el burdel o algún hombre fornido que se le apareció invitándole una copa en una de las tabernas de mala muerte que siempre frecuentaba, esta vez deseaba algo más. Comenzaba a aburrirse de la sangre corrompida que a diario ingería, quería algo diferente aquella vez.

No le gustaba matar al frente de todos o en lugares concurridos, siempre llevaba a su víctima lo más lejos posible, aquella vez fue a una jovencita de unos 16 años que vendía unas flores para poder sobrevivir, en sus vestimentas se veía que era de la clase social menos favorecida de parís. La pequeña tenía suerte, Kristina la había engañado y ella como mosca se encontraba en la telaraña de aquella viuda negra que pronto la liberaría completamente… -Oh, pequeña, claro te compare toda las flores… ven- dijo con su voz hipnotizante, la joven, dudosa, la siguió, pero la promesa de poder tener un buen pago por aquella flores silvestres, era demasiado tentador como para dejar de seguir a la sirviente hacia el fruto prohibido.

Su muerte fue lenta y dolorosa, las flores en el piso estaban, marchitas por su misma dueña, ahora el alma de la joven estaba libre, en algún lugar de aquella oscuridad llorando desesperadamente, confundida, como su hijo lo debió estar hace tantos años atrás, tantos que no valía la pena recordarlo ya, aquello había aprendido, entrecerró sus ojos, sacando hasta la última gota de su sangre, no le importaba si el corazón hubiera dejado de latir, la exprimió hasta que nada salió de su yugular. Un leve gemido de satisfacción salió de sus labios. La muñeca rota cayó al piso, aplastando a las últimas flores que deseaban escapar, pero no pudieron –Eras una buena cosecha… te felicito.- sujeto la cabeza del cadáver, levantándola de su lugar de reposo, alzo todo el cuerpo sin mucha dificultad, miro detalladamente cada rasgo de aquel rostro pálido que poco a poco comenzaba a sentirse frio, como Kristina lo había estado, pero ella se encontraba caliente, con un hermoso brillo en su rostro.

El sonido del agua la hizo ponerse algo alerta, miro hacia donde los crujidos de las ramas secas sonaban, como una orquesta preparada para su apertura, un cuerpo se introdujo en la laguna, la vampiresa dejo salir un leve gruñido, no escuchaba ningún latir, no podía sentir el olor de la sangre humana recorrer la yugular, pero aun no estaba segura, aun así, una aura comenzaba a verse a lo lejos, surgiendo como una sirena del agua, dejo el cuerpo en la orilla, tirándolo como muñeca rota que era, aplastada, lastimada, olvidada.

-Siempre me han regañado de ver a las personas… pero creo que esta vez vale la pena ser espectador- exclamo ampliamente. Si era como ella podría escucharla fácilmente, pero no verla. Se había subido a una copa del árbol, con tanta facilidad que le pareció aburrido no haber tenido un reto verdadero, se sentí por unos minutos en una rama lo suficientemente resistente para explorar el cuerpo desnudo de aquella joven, parecía pálida, perdida y maltratada, como ella lo había estado alguna vez, miro hacia abajo los ropajes, unos harapos que cubrirían el cuerpo de aquella mujer, sin mucha dificultad bajo hacia ellos, extendiendo su mano para recogerlos y detallarlos aun más de cerca… -Ah…?- miro a la mujer acercarse, con un rostro algo distorsionado, tal vez enojada porque Kristina había molestado su privacidad, pero a ella le importaba demasiado poco como para hacerle caso –Ah… mejor quédate así, te vez más bonita- una sonrisilla picara salió de sus labios, mientras como niña alzaba los brazos para que la otra no pudiera alcanzarla fácilmente.