De regreso a la realidad (Shear)

por **Damaris Bremont** Miér Jun 12, 2013 5:04 pm

De regreso a la realidad, eso era lo que le pasaba ahora a Damaris, tenía que volver a París, en donde pensó que su mala suerte terminaría, pero esta se empeñaba en perseguirla continuamente como si formara parte de ella, tal vez por algo estaba maldita, ya lo había meditado muchas veces y siempre llegaba a la misma conclusión, puesto que no hallaba otra forma en su karma no se volviera más amable con ella.

No le gustaba demasiado viajar en barco, pero no le había quedado otra opción, era eso o no haber tenido ni siquiera un respiro de aquél tormento, salió de su camarote y se puso una chalina sobre los hombros mientras que cuidaba de no acercarse demasiado hacia el barandal, aún le daba náusea observar el agua moviéndose, era algo que no había podido superar a pesar de todo, lo cual en verdad le molestaba, porque le demostraba que en serio era débil y vulnerable. Un fuerte suspiro salió de sus labios mientras que se acercaba con cuidado hacia un sitio que parecía solo, cerró los ojos unos segundos para que los mareos no fueran tan fuertes, cuando pudo abrirlos se deleitó con el paisaje nocturno que le ofrecía un cielo despejado y completamente estrellado.

Su mirada se había perdido en aquél sitio por unos cuantos momentos mientras que pensaba en algo bueno, que todavía había cosas buenas en la vida, no todo era malo, no siempre debía estar mal pero jamás podía mantener esos pensamientos por demasiado tiempo.

No quería que ese momento terminara pero ¿Cómo podía aguardarlo más tiempo? Quizá quedándose ahí hasta que los primeros rayos del sol comenzaran a quitarle aquella vista tan agradable, aunque quizá ver un amanecer sería igual de hermoso, al menos un momento había podido quitarse cualquier preocupación de encima, no sabía cuánto tiempo había estado ahí pero se sentía mejor, algo que hacía mucho que no ocurría.

por **Shear Wigherth** Miér Jun 12, 2013 7:54 pm

Sabía que llegaría a mi destino pronto, hacia tan solo un par de noches habíamos zarpado camino a Paris, pero esta noche estaba particularmente tranquila. Los tripulantes del buque se encontraban en una fiesta adentro de los camerinos, pero no me apetecía participar de sus juegos burlescos ni nada por el estilo. Si debía admitirlo, prefería estar solo. Por más que no tuviese beneficio alguno en el buque americano, gozaba de total libertad para caminar a mis anchas por la borda. Era uno de los pocos hombres que no era mareado por el vaivén del océano, cosa que encontraba bastante curiosa pese a mi condición de licántropo.

Había salido del salón principal para tomar algo de aire nocturno y salado. Era algo bastante agradable, tenía que admitir.

En mi cabeza rondaban incesantes preguntas pero esta noche no quería pensar. Había tomado ya varios tragos de vodka pero a mí no me afectaban tan rápidamente o tan profundamente como a los humanos normales. Me gustaba el alcohol, eso era todo.

Había aprendido a tolerar el alcohol en mi viaje de ida a América, ya que no sobreviviría sin él, me habían dicho los marinos, e ingenuo como era, caí en la trampa. Pero no me arrepentía. No había hecho nada estúpido ni algo de lo que me pudiese arrepentir luego. Era consciente de lo que decía, hacia o manipulaba.

El anillo de mi maestro daba vueltas y vueltas entre mis manos, pero tras darme por vencido lo guardé en mi bolsillo tras un pequeño suspiro. El vaso de vodka puro giraba entre mis dedos mientras mi mirada se perdía en el fondo del mar. Me gustaba mirar por la borda. El océano era relajante, con sus idas y venidas, con sus olas de agua salada y la espuma proveniente del fondo del océano, entre sus cada vez más profundos e irreconocidos rincones. Pero había otros que lo odiaban, se mareaban con facilidad y no le encontraban atractivo alguno al viaje en buque. Me encogí de hombros y tomé un trago, tranquilo.

Decidí desistir de mi idea y fui caminando hacia los camarotes, con la idea de descansar un rato, ya que se acercaría un pronto amanecer, pero pronto me vi cautivado por una bella dama de corte serio, que miraba el cielo con una expresión algo adusta, entre medio de la sombras, algo apartada del borde. Sentí un gozo dentro de mí. Quizá no estaría tan solo está tranquila noche. Me acerqué mas para verla y pensé “Oh, demonios…”. Solo ese pensamiento cruzaba por mi cabeza. Todavía era un hombre joven, pero nunca me había enamorado. Sí, me gustaban las mujeres, pero nunca había pasado nada serio entre ellas y yo. Digamos que no había encontrado nada particularmente atrayente en ellas, pero sabía que encontraría a alguien especial, más temprano que tarde.

Me acerqué sin hacer mucho ruido, tratando de no asustarla. Carraspeé un poco, con intención de que me oyera así no la asustaba al sacarla de su letargo. Tomé un último trago y sonreí, algo adusto.

-Disculpe, madeimoselle- dije en perfecto francés. En efecto, no había perdido el toque ni el idioma. Sonreí nuevamente, pero algo tranquilo.- ¿Se encuentra Ud. bien?

Deposité mi vaso de vodka a mi lado y me senté, sin problemas, cerca de la señorita.

por **Damaris Bremont** Jue Jun 13, 2013 7:28 pm

¿Qué hacer? ¿Qué pensar? O incluso ¿Qué sentir? Eran preguntas que para Damaris ahora no tenían una respuesta sencilla, siempre se había atormentado todas las noches por la muerte de sus padres, se había culpado así misma porque no se había dado prisa, porque ella no quería ir a esa cena y por estarla esperando alguien los había matado, pero si Damaris hubiera salido rápido su destino hubiera sido igual ¿Mejor o peor? Siempre le decían "Las cosas pasan por algo" ¿Y esta por qué había pasado? ¿Para enseñarle que era miserable? Tal vez, pero era una lección que ya había aprendido, quizá no necesitaba más tiempo en la tierra para seguir clavando la misma idea justo en medio de todas las demás.

Miró el agua y por un momento le pasó la idea por la cabeza, sus manos se afianzaron al borde del barco como si con ello se fuera a impulsar ¿Sería capaz? Tal vez no, siempre había sido una cobarde, en su vida había más dudas que respuestas, generalmente ella preguntaba todo, siempre había una pregunta que hacer antes de actuar y si la respuesta no era favorable entonces no lo hacía, por muchas posibilidades que tuviera que las cosas salieran bien ella prefería "tocar retirada" nunca se le había conocido por arriesgada o porque hiciera las cosas por impulso, ¿Por qué pensaba tanto? A causa de eso siempre se había atormentado con muchas más preguntas como "¿Qué hubiera pasado si lo hubiera hecho?" pero esas preguntas tampoco tenían una respuesta certera.

Sus ojos se cerraron con fuerza al igual que sus manos, casi comenzaron a dolerle, sus puños se enrojecían y sus párpados ocultaban tras de sí un mar de lágrimas que quería irse a juntar con el que yacía bajo sus pies. Si le hubiera dicho a Steve que lo quería él no se hubiera ido, si le hubiera dicho a su padre que quería estar en la empresa de la familia ella sabría el movimiento desde antes... Fue como si casi toda su vida hubiera pasado por sus ojos mientras se mantenían cerrados, ocultos pero sobre todo nostálgicos, por eso le gustaba y a la vez odiaba la soledad, no había quien le hiciera recordar que no valía nada, pero ella sola se atormentaba más que lo que podía hacer la sociedad entera.

En ese momento una voz le había sacado de sus pensamientos, un respiro hondo la recompuso lo mejor que había podido y lentamente giró hacia el origen de la voz mientras sentía como sus manos de nueva cuenta comenzaban a doler a causa de la falta de la tensión que había mantenido casi sin darse cuenta -¿Disculpe?- el acento francés no le salía del todo y a veces confundía el inglés y hablaba una especie de "franglés" que dudaba mucho que tan siquiera ella entendiera -Sí, me encuentro bien, sólo disfrutaba de la noche ¿Por?- de nuevo la careta de mujer fuerte hacía presencia, ese problema lo había acarreado toda la vida, ella cuando se encariñaba cuidaba a todos, pero nadie cuidaba de ella y eso no le importaba, pero nunca expresaba su malestar así le estuviera causando la muerte misma.

-Es una noche formidable, además de que es la última en el buque así que hay que disfrutarla ¿No le parece?- preguntó olvidando que sus ojos habían estado inundados, ahora se fijaba en el que sin querer se había convertido en su acompañante así que se giró hasta quedar de frente a él como si realmente nada le hubiera pasado.

por **Shear Wigherth** Sáb Jun 15, 2013 7:16 pm

Podía sentir el aire cambiante, cargado de culpas, cargado de dolores, sentimientos y emociones negativas. “¿Acaso la dama pensaba atentar contra su vida y yo la había interrumpido?” Pensé y asentí. Sí, eso era lo que había pasado. “Que justo llegué” Su vulnerabilidad era palpable como el vaso que tenia a mi lado, sus emociones eran perceptibles como el propio latir de mi corazón. Sentía como a pesar de que había adoptado un porte más seguro, era tan solo una máscara, todavía podía ver sus lágrimas luchando por salir de sus ojos, aunque ella no lo notase, aunque intentara ocultarlo, meterlo todo dentro de una bolsa y amarrársela a la cintura para luego volver a abrirla. Era tan triste.

Jamás había sentido tantos sentimientos dentro de una misma persona, jamás había percibido tanto dolor y frustración emanando de un mismo ser. Esto me dolía, era capaz de percibir incluso el más mínimo pestañeo de sentimientos en una persona, e incluso era más fácil en una dama. Se me encogió el corazón. Era tan doloroso verla así. Pero supo esconderse, ocultarse.

-Que si está todo bien, madeimoselle… -susurré, apenas audible, el dolor todavía se podía sentir. Su acento me hizo sonreír, aunque apenas lo hice, borré este gesto de mi rostro y me puse impasible. Debía ayudarla, no podía permitir que acabase con su vida. “De seguro tiene a alguien, aunque sea, esperándola en su destino”

-Oh, disculpe si la interrumpo. Es que solo pasaba por aquí y no pude evitar observarla. Parecía algo –quizá demasiado- triste. Y esto me ha tocado, a pesar de la distancia. Mas no parece esto, madeimoselle. –Desde el piso la miré, fijando mis ojos en su mirada, prácticamente acusándola de hacer algo que no debería. Era más bien una advertencia. “Antes de que saltes, ten por seguro que yo seré más veloz y te alcanzaré” Ese pensamiento se lo transmití, simplemente con la mirada. Debía de ser más que suficiente.- En efecto, milady, más no me parece correcto que se encuentre ud. aquí sola sin compañía alguna. Es algo peligroso para una dama.- “Mas para alguien tan sensible como ud.” No tenía ganas de entrar a la fiesta, pero lo haría de ser necesario- ¿Os gustaría algo de compañía? De lo contrario, me retiraré a mis aposentos a descansar, pero me gustaría que me dijera que si… -murmuré, aun con la mirada fija en la suya. Tomé mi vaso e intente tomar la última gota de vodka que se había alojado en el fondo del mismo.

-Dígame, entonces… ¿que la trae por este buque de tan mala calidad?- el viento jugaba con su perfecto cabello y su chalina, haciéndola parecer incluso más bella de lo que ya era, el aura de tristeza seguía presente, pero iba amainando. Debía hacer que desapareciera. Completamente. El cielo estrellado y el rugido del mar acompañaban este bello cuadro. –Si me permite, antes de quedar hipnotizado… Esta muy bella, milady. Si fuera pintor… quedaría retratada para que futuras generaciones la observasen y quedasen tan embobados como yo en este momento- Si había algo que podía conmigo era el flirteo, mis juegos podían hacer que cualquier dama olvidase aquel problema que la aquejaba y se sintiese cómoda conmigo. Mi semblante no había cambiado en toda la conversación y mi mirada seguía fija en sus ojos, descifrando sus emociones y pensamientos cual libro abierto para mí.

Era algo fenomenal, fantástico de admirar. “las ventanas del alma… y del pensamiento” me dije, asintiendo.

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