AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Nice to meet you [Adelaide of York]
2 participantes
Página 1 de 1.
Nice to meet you [Adelaide of York]
Un nuevo día daba comienzo en París. Un molesto rayo de sol le dió de pleno en la cara haciendo que se despertase de su placentero sueño. Tenía a cuatro mujeres dispuestas a hacer de todo para complacerle. Le permitían beber su sangre, tenía sexo con ellas...Aquello si que era vida. Pero todo lo bueno se acaba.
Uno de sus sirvientes tocó la puerta de la habitación. El baile, lo había olvidado por completo. Había recibido una invitación hacía unas semanas de un varón o de un duque, no recordaba muy bien. Estaba en Francia de paso y quiso invitar a todas las personas con grandes ganancias económicas, y el estaba incluido en esa lista.
Así pues, tras asearse y comer algo, se dirigió al vestidor y se puso sus ropas mas elegantes para recibir a aquel hombre y su familia. Antes de salir de casa, hizo llamar a una de sus sirvientas para beber algo de sangre y que el hambre no le jugase una mala pasada a mitad del baile. Una vez tuvo a su sirvienta tras el, la miró fijamente a los ojos, controlando así su mente, y le dijo:
-Vas a darme tu sangre y no vas a gritas, harás todo lo que yo te diga y nadie sabrá nada de esto.
Tras pronunciar estas palabras clavó sus afilados colmillos en el cuello de la muchacha, bebiendo asi su sangre hasta que se quedó completamente saciado. La dejó sobre la cama y decidió partir cuanto antes hacia el palacio al que debía acudir. Montó en su carruaje y tras un viaje de cuarenta y cinco minutos llegó al inmenso castillo en el que ya esperaban varias familias.
Entró dentro saludando a las personas conocidas con una amable sonrisa dibujada en su rostro, y a las jovenes que le observaban a lo lejos les guiñaba con disimulo un ojo pues sabía que alguna de ellas sería su nueva conquista. Pero pronto se percató de que había una joven apartada del resto, una joven aparentemente infeliz, lo que supuso un reto para el.
Con decisión, caminó hasta ella, metiendose ambas manos en los bolsillos del pantalon, y al llegar hacia aquella hermosa joven, carraspeó antes de decir:
-Disculpe señorita, la he visto en la distancia y me parece que usted, al igual que yo, no tiene pareja. Sería un honor para mi bailar con tan hermosa joven si usted me lo permite.
Uno de sus sirvientes tocó la puerta de la habitación. El baile, lo había olvidado por completo. Había recibido una invitación hacía unas semanas de un varón o de un duque, no recordaba muy bien. Estaba en Francia de paso y quiso invitar a todas las personas con grandes ganancias económicas, y el estaba incluido en esa lista.
Así pues, tras asearse y comer algo, se dirigió al vestidor y se puso sus ropas mas elegantes para recibir a aquel hombre y su familia. Antes de salir de casa, hizo llamar a una de sus sirvientas para beber algo de sangre y que el hambre no le jugase una mala pasada a mitad del baile. Una vez tuvo a su sirvienta tras el, la miró fijamente a los ojos, controlando así su mente, y le dijo:
-Vas a darme tu sangre y no vas a gritas, harás todo lo que yo te diga y nadie sabrá nada de esto.
Tras pronunciar estas palabras clavó sus afilados colmillos en el cuello de la muchacha, bebiendo asi su sangre hasta que se quedó completamente saciado. La dejó sobre la cama y decidió partir cuanto antes hacia el palacio al que debía acudir. Montó en su carruaje y tras un viaje de cuarenta y cinco minutos llegó al inmenso castillo en el que ya esperaban varias familias.
Entró dentro saludando a las personas conocidas con una amable sonrisa dibujada en su rostro, y a las jovenes que le observaban a lo lejos les guiñaba con disimulo un ojo pues sabía que alguna de ellas sería su nueva conquista. Pero pronto se percató de que había una joven apartada del resto, una joven aparentemente infeliz, lo que supuso un reto para el.
Con decisión, caminó hasta ella, metiendose ambas manos en los bolsillos del pantalon, y al llegar hacia aquella hermosa joven, carraspeó antes de decir:
-Disculpe señorita, la he visto en la distancia y me parece que usted, al igual que yo, no tiene pareja. Sería un honor para mi bailar con tan hermosa joven si usted me lo permite.
Viktor Becker- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 02/06/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nice to meet you [Adelaide of York]
Mi abuela era una persona que con los años evitaba las grandes fiestas y bailes para convertirse en una católica dedicada y una anfitriona de las mejores fiestas de té de todo París. Para el resto de compromisos estaba… yo. Al parecer la invitación de mi abuela había tenido una doble intención y esa era olvidarse de 6 meses de sus deberes sociales como atender a bailes, el teatro o la ópera y sería yo quien gozara de todas esas invitaciones. Luego de pasar horas eligiendo un vestido opté por un damasco verde turquesa con motivos florales, el cabello iba recogido con algunas cintas y un broche de esmeraldas en el centro.
Una vez todo estuvo arreglado suspiré mirándome al espejo, un par de pellizcos en las mejillas para lograr ese bello tono sonrosado sobre la palidez de una piel muy cuidada y me preparé psicológicamente. Mi abuela me había presentado a un montón de sus amigos, señores y señoras de edades tan altas que apenas podían recordar mi nombre, me esperaba una noche de soledad y tedio absolutos.
Tomé el carruaje, de nuevo me deslizaba sola por las calles iluminadas de París, era mi primera vez en el palacio y estaba sumamente nerviosa, apreté los pliegues del vestido y suspiré al ver el palacio. Magnífico, grande, iluminado, con una fila de carruajes frente a él; era la hora de la verdad, los recuerdos de Londres y la primera vez en palacio me calmaron hasta llegar a una bonita paz iluminada por las luces que provenían de las ventanas. La verdad es que a pesar de todo, los bailes eran algo que disfrutaba muchísimo.
Bajé del carruaje guiada por un chambelán, un paso, dos, tres… la seguridad terminó de invadir mi cuerpo cuando mi nombre resonó en el hall, ipso facto un caballero de 60 años se acercó a mí, era el abogado de mi abuela el cual me llevó con un grupo de Lords y socios que rondaban su edad. Asentí y respondí las preguntas con la formalidad aprendida, uno tras otro se fueron dispersando y al final de 30 minutos de conversación sobre mi familia materna y la situación política de Francia e Inglaterra al final estuve sola… Totalmente sola…
El vals ya había empezado y con añoranza miraba a las parejas bailar en el centro de la multitud parlanchina, maldije un poco mi suerte cuando una voz me distrajo era un hombre alto, de cabello oscuro y realmente apuesto; mi rostro se iluminó ante sus palabras, la dicha me invadió sin recato y sonreí –Claro Sir sería un placer- dijo con una leve reverencia tratando de mantenerse serena mientras su corazón saltaba de alegría en su pecho -Soy Adelaide- dijo omitiendo su apellido por conveniencia y esperando la respuesta de su contraparte.
Una vez todo estuvo arreglado suspiré mirándome al espejo, un par de pellizcos en las mejillas para lograr ese bello tono sonrosado sobre la palidez de una piel muy cuidada y me preparé psicológicamente. Mi abuela me había presentado a un montón de sus amigos, señores y señoras de edades tan altas que apenas podían recordar mi nombre, me esperaba una noche de soledad y tedio absolutos.
Tomé el carruaje, de nuevo me deslizaba sola por las calles iluminadas de París, era mi primera vez en el palacio y estaba sumamente nerviosa, apreté los pliegues del vestido y suspiré al ver el palacio. Magnífico, grande, iluminado, con una fila de carruajes frente a él; era la hora de la verdad, los recuerdos de Londres y la primera vez en palacio me calmaron hasta llegar a una bonita paz iluminada por las luces que provenían de las ventanas. La verdad es que a pesar de todo, los bailes eran algo que disfrutaba muchísimo.
Bajé del carruaje guiada por un chambelán, un paso, dos, tres… la seguridad terminó de invadir mi cuerpo cuando mi nombre resonó en el hall, ipso facto un caballero de 60 años se acercó a mí, era el abogado de mi abuela el cual me llevó con un grupo de Lords y socios que rondaban su edad. Asentí y respondí las preguntas con la formalidad aprendida, uno tras otro se fueron dispersando y al final de 30 minutos de conversación sobre mi familia materna y la situación política de Francia e Inglaterra al final estuve sola… Totalmente sola…
El vals ya había empezado y con añoranza miraba a las parejas bailar en el centro de la multitud parlanchina, maldije un poco mi suerte cuando una voz me distrajo era un hombre alto, de cabello oscuro y realmente apuesto; mi rostro se iluminó ante sus palabras, la dicha me invadió sin recato y sonreí –Claro Sir sería un placer- dijo con una leve reverencia tratando de mantenerse serena mientras su corazón saltaba de alegría en su pecho -Soy Adelaide- dijo omitiendo su apellido por conveniencia y esperando la respuesta de su contraparte.
Adelaide of York- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 15/05/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nice to meet you [Adelaide of York]
La chica parecía aburrida e infeliz, como un pajaro enjaulado que ansía la libertad de poder volar al amanecer junto al resto de aves. Debido a su buen oído, escuchaba latir su corazon rápidamente, pero si había aceptado a bailar con el no sería por miedo, si no porque él era su salvador. Así pues, agarró con suavidad y delicadeza la mano de su nueva acompañante y la llevó al centro de aquel inmenso y lujoso salón en el que se encontraban el resto de parejas, algunas ridículas y otras por conveniencia.
Con una sonrisa en su rostro, posó una mano en la cintura de la chica y con la otra libre agarró la mano de la chica. Antes de comenzar el baile que tanto había repetido durante el último siglo, observo las prendas que la joven llevaba. Iba ataviada en un bonito vestido aparentemente bastante caro, pero por no parecer atrevido, volvió su vista a sus ojos, comenzando así el baile mientras pensaba en quien podía ser aquella dama.
¿Qué sabía de ella? Que se llamaba Adelaide. Parecía alguien de clase alta, al igual que el. ¿Sabría de la existencia de los vampiros? Ya bastaba de preguntas, debía centrarse en el baile y actuar con normalidad. Tras ese baile venía la cena, debía tratar bien entonces a lo que sería su postre. Tenía el plan bien calculado, y rara vez fallaban sus planes, aquella noche no sería distinto.
No paraba de observarla mientras se movía junto a ella al ritmo de la melodía que envolvía aquel salon y que hacía que tantas parejas se moviesen a su compás. Pronto se percató del colgante de la muchacha, pero eso no era lo peor. Su cuello estaba al descubierto, y unas inmensas ganas de morderlo le envolvieron. No debía dejar salir tan pronto a la bestia que llevaba dentro, por lo que intentando calmarse cerró sus ojos y al rato volvió ha abrirlos, observandola de nuevo con una sonrisa.-Encantado Adelaide. Permítame presentarme, mi nombre es Viktor Becker, un placer.
Nunca le había gustado presumir de sus posesiones ante la gente, ni siquiera cuando ellos presumían de castillos y palacios. Desde pequeño su madre le había enseñado a que no debía alardear de las cosas que poseía. Al menos algo recordaba de su madre. Parecía ido mientras pensaba en aquellas cosas, así que al percatarse de que estaba quedando como un completo idiota, decidió apartar cualquier extraño pensamiento hasta la hora de la gran cena. Carraspeó nuevamente antes de comentarle a la chica:-Disculpe el atrevimiento, pero es usted muy bella señorita Adelaide. Jamás mis ojos habían visto a una dama tan hermosa y elegante como usted. Su esposo es muy afortunado por tenerla.-Siempre que quería cortejar a una dama hacía lo mismo, y aquella noche no era distinta, así que se quedó en silencio, esperando a que su acompañase contestase a sus palabras.
Con una sonrisa en su rostro, posó una mano en la cintura de la chica y con la otra libre agarró la mano de la chica. Antes de comenzar el baile que tanto había repetido durante el último siglo, observo las prendas que la joven llevaba. Iba ataviada en un bonito vestido aparentemente bastante caro, pero por no parecer atrevido, volvió su vista a sus ojos, comenzando así el baile mientras pensaba en quien podía ser aquella dama.
¿Qué sabía de ella? Que se llamaba Adelaide. Parecía alguien de clase alta, al igual que el. ¿Sabría de la existencia de los vampiros? Ya bastaba de preguntas, debía centrarse en el baile y actuar con normalidad. Tras ese baile venía la cena, debía tratar bien entonces a lo que sería su postre. Tenía el plan bien calculado, y rara vez fallaban sus planes, aquella noche no sería distinto.
No paraba de observarla mientras se movía junto a ella al ritmo de la melodía que envolvía aquel salon y que hacía que tantas parejas se moviesen a su compás. Pronto se percató del colgante de la muchacha, pero eso no era lo peor. Su cuello estaba al descubierto, y unas inmensas ganas de morderlo le envolvieron. No debía dejar salir tan pronto a la bestia que llevaba dentro, por lo que intentando calmarse cerró sus ojos y al rato volvió ha abrirlos, observandola de nuevo con una sonrisa.-Encantado Adelaide. Permítame presentarme, mi nombre es Viktor Becker, un placer.
Nunca le había gustado presumir de sus posesiones ante la gente, ni siquiera cuando ellos presumían de castillos y palacios. Desde pequeño su madre le había enseñado a que no debía alardear de las cosas que poseía. Al menos algo recordaba de su madre. Parecía ido mientras pensaba en aquellas cosas, así que al percatarse de que estaba quedando como un completo idiota, decidió apartar cualquier extraño pensamiento hasta la hora de la gran cena. Carraspeó nuevamente antes de comentarle a la chica:-Disculpe el atrevimiento, pero es usted muy bella señorita Adelaide. Jamás mis ojos habían visto a una dama tan hermosa y elegante como usted. Su esposo es muy afortunado por tenerla.-Siempre que quería cortejar a una dama hacía lo mismo, y aquella noche no era distinta, así que se quedó en silencio, esperando a que su acompañase contestase a sus palabras.
Viktor Becker- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 02/06/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nice to meet you [Adelaide of York]
Lo seguí esquivando a la muchedumbre, con una sonrisa recatada dibujada en los labios, solo controlada por mis modales ya que luego de una hora de conversación con los amigos de mi abuela que un caballero apuesto me sacara a bailar merecía una sonrisa abierta que era tan mal vista como suicida; darle a un hombre la certeza de que es necesario es un arma de doble filo. Una vez en medio de la pista de baile él tomó mi cintura y mi mano con total propiedad, pude deducir que era un buen bailarín solo por la forma en que su cuerpo se movía para acoplarse al mío justo antes de que la pieza empezara.
Sus ojos se posaron en mí, no pude hacer lo mismo, perderme un pequeño instante en esos ojos oscuros muy cercanos al color de la noche mientras asumo me analizaba, no me era extraño que los hombres me miraran, observaran mi belleza, mis ojos, las telas de mi vestido o mis joyas y esta vez no parecía diferente. Yo solo sonreí un poco más abiertamente y empecé a mecerme al compás de la música perdiéndome en ella, bailar es definitivamente uno de mis mayores placeres; seguíamos el ritmo de una forma tan grácil y suave como la seda, mis pies se movían casi que con vida propia mientras mi corazón saltaba de simple gozo. Aunque estaba distraída en el baile mis ojos estaban fijos en los suyos, ambos tan diferentes… por un segundo pude percibir un brillo extraño en sus ojos que me hizo sentir un poco inquieta, fue como si de repente hubiera algo malvado en su interior pero todo se desvaneció cuando se presentó, se llamaba Viktor y a decir verdad su nombre no me decía mucho, a diferencia de Inglaterra en Francia estaba totalmente a ciegas con las personas de estatus –Es un placer Sir, conocer personas en esta ciudad es todo un reto- sobre todo porque mi abuela solo me presentaba a personas mayores de 50 años.
Por un momento pareció perdido, casi atontado; sería presuntuoso decir que estaba embobado por mi belleza pero es que así lo parecía, incluso lo parecería a alguien más del salón, controlé un impulso infantil de reírme y simplemente dirigí mi mirada un instante al resto del salón donde más de uno nos observaba y cuchicheaba algo. ¿Cuándo me acostumbraría a eso? En las cortes era tan común como molesto que todos te miraran y juzgaran cada acto ¿Qué pensaría Jeoffrey si se enteraba? Pues no podía hacer nada, además aún no era mi esposo como para quejarse de con quien bailo… Todo esto pasó por mi cabeza en un segundo cuando la voz de Viktor me devolvió a él, sus palabras no me sorprendieron tanto, no era la primera vez que me lo decían a excepción de la parte de mi esposo ¿Tenía cara de casada? Eso significaba que me veía vieja o aburrida, no, no, tragedia.
Me sonrojé levemente mezcla de los elogios y pensar en el matrimonio -Soy soltera Sir, por lo menos durante unos meses más- levanté un poco el mentón totalmente orgullosa –Asumo que no hay ninguna Lady Becker pues si la hay mi salud está en riesgo- bromee, no creía que ningún hombre de la corte o de estatus fuese a ir a un baile sin su esposa, aunque siempre había una primera vez para tantas cosas.
Sus ojos se posaron en mí, no pude hacer lo mismo, perderme un pequeño instante en esos ojos oscuros muy cercanos al color de la noche mientras asumo me analizaba, no me era extraño que los hombres me miraran, observaran mi belleza, mis ojos, las telas de mi vestido o mis joyas y esta vez no parecía diferente. Yo solo sonreí un poco más abiertamente y empecé a mecerme al compás de la música perdiéndome en ella, bailar es definitivamente uno de mis mayores placeres; seguíamos el ritmo de una forma tan grácil y suave como la seda, mis pies se movían casi que con vida propia mientras mi corazón saltaba de simple gozo. Aunque estaba distraída en el baile mis ojos estaban fijos en los suyos, ambos tan diferentes… por un segundo pude percibir un brillo extraño en sus ojos que me hizo sentir un poco inquieta, fue como si de repente hubiera algo malvado en su interior pero todo se desvaneció cuando se presentó, se llamaba Viktor y a decir verdad su nombre no me decía mucho, a diferencia de Inglaterra en Francia estaba totalmente a ciegas con las personas de estatus –Es un placer Sir, conocer personas en esta ciudad es todo un reto- sobre todo porque mi abuela solo me presentaba a personas mayores de 50 años.
Por un momento pareció perdido, casi atontado; sería presuntuoso decir que estaba embobado por mi belleza pero es que así lo parecía, incluso lo parecería a alguien más del salón, controlé un impulso infantil de reírme y simplemente dirigí mi mirada un instante al resto del salón donde más de uno nos observaba y cuchicheaba algo. ¿Cuándo me acostumbraría a eso? En las cortes era tan común como molesto que todos te miraran y juzgaran cada acto ¿Qué pensaría Jeoffrey si se enteraba? Pues no podía hacer nada, además aún no era mi esposo como para quejarse de con quien bailo… Todo esto pasó por mi cabeza en un segundo cuando la voz de Viktor me devolvió a él, sus palabras no me sorprendieron tanto, no era la primera vez que me lo decían a excepción de la parte de mi esposo ¿Tenía cara de casada? Eso significaba que me veía vieja o aburrida, no, no, tragedia.
Me sonrojé levemente mezcla de los elogios y pensar en el matrimonio -Soy soltera Sir, por lo menos durante unos meses más- levanté un poco el mentón totalmente orgullosa –Asumo que no hay ninguna Lady Becker pues si la hay mi salud está en riesgo- bromee, no creía que ningún hombre de la corte o de estatus fuese a ir a un baile sin su esposa, aunque siempre había una primera vez para tantas cosas.
Adelaide of York- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 15/05/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» Pisando tierra [Pv Adelaide]
» Obscurité | Adelaide of York
» Nice to meet you(Sidney)
» Visitando a las más bellas flores [Adelaide]
» Una tarde de musica, ¿no es cierto, Adelaide? - Sybelle-
» Obscurité | Adelaide of York
» Nice to meet you(Sidney)
» Visitando a las más bellas flores [Adelaide]
» Una tarde de musica, ¿no es cierto, Adelaide? - Sybelle-
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour